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La religión y las técnicas de reproducción humana asistida (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4

Como puede verse, se trata de una situación
compleja el abordar la posición de la iglesia
Católica principalmente, que requiere decisiones cruciales
por parte de la sociedad que
necesita de las técnicas
de reproducción asistida, TRA, sobre cuyos
hombros, en última instancia, el de la pareja, recae la
pesada responsabilidad de decidir.

Ningún código
de ética
ni la religión que profesa puede obligarle a
hacer lo que la pareja considere; legal y éticamente es
inaceptable que en este momento donde la ciencia
puede resolver el problema de la pareja que padece una
infertilidad y que bajo preceptos éticos y religiosos mal
entendidos, no puedan tener su familia. Ni puede
prohibírsele realizar lo que esta pareja considere,
moral,
religiosa y éticamente válida. Si existe una
necesidad médica para aplicar el procedimiento la
iglesia no debe oponerse.

activos o a la
incapacidad de los espermas de nadar lo suficientemente deprisa
hasta el óvulo. La AIH también puede ser utilizada
cuando el marido está padeciendo de eyaculación
precoz.

En la AIH, el esperma se obtiene del marido mediante su
masturbación siendo entonces concentrado y mejorado en el
laboratorio.
Este semen es entonces introducido dentro del cuello del
útero de la mujer en sus
días más fértiles. El semen es introducido
mediante una inyección. Dependiendo de las regulaciones de
cada instituto no de cada país, la inyección puede
ser aplicada por un doctor, una enfermera o por la misma
pareja.

Por lo que respecta al Islam,
religión musulmana, no hay problema en la AIH cuando se
realiza entre una pareja casada legalmente aún cuando la
masturbación aunque está prohibida. Si la
masturbación es provocada directamente por la propia
esposa está permitida. Por lo tanto, en el caso de la AIH,
la mujer puede
masturbar al marido para obtener el semen. En cambio: "La
Iglesia Católica Romana permite la inseminación
artificial si el semen del marido que es usado es el producto del
coito con su mujer, no de la masturbación, pero esto
supone normalmente el coito en la consulta de un doctor, y eso es
'poco romántico', según expresa el Sacerdote
Wolak."

 1.16.2. LA
RELIGIÓN Y LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL CON SEMEN DE
UN DONANTE.

La AID (Artificial Insemination by Donor) es bastante
similar a la AIH. Sin embargo, la AID es usada en casos donde el
semen del marido es definitivamente inadecuado en cantidad o
calidad. En la
sociedad occidental, algunas mujeres solteras que desean
permanecer sin marido pero desean tener un niño, usan este
método
para conseguir un embarazo. En
Inglaterra,
anualmente dos de cada cuatrocientos nacimientos son atribuidos a
la AID.

Por lo que al Islam se refiere, la Inseminación
Artificial con semen de un donante está absolutamente
prohibida, porque se realiza con el semen de un donante y no con
el del marido de la mujer. Pero para esta religión como no
implica ninguna relación sexual entre el donante y la
mujer, no puede ser calificado como adulterio, por
lo que existen grupos que no
condenan en esta religión el uso de la inseminación
artificial con donante. El Corán dice
claramente:

"Di a las creyentes que bajen la vista con recato y que
custodien sus partes pudendas." (Corán, 24:30).

El mandato divino de custodiar las partes privadas es
incondicional; no dice solamente que se guarden de las relaciones
sexuales ilícitas, dice que se guarden de todos
excepto de su esposo. Alláh describe a los creyentes como
aquellos "que custodian sus partes pudendas salvo de sus
esposas… mientras quienes desean más allá de
eso, ésos son los que violan la ley."
(Corán, 23:5-7). Por tanto, otros grupos de la misma
religión establecen: hasta la inyección del esperma
de otro hombre
constituye una trasgresión y una violación del
mandato de Alláh.

La Religión Católica defiende en esta
técnica el status del niño concebido por la AID, lo
califica como fuera del matrimonio ya que
no es del esposo, en cambio la religión del Islam
establece: Alláh prohíbe a una mujer concebir un
niño mediante la AID, el niño así concebido
no podrá ser considerado un niño ilegítimo,
ya que no ha sido concebido mediante adulterio, lo cual implica
relaciones sexuales ilícitas. La relación
niño-madre es clara en tales casos; en cuanto a la
relación niño-padre, la mayoría de nuestros
actuales 'ulama' declaran claramente que él será
considerado el hijo del donante –el niño le
heredará, siendo mahram a su mujer e hijos.

La decisión de los muytahids está basada
en un hadiz que proporciona un ejemplo muy similar al caso de un
niño concebido por la AID. Este hadiz ha sido narrado por
varias fuentes del
Imam Hasan, el Imam Muhammad al-Bâqir y el Imam Ya'far
as-Sâdiq (la paz sea con todos ellos). Se les
presentó a los Imames el caso de una mujer que
había hecho el amor con su
marido, e inmediatamente después ella fue con su esclava y
tuvo relaciones sexuales con ella, en las cuales el semen de su
marido pasó desde ella hasta la vagina de su esclava,
quedando esta embarazada. ¿Qué sucede en este
caso?

Los Imames, después de detallar el castigo
impuesto a las
dos mujeres, dijeron que el niño nacido de la esclava
estaría emparentado, y sería dado en custodia, al
dueño del semen. (Este es un buen ejemplo de cómo
los 'ulamá' solucionan problemas en
los días modernos, utilizando las mismas fuentes antiguas
del Islam).

1.16.3 LA RELIGIÓN Y
LAS EXPLICACIONES DE LA FERTILIZACIÓN IN
VITRO.

Los métodos de
las TRA, que se relacionan con la Inseminación Artificial
se utilizan para casos donde al esperma del marido le falta
calidad o cantidad. La IVF (In Vitro Fertilization) es una
técnica usada mayoritariamente en mujeres cuyos oviductos
se encuentran bloqueados y no puede ser remediado mediante
operación quirúrgica. También para aquellas
que fracasan en la concepción, a pesar de tener los
oviductos normales y cuando todas las posibles causas de
infertilidad han sido excluidas. 'In vitro' significa en un tubo
de ensayo.

En la IVF, uno o más óvulos son tomados de
la madre mediante una pequeña jeringuilla y son colocados
en una placa de petrita de ensayo. Entonces el esperma del marido
es usado para fertilizar el óvulo. Después de la
fertilización, se induce el desarrollo en
la placa de ensayo, hasta el estado de
cuatro u ocho células.
Después se implanta dentro del útero de la
madre.

La IVF puede también ser usada cuando el semen
del marido contiene pocos espermatozoides y tiene dificultad para
fertilizar a un óvulo en la trompa de Falopio. Mediante la
IVF, el esperma de tal persona es usado
para fertilizar el óvulo en una placa de
ensayo.

Por lo que respecta a la shar'iah, la
fertilización in vitro está permitida siempre que
se realice entre una pareja casada.

Para la religión Católica está
prohibida porque no es natural; la fertilización entre la
pareja debe ser a través del coito.

1.16.4 LA RELIGIÓN Y
LA MATERNIDAD SUPLENTE.

La maternidad suplente es un sub-producto de la
inseminación artificial. Se creó gran controversia
en los círculos legales y éticos del mundo,
especialmente después del caso del bebé 'M' de
1987.

La maternidad suplente significa que una mujer permite
que un óvulo fertilizado de otra pareja sea inyectado
dentro de su útero. Entonces ella lleva al niño
hasta el término de su embarazo para la otra pareja. Esto
se puede hacer libremente o a cambio de algún dinero como
fue en el caso del nacimiento del bebe 'M'. Este procedimiento de
reproducción humana es adoptado cuando una mujer tiene
problemas de llevar a su niño hasta su completo
término.

Desde el punto de vista de la shar'iah, la maternidad
suplente como se describió anteriormente no está
permitida porque implica la introducción de esperma de otra persona
dentro del útero de la mujer. Esto va en contra de la
aleya del Corán que dice que las creyentes deben guardar
sus partes privadas excepto de sus maridos.

Hay, sin embargo, ciertos procedimientos en
el sistema
islámico del matrimonio que podrían permitir alguna
forma de la maternidad suplente. Por ejemplo, si una mujer
está teniendo problemas en llevar el bebe de su marido
hasta su término completo, entonces el marido puede tomar
a otra mujer (con base temporal o permanente) y entonces un
óvulo de la primera mujer fertilizado con el esperma del
marido puede ser inyectado dentro del útero de la segunda
mujer con su aprobación.

¿A cuál de las dos mujeres pertenece el
niño? ¿Pertenece a la madre genética
(la primera esposa) o a la madre biológica (la segunda
esposa)? De acuerdo con el Ayatolláh al Jomeiní
esto depende de la edad del feto. Si fue
inseminado en el útero de la segunda mujer después
de cuatro meses, entonces pertenece a la primera mujer –la
segunda sería como un receptáculo. Si fue
inseminada antes de su cuarto mes, entonces será
difícil considerar que el niño pertenece a la
primera mujer.

Sin embargo, hay otro modo de mirar esta
relación, sobre las definiciones 'urfi y sar'i. En el
presente caso, la gente común tiene una percepción
sobre la relación niño-madre. La 'urfí
diría que la mujer que da a luz es la madre.
Así basado en esta percepción 'urf, diría
que el niño pertenece a la madre biológica, la
segunda madre, con independencia
de la edad en el momento de la inseminación. El
niño será mahram para sus otros hijos y
también la heredará.

Por lo que se refiere a la relación entre el
niño y la primera mujer, diría que aunque ella no
es su madre biológica, su status como madre
genética la sitúa por encima de una madre
rizá'i (Una madre rizá'i es una mujer que no dio a
luz al niño, pero lo amamantó). Basado sobre esta
relación, el niño será mahram para todos los
hijos de la primera mujer, incluso si ellos son de diferentes
padres; sin embargo, él o ella no heredarán de ella
porque el derecho a la herencia
está basado en relaciones uterinas.

La religión Católica Romana, no lo
permite. Otro sub-producto de la nueva tecnología es el
llamado banco de semen,
donde los espermatozoides y los óvulos fertilizados son
preservados en estado de
congelación. Hay cuatro cuestiones que deben ser
estudiadas aquí, porque no son permitidas por todas las
religiones:

Primera: ¿Le está permitido al hombre
preservar su esperma en estado de congelación?
Similarmente, ¿le está permitido a una pareja
casada preservar sus óvulos fertilizados para un uso
futuro? Podemos pensar que no hay base en la shar'iah
religión del pueblo de IRAM, para prohibir tal
acto.

En la shar'iah esto no es diferente del acto de una
persona que dona su sangre, por lo
que está permitido. Para otras religiones
donar la sangre no es atentar contra Dios, pero para la
religión de los Testigos de Jehová es un pecado.
Por lo que no es permitido donar sangre, sin embargo en esta
religión sí se permiten las TRA.

Segunda: ¿Es permisible vender los
espermatozoides o el óvulo fertilizado? Uno no debe vender
su esperma para ser inyectado dentro del útero de otra
mujer; puede venderlo solamente a una institución
científica para investigación médica. Similarmente,
una pareja no puede vender sus óvulos fecundados para ser
implantados en el útero de otra mujer. Las religiones lo
prohíben.

Tercera: ¿Puede una mujer utilizar el
óvulo fertilizado preservado o el esperma de su marido
después de que éste ha muerto? Aparentemente, no
hay nada que le impida hacerlo en la shar'iah, en la
religión Católica sí, por el hecho de que no
hay acto sexual.

En la shar'iah el óvulo congelado (fertilizado
con el esperma de su marido) es de su propiedad y
por tanto ella puede usarlo. El niño será, por
supuesto, legítimo. Sin embargo, esto debería ser
permitido solamente si la mujer no se ha casado con otro hombre
después de la muerte de
su marido. Puesto que el Islam no permite a la mujer tener
más de un marido al mismo tiempo, el
segundo marido tomará el lugar del primero en la aleya del
Corán que dice, al describir a los creyentes, "que
custodian sus partes pudendas, salvo de sus esposas."
(Corán, 23: 5-6)

Cuarta: ¿Puede una mujer utilizar el óvulo
fecundado después de que ella se ha divorciado de su
marido? Esto solamente se permite si ella no se ha casado con
otro hombre. Tan pronto como se case con otro hombre, ella no
podrá usar el óvulo fertilizado o el esperma de su
marido anterior. La base de esta opinión es la misma que
la mencionada en el caso anterior.

La religión Católica, establece sobre la
base de un análisis biológico completo, que el
embrión humano vivo es, a partir de la fusión de
los gametos, un sujeto humano con una identidad bien
definida, el cual comienza desde ese momento su propio
desarrollo, coordinado, continuo y gradual, de tal modo que en
ningún estadio sucesivo puede ser considerado como una
simple masa de células.

1.16.5.-La Religión enseña
derechos fundamentales de todo ser humano a la
vida:

El derecho inalienable de todo individuo
humano inocente a la vida constituye un elemento constitutivo de
la sociedad civil y
de su legislación: "Los derechos inalienables de la
persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la
sociedad civil y de la autoridad
política.
Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los
individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de
la sociedad o del Estado: pertenecen a la naturaleza
humana y son inherentes a la persona en virtud del acto creador
que la ha originado. Entre esos derechos fundamentales es preciso
recordar a este propósito el derecho de todo ser humano a
la vida y a la integridad física desde la
concepción hasta la muerte".
"Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres
humanos de la protección que el ordenamiento civil les
debe, el Estado niega la igualdad de
todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al
servicio de
los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es
más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del
Estado de
derecho… El respeto y la
protección que se han de garantizar, desde su misma
concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea
sanciones penales apropiadas para toda deliberada
violación de sus derechos". 

El embrión debe ser tratado como una persona
desde la concepción, deberá ser defendido en su
integridad, cuidado y atendido médicamente en la medida de
lo posible, como todo otro ser humano. El diagnóstico prenatal es moralmente
lícito, "si respeta la vida e integridad del
embrión y del feto humano, y si se orienta hacia su
protección o hacia su curación… Pero se
opondrá gravemente a la ley moral cuando contempla la
posibilidad, en dependencia de sus resultados, de provocar un
aborto: un
diagnóstico que atestigua la existencia de una
malformación o de una enfermedad hereditaria no debe
equivaler a una sentencia de muerte".

1.17.-La vida religiosa y la vida espiritual en las
TRA.

El mismo documento, Gaudium et Spes, lamenta la
separación entre fe y vida práctica. Algunas
personas no pueden distinguir adecuadamente entre vida espiritual
y vida religiosa. La "vida religiosa" consiste en
prácticas explícitamente religiosas que se realizan
en tiempos específicos, como por ejemplo el culto
dominical o las devociones privadas, la "vida espiritual"
significa la relación con Dios, la unión a Su
Voluntad, en todo tiempo y en todo lugar. Trabajar en lo que sea
nuestra vocación, aunque para la mayoría de la
gente no es específicamente religioso, es una gran
oportunidad para unirnos a Dios si ese trabajo se
hizo de acuerdo a su voluntad. Cada trabajo que hacemos, de
hecho, nos acerca más a Dios o nos separa de Él. No
hay camino a medias en la vida espiritual. Se nos llama a hacer
todo por El Señor y en El Señor.

En el primer capítulo de Isaías, vemos que
Dios se enoja con su gente. Aunque él mismo les dio los
ritos y sacrificios que debían hacer, les dice
después que está cansado de ellos y que no quiere
mas de ellos. De hecho, les dice que ni siquiera escuchará
sus oraciones. El problema, como explica después El
Señor, es que la gente tiene sangre en sus manos. Ellos le
rendían culto a Dios, pero ignoraban las injusticias a sus
alrededores. Dios les exigió que hicieran algo para
detener la injusticia. Por lo tanto, no es suficiente que se
lleven a cabo prácticas religiosas si dichos actos de
culto no nos llevan a tener mayor interés en
lo que sucede a nuestro alrededor en este mundo. Estos actos de
culto son desagradables para Dios.

Cualquier religión de cualquier lugar en
cualquier tiempo, si nos permite ignorar las injusticias y
matanzas, no es una religión auténtica y no
salvará a nadie. Nuestra responsabilidad política
deriva de eso.

1.18.-La Religión y manipulación
genética a través de las TRA.

El conocimiento
siempre más extenso del patrimonio
genético (genoma) humano, la individualización y el
trazado del mapa de los genes (mapa genético), con la
posibilidad de transferirlos, modificarlos o sustituirlos, abre
inéditas prospectivas a la medicina y
contemporáneamente plantea nuevos y delicados problemas
éticos.

En la valoración moral se debe distinguir la
manipulación estrictamente terapéutica, cuyo
objetivo es el
tratamiento de enfermedades debidas a
anomalías génicas o cromosómicas (terapia
génica), de la manipulación que altera el
patrimonio genético humano. La intervención
curativa, llamada también "cirugía
genética", "es considerada en principio permisible, porque
tiende a la verdadera promoción del bienestar personal del
hombre, sin menoscabar su integridad o deteriorar sus condiciones
de vida".38

Las intervenciones que no son propiamente curativas,
sino que miran a la "producción de seres humanos seleccionados
según el sexo u otra
cualidad preestablecida", o en cualquier caso que alteren la
dotación genética del individuo y de la especie
humana, "son contrarias a la dignidad
personal del ser humano, a su integridad y a su identidad. Por
esta razón de ningún modo pueden ser justificadas
en vista de eventuales consecuencias benéficas para la
humanidad futura".39 "Ninguna utilidad social o
científica y ninguna motivación
ideológica podrán jamás motivar una
intervención sobre el genoma humano que no sea
terapéutica, es decir, que en sí misma sea
finalizada según el desarrollo natural del ser
humano".40

En cada caso este género de
intervenciones "no debe perjudicar el origen de la vida
humana, es decir, la procreación ligada a la unión
no solamente biológica sino también espiritual de
los padres, unidos por el vínculo del
matrimonio".41

Las valoraciones éticas negativas, aquí
delineadas, se refieren a cada intervención de
manipulación genética que atañe a los
embriones. En cambio no suscitan cuestiones morales ni la
manipulación de células somáticas humanas
con fines curativos, como tampoco la manipulación de
células animales y
vegetales con fines farmacéuticos.

1.19.- La Religión en la
concepción y generación de un nuevo ser
humano

"La verdadera práctica del amor conyugal
y toda la estructura de
la vida familiar que de él nace, sin posponer los otros
fines del matrimonio, tienden a que los cónyuges, con
fortaleza de ánimo, estén dispuestos a cooperar con
el amor del Creador y del Salvador que a través de ellos
continuamente dilata y enriquece su
familia".42

"Cuando de la unión conyugal de los dos nace un
nuevo hombre, éste trae consigo al mundo una particular
imagen y
semejanza de Dios mismo: en la biología de la
generación está inscrita la genealogía de la
persona… En la concepción y generación de un
nuevo ser humano, sólo el aspecto biológico; pero
debemos de subrayar más bien… la continuación de
la creación".43

"La paternidad responsable se ejercita, ya sea con la
deliberación ponderada y generosa de hacer crecer una
familia numerosa, ya sea con la decisión tomada por
motivos graves y en el respeto de la ley moral de evitar
temporalmente o aun por tiempo indeterminado",44 una
nueva concepción. En este segundo caso se ubica el
problema de la regulación de la fertilidad, conocida desde
antes de cristo.

En la evaluación
de los comportamientos en orden a esta regulación, el
juicio moral "no depende sólo de la sincera
intención y de la evaluación de los motivos, sino
que va determinado por criterios objetivos, que
tienen su fundamento en la dignidad misma de la persona humana y
de sus actos".45 Se trata de la dignidad del hombre y
de la mujer y de su más íntima relación. El
respecto a esta dignidad decide la verdad del amor
conyugal.

El acto conyugal expresa la "conexión indivisible
entre los dos significados del acto: el significado unitivo y el
significado procreativo".46 Los actos, en efecto, con
los cuales los cónyuges realizan plenamente e intensifica
su unión son los mismos que generan la vida y
viceversa.47

El amor que asume el "lenguaje del
cuerpo" en su expresión, es al mismo tiempo unitivo y
procreativo: "comporta claramente "significados esponsales" y
paternales conjuntamente".48 Esta conexión es
intrínseca al acto conyugal: "el hombre no
la puede romper por su propia iniciativa", sin desmentir la
dignidad propia de la persona y "la verdad interior del amor
conyugal".49

Por tanto, mientras es lícito, por motivos
graves, valerse del conocimiento de la fertilidad de la mujer,
renunciando al uso del matrimonio en los períodos de
fecundidad, no debe resultar ilícito el recurso de los
medios
contraceptivos.50

Los métodos naturales implican un acto conyugal
que, de una parte no dan lugar a una nueva vida y, de la otra,
permanece todavía en sí mismo destinado a la
vida.51 "Precisamente este respecto legítimo,
al servicio de la responsabilidad en la procreación, el
recurso a los métodos naturales de regulación de la
fertilidad: éstos han sido precisados cada vez mejor desde
el punto de vista científico y ofrecen posibilidades
concretas para adoptar decisiones en armonía con los
valores
morales".52

Los medios artificiales no se contradicen si lo
planteamos dentro del amor conyugal y el deseo de esa
unión de ver multiplicado su origen con hijos que salen de
su vientre. Pero si pensamos en la forma de como la
Religión Católica expresa "la naturaleza del hombre
y de la mujer y la de su más íntima
relación".53 Aquí aunque se exprese que
la unión sexual queda separada de la procreación:
el acto se ve privado de su natural apertura a la vida.
"Así se deforma y falsifica el contenido originario de la
sexualidad
humana, y los dos significados, unitivo y procreativo, innatos a
la naturaleza misma del acto conyugal, son separados
artificialmente. De este modo, se traiciona la unión y la
fecundidad se somete al arbitrio del hombre y la
mujer".54

Esto sucede con "cada acción
que, en previsión del acto conyugal, o en su cumplimiento,
o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga,
como finalidad o como medio, hacer imposible la
procreación"55. Ayudar a la pareja a concebir
bajo las TRA, necesaria para los problemas que presenta esa
pareja que se quiere y necesita de la ayuda de Dios a
través del precepto divino de crecer y multiplicarse. Es
un don que Dios le ha dado al hombre para que aplique su inteligencia
bajo sus preceptos.

Surge así "la diferencia antropológica y
al mismo tiempo moral que existe entre la contracepción y
el recurso de los ritmos temporales".56

"No se trata de una distinción a nivel
simplemente de técnicas o de métodos, en los cuales
el elemento decisivo estaría constituido por el carácter artificial o natural del
procedimiento.57 Es una diferencia que involucra "dos
concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreducibles
entre sí".58

Es necesario ahora reconocer y motivar la "diferencia":
"la razón última de cada método natural no
es simplemente su eficacia o
importancia biológica, sino su coherencia con la
visión cristiana de la sexualidad expresiva del amor
conyugal".59

"Se afirma con frecuencia que utilizar las TRA o el uso
anticoncepción, seguro y
asequible a todos, atentan contra la dignidad humana. La
objeción, mirándolo bien, se revela en realidad
falaz… De hecho, la cultura
abortista está particularmente desarrollada por el
impedimento que se tiene al desarrollo de la ciencia en los
ambientes que rechazan la enseñanza de la Iglesia sobre la
anticoncepción y las TRA". 60

Más que como instrucciones de uso, lo
métodos naturales responden al significado atribuido al
amor conyugal, que dirige y determina la vivencia de la pareja:
"La elección de los ritmos naturales comporta la
aceptación del tiempo de la persona, es decir, el de la
mujer, y recíproco, la responsabilidad común, el
dominio de
sí. En este contexto, la comunión conyugal viene
enriquecida con los valores de
ternura y de afectividad, los cuales constituyen el alma profunda
de la sexualidad humana, aun en su dimensión
física". 61

Los agentes de la salud pueden contribuir,
según su propia oportunidad, a favorecer esta
concepción humana y cristiana de la sexualidad, haciendo
accesible a los cónyuges, y primero aun a los
jóvenes, el
conocimiento necesario para un comportamiento
responsable y respetuoso de la dignidad peculiar de la sexualidad
humana. Y del derecho que se tiene a la procreación de los
hijos 62

Esto explica por qué la Iglesia católica
sola apela a la "responsabilidad" de los agentes de salud para
"ayudar con efectividad a los cónyuges a vivir su amor en
el respeto a la estructura y la finalidad del acto conyugal, si
otras Religiones con lecturas más profundas sobre la
Biblia establecen que el acto conyugal dentro de la sensualidad
puede expresar el acto de la sexualidad después de
aplicada las TRA, que lo expresa". 63

 1.20.-La Religión y la biotecnología: procreación
artificial

La aplicación al hombre de biotecnologías
deducidas de la fecundación de animales, ha hecho posibles
diversas intervenciones sobre la procreación humana,
suscitando graves cuestiones de licitud moral. "Las distintas
técnicas de reproducción artificial, que
parecían puestas al servicio de la vida y que son
practicadas no pocas veces con esta intención, en realidad
dan pie a nuevos atentados contra la vida"
64

El criterio ético valorativo está
aquí señalado por la dignidad del engendrar humano,
que "deriva de la originalidad misma de la persona
humana".65 "La transmisión de la vida humana es
confiada por la naturaleza a un acto personal y consciente y,
como tal, sujeto a las santísimas leyes de Dios:
leyes inmutables e inviolables que deben ser reconocidas y
observadas".66 Tal acto personal es la íntima
unión de amor de los esposos, los cuales donándose
en totalidad recíprocamente, donan la vida. Es un
único e indivisible acto, conjuntamente unitivo y
procreativo, conyugal y de paternidad.67

Este acto -"expresión del don recíproco
que, según la palabra de la Escritura,
realiza la unión "en una sola carne" 68 es el
centro de la fuente de vida y se puede expresar en la
utilización de las TRA.

El hombre no tiene la libertad de
desconocer y desatender los significados y los valores
intrínsecos a la vida humana desde que nace. "Es por esto
que no se pueden usar medios y seguir leyes que pueden ser
lícitas en la transmisión de la vida de las
plantas y de
los animales".69 La dignidad de la persona humana
exige que ésta venga a la existencia como don de Dios y
fruto del acto conyugal, propio y específico del amor
unitivo y procreativo entre los esposos, acto que por su misma
naturaleza resulta insustituible, pero puede con el amor de la
pareja y la necesidad de procreación utilizar las TRA,
bajo ese fruto propio y especifico del amor conyugal y el deseo
de unirse para dar el fruto del acto conyugal.

Cada medio e intervención médica, en el
ámbito de las TRA para la procreación, debe tener
una función de
asistencia y jamás de sustitución del acto
conyugal. En efecto, "el médico está al servicio de
las personas y de la procreación humana: no tiene facultad
de disponer ni de decidir sobre ellas. La intervención
médica es respetuosa de la dignidad de las personas cuando
tiene por fin ayudar al acto conyugal… Al contrario, nunca ha
querido la intervención médica sustituir al acto
conyugal… : en este caso la acción médica
resulta, como debería, al servicio de la unión
conyugal, no se apropia de la función procreadora, ni se
contradice a la dignidad y a los derechos inalienables de los
esposos y del niño que va a
nacer".70

"No proscribe necesariamente el uso de algunos medios
artificiales destinados únicamente ya sea a facilitar el
acto natural, ya sea a procurar el logro del propio fin del acto
natural normalmente realizado".71 Es el caso de la
inseminación artificial homóloga, o sea, dentro del
matrimonio con semen del cónyuge, cuando ése es
obtenido a través del acto conyugal normal. Pero
recordemos el pasaje de Sara en la Biblia, cuando Dios le
iluminó para que a través de una esclava pudiera
darle hijos a su esposo Abraham. De manera semántica podríamos decir que en
este tiempo podría ser un vientre de alquiler.

1.20.1.- La religión Católica y la
Fertilización in vitro con embrión
transferido

Es ilícita la FIVET (Fertilización in
vitro
con embrión transferido) homólogo, porque
la concepción no proviene de la realización del
acto conyugal -"el fruto del acto conyugal específico del
amor entre los esposos"72- sino fuera: in
vitro
, por obra de técnicas que le determinan sus
condiciones y deciden su actuación.73 LA FIVET
responde no a la lógica
de la "donación", que connota el generar humano, sino de
la "producción" y del "dominio", propia de los objetivos y
de los efectos. Aquí el hijo no nace como "don" de amor,
sino como "producto" de laboratorio.74

"En sí misma" la FIVET "disocia los gestos que
están destinados a la fecundación humana del acto
conyugal", acto "indivisiblemente corporal y espiritual". La
fecundación se efectúa fuera del cuerpo de los
cónyuges. Esta no es "ni de hecho obtenida ni
positivamente querida como la expresión y el fruto de un
acto específico de la unión conyugal", sino como el
"resultado" de una intervención
técnica.75

El hombre "no considera ya la vida como un don
espléndido de Dios, una realidad "sagrada" confiada a su
responsabilidad y, por tanto, a su custodia amorosa, a su
"veneración". La vida llega a ser simplemente "una cosa",
que el hombre reivindica como su propiedad exclusivamente,
totalmente dominable y manipulable".76

El deseo del hijo, aunque sincero e intenso, de parte de
los cónyuges, no legitima el recurso de técnicas
contrarias a la verdad del engendrar humano y a la dignidad del
nuevo ser humano.77

El deseo del hijo no origina ningún derecho al
hijo. Este es persona, con dignidad de "sujeto". En cuanto tal no
puede ser querido como "objeto" de derecho. El hijo es más
bien sujeto de derecho: el hijo tiene el derecho a ser concebido
en el pleno respeto de su persona.78

Además de estas razones intrínsecas a la
dignidad de la persona y a su concepción, contribuyen
también circunstancias y consecuencias relativas al modo
como es practicada hoy la FIVET homóloga, que la hacen
moralmente inadmisible.

Esta, en efecto, se obtiene a costa de numerosas
pérdidas embrionarias, que son abortos procurados. Puede
comportar, además, el congelamiento, lo que significa la
suspensión de la vida, de los embriones así
llamados "supernumerarios" y frecuentemente también su
destrucción. 79

Es inaceptable la inseminación "post mortem", o
sea con semen, depositado en vida, del cónyuge
difunto.

Se trata de factores agravantes de un procedimiento
técnico que ya en sí mismo es moralmente
ilícito y que permanece como tal aun sin
ellos.80

Las técnicas heterólogas están
"marcadas" por la "negatividad ética" de una
concepción disociada del matrimonio. El recurso de gametos
de personas extrañas a los esposos es contraria a la
unidad del matrimonio y a la fidelidad de los esposos y perjudica
el derecho del hijo a ser concebido y traído al mundo en
el matrimonio y por el matrimonio.

"La procreación se convierte entonces en el
"enemigo" a evitar en la práctica de la sexualidad. Cuando
se acepta es sólo porque manifiesta el propio deseo, o
incluso la propia voluntad, de tener un hijo "a toda costa" y no,
en cambio, por expresar la total acogida del otro y, por tanto,
la apertura a la riqueza de vida de la que el hijo es
portador".81

Tales técnicas, en efecto, desatienden la
vocación común y unitaria de los cónyuges a
la paternidad y a la maternidad -a "convertirse en padre y madre
solamente uno a través del otro"- y provocan una "ruptura
entre paternidad genética, paternidad gestacional y
responsabilidad educativa", que repercute desde la familia a
la sociedad.82

Motivo ulterior de deslegitimación es la comercialización y la selección
eugenética de los gametos.

Por los mismos motivos, agravados en la esencia del
vínculo matrimonial, es moralmente inaceptable la
fecundación artificial de núbiles y
conviventes.83

"Así se deforma y falsifica el contenido
originario de la sexualidad humana, y los dos significados,
unitivo y procreativo, innatos a la naturaleza misma del acto
conyugal, son separados artificialmente. De este modo se
traiciona la unión y la fecundidad se somete al arbitrio
del hombre y de la mujer".84

Igualmente contraria a la dignidad de la mujer, a la
unidad del matrimonio y a la dignidad de la procreación de
la persona humana, es la maternidad "sustitutiva".

Implantar en el útero de una mujer un
embrión que le es genéticamente extraño como
también fecundarla solamente con el propósito de
entregar el niño que va a nacer a un destinatario,
significa disociar la gestación de la maternidad,
reduciéndola a una incubación irrespetuosa de la
dignidad y del derecho del hijo a ser "concebido", llevado en el
seno materno, traído al mundo y educado por sus propios
padres".85

El juicio de ilícito moral concierne claramente a
la modalidad por medio de la cual se obtiene la
fecundación humana y no al fruto de estas técnicas,
que es siempre un ser humano, para acoger como un don de la
bondad de Dios y para educar con amor".86

1.20.2.- Las religiones y el miedo a la
fecundación entre gametos humanos y animales en las
técnicas de fecundación artificial

Las religiones tienen el temor de que se realicen
investigaciones, donde se pueden abrir hoy el
camino a experimentos o
proyectos de
fecundación entre gametos humanos y animales, de
gestación de embriones humanos en úteros animales o
artificiales, de reproducción sexual de seres humanos
mediante fisión gemelar, clonación,
partenogénesis.

Tales procedimientos son opuestos a la dignidad humana
del embrión y de la procreación, por lo cual deben
considerarse reprobables.87

Una medicina ordenada al bien integral de la persona no
puede prescindir de los principios
éticos que presiden el engendrar humano.

Este es el motivo de la "presente apelación" a
médicos e investigadores a dar "un testimonio ejemplar del
respeto debido al embrión humano y a la dignidad de la
procreación".88

El servicio médico a la vida acompaña el
vivir de la persona a lo largo de toda la existencia terrenal.
Esto se convierte en protección, promoción y
cuidado de la salud, o sea, de la integridad y del bienestar
psico-físico de la persona, en la cual la vida "toma
cuerpo".89

Es un servicio fundado en la dignidad de la persona
humana y en el derecho a la vida y se expresa tanto en la
profilaxis, tratamiento y rehabilitación, como
también en la promoción de la salud global del
hombre.

Esta responsabilidad compromete al agente de la salud en
un servicio a la vida que va "desde su primer inicio hasta su
término natural", o sea "de la concepción a la
muerte".90

1.21.-LA RELIGIÓN y LA DIGNIDAD DEL NO
NACIDO

El Papa Juan Pablo II constató en la
mañana del 3 de abril del 2001, que el embrión se
ha convertido en uno de los blancos más expuestos a los
beneficios y peligros de la extraordinaria evolución de la ciencia biogenética
al recibir a los participantes en el XVI Congreso Internacional
organizado por el Instituto de Ginecología y Obstetricia
de la Universidad de
«La Sapienza» de Roma.

La intervención del Papa tomó pie del
significativo título del Congreso: «El feto como
paciente». Al reflexionar sobre este tema, constató
que estos científicos y médicos están
considerando «el feto en su plena dignidad humana, una
dignidad que posee el niño que todavía no ha nacido
desde el instante de su concepción». Se trata de un
valor
fundamental de la moral
cristiana, que la Iglesia ha tenido que proclamar con mayor
fuerza en las
últimas décadas, caracterizadas, según
él mismo constató, por la afirmación de
visiones «reductoras o distorsionadas» sobre el
sentido de la humanidad del embrión, y la
promulgación de leyes que «introducen sin
ningún fundamento científico estadios cualitativos
en el desarrollo de la vida concebida».

Por otra parte, el Santo Padre denunció con
claridad las técnicas de reproducción artificial,
que «aparentemente están al servicio de la vida,
pero que abren de hecho la puerta a nuevos ataques contra la
vida». Como ya dejó claro en la «Evangelium
Vitae» estos métodos son «moralmente
inaceptables», pues separan la procreación del
contexto plenamente humano del acto de amor conyugal. Ahora bien,
estas técnicas son aún más graves cuando
utilizan procedimientos de «reducción
embrional», es decir, «la eliminación de
algunos fetos en el caso de que tengan lugar varias concepciones
al mismo tiempo. Este procedimiento es gravemente
ilícito». Se trata de un recurso que, en el fondo,
no hace más que aplicar una selección artificial a
través del aborto de varios niños
concebidos.

La vida del embrión, para el Papa, supera todo
tipo de conjetura. Independientemente de que los embriones hayan
sido fruto de la procreación natural o artificial,
«el niño concebido tiene que ser totalmente
respetado. La vida del feto tiene que ser protegida, defendida y
cuidada en el seno de la madre a causa de su dignidad, una
dignidad que pertenece al embrión y que no es algo
concedido o garantizado por otros, ya sean los padres
genéticos, el personal médico o el
Estado».

Cuando se toca el tema de la vida o de la muerte, no
podemos bajar a compromisos, dice el Papa: la vida tiene que ser
tutelada como un valor absoluto, pues es «un don
incomparable del amor creativo de Dios». Por ello
invitó a los médicos ginecólogos y
obstétricos a defender con su trabajo la salud de toda
nueva vida, inspirándose siempre «en una
comprensión clara de la dignidad que le corresponde a todo
ser humano».

1.21.1.-CARDENAL ROUCO: LAS LEYES CONTRA LA VIDA
LLEVAN A LA DECADENCIA

Comienza la LXXIV Asamblea Plenaria del Episcopado
español
«En numerosas ocasiones los obispos españoles han
ofrecido criterios de discernimiento en las Iglesias y a la
sociedad ante las amenazas que se ciernen sobre la familia y
sobre la vida humana. Por ejemplo, en el momento en el que se
introdujo en la legislación civil la posibilidad del
divorcio,
cuando paradójicamente se despenalizó el crimen del
aborto o en las ocasiones en las que se pretendió ampliar
aún más la despenalización; cuando se
legisló acerca de ciertas técnicas de
reproducción artificial de un modo poco respetuoso de la
familia y de la vida humana; al plantearse la cuestión de
las uniones de personas del mismo sexo o ante las campañas
a favor de la legalización de la eutanasia». Con estas palabras, el cardenal
de Madrid y
presidente de la Conferencia
Episcopal Española, Antonio María Rouco, se
dirigió a los obispos presentes en la inauguración
de los trabajos de la LXXIV Asamblea Plenaria del
Episcopado.

Para el purpurado, el momento actual parece el
idóneo para «hacer una revisión más a
fondo de la situación y de ofrecer orientaciones
más abarcantes y sistemáticas sobre estos temas tan
delicados y de tan decisiva importancia». Tanto es
así, que «se puede hablar casi de una nueva
situación cultural», donde los errores y las
vacilaciones «no son escasos ni poco preocupantes y no
tardan en reflejarse en disposiciones legales o jurisdiccionales,
algunas de más alto nivel, que alarman, con toda
razón, a las personas preocupadas por el destino de
nuestra sociedad y de cada ser humano cercano a
nosotros».

Parafraseando a Juan Pablo II, el cardenal Rouco
afirmó que «existen hechos que demuestran con
creciente claridad cómo las políticas
y las legislaciones contrarias a la vida están llevando a
las sociedades a
la decadencia, no sólo moral, sino también
demográfica y económica». Por ello,
continuó el arzobispo de Madrid, «la Iglesia ha de
seguir ofreciendo, con humildad y decisión, su mensaje
sobre la vida y el amor humano».

Uno de los puntos fuertes del discurso de
Rouco fue el referido a la reflexión, por parte de la
Iglesia española, sobre el pasado y sus errores, que ya
quedó plasmada en el documento «La fidelidad de Dios
dura siempre. Mirada de fe al siglo XX», aprobado por la
última plenaria de los obispos. Respecto a la Guerra civil,
el texto
pronunciado por el cardenal decía que «no
podía faltar en este marco una referencia, aunque breve, a
la tragedia de la Guerra civil que costó la vida a tantos
españoles a mediados del siglo que termina». Tras
lamentar dicho acontecimiento, el cardenal se quejó de
que, tras leer el documento, "algunos hubieran querido escuchar
de nosotros una justificación, si no una
glorificación de aquellos hechos. Otros han echado en
falta una autoinculpación de la Iglesia como causante de
la ruptura de la paz y como sostenedora del régimen
político implantado por los perdedores"."No hemos querido
hacer ni lo uno ni lo otro», apuntó Rouco, puesto
que «nos parece que no hubiera sido justo ni oportuno
entrar en juicios históricos de esta naturaleza. Hemos
pedido y pedimos perdón a Dios por todas las acciones
contrarias al Evangelio de la paz y la misericordia cometidas por
los españoles de un lado y otro de los frentes
bélicos, por tanto, también las de los
católicos de cualquier estado y
condición".

Respecto a los mártires, el presidente del
Episcopado mostró su predisposición por "organizar
–unificándolos y agilizándolos– los procesos de
canonización de algunos de los numerosos hermanos y
hermanas en la fe que dieron su vida por Cristo" en la contienda
bélica. "El recuerdo y la honra que les tributamos
–aclaró el cardenal– no debe inducir a nadie a reabrir
viejas heridas ni a justificar la violencia como
arma política". El otro asunto que trató en su
discurso el purpurado fue el de las relaciones con el Gobierno, sobre
todo en la cuestión de la clase de
religión. En este sentido, Rouco señaló que
«la enseñanza de la religión católica
en la escuela es una
tarea delicada y vital que la Iglesia desea promover y facilitar
del mejor modo posible para el bien de los mismos escolares y de
la sociedad en general».

Por ello, afirmó que es necesario "encontrar la
solución adecuada del problema del estatuto
académico de la clase de Religión y Moral
Católica, acorde con el Acuerdo entre la Santa Sede y
España
y respetuosa de los derechos de todos».Tras el discurso de
Rouco, el nuevo nuncio, Manuel Monteiro de Castro, realizó
un breve saludo a los obispos españoles, señalando
su alegría por estar en un país como España,
«del que me siento tan cercano".

1.22.- La fecundación in vitro a examen de
la ciencia

El 20vº encuentro anual de la Sociedad Europea de
Reproducción Humana y Embrionología
proporcionó impresiones encontradas. Junto con las
acostumbradas noticias sobre
los últimos avances de las técnicas de
fecundación in vitro (IVF), hubo más
sombrías exposiciones sobre los límites y
abusos de los métodos de reproducción
artificial.
El encuentro del 27 al 30 de junio tuvo un desfavorable comienzo,
cuando Rolf Winau, profesor de
historia de la
medicina en la Universidad Libre de Berlín,
defendió el levantamiento de las restricciones de su
país a los métodos reproductivos. Winau animaba a
los doctores de Alemania a
pasar por encima de los tabú es originados por los abusos
nazis, informaba el Times de Londres el 28 de junio. Winau
defendía que se levantaran los límites contenidos
en la ley de protección de embrión que previene el
uso de técnicas como la diagnosis genética de
preimplantación. Este método identifica los
embriones con problemas genéticos, para destruirlos.

Luego vino la noticia de que, por primera vez, una mujer
había quedado embarazada tras una trasplante de tejido
ovárico, informó el 29 de junio la BBC. La mujer,
cuyo bebé concebido naturalmente nacerá en octubre,
fue tratada por médicos de la Universidad Católica
de Lovaina en Bruselas.

En 1997 se diagnosticó a la paciente un linfoma
de Hodgkin avanzado. Tras someterse a quimioterapia, se
tomó una parte de su tejido ovárico y se
congeló. Tras ser declarada libre de cáncer en
abril de 2003, el tejido se volvió a trasplantar a su
cuerpo. Todavía hay dudas de si el óvulo que ha
sido fertilizado venía del tejido transplantado o del
ovario que había quedado en su cuerpo, y que podría
haber comenzado a funcionar de nuevo.
A pesar de esas dudas, Josephine Quintavalle del Centro de
Ética Reproductiva del Reino Unido advertía:
«Ésta técnica no debería utilizarse a
la ligera. Espero sinceramente que no se utilice como una
elección de forma de vida para decidir cuándo
quieres tener hijos».
1.22.1.- La Religión y los Límites al éxito
de las TRA.
La conferencia también advirtió
a las mujeres que no aguardasen demasiado para tener hijos, si
esperan poder solucionar cualquier problema de fertilidad a
través de las técnicas de reproducción
artificial. En una nota de prensa del 17 de
junio, los organizadores de la conferencia dieron detalles sobre
un estudio de Henri Leridon, demógrafo del Instituto
Francés de Investigación Médica y Sanitaria
y del Instituto Nacional para los Estudios
Demográficos.

Las investigaciones de Leridon concluían que,
bajo condiciones naturales, tres cuartas partes de las mujeres
que intentan comenzar a concebir a la edad de 30 años
tendrán un embarazo dentro del primer año. Esta
cifra se reduce a dos tercios para las mujeres de 35 años
y cae hasta el 44% para las que comienzan a los 40.
Pero, señalaba Leridon, las técnicas artificiales
compensarán únicamente la mitad de los nacimientos
perdidos al posponer el primer intento de embarazo hasta los 30 a
35 años, y sólo compensarán un 30% de los
nacimientos al posponerlo hasta los 35-40 años.
Refiriéndose a las mujeres de 35 años o más,
Leridon afirmaba que los métodos artificiales «no te
compensarán plenamente por los años, y las
oportunidades de concebir, que hayas perdido».
Consecuencias para los hijos se trataron en algunos informes en la
conferencia suscitaron preocupación por los hijos
concebidos a través de IVF. Un estudio de investigadores
británicos concluía que a dos tercios de los
niños nacidos a través de donaciones de embriones
hechas por extraños no se les hablará de sus
verdaderos orígenes biológicos, informaba el 29 de
junio el
periódico británico Independent.
Los psicólogos, de la Universidad de la City de Londres,
entrevistaron a un grupo de 21
padres que habían concebido a través de las
donaciones de embriones, otro grupo de 28 familias adoptivas, y
30 parejas que habían concebido a través de los
métodos normales de IVF. Resultó que sólo el
30% de las parejas que usaron embriones donados tenían
planeado ser sinceras sobre los orígenes de sus hijos.
Dato que hay que comparar con el 100% de los padres adoptivos y
el 90% de los tratados con sus
propios embriones.
La conferencia de Berlín también destacó los
peligros implicados en la
clonación. Los investigadores de la Universidad de
Cornell, en el estado de Nueva York, advirtieron de que la
clonación crea potencialmente anormalidades peligrosas en
los embriones, informaba el 30 de junio la BBC.
Los científicos llevaron a cabo un estudio con embriones
clonados de ratón. Descubrieron que muy pocos de los
embriones clonados alcanzaron el estadio de blastocisto, en el
que los embriones tienen de 3 a 5 días. Además. los
investigadores observaron en los clones patrones de desarrollo
genético inusuales.
El Dr. Takumi Takeuchi, que dirigió la
investigación, afirmó que el estudio «nos ha
convencido más de que la clonación reproductiva es
insegura y no debería aplicarse a los humanos».
Otro estudio demostró que implantar embriones
múltiples pone en peligro tanto a las madres como a los
bebés, informó el 30 de junio el Telegraph de
Londres. La advertencia se basa en un estudio de la doctora Ann
Thurin, del Hospital Universitario de Sahlgrenska, en Goteborg,
Suecia. Su investigación implicó a un grupo de 661
mujeres con menos de 36 años. En la mitad se implantaron
dos embriones y, en las demás, sólo uno. Las
mujeres del grupo de un único embrión tuvieron un
índice de éxito de cerca del 40%, comparado con el
44% de las que tuvieron dos embriones a la vez. Thurin
explicó que los partos dobles y triples es más
probable que sean prematuros, tengan bajo peso al nacer y sufran
de complicaciones en el momento de nacer. También tienen
un mayor riesgo de nacer
lisiados. Proteger la dignidad humana es la extensión del
uso del IVF siempre ha suscitado preocupaciones éticas. A
inicios de este año la Academia Pontificia para la Vida
dedicó su asamblea general a este tema. El comunicado
final del 21 de febrero de la academia se titulaba: «La
Dignidad de la Procreación Humana y las Tecnologías
Reproductivas. Aspectos Antropológicos y
Éticos». La declaración observaba que, en los
28 años transcurridos desde el nacimiento del primer
bebé usando el IVF, cerca de un millón de
niños han nacido usando estos procedimientos. Pero el
índice de éxito de las técnicas artificiales
todavía es muy bajo, observaba la declaración, y
una consecuencia de esto es una pérdida enorme de
embriones humanos.

La academia pontificia advertía del surgimiento
de una mentalidad que ve el recurso a las técnicas
artificiales como una forma preferencial de concebir
niños, puesto que los métodos dan la capacidad de
un mayor control sobre la
calidad de los embriones concebidos. Esta mentalidad lleva en
sí el peligro de considerar a los niños como un
mero producto cuyo valor depende de que alcancen un nivel
satisfactorio de calidad.
«La consecuencia dramática de esta nueva actitud es la
eliminación sistemática de aquellos embriones
humanos que resultan carentes de la calidad considerada
suficiente de acuerdo con parámetros y criterios
inevitablemente cuestionables», advertía la
declaración de la academia pontificia.
El comunicado final declaraba que todo ser humano es una unidad
de cuerpo y alma desde el momento de la concepción.
«Por ello, la dignidad -que es dignidad de persona humana-
de un hijo, de todo hijo, independientemente de las
circunstancias concretas en las que se inicia su vida, sigue
siendo un bien intangible e inmutable, que exige ser reconocido y
tutelado, tanto por los individuos cuanto por la sociedad en su
conjunto».
La declaración de la Pontificia Academia para la Vida
reconocía que las parejas que no pueden tener hijos por
los medios normales sin duda soportan un gran sufrimiento. Este
deseo comprensible y lícito de un hijo, no debe, sin
embargo transformarse «en un pretendido ‘derecho al
hijo’, incluso ‘a toda costa’».
La declaración impulsaba a considerar a un hijo como
«un regalo muy valioso que, llegue cuando llegue, ha de
acogerse con amor». La dignidad de la persona, explicaba la
academia requiere «el recíproco don de amor esponsal
de un varón y una mujer, expresado y realizado en el acto
conyugal, en el respeto de la unidad inseparable de sus
significados unitivo y procreador».

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