- Historia
- Engendrar
- Consideraciones religiosas de
las TRAs - Las
Religiones y la despenalización de la Conducta.
H. - Los
científicos cristianos y las TRAs - Mito o
Religión en las TRAs - Religión
y ciencias - Religión
y el espacio laico - El dios
Shamash y las TRAs - La
Iglesia Católica y la academia de la
ciencia - La
Religión y el valor de la vida - La
condición actual del ser humano y las
religiones - La
Religión y la necesidad de autoridades
civiles - La
Religión frente al matrimonio o
cohabitación - Las
Religiones y la donación de gametos - La
vida Religiosa y la vida espiritual en las
TRAs - Las
religiones y la manipulación genética en las
TRAs - La
Religión y la concepción de un nuevo
ser - La
Religión y la procreación
artificial - La
Religión y la dignidad del no nacido - Las
Religiones, la fecundación in-vitro y el exámen
de la ciencia - Posición
de la Religión católica a las
TRAs - Las
TRAs y la enseñanza de la Iglesia
Católica - La
Religión y la investigación de las células
estaminales - Las
Religiones y las tecnologías
1.1.- Historia:
El nacimiento del primer 'bebe-probeta en 1978 fue
anunciado con titulares en todo el mundo. Todos, a
excepción del Vaticano, dieron la bienvenida a este nuevo
descubrimiento en la ciencia
humana. Después de todo, el hombre es
la creación fundamental; se ha creado el universo para
el hombre, pero
según las religiones incluyendo el
Islam, Dios ha
creado al hombre para Él.
Durante las últimas cinco décadas, del
milenio pasado el hombre ha dado grandes saltos en ciencia y en
tecnología. Una de las áreas
más desarrolladas es la de las nuevas técnicas
en la reproducción humana.
Es interesante anotar que en este tema, se han debatido
dos puntos de vista extremos por las religiones:
por una parte, se ha condenado categóricamente la
fertilización in vitro, la inseminación artificial
y la maternidad suplente, principalmente por la iglesia
Católica. Por otra, los liberales y otras religiones
permiten estos métodos,
sin que les importe si son realizados por parejas casadas o no,
basta con la unión de pareja estable y compuesta la pareja
por un hombre y una mujer. El Islam,
permite las nuevas
tecnologías de reproducción mientras se
realicen entre parejas casadas.
1.2
Engendrar.
"En el relato bíblico, la distinción entre
el hombre y las demás criaturas se manifiesta sobre todo
en el hecho de que sólo su creación se presenta
como fruto de una especial decisión por parte de Dios, de
una deliberación que establece un vínculo
particular y específico con el Creador, "Hagamos al ser
humano a nuestra imagen, como
semejanza nuestra" (Gen 1:26). La vida que Dios ofrece al hombre
es un don con el que Dios comparte algo de sí mismo con la
criatura".36
"El mismo Dios, que dijo: "no es bueno que el hombre
esté solo" (Gen 2:18) y que "hizo desde el principio al
hombre, varón y mujer" (Mateo 19:4), queriendo comunicarle
cierta participación especial en su propia obra creadora,
bendijo al varón y a la mujer
diciendo: "Creced y multiplicaos"(Gen 1:28)".
La generación de un nuevo ser entre hombres y
mujeres es, pues, "un acontecimiento profundamente humano y
altamente religioso, en cuanto implica a los cónyuges que
forman una "sola carne" (Gen 2: 24) como colaboradores de Dios
Creador".37
Los agentes de la salud cumplen su servicio
cuando ayudan a los padres a procrear con responsabilidad, favoreciendo las condiciones,
removiendo las dificultades y protegiéndose de un
tecnisismo invasivo y no digno del procrear humano.
1.3.-Consideraciones Religiosas y la
Valoración Tecnocientífica de la
reproducción asistida:
El desarrollo
tecnológico y científico avanza mucho más
rápido que las normas
jurídicas. En estos momentos, una parte sustantiva del
debate sobre
las TRA, que suscita gran polémica, se debate entre
científicos y el Vaticano, dentro de la Religión
católica. Esta religión, principalmente, es la que
lleva la voz cantante dentro de la posibilidad de decidir sobre
una concepción del ser humano y del mundo, bajo la
oposición a intervenir en los procesos de
vida.
La Iglesia Católica, se basa en el dogma
religioso que define que la mujer y el hombre no dan la vida,
sino que son depositarios de una voluntad divina. De ahí
que la jerarquía católica considere que desde el
momento de la fecundación, el ser humano en
formación tiene plena autonomía y que el cuerpo de
la mujer es un "mero instrumento divino"; y por eso sostiene
también que, desde ese mismo momento, el producto en
formación es absolutamente equiparable a un ser humano,
pues desde el primer instante tiene "alma".
Esta perspectiva religiosa se contrapone a otra que no
acepta un destino impuesto por una
voluntad sobrehumana, que se apoya en la ciencia para definir los
límites
neurológicos de la vida consciente, y que considera que no
se puede imponer al conjunto de la sociedad las
creencias religiosas como leyes divinas,
sino que hay que regirse por acuerdos sociales, por leyes
humanas.
El entrecruzamiento de estas líneas confronta la
postura de la fe con la perspectiva de la ciencia. A la
aceptación incuestionada del concepto "vida",
formulado de manera unívoca desde la posición
católica institucional, se contrapone una perspectiva
científica que no establece una diferencia entre la vida
desde el momento de la fecundación y la vida consciente
con base en la actividad cerebral, y la consideración de
otros elementos como la calidad de la
vida, la responsabilidad individual y la libertad. Por
eso la religión conduce a establecer reglas o
prohibiciones, lleva a replantear el sentido de la
existencia.
Esta perspectiva, además, define, que la
condición principal para la decisión de tener un
hijo bajo las TRA, al momento de tener o no un embarazo con
este tipo de procedimiento, es
la libertad de conciencia. Y un
número creciente de católicos practicantes,
inclusive monjas, teólogos y sacerdotes, están
coincidiendo con ello y manifestando públicamente su
discrepancia con la jerarquía de la Iglesia
católica. Enfrentándose a la cerrazón del
Vaticano, la argumentación de estos grupos
católicos progresistas sobre el derecho a elegir de
acuerdo con la propia conciencia ha abierto un camino de
esperanza para los millones de mujeres creyentes que han
utilizado estas técnicas (TRA) y que seguirán
utilizándolas, y también para los hombres de fe que
las han utilizado en apoyo, a sus esposas y que
continuarán haciéndolo en caso que las necesiten de
nuevo para engendrar y tener una familia.
Aunque varias personas se asumen como creyentes y viven
su fe y sus experiencias religiosas, es evidente que la
religión ha dejado de ser la fuente de autoridad
moral que una
vez fue: los códigos morales basados en dictados divinos
ya no guían, necesariamente, las conductas del mundo
moderno. Además, ni siquiera dentro de una misma
religión hay acuerdo total sobre cuestiones morales. Esto
se ha hecho evidente en las divisiones entre judíos
ortodoxos y no ortodoxos; en la gran variedad de posturas de la
teología protestante y en el número cada vez mayor
de creyentes que no acata los preceptos y prohibiciones de la
jerarquía católica; así como en el
surgimiento de grupos católicos que discrepan con la
postura del Vaticano y que analizan cómo han cambiado
históricamente las ideas morales en la Iglesia
católica.
Además de las divisiones al interior de las
religiones, desde hace por lo menos dos siglos la cultura
occidental se ha ido secularizando y esto ha afectado tanto al
orden social como a las creencias y valores. La
paulatina, pero sostenida, secularización ha permitido
asumir que el poder no
proviene de un Dios sino de las propias personas. Antes, en
varios países latinoamericanos donde la religión
Católica obedece a la mayoría, como es el caso de
República Dominicana, México,
Venezuela y
Colombia, entre
otros, había un único código
moral, el católico; hoy coexisten varios.
Savater dice que las iglesias hacen "creer a la gente
que algo que ha sido dicho en la tierra
proviene del cielo". Ante eso, el Estado
tiene, necesariamente, que introducir la racionalidad como
elemento básico para dar sentido colectivo a la
existencia. La ciencia y la técnica escapan al control de las
iglesias. Por eso, justamente, muchos valores religiosos dejaron
de tener vigencia al constreñir el potencial de desarrollo
de las personas. Por ello también, la jerarquía de
la Iglesia católica repudia la autonomía de la
razón.
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