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Religiones y sectas en Puerto Rico (página 3)




Enviado por margarita Lozano



Partes: 1, 2, 3, 4

Los Años Setenta y Ochenta

Luego de sus primeros años como superintendente
el hermano Carrión logró con la eficaz ayuda de lo
Alto que la obra del Señor se consolidara mediante la
comunión y fraternidad entre pastores y ministros del
Distrito, contando con el incesante y sacrificado apoyo de
hombres y mujeres de Dios que se dieron íntegros a la
causa del evangelio. tales como José Caraballo,
Bernabé Medina, Marcelo Gamboa, Andrés Rosa,
Rubén Nieves, Simón Castillo, Pedro Rosario,
Abraham Marsach, Alex y Camelia Mercado,
José Martínez, Armando Hernández, Pablo
Figueroa, María Gastón, Joel García, entre
otros muchos que la limitada memoria humana no
permite precisar.

Una institución que tomó cuerpo y mucho
prestigio ante la opinión
pública fue la Asociación del Niño
Cristiano patrocinada por las Asambleas de Dios desde su
fundación en 1958 y que a pesar de las dificultades
propias de una empresa tan
complicada y para este tiempo
multidenominacional, siempre ocupó un lugar preferencial
el célebre Desfile del Niño Cristiano, que se
realiza a mediados del mes de junio, promoviendo algo así
como una actitud
positiva entre los altos niveles socio-políticos de la
ciudad de Nueva York en favor de los niños
principalmente hispanos.

La hermana Áurea Martínez Vilar fundadora
y directora de estos eventos fue
reconocida y elogiada muchas veces por las autoridades del
gobierno, como
Robert Wagner alcalde de la ciudad de Nueva York, que
públicamente le otorgó una de las más altas
distinciones por el trabajo
desarrollado en pró de la niñez, haciendo que miles
de niños adecuadamente vestidos con bandas de música y carros
alegóricos, marcharan por céntricas calles y
avenidas de la ciudad proclamando con paso marcial y gracioso el
eterno mensaje del amor de Dios.
Cada año la policía cierra un amplio sector de la
ciudad para dar facilidades a decenas de miles de espectadores
que cubren hasta casi diez cuadras en la trayectoria del desfile.
Esta forma de desfile ha sido posteriormente promovida en otras
ciudades y estados del país así como en Puerto Rico.
Actualmente la hermana Áurea Martínez Vilar trabaja
como directora del Centro de Ayuda Social que promueve programas de
ayuda a la familias y necesitados en distintas ciudades y pueblos
en Puerto Rico, contando con el respaldo de las Asambleas de Dios
en la isla comienzos de la década del ochenta ya se
habían creado otras Secciones en el estado de
Nueva York como la de up State o la de Long Island cuyo
presbítero es Fernando Gómez. Se creó
asimismo la Sección de Columbia encargada del trabajo entre
los muchos hispanos del área metropolitana de Washington
DC. Y los estados de Maryland y las Virginias, en donde
José Arce viene realizando un esforzado trabajo en el
liderazgo de
la Sección por los últimos veinte
años.

En la región de Nueva Inglaterra como
se ha visto anteriormente destacó la figura de Ramón
Figueroa. Asimismo Abraham Marsach que fundó más de
ocho congregaciones en base a la iglesia
"Estrella de Jacob" de New Haven, Connecticut, de la cual es
actualmente pastor. En el estado de
Pennsylvania destacó el trabajo de Felipe Lugo, mientras
que en la Sección de Ohio destaca el trabajo de Pedro Juan
González y Cruz Collazo.

Nuevas iglesias se abrieron en la ciudad de Nueva York
en base al trabajo de las congregaciones que habían dado
su cuota para las misiones locales en los primeros años
del Distrito. En el Bronx, la Iglesia Cristiana Juan 3.16, la
Iglesia Tesalónica y la Iglesia Pentecostal El Calvario,
trabajaron muy fuerte en la apertura de otras muchas
congregaciones, a la vez que desarrollaron una activa labor
dentro de la comunidad como
testimonio cristiano de ayuda al necesitado. En Brooklyn cuna del
movimiento, la
obra se extendió por casi todos los distritos que
conforman este condado y en Manhattan también se
podían ver iglesias hispanas de las Asambleas de Dios en
el sur, centro y norte, así como al este y oeste de la
famosa isla, como el caso de la Iglesia Cristiana del Valle que
se hizo célebre por su banda de músicos y por el
espíritu misionero de sus miembros como el caso de
Colín Bastides que desde 1936 trabajó
incansablemente y que al presente continúa aún
dando clases bíblicas a las nuevas generaciones de la
iglesia. Todas las Secciones en general desarrollaron un
importante trabajo.

Además de la mayoría de
puertorriqueños existentes en la ciudad de Nueva York, la
comunidad dominicana también ha sido ampliamente alcanzada
por la obra del Distrito, existiendo iglesias con un alto
porcentaje de miembros originarios de la tierra
quisqueyana a lo largo del alto Broadway, como "El Encuentro con
Dios" que dirige Henry Mercado y "Monte Calvario" a cargo del
conocido Porfirio Reyes, que se localizan entre las calles 130 y
159, respectivamente. En el popular sector dominicano de
Washington Hights está una de las iglesias más
antiguas de Nueva York a cargo del pastor Carlos
Reyes.

Varios de los pastores y ministros tuvieron que
trasladarse de un lugar a otro dentro del mapa distrital por
requerirlo así la obra, como es el caso de Francisco
"Paquito" Feliciano quien fue pastor de la Iglesia Estrella de
Jacob en New Haven, Connecticut y luego en la Iglesia Pentecostal
Monte Calvario en Nueva York, para dedicarse después al
trabajo misionero en Colombia,
Haití y República Dominicana. Asimismo, el caso de
César Román que luego de más de veinte
años de efectivo trabajo en Puerto Rico llegó en
1978 al noreste, primero como maestro y conferencista con
residencia en la ciudad de Paterson, Nueva Jersey y a partir del
año siguiente como pastor en Pennsylvania, siendo
actualmente presbítero de la Sección de
Pennsylvania y el sur de Nueva Jersey que coordina el trabajo de
veintidós congregaciones y cinco nuevas obras,
además de tres institutos bíblicos y una
extensión de la Escuela de
Teología del Distrito.

En el campo de la educación el
Distrito ha hecho un importante trabajo a través del
tiempo, al abrirse un sin número de institutos
bíblicos cuidando de presentar un programa
curricular básicamente biblio.-céntrico. Por muchos
años coordinó el programa educativo la pedagoga
Camelia Mercado realizando un gran trabajo ya que cuando
asumió su función
había dos institutos y al retirarse después de
más de treinta años dejó un inventario de
veintiocho centros de estudio bíblico en varias ciudades
del territorio distrital.

Desde 1982 Luis Robles asumió la dirección del departamento de Educación realizando
un interesante trabajo dentro del sistema junto con
su esposa Carol que llegó a ser decana del Seminario
Teológico Hispano del Este.

En 1986 se conmemoró el cincuentenario de la
fundación del Instituto Bíblico de las Asambleas de
Dios que está reconocido como uno de los más
antiguos y prestigiosos del noreste del país. Entre otras
cosas se estableció el programa de internado en la Escuela
de Teología que funcionó en el campo Mahanaim hasta
fines del año académico 1992-93.

El trabajo misionero siempre ha sido una constante
preocupación en el Distrito, para lo cual las iglesias
contribuyeron con sus ofrendas
especiales para llevar adelante la gran comisión del
Señor de la obra. Abraham Marsach y Eliezer García
tuvieron la responsabilidad de dirigir el trabajo de las
misiones. Prácticamente en todos los países de
Latinoamérica se ha apoyado vigorosamente
el establecimiento de obras nuevas que luego han sido entregadas
a la respectiva organización nacional de las Asambleas de
Dios.

Una mención especial constituye el trabajo de
parte del Distrito que se hace en España,
especialmente en las islas Canarias en donde por quince
años estuvieron los esposos Luis y María Del
Río, así como en Sevilla y Córdoba donde el
trabajo de Mario Fumero ha dejado profundas huellas de la
presencia misionera del Distrito Hispano del Este en la Madre
Patria.

No se puede dejar de mencionar a una mujer muy querida
en el campo misionero de Latinoamérica: Omega Vega, que
por casi veinte años trabajo en el Perú como
misionera del Distrito Hispano del Este, habiendo establecido
muchas obras que en su momento fueron afiliadas a las Asambleas
de Dios del país.

Las
Asambleas de Dios en el Mundo y América
Latina

Desde el establecimiento de las Asambleas de Dios el
año 1914, un efecto matemático espiritual ha hecho
posible que hoy en día esta organización sea
líder
indiscutible del movimiento pentecostal del mundo, llamada a
proclamar un evangelio de amor, justicia y
paz, en tiempos tan difíciles como el actual, en que la
unidad del Cuerpo de Cristo está siendo puesta a
prueba.

La sede internacional de las Asambleas de Dios ocupa una
importante área de la ciudad de Springfield del estado de
Missouri. Springfield tiene una población superior a los ciento cuarenta
mil habitantes, existiendo más de cuarenta iglesias e
instituciones
de este movimiento prácticamente en toda la
ciudad.

El presbiterio ejecutivo de las Asambleas de Dios
está conformado por Thomas E. Trask, superintendente
general; Charles T. Crabtree, asistente al superintendente
general; George O. Wood, secretario general, James K. Bridges,
tesorero general; Loren Triplett, director ejecutivo de misiones
foráneas; Charles Hackett, director ejecutivo de misiones
domésticas, además por David W. Argue, Almon M.
Bartholomew, Robert L. Brandt, Glen D. Cole, Ronald F. McManus,
Armon Newburn, Robert Schmidgall y Philip
Wannenmacher.

Latinoamérica fue una de las regiones más
privilegiadas del mundo al recibir en hora temprana a pioneros
del movimiento pentecostal que establecieron obras nacionales en
todos los países del continente, ocupando el primer lugar
de crecimiento evangélico en una región
tradicionalmente católica. Las Asambleas de Dios en
Latinoamérica cuentan en la actualidad con una fuerza
ministerial de ciento quince mil obreros, así como ciento
diez mil iglesias y lugares de reunión en donde se
congregan cerca de diecisiete millones de creyentes para alabar a
Dios y aprender de Jesucristo.

En el panorama mundial, la
organización en la región euro Asia tiene como
doce mil iglesias y lugares de reunión con una
congregación que supera los dos millones de fieles; en
tanto que en la región asia pacífico hay cerca de
siete mil iglesias y lugares de reunión que puede
congregar como dos millones de fieles y, en África, el
crecimiento reporta catorce mil iglesias y puntos de
reunión con una fuerza congregación al de tres
millones de hermanos en la fe de Cristo.

Entre septiembre y octubre de 1994 se llevó a
cabo en Seúl capital de
Corea del Sur, el Primer Congreso Mundial de las Asambleas de
Dios, que fue una monumental fiesta de unidad y
celebración pentecostal, contándose con
representaciones de ciento treinta y cuatro países que
colmaron los veinticinco mil asientos de la Iglesia del Evangelio
Completo de Yoido, del pastor David Yonggi Cho, lugar en donde se
efectuaron las sesiones. Las reuniones masivas se llevaron a cabo
en la plaza principal de Seul, con la participación de un
coro de dos mil quinientas voces que interpretó el Aleluya
de Handel haciendo vibrar a más del millón de
fieles que se dieron cita en la capital de Corea del Sur. El
poder del
Espíritu
Santo se derramó entre miles de hombres y mujeres que
fueron envueltos con la evidencia física de hablar en
lenguas conforme a la promesa de Dios.

En una parte de su alocución central el
superintendente general Thomas E. Trask, manifestó que
esta cita mundial era tan histórica como el glorioso
encuentro que tuvieron los trescientos hombres y mujeres en Hot
Springs en 1914. Hoy después de ochenta años el
fuego pentecostal eleva de trescientos, a treinta millones de
creyentes envueltos en la obra de las Asambleas de Dios en el
mundo entero. Por su parte, el pastor David Yonggi Cho en uno de
los sermones de gran fuerza del Espíritu dijo que el reto
actual es que "podemos cambiar nuestro mundo" siempre y cuando se
cumpla con la receta bíblica de proclamar el evangelio con
el poder de Dios.

En el panorama nacional, los hispanos en los Estados Unidos
ocupan el primer lugar de crecimiento entre los diferentes
grupos
étnicos, estimándose que actualmente hay más
de veintisiete millones de ciudadanos y residentes legales, sin
contar los que se encuentran sin regularizar aún su
situación que superan los tres millones.

Por raíces históricas la gran
mayoría de quienes hablan la lengua de
Cervantes han
heredado al catolicismo cargado de retoques y tradiciones
folklóricas muy fuertes, al punto que aún al llegar
a los Estados Unidos se resisten a primera vista a convertirse al
evangelio, porque para ellos se asocia la religión
católica como parte de su identidad
hispana. Según informe de la
revista
Christianity Today en su edición
de febrero de 1995, de los veintisiete millones de hispanos
legalmente establecidos en el país, solamente 6.2 millones
son protestantes que pertenecen a 7,315 congregaciones, de los
cuales el 36% son pentecostales. En otras palabras hay un gran
reto por alcanzar, ya que de cada cinco hispanos, cuatro
aún no conocen el mensaje del evangelio que conduce a
Dios.

La comunidad hispana en los Estados Unidos está
jugando un rol importante y decisivo en los asuntos internos del
país y políticamente hablando, en muchos casos han
sido los hispanos quienes decidieron la suerte en las elecciones,
como ocurrió en el proceso
electoral de 1994.

El país que forjó su grandeza y desarrollo
gracias al concurso de millones de inmigrantes que llegaron a sus
costas desde el comienzo de la historia de los Estados
Unidos, actualmente sin embargo, el asunto de la inmigración en general ocupa un permanente
titular en el acontecer diario de las noticias, y
muchas veces se le asocia injustamente al alto costo del
presupuesto
público, dando la sensación como si el problema
lo causaran los latinos o hispanos que llegan al país. Es
conocida la voluntad que hay en algunos estados por cancelar o
suspender en el mejor de los casos los beneficios a los
inmigrantes, como la ley conocida como
la proposición 187 en el estado de California que retira
los servicios
públicos de salud y educación
para los hijos de inmigrantes irregulares, creando un clima de marcada
preocupación no sólo en el suroeste sino en todo el
país, más aún con el cambio
político producido recientemente en el Congreso de los
Estados Unidos.

Sin embargo la realidad es otra. El diario The New York
Times en su edición del 3 de enero de 1995 publicó
un amplio informe sobre la inmigración ilegal.
Según el documento, el estimado de 1994 señala que
ingresaron casi cuatro millones de personas dispuestas a quedarse
ilegalmente en el país, de los cuales el 52% lo hicieron
por los aeropuertos con visas de visitantes. En el caso
específico de los estados de Nueva York y Nueva Jersey, la
inmigración ilegal fue del orden de los 670 mil, de los
cuales como el 80% lo hicieron por los aeropuertos J. F. Kennedy
y Newark, ocupando Italia y Polonia
los dos primeros lugares con 80 mil personas procedentes de esas
tierras.

Estos hechos y otras razones de estrategia
propiamente evangélica motivaron la convocatoria de varios
cientos de líderes evangélicos hispanos de los
Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico, que reunidos en la
ciudad de Los Ángeles en
noviembre de 1994, acordaron crear la Alianza de Ministerios
Evangélicos Nacionales – AMEN, con el propósito de
coordinar mejor el trabajo de la iglesia evangélica
hispana en estos países y representarlos, como existe con
la Asociación Nacional de Evangélicos (National
Association Of. Evangelicals) que representa a los
evangélicos de habla inglesa en el país.

Los delegados eligieron a Jesse Miranda como presidente
de la Alianza de Ministerios Evangélicos Nacionales. Jesse
Miranda es ampliamente conocido en el mundo evangélico
internacional, habiendo sido superintendente del Distrito Latino
Americano del Pacífico y actualmente es decano asociado de
la Escuela de Teología de la Azusa Pacific University en
Los Angeles, California. En 1993 el hermano Miranda fue convocado
junto con once líderes evangélicos del país
a una reunión con el presidente Bill Clinton en la Casa
Blanca, en cuya ocasión transmitió al presidente la
preocupación de la iglesia evangélica hispana sobre
los principales problemas que
afectan a la comunidad, principalmente en el tema de la
inmigración y lo que la Biblia dice en favor de los
necesitados.

Los hispanos están en todas partes del
país. Hay ciudades en que el porcentaje de latinos es
significativo, por ejemplo Los Angeles 38%, Chicago 22%, Miami
63%, Paterson 45%. En la ciudad de Nueva York se tiene 21% en
Brooklyn, 44% en el Bronx y, 27% en Manhattan. En Texas hay
ciudades de gran mayoría hispana como Corpus Christi 51%,
El Paso 68% y Laredo 95% de la población.

Sin lugar a dudas el rol que le tocará cumplir a
la importante comunidad latinoamericana que vive en los Estados
Unidos, será trascendente en todo orden de cosas, en forma
especial para cumplir la magnánima comisión del
Señor, por lo que es urgente unir fuerzas para realizar
una eficaz tarea contra un mundo no sólo adverso por las
fuerzas del mal sino antagónico a veces también al
derecho de quienes proceden al sur del río Grande, de
convivir en paz, justicia y desarrollo en esta gran
nación

El Comienzo del Movimiento Pentecostal
Moderno

Muchos de los creyentes comprometidos con mantener una
profunda vida con Cristo se envolvieron en diversas tareas
espirituales como reuniones de avivamiento y oración al
aire libre,
compartiendo el tiempo con el estudio de la Palabra de Dios. Una
de estas reuniones fue la que se llevó a cabo en Topeka,
un pequeño pueblo localizado en el noreste del estado de
Kansas, llamado a ser grande en el reino de los cielos porque
allí mismo fue la cuna del movimiento pentecostal
moderno.

Esto ocurrió cuando Charles Fox Parham de raza
blanca, líder de las iglesias Congregacional y Metodista
Episcopal decidió abrazar la doctrina y práctica
del movimiento Santidad, que incluían la entera
santificación, bautismo pentecostal y sanidad divina,
además de las reglas universalmente aceptadas por las
iglesias protestantes como convicción de arrepentimiento,
conversión, justificación, bautismo en agua y la
santa cena.

Para poner en práctica su convicción
cristiana Parham abrió una escuela en el otoño del
año 1900 en Topeka, bajo el nombre de Escuela
Bíblica Betel, conocida como una escuela "solamente para
blancos" contándose con una asistencia de cuarenta
estudiantes.

Entre las materias que bosquejó Parham en el
currículo de estudios estaba "El Bautismo
del Espíritu Santo" que empezó inmediatamente a
desarrollarse. En la segunda quincena de diciembre tuvo que
ausentarse por algunos días de la escuela,
encargándoles a los estudiantes oración y estudio
del tema durante su ausencia. A su retorno en la mañana
del 31 de diciembre los alumnos le presentaron sus conclusiones
en el sentido que para recibir el Espíritu Santo el
creyente debe demostrarlo con la evidencia inicial de hablar en
lenguas.

Durante el servicio de
acción
de gracias de la noche del 31 de diciembre, Parham y sus alumnos
estaban envueltos en un intenso fervor espiritual, compartiendo
la palabra de Dios con oración y cánticos
espirituales alternados. En el turno de la oración, la
estudiante Agnes M. Ozman sintió pedir al grupo que
sobre ella pusieran las manos. Cuando los hermanos le pusieron
las manos de pronto empezó a hablar en lenguas como
señal de haber recibido el bautismo del Espíritu
Santo, tan evidente que por tres días no pudo hablar el
inglés.
Había rayado el alba no
sólo del primer día del año 1901 sino del
glorioso movimiento pentecostal moderno.

Feliz por este acontecimiento Parham cerró la
escuela y con un grupo de estudiantes empezó a viajar por
pueblos y ciudades de los estados de la región y durante
cuatro años hubo muchas conversiones para
Cristo.

Parham fue invitado a predicar el domingo de
resurrección del año 1905 en una iglesia de
Orchard, Texas, cuyo mensaje trató sobre la necesidad de
tener la experiencia del bautismo del Espíritu Santo. El
10 de julio del mismo año Parham y unos veinticinco
miembros de su equipo llegaron a Houston, Texas, en donde luego
de realizar una cruzada de verano estableció su cuartel
general, abriéndose las puertas también de la
Escuela Bíblica de la Fe. Entre los estudiantes estaba
William J. Seymour predicador afro americano del movimiento
Santidad, que fue el instrumento que Dios usó entre la
fase del avivamiento conducido por Parham en Houston y lo que
habría de ocurrir en la calle Azusa de la ciudad de Los
Angeles, California.

Más adelante mientras se encontraba en Jackson,
Mississippi, William J. Seymour se reunió en un culto de
oración con Charles P. Jones, conocido predicador afro
americano del movimiento Santidad quien llegó a ser
fundador y obispo de la Iglesia de Cristo, siendo nombrado
Seymour como pastor asistente de una de las iglesias del mismo
movimiento en Houston, cuya pastora había participado
activamente en el gran avivamiento a través de Charles F.
Parham en el estado de Texas.

A comienzos de 1906 Seymour recibió una
invitación para ser pastor asistente en una iglesia cuya
pastora estaba envuelta en la doctrina del movimiento Santidad.
La congregación se conformaba por unos veinte hermanos y
como iba creciendo cada vez más el grupo, dejaron de
reunirse en casas y alquilaron un edificio entre las calles
Novena y Santa Fe, de la ciudad de Los Angeles.

El primer mensaje que dio Seymour en la nueva iglesia se
basó en Hechos 2.4 sobre el bautismo del Espíritu
Santo con la evidencia de hablar en lenguas, lo que
vislumbró grandemente a la congregación. Sin
embargo la pastora no estaba de acuerdo con esta enseñanza y un día cuando Seymour
estaba de regreso a la misión
encontró que las puertas del local habían sido
trancadas por la propia pastora.

En vista de este hecho algunas familias lo invitaron a
tener reuniones en las casas. Es así que en una de esas
reuniones llevada a cabo el nueve de abril, el predicador
oró por sanidad del dueño de la casa quien no solo
quedó sano sino que recibió también el
bautismo del Espíritu Santo con la evidencia física
de hablar en otras lenguas y horas más tarde, siete
personas recibieron la promesa hecha realidad el día de
Pentecostés. Hasta entonces Seymour estaba predicando
sobre el bautismo pentecostal pero él aún no
había recibido el Espíritu Santo con la
bíblica evidencia de hablar en lenguas. A partir de este
momento las reuniones de oración en las casas se hicieron
sin distinción de razas, todos unidos en un mismo
espíritu, en una misma fe y en una misma
esperanza.

Como quiera que el número de fieles iba en
rápido aumento, los hermanos buscaron un lugar más
amplio para los cultos de adoración, encontrando un local
inapropiado pero grande y en una carrera contra el tiempo se
dedicaron a limpiarlo trabajando día y noche. Este
edificio había servido como local de la Primera Iglesia
Metodista Episcopal Africana hasta que se mudaron en 1903,
convirtiéndose el lugar desde entonces en una especie de
establo y almacén de
materiales de
construcción. Para la tercera semana del
mismo mes de abril todo estaba listo, abriéndose el local
que tenía una capacidad para 750 personas dispuestas a
adorar a Dios buscando su santa presencia.

Instalados ya en el improvisado local el Espíritu
Santo se derramó profusamente sobre los fieles que
unánimes se mantenían en comunión con Dios.
El vecindario sorprendido empezó a concurrir masivamente
al lugar y pronto la ciudad de Los Angeles se enteró de
este extraordinario acontecimiento. El principal periódico
"Los Angeles Times" en su edición del miércoles 18
de abril de 1906 informó en primera página que un
extraño suceso había ocurrido la noche anterior en
la calle Azusa, en la que la gente habló en otras lenguas
sin articulación conocida.

En septiembre del mismo año el ministerio del
pastor Seymour publicó el
periódico mensual "La Fe Apostólica", de cuyo
primer número se imprimieron cinco mil copias, pero para
el próximo año el tiraje mensual ya estaba sobre
los cincuenta mil ejemplares, con circulación dentro y
fuera del país.

De 1906 a 1909 aproximadamente durante mil días,
este gran avivamiento pentecostal con milagros, prodigios y
sanidades, cuyo epicentro estaba localizado en la 312 de la calle
Azusa de la ciudad de Los Angeles, rápidamente su onda
expansiva cubrió la nación
y traspasando los mares el mundo entero. Gente de toda
condición social, pobres, ricos, trabajadores del campo y
de la ciudad, intelectuales,
políticos, autoridades de gobierno, líderes
religiosos de todo el país así como de más
de cincuenta naciones, empezaron a llegar a este santuario en Los
Angeles, para ver con sus ojos lo que de oídos
habían escuchado sobre la manifestación del poder
de Dios, tal y como ocurrió en los días de la
poderosa iglesia primitiva.

Fundación de las Asambleas de
Dios

La llama del fuego pentecostal se había encendido
y los creyentes envueltos en

Esta manifestación espiritual eran de muchas
iglesias tradicionalmente históricas, pero no
podían mantenerse en sus denominaciones porque sus
autoridades rechazaban de plano al movimiento pentecostal, por lo
que los líderes pentecostales decidieron organizarse para
realizar un mejor trabajo según los dictados del
Espíritu Santo.

Como para 1910 ya había dos grandes asociaciones
pentecostales. La primera, la Fraternidad de Texas y Arkansas
dirigida por E. M. Bell y la segunda, la Fraternidad de Alabama y
Mississippi liderada por H. A. Gross, teniendo en cuenta que para
entonces eran muchas las iglesias independientes que surgieron
como consecuencia del gran avivamiento pentecostal.

El hermano Bell quien había sido un ministro
bautista pero expulsado de su denominación después
de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo
empezó a editar un periódico llamado también
"La Fe Apostólica" que mas adelante se llamó
"Palabra y Testimonio" desde Fort Worth, Texas, en cuyas
páginas se daba cuenta de los testimonios de muchos
hermanos que a lo largo y ancho del país habían
recibido la promesa del Espíritu Santo, por lo que
sintió la necesidad de unificar a estas muchas iglesias
independientes para hacer valer los derechos sobre sus
propiedades ante el gobierno, a la vez que se buscaba proteger el
trabajo de estas iglesias contra las grandes denominaciones que
no veían con agrado la manifestación del poder
pentecostal.

Es así que con fecha 20 de diciembre de 1913 E.
M. Bell publicó un anuncio, convocando a todas las
iglesias del nuevo movimiento pentecostal a una convención
a realizarse a partir del 2 de abril de 1914 en la ciudad de Hot
Springs, Arkansas, fecha que fue históricamente gloriosa
cuando los trescientos hombres y mujeres que estuvieron presentes
fueron divinamente bendecidos con el poder pentecostal. Entre
ellos se encontraban ciento veintiocho misioneros procedentes de
veinte estados y de otros países. El principal acuerdo de
esta cita fue la creación de una fraternidad pentecostal
lo suficientemente fuerte y sin fronteras a la que se le puso por
nombre: las Asambleas de Dios.

En este primer concilio general E. N. Bell fue elegido
como presidente y J. Roswell Flower como secretario. Una serie de
decisiones internas se adoptaron para un mejor desarrollo de la
organización que contó con la adhesión de
muchos ministros de espíritu pentecostal como el
evangelista T. K. Leonard que ofreció al servicio de las
Asambleas de Dios su imprenta y
escuela en Findlay, Ohio. A los pocos meses se anunció la
convocatoria al segundo concilio general para noviembre de 1914,
en la ciudad de Chicago, Illinois.

Raíces del Movimiento Pentecostal Hispano desde
el primer momento en que se estableció la fraternidad de
las Asambleas de Dios una importante línea de trabajo
constituyó el apoyo al campo misionero, para cuyo efecto
el segundo concilio destinó la importante suma para ese
entonces de diez mil dólares, destinada a promover
la empresa
misionera en diversas partes en el país y en
ultramar.

Poco antes de la fundación de las Asambleas de
Dios, Henry Cleophas Ball un activo líder metodista de
Kingsville, Texas, fue impulsado por el Señor para
levantar una obra entre los muchos mejicanos que vivían en
el área de Ricardo, una población del mismo estado
y no obstante su muy limitada capacidad para hablar el español,
se esmeró por aprender esta lengua que al poco tiempo
empezó a predicar en el idioma de Cervantes.

Para 1915 dentro del trabajo misionero de las Asambleas
de Dios le tocó al evangelista Félix A. Hale
predicar en un culto en Kingsville, en el cual H. C. Ball fue
bautizado con el poder del Espíritu Santo, sintiendo
renunciar a su filiación metodista para dedicarse al
trabajo entre los latinos. Poco después en el mismo
año, fue ordenado como ministro de las Asambleas de Dios,
dedicando su tiempo y talento al trabajo exclusivo entre el
pueblo de habla hispana, estableciendo una obra indígena
en el vasto estado de Texas.

Mientras tanto en otro lugar del país el
Señor de la Obra estaba preparando a una mujer que en su
momento junto con el hermano Ball, habrían de efectuar el
trabajo más fecundo en la primera hora del movimiento
pentecostal latino. Su nombre: Alice Eveline Luce.

La hermana Alice E. Luce originaria de Inglaterra tuvo
una profunda vocación misionera. En 1896 luego de terminar
sus estudios de enfermería
y teología fue nombrada misionera a la India por la
Iglesia de Sociedad
Misionera. Más tarde, cuando el avivamiento pentecostal
que se inició en la calle Azusa de Los Angeles
llegó a la India en 1910, A. E. Luce fue bautizada con el
poder del Espíritu Santo. Encontrándose prestando
servicios en
el Canadá renunció a su denominación,
sintiendo un llamado especial de parte de Dios para trabajar como
misionera entre los latinos.

Estando en Texas conoció a H. C. Ball y otros
líderes pentecostales envolviéndose muy pronto en
el trabajo de las Asambleas de Dios, de la que fue ordenada como
ministro en 1915. Al poco tiempo empezó la obra
evangélica entre los latinos en la ciudad de Los Angeles.
Más adelante la hermana Alice E. Luce se dedicó a
preparar el programa de capacitación y entrenamiento
para pastores y evangelistas a fin de alcanzar al pueblo hispano
para Cristo, fundando para tal efecto el Instituto Bíblico
Berea, en la ciudad de La Puente, California.

Un tercer instrumento que Dios eligió para
alcanzar al pueblo latino con el evangelio completo fue Juan
León Lugo, el fundador de la obra pentecostal en Puerto
Rico y quien posteriormente contribuyó también al
establecimiento de la obra entre los hispanos del área
metropolitana de la ciudad de Nueva York.

La onda expansiva del estruendo pentecostal cuyo
epicentro estaba en California no tardó mucho en llegar a
la cuenca del Pacífico en el lejano oriente. Es así
que en 1912 un grupo de misioneros partió de California
rumbo al Japón y
la China haciendo
escala en la isla
de Hawai, en donde estaban trabajando cierto número de
puertorriqueños debido a que las condiciones
económicas eran difíciles en su tierra.

En Hawai los misioneros pentecostales predicaron el
evangelio completo y entre los que recibieron el llamado del
Señor estaba la madre de Juan L. Lugo, y posteriormente
sin darse cuenta éste también se envolvió en
las tareas evangelizadoras del grupo y a los pocos meses en 1913
hizo su entrega personal a
Cristo. A partir de este momento Lugo empezó a correr con
paciencia la carrera de llevar el mensaje de las buenas nuevas a
través de la empresa misionera
de salvación.

Para fines de 1913 Lugo llegó a San Francisco,
California, en compañía del hermano Francisco Ortiz
que era pastor del pequeño grupo puertorriqueño en
Hawai. Poco tiempo después durante el verano de 1914 Lugo
recibió clases de doctrina y práctica misionera por
parte del maestro Montgomery, envolviéndose
rápidamente así en el trabajo misionero de las
Asambleas de Dios.

Juan L. Lugo solicitó y obtuvo su
membresía de las Asambleas de Dios, siendo ordenado como
evangelista el 30 de enero de 1916 por Stanley H. Frodsham, en
San José, California y, con fecha 9 de febrero del mismo
año el concilio general de las Asambleas de Dios le
otorgó el certificado de ordenación suscrito por J.
W. Welch y J. R. Flower.

Pocas semanas después estando en la ciudad de Los
Angeles el hermano Lugo asistió a un servicio de
jóvenes en el Templo Betel, en donde el Señor se
manifestó grandemente y los hermanos de la iglesia al
conocer el deseo de Lugo de predicar el evangelio en Puerto Rico
recaudaron fondos para su viaje, entregándole el pasaje al
Caribe vía Nueva York y un dinero extra
para su estadía. El 17 de agosto partió de la
estación del tren de Santa Fe, California rumbo a Nueva
York, haciendo escala en San Luis, Missouri, para visitar a J. R.
Flower secretario del concilio general de las Asambleas de Dios,
cuya sede central para entonces estaba en la ciudad de San
Luis.

Al llegar a la ciudad de Nueva York Lugo se
hospedó en una conocida casa misionera de la calle 42 en
Manhattan para luego proseguir viaje a Puerto Rico, llegando a
San Juan el 30 de agosto de 1916. Ese mismo día
empezó su trabajo como ministro de las Asambleas de Dios,
siendo Ponce el primer lugar en donde se levantó la obra
pentecostal en la isla. El trabajo de Lugo contó con el
permanente apoyo económico de las Asambleas de Dios como
se puede ver de los informes
periódicos que él hacía y de las
contribuciones que se le enviaban del fondo misionero del
concilio general.

Mientras tanto en el territorio continental de los
Estados Unidos el trabajo entre los latinos seguía
adelante.

En 1916 H. C. Ball se dedicó a la paciente pero
bendecida tarea de compilar preciosas melodías de
cánticos e himnos espirituales al español,
dándole el celestial nombre de "Himnos de Gloria" que
constituye una verdadera joya del auténtico cancionero
espiritual de todo tiempo, siendo más de diez millones de
copias que hasta hoy se han impreso, y su uso alcanza a
prácticamente todas las denominaciones pentecostales de
habla castellana en el mundo. Además del himnario, Ball
publicó en septiembre del mismo año desde San Antonio,
Texas, el periódico "La Fe Apostólica" que tuvo
gran circulación en los Estados Unidos y los países
de Latinoamérica.

Este vigoroso crecimiento entre los latinos
pentecostales principalmente en los estados de California y
Texas, preparó el terreno para que en enero de 1918 se
reunieran en Kingsville, Texas, H. C. Ball, Demetrio
Bazán, Isabel Flores, José Garza, Cecilio Jacinto,
Arnulfo López, Rodolfo Orozco y Concepción
Suárez, en donde se acordó formar la primera
Conferencia
Latino Americana, saliendo elegido el hermano Ball como
presidente

Junto al liderazgo de H. C. Ball y A. E. Luce hubieron
muchos otros hermanos que trabajaron intensamente en la primera
hora de la jornada misionera de llevar el evangelio a diversos
lugares del país y México,
nación
que por ser limítrofe con los Estados Unidos era
relativamente fácil el tránsito hacia y desde aquel
país; asimismo un buen número de obreros salieron a
muchas ciudades y pueblos del Caribe, centro y Suramérica,
razón más que suficiente para que en 1925 la
Conferencia se constituyese en el Distrito Latino Americano de
las Asambleas de Dios, siendo elegido H. C. Ball como primer
superintendente, posición que ocupó hasta su
renuncia en 1939. El campo de acción del flamante Distrito
Latino Americano fue la obra latina o hispana en los Estados
Unidos y Puerto Rico.

Fondo Histórico sobre las Verdades
Fundamentales de las Asambleas de Dios

La fundación de la fraternidad de las Asambleas
de Dios obedeció básicamente a dos razones. La
primera, a la necesidad de muchas iglesias y líderes
ministeriales envueltos en el fervor del movimiento pentecostal,
de dar libertad al
Espíritu Santo dentro de un clima de orden y decencia
espiritual, para cuyo propósito Dios visitó con su
santo espíritu al privilegiado grupo de los trescientos
hombres y mujeres que se dieron cita en el concilio constituyente
de Hot Springs, Arkansas, el año 1914, en donde se fijaron
las bases de esta gran fraternidad pentecostal que contando con
más de ochenta años sigue manteniendo el liderazgo
entre las iglesias de avivamiento en el mundo entero.

La segunda razón fue establecer un mecanismo de
defensa frente a la crisis
teológica que estaba afectando al cuerpo de Cristo, que
permitiese si fuere el caso, contender ardientemente por la fe,
esto es defender la sana doctrina que fue dada a los santos,
según la exhortación que hace el apóstol
Judas en su epístola contra los apóstatas de todo
tiempo. El avance del liberalismo
que se había intrometido en muchas iglesias hizo que entre
las principales denominaciones surgieran defensores de la verdad
bíblica, que trabajaron desde el piso para contrarrestar
los ataques de los enemigos de la fe.

La publicación en 1910 de "Los Fundamentos" que
consta de doce tomos sobre las cinco doctrinas fundamentales,
escritos por magníficos eruditos conservadores se
agotó como pan caliente, al distribuirse más de
tres millones de ejemplares entre pastores, evangelistas y
estudiantes de seminarios en todo el mundo. Esta obra
constituyó un eficaz instrumento que fortaleció a
muchos creyentes a aceptar la Biblia como única fuente de
fe y conducta.
Asimismo, dentro del crecido mar del movimiento pentecostal las
aguas doctrinales tampoco estaban quietas, ya que en Los Angeles
en el año 1913 empezó a tomar cuerpo una corriente
basada en cierta revelación que exaltaba el nombre de
Jesús como anteponiéndolo al Padre Eterno, a cuyos
seguidores se les empezó a conocer con el nombre de "Solo
Jesús".

Aunque el concilio general de Hot Springs no
adoptó ninguna declaración de fe dentro de su
constitución propiamente dicha, sin embargo
poco después la naciente organización
encargó a un comité la preparación de
declaración de verdades fundamentales, integrado
además del presidente del concilio J. W. Welch, por D. W.
Kerr de reconocida autoridad
teológica, habiendo sido miembros de la Alianza Cristiana
y Misionera. El borrador del documento quedó listo para el
cuarto concilio general que se realizó en San Luis,
Missouri, el año 1916, que aprobó la
declaración de verdades fundamentales que forma parte de
la constitución de las Asambleas de Dios.

Originalmente fueron diecisiete el número de las
declaraciones fundamentales pero como se suscitó cierto
desacuerdo de interpretación se hizo una revisión
al Documento combinando los puntos 2 y 13, adicionando otro sobre
la deidad de Jesucristo y combinando los puntos 10 y 11, quedando
en un total de 16 como aparece en el texto oficial
actualizado que publicó Gospel Publishing House en 1983,
que incluye también el cambio que hizo el concilio general
en 1961, sobre el término entera santificación que
podía relacionarse con otras líneas
teológicas ajenas a las Asambleas de Dios.

Artículo V de la Constitución:
Declaración de Verdades FundamentalesLa Biblia es la regla
suficiente de fe y conducta. Por lo tanto esta Declaración
de Verdades Fundamentales tiene por objeto presentar las bases
para el establecimiento de la confraternidad entre nosotros. En
otras palabras, para que todos hablemos una misma cosa (1
Corintios 1.10, Hechos 2.42). La fraseología que se usa en
esta declaración no es inspirada ni se pretende que lo
sea, pero las verdades que se presentan en ella son consideradas
esenciales para el ministerio pentecostal. No se afirma que esta
declaración contenga todas las verdades de la Biblia, pero
abarca las que son imprescindibles para las necesidades
actuales.

1. La Inspiración de las Escrituras

Las Escrituras, el Antiguo y el Nuevo Testamento, fueron
inspiradas verbalmente por Dios y son la revelación divina
para el hombre, y
la regla infalible de fe y conducta. La Biblia es superior a la
conciencia y la
razón, sin ser contraria a estas (2 Timoteo 3.15-17, 1
Tesalonicenses 2.13, 2 Pedro 1.21).

2. El Único Dios Verdadero

El único Dios verdadero se ha revelado como el
eterno YO SOY de existencia propia. Creador del cielo y de la
tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado también
manifestando los principios de
parentesco y asociación, como el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo (Deuteronomio 6.4, Isaías 43.10-11,
Mateo 28.19, Lucas 3.22).

La Deidad Adorable

(a) Definición de términos

Los términos "trinidad" y "personas" relacionados
con la Santa Trinidad aunque no se encuentran en las Sagradas
Escrituras, son vocablos que están en armonía con
la Biblia y pueden transmitir a otros nuestro conocimiento
inmediato de la doctrina de Cristo con respecto a Dios. Por lo
tanto podemos hablar con propiedad del
Señor nuestro Dios, que es un Señor, diciendo que
se trata de una Trinidad, o sea de un ser en tres personas, sin
apartarnos por ello de las enseñanzas bíblicas.
Como exempla lea Mateo 28.19, 2 Corintios 13.14, Juan
14.16-17.

(b) Distinción y parentesco en la
Trinidad

Cristo enseñó una distinción de
personas en la Trinidad a las cuales designó con
términos específicos de relación y
parentesco, es decir Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero
esta distinción en lo que a forma se refiere es
inescrutable e incomprensible, pues la Biblia no la explica
(Lucas 1.35, 1 Corintios 1.24, Mateo 11.25-27, 28.29, 2 Corintios
13.14, 1 Juan 1.3-4).

(c) Unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
en un Ser

De manera que hay algo en el Hijo que lo constituye Hijo
y no Padre; hay algo en el Espíritu Santo que lo
constituye Espíritu Santo y no Padre o Hijo. Por lo tanto
el Padre es el Engendrador y el Hijo el Engendrado, mientras que
el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Así
que, por cuanto estas tres personas de la Trinidad viven en un
estado de unidad, existe un solo Dios Todopoderoso y tiene un
solo nombre (Juan 1.18, 15.26, 17.11, 21, Zacarías
14.9).

(d) Identidad y cooperación dentro de la
Trinidad

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son
idénticos en lo que respecta a persona, no se
les confunde en cuanto a parentesco, no están divididos en
cuanto a la Trinidad, ni hay oposición entre las personas
en cuanto a cooperación. El Hijo está en el Padre y
el Padre en el Hijo en cuanto a relación. El Hijo
está con el Padre y el Padre con el Hijo en cuanto a
comunión. El Padre no procede del Hijo sino el Hijo del
Padre en lo que respecta a autoridad. En lo que se refiere a
naturaleza,
relación, cooperación y autoridad, el
Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Por lo tanto,
ninguna de las personas de la trinidad existe u opera separada o
independientemente de las otras (Juan 5.17-30, 32, 37,
8.17-18).

(e) El título Señor Jesucristo

El título Señor Jesucristo es un nombre
propio. Nunca se le aplica en el Nuevo Testamento al Padre o al
Espíritu Santo. Por lo tanto pertenece exclusivamente al
Hijo de Dios (Romanos 1.3, 7, 2 Juan 3).

(f) El Señor Jesucristo, Dios con
nosotros

El Señor Jesucristo en lo que respecta a su
naturaleza divina y eterna es el verdadero unigénito Hijo
del Padre, mas en lo que respecta a su naturaleza
humana es el verdadero Hijo del Hombre. Por lo
tanto se le reconoce como Dios y Hombre. Y por el hecho de que es
Dios y Hombre, es Emmanuel, Dios con nosotros (Mateo 1.23, 1 Juan
4.2, 10, 14, Apocalipsis 1.13, 17).

(g) El título Hijo de Dios

Siendo que el nombre Emmanuel abarca lo divino y lo
humano en una persona, nuestro Señor Jesucristo, el
título Hijo de Dios describe su verdadera deidad mientras
que Hijo del Hombre expresa su verdadera humanidad. De manera que
el título Hijo de Dios pertenece al orden de la eternidad,
mientras que Hijo del Hombre corresponde a lo temporal o
cronológico (Mateo 1.21-23, 1 Juan 3.8, 2 Juan 3, Hebreos
1.1-13, 7.3).

h) Trasgresión de la doctrina de
Cristo

Por lo tanto es una trasgresión de la doctrina de
Cristo afirmar que el Señor Jesús deriva su
título de Hijo de Dios solamente del hecho de la
encarnación. De modo que negar que Dios es un Padre real y
eterno y que Jesús es un Hijo real y verdadero es negar la
distinción y relación en la Trinidad, lo cual
equivale a negar al Padre y al Hijo y constituye un
desconocimiento de la verdad de que Jesucristo fue hecho carne (2
Juan 9, Juan 1.1, 2, 14, 18, 29, 49, 1 Juan 2.22-23, 4.11-5 y
Hebreos 12.2).

(i) Exaltación de Cristo como
Señor

El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo,
después de limpiarnos del pecado con su sangre se
sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
sujetándose a El, ángeles, principados y
potestades. Después de ser hecho Señor y Cristo
envió al Espíritu Santo para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla y confesemos que El es el
Señor para la gloria del Padre, hasta cuando se sujete al
Padre, para que Dios sea todo en todo (Hebreos 1.3, 1 Pedro 3.22,
Hechos 2.32, 36, Romanos 14.11, 1 Corintios 15.24-28).

(j) Igual honor para el Padre y el Hijo

Siendo que el Padre ha dado al Hijo todo el juicio, es
un deber de todos en el cielo y la tierra postrarse ante El y un
gozo en el Espíritu Santo darle al Hijo todos los
atributos de la deidad y atribuirle todo el honor y la gloria
contenidos en todos los nombres y títulos divinos (excepto
los que denotan parentesco, como se indica en los párrafos
b, c y d) honrando así al Hijo como se honra al Padre
(Juan 5.22-23, 1 Juan 1.8, Apocalipsis 5.6-14, Filipenses 2.8-9,
Apocalipsis 7.9-10 y 4.8-11).

3. La deidad del Señor Jesucristo

El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios.
Las Escrituras declaran:(a) su nacimiento virginal (Mateo 1.23,
Lucas 1.31,35).(b) su vida sin pecado (Hebreos 7.26, 1 Pedro
2.22).(c) sus milagros (Hechos 2.22, 10.38).(d) su obra vicaria
en la cruz (1 Corintios 15.3, 2 Corintios 5.21).(e) su
resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28.6,
Lucas244.39, 1 Corintios 15.4).(f) su exaltación a la
diestra de Dios (Hechos 1.9-11, 2.33, Filipenses2.9-11. Hebreos
1.3).

4. La caída del hombre

El hombre fue creado bueno y justo, porque Dios dijo:
"Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme
nuestra semejanza" sin embargo, el ser humano, por su propia
voluntad cayó en trasgresión, incurriendo
así no sólo en la muerte
física sino también en la espiritual, la cual
consiste en la separación de Dios (Génesis 1.26-27,
2.17, 3.6, Romanos 5.12-19).

5. La salvación del hombre

La única esperanza de redención para el
hombre está en la sangre derramada de Jesucristo el Hijo
de Dios.

a) Condiciones para la salvación: La
salvación se recibe a través del arrepentimiento
delante de Dios y la fe en el Señor Jesucristo. El hombre
se convierte en hijo y heredero de Dios según la esperanza
de vida eterna, por el lavamiento de la regeneración, la
renovación del Espíritu Santo y la
justificación por la gracia y la fe (Lucas 24.47, Juan
3.3, Romanos 10.13-15, Efesios 2.8, Tito 2.11, 3.5-7).

b) Evidencias de
la salvación: La evidencia interna de la salvación
es el testimonio directo del Espíritu Santo (Romanos
8.16). La evidencia externa ante el mundo es una vida de justicia
y santidad (Efesios 4.24, Tito 2.12).

6. Las ordenanzas de la Iglesia

a) El bautismo en agua.Las Escrituras establecen la
ordenanza del bautismo en agua por inmersión. Todos los
que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor
deben ser bautizados. De esta manera testifican ante el mundo que
han muerto con Cristo y han sido resucitados con El para andar en
novedad de vida (Mateo 28.19, Marcos 16.16, Hechos 10.47, Romanos
6.4).

b) La santa comunión la Cena del Señor,
que consiste en la participación de los elementos – el pan
y el fruto de la vid – es el símbolo que expresa nuestra
participación de la naturaleza divina de nuestro
Señor Jesucristo (2 Pedro 1.4); un recordatorio de sus
sufrimientos y su muerte (1
Corintios 11.26); una profecía de su segunda venida (1
Corintios 11.26); y una práctica que deben observar todos
los creyentes "hasta que El venga!"

7. El bautismo en el Espíritu Santo

Todos los creyentes pueden y deben buscar fervientemente
la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y
fuego, de acuerdo con el mandato de Jesucristo, Esta era una
experiencia normal y común para los integrantes de la
primera iglesia cristiana. Con el bautismo viene una investidura
de poder para la vida y el servicio y la concesión de los
dones espirituales y su uso en el ministerio (Lucas 24.49, Hechos
1.4,8, 1 Corintios 12.1-31).Esta experiencia es distinta y
subsiguiente a la del nuevo nacimiento (Hechos 8.12-17, 10.44-46,
11,14-17, 15.7-9). Con el bautismo en el Espíritu Santo el
creyente recibe experiencias como la de ser lleno en el
Espíritu (Juan 7.37-39, Hechos 4.8), una actitud de
reverencia delante de Dios (Hechos 2.43, Hebreos 12.28), una
intensa consagración a Dios y dedicación a su obra
(Hechos 2.42) y un amor mas activo por Cristo, por la Palabra de
Dios y por los perdidos (Marcos 16.20).

8. La evidencia física inicial del bautismo en el
Espíritu Santo

El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo
se evidencia con la señal física de hablar en otras
lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2.4). El
hablar en lenguas en este caso es idéntico en esencia al
don de lenguas (1 Corintios 12.4-10, 28), pero es diferente en
propósito y uso.

9. La santificación

La santificación es un acto de separación
de todo lo malo y de dedicación a Dios (Romanos 12.1-2,1
Tesalonicenses 5.23, Hebreos 13.12). La Biblia prescribe una vida
de santidad sin la cual nadie verá al Señor
(Hebreos 12.14). Con la ayuda del Espíritu Santo podemos
obedecer el mandato que dice: "sed santos como yo soy santo" (1
Pedro 1.15-16).

La santificación se realiza en el creyente cuando
este reconoce su identidad con Cristo en su muerte y su
resurrección, vive por la fe esta unión con Cristo
cada día, y somete todas sus facultades al dominio del
Espíritu Santo (Romanos 6.1-11, 13, 8.1-2, 13,
Gálatas 2.20, Filipenses 2.12-13, 1 Pedro 1.5).

10. La Iglesia y su misión

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios en
el Espíritu Santo, con la tarea divina de llevar a cabo la
gran comisión. Cada creyente nacido del Espíritu
Santo es parte integrante de la congregación de los
primogénitos que están inscritos en los cielos
(Efesios 1.22-23, 2.22, Hebreos 12.23).

En vista de que el propósito de Dios en
relación con el hombre es buscar y salvar lo que se
había perdido, ser adorado por el ser humano y edificar un
cuerpo de creyentes a la imagen de su Hijo, la razón
prioritaria de ser de las Asambleas de Dios como parte de la
Iglesia es::

(a) ser una agencia de Dios para la
evangelización del mundo (Hechos 1.8, Mateo 28.19-20,
Marcos 16.15-16).

(b) constituirse en un cuerpo congregacional en el cual
la gente pueda adorar a Dios (1 Corintios 12.13).

(c) ser un instrumento en las manos de Dios para la
edificación de los santos para que sean perfeccionados a
la imagen de su Hijo (Efesios 4.11-16, 1 Corintios 12.28,
14.12).

Las Asambleas de Dios existe con el propósito
principal de seguir haciendo énfasis en los puntos
señalados arriba, según el modelo
apostólico del Nuevo Testamento, enseñando y
alentando a los creyentes a que sean bautizados en el
Espíritu Santo. Esta experiencia:

(a) los capacita para evangelizar en el poder del
Espíritu con señales
y milagros (Marcos 16.15-20, Hechos 4.29-31, Hebreos
2.3-4).

(b) agrega una dimensión necesaria a la
adoración y a la revelación con Dios (1 Corintios
2.10-16, 12.14).

(c) los capacita para responder a la
manifestación plena del Espíritu Santo en la
expresión de frutos, dones y ministerios como los tiempos
del Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo de
Cristo (Gálatas 5.22-26, 1 Corintios 14.12, Efesios
4.11-12, 1 Corintios 12.28, Colosenses 1.29).

11. El ministerio

Dios ha provisto un ministerio cuyo llamamiento y
ordenación vienen de El con el triple propósito de
dirigir a la Iglesia en: (1) la evangelización del mundo
(Marcos 16.15-20), (2) la adoración a Dios (Juan 4.23-24)
y (3) la edificación del cuerpo de los santos para
perfeccionarlos a la imagen de su Hijo (Efesios
4.11-16).

12. Sanidad divina

La sanidad divina es una parte integrante del Evangelio.
La liberación de la enfermedad ha sido provista en la
expiación y es el privilegio de todos los que creen
(Isaías 53.4-5, Mateo 8.16-17, Santiago
5.14-16).

13. La esperanza bienaventurada

La resurrección de los que han muerto en Cristo y
su arrebatamiento junto con los que estén vivos cuando sea
la venida del Señor es la esperanza inminente y
bienaventurada de la Iglesia (1 Tesalonicenses 4.16-17, Romanos
8.23, Tito 2.13, 1 Corintios 15.51-52)

14. El reino milenial de Cristo

En la segunda venida de Cristo se incluirán el
rapto de los santos que es nuestra esperanza bienaventurada, y el
regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la
tierra por mil años (Zacarías 14.5, Mateo 24.27-30,
Apocalipsis 1.7, 19.11-14, 20.1-6). Este reino milenial
traerá la salvación de Israel como
nación (Ezequiel 37.21-22, Sofonías 3.19-20,
Romanos 11.26-27) y el establecimiento de una paz universal
(Isaías 11.6-9, Salmos 72.3-8, Miqueas 4.3-4).

15. El juicio final

Habrá un juicio final en el cual los muertos en
pecado serán resucitados y juzgados según sus
obras. Todo aquel cuyo nombre no se halle en el libro de la
vida, juntamente con el diablo y sus ángeles, la bestia y
el falso profeta serán consignados a eterno castigo en el
lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Mateo
25.46, Marcos 9.43-48, Apocalipsis 19.20, 20.11-15,
21.8).

16. Cielos nuevos y Tierra nueva

"Pero nosotros esperamos, según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2
Pedro 3.13, Apocalipsis 21.22).A través del tiempo han
habido varios cambios en la atmósfera social y
política
del mundo, por lo que fue necesario una mejor precisión
teológica por parte de las Asambleas de Dios ante
cuestiones como inexactitud de las Escrituras, liberación
femenina, aborto, sexo
prematrimonial, homosexualismo masculino y femenino, entre otras.
Ante esta situación la Comisión de Pureza Doctrinal
con el apoyo de un buen número de pastores, oficiales
distritales y profesores de colegios y seminarios
teológicos preparó un importante documento que fue
discutido y aprobado por el presbiterio ejecutivo y ratificado
por el presbiterio general de las Asambleas de Dios en 1989. El
año siguiente salió a la luz la
colección de veinte tópicos con el nombre "Where We
Stand" – Dónde Estamos Parados, publicada por Gospel
Publishing House, de Springfield, Missouri

Establecimiento de las Asambleas de Dios en Puerto
Rico

Como hemos visto la obra pentecostal obviamente hispana
en Puerto Rico fue planeada, organizada y dirigida por las
Asambleas de Dios a través del trabajo diligente y
esforzado del hermano Juan L. Lugo, quien desde su llegada en
1916 recibió el respaldo de esta gran fraternidad.
Asimismo en la isla, Lugo contó con la cercana
colaboración de hermanos como Salomón Feliciano,
Francisco Ortiz, Aguedo Collazo, Tomás Álvarez,
Secundino Rodríguez y Lena S. Howe, esta última
misionera de las Asambleas de Dios quien trabajó muy cerca
del hermano Lugo. Todos ellos fueron de gran bendición en
favor de la preciosa causa del evangelio.

El movimiento pentecostal iba creciendo ya que se
contaban con seis iglesias establecidas en Ponce además de
varios grupos nuevos, por lo que sus líderes locales
decidieron tener una asamblea el año 1920, levantando un
acta cuyo encabezamiento dice: "Acta del Concilio de las
Asambleas de Dios del Distrito de Puerto Rico, reunido en Ponce,
del 1 al 6 de septiembre de 1920".

En esta importante reunión se acordó
nombrar a los hermanos Juan L. Lugo y Tomas Álvarez como
presidente y secretario de la junta, respectivamente, así
mismo consultar con el concilio general de las Asambleas de Dios
sobre la incorporación de la obra ante las autoridades
locales de Puerto Rico

Poco tiempo después el concilio general
envió a Puerto Rico al hermano Ball que para entonces era
director de misiones, con el propósito de conocer las
necesidades de la obra. H.C. Ball se reunió con los
líderes locales en asamblea llevada a cabo del 4 al 7 de
noviembre de 1921 en la ciudad de Arecibo, en la cual
según acta, los miembros del Distrito de Puerto Rico "nos
declaramos en comunión y cooperación con el
concilio general de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos",
acatando además las doctrinas fundamentales del evangelio
expresadas por el concilio general.

Para reforzar aún más el trabajo en Puerto
Rico el Señor de la Obra seleccionó a Frank
Finkenbinder. El hermano Finkenbinder quien a la edad de trece
años recibió el bautismo del Espíritu Santo
en Oklahoma en los días del gran avivamiento espiritual de
1909 y años más tarde cursó estudios en la
Escuela Bíblica de Entrenamiento Misionero en North
Bergen, Nueva Jersey, llegó a Puerto Rico a fines de marzo
de 1921, incorporándose de lleno al trabajo misionero para
lo cual la hermana Howe le prestó su más amplia
colaboración.

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