Breve resumen
del texto
La Proactividad es esa desconocida facultad humana
que permite modificar las dificultades que el individuo
confronta. A pesar del devenir histórico
del hombre y del
desarrollo
obtenido, esta facultad subyace y permanece oculta, tendiendo a
cargar de padecimientos a los individuos.
Despertarla es distinguirnos de los animales quienes
carecen de estos estimados recursos. El
presente artículo remite a conocer los alcances de la
proactividad, partiendo de un intento por definirla y motiva a
utilizar este preciado recurso.
Introducción
El Lucio es un pez agresivo que suele comer una variedad
de especies, incluyendo, desde la suya propia hasta aves, sapos y
pequeños mamíferos. Es tan agresivo que alguna
monografía refiere haber encontrado un
Lucio de 30 centímetros intentando tragarse un ave mucho
más grande que él. Ambos fueron encontrados muertos
a 20 metros fuera del agua. El ave
con la cabeza dentro de la garganta del Lucio.
Lógicamente el ave, para salvarse, lo
había arrastrado fuera, habiendo perecido los dos. El
instinto agresivo del pez lo había llevado a morir fuera
del agua, antes que soltar la presa.
Entendiendo su agresividad, los científicos
decidieron someter a este voraz pececillo a un experimento.
Colocaron un pez pequeño y vulnerable, dentro de una urna
protectora de vidrio, y lo
sometieron a la acometida de un hambriento Lucio. Este, de manera
frenética, intentó comérselo dándose,
sus fauces, duramente, contra el resistente vidrio.
Con el hambre que cargaba, el Lucio, volvió a
intentar en continuas oportunidades, comerse al pequeño
animal, golpeándose en todas ellas, reciamente contra el
resistente cristal. Finalmente, el hambriento pez, llegó a
desistir en su propósito de engullir a su pequeña
víctima.
Al notar los científicos la persistente renuncia
al ataque del hambriento Lucio, retiraron la urna que atrapaba al
pececillo, notando, para sorpresa de ellos, que, a pesar del
apetito voraz que dominaba al Lucio, éste, jamás
volvió a intentar siquiera, atacarlo.
* * * * *
La proactividad, es una palabra que no se encuentra
definida en el Diccionario de
la Real Academia Española. Tampoco encuentra
definición el término proactivo, que vendría
a ser el adjetivo que derivaría de esta palabra. Existen
grandes esfuerzos que tienden a intentar una definición,
así Stephen Covey (1996), en su capítulo nominado
la "proactividad" definida, intenta una aproximación a
partir de referir que es algo más que tomar la iniciativa,
para abundar que como seres humanos, al ser responsables de
nuestras vidas, debemos entender que nuestra conducta es
función
de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones.
Podría citarse que el autor define la
proactividad como la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.
Como bien dice Covey "tenemos la iniciativa y responsabilidad de
hacer que las cosas sucedan". Para él, nuestra propia
naturaleza es
proactiva, sin embargo, son los condicionamientos o las
condiciones del entorno, las que hacen que nos restrinjamos a
patrones conservadores, limitados y repetitivos. Es "por
decisión consciente o por omisión" que elegimos
otorgar a lo que nos rodea, a la circunstancia o
situación, la capacidad para controlarnos.
Cuando el control emerge
del entorno y no de nuestra capacidad interior, nos volemos
reactivos. La característica fundamental de las personas
reactivas es la gran influencia que ejerce sobre ellas el
medioambiente. Se ven constantemente afectadas por el entorno. De
ahí que, como cita Covey, si, el tiempo es
bueno se sienten bien, en tanto que si no lo es, se ven afectados
tanto en sus actitudes como
en su comportamiento.
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