- Reseña de "El Habla del
Niño" de Jerome Bruner - Vinculación
de la postulación de Bruner con "Adquisición de
la Lectoescritura" de Lila Daviña
(1999)
Primera parte:
Reseña de "El
Habla del Niño" de Jerome Bruner:
"…sus temas se refieren a la forma en que el
niño pequeño adquiere los USOS de su lenguaje
nativo…su énfasis está en la
pragmática, en aprender cómo hacer las cosas con
palabras…en especial, cómo lograr una atención recíproca y el manejo de
acciones en
común con otra persona por
medio del lenguaje…"
(Bruner, 1983, pp. 12)
Esta cita tomada del prólogo, nos aproxima a la
postulación de Bruner en cuanto a la adquisición
del lenguaje.
En sus investigaciones
son de suma importancia los conocimientos del mundo real previos
al lenguaje que posee el niño. Para evaluar, el autor no
deja de tener en cuenta el contexto y la función
comunicativa; por tal motivo el estudio se lleva a cabo en el
ambiente
cotidiano donde el niño habita.Bruner, en primera
instancia, explica en qué consiste la adquisición
del lenguaje: se trata del dominio de tres
facetas inseparables en cuanto al tiempo de
dicha adquisición: la sintaxis, la semántica y la pragmática del
lenguaje.
En este proceso
intervienen al menos dos factores: uno de ellos consiste en una
"predispuesta capacidad", similar a lo que Chomsky llamó
"capacidad innata".
El otro factor está constituido por el entorno
del aprendiz, por los hablantes maduros que le otorgan un
sistema de
apoyo. Es decir, ambos factores hacen a la inserción del
individuo
tanto a una comunidad
lingüística como a una cultura.
Existe una "facultad original" de los seres humanos que
los hace crecer continuamente en cuanto a su comunicación; la influencia social primaria
de su entorno también estimula este proceso cognitivo. El
texto enfatiza
la existencia de cierta "aptitud" especialmente humana que lleva
al hombre a
ciertas acciones humanas; Bruner lo denomina "facultad
original".
"…el niño entra al mundo del lenguaje y
la cultura con una preparación para encontrar, o inventar
formas sistemáticas de relación con los
requerimientos sociales y las formas
lingüísticas…" (Bruner 1983, pp.
29)
Todas estas facultades originales, que empiezan a partir
de las primeras relaciones sociales (intercambios etc.), son la
ayuda básica y/o inicial para que el niño aprenda a
usar el lenguaje.
Es decir, antes de la
comunicación lingüística, aprende otros
sistemas
funcionales de intercambio.
Entonces, la adquisición del lenguaje es
pragmática, no sistemática o mágica. Lo que
mueve al aprendizaje de la
lengua es la
necesidad comunicacional del ser humano; nuestra
comunicación lingüística tiene una finalidad y
una función.
En este caso la ayuda que recibe el niño por
parte de los adultos (especialmente padres), es esencial para
dicha adquisición. En primera instancia hay una
adaptación lingüística de los mayores: cuando
se le habla al pequeño se utiliza un nivel
lingüístico más sensible a este, más
comprensible; se torna un hecho rutinario.
Es allí cuando el niño, con su
pequeña capacidad de procesar información, logra comprender las
referencias a las que los adultos aluden (que en su primer
momento son comunicaciones
no lingüísticas; conforman la base de la
adquisición del lenguaje).
Las rutinas mencionadas constituyen uno de los dos
factores mencionados anteriormente, que ayudan al niño a
desenvolverse lingüísticamente. Se lo denomina
"Sistema de Apoyo de Adquisición del Lenguaje", y consiste
en una serie de "formatos familiares", convenciones que
guían al aprendiz en una suerte de proceso progresivo y
continuo, al uso del lenguaje; etapa donde los procedimientos
característicos, básicos, consisten en juegos creados
por el lenguaje que se transforman luego en la lengua propia del
niño. También es fundamental en este aprendizaje,
"sintonizar" con su modo de hablar.
Bruner afirma que los juegos practicados con los bebes
lo van formando e integrando socialmente. Entre esos juegos (a
saber, el "cu-cu", la aparición y desaparición de
objetos y personas, el "arre arre caballito", etc.), el lenguaje
es uno de los elementos fundamentales. Si bien son juegos
utilizados para dar sentido a la vida del niño pero
implican una gran riqueza para su crecimiento; en un principio
sirven para que el niño aprenda a organizar estructural y
ordenadamente su vida mediante las reglas del juego.
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