Psiquiatría y Holocausto : Vida y Muerte en los campos de concentración y exterminio
- Resumen
- Los
hospitales psiquiátricos y la eutanasia en el IIIer.
Reich (1939-45) - Introducción
- Los enfermos
mentales y las cámaras de gas - Declaración
del Dr. Konrad Morgen, 19 de julio de 1946, SS (A) – 65 y
67 - Expediente
del Dr. Horst Schumann, la acción T-4 y clave 14 f 13
(1939-45) - Dossier de
Karl Binding- Alfred Hoche (1920-1943) - Anexo.
Documentación - Los
orígenes de los campos de concentración y
exterminio. Cuadros Sinópticos - Estadísticas
de judíos fallecidos - Últimas
noticias. Auschwitz y Hadamar - Tribunal de
Nuremberg - Notas y
Textos - Bibliografía
- Apéndice
Un análisis de las causas y consecuencias
económicas, sociales y políticas
del IIIer. Reich (1933-45) alemán en la deportación
y genocidio del pueblo judío durante la IIª Guerra Mundial
(1939-45).
Resumen
:
A. Objetivos. Con
la intención de realizar un trabajo de
docencia e
investigación sobre los hospitales
psiquiátricos del IIIer. Reich durante el periodo de
1939-45. El objetivo
principal responde a la necesidad de recordar en nuestra
época actual que la práctica de la eutanasia se
generalizó hasta tal extremo en Alemania
durante la IIª Guerra Mundial
que fue origen y desarrollo
posterior del genocidio en los campos de concentración y
exterminio. B. Métodos.
Raul Hilberg, profesor
emérito de Ciencias
políticas de la Universidad de
Vermont (USA) utiliza para el análisis estadístico,
la extrapolación de las cifras a partir de los informes
disponibles, emitidos por los organismos alemanes, y los consejos
judíos,
a partir de comparaciones entre las estadísticas. El método
principal de estas agrupaciones fue substraer de los datos de
postguerra, las cifras o cálculos de los censos anteriores
a la guerra. C. Resultados. En 1945, el Instituto de
Asuntos Judíos de Nueva York, calculó que el
número de muertos debió de ser entre 5.659.000 y
5.673.100. Un año después, Jacob Leszczynski, del
Congreso Judío Mundial, calculó que el total de
muertos era de 5.978.000. La mayoría de los
cálculos publicados oscila entre los cinco y los seis
millones. D. Conclusiones. El holocausto
judío tiene su origen en los hospitales
psiquiátricos alemanes en los que la práctica del
homicidio
terapéutico se convirtió en habitual hasta el
extremo de causar uno de los mayores crimenes contra la humanidad
del s. XX.
Palabras Clave : Holocausto, Eutanasia y
Genocidio.
Dedicatoria.
"Siempre habrá judíos mientras recuerden.
No hay pecado más grande que el olvido". Simón
Wiesenthal.
A la memoria de
la labor emprendida y llevada a cabo por Simón Wiesenthal,
superviviente de 12 campos de concentración y exterminio,
que durante medio siglo dedicó todo su esfuerzo en
perseguir a los criminales responsables del holocausto
judío durante la IIª Guerra Mundial (1939-45) tras
los procesos de
Nuremberg (Alemania).
Presentación.
El presente estudio aborda la concepción sobre el
martirio como antonimia del genocidio , y con este
propósito transcribimos nuestro artículo : "La
memoria
histórica de Benedicto XVI en Auschwitz"; publicado en
la sección "página abierta" del noticiero "La
Vanguardia"
(España)
con fecha 31 agosto 2006.
(…) En el contexto del holocausto judío
durante IIª Guerra Mundial (1939-45), la mayoría del
pueblo hebreo convirtió en elección el vivir como
un "mártir de la fe", mucho se ha hablado de las
reflexiones sobre ¿dónde estaba Dios en aquellos
años de penumbra y miseria moral?, y la
única respuesta a esta cuestión, se encuentra en el
martirio de muchos judíos que dieron testimonio de su fe,
mostrándose reacios a claudicar ante sus enemigos de sus
convicciones religiosas, y reafirmando su pasado histórico
de pueblo elegido, según su moral y ritos religiosos que
se mostraron al mundo inalterables en todo momento y contrarios a
erigirse o convertirse en una cultura que
alabara por contra del fin supremo de los judíos, que es
el martirio, la contraria acción
del suicidio
asistido, o eutanasia, el homicidio terapéutico y
sistemático, o genocidio, como solución final a los
conflictos que
asolaban Europa, la
persecución sistemática y asesinato de millones de
seres humanos, como así proclamó el nazismo durante
el IIIer. Reich (1933-45) alemán.
Benedicto XVI en la Sinagoga de Colonia (Alemania) el 19
agosto 2005, y en la conmemoración del 60° aniversario
de la liberación de los campos de concentración
nazis, en los que millones de judíos, hombres, mujeres y
niños
fueron llevados a la muerte en
las cámaras de gas e incinerados
en los hornos crematorios, hizo suyas las palabras escritas por
su venerado predecesor Juan Pablo II con ocasión del
60° aniversario de la liberación de Auschwitz : "…
Me inclino ante todos los que experimentaron aquella
manifestación del "mysterium iniquitatis". Los
acontecimientos terribles de entonces han de despertar
incesantemente las conciencias, extinguir los conflictos y
exhortar a la paz …".
Benedicto XVI reitera y vuelve a constatar en su visita
el 28 mayo 2006 al campo de concentración y exterminio de
Auschwitz-Birkenau-Monowitz el profundo respeto,
reverencia y veneración hacia los mártires de la fe
tal como fueron pronunciadas sus palabras en la Sinagoga de
Colonia: "… ahora nosotros los reconocemos con gratitud como
testigos de la verdad y del bien, que en nuestro pueblo tampoco
habían desaparecido. Damos gracias a estas personas porque
no se sometieron al poder del mal
y ahora están ante nosotros como luces en una noche
oscura. Con profundo respeto y gratitud nos inclinamos ante todos
los que, como los tres jóvenes frente a la amenaza del
horno de Babilonia, supieron responder: "Sólo nuestro Dios
puede librarnos; pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que
nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de
oro que has
erigido" (Dn 3, 17-18) … Dios mismo ha descendido al infierno
del sufrimiento y sufre juntamente con nosotros…"
(…)
El planteamiento del trabajo de docencia e
investigación enfrenta la tesis de
Daniel Goldhagen, profesor de Estudios Gubernamentales y Sociales
en la Universidad de Harvard (USA), que imputa a la Iglesia
Católica y Pío XII co-responsabilidades en la
comisión de actos contra el pueblo judío durante el
periodo de la II Guerra Mundial (1939-45), cuando en realidad su
fe y misión de
dar testimonio de la verdad estuvo marcada en todo momento por el
martirio de la iglesia "semper persequitata", testigo fiel en los
más trágicos episodios de la historia de la
humanidad.
Citamos al efecto, un fragmento recogido del documento
emitido por la Santa Sede, con el título : "Nosotros
recordamos : una reflexión sobre la Shoah"; editado
por la Comisión para las relaciones religiosas con el
Judaísmo (Cardenal Edward Idris Cassidy. Presidente.
Pierre Duprey, m.afr. Vicepresidente. Remi Hoeckman, o.p.
Secretario), y publicado el 16 de marzo de 1998.
(…) "La Iglesia en Alemania respondió condenando el
racismo. Dicha
condena se realizó por primera vez en la
predicación de algunos miembros del clero, en la enseñanza pública de los obispos
católicos y en los escritos de periodistas
católicos. Ya en febrero y marzo de 1931, el cardenal
Bertram de Breslavia, el cardenal Faulhaber y los obispos de
Baviera, los obispos de la provincia de Colonia y los de la
provincia de Friburgo publicaron sendas cartas pastorales
que condenaban el nacionalsocialismo, con su idolatría de
la raza y del Estado (Cf. B.
Statiewski, Ed., Akten deutschher Bischöfe über die
Lage der Kirche, 1933-1945, vol. I, 1933-1934, Mainz 1968,
Apéndice). El mismo año 1933, en que el
nacionalsocialismo alcanzó el poder, los famosos sermones
de Adviento del cardenal Faulhaber, a los que no sólo
asistieron católicos, sino también protestantes y
judíos, tuvieron expresiones de claro rechazo de la
propaganda
nazi antisemita (Cf. L. VOLK, Der Bayerische Episkopat und der
Nationalsozialismus 1930-1934, Mainz 1966, pp. 170-174). A
raíz de la Noche de los cristales, Bernhard Lichtenberg,
preboste de la catedral de Berlín, elevó oraciones
públicas por los judíos; él mismo
murió luego en Dachau y fue declarado beato.
También el papa Pío XI condenó, de modo
solemne, el racismo nazi en la encíclica Mit brennender
Sorge (La encíclica está fechada el 14 de marzo de
1937: AAS 29, 1937, 145-167) que se leyó en
las iglesias de Alemania el domingo de Pasión del
año 1937, iniciativa que provocó ataques y
sanciones contra miembros del clero. El 6 de septiembre de 1938,
dirigiéndose a un grupo de
peregrinos belgas, Pío XI afirmó: «El
antisemitismo
es inaceptable. Espiritualmente todos somos semitas» (La
Documentation Catholique, 29, 1938, col. 1.460). Pío XII,
desde su primera encíclica, Summi pontificatus (AAS 31,
1939, 413-453) del 20 de octubre de 1939, puso en guardia contra
las teorías
que negaban la unidad de la raza humana y contra la
divinización del Estado, que, según su
previsión, llevarían a una verdadera «hora de
las tinieblas» (Ib., 449).
Durante la guerra, y también después,
comunidades y personalidades judías expresaron su gratitud
por lo que habían hecho en favor de ellos, incluso por lo
que había hecho el Papa Pío XII, personalmente o a
través de sus representantes, para salvar la vida a
cientos de miles de judíos. Por esa razón, muchos
obispos, sacerdotes, religiosos y laicos fueron condecorados por
el Estado de
Israel …
Organizaciones
y personalidades judías representativas reconocieron
varias veces oficialmente la sabiduría de la diplomacia
del Papa Pío XII.
Por ejemplo, el jueves 7 de septiembre de 1945, Giuseppe Nathan,
comisario de la Unión de comunidades judías
italianas, declaró: «Ante todo, dirigimos un
reverente homenaje de gratitud al Sumo Pontífice y a los
religiosos y religiosas que, siguiendo las directrices del Santo
Padre, vieron en los perseguidos a hermanos, y con
valentía y abnegación nos prestaron su ayuda
inteligente y concreta, sin preocuparse por los gravísimos
peligros a los que se exponían» (L’Osservatore
Romano, 8 de septiembre de 1945, p. 2).
El 21 de septiembre del mismo año, Pío XII
recibió en audiencia al doctor A. Leon Kubowitzki,
secretario general del Congreso judío internacional, que
acudió para presentar «al Santo Padre, en nombre de
la unión de las comunidades judías, su más
viva gratitud por los esfuerzos de la Iglesia católica en
favor de la población judía en toda Europa
durante la guerra» (L’Osservatore Romano, 23 de
septiembre de 1945, p. 1).
El jueves 29 de noviembre de 1945, el Papa recibió a cerca
de ochenta delegados de prófugos judíos,
procedentes de varios campos de concentración en Alemania,
que acudieron a manifestarle «el sumo honor de poder
agradecer personalmente al Santo Padre la generosidad demostrada
hacia los perseguidos durante el terrible período del
nazi-fascismo»
(L’Osservatore Romano, 30 de noviembre de 1945, p. 1).
En 1958, al morir el Papa Pío XII, Golda Meir envió
un elocuente mensaje: «Compartimos el dolor de la humanidad
(…). Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro
pueblo, la voz del Papa se elevó en favor de sus
víctimas. La vida de nuestro tiempo se
enriqueció con una voz que habló claramente sobre
las grandes verdades morales por encima del tumulto del conflicto
diario. Lloramos la muerte de un
gran servidor de la
paz» …" (…)
En el libro "The
Scarlet Pimpernel of the Vatican" ("La Pimpinela escarlata del
Vaticano"), del periodista J.P. Gallagher, aparecido en
español
con el título "Púrpura y negro" se explica que el
28 de septiembre de 1943, los nazis exigieron a la comunidad
judía de Roma, dos
millones de libras esterlinas en oro, y posteriormente los
detendrían y deportarían. En poco más de 24
horas, la nobleza romana a instancias del Papa Pío XII
había logrado reunir dicha suma, así como sufragado
él mismo una cantidad importante. Al terminar la guerra,
el Gran Rabino de Roma, el Dr. Zolli, que no había dudado
en pedir ayuda a Pío XII, y había permanecido
oculto en el Vaticano, se convirtió al
catolicismo.
Su gratitud hacia el Santo Padre, por salvar a miles de
judios y su propia vida, y su estrecha relación en el
Vaticano durante la IIª Guerra Mundial (el 15 de agosto de
1944, Israele Zoller, su apellido original, casi un año
después del 28 de septiembre de 1943 manifestó por
primera vez, y confidencialmente al rector de la Universidad
Pontificia Gregoriana de Roma, el padre Paolo Dezza S.I., que
llegaría a ser cardenal, su intención de hacerse
cristiano) le decidieron convertirse al catolicismo, culminando
en Eugenio Zolli y con el mismo nombre propio del Sumo
Pontífice (Cardenal Eugenio Pacelli) en la pila bautismal
de la capilla de la Iglesia Santa María de los Angeles (13
de febrero 1945) su adhesión a la Iglesia Católica,
Apostólica y Romana (su esposa Emma, añadió
a su nombre María por la Iglesia en que ambos se
bautizaron el mismo día). Nos es necesario recordar
también la historia real de Monseñor Hugh Joseph
O´Flaherty (La Pimpinela escarlata del Vaticano, el
correo de Dios o la Primavera roja, que fueron sus
pseudónimos, como el nombre en clave "Golf"), ¨Primo
Notario¨ del organismo más estricto y poderoso de la
Santa Sede, el Santo Oficio o Congregación para la
Doctrina de la Fe, condecorado por Italia,
Canadá y Australia, y por el Congreso Norteamericano con
la Medalla de la Libertad,
nombrado Comendador del Imperio Británico, y convertido en
Cardenal por el Estado Vaticano, que organizó un sistema de
eficacia
increíble y extraoficialmente, nos referimos a la red clandestina de evadidos
y refugiados más importante de la IIª G.M. de la que
creemos con certeza que el Papa Pío XII fue su mayor
responsable.
Sin ir más lejos, el Premio Nobel de la Paz
concedido en 1958, a Georges Henri Pire, año del
fallecimiento de Pío XII, es un reconocimiento
explícito a la labor humanitaria de la iglesia
católica en la persona de un
religioso dominico durante y después de la IIª Guerra
Mundial con la población refugiada, mayormente
judía en el continente europeo, en Bélgica se le
considera como un héroe. Fue capellán en el
movimiento de
resistencia
antinazi. Colaboró en el servicio de
Inteligencia,
y los fondos del galardón fueron destinados a fundar una
aldea para refugiados en Noruega con el nombre de "Ana Frank" en
memoria de esa joven mártir judeo-holandesa que se
transformó en el símbolo de la lucha contra el
racismo y la discriminación.
Asimismo, en "The Pius War – responses to the
critics of Pius XII" ("La guerra de Pío –
respuestas a las críticas de Pío XII",
Lexington Book, Lanham, Maryland, 2004) editado por Joseph
Bottum, director de la sección «Books and
Arts» del «The Weekly Standard» y por David G.
Dalin, rabino, profesor de Historia y Ciencias Políticas
en la Ave Maria University, responden detalladamente a
través de filósofos, teólogos, periodistas,
abogados, historiadores, y especialistas de la Shoah, a las
acusaciones dirigidas contra Pío XII, Papa de 1939 a 1958.
William Doino ha introducido una crónica detallada de lo
que hizo la Iglesia católica para salvar a los
judíos de la persecución nazi en los diferentes
países, y sobre Pío XII afirma que "cuando era
nuncio en Alemania (1917-1929) y secretario de Estado (1930-1939)
y sobre todo cuando era pontífice, Pacelli denunció
de manera clara y fuerte los males de su tiempo, es decir, el
racismo, los odios raciales y étnicos, el nacionalismo
exasperado, los crímenes de guerra y las atrocidades
contra las poblaciones civiles.
Además, en marzo de 1940, durante un encuentro
privado con Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos
Exteriores alemán, Pío XII condenó la
persecución nazi de los católicos y de los
judíos de manera fuerte y decidida". En definitiva
«The Pius War» documenta ampliamente la ayuda directa
coordinada por Pío XII a favor de los perseguidos por el
nazismo en toda Europa. William Doino concluye citando a
Monseñor John Patrick Carroll-Abbing, miembro de la red
antinazi en Roma, quien recibía órdenes
directamente de Pío XII para esconder y proteger a los
judíos con el fin de lograr que escaparan de una muerte
segura miles de personas sin hacer distinción de raza,
sexo, edad,
nacionalidad o
creencia religiosa, que eran perseguidas indiscriminadamente por
el IIIer. Reich alemán durante la triste y penosa IIª
Guerra Mundial.
Hacemos nuestro lo que dijo el Concilio Vaticano
II (1962-65) en la Declaración Nostra aetate
(28 de octubre de 1965, Pablo VI), que afirma
inequívocamente: «La Iglesia (…) recordando el
patrimonio
común con los judíos e impulsada no por razones
políticas, sino por la religiosa caridad
evangélica, deplora los odios, persecuciones y
manifestaciones de antisemitismo de que han sido objeto los
judíos de cualquier tiempo y por parte de cualquier
persona»".
La defensa de nuestra tesis se basa en la evidencia que
la ejecución de las muertes en masa a partir de 1939,
fueron sin la acción, intervención o
participación de la iglesia católica alemana que se
mostraría contraria a la instauración de los
grupos de
planificación de los crimenes documentados
en los informes emitidos sobre las declaraciones de los imputados
en el Tribunal de Nuremberg, en los que no aparecen acusados en
ningun caso altos responsables eclesiásticos
alemanes.
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