- Hipótesis
central - Enmarque
conceptual - Antecedentes
históricos (1949 – 1965) - Gran
Revolución Cultural Proletaria (1966 –
1969) - La
Revolución Cultural y su impacto sociopolítico en
la Argentina - Desenlace
y resultados (1969 – 1973) - Conclusiones
- Apéndice
- Bibliografía
Revolución cultural:
Enfrentamientos interburocráticos y movilizaciones
populares
Esta investigación, que trata de ser el
corolario de varios años de formación y de
interés por la historia de un país
asombroso, China, ha
sido sólo posible por el apoyo y el estímulo de
quienes en variadas circunstancias y a través de los
años creyeron en algunos de mis postergados resultados.
Deseo expresar mi agradecimiento, entonces:
a Jaime Silbert, por su valiosa guía al
brindarme sus conocimientos y material bibliográfico
sobre el tema;
a Ezequiel, Daniela, Lilia, Ester, Emilio, Ernesto,
Marco, Héctor, Luis y Norberto, por el alto significado
de su confianza para llevar a buen fin lo aquí
realizado;
a Flora Botton Beja, Celma Agüero y el Centro de
Estudios de Asia y
África de El Colegio de México, en México DF, por las
múltiples oportunidades brindadas y las satisfacciones
que aún les debo;
a mis apreciados compañeros de Ediciones en
Lenguas Extranjeras, en Beijing, Chen Mouda y Jiang, por su
cordial y afectuosa paciencia de 1983;
a los que me han obsequiado con su amistad en
tiempos difíciles o felices;
a los que no están y no olvidamos.
"Un gran desorden bajo los cielos conduce a un gran
orden bajo los cielos. Y otro tanto vuelve a suceder cada siete
u ocho años. Los monstruos y demonios saldrán por
sí solos a la palestra."
Mao Zedong
"(…) Acaso la muralla fue una metáfora
(…) un desafío, y Shih Huang Ti pensó:
‘Los hombres aman el pasado y contra ese amor nada
puedo ni pueden mis verdugos, pero alguna vez habrá un
hombre que
sienta como yo, y ése destruirá mi muralla, como
yo he destruido los libros, y
ése borrará mi memoria y
será mi sombra y mi espejo y no lo
sabrá."
J. L. Borges,
Otras inquisiciones, Alianza Editorial, 1981, p.
11.
Introducción
Este trabajo de
investigación tiene como objetivo el
estudio del proceso
histórico y el desarrollo
político institucional que se viviera durante los
años 1966 a 1969 y su posterior desenlace, en el
período conocido como de la Gran Revolución Cultural Proletaria, en la
República Popular China. Paralelamente se
plantearán las consecuencias sociales que causara el
disloque económico producido en la etapa de referencia,
en el enmarque de la estrategia
ideológica y política bosquejada
principalmente por Mao Zedong y que sufriera cambios rotundos
en su implementación hasta la desaparición
física
de éste.
Durante el lapso tratado, la sociedad
china vivió una poderosa crisis de
cuestionamiento de su modelo
político administrativo y de control
vigente, por ende de todas las estructuras
de poder
burocrático establecidas por el Partido Comunista de
China (PCCh). Asimismo, todas las estructuras administrativas
del Estado,
fueran éstas de nivel nacional, provincial, municipal,
cantonal o simplemente comunal popular, fueron conmovidas en
diferente medida por un intento democratizador y
antiburocrático, en principio, y por la ardua lucha
entre los sectores de clases involucradas por sus diferentes
intereses.
En ese sentido, el conjunto de fenómenos que
describen el proceso a analizar pueden considerarse a la vez
como manifestación y causa de relaciones de
condicionamiento determinante por las cuales se produjeron
algunos hechos y no otros. Esto presupone, si partimos de la
aprehensión analítica del hecho real, que
el
conocimiento se apropia de éste sólo en el
momento de intentar explicarlo a través de sus posibles
causas motivadoras.
El ejercicio de este acto de apropiación es
obviamente el de la elaboración de ciertas
categorías que expresen de alguna manera las causas
determinantes para cada momento. De esta manera, este proceso
de investigación hará necesaria la
elaboración de una base teórica analítica,
o sea, de un conjunto de conceptos y ciertas categorías
que nos permitan la constatación consiguiente del
proceso fenomenológico ocurrido y su análisis. Con ello se intentará
aprehender los determinantes causales que nos conduzcan a una
explicación del período histórico de
referencia.
En este esquema ubicamos como eje medular al estudio
de la realidad política y social de la República
Popular China en el período citado, de modo de intentar
contribuir a la identificación de las fuerzas y sectores
sociales relevantes en términos político
organizativos y lógicamente económicos,
así como lograr ubicar la participación adecuada
de sus particulares combinaciones, ya sea por unión y/o
por oposición.
Este intento de conocimiento
y análisis de la Revolución Cultural se
situará en los siguientes aspectos:
– Descripción de los grupos
sociales existentes o en proceso de formación,
así como sus sectores significativos ya sea organizados
políticamente o no, apuntando a identificar sus propias
articulaciones, es decir, la gama de intereses
que los condicionan en uno u otro sentido. Si bien este
análisis deberá realizarse inicialmente con base
en la determinación estructural que surge de la
posición de los grupos sociales
en la estructura
productiva de la sociedad, para después pasar a
identificar sus posiciones en el campo de la coyuntura
política, también consideraremos el porqué
de su ubicación en las diferentes expresiones políticas organizativas pese a su similar
pertenencia de clase o
sector social.
– Ubicación de las interrelaciones principales
de la estructura
social china (en tanto relaciones dialécticas, es
decir, contradictorias), de modo que nos facilite el poder
acercarnos a una comprensión del proceso socio
político posterior al período histórico
sometido a investigación.
– Identificación de las corrientes
políticas e ideológicas que, con base en los
sectores que representaban, conformaron las fuerzas
dinámicas que actuaron objetivamente en su
momento.
En el mismo sentido, será oportuno remarcar el
carácter de ciertos organismos que,
situados inicialmente en posiciones de vanguardia
por sus críticas, ocuparon posteriormente otras
posiciones que determinaron la orientación final del
proceso en sí desde los aparatos gubernamentales y de
control.
En el capítulo I se remarcarán
sus Antecedentes históricos, referidos a todas
las campañas de reeducación ideológica y
de lucha contra la corrupción administrativa desplegadas en
diferentes momentos históricos: San Fan, Wu Fan y
Sun Fan, la campaña de Las Cien
Flores, el Movimiento Antiderechista y el
Movimiento Xiafang, el programa
económico conocido como Gran Salto Adelante, y
finalmente el Movimiento de Educación Socialista, que proponen
una mirada retrospectiva desde donde poder fijar las pautas que
se afianzarán durante la Revolución Cultural.
Estos antecedentes históricos son los que nos
permitirán una proyección adecuada para la
aprehensión y el seguimiento de las pautas de desarrollo
que permitieron el lanzamiento de la Revolución
Cultural, en tanto iniciativa del poder político del
Estado y del Partido Comunista Chino, y de los sectores que
lograron implementarla.
El tema central, la Revolución Cultural,
será analizado detenidamente en sus manifestaciones
históricas y sus consecuencias inmediatas en el
capítulo II.
En el capítulo III se analizará
la documentación existente para observar su
Impacto sociopolítico en Argentina, y la
influencia que tuviera sobre algunos sectores intelectuales y de la juventud
estudiantil en nuestro país, en el mismo período.
Finalmente, el capítulo IV será dedicado
al Desenlace y resultadosque produjera en China la
Revolución Cultural, desde 1969 y que prolongamos hasta
1973.
En el Apéndice insertaremos una
Cronología histórica
preliminar, un Glosario y las
Biografías de los principales personajes
históricos que hubieran participado de alguna manera en
el transcurso de la Revolución Cultural. También
se incluirán los datos referidos
al funcionamiento de la Asamblea Popular
Nacional, y las sesiones de este órgano
legislativo del Estado chino, así como los del
Partido Comunista de China, con una breve
reseña de sus reuniones plenarias más
importantes.
Hipótesis
central
- En el transcurso de la historia de lo que será
la República Popular China, desde octubre de 1949, y aun
antes de su creación como tal, al menos dos tendencias
políticas destacadas permanecieron latentes en el seno
del PCCh. Estas corrientes se complementaron en hechos
políticos comunes o permanecieron a la espera y en la
construcción de su propia alternativa
política y económica, hasta llegar
inevitablemente al enfrentamiento y el consiguiente predominio
de una de ellas y la destrucción de la otra. - El establecimiento de la Gran Revolución
Cultural Proletaria se vio precedido de varios momentos
históricos con características similares, donde
la lucha por la democracia
interna y la desburocratización del aparato
administrativo y del PCCh fueron banderas iniciales que
conmovieron y hasta comprometieron la estructura productiva del
país.
Por lo mismo, se podría llegar a establecer
que el fracaso en los resultados de un proyecto
económico determinado, que en un principio no hubiera
contado con el consenso necesario en el Comité Central
partidario, podría haber generado por parte del sector
criticado una corriente externa al partido que, detrás
de las mencionadas banderas de democracia y anti
burocratización, decidiera manejar en otro plano
organizativo la capacidad crítica de los diversos sectores
populares. Es decir, que esta recreación organizativa tiene
inevitablemente como objetivo de fondo el trasladar desde
afuera la lucha al interior del PCCh, tratando de tomar su
estructura organizativa y de dirección para dinamizar su
funcionamiento intentando diluir toda oposición desde
allí, o al menos desconectándola del acceso a
los mecanismos de dirección, movilización y
control.
3. El modelo de partido de rasgos estalinistas,
autoritario y verticalista, en sí mismo sólo
podía haber permitido la aparición
cíclica de culpables que únicamente pudieran,
como ocurriera durante las campañas de
educación ideológica, tener oportunidad de
"confesar" una amplia gama de errores políticos y
administrativos, por lo tanto ideológicos, que
coincidieran totalmente con las acusaciones que les
efectuaban las autoridades partidarias. Este funcionamiento,
serviría para remarcar la imposibilidad de que pudiera
haber errores en la línea política previamente
establecida por el PCCh, y sí en las conductas humanas
de los hombres que interpretaban y aplicaban esa
línea.
4. El culto a la
personalidad de Mao Zedong se corresponde a la
imposibilidad de error desde esa instancia suprema
transformada en mito
viviente. Como consecuencia, el movimiento
que se planteara la generalización de una experiencia
democratizadora y crítica, como la Comuna de Shanghai
que en su posterior desarrollo pudiera haber llegado a
cuestionar ese culto, estaría definitivamente
condenada al fracaso. Esta incapacidad del maoísmo
para intentar el fortalecimiento institucional
democrático, y proveer de garantías
también institucionales para la crítica
intelectual, sería uno de los ejes de su necesaria
desaparición como opción
política.
5. El cuestionamiento antiburocrático y
antielitista fue enfrentado en las organizaciones políticas juveniles por
los hijos de los obreros y campesinos que pudieron acceder a
un mejor estatus de vida y estudio, por la posición,
desde 1949, detentada por sus progenitores de origen popular
en las instancias de dirección partidarias y
administrativas del Estado. Al mismo tiempo,
los descendientes de aquellas clases que antes de esa fecha
poseían los medios de
producción y de comercialización y que luego los
perdieran, aparecen como los más radicales
críticos a la falta de democracia mantenida por la
burocracia y
a la postergación de oportunidades de estudio, trabajo
y vivienda digna a que se veían sometidos.
Esto determinaría que el proceso de intensas
luchas políticas iniciado fuera del PCCh se trasladara
a su interior. Y que el aparato partidario por su
descrédito ante las masas se convirtiera en
expresión exacta de los acontecimientos exteriores que
inevitablemente escaparon a su control directivo, como
estructura única y centralizadora. No obstante,
también demuestra la capacidad de ese nuevo "sector de
clase" en el poder o desde fuera de él que, una vez
que ha estructurado su formalidad funcional organizativa como
tal y que incluye la identificación de sus propios
intereses y privilegios, pasa a extender sus nexos a todos
los ámbitos institucionales y, lo que es fundamental
para este estudio, desarrolla aún más su
continua capacidad recreativa.
6. El Ejército Popular de Liberación
(EPL) no escapa a la dinámica natural que toda fuerza
armada hegemónica ejerce sobre el Estado
que sustenta, y a un determinado "orden" que deberá
mantener. Puede también acompañar un proceso de
masas, y en el caso de la Revolución Cultural influir
educativamente en forma previa sobre sus hombres para
posteriormente apoyar y convalidar determinadas acciones
políticas de masas (por ejemplo, la del 18 de agosto
de 1966 en la Plaza Tian Anmen), hasta proveer de armas a los
grupos y corrientes políticas que inevitablemente han
de enfrentarse entre sí. Pero no puede, al entrar a la
arena política de la lucha diaria, dejar de aplicar
sus propios criterios verticalistas de orden. La
representación que tuviera en los "Comités
Revolucionarios", detrás de la premisa de la "Triple
Alianza" (representantes por igual del ejército, el
partido y las organizaciones de masas), demuestra que si el
EPL debía elegir entre el cuestionamiento rupturista
de estructuras previas y el orden, elegirá siempre
este último. Salvo en aquellas situaciones donde
apoyar lo primero significara posicionarse mejor
políticamente ante las masas campesinas y obreras. El
alto número de sus representantes que hasta en la
actualidad mantiene en los organismos de dirección
partidaria y estatal, demostraría la importancia
alcanzada con su participación en la lucha
política.
Enmarque conceptual
Los puntos formulados de la hipótesis tienen origen en dos
encuadramientos teóricos que se exponen como
sigue:
a. Marco
teórico del Estado.
b. Marco teórico de las clases y sectores
sociales.
a. El Estado posee la función
particular de constituirse en elemento esencial de unión
de todos los niveles de una formación dada. Aparece
así como factor de orden en el conjunto de la
estructura. También como principio de organización de una formación
social determinada no en el sentido del orden político
inmediato, sino en el de la cohesión del conjunto de los
niveles que interactúan al cuidar el equilibrio
general. Asimismo, es la estructura en la que se condensan las
contradicciones de los diversos niveles de una formación
particular, por ejemplo las producidas en un partido
político que aparece dirigiendo y centralizando el
poder.
Si partimos de la relación existente entre el
Estado como elemento o estructura de unión y como el
lugar inevitable de concentración de las
contradicciones, podemos llegar a la expresión
ambivalente de una formación socio política
determinada, por ejemplo el partido dirigente, como nivel
específico y lugar propicio a las transformaciones que,
en lugar de llevar a cabo las premisas revolucionarias por las
que fuera promovido a ese nivel directivo de todo el Estado,
desarrolla una brecha creciente entre sus proposiciones
organizativas y de progreso y los resultados político
sociales objetivos.
Si bien la función de orden que debe
implementar todo Estado presenta diversas modalidades de
coherencia expresadas en los niveles particulares en que son
practicadas (la función técnico económica
sobre el nivel económico, la política a ese nivel
y la ideológica educativa), entendemos que en rigor
existiría una función global de unión y
cohesión, que es la de una línea política
general y luego peculiaridades de implementación que le
serán afines, de acuerdo a la fortaleza y las
necesidades de cada sector que disputa la dirección de
ese Estado. Siendo así, la manifestación de su
existencia real en la práctica, que debiera tener
teóricamente una cierta expresión aproximadamente
democrática y/o popular de respaldo (por ej., como
organizador de un proceso de producción colectivo o en
su papel de reproductor ideológico en campañas
educativas nacionales), puede entrar en colisión con las
verdaderas necesidades de urgente desarrollo de un país
para pasar a ser, ese Estado, sólo un controlador eficaz
de toda opinión o disidencia que no sea amoldable a su
actuar.
Estos conceptos generales deberán mostrar las
formas en que los instrumentos organizativos del Estado se
expresan en cada momento político, como resultado
sintético de la articulación de las tendencias
que en él confluyen y la particularidad de la
situación precedente.
b. Con respecto al marco teórico de las clases
y sectores sociales, éstas pueden ser entendidas como
conjuntos de
agentes sociales determinados, aunque no exclusivamente, por su
posición en el aparato productivo. Esto constituye una
determinación estructural que a su vez define el lugar
de los sectores y grupos sociales, pero no es la
única.
Esto debe diferenciarse de la posición de clase
de la coyuntura, entendida esta última como aquellas
características históricas organizativas que la
formación social asume. Aunque una fundamentación
de la coyuntura debe ser cuidadosa en este punto, ya que un
reduccionismo estandarizador de la determinación
estructural a la disponibilidad como clase puede impedirnos
hacer una caracterización adecuada de la
situación política que intentamos
entrever.
Además, a nivel de la conciencia
social general de un período dado, supone el
análisis de todas las formas orgánicas de
expresión política de las clases y sectores que
la integran dentro de esa coyuntura. Conceptuarlas de esta
manera permitirá comprender simultáneamente con
mayor nitidez las relaciones económicas y su
problemática inmediata, y también sus relaciones
políticas e ideológicas en el mismo momento en
que las fuerzas sociales parecieron interrelacionarse. Entonces
será posible, a partir de considerar su importancia, la
objetivación comprensiva de los fenómenos de
dominación y subordinación que ejerce un
determinado líder
o una organización, intentando entender el proceso
político en su conjunto.
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