- Desarrollo
- Flora
melífera - Aspectos de
la bioecología de la abeja de la tierra (Meliphona
beecheii) - Las abejas,
las flores y los frutos - Materiales y
métodos - Resultados y
discusión - Conclusiones
- Recomendaciones
- Bibliografía
- Anexos
Estudio de la flora apícola y
su relación con la población natural de abejas de la tierra
(meliphona beecheii) en cuatro formaciones vegetales del valle
del valle de San Andrés
INTRODUCCIÓN.
La crisis
ambiental en la que actualmente se encuentra la humanidad
proviene, por un lado, del desconocimiento de una parte de la
realidad y, por otro, del manejo que de esta incompleta realidad
hace el hombre,
basándose sólo en intereses puestos a corto plazo.
De ahí la necesidad de integrar nuevas variables,
fundamentalmente de carácter ambiental y de introducir
preocupaciones a mediano y a largo plazo. (FAO, 2002).
A la llegada de los españoles, Cuba era un
territorio cubierto casi en su totalidad por frondosos árboles
(Ares, 1999), pero durante la etapa colonial, el desarrollo de
la industria
maderera, ganadera y azucarera, provocaron la destrucción
de grandes extensiones de bosques y al instalarse la
seudo-república, las áreas cubiertas de bosques
representaban el 53 % del área total del país,
intensificándose la deforestación en dicho período
(Ramos, 1999). El Gobierno
Revolucionario recibió solo 12,6 % del territorio cubierto
de árboles y se toma un conjunto de medidas, comenzando
así la recuperación paulatina, a través de
diversos programas
establecidos por las autoridades (Ares, 1999).
Dentro de los ecosistemas
más vulnerables o frágiles a los cambios que pueda
provocar el hombre u otros
agentes naturales, se encuentran los de montaña. En
éstos existe una gran diversidad de plantas, algunas
registradas en catálogos y estudios realizados por
especialistas y otras que tal vez sean desconocidas por el hombre
o poco estudiadas, sin llegar a constatar la verdadera
importancia que tienen las mismas para el desarrollo de la
humanidad (Valdés, 1998).
Los valles y los mogotes que los rodean son centro de
endemismo, cuya densidad se puede
comparar solo con pocos lugares de Cuba (Borhidi, 1996). Por
mogote se entiende en Cuba las lomas calizas de una estructura
extremadamente cársica debido a la escasez de
suelo que solo
se encuentra en las cavidades de las rocas, con poca
capacidad para retener el agua; estos
lugares portan una vegetación del tipo monte seco parecida a
los costeros; una excepción son los mogotes de la Sierra
de los Órganos, donde la vegetación está
dominada por elementos florísticos propios, por ejemplo:
Bombacopsis, Diospyros, Ekmanianthe, Gaussia, Spathelia,
etc (Borhidi, 1996).
En Cuba se elevan cuatro macizos montañosos. En
el oeste el macizo Guaniguanico que mide 692 m.s.n.m. en su pico
culminante, el Pan de Guajaibón y se divide en la Sierra
del Rosario y la Sierra de Los Órganos, esta última
constituida por calizas jurásicas, muy duras y debido a
sus formas cónicas o cupulares muy variadas, es
considerada como uno de los sistemas de
montañas cársicos más bellos de los
trópicos (Borhidi, 1996). Según este autor, la
vegetación de mogotes se caracteriza por un estrato
arbóreo de 5 a 10 metros de altura, con palmas y
árboles deciduos, presencia de suculentas arbustivas,
epífitas y trepadoras que viven sobre las rocas y
abundancia de lianas. Las formaciones mogotiformes encuentran la
mejor representación en Cuba Occidental, aunque
también se encuentran en Cuba Central y
Oriental.
Conocer la diversidad vegetal de este macizo
montañoso aportará resultados útiles, no
solo para el dominio por parte
de los especialistas y pobladores en sentido general, sino que
desde el punto de vista conservacionistas los resultados
serán de interés,
tomando en consideración que en la medida que se conozca
cada una de estas especies, el verdadero lugar que les
corresponda en la escala evolutiva,
la importancia que tienen para el hombre, así como su
papel en el ecosistema, se
podrá llevar a cabo un uso sostenible de toda la biodiversidad
que comprenden los mogotes. La conservación del patrimonio
cultural significa, ante todo, la de los recursos
vírgenes de los que depende la supervivencia de la especie
humana. En la medida que seamos capaces de conocer la diversidad
vegetal existente en las condiciones de montaña, se
estará en mejores condiciones de brindar una mejor
protección al medio
ambiente.
Es por ello, que se hace necesario y urgente trabajar en
el cambio de la
ética
ambiental, que proporcione una nueva racionalidad
ecológica, que posibilite a las comunidades y entidades
educacionales interactuar adecuadamente con la naturaleza,
basado en los principios del
cuidado y respeto por la
misma, donde el hombre no se considere la especie más
importante, sino una más que tiene la responsabilidad y la obligación de
contribuir al cuidado y conservación de las
restantes.
Una de las más destacadas funciones de la
flora es brindar alimento al hombre y los animales, entre
ella se encuentra la flora melífera. Ésta
además de alimentar las abejas, sirve de materia prima
para la producción de valiosísimos productos
industriales y alimenticios, esto son los productos
apícolas.
Las colmenas de la tierra se
encuentra en la categoría de "especies de alto valor
económico esperado" (IUCN, 1978), sin embargo a pesar de
fabricar miel y cera de alta calidad no ha
sido explotada comercialmente hasta ahora. Los habitantes de
Cuba, desde los aborígenes hasta la actualidad, la han
utilizado como fuente adicional de alimentos y
remedios caseros, según los campesinos la miel es de muy
buen paladar y se ha demostrado también por la ciencia que
tiene un alto valor nutritivo. Algunos autores (Von Furstenberg,
1978 y Asibey y Child 1990), han señalado los beneficios
de la fauna para los
países en vías de desarrollo, más
específicamente FAO-PNUMA (1985); Kile (1987) y NRC
(1991), destacan a los insectos y en especial a las abejas como
los insectos mas valiosos de la tierra por la producción
de miel y como agentes polinizadores, lo que puede ser una de las
fuentes
alimentarias principales a explotar en estos
países.
Desarrollo
La diversidad biológica significa la variedad de
formas de vida vegetales y animales, sus funciones
ecológicas y los recursos genéticos que contienen.
Aparte del pequeño numero de especies arbóreas de
importancia económica actual, existen sin dudas muchas
otras que tienen valores menos
conocidos. Cuanto mayor sea la incertidumbre sobre el futuro en
cuanto a los cambios ambientales o a los mercados de
productos maderables y no maderables mayor será el valor
potencial de conservar la diversidad biológica
(Unasilva,1999).
La mayor concentración de esta diversidad se
encuentra en los bosques, sobre todo en los tropicales, que
contienen la mitad de las especies que viven en la superficie
terrestre. Un terreno tipo de 1000 ha de bosque tropical
húmedo alberga más de 1500 especies de plantas
floridas, 750 especies de árboles, 400 especies de
aves, 150 de
reptiles y 60 de anfibios, así como especies de insectos y
vida microbiana tan abundante, que sería difícil
poder contar
las plantas y los animales que consume el hombre, no son los
únicos recursos importantes para garantizar la seguridad
alimentaría.
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