Bolívar y Rodríguez en la Constitución de las nuevas Repúblicas
- Introducción: Las
Repúblicas Americanas de Ayer y Hoy - Bolívar y su
preocupación por lo social: ¿Un Oligarca
diferente? - Propuestas para las Nuevas
Repúblicas: La Necesaria
Originalidad - Las
Nuevas Repúblicas: Entre el Deseo y la
Realidad - La
Formación del Ciudadano Americano: Educación,
Moral e Igualdad - Simón
Rodríguez: La Educación
Popular - La
Originalidad de América - La
Unidad Latino Americana - Simón
Rodríguez y la educación en las nuevas
Repúblicas americanas - Primeras
Experiencias - La
Política y el Permanente Peregrinar - El
Retorno a América: El Fracaso de un
Proyecto - Sus
Últimos Años - Vigencia de un
Pensamiento - Bibliografía
Básica
Introducción: Las Repúblicas
Americanas de Ayer y Hoy.
Hemos querido abordar en este trabajo el
pensamiento de
nuestro Libertador Simón Bolívar y
su destacado Maestro Simón Rodríguez, referente a
los principios
fundamentales bases para el surgimiento de las nuevas
Repúblicas Americanas. Esta revisión está
guiada principalmente por el rescate de aquellas ideas, que hoy
en el debate de una
nueva Constitución Nacional y el surgimiento de
una nueva república, tengan aun vigencia.
Venezuela y toda la América
Latina, después de más de tres siglos de
colonización, requería un proyecto para el
surgimiento de una nueva realidad económica, política y social.
Sin embargo, después de la independencia
a pesar de la alta significación de la ruptura colonial
con respecto a España, a
pesar de algunos cambios ocurridos en el plano jurídico,
la realidad económica, política y social pocas
transformaciones estructurales presenciaron: 1) La Propiedad
Territorial: La economía sigue siendo
predominantemente agrícola y pecuaria, pero antiguos y
nuevos dueños seguían monopolizando la tierra. 2)
La Mano de Obra: Aun muchos años después de
la independencia siguió existiendo esclavitud en
América
Latina (En Venezuela
fueron liberados en 1854; 33 años después de la
Batalla de Carabobo), pero aun siendo liberados permanecieron
diversos mecanismos de esclavitud disfrazada, puesto que los
esclavos, ahora hombres libres pero sin tierra,
tuvieron que ir a trabajar la tierra pero ahora sin la
obligación de los dueños de garantizarle vivienda,
salud, educación, a
él y a su familia. Como
sí lo era en la esclavitud, donde el esclavo a igual que
un animal debía ser protegido por el
dueño.
Sumado a esto, tenemos los endeudamientos hereditarios
de los trabajadores (asalariados) con el hacendado que
imposibilitaban la ruptura del trabajador con su trabajo y lo
ataban a él y a sus descendientes a una esclavitud
disfrazada. 3) En lo Político: A pesar de
reconocerse en las mayorías de constituciones "la igualdad ante
los ojos de Dios", lo cierto es que el poder
político siguió concentrado en una elite,
fundamentalmente la de los antiguos blancos criollos, que para
elegir y ser elegidos había que contar con propiedades,
títulos, saber leer y escribir que sólo eran
propiedad de muy pocos. 4) Social y Cultural: Como es
lógico este marginamiento de las mayorías de la
propiedad territorial y el poder político, manifestaban la
polarización social entre quienes no tenían nada y
quienes lo tenían todo. Los pobres, los campesinos
contaban con muy pocos derechos civiles y un casi
nulo derecho a la educación. 5)
En el plano de nuestras relaciones internacionales: si
bien rompimos con España entramos a una era de dependencia
económica con las nuevas potencias mundiales, en el siglo
XIX con respecto a Inglaterra y en
el siglo XX con los EEUU.
Con lo anteriormente señalado, no pretendemos
disminuir la importancia histórica de la gesta
emancipatoria, pero es necesario reconocer que en América
esta fue fundamentalmente beneficiosa para una elite: la
oligarquía criolla, mucho de los cuales perseguían
aumentar sus poderes y para nada le convenían cambios
estructurales en la sociedad
americana. A ello se debió la resistencia de
parte de nuestros humildes pobladores en participar en esta lucha
que pocos beneficios le ofrecía y esto fue causa a su vez
de los fracasos iniciales de la independencia; igualmente la
traición, la no solución a problemas
vitales para estas mayorías, como era la libertad, la
igualdad y el derecho a propiedad, produjeron durante buena parte
del siglo XIX, revueltas, motines y revoluciones, que nuevamente
dieron pie a nuevas traiciones. La Guerra Federal
(1859 – 1864) es una manifestación de estas
desigualdades sociales.
Sí hacemos un rápido vuelo por nuestra
historia,
observaremos, como a pesar, de los largos años
transcurridos en gobiernos dictatoriales, democracias
representativas, discursos y
reformas que prometieron cambios en esta realidad se quedaron en
la nada. Hoy la mayoría de la tierra sigue estando en muy
pocas manos; hoy a pesar de los avances en los aspectos sociales
y políticos, sólo una minoría usufructa el
poder, el 80% de la población se encuentra en estado de
pobreza. No es
casual que desde la época colonial hasta nuestros
días sólo un selecto grupo
representado por un 20% goza de un bienestar social mientras la
mayoría vive en la indigencia.
Pero así como muchos hombres de los que lucharon
con armas y los que
lucharon con las ideas contra la colonización, lo hicieron
sólo pensando en sus intereses propios y traicionando a
quienes les apoyaban, igualmente hubo hombres que a conciencia
luchaban por la formación de Repúblicas Americanas
estructuralmente diferentes. En este trabajo sólo nos
referiremos a Don Simón Rodríguez y a su más
importante alumno Simón Bolívar, pero en esta
lucha, ayer y hoy no estuvieron solos y hoy tampoco lo
están.
Bolívar y su preocupación por lo
social:
¿Un Oligarca diferente?
Sobre los ideales de Bolívar se han hecho toda
una fantasía, de quienes se lo imaginan desde niño
alzando una espada y soñando con la libertad y la igualdad
social. Esto contradice cualquier explicación lógica,
no sólo por el hecho de pedirle a un niño que
siendo parte de un legado familiar de esclavistas y grandes
propietarios de la tierra tenga ideas igualitarias, sino que como
bien se demuestra en los primeros escritos de Bolívar y
más aún en los primeros años de la contienda
(1810 – 1814), el proyecto bélico estaba para
él aun centrado en la liberación de España y
la lucha era fundamentalmente un problema entre
blancos.
La derrota de la primera y segunda república
(1812 y 1814 respectivamente) y la movilización social
producida por el ejército realista encabezado por Boves
– que por primera vez despertaba el interés
por la guerra a la mayoría de la población, al
ofrecer tierra y libertad con respecto al esclavista y
propietario de la tierra, es decir, el blanco criollo- dieron pie
a la preocupación por lo social por parte del libertador.
Así se manifiesta en los decretos de 1816 y 1817, en los
que ofrece tierra y libertad a los que acompañaron al
ejército patriota. Pero más aun en las propuestas
de igualdad y justicia
social, educación que propusiera ante el Congreso de
Angostura de 1819.
Sin pretender "tirar por los cabellos" las ideas del
Libertador, pues es necesario reconocer la existencia de
contextos históricos distintos, deseamos presentar a
continuación algunos principios que pudieran ser debatidos
a la luz de dos
escenarios comunes: la constitución de las primeras
repúblicas americanas y la actual necesaria
constitución de una nueva República Venezolana y el
Proyecto Integracionista Latinoamericano.
Propuestas para las Nuevas
Repúblicas:
La Necesaria Originalidad.
Es sin duda en el discurso ante
el Congreso de Angostura en 1819 donde Bolívar mejor
expuso las bases que a su parecer debían sustentar la
Nueva República, así lo señala a los
constituyentistas de entonces "…Siendo nuestras funciones la
creación de un cuerpo político y aún se
podría decir la creación de una sociedad
entera…"(p.68).
Al hacer su propuesta de Gobierno insiste
en la necesidad de ser original, de reconocer nuestras
diferencias y que por lo tanto no debíamos imitar: "pero
sea lo que fuera, de este gobierno con respecto a la Nación
Americana, debo decir, que ni remotamente ha entrado en mí
idea, asimilar la situación y naturaleza de
dos Estados tan distintos como el Inglés
Americano y el Americano Español".
(p.73), ya que según su propia apreciación:
"Nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del norte, que
más bien es un conjunto de África y de
América…" (p.76). "No olvidemos jamás que la
existencia de un gobierno no consiste en su teoría,
en su forma, ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la
naturaleza y al carácter de la nación
para quien se instituye"(p.81).
Reconoce Bolívar los sueños de libertad,
igualdad, soberanía nacional, democracia,
proscripción de las monarquías, las distinciones,
la nobleza, los fueros, los privilegios, la lucha por los
derechos del hombre, la
libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir, pero que
estos sueños chocaban con la ignorancia generalizada tanto
de los gobernantes que igualmente desconocían "el curso de
los negocios
públicos" y que el pueblo estaba atado, "…al triple yugo
de la ignorancia, de la tiranía y del vicio…"(p.69), la
inexistencia de un verdadero ciudadano culto y responsable
debía ser altamente considerada por los constituyentistas:
"No seamos presuntuosos, legisladores; seamos modestos en
nuestras pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha
logrado el genero humano: lo
que no han alcanzado las más grandes y sabias naciones: la
libertad indefinida, la democracia absoluta, son los escollos a
donde han ido a estrellarse todas las esperanzas
republicanas"(p.88) "para formar un gobierno estable se requiere
la base de un espíritu nacional, que tenga por objeto una
inclinación uniforme hacia dos puntos capitales, moderar
la voluntad general y limitar la autoridad
pública…"(p.90) "dignaos conceder a Venezuela un
gobierno eminentemente popular, eminentemente justo,
eminentemente moral…"(p.98).
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