De acuerdo a sus diferencias de terminación es
posible dividir los objetos de construcción en dos grandes
clases:
– Objetos inacabados: son los que adquieren sus
propiedades fundamentales recién en la ubicación
definitiva que les corresponde en el edificio del que
formarán parte (el mortero colocado entre ladrillos para
formar la junta que los una, por ejemplo, adquiere sus
propiedades principales sólo después de fraguar en
ese lugar)
– Objetos acabados: son los que adquieren sus
propiedades fundamentales fuera y antes de ser ubicados en los
sitios definitivos que ocuparán en el edificio del que
serán componentes (el marco y la hoja de una ventana
estándar, por ejemplo, integran un producto de
edificación que adquiere sus propiedades principales fuera
de la posición que habrá de ocupar en el sistema material
edilicio del que formará parte)
A estos objetos acabados los denominaremos objetos de
construcción prefabricados; el prefijo pre
denota antelación y remite a lo que acabamos de decir en
cuanto a que son elaborados antes de ser incorporados a las obras
a las que se integrarán, en las cuales sólo
serán ubicados y fijados (aunque luego reciban allí
algún tratamiento complementario como por ejemplo el de
pintura)
Según el grado de acabamiento previo de los
objetos de construcción intervinientes en la
composición de las obras, la edificación
estará determinada por una de las siguientes tres
modalidades fabricativas:
– Prefabricación edilicia o simplemente
prefabricación, consistente en producir los
edificios mediante una cantidad total o predominante de objetos
de construcción prefabricados.
– Fabricación edilicia, consistente en
producir los edificios mediante una cantidad total o predominante
de objetos de construcción inacabados amorfos colocados en
su lugar definitivo por adición (como cuando se moldea
hormigón in situ) o en producirlos en su
ubicación misma mediante sustracción de materia (como
ocurre con las construcciones excavadas) o en producirlos por
combinación de ambos procedimientos,
siendo así esta una modalidad fabricativa opuesta a la
prefabricación.
– Edificación mixta, consistente en
combinar, en sus diversos tipos y relaciones posibles, a la
prefabricación con la fabricación edilicia, siendo
ésta, obviamente, una modalidad fabricativa intermedia
entre ambas.
Ahora bien, en la realidad son relativamente pocos los
casos de prefabricación, fabricación y
edificación mixta edilicias integrales, por lo que
la mayoría de las obras correspondientes a cada modalidad
fabricativa se distribuyen comúnmente en series tendidas
entre los polos de lo total, o mejor dicho lo
predominante, y lo parcial. (En un ensayo de
nuestra autoría [2], publicado hace ya tiempo,
expusimos detalladamente un método
destinado a la clasificación de sistemas
constructivos de acuerdo a sus modalidades y grados de
fabricatividad, al que no incluimos aquí debido a la
brevedad que debe tener este texto)
Por su parte, según la cantidad y tipos de
materiales
intervinientes en la composición de las obras, cada
edificación estará determinada por una de las
siguientes dos modalidades matéricas:
– Edificación monomatérica,
consistente en producir los edificios mediante una cantidad total
o predominante de un único material (edificación
principalmente maderera, por ejemplo, por lo que tal modalidad
matérica será Edificación
monomatérica maderera)
– Edificación polimatérica,
consistente en producir los edificios mediante una cantidad
variadamente extensa de materiales diferentes (edificación
principalmente hormigonera-metálica, por ejemplo, por lo
que tal modalidad matérica será
Edificación polimatérica
hormigonera-metálica)
De lo dicho concluimos que los diferentes
subgéneros de constitución material de los edificios
resultan de las asociaciones de modalidades edilicias
fabricativas y matéricas (prefabricación
monomatérica pétrea, por ejemplo)
El cruce de las diversas modalidades edilicias
fabricativas con las modalidades edilicias matéricas da
cuenta de los seis subgéneros de constitución
material identificables en los edificios:
1 – Prefabricación-monomatérica
2 – Prefabricación-polimatérica
3 – Fabricación
edilicia-monomatérica
4 – Fabricación
edilicia-polimatérica
5 – Edificación
mixta-monomatérica
6 – Edificación
mixta-polimatérica
2.2- Subgéneros de trabajo
edificatorio
El proceso de
edificación, como ya lo adelantamos, además de
estar determinado por los subgéneros de
constitución material de los edificios, también lo
está por los subgéneros de trabajo
productivo, esto es, por las diversas características que
presenta la actividad edificatoria como resultado de las
combinaciones de diferentes tipos de
organización de los agentes del trabajo (productores)
y de distintos tipos de medios de
trabajo.
Según la cantidad y especialización de los
productores, la edificación estará determinada por
una de las siguientes tres modalidades
laborales:
– Trabajo individual: consiste en que un
único productor lleve a cabo todas las tareas
constructivas de una obra.
– Trabajo cooperativo simple: consiste en que una
cantidad variable de productores lleve a cabo colectivamente
todas las tareas constructivas de una obra efectuando trabajos
similares.
– Trabajo cooperativo complejo: consiste en que
una cantidad variable de productores lleve a cabo colectivamente
todas las tareas constructivas de una obra, pero
haciéndose cargo, individual y/o grupalmente, de
diferentes clases de actividades, poniendo en práctica, de
esa manera, la llamada "división técnica del
trabajo" (es así como en una misma edificación
pueden participar albañiles, techistas, carpinteros,
plomeros, electricistas, gasistas, pintores…)
Por otra parte, de acuerdo al tipo de instrumental
empleado, cada obra estará determinada por una de las
siguientes tres modalidades instrumentales:
– Trabajo manual: es el efectuado sin ayuda
instrumental o sólo con el concurso de herramientas
accionadas y dirigidas manualmente.
– Trabajo mecanizado: es el efectuado
preponderantemente con máquinas-herramienta y
máquinas.
– Trabajo combinado: es el que
reúne en diversas proporciones las modalidades
anteriores.
Como en el caso anterior, el cruce de las modalidades
edificatorias laboral-organizativas con las modalidades
edificatorias laboral-instrumentales da cuenta de nueve
subgéneros de trabajo edificatorio:
A – Trabajo individual-manual
(artesanal)
B – Trabajo individual-mecanizado (artesanal)
C – Trabajo individual-combinado (artesanal)
D – Trabajo cooperativo simple-manual
(manufacturero)
E – Trabajo cooperativo simple-mecanizado
(industrial)
F – Trabajo cooperativo simple-combinado
(industrial)
G – Trabajo cooperativo complejo-manual
(manufacturero)
H – Trabajo cooperativo complejo-mecanizado
(industrial)
I – Trabajo cooperativo complejo-combinado
(industrial)
Los nombres entre paréntesis de estos
subgéneros de trabajo se derivan de los que en algunas
corrientes de la Economía
Política comenzaron a utilizarse a partir del
S.XIX.
2.3- Tablas de géneros técnicos de
edificación.
El cruce de los subgéneros de constitución
material de los edificios (identificados en la lista
correspondiente con números) con los subgéneros de
trabajo edificatorio (identificados en la lista correspondiente
con letras) nos proporciona una tabla clasificatoria de los
géneros técnicos de edificación que resultan
ser cincuenta y cuatro, a los que no hace falta aquí
nombrar uno a uno, pues bastará con mencionar sólo
dos -que serán el primero y el último- para que a
partir de ellos se deduzca fácilmente la clave
denominativa:1-A: Prefabricación monomatérica
– individual manual (artesanal)
6- I : Fabricación edilicia mixta
polimatérica – cooperativa
compleja combinada (industrial)
2.4- Confrontación de opiniones referidas a
géneros técnicos de
edificación
Discutiremos ahora brevemente algunas opiniones,
aún hoy ampliamente compartidas, que difieren con nuestra
manera de entender los géneros técnicos de
edificación, para lo cual, a título de ejemplo, nos
bastará con referirnos al tema de la
prefabricación.
Dijo Horacio Denot: "La necesidad de precisión,
calidad y
máximo aprovechamiento de las exigencias económicas
conduce a la fabricación de productos
completos y tan acabados como sea posible. Debido a ello se
origina una nueva técnica del montaje de los elementos
individuales en la obra. Construir es montaje, Un proceso que se
diferencia de todos los métodos
tradicionales de construir y que se originó como
consecuencia de la industrialización" [3]
Dijo Claudio Caveri: "De la conjunción de la
actividad abstracta con el sistema estructural aplicado a la
sociedad y el
régimen de producción industrial concentrado, surge la
prefabricación de viviendas" [4]
Y pasando a las opiniones colectivas, encontramos que
una de las declaraciones del Primer Congreso Internacional de la
Prefabricación (Milán, junio de 1962) se sostuvo
que la "prefabricación constituye la esencia misma de la
industrialización" [5]
Las concepciones anteriores son muy representativas del
estado de
opinión prevaleciente acerca del tema, preponderante no
sólo en el ámbito de la opinión
pública sino entre la mayoría de los
especialistas de la construcción. En general se concuerda
en que la prefabricación es consecuencia de la
industrialización y, lo que es casi lo mismo, que
prefabricación y edificación
industrializada son sinónimos.
Por nuestra parte consideramos que tales
interpretaciones son incorrectas pues resultan de análisis simplistas, no pudiendo dejar de
sorprendernos su amplia difusión.
Según nuestro punto de vista, es errado explicar
una modalidad de constitución material de los edificios –
en este caso la prefabricación – por una modalidad de
trabajo -en este caso la industrial-. La prefabricación no
es exclusivamente "industrialización" ni proviene
únicamente de ella, si bien puede estar industrializada,
porque también puede ser ejecutada manufacturera o
artesanalmente (pensar lo primero es como creer, por ejemplo, que
los textos escritos son consecuencia de la invención de la
imprenta,
ignorando todas las restantes modalidades escriturales). E
incluso más, la realidad edificatoria nos muestra que la
prefabricación, la edificación mixta y la
fabricación edilicias pueden, todas ellas, ser llevadas a
cabo artesanal, manufacturera e industrialmente.
3- Sistemas constructivos
(SC)
En términos generales, se entiende por
sistema un conjunto de por lo menos dos partes o
componentes que estén coherentemente integrados con el
propósito de lograr un objetivo.
También se considera que todos o algunos de los
componentes, a su vez, pueden igualmente ser sistemas de grado
menor o subsistemas y constar, por su parte, de sistemas menores
y así siguiendo; y a la inversa, el sistema que integran
todos esos componentes puede igualmente ser interpretado como
parte de un sistema de orden mayor. En este sentido, todo
edificio real es un sistema edilicio material
(perteneciente a un determinado género técnico de
edificación) integrado por una cantidad variable de
subsistemas, subsubsistemas y así siguiendo.
Pero existen otros significados para el término
sistema, como, por ejemplo, "hacer reiteradamente algo de
cierta manera", "medio o modo usados para hacer algo o lograr un
objetivo", "conjunto de reglas o principios sobre
una materia racionalmente enlazados entre sí". Así
pues, al tenor de esto último, un sistema
constructivo puede ser una conceptualización del
construir de cierta manera, lo que lo haría un sistema
edilicio ideal (o, si se quiere, un "metasistema") respecto
del sistema material al que se refiera. Y acerca de ellos es
decible que unos son genéricos y de uso libre, como es el
caso del "sistema constructivo de bloques de tierra–cemento",
mientras que otros son singulares e inclusive muchos de ellos
pueden ser de uso legal restringido pues están patentados,
como ocurre con el sistema constructivo de bloques de
tierra-cemento "Hidraform", por ejemplo.
3.1- Clasificación de los sistemas
constructivos (SC)
Los sistemas constructivos poseen diversas
características, que varían en tipos y cantidades
según sean las diferentes índoles de cada un de
ellos, a partir de las cuales se han ido proponiendo
múltiples clasificaciones, algunas ya aparecidas en
páginas anteriores, a las que pueden agregarse otras como,
por ejemplo:
SC integrales: son los que constan de los medios
para construir la totalidad de cada obra SC parciales: son
los que constan de los medios para construir sólo partes
de cada obra (por ejemplo, SC de techos o de
paredes o de estructuras, etc.)
SC cerrados: son que los constan de los medios
para construir un sólo tipo de obra. SC abiertos:
son los que constan de los medios para construir diferentes tipos
de obras.
SC livianos: son los que constan de componentes
de construcción que pueden ser manipulados
manualmente.
SC pesados: son los que constan de componentes de
construcción que requieren ser movilizados mediante medios
de trabajo mecánicos.
SC secos: son aquellos con los cuales los
trabajos de construcción se llevan a cabo sin requerir
agua (por
ejemplo, sc de prefabricación
metálica)
SC húmedos: son aquellos que requieren
agua para que puedan llevarse a cabo los trabajos de
construcción (por ejemplo, SC de fabricación
edilicia hormigonera)
Etcétera.
Puede verse que las clasificaciones son
dicotómicas, pero ello constituye una
simplificación reduccionista, porque en la realidad cada
término de esas oposiciones es un polo entre los que se
intercalan variantes graduales que, llegado el caso,
podrían ser registradas más afinadamente como, por
ejemplo, SC: secos…preponderantemente secos…medianamente
secos… medianamente húmedos… preponderantemente
húmedos… húmedos.
3.2- Temporalidad de los sistemas
constructivos.
Haciendo un recorrido por la historia de la
técnica edificatoria, por limitado y superficial que sea,
no se podrá dejar de advertir cambios en ella, inclusive
crecientemente acelerados a partir de la revolución
industrial. Claro que de manera semejante a como ocurre en
otras ramas de la producción material, los cambios
técnico- edilicios no son lineales, ni homogéneos
ni sincronizados. Además, todavía en la actualidad,
y es imposible predecir por cuánto tiempo más, una
masa considerable de lo producido en gran parte del mundo lo es
hecho mediante el uso de materiales y procedimientos
constructivos que, desde nuestra perspectiva
cultural-profesional, nos resultan muy primitivos.
Pero este hecho, obviamente, no invalida el anterior: es
cierto que un sector de la edificación se mantiene
considerablemente estático, pero es igualmente cierto que
otro sector puede ser calificado en este sentido como
históricamente dinámico, por lo que puede hablarse
de una tecnología edilicia
evolutiva -lo cual no significa que en todas sus manifestaciones
implique necesariamente progreso- coexistente con otra
caracterizable como "detenida" en el tiempo.
En relación con lo expuesto opinamos que los
sistemas constructivos pueden adscribirse a la siguiente escala
categorial:
SC desechados: son aquellos que habiendo sido
empleados en alguna oportunidad ya no son usados, aunque
subsistan obras edificadas con ellos (por ejemplo, desde hace
siglos no se emplea el sistema constructivo de pirámides
prehispánicas todavía sobrevivientes)
SC tradicionales: son aquellos que teniendo un
origen más o menos antiguo siguen siendo usados, sin
modificaciones sustanciales, para edificar obras nuevas.
Recalcamos aquí que nos estamos refiriendo a cuestiones
técnicas y no
estético-estilísticas, porque pueden existir obras
constructiva y estético-estilísticas relativamente
tradicionales (como algunas de las debidas al arquitecto mexicano
Luis Barragán en su período de Guadalajara) pero
también puede haberlas constructivamente tradicionales y
estético-estilísticas modernas (como alunas obras
de Barragán de su período "emocional") Por otra
parte, debemos reconocer la existencia de cantidades de sistemas
constructivos tradicionales diversos que están siendo
empleados simultáneamente en el país y el resto del
mundo, así como que la valoración social de ellos
también es variada, pues los hay que son muy apreciados
por algunos sectores y menospreciados por otros -es interesante
comprobar como, en cierta publicidad
inmobiliaria, se destaca ponderativamente la "construcción
tradicional" de determinados inmuebles ofrecidos, a fin de
oponerla tácitamente a la "construcción moderna",
que en algunos imaginarios sociales es considerada de calidad
inferior-.
SC tradicionales evolucionados: son aquellos que
en lo esencial procuran el mejoramiento económico de la
edificación tradicional, reduciendo sus costos sin
menguar su calidad, racionalizando los proyectos
-mediante modulación
y coordinación modular, simplificación
formal, etc.- y la
organización del trabajo. Esta denominación
comenzó a difundirse internacionalmente a mediados del
siglo pasado.
SC modernos: son aquellos que, sin carecer de
factibilidad y
calidad, implican una discontinuidad innovadora respecto a los
sistemas tradicionales.
SC prospectivos: son aquellos que, careciendo
muchos de viabilidad en el momento de ser concebidos, son
propuestos como posibles a plazos futuros más o menos
largos, aunque gran número de ellos quedan reducidos a la
condición de productos de "tecnoficción", como
resultó con una buena parte del repertorio de ocurrencias
del grupo
Archigram, que tanta fama adquirieron a mediados del siglo
pasado.
Somos conscientes que esta clasificación, en gran
parte coincidente con algunas ya conocidas, posee utilidad
práctica -por lo que se la usa frecuentemente- pero
adolece de cierto esquematismo y confusionismo. Por ejemplo, la
expresión "sistema constructivo tradicional" se maneja
habitualmente con bastante simplismo y
desaprensión.
En su "Manual de construcción de
viviendas industrializadas", sus autores, los ingenieros Mac
Donnell, exponen: "En nuestro
país la mayoría de las viviendas se realizan con el
sistema tradicional. ¿Qué es tradición
constructiva en la Argentina? Simplemente, la que nos dejó
España
como herencia
arquitectónica, la construcción llamémosla
mediterránea, colonial, en fin, la que se usa
también en Italia, Francia y
Portugal.
Una vivienda en sistema tradicional para nosotros, es
aquélla que tiene muros de mampostería de ladrillo
común o hueco, o bloques de hormigón o
cerámico, y su techo tiene cubierta de chapas
metálicas o tejas. En la estructura de
techo, el hormigón armado es desde hace mucho el
más común en vastas zonas"[6] No puede
escapársenos que entre el modo de construir colonial
inicial y el modo de construir con bloques para paredes de
concreto y
láminas metálicas y losas de concreto armado para
techos, existen diferencias "evolutivas" de consideración.
Entonces, si a pesar de lo dicho, obviando esas variaciones se
conserva la denominación genérica de
"construcción tradicional" para ambos modos, se
estaría usando algo abusivamente tal expresión
(quizás sería preferible llamar al segundo modo
"construcción usual" en tanto no se quiera reconocerle
status de "construcción moderna" pues ésta
sería más original y "elitista", ni se optara por
"tradicional evolucionada" que sería más apropiada,
porque ésta ya cuenta con otro significado) a la que sin
embargo aceptaremos para plegarnos al uso
común.
4- Modernización de la
edificación
No cabe duda de que en gran parte del mundo la
edificación se mantiene en constante proceso de
modernización, aunque desde hace tiempo no está a
la vanguardia del
desarrollo
tecnológico, encabezado actualmente por industrias como
la aeroespacial, la cibernética, la biotecnológica,
entre otras; pero, sin embargo, en el
período que estamos considerando han aparecido más
variedades de productos para edificación y de medios de
trabajo que en toda la historia anterior de la
construcción edilicia. Señalaremos a
continuación algunos rasgos de dicha modernización
contemporánea de la práctica técnica
edificatoria, procurando también dar una sucinta idea de
algunas de las perspectivas que se abren ante
ella.
4.1- Modernización de los objetos del
trabajo
Para que un material de edificación (esto
dicho en sentido amplio, porque con el término "material"
nos referiremos indistintamente a objetos del trabajo como
cemento, teja o puerta) nuevo, es decir, de elaboración
reciente, pueda considerarse moderno, debe ser total o
parcialmente novedoso en cuanto a su forma y/o composición
sustancial en relación a otros productos del mismo tipo, o
de tipo más o menos semejante, que puedan ser considerados
como sus antecedentes. Así, un ladrillo cerámico
macizo recién producido, en comparación con otros
tabiques preexistentes de igual clase, es un
producto nuevo pero no moderno por cuanto carecen de
características diferenciadoras respecto a los
precedentes.
En cambio, un
hormigón al que se haya incorporado a su
composición un acelerador de fraguado, es un producto
moderno en relación con un concreto común porque
posee ese rasgo de modernidad
constitutiva, aunque no se haya alterado su apariencia
tradicional. Un nuevo azulejo decorado, ornamentado con un motivo
inédito respecto a los de los azulejos anteriores es un
producto moderno por poseer ese rasgo de modernidad
fisonómica, a pesar de que no se haya innovado en su
composición sustancial. Un vidrio
reflectante, destinado a ser usado en ventanas y muros cortina,
es un producto moderno comparado con los vidrios y cristales de
uso común, por poseer un rasgo de modernidad formal (su
aspecto exterior espejado) y otro de modernidad constitutiva (la
lámina reflectiva incorporada a la masa
vítrea)
Aclaramos que, en principio, no cuentan como factores de
modernización de los productos para la edificación
ni cómo se elaboran ni cómo se transportan: un
hormigón común es tan tradicional si se elabora con
pala de mano como si se lo hace con una revolvedora motorizada,
tanto como si sus componentes llegan a la obra transportados en
un carro como si son trasladados ya mezclados en una revolvedora
automóvil (camión malaxador) En cambio, un
hormigón con agregado grueso de arcilla expandida es un
producto moderno aunque se lo bata a pala, y se lo transporte en
carretilla.
En nuestra opinión, la modernización de la
composición sustancial de los materiales a la que hemos
aludido puede lograrse tanto mediante la utilización de
materiales realmente modernos (materiales plásticos
como el PVC, acrílico, fibra de vidrio…), como mediante
el empleo de
materiales preexistentes pero no empleados anteriormente en la
elaboración de esos productos de edificación.
Situación, ésta última, que puede llegar a
revestir características verdaderamente espectaculares por
lo insólito que puede resultarnos el uso de ciertas
sustancias cuando aparecen vinculadas a funciones
constructivas para las que aparentemente serían del todo
inadecuadas.
Ejemplos muy claros de esto resultan el uso del
cartón conformando piezas estructurales (caso de algunas
cúpulas geodésicas de Fuller), tanto como el uso
del aire, sea
cumpliendo cometidos estructurales (caso de las estructuras
neumáticas), sea actuando de cerramiento (caso de las
cortinas de aire) A estas modernizaciones deben agregarse
aquellas que se derivan de innovaciones de la sustancia y
funciones de ciertos materiales respecto a otros de su misma
especie (por ejemplo, tejas fotovoltaicas de silicio
monocristalino, que no sólo proveen cobertura sino que
además generan electricidad)
Es muy grande la variedad de clases de
materiales modernos existentes, y como no es éste el lugar
donde pretender pasarles revista
sólo nos referiremos a unas pocas de
ellas,
seleccionando sólo algunas de las que nos
parecen más interesantes
Desde hace cierto tiempo se viene propiciando,
en ciertos medios profesionales, la producción de
materiales de edificación a partir del reciclaje de
desechos. En realidad ésta es una práctica antigua,
que viene llevándose a cabo persistentemente -aunque como
de manera subrepticia- en la construcción de chabolas y
otras obras pobres y precarias, pero los materiales empleados, de
ser desconsiderados o directamente ignorados como objetos del
trabajo edificativo por la sociedad acomodada, han ganado ahora
prestigio al ser valorados en los medios académicos,
adquiriendo en ellos valor de
modernidad.
En los Bosques de Palermo "funciona el Museo del
Reciclado de Basura, donde arquitectos, desocupados y vecinos
en general pueden aprender tecnologías de la
construcción con basura, una manera
económica de enfrentar la grave crisis actual
y cuidar el medio
ambiente. El director, arquitecto Carlos Levinton, junto con
sus colaboradores, busca orientar la labor de los recolectores
del Bajo Flores y El Ceibo hacia la manufactura de
materiales y sistemas constructivos como tejuelas de latas de
aluminio;
membranas hidrófugas de envases de tetrabrik planchados; y
estructuras y envolventes de una casa, con placas de aglomerado
ecológico (T-Plak), muy resistente a la intemperie. La
lista de inventos es
larga, destacándose un tanque potabilizador de agua
extraída de la primera napa (con filtro de camalotes y
arena, carbón activado, hilos de plata y trocitos de
mármol); un colector solar (con manguera de polipropileno
negro enhebrada por envases de gaseosas de 2 litros); un
termotanque (un bidón de 5 litros cubierto por telgopor y
forrado con envases de tetrabrick); y muros trombe, con botellas
de vidrio y agua coloreada, de cálido efecto..
Este lugar es la primera fábrica de arquitectura
ecológica a cielo abierto, un microcosmos que sintetiza
una realidad más compleja", dice Levinton,
refiriéndose también a la red comunitaria por
él proyectada en su manifiesto Uthopos 2002, ganador del
primer premio en el Congreso de la Unión Internacional de
Arquitectos Berlín-02. ‘La propuesta consiste en
trabajar con los recursos que hoy
tiene la sociedad después del estallido de la bomba
neoliberal, que a diferencia de la neutrónica, dejó
en pie a los edificios y a la gente pero succionó el
dinero’, ha explicado el arquitecto
Levinton"[7]
"En Inglaterra, investigadores de la
Facultad de Informática y Tecnología de la
Universidad de
East London (UEL) han desarrollado una nueva tecnología
ecológica para convertir las basuras urbanas en avanzados
materiales de edificación…han construido una
pequeña planta piloto para fabricar paneles y tabiques a
partir de productos del dragado de ríos y residuos de
incineradoras y plantas de
tratamiento de aguas residuales.
La planta, construida en el llamado Manufactured
Aggregates Research Centre de la Universidad, dispone de las
últimas novedades en sistemas de tratamiento
térmico y aprovecha la energía producida por los
restos de aguas residuales para calentar un horno en el que los
productos tratados se
convierten en pellets que se pueden utilizar como
tabiques. Lo bueno de este proceso es que aprovecha materiales
que, si no, irían al vertedero y energía de los
residuos para crear materiales que ahora se extraen de las
canteras. Es decir, que tiene una doble ventaja
ecológica…
Si esta tecnología se adoptara en toda la
industria,
podría decirse que las basuras que van hoy a los
vertederos en el Reino Unido se reducirían en un 70 %.
Pero para ello habría que instalar sistemas de tratamiento
térmico independientes para las basuras domésticas.
Unas 10 o 15 plantas de estas situadas cerca de las grandes
ciudades reducirían además los viajes de los
camiones de basura, que
tienen un importante impacto ecológico, y podrían
fabricar casi el 10 % de los áridos que consume la
industria británica de la construcción"
[8]
Debe tenerse en cuenta que, como hemos manifestado
antes, en principio para nosotros no cuentan como factores de
modernización de los productos para la edificación
ni cómo se elaboran ni cómo se transportan. Por lo
tanto, los materiales nuevos resultantes de transformar la
basura, al margen
de cuáles hayan sido los procedimientos usados, a nuestro
criterio son modernos, aunque, si se quiere, pertenecientes a una
categoría "modesta" (sin que esto implique
menospreciarlos)
Pasaremos a referirnos a ciertos materiales modernos de
categoría "superior" a la de los recién tratados,
algunos ya existentes y otros pertenecientes a la
categoría de productos prospectivos.
Están los llamados materiales a medida o
a la carta, que son aquellos que, cuando no existen
materiales de construcción naturales o artificiales
adecuados a necesidades edificatorias particulares, son creados
ex novo para dotarlos de las características
requeridas, ello facilitado cada vez más por los avances
tecnocientíficos de esta época. Un modo de
obtenerlos es mediante la modificación y/o nuevas
combinaciones de materias primas conocidas, con lo que se logran,
por ejemplo, los denominados materiales compuestos o
"composites" constituidos por una matriz
orgánica polimérica y refuerzos generalmente de
fibras de vidrio, carbono o
cerámica. Estos materiales, según se
dice, resultan ser flexibles, resistentes a distintas condiciones
climáticas, al fuego y a las vibraciones, además de
proporcionar aislamiento térmico y acústico. Entre
otras aplicaciones se señalan las de servir para la
producción de paneles, componentes estructurales diversos,
piezas de techado, células
volumétricas de gran tamaño como cabinas de
baño, etc.[9]
A los productos de una de las especies de la
categoría anterior, aparte de sus nombres
específicos, se los apoda materiales inteligentes
porque son capaces de responder a un estímulo. Así,
en algunos edificios modernos construidos con ellos en zonas de
riesgo
sísmico, son capaces de variar la rigidez de las uniones
cuando se produce un terremoto, para evitar que se dañe la
estructura [10]
Otro ejemplo, éste en fase de desarrollo:
Investigadores del Centro Conjunto de Investigación de la Unión
Europea están trabajando para desarrollar materiales
inteligentes capaces de absorber y eliminar la
contaminación. El proyecto,
Aplicaciones Innovadoras de Recubrimientos Fotocatalíticos
para la Evaluación
de la Descontaminación trabaja con materiales como el
yeso, cemento y mortero que contienen dióxido de titanio.
Este material es capaz de capturar los contaminantes
atmosféricos orgánicos e inorgánicos
después de que hayan sido expuestos a los rayos solares.
El funcionamiento es el siguiente: la sustancia contaminante es
absorbida por la superficie del recubrimiento y entra en contacto
con el dióxido de titanio, éste absorbe la
energía de los fotones que emana la radiación
ultravioleta y la libera a la atmósfera en forma de
radicales libres que actúan sobre las partículas
contaminantes (En 2002 se recubrieron siete kilómetros de
carretera en Milán con material fotocatalítico. El
resultado fue una reducción de hasta el 60 por ciento de
la concentración de óxido nitroso a nivel de calle)
[11]
Se prevé que próximamente materiales de
construcción a medida, inteligentes y otros serán
producidos nanotecnológicamente. La
nanotecnología lleva ese nombre por el
nanómetro, una unidad de medida que es la
milmillonésima parte de un metro, la milésima parte
de un micrómetro. El Diccionario
Oxford de Inglés
define la nanotecnología como "la rama de la
tecnología que trata de las dimensiones y tolerancias de
menos de 100 nanómetros, en especial la
manipulación de átomos y moléculas
individuales". Pensando en las extraordinarias posibilidades
creativas implícitas en esta tecnología ya se
vaticina que, en el ámbito de la edificación, los
nanomateriales ofrecerían súper prestaciones,
como que una pintura de muros alerte cuando haya escapes de
gas, o que un
revestimiento genere electricidad durante el día para
utilizarla a la noche, o que un material se autorrepare de
algún daño
que lo afecte como puede ser la corrosión… lo cual da pié a
suponer que, como augura el arquitecto Ernesto Ocampo Ruiz "en un
futuro inmediato, podremos concebir edificios cinco veces
más altos que soportaran cargas cinco veces mayores, cuyas
secciones estructurales fueran más esbeltas, y que ante un
sismo no se fracturaran. Imaginaremos edificios cuyas paredes y
pisos cambiaran de color conforme la
luz del sol
cambiara de tono.
Pensaremos entonces en muros divisorios que fueran
transparentes en el día, y opacos en la noche.
Veríamos casas de dos pisos, fácilmente remolcadas
por un pequeño vehículo, para cambiar de
ubicación. Encontraríamos en cualquier supermercado
grandes componentes estructurales, a precios
económicos, suficientemente ligeros para que un
niño de cuatro años los pudiera cargar…" [12]
(Varias publicaciones han informado que la casa domótica de Bill Gates ya
cuenta con algunas de estas sorprendentes capacidades) Como
vemos, se confía en que los nanomateriales no
restringirían el tamaño de los productos elaborados
con ellos imponiéndoles cierta pequeñez, sino que,
al contrario, propiciarían la megaconstrucción,
facilitando con ello la superación de las dimensiones de
las grandes construcciones y componentes edilicios actuales de
mucho mayor peso.
Un rasgo de modernidad tecnológica en el campo de
la prefabricación ha sido el de producir módulos
tridimensionales habitables que, por yuxtaposición y/o
superposición de una cantidad variable, generaran diversos
tipos de edificios. Un ejemplo paradigmático de ellos son
las células de hormigón armado empleadas por Moshe
Safdie para construir en Montreal el famoso edificio
Hábitat 67, erigido allí con motivo de la
celebración de las olimpíadas de 1967. Cada una de
las unidades de prefabricación constituía un
departamento íntegro, y fueron nada menos que 158 las
agrupadas en varios pisos de altura para totalizar la obra, que
aún constituye un monumento emblemático de la
ciudad.
Yendo del extremo norte al extremo sur del continente,
agregaremos como otro ejemplo uno argentino, el de los
"módulos tridimensionales ‘MO-HA’,
elaborados íntegramente en fábrica con
hormigón armado ligero, siguiendo un proceso de
producción seriado, secuencial y continuo. Están
compuestos de paredes, piso y techo conformando ambientes
autosuficientes que contienen las carpinterías,
aislaciones, solados, pinturas, revestimientos y todas las
terminaciones que requiera el proyecto en función
del uso previsto para el mismo. (sala, dormitorio, cocina, etc.)
Se dimensionan teniendo en cuenta los anchos, alturas y pesos
máximos transportables por ruta, fabricándose con
un ancho de 3,20 m y largo desde los 3 hasta los 8 m y una altura
total de hasta 3,2 m. Su peso promedio es de 800 Kg/m2, (un
módulo de 3,20 m x 8 m pesa alrededor de 20.500 Kg.)
Completadas las etapas de producción en fábrica, se
cargan los módulos sobre transportes convencionales y se
los traslada al lugar de emplazamiento definitivo, donde se los
monta con la ayuda de grúas automóviles o gatos
especiales.
Tratemos de imaginar entonces cuánto facilitaría la
fabricación, transporte y montaje de células
tridimensionales de esa índole, el disponer de
nanomateriales ultra livianos y ultra resistentes, como de los
que hemos hablado, lo cual podría contribuir a incrementar
grandemente el uso de estos macroproductos de
edificación.
4.2- Modernización de los medios de
trabajo
En cuanto al otro gran sector de componentes de
los medios de producción –los medios de trabajo-
sabemos que, como no podía ser de otra manera,
también la modernización se hace presente en
él, resultando fundamentalmente, entre otras causas
tecnológicas, de la mecanización,
motorización y electronización de una cantidad
creciente de artefactos, a partir de las cuales se transforman
muchos de ellos, así como se crean otros inéditos.
Y ello se verifica en los medios de trabajo propios de las ramas
de producción de materiales fuera y dentro de los
obradores, de transporte horizontal y vertical de operarios y
materiales también fuera y dentro de los obradores y de
edificación in situ. De esto resulta que la gama de
medios de trabajo directos y no directos modernizados es cada vez
más amplia y variada (extendiéndose entre los
extremos de pequeños instrumentos manuales de
medición, como telémetros láser y
ultrasónicos, y cintas métricas y medidores de
ángulos digitales, hasta grandes plantas automatizadas de
elaboración de productos de hormigón) por lo que
aquí sólo alcanzaremos a mencionar una muy
sugerente posibilidades de lo que, de consolidarse, se entreve
hoy como el comienzo de un extraordinario salto
tecnológico por parte de la industria de la
construcción: el desarrollo de nanomáquinas
y de robots constructores.
"La nanotecnología intenta
minimizar la fabricación con un potencial ahorro de
costes, materias primas, energía, etc. De aquí que
aparezca una nueva generación de máquinas
según sus átomos… Se trata de un campo
prospectivo de la investigación sujeta a la
construcción de un "ensamblador"
(assembler), esto es, una máquina de
construcción que manipula y construye con los
átomos o las moléculas individuales. Tras conseguir
que una cantidad suficiente de ensambladores estuvieran
disponibles, las primeras nanomáquinas o
micromáquinas se reprogramarían para producir algo
más útil. Las nanomáquinas
constituirían, según expertos, una nueva revolución
industrial para la humanidad y la concepción de una vida
muy distinta y en un entorno (ciudad futura) muy diferente"
[13]
Por lo pronto, las nanomáquinas son
indispensables para producir los nanomateriales a los que ya nos
hemos referido, pero además ya se imaginan verdaderos
portentos: "edificios que se erigen solos, como por arte de magia,
bajo las ordenes de nanorobots equipados con nanocomputadoras que
aparte de autoreplicarse inducen la creación y ensamblaje
de estructuras a nivel molecular. Ciudades enteras podrían
crearse, o recrearse. Podrían fabricarse así
autopistas o televisores. También sería posible
eliminar la contaminación ambiental con
nanomáquinas diseñadas para "comérsela", y
crear alimentos,
automóviles que pueden cambiar de forma, muebles, procesos
automáticos de limpieza corporal, drogas
artificiales, libros… los
nanorobots podrían reparar tuberías y, por
supuesto, generar una nueva frontera de
aplicaciones médicas, incluyendo la regeneración de
tejidos…"[14
Pero también asoma, como más viable a
corto plazo, un robot de gran porte:
"Un robot que es capaz de construir una casa
sin intervención humana promete revolucionar a la
industria de la construcción. Ha sido desarrollado en la
University of Southern California. La máquina,
siguiendo un proceso llamado Contour Crafting, recibe
instrucciones de los planos digitalizados de los arquitectos y a
continuación sigue escrupulosamente las indicaciones para
levantar paredes y techos. Se trata de una máquina
poderosa que sólo necesita energía para funcionar y
que no está condicionada por todas las limitaciones
humanas: puede trabajar de sol a sol y en plena noche.
Sólo hay que facilitarle el material de
construcción necesario para cumplir su
propósito.
El ingeniero Behrokh Khoshnevis lo diseñó hace
cinco años, si bien lleva un año perfeccionando los
mecanismos de este robot. La clave reside en un ordenador
programado para depositar sucesivas capas de material sobre una
superficie que es la base de la vivienda. La máquina puede
en principio crear estructuras de tres dimensiones en forma de
cubos, cajas, cuencos o cúpulas, así como conos o
cilindros.
El objetivo es conseguir que el robot sea capaz de construir una
casa en un solo día y sin necesidad de manos humanas,
aunque todavía la máquina necesita perfeccionar sus
mecanismos, como la selección
de los materiales de construcción, o el programa
informático, para estar plenamente operativo. Los
materiales susceptibles de ser utilizados son el yeso, el
concreto, el adobe, el plástico o
mezclas
diversas. La máquina se guía por una programación computarizada basada en las
representaciones arquitectónicas y utiliza los materiales
que se le indican en la forma especificada.
Khoshnevis ya ha probado el robot usando cemento, pero piensa que
funciona mejor con adobe, si bien explora el uso de otros
materiales para la construcción de edificios
El robot recuerda a los túneles lavacoches y podría
incluso llegar a edificar varias casas al mismo tiempo, si
dispusiera de varios carriles, aunque la precisión de la
operación disminuye con su complejidad. La máquina
comienza a preparar el terreno y a continuación levanta
paredes y techos, dejando las correspondientes puertas y ventanas
con sus vigas y demás elementos. Los materiales han sido
depositados previamente en el entorno de la superficie a
construir. La máquina recibe los materiales por conductos
propios. Se aspira a que el robot esté en condiciones de
construir su primera casa en 2005 a modo experimental y, si tiene
éxito,
no tardará en ser perfeccionado con nuevos desarrollos que
multipliquen sus posibilidades operativas"[15]
En 1989 Norman Foster proyectó la Torre del
Milenio destinada a ser el edificio más grande del
mundo, pues tendría 840 metros de altura, 1.039,206 metros
cuadrados de superficie y capacidad para 60.000 habitantes, la
que estaría emplazada en la bahía de Tokio, y
habría de ser edificada por robots constructores. Pero, a
consecuencia de una severa crisis financiera que afectó a
Japón
en ese entonces, la obra no se llevó a cabo (aunque parece
ser que Foster aún confía en que sí
hará) por lo que no pudo saberse si su construcción
hubiera sido realmente robotizada.
Debe tenerse en cuenta que esto que hemos presentado
como desarrollo técnico-edificatorio potencial, se refiere
a la modernización del equipo de construcción in
situ, porque en el ámbito de la producción de
materiales fuera de obradores, para muchas de las empresas de ese
rubro la robotización industrial es, desde hace tiempo,
totalmente accesible mediante el empleo de brazos
robóticos, por ejemplo, que pueden incluso estar
integrados a sistemas CAM (manufactura asistida por computadora) y
aun CAD-CAM (diseño
y manufactura asistidos por computadora)
4.3- Modernización del trabajo
La modernización de la actividad humana de
edificación se evidencia en dos manifestaciones
principales:
Por una parte, desde hace algunas décadas se
viene llevando a cabo un proceso de reestructuración del
sistema de roles laborales, lo que ocurre por la aparición
de especialidades inéditas (por ejemplo, montadores
especializados en la puesta en obra de componentes prefabricados
de hormigón, de plástico, o metálicos) tanto
como por la incorporación a la edificación de
especialidades preexistentes en otras áreas productivas
(por ejemplo, operadores de grúas) Este proceso va
acompañado por una tendencia a la eliminación de
especialidades tradicionales de la edificación (por
ejemplo, la de los frentistas que ejecutaban la
molduración de las fachadas -pero que tal vez regresen, en
algún incierto futuro, de la mano de arquitectos
neoposmodernos -)
Por otra parte, también se viene desarrollando,
especialmente en las grandes obras, un proceso de
racionalización del trabajo en procura de la
obtención de un mayor rendimiento de los operarios,
así como de un mayor control sobre el
conjunto de actividades que requieren las obras. En lo
concerniente estrictamente al trabajo humano, tal
racionalización se efectúa básicamente
mediante la determinación de roles productivos
cuidadosamente caracterizados, la selección de los
trabajadores más aptos para cubrir cada puesto, la cuidada
determinación y control de los tiempos correspondientes a
las diversas tareas, la rigurosa organización de la secuencia de
intervención de los diferentes obreros especializados, la
mejor adaptación ergonómica del instrumental a los
operadores, el incremento de las medidas de seguridad,
etc.
Y, obviamente, estos hechos no sólo se producen
en las obras mismas, sino también en las otras dos ramas
de la edificación: la de elaboración de medios de
producción y la de transporte especializado de los
mismos.
4.4- Sistemas constructivos modernos
Todo sistema constructivo resulta de la
conjunción de objetos del trabajo (materiales), medios de
trabajo y agentes del trabajo (trabajadores), los que,
según sean tradicionales o modernos, serán factores
de "tradicionalización" o de "modernización" de los
sistemas que los reúnan en diversas proporciones,
cualesquiera sean sus modalidades edilicias
fabricativas.
Sistema de prefabricación
(ultra)moderno: tomamos, como ejemplo extremo de
modernidad, el sistema constructivo concebido especialmente para
edificar la Estación Espacial MIR, edificada en el
espacio exterior terrestre. La obra constaba en lo fundamental de
7 módulos cilíndricos habitables y 8 grandes
colectores solares planos; tenía el tamaño de un
edificio de 10 pisos y un peso de 136 toneladas. Debido a su
enorme tamaño, fue imposible mandarla completa desde
la Tierra, por
lo que tuvo que ser ensamblada paulatinamente en el espacio a
través de viajes sucesivos entre 1986 y 1990.
Estaba provista de equipos para condensar la humedad del
aire interior y convertirla en agua potable y
para reciclar orina y transformarla en agua no potable,
también disponía de un generador de oxígeno
para suministrar aire respirable, y colectores solares
fotovoltaicos proveedores de
electricidad. En ella se llevaron a cabo numerosos experimentos
gracias a las cuales, por ejemplo, se obtuvieron las primeras
cosechas de cultivos espaciales, a la par que se realizaron
cantidades de pruebas
tecnológicas, entre ellas unas orientadas a la
creación materiales imposibles de obtener en la Tierra.
(La MIR fue eliminada en 2001 y reemplazada por la
Estación Espacial Internacional ISS, que
había comenzado a montarse en el espacio en noviembre de
1998, empleándose un sistema de prefabricación de
la misma especie que el de la estación MIR) Es
interesante señalar que entre los muchos factores que
inciden en la concepción de este tipo de sistemas, uno de
los más determinantes es el de la capacidad de carga de
las astronaves portadoras de los componentes
constructivos.
Sistema de fabricación edilicia moderno:
existe una denominada "máquina de hacer casas",
francesa, que constituye la base técnico-productiva de un
sistema ejemplificador de cómo llevar a cabo fabricaciones
edilicias in situ de manera mecanizada y continua, y que,
aunque resulta menos vanguardista que el desarrollado en
la University of Southern California, sí tiene ya
existencia real. En lo fundamental esta máquina
consiste en un gran encofrado móvil, llamada
"túnel", que abarca dos paredes paralelas y el tramo
horizontal encima de ellas correspondiente a techo o entrepiso
según los casos, conjunto denominado "célula".
El material básico es el hormigón,
que se vierte en las tres secciones del molde en las que
previamente se han colocado las armaduras, tuberías y
carpinterías, luego de lo cual es vibrado y las caras
vistas se alisan mediante reglas mecánicas. Al día
siguiente del llenado, el encofrado se contrae desmoldando el
conjunto, en tanto que un equipo complementario, formado por un
grupo de ventosas suspendidas de un pórtico, sostiene el
plano horizontal de losa hasta que el "túnel" se desplace
a la posición siguiente, oportunidad en que la losa es
apuntalada hasta que adquiera la resistencia
adecuada. Las "células" son producidas unas a
continuación de las otras, a razón de una diaria
por "túnel". El ancho del edificio está determinado
por la cantidad de túneles usados, los que luego de
terminar una planta son desarmados y llevados al nivel superior
para continuar el moldeo de un nuevo piso. La mayoría de
los trabajos restantes, si se quiere, también pueden
ejecutarse con procedimientos y materiales propios de la
fabricación edilicia, casi con la única
excepción de los materiales prefabricados como son
puertas, ventanas y componentes de instalaciones
complementarias.
Pasando de la modernización real de la
edificación a la ideación modernizante prospectiva
(¿ilusoria?) mencionaremos la insólita existencia
en la Universidad Internacional de Cataluña de una
maestría en arquitectura genética,
destinada a propiciar la teorización, investigación
y experimentación, basadas sobre todo en biotecnología e informática a fin de
que se esté en condiciones de concebir y en su momento
concretar, en palabras del arquitecto Alberto T.
Estévez, Director de la Escuela
Técnica Superior de Arquitectura (ESARQ) "edificios vivos,
como las plantas y los animales, que
desde la cibernética se construyan solos, sin parar,
día y noche, mediante el suministro de los nutrientes
adecuados como única condición, y superando por fin
las enormes limitaciones de la industria de la
construcción. Ninguna forma cerrada: disolución
total del objeto aislado, ahora en perpetua construcción,
en su ecosistema. El
arquitecto sólo ha de proyectar la cadena de
programación generadora de todo; eso ya lleva a un
edificio en permanente cambio, vivo; igual que desde la otra
línea, donde las paredes y techos crecen de carne y
piel que la
genética puede llegar a desarrollar, con la
calefacción radiante incluida a través de sus venas
y sangre
refrigerante, aportadora del oxigeno
necesario para la respiración, y sin necesidad ya de enyesar,
pintar y repintar. Ciertamente, las utopías de hoy son las
realidades de mañana" [16]
En definitiva, lo que se propone es nada menos que,
imitando a la biotecnología -que está en
condiciones de inventar y producir nuevos seres orgánicos
vivientes- desarrollar sistemas "biotecnoarquitectónicos"
de construcción de edificios orgánicos
vivos.
4.5- Modernización domótica de la
edificación
La casa, en una de sus funciones simbólicas,
representa el cuerpo humano.
Estableciendo un paralelo entre los entes concretos cuerpo
humano y casa, se comprueba que ambos se componen de
varios "sistemas funcionales" comparables: sistema
óseo / sistema estructural, sistema dérmico /
sistema de envolventes, sistema
circulatorio / sistema de paso de sólidos y fluidos…
sistema
nervioso / ¿?
A comienzos de los años ochenta se inició
un proceso de automatización edilicia cuando se
instalaron, en algunos inmuebles de oficinas, los primeros
controles que regulaban la temperatura
ambiente, lo
que constituyó el implante, en ellos, de un
"embrión" artificial de ese "sistema nervioso" del que
carecían los edificios hasta entonces. De ahí en
adelante los rudimentarios "embriones" iniciales fueron siendo
ampliados y diversificados hasta llegar a constituir los
sistemas domóticos actuales, que ya están
siendo empleados en numerosos países, entre ellos
Argentina. El término domótico es la
castellanización de la palabra francesa domotique,
derivada de domus=casa e
inormatique=informática, por lo que, entonces,
domótico significa casa (o edificio)
informatizada (si bien hay quienes prefieren el
término robotizada); pero como equivalente de la
expresión casa (o edificio) domótica,
suele emplearse casa (o edificio)
inteligente.
Descrito de modo simple, un sistema edilicio
domótico resulta ser un"conjunto de servicios de
un edificio proporcionado por sistemas inteligentes
que cumplen varias funciones, los cuales pueden estar comunicados
entre sí y a redes de comunicación interiores y exteriores.
Gracias a ello se obtiene un notable ahorro de energía,
una eficaz gestión
técnica del edificio, una buena comunicación con el
exterior y un alto nivel de seguridad. Para que un edificio pueda
ser considerado inteligente ha de incorporar elementos o
sistemas basados en las Nuevas
Tecnologías de la Información.
Un edificio domótico puede ofrecer una amplia
gama de prestaciones en áreas tales como: seguridad,
gestión de la energía, automatización de
tareas domésticas, cultura y
entretenimiento, teletrabajo,
monitoreo de salud, operación y
mantenimiento
de las instalaciones, etc. De manera general, un sistema
domótico dispondrá de una red de
comunicación y diálogo
que posibilita la interconexión de una serie de equipos a
fin de obtener información acerca del interior y del
entorno del edificio y, basándose en ésta, realizar
unas determinadas acciones sobre
dichos ámbitos.
Los elementos de campo (sensores,
detectores, captadores, etc.), transmitirán las señales
a una unidad central inteligente que tratará y
elaborará la información recibida. En
función de dicha información y de una determinada
programación, la unidad central actuará sobre
circuitos de
potencia
relacionados con las señales recogidas por los
dispositivos de campo correspondientes.
Un ejemplo: Son las 7 de la mañana,
automáticamente suena el despertador, se levantan las
persianas y se enciende la luz. Puntualmente, como cada
mañana, el procesador lo
despierta con la tranquilidad de saber que ha estado toda la
noche cuidando su vivienda. Si hubiera habido algún escape
de agua lo habría cortado y tendría un aviso. El
jardín ha estado toda la noche protegido por un sistema de
detección perimetral que conecta automáticamente
los focos y el riego. Cuando baja a desayunar el café ya
está caliente, al igual que la cocina que se ha encendido
cuando él entraba. No se va molestar en apagarla, ni
tampoco a las luces del pasillo porque lo hará el
procesador. Cuando se va de la casa, toca suavemente la pantalla
táctil de la entrada, ella le comunica que no hay ninguna
ventana ni puerta abiertas. Al salir con el coche por el
jardín se da cuenta que los primeros rayos del sol han
apagado la luz exterior y han abierto las persianas de la sala.
Cuando llegue a la oficina,
conectará el ordenador, introducirá su código
personal y
durante toda la mañana sabrá todo lo que pasa en su
vivienda. Si de camino en el coche se ha olvidado de conectar
algo, llamará con su teléfono móvil y le dirá al
procesador que lo haga por él. Lo mismo hará cuando
vaya de viaje a su apartamento que tiene en la sierra una hora
antes de llegar, dará la orden para que el procesador
conecte la calefacción y el apartamento se vaya caldeando"
[17]
4.6- Modernización industrialista de la
edificación
Dicho de manera muy general, industrializar
significa maquinizar y racionalizar la producción, lo cual
puede darse en las escalas de las grandes, medianas
y pequeñas industrias, siendo esto válido
para la producción edilicia en sus ramas de
edificación propiamente dicha y de elaboración de
materiales de construcción.
Debido a que la industrialización fue incorporada
en tiempos relativamente recientes a la edificación,
pasó a convertirse desde entonces en un importante rasgo
de su modernización, aunque todavía la
producción artesanal y manufacturera continúan
siendo predominantes.
La industrialización edilicia comparte con toda
la producción industrial la búsqueda de mayor
economía
y, según se dice, mayor calidad que las resultantes de
otras modalidades fabricativas.
Respecto a la primera, la comparación de datos
estadísticos surgidos del análisis, en Francia, de
cinco modalidades constructivas diferentes, revela las magnitudes
diferenciales entre ellas en referencia a cuatro indicadores.
Se cotejaron cinco modalidades constructivas:
1- "Edificación tradicional" (6-G en la
Tabla de géneros técnicos de edificación
TGTE y ver sección 3.2)
2- "Edificación tradicional evolucionada"
(6-G en TGTE y ver sección 3.2)
3- "Prefabricación industrializada de
pequeñas series" (2-H en TGTE)
4- "Prefabricación industrializada de series
medianas" (2-H en TGTE)
5- "Prefabricación industrializada de grandes
series" (2-H en TGTE)
(las denominaciones entrecomilladas son las empleadas
por los autores franceses de la investigación)
y se obtuvieron los siguientes resultados:
Reducción de un 80% de horas-hombre de 5
respecto a 1 para la edificación de una
vivienda.
Reducción de tiempos de edificación de
entre un 83 a un 78 % de 3 y 4 respecto a 1
Reducción de un 13 % de desperdicios de
materiales de 3 respecto a 1
Reducción de costos entre un 20 a un 25 % de 4 y
5 respecto a 1 en la edificación de monobloques de 60
departamentos.
La reducción de tiempos resulta de la
transferencia a fábrica de muchas de las tareas que
comúnmente se realizaban en obra. Montar en su
posición definitiva un panel del tamaño de toda una
pared, o una célula tridimensional correspondiente a un
local íntegro, por ejemplo, insume considerablemente menos
tiempo que elaborarla apilando ladrillos in situ, y si
este panel llega de la usina con sus puertas y ventanas incluidas
y algunas o todas de sus terminaciones ya elaboradas (aplanados,
pintura…), evidentemente la reducción de tiempos de
ejecución en obra será tanto mayor. Además,
el producir en fábrica con las condiciones ambientales
más favorables (evitándose interrupciones por mal
tiempo y lográndose condiciones de temperatura y humedad
apropiadas), en serie, con medios de trabajo imposibles de tener
en obra (como túneles de curado a vapor para componentes
de hormigón armado en algunas fábricas con
producción en cadena, por ejemplo), con el trabajo
realizado en las posiciones más convenientes (como cuando
se producen horizontalmente y cerca del suelo elementos
que en obra habrán de situarse verticalmente y en altura),
etc. son factores concurrentes a la elevación de la
productividad
en fábrica.
En obra, por su parte, los tiempos se reducen debido a
la gran coordinabilidad de los componentes, a su tamaño
-que a medida que se hace mayor reduce progresivamente la
cantidad de operaciones de
montaje- a su integralidad -que a medida que aumenta, esto es, a
medida que los componentes llegan más acabados a obra
reduce la cantidad de trabajos de terminación in
situ– y al uso de medios internos de transporte motorizados
(grúas automotrices, grúas pórtico,
grúas de torre -algunas capaces de elevar componentes de
70 a 90 toneladas-, etc)
La reducción de desperdicios de materiales
obedece, en gran parte, a la adecuación de los proyectos a
los tamaños y formas de los productos para
edificación o viceversa. Esto es mucho más
fácil de lograr cuando se emplean sistemas de
prefabricación industrializados altamente integrales
-porque cuentan con un gran número de componentes
específicos elaborados con vistas a su coordinabilidad,
aparte de estar racionalizados en función de
consideraciones de elaboración, transporte y montaje- que
cuando se usan sistemas de edificación mixta tradicionales
y aun tradicionales evolucionados, porque éstos dependen
considerablemente de los vaivenes de los mercados libres
de materiales.
Es de lamentar que en la investigación francesa a
la que nos hemos remitido se haya omitido incluir datos
referentes a la fabricación edilicia moderna (del
tipo de la basada en la "máquina de hacer casas" que ya
mencionamos, por ejemplo), porque suponemos que si se lo hubiera
hecho, posiblemente ésta hubiera estado a la par de la
prefabricación industrializada, y en algunos casos
tal vez tal vez por encima de ella. Con todo, la reducción
de precios debida a la prefabricación industrializada,
parece ser un hecho y debe estar basada, naturalmente, en una
correlativa disminución de costos, aunque,
presumiblemente, los precios deberían en muchos casos ser
todavía menores porque es posible que la relación
costo–precio fuese
aún excesivamente favorable para las grandes empresas
industrializadas.
La mayor calidad a igualdad de
precio es otra de las ventajas que, según se aduce, es
proporcionada por la industrialización, básicamente
por dos motivos: el primero es que las
máquinas-herramienta poseen lo que se ha denominado
"habilidad transferida", esto es, acumulación y
potenciación de las cualidades productivas de los mejores
operarios; el segundo motivo resulta de la simplificación
de las tareas que aún quedan a cargo de trabajadores
humanos, lo cual, sumado a su repetición, permiten
aumentar la calidad de los productos. Y esto, en principio,
debería valer tanto para la industrialización de la
prefabricación como de la fabricación
edilicia.
Complementariamente, para quienes trabajan en
fábricas, las condiciones laborales son superiores a las
de quienes operan en obradores y a la intemperie,
beneficiándose no sólo con mejores condiciones
ambientales y trabajo más liviano, sino también con
las ventajas del trabajo en lugar fijo, la continuidad del
empleo, etc. Para quienes cumplen con sus tareas en obradores, la
mecanización contribuye igualmente a mejorar en parte su
trabajo, especialmente en cuanto a la disminución de
esfuerzos físicos, acentuándose la semejanza entre
obrador y fábrica cuando los edificios en
construcción se protegen con coberturas
imprmeables.
En los países subdesarrollados, la necesidad
económica de producción continua y seriada para la
amortización relativamente rápida de
las inversiones
iniciales en equipo e instalaciones, se convierte una de las
mayores dificultades para industrializar la edificación a
gran escala. En tanto los respectivos Estados no se hagan cargo
de la producción o no garanticen a productores privados
una demanda
solvente y sostenida de bienes
edilicios, la industrialización edificatoria plena no
pasará de ser una experiencia sectorial, cuantitativamente
no significativa y a menudo fallida.
Pero en caso de que los problemas
anteriores se superaran, entonces, de concretarse, la
industrialización a gran escala de la edificación
podría generar desocupación o acentuar la existente, ya
que, como vimos, una de sus consecuencias es la gran
reducción de trabajo vivo que ocasiona. Situación
que en los países desarrollados donde se originó
fue en cambio una ventaja, pues en ellos escaseaba la mano de
obra y debió ser reemplazada por maquinaria para que se
pudiera satisfacer la demanda de edificios posterior al fin de
la segunda guerra
mundial, aunque en la actualidad los países
desarrollados están afectados por crisis económicas
que, entre otros efectos, generan desempleo y
desocupación laboral. Esta situación llevó a
la Organización Internacional del Trabajo a advertir
– en su informe "la
industria de la construcción en el siglo XXI". Ginebra,
2001- que "la prefabricación y la mecanización
(están) amenazando las posibilidades a largo plazo de la
industria de la construcción para generar el empleo que
tanto se necesita".
Por otra parte, la mecanización promueve nuevas
especialidades y elimina otras. Esto significa que quienes no son
capaces de adaptarse a las nuevas condiciones pierden su trabajo,
o pierden su calificación y deben aceptar un trabajo
degradado con relación al que tenían antes.
Además, y a pesar de estas nuevas especialidades que
origina, la industrialización requiere cada vez más
altas capacitaciones técnicas pero en pequeñas
cantidades y una proporción relativamente mayor de mano de
obra no calificada. Esto determina en general una
disminución de la mayoría de los salarios, siendo
ello una de las condiciones del abaratamiento
productivo.
Otro inconveniente propio de la industrialización
es que, tratándose de prefabricación
industrializada, tiende a la producción seriada y
consecuentemente instaura una tipología de componentes que
cuanto más reducida es más beneficia la
fabricación en términos de productividad. Esto
acarrea restricciones de proyecto, muchas veces incrementadas por
las características de algunos equipos de montaje, en el
caso de la prefabricación, o en ciertos equipos de moldeo
in situ, en casos de fabricación edilicia y
edificación mixta.
Los métodos de montaje que emplean grandes
grúas-puente desplazables sobre rieles, por caso, imponen
el desarrollo de edificios rectilíneos o de radios de
curvatura muy amplios; lo mismo ocurre en los otros
géneros de edificación cuando se recurre a equipos
mecánicos móviles vertedores de hormigón,
como los encofrados-túnel deslizantes. Además, la
producción de paneles prefabricados de gran tamaño
implica una restricción adicional al proyecto, magnificada
cuando se trata de prefabricación tridimensional. Todo lo
cual redunda en limitaciones a las variaciones
arquitectónicas y urbanísticas.
CONCLUSIONES
Acabamos de señalar cómo la
industrialización de la producción edilicia,
relevante exponente de modernización tecnológica en
el campo de la edificación, a la vez que puede aportar
beneficios (reducciones de costos, aumentos de ciertas calidades
de lo producido, mejorías en las condiciones de
trabajo…) también puede generar diversos perjuicios
(desocupación, polarización
salarial…restricciones a las variaciones arquitectónicas
y urbanísticas…)
Si ahora enfocamos un aspecto más limitado de la
modernización técnico-edilicia, como es el de la
constitución material de los edificios, comprobaremos algo
similar. Consideremos, recurriendo a un solo ejemplo, lo que
ocurre con los edificios-torre de muchos pisos:
Estos rascacielos, gracias a las estructuras de
esqueleto de hormigón armado y acero y a los
curtain walls, fueron ganando cada vez más mayor
elevación, entre otras causas, debido al incremento de
los valores
del suelo. Así alcanzaron alturas en las que se hizo
imprescindible eliminar las ventanas de hojas móviles para
evitar filtraciones, lo cual, sumado a los excesivos
calentamientos y enfriamientos interiores que se producían
a causa del vidriado integral de las fachadas, requirió
que se los dotara profusamente de equipos de
microclimatización artificial. De esta manera, gracias al
aprovechamiento de una suma de modernizaciones técnicas,
se lograron los resultados económicos deseados por los
promotores de tales construcciones.
Pero comenzaron a registrarse inconvenientes de muchas
clases que abarcan desde la dependencia energética hasta
la insalubridad ambiental. Respecto a lo primero repetiremos lo
que es harto sabido y que ha sido expresado elocuentemente por
Richard Stern al decir que "sin energía
eléctrica el edificio se queda ciego, sordo, incapaz
de hablar e incluso de respirar" [18] y esto, aparte de lo
vulnerable que hace al edificio, en una época como la
actual, en la que se ha registrado un gran aumento en el precio
de la energía, encarece notablemente su funcionamiento, lo
que en parte reduce o anula los beneficios económicos
aludidos antes. En cuanto a lo segundo, señalaremos que es
tan grande el deterioro de la atmósfera interna de estas
torres, especialmente las destinadas a oficinas, que la
Organización Mundial de la Salud "ha acuñado la
expresión 'Síndrome del Edificio Enfermo’
para designar al conjunto de molestias y enfermedades -jaquecas,
alergias, nauseas, mareos, resfriados persistentes, irritaciones
en las vías respiratorias, piel u ojos- originados por la
mala ventilación, la descompensación de
temperaturas y las cargas iónicas y
electromagnéticas de las nuevas oficinas" [19]
"Las evidencias
hacen suponer que un edificio enferma como resultado de una
combinación de causas estructurales. Curiosamente, los
afectados no suelen ser los más antiguos: son las nuevas
estructuras, con modernos equipamientos tecnológicos y
materiales sintéticos, las que tienen mayores riesgos de
enfermar… En la actualidad los expertos tienen la
convicción de que el aire en mal estado es responsable de
una serie de dolencias, concluyendo que el personal expuesto al
aire
acondicionado presenta todo un amplio abanico de
malestares…La expresión 'Síndrome del Edificio
Enfermo' se ha convertido en sinónimo de síndrome
del edificio hermético porque la temperatura constante a
la que se mantiene el aire es el medio más adecuado para
el cultivo de los microorganismos que se adhieren a sus conductos
y que son transportados por los sistemas de
aspersión…habiéndose descubierto mas de 28
especies diferentes de hongos y otras
tantas de bacterias que
contaminan los sistemas de distribución de aire" [20]
Por esto, los edificios enfermos, debido al daño
que ocasionan a sus ocupantes, aparte del mal que les infringe
son causa de considerables pérdidas económicas para
los empleadores debidas a ausentismo de personal -en Estados Unidos se
estima que por este motivo se pierden 150 millones de jornadas
laborales por año- y al pago de servicios médicos e
indemnizaciones para los afectados.
Y si nos situamos, no ya al nivel de los edificios ni al
de subsubsistemas constitutivos, sino al nivel de los componentes
modernos más simples, se verifica que muchos de ellos
resultan ser muy nocivos, como, entre muchos más, el PVC,
el amianto y el asbesto-cemento, que es cancerígeno (razón por la que en los
Estados Unidos, por ejemplo, se han demolido gran cantidad de
escuelas construidas con paneles de este material)
Pero lo expuesto no debe llevarnos a suponer que en
oposición a los inconvenientes de la tecnología
edilicia moderna, la tradicional se presente siempre libre de
ellos. Carlo Testa, refiriéndose a las deficiencias de
ciertas tecnologías autóctonas las divide en tres
clases:
"- Tecnologías técnicamente
deficientes
– Tecnologías limitativas de la funcionalidad de
los edificios
– Tecnologías rechazables por motivos culturales"
[21]
Y dice de ellas:
"Para ilustrar el primer caso podemos considerar la
tecnología del adobe, material de bajo costo y de
óptimas prestaciones, pero fragilísimo en caso de
terremoto. Aun cuando el adobe pueda permitir soluciones
arquitectónicas brillantes y ofrezca
características de aislamiento e inercia térmica
excelentes, la fragilidad del material es motivo suficiente para
eliminarlo.
En el segundo caso entran muchas tecnologías,
como las de la piedra y la madera,
nuevamente la del adobe y soluciones similares. Se puede ilustrar
la limitante funcional pensando en la necesidad de luces
importantes que requieren ciertos edificios, luces que las
tecnologías mencionadas no permiten obtener si no es de
manera muy compleja.
De igual naturaleza es
el problema higiénico de las cubiertas de paja,
caña, hojas de palma, o similares, a pesar de que son
técnicamente satisfactorias y muy
económicas.
Existe, por último, el caso del rechazo cultural
de determinadas tecnologías. Este es un caso
fácilmente observable aún en Italia.
Tecnologías constructivas satisfactorias (pensemos en la
piedra, por ejemplo) son abandonadas porque ya no responden al
modelo
cultural imperante" [22]
Por lo tanto, no es prudente rechazar en bloque la
tecnología tradicional en nombre de la moderna, ni
ésta en nombre de la tradicional, pues tanto soluciones de
una como de otra pueden resultar convenientes o inconvenientes
según las circunstancias. Lo que sí debiera ser
desechado de la edificación es todo aquello que resulte
probadamente nocivo en general, como sería el caso del
amianto, por ejemplo, mientras que lo que es inadecuado
sólo en situaciones particulares, podría ser
empleado cuando las condiciones lo permitieran (en esto
discrepamos con Carlo Testa, pues pensamos que el adobe puede ser
empleado convenientemente en zonas sin sismicidad, así
como el adobe, la madera y la piedra pueden ser usados sin
problemas en construcciones de pequeña o mediana
envergadura)
En definitiva, en tanto las tecnologías edilicias
sean vistas como medios y no como fines en sí mismas (como
a veces parece ocurrir con ciertas arquitecturas high
tech), no hay impedimento para asumir ante ellas una actitud
desprejuiciada, pragmática y pluralista, que permita
escoger la que parezca más apropiada para resolver lo
más integralmente posible cada problema
edificatorio.
Bibliografía
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Producción. Universidad Autónoma
Metropolitana- .Azcapotzalco. México. 1992. - Chel Negrin y Fornari Tulio. La práctica
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edificio enfermo. Muy Interesante. Nº 5.
México. 1992. - Ibid
- Testa Carlo. Tecnologie
aprópiate. Domus Nº586. Italia.
1978 - Ibid
Tulio Fornari
Año de elaboración: 2005
Categorías: Arquitectura
Datos del autor; Egresó en 1960 de la Facultad de
Arquitectura y Urbanismo de la UNLP con el título de
Arquitecto. Desde entonces se ha desempeñado
académica y profesionalmente en las áreas de los
Diseños Arquitectónico, Industrial, Gráfico
y Tecnoartístico en Argentina, Brasil y
México.
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