Schaedel hace gala de ello en su meticuloso trabajo de
auscultación biográfica, antropológica,
paleotecnológica, lingüística y etnográfica de
don Enrique Brüning (1988). Su visión fue amplia
respecto a la
organización social, la demografía y el desarrollo de
los antiguos pueblos andinos y centro americanos, investigando
incluso también en Haití; estos estudios sirvieron
de base para desarrollar su tesis sobre el
orígen del Estado en
América
y su desarrollo
social, concebida en 1970 y expuesta en 1972; con esta
perspectiva antropológica y política publica en
1976 su trabajo "Las Ciudades de América Latina y sus
áreas de influencia a través de la historia"; estudió
también los asentamientos urbanos y su organización socio productiva con una macro
visión andina. Me afirmó (inf. personal: 1983)
que lo que denominamos cultura
"Cican"(Maeda: 1982; Shimada:1985) o "Lambayeque"(Larco:1948) fue
el primer Estado Prehispánico Andino (post
Wari),observando así la tesis de Luis G. Lumbreras sobre
el primer Estado andino con los Wari; sus trabajos pioneros en la
arqueología lambayecana hacen que se le otorgue
credibilidad científica a su información; tomó interés en
un artículo que apareció en el diario La Industria de
Chiclayo (01/10/1955) firmado por un periodista y aficionado
local , don Lorenzo S.Orrego V., en donde describía parte
de un mural policromo dejado al descubierto por "huaqueros" en la
llamada "Huaca Pintada" de Illimo.
Su estudio sobre el mural fue publicado en 1978 (ver
bibliografía); hay
que resaltar también la honestidad y
ética
de Schaedel al hacer énfasis en la fuente aún
siendo ésta "no científica", honestidad que no se
observa en algunos profesionales que muchas veces obvian citar a
los articulistas, investigadores o eruditos locales o a los
mismos"huaqueros", que casi siempre son, precisamente, la fuente
inicial de sus estudios y posteriores publicaciones, ya que no es
novedad que gran parte de sistemáticos trabajos
arqueológicos son antecedidos precisamente por sendos
descubrimientos fortuitos; Jorge Sachún,
antropólogo y discípulo del "Apapek" o " Maestro"
como el bien llama a Schaedel, me dice que la canción
preferida del muchicólogo era, paradójicamente, el
tondero "El Huaquero"y èl mismo se hacìa llamar "El
huaquero viejo" o también "Ansumito"; por otro lado, el
comportamiento
y las vivencias personales con las comunidades nativas del norte
peruano reflejan en Richard Schaedel su grata admiración
por Enrique Brüning, a quien dedicó años de
estudio llegando a investigar detalladamente su legado
documental, arqueológico y fotográfico depositado y
conservado en el Museo Etnográfico de Hamburgo.
De Brüning creo que el maestro asimila lo grato y
útil de compartir vivencialmente horas, días y
hasta años para poder,
finalmente, captar in situ la vida de los pueblos nativos; ya en
1977 hace una semblanza del investigador autodidacta
alemán en coautoria con Leticia Gonzáles; con I
.Shimada escribió una descripción de los investigadores y sus
trabajos arqueológicos en Perú desde 1946 a 1980 (
Schaedel y Shimada: 1982). Logró una concepción
cabal sobre la organización inca y el devenir
histórico en la colonia temprana en relación con el
manejo de la tierra; sin
embargo, Schaedel, nunca ocultó su amor y
admiración por el pueblo moche; lo encontré en 1989
en Batán Grande recorriendo la gran "Pampa de
Chaparrí" junto a su inseparable compañero y
discípulo muchik Dr Víctor Antonio Rodríguez
Suy Suy y recuerdo aún su invitación un 6 de
Noviembre 1998- once años después- para pasar todo
un día y la noche con los pescadores muchik de Chuyllachi,
en Piura, con quienes disfrutaba su temporal estadía a
orillas del mar; recuerdo que llegó acompañado por
el ya fallecido antropólogo muchik Víctor Fiestas
Martínez; al día siguiente enrumbó a
Penachí..
SCHAEDEL Y LA CONTINUIDAD CULTURAL
MUCHIK
El convencimiento de la necesidad de conservar la
cultura del pueblo muchik en todos sus aspectos, es puesto de
manifiesto por R.Schaedel en su artículo "2,000
años de continuidad cultural de los muchik en la costa
norte del Perú" (1987) en el que propone poner en
práctica toda una estrategia para
que las comunidades muchik se desarrollen económicamente
independientes; piensa que el rescate de paleotecnologías
abrirían ésta posibilidad; en efecto,
comunidades como Mórrope (Lambayeque),
Simbilá , Chulucanas, La Encantada (Piura) obtienen un
medio de vida en la alfarería, inclusive conservando
técnicas que datan del Horizonte Medio
(800-1,200 d.C) como es el caso del decorado mediante el
"paleteado" y hasta se ha llegado a exportar a Japón y
EE.UU productos
manufacturados como ovillos de hilo de algodón
nativo (Gossipium barbadense) y se industrializa una especie de
pantalones "blue jean" con esta fibra nativa, pero, hay que
decirlo, explotando a los artesanos y artesanas muchik a quienes
se les paga simplemente como obreros; Schaedel hace referencia
tambien de las técnicas de regadío factible para
irrigar y ahorrar agua, ya
observadas pioneramente por Larco, Víctor A.Rodriguez Suy
Suy hasta James Kuss. La independencia
socio-económica entonces, evitaría la
extinción cultural y étnica de la milenaria cultura
muchik, que en realidad hace su aparición desde los
albores del desarrollo de las culturas andinas, en el
Horizonte
Formativo (1,000 a.C- 100 d.C) en donde ya se
diferencian con algunos toponimios como Cupisnique, Salinar,
Virú o Gallinazo, Ñañañique, Kuntur
Wasi inclusive, como diferentes expresiones "culturales" cuando
en realidad se trata del desarrollo integral , espacial y
temporal, de un mismo pueblo, de una misma raza: la muchik, que
ha logrado subsistir a través de tres mil años
consecutivos. Schaedel calcula que la época crítica
de los muchik fue a mediados del siglo XVIII, cuando de un
millón o millón y medio de pobladores, la población muchik bajó a casi veinte
mil individuos; éste período al que se refiere fue
quizás el comprendido entre los años 1830 a 1845;
sabemos que las causas de muerte fueron
principalmente las enfermedades
endémicas como la peste bubónica, los eventos
catastróficos de El Niño Oscilación Sur como
los ocurridos en 1720, 1728, 1771, 1828, 1866, 1871; en la
quebrada de Sincate en Mochumí Viejo he visto en 1984 un
antiguo "cementerio de los bubónicos"; así mismo,
diezmaron la población nativa la sobreexplotación
en los obrajes, minas, conflictos
bélicos, etc; pero aun así, los muchik se han
conservado como grupo
étnico, con poco mestizaje, por lo menos desde Tumbes
hasta el sur de La Libertad.
Lamentablemente su idioma o lengua
conocida como "muchik", "yunga" o "chimo" ya está
extinguida, aunque todavía la escuchó profusamente
don E.Brüning por los años veinte, así como
otros investigadores, quienes ya expresaban su
preocupación por el poco interés que tenían
los jóvenes descendientes muchik por conservar su lengua
nativa; el etnógrafo alemán aseguraba que se
debía a que "sentían vergüenza" de hablarlo;
la convivencia que practicó Brüning con los muchik,
como el hecho de ir a vivir a Eten entre 1906 a 1909 para
estudiar su lengua, es resaltada por R. Schaedel, quien
aplicó la misma práctica y métodos;
el filósofo y antropólogo norteamericano
denunció en varias oportunidades el hecho que algunos
antropólogos y arqueólogos, explotan para su
beneficio personal de fama o enriquecimiento, la sabiduría
muchik que poseen de relación con la naturaleza y
de su vivencia práctica; ésta fue su prédica
al final de su vida; Schaedel no se equivocó; algunos
arqueólogos llegan , bajo pretexto de estudios
científicos, a llevar al extranjero el material rescatado
en excavaciones, con lo que pagarían a ciertas
universidades y fundaciones que aseguran económicamente
cada una de las valiosas piezas de arte; al
respecto, en esta corriente hay críticas responsables que
están haciendo prestigiosos arqueólogos peruanos
como Daniel Morales (edit. Milla Batres, tomo I: 1997) y Ruth
Shady-descubridora de Caral-, así como el ex
comercializador de arte holandés Michel Van Rijn que
incluso mantiene una pàgnina webb con constantes
denuncias; vale la pena evaluar los beneficios que generan por
ejemplo las exhibiciones itinerantes en el extranjero de ajuares
funerarios arqueológicos que generan por año,
millones de dólares, sin que en la relación de
beneficiarios, figuren precisamente los descendientes
étnicos de los personajes momificados que se exhiben o
bien, las ofrendas que
le acompañaron en sus cámaras
funerarias.
Schaedel fue claro al sentenciar que el
arqueólogo o el antropólogo "debe ser al mismo
tiempo el
investigador y el abogado de los pueblos que estudia";
escribió: " …nosotros tenemos en gran parte la
culpa de haber explotado al pueblo muchik, sea los de la prehistoria o de
los actuales representantes, como fuente de datos de la cual
hacemos nuestros estudios y a veces las ganancias de las cuales
vivimos, sin haber asumido la obligación que debe ser la
ética de cualquier antropólogo, de ser al mismo
tiempo, el abogado de este pueblo…el pueblo muchik
está vivo y sano; la tarea principal para nosotros que
explotamos los datos de este pueblo, sea del pasado o del
presente, es de esforzarnos para que esta situación
mejore" (1989: 2-5; Discurso en
ceremonia de apertura del "Centro de Investigación y Promoción del Pueblo Muchik"; Moche;
7/08/89; 8 pp); Schaedel fue el inspirador para la propuesta de
la formación de la Confederación de los Pueblos
Muchik que actualmente trabajan los antropólogos muchik
Rodríguez Suy Suy, Jorge Sachún y otros seguidores
del "Apapek" que pretenden, entre otros objetivos:
recuperar parte de las tierras primigenias de su heredad,
oportuna y justa distribución del agua para sus cultivos,
retomar la
administración ancestral de su legado
arqueológico, tal como ya se practica en Kuntur Wasi (San
Pablo, Cajamarca) con la administración del moderno museo de sitio
construido por el gobierno
japonés a instancias del Dr Yoshio Onuki y del Antrpl. J.
Sachún; así mismo, hacer respetar su dignidad
humana. El trabajo
continúa un tanto silencioso, pero sistemático, en
aras de la recuperación de uno de los pueblos que han
maravillado al mundo a través de sus expresiones
tecnológicas y artísticas en diferentes
períodos de su desarrollo cultural.
INTERPRETACIÓN ETNOGRÁFICA DEL
ARCHIVO DE
ENRIQUE BRÜNING
Con el título de "La etnografía muchik en las fotografías
de H.Brüning: 1866-1925", Edic.COFIDE de Perú
dió a luz en 1989 la
magnífica obra de R.Schaedel, producto de un
sistemático trabajo de revisión,
investigación e interpretación de la obra de don Enrique
Brüning a través del Acervo documental que el
etnógrafo autodidacta alemán vendió a los
museos etnográficos de Hamburgo y de Dahlem-Berlín,
respectivamente. Básicamente trata del análisis de un total de 2,123
fotografías que sumadas así, se reportan por partes
al final de la obra; hace referencias tambien de la
revisión de libretas de campo acompañadas de
croquis, dibujos y
anotaciones.
Lamentablemente, Schaedel no desarrolló un
proyecto para
estudiar la documentación colonial que Brüning
dejó en alemania,
aunque esta tarea sugiere un trabajo de tipo
etnohistórico; solo un somero estudio bibliográfico
o de inventario de
esta colección ha realizado el historiador Teodoro Hampe
Martínez (Hampe: 2000). Brüning cita (1922: Jayanca)
documentos
referentes a la hacienda Batán Grande o Sicán,
cuyos originales hemos estudiado y adelantado en un
artículo publicado en Revista
"Umbral" 9-10 (Maeda: 2006) de la Universidad
Nacional "Pedro Ruiz Gallo"de Lambayeque, Perú (tambien en
: )
.
Los datos referentes a la transacción y venta de la
colección Brüning, tanto con el gobierno de don
Augusto B. Leguía Salcedo y Taforo, como con los museos
alemanes se pueden analizar en la revista
"Arqueológicas"nº 10 ( Julio C. Tello y Toribio
Mejía Xesspe: 1967: 242-249).
Podríamos decir que Schaedel, a partir del
material estudiado, pone de manifiesto su gran capacidad de
análisis tanto antropológico como
etnográfico, en los diversos capítulos que
comprende la obra; es enfático al hacer hincapié el
menosprecio hacia el "campesino" (o
al natural, al moche, al aymara, al quechua) que capta en los
escritos de pioneros de la antropología como Bandelier, Tshudi,
Markham, Wiener, Middendorf, Bastian, Squier y Uhle ( Schaedel
1989: p.9); incluso, en su observación sobre lo europeizante de la
concepción de algunos investigadores llega a decir que :..
"en el caso de Brüning estamos frente a un fenómeno
único en su época pues, a pesar de reflejar algo de
la actitud de
subestimación, si no de desprecio (hacia el
muchik)…se mostró con objetividad…con
"relativismo cultural"), afirmando que Brüning llegó
a entender la valía de su propia herencia cultural
campesina calificándolo como " no solo el primer
etnohistoriador del Perú, sino de toda América
Latina" (p.12).
La Ekística Muchik
Factor importante en el desarrollo del pueblo muchik fue
su experiencia "ekística" o su percepción
del medio
ambiente; Schaedel interpreta muy bien la convivencia del
muchik con el fenómeno de El Niño, que
recaracteriza periódicamente- entre 30 a 75 años-
por las catastróficas lluvias que se dan entre enero y
junio.
Al respecto destaca el respeto por los
cerros ("pong") o Apus-en quechua- que incluso llegan a
"enfrentarse" en algunas leyendas
locales; hace referencia de la historia de cerro "La Vieja"de
Motupe y sus "encantos"; en efecto, la presencia del fuego y del
agua y de la "fuerza de
encantamiento" de las montañas se hacen patéticos
en la leyenda del famoso cerro "Chaparrí" y su enemigo "El
Mulato", en las áreas de Batán Grande y Chongoyape
que hemos documentado (www.revistainvestigacion.com);
siguiendo los apuntes de Brüning confirma el reverdecimiento
de los cerros de la costa norte entre junio y agosto, como
resultado de la fuerte neblina en este período; los cerros
batangrandinos presentaron este panorama en 1983, en donde
apareció abundante "tomatillo","caihuilla" y "yuca de
monte", es decir, las verduras en su estado primitivo, de escasos
centímetros de longitud.
En su trabajo destaca la observación de
Brüning sobre el desarrollo de una "etnociencia
metereológica" para predecir la venida de lluvias,
poniendo como ejemplo en que los muchik habían demostrado
que cuando el "cuerno" izquierdo de la luna (del sur) se
levantaba sobre el cuerno derecho, era indicio de que
habría más agua en la sierra (pág.31);
ésta práctica para cultivar se conserva
todavía en Mórrope y otros pueblos muchik
lambayecanos; adapta Schaedel las observaciones ecológicas
de Brüning a las denominaciones ecológicas modernas
de zonificación de Koepcke y Sabogal, destacando la
utilización de las especies algarrobo ("ong"),
faique("faik"), pai pai ("pud", para teñir cordobanes),
"choloque"(jabón natural), caña brava ("kumo")- que
hemos encontrado en documento del año 1596 como
"caña berabes"(Maeda .2006; Rev."Umbral")- carrizo
("kopi"), el lito ("chekne", para sacar lejía para el
jabón), etc.
Cuando Schaedel destaca las observaciones que
Brüning hizo sobre la relación del muchik con el mar,
conjetura sobre la supuesta riqueza biológica del mar nor
peruano, debido a su vaticinabilidad por El
Niño-Oscilación Sur- (pág.43); no cree que
las rústicas balsas muchik hayan navegado mas allá
de las islas guaneras, navegaron sin alejarse de la costa,
infiriendo de posición equivocada teorías
como la de Thor Heyerdahl, que aseguró que balsas de
totora pudieron llegar a la Oceanía;
el mismo Brüning documentó que las balsillas
navegaban solo hasta Islas de Lobos (pág.49); hay que
decirlo, si Heyerdahl navegó tantos kilómetros mar
adentro, fue con el apoyo de tecnología de
radio y otros
complementos modernos; los moches no tuvieron, en este sentido,
grandes embarcaciones al nivel tecnológico de los
vikingos, por ejemplo, y otros pueblos del viejo
mundo.
Schaedel asume que por razones aún no muy claras,
los pescadores tuvieron menos sentido de sedentarismo que los
agricultores y está de aucerdo con Brüning en que los
muchik de Eten trazan su orígen en una migración
del norte, de Sechura posiblemente y utiliza su acepción
conservadora de "comunidad
Muchik-Tallán", aunque aclara que los cronistas
españoles diferenciaban bien a ambos pueblos, hasta en su
lengua (pág. 44) y aún por la heredad del curacazgo
o mejor diríamos del "filcado", por línea materna
practicado por los tallanes;
destaca la observación del etnógrafo alemán
sobre la utilización de la balsa desde San José
hasta Sechura en lugar del caballito utilizado desde Santa Rosa y
Pimentel hasta Huanchaco en Trujillo; en Pimentel se utiliza hoy
en día una gran balsa para alojar a varios caballitos en
alta mar cuando terminan su faena a eso de las 3:00 de la tarde;
cita la afirmación de Buchwald sobre la relación
desde la prehistoria de los muchik con la costa ecuatoriana y no
solo eso, sino que la macro etnia Muchik-
Tallán llegó a afincarse en Ecuador,
coincidiendo con Jijón y Camaaño. Analizando el
recorrido de Brüning por Huancabamba, afirma que los
sacerdotes muchik ya visitaban los lagos sacros (Sharon) con
fines de peregrinaje y aprendizaje y,
que los muchik ocuparon inclusive, zonas serranas hasta Balsas;
al respecto A.Bandelier (1940) ya documenta la existencia de la
lengua muchik hablada por naturales de Balsas en la cuenca del
Marañón, lo que demuestra un efectivo movimiento
migratorio a través de diferentes pisos ecológicos
en los andes centrales.
LAS
PALEOTECNOLOGÍAS
Schaedel enfoca y divide sistemáticamente el
trabajo de Brüning respecto a las tecnologías nativas
abarcando temas de riego, tejidos ,
cestería y construcción de viviendas; obviamente, la
construcción monumental y conocimientos de ingeniería ya no se daban en la
época de Brüning; por tal motivo, en la
sistemática reconstrucción que hace Schaedel del
trabajo de Brüning, el tema se centra en el estudio de la
construcción rural, que aún hoy podemos
observar casi intactos, sobre todo en o que respecta a la
utilización de la caña (Gynerium Sagitatum),
carrizo, algarrobo, paja o "enea" (Enea Ytyphaceae) y barro,
materiales
que, precisamente, hacen difícil
,arqueológicamente, determinar o documentar la
ubicación de asentamientos humanos; Schaedel ha logrado
comprobar la utilización de los recursos
naturales en forma racional y sistemática en los
descendientes muchik, tomando interés en la
tecnología de hacer "petates" y "esteras"(de junco) y en
los tradicionales "caballitos de totora" fabricados con Scirpus y
enea, amarrados con sogas ( "huangana" o "huacas"), enfatizando
que las balsas de San José y Sechura, eran importadas de
Ecuador.
Es interesante tambien la observación que
Schaedel hace sobre la llamada "lana de piscoya", utilizada para
hacer colchones que Brüning identifica como Cereus sp.; en
la zona de Mochumí Viejo, quebrada de Sincate, en la
serranía de Ferreñafe, crece en forma silvestre
este cactus que, efectivamente, al reventar, expulsa un copo de
algodón- blanco- que los lugareños conocen como
"lana de piscoya"; el cactus tiene forma de pene, lo que sustenta
la información personal del investigador Dr Julio
C.Sevilla quien ha encontrado que Piscoya, antiguo apellido
muchik- posiblemente sechurano-, significa "pene";
paleotecnologías como la del tejido con algodón
nativo, apuntado y fotografiado por el etnógrafo de
Hoffield y R. Schaedel, ha sido ampliamente documentada
después en los ochenta por James Vreeland Jr,
discípulo de nuestro biografiado, aunque los artesanos
aseguran de que fueron utilizados con fines mas allá del
interés científico; la posibilidad de que el
algodón nativo sea cultivado masivamente es
difícil, dado su elevado costo para evitar
la plaga del gusano rosado de la india.
En el aspecto de alimentación el
biógrafo resalta el hecho de que la chicha fue fabricada
por hombres, hecho documentado por María Rostworoski, como
pudo haber sido también el arte de tejer en telar y la
pesca; la
chicha, bebida ritual y sagrada ha sido estudiada por la
antropóloga Lupe Camino; actualmente, en Pimentel se puede
observar la tradición de la venta del pescado hecha por
mujeres, casi nunca por los pescadores, tradición que
parece ser milenaria ya apuntada por Brüning; en La Legua y
Vicús (Piura) observamos que la chicha, en grandes
tabernas o cocinerías, era elaborada por la madre e hijas,
mientras que el varón, padre de familia, se
mecía en una hamaca o se limitaba a observar la venta y el
consumo; la
natural timidez del muchik se rompe cuando beben chicha, hecho
que fue utilizado por Brüning para sacar información
valiosa como es su documentación sobre el idioma muchik
que empezó poco antes de 1897 cuando emprendió
viaje a Alemania.
El estudioso alemán Ernest W. Middendorf,
había realizado en tiempo récord de mes y medio, un
exhaustivo trabajo respecto al muchik que publicó en
1983-85; la investigación de Brüning sigue aún
inédita y según sabemos, R.Schaedel ha dejado un
trabajo avanzado respecto a la lengua que inicialmente estudiara
el cura don Fernando de la Carrera y Daza (1644) – a quien
Schaedel se refiere como "religioso fanático" y racista- y
tambien don Modesto Rubiños y Andrade (1782), en los que
se basó el Ing tucumano don Federico Villarreal (1921) y
el sistemático trabajo del historiador chiclayano don
Jorge Zevallos Quiñónez que ha hecho publicaciones
al respecto entre 1944 a 1948. Schaedel destaca el estudio de la
etnopsiquiatría dentro de la medicina
tradicional que ha hecho el escritor Carlos Camino
Calderón; se refiere seguramente a su obra "El Daño"(1942) que basa su argumento en la
historia de personajes de la hacienda Batán Grande, en
especial de don Juan José Aurich Pastor que la novela lo
convierte en José Navarrete. Schaedel enfatiza en su
estudio la riqueza de datos etnográficos dejados por
Brüning sobre las fiestas religiosas en una "avalancha" de
fechas.
En todo el estudio en referencia, notamos la ausencia
del interés de Brüning por documentar la
tradición del cantar de Tristes y Cumananas, que en
realidad tiene orígen prehispánico tantas veces
mencionados como "endechos" por los cronistas como Cieza, Jospeh
Pablo de Arriaga y otros; estos cantares, ahora interpretados por
hombres, casi siempre ebrios, tambien fueron exclusividad de las
mujeres en los ritos mortuorios en donde se liaban en verdaderos
"duelos" de lloronas; por eso quizás, a los funerales hoy
en día, se les llaman "duelos".
En verdad, la ciencia
antropológica , histórica y política tiene
el reto de ampliar sus estudios sobre el legado de Brüning y
el mas grande de los muchicólogos, el Apapek Richard
Schaedel, quien confirmó que la correcta y justiciera
manera de administrar el patrimonio
cultural, debe ser la de la administración de los propios herederos de
su prosapia étnica y cultural. Jorge Sachún, su
fiel seguidor anota que cuando Schaedel visitó Kuntur Wasi
en 1995 junto a Víctor A. Rodríguez Suy, se
expresó así: "…Onuki, he venido hasta
aquí para felicitarte, porque junto a Jorge Sachún
has iniciado un gran ejemplo en Perú, de cómo debe
manejarse un Museo Arqueológico; es decir, por la propia
comunidad o el pueblo mismo organizado, único depositario
y heredero a quien se debe ser devuelto todo lo que la
arqueología halle, descubra e investigue y como
científicos-sociales estamos obligados a contribuir en la
recuperación junto a ellos, a devolverles su dignidad"; la
práctica de Yoshio Onuki y Sachún tiene su la do
totalmente opuesto a los ejemplos dejados por Izumi Shimada en
Batán Grande y Walter Alva en Sipán, quienes
contribuyeron para que los museos en donde se exhibiría la
herencia cultural de estos pueblos, paradójicamente, sean
construidos en áreas ajenas a las que realizaron
excavaciones y a los pueblos que utilizaron para satisfacer sus
propósitos personales y nada
científicos.
Finalmente creo, que los pueblos étnicos
aún pueden retomar con justicia, lo
que el maestro Schaedel sostuviera en su largo trajinar: que
ellos tienen el derecho y el deber de administrar su propia
herencia cultural, y vale la pena alentarlos diciendo:
"¡Moeich Muchik, Chipán Siameiñ! =
"¡Somos Muchik, Aún Vivimos!".
Por :
José Maeda Ascencio
Presidente de Ciencia y
Cultura Andina (Cican)
Chiclayo, Perú, 3 de Setiembre del
2006.
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