INTRODUCCIÓN
Estimados hermanos, una vez más estamos con un
estudio bíblico, y como todos los estudios
bíblicos, es de mucha importancia. Hasta ahora hemos
podido analizar con cierta profundidad el cómo nos hacemos
hijos de Dios para que nos podamos comunicar con Él sin
ninguna dificultad. También analizamos qué hace
Dios en el momento en que nosotros nacemos de nuevo y qué
significa el nuevo nacimiento.
Ahora que somos hermanos, porque supongo que ninguno de
los que leyó estos
estudios ha dejado de nacer de nuevo, no hay nada qué
perder, más bien mucho qué ganar, ahora podemos
entrar en temas de conocimiento
general para que sepamos qué hacer ahora que somos
cristianos en el más puro de sus significados, sin
religiones de por
medio.
Uno de estos temas de conocimiento general es el del
Nuevo Pacto. Cuando Dios les dio las tablas de la Ley al pueblo
de Israel a
través de Moisés, comenzó un pacto; este
pacto lo declara Dios mismo en el Antiguo Testamento, y de
ahí en adelante el Señor se encargó de
decirle al pueblo de Israel cada cierto tiempo que no
se olvidaran del pacto que Él había hecho con
ellos. Este pacto antiguo es la Ley. Como en todo sitio, debe
haber leyes para
poder tener
cierto orden. El mundo no escapaba a esto; era necesario poner
orden y para esto Dios da la Ley.
Al principio, cuando Dios le dice a Adán que no
comiera del árbol de la ciencia del
bien y del mal, le dio solamente un solo mandamiento. Luego
Adán podía hacer lo que quisiera porque no estaba
mal; lo único malo era comer de dicho árbol. Pero
no obedeció y entró el pecado al mundo. Dios tuvo
que dar diez mandamientos a Moisés para ordenar un poco
las cosas. Ya no era un solo mandamiento, sino diez. Hoy en
día tenemos la Biblia entera para guiarnos en el
cómo vivir.
Esto realmente no es bueno, porque nos hemos denigrado a
tal punto que es necesario que nos digan en la Biblia hasta en
qué pensar. Una analogía de esto es la siguiente,
imaginemos que por primera vez tenemos al niño del vecino
en nuestra casa porque se iban a una fiesta un viernes en la
noche. Al principio, cuando el niño se portaba bien, no
era necesario darle órdenes porque el niño actuaba
con sentido común; pero cuando empezó a
familiarizarse empezó a quebrantar algunas normas que el
sentido común dictaba, como el no saltar en la cama con
los zapatos puestos, por ejemplo.
Ahí se tuvo que dar la primera orden que era no
saltar en la cama con los zapatos puestos. Y así fue la
rutina, hasta que el niño se siente como en el parque y
hace cosas que normalmente no haría; a un niño
así hay que limitarlo en todo lo que haga para que no
dañe a nadie, ni nada. Esto es lo que ha pasado con
nosotros. Ahora tenemos la Biblia entera para poder saber
qué hacer en las diferentes circunstancias de nuestras
vidas.
Pero la Ley sólo señalaba el pecado y
había que hacer cosas, penitencias y sacrificios para ser
purificados, según lo señalaba la Ley. La Ley es lo
suficientemente estricta como para que NADIE la pudiera cumplir a
cabalidad. Siempre de alguna manera la gente transgredía
la Ley. Por este motivo el Señor quiso sellarnos con un
Nuevo Pacto. Este Pacto es Jesucristo mismo. En este Nuevo Pacto
tenemos la opción de ser perdonados y justificados por
medio de la Sangre Poderosa
de Jesucristo. En Él tenemos la ayuda para cumplir con la
Ley, porque Él mismo es el que hace que la cumplamos.
Amén.
EL
NUEVO PACTO
- Jeremías 31:27 –
40
"He aquí vienen días, dice
Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa
de Judá de simiente de hombre y de
simiente de animal. Y así como tuve cuidado de ellos para
arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir,
tendré cuidado de ellos para
edificar y plantar, dice
Jehová. En aquellos días no dirán
más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de
los hijos tienen la dentera, sino
que cada cual morirá por su propia
maldad; los dientes de todo
hombre que comiere las uvas agrias tendrán la dentera. He
aquí que vienen días, dice Jehová, en los
cuales haré nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de
Judá.
No como el pacto que hice con sus
padres el día que
tomé su mano para sacarlos de la tierra de
Egipto;
porque ellos invalidaron mi
pacto, aunque fui yo marido para
ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré
con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré
en su corazón; y yo
seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a
Jehová; porque todos me
conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande,
dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me
acordaré más de su pecado. Así ha dicho Jehová, que da el sol para
luz del
día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de
la noche, que parte el mar, y braman sus ondas;
Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren
estas leyes delante de mí, dice Jehová,
también la descendencia de Israel faltará para no
ser nación
delante de mí eternamente. Así ha dicho
Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse
abajo los fundamentos de la tierra,
también yo desecharé toda la descendencia de Israel
por todo lo que hicieron, dice Jehová.
He aquí que vienen
días, dice
Jehová, en que la ciudad
será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del
Ángulo. Y saldrá
más allá el cordel
de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y
rodeará a Goa. Y todo el valle de los cuerpos muertos y de
la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de
Cederrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al
oriente, será santo a Jehová;
no será arrancada ni destruida
más para siempre".
En este pasaje bíblico, el Señor nos
enseña que desde el Antiguo Testamento, o sea, desde antes
de Cristo, Él ya había dicho que iba a instaurar un
nuevo pacto con Su pueblo. En este nuevo pacto Dios iba a tener
cuidado de edificar y plantar; esto significa que Dios mismo iba
a edificar al hombre, en otras palabras, le iba a enseñar
las cosas Él mismo. Esto lo hace hoy en día a
través del Espíritu
Santo: "Escrito está en
los profetas: Y serán
todos enseñados por Dios.
Así que, todo aquel que oyó al Padre, y
aprendió de él, viene a mí"
(Juan 6:45). "Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre
enviará en mi nombre, él os enseñará todas las
cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho" (Juan 14:26).
"Pero la unción que vosotros
recibisteis de él permanece en vosotros, y
no tenéis necesidad de que nadie
os enseñe;
así como la unción misma
os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os
ha enseñado permaneced en él" (1°
Juan 2:27). Así se demuestra que Él mismo nos
enseña todas las cosas para los que hemos nacido de nuevo.
De la misma manera, Dios plantó en nosotros su
Espíritu Santo para que hagamos Su voluntad, tal y como lo
enseñamos en el estudio de "Cuerpo, alma y
espíritu".
Antes de que Cristo viniera, cuando alguno que
tenía jerarquía cometía un error grave, toda
la familia o
pueblo sobre el que él tuviera jerarquía
moría junto con su líder.
Por esto, ahora cada quien dará cuenta ante el
Señor de todas nuestras acciones. Es
por esto que Dios dice que hará nuevo pacto con su pueblo,
un pacto diferente, no como el de la Ley, sino el de
Cristo.
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