Historia de la literatura desde sus inicios hasta el siglo XII (página 2)
LA
LITERATURA
LATINA:
El Imperio Romano
avasallaría las civilizaciones circundantes: Grecia y
Egipto. No
obstante supo entender la gran importancia de estos pueblos.
Especialmente el griego, por lo que habría de emularlo en
todas sus actividades culturales, incluyendo las religiosas.
Roma no fue
vencedor sino el vencido, culturalmente hablando. El pueblo
latino es un pueblo a todas luces helenizado. Sus autores imitan
a los autores griegos, sus escultores imitan a los escultores
griegos. Sólo en la pintura y en
la arquitectura
(de tipo monumental, la cual expresaría sus ansias de
dominio y
poder
absoluto) habrían de ser completamente originales, y por
supuesto en la creación del Derecho Romano.
El teatro
latino: Si bien el teatro latino continua la tradición
helénica, siendo muchas de sus obras adaptaciones de las
obras griegas, no obstante en Italia ya
existía una antigua tradición teatral que
venía de la región de Atella, en Campania. Estas
obras se conocen con el nombre de atelanas, y sus personajes eran
estereotipados y grotescos: el glotón, el
fanfarrón, el jorobado… Las atelanas serán
fundamentales para la creación, siglos más tarde de
la Commedia dell’arte italiana.
Género
teatral que tendría gran auge en Europa, sobre
todo en Francia.
En la comedia antigua se destaca Tito Macio
Plauto.
Plauto: Este comediógrafo era un
cómico vagabundo, poseedor de una amplia y sólida
cultura. Es
una de las principales figuras de la literatura universal. Su
fuente literaria la encuentra en asuntos griegos, pero les
imprime su sello personal. Utiliza
lo que se conoce como "contaminación": Parte de la Nueva Comedia
griega, pero indagando en las obras de los autores menos
conocidos, indaga en las costumbres del pueblo romano y hecha
mano de las atelanas. El resultado es una obra de gran
originalidad, reflejo de su sólida formación
teatral. Dentro de sus obras se encuentran, entre otras, Las
Tres Monedas, El Mercader, Las Baquis.
Su obra maestra lleva el nombre de
Anfitrión, comedia que parte de la mitología, pero desacralizándola, el
mito se
convierte en farsa y la comicidad lo inunda despojando a sus
personajes de su naturaleza
divina, ya que ellos se convierten en seres humanos comunes y
corrientes. La irreverencia es su nota más
característica.
La época de la
República:
En el siglo I a.C. aparecen dos figuras relevantes:
Lucrecio, Catulo y Cicerón.
Lucrecio: Este excelso poeta sufrió de
problemas
mentales, y en sus épocas de cordura escribiría
De la naturaleza. A su muerte la obra
no había sido aún revisada ni corregida, y
según parece sería Cicerón quien se
daría a la tarea de rescatarlo y pulirlo. Lucrecio
considera a la literatura como un recurso engañador, un
halago para atraer al lector, y así poder imponerle lo que
él desea: Sus ideas científicas y
filosóficas. Pero el artificio que pudo haber degenerado
en una mala literatura dio origen a una pluma vigorosa y
ágil, con una brillante interpretación poética.
Cátulo: Su naturaleza libertina
marcaría por completo su obra literaria, en ella refleja
todos los vicios y pasiones de la sociedad
romana. En el fondo su obra no es otra cosa que un diario
íntimo de un joven rico y culto, que se lanza al cultivo
de las más bajas pasiones y costumbres.
Cicerón: Poseedor de una aguda inteligencia,
de una sapiencia a toda prueba, este insigne escritor sigue
aún tan vigente como lo era hace 20 siglos.
Incursionó en la poesía
y en la prosa, también lo hizo en la política y en la
filosofía.
A él se debe la depuración de la lengua latina,
puesto que le imprimió la capacidad de la
argumentación filosófica. Sus tratados, como
los de Platón,
son en forma dialogada, entre ellos se destacan: Las
Tusculanas y los breves tratados sobre la Amistad y la
Vejez. Su profesión de orador lo llevó a
escribir obras de retórica: Del Orador, De la
Invención, Brutus. Incursionó también en
el género epistolar, y como su intención era
escribir sólo a sus amigos o a su esposa, sus cartas revelan
sus más íntimos deseos, sus angustias y sus
alegrías, su intimidad carece de maquillaje y nos muestra a un
Cicerón limpio, auténtico y humano.
La Época Imperial:
Virgilio: Su obra, conocida como
Bucólicas, pertenece al género pastoril.
Detrás de sus pastores se esconden personajes cultos. Que
hastiados de la vida desean emigrar a la Arcadia, lugar
paradisíaco, donde la disertación filosófica
y el gusto por las bellas artes,
son el deseo de estas mentes más acuciosas. En Las
Eglogas describe un paisaje irreal, poco o nada tiene que ver
con la campiña italiana, ni con los campesinos o pastores
que él había conocido en su infancia.
El lenguaje es
artificioso, rebuscado, lejos del lenguaje
utilizado comúnmente por los pastores tradicionales; pero
impregnado de una alta calidad
poética.
Pero su gran aporte a la literatura se encuentra en
La Eneida, con la cual se vincula a la tradición
homérica. En este extenso poema habla del personaje
mítico Eneas y del pasado mitológico latino. Esta
epopeya muestra a una Roma poética y trascendental, donde
su magnífico pasado se une al presente y al
futuro.
Virgilio es consciente que en su obra desfigura la
historia, para
darle más importancia al aspecto meramente poético
y simbólico de la mitología. Si bien emula a
Homero, su
obra es ante todo una obra humana, no divina. La Envidia
es una obra que exalta el sentimiento patriótico y
religioso.
Horacio: Este gran poeta hace de la cotidianidad
un canto, una oda excelsa. Lo cotidiano se convierte en un canto
lírico, provisto de la más exquisita belleza. Sus
versos han sido considerados como uno de los más hermosos,
no sólo de la literatura latina, sino de todos los
tiempos. Después de sus Odas, el poeta retoma un estilo
que había cultivado anteriormente: la sátira.
Escribe Arte Poética, un texto
fundamental para la formación de los escritores; en cuanto
que su conocimiento y
lectura es
fundamental para la comprensión de la mentalidad
clásica frente a la literatura.
Ovidio: La sociedad libertina de su época
habría de verse reflejada en su obra El Arte de
Amar, reflexiones en torno al amor, a la
seducción y al erotismo. Este libro
habría de ser uno de los pilares de la búsqueda
literaria del medioevo. Autores, como María de Francia o
Chrétien de Troyes, los leerían e incluso los
traducirían. Esta obra sería fundamental para los
siglos venideros, establecería un canon a seguir y una
fuente inagotable para pintar las pasiones de hombres y
mujeres.
Séneca: Contrariamente a Ovidio,
Séneca (de origen español)
se destaca por profesar la virtud y es un estoico consumado. Su
elevada actitud
moral le
valdría un destacado lugar en la Edad Media,
donde se le equiparó, incluso, al Apóstol Pablo. El
cristianismo
habría de tener en él a una de sus principales
figuras. Séneca, además de la prosa moral,
cultivó el género de la tragedia. Sus obras son las
únicas que se conservan actualmente. Su estilo era un
realismo
desmesurado, realismo que resalta aún más por el
lenguaje retórico empleado por sus personajes.
Sus obras fueron escritas para ser leídas, no
para ser representadas; es muy posible que esta
característica sea una de las causas por la cual pudieron
haber sido conservadas. Esto sumado a la reverencia que se le
rindió en el medioevo, siendo traducido por los monjes, en
una labor encomiable y definitiva para la preservación de
sus manuscritos.
LA LITERATURA EN EL CRISTIANISMO:
Para el año 313 de nuestra era, el cristianismo
ya se había afianzado definitivamente en el pueblo.
Constantino lo reconoce oficialmente por Decreto
convirtiéndose en la religión oficial del
Imperio. Esto suponía un cambio radical
en el pensamiento
religioso, puesto que hasta ese momento la única
religión monoteísta había sido la hebrea.
Las religiones
antiguas pasan a ser consideradas creencias paganas, pero el
latín sería durante muchos siglos la lengua culta.
Es decir el latín serviría como vehículo de
comunicación entre los pueblos, pero sobre
todo sería la lengua que los eruditos emplearían
para discernir y escribir; lo cual sería fundamental para
la propagación del cristianismo. Las letras van a servir
como medio para dar a conocer El Nuevo Testamento,
inicialmente escrito en su totalidad en griego, a
excepción del Evangelio de San Mateo, cuyo original
había sido escrito en arameo, habiéndose perdido
posteriormente.
Luego reencuentran los Padres Apostólicos, como
San Ignacio de Antioquia. La Iglesia Griega
contaría con un gran erudito conocido como Clemente de
Alejandría, quien tenía una posición adversa
frente a los mitos y
leyendas, sin
embargo los conocía muy bien e incluso dejaría
notas y fragmentos relativos a la literatura que decía no
apreciar. La literatura, junto con la pintura y la arquitectura,
representa el más valioso de los instrumentos de la obra
educativa que comienza a realizar la Iglesia Cristiana. La
finalidad de educación moral es el
rasgo más relevante de la concepción cristiana del
arte y de las letras.
Para el siglo V el Cristianismo ya no tenía
detractores y su afianzamiento era un hecho consumado; por lo
tanto la literatura ya no tiene la necesidad de cumplir con esa
función
propagandística de los primeros tiempos. Por lo que va
adornándose cada vez más, su lenguaje se hace
más retórico. Se cultiva el dogmatismo, la moral y
el ascetismo.
De las bacanales romanas se ha pasado a una época
donde el espiritualismo fue la base de toda normatividad. El
medioevo es una época teocéntrica por excelencia y
nada que esté por fuera de la nueva religión tiene
cabida. Dentro de esta nueva comunidad surge
una figura esencial para el cristianismo: San
Agustín.
San Agustín: Es considerado como uno de
los hombres más importantes que han surgido en toda la
historia de la humanidad. Sus obras abarcan todos los problemas
de la fe católica y lo convierten en uno de sus
principales pensadores. Sus Confesiones no sólo
relatan los pensamientos de un alma dolorida
sino que están revestidas de un lenguaje altamente
poético e inteligente.
Su prosa está exenta de vanos orgullos y con
mucha frecuencia es bastante coloquial. Característica que
dista mucho de los pensadores clásicos quienes encontraban
en la retórica una única forma de expresar sus
pensamientos. El mismo San Agustín se preguntaba:
"¿Qué libro hay de los míos que sea
más frecuentemente y con más deleite leído
que el de mis Confesiones?" Estas palabras siguen tan
vigentes como lo fueron hace más de 1500 años. Por
otra parte este santo había conocido y experimentado la
vanidad del mundo, hasta el punto de haber tenido una amante por
largos años. San Agustín tendrá
posteriormente una influencia decisiva en Petrarca y en el
Humanismo
europeo.
LA LITERATURA EN EL MEDIOEVO:
En la Alta Edad Media suceden dos acontecimientos que
van a ser definitivos en los siglos venideros. El papel de los
monasterios, especialmente los irlandeses, y la política
educativa que impone Carlomagno. Los monasterios habían
jugado un rol preponderante en la trascripción y traducción de textos antiguos y en el
establecimiento de bibliotecas; ya
que las bibliotecas antiguas como la de Alejandría y la de
Efesos habían desaparecido. Pero sobre este tema
hablaré más adelante.
Carlomagno: Ninguna historia de la literatura
quedaría completa si no se tuviese en cuenta a este
notable rey, que si bien nunca se destacó por tener
amplios conocimientos, si supo entender, en una época
donde la
educación no tenía aún ningún
valor, que la
instrucción de sus funcionarios, del clero y del pueblo
era de una importancia trascendental si efectivamente
quería lograr un cambio radical en las costumbres de la
época. Esta sabia decisión tendría unos
efectos que aún se sienten en nuestra civilización.
Carlomagno crea en su corte de Aquisgrán una academia
poética, un taller artístico y reúne a los
mejores sabios de la época. Es más, desarrolla un
programa
cultural propio. Y aunque su política principal es la de
formar administrativamente a sus funcionarios, la literatura
latina tiene un destacado lugar en cuanto que se le ve como un
modelo
estilístico a emular. En su Academia se encontraba todo un
círculo literario compuesto por eruditos y poetas, quienes
llevaban a cabo, con cierta regularidad, sesiones literarias y
concursos. Todo el programa cultural de Carlomagno estaba
encaminado a dar una nueva vida a la Antigüedad. El medioevo
no es una continuación de la antigüedad, sino que la
redescubre de nuevo. Carlomagno es la prueba fehaciente de ello.
Convierte el estudio de la Antigüedad en una experiencia
cultural, ya que hace de esta experiencia una conquista cultural,
o mejor la recuperación de algo perdido. Con esta
experiencia se da inicio al nuevo hombre
occidental. Por otra parte, ya en la época carolingia
funcionaban los scriptorium, fundamentales para la
organización que se haría posteriormente en los
monasterios.
Los Monasterios: Una vez desaparecido el Imperio
carolingio, la ciencia, el
arte y la literatura ya no serían competencia de
las cortes, sino de los monasterios. En sus bibliotecas, talleres
y escritorios se realiza ahora todo el trabajo
intelectual y manual de su
tiempo. Al
respecto Arnold Hauser dice lo siguiente:
"El gran mérito del movimiento
monástico consistió en hacer que la producción del arte se realizara dentro del
marco de talleres ordenados, con división del trabajo, y
dirigidos más o menos racionalmente, y que para este
trabajo fueran ganados también miembros de las clases
superiores". (Historia Social de la literatura y del Arte.
Arnold Hauser. Edit. Guadarrama. Primer tomo. Pág.
214)
Fue en los monasterios donde Occidente aprende a
trabajar metódicamente, con una división clara de
los oficios y con las horas claramente delimitadas para ello. Es
en los monasterios donde se aprende la valoración del
tiempo, donde se aprende a ahorrarlo y a dividirlo; se mide le
paso del tiempo con el toque de las campanas. Quienes más
se desatacaron por sus bibliotecas y scriptoria fueron los
benedictinos. Los scriptoria, de los monasterios benedictinos,
eran grandes salas destinadas al trabajo en comunidad. La labor
de copistas y miniaturistas estaba delimitada por la competencia
de los monjes en estos dos oficios. Los miniaturistas se
conocían con el nombre de miniatore, los
calígrafos
hábiles eran los antiquarii, los ayudantes scriptore y los
pintores de iniciales rubricatore. Pero no todos eran monjes, los
había también laicos que trabajaban en sus casas o
en los monasterios y a los que se les reconocía un modesto
salario. Por otra
parte los monasterios e erigieron en verdaderos centros del
saber, ya que fueron fundamentales en la arquitectura, en la
escultura, en la pintura, en la orfebrería, se
tejían tapetes, se hilaba la seda, se hacían
cerámicas y se fabricaba el vidrio. Es por
ello que al lado de cada gran monasterio se erigía un
pequeño poblado. La supervivencia del uno sin el otro
hubiese sido a todas luces imposible.
Esta primera parte del trabajo estaría bastante
incompleta si no nombrase al menos a los juglares y al rol que
jugaron en la transmisión de los Cantares de Gesta. Estos
cantares, como su nombre lo indica, surgen de una canción
que va siendo reelaborada a medida que va siendo reinterpretada
por diversos juglares, hasta convertirse en un poema épico
de gran trascendencia literaria. Pero el juglar, fuera de poeta,
debe practicar diversos oficios: la danza, la
acrobacia, la música, debe ser
payaso cuando la ocasión lo requiera, prestidigitador,
domador de osos; en otras palabras se convierte en un
bufón, en un hazmerreír para toda clase de
público. Hauser dice al respecto que es a partir del
medioevo que la figura del poeta nunca más se
recuperaría, por siglos se le ha equiparado al vago, al
charlatán, al mendigo, su figura se le ha situado entre
las prostitutas, entre los hombres que están fuera de la
ley y del
orden. Para ello no es sino pensar en los poetas simbolistas,
quienes fueron llamados por la sociedad de su época poetas
malditos. Los juglares iban de pueblo en pueblos, de castillo en
castillo, labrándose un escaso porvenir; más que
porvenir era ganarse el pan de cada día.
II PARTE
NACIMIENTO DE LA LITERATURA COMO PROFESIÓN
UNIVERSITARIA
TRABAJO
HISTÓRICO
Hasta ahora nunca me había planteado cuando y
como la literatura había comenzado a ser estudio de ese
importante centro académico que surgiría en Francia
hacia el siglo XII y donde se acuñaría la palabra
universitas. La literatura y su quehacer, de una u otra forma
siempre ha estado ligado
a la docencia; es
por ello que diría que es con la excelsa figura de
Pedro Abelardo
(1079-1142) que la literatura gana un papel muy importante en la
Academia Universitaria.
Pedro Abelardo, maestro en todo el sentido de la
palabra, y quien tenía que dar sus clases en lugares
abiertos para que todos los alumnos tuviesen cabida, tal era la
fama de buen profesor.
Disertaba sobre temas filosóficos (principalmente
religiosos). Incursionó en la literatura con su trabajo
Historia de las desdichas de Abelardo, más conocida
como Abelardo y Eloísa, esa extraordinaria historia de
amor que vivió clandestinamente con una joven sobrina de
un alto clérigo. Una vez embarazada se casarían
también clandestinamente, pero posteriormente
deberían separarse y vivir una vida monástica. El
hijo de Eloísa sería apartado de su madre en el
momento mismo de nacer y sólo lo vería de nuevo
muchos años después, convertido en un monje de la
orden que había fundado el mismo Abelardo. Traigo a
colación esta historia, porque la literatura no puede
nunca desligarse de la realidad, ya que son los trágicos
momentos los que marcan a menudo el quehacer literario. No
obstante estar encerrados cada uno en su respectiva orden
monástica, Abelardo y Eloísa siempre
intercambiarían una extensa correspondencia. Las cartas de
Abelardo son mesuradas, invitan a la amada a una vida de
reflexión, espiritualidad y ascetismo. Las cartas de
Eloísa, en cambio, son apasionadas, en ellas ya se respira
el espíritu de la lírica cortés, que
sería tan importante en María de
Francia.
La Literatura en el siglo XII y en la
Academia:
El siglo XII es una etapa de esplendor y
renovación literaria. Contemporáneo a Abelardo
está Bernardo de Claraval (1091-1153), quien recoge toda
la tradición patrística y sienta las bases del
misticismo occidental, principalmente en su exposición
del Cantar de los Cantares. Uno de sus discípulos,
Guillermo de Saint-Tierry escribió un tratado sobre la
Naturaleza del Amor, emulación cristiana del
Arte de Amar de Ovidio. Pero la literatura, como materia
propiamente dicha aún no se dictaba, ya que era la
filosofía la que había ganado en status e
importancia. No obstante no podía desconocerse la gran
trascendencia que siempre había tenido. Yo diría
que la literatura comienza verdaderamente a ser objeto de estudio
en el momento en que se traducen a los clásicos en los
monasterios anteriormente mencionados.
Posteriormente estaría la corte de Maria de
Francia, donde la literatura tendría un papel de una
trascendencia absoluta, y si bien la corte no es una universidad, si
fue decisiva para el cultivo de las letras. Sin María de
Francia es muy posible que el genio de Chrétien de Troyes
no hubiese tenido eco, ni las leyendas del rey Arturo hubiesen
pasado a la posteridad. La misma María, poseedora de una
sólida cultura latina, leía y traducía a
Ovidio. Es María de Francia quien escribe los lais,
inspirados en la tradición celta que ya anticipaba la
literatura cortés, a la que aludía
anteriormente.
Otro de sus protegidos era su capellán
Andrés, su obra es fundamentalmente mundana y
cortés (canciones trovadorescas, artúricas y de
corte erótico como las de Ovidio). Al igual que
María de Francia no le gusta mucho la idea del matrimonio, la
misma María se burla de los maridos celosos.
Podríamos decir que en esta etapa la corte cumple con un
papel universitario, en cuanto al apoyo y cultivo de las letras
se refiere. En España
sería Alfonso X El Sabio, quien apoyaría e
impulsaría el estudio y la creación literaria. El
mismo escribiría las Cántigas de amor y de Amigo e
hizo una recopilación de poesía mariana.
Siglos más tarde, en la Baja Edad Media, la
cultura ya no sería predominio de las cortes, una nueva
clase habría de surgir: la burguesía.
A esta nueva clase pertenece un joven florentino llamado
Dante Alighieri (1265-1321). En el siglo XIV se afianzan tres
elementos dinamizadores de la economía: la banca, la
industria y el
comercio, los
cuales no sólo dan origen a esta nueva clase, sino que le
permite a la burguesía tener acceso a conocimientos que
anteriormente sólo le estaban permitidos al clero y a la
aristocracia. Se podría decir que la Baja Edad Media es en
realidad el Prerrenacimiento. Es entonces cuando surge el insigne
poeta Francesco Petrarca (1304-1374). A quien su padre, que era
notario, le puso en las manos los libros de
Cicerón, pensando que así Petrarca se
inclinaría por el Derecho. Pero la literatura le
ganó la partida, y con ella la humanidad, al contar con
este poeta a uno de sus mejores exponentes. En 1313 nacía
Boccaccio, su padre lo había destinado a la banca, pero
nuevamente la literatura habría de ganar la partida.
Ninguno de estos jóvenes asiste a la universidad,
posiblemente porque aún la cátedra de literatura no
existe.
Habría que esperar a que el bachiller Fernando de
Rojas, como él mismo se denomina, aparezca en escena para
que la universidad entre a jugar un papel definitivo sino en la
enseñanza, al menos en el ejercicio de la
literatura. Es en la Universidad de Salamanca, ciudad donde
seguramente transcurre la acción
de La Celestina, donde Fdo. de Rojas encuentra amigos que
hablan con deleite de Plauto y Terencio. En las aulas de la
Universidad de Salamanca se comentan sus obras con ingenio,
inteligencia y sabiduría. La cátedra de literatura
había nacido, ya que no hay que olvidar que el teatro es
un género literario. Otros escritores como Juan del Encina
y Lucas Fernández, también estaban vinculados a la
misma Universidad.
III PARTE
ORÍGENES CIENTÍFICOS DE LA
LITERATURA
TRABAJO
EPISTEMOLÓGICO
Como se ha visto la literatura ha sido desde sus
orígenes un medio de pensamiento, de reflexión, una
forma de responder a innumerables preguntas en torno al ser
humano, a su entorno… y es además, el origen del
pensamiento religioso de todas las culturas y pueblos. Yo
diría que la literatura, aún sin
proponérselo, siempre ha indagado sobre lo que no conoce y
sobre lo que conoce. Es decir siempre ha sido una herramienta
científica en cuanto al proceso
cognitivo se refiere.
Ya se ha aludido al papel que jugaron los monjes en el
medioevo, puesto que sin la labor acuciosa que emprendieron en la
traducción de los clásicos y en la
preservación de sus obras en las bibliotecas monacales, es
muy posible que todo ese saber antiguo hubiese desaparecido por
completo de la memoria de
la humanidad. Pero como debe buscarse una época donde este
proceso haya comenzado a ser de cierta forma deliberado, yo
diría que no es sino hasta Miguel de Cervantes
Saavedra, que la literatura comienza a dar vueltas sobre si
misma. Se convierte en objeto de su propio estudio.
Con Miguel de Cervantes Saavedra y con la parodia que
quiso realizar de las novelas de
caballería la literatura surge como un nuevo mecanismo de
estudio, de reflexión y de recreación
literaria. El mismo Rabelais, con Gargantúa y
Pantagruel, insigne relato escrito 50 años antes que
El Quijote, hace una parodia de las novelas de
caballería y de toda la tradición celta en torno a
la leyenda del Rey Arturo, de Merlín y de
Morgana.
Pero es en el siglo XIX con la aparición de
la novela
realista que la literatura comienza indagar sobre la sociedad, se
cuestiona el rol de la cerrada sociedad decimonónica,
sobre el papel de la mujer en el
matrimonio (Madame Bovary y la infidelidad). Con el
Romanticismo
la literatura comienza a indagar sobre su papel histórico,
y es consciente de los cambios que lidera. Al respecto Arnold
Hauser escribe:
"Sin la conciencia
histórica del Romanticismo, sin la constante
problematización del presente, que domina el mundo mental
del Renacimiento,
hubiera sido inconcebible todo el historicismo del siglo XIX, y
con él una de las revoluciones más profundas en la
historia del espíritu. La imagen del mundo
hasta el Romanticismo era fundamentalmente estática,
parmenídea y ahistórica, a pesar de Heráclito y de los Sofistas, del
nominalismo de la Escolástica y del Naturalismo del
Renacimiento, de la dinámica de la economía capitalista
y del progreso de las ciencias
históricas en el siglo XVIII… Sólo a partir
de la Revolución
y del Romanticismo, comenzó la naturaleza del hombre y de
la sociedad a ser sentida como esencialmente evolucionista y
dinámica. La idea de que nosotros y nuestra cultura
estamos en un eterno fluir y en una lucha interminable, la idea
de que nuestra vida espiritual es un proceso y tiene un carácter vital transitorio, es un
descubrimiento del Romanticismo y representa su
contribución más importante a la filosofía
del presente". (Hauser, A. Op. Cit. Pág.
344-345).
El reconocimiento que el ser humano contemporáneo
tiene actualmente, en cuanto a una especie de destino
histórico, y que somos lo que somos por un determinado
curso vital trazado por el pasado, es una conquista del
Romanticismo.
Otro de los grandes aciertos del Romanticismo es el
haber develado la existencia del "otro yo". Es aquí donde
tiene lugar el desgarramiento del alma romántica: El ser
humano comienza a realizar una introspección, una
autoobservación metódica, se considera a si mismo
como un extraño, un forastero dentro de su propio cuerpo.
Descubre que dentro de su cuerpo habitan dos almas, que muy
dentro de él hay demonios, pero también
jueces… en otras palabras se adelanta casi un siglo a la
llegada del psicoanálisis. Esa búsqueda de lo
irracional será ampliamente desarrollada por los poetas
malditos y posteriormente con el expresionismo
alemán, en cuanto a movimientos pictóricos se
refiere.
Otro de los grandes aciertos del Romanticismo fue la
renovación del lenguaje. En los siglos anteriores,
especialmente en Francia, se había llegado a un
rebuscamiento y amaneramiento total y absoluto en la
utilización del lenguaje. La expresión se destacaba
por ser excesivamente alambicada y poco o nada natural. Los
románticos se abandonan a la fuerza y poder
del lenguaje, se dejan dominar por él, lo cual es
considerado como un alto signo de genio artístico. Es en
esta fuente creadora del lenguaje donde se podrían
encontrar los antecedentes de la escritura
automática del surrealismo.
Para terminar esta reflexión
epistemológica sobre la literatura, diría que el
Romanticismo contribuyó a la creación de un hombre
y una mujer nuevos, que
poco o nada tenían que ver con sus antecesores. Por otra
parte no hay que olvidar que el Romanticismo es el primer
movimiento eminentemente burgués. Es el triunfo absoluto
de la burguesía sobre la aristocracia. Incluso para Goethe
el ideal de vida es el burgués.
IV PARTE
ORÍGENES DEL QUEHACER LITERARIO EN
AMÉRICA Y EN COLOMBIA
TRABAJO
HISTÓRICO
Génesis de la literatura
prehispánica:
"Haz que se yerga lo que me hace mujer,
consigue luego que mucho de veras se
encienda.
Ven a unirte:
es mi alegría.
Dame al pequeñín,
El pilón de piedra
Que hace nacer la
tierra".
Poesía Náhuatl
El ejercicio de la literatura siempre ha sido una
constante de todos los pueblos, y América
no podía ser una excepción. América, a la
llegada de los españoles, poseía una literatura
oral bastante elaborada, en ella se encuentran desde los mitos
cosmogónicos propiamente dichos, pasando por las leyendas
y cuentos.
También existía una gran producción
poética e incluso se conocía el teatro.
Dentro de los relatos cosmogónicos se destaca el
Popul Vuh, relato mítico quiché, poseedor de una
exuberante belleza, y que ha sido incluso denominado como La
Biblia Americana, aunque esta denominación me parece que
le resta importancia a tan excelsa producción literaria;
como si los pueblos prehispánicos no tuviesen la
suficiente capacidad creadora para lograr componer toda una obra
mitológica.
En la literatura prehispánica pueden nombrarse
las siguientes obras: El libro de los Libros del Chilám
Balam, el Memorial de Sololá, Anales de los Cakchiqueles,
la Poesía Quechua, Araucana y Náhuatl, La
Visión de los Vencidos. Ese extraordinario relato
sobre la visión que tuvo el pueblo azteca sobre
Cortés. En cuanto a Colombia se
refiere está La leyenda de Yurupary, de gran valor
estético, fue transmitido oralmente hasta su
recopilación en el siglo XIX.
La Literatura en la época de la
Conquista:
Con la llegada de los españoles una nueva
literatura habría de irrumpir en el continente americano:
Los Cronistas de Indias. Estos narradores lo hacían por
diversos motivos: Oficio pagado por la Corona, éstos
serían los cronistas oficiales, pero también
estaban los cronistas que deseaban plasmar por escrito el
asombro, el deseo de narrar lo inenarrable, y también
estaban los indígenas y…o mestizos que narraron el
testimonio de su cruel e inhumana derrota (La Visión de
los Vencidos).
El primer cronista que escribiría sobre el Mundus
Novus sería Cristóbal Colón. Posteriormente
estarían Hernán Cortés, López de
Gómara y Fernán Díaz del Castillo. En una
segunda etapa estaría Gonzalo Fernández de Oviedo y
Fray Bartolomé de las Casas. En 1542 se publicaría
la obra Naufragios de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca.
Pedro Cieza de León publica su Crónica del
Perú.
Pero de todos estos cronistas hay uno que se destaca por
ser el primero de ellos en aprender la lengua náhualt, me
refiero a Fray Bernardino de Sahagún. Después de
haber aprendido a hablar náhualt, les enseñó
a escribir a los indígenas, en su propia lengua pero con
el abecedario latino. Es así como logró que los
ancianos escribieran parte de su extensa tradición oral.
Este es el primer trabajo etnológico,
lingüístico y de antropología cultural que se conoce en
América. Posteriormente está el Padre José
de Acosta, quien escribiría Historia Natural y Moral de
las Indias.
Dentro de los cronistas indios podemos nombrar a:
Hernando de Alvarado de Tezózomoc, con su obra
Crónica Mexicayotl, editada en 1660. Fernando de
Alva Ixtlilxóchitl, con su obra Historia
Chichimeca.
VISIÓN DE LOS VENCIDOS:
Inicialmente escrita en lengua náhuatl por Angel
Maria Garibay y compendiado y editado por Miguel León
Portilla en 1967. En él se reúnen cantares
indígenas y códices aztecas, recoge
también los testimonios de los informantes de
Sahagún, entre otros. A continuación
transcribiré un poema que refleja el desgarramiento de los
hombres ante un mundo que desaparecía irremediablemente
ante sus ojos:
Los últimos días del
sitio de Tenochitlán
En los caminos yacen dardos rotos,
Los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
Enrojecidos tienen sus muros.
Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los
sesos.
Rojas están las aguas, están como
teñidas,
y cuando la bebimos,
es como si bebiéramos agua de
salitre.
Golpeábamos, en tanto, los muros de
adobe,
y era nuestra herencia
una red de
agujeros.
Con los escudos fue su resguardo,
Pero ni con escudos puede ser sostenida su
soledad.
Posteriormente encontramos al Inca Garcilazo de la Vega
(Perú), con su obra monumental Comentarios Reales;
y a Alonso de Ercilla (Chile) con su obra La Araucana,
enorme epopeya de los vencidos.
EL BARROCO EN
AMÉRICA LATINA:
La influencia del barroco habría de sentirse con
una fuerza inusitada en la arquitectura y en la literatura
latinoamericana. Dentro de sus máximas figuras hay que
mencionar, antes que a ninguna otra, a Sor Juana Inés de
la Cruz (México,
1648-1695). Poseedora de una lírica excelsa, habría
de optar por la vida religiosa, ante la imposibilidad de
dedicarse pro entero a la literatura como laica.
En el caso colombiano se destacan dos eminentes autores:
Juan Rodríguez Freile (1566-1640), con su obra El
Carnero; y por supuesto la madre Francisca Josefa del
Castillo y Guevara (1671-1742).
ELSIGLO XVIII:
En Colombia el siglo XVIII esta presente en el mundo de
las letras con Francisco Antonio Vélez Ladrón de
Guevara (1721-1781), con su Historia de la Literatura
Colombiana. Primer esfuerzo por sistematizar la incipiente
literatura de nuestro país, y donde el autor aprovecha
para publicar varios de sus poemas.
El SIGLO XIX:
José Joaquín Fernández de
Lizardi: (México, 1776-1827). Periodista y escritor de
profesión. Su obra más importante es, sin duda,
El Periquillo Sarniento. Una novela que
recuerda solemnemente a la novela picaresca
española.
Andrés Bello: (Venezuela,
1781-1865) Insigne figura latinoamericana. En él se
conjugan diversas características que lo convierten en uno
de los más importantes humanistas del habla castellana:
Excelente jurista, sabio educador, periodista incansable, esteta,
diplomático, lingüista, poeta y traductor de Victor
Hugo.
PRESENCIA DEL ROMANTICISMO EN AMÉRICA
LATINA:
Ya se ha aludido a la importancia que tuvo El
Romanticismo en el quehacer literario y en la reflexión
que hace de la literatura con respecto al ser humano y a su
posición en el mundo. El Romanticismo no habría de
ser ajeno a la intelectualidad del siglo XIX, haría
presencia en Argentina y en Colombia. En argentina está
José Mármol, con su obra Amalia y en
Colombia encontramos a Jorge Isaacs, con su novela insigne La
María.
En Cuba
encontramos a Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873); y
otro gran argentino: Esteban Echeverría; en Uruguay, Juan
Zorrilla de San Martín. Colombia también
tendría otros grandes exponentes: José Eusebio Caro
(1817-1853) y Rafael Pombo.
V PARTE
MODELO UNIVERSITARIO Y PRÁCTICA
PEDAGÓGICA APLICADA A SU PROFESIÓN
TRABAJO
ANALÍTICO
Uno de los principales escollos con los que suelen
tropezarse los estudiantes a la entrada a la Universidad, es su
escasa comprensión de lectura y su manifiesta dificultad
para expresar sus ideas de forma verbal y escrita. Y ésto
no es sino el reflejo del poco interés
que el sistema
educativo colombiano le ha dado a la literatura,
especialmente en los últimos 20 años. La persona que lee
con cierta regularidad no tiene problemas de comprensión
de lectura, y es capaz de elaborar un discurso
coherente. El buen lector se refleja en la forma como arma su
texto, independientemente de la calidad estética y…o científica de la
obra o ensayo
elaborado, hay algo que sobresale: La manera como está
escrito.
Por otra parte la lectura
proporciona un cúmulo de conocimientos generales que
raramente se suplen con otras disciplinas: A través de la
literatura podemos acercarnos a la filosofía, a la
historia, a la historia del
arte, a la antropología, a la sociología, a la geografía; incluso a
la ciencia. Y es
que si yo deseo acercarme a la historia de la
medicina, por ejemplo, puedo acudir a Sinuhé el
Egipcio, de Mika Waltari. Si deseo conocer la época de
los tiranozuelos de América
Latina, puedo leer Yo, el Supremo, de Augusto Roa
Bastos; o El Otoño del Patriarca, de Gabriel
García
Márquez; si deseo acercarme a la compleja personalidad
de Simón Bolívar
puedo leer El General en su Laberinto, también de
García Márquez. Si me interesa conocer la
invasión japonesa a China en la
primeros años del siglo XX puedo leer la extraordinaria
novela Una Hoja en la Tormenta, de Lin Yutang. Si deseo
conocer algo sobre música pudo leer Concierto
Barroco y Los Pasos Perdidos, de Alejo Carpentier. Si
como científica deseo incursionar en las explicaciones que
se le han dado a través de la historia a los
fenómenos naturales, me puedo remitir a los mitos y
leyendas de los diversos pueblos que han poblado la tierra a
través de todos los tiempos (labor desarrollada
magistralmente por la geóloga Dorothy Vitaliano, en su
obra Leyendas de la Tierra).
De lo anterior se desprende que la literatura se erige
en una herramienta imprescindible del conocimiento humano. Si el
sistema educativo
colombiano no hubiese menospreciado, por no decir temido, el
estudio a todo nivel de las humanidades, y entre ellas la
literatura, otra sería nuestra historia. Si en el
ejercicio del poder hubiese menos técnicos y más
intelectuales,
otro sería nuestra realidad social y económica; no
sólo en Colombia sino en el mundo entero.
El olvido de las Ciencias Humanas nos ha conducido a
límites
insospechados de barbarie y miseria humana. Pienso en el pueblo
kosovar, en el bloqueo económico que ha sufrido Irak desde
hace una década y Cuba desde hace cuatro; en las hambrunas
de Etiopía en los ’90 y en el nordeste
brasileño en los ’80. Pienso en Shabra y Chatilla,
en la persecución a la mujer en el gobierno
talibán. En los desplazados de Colombia, en los niños y
niñas que deben mantener sus hogares en el Tercer Mundo.
Pienso en la falta de educación, en la carencia de
bibliotecas, en la falta de oportunidades de empleo, en la
migración sur-norte (contraria a la
migración norte-sur que se vivía hace apenas un
siglo)… La lista es larga…
La misión de
la Universidad es la formación de seres humanos, seres
humanos capaces de construir un puente que soporte los avatares
del tiempo, como los obras de ingeniería romana; pero que también
sean conscientes que antes que una ciudad llena de pavimento
está la gente que vive en ella.
VI PARTE
MODELO FILOSÓFICO SOBRE LA
EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO EN LA
LITERATURA
TRABAJO
EPISTEMOLÓGICO
La literatura ha estado siempre íntimamente
ligada al quehacer pedagógico desde los albores de la
humanidad. En la primera parte de este trabajo desarrollé
los orígenes históricos de la literatura, y la
asocie con las primeras, pero decisivas, producciones hechas por
los pueblos de la prehistoria; y
luego por las civilizaciones griegas y romanas. Me refiero al
mito. El mito no sólo es una explicación plausible
del mundo, sino que sirve como cohesión entre los
individuos de un mismo grupo, pero
también como cohesión con otros grupos,
intercambio necesario para la supervivencia de unos y otros, en
un mundo hostil, donde la supervivencia requiere de
múltiples estrategias para
no sucumbir ante el hambre o la inclemencia del tiempo, por
ejemplo.
El mito, por otra parte, se rige por normativas que
varían según el clan, pero en todos los mitos y en
todas las épocas has servido como modelo ejemplar para la
comunidad. Y esa base ejemplar es la que sitúa a la
literatura como un quehacer pedagógico desde sus inicios.
No es sino imaginar a un grupo de niños sentados alrededor
del fuego, en una noche fría, mientras escuchan al
chamán o a un anciano relatar por milésima vez el
mito cosmogónico, para entender que la cátedra de
literatura es tan antigua como lo es la huella del ser humano en
la tierra.
La tragedia griega, por ejemplo, sirve para desarrollar
diversas teorías
sobre el comportamiento
humano: los celos, la ambición, el poder, el destino
al cual el hombre
griego no creía tener escapatoria… Con la comedia
el quehacer pedagógico toma rumbos diferentes, el autor
osa reírse de los mandatarios o de los hombres más
notables de su época, los pone en evidencia. Visto con
ojos del siglo XXI es lo más cercano al periodismo de
denuncia que pudieron haber conocido los hombres de la
antigüedad; y ésta es otra forma de hacer y practicar
la pedagogía.
Pero no será sino hasta el medioevo donde la
literatura se erija verdaderamente en práctica
pedagógica. Pero ¿Cómo es su surgimiento?
Para responder a esta pregunta habría que remontarse
primero a los poetas aristocráticos, especializados en
cantar los poemas heroicos; es decir los poetas cortesanos, que
cumplían con un papel oficial en la corte, y que no
sólo tenían como una de sus labores divertir a la
corte, sino que debían preservar la tradición
oral.
Pero los públicos cambian y con ellos la forma de
hacer poesía. Surgen entonces los juglares, mezcla de mimo
antiguo y poeta cortesano, pero también saltimbanqui,
músico y danzante… Un nuevo poeta para un nuevo
público: esta vez el pueblo raso. Ya no son los umbrales o
salas del castillo, es la plaza de una aldea o el atrio de una
iglesia. Por otra parte ya se ha aludido anteriormente al papel
que jugaron los monasterios en la difusión de la
literatura, así como las cortes, con Alfonso X El Sabio y
María de Francia. Y aunque la Universidad habría de
darle inicialmente una gran importancia a la cátedra de
filosofía, como quiera que sea la literatura estaba
presente, inmersa dentro del estudio de la
filosofía.
Pero no será sino hasta el siglo XVII, con El
Enciclopedismo Francés, que la literatura tendrá un
lugar prominente en el quehacer pedagógico.
Alguno de sus grandes pensadores y literatos, fueron a
la vez preceptores o bibliotecarios. Entre ellos habría
que nombrar La Bruyère, preceptor de la Casa de los
Condé y especialmente Boileau, quien ha sido reconocido
como el prototipo del hombre de letras, su obra más
importante es Arte Poética. En el siglo XVIII
encontramos a otro gran escritor: Voltaire
(1694-1778), y por supuesto a Rousseau
(1712-1778). Es a partir de este momento que la literatura toma
un rumbo que había sido siempre ignorado. Rousseau concibe
la literatura como un vehículo de educación y
libertad. Su
novela La Nueva Eloísa, anticipa la sensibilidad
que caracterizaría años más tarde al
Romanticismo. Pero es con su obra Emilio o de la
Educación, que plantea todo un método de
enseñanza. Y es aquí donde surge la dualidad del
espíritu de Rousseau; mientras en teoría
el filósofo y literato trataba de defender al niño
de la sociedad, aludiendo que "el hombre nace libre pero la
sociedad lo corrompe", en la realidad abandona a sus siete hijos
en un hospicio, con todo lo que semejante lugar podía
significar en pleno siglo XVIII.
Pero ¿Qué fue la
Ilustración? Antes que todo fue un movimiento
revolucionario, en el sentido que fustigó ampliamente al
poder desmesurado de la Iglesia, denunció los privilegios
que ostentaba el alto clero y puso en evidencia el supuesto
derecho divino de la realeza. Pero también puso en
evidencia el ocio de la aristocracia. La Ilustración hizo posible que el pensamiento
político evolucionara hasta hacer posible la Revolución
Francesa, y todo lo que este momento histórico
significaría para la historia de Occidente, incluyendo a
América latina; para ese momento Estados Unidos ya
había logrado la independencia
de Inglaterra. Para
los Enciclopedistas la educación sólo es un aparato
ideológico que sirve para perpetuar y defender los
intereses y la ideología de la nueva clase
dominante.
La Ilustración Francesa habría de influir
en América Latina, y es con la eminente figura de Andrés
Bello que habría de hacer presencia. En el caso que
nos ocupa Bello surge como un educador poseedor de una gran
sabiduría e inicia la reflexión sobre la
pedagogía en América Latina.
En el siglo XIX, vale la pena nombrar a Rafael Pombo,
como el escritor que pensó en un público diferente:
los niños y niñas. Con sus poesías
hemos incursionado en la literatura, y personajes como La
Pobre Viejecita y Simón el Bobito, perduran en
la memoria de los
colombianos y colombianas por el resto de sus días. El rol
de Pombo en la enseñanza de la literatura es fundamental,
y esta diserción no quedaría completa sino lo
trajese a colación. Incluso José martí
habría de referirse a él en uno de sus
artículos: "de sus melodiosos versos se desprende aquella
armonía y canción de amor inefable que por fortuna
jamás faltan por entero".
Y por supuesto es José Martí
(1853-1895), otra insigne figura de la educación en
América Latina, quien escribe sobre la educación en
el extranjero:
"…El peligro de educar a los niños fuera
de su patria es casi tan grande como la necesidad, en los pueblos
incompletos e infelices, de educarlos donde adquieran elementos
necesarios para ensanchar su país naciente, o donde no se
les envenenen el carácter con la rutina de la
enseñanza y la moral
turbia en que caen… es grande el peligro de educar a los
niños afuera, porque sólo es de padres la continua
ternura con que ha de irse regando la flor juvenil, y aquella
constante mezcla de autoridad y el
cariño, que no son eficaces, por la misma justicia y
arrogancia de nuestra naturaleza, sino cuando ambas vienen de la
misma persona. Es grande el peligro, porque no se ha de criar
naranjas para plantarlas en Noruega, ni manzanos para que den
frutos en el Ecuador, sino
que el árbol deportado se le ha de conservar el jugo
nativo, para que a la vuelta a su rincón pueda echar
raíces". (Páginas Escogidas. José
Martí. Editorial Oveja Negra. 1985. Pág.
97).
Martí reconoce la importancia de la
educación, pero al mismo tiempo considera que es necesario
formarse fuera, con todos los inconvenientes que ello pueda
acarrear, pero también como la posibilidad de salir del
ostracismo y contribuir al enriquecimiento intelectual, y por
ende económico y social de América
Latina.
Y por supuesto nos adentramos en el siglo XX. Y es
cuando el programa de Letras surge en el panorama universitario.
Se reconoce en la literatura, no sólo su posibilidad de
recreación intelectual, sino una herramienta válida
para el
conocimiento humano.
BIBLIOGRAFÍA
ELIADE, Mircea. Aspects du Mythe. Editions
Gallimard. 1983.
Idem , El Mito del Eterno Retorno.
Alianza/Emecé. 5º Edición. 1984.
HAUSER, Arnold. Historia social de la
Literatura y el Arte. Editorial Guadarrama/
Punto Omega. Tomos I-II-III. Barcelona. 14º
Edición. 1978.
MARTI, José. Páginas
Escogidas. Colección Historia de la
Literatura
Latinoamericana. No 12. Editorial Oveja Negra.
1985.
PEÑA GUTIERREZ, Isaías. Manual
de la Literatura Latinoamericana. Educar
Editores. Bogotá. 1987.
RIQUER, MARTIN de, José María
Valverde. Historia de la Literatura Universal.
Tomos I-II-III. Editorial Planeta S.A. Barcelona.
2º Edición. 1968.
VALENCIA SOLANILLA, César. La Escala Invertida.
Ensayos sobre
Literatura y
Modernidad. Fondo Mixto para la Cultura del
Tolima.
Pereira. 1996.
VITALIANO, Dorothy. Leyendas de la Tierra.
Biblioteca
Científica Salvat.
Barcelona. 1986.
DATOS PERSONALES
Berta Lucía Estrada E. realizó estudios de
literatura en la Pontificia Universidad Javeriana
(Bogotá-Colombia), una Maestría y un DEA en el
Institut des Hautes Etudes de l'Amérique Latine, Sorbonne
III (París- Francia) y una Especialización en
Docencia Universitaria en la Universidad de Caldas
(Manizales-Colombia). Se ha desempeñado como docente
universitaria en las área de francés, de literatura
y de historia del arte. Durante 10 años trabajó
como funcionaria en la Unidad de Cultura adscrita a la
Alcaldía de su ciudad de origen, dictando capacitaciones a
las bibliotecarias y docentes de
primaria en la animación de lectura infantil y juvenil. Ha
publicado dos libros en papel, "Un regalo para la abuelita"
(literatura
infantil) y "Las cuatro estaciones"
(poesía).
En elaleph.com ha publicado un manual de literatura
infantil y juvenil titulado …de ninfas, hadas, gnomos y otros
seres fantásticos, un libro infantil titulado Léeme
una poesía con la luz apagada y una
novela corta, El Hombre que vino del frío. Ha publicado
algunos artículos en revistas y en el mes de agosto 2006,
publica en monografias.com
un ensayo
sobre El Rey Transparente, la última novela de Rosa
Montero. Es colaboradora asidua de Papel Salmón, la
separata dominical del diario La Patria de Manizales
(Colombia).
Berta Estrada
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