El periodista
Escribió en diarios y revistas. En varios
artículos se refirió al viaje a Galicia que
realizara en abril de 1955. Escribe Antonio Requeni, a
propósito de los mismos: "González Carbalho fue
poeta y periodista. Esa doble actividad lo ayudó a
comprender mejor la realidad gallega. En muchas de las
páginas que dejó escritas resalta la observación sutil, el registro de
detalles que contribuyen a una captación más
profunda. Esa capacidad para detenerse a inventariar los
elementos de la realidad debe ser don o virtud de periodista. Y
González Carbalho lo fue, ininterrumpidamente, durante
muchos años. Pero además era poeta y sus antenas sensibles
estaban siempre prontas para sintonizar el alma de las
cosas y traducir ese mensaje en palabras. Mallarmé dijo
que todas las luchas del hombre, las
victorias o las derrotas de la humanidad, terminan convertidas en
palabras, existen para las palabras, son el pretexto y la
justificación, tal vez, de un hermoso libro o de una
página imperecedera. González Carbalho, periodista
y poeta, acertó a ver y sentir Galicia. Y aquella realidad
geográfica y humana justifica hoy unas palabras que, como
las de todo poeta verdadero, nacidas del asombro o del fervor y
acuñadas al calor de la
ternura, se inscriben para siempre en el Tiempo".
En "Temas de la patria anterior" (3), el viajero
escribe: "Quienes fueron antes que yo en mi sangre, partieron
por donde yo entré en España.
Recuerdo que en algún coloquio de lembranzas,
hablóme mi padre de cuando se echaba a nadar en la
radiante bahía de Vigo. Eran intentos para irse. Estaba
haciendo la práctica para la gran travesía. El alma
navegante se estaba familiarizando con la onda, el yodo, la brisa
que blanquea de sal la cara. Así partió siendo
niño. Y yo volví por donde él partió,
siendo ya varias veces hombre. Es decir: hombre y experiencia,
hombre y afán de indagar en la raíz, de sentirme en
la fuente de la savia. Hombre que necesita respirar los aires de
su patria anterior".
"La emoción de su primera caminata por Santiago
quedó documentada en otro artículo" (4): "Dejo mis
maletas en el hotel y salgo,
ansioso de caminar por Santiago de Compostela. La Rúa Nova
me acoge con el monacal señorío de sus recias
casas. Piedra, Severidad. Noble arquitectura
neoclásica y barroca. Rúa donde el rumor de
los pasos sobre las antiguas losas se apaga oscuramente y el
paseante piensa que transcurre hacia dentro del tiempo. Ya estoy
andando bajo soportales. Había hablado de ellos sin
verlos. Son los mismos. Como también la lluvia es la misma
que soñara. La capital
religiosa de España –la ciudad que reza, como suele
llamársela- es ciudad de lluvias. ¿Puede uno
imaginarse a Santiago sin ese ámbito de recogimiento?
¿Quién no ha sentido, en algún instante, esa
caricia menuda y tenaz que llaman calabobos? Esta lluvia
no moja, bautiza. Es la bienvenida. Tiendo a ella las manos y la
llevo a mi cuarto. Huele a aire, a nube. En
mi interior, como una blanda hierbecita del campo, crece la
sonrisa".
En un artículo publicado en la revista El
Hogar (5), manifiesta su impresión al visitar
Padrón: "La primera evidencia de Rosalía la tuve al
acercarme a la iglesia de
Santa María la Mayor de Iria Flavia. A la vista de su
aguja hubiera querida apaciguar la marcha del coche.
Descendí despacio y fui andando hacia el templo, cuyo
pórtico data del siglo XII, de modo que la presencia de la
alondra fue tan real como cuando ella acudía a rezar por
sus deudos y servidores. En el
atrio, como es tradicional en toda Galicia, el cementerio. El de
Adina tiene un valor
emocional distinto: en él recibieron sepultura, por
espacio de cinco años, los restos de la escritora. Al
desenterrarlos para su traslado a la iglesia de Santo Domingo de
Bonaval, en Santiago de Compostela, hallóse el cuerpo y
las violetas que tenía en su pecho, como si la muerte no
hubiera pasado para ellos".
Fue crítico literario. Manuel Mujica
Láinez guardaba en sus cuadernos (6) las reseñas
que se hacían sobre su obra; entre ellas, encontramos el
recorte de un comentario bibliográfico firmado por
González Carbalho, acerca de Vida de Aniceto el
Gallo. En ese texto,
Carbalho destaca el sentimiento del autor hacia su biografiado;
hay –a su entender- una evidente simpatía y una
constante intención de resaltar las virtudes y justificar
los defectos: "La simpatía que el autor del libro
experimenta por su héroe es transportada a cada una de las
palabras, con matices de piedad y ternura, de comprensión
de las virtudes y los errores, de lirismo nacido de episodios
memorables –el del sauce de la tumba de Musset, por
ejemplo-, de delicada ironía ante el hoy incomprensible
romanticismo
de ciertos sucesos" (7).
Poema de inmigrante
Es difícil, también, acceder a sus
poemas.
Afortunadamente, esta separata incluye un poema en varios cantos:
"Cuando mi padre me habló de su infancia" (8),
"un tierno homenaje del poeta argentino a los inmigrantes
gallegos".
El texto lleva como epígrafe los versos de
Rosalía de Castro que dicen: "Con
malenconía/ miran para o mar/ os que n’
outras terras/ ten que buscar pan./ Miña terra,
miña terra,/ terra donde m’eu
criey…".
Se inicia con la llegada del padre del poeta, a América: "Yo tenía diez años/
y la sonrisa fácil, /cuando dejé la sombra/ de
aquellos robledales. /Pusiéronme en un barco/ que
rodó por los mares,/ la armónica en los labios/
hice todo el viaje,/ y al llegar, que llegamos/ por fin, vi un
puerto grande". La naturaleza se
hace eco de la desdicha del niño: "El cielo gris lloraba/
por el niño emigrante./ Como ella estaba lejos/ el cielo
era mi madre./ Bajas las nubes, eran/ robles, pinos gigantes./
Iba por leña al monte/ y oía manantiales./
Creíme regresando,/ oh coitado, a mis lares./ Mi
nostalgia, Galicia,/ me hacía imaginarte./ Tras la brumosa
lluvia/ se alzaba Buenos Aires./
Tenía yo diez años./ ¡Y ya sin
nadie!".
El poeta evoca la primera noche en América
–"Y yo soñ esa noche/ desvelada de América,/
con una luna cálida/ como mi madre céltica"-, el
primer día de trabajo
–"Después fue la palabra/ bíblica:
trabajar."- y la amargura de ese niño escondida a los
demás -"No lloraba por penas,/ pero cuánto
lloré./ Nadie pudo en mi cara/ más que sonrisa
ver,/ aunque el niño sabía/ y eso su pena fue/ que
la infancia había muerto/ y el hombre
estaba en él".
En "Nostalgia", uno de los cantos de este poema, enumera
las posesiones que el niño inmigrante tenía en
Galicia: un río, un monte, un horizonte, su perro y sus
canciones. En América, ya nada tiene de eso, y se lamenta:
"Ay, el dueño de valles/ y misteriosos bosques/ por el que
andaba yo/ mi perro y mis canciones./ Mis canciones que vuelven
sólo para que llore/. Mi perro ya olvidado/ de obedecer al
nombre./ Yo, que perdí mis cielos, / ¡y soy tan
pobre!".
Rosalía
"El encuentro con Rosalía, que para él no
representó solamente el paradigma de
la expresión de un pueblo si no también el
maravilloso descubrimiento de la poesía,
tenía forzosamente que impresionar su sensibilidad, como
aquellas estampas familiares en las que el nombre de Galicia
flotaba sobre seres y cosas. Y González Carbalho, en el
momento de sumirse en el misterio de su condición humana,
encontró en la literatura gallega, en su
identificación sentimental con el alma gallega, algunas de
las más profundas claves de su personalidad".
Escribió ese bello poema que dice: "Te
hallé en tus versos, Santa Rosalía,/ como si
hallase en ellos a una hermana,/ y hoy por el grifo de mi pecho
mana/ el agua gris
de tu melancolía.// Y a la región he de llegar un
día/ donde quedó en lamento de campana/ tu voz
ungida en la tragedia humana/ cantando un largo canto de
agonía.// He de cruzar los campos que cruzaste/ y en la
vieja casona en que moraste/ pondré la flor de una
oración cristiana.// Luego hallaré su
espíritu vagando/ por los caminos; y al hallarlo,
hermana,/ me iré impensadamente arrodillando."
(9).
El soneto a Rosalía es "inevitable testimonio de
una nostalgia que alentaba en su corazón
desde su edad más pura, pugnando por florecer en palabras.
El poema, publicado originalmente en 1925 en Correo de
Galicia, integraría su libro Palabras del
retorno, de 1926". Recordemos que Rosalía de Castro
fue la figura más importante del renacer de la
poesía en lengua
gallega; la poeta que, desde Galicia, escribió sobre los
emigrantes y sobre las mujeres que quedan en España, a las
que llamó "viudas de los vivos" (10).
Entre 1953 y 1954, González Carbalho
escribió su Libro de canciones para Rosalía de
Castro. La muerte
sorprendió al escritor antes de que pudiera publicar una
nueva edición
del libro, aumentada, como era su propósito, "pero en
aquel que editó hace casi cuarenta años el Centro
Gallego de Buenos Aires, hay poemas que garantizan la
perdurabilidad de su nombre".
…..
En prosa y en poesía evocó González
Carbalho a Galicia, la "patria anterior" que pudo ver antes de
morir.
Notas
- Requeni, Antonio: "Un poeta arxentino en Galicia:
González Carbalho". Separata del Boletín
Galego de Literatura. Traducción al gallego de Blanca-Ana Roig
Rechou. (Traducción del gallego de los párrafos
transcriptos en este trabajo: M. G. R.) - Medina, Pablo: "Historias de ida y vuelta, en
Villafañe, Javier: Antología. Obra y
recopilaciones. Buenos Aires, Sudamericana,
1990. - González Carbalho, José: "Temas de la
patria anterior", en La Prensa, Buenos Aires, 21 de
abril de 1957 (Citado por Requeni). - González Carbalho, José: en La
Prensa, Buenos Aires, 13 de mayo de 1956 (Citado por
Requeni). - González Carbalho, José: en El
Hogar, Buenos Aires (Citado por Requeni). - Los cuadernos pueden verse en el Museo de Motivos
Argentinos José Hernández, de Buenos
Aires. - González Carbalho, José: "Libros y
autores. Vida de Aniceto el Gallo", en
Crítica, Buenos Aires, 12 de marzo de
1944. - González Carbalho, José: "Cuando mi
padre habló de su infancia", en Requeni, Antonio: "Un
poeta arxentino en Galicia: González Carbalho",
Separata del Boletín Galego de
Literatura. - González Carbalho, José: en Requeni,
Antonio: "Un poeta arxentino en Galicia: González
Carbalho", Separata del Boletín Galego de
Literatura. - Gonzalez Rouco, María: "Rosalía de
Castro, poeta de los emigrantes", en www.monografias.com.
INMIGRANTES EN CUENTOS
INFANTILES Y JUVENILES
Muchos inmigrantes protagonizan cuentos
argentinos, o aparecen en esos textos como personajes
secundarios. Menciono aquí algunos de estos inmigrantes,
presentados en cuentos infantiles y juveniles.
Elena Guimil es la autora de "Mi búho" (1), uno
de los seis relatos del Premio La Nación
1999 de Cuento
Infantil. En ese relato, la escritora recuerda la oportunidad en
que su padre, "un gallego fornido" le trajo un pichón.
Acerca del texto premiado, afirma Guimil: "Este cuento
nació en un momento muy especial de mi vida, donde los
recuerdos de la niñez se hacen vívidos, provocados
por un hecho sutil: encontrarme de frente con los grandes ojos
amarillos de un pichón de lechucita, parado en un alambre
de un camino de tierra rumbo a
un campo".
Carlitos Gardel protagoniza una historia de Graciela Beatriz
Cabal, quien relata que el pequeño "se había ido
por esas calles de Dios, colgado del pescante de algún
carro lechero. Cuando aparecía de vuelta en el
conventillo, la madre lo corría por el patio, con la
chancleta en lo alto, las peinetas a medio salir y los pelos
tapándole los ojos. -¿Dónde anduviste
metido, desgraciado?- parece que quería decirle. Pero como
estaba muy enojada se lo decía en francés (idioma
rarísimo pero que era el de ella). Y entonces los vecinos,
que habían sacado las sillitas a la puerta de las piezas
para observar todo con detalle (sin intervenir porque una madre
es una madre), se quedaban en ayunas" (2).
Cuentan en la Patagonia (3),
de Nelvy Bustamante, reúne siete relatos en los que se
honra al indígena y en los que se homenajea la gesta de
los galeses que cruzaron el mar para asentarse en Chubut.
"Rachel" evoca las penurias de los galeses en sus primeros
tiempos en la nueva tierra. Cuando todo parece perdido, una idea
de la mujer hace que
la situación se revierta. "El trueque", narrado a partir
del cuento "Kaliats", de Huberto Cuevas Acevedo habla acerca de
la bonhomía del indio que cambia su caballo por un reloj
y, al ser sospechado de robar el animal, lo busca hasta
restituírselo al dueño. "Una nota para el Hen Wlad"
se titula este cuento basado en un relato que forma parte de las
memorias de
John Daniel Evans; en él se denuncia la crueldad de
algunos hombres blancos para con los indígenas, y el
inmenso dolor de un galés que encuentra prisionero a su
amigo tehuelche: "John se arrimó a su amigo. Le dio el pan
y los alimentos que
tenía, y apretando sus manos cuarteadas a través
del alambre, se despidió prometiéndole que
volvería a buscarlo". Cuando el galés vuelve, el
indio ha fallecido. "Malacara" relata la historia del caballo que
salvó al galés Evans, caballo que vuelve como
fantasma para salvar a un descendiente del hombre.
En Palermo, en las primeras décadas del siglo XX,
vive Fernando Da Salerno, protagonista de un cuento de Fernando
Sorrentino, con su madre. En la calle Costa Rica
-relata el narrador-, "en un cuartucho de un conventillo
grisáceo, nos arrinconábamos mi madre y yo. Mi
madre, llamada doña Ferdinanda, y siempre vestida de
negro, pertenecía, simultáneamente, a tres
categorías (no incompatibles), a saber: a) santa
viejecita; b) viuda; c) napolitana. A pesar de lo Rica que era la
Costa de nuestra calle, vivíamos en la peor de las
pobrezas y no teníamos ni dónde caernos muertos"
(4). Fernando Da Salerno se casa con una descendiente de
libaneses. Relata el narrador: "En aquella época los
árabes –o, al menos, los libaneses de doña
Ibrahima- tenían la costumbre de que los recién
casados se retirasen temprano de la fiesta para tener su primera
cena en su nueva casa" (5).
Del Piamonte vino la abuela de María Teresa
Andruetto, quien contaba a sus nietas los relatos que la
escritora reunió en Benjamino (6). Dedica este libro, en
el que reescribe dos cuentos tradicionales, "a la nonna
Felicitas". Comenta el origen de los dos cuentos incluidos en el
libro –"Benjamino" y "Zapatero pequeñito"-: "Ella
habìa nacido en un pequeño pueblo del Piamonte, al
norte de Italia, y de esa
regiòn vinieron hasta mì las aventuras de Gioaninn
ca boija (Juancito, el que se las ingenia) y Ciavtin cit (el
zapatero pequeñito) que nos contaba, tal vez para
mostrarnos que, por màs pequeño que uno sea, puede,
con algo de astucia y un poco de suerte, engañar a los
lobos y a los ogros" .
Ema Wolf afirma que no sólo venían
personas en los barcos. Venían también
extraños personajes como el Mamucca, un duende que
llegó desde Sicilia: "Con toda seguridad
llegó acá en un barco. Lo habrá
traído algún inmigrante en su bolsillo, en la
bocamanga de los pantalones o en el pliegue del sombrero. Lo
habrá traído sin querer, sin darse cuenta. Porque
uno puede mudarse de continente llevando hasta un ropero, pero a
nadie se le ocurriría cargar a propósito con algo
tan fastidioso como el Mamucca" (7).
El pequeño protagonista de "Historia con tango y
misterio", de Oche Califa, pregunta por qué sus abuelos
emigraron de Rusia. El
padre le contesta: "Por el ejército del zar. Cada vez que
aparecían por la aldea donde vivía era para
llevarse a los jóvenes a pelear en alguna guerra en la
otra punta del país" (8).
Había inmigrantes entre los personajes de "No
hagan olas", de Elsa Bornemann: "En aquel conventillo de Buenos
Aires, cercano al puerto y donde vivían hace muchos
años, los inquilinos argentinos tenían la costumbre
de poner apodos a los extranjeros que –también-
alquilaban alguna pieza allí. No eran nada originales los
motes, y errados la mayoría de las veces, ya que
–para inventarlos- se basaban en el supuesto país o
región de procedencia de cada uno. Tan supuesto que
–así, por ejemplo- don José era llamado
‘el Ruso’, aunque hubiera nacido en Ucrania… A
Sabadell, Berenguer y sus esposas les decían ‘los
gallegos’, si bien habían llegado de Barcelona sin
siquiera pisar Galicia… Apodaban ‘los turcos’ al
matrimonio de
sirilibaneses; ‘los tanos’, a la pareja de
jóvenes italianos de Piamonte que jamás
habían conocido Nápoles e –invariablemente-
‘el Chino’, a cualquier japonés que diera en
fijar allí su transitorio domicilio. Sin embargo,
podríamos deducir un poco más de conocimientos
geográficos, de información y hasta cierto trabajo
imaginativo por parte de aquellos pensionistas argentinos, de
acuerdo con los sobrenombres que les habían adjudicado a
la dueña de la casona y a su hijo. Ambos eran griegos. Por
lo tanto ‘la Homera’ y ‘el Homerito’, en
clara alusión al autor de La Ilíada y La Odisea, el
genial Homero. Por
supuesto, a todas las criaturas que habitaban esa construcción tipo ‘chorizo’
(cuartos en hilera, cocina y bañitos ídem, abiertos
a ambos lados de un patio), los `rebautizaban’ con los
mismos motes que sus padres, sólo que en diminutivo"
(9).
Notas
1. Guimil, Elena: "Mi búho", en El
desafío. Buenos Aires, Sudamericana, 2000.
2. Cabal, Graciela Beatriz y Contarbio, Delia: Carlitos
Gardel. Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1991.
3. Bustamante, Nelvy: Cuentan en la Patagonia.
Ilustraciones: Lucas Nine. Buenos Aires, Sudamericana, 2005. 64
pp. (Cuentamérica).
4. Sorrentino, Fernando: "Hombre de recursos", en La
venganza del muerto y otros cuentos con astucias. Ilustr. Jorge
Sanzol. Buenos Aires, Alfaguara, 2003.
5. ibídem
6. Andruetto, María Teresa: Benjamino. Buenos
Aires, Sudamericana, 2002.
7. Wolf, Ema: "El mamucca" en Clarín, Buenos
Aires, 22 de marzo de 1998.
8. Califa, Oche: "Historia con tango y misterio", en Un
bandoneón vivo. Buenos Aires, Sudamericana,
2002.
9. Bornemann, Elsa: No hagan olas (Segundo pavotario
ilustrado. 12 cuentos). Ilustraciones: O´Kif. Buenos Aires,
Alfaguara, 1998.
INMIGRANTES EN NOVELAS
JUVENILES
Muchos inmigrantes protagonizan novelas argentinas, o
aparecen en esas obras como personajes secundarios. Menciono
aquí algunos de ellos, presentados en novelas
juveniles:
Españoles
Gallegos
Cecilia Pisos es la autora de Como si no hubiera que
cruzar el mar (1), novela con la que
resultó Finalista del Premio Jaén de Narrativa
Infantil y Juvenil (Alfaguara y Caja General de Ahorros de
Granada), Granada, España, 2003 (2). En esa obra,
"Carolina tiene doce años y viaja por primera vez sola en
avión hacia Madrid, donde
la espera su tío. La acompañan las cartas de
María, su bisabuela, que también cruzó el
mar sola, pero en barco y desde España hacia la Argentina.
Aunque las épocas son muy distintas y las historias se
cruzan, las vivencias se parecen mucho y esas cartas le sirven a
Carolina para crecer y entender tantas cosas que le suceden en
ese país tan distinto y a la vez tan similar al suyo.
Cartas, relatos, canciones, chistes,
charlas telefónicas, recetas de cocina y muchos otros
géneros pueblan esta novela inteligente y emotiva, que
atrapa página tras página" (3).
En una de las cartas, escribe la bisabuela María
del Pilar, que dejó su Santa Cruz de Portas: "Buenos Aires
es muy grande. Tiene ruidos y olores extraños y las voces
que se escuchan son de muchas partes, así que todos hablan
pero no creo que ninguno se entienda. A mí me cuesta: dos
o tres veces tengo que intentar hasta que encuentro a alguien que
me hable en español y
a quien yo pueda preguntar por una calle o un sitio
cualquiera".
Notas
1 Pisos, Cecilia: Como si no hubiera que cruzar el mar.
Ilustraciones: Eugenia Nobati. Buenos Aires, Alfaguara, 2004. 216
pp. (Serie azul).
2 S/F: "Datos
biográficos", en Imaginaria, 28 de septiembre de
2005.
3 S/F: en Pisos, Cecilia: Como si no hubiera que cruzar
el mar. Ilustraciones: Eugenia Nobati. Buenos Aires, Alfaguara,
2004. 216 pp. (Serie azul).
Italianos
Piamonteses
En Stéfano (1), novela que dedica a su padre,
María Teresa Andruetto relata la vida de un inmigrante
italiano que llega a nuestro paìs con su bagaje de
ilusiones y recuerdos; el hombre recuerda su pasado, desde la
extrema pobreza que
vivía en su tierra, hasta que se establece en la Argentina
y espera la llegada de su primer hijo. Al joven le toca en suerte
un viaje accidentado: "En medio de la noche los ha despertado la
tormenta, el ruido del
agua contra la
banda de estribor. El llanto de un niño viene del camarote
vecino o de otro que está más allá.
Aquí donde ellos esperan, nadie grita, sólo el
hombre de jaspeado dice que el mar esta noche no quiere calmarse
y es todo lo que dice; habla con serenidad, pero Stéfano
sabe que está asustado. Al llanto del niño se han
sumado otros, pero nadie ha de tener más miedo que
él, que quisiera que a este barco llegara su madre y lo
apretara entre los brazos y le dijera, como cuando era
pequeño y todavía no soñaba con
América, duerme, ya pasará".
"Soy hija de un partisano que llegó desde el
norte de Italia a la Argentina, en 1948 –escribió-,
y por una sucesión de circunstancias más o menos
azarosas, se instaló en un pueblo de la pampa
húmeda, donde nací, y ahí vivió toda
su vida. También mi mamá es hija de inmigrantes
italianos que llegaron al país hacia finales del mil
ochocientos. El agradecimiento a la tierra de
llegada que le había permitido trabajar y formar una
familia, fue
la otra cara de la tristeza que le causaba a mi padre el
desarraigo. A poco de venir, murió su madre y luego otros
y otros, hasta que cada vez se hizo más fuerte la idea de
ya no regresar" (2).
Notas
1 Andruetto, María Teresa: Stéfano. Buenos
Aires, Sudamericana, 2001.
2 Andruetto, María Teresa: Stéfano.
Ilustraciones: Daniel Roldán. Buenos Aires, Sudamericana,
2004. (La pluma del gato).
Rusos
Acerca de su novela Memorias de Vladimir (1), escribe
Perla Suez: "Nací en Córdoba. Me crié en
Basavilbaso, un pueblo de la provincia de Entre Ríos. Muy
cerca de donde transcurre una etapa de la vida de Vladimir. A
medida que la historia avanzaba me reencontraba con espacios
vividos. Sabía que estaba escribiendo un episodio de mi
vida. Buscaba dentro mío una voz propia que naciera de mis
palabras. Soy nieta de inmigrantes judíos
que escaparon de Rusia en la época en que el zar
Nicolás II los perseguía. Durante el tiempo en que
trabajé en este libro estuve muy preocupada por la suerte
de mi personaje. Sentí ternura por él y esa ternura
no me abandonó hasta el final. Mi personaje habla en esta
historia como lo hacía mi abuelo. Vladimir tiene un aire a
mi padre. Vera, el gran amor de
Vladimir se me figura a mi madre" (2).
Relata el protagonista: "Nací en la aldea de
Porskurov hace mucho tiempo. El zar mandaba en Rusia, el zar
Nicolás II. No conocí a mis padres. Fui criado por
mi tío Fedor. A los diez años hachaba leña
de la mañana a la noche por apenas un copec.
(…)Tío Fedor era colchonero, guardaba la máquina
de cardar en el cobertizo. A veces para soportar el miedo yo
cardaba lana. Cuando oía chirriar el cerrojo de la puerta
y reconocía sus pasos, mi corazón volvía a
su remanso". La novela fue
galardonada con el White Ravens, 1992, Biblioteca
Internacional de la Juventud de
Munich, Alemania, y
ALIJA, Asociación Argentina de Literatura
Infantil, Sección Nacional del IBBY.
Notas
1. Suez, Perla: Memorias de Vladimir. Buenos Aires,
Editorial Colihue, 1993. (Libros del malabarista)
2. S/F: en www.perlasuez.com.ar
Varios
Dimitri es el nieto de Vladimir. En Dimitri en la
tormenta (1), "Dimitri y su abuelo ayudan a Tania, que viene
escapando del nazismo, a entrar
al país. A través de lo que la mujer cuenta, el
chico irá descubriendo el horror de la guerra.
Comprenderlo se le hace difícil, muy difícil. Una
novela donde se entrelazan sin tapujos tristeza, odio y dolor con
momentos de intensa felicidad. Any, el amor y la
emoción profunda de cumplir trece años y festejar
el barmitzvá" (2).
Relata Tania: "Con el anillo de brillantes de mi madre
compré a uno de los comandantes y escapé.
Vagué por cloacas, estuve en una iglesia donde un
sacerdote me ayudó. Disfrazada de mendiga, pude llegar a
la bahía de Gdansk. Y logré esconderme en el barco
carguero en el que llegué". Esta novela fue seleccionada
por la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil
Argentina (ALIJA) y por la Fundación de Lectura,
Fundalectura, Bogotá, Colombia, entre
los mejores libros para jóvenes.
Notas
1. Suez, Perla: Dimitri en la tormenta. Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 1997. (Primera Sudamericana)
2. S/F: en www.perlasuez.com.ar
INMIGRANTES EN TEATRO
ARGENTINO
En muchas obras teatrales argentinas aparecen los
inmigrantes que llegaron entre 1850 y 1950. Aparecen,
también, descendientes de inmigrantes que aluden a su
origen. Estas son algunas de ellas:
En Los políticos, "sainete
cómico-lírico en un acto y tres cuadros, en prosa y
verso", escrito por Nemesio Trejo, con música de Antonio
Reynoso, aparece un barbero andaluz que canta: "Con el vito vito
vito/ con el vito vito va/ no me haga usted cosquillas/ que me
pongo colorá".
El se identifica como "Benito Pérez y Ciudad
Real, barbero, soltero, extranjero, con tres años de
residencia en el país". Aparecen asimismo un vasco que
habla dificultosamente castellano -quien
dice que tuvo que aumentar el precio de la
leche "Porque
el Municipalidad hacerme comprar tapos de lata. Si yo casas
intendente verá que tapos poner; ¡gran siete!", y
canta "Agurneré biotreco/ amacho maitiá/ laiste
recorri conaiz/ consola saítea"- y un almacenero gallego
que pregunta al vasco por qué le está cobrando
cinco centavos más por litro (1).
En Bohemia criolla (2), de Enrique de
María, aparece un Andaluz que canta "San José fue
carpintero,/ según la historia lo anuncia…/ y por eso es
que los Pepes…/ (no hay regla sin excepción)/ y por eso
es que los Pepes/ ¡suelen ser unos virutas!…". Aparecen
gallegos. Uno de ellos es José, que dice: "Métase
uno a hacer servicius…/ Pur defender a esos pobres/ amigus de
Pata Blanca,/ que para mí son unos jóvenes/
buenos… vamos… como el pan/ mi mujer me mata a golpe…". Un
personaje se presenta con esta indumentaria: "Román,
sentado sobre un cajón, tiene una libreta en la que figura
escribir, viste gorra de vasco, un saco viejo y un diario (La
Prensa) colocado como chiripá de mantilla, en vez de
pantalones". En otra escena, aparecen "Un gallego, un Vasco, un
Andaluz, un Criollo y Coro de hombres. Traen guitarra,
acordeón, bandurria, etc., etc."; el vasco canta:
"¡Ay, ay, ay! Mutilá…/ ¡Ja, ja, ja, ja, ja,
ja!/ ¡Qué lindo es lo que sigue/ en lengua es
h’aldurriá!/ ¡Ay!… ¡Ay… ay…
mutilá/ chapela gurriá!…" y finaliza gritando
"¡Aurrerá nescacha polita!". Aparecen Bachicha y el
Manisero.
Un vasco creado por Carlos Mauricio Pacheco para su
"sainete lírico-dramático en un acto" titulado
Los disfrazados dice, por ejemplo: "¿Y no manya ni
medio?", "No vaya a ser cosa que se retobe el grévano…"
y "Me han hecho ráir…qué infeliz el gringo
este…" (3). Varios inmigrantes italianos fueron creados para
esta obra.
En ¡Al campo!, de Nicolás Granada
(1840-1915), aparece Santiago, un criado gallego. El autor lo
hace hablar en esta forma: "Este señor prejunta por las
señoras. (…) –Usted dispense; nu lu sabía.
Que no estaban en casa, esu sí; pero que estuvieran en el
monte… Si usted quiere que se lu dija…" (4).
Solané (5), de Francisco F.
Fernández, fue escrita en 1872, y se refiere a la Masacre
de Tandil, de la que pudo salvarse Ramón
Santamarina. Escribe Angela Blanco Amores de Pagella: "El
protagonista de esta obra es Jerónimo Solané, un
chileno hijo de una araucana y un francés, que
existió en la realidad y que llegó a los pagos de
Tandil con fama de curandero. El asunto se refiere a un hecho
real: el asesinato de un comerciante de Tandil fue atribuido
injustamente a Solané (…) Solané fue preso, pero
no se le pudo probar nada. Entonces fue muerto a través de
los hierros de la ventana de la prisión" (6).
En Canillita, de Florencio Sánchez,
aparece un mercero catalán, que pregona su
mercadería: "¡Toallas, peinetas, jabones, cinta de
hilera, agujas, camisetas, botones de hueso, carreteles de hilo,
madapolán, pañueletas! (…) Pañueletas,
calzoncillos, alfileres, festones, sombreros de paja,
servilletas, libros de misa. (…) Libros de misa, esponjas,
corbatas, cortes de vestido, tarjetas postales,
jabón…" (7).
Escrita por Florencio Sánchez, "En familia
sube por primera vez al escenario del Teatro Apolo, el 6 de
octubre de 1905, animada por la Compañía
Podestá Hermanos" (8). Uno de los personajes de esa pieza
confiesa: "Todavía no me doy cuenta de cómo he
podido amoldarme a semejante vida. Con decirte que yo, tu madre,
que fue siempre una mujer de orden y delicada, ha llegado hasta
robarle a una pobre gallega sirvienta… (…) Hasta robarle,
sí señor; hasta robarle a una pobre mujer los
ahorros que me había confiado" (9).
En ¡Jettatore!, de Gregorio de Laferrere,
aparece Benito, un criado gallego, de Pontevedra. El inmigrante
vive en una "pocilga de conventillo" (10).
En Babilonia, de Armando Discépolo, el
dueño de casa es un italiano que se da aires, cuando tuvo
un pasado humilde. Aparecen varios criados españoles. La
mucama madrileña "es limpia, espumosa en su tualé
de mucama, bella. Se sienta ante su puerta en silla baja y
mirándose a un espejo de mano canturrea algo de su tierra,
su cintura y sus muslos inquietos" (11).
"En Mustafá, sainete que Armando
Discépolo y Rafael José De Rosa escriben en
colaboración, y estrenan en 1921, don Gaetano (tano
típico del género) se
entusiasma ante la fusión, la
‘mescolanza’, que se logra en las bulliciosas casas
de vecindad porteñas" (12). Conversando con el turco que
da título a la obra, acerca del casamiento del hijo del
primero con la hija del segundo,destaca el clima amistoso
del conventillo: "E lo lindo ese que en medio de esto batifondo
nel conventillo todo ese armonía, todo se
entiéndano: ruso co japonese; francese con tedesco;
italiano co africano; gallego co marrueco. ¿A qué
parte del mondo se entiéndono como acá: catalane co
españole, andaluce co madrileño, napoletano co
genovese, romañolo
co calabrese? A nenguna parte. Este e no paraíso. Ese ne
jauja. ¡Ne queremo todo! (Abrazándolo.)
¿Verdá, otomano?… Eso que dicen que turco e
taliano so como perro e gato, maccanéano.
(Teniéndolo estrechamente.) Mira un poco. (El turco sigue
triste, frío, no se levanta de su silla.) Ne tenemo
afecto, cariño puro, sincero amore. (Parece que se va a
fotografiar.)" (13) .
" ‘Mateo’ es la primera pieza teatral, que
su autor, Armando Discépolo (1887-1971), califica como
"grotesco" dentro de su producción. Consta de tres cuadros y fue
estrenada el 14 de mayo de 1923 en el Teatro "Nacional". Dice
Luis Ordaz: "Don Miguel, el antihéroe de Mateo, es un
humilde cochero de plaza -de las hasta entonces llamadas
victorias-, y es el nombre del caballo el que da título a
la pieza. Don Miguel, con su mentalidad detenida en el tiempo
(por conformación y hábito), es arrasado por el
torrente del progreso civilizador, simbolizado en este caso por
el ruidoso y prepotente automóvil". Don Miguel se ve
envuelto en una serie de situaciones con exterioridad risible y
trasfondo dramático. Desde el estreno de "Mateo" a los
coches de plaza se les dio ese nombre, y por extensión al
cochero, lo que demuestra la resonancia popular que tuvo esta
obra del grotesco criollo" (14).
En La comparsa se despide, escribe Vacarezza: "Un
patio de conventillo,/ un italiano encargao/, un yoyega retobao,/
una percanta, un vivillo,/ un chamuyo, una pasión,/
choque, celos, discusión,/ desafío,
puñalada,/ aspamento, disparada,/ auxilio, cana…
telón" (15).
"En El conventillo de la Paloma (1929), de
Alberto Vacarezza, don Miguel, el encargado italiano -enamorado
de la bella y esquiva protagonista que da nombre al conventillo y
título al sainete-, dice, por ejemplo: ‘Sará
carpincho, locura, amore, non só; ma giuro, per la
ánema de san Genaro, que, ante de aflojare, le prendo
fuego a lo conventillo’ " (16).
Doña Pilar es una inmigrante española
casada con un italiano, ambos personajes de Pájaro de
barro, de Samuel Eichelbaum. La inmigrante opina acerca de
las mujeres argentinas: "En este país, las mujeres
jóvenes no trabajáis. Eso está mal. En mi
tierra… En mi tierra, cuando las mujeres tienen tu edad, las
ponen a trabajar en los olivares…" (17).
Alberto Novión es el autor de El vasco de
Olavarría (18), comedia en tres actos presentada en el
Politeama. El inmigrante siente nostalgia; dice la hija:
"papá, a pesar de que ya está viejo y que ha
formado en esta tierra su hogar, su fortuna, su tranquilidad;
viera Ud. cuántas veces lo he sorprendido cantando bajito
los aires de su tierra natal, y cuántos suspiros,
mensajeros de muchos besos, han ido desde sus labios hasta sus
montañas, para morir en los muros de su casa, allá
en la aldea de la falda".
En Los primeros fríos, de Alberto
Novión, uno de los actores expresa: "-Ahora me voy a
conversar con una mucamita que trabaja en la Legación de
España, es galleguita y sin primo, ¿se da cuenta?"
(19).
En Don Chicho, de Alberto Novión, "Chicho
y su esposa Regina viven en la más, aparente, extrema
miseria. Comparten sus días con el abuelo Don Pietro, dos
hijos (Luciano y Quirquincho) y la novia del mayor Fifina. Chicho
vive escudándose en su devoto fervor religioso, pero en
verdad es sólo una máscara que le hace sentir menos
culpas, porque es un delincuente, un mafioso, que inculca el robo
en su familia, como forma de obtener dinero para
vivir mejor. Pero en realidad lo que los otros ganan se lo guarda
y todo su núcleo no hace más que padecer sus
propias existencias" (20).
En "Nuevas tendencias en la escena argentina, el
neogrotesco", señala Beatriz Trastoy: "El grupo familiar
que presenta Roberto Cossa en La Nona (1977) está
estructurado alrededor de una anciana inmigrante y centenaria. Se
trata de un "ser asexuado, tragicómico, grotesco que tiene
la virtud y el poder de dar a
la obra ribetes insólitos y sobrenaturales". Su insaciable
voracidad será, sólo en apariencia, el motivo
fundamental de la ruina económica de la familia"
(21).
En Gris de ausencia (22), de Roberto Cossa, dice
uno de los personajes: "Termenamo el partido e doppo vamo a piaza
Venechia, ¿eh?. Agarramo por Almirante Brown… cruzamo
Paseo Colon, e no vamo a cucar al tute baco lo arbole. Cuando era
cóvene, sempre iba al Parque Lezama. Con il mío
babbo e la mía mamma… Mi hermano Anyelito… Tuto
íbamo al Parque Lezama… E il Duche salía al
balcón… la piazza yena de quente. E el general hablaba e
no dicheva: "Descamisato… del trabaco a casa e de casa al
trabaco". E ella era rubia e cóvena. E no dicheva:
"Cuídenlo al queneral". E dopo el Duche preguntaba:
"¿Qué volete? ¿Pane o canune?"E nosotro le
gritábamo: "Leña, queneral" (Toca acordes de
Canzoneta). Ma… dopo me tomé el barco. E el barco se
movía e il mio hermano Anyelito mi dicheva: "A la
Aryentina vamo a fare plata… mucha plata… E dopo volvemo a
Italia"
En El Sur y después, Cossa incluye una
canción que refleja el sentimiento de quienes tientan
suerte en otra tierra: "Allá murió la infancia: /
una caricia, una canción, / una plaza, una fragancia. /
Los brazos viajaron, el corazón quedó./ Pero una
estrella nos llama del sur./ Y un barco de esperanzas cruza el
mar./ América, la tierra del sueño azul. / Es un
vaso de vino, es un trozo de pan" (23).
En mayo de 2004, en Buenos Aires, se pudo ver en el
Teatro Payró, L’America di Severino, con
libro y dirección de Alex Benn. Con Alex Benn,
Natalia De Cieco, Perla Stollar y otros (24).
Un personaje de Lejos de aquí, de Roberto
Cossa y Mauricio Kartun, de vuelta en España, dice a un
argentino: "¿Cómo te creés que la
pasé yo en tu tierra? Trabajaba en un bar dieciocho horas
por día… ¡Dos turnos! Sirviendo a tus
argentinos… soberbios… maleducados, ¡coño!
¡Dieciocho horas por día! Sin sueldo. Sólo
por las propinas y la comida. Dormía en el sótano
con una escoba en la mano para espantar las ratas… Treinta
años juntando plata… ¡plata y odio!
¿Entendés lo que es eso? ¡Treinta años
juntando plata y odio! ¿De qué solidaridad me
hablás?" (25).
Roberto Cossa expresó: "Escribí
‘Definitivamente, adiós’, un monólogo
que no es de un solo personaje. Planteo toda una saga familiar de
exiliados, que se presenta cuando llega un joven español a
la tumba de sus antepasados para dejar las cenizas de su padre,
un argentino que murió en España. El planteo de
esta pieza de Roberto Cossa abarca a tres generaciones: el
abuelo, que se fue de España en 1936, cuando
comenzó la guerra civil y llegó a la Argentina para
echar nuevas raíces y criar a sus hijos. Fue en esta
tierra donde murió y fue sepultado. La segunda etapa se
refiere al hijo de este español que, en la época de
la dictadura militar
argentina, debió irse del país y se radicó
en España, donde fallece dejando instrucciones de que sus
cenizas sean depositadas en la tumba del padre, enterrado en un
cementerio porteño. Finalmente, la última etapa es
el joven español, hijo del argentino, indiferente a
cualquier ideología política y carente de
utopías, que llega a Buenos Aires para cumplir el deseo
del padre" (26).
En 2002, se estrena Temperley. "Con una crítica
excelente por parte de varios medios, la
obra de Luciano Suardi y Alejandro Tantanian, denominada
Temperley, está por estos días en cartel en
el Teatro Sarmiento. La pieza se basa en las experiencias de
Amparo, una
gallega que encuentra en nuestra ciudad un sitio ideal para sus
sueños, aunque las penurias lleguen de todas maneras.
Destacan el clima general de la obra, con un logro especial en
materia de
escenografía y sonido"
(27).
En ese mismo año se estrena De 1919, "una
experiencia que realizaron dos santafecinos: la actriz Teresa
Istillarte y el dramaturgo, actor y director Rafael Bruzza. (…)
‘Este trabajo posee un texto que comienza a partir de una
mínima historia y de una frase que nos resultaba muy
decidora –comenta Bruzza-. Una mujer, antes de morir
afectada por el tifus, dice: ‘La vida es una
ilusión’. En verdad mostramos aspectos de la vida de
la abuela de Teresa. Lo que no puede recuperar la memoria lo
recupera la ficción. Hay muchas cosas que nos inquietan,
que tenemos necesidad de expresar, y sobre ellas indagamos"
(28).
La novela La sierva, de Andrés Rivera, fue
distinguida en 1992 con el Primer Premio de la Fundación
El Libro. En 2005 se estrenó en Buenos Aires la
versión teatral de la obra, realizada por Andrés
Bazzalo. Acerca de esta pieza, escribió Olga Cosentino:
"El juez Bedoya salva a la criada Lucrecia de ir a la
cárcel por el homicidio de su
patrón, el estanciero Negretti, un italiano autoritario y
libidinoso. El asesinato, que ella imaginó como la llave
de su liberación y de su ascenso de sierva a heredera del
difunto, la convierte en esclava del juez, quien la somete
sexualmente a cambio de no
denunciarla" (29).
En Volvió una noche, de Eduardo Rovner,
"Fanny hará todos los cambios posibles en su personalidad
y sus convicciones, de modo que su transformación interior
la lleve al amor y unión con su hijo, quien se
casará con una ‘gallega’ " (30).
Andrea Bauab es la autora de Desde la cuna (31),
obra en la que plantea algunas de las posturas posibles con
respecto a la religión, la
tradición, y el respeto por los
ideales de la comunidad. Varios
personajes encarnan esos puntos de vista, que los llevarán
a plantear aspectos de una situación acerca de la cual
todos ellos tienen algo valioso para decir. En Nunca es
demasiado tarde (32), a propósito de la historia de
una mujer mayor que decide casarse, muestra a tres
generaciones que tienen en común una misma
tradición cultural y religiosa, aunque la viven de
diferente manera.
En Mishiadura & Metejón, obra teatral
con guión de Faruk y Tito Rivadeneira, "La Ñata y
Pepino viven en una pieza de conventillo. Ella ama a su hombre y
él, un vivillo mantenido, hace lo imposible para no
trabajar y a la vez demostrarle su amor. La Ñata decide
dejarlo, y un posterior encuentro los muestra en otras
condiciones. Ella es alternadora en un cabaret y Pepino ha
modificado notablemente su vida. Viste bien, maneja dinero, y
todo a causa de su proximidad con negocios no
muy santos. Una francesita, como en todo tango
característico de la época, se cruza entre ellos.
Pero la nostalgia por los años vividos los hace recuperar
los tiempos del conventillo" (33).
Acerca de Los hijos de los hijos, de Inés
Saavedra, escribió Ana Laura Pérez: "La
búsqueda de las raíces como un escape hacia
sí mismo. Gestos, cosas, anecdotario de padres y madres,
abuelos y abuelas, tíos… Riqueza intangible, miseria de
herederos. Evocaciones desordenadas para presentes descompuestos.
Un regreso al origen individual y al origen mítico de un
país que se vanagloriaba de ser el crisol de razas.
Hoy, que la inmigración se estrella en nuevos desastres
sociales y se multiplica en millones de dramas personales, el
teatro ilumina nuevas zonas del éxodo interminable al que
parece condenado el mundo desde que es mundo. Los tres personajes
de Los hijos de los hijos (que protagonizan Ricardo
Merkin, Susana Pampín y Marcelo Xicarts) conmueven no
sólo por la inteligencia
de la puesta, sino por la forma en que revelan la oscuridad de
pozo que es siempre el alma humana" (34).
" ‘De mal en peor’ desnuda la moral de
quienes, en tiempos de crisis, se
niegan a ingresar a la categoría de pobres. (…) Para
crear su obra (además de empapar a sus actores con el
espíritu Florencio Sánchez) Bartís se
basó en deliciosos casos reales. El de Mary Helen Hutton,
una de las sesenta y cinco maestras norteamericanas
traídas por Sarmiento y raptada por los araucanos, que
permaneció en cautiverio durante treinta años. Y la
fallida asociación económica de las familias
Menéndez Uriburu y Rocataglione en la Cuenca del Salado.
Entregada en custodia a los Menéndez Uriburu, Mary Helen
se convierte en la posible salvación de la ruina, de
encontrarse los títulos de indemnización que
el Estado le
dio como reparación por los años en cautiverio y
ella escondió quién sabe dónde. Ahí
empieza a actuar la familia de desgraciados feroces, capaces de
todo para no caer en la pobreza"
(35).
Notas
- Trejo, Nemesio: Los políticos en
Sánchez, Trejo, Pacheco, Discépolo,
Dragún: Canillita y otras obras. Selección, prólogo y notas por
Jorge Lafforgue. Buenos Aires, CEAL, 1980.
(Capítulo). - María, Enrique de: Bohemia criolla, en
Varios autores: El teatro argentino. 6.El sainete.
Prólogo de Abel Posadas; selección y notas por
Marta Speroni y Griselda Vignolo. Buenos Aires, CEAL, 1980.
(Capítulo). - Pacheco, Carlos Mauricio: Los disfrazados, en
Sánchez, Trejo, Pacheco, Discépolo,
Dragún: Canillita y otras obras.
Selección, prólogo y notas por Jorge Lafforgue.
Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo). - Granada, Nicolás: ¡Al campo!, en
Varios autores: El teatro argentino 3.Afirmación de
la escena nativa. Selección, prólogo y notas
por Luis Ordaz. Buenos Aires, CEAL, 1980.
(Capítulo). - Fernández, Francisco F.: Solané,
en Blanco Amores de Pagella, Angela: Iniciadores del teatro
argentino. Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas,
1972. - Blanco Amores de Pagella, Angela: Iniciadores del
teatro argentino. Buenos Aires, Ediciones Culturales
Argentinas, 1972. - Sánchez, Florencio: Canillita, en
Sánchez, Trejo, Pacheco, Discépolo,
Dragún: Canillita y otras obras.
Selección, prólogo y notas por Jorge Lafforgue.
Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo). - Ordaz, Luis: en Sánchez, Florencio: En
familia, en El teatro argentino 4.Florencio
Sánchez. Selección, prólogo y notas
por Luis Ordaz. Buenos Aires, CEAL, 1980.
(Capítulo). - Sánchez, Florencio: En familia, en
El teatro argentino 4.Florencio Sánchez.
Selección, prólogo y notas por Luis Ordaz.Buenos
Aires, CEAL, 1980. (Capítulo). - Laferrere, Gregorio de : ¡Jettatore!.
Buenos Aires, CEAL, 1968. - Discépolo, Armando: Babilonia. Una hora
entre criados. En Sánchez, Trejo, Pacheco,
Discépolo, Dragún: Canillita y otras
obras. Selección, prólogo y notas por Jorge
Lafforgue. Buenos Aires, CEAL, 1980.
(Capítulo). - Ordaz, Luis: "Armando Discépolo o el
‘grotesco criollo’ ", en Historia de la
Literatura Argentina. Buenos Aires, CEAL, 1980. - Discépolo, Armando y De Rosa, Rafael:
Mustafá. Citado por Páez, Jorge en El
conventillo. Buenos Aires, CEAL, 1970. - Spinetto, Horacio: "Los Oficios – Entre el
Olvido y el Rescate", en
www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar. - Vacarezza: La comparsa se despide. Citado en
Páez, Jorge: El conventillo. Buenos Aires, CEAL,
1970. - Sorrentino, Fernando: " EL TRUJAMÁN Cocoliche
italiano y cocoliche argentino (I)", en Centro Virtual Cervantes,
27 de septiembre de 2005. - Eichelbaum, Samuel: Pájaro de barro. En
El teatro argentino 10.Samuel Eichelbaum
Selección, prólogo y notas por Luis Ordaz. Buenos
Aires, CEAL, 1980. (Capítulo) - Novión, Alberto: El vasco de
Olavarría. En La Escena Revista Teatral
N° 99. Buenos Aires, 1920. - Novión, Alberto: Los primeros
fríos, en Varios autores: El teatro argentino.
6.El sainete. Prólogo de Abel Posadas;
selección y notas por Marta Speroni y Griselda Vignolo.
Buenos Aires, CEAL, 1980. - Pacheco, Carlos: "La actualidad de un mundo
marginal", en La Nación, Buenos Aires, 5 de
octubre de 2003. - Trastoy, Beatriz: "Nuevas tendencias en la escena
argentina, el neogrotesco", en Teatro del Pueblo Somi La Nona.
Diciembre 1987. - Cossa, Roberto: Gris de ausencia, en Teatro
3. Buenos Aires, Ediciones de la Flor. - Cossa, Roberto: El sur y después, en
Teatro 3. Buenos Aires, Ediciones de la
Flor. - S/F: en Pagina12/WEB, Buenos
Aires. - Cossa, Roberto y Kartun, Mauricio: Lejos de
aquí, en Teatro 5. Buenos Aires, Ediciones de
la Flor, 1999. - Freire, Susana: "Tres maestros de la dramaturgia", en
La Nación, Buenos Aires, 14 de septiembre de
2003. - S/F: "Artes y espectáculos", en
www.temperleyweb.com.ar,
agosto de 2002. - Pacheco, Carlos: "Lo nuevo, desde el interior", en
La Nación, Buenos Aires, 14 de julio de
2002. - Cosentino, Olga: "La repetición como destino",
en Clarín, Buenos Aires, 14 de febrero de
2005. - Holte, Matilde Raquel: Teatro Contemporáneo
Judeoargentino Una perspectiva feminista bíblica.
Buenos Aires, Milá, 2004. (Ensayos). - Bauab, Andrea: Desde la cuna, en Cuatro
Obras de Teatro Judío Moderno. Buenos Aires,
Milá, 2005. 160 pp. - Bauab, Andrea: Nunca es demasiado tarde, en
Cuatro Obras de Teatro Judío Moderno. Buenos
Aires, Milá, 2005. 160 pp. - Pacheco, Carlos: "Amor de milonga, tango y
conventillo", en La Nación, Buenos Aires, 10 de
octubre de 2004. - Pérez, Ana Laura: "teatro inmigrantes El
mito del
origen", en Clarín Viva, Buenos Aires, 4 de junio
de 2006. - Gentile, Laura: "TEATRO: HOMENAJE DE RICARDO BARTIS A
FLORENCIO SÁNCHEZ", en Clarín, Buenos
Aires, 13 de junio de 2005.
INMIGRANTES EN CANCIONES
Transcribo pasajes de algunas de las letras de canciones
en las que aparecen inmigrantes llegados a la
Argentina.
Españoles
El protagonista de una canción (1) de Alberto
Cortez conoció Galicia cumpliendo la promesa que hiciera a
su abuelo:
El abuelo un día
cuando era muy joven
allá en su Galicia,
miró el horizonte
y pensó que otra senda
tal vez existía.
Y al viento del norte
que era un viejo amigo,
le habló de su prisa,
le mostró sus manos
que mansas y fuertes,
estaban vacías,
Alberto Cortez escribe, a propósito de su
canción "El abuelo", acerca de la emigración de sus
mayores: "De alguna manera esta canción que viene es una
historia de ida y vuelta. ¿Por qué?, pues
simplemente porque mi abuelo se fue de emigrante y después
de casi una vida yo, su nieto mayor recorrí el camino de
regreso, ese camino que él no pudo realizar a lo largo de
su larga vida, a pesar de su inmensa nostalgia. Murió a
los ochenta y algunos años. (…) La Argentina en aquellos
años de principio de siglo era una esperanza que
ofrecía amplios horizontes para los jóvenes con
ganas de trabajar y hacer fortuna. Los hermanos García
habían dejado España y especialmente Galicia ya que
esta "sua terriña" natal no podía ofrecerles
más que una vida azarosa bastante cercana a la miseria.
(…)" (2).
Rusos
Algunas de las composiciones de los gitanos rusos han
sido recopiladas por Perla Miguelí y transcriptas
musicalmente por Pedro Leguizamón, en el Primer cancionero
gitano de la Argentina (3). En la "Introducción", escribe Miguelí: "las
canciones nuestras están basadas siempre en hechos reales,
en acontecimientos que han pasado. Son anécdotas cantadas,
inspiradas por el protagonista o por algún antepasado que
transmitió el caso como canción. Pequeñas
historias que pueden haber parecido importantes sólo para
el grupo, en el momento de componerse, pero que con el paso de
las generaciones adquieren una grandeza especial, una ternura,
una bella sencillez, una frescura que nos cautivan a los que
tenemos en nuestros oídos mucho más material de
música (por discos, cassettes, compactos, radio, televisión, etc) que los que se
podrían tener en otras épocas. Muy ocasionalmente,
hoy en día en alguna fiesta o reunión se entonan
canciones gitanas, para sorpresa y deleite de los presentes".
Entre estas canciones se encuentra "Linela mamo" (Se la llevaron,
madre), que comienza así:
Ay, se la llevaron, madre, sí,
Y no la devolvieron, no.
La llevaron, madre,
Lejos, a otras tierras.
Ucranios
De 1987 es el schotis titulado "El Gringo Creñuk"
(4), con letra de Teresa Parodi y música de Antonio
Tarrago Ros, que transcribimos parcialmente:
Por la picada, descalzo, Creñuk
viene cruzando las llamas del sol
roja la tierra le incendia los pies
cuando la pisa marcando el talón.
Si voltea un tronco, siente
que voltea su dolor
con las mismas manos tala
árbol, pena y corazón.
Y le arranca melodías
torpemente al acordeón
mientras canta para todos
con ternura esta canción.
Notas
1Cortez, Alberto: "El abuelo", en
www.albertocortez.com.ar. Reproducido en
www.galespa.com.
2 ibídem
3 Miguelí, Perla y Leguizamón, Pedro:
Primer cancionero gitano de la Argentina. Recopilación y
notación musical. Mar del Plata, 1995.
4 Parodi, Teresa y Tarrago Ros, Antonio: "El Gringo
Creñuk", en www.tarrago-ros.com.ar.
MEMORIAS Y AUTOBIOGRAFÍAS ESCRITAS POR
INMIGRANTES
De la experiencia de la inmigración surgieron
muchos libros. Algunos inmigrantes eligieron la literatura para
expresarse; otros, en cambio, prefirieron relatar la historia de
su vida. En este trabajo me refiero a algunas de las memorias y
autobiografías que dan a conocer aspectos de este
fenómeno social en la Argentina, entre 1840 y
1950.
Daneses
En 1844, llegó a la Argentina el danés
Juan Fugl, pionero que se estableció en Tandil. En sus
Memorias, manifiesta acerca del juez de paz: "En el fondo de su
alma sentía odio a los extranjeros y al creciente agro en
la zona de Tandil, tanto porque él, familiares y amigos
tenían tierras y grandes estancias lindantes, y se
sentían molestos por las leyes que los
obligaban a pagar los daños causados por animales en las
tierras sembradas, y ahora protegidas. También porque
repartía tierras entre criollos o nativos, en general muy
simples y sin ningún ánimo de mejorar, no a
extranjeros que aunque vivían pobres, con su trabajo y
amistoso relacionamiento, pronto formaban un capital y
vivían holgadamente".
Españoles
Recuerda Luis Varela, en De Galicia a Buenos Aires:
"Dejaba yo en España algo que inconscientemente llevaba
conmigo a bordo. Aquel caballo brioso no podía despegarlo
en sueños de mi cerebro.
También quedaba en Galicia un perro que se llamaba Sereno,
que yo había criado de cachorro y con tanta pasión
que me acompañaba en mis salidas de caza. No era un
pointer de pura raza, pero sí un incansable rastreador y
si ni él ni yo éramos excelentes cazadores, vaya si
me había dado satisfacción por los montes de la
campiña gallega. Aquellos fieles amigos yo los cuidaba
como si fueran mis hijos. El negocio para mi casa hubiera sido
que nos fuéramos los tres juntos. ¿quién los
iba a cuidar ahora?".
Estadounidenses
Jennie E. Howard nació en Boston, Estados Unidos,
en 1844; falleció en Buenos Aires en 1933. "Llegó
al país en 1883, junto con las maestras contratadas por
Clara Armstrong para dirigir las Escuelas Normales de
niñas a pedido de Julio A. Roca. Tras organizar la
Escuela Normal
de Niñas de Corrientes, realizó la misma tarea en
la ciudad de Córdoba y en San Nicolás, provincia de
Buenos Aires, donde permaneció hasta 1903. En 1931,
publicó un libro de memorias en inglés,
que en 1951 fue vertido al castellano con el título de En
otros años y climas distantes".
Galeses
Eluned Morgan nació en alta mar en 1869. Escribe
Ema Wolf, a partir de una investigación de Cristina Patriarca: "Muy
anciana ya, de vuelta en su tierra natal, escribió sus
memorias. Con una prosa entusiasta pintó su vida de
adolescente en el Chubut y en particular un viaje que hizo desde
la costa al Valle Encantado de la cordillera para llevar telas,
azúcar,
té, carne salada y herramientas a
los setenta colonos que apenas un año antes se
habían instalado allí".
Holandeses
"En mayo de 1889, el vapor Leerdam trajo a los primeros
inmigrantes holandeses a la Argentina. En este barco
llegó, a los 10 años, Diego Zijlstra, quien en su
libro, Cual ovejas sin pastor, recuerda su llegada: ‘Desde
el vapor hasta la costa tuvimos que navegar en lancha y carro
unos diez kilómetros soplando un viento de invierno que
nos penetraba hasta la médula de los huesos. Ya
estábamos en la tercera semana de junio…" .
Irlandeses
Maggie Pool es la autora de Where the devil lost his
poncho, obra en la que evoca el medio siglo que transcurre a
partir de su llegada a la Argentina, "no bien terminada la
guerra, como modesta secretaria de un organismo británico,
casi con lo puesto y con sólo doce libras esterlinas, que
era la máxima cantidad de dinero que se permitía
sacar de Inglaterra en
aquel momento de crisis".
Italianos
Juan Faccioli, pionero friulano, fue uno de los
"integrantes de aquella primera migración
que dejaron testimonios escritos": "Según Faccioli, al
llegar al Hotel de Inmigrantes se enteraron de que estaban
destinados al Territorio Nacional del Chaco, donde les
darían tierras que estaban habitadas por
aborígenes. Algunos huyeron del Hotel de Inmigrantes, pero
luego de vagar sin conseguir trabajo ni comida volvieron y
aceptaron llegar a Reconquista y, desde allí, a una
colonia que se formaría al otro lado del arroyo El Rey"
.
Rusos
Alberto Gerchunoff nació en Tulchin, Vinnitsa, en
1883. Se estableció con su familia en una colonia de
Villaguay, Entre Ríos, después de que el padre
fuera asesinado en Moisés Ville, Santa Fe. "En aquellos
años ya distantes –recuerda en su
"Autobiografía" (24), escrita en 1914-, los judíos
no emigraban, y la tentativa de colonización del
Barón Hirsch iluminaba a los israelitas de Tulchin, como
la esperanza mesiánica del retorno al reino de Israel".
Suizos
"El 26 de octubre del año 1855 –escribe
Roberto Zehnder- abandonamos Basilea, adonde hemos llegado antes
del mediodía en omnibus. (N. Del A. Probablemente sea
algún tipo de diligencia que lo llevaba desde su pueblo de
origen hasta una ciudad importante como lo es Basilea), y nos
alojamos en una hostería de nombre "El Buey colorado".
(…) La mitad de los pasajeros del "Lord Ranglan" fue trasladado
en un barco a vapor chico a Santa Fé y alojados al norte
de la ciudad; mientras la otra mitad abandonaba el puerto de
Buenos Aires tres días antes de nosotros y llegaron al
puerto de Santa Fé al mismo minuto para anclar. En el
barco se encontraron Guillermo Hübeli, Ricardo Buffet,
Buchard Griboldi, como viajeros del "Lord Reglan" (N. Del A.:
Lord Raglan)".
Ucranianos
Rosalía de Flichman escribió Rojos y
blancos. Ucrania. En esta obra en evoca su infancia, en la que la
amargura era una realidad cotidiana. Las persecuciones, la
revolución, la guerra civil, las
violaciones y los asesinatos –a los que se suman las
inundaciones y el tifus- son el cuadro con el que Rosalía
debe enfrentarse a muy corta edad.
En su libro de memorias, titulado Ultima carta de
Moscú (35), Abrasha Rotemberg relata que,:después
de siete años, se reencontró con su padre, que
trabajaba como "cuenténik", "clásica
ocupación de los inmigrantes judíos, que
consistía en la venta callejera a
crédito
de todo tipo de prendas. ‘Yo descubrí muchos
años después que esa generación de
inmigrantes pobres y analfabetos resultó una de gigantes,
que supo enfrentar una vida sumamente dura y difícil. No
había otra alternativa que sobrevivir y ellos lo
hicieron’, dijo Rotemberg".
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