De JEHOVÁ es la tierra y su
plenitud
El mundo, y los que en él
habitan.
Salmo 24
Presentación
Fueron cautivos y traídos, los negros del
Continente Africano por la Real Corona de ESPAÑA, en el
siglo XVI, en calidad de
esclavos; que los desembarcaron a lo largo de las costas de
Venezuela.
La mayoría de estos esclavos, fueron trasladados
a los estados centrales y va la capital de la
República CARACAS, ocupándoles en los diferentes
oficios de las haciendas y servidumbre de las familias de la
aristocracia.
Quedando algunos grupos, de estos
esclavos radicados en las zonas costeras y con ellos sus
costumbres y tradiciones ancestrales, de esta manera se fueron
construyendo algunas Aldeas o Caseríos, que en el
transcurrir del tiempo se
constituyeron en pueblos o ciudades que hoy en día, buscan
su progreso y desarrollo
económico.
En lo cultural enriquecieron nuestro Folclore, con sus
tradiciones mezcladas a las costumbres de nuestro país y
la influencia también de la cultura
Europea, España.
Nacen los diferentes géneros, en lo que al
arte se
refiere: Música, bailes,
juegos,
pintura,
mitos y
leyendas, y en
lo culinario:
En esta narrativa; EL HACEDOR DE PALETAS, voy a
describir, brevemente algunos de estos aspectos culturales y
tradiciones, adentrándonos a un pueblo, en la zona costera
del estado
Aragua.
Ocumare de la Costa; describir lo hermoso de sus playas,
el paisaje costanero y la amistad y
generosidad de sus habitantes.
Acentuando conceptos, que constituyen los antecedentes
en la existencia, misma del pueblo y de la idiosincrasia de sus
habitantes.
El Autor.
El Hacedor de Paletas
En el siglo XVIII, se consolidan las instituciones
de España en Venezuela y se desarrollan la creación
de pueblos, bien sea por la labor de misioneros de la Iglesia
Católica, o por el asentamiento de hombres y mujeres en un
determinado lugar, perpetuándose su permanencia, y
constituyendo por el crecimiento de la población través del tiempo, estos
pueblos.
Ocumare de la Costa
Tierra del sol, mar, playas y montañas, adornada
con el encanto de hermosos paisajes, de su historia y
leyendas.
También se le conoce en la actualidad, con el
apelativo de: LA COSTA DE ORO, por
visitantes o turistas, que la visitan y que trasmiten a otras
latitudes del orbe los encantos de sus altas montañas, que
constractan con el típico paisaje de las hermosas playas y
la generosidad de sus gentes.
Fueron los esclavos negros, que con su presencia y
trabajo, en el
desarrollo de
las siembras en el cultivo del cacao; los primeros protagonistas
en este lugar. El crecimiento de estas familias esclavas de
piel negra,
que a través del tiempo nos han dejado, como herencia bondades
de este genero.
Primero fue una hacienda Cacaotera (Monasterio), y ahora
un pueblo; por el que llegamos, recorriendo desde la ciudad de
Maracay, una carretera muy angosta, que en tiempos de la
época colonial, era caminos de recuas por las faldas de la
montaña.
Después de atravesar el parque HENRY PITTIER, que
nos interna en las montañas, nos encontramos con huellas
históricas del pasado, con la Estación
Biológica y un paisaje que nos envuelven maravillosamente
dentro de sus encantos naturales y que nos proporciona una paz y
energía espiritual, con el canto y colorido de
pájaros y aves de este
reservorio tropical.
Dejando atrás la zona boscosa de Rancho Grande,
por esta vía de realidades, llegamos a un trayecto, en el
que se construyo una capilla santuaria en honor a la Virgen del
Carmen, por devoción de los ciudadanos y el empeño
y colaboración del señor Jesús Bello.
(Chuma) Llegamos a los caseríos de la Trilla, Aponte y las
Monjas; después de atravesar algunas quebradas y
riachuelos; ya se esta en Ocumare de la Costa.
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