- Abstract
- El concepto
Trabajo - Análisis de la
industria urbana en la Edad Media - Características
del estado moderno con respecto a la administración
pública - Relación
entre economía capitalista y configuración del
Estado moderno - Introducción
a la Modernidad - Influencia
por el desarrollo de las ciencias y las técnicas en la
Edad Moderna - Aspectos
sociales, políticos y
económicos - Profundización
sobre el aspecto social de la
burguesía - El
Iluminismo y la construcción del
Estado - Desenvolvimiento
de los actores en el proceso de la
globalización - Bibliografía
Abstract
Hemos visto que el trabajo
como actividad humana se pierde en la noche de los tiempos y
el Hombre
trabaja desde los albores de la humanidad.
Pudimos reseñar brevemente el trabajo en la
Edad Media,
con el orden feudal, donde la asociatividad de los artesanos
tiene las características típicas de la
pequeña y mediana empresa, dentro
de un orden estamental, cerrado y sujeto a restricciones propias
y ajenas.
El quiebre de ese orden feudal se aviene con el
surgimiento de la burguesía, fruto de la Reforma
religiosa, junto con una noción de progreso indefinido y
una fe puesta ahora en la razón, la racionalidad, iniciada
en la duda cartesiana y el método.
Junto con el avance de las ciencias y las
técnicas da inicio a la Modernidad,
época revulsiva donde se subvierten todos los valores y
nuevos paradigmas
asoman para la humanidad.
La noción de Estado, el
Iluminismo y los grandes pensadores ven un horizonte venturoso,
aunque el camino estará lleno de espinas, luchas, nuevas
ideologías culminando en la Revolución
Industrial, que trae prosperidad, pero también la
miseria de la marginalidad.
Todo lo conocido no vale y las nuevas ideas se extienden
al mundo, enancadas en una clase que hace
suyo ese nuevo pensamiento
constituyéndose en las nuevas clases
dominantes.
A través de Marx se pone de
manifiesto el enfrentamiento entre capitalistas y proletarios y
las luchas sociales, dando lugar a distintas interpretaciones,
corrientes y políticas,
que mantuvieron enfrentadas a grandes potencias como URSS y
EEUU., durante décadas.
La gran industria
surgida de la Revolución
Industrial se lleva la parte del león, mientras
pequeños burgueses avispados, verdaderos entrepreneurs
sobreviven en sus pequeños talleres como pequeñas y
medianas empresas, siempre
cerradas y generalmente familiares.
Posteriormente veremos la importancia de las mismas en
las economías de los países, con énfasis en
los países en desarrollo, o
capitalistas dependientes o socios tardíos del capitalismo
originario.
El concepto
Trabajo
La Biblia, conjunto de textos sagrados para el Cristianismo,
son libros
escritos por hombres de Dios, para enseñar al hombre y que
este pudiera lograr su desarrollo como ser humano.
Podemos afirmar que la Biblia es un vasto compendio, que
se escribió a lo largo de 1600 años y comprende un
conjunto, nada menos que de 66 libros o bibliones
(libritos).
El Antiguo Testamento fue escrito en idioma hebreo, con
algunos partes en arameo, constando de 39 libros, empezando con
el Génesis y terminando con Malaquías.
El Nuevo Testamento, en cambio, fue
escrito en griego, consta de 27 libros y comienza con
Matías y culmina con el Apocalipsis.
La Biblia esta formada por preceptos, mandamientos o
reglas, fundamentados en principios y
abarcan los dos extremos a que está sujeta la Humanidad;
el inicio o nacimiento con el Génesis y el fin con el
Apocalipsis
Alguna interpretación de estos textos,
considerados sagrados, en su integralidad o en parte, por las
tres grandes religiones
monoteístas, sobre cuya veracidad no nos hemos de detener,
dicen que la Biblia presenta al trabajo como una actividad
bendita, porque en el primer Libro del
Antiguo Testamento Génesis 2:3 se expresa ¨ Y bendijo
Dios al día séptimo y lo santificó porque en
el reposo de toda la obra que había hecho en la
creación ¨
Se puede percibir que el hombre también tuvo
desde el inicio la obligación del trabajo y ello puede
observarse en el mismo texto
Génesis 2:15 donde se observa que trabajó en el
Huerto del Edén ¨ Tomó, pues, Jehová
Dios al hombre y lo puso en el Huerto del Edén, para que
lo labrara y lo guardase ¨.
O sea que, el hombre, desde su aparición en la
faz de la tierra tuvo
que trabajar, pero aparentemente con gozo, para poco
después, en base a su desobediencia; que parece ser un
rasgo atávico de la
naturaleza
humana, desobedeció a Dios y el trabajo pasa a
constituirse en algo doloroso y molesto.
Vemos que en el texto del Génesis 3:17:19 se
expresa lo siguiente: ¨Y al hombre dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer y comiste
del árbol del que te mandé diciendo: No
comerás de él; maldita será la tierra por tu
causa; con dolor comerás de ella todos los días de
tu vida. Espinos y cardos te producirá y comerás
plantas del
campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que
vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo
eres y al polvo volverás ¨.
De ello pueden desprenderse varios preceptos, en los
cuales no abundaremos para no herir la susceptibilidad de las
damas, pero el origen del trabajo, según parece, parte de
Adán al obedecer a la mujer
constituyéndose ella en partícipe necesario de
nuestra obligación de trabajar por el resto de nuestros
días.
Y es más, ya en los tiempos del Nuevo Testamento,
se deja en claro, sin atisbos de duda que el trabajo es
obligación de todos, condenando al ocio y vaticinando
oprobiosas consecuencias para la vagancia. En la segunda carta de Pablo a
la Iglesia de
Tesalónica, capítulo 3º versículos del
10 al 12 dice: ¨ Porque también cuando
estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si
alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que
algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando
en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales
mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que
trabajando sosegadamente, coman su propio pan ¨.
En la civilización griega, la distinción
entre trabajos era esencial.
Aristóteles hizo una distinción entre
actividades libres y serviles, desdeñando a las serviles
porque ¨inutilizaban al cuerpo, al alma y a la
inteligencia
para el uso y práctica de la virtud¨.
Hacía un parangón entre el trabajo que se
hacía para otros con la esclavitud y
criticaba la actividad del ser humano que ¨pone todas las
facultades al servicio de
producir dinero¨.
Por el contrario, así como entendía la extrema
importancia de la finalidad en el trabajo, no asimismo cuando la
finalidad se restringía a obtener utilidad de
él. Es suficientemente elocuente al decir que ¨buscar
en todo la utilidad es lo que menos se ajusta a las personas
libres y magnánimas¨.
Podemos deducir que en la antigüedad griega el ocio
era mucho más valorado y apreciado que cualquier otra
actividad.
Aristóteles afirmaría que el trabajo y el
ocio son necesarios, pero el ocio es preferible tanto al trabajo
como a su fin, rescatando también el valor de la
diversión implícita en el ocio.
En la Grecia
antigüa se hacia una escisión entre dos actividad: la
relacionada con el mundo común de todos los días y
la política,
a la que tenía acceso todo ciudadano libre.
Las actividades del mundo de lo común o polis
constituían el ámbito de la libertad,
mientras que las actividades dirigidas a la conservación
de la vida y de las relaciones familiares constituían el
ámbito de la necesidad.
En la Edad Media, el trabajo se ajustó a las
pautas de maldición bíblica y al principio paulino,
de que quien no trabajaba no debía comer.
Asimismo, no se consideraba al trabajo como un medio de
sociabilización, pues se consideraba al ser humano como
sociable por naturaleza, concepto superado posteriormente por las
doctrinas contractualistas de Rousseau.
Con el pensamiento moderno no hay actividades libres y
serviles, todo es trabajo y tiene la misma
valoración.
En el desarrollo de tal concepto nos encontramos con los
conceptos de Marx y Weber. Para
Marx el trabajo cambia en si mismo por la sociedad de
clases oponibles y luchando entre si: la burguesía y el
proletariado, donde el proletario vende su fuerza de
trabajo como una mercancía más, indiferenciada del
resto de los recursos.
Para Weber, desde la visión luterana del trabajo,
juzgaba que todo el trabajo, sean cuales fueren las profesiones,
merecían las mismas consideraciones, con independencia
de su modalidad y efectos sociales. Esto se ajustaba a la
voluntad de Dios y era una de las maneras de
agradarle.
Esta indiferenciación del trabajo justificaba el
trabajo manual penoso y
el intelectual como necesidad técnica debido a la
necesaria división del trabajo. Obviamente Weber, como
luego veremos en las Escuelas de Administración clásicas ignoraba que
el trabajo es un elemento discriminador debido al distinto status
adherido, según el lugar ocupado por el individuo en
la producción de bienes.
El pensamiento moderno dio carácter de mito al
trabajo.
Para John Locke el
trabajo era la fuente de la propiedad y
cada hombre era libre de apropiarse lo que era capaz de
transformar con sus manos.
Para Adam Smith ,
padre de la economía
clásica ,el trabajo era la fuente de toda riqueza. Tanto
las teorías
del valor de Adam Smith como de David Ricardo
tenían su base en la idea de que el trabajo incorporado al
producto
constituía la fuente de propiedad y de valor .
Esta mitificación supera el concepto de
maldición bíblica y comienza a considerar al
trabajo como un medio de realización humana.
La ética
puritana completaba la idea del trabajo como trascendental al
considerarlo como un fin en si mismo, y en las antípodas de Santo Tomás de
Aquino que lo interpretaba como un medio para la
conservación personal y
social, dando sentido a la vida.
Socialistas utópicos como Saint-Simon
manifestaba que el hombre mas dichoso es el que trabaja y
afirmaba que la Humanidad gozaría de toda la dicha posible
si no hubiera ociosos.
Kart Marx criticó el trabajo en la sociedad
capitalista por considerarlo trabajo enajenado, que aliena al
proletario que lo ejecuta y que es explotado a través de
la extracción de la plusvalía que a él le
correspondería.
En la Crítica
al Programa del
Partido Obrero Alemán, al hacer referencia a la fase
superior de la sociedad comunista, señaló que
¨la subordinación esclavizadora de los individuos a la
división del trabajo habrá desaparecido y, como
consecuencia, la oposición entre el trabajo manual y el
intelectual¨.
Sin embargo, en Marx se encuentra la
contradicción de que ataba el desarrollo de la productividad,
ligada biunívocamente a la división del trabajo,
como prerrequisito para la sociedad comunista.
Tal paradoja da a entender que los efectos nocivos de la
sociedad capitalista eran embellecidos cuando se ajustaban a las
condiciones de desarrollo del comunismo.
El pensamiento positivo moderno incorpora al tiempo en el
trabajo como medida de valor y la frase de Benjamín
Franklin ¨el tiempo es oro¨es
elocuente.
El pensamiento moderno inventó al individuo y
tuvo que justificar ideológicamente la construcción de la sociedad, lo cual fue
hecho a través de los diversos modelos
contractualistas de Locke, Hobbes y
Rousseau, pero también a través de la teoría
económica de Adam Smith, conforme a la cual la
división del trabajo, a nivel comercial o productivo
juegan un papel fundamental en la formación estructural de
la sociedad moderna.
Así hasta la actualidad, cuando se están
cuestionando los paradigmas, cada vez con mayor énfasis,
debido al fenómeno de la
globalización –que por cierto no es un
fenómeno actual. Es merecedor de aclarar que los
próximos párrafos implican la
descalificación del neoliberalismo
económico, aunque queremos suponer que no, del liberalismo
como concepción filosófica.
¨ Vivimos en medio de una falacia descomunal: un
mundo desaparecido que nos empeñamos en no reconocer como
tal y que se pretende perpetuar mediante políticas
artificiales. Millones de destinos son destruidos, aniquilados
por este anacronismo debido a estratagemas pertinaces destinadas
a mantener con vida para siempre nuestro tabú más
sagrado: el trabajo.
¨ Una ínfima minoría, provista de
poderes excepcionales, propiedades y derechos considerados
naturales, posee de oficio ese derecho. En cambio, el resto de la
humanidad para merecer el derecho de vivir, debe demostrar que es
útil para la sociedad, es decir, para aquello que la rige
y la domina: la economía confundida más que nunca
con los negocios, la
economía de mercado¨ (El
horror económico. Vivianne Forrester . Fondo de Cultura
Económica).
Por lo tanto, sin necesidad de internarnos en farragosos
libros históricos, podemos deducir que vagos y mal
entretenidos, pero también el trabajo y los trabajadores
existieron desde el inicio de la historia, lo cual
continúa hasta nuestros días, en el siglo
XXI.
Luego de esa breve introducción sobre el origen del trabajo,
comenzando con una bibliografía relevante como la Biblia,
podemos avanzar, saltando etapas y pasar a la época del
feudalismo,
ubicada como Edad Media por los historiadores, mostrando la
existencia de las pequeñas y medianas empresas, encarnadas
en este caso por los artesanos.
Análisis de la industria urbana en la Edad
Media
Cada villa, grande o pequeña tiene un
número y una diversidad proporcionales a su importancia,
de artesanos , puesto que la burguesía no puede prescindir
de los objetos fabricados, que exige la satisfacción de
sus necesidades.
Si los oficios de lujo existen únicamente en
aglomeraciones considerables, en cambio en todas partes se
encuentran los artesanos indispensables para su existencia
cotidiana: panaderos, carniceros, sastres, etc.
Los artesanos surtían a la villa y las tierras
bajas que la rodeaban. Vende sus productos
donde se surte de víveres.
Por lo tanto los pequeños talleres urbanos tienen
como clientela a la burguesía local y la población rural circunvecina.
La legislación industrial era muy complicada,
pretendiendo proteger al cliente y al
fabricante.
Los principios se basaron en la
organización de los gremios.
Los trabajadores urbanos se agruparon desde fines del
siglo XI en cofradías.
Adoptaron como modelos a las corporaciones mercantiles y
las asociaciones religiosas formadas alrededor de las iglesias y
monasterios.
Este agrupamiento se hizo para resistir la competencia de
los advenedizos y ello unido al papel que desempeñaron los
poderes públicos, instituyendo una reglamentación
muy minuciosa.
Los señores y los alcaldes los sometieron a su
autoridad a
través de un derecho de policía sobre la venta de la
mercadería y sobre el ejercicio de ciertas
profesiones.
En las ciudades episcopales, los obispos se preocupaban
además, de que imperaran los principios de la moral
católica que imponen a los vendedores un ¨justo
precio ¨,
que no puede elevarse sin incurrir en pecado.
Esta reglamentación primitiva industrial fue
completada por la autoridad comunal cuando florecieron las
villas.
Fueron reunidos en agrupaciones profesionales sujetas a
la vigilancia del poder
municipal. Por lo tanto, a la tendencia espontánea que
impulsaba a los artesanos hacia la corporación se agregaba
de tal forma el interés de
la policía administrativa.
Los poderes públicos reglamentaron los oficios y
se permitió a los artesanos la reserva del derecho de sus
miembros al ejercicio del oficio a que se dedicaban.
Son grupos
privilegiados, ajenos a la libertad industrial, fundados en el
exclusivismo y el proteccionismo, poniéndolos a resguardo
de la competencia, por medio del carácter de sindicatos
obligatorios.
Dicha concesión no fue gratuita y en las
actividades estaban sujetas al pago de derechos anuales, tasas u
otras gabelas.
Desde la primera mitad del siglo XIII los gremios
reclaman el derecho de administrarse por sí solas, sin la
vigilancia municipal, y de reunirse para discutir sus intereses,
de poseer una campana y un sello, de intervenir en el gobierno al lado
de los mercaderes ricos que concentraban el poder.
En el siglo XIV consiguieron obtener –aunque no en
todas partes- el derecho de nombrar ellos mismos a sus decanos y
a sus jurados y el reconocimiento como cuerpo político y
compartir el poder con la alta burguesía.
El rasgo fundamental es el proteccionismo. Contra los
productores extranjeros y entre ellos mismos cuidando de que
ningún miembro pueda enriquecerse en detrimento de los
demás.
Los reglamentos son extremadamente minuciosos; los
procedimientos
de una técnica son idénticos para todos; fijan las
horas de trabajo, imponen el costo, los
precios, los
salarios,
prohíben toda clase de anuncios, determinan el
número de utensilios y la cantidad de trabajadores en los
talleres, instituyen vigilantes encargados de ejercer la
inspección más minuciosa e
inquisitorial.
En síntesis,
se esfuerzan en garantizar la mayor igualdad
posible, aniquilando todo atisbo de iniciativa.
Nadie puede permitirse perjudicar a los demás por
procedimientos que lo capacitarían para producir
más aprisa y más barato, considerando al progreso
técnico como una deslealtad, buscando la estabilidad de
las condiciones dentro de la industria.
La protección
al consumidor se basaba en el aseguramiento de la calidad de los
productos, protegiéndolos contra la
falsificación.
El artesano estaba sujeto al control constante
de los vigilantes municipales de día y de noche y sujeto a
graves penas.
Los miembros de toda corporación se reparten en
categorías subordinadas entre ellas: los maestros, los
aprendices y los compañeros.
Los maestros constituyen la clase dominante de la cual
dependen las otras dos.
El producto fabricado les pertenece por lo cual todas
las ganancias de su venta quedan en sus manos.
Los aprendices se inician en el oficio bajo su dirección, puesto que nadie puede ser
admitido en la profesión sin garantía de
aptitud-
Los compañeros son trabajadores asalariados, que
terminaron su aprendizaje, pero
que aún no se han podido elevar a la categoría de
maestros. Su número es limitado y proporcional a las
exigencias del mercado local.
La maestría se halla sujeta a ciertas condiciones
(pago de derechos, nacimiento legítimo, afiliación
a la burguesía), lo cual hace difícil el
acceso.
La venta es directa entre productor y comprador, siendo
insignificante la existencia de intermediarios.
El maestro artesano es un empresario
independiente, pero sujeto a las reglamentaciones y a su vez
protegido por éstas.
También hubo gremios que nuclearon a los
trabajadores de la industria de la exportación, consistentes en talleres
industriales, que fueron los primeros destinatarios de los
adelantos tecnológicos proporcionados posteriormente por
la Revolución Industrial que se avecinaba.
Estos trabajadores son proveedores de
los mercaderes de mayoreo que se dedican al comercio
internacional.
Son provistos de la materia prima
que ellos elaboran. Una virtual tercerización, o
según la nueva nomenclatura
:¨outsourcing¨.
Para las personas que le dan el empleo son
simples asalariados.
Damos algunos ejemplos de estos trabajadores: obreros de
la seda, batidores de cobre, la
industria textil que comprende tejedores, bataneros y
tintoreros.
En la gran industria el capital y el
trabajo se han disgregado. El obrero sólo conoce al
mercader que le paga.
El intercambio directo, carácter esencial de la
economía urbana desaparece por completo en este caso,
asemejándose a los centros manufactureros del siglo XIX y
XX.
Estos trabajadores vivieron expuestos a las crisis y la
desocupación, por falta de abastecimiento
de materia prima
por la guerra,
bloqueos o prohibiciones.
Los obreros se repartían en multitud de talleres
al mando de arrendatarios de talleres y maquinarias, por lo cual
era un trabajador a domicilio, asalariado de un mercader
capitalista, sujeto incluso a explotaciones.
Es más, hubo huelgas siendo la más
antigüa que se conoce, en Duai, en 1245.
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