Partes: 1,
5. Campo de
desarrollo de
la semiótica
Desde una óptica
ahora más descriptiva se podría decir que en
España
la intervención de la semiótica en el campo de la
comunicación ha sido desigual, inestable y muchas
veces superficial. Podemos decir que se ha dado una
semiótica blanda y una semiótica dura. El primer
caso correspondería a los estudios y trabajos
caracterizados por una doble actitud:
a)
de tipo "estacional", es decir, una relación
dependiente de oleadas de factores ambientales como el "estar a
la moda";
b) de tipo "analgésico", donde la
semiótica sirve en un determinado momento como alibi
teórico y científico allí donde se carece de
una reflexión o tradición seria sobre el propio
objeto de conocimiento
(por ejemplo, el caso de la crítica
literaria en las facultades de Letras o el caso de nuevas
disciplinas en el marco de Ciencias de la
Información (publicidad,
historia de la
comunicación, etc. El caso de una
semiótica "dura", en cambio, es
más bien escaso en España, entendiendo por tal una
tradición científica bien acuñada
institucionalmente (como en Francia) e
independiente de la lingüística o de los estudios de
Hispanismo.
Pero en términos generales se puede decir que la
situación comienza a cambiar. A partir de los años
ochenta algunos estudiosos de semiótica llegan a la
conclusión de que, dadas una serie de circunstancias
concretas y determinantes en España, el papel de los
investigadores de semiótica en el campo de las comunicaciones
de masas debe ser el de mediar entre la teoría
"dura- y las aplicaciones empíricas. Este carácter instrumental de la
semiótica al mismo tiempo que
asegura una base epistemológica sólida y puesta al
día, permitirá moverse dentro de los campos
disciplinarios o tradiciones metodológicas distintas con
cierta flexibilidad y, en un cierto sentido, dialogar con todas
las escuelas. Queda por supuesto siempre la posibilidad y el
riesgo del
eclecticismo, pero esta toma de conciencia
pragmática se ha revelado productiva también desde
el punto de vista teórico. Ha permitido que la
semiótica se consolide académicamente, la
creación de instrumentos metodológicos para la
investigación de campo e incluso dialogar
en un terreno específico con la sociología, la pedagogía atenta a los fenómenos de
la comunicación y la filología deseosa de abrir sus
objetos de análisis a los lenguajes de los medios
audiovisuales.
En mi opinión, en España se pueden
distinguir dos líneas importantes y originales de investigación en el campo de la
comunicación: una semiótica del discurso
social y una semiótica visual.
La semiótica del discurso social o
sociosemiótica pretende estudiar el proceso por el
cual los mass media han llegado a ser una parte integral de la
sociedad y la
cultura. De
allí la necesidad de construir un marco
teórico para la noción de discurso como una
instancia productiva de los textos massmediáticos y de las
acciones
comunicativas. La teoría del discurso abre las puertas a
las investigaciones
sobre tipologías de discursos
(Político, periodístico, publicitario) que
vinculan las formas y espacios sociales. El concepto de
discurso social se origina como una retórica de las formas
del discurso en algunas investigaciones sobre el discurso
electoral, por ejemplo, que analiza objetos precisos como
posters, panfletos, campañas de prensa en la
transición española.
Estos trabajos permiten afrontar en forma directa la
ideología desde una aproximación
formal menos atenta a los contenidos que a las formas del
discurso, tendiendo un puente entre el análisis de
contenido y la semiótica influenciada por el
análisis estructural de la narración. Incluso
allí donde el corpus no es específicamente
político (como en Imbert 1982, un consultorio sentimental
radiofónico, por ejemplo) el método
permite relevar al interior de la noción de discurso
social de la construcción de un sujeto de la acción
privada (el ama de casa).
Estas perspectivas permiten delinear con nitidez uno de
los problemas
claves de la comunicación de masas: la categoría de
lo público y la categoría de lo privado dentro del
discurso social. Las referencias teóricas indirectas
eficazmente asimiladas de un Habermas, Freud, Greimas, y
en un sentido más concreto
Baudrillard, permiten consolidar investigaciones capaces de
afrontar dos problemas importantes de nuestra cultura: por una
parte, el hecho de que los mass media producen la realidad (y no
a la inversa como quería el ingenuo e interesado realismo
ultraliberal) y que en ellos se condensa tanto la realidad
empírica como el imaginario colectivo. Por otra parte, los
nuevos objetos sociales que aparecen con las nuevas
tecnologías y el profundo cambio socio-político
que se opera en las sociedades
avanzadas obligan a replantearse las estrategias de
los sujetos sociales (donde las acciones son cada vez menos
ideológicas y más administrativas) publicaciones en
las investigaciones y el área de la semiótica del
discurso social de los años 80 en España se
caracteriza consecuentemente por una atención sistemática al trabajo
empírico dentro de los medios (televisión, prensa, radio) al mismo
tiempo que se revisan las teorías
de la comunicación y se siguen con atención las
sociologías críticas y las teorías
más avanzadas en el campo periodístico.
Existen algunos momentos que se podrían
considerar como definidores y programáticos de una
política
de acercamiento teórico entre la semiótica y la
comunicación de masas. Aparte del estudio pionero de
Moragas
(1976) podríamos citar algunos textos
hitos:
Abril Gonzalo y Lozano Jorge (1979): "Notas desde la
semiocracia para una teoría alternativa de los medios". Un
texto
influenciado por J. L. Baudrillard y P. Fabri en donde se recogen
los puntos de vista críticos hacia el paradigma de
Lasweli.
Perez Tomero J. M. (1981): Por una sociosemiótica
de los discursos de
la comunicación de masas". Un artículo en cierto
modo programático en cuya propuesta principal se trata de
definir y formular una semiótica de la comunicación
de masas entregada a la tarea de definir la especificidad de los
fenómenos estudiados al mismo tiempo que trata de
construir una geografía de los
posibles discursos sociales.
Imbert Gerard (1986): Métodos de
análisis de la prensa, una obra colectiva dirigida por
este autor que recoge los textos e intervenciones de diferentes
semióticos y sociólogos invitados para analizar la
prensa de referencia dominante desde diferentes perspectivas.
Allí se examinan algunos problemas comunes tales como la
insuficiencia del análisis institucional desvinculado del
análisis del discurso que no tenga en cuenta el
funcionamiento simbólico de la comunicación
social, la necesidad de abrir la semiótica al campo de
lo social, la necesidad también de volver operativo el
análisis lingüístico aplicado, el aporte de la
pragmática, etc.
Perez Tomero J. M. y Lorenzo Vilches (1983):
Semiótica de la comunicación de masas, un
número especial de la revista
Analisi que publica una encuesta y un
balance de los principales estudiosos de semiótica
interesados en el fenómeno de las comunicaciones y una
serie de artículos representativos de las diferentes
tendencias teóricas del momento. Coordinado y presentado
por los autores citados, esta publicación representa un
hito importante en el trabajo de
clarificación y definición epistemológica y
metodológica de campos diversos donde las fronteras entre
una disciplina o
ciencia no
siempre son fáciles de discernir ni son necesariamente
percibidas en forma unánime por todos.
Las líneas de investigación que se van
perfilando van, en todo caso, más allá de
declaraciones programáticas y en los últimos
años van apareciendo tesis y
publicaciones que demuestran la efectividad de las decisiones
teórico prácticas asumidas en un cierto
momento.
Así, por ejemplo, en "Análisis Moda"de los
Discursos sobre el terrorismo en
la Prensa" (M. Rodirgo 1986) se pueden encontrar los grandes
trazos de la investigación socio-semiica que sintetizan a
su vez los logros de una tesis doctoral
sobre el tema. La investigación arranca de un
análisis de contenido de las noticias sobre
actos terroristas en los periódicos españoles,
definiendo los conceptos de grupo
terrorista y acto terrorista a través de los discursos
militar, político, jurídico y patológico,
las etiquetas de los discursos, las estrategias argumentativas y
la teoría de la enunciación y de las
modalidades.
Los análisis sobre la prensa escrita han
originado (en general, mejora la conceptualización en este
campo más que en otros) interesantes ejemplos de interdisciplinariedad. Uno de ellos, una serie de
trabajos sobre
El País coordinado por J. Vida] Beneyto y G.
Imbert (1986) en donde se afrontan con rigor e imaginación
temas como la prensa de referencia dominante y la producción de la realidad, el
análisis del espacio cultural, el estudio del género
"Opinión", el análisis formal de la estructura del
periódico y las estrategias de
producción de la imagen y
titulares, etc. En la misma línea se podrían
también inscribir los trabajos basados en análisis
comparado de noticias en diferentes periódicos (M.
Fontcuberta y T. Velazquez, 1984).
El campo de la semiótica visual y de la
comunicación audiovisual ha sido probablemente uno de los
más atractivos para analistas y aficionados, desde
aquél remoto análisis barthiano sobre las Pastas
Panzani.
Aunque el rigor, coherencia y especificidad, así
como continuidad en los trabajos han tenido desigual
fortuna.
Si bien el cine, los
comics, la
televisión, la fotografía, el diseño
y la publicidad aparecen a primera vista como terrenos fecundos
para la incursión de métodos estructurales y
semióticos en un primer momento, en un segundo tiempo, una
vez comprobada la exigencia de prescindir de metodologías
lingüísticas, se ha tenido que hacer un trabajo
más lento de readecuación global de las bases
teóricas de la investigacion sobre la imagen. Tampoco se
ha de desconocer el impulso que ha significado también la
aparición de las nuevas tecnologías que
están revolucionando los campos perceptivos y
cognoscitivos de los observadores. ,
La confluencia de la renovación en los estudios
de la semiótica de la imagen y de las teorías de la
comunicación ha contribuido a la formación de
metodologías y aplicaciones al campo de los audiovisuales
mucho más precisas en la definición de sus objetos,
mucho más acertadas en la consecución del
acercamiento entre los microanálisis y los contextos
socio-culturales, macro de producción y recepción,
programación y acceso de los
destinatarios.
Se ha comenzado a trabajar en una síntesis
originada a partir de la competencia
estética, preguntándose por las
estrategias de producción que constituyen a los textos
audiovisuales y a los sistemas de
interpretación y actualización de
los receptores. Se ha tratado así de conjugar
dialécticamente la individualidad de algunos productos
(cinematográficos, televisivos, fotográficos) y la
generalización de las reglas de las que forman
parte.
Esto ha dado pie, por lo menos metodológicamente
a una original síntesis teórica entre una
perspectiva pragmática que conjuga el aspecto generativo y
jerárquico (relación entre micro y macro estructuras),
y una perspectiva más estructuralista. Además la
aproximación pragmática a los géneros
audiovisuales permite incluir al observador-receptor como
hipótesis interpretativa, como cooperador y
elemento activo de las estrategias
perceptivo-narrativas.
La dimensión pragmática de la
semiótica ha permitido ampliar los estudios sobre objetos
hasta ahora poco explorados como el diseño, el video o el humor
en la prensa escrita (J. Ruiz Collantes, 1984) e incluso ha
permitido a estudiosos provenientes de la literatura aproximarse a la
imagen fílmica desde presupuestos
específicamente visuales como espacio de organización del discurso textual (Talens
J., 1986 y J. M.
Company, 1987), o afrontar el estudio de la imagen
electrónica como nuevo espacio del sentido
(S. Zunzunegui,1984).
Pero uno de los sectores más abandonados no
sólo por la semiótica visual sino también
por la comunicación de masas ha sido el de la imagen
informativa, especialmente de la prensa y de la televisión. Por ello, se ha iniciado un
trabajo de síntesis entre los tradicionales
análisis de contenido y él análisis de las
estrategias discursivas en tomo a la prensa y la
televisión (Vilches, 1983, 1987, 1988). En estos trabajos
se ha podido plasmar en análisis cuantitativos modalidades
de análisis teórico para analizar la influencia de
los periódicos a lo largo de algunos años sobre la
imagen social de un acontecimiento.
Al mismo tiempo, se tratan de poner en juego,
analizando las estructuras de la manipulación de la
información televisiva, el análisis de las
teorías actuales del periodismo
(agenda setting, rutinas de producción, concepto de
tematización) influenciadas por la sociología del
conocimiento con la teoría semiótica a
través de la aplicación a diversos corpus de
informativos. En estos trabajos se trata de responder
también a un doble empeño: por una parte, preparar
y analizar el material informativo en forma cuantitativa para
extraer resultados típicamente semióticos tales
como la identificación de las estrategias de
comunicación en los discursos de los mass media. Por otro,
construir elementos metodológicos provenientes de la
sociología, la psicología
experimenta¡, la retórica y la semiótica con
el fin de establecer nuevas categorías de
conceptualización de los mass media.
El interés
por los efectos simbólicos de los medios lleva
también a algunos semióticos a afrontar desde el
psicoanálisis la recepción
fílmica así como de series televisivas (Requena J.
1985), el análisis de la entrevista
televisiva, la serialidad y la repetición, etc. En el
terreno de las condiciones materiales de
la representación de las imágenes
tales como la historia, soportes y maquinarias, efectos sobre la
percepción, tecnologías de la
visión, etc., se evidencia también un nuevo
interés por examinarlos desde la significación
semiótica (R. Gubem, 1987).
Finalmente, queda todavía un terreno de amplias
posibilidades de encuentro para la comunicación de masas y
la semiótica: el de las tecnologías avanzadas de la
imagen. La incorporación de la tecnología de punta
en el campo de los audiovisuales está provocando un
interés preciso de la reflexión semiótica
sobre la producción informática y la inteligencia
artificial. Aquí se abre un vasto territorio de
investigaciones para el futuro cuyas implicaciones para la
semiótica se pueden sintetizar en los siguientes
puntos:
– El ordenador introduce la instantaneidad de la
visión al proponer virtualmente infinitos puntos de vista
sobre un objeto.
– La imagen deja de ser un objeto sometido a
modificaciones de posición relativa en un mundo
físico y pasa a expresar cambios absolutos.
– La posición del sujeto observador y receptor
entra en crisis. Al
contrario de como la concebía la convergencia renacimental
de la perspectiva, el centro de la mirada no está ocupada
por un sujeto (el ojo fijo del observador) sino por el
lenguaje.
La interrelación de la semiótica, la
comunicación de masas y la inteligencia
artificial puede desembocar en estrategias comunes en las
investigaciones, capaces de afrontar los efectos culturales de la
introducción de las nuevas
tecnologías en el campo del conocimiento (educación,
formación), de la percepción social del entorno, de
la apropiación cultura] de las nuevas tecnologías,
de la alternativa entre viejos y nuevos medios de
comunicación (correo
electrónico, video teléfono, teletexto, pantallas
interactivas, etc.).
Esta perspectiva exigirá la puesta en
común de las investigaciones sobre los lenguajes, sobre
los sistemas de la visión y la revolución
de problemas (tarea principal de la inteligencia artificial) en
el campo de las decisiones políticas
de macro comunicación como en el de las programaciones
para los nuevos medios. regionales y española de
semiótica.
La Asociación Española de Semiótica
realiza cada dos años un congreso nacional que suele
reunir unos doscientos participantes y donde la exposición
de trabajos sobre comunicación se puede considerar
importante dado que estos responden a trabajos de equipo con una
cierta frecuencia, Además existen en diversas regiones
asociaciones de carácter local entre las cuales las
más activas son las de Barcelona, Oviedo y Valencia.
Actualmente se está preparando el IV Congreso
Internacional de Semiótica cuya sede será
conjuntamente en Barcelona y 9n la francesa ciudad de Perpifian
en 1989 y están previstas algunas mesas redondas y
sesiones de trabajo sobre la recíproca colaboración
entre semiótica y comunicación.
6. El Signo
SAUSSURE (signo lingüístico)Unión de
significante y significado. Una entidad de dos caras formado por
la imagen acústica y el concepto. Aprotación:
Estudio básico estructuralista del signo dentro de un
sistema social
PEIRCE Es un signo general, triádico y
pragmático.
El signo tiene su fundamento en un proceso: la semiosis
que es una relación real que subyace al signo. Un signo es
algo que está en lugar de otra cosa no como sustituto sino
como representación de. aportación:
Visión triádica del signo, que permite entender una
dinámica infinita, aplicable al
conocimiento. Enfoque lógico HJELMSLEV El signo es una
expresión que señala hacia un contenido que hay
fuere del signo mismo.Tiene dos funciones:
expresión y contenido. Aportación:
Perfeccionamiento de los conceptos saussureanos, aporta el
concepto de denotación y connotación.Habla del
plano de la expresión y del plano del
contenido.
BARTHES Habla de la significación de los objetos,
es decir, percibe a los objetos como signos dentro
de un sistema estructurado (binario)«significar» es
transmitir informaciones, sistemas de diferencias, oposiciones
contrastes. Aportación: Una teoría informal
más bien da cuenta de la hermenéutica y se pretende fundamentar una
ciencia de revelaciónAporta el MITO (Los
sistemas de signos que utilizamos no son naturales sino resultado
del desarrollo cultural por lo que se asocian a valores
culturales)Enfoque social GREIMAS Se basa en la
apreciación de signo como entidad binaria (significante y
significado) en la que se capta su significación a partir
de pares de opuestos. De ahí se basa para crear su
propuesta de
recorridos generativos a partir de cuadro
semiótico Aportación: Estudia EL SENTIDO de los
signos Cuadrado semiótico Recorridos generativos
Aplicación en la interpretación y producción
de textos narrativos principalmente IURI LOTMAN Enfoca la
semiótica al estudio de "textos" no de signos
independientes. Por lo que ve al signo como un elemento
conformador del texto Aportación: Semiósfera,
carácter cultural de los estudios semióticos. Se
preocupa por el estudio de "textos" (no necesariamente
escritos)
Si queremos explicar lo que es el significante, diremos
que es la parte física del signo.
afirmaremos que en el caso del lenguaje
hablado está hecho de sonidos, y en el caso del lenguaje
escrito está hecho de color (tinta).
También afirmaremos que en el caso del lenguaje
hablado el significante es objeto de la percepción
auditiva, y en el caso del lenguaje escrito es objeto de la
percepción visual. Por último, afirmaremos que los
significantes son producidos por el aparato fonador. En suma, con
respecto al significante hay muchas cosas claras: sabemos de que
material está hecho, cual es su configuración, cual
es su modo de existencia, cómo se produce y que
órganos de los sentidos lo
perciben. Hablemos ahora del significado o concepto. ¿De
qué material está hecho? ¿Cuál es su
modo de existencia? ¿De qué sentidos es objeto de
la percepción? Aquí nos quedamos mudos. No sabemos
que responder. Se recurre entonces a los procedimientos
metalingüísticos, por medio de los cuales damos
cuenta de forma mediata de objetos de los que carecemos de
conocimiento inmediato. Establezcamos entonces las convenciones
metalingüísticas.
Cuando hablemos de la palabra, pondremos la
expresión encerrada entre apóstrofos; cuando
hablemos del significante, pondremos la expresión entre
barras; y cuando hablemos del significado, pondremos la
expresión entre comillas. Así, por ejemplo, la
palabra 'silla' tiene como significante /silla/ y como
significado "asiento alargado".
Este procedimiento
metalingüístico sólo sirve para postergar la
explicación sobre la naturaleza del
significado. Puesto que cuando hablamos del significado lo que a
fin de cuenta proporcionamos son palabras, que a su vez
serían unidades de significante y significado.
Demos otro paso. Si preguntamos qué significa la
palabra 'silla', nos responderán: "asiento para una
persona". Y si
preguntamos qué es una silla, nos responderán:
asiento alargado. Es obvio que preguntar por el significado de la
palabra equivale a preguntar por el ser del objeto
significado por la palabra. Pretendiendo hablar del significado
como un ser unido al significante en la conciencia, en
verdad hablamos de un ser separado del significante y que
existe fuera de la conciencia. De todos modo tenemos una
primera definición de significado, aunque sea
equívoca o errónea. Significado: ser del objeto
significado. Demos otro paso más. En el diccionario
podemos leer: silla. Asiento alargado. Esto es una elipsis del
juicio la silla es un asiento alargado. Se partía de la
premisa de que la palabra es una unidad interna de
significante y significado, pero a la hora de la verdad, cuando
recurrimos al diccionario, se presenta como una unidad externa.
Lo que figura como significante es el sujeto del juicio, y
lo que figura como significado es el predicado del juicio, unidos
externamente mediante el operador verbal "es".
Saussure acuña el término de
'semiología' para referirse al estudio del signo, entidad
completamente psíquica, de dos caras, la imagen
acústica y el concepto. Esta concepción
diádica es importante porque marca la
diferencia con la concepción peirciana (triádica)
no sólo en cuanto al número de componentes del
signo, sino en cuanto a su naturaleza. Que el signo saussureano
es una entidad psíquica, es consecuencia de que el
significado tiene existencia sólo en nuestra mente y es
independiente de posibles referentes externos y materiales; pero
también es mental el significante, pues es el sucesor de
la imagen acústica, que, como su nombre lo indica, es
imagen. Imagen mental. No debe confundirse el significante
(mental) con la materialidad externa que se utiliza para el
intercambio de signos. De qué estan hechos estos
componentes del signo? Hjelmslev nos puede socorrer con su idea
de 'sustancia': palabras, iconos, gestos, etc., para el
significante; pensamientos, emociones,
sentimientos, conceptos, etc., para el significado. Otra cosa es
la 'forma', que nos permite moldear la sustancia y distinguir un
signo de otro. Distinto a lo de Peirce, quien pensaba que el
signo (o representamen) es algo (cualquier cosa, material o
mental) que representa a algo (material o mental) en alguna
medida o capacidad, y que crea en la mente del intérprete
un nuevo signo (más desarrollado) que llama interpretante
(ahora si, mental).
Diádico psíquico versus triádico
físico o mental.
El concepto de Peirce: un signo es algo que está
en lugar de otra cosa no como sustituto sino como
representación de. Para elaborar un concepto se emplean
otros conceptos que sirven de materia prima.
Aquí, en este caso, el concepto de representación
ha sido usado como materia prima
para elaborar el concepto de signo. De manera que para lograr una
mejor fundamentación del concepto de signo se hace
necesario elaborar el concepto de
representación.
Esta será la tarea que me encomendado hoy. Hay
dos conceptos de representación: a uno lo
identificaré como representación en sentido
general, y al otro lo identificaré como
representación en el sentido de la teoría del
conocimiento. El que elaboraré hoy será el
primero de los que aludí. Concepto de
representación en sentido general. En toda
representación cabe distinguir dos factores: el
representante y el representado. El ejemplo más elocuente
de representación lo encontramos en la esfera de la
política. Se dice que los partidos políticos
representan a los ciudadanos. ¿Pero qué aspectos de
los ciudadanos representan los partidos
políticos? Su voluntad y sus intereses. ¿Y bajo
que procedimiento los ciudadanos delegan en los partidos
políticos su voluntad e intereses? Mediante las urnas,
acudiendo a votar cada cuatro años. De aquí
extraemos una primera conclusión: no basta con decir que
el signo representa al objeto significado, es necesario
además saber qué aspectos del objeto significado
son representados por el signo. También es necesario saber
bajo que procedimiento el objeto significado delega su función en
el signo. Y esto en la teoría de Peirce, por lo que yo
sé, no está definido. Es necesario entender que los
conceptos no pueden quedar como fueron entregados por sus
creadores, sino que el paso del tiempo exige ciertos arreglos,
reparaciones o cambios sustanciales. -Siguiendo en el
ámbito de la política, y el caso de Argentina es
más que elocuente, sucede a veces que el representante en
vez de representar los intereses y voluntad de los representados,
representa sus propios intereses y voluntad. Aquí suele
decirse que los políticos ponen sus intereses particulares
por encima de los intereses generales de los ciudadanos. Pues
bien dos cuestiones cabe plantearse respecto al signo concebido
como representante. Uno: ¿Hay signos que sólo se
representan a sí mismos? dos:¿Representan los
signos la universalidad de los objetos significados?
El signo es todo lo que se puede interpretar, sea cosa,
hecho o persona. El signo está compuesto de un
Significado: "imagen mental" que varía según la
cultura, y un Significante: "no siempre es
lingüístico, puede ser una imagen". El símbolo
es un signo polivalente. Apunta a muchos significados.2do. Paso:
Posteriormente esta concepción de De Saussure tuvo una
relectura: la semiología forma parte de un sistema
más abarcativo que es la lingüística, ya que
el lenguaje verbal es el más rico, porque permite
abstracciones que otros lenguajes (por ejemplo el gestual) no
permiten.
Posteriormente esta concepción de De Saussure
tuvo una relectura: la semiología forma parte de un
sistema más abarcativo que es la lingüística,
ya que el lenguaje verbal es el más rico, porque permite
abstracciones que otros lenguajes (por ejemplo el gestual) no
permiten.3er. Paso: Actualmente el debate
está centrado en el análisis del lenguaje visual,
entendiéndose como el más rico y abarcativo de
todos…Actualmente el debate está centrado en el
análisis del lenguaje visual, entendiéndose como el
más rico y abarcativo de todos…b) Semiología de
la Comunicación y de la Significación ahora bien,
la idea de la semiología como ciencia se estanca hasta que
Eric Buyssens en 1943 la desempolva y le dará forma
orgánica. "Todos los hechos de la lengua son
hechos comunicativos", pero no siempre los hechos comunicativos
son hechos de lengua.
Por lo tanto, para Buyssens, la semiología es una
especie de lingüística ampliada. Con él se
comienza a hablar de la "Semiología de la
Comunicación".En el análisis del tema lo sucede
Roland Barthes que en 1960 estudia otros códigos que no
son el verbal, pero encuentra que el verbal es el más
rico. En esta época comienza el auge de la imagen, pero
para él será un siglo de escritura por
antonomasia (cualquier imagen tiene un texto de anclaje, un
significado, si no está, el mismo espectador hace su
traducción al lenguaje verbal). Con R.
Barthes se comienza a hablar de la "Semiología de la
Significación".Tenemos así dos visiones, la primera
designada como "Semiología de la Comunicación"
tiene a la semiología como ciencia general y como subclase
a la lingüística, mientras que la segunda,
según Roland Barthes se designa como "Semiología de
la Significación o Connotación" y en ella tendremos
a la lengua como ciencia general y como subclase a la
semiología. (Análisis realizado por Luis Prieto en
su obra Semiología).
EL SIGNO Para De Saussure el signo es la unión de
significado y significante, es decir, 2 componentes: el concepto
y la imagen acústica.Para Charles Peirce un signo es algo
que está para alguien en lugar de algo (el objeto) y crea
en la mente de ese alguien su interpretante. Está en lugar
del objeto no en cuanto a su totalidad sino como una especie de
idea. Tenemos 3 componentes: signo, objeto, significación.
Y nos dice que se pueden dividir por su naturaleza o por sus
relaciones con los objetos dinámicos:a) La división
de los signos por su naturaleza nos da: Tipo y Tono. Tipo: tiene
una identidad
definida aunque admite una gran variedad de apariencias.: tiene
una identidad definida aunque admite una gran variedad de
apariencias. Tono: no tiene identidad, es la mera cualidad de la
apariencia.: no tiene identidad, es la mera cualidad de la
apariencia. La división de los signos por sus relaciones
con los objetos dinámicos puede ser: Icono, Indice y
Símbolo.·
Icono: es un signo que está determinado por su
objeto dinámico en virtud de su propia naturaleza interna
(una pintura,
ideograma, etc.).: es un signo que está determinado por su
objeto dinámico en virtud de su propia naturaleza interna
(una pintura, ideograma, etc.).
Indice: es un signo determinado por su objeto
dinámico en virtud de estar en relación real con
él (síntomas de una enfermedad, golpes en una
puerta cerrada, etc.): es un signo determinado por su objeto
dinámico en virtud de estar en relación real con
él (síntomas de una enfermedad, golpes en una
puerta cerrada, etc.)
Símbolo: es un signo determinado por su objeto
dinámico, en el sentido que así será
interpretado. Por lo tanto depende de una convención o
hábito (cualquier palabra o signo convencional, etc.).: es
un signo determinado por su objeto dinámico, en el sentido
que así será interpretado. Por lo tanto depende de
una convención o hábito (cualquier palabra o signo
convencional, etc.).
El signo natural
Los signos naturales son signos que no tienen un
productor humano. Su reconocimiento está dependiente en
forma directa del estado de
la ciencia en
el momento en el que se lo considera. Su cualificación se
fijará según el grado de información
científica de su intérprete.
Los signos naturales, puesto que constituyen signos,
presuponen una conexión entre el signo que representa y un
objeto determinado que está representado. Sin embargo esta
conexión queda establecida por la naturaleza sin la menor
intervención humana; se sitúa en el mundo
físico, exclusivamente, y el intérprete no hace
más que constatar ese hecho. Ahora bien, en nuestra
concepción del signo, damos a esta conexión
valor de
institución. Para justificar nuestra pretensión de
edificar una semiótica general, es necesario que los
signos naturales puedan incorporarse en la concepción
general enunciada y para esto hay que analizarlos de manera
más precisa.
Para comenzar, no hay que dejarse enceguecer por los
ejemplos de escuela
(humo/fuego, nube/lluvia) cuyo carácter de evidencia
oculta la complejidad de las relaciones reales entre los dos
términos, ya que el saber empírico de cada uno
permite economizar el saber científico. Por ejemplo, el
problema es absolutamente distinto si se considera el par
marea/luna. En efecto, ver en la marea un signo de la luna
presupone un conocimiento de las leyes de gravedad
que no está dado por la experiencia
común.
Sin embargo, la conexión entre la marea y la luna
es absolutamente equivalente a la que existe entre una nube negra
y la inminencia de la lluvia. Ahora bien, en cuanto a lo de las
mareas, es sabido que no siempre se las atribuye a la influencia
de la luna. Esto significa que la noción de signo natural
está estrechamente ligada al estado de la ciencia en el
momento de la interpretación y a la relación que el
intérprete mantenga con la ciencia de su
tiempo.
Puede considerarse que, más allá de la
generalización espontánea efectuada por los actores
sociales en los campos más prosaicos de su experiencia es,
de hecho, la comunidad
científica de una época determinada la que
garantiza la realidad de las conexiones que caracterizan a los
signos naturales.
En ese sentido, esta comunidad puede considerarse como
productora de eses signos.Se puede entonces insertar a los signos
naturales en el derecho común, considerando que su
productor es la comunidad científica en su conjunto en
lugar de un individuo.
Esto lleva a considerar al saber científico como un haz de
instituciones
que vincula los fenómenos naturales a ciertos objetos.
Estas relaciones las establecen teóricos que tienen como
función describir las fenomenologías observadas. A
partir de esto, ya nada impide definir a los fenómenos
semióticos. entre ellos los signos naturales, en
términos de comunicación. En todos los casos
debemos de evaluar y formalizar la posición de un
intérprete respecto de una institución social ya
existente, que conecte representante y representado, signo y
objeto. El caso de los signos naturales se distinguirá
sólo por el hecho de que el productor virtual es la
institución misma.
El Signo Peirceano
El signo peirceano es un signo general, triádico
y pragmático.
En los manuscritos de Peirce hemos podido encontrar al
menos 76 textos (disponibles en Inglés
o en Francés) más o menos definitorios del signo
que pueden reagruparse en dos conceptualizaciones sucesivas, la
segunda de las cuales incluye a la primera. Las
características esenciales son las siguientes:
– todo signo es triádico, es decir que necesita
la cooperación de tres instancias que son el signo S (lo
que representa), el objeto O (lo que se representa) y el
interpretante I que produce su relación;
– esta cooperación se obtiene mediante el juego
de dos determinaciones sucesivas del signo S por el objeto O y
del interpretante I por el signo S de manera que I está
determinado por O a través de S.
Esto puede resumirse en el siguiente esquema:
en el que las flechas representan determinaciones y el
signo
una relación triádica que vincula S, O e
I. – además observamos que, ya que I está
determinado por O, se vuelve en cierto modo en un signo de O por
la misma razón que S. Es factible entonces determinar un
nuevo interpretante y así sucesivamente. Se vuelve de modo
inevitable a un proceso de interpretación indefinido (en
el estado
actual de la conceptualización) que puede representarse
mediante este otro esquema:
Combinando esas definiciones con la fenomenología peirceana podremos dar una
explicación formal de la definición de Peirce
según la cual un signo es "un medium para la
comunicación de una forma".
El signo saussureano
F. de Saussure define al signo como "una entidad
psíquica de dos caras, la imagen acústica y el
concepto, dos elementos íntimamente ligados que se
requieren mutuamente". La imagen acústica tomará el
nombre del significante y el concepto el del significado. Esta
unión es arbitraria, es decir, no está por ninguna
razón natural o lógica.
La definición anterior está lejos de
agotar la concepción saussureana del signo. Es conveniente
agregar la noción de "valor" que se desprende del hecho de
que la lengua es antes que nada un sistema. En efecto, "por un
lado, el concepto se nos presenta como la contra-partida de la
imagen auditiva en el interior del signo y, por otro, ese mismo
signo, es decir la relación que vincula a esos dos
elementos, es también la contra-partida de los otros
signos de la lengua". El valor resulta entonces de la
ubicación del signo en una red de relaciones de
tipo binario. El significado de un signo sólo "se
determina verdaderamente mediante el concurso de lo que existe
fuera de él" o, más aún, "el valor de
cualquier término está determinado por lo que lo
rodea". Todos los signos son, por tanto, solidarios y el valor de
cada signo, su significado, constituye un punto de contacto con
el conjunto del sistema de la lengua organizado en red de oposiciones: "en la
lengua sólo hay diferencias"; "un sistema
lingüístico es una serie de diferencias de sonidos
combinados con una serie de diferencias de ideas; pero este
enfrentamiento de un cierto número de signos
acústicos con otros tantos recortes realizados en la masa
del pensamiento
engendra un sistema de valores; y este sistema constituye el
vínculo efectivo entre los elementos fónicos y
psíquicos en el interior de cada signo". Este sistema de
valores evoluciona en el tiempo (diacronía) bajo el efecto
de una "fuerza social"
ya que la lengua, "parte social del lenguaje (…), sólo
existe en virtud de una especia de contrato
concertado entre los miembros de la comunidad" y ese contrato
necesariamente debe servir para expresar la evolución de las sociedades en todos los
aspectos de la actividad humana a través del
tiempo.
Con respecto a las relaciones entre lengua y sociedad,
simplemente habremos de observar que la conceptualización
saussureana de los hechos de lengua se hace de manera
absolutamente intrínseca; sólo hace intervenir a la
sociedad desde afuera del modelo con la
forma de una fuerza que la modifica sin alterar sus
características formales. Cabe preguntarse si esta
elección metodológica no induce una importante
distorsión. En efecto, siendo la dimensión social
constitutiva de la lengua, puede pensarse a priori que es
necesario integrarla en toda tentativa formalizada de descripción. Desde este punto de vista la
acción de una "fuerza" exterior aparece entonces como una
recuperación, como un artefacto
epistemológico.
Los Primeros Interrogantes Del Hombre Acerca
Del Uso De Los Signos
Todos los grandes filósofos de la antigüedad se
preocuparon en mayor o menor medida por el lenguaje y los signos.
En especial, de los estoicos (IIIs a-J.C.) se preguntaron acerca
de las relaciones que podían establecerse entre la
configuración de los términos de los silogismos y
la configuración de las cosas del mundo que los
términos designan, así como sobre la transferencia
de los valores de
verdad de una a otra. Este punto de vista inicial nunca
dejó de ampliarse y diversificarse.
Los hombres primitivos podían contentarse con un
uso de los signos aparentemente instrumental, en cuanto ligado
directamente con sus problemas de subsistencia (comunicar la
ubicación de la caza, situarse en su medio
ambiente,…), lo que no implicaba ninguna
problemática particular que resolver. Sin embargo,
la
organización cada vez más compleja de las
sociedades condujo a un uso de los signos que debía
reproducir de manera equivalente la situación del mundo
material, cuya transformación (con el simple objetivo de
mantener la integridad y la identidad de grupos humanos)
necesitaba de un conocimiento a priori que permitiese una cierta
previsibilidad de la evolución de ese mundo.
El problema de la validez de esta especie de
fenomenología del reemplazo llevó, probablemente, a
consecuencia de inadecuaciones flagrantes de las representaciones
adoptadas (reveladas por su uso), a los interrogantes como
aquellos que ocuparon a los estoicos.
Sin embargo, en la medida en que todo lo que acontece en
el mundo material es la obra de Dioses o de un Dios
omnipresentes, el signo se transforma rápidamente, en la
teoría medieval, en un medio de acceso a la trascendencia
divina, la que finalmente se inscribe en las formas que toma el
signo y en sus combinatorias. De este modo, la gramática puede llegar a ser "el
último eslabón de la cadena semiótica en
cuyo orígen se encuentra Dios, supremo detentador del
sentido".
Con la Mathésis Universalis de Leibniz la red se
amplía, mediante una extensión considerable de las
funciones matemáticas, a nuevos campos significantes
en el que las funciones constituyen lo arquitectónico. Sin
embargo la multiplicación de las redes produce una especie de
explosión ligada a las polisemias que aparecen en tales
oportunidades, de modo que el regreso al estudio de la
especificidad del lenguaje humano se impone a partir de la
constatación de su carácter proteiforme: todos los
sistemas significantes pueden traducirse en el lenguaje humano y
no a la inversa. Locke y después de él los
semióticos del siglo XVIII, entre ellos Condillac, se
esforzarán por fundamentar la semiótica sobre la
gramática, actitud en la que puede observarse las premisas
de la semiolingüística moderna.
Funciones Del Signo:
Dispositivo de la | |||||
Referente | |||||
Emisor | Mensaje | Receptor | |||
Canal | |||||
Código | |||||
Factores de la | Función | ||||
Emisor | Emotiva | ||||
Referente | Referencial | ||||
Mensaje | Poética | ||||
Canal | Fática | ||||
Código | Metalingüística | ||||
Receptor | Conativa | ||||
e)
Función Emotiva: (o expresiva) apunta hacia una
expresión directa de la actitud del emisor.
Terminología denotativa y connotativa. Predomina la
subjetividad del emisor, no tanto lo que dice o como lo dice,
sino quien lo dice. Tiende a dar la impresión de cierta
emoción. El factor de la comunicación es el Emisor.
Géneros periodísticos: opinión, editorial,
artículo.
f)
Función Referencial: (o informativa, o denotativa, o
cognitiva) está orientada hacia el "contexto" que ambienta
y rodea la comunicación. Tiene que ver con todo el tema
que provoca la comunicación y no sólo con el
mensaje. El discurso es objetivo y verosímil y la
terminología es denotativa. El factor de la
comunicación es el Referente. Géneros
periodísticos: noticia, crónica, periodismo
científico, de investigación.
g)
Función Poética: pone el acento sobre el
mensaje en si mismo, sea de cualquier género
periodístico, literario, político, etc. Por lo
tanto busca producir un hecho estético. Para esto se
utilizan metáforas, figuras retóricas. El factor de
la comunicación es el Mensaje. Géneros
periodísticos: titulares, frases, chistes,
humor
h)
Función Fática: sirve esencialmente para
verificar si el circuito funciona; es decir, establecer,
prolongar e interrumpir la comunicación. Chequear si tengo
la atención del interlocutor. El factor de la
comunicación es el Canal. Géneros
periodísticos: ritos, frases, gestos. formato,
escenografía.
i)
Función Metalingüística: apunta a
verificar si el emisor y el receptor utilizan el mismo código.
De allí que se hable de Metalenguaje. Se explican
términos cuyo significado se desconoce. El estudio del
lenguaje es el estudio del código, propiamente. El factor
de la comunicación es el Código. Géneros
periodísticos: suplementos científicos,
artísticos, temas específicos.f) Función
Conativa: (o apelativa) está orientada
específicamente al destinatario (receptor). Su
expresión gramatical más pura está en el
vocativo y el imperativo. El factor de la comunicación es
el Receptor. Géneros periodísticos: discurso
periodístico, publicitario, político (programas de
TV.)
7. Los Medios
AFICHE (Relación entre texto verbal y texto
visual)
Para A. Moles el "afiche" cumple seis (6) funciones:
Informativa, Publicidad y Propaganda,
Educativa, Ambiental, Estética y Creadora.
a)
Función Informativa: es el punto de partida, nos
informa el precio del
producto y el
lugar de venta (afiche
avisador).
b)
Función Publicidad y Propaganda: es el instrumento
para convencer o seducir, la argumentación. Tiene dos
partes interrelacionadas, la publicitaria cuya finalidad es poner
algo en conocimiento del público y la
propagandística cuya finalidad es convencer para conseguir
la adhesión.
c)
Función Educativa: porque en la sociedad urbana,
poblada de imágenes, es uno de los factores más
poderosos de autodidaxia; es decir, autoformación del
individuo por la contemplación. Colabora al conocimiento
de los objetos, de las funciones, de los servicios.
etc. No confundir con la Función Cultural que condiciona
con determinados valores y que por cierto también se da en
el afiche.
d)
Función Ambiental: el afiche es un elemento que
compone el paisaje urbano. Este papel debería estar a
cargo de los urbanistas o de las empresas que
pegan los afiches, ya que por lo común está
bastante descuidado. A veces, producto del azar, el pegado y
despegado de afiches da lugar a una obra de arte
abstracto.
e)
Función Estética: el afiche como la poesía
sugiere más de lo que dice. Una de las primeras reglas de
la comunicación es que para comunicar hay que agradar, y
agradar significa, entre otras cosas, tener un valor
estético. Y aquí serán importantes los
colores, las
formas, el juego de las imágenes, de las palabras, los
contrastes, etc.
Función Creadora: el afiche, como tal, es uno de
los creadores de deseos y de los transformadores
de deseos en necesidades, lo que contribuye a poner en
funcionamiento el mecanismo del consumo. En
este aspecto representa una función alienante para el
ciudadano, contra la cual han protestado muchos moralistas, sin
embargo no se puede olvidar el campo artístico que
abre.
La Fotografia (o paradoja
fotográfica)
Según Roland Barthes, en toda imagen,
comúnmente existen dos estructuras que se interrelacionan,
a saber: la Estructura Verbal (o lingüística) y la
Estructura Fotográfica (o imagen). Por lo tanto la
totalidad de la información se sostiene sobre estas dos
estructuras concurrentes. La primera -lingüística-
está compuesta por palabras (mensaje connotado), mientras
que la segunda -fotografía- está compuesta por
líneas, planos y tintes (mensaje denotado).
El mensaje verbal o texto es un mensaje parásito,
está destinado a "connotar" la imagen, a insuflarle uno o
más significados secundarios y al mismo tiempo acotarla en
su polisemia. Cuando la imagen ilustra el texto lo hace
más claro; cuando el texto connota la imagen la oscurece
(la carga) imponiéndole una cultura, una moral, una
lógica, etc.
Ontológicamente la fotografía reproduce
"al infinito" lo que ha tenido lugar una sola vez, es la
contingencia soberana, la "ocasión", el encuentro, lo
real.
Studium = ambientación
Punctum = lo que golpea la atención
La fotografía es un mensaje sin código,
por lo tanto es continuo; está constituida exclusivamente
por un mensaje "denotado", pero esto por lo común corre el
riesgo de convertirse en un mensaje "connotado" por la
producción fotográfica, y de aquí la
paradoja fotográfica.
En ambos casos, tanto en la connotación a
través del mensaje verbal como en la connotación a
través de la producción fotográfica
(manipulación) el "código de connotación" es
histórico o cultural.
Se supone que la fotografía es un retrato de lo
real, sin elaboración: "una instantánea
técnica", un mensaje denotado (sin código); sin
embargo, en la selección
de la toma, la luz, las poses,
el encuadre, la compaginación, etc. se crea un mensaje
connotado (con código).
Los procedimientos básicos son tres: Trucaje,
Pose y Objetos, y en un segundo momento otros tres: Fotogenia,
Esteticismo y Sintaxis.
a)
Trucaje: componer una foto artificialmente. Armar una
escena, un plano, personas, objetos, que en el retrato real no
existieron; dar un mensaje.
b)
Pose: la pose del personaje (postura), del o de los
protagonistas ya es un mensaje; se encuadra en actitudes
estereotipadas.
c)
Objetos: la composición de los objetos en la
fotografía son un mensaje, porque los objetos son
inductores de asociaciones de ideas
d)
Fotogenia: el mensaje está en la misma imagen
embellecida, sublimada, ya sea por técnicas
de iluminación, impresión, reproducción, etc.
e)
Esteticismo: cuando la fotografía se convierte en
pintura (empaste de colores), significándose a si misma
como arte, intenta imponer un significado mucho más
sutil.
f)
Sintaxis : se da en la secuencia de varias fotos, en su
encadenamiento.
Fotografía Y Prensa
El uso de la fotografía en los diarios responde a
la necesidad de "escenificar" una noticia y "certificar su
veracidad". Para el lector, la foto :
·
escenifica = ilustra el hecho
·
certifica su veracidad = es una prueba de la verdad/realidad del
hecho.
Relaciones entre Texto Fotográfico y Texto Verbal
(según Lorenzo Vilches):
1.
La estructura de la foto es tanto o más compleja que
la del texto (ambas son producto de transformaciones
discursivas).
2. La
foto de prensa no es ilustración del texto escrito, ni
sustitución del lenguaje escrito. Tiene autonomía y
puede considerarse un texto informativo.
3.
Es eficaz en procesos de
reconocimiento e identificación.
4.
El proceso discursivo desarrollado por una foto puede ser
tan abstracto como el texto porque ambos se basan en convenciones
sociales.
5. Tanto
la foto como el texto se basan en procesos cognitivos, como el
caso de las inferencias.
5.
Sirven para desarrollar procesos cognitivos a través
de la información periodística.
El diseño
gráfico:
El Diseño Gráfico es una disciplina que no
sólo se ocupa de los aspectos estéticos de sus
productos, sino que también posee una función
comunicativa y, aunque este aspecto tuvo poca atención
durante décadas, a principio de siglo pasado comenzaron a
observarse productos en el mercado europeo
que nos remitían a ciertas ideas o sentimientos, es decir,
nos comunicaban algo.
Los primeros carteles:
A ciencia cierta no podemos precisar el origen del
cartel, sin embargo en función de su utilidad, podemos
ubicar a sus predecesores en la prehistoria, con
los signos en relieve de los
mercaderes mesopotámicos y las leyes grabadas con dibujos y
tallas sobre piedra en la antigua Grecia, y
acercándose un poco más a las
características del cartel actual (imagen-texto) debemos
mencionar el emblema, precursor directo del cartel, que era un
tipo de anuncio empleado como "propaganda" de los comercios
griegos y por otro lado, los carteles que anunciaban las
representaciones teatrales en Roma, pintados en
rojo y negro sobre muros blancos, conocidos como
"álbum".
En 1482 aparece el primer cartel impreso e ilustrado que
se conoce. Su procedencia: Francia, y anunciaba "El Gran
Perdón de Nuestra Señora de París"(43). A
raíz de esto, se difundió el cartel
tipográfico, sin embargo, el empleo del
color en el cartel tuvo que esperar a la aparición de la
litografía y la cromolitografía, y aunque la
litografía fue inventada por Alois Senefelder en 1798
(Austria), no fue sino hasta el siglo XIX que la
perfección de este método permitió a Jules
Chéret (1836-1933) explotarlo al máximo. Los
anuncios públicos, tales como los de la antigüedad
eran meras publicaciones de dimensiones pequeñas, y es
hasta 1761 cuando Luis XV, en Francia, permitió que se
pegaran dichos anuncios con dimensiones mayores en los muros de
los comercios; surgiendo así otra de las
características más importantes de los carteles, es
decir, su clara visibilidad en lugares públicos y a
mayores distancias.
De esta manera se completa la lista de aspectos que
determinan la función de los carteles en sus
orígenes: anunciar productos, servicios o
espectáculos al público
transeúnte.
En este sentido Chéret aprovechó todas
esas nuevas particularidades de la "publicidad", y haciendo uso
del lenguaje popular, sus carteles llegaron a ser
magníficas obras de arte en los que plasmaba la vida
pública de las personas vinculándola con el arte
del pasado.
Posteriormente surge otro personaje representativo del
cartel: Henri Toulouse-Lautrec (1864-1901), quien acentuó
los logros de Chéret y que por medió de fuertes
trazos negros como contornos, frecuentes tonos vivos y suavidad
de expresión, plasma la vida interior consolidando al
cartel como una forma de expresión que posibilita la
evolución futura de la pintura.
Con la entrada del siglo, el cartel modernista se
apropió del mercado, éste se caracteriza por la
abundancia de detalles decorativos. El movimiento
modernista tuvo varias acepciones, en Gran Bretaña y
Estados Unidos
se le conoció como Art Nouveau; en Alemania como
Jugendstil; en Francia como Modern Style, en Austria como
Secesión, en Italia como Style
Liberty y en España como Modernismo. De
estas variantes podemos resaltar que la característica
específica del Jugendstil era la fantasía,
representada principalmente por formas orgánicas, mientras
que en Viena y en Munich, los secesionistas plasmaban las
historia populares, los escándalos y las caricaturas
políticas siendo identificables en el cartel, el orden y
el equilibrio, a
diferencia de la simetría del Art Nouveau. Por otro lado
en Francia, los carteles más representativos del Modern
Style son los de Toulouse-Lautrec.
El movimiento simbolista retoma los métodos y
elementos decorativos del Art Nouveau, pero su aportación
al diseño del cartel fue la introducción de la
iconografía como elemento pictórico. Así, la
información visual se ofrece ya no precisamente en forma
naturalista, es decir, "el uso de símbolos confiere al diseño una
realidad y una unidad propias"(44). Este empleo
iconográfico permite a los simbolistas plasmar las facetas
opuestas de una sola idea en el mismo cartel.
Siguiendo esta misma línea y bajo las constantes
del Art Nouveau y el simbolismo, aparece el cartel Hippie
(Noviembre, 1975). En este movimiento, se acentúa la
yuxtaposición de los colores complementarios aturdiendo al
espectador, entonces, lo que el artista busca es la
aprehensión de los mensajes a través de los
sentidos.
8. Conclusiones
Primera : La semiótica puede ser entendida como
la teoría general de los signos, o de los lenguajes en
cuanto sistemas de signos. El dominio de la
semiótica la conforman los lenguajes, sean estos naturales
o artificiales. En este sentido es el estudio que se encarga de
dar los fundamentos de cualquier ciencia particular que trate de
signos, como la lógica, la lingüística o la
matemática
Segunda : Consideramos interesante una postura inclusiva
en la que el signo es el centro de los procesos
semiósicos, si pudiésemos graficarlo en una
estructura de radiación
concéntrica. A partir de él se pueden configurar
los textos, entendidos no sólo como construcciones
linguísticas a partir de sintagmas sino como Cadenas de
significación que pueden moverse en el ámbito
verbal o no verbal, y que pueden ser representadas por signos
lingüísticos, icónicos, fonéticos,
gustativos, expresivos, estéticos, etc. Y
finalmente, los textos a su vez permiten configurar el discurso.
Que en este caso funcionan como una totalidad significativa,
llena de sentido que se construye a partir de la propuesta
Hjemsleviana de plano de la expresión y plano del
contenido. sin que estos dos puedan separarse en la acción
semiósica.
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Daniela Del Villar
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