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José Agustín Caballero y su obra política (página 3)



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  1. Es destacable su contraposición a las
    doctrinas dogmáticas del Escolasticismo, pues las
    mismas no son abiertas ni permiten nuevas formas de conocimiento, evitando de este modo la
    evolución y el progreso del hombre
    ligado a los nuevos saberes. También reclama la
    necesidad imperiosa de que se incorporará dentro de la
    enseñanza las materias como la Física y la
    Química que poseían un perfil
    experimental, ya que ellas propiciaban conocimientos en el
    plano empírico que daban la posibilidad de conocer las
    posibilidades del hombre en la naturaleza.

    Su amplia visión acerca de una educación más integral lo llevo
    de igual forma a pronunciar el 2 de noviembre de 1976 un
    "Discurso
    sobre la necesidad de la enseñanza en lengua
    castellana", en el que manifiesta las ventajas que
    proporcionaba el dominio de la
    lengua materna y de las extranjeras como vehículo
    indispensable para la exploración del mundo de las
    artes y las ciencias,
    atribuyéndole al lenguaje
    el valioso poder de
    la interpretación y el
    entendimiento.

    En los escritos realizados por Caballero referidos
    al problema educacional también merece mención
    las "Ordenanzas de las escuelas gratuitas de la Habana"
    publicadas en el año 1794 donde la misma va a poseer
    una connotación relevante, ya que responde a una
    iniciativa por dar solución a la insuficiente
    presencia de escuelas públicas en la
    Habana.

    Caballero vuelca todo su esfuerzo en modelar un
    sistema
    que sea competente con los ideales que promueve el Siglo de
    las Luces y que por consiguiente se ajuste a las condiciones
    de la isla, todo ello en busca de lograr una enseñanza
    de mayor profundidad y calidad. Su
    persistente accionar sobre las bases de la instrucción
    lo ubican dentro de la vanguardia
    de los pedagogos de su época.

    Su obra no se limita al contexto de la
    educación, sino que se amplía hacia los
    problemas
    sociales presentes en la sociedad
    cubana del siglo XVIII.

    Como parte de la comunidad
    criolla, José Agustín coloca todo su ingenio en
    tratar los problemas
    surgidos de las contradicciones que genera una sociedad
    esclavista, para ello toma como escenario de sus intensas
    alocuciones la Sociedad Patriótica, sede que acoge a
    los más ilustres de la Habana, pues en dicha
    asociación se congrega la razón y la voluntad
    por transformar la situación existente. De ahí
    que la presencia del presbítero, como figura
    fundamental dentro del proceso de
    construcción de un nuevo futuro, se
    hace obligatoria, cabe agregar que por su activa
    participación desarrollada dentro de la Sociedad,
    Caballero ocupa el cargo de Censor, el cual desempeña
    en más de una ocasión de forma
    destacada.

    Dentro de la Sociedad Patriótica, el
    presbítero encuentra como se había referido
    antes, el sitio idóneo para manifestar con toda
    entereza los criterios que les suscitaba ser parte de una
    sociedad con una rígida estructura
    clasista estamental; producto
    de la inserción de Caballero en este contexto surgen
    disertaciones como la emitida el 24 de noviembre de 1798
    llamada "De la sobre la esclavitud en
    este país".

    El presbítero al referirse a la trata de
    negros en la isla lo plantea desde un enfoque ético ?
    humanista la cual dista mucho de una posición
    abolicionista. Debe recordarse que el medio en el que
    él creció y desenvolvió su pensamiento fue en un régimen
    eclesiástico donde primaba una ideología que justificaba en gran
    medida el bárbaro tratamiento hacia los esclavos
    debido a que la diferencia racial, religiosa y cultural no es
    admitida aún por la omnipotente
    cristiandad.

    Esta constituye una de las razones por las que
    Caballero se dedica durante su discurso a la descripción de las condiciones
    inhumanas en las que se encuentra viviendo el esclavo, al
    igual que exhorta a la reconsideración sobre el
    tratamiento que recibe el esclavo y su
    situación.

    Su posición conservadora, pero a la vez,
    humanista, también responde a que él se
    encuentra dentro del círculo de la Sociedad
    Patriótica donde coinciden de modo considerable
    figuras pertenecientes a la oligarquía esclavista, lo
    que provoca que su exposición carezca de un lenguaje
    acusador y se desdoble en una serie de
    sugerencias.

    El tema sobre la esclavitud había sido tocado
    por José Agustín en otra ocasión pero
    esta vez canalizado a través del Papel Periódico, donde salió publicado
    el 5 y 8 de Mayo de 1791 bajo el título "En defensa
    del esclavo" donde una vez más hace mención de
    la difícil situación del negro y donde plantea
    vehemente la siguiente frase:

    "Tan tristes efectos, y el clamor de estas
    infelices víctimas de la malicia humana (que
    así los llamo porque creo que es la esclavitud la
    mayor maldad civil que han cometido los hombres cuando la
    introdujeron)."(11)

    Esto me permite plantear que si bien no mantiene una
    postura intransigente con la cuestión de la
    esclavitud, en este planteamiento refleja el fondo brutal de
    esta práctica y manifiesta una posición
    crítica hacia la misma. Por vez primera
    se ve cuestionado el tema relacionado con la esclavitud por
    un ilustrado perteneciente a la clase
    criolla, demostrando su posición humanista frente a un
    fenómeno social que era asumido por la sociedad con
    total indiferencia. A través de la oratoria y
    sus escritos, el presbítero denuncia las condiciones
    infrahumanas a las que estaban sometidos los esclavos
    evidenciando en esta frase su preocupación sobre este
    aspecto:

    "Cuando he visto a estos miserables que,
    después de haber sufrido el peso del día,
    haraposo, encadenados, y tal vez hambrientos, bajar la
    escalerilla de la casa de molienda para entrar en su
    prisión, no he podido menos que volver el rostro para
    no mirarlo, horrorizado de que nuestros antiguos no
    dejarán esta
    práctica?"(12)

    Como tenaz conocedor de los disímiles
    aspectos de la sociedad cubana su trabajo
    también va dirigido hacia los renglones de la economía, escritos como "Industria
    de la Isla" y "Dictamen en el concurso para premiar la mejor
    memoria sobre
    la cría de abejas y el cultivo de cera" vienen a
    mostrar lo exhaustivo de su pensamiento. A ello se le suma
    los numerosos artículos como "Ferias" o "Reflexiones
    sobre los espectáculos públicos" que dan
    muestra de la
    diversidad de asuntos tratados
    por el presbítero, evidencia de la voracidad de su
    conocimiento.

    Una obra que determina a Caballero y da muestras de
    la agudeza de su pensamiento es "Philosophia Electiva."
    Realizada el 14 de septiembre de 1791y se enmarca
    precisamente en este período en que el
    presbítero es el responsable de impartir
    Filosofía en el Seminario.

    Con 35 años cuenta Caballero cuando la
    elaboración del mismo, este artículo es muestra
    creciente de lo esencial que resulta la Filosofía
    dentro de su formación. Este texto que
    posee como principal objetivo
    dilucidar los principios de
    "la madre de todas las ciencias" señala su
    resolución por indagar en caminos tan profundos y
    complejos como resulta dedicarse al estudio de la
    filosofía. Con una fuerte disposición hacia las
    ideas de Descartes
    que se ven reflejadas en más de una ocasión, en
    su obra, su osadía se ve limitada por la fuerte
    presencia del Escolasticismo y de la institución a la
    que pertenece, lo que lo hace adolecer de argumentos que se
    ajusten a los tiempos modernos.

    El arduo trabajar de José Agustín lo
    hace merecedor de diversos títulos y categorías
    docentes
    dentro del Seminario de San Carlos. Pero el prestigio del
    mismo no solo se limitó a esta labor. Su escrito
    "Exposición a las Cortes Españolas" da muestra
    de la madurez política que había alcanzado. En
    el siguiente epígrafe se hace un análisis de esta obra.

  2. Análisis del documento "Exposición a
    las Cortes Españolas".

El siglo XIX en España
resultó muy paradójico ya que las circunstancias
creadas de forma abrupta hicieron experimentar en la nación
española cambios sustanciales de una manera
radical.

A inicios de este período la Península
sufría la amenaza de un posible ataque francés,
inexorablemente estaba destinada a padecer los abatares de una
contienda bélica contra Napoleón; un Napoleón crecido por
los lauros de las batallas ganadas; un emperador cuyo objetivo
fundamental era gobernar Europa impulsado
por su afán expansionista, además de alimentar la
ambición de su familia.

En este tiempo el
ánimo que circula en esta sociedad esta minada de un
escepticismo, provocado precisamente por la polarización
que existe en este estado. Y es
que la situación interna de España es muy compleja,
primeramente porque aquí coexisten muchas corrientes
ideológicas, por una parte está el grupo de los
conservadores que son abanderados de mantener la
tradición, se apegan a la fe religiosa, etc. y por la otra
se manifiesta el liberalismo
lleno de frescura, de ideas renovadoras, que exige cambios, dando
muestras de los tiempos modernos.

Estos antecedentes, enlazados con la presencia francesa
en este territorio, unido a la deslealtad y mediocridad del rey
Carlos IV, que dio muestras de cobardía y negó su
condición de patriota, hizo estallar un caos
político.

De este modo, pronto recayó en las Cortes
Españolas la dirección del país. Esta Asamblea
Constituyente que cubrió de forma transitoria, en lo que
dura la guerra de
independencia,
las funciones
transmitidas por un gobierno
traidor.

Una de las características de esta Asamblea es
que estaba impregnada de los aires ilustrados aunque en ella
convergen otros movimientos como los realistas o absolutistas que
no pretenden transformar el aparato socio- político y
reclaman el retorno de la Casa de Borbón, además de
encontrarse los seguidores de Gaspar Melchor de Jovellanos, que
exigían reformas pero con un corte más discreto y
por último los ya mencionados liberales que eran
más enérgicos.

Como puede apreciarse, en este Congreso se sintetiza la
nación
española y la misma va a centrar su proyección
futura en eliminar o enmendar todos aquellos obstáculos
que impiden el progreso del país. La estrategia
reformadora que se propone esta Asamblea, como parte de su
política, se orienta hacia todas las esferas de la
sociedad: la transformación del sistema jurídico –
político, la libertad de
imprenta, la
división de poderes, la abolición de los
privilegios de la Iglesia, la
censura encarnizada hacia los métodos
que practicaba la Santa Inquisición y la promoción cultural y científica
fueron medidas que exteriorizaron en gran parte su carácter liberal.

Las Cortes de Cádiz como institución
representativa del pueblo español
durante la ocupación francesa, alcanzaron un protagonismo
significativo, pues en su haber no sólo configuraban los
asuntos pertinentes a la península sino que las colonias
ultramarinas también formaban parte de sus
intereses.

La Constitución elaborada en 1812 por dicha
Asamblea da fe de lo antes expuesto, ya que los artículos
que lo conformaban estipulaban sobre la nación
española, las cortes, el rey al igual que trataba los
asuntos referidos a los territorios de las Españas y con
ello lo concerniente a sus gobiernos.

Los estatutos confeccionados muestran su matiz liberal,
el hecho de que en la Asamblea coincidieran figuras con una
fuerte influencia de las ideas ilustradas permitió que su
proyección estuviera determinada por las nuevas doctrinas
que difundía el Siglo de las Luces. El establecimiento de
una monarquía liberal y parlamentaria basada en
los principios de la soberanía nacional y de la división
de poderes constituye el resultado de todo un proceso de
apropiación de la tendencia liberal.

Las Cortes de Cádiz simbolizaron durante la
presencia del poder francés en tierra
española la rebeldía y la insubordinación
hacia el inicuo regir de Napoleón y su hermano. La
existencia de dicha Junta por tanto, adquirió una
importancia relevante, pues en ella se compendiaban las
propensiones de los ciudadanos españoles y por ende la de
sus colonias, pues su objetivo era velar por los genuinos
intereses de España.

La situación imperante en la región
española estaba sometida a fuertes contradicciones.
Durante la ocupación se dio una pluralidad de posiciones
que marcaron el desconcierto dentro del territorio; por una
parte, con la presencia de los franceses en la península
surgieron posiciones que defendían imitar la
política francesa, otras respaldaban el absolutismo
patriarcal de Fernando, la garantía de la
tradición, y por último la afluencia de corrientes
liberales. Toda esta multiplicidad de tendencias que cobran vida
a inicios del siglo XIX crea serias dificultades para la sociedad
ya que originan un proceso de fragmentación
haciéndose palpable la existencia de una nación
sujeta a constantes dicotomías.

En este escenario colmado de escepticismo se desenvuelve
la política interna de España, induciendo esta
compleja situación a una disyuntiva no sólo para el
pueblo español sino también para las colonias.
Teniendo en cuenta las condiciones socio ? políticas
adversas que dominaban en la metrópoli era de suponer que
dichas circunstancias engendrarían también un
conflicto para
el territorio de las Españas, pues las mismas estaban
sujetas al poder peninsular.

Como consecuencia de la anarquía presente en el
territorio español en las colonias hispanas
comenzarían a asomar inquietudes acerca del destino de los
dominios americanos, aunque cabe destacar que muchos territorios
se encontraban inmersos en la lucha por la independencia. En el
caso exclusivo de Cuba, que no
poseía las condiciones ideales para involucrarse en una
campaña por la liberación quedaba supeditada a las
resoluciones del gobierno de la península, por esta
razón reajustar las relaciones con la metrópoli se
vuelve fundamental dentro de esta etapa turbulenta.

Analizando el escenario y temiendo una política
exterior represiva e impositiva hacia la isla, producto de los
sucesos acaecidos en España, José
Agustín Caballero se da a la tarea de redactar un
texto llamado "Exposición a las Cortes
Españolas".

Este artículo, que iba a ser enviado a
través del diputado Jáuregui, se escribe con el fin
de presentar las solicitudes de la clase oligárquica
cubana a la Asamblea, jugando así un rol determinante en
esta época pues inicia el camino hacia la búsqueda
de las prioridades de los criollos distando de esta forma con los
intereses españoles.

Este proyecto
autonómico a inicios del siglo XIX es valioso, intenta a
través de sus requerimientos cercenar el poder peninsular
en la Isla. Con su lenguaje objetivo devela sus intenciones
marcadas de dar a conocer el descontento existente entre los
criollos y la
administración de la metrópoli; su
cuantía no solo reside en la formulación de una
estrategia política sino también en los
sentimientos de identidad que
germinan en el mensaje.

Su discurso se traduce en una serie de exigencias que
responden a los intereses de esa nacionalidad
cubana que se está consolidando. José
Agustín Caballero, impregnado de ese aire ilustrado
hace conocer, con mucho tacto pero con claridad, a las Cortes la
necesidad que tienen las mismas de reestructurar su
política para con los cubanos, tornándose este
planteamiento epicentro de su exposición, manifestando con
ello su propensión hacia los nuevos patrones que se van
estableciendo en la sociedad cubana y que van respondiendo a una
cultura que si
bien se fusiona con la española también marca su
distancia.

Durante la "Exposición a las Cortes
Españolas" se hace manifiesto como el presbítero se
ampara en los desaciertos cometidos por el gobierno
español para reivindicar las peticiones de la clase
criolla. Este recurso es palpable cuando en una primera parte,
del texto, plantea

"?debía ser ésta la ocasión
favorable de alterar en nuestra Antigua Constitución lo
necesario, para que en ella no pudiesen los delegados de la
pública autoridad
abusar de su poder, ni de los pueblos, al paso que de subsistir
al miserable sistema que desde la conquista sacrificó
los grandes y naturales recursos de
estos vastos dominios al interés
privado de un gremio particular?".
(13)

Indiscutiblemente en esta frase se alberga la
insatisfacción producida por el operar desacertado del
gobierno español hacia Cuba, un proceder que
prevaleció desde la posesión de la isla y que
aún se mantenía en la etapa dieciochesca. La
expropiación y la explotación fueron métodos
que rigieron en la sociedad cubana expresando la ineptitud de la
política seguida por el gobierno español hacia sus
colonias.

Lo obsoleto del régimen español es
resaltado por José Agustín Caballero, esta figura
representante de la
ilustración cubana y conocedor intachable de la
historia, muestra
no solo su hostilidad hacia los procedimientos
que privan al país y a sus nativos de las riquezas en el
siglo XVIII, sino que su cuestionamiento de forma
implícita lleva el reclamo de asuntos como: el saqueo, que
en sus principios fue la vía de enriquecimiento directo de
la metrópoli; el regionalismo económico que
aplicó España a través de su comercio
cerrado, impidiendo de esta forma el intercambio entre las
naciones americanas; la imposición de la estructura
política-administrativa que reinaba en la península
y fue reproducida en la isla asumiendo por tanto las
imperfecciones de la misma.

El criterio recio del presbítero hace referencia
al gobierno español de una manera despreciativa, maneja de
modo extrovertido la insatisfacción que le produce este
régimen, el cual no se ha interesado nunca por el destino
de los cubanos; incluso las peticiones de los criollos han
encontrado una férrea resistencia en
los parlamentos, donde las respuestas a estas demandas han sido
caracterizadas por un dilatado silencio; y es que, la incapacidad
que padece España no ha podido ser señalada de
mejor manera. Caballero se alza como el portavoz de la sociedad
oligárquica criolla, y alcanza a despertar el sentimiento
de oposición hacia la administración reinante en el
país.

El presbítero sintetiza en esta frase su
contrariedad no solo con lo que corresponde a su tiempo, sino con
lo que ha padecido la isla desde su colonización,
mostrando por consiguiente su adherencia al proceso
socio-cultural que se va iniciando en Cuba y que va respondiendo
a nuevos patrones identitarios.

Su clamor va encaminado por ende a revelar su
inconformidad hacia la arbitraria dirección de la Isla,
que sostiene no solo una estrategia inoperante sino que
también proyecta un procedimiento
excluyente con el criollo dentro del proceso de
edificación de la sociedad, al igual que lo deja al margen
de las ganancias que aporta la economía no recibiendo
así, el mismo tratamiento los peninsulares.

Estas razones expuestas, por Caballero ciertamente
enfilan a manifestar el inicio de la construcción de un
perfil propio dentro de la comunidad de la isla, que diverge en
gran medida con los intereses de la metrópoli. Comienzan a
aflorar los cimientos de una conciencia
nacional.

En el texto de Caballero es perceptible en más de
una ocasión el espíritu de cubanía que se
fragua, aún incipiente, constituye el motor impulsor de
las exigencias de la clase criolla. El olvidado José
Agustín nos muestra una mezcla de sentimientos, que
constituirá los resortes de un ulterior pensamiento
independentista.

Evidencia de la continua aseveración sobre los
requerimientos vinculados al actuar de los cubanos dentro de la
estructura política del país se hace eco este
fragmento:

"Los diferentes gobiernos que tuvo la
España en este medio tiempo cometieron la imprudencia de
prometer a las Américas, en una forma poco reservada, la
igualdad de
derechos, o sea
el goce de todas sus prerrogativas e inmunidades que por tal
naturaleza nos correspondía."
(14)

En esta frase José Agustín, dilucida dos
cuestiones de vital importancia, la primera reside en el
reconocimiento de las potestades que poseen los cubanos,
reafirmándose el sentir de una sociedad que va tomando su
propia personalidad y
el segundo se sustenta en la falacia que representa para Cuba las
promesas del gobierno español.

Estos dos elementos presentan un significado valioso,
ambos demuestran las transformaciones que se van operando dentro
del pensamiento cubano. La apropiación de la identidad
impulsa inequívocamente a una reflexión sobre el
rol que desempeña el criollo dentro de su nación,
por esta razón se aprecia las tentativas por conquistar un
espacio que le ha sido vedado a fuerza de
imposición por el gobierno de la
península.

Existe una inquietud inducida por todos los antecedentes
que han precedido las relaciones de la Metrópoli- Colonia.
Agustín lo hace visible, dando cabida a una
sucesión de acusaciones, haciendo notorio el disgusto, que
se debe a la imposibilidad del cubano de disfrutar los derechos
que le pertenecen de manera virtual así como la
negación de trabajar el cubano en aras del avance de la
Isla. Esta razón de gran peso constituye la médula
del texto. En él se pretende el reconocimiento de los
derechos políticos que poseen los criollos, es decir,
existe un reclamo por las opciones que como ciudadano les
corresponden.

En todo momento José Agustín encauza sus
propósitos en colocar a la clase oligárquica de la
isla como soporte de una sociedad que va en ascenso; exigir a
España una reestructuración en la política
con el fin de que armonice con los intereses de los criollos, es
precisamente esto parte de lo que compone el mensaje de su
enunciación.

Con un lenguaje diáfano, Caballero orienta su
discurso para desenmascarar el estilo solapado que ha venido
caracterizando las relaciones metrópolis ? colonia.
Rememorar las múltiples promesas sin destino del gobierno
español, se convierte ahora para el presbítero en
un antecedente de gran valía para su labor acusadora que
implica, no solo demostrar la impericia de España sino
mostrar la determinación del criollo en desempeñar
un papel activo dentro del dispositivo estatal, avalado por ser
oriundo de la isla.

El texto "Exposición a las Cortes
Españolas" hace gala además de la presencia de un
estudio detallado y agudo sobre las diversas formas de
gobierno, transitando desde Inglaterra hasta
la revolucionaria Francia. Este
proyecto que tramita la autonomía de la isla, se nutre de
los múltiples modelos
políticos que han imperado, con el fin de, tras un estudio
minucioso ajustarlo a las circunstancias propias de la isla.
Analizar y reflexionar sobre estos patrones se torna
imprescindible en la obra de Caballero que pretende proporcionar
a Cuba una estructura política ? administrativa coherente
con los intereses de la oligarquía cubana.

La subversión que se dio en Francia por su parte,
provoca en el presbítero la más severa
opinión sobre la misma, cuando afirma:

"?No es pues, en las hediondas heces de la
Revolución Francesa donde hemos de ir a
buscar documentos que
nos sirvan de gobierno en las grandes crisis en
que nos hallamos. Allí todo fue petulancia e
imprevisión en la práctica, pasiones
desenfrenadas en lugar de patriotismo, concusiones en lugar de
economía?" (15)

La Revolución
Francesa atrajo la admiración de muchos en el mundo,
pero para José Agustín, este hecho
constituyó un episodio lamentable. La sustitución
de la desigualdad jerárquica por la afirmación de
la igualdad, las libertades políticas, de
expresión, el enfrentamiento a la Iglesia y la
liquidación de la ideología feudal, todas estas
modificaciones fueron mitigadas para el presbítero por el
carácter represivo y violento que tomó dicho
acontecimiento.

La expresión citada anteriormente genera una
fuerte polémica, porque refleja la indeterminación
de José Agustín acerca de la realidad francesa que
promovió un cambio dentro
la historia mundial, mediante un proceso que tuvo un
carácter radical.

Catalogar a este pensador de reaccionario a la
transformación, sería formular un criterio
apresurado, si bien su razonamiento censurador revela ciertas
restricciones, lo hace motivado en gran medida porque el suceso
se transfigura en un acto de exaltación que
arremetió incluso contra las tradiciones y la religión.

Caballero figura dentro de la Generación del 92
como un hombre de tendencias avanzadas. Sin embargo, esta idea lo
muestra plegado a una posición conciliatoria que discrepa
con los ideales que promueve a ultranza la Revolución
Francesa; es aquí donde radica una de las limitaciones de
nuestra figura, la forma contraproducente con que se refiere a
estos procesos
impetuosos. Es que el término ruptura es demasiado osado
para nuestra figura, el cual prefiere una evolución
más contenida.

No obstante, José Agustín sin embargo se
refiere a la política inglesa con un enfoque más
positivo, incluso advierte en el tratamiento de este hacia sus
colonias un obrar auténtico que experimenta resultados
tangibles no solo para la metrópoli sino también
para el desarrollo
interno de las colonias. Esto se manifiesta en el siguiente
planteamiento:

"La nación británica formó
a la verdad, las más de sus primeras colonias en el
norte de América, (?), mas pronto concedió
a todos un gobierno provincial o doméstico, tan libre e
independiente dentro de los límites
de cada uno como lo era el de la Metrópolis en los
suyos."(16)

Caballero hace notoria su admiración en la
indulgencia política que muestra Inglaterra para con sus
posesiones. Su táctica, de los ingleses, se basa en
permitir en las colonias las libertades de aplicación de
leyes y
ordenanzas, es decir, tenían la "fortuna" de estar
involucradas de modo permanente en la construcción de su
propio porvenir. Tal disposición provoca en el
presbítero el mayor de los enaltecimientos, pues muestra
el regir democrático de esta acción
y apunta de igual forma a un respeto hacia la
cultura, la idiosincrasia y las creencias de los distintos
países.

Todas estas razones repercutieron favorablemente en la
conformación de su juicio, que alimentaba el incentivo de
procurar reformas en la isla y asistieron a distinguir las
carencias de la colonización española.

Sobre el marcado contraste existente entre la administración que práctico Gran
Bretaña y por otra parte España en sus colonias,
José Agustín, se pronuncia a favor de la estructura
inglesa, pues esta daba señales
de un régimen mucho más conciliador.

Sobre este punto Caballero no fue el único
portador de un criterio favorable hacia la administración
inglesa. En el comentario de José Carlos Mariategui se
muestra de forma precisa esta divergencia entre la
política de España e Inglaterra en sus colonias
cuando plantea en sus "7 ensayos de
interpretación de la realidad peruana":

"Mientras en Norteamérica la
colonización depositó gérmenes de un
espíritu y una economía que se plasmaba entonces
en Europa y a los cuales les pertenecía el porvenir, a
la América española trajo los efectos y
métodos de un espíritu y una economía que
declinaba ya, y por tanto pertenecía al
pasado."(17)

Como muchos representantes del Siglo de las Luces en la
sociedad cubana, la concepción de Caballero se vio
influenciada por los grandes pensadores ingleses que
contribuyeron de una forma destacada a la elaboración de
la Constitución. Por esta razón, durante su escrito
se puede observar en más de una ocasión las huellas
de un pensamiento de vanguardia que se sintetiza en las ideas
enarboladas por Locke.

El presbítero como protagonista del Iluminismo se
impregna de las disímiles tendencias que proliferan
durante la etapa ilustrada, identificándose con la
corriente liberal. Lo que lo hará insertarse dentro de la
avanzada de un movimiento que
aspira a reformar la realidad existente de la isla.

En un primer momento cuando establece:

"? compuesto el imperio español de tan
remotas y separadas posesiones, situadas en opuestos climas del
globo y gobernadas por diferentes usos y costumbres, fundados
en su diversa localidad, población, industria, recursos
naturales, debe respetarse en estas remotas Provincias,
(?), para consultar sus propias leyes provinciales y
reglamentos domésticos, que solo ellas pueden conocer y
dictar para su propia conservación y
conveniencia."(18)

Dentro del análisis que se esta realizando, este
fragmento resulta de gran significación. Caballero, dando
muestras de la objetividad, claridad y firmeza con que se
caracteriza su pensamiento, dirige hacia las Cortes de
Cádiz los anhelos de una clase que va indicando las
diferencias entre Cuba y España. Se inicia con este
pronunciamiento el reconocimiento de una identidad que se va
acrecentando y que irá determinando un viraje dentro de
las relaciones.

En José Agustín se forjan sentimientos que
van respondiendo a los intereses de la nación cubana.
Dentro de su discurso hay un retorno recurrente a la
manifestación de la diferencia cultural. Con un lenguaje
más intransigente, el presbítero plantea los puntos
por los cuales se le hace a la metrópolis más
espinoso responder a las peticiones de la colonia y hace visible
la necesidad de la instalación de un gobierno provincial
en la isla, como la vía más indicada para que se
desarrolle la sociedad cubana.

Este último aspecto lo hace notable en el inicio
de esta alocución de forma puntual y objetiva, pues
expresa:

"?lo que nos corresponde es manifestar nuestras
peticiones sobre el segundo punto, (?) el del Gobierno local
que conviene dar a las Españas ultramarinas, como
forzosa consecuencia de las repetidas declaraciones hechas con
respecto a ellas por nuestro Gobierno Supremo?".
(19)

Se hace claro el incesante esfuerzo de Caballero por la
descentralización del gobierno
español en la isla; su reiterado plantear sobre las
administraciones convenientes para Cuba van en busca de debilitar
la fuerte presencia del poder peninsular en la isla. Dicho
planteamiento no sólo recurre a reformar el aparato
político sino que se convierte en el mensaje de una clase
que comienza a patentizar sus intereses.

En el proyecto, constantemente se dan muestras de la
evolución del pensamiento cubano, esto se aprecia cuando
rechaza el actuar del gobierno español, afirmando el
proceso de resquebrajamiento con respecto a la metrópoli
que va despuntando dentro de la comunidad criolla. Conjuntamente
con ello las propuestas sobre los gobiernos pertinentes para la
isla, que José Agustín destaca, aunque presentan un
esquema reformista apuntan indudablemente a un cambio; por tanto
teniendo en cuenta estas directrices que está
señalando se le puede insertar dentro del movimiento de
vanguardia que caracterizó a la sociedad cubana a inicios
del siglo XIX.

Como rasgo esencial, dentro de sus ideas encontramos su
apropiación de los ideales liberales que deviene parte
importante dentro de la realización del proyecto
autonómico. Sus propósitos en dicho programa oscilan
entre el consenso de la voluntad de los criollos y la
división tripartita de poderes, con el fin marcado de
derogar el poder centralizado del gobierno.

Cuando propone a la Asamblea de Cádiz un modelo de
estamento basándose en la división de poderes, lo
impulsan varias razones. La primera es que trae en sus doctrinas
una gran influencia del pensamiento inglés,
me refiero en especial a la figura de Locke; la segunda
condición es garantizar que el poder no quede centralizado
en un pequeño número de personas, porque esta
situación derivaría en excesos de autoridad y
traería aparejado la injusticia; y como último
motivo pero más importante proveer a las colonias
ultramarinas de un gobierno local.

Esta iniciativa es fundamental dentro del escrito de
Caballero pues no sólo descubre su fuerte espíritu
ilustrado, sino que el mismo demuestra la fuerza que cobran
dentro de sus doctrinas los nuevos modelos políticos que
se están abriendo paso en el mundo.

Tomando como punto de partida las circunstancias de la
isla, el presbítero emite sus propuestas en función de
hallar un gobierno, que si bien se va a sustentar en la
existencia del poder
legislativo y ejecutivo su esencia residirá en la
búsqueda del bienestar del pueblo. Ello es apreciable
cuando plantea sobre quienes debe recaer la determinación
del consejo legislativo:

"Ninguna otra que no sea dimanada del pueblo, se
cree pueda ejercer el poder legislativo con más acierto,
como que siendo el objeto de las leyes el constituir la
felicidad del pueblo, y disponer de los haberes públicos
que salen de él, parece más conforme a la
razón que se consulte por los mismos representantes del
pueblo."(20)

En esta frase oscilan cuestiones importantes que hacen
resaltar lo valioso del pensamiento político de
José Agustín. Sobre todo, cuando respalda la
participación del pueblo en la conformación de este
poder legislativo y plantea las facultades que posee el mismo
para garantizar la seguridad y
bienestar de los individuos, indudablemente mantiene una fuerte
analogía con las doctrinas de Locke; y es que en su
resolución el pueblo constituye elemento fundamental
dentro del accionar del gobierno, instaurándose de este
modo nuevos preceptos que vienen a dar al dintel con la
formación política dentro de la isla.

Abogar por la existencia del poder legislativo como
núcleo imprescindible dentro la estructuración del
aparato estatal representa su conexión con las ideas
emanadas del Siglo de la Luces, además que asumir esta
posición refiere madurez política y demuestra su
armonía con los nuevos ideales que afloran en este
período. Con un enfoque hacia la tendencia liberal,
Caballero advierte sobre la necesidad de este órgano como
garantía para evitar las arbitrariedades de las
administraciones, es decir, con el fin de limitar los derechos
del monarca; manifestando de esta forma su nexo con la
ideología burguesa, que en esta etapa representaba la
clase revolucionaria.

Asimismo, cuando establece la participación del
pueblo como norma para la configuración del poder
legislativo, expresa evidentemente su adherencia al pensamiento
inglés, pues está tomando como centro de su
sistema
político la voluntad de los individuos para la
legitimación del mismo, mostrando de esta
forma sus puntos de coincidencia con las teorías
de Locke, quien ve en el pueblo el recurso ideal para el
razonable actuar del gobierno.

El alcance de dicha idea, no sólo es palpable por
estar en consonancia con el pensamiento iluminista, sino porque
en él también confluyen nuevos conceptos que
atentan contra la "estabilidad política" imperante en la
isla. Su intento por procurar la intervención activa del
pueblo dentro de la estructura de gobierno, marca el nacimiento
de una conciencia que se opone al despotismo español, al
actuar de los Capitanes Generales dentro de la isla, pues los
mismos no sustentan su poder en un parlamento y por tanto dan
paso a flagrantes faltas en su
obrar debido a que se actúa sin consultar los diversos
intereses que coinciden en el país.

En cuanto a la finalidad que el presbítero le
adjudica al Consejo Legislativo, plantea la obligatoriedad de
dicho poder en la conservación de los derechos del
individuo, es
decir, el mismo debe actuar como garante del bienestar del
pueblo, estableciendo de este modo una analogía con las
doctrinas del "padre del liberalismo", debido a que Locke
también concibe este órgano como básico
dentro de su teoría,
pues en él deposita la responsabilidad de velar y responder por los
intereses de los ciudadanos y ello es apreciable cuando plantea
en su "Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil":

"El poder legislativo está limitado al
bien público de la sociedad, es un poder que no tiene
otro fin que el de la preservación, y por tanto
jamás puede tener derecho a destruir, esclavizar o
deliberadamente empobrecer a los
súbditos."(21)

Como se ha podido apreciar, José Agustín
durante el proyecto autonómico hace visible en más
de una ocasión su concordancia con las ideas de su
época. Conocedor y partidario del pensamiento
político inglés apuesta por este sistema que
está impregnado de ideas liberales; la alternativa de una
nueva forma de gobierno para la isla, la división de
poderes, entre otros vienen a confirmar su posición
política.

El régimen que propone Caballero para Cuba,
experimenta transformaciones de un modo más lento, pues
exigir a España la concesión de los mismos
privilegios del pueblo español para Cuba, a través
de todo un proceso formal, demuestra su posición de forma
indulgente frente a la situación presente en la
colonia.

Asumir sin embargo, este hecho como ordinario,
sería restarle mérito a la obra del
presbítero, pues debe recordarse que tal
reclamación se realizó cuando la sociedad cubana
todavía no tenía una identidad consolidada, por lo
que su pensamiento no se puede caracterizar por la fuerte
presencia del radicalismo político, aunque en el mismo se
advierte una evolución. Estas barreras, no
empequeñecen a Caballero, que es claro y da muestras de
convicciones firmes arraigadas a su patriotismo. No obstante dar
señas de moderación, su capacidad, su conocimiento
lo hacen digno de un pensamiento profundamente
reformista.

La visión, la reflexión política,
de un contexto que padece tantas vicisitudes da muestras de su
relevancia, ajustándose a las situaciones concretas que se
están dando, teniendo en cuenta la inestabilidad que
corroe el mundo.

De igual manera, acuña en su texto en forma de
denuncia las promesas con carácter ilusorio de los
españoles para con los cubanos. Formulaciones que
tenían como mayor interés captar adeptos a su causa
y una vez consolidada su empeño quedaban a la deriva los
derechos que les pertenecían a los hijos de la
isla.

Pero este texto posee una relevancia extraordinaria,
debido que en el confluyen los intereses de la naciente clase
criolla, que es elemento fundamental en la consolidación
de la sociedad cubana, a ello se le suma igualmente que en la
misma se difunden los juicios más avanzados de la
época, impregnándole a todo el proyecto
autonómico la frescura de una ideología de
vanguardia. Los requerimientos que aquí se le hacen
manifiesto a las Cortes de Cádiz poseen la
característica de ser producto de un estudio detallado
sobre las condiciones socio ? políticas de la isla. A su
notabilidad se le suma la preocupación que hace patente
cuando plantea:

"Los progresos agigantados que van preparando en
el Norte de América esos hijos emancipados de la Gran
Bretaña, nuestro Supremo Gobierno debe apresurarse a dar
el conjunto de sus posesionasen este hemisferio una organización que, vivificando en igual
grado que entre aquéllos, nuestra población e
industria, nos ponga en estado de contrarrestar en tiempo
aquellos síntomas de ambición que se van asomando
por momentos y amenazarán algún día hasta
el poder marítimo de la Gran
Bretaña."(22)

Con una lucidez extraordinaria, Caballero alude al
peligro que representa Norte América para el resto de los
territorios, en vista de sus sobresalientes logros y de la avidez
que genera su política. Se hace evidente la
preocupación por una nación que comienza a
despuntar como imperio, en el que los intereses se comienzan a
tornar en pro ya no, de labrar su propio desarrollo sino de
expandir sus conquistas. Con un carácter sagaz,
José Agustín indica sobre las reservas que se deben
tener hacia las emancipadas Trece Colonias, infiriéndose
de esta visionaria frase la capacidad crítica y reflexiva
del presbítero que lo hace merecedor de ser valorado como
una de las figuras sobresalientes dentro del pensamiento moderno
de la época.

¿Y cuál es el mayor mérito de
José Agustín Caballero? Precisamente reconocer que
Cuba es para los cubanos, que los más indicados para velar
por el bienestar de la nación son los nativos de la Isla.
El padre aunque da muestras de benevolencia con la
administración española reconoce de modo imperioso
la necesidad de autonomía. De ahí proviene el
progreso, el proceso ascendente de su pensamiento que lo hace
singular y que se define por la lealtad a su nación aunque
mantenga una posición reconciliatoria con
España.

Por tanto, la "Exposición" es el mejor documento
y el más oportuno en estos tiempos donde prima el
desacierto, de ella emanan directrices nacionalistas que aclaran
el deseo y el propósito de los cubanos. A esto se debe el
mérito de Caballero que transmite el sentir de un pueblo
que anhela libertad para tomar decisiones, que defiende una
autodeterminación.

Conclusiones.

En este trabajo ha sido mi firme propósito
rescatar, ensalzar el pensamiento político de José
Agustín Caballero, que ha sido tan poco difundido y se la
ha restado de alguna manera importancia, sin tener en cuenta que
figuras como José de la
Luz y Caballero y Félix Varela han incorporado a su
conocimiento la herencia dejada
por el presbítero.

En situaciones adversas, en condiciones tan inciertas
tanto para España, como para el destino de las colonias de
ultramar. Caballero es capaz de redactar un texto con
pretensiones de autonomía para Cuba. Y es que dicho
mensaje es intrépido. En primer lugar se identifica con la
clase vanguardia de la sociedad cubana, la cual es portadora de
las ideas ilustradas y en segundo lugar es capaz de despertar el
sentimiento nacionalista.

Su objetivo en la "Exposición a las Cortes
Españolas" queda expuesto de modo explícito, pues
teniendo en cuenta la incongruencia de los intereses de Cuba y
España trata de buscar nuevas formas de dirección,
indaga en la posibilidad de modos alternativos de gobierno. Y
aquí radica su más audaz planteamiento, pues a
pesar de que la sociedad cubana por tradición siempre ha
aceptado el mandato ineficiente de España, se recurre a un
nuevo tiempo lleno de exigencias y demandas, dando muestras de un
sentir de la nacionalidad
cubana que para ese entonces era incipiente.

Es cierto, que Caballero no fue eco de un total
radicalismo, pero su visión política nos permite
enjuiciarlo como portador de un pensamiento revolucionario que
daba muestras de una continuidad, de una evolución
ascendente, que de alguna manera ayudó a la
conformación y consolidación de los principios de
la sociedad cubana.

Sus convicciones son fruto del momento histórico
que le tocó vivir y aunque en algunos momentos lance
destellos de una conciliación con España, no se le
puede quitar el mérito de ser un defensor de los derechos
de la oligarquía criolla, que para ese entonces
representaban el sentir de una clase con objetivos bien
opuestos a los de España.

En resumen, José Agustín Caballero, se
puede identificar como una figura emblemática, del
pensamiento cubano; portadora de una fuente de conocimiento
exquisita que se ajustó y la puso en función de las
situaciones concretas de su época, además de ser el
máximo portavoz de la clase élite de la sociedad,
haciendo extrovertido su inmenso caudal de sentimiento
nacionalista.

Citas y
referencias bibliográficas.

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    introductoria, compilación y notas. "José
    Agustín Caballero. Obras", Ediciones Imagen
    Contemporánea, La Habana, 1999, p.9
  2. Alejo Carpentier. "El siglo de las Luces",
    Ediciones Casa de las Américas, 1980,
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  3. Inmanuel Kant.
    Ensayo. "Respuesta a la pregunta ¿Qué es el
    pensamiento de la Ilustración?, 1784.
  4. Jorge Luis Acanda y Jesús Espeja. "Modernidad, Ateísmo y Religión",
    Convento San Juan de Letrán, La Habana, 2004,
    p.29.
  5. Francois Voltaire.
    " El siglo de Luis XIV", Fondo de Cultura Económica,
    MéxicoBuenos Aires,
    1954, p. 356
  6. José Agustín Caballero. Obras. "Sobre
    la reforma de los Estudios Universitarios",
    p.185.
  7. Jorge Luis Acanda. "Sociedad
    Civil y Hegemonía", Centro de Investigación y Desarrollo de la
    Cultura Cubana, "Juan Marinello", La Habana, 2002, p.
    27
  8. Edelberto Leyva Lajara: Ensayo introductorio,
    compilación y notas. "José Agustín
    Caballero. Obras", Ediciones Imagen Contemporánea, La
    Habana, 1999, p. 9.
  9. Ibídem, p.29.
  10. José Agustín Caballero. "Obras",
    Ediciones Imagen Contemporánea, La Habana, 1999,
    p.201.
  11. Ibídem, p.201.
  12. Ibídem, p. 215.
  13. Ibídem, p. 216.
  14. Ibídem, p.217.
  15. Ibídem, p.218.
  16. Ibídem, p.218.
  17. Ibídem, p. 221.
  18. Ibídem, p.219.
  19. Ibídem, p.231.
  20. John Locke. "Segundo Tratado sobre el Gobierno
    Civil", Editorial Agora, Buenos Aires, 1959, p.
    225.
  21. José Agustín Caballero. "Obras",
    Ediciones Imagen Contemporánea, La Habana, 1999, p.
    225.
  22. Edelberto Leyva Lajara: Ensayo Introductorio,
    compilación y notas. "José Agustín
    Caballero. Obras", Ediciones Imagen Contemporánea, La
    Habana, 1999, p.9.

Bibliografía
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Publicado en "José Agustín Caballero. Obras",
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Elaine Grenet Albernas

Lic en Filosofía

Partes: 1, 2, 3

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