II.
LA HIPERINFLACIÓN
En muchos países latinoamericanos las subidas
de precios han
alcanzado en las últimas décadas tasas muy
elevadas, algunas del orden del 400% anual e incluso
superiores. Este es el fenómeno llamado hiperinflación. Aquí hay un
cambio
cualitativo, es una situación substancialmente diferente
a la inflación normal, con problemas y
peculiaridades propias, que requieren explicaciones y soluciones
diferentes.
Según Philip Cagan es cuando la tasa de
inflación mensual supera el 50%. Se considera como algo
extremo y vienen asociadas a guerras,
consecuencias de dichas guerras, revoluciones, etc. donde
el dinero
pierde su valor y el
público pierde la confianza en el mismo y en el sistema
monetario, pudiendo llegarse finalmente a la forma de
trueque.
Algunos estudios han encontrado varios rasgos comunes
en las hiperinflaciones:
- Primero, la demanda real
de dinero
disminuye radicalmente. Como consecuencia de esto, los precios
crecen en un 29'72 %, es decir, en la trigésima parte
del nivel existente anteriormente. Se intenta deshacerse del
dinero para no sufrir su pérdida de valor, - Segundo, los precios relativos se vuelven muy
inestables. Normalmente, los salarios
reales sólo varían al mes un punto porcentual o
menos. Pero en esa época, los salarios reales variaron
en un tercio al mes (aumentando o disminuyendo).
Esta variación de los precios relativos y de
los salarios reales muestra con
claridad el elevado costo de la
inflación. Finalizando, la hiperinflación produce
los efectos más profundos en la distribución de la riqueza.
1. Historia
La hiperinflación no es una novedad. En otros
países y otros períodos históricos se
han conocido también procesos
inflacionistas extraordinarios. El más estudiado de
todos ellos es el sufrido por tras la Primera Guerra
Mundial. La obligación de pagar fuertes
indemnizaciones a las naciones vencedoras y la caótica
situación interna que impedía obtener por la
vía fiscal los
ingresos
necesarios, indujeron a la
República de Weimar a financiarse imprimiendo
papel moneda sin ninguna contención. Entre enero de
1922
y diciembre de 1923
la tasa acumulada de inflación ascendió a un
billón por ciento. Para hacernos una idea del
significado de esa cifra piénsese que el dinero
suficiente para adquirir todas las viviendas del
término municipal de Málaga no bastaría
un par de años después para pagar una
ración de boquerones.
En el cuadro 1 se presentan algunos ejemplos de
hiperinflaciones que se registraron en el siglo XX en
economías no latinoamericanas y que hasta las
últimas décadas del siglo pasado se
consideraban los "casos clásicos" de estudio en las
escuelas de economía. Los datos
muestran muy claramente la ferocidad que tuvieron dichos
procesos, en particular la segunda hiperinflación
húngara (Años 1945/46) que registró un
promedio mensual de crecimiento de casi el
20.000%.
Cuadro 1: Hiperinflación en el
Siglo XX de países no latinoamericanos
PAIS | Desde | Duración | Tasa Promedio Mensual |
Austria | Octubre de 1921 | 11 meses | 47 % |
Rusia | Diciembre de 1921 | 26 meses | 57 % |
Alemania | Agosto de 1922 | 16 meses | 322 % |
Polonia | Enero de 1923 | 13 meses | 81 % |
Hungría | Marzo de 1923 | 12 meses | 46 % |
Grecia | Noviembre de 1943 | 13 meses | 365 % |
Hungría | Agosto de 1945 | 12 meses | 19.800 % |
China | Noviembre de 1945 | 42 meses | 78 % |
2. En
América Latina
La hiperinflación latinoamericana no ha
alcanzado nunca esas tasas extremas, pero ha resultado ser
mucho más perdurable en el tiempo. La
tasa media de inflación anual durante el
período
1978–1987
fue del 166% para
Brasil, del 299% para
Argentina y hasta del 602% para
Bolivia. Pero no fueron las propuestas
estructuralistas sino las más clásicas
(restricción monetaria y contención del
gasto
público) las que han conseguido domeñar la
fiera. Eso sí, con efectos muy desagradables para la
población de estos países. De
hecho, como consecuencia de las repercusiones de algunas
políticas antiinflacionistas
excesivamente rígidas, a finales de los ochenta se
llegaron a producir en varios países sudamericanos
(Argentina,
Perú, entre otros) motines
espontáneos con asalto de muchedumbres procedentes de
los barrios más pobres a tiendas de alimentación.
3. El Señoreaje e Impuesto
Inflacionario
Los conceptos de señoreaje e impuesto
inflacionarios están estrechamente relacionados, pero
no son idénticos. El señoreaje mide la cantidad
de recursos
reales que el gobierno
puede obtener imprimiendo dinero. El impuesto inflacionario
mide la declinación en el valor de los saldos reales
del público causado por la
inflación.
El gobierno usa la creación de dinero para
pagar los bienes y
servicios
que compra. Pero, ¿por qué el público
decidiría incrementar sus tenencias de saldos
nominales monetarios, período tras período? La
única razón, fuera del crecimiento del ingreso
real, para que el público aumente sus tenencias
nominales de dinero es para compensar los efectos de la
inflación.
Supongamos por un momento que no haya crecimiento
del ingreso real, entonces en el largo plazo el
público deberá mantener constante un nivel dado
de saldos reales. Si los precios están aumentando, el
poder de
compra de un stock dado de dinero estará cayendo. Para
recomponer el valor real, el público seguirá
añadiendo dinero a su stock de saldos nominales, a una
tasa que compense exactamente los efectos de la
inflación. Cuando el público adiciona dinero a
su stock de saldos reales, para compensar los efectos de la
inflación en sus tenencias de saldos reales,
estará usando parte de su ingreso. La inflación
actúa como un impuesto porque fuerza a
la gente a gastar menos que su ingreso, pagando la diferencia
al gobierno a cambio de dinero extra.
Cuando el gobierno financia un déficit
vía creación de dinero y cuando el
público añada dinero a sus tenencias de
balances nominales para mantener constante su valor real,
decimos que el gobierno se está financiando a
través del impuesto-inflación o impuesto
inflacionario. El análisis más formal de la
relación entre el déficit y la inflación
parte de la restricción presupuestaria del
gobierno.
III. LA
GRAN HIPERINFLACIÓN: HUNGRÍA
1945-1946
Finalizada la Segunda
Guerra Mundial, Hungría experimentó la
hiperinflación más intensa de la que se tengan
registros en
la historia
mundial. Las reformas introducidas en Agosto de 1946 tuvieron
efectos inmediatos y resultaron totalmente exitosas en la
estabilización de precios. Dicha estabilización
se consiguió por medio de la introducción de medidas de índole
fiscal, más que de tipo puramente monetarias, y fue,
paradójicamente acompañada por un rápido y
prolongado crecimiento de la oferta
monetaria.
Entre los meses de Julio de 1945 y Julio de 1946,
Hungría experimentó la hiperinflación
más alta en la historia mundial. Al 31 de Julio de 1946,
el índice de costo de vida alcanzó un valor
descomunal de 10.600 cuatrillones, basado en un índice
de precios definido con una cifra de 1, un año antes,
mientras que el promedio de inflación diario en la
semana final de la hiperinflación permaneció en
158.486%. Al día siguiente, el gobierno húngaro
introdujo el florín a efectos de reemplazar el
hiperinflacionado pengö. Durante las primeras dos semanas
de estabilización, el índice de costo de vida
permaneció sin variaciones, sólo dos años
más tarde se vio incrementado a un promedio de
sólo 8.5% anual. Dicha estabilización es conocida
como "el milagro de la moneda húngara".
La hiperinflación húngara de 1945-1946
es especialmente interesante por la severidad de la
inflación, las inusuales políticas utilizadas
para controlar la aceleración, y la aparente velocidad
con que la economía parecía haberse ajustado
hacia el final de la misma. El rol de expectativas
inflacionarias, los problemas enfrentados por una
economía devastada en camino de reconstrucción, y
otras dificultades afrontadas al introducir políticas
creíbles para terminar con la inflación, son de
vital importancia para el caso de estudio.
Entre las muchas medidas introducidas para controlar
la inflación, se encuentra el caso de indexación
de los depósitos bancarios y "dinero calórico",
las cuales no han sido estudiadas en profundidad, aún
cuando sus implicancias son útiles en la actualidad y
continúan siendo debatidas en nuestros días.
Hungría tiene la distinción de ser el
único país que ha experimentado dos
hiperinflaciones en una misma generación, por lo que
resulta natural preguntarse si quizás la memoria
de la primera pudo haber influido el desarrollo
de la segunda.
1. Los déficits presupuestarios y la
creación de dinero
El Estado
puede financiar su déficit de una de las dos formas
siguientes: endeudándose, a través de una
emisión de bonos; o
creando dinero. En realidad, el Estado
no crea dinero, pero con la cooperación del banco
central, puede financiarse, por medio de la emisión
monetaria. Puede emitir bonos y pedir al banco central que
los compre. El banco central paga entonces al Estado con el
dinero que éste crea y, a su vez, utiliza para
financiar su déficit. Este proceso de
denomina monetización del déficit
fiscal.
La mayoría de las veces y en la
mayoría de los países, los déficit se
financian principalmente por medio del endeudamiento y no de
la creación de dinero. Pero al comienzo de las
hiperinflaciones, normalmente ocurren dos cambios. El
primero es una crisis
presupuestaria a causa generalmente de una gran
convulsión social o económica, puede ser el
estallido de una guerra civil o una revolución que destruye la capacidad
del Estado para recaudar impuestos o
tras una guerra, como consecuencia de la cual el Estado tiene
menos ingresos fiscales y necesita realizar grandes gastos
para reconstruir el país. El segundo es la creciente
falta de disposición o incapacidad del Estado para
obtener préstamos del público o de otros
países con el fin de financiar su déficit. La
razón se halla en la magnitud del propio
déficit. Temiendo que el Estado no pueda devolver la
deuda en el futuro, los posibles prestamistas comienzan a
pedirles unas tasas de
interés cada vez más altas, y a veces
deciden dejar de prestarle. Como consecuencia, el Estado
recurre cada vez más a la otra fuente de financiamiento de que dispone, a saber, la
creación de dinero.
Finalmente la mayor parte del déficit se
financia creando dinero.
2. La inflación y los saldos reales
Podemos formalizar la discusión de los
eventos
monetarios que siguen a un alza en el nivel de financiamiento
por señoriaje, empleando el modelo
clásico de hiperinflación desarrollado por
Phillip Cagan. Cagan fue el primero en observar que, en
tiempos de hiperinflación, el nivel de demanda de
saldos reales de dinero depende casi enteramente del nivel de
inflación esperada. La demanda de saldos reales
depende de la renta real (Y) y de la tasa de
interés nominal (i), que es aproximadamente
igual a la tasa real (r) más la
inflación esperada (πe). Cuando aumenta
la renta real, el público tiende a mantener mayores
saldos reales, mientras que una suba del tipo de interés nominal incrementa el costo de
oportunidad de mantener dinero en lugar de bonos, por lo que
el público tiende a reducir sus saldos
reales.
Podemos entonces escribir la función de demanda de dinero en la
siguiente forma:
En tiempos de inflación muy alta, casi todos
los desplazamientos en i se deben a desplazamientos en
pe más que a cambios en r. La tasa
de interés real anual, al igual que la renta real,
puede variar en unos pocos puntos porcentuales, mientras que
la tasa de interés nominal puede variar en centenares
o miles de puntos. Por lo tanto, Cagan reescribió la
ecuación de la demanda de saldos reales en una forma
simplificada:
donde las barras situadas encima de Y y de
r significan que ambas variables se
mantienen constantes.
Esta simplificación estratégica le
permitió centrarse en la dinámica de la inflación esperada.
Notemos que cuando la inflación esperada es muy alta,
las familias querrán mantener saldos reales de dinero
muy bajos (M/P), ya que el costo de oportunidad de mantener
dinero (en lugar de activos que
devengan interés o bienes durables) es muy alto.
Cuando πe
es baja, mantendrán un nivel alto de
M/P.
De hecho, durante las hiperinflaciones, el
público encuentra muchas formas de reducir sus saldos
reales. Cuando la tasa mensual de inflación es del 100%,
por ejemplo, tener dinero en efectivo durante un mes implica
perder la mitad de su valor real (porque las cosas cuestan el
doble un mes más tarde). Por lo tanto, aumenta el
trueque, es decir, el intercambio de unos bienes por otros y no
por dinero. Los salarios se abonan con una frecuencia cada vez
mayor (a menudo dos veces a la semana), y una vez que se
abonan, la gente corre a las tiendas a comprar bienes. Aunque
los gobiernos suelen declarar ilegal el uso de monedas
distintas de la nacional, el público utiliza monedas
extranjeras como depósito de valor. Y aunque sea ilegal,
una creciente proporción de las transacciones se realiza
en moneda extranjera, práctica que se ha extendido tanto
en todo el mundo que ha recibido el nombre de dolarización (el uso de dólares
para realizar transacciones interiores).
Pasemos a considerar ahora la oferta de dinero. La
oferta de dinero crece con el tiempo porque el gobierno
está tomando préstamos del Banco Central (esto
es, está "imprimiendo dinero") a fin de pagar sus
cuentas. Sea
SE el monto de gasto real que debe cubrirse imprimiendo
dinero.
Entonces,
3. El final de las hiperinflaciones
Todas las hiperinflaciones llegan a su fin. La
dislocación de la economía es demasiado grande
para que la soporte el público, y el gobierno
encuentra una manera de reformar su proceso presupuestario.
Detener una alta inflación requiere de una
combinación especial de políticas
económicas que afecten al tipo de
cambio, el presupuesto fiscal, la oferta monetaria y, en
algunos casos, medidas directas que apunten a los precios y
salarios. Contribuye al éxito de una estabilización la
confianza del público en el paquete de medidas. Con
frecuencia, las hiperinflaciones no terminan en el primer
intento de acabar con ellas, sino sólo después
de varios intentos fallidos. Sin embargo, cuando los programas de
estabilización tienen éxito, las
hiperinflaciones tienden a terminar abruptamente, casi de un
día para otro.
A continuación se enuncian los principales
elementos que conforman los programas de
estabilización:
- Reforma Fiscal. Deben introducirse
medidas tendientes a reducir en forma creíble el
déficit presupuestario. Esta reforma debe hacerse tanto
del lado de los ingresos como de las erogaciones. Por lo que al
gasto se refiere, normalmente la reforma implica reducir las
subvenciones que suelen proliferar durante las
hiperinflaciones. La suspensión temporal de los pagos de
intereses sobre la deuda externa
también ayuda a reducir los gastos. Del lado de los
ingresos, lo que se necesita no es tanto un aumento de los
impuestos sino un cambio de su composición. Durante las
hiperinflaciones los contribuyentes pagan el impuesto
inflacionario. La estabilización implica sustituir esta
fuente de ingresos por otros impuestos, a fin de que la
población se convenza de que la reforma del sistema
tributario se llevará adelante y que el
déficit presupuestario se reducirá. - Reforma Monetaria. El banco central debe
comprometerse de una forma creíble a no monetizar
automáticamente la deuda
pública. Esta medida se puede instrumentar a
través de un decreto que prohíba al banco central
monetizar el déficit fiscal, o fijando el tipo de cambio
respecto de la moneda de un país con una baja tasa de
inflación. Durante la hiperinflación, la inercia
inflacionaria se elimina en la medida que la economía se
va dolarizando, en consecuencia cabe esperar que se cumpla
notablemente bien la paridad del poder de compra. La
estabilización del tipo de cambio es un factor clave
para detener la inflación ya que el tipo de cambio es un
nexo fundamental entre los precios en dólares y los
precios en moneda local. Pero no es posible estabilizar el tipo
de cambio a menos que se controle el déficit fiscal y
las necesidades de señoriaje. Una medida más
drástica sería adoptar oficialmente la
dolarización, es decir, hacer de una moneda extranjera
la moneda oficial del país. Esta medida implica
renunciar totalmente al señoriaje. - Políticas de Renta. Algunos planes de
estabilización recurren a la utilización de
controles o fijación de precios y salarios,
además de introducir cambios en la política
monetaria y fiscal. El argumento radica en que la
implementación de estas medidas ayuda a coordinar las
expectativas en torno a un
nivel de inflación más bajo. Si las empresas saben
que los salarios no subirán, ellas no subirán los
precios. Si los trabajadores saben que los precios no
subirán, ellos no pedirán incrementos
saláriales, por lo que la inflación se
eliminará más rápidamente. Los programas
que incluyen este tipo de medidas se denominan heterodoxos,
mientras que aquellos basados en cambios de la política monetaria
y fiscal se denominan ortodoxos.
Debe destacarse otra característica
importante de las estabilizaciones. Las tasas de crecimiento
del dinero que se registran después de la
estabilización son muy altas. La causa radica en que
el público espera una inflación menor, bajan
los tipos de interés nominales y aumenta la demanda de
saldos reales. Al aumentar la demanda de saldos reales, el
gobierno puede crear más dinero sin generar
inflación. Por lo tanto, al comienzo de una
estabilización exitosa, es posible que el gobierno
obtenga un mayor margen de maniobra: puede financiar
temporalmente una parte del déficit imprimiendo
dinero, sin reavivar la inflación, aunque ciertamente
no puede hacerlo en el mediano o largo plazo.
4. Consecuencias económicas de la Segunda
Guerra Mundial
Hungría logró mantenerse neutral hasta
mediados de 1941 y posteriormente fue ocupada por tropas
alemanas en Marzo de 1944. Aún con la guerra
desarrollándose en Europa
Oriental hacia 1942, es quizás sorprendente que
Hungría haya vivido en relativa tranquilidad y que no
haya sufrido un importante daño físico sino hasta fines del
año 1944. Sin embargo, en los últimos seis o
siete meses de la guerra, aproximadamente entre Octubre de
1944 y Abril de 1945, cuando el ejército
soviético de ocupación expulsó a las
tropas alemanas, el daño físico que
debió soportar Hungría sólo fue superado
por el infringido en Alemania y
Bélgica.
5. Costos de las
reparaciones
Poco se podía hacer para evitar que la
Unión Soviética exigiera una gran
indemnización por los daños causados durante la
guerra. El armisticio, firmado por Hungría el 20 de
Enero de 1945 estipulaba las siguientes condiciones, que
contenían importantes implicaciones
económicas:
"El Gobierno y el Consejo Supremo de Hungría
le aseguraría a los soviéticos y a las otras
fuerzas aliadas los medios
para desplazarse libremente a lo largo del territorio
húngaro…brindando a esa movilidad toda la asistencia
posible con sus propios medios de
comunicación, haciéndose cargo de la
totalidad de los gastos tanto en la movilidad terrestre,
aérea y marítima…. Hungría se
comprometía a devolver (a la URSS, Checoslovaquia,
Yugoslavia y otras potencias aliadas)… materiales
y objetos de valor trasladados durante la guerra hacia
Hungría… como equipos y maquinarias, locomotoras,
equipos móviles, tractores y vehículos
automotores…"
El artículo 9 versaba sobre la entrega de la
totalidad de las embarcaciones, mientras que el
artículo 11 establecía pagos regulares a
efectuarse en moneda húngara para soportar los costos
de la Comisión de Control
Aliado.
Era, sin embargo, el artículo 12 el que
contenía importantes implicaciones económicas.
El mismo estipulaba que la suma de U$S 300 millones
debía ser pagada en el término de seis
años en especie (equipos y maquinarias, embarcaciones,
granos y cereales, ganado, etc.). De ese total, U$S 200
millones se destinarían a realizar pagos a la URSS
mientras que los U$S 100 millones restantes se
destinarían a Checoslovaquia y Yugoslavia (U$S 30 y
U$S 70 respectivamente).
Originalmente, la Unión Soviética
había demandado la suma de U$S 320 millones, mientras
que Rumania sola demandó U$S 500 millones, pero la
exitosa gestión de negociadores
británicos y americanos permitió reducir las
reparaciones totales a U$S 300 millones, de los cuales
Rumania no recibiría nada, tras la presentación
ante la Unión Soviética de salvedades en los
términos del armisticio.
En millones de dólares, Hungría
debía indemnizar a la URSS en especie del siguiente
modo: maquinaria industrial 36,1; embarcaciones 12,9; equipo
ferroviario 46,4; metales 70,3;
productos
agrícolas (semillas y granos) 9,0; ganado 17,3 y otros
8,0. Durante el primer año, Hungría estaba
obligada a proveer a la URSS U$S 33 millones en
mercancías, libre de gastos de embarque y adicionales.
En caso de incumplimiento en los pagos programados, se le
aplicaría un interés del orden del 5% mensual.
Adicionalmente, Hungría había acordado hacerse
cargo del costo total en que incurriera el ejercito
soviético (entre 500.000 y 700.000 hombres) por su
traslado a lo largo del territorio nacional desde y hacia
Alemania.
Estas negociaciones tuvieron lugar bajo el auspicio
de la Comisión de Control Aliado, una organización tripartita compuesta por
delegados británicos, estadounidenses y
soviéticos. Su objetivo
consistía en dirigir los temas de política en
los países derrotados y de supervisar la
implementación de los términos del armisticio.
Mientras que los británicos y los americanos
intentaron dar participación a los representantes
soviéticos en las negociaciones con los países
de Europa Occidental (por ejemplo Italia),
los soviéticos ni siquiera consultaron, excepto en
pocas ocasiones, a los otros miembros de la Comisión
de Control Aliado para dirigir los temas de Hungría
luego de la Guerra.
De este modo, los soviéticos sacaron ventaja
de las imprecisiones para definir lo que constituía un
activo en la reunión que llevaron a cabo las potencias
victoriosas en "Potsdam". Esto dio lugar al reclamo
soviético de definir a los activos como activos
brutos, mientras que los pasivos serían
ignorados.
Por otra parte, los soviéticos ampliaron de
un modo exagerado lo que constituía un bien de origen
alemán, británico o americano. Aún
considerando que Alemania ejerció una gran influencia
sobre la economía húngara en los años
previos a la guerra, los soviéticos reclamaron para
sí prácticamente todos los activos existentes
de origen alemán, principalmente aquellos bienes que
eran necesarios para la URSS.
Cuando los bienes eran identificados como por
ejemplo, de origen estadounidense, los soviéticos
pretendían adquirirlos a su precio
inicial estimado, aún cuando el mismo se había
elevado considerablemente, dado el depreciado estado de la
moneda húngara en 1945. Los soviéticos no
reconocieron la depreciación del pengö cuando se
trataba de activos producidos por las potencias aliadas,
aunque claramente comprendieron la diferencia entre el valor
nominal y el valor real a la hora de fijar la suma de los
pagos por reparaciones.
En términos del Ingreso Nacional, las
reparaciones representaron el 11,2% de la cifra para
1946-1947, 7,6% para el Ingreso Nacional de 1947-1948 y
sólo el 3,1% en el año 1949.
6. Daños de la guerra
Debe ser enfatizado que hacia 1946, mientras que los
otros miembros de la Comisión de Control Aliado poco
se preocupaban por el devenir de Hungría, la
decisión política tomada por la URSS de no
permitir tomar préstamos del exterior para financiar
tanto las reparaciones como los costos de
reconstrucción, eliminaba el incentivo a sobrestimar o
a subestimar los daños reales ocasionados por la
guerra. Como la suma de las reparaciones fue estipulada en
los términos del Armisticio, y no sería
reducida sino hasta lograda la estabilización,
había poco por ganar exagerando los daños
provocados por la guerra.
El cuadro 2 muestra la magnitud del daño
provocado por la guerra por sector económico, como una
fracción del total así como en forma
proporcional al ingreso nacional de 1944. Vale la pena
destacar que más del 50% de la industria
y medios de transporte
fueron dañados y que aproximadamente la cuarta parte
de la riqueza proporcionada por la agricultura se había perdido. La
totalidad de los puentes que unían Buda con Pest
fueron destruidos, como muchos otros puentes a lo largo del
país. El sistema ferroviario se encontraba totalmente
devastado.
Cuadro 2: Daños de Guerra
(millones de pengös 1938)
Sector | Daños totales | % Total | % Ingreso 1944 |
Agricultura | 3682.36 | 16.8 | 21.4 |
Ganado | (1507.15) | (40.9) | 99 |
Cultivos | (1320) | (35.9) | n.a. |
Minería | 65.39 | 0.30 | 36 |
Comercio | 1365.38 | 6.2 | n.a. |
Transporte | 3689.31 | 16.8 | 59 |
Ferrocarriles | (2909.98) | (78.9) | n.a. |
Propiedad Privada | 5247.89 | 23.9 | n.a. |
Residencias | 1854 | 8.4 | 18 |
Industria | 2042.41 | 9.3 | 54.1 |
Total | 21950.85 | 100 | 40.2 |
7. Las tres fases de la
hiperinflación
Frecuentemente se afirma que la causa de la
hiperinflación radica en gobiernos
políticamente débiles, imposibilitados de
elevar lo suficiente los impuestos explícitos,
viéndose forzados a recurrir a la emisión de
dinero como la principal fuente de financiamiento del gasto
público. Este argumento caracteriza en forma apropiada
la situación por la que atravesaron Alemania, Austria,
Hungría, Polonia y Rusia al
finalizar la Primera Guerra
Mundial, pero resulta insuficiente para explicar en modo
total la experiencia húngara posterior a la Segunda Guerra
Mundial.
En la Hungría de 1945, el partido gobernante,
los Pequeños Agricultores, había sido electo
con el 60% de los votos en las elecciones de Noviembre de
1945. El gobierno recayó así en manos de un
partido de coalición, que incluía entre sus
facciones al partido Comunista. La Coalición se
acordó como un medio de conseguir la unidad
política para afrontar el difícil
período de reconstrucción de post-guerra. Dado
que Hungría fue una de las menores Potencias del Eje,
la soberanía del país se encontraba
seriamente comprometida, sobre todo en asuntos
internacionales donde las decisiones estaban influidas de
manera determinante por la Comisión de Control Aliado,
encabezada por la U.R.S.S.
Además, y a diferencia de aquellos
países que experimentaron hiperinflaciones luego de la
Primera Guerra
Mundial, Hungría fue un campo de batalla
importante y se estima que perdió cerca del 40% de su
capital
físico. Durante seis meses, comenzando en Octubre de
1944, el frente de batalla se movió a lo largo de
Hungría. Budapest fue liberada luego de un largo
período de enfrentamientos civiles. Cuando el
ejército alemán comenzó a retirar sus
tropas, removió gran parte del capital físico
hacia Alemania, destruyendo parte del remanente (por ejemplo,
el sistema ferroviario). Otra gran cantidad del capital
físico restante fue removida sistemáticamente
por el ejército soviético de ocupación.
La masiva deportación de judíos y el status de prisioneros de
guerra conferidos a numerosos jóvenes húngaros
que conformaron la base del ejército nacional,
despojó al país de un valioso capital
humano. Mientras que el cálculo preciso del Ingreso Nacional es
cuestionable, se estima entre un 40% ? 50% del nivel de
pre-guerra.
No pasó mucho tiempo antes que la
inflación alcanzara niveles consistentes con una
arbitraria pero aplicable definición de
hiperinflación. La tasa de variación en el
costo de vida excedió 50% por mes en Julio de 1945. En
el cuadro 3 se detalla la tasa promedio diaria de la
variación en el costo de vida para cada mes de la
hiperinflación, donde se pueden distinguir las tres
fases mencionadas entre Julio de 1945 y Julio de
1946.
Cuadro 3: Tasas de Inflación: 1945
? 1946
Mes | Tasa de |
1945 Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre | 1 2,3 4,07 17,45 14,45 |
Diciembre | 7,10 |
1946 Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio | 2,39 17,96 10,65 60,33 1.012 4.504 75.655 |
En la primera etapa, los precios
comienzan a acelerarse rápidamente hacia el final de
la Segunda Guerra Mundial. Hacia Noviembre del ?45, la
victoria del partido de pequeños agricultores
llevó esperanza a los ciudadanos húngaros ya
que los aliados de Occidente los defenderían ante un
ataque de la Unión Soviética. Existía, a
su vez, la creencia que las reservas de oro que se
encontraban en manos de los alemanes, serían devueltos
como una recompensa por la victoria de dicho partido. En
alguna medida esto podría explicar la significativa
caída de la inflación en Diciembre.
Una segunda y breve fase comienza en
Diciembre de 1945, cuando se le aplican impuestos a los
pengös circulantes, lo que provoca la caída en la
tasa de inflación hacia el fin de 1945. Todos los
billetes, con la excepción de aquellos con
denominaciones de 500 pengös o menos, fueron sellados
cuadruplicando el valor facial de la impresión. La
política representaba un impuesto sobre las emisiones
pendientes en circulación, lo que significaba una
ganancia de capital correspondiente al gobierno y no
parecía una disminución "once and for all" en
la cantidad de circulante.
La tercera y última fase
comienza en Enero, cuando se introduce el "pengö fiscal"
(TP) como política experimental de indexación.
Su principal objetivo fue atar el valor nominal de activos y
pasivos seleccionados a fluctuaciones en un índice de
precios, conocido como Indice TP. Dicha política fue
mantenida hasta Julio del mismo año, cuando el
experimento de indexación y la hiperinflación
se vieron concluidos.
Durante el período en que el TP fue
mantenido, sucedieron dos hechos de especial relevancia: En
primer lugar, los salarios reales se encontraban
deteriorándose, por lo cual se intentó pagar
los salarios en especie estableciéndolos en
términos de medidas reales, principalmente en calorías dependiendo del tamaño
de la familia
y los esfuerzos físicos requeridos para llevar a cabo
una tarea particular ( política de salario
calórico). El pequeño decrecimiento en la tasa
promedio de inflación durante Marzo de 1946 debe ser
atribuida a esta política. Finalmente, en Mayo de
1946, se decidió suspender la relación entre el
índice de precios TP y las variaciones en el costo de
vida, y, junto con la creciente incapacidad del gobierno
húngaro de hacer que los pengös nominales sean
aceptados, las emisiones de pengös fiscales
circularían con más fuerza hasta el fin de la
hiperinflación. Este período marcó el
final de la tercera fase de la
hiperinflación.
8. El pengö fiscal
Hacia el 10 de Enero de 1946, cuentas corrientes y
cajas de ahorro
fueron indexadas al índice de precios TP
prevaleciente. Adicionalmente a la indexación de los
depósitos bancarios, también se imprimió
papel moneda indexada, el Pengö Fiscal. El 21 de mayo de
1946, dos meses antes de la estabilización, el
ministerio de finanzas
fue autorizado a emitir dichos billetes. Originalmente
podía ser utilizado únicamente para el pago de
impuestos. Así, individuos que tuvieran obligaciones impositivas en el futuro
podrían adquirir estas emisiones para descargar sus
pasivos fiscales cuando éstos se devengaran
(vendría a ser un crédito fiscal, una especie de
emisión o certificado de anticipación de
impuestos). Las emisiones tenían una validez de dos
meses y perdían su valor en la fecha de
expiración, sin ninguna obligación de recompra
por parte del tesoro.
Hacia Junio de 1946 era virtualmente imposible
encontrar un pengö en circulación en Budapest y
otras ciudades, especialmente después de las dos de la
tarde, horario en el que los bancos
dejaban de atender al público. El público en
general depositaba todo su dinero en los bancos y a la
mañana siguiente retiraban una suma progresivamente
mayor con la cual podían efectuar las transacciones.
El deseo de liberarse de la moneda pasada las dos de la
tarde, causó serios problemas en el intercambio y la
distribución, lo que motivó el decreto del 8 de
junio de 1946, por medio del cual el gobierno forzó a
los almacenes y
demás negocios
minoristas a permanecer abiertos hasta las 5 P.M. Sin
embargo, los negocios no estaban obligados a aceptar
pengös regulares después del horario del cierre
bancario. El mismo decreto asimismo especificaba que
cualquier asalariado estaba en derecho de exigir que su
salario sea pagado al día siguiente, a la nueva
cotización del TP, si se le pagaba después de
las dos de la tarde. Debe aclararse que el TP no
permaneció inmune a la depreciación, aunque se
depreció a una tasa menor a la del pengö
regular.
Con su introducción el 1 de enero de 1946, el
valor del índice de precios utilizado para indexar fue
el prevaleciente dos días antes. Hacia el 1 de marzo
de 1946, comenzó a utilizarse el índice de
precios del día anterior (el gobierno anunciaba el
valor del índice a utilizarse el día siguiente
por radio a las 6
P.M.). El 19 de Abril el gobierno cambió el
índice por otro arbitrario, más representativo
del incremento del nivel de precios, aunque la razón
de este cambio no está clara.
El 13 de junio, el ministerio de finanzas
amplió la utilización del TP, permitiendo
cubrir el pago de tarifas del transporte público y
otros servicios suministrados por el Estado o empresas
públicas. Adicionalmente, el gobierno podría
abonar con estas emisiones la producción que el sector privado le
proveyera, teniendo en cuenta el sistema de repartos por
entonces en vigencia, que obligaba a los agricultores a
entregar una proporción de su producto
al Estado.
El 23 de Junio, el gobierno comenzó a abonar
todas sus erogaciones con estas emisiones. Los
depósitos en el Banco de Ahorro Postal, principalmente
en áreas provinciales, no fueron indexados sino hasta
el 9 de Julio de 1946, unas tres semanas antes de la
estabilización. Cuantitativamente, estos
depósitos resultaron ser significativos, oscilando
entre un 16% y un 54% de los depósitos totales del
sistema bancario. Al 31 de enero de 1946, representaban el
48% de los depósitos declinando a un mínimo del
16% hacia fines de mayo de 1946. Una vez indexados,
incrementaron su participación relativa hasta alcanzar
el 54% de los depósitos totales al 31 de julio de
1946.
La existencia de este tipo de depósitos
redujo la base impositiva sobre la cual recaía el
impuesto inflacionario. Para obtener un mismo nivel de
ingresos reales, el gobierno se vio forzado a acelerar el
crecimiento del dinero, que trajo aparejado un
astronómico incremento de la tasa de inflación.
Aunque la indexación de depósitos fue
instituída para proteger los ingresos públicos
de la depreciación, se hicieron extensivos al sector
privado para reducir la velocidad de circulación del
dinero ofreciendo una alternativa atractiva a los commodities
y monedas extranjeras.
En este sentido el TP tuvo un interesante pero
fallido antecedente. El 25 de febrero de 1924 el gobierno
húngaro había intentado detener la incipiente
hiperinflación por medio de la introducción de
la corona. La moneda doméstica podía ser
depositada en estas cajas de ahorro indexadas en coronas. El
índice de indexación se calculaba diariamente
sobre la base de la tasa de la corona en Zurich y Viena, el
tipo de cambio con el dólar en Budapest y el precio de
6 títulos arbitrarios comercializados entre Budapest y
Viena. Este experimento llegó a su fin el 31 de mayo
de 1924, momento en el cual la corona regular se había
depreciado un 25% respecto a los "saving crowns", dado que la
fórmula de ajuste tendía a crecer más
rápidamente que los precios
domésticos.
En la medida que la inflación se
intensificaba, la popularidad de las cuentas en moneda
indexada se acrecentaba. Dado que emitía su propia
moneda, el gobierno tenía poca necesidad de descontar
letras del tesoro en el banco central. Las operaciones
de descuento cesaron el 9 de Julio y el 12 de Julio el Banco
Central imprimió emisiones del Pengö Regular,
cuya denominación alcanzó a 100 trillones.
(1020).
El 9 de Julio, el TP se convirtió en la
moneda de curso legal y su impresión y
distribución pasó a manos del Banco Central.
Durante los pocos meses previos a la estabilización,
estas emisiones fueron el único medio de intercambio
en Hungría. Las reformas introducidas el 1 de Agosto
incluían disposiciones para la conversión del
TP, el cual circuló como un medio de pago y unidad de
cuenta auxiliar luego de la estabilización.
Posteriormente, fueron gradualmente retirados de
circulación entre 1946 y principios de
1947. Con la introducción del TP, el gobierno estaba
teóricamente devolviendo a la gente gran parte del
ingreso proveniente del impuesto inflacionario. La
proporción que el gobierno recaudaba estaba
determinada por la fracción del incremento del nivel
de precios por encima del índice utilizado para
indexar el TP.
La emisión de este circulante trajo consigo
el mismo efecto que una reducción de la base
impositiva en ausencia de su emisión. Para obtener el
mismo nivel de ingreso real, sería necesario
incrementar más la tasa de emisión de moneda
doméstica regular, acelerando el incremento en el
nivel de los precios. Así, la emisión de los TP
sirvió sólo para alimentar la inflación
al reducir la base impositiva. Además, condujeron a
que billetes del pengö regular se depositaran en el
sistema bancario, donde ayudaban a incrementar la tasa de
creación de depósitos.
El gobierno intentaba simplemente utilizar el
Pengö Fiscal para financiar sus gastos temporalmente. En
Diciembre de 1945, tales ingresos cayeron rápidamente.
Los ingresos provenientes del impuesto inflacionario lograron
provocar una reversión transitoria en la tendencia
decreciente del señoriaje. Sin embargo, la
política fue destacada como conductora hacia una
reducción permanente en la oferta de dinero y
consecuentemente en la inflación, pero al no existir
otras condiciones básicas para una reducción
permanente en la inflación, la política
falló para detener el proceso
hiperinflacionario.
9. Salarios «Calóricos»
Se suele alegar que la inflación suele ser
causada por cambios en los salarios cuando la economía
se monetiza. En el caso de Hungría, esto así no
ocurrió, puesto que las variaciones en los salarios se
encontraban rezagadas respecto a las variaciones en los
precios. El Partido Comunista entendió la
sindicalización de los trabajadores como un resultado
a la centralización de negociaciones
saláriales, en vez de un intento de corregir los
salarios según la inflación
corriente.
Dada la velocidad con que los precios variaban, las
negociaciones y subsecuentes ajustes saláriales
producían un retraso que concluía en una
caída dramática en los salarios reales a
través del proceso hiperinflacionario. Los salarios
eran calculados cada cierta frecuencia, mientras que los
niveles de precios se incrementaban continuamente. De hecho,
a pesar de la aceleración de la inflación, los
salarios fueron modificados dos veces al mes hasta el final
del proceso.
Como resultado de los estados depreciados de los
salarios reales, y de las dificultades impuestas por
interrupciones en la producción causadas por los
constantes aumentos de los pagos de reparación de
guerra, el gobierno de Hungría decidió
implementar una forma de pago en especie llamado "salarios
calóricos". El objetivo de esta política era
asegurar a cada trabajador un salario real fijo, establecido
en la base de un mínimo de calorías requeridas
para desarrollar una tarea particular. Por ejemplo, un
trabajo
que requería gran esfuerzo físico
requeriría un número mayor de calorías
que un trabajo de oficina.
10. El programa de
estabilización
Este tipo de programas usualmente incluye una
revisión general del diseño del sistema tributario con el
propósito de garantizar el equilibrio
fiscal tanto en el corto como en el mediano plazo.
Frecuentemente, los programas de estabilización
adoptan la convertibilidad de la moneda en oro o alguna
divisa internacional estable, imponiendo una
limitación adicional sobre la política fiscal, reforzando la creencia
del público de que se ha emprendido un serio intento
de equilibrar las cuentas públicas.
Las reformas monetarias y fiscales pueden ser
asistidas por el acceso al crédito externo. Por otra
parte, sería mucho más dificultoso si la
nación en cuestión debiera pagar
indemnizaciones cuyo monto total o la programación de las amortizaciones
fuera incierto. La incertidumbre, en este caso, genera
desconfianza en los individuos sobre los recursos con los que
cuenta el gobierno para garantizar la estabilidad fiscal y la
convertibilidad de la moneda.
El Gobierno introdujo un ambicioso plan de
estabilización el 1 de Agosto de 1946, preparado en
gran parte por el Partido Comunista, el cual no fue
diseñado a requerimiento de la Comisión de
Control Aliado, ni de las Naciones
Unidas ni basado en préstamos del extranjero. El
análisis del paquete de estabilización puede
ser organizado en términos de sus principales
elementos:
a. Medidas tendientes a incrementar la
aceptación general de la moneda:
- La introducción de una nueva unidad de
medida para reemplazar al depreciado Pengö. Esta unidad
se denominó Florín, en rememoración a la
antigua y estable moneda de la monarquía Habsburga. El Pengö
regular era cambiado por el Florín a un tipo de cambio
de 400.000 cuatrillones a uno, mientras que el Pengö
Fiscal fue fijado en 200 millones por florín. Una
ley
estableció que las emisiones de florín
debían ser respaldadas por oro, en un 25% de su valor
facial, aún cuando durante los primeros seis meses del
plan el respaldo en oro excedió, en promedio, el 50%.
Sin embargo, el Florín no era convertible a oro u
otras divisas
internacionales. - El gobierno húngaro recuperó de los
Estados
Unidos U$S 32 millones en oro correspondientes a reservas
del Banco Central que fueron removidas a Alemania por el
gobierno Nazi. Las 22 toneladas de oro retornaron a Budapest
el 6 de Agosto en medio de gran publicidad
en la prensa.
Adicionalmente, se obtuvieron U$S 12 millones en oro y
monedas extranjeras provenientes de fuentes
domésticas durante el período de gracia
anterior a que las leyes
entraran en vigencia prohibiendo ese tipo de tenencias,
sujetas a multas draconianas. Estas dos cantidades daban una
suma total de U$S 44 millones, proveyendo el oro suficiente
para cubrir más del 100% de los billetes en la
introducción del florín. - Fue reimpuesto el Artículo 50 del estatuto
de Banco Central, prohibiéndole prestar directa o
indirectamente fondos al gobierno, excepto el caso de
depósitos de oro o divisas en adelanto de billetes.
Para darle cierto respiro al gobierno, antes que nuevas tasas
impositivas fueran establecidas para proporcionar el ingreso
suficiente para cubrir su gasto, se acordó un adelanto
inicial de 300 millones de florines. - A fin de controlar la oferta de depósitos,
se requirió inicialmente establecer el 100% de las
reservas requeridas en los bancos comerciales.
Estos cambios en la naturaleza
de la unidad corriente fueron más que
cosméticos, acompañaron un cambio fundamental.
El florín fue respaldado conjuntamente por oro,
monedas extranjeras y papeles comerciales. Hacia Diciembre de
1946, la emisión de papel moneda llegó a
excederse del límite preestablecido de 1.000 millones
de florines, la cual debió ser corregida a
través de controles rígidos de crédito y
deflación. A lo largo de 1947, el 25% de cobertura de
oro fue mantenida. Se inyectaba liquidez al mercado
por medio de operaciones de descuento de papeles comerciales
y el gobierno no recibió ningún préstamo
tal como fue estipulado.
b. Reforma del Sistema Fiscal
Durante este período se efectuó una
reforma fundamental en el sistema impositivo. Las tasas
impositivas fueron incrementadas considerablemente sobre el
nivel anterior a la guerra: los impuestos a las ganancias
fueron impuestos a una tasa de 2% del ingreso excedente sobre
1.200 florines, aumentando hasta un máximo del 60% en
remuneración salarial y del 80% en el ingreso por
propiedad.
La renta bruta sobre el alquiler estaba sujeta a un impuesto
entre 60% y 80%. El impuesto al consumo
fue aumentado del nivel de 2-5% de pre-guerra a
3-10%.
Los gastos también fueron sujetos a una
severa disciplina
fiscal; antes del período de estabilización el
número de empleados fue reducido en cada ministerio a
un 90% del total en el año fiscal 1937-1938. A su vez,
la policía estatal fue reducida a 5.000 agentes y los
miembros del ejército a 20.000 hombres. Luego del
proceso de estabilización, los salarios y pensiones
estatales fueron cortados a menos del 50% de los mismos en
1937-1938.
El resultado de esta reforma fue dramático:
en Agosto de 1946 sólo el 21% del total del gasto fue
cubierto por impuestos. En Octubre, esta relación se
vio incrementado hasta cubrir el 96% del gasto.
c. Otros elementos:
El programa de Estabilización se
benefició por las siguientes medidas que ofrecieron
mayor soporte psicológico, menor incertidumbre y ayuda
financiera adicional:
- En Mayo de 1946, el gobierno de Estados Unidos le
concedió a Hungría un crédito de U$S 10
millones para adquirir bienes americanos. El 19 de Junio,
esta suma se incrementó por un adicional de U$S 5
millones. La ONU
entregó U$S 4 millones en comida, que luego fue
vendida por el gobierno húngaro proporcionando una
fuente extraordinaria de recursos. - El 29 de Julio se celebró una Conferencia
de Paz en París con las Potencias del Eje, donde se
establecieron las fronteras de Hungría. Quedaron de
esta forma identificadas las mismas fronteras establecidas
por el tratado de Trianón con la excepción de
pequeños pueblos a los cuales Hungría tuvo que
renunciar. - El período de pagos de amortizaciones de las
reparaciones de guerra fue reprogramado de 6 a 8
años.
11. Lecciones de la experiencia
húngara
La experiencia húngara revela que la
implementación de una adecuada y consistente
combinación de políticas monetaria y fiscal
puede terminar rápidamente con la inflación y
con un reducido costo de transición, siempre y cuando
las medidas se hayan divulgado previamente al público
en general y se haya seleccionado el momento adecuado para
instrumentarlas. La apariencia de una relación causal
instantánea entre la introducción de las
reformas y el control de la inflación subestima en
realidad el hecho de que existe una demora entre el
diseño y la implementación de las medidas en
cuanto al alcance y objetivos
de los cambios propuestos en la política fiscal y
monetaria.
Un rasgo distintivo de la segunda
hiperinflación húngara fue el uso generalizado
de depósitos indexados y, más tarde, de una
moneda indexada. Esta práctica contrajo la demanda de
dinero no indexado, que era la base del impuesto
inflacionario, y en consecuencia recaudar un monto dado de
ingresos requería de tasas de inflación
crecientes. Es importante destacar que la indexación
fue concebida como una medida temporaria y no como la cura
definitiva a los problemas por los que atravesaba el
país. De hecho, la ausencia de mecanismos indexatorios
fue uno de los factores necesarios para conseguir la
estabilidad de precios.
En las experiencias hiperinflacionarias, a
diferencia de la aquellos países con inflaciones
crónicas, existe muy poca inflación inercial.
En el caso húngaro posterior a la Segunda Guerra
prácticamente no regía ningún tipo de
contrato, es
decir que los precios eran esencialmente flexibles, lo que
facilitó la transición hacia la estabilidad de
precios. Asimismo proporciona evidencia para el argumento de
que los casos de hiperinflación no pueden ser
comparados directamente con aquellos de inflación
inercial, porque la indexación condiciona a la
economía a una inflación persistente y que el
elemento inercial en la inflación es resistente a la
política. Como demuestra el caso húngaro, no
tomó mucho tiempo en acelerarse la inflación
una vez que el gobierno decidió deteriorar el grado de
protección que ofrecía la
indexación.
Se ha argumentado que una razón importante
para la implementación de políticas heterodoxas
de estabilización radica en que las reformas fiscales
y monetarias por sí solas no permiten asegurar la
estabilización de precios, máxime si se
considera el pesimismo generalizado del público en
países con larga historia inflacionaria sobre el
compromiso y la capacidad del gobierno de poner fin a la
inflación.
En este sentido, la experiencia húngara
revela que aún cuando la desconfianza en las
intenciones del gobierno de poner fin a la inflación
pudieron haber existido (no sólo porque Hungría
experimentó dos hiperinflaciones en el lapso de 25
años, sino porque el financiamiento inflacionario
comenzó a fines de los años ´30), ese
factor no juega un papel fundamental por el que se deba
recurrir a planes heterodoxos para terminar con una
hiperinflación.
En la cuadro 4 se ha intentado resumir las lecciones
de la experiencia húngara para terminar con la
hiperinflación y se muestra el billete que se
emitía en el periodo hiperinflacionario.
Cuadro 4: Los Ingredientes para un Final
Exitoso de la Hiperinflación
Condiciones Necesarias
Factores innecesarios para terminar con la
|
CONCLUSIONES
La hiperinflación más documentada se
produjo en Alemania durante el periodo posterior a la primera
Guerra Mundial (1.922−1.923). En ella el gobierno puso en
marcha la emisión de dinero, elevando los precios y el
dinero a grandes niveles. Consecuencia de esto fue, que el dinero
que una persona
tenía en 1.922 queda apenas sin valor en 1.923. tampoco no
debemos olvidar que otros países como
Rusia, Colombia,
Polonia,
Austria,
Grecia,
China y más recientemente
Yugoslavia tuvieron
hiperinflación.
Aunque la más grave fue la hiperinflación
sufrida por
Hungría inmediatamente
después de la
Segunda Guerra Mundial. Los precios se
multiplicaron por más de 1027 en doce meses,
multiplicándose dos veces cada día.
Por ello se dice que una economía se ve afectada
por un proceso de hiperinflación cuando sus precios crecen
a tasas superiores al 50% mensual. Cuando esto ocurre, los
individuos tratan de desprenderse del dinero líquido del
que disponen antes que los precios crezcan más y hagan que
aquél pierda aún más su valor. Este
fenómeno, conocido como la huida del dinero consiste en la
reducción de las tenencias monetarias de los individuos,
puesto que el dinero se desvaloriza de día en día y
de hora en hora.
Lo cual crea pánico
a la hiperinflación siempre existió desde que se
tuvo la desagradable experiencia. La razón es que no hay
una solución rápida y siempre es costosa. A la hora
de poner fin a un proceso, todas las teorías
aportan algo válido, pero mas allá de la teoría
existe la realidad: la gente, sus expectativas. Sabemos que
economía es una ciencia social
y por lo tanto es muy difícil predecir o analizar la
conducta de los individuos, en este tema especifico se refleja
con mayor contundencia (corridas cambiarias, especulación,
credibilidad). Consecuentemente no podemos recetar ninguna
solución sino conocemos la cultura o "el
sentido común" por lo que la gente se guía, o en
otras palabras no existe una receta universal.
También se puede decir que la
"hiperinflación" es un fenómeno asociado con el
papel dinero o dinero "fiat", dinero falso sin valor
intrínseco. Este dinero es producido por un sistema que lo
crea por medio de la expansión de crédito. La
expansión de crédito cuando no es resultado de una
previa expansión del ahorro real es simplemente la
creación de crédito de la nada. Por esto, se
inventó el término "inflación", pues es como
inflar con aire un estado
financiero bancario: préstamos (activos) creados contra
dinero prestado (pasivos del banco) que no es más que
aire; de ahí, el término "inflación" ?
"inflar con aire" ? el balance.
Es así que la hiperinflación representa la
última etapa del proceso inflacionario en la cual los
bancos intentan mantener el funcionamiento de las actividades
económicas – mal fundamentadas en la realidad – que
nacieron con la expansión de crédito que efectuaron
previamente los bancos.
La primera parte de la hiperinflación, en el
pasado, se ha caracterizado por la aparición del "crack-up
boom". Este es un auge aparente y lleno de optimismo. Pero llega
un punto en el proceso inflacionario, cuando paulatinamente el
público decide que debe adquirir bienes tangibles
líquidos, para proteger el valor de su dinero. Este
proceso, una vez iniciado, acelera y los precios de dichos bienes
comienzan a subir.
Algunas personas pueden invertir en acciones,
como sustitutos de bienes tangibles. Por ejemplo, acciones de
minas de oro y otros metales; acciones en compañías
que venden productos siempre necesarios, como
compañías farmacéuticas. La
imaginación del público y de los que proveen
consejo económico, examina todo el espectro accionario
para buscar empresas que puedan ofrecer protección. Sin
embargo, la corrección económica que vendrá
después de una deformación productiva tal y como ha
sufrido el mundo, afectará en forma totalmente
imprevisible a todas las empresas existentes.
Este momento también es de "Depresión", porque la hiperinflación
destruye a empresas, ya sea porque sus flujos de ingresos no
alcanzan a comprar los insumos necesarios o son insuficientes
para liquidar pasivos contratados (con tasas de interés
que se han ido por las nubes), ya sea porque se evaporan sus
mercados, porque
sus clientes ya no
tienen poder adquisitivo, no obstante la creación de
montañas de dinero nuevo.
Por lo expuesto se considera que la
hiperinflación termina en un desastre general.
Históricamente, no tenemos más que ejemplos de
naciones que la han sufrido aunque nunca se ha dado una
hiperinflación mundial por lo que en un periodo de
hiperinflación el objetivo principal debe ser el de frenar
el crecimiento de los precios antes de corregir las tasas de
interés activas y pasivas a niveles reales
positivos.
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Trabajo realizado y enviado por
Diana Gloria Lavanda Reategui
estudiante de la universidad Inca
garcilaso de la vega 2006.
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