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Hugo Chavez y la guerra de resistencia (página 2)



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Chávez prepara un ejército de
civiles

Los opositores han acusado al gobierno de
tratar de consolidar el poder al
estilo cubano.

Por Fabiola Sánchez
Prensa
Asociada
4/22/2006

CARACAS · El presidente Hugo
Chávez constantemente advierte a los venezolanos que
una invasión de Estados Unidos es
inminente.
En atención a esa eventual amenaza,
Chávez ordenó una reestructuración de la
fuerza armada
y la ampliación de las milicias civiles, que son
entrenadas para resistir a un potencial enemigo que sería
superior en cantidad y equipamientos.
Numerosos seguidores de Chávez, un ex teniente coronel del
Ejército, se han alistado en la reserva atendiendo el
llamado del mandatario izquierdista, lo que ha permitido llevar
esa unidad a unas 150,000 personas, cifra que está muy por
encima de las fuerzas regulares calculadas en unos 100,000
hombres.
Simultáneamente, Chávez ordenó la
formación de una milicia denominada Guardia Territorial y
ha anunciado que espera llevar la reserva a un millón de
hombres y mujeres.
Algunos opositores sostienen que la idea del gobernante
suramericano de incorporar masivamente a los civiles en la
defensa nacional responde a un plan para crear
una fuerza interna que pueda enfrentar a opositores y defender a
Chávez a cualquier costo.
"Vamos a ser un pueblo soldado", dijo Roberto Salazar, un
desempleado de 49 años, después de arrastrarse por
debajo de un alambrado de púas, recorrer una trinchera
llena de fango, y evadir un grupo de
llantas incendiadas junto con otros voluntarios durante un
entrenamiento
de la Guardia Territorial.

La mayoría de los soldados civiles venezolanos provienen
de las barriadas pobres donde Chávez tiene un fuerte
respaldo.
El entrenamiento, que se imparte en buena parte los fines de
semana, incluye el manejo de fusiles de asalto, el
acondicionamiento físico, y las carreras con
obstáculos en medio de una nube de gas
lacrimógeno.
Miles de los voluntarios que se entrenan son amas de casa,
estudiantes y obreros de construcción que devengan un salario de 16,000
bolívares (unos $7.44 ) por cada sesión a la que
acuden.
"Es necesario que los venezolanos tengan conocimiento
de ser militar para defender la patria y nuestro presidente Hugo
Chávez", añadió Salazar.
Chávez insiste en que el golpe del 2002, que lo
sacó del gobierno por dos días, fue promovido por
Washington. Estados Unidos reconoció rápidamente al
gobernante interino que asumió el poder durante la
intentona. Algunos documentos
desclasificados de los servicios de
inteligencia
estadounidense indican que la CIA conoció con
antelación las conspiraciones de militares disidentes.
Los oficiales rebeldes fueron expulsados de la fuerza armada, y
algunos de ellos huyeron del país. El gobierno ha ofrecido
recompensas para capturarlos, que han incluido espléndidos
incrementos de sueldos para los militares.
El mandatario asegura que todos los venezolanos deben estar
preparados para la "guerra de
resistencia".
Chávez ha señalado que las tropas estadounidenses
podrían "morder el polvo" si tratan de invadir el
país para apoderarse de las vastas reservas
petroleras.
La reserva venezolana que contaba para el 2004 con unas 30,000
personas, tiene hoy unos 150,000 miembros, declaró el
general Alberto Muller Rojas, integrante del estado mayor
del presidente Chávez.
Esa unidad tiene ahora su propio comandante y un presupuesto
independiente de las fuerzas regulares.
Los reservistas asumirán algunos de los viejos fusiles de
asalto belgas que este año se retirarán de la
fuerza armada luego que Venezuela
reciba los 100,000 fusiles rusos Kalashnikov que serán la
nueva arma reglamentaria de los militares venezolanos.
Chávez ha dicho que se requerirán más
armas para el
millón de soldados civiles. A la Guardia Territorial no se
le proporcionarán armas, pero sus comandantes sostienen
que el armamento podría ser habilitado y designado en el
caso de una emergencia.
En algunas secciones de la nueva orientación de la fuerza
armada venezolana, difundida por Internet, se habla de una
nueva alianza "civiles-militares".
En el documento se refiere además que el país debe
prepararse para una guerra "asimétrica", que implica el
uso de medios no
convencionales para combatir la fuerza tradicional, aunque no se
explica en detalle cuáles tácticas podrían
usarse.
Los opositores han acusado a Chávez de tratar de
consolidar el poder, al estilo cubano, al asignar a los militares
tareas en las comunidades como guardias peatonales y prestadores
de atención médica.
"La lealtad militar a Chávez es una de las dos claves de
la supervivencia de Chávez. La otra es la devoción
de los pobres", expresó Larry Birns, director de organización del Consejo de Asuntos
Hemisféricos (Council on Hemispheric Affairs), con sede en
Washington.
"Esto es un acto de desesperación para formar una milicia
civil armada", indicó Birns. "El puede haber llegado al
tal punto de creer que una facción de los militares es
poco confiable", añadió.
Indicó que en vez de una invasión, sería
más probable que Washington trate de debilitar a
Chávez estableciendo contactos con posibles rivales dentro
de la fuerza armada.
Algunos oficiales estadounidenses han conjeturado que
Chávez podría tratar de exportar su revolución
a otros países. El mandatario califica tales versiones
como una completa invención.

19 de Abril de 1810:
Primer Referendo
Revocatorio del mandato de Autoridad

(Prof. (M.sc.) Arnaldo Perdomo

El 19 de Abril de 1810 representa el inicio de un
proceso que se
cerrará transcurrida mucho más de una década
después. Ese proceso es el de la independencia
Política de Venezuela, el cual represento la ruptura
del nexo Colonial con España,
pero a costa del sacrificio de venezolanos que en términos
generales; unos tomaron posición a favor de la patria,
mientras que otros defendieron la Monarquía Española.
Los acontecimientos ocurridos ese 19 de Abril de 1810 en
Venezuela forman
parte de un proceso generalizado que se vive en el mundo
occidental surgidas como consecuencia de la revolución
Francesa (1789) la independencia
norteamericana, en 1776; El movimiento de
los comuneros del Socorro, en la Nueva Granada en 1781, la
independencia de Haití promovida por los negros en 1804 y
la invasión de Napoleón
Bonaparte a España en 1808, por supuesto, todo esto es
alimentado por el pensamiento de
la
ilustración y determinado por la decadencia del Orden
Aristocrático y colonialista.
Europa se
estremecía por los avances del ejercito Imperial
Francés, deslumbraba la audacia con la que se
extendía el dominio
Napoleónico a otras tierras, luego de traspasar los
Pirineos y los Alpes. Ya no existían monarquías
opuestas, al menos en territorio Galo. Ahora es Napoleón el emperador, el mismo que pacto
la Paz de Amiens.
Según los historiadores la invasión de
Napoleón Bonaparte a España representa la maniobra
politicomilitar que le permitió someter al Rey Carlos IV y
al heredero al Trono, Fernando VII e imponer como monarca a su
hermano José Bonaparte. Iniciándose entonces en la
Península Ibérica una guerra de resistencia contra
el invasor Francés coyuntura que obliga a la junta suprema
de Sevilla ( creada para organizar la resistencia) a declarar que
las colonias tendrán los mismos derechos y privilegios que
las Provincias Españolas.
Pero el avance de las Tropas Francesas obliga a esta junta a
disolverse y crear el llamado Consejo de Regencia que tiene
limitaciones respecto al control de
colonias. La América
Hispánica, en consecuencia de pronto tiene que enfrentar
dos gobiernos metropolitanos simultáneos: El de
José Bonaparte y el del consejo de Regencia,
situación que aprovecharon todos los que aspiraron cargos
o funciones de
gobierno sobre la base de su poder económico, para
rechazar y cuestionar a los enviados de ambos bandos y empezar a
crear las instancias gubernamentales que le facilitaran los
caminos a la independencia política o al menos a
la construcción de un Gobierno Autónomo, este es el
caso sucedido en Venezuela.
En la Capitanía General de Venezuela, desde hacia
años un grupo de jóvenes
vinculados Con el sector de los Blancos Criollos venia
cuestionando el dominio Español
sobre estas tierras. Sin embargo, el sector conservador,
partidarios de la Monarquía, así como los
Funcionarios Coloniales, habían prevenido de atenuar las
inquietudes y agitaciones de esos jóvenes y de perseguir y
castigar las demostraciones de rebeldía frente al Poder
Monárquico.
Sin embargo, transcurrieron algunos meses y especialmente en
Caracas, la actividad Política en la que incursionaban
estos jóvenes se hacia mas evidente en la medida en que se
hacían mas obvias la impericia de España para
controlar sus Colonias en virtud de la guerra interna que vivia
la Metrópoli. Por su lado, los grupos
Conservadores, los mismos que en años anteriores
habían apoyado las respuestas Coloniales contra el Zambo
Andrés López del Rosario; Andresote, Juan Francisco
de León. En Panaquire; José Leonardo Chirino; en la
Sierra de Coro, Gual y España. En la Guaira, y Francisco
de Miranda, entendían ahora, la necesidad de que el
control político de la Capitanía General de
Venezuela debían asumirla los Criollos.
De allí que, aquel Jueves Santo de 1810, Caracas conmovida
por las agitaciones de los jóvenes mantuanos, se levanto
inquieta; estos continuaban impulsando el proceso por los caminos
de la rebeldía pero una vez más los conservadores
instalados en sus curules, obtenidas no por voluntad soberana,
sino heredada de generación en generación, en el
Cabildo habían convocado de manera ilegal a una
Sesión.
Esta invitación a Cabildo era producto de
las presiones que pretendían
Imponer los sectores más radicales. Este Cabildo
ilegitimo, obligo a Vicente Emparan a incorporarse a la
sesión desde las 7:00 de la mañana habían
instalado el Ayuntamiento. Participaban los hombres de la
Oligarquía Caraqueña, aquellos que poseían
apellidos ilustres, enormes fortunas y el control
económico, pero solo existía para ellos un
obstáculo relevante; se trataba del Poder Político,
que en aquel entonces solo podían ejercer los Blancos
Peninsulares designados por el Rey. En adelante se
producirá con la renuncia del Capitán General, el
primer Referendo Revocatorio del mandato de autoridad que
presencio la historia de
Venezuela, evidencia que se vislumbra cuando Emparan, en el
marco de la sesión del Cabildo Caraqueño, se dirige
a la multitud para consultar al pueblo si querían o no que
siguiera gobernando.
Este hecho constituyo un gesto democrático por parte de
Emparan, que lo adelanto casi 200 años a lo establecido en
la Constitución Bolivariana (Art.70) cuando se
le permitió consultar a la población congregada sobre la
aceptación o rechazo de un gobernante en ejercicio.
" Pues, si ustedes no quieren mi gobierno … Entonces yo tampoco
quiero mando", renunció Emparan a su rol de Capitán
General y dejo el gobierno en manos de la Junta Suprema
Conservadora de los derechos de Fernando VII. Instancia creada
como un acuerdo que satisfacía a los conservadores de la
provincia de Caracas entre tanto los sectores revolucionarios,
reunidos en torno a la
Sociedad
Patriótica se dedicaban a desarrollar una estrategia
orientada a crear las bases para la declaración de
independencia la Junta Suprema gobernó desde el 19 de
abril de 1810, hasta el 12 de Marzo de 1811, fecha en la que se
instala el primer congreso Constituyente y se dinamiza un
activismo político que durara hasta después del 5
de Julio de 1811, fecha en la que se inician los acontecimientos
que darán al traste con la Independencia.
Pero algo muy cierto es que ese Jueves Santo "los Amos del Valle"
sin derramar una gota de sangre removieron
a la Máxima Autoridad Española Vicente Emparan y
dieron pie a una cruenta guerra que se abre con énfasis en
1812 y no pasara hasta 1821 y dará paso a la independencia
para definitivamente romper con el orden colonial que
imponía España en Tierra
Americana.

Chávez expulsó del país en febrero
a un agregado naval estadounidense, acusado de actividades de
espionaje. Estados Unidos en represalia ordenó el retiro
de una diplomática venezolana.

Algunos oficiales estadounidenses han conjeturado que
Chávez podría tratar de exportar su
revolución a otros países. El mandatario califica
tales versiones como una completa invención.

La fuerza armada venezolana no parece estar edificando
ninguna fortificación especial para resistir a un ataque
de las tropas estadounidenses. No obstante, el país se
cuida muy bien de revelar los detalles de sus planes de
defensa.

Unos reporteros del Canal 4 de Gran Bretaña
fueron detenidos recientemente durante 30 horas por filmar a unos
reservistas después de un desfile. Los periodistas dijeron
haber sido encarcelados durante la noche por sospecha de
espionaje, y después fueron liberados.

En una reciente entrevista el
embajador estadounidense en Caracas, William Brownfield, se
abstuvo de hacer juicios sobre el crecimiento de la reserva en
Venezuela.

Brownfield sólo manifestó que corresponde
al gobierno y al pueblo venezolano decidir qué "tan grande
quieren la reserva, qué sistema de mando
creen que la reserva debe tener, y si esta reserva debe tener una
presencia en cada cuadra, o pueblo, o aldea en todo el
país".

Chávez ha señalado que Estados Unidos no
ha titubeado en invadir países y derrocar a los
regímenes que considera hostiles. Como ejemplo de ello
citó las invasiones de Granada en 1983 y de Panamá en
1989, argumentando que lo mismo podría sucederle a
Venezuela. En ambos casos, las fuerzas de resistencia
rápidamente se desmoronaron.

El caso de la derrota de la invasión de Bahia de
Cochinos, que promovió la CIA en 1961, es un modelo que
Chávez quiere que se siga en su país.

En el sur de Venezuela la Guardia Nacional ha alistado a
unos 500 indígenas para la defensa nacional que de ser
necesario lanzarían flechas con dardos venenosos,
comentó Chávez recientemente. "Si a algún
invasor hubiera que meterle un flechazo del bueno, en 30 segundos
usted está listo, querido gringo", agregó el
gobernante.

Mientras el presidente de Venezuela
ordena entrenar a civiles para enfrentar un supuesto ataque
noteamericano, el Comando Nacional de la Resistencia tomó
ayer juramento a un grupo de voluntarios que saldrá a las
calles para informar de las ''deficiencias'' del gobierno
''autoritario'' de Hugo Chávez, dijeron fuentes de la
oposición.

El activista opositor Oscar Pérez recalcó
que unos ''7,000 voluntarios'' prestaron juramento en Caracas con
el fin de conformar ''comandos'' que
lucharán ''por las exigencias electorales'' y
trabajarán ''con los sectores populares'', donde se
encuentran los mayores afectos al oficialismo, según
sondeos de opinión locales.

Pérez, dirigente del Comando Nacional de la
Resistencia, agregó que estos ''comandos'' servirán
también para ''controlar al gobierno y mostrar sus
deficiencias'' y evitar que ''la ineficacia'' oficialista “siga
hundiendo a este país''.

La dividida y debilitada oposición venezolana ha
puesto diez condiciones para participar en los comicios
presidenciales de diciembre próximo, entre ellas el
retorno al antiguo sistema manual de
votación, la renovación del Poder Electoral y la
depuración del padrón electoral,

La oposición venezolana quedó sin
representación parlamentaria luego de que decidiera
retirarse de las elecciones legislativas del pasado diciembre,
argumentando ''desconfianza'' en el Poder Electoral y en el
sistema automático de votación.

Chávez ya lanzó su candidatura para la
reelección presidencial y todas las encuestas
divulgadas en el país lo dan como favorito.

Pérez insistió en que la ''misión''
de los ''comandos'' de voluntarios es hacer “repensar el
país, recuperar la democracia
entre todos y salir a trabajar con los sectores populares para
acabar con la pobreza, el
desempleo, la
inseguridad,
para encontrarnos con la gente de los barrios''.

El Comando Nacional de la Resistencia, calificado de
''opositor radical'' por el Gobierno, es por ahora el
único grupo que organiza acciones de
calle para rechazar el ''autoritarismo'' del presidente
izquierdista venezolano.

Por su parte, el mandatario ha ordenado preparar al
país a lo que él llama una ''guerra de
resistencia'' ante ''amenazas'' de invasión por parte de
EEUU El programa militar
para los civiles consta de veinte sábados consecutivos de
entrenamiento hasta junio los convertirán en luchadores de
la resistencia, informó AP.

GUERRA ASIMÉTRICA

La guerra asimétrica es un conflicto
violento donde existe una gran desproporción entre las
fuerzas tanto militares como políticas
de los bandos implicados, y que por lo tanto obliga a las partes
a utilizar medios fuera de la tradición militar
común. Entre estos medios se cuenta la
Guerra de guerrillas, la Resistencia,
toda clase
de terrorismo,
la
contrainsurgencia, el
terrorismo de Estado o la
desobediencia civil.

En la guerra asimétrica no existe un frente
determinado, ni acciones militares convencionales. Por el
contrario, se basa en golpes de mano, combinación de
acciones políticas y militares, implicación de la
población civil y otras operaciones
similares.

Recientemente, y dada la gran diferencia de
poderío militar entre las grandes potencias y el resto de
países del mundo, en éstos han empezado a surgir
teorías
de la guerra asimétrica más extensas. El libro
Guerra Sin Restricciones elaborado por los
coroneles chinos

Qiao Liang y
Wang Xiangsui a raíz de la

invasión de Irak de 2003 es la
primera obra teórica de profundo calado sobre las guerras
asimétricas futuras a gran escala. De manera
muy resumida, sus autores postulan la utilización de
cualquier clase de lucha -sin tener en cuenta ninguna
objeción ética-
ante una potencia
abrumadoramente superior en fuerza, tecnología o
influencia diplomática.

Guerra
asimétrica

El primero en topárselos fue
Napoleón, que en sus intentos frustrados por conquistar
España se enfrentó con pequeños grupos o
núcleos de guerreros. Eran flexibles, rápidos, casi
invisibles: daban su golpe y se
desvanecían.

De ahí el origen de la palabra
guerrilla: minorías versátiles, enfocadas bajo el
esquema de hit and run. Un ejército formal,
jerárquico, y de gran tamaño, no tiene por diseño,
lo que se requiere para lidiar con guerrilleros.
El acto de horrorismo, más que de terrorismo en
Nueva York, aparte de trágico, triste y doloroso,
no deja de llamar la atención por la eficacia con la
que se ejecutó el plan.
1.- La primera regla de guerra es el factor sorpresa, y esto es
lo que psicológicamente pesa más. Acostumbrado
EUA a ataques fuera de su territorio, el golpe tomó
desprevenidos a todos. La sorpresa representa por lo menos el 60%
de la victoria y de ahí la presunción de que el
agresor se quedará quieto ante la alerta roja puesta en
marcha por los norteamericanos.
2.- Nadie se atrevería a retar de manera frontal la fuerza
militar de EUA (280 billones de dlls al año) y por eso se
utilizaron métodos no
convencionales de guerra, montándose sobre recursos "del
enemigo" disponiendo de aviones comerciales de United y
American Airlines. Se espera y se desea que no; pero de
haber más ataques tendrán que ser con los mismos
métodos no convencionales que incluyen ataques
químicos, ciber-ataques, la desarticulación de los
esquemas de comunicación, el ataque indiscriminado a
blancos civiles (de ahí que Disney cerrara
temporalmente sus parques de diversión).
3.- Una minoría activa enfocada puede hacer más
daño
que un ejército tradicional y de gran tamaño. Entre
más pequeño el grupo, mayor su movilidad y la
secrecía.
4.- El peor enemigo generalmente está en casa: puede ser
el mayordomo, el socio, el amigo, el hermano, la empleada
doméstica, el contador. En este caso, conforme se
presentan los hechos, se manifiesta la complicidad dentro del
territorio norteamericano.
5.- Aunque militarmente el poderío de EUA quedó
inalterado, moralmente el golpe fue duro. Las miles de muertes
civiles, la simbología de las Torres Gemelas
colapsadas (World Trade Center) y el Pentágono en
llamas, trastocaron fibras emocionales.
6.- La contundencia y la sincronía. Al estilo
Blitzkreig, no es lo mismo cuatro ataques repartidos en un
año, que cuatro ataques en la misma hora.
7.- El Gobierno de Bush estaba un tanto debilitado en sus
relaciones externas con otros países (con su plan de
construir un escudo nacional de misiles, y por no apoyar el Plan
de Kyoto), además de que apenas se está sentando en
la Presidencia enfrentando la inevitable curva de aprendizaje.
8.- La confusión es parte de la guerra psicológica.
¿Quién fue? ¿Para qué? ¿Hasta
dónde se pretende llegar?
Condolezza Rice, asesora en Seguridad
Nacional, ya había advertido posibles ataques de
países que a su juicio promovían el terrorismo,
entre ellos Corea del Norte, Cuba, Libia,
Irán, Iraq,
Sudán y Siria
.
Aunque las sospechas se centran sobre el millonario Osama Bin
Laden
, no pueden descartarse subgrupos, incluso hasta a los
propios radicales norteamericanos (ahí está el
bombazo de Oklahoma).
Abundan los sospechosos, agregándole confusión a la
situación, y hay por lo menos doce grupo guerrilleros que
están en la mira, muchos de ellos palestinos (que siguen
defendiendo la idea de que fueron invadidos por los judíos
en un principio), o simpatizantes de ellos, que están en
contra de la cantada alianza entre EUA e Israel; y para el
caso hasta los globalíficos han entrado en la
conversación de la justificada paranoia.
Un funcionario de gobierno de alto nivel, no hace más de
dos semanas antes del ataque, se lamentaba en televisión
abierta de la vulnerabilidad de EUA por no tener un sistema
actualizado de inteligencia.
Argumentaba que la infraestructura de comunicaciones
para funcionar como receptáculo de inteligencia
había quedado obsoleta en el contexto de las nuevas
tecnologías satelitales, celulares, digitales,
inalámbricas, de encriptación, Internet, etc.
El escenario, las reglas, los medios y si acaso los fines, son
otros y no se puede seguir haciendo lo mismo.
Según el Ché Guevara, la
característica fundamental de una guerrilla debe ser la
movilidad; y un ejército grande, poderoso,
jerárquico, burocrático y protocolario,
difícilmente podrá contra una guerrilla enfocada y
dispuesta a todo.
La Guerra Asimétrica obliga a reconsiderar la forma de
defensa-ataque y quizás se requiera formar otra
"guerrilla"-del lado estadounidense- que sea igual de flexible,
sofisticada, global, ágil, equipada, y con licencia.
Difícilmente se podrá matar a una liebre, o a un
cucaracho, con un poderoso tanque de guerra.
La guerra
fría -la carrera en su tiempo de EUA
contra lo que fue la Unión Soviética– parece
renacer con la modalidad de guerrilla y se tendrán que
reforzar los grupos de inteligencia táctica, infiltrados,
espías, contraespías, células
anónimas, etc.
En casi 3,000 años de civilización la humanidad ha
disfrutado de sólo 150 años de plena paz (el 5%).
Parece mentira que para tener la paz se tenga que pensar,
organizar y actuar, como si siempre se estuviera en
guerra.

Guerra Asimétrica: El socialismo de
Chávez contra el capitalismo

Alexander Guerrero E.
  Lunes, 7 de marzo de 2005
Una especie de guerra
asimétrica ha emprendido el Presidente Chávez
contra el capitalismo,
fenómeno político-ideológico que devela la
amplia influencia que sobre nuestro Presidente tiene Fidel Castro,
quien junto a Kim Il Sung son los únicos proponentes del
socialismo en el mundo.

Hablamos en este caso de guerra asimétrica,
porque al fin y al cabo el capitalismo, régimen
económico global, por definición, ha mostrado no
solo su capacidad de crear riqueza en volúmenes
incomparables a otro esquema socioeconómico en la historia de la humanidad,
sino porque como organización social y económica
atiende directamente las libertades y deseos del hombre por un
mejoramiento continuo de su calidad de
vida.

Allí viene el lobo…..llegó el
lobo!

El Presidente Chávez mantuvo su agenda socialista
en el discurso
político encapuchado durante este periodo
"prerrevolucionario". Probablemente el gran público, el de
a pie, y hasta las elites políticas, económicas y
culturales, para agruparlas de alguna manera, nunca creyeron o le
dieron la seriedad respectiva al hecho evidente por demás
en el caldo de cultivo ideológico del "proceso" que la
agenda de la "revolución bolivariana" contenía como
objetivo la
utopía socialista. No era fácil, para los lideres
de la revolución vender la idea del socialismo
después del estruendoso e histórico fracaso del
socialismo, particularmente porque este régimen
socioeconómico solo subsiste en la medida en que los
pueblos puedan ser sometidos a una agenda de empobrecimiento
continuo y sistemático. Venezuela en estos anos inicia ese
recorrido, las políticas públicas de corte
socialista han iniciado el proceso de igualar por
abajo.

Aunque los socialistas, de todas las cosechas en el
mundo se habían colocado en retirada, no es fácil,
como en las batallas de tipo religioso aceptar la derrota,
después de todo las verdades de fe, son solo eso, fe y
nada mas que fe.

Algo similar ocurría con los socialistas
latinoamericanos a quienes les era, y les sigue siendo
difícil vender una alternativa socioeconómica
basada en la propiedad
colectiva y del Estado que significa la demolición de las
libertades individuales, derechos económicos, y de ellos
los derechos de propiedad, en un mundo donde el progreso se funda
sobre las oportunidades de la gente de acceder a la propiedad, y
donde al Estado, léase políticos no les queda otra
alternativa que construir marcos jurídicos
diseñados a la protección de esos
derechos.

Sin embargo, es posible construir una propuesta
anticapitalista, Venezuela muestra una buena
evidencia que el objetivo de fondo se puede cubrir con la
retórica revolucionaria –en nuestro caso bajo el
signo abstracto del bolivarianismo- anticapitalista sin necesidad
de nombrar la soga en casa del ahorcado.

El socialismo a la vuelta de la esquina: nueva
versión del comunismo de
Estado.

La flojera intelectual de las elites políticas,
económicas, y culturales y de una vasta porción de
la inteligentzia venezolana constituyo un severa
restricción a la inteligencia que impidió divisar
anticipadamente que la propuesta socioeconómica de la
llamada revolución bolivariana era la del nuevo hombre del
socialismo real.

Muy probablemente este curioso fenómeno sea
producto de las vivencias del rentismo petrolero tipo
bucólico, que ha sido promovido por las elites
políticas, económicas y militares y de una
porción importante de la "corporación cultural"
venezolana durante más de cinco décadas.

Sin embargo, no se requería d e una fuerza
intelectual sobre-natural, un análisis y estudio sesudo de la propuesta
de constitución que fue posteriormente aprobada, seria
suficiente para conocer que la constitución toda,
constituía un marco jurídico para el debilitamiento
de los derechos de propiedad. La constitución recoge un
contrato social
de normas y
restricciones a las libertades de los individuos, a cambio de
poderes crecientes al Estado, poderes que se constituirían
con el tiempo en privilegios de quienes puedan capturar las
instituciones
del Estado.

Es importante acotar sectores importantes de la
inteligentzia venezolana acuerdan con este tipo de
constitución, bautizando con ello la voluntad rentista de
corporaciones de intereses, políticas, económicas,
militares y eclesiásticas, en ocasión de los
procesos de
captura de las instituciones del Estado en periodos
electorales.

Socialistas criollos de ayer: padres putativos del
socialismo real de hoy.

Pero las vertientes socialistas venezolanas,
socialdemócrata y socialcristiana del periodo
prerrevolución bolivariana, nunca abandonaron su propuesta
socialista, esa utopía en cierto modo alumbraba las
transformaciones socioeconómicas del capitalismo criollo,
donde la acción
del estado con los anos tendía a debilitar. Solo a partir
de 1989, con el Gran Viraje se produjo un rompimiento con la vena
socialista que gobernaba Venezuela desde los tiempos de
Rómulo Betancourt.

Ese nuevo marco jurídico requería de la
agitación politica política que hemos visto en
estos anos de revolución y de un proceso de ingeniería de leyes que fuese
separando el incentivo individual del venezolano de los activos
económicos más rentables del país. La
constitución, y posteriormente un centenar de leyes coarta
y restringe del proceso económico la iniciativa
individual, llegándose en ocasiones a la sanción
politica e institucional por el ejercicio de los derechos de
propiedad.

Las políticas publicas a aplicar en la
transición hacia el socialismo se centrarían
entonces en los controles de precios, en
las restricciones a las ganancias que hoy imponen leyes en la
economía y
en las finanzas, en
el crecimiento desorbitado de la deuda publica,
en financiamiento
inflacionario del déficit fiscal, en la
opacidad y escasa transparencia y ninguna controlabilidad con que
se gestiona el gasto del estado, con el incremento de la presión
tributaria, en la reducción del mercado como
mecanismo de distribución de la renta; todos esos
fenómenos componentes de un entorno de debilitamiento de
los derechos de propiedad. Las "elites" locales no pudieron
anticipar esos fenómenos, por un lado porque la
utopía socialista, mas allá de los métodos y
formas de alcanzarla esta en la superestructura cultural de una
buena porción de esas elites políticas,
empresariales, militares y eclesiásticas.

Que es el capitalismo ¿ En el capitalismo la
acción humana en lo económico y en lo social se
organiza sobre dos pilares: propiedad privada y mercado; la
integración eficiente se realiza en base a
la garantía de democracia política; es decir, libre
ejercicio de los derechos políticos y de propiedad
necesarios para optimizar las preferencias de la gente y para
garantizar la estructura de
incentivos que
asegure un progreso sostenido.

La organización básica para ese objetivo
lo constituye la empresa; la
relación entre los en la empresa se
robustece mediante el respeto de reglas
de juego,
generalmente en forma de contratos que
garantizan derechos de propiedad. La empresa se constituye como
la
organización fundamental entre los hombres para
reducir los costos de
transacción que impone el poder creciente del Estado en la
economía.

El proceso económico y la prosperidad depende
entonces de esas garantías y arbitrio por parte del Estado
de los intereses puestos en el contrato,
haciendo que empresas e
individuos se interrelacionen eficientemente minimizando costos
de transacción, generados estos por la intervención
del Estado mas allá de su condición de arbitro que
pone el peligro el proceso de creación de
riqueza.

La fuente fundamental de esos costos, el Estado,
institución que puede ser capturada por corporaciones
políticas, económicas, militares y otros grupos de
interés
perturba el proceso de optimización que define en el
capitalismo la actividad económica de la gente. La
democracia se comporta entonces como un entorno utilitario que
permite el proceso de captura de las instituciones del Estado y
la supresión de las reglas del mercado en la
distribución de los esfuerzos de los
individuos.

El capitalismo de estado, el socialismo como ideología y la sociedad de capturadores de
renta Las cosas van de mal en peor si el Estado, capturado por
corporaciones políticas con intereses ideológicos
como en nuestro caso, conduce su propia guerra asimétrica
para destruir al capitalismo, lo que por definición
traerá consigo perdida de los derechos individuales
necesarios para la vida en democracia.

La historia es difícil devolverla, el socialismo,
régimen solicitado por el Presidente Chávez
representa lo contrario a las libertades individuales y derechos
económicos de la gente que son confiscadas por el Estado,
la relación entre gobierno y ciudadanos, distintos a la
nomenclatura
que rige el Estado, se convierte en totalitaria, con sacrificio
de los derechos individuales.

La castración de esos derechos civiles y
económicos, de propiedad, inhibe la creación de
riqueza creando condiciones para empobrecimiento y deterioro de
la calidad de vida.
Ejemplos sobran en el mundo, Corea, Cuba y Zimbabwe,
únicos paradigmas
socialistas muestran en grado superlativo de empobrecimiento de
sus pueblos, combinado con odiosos privilegios ganados por los
grupos políticos que conducen el Estado, especie de nueva
clase, cuya presencia histórica es solo posible bajo el
pillaje y el despojo de los derechos de la gente.

¿Por qué se arma Venezuela?
La guerra asimétrica busca aprovechar debilidades de la
adversarios

Analista Alberto Garrido considera que la guerra convencional
está superada

22/03/2005. ABN

Caracas // El ataque del 11 de septiembre 2001 a las
Torres Gemelas de Nueva York demostró que ninguna nación
es invulnerable a ataques adversarios. Ese evento trajo al tapete
la discusión sobre el concepto de
guerra asimétrica, la cual consiste en reconocer los
flancos débiles del enemigo para atacarlo en ellos.
Según el analista de asuntos militares, Alberto Garrido,
esta idea de guerra va mucho más allá: los pueblos
menos poderosos comprobaron que es posible atacar a una
superpotencia, causar estragos, generar pánico
y estremecimiento político, sin tener a disposición
tecnología avanzada ni desarrollo
nuclear como el de los países desarrollados.
Últimamente, es más difícil ver una guerra
convencional; ahora los enfrentamientos son inusuales,
estratégicos , señala Garrido.
Ya en Estados Unidos (EEUU) se venía estudiando la
evolución del concepto de guerra y el
primer gran corte histórico se produjo en 1989, con un
trabajo hecho
por la Marina estadounidense y avalado por el Pentágono
denominado Visión Conjunta 20 .
Los militares norteamericanos se preguntaron qué
ocurriría si otros pueblos que no tienen el desarrollo
tecnológico (se referían a los pueblos
árabes) tomaran conciencia y
decidieran confrontar a la primera potencia del mundo desde sus
propias posibilidades.
El documento referido por Garrido no es más que la
visión planetaria sobre el concepto de una perspectiva de
poder, esboza los nuevos elementos de guerra basados
técnicamente en la superioridad que es definida en el
texto como la
Asimetría Estratégica Positiva, y que la
vulnerabilidad es reconocida como la Asimetría
Estratégica Negativa.
Esta naturaleza
busca los elementos culturales e ideológicos y deja
entrever la nueva estrategia militar basada en la guerra
asimétrica.
Para este experto, oriundo de Argentina y con profundo
conocimiento de la fuerza militar venezolana, la
Revolución Bolivariana ha impedido imponer el Área
de Libre Comercio
para las Américas (Alca), el
desarrollo en pleno del Plan Colombia y se ha
opuesto al bloqueo a Cuba, tres objetivos de
vital importancia para la política de Estados Unidos en la
región.
Sin embargo, aún queda un hilo que une las relaciones
entre Venezuela y EEUU y es el vínculo petrolero, pero la
alarma se prendió cuando el gobierno de Hugo Chávez
comienza a buscar la diversificación para la
distribución de sus hidrocarburos.
La contención se empieza a agotar y aparecen los posibles
escenarios de guerra , manifiesta Garrido.
En la región el punto conflictivo es la frontera
colombo-venezolana, y allí podría presentarse una
guerra de mediana intensidad de internaciones, con influencia del
eje Bogotá – Washington que está fortalecido en
busca de intereses similares , señaló Garrido.
Para este año, de acuerdo con el especialista, está
previsto que el Plan Patriota se desplace al sur de Colombia
planificando operaciones sobre la frontera con Venezuela. Eso
explica la renovación y compra de armamentos por parte de
este país petrolero.
Por su parte, el Comando Sur intenta unidad operativa con
ejércitos vecinos como Ecuador y
Bolivia,
incluso con Brasil, lo cual
resulta difícil que pueda concretarse; esta sería
una estrategia de unión no en contra de Venezuela, sino en
contra de la guerrilla colombiana, para luego crear elementos
vinculatorios entre ambos y seguir alimentando una matriz de
discusión sobre lo democracia en Venezuela.

La guerra asimétrica desde la perspectiva de
la acción y el derecho humanitarios

Los fatídicos acontecimientos del 11 de
septiembre de 2001 han evidenciado una situación que
confronta el CICR en la labor que realizada en numerosas zonas de
conflicto: la guerra asimétrica. Los beligerantes son
desiguales, tienen objetivos distintos y emplean métodos
diferentes para ejecutar sus tácticas y sus estrategias.

Resumen
Los medios de los beligerantes son cada vez más
desiguales, y el principio de la igualdad de
las armas deja de ser aplicable. Esta asimetría en la
guerra tiene muchas ramificaciones. La parte más
débil desde el punto de vista militar siente la
tentación de recurrir a métodos de guerra
ilícitos para vencer la fuerza de sus adversarios. A
menudo, la expectativa de la reciprocidad, como motivación
esencial para respetar la ley, se torna
ilusoria y es reemplazada por la perfidia; las operaciones
encubiertas sustituyen a las batallas abiertas, y se crean
"reglas especiales" para "situaciones especiales". La lucha
contra el terrorismo internacional parece constituir el
epítome de este tipo de guerra. No obstante, las
"consideraciones elementales de humanidad", consagradas en el
artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra
de 1949, constituyen normas universalmente vinculantes para todas
las partes en situaciones de violencia
armada, incluso para las desiguales y asimétricas.
Además, los ataques perpetrados contra las organizaciones
humanitarias han demostrado que la ayuda humanitaria puede ser
contraria a los intereses de los beligerantes, o, lo que es peor,
que los ataques contra los trabajadores humanitarios pueden
formar parte de sus objetivos. Los actores humanitarios deben ser
conscientes de estos factores y adaptar sus métodos de
trabajo para poder seguir prestando su ayuda en forma imparcial,
basándose únicamente en las necesidades de las
víctimas de la violencia armada.

Los ataques perpetrados contra el World Trade Center, en
Nueva York, y el Pentágono, en Washington, modificaron
drásticamente la configuración geopolítica. También representaron
un desafío para el Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR) y, en muchos sentidos, han afectado la naturaleza
misma de su ámbito de actividad en el mundo.
Los fatídicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001
son el ejemplo perfecto de una situación que el CICR suele
enfrentar durante su trabajo en muchas zonas de conflicto del
mundo: la guerra asimétrica. Unos pocos hombres armados
con navajas de bolsillo humillaron a la única gran
potencia mundial, con todo su armamento sofisticado. Frente a las
cámaras y en vivo, mataron a miles de personas en
cuestión de minutos y demostraron a las claras la
vulnerabilidad de Estados Unidos y de todo el mundo
occidental.
Los atentados terroristas que se desencadenaron en Rusia en la
segunda mitad de 2004 fueron una experiencia tan
traumática para los rusos como los ataques del 11 de
septiembre lo fueron para los estadounidenses. La toma de rehenes
y la posterior masacre en la ciudad de Beslán, en Osetia
del Norte, perpetradas por atacantes suicidas chechenos,
demostraron que los oponentes más débiles desde el
punto de vista militar desean influir en las confrontaciones; en
esa ocasión, seleccionaron, con diabólica
precisión, un blanco situado en una zona de guerra
marginal, con el riesgo de
arrastrar a otras zonas a una espiral de violencia.
Este artículo aborda el fenómeno de la guerra
asimétrica. En las guerras asimétricas, las partes
son desiguales y el principio de la igualdad de las armas pierde
validez. Los beligerantes tienen propósitos diferentes y
emplean medios y métodos distintos para perseguir sus
tácticas y estrategias.
Los atentados terroristas mencionados son sólo una
variante de este tipo de guerra: por su carácter excepcional y extremadamente
brutal, han marcado un momento crucial en la historia. Los actos
violentos de terrorismo, destinados a lograr fines
políticos esparciendo el horror, no son novedosos. En
todas las guerras hubo atentados suicidas con bombas. Tanto
órganos del Estado como individuos han perpetrado actos
terroristas y, a menudo, han desencadenado guerras, o han dejado
su marca en un
país incluso en tiempo de paz.
¿Un fenómeno nuevo?
El Viejo Testamento [1] narra cómo el
ejército del rey Saúl, temeroso de enfrentarse con
las colosales y aparentemente invencibles fuerzas de los
filisteos con sus gigantes tremebundos, había sido incapaz
de derrotarlas. Como ningún soldado estaba dispuesto a
afrontar al gigante Goliat, el campeón de los filisteos,
el joven pastor David aceptó el desafío. Con su
honda, arrojó una piedra que dio en la frente del gigante,
y éste se desplomó boca abajo en la tierra.
David corrió hasta él, sacó la espada de
Goliat de su vaina, lo hirió con ella y después le
cortó la cabeza. Presas del pánico, los soldados
filisteos huyeron.
Esta historia bíblica demuestra que la guerra
asimétrica no es nada novedoso. Se cuestionó la
igualdad de los combatientes; un civil (un jovenzuelo) se
trabó en combate, y el espantoso acto de decapitar al
adversario hizo cundir el pánico y permitió ganar
la batalla. La guerra asimétrica favorece ciertos
comportamientos, pero a diferencia de la historia de David y
Goliat, el guerrero que parece ser el más débil no
necesariamente gana la batalla, y mucho menos la guerra.
Hoy en día, el factor verdaderamente novedoso y
esencialmente diferente es que los actos terroristas forman parte
integrante de la guerra asimétrica [2]. En casos
extremos, como el de Al Qaeda, este tipo de acción se
transforma en la principal estrategia de guerra. Esa estrategia
tiene tres características principales: en primer lugar,
los métodos de combate tradicionales aceptados por la
normativa militar y jurídica son deliberadamente
rechazados, prefiriéndose, por ejemplo, secuestrar aviones
y utilizarlos, con perfidia, contra objetivos y personas civiles.
En segundo lugar, el probable objetivo futuro de esta estrategia
sea causar pérdidas de vidas humanas incluso mayores e
infligir daños no militares y, sobre todo,
económicos, posiblemente mediante la utilización de
dispositivos prohibidos, esto es, armas biológicas y
químicas [3]. En tercer lugar, la estrategia ya no
se limita a un territorio determinado, dado que los actos
terroristas pueden cometerse en cualquier lugar y momento.
El propósito fundamental de la guerra asimétrica es
encontrar la forma de superar la fuerza militar del adversario,
descubriendo y explotando al máximo sus debilidades. Las
partes más débiles se han dado cuenta de que los
ataques contra "objetivos blandos" son los que causan los mayores
daños, sobre todo en las sociedades
modernas. Consecuentemente, los objetivos militares son
frecuentemente reemplazados por objetivos civiles.
Las Naciones Unidas y
las organizaciones humanitarias tampoco han salido ilesas: el
bombardeo intencional, en Bagdad, de la sede de las Naciones
Unidas en agosto de 2003, y de las oficinas del CICR a fines de
octubre del mismo año, demostraron que esos organismos
también eran parte del "vientre blando", parafraseando la
expresión de Churchill [4].
Estos ataques inéditos obligan a examinar el entorno en
que se realizaron. En el presente análisis,
intentaré reseñar algunos de los efectos de la
guerra asimétrica en el derecho
internacional humanitario y en las actividades del CICR.
La guerra asimétrica
En cierto sentido, todas las guerras son asimétricas,
porque nunca hay beligerantes que sean idénticos. La
guerra asimétrica puede combatirse en diferentes niveles y
tomar formas distintas. Hay un nivel operacional (que comprende
los ardides, las operaciones encubiertas, la perfidia, el
terrorismo, etc.), un nivel estratégico militar (guerra de
guerrillas, represalias masivas, Blitzkrieg, etc.), y un
nivel estratégico político (guerra moral o
religiosa, choque de culturas) [5]. Las diferentes formas
incluyen la asimetría de la fuerza, los medios, los
métodos, la organización, los valores y
el tiempo [6].
La expresión "guerra simétrica" se entiende, por lo
general, como un conflicto armado clásico entre Estados
cuyas fuerzas militares son aproximadamente iguales [7].
Se ha dicho a veces que las guerras de los siglos XVIII y XIX, es
decir, posteriores a la Paz de Westfalia, en las que tropas
gubernamentales de capacidades parejas se confrontaban y
combatían en batallas abiertas, son cosa del pasado,
porque en el siglo XX las guerras se han tornado más
complejas y desiguales. Además, hoy en día, la
mayoría de las guerras son internas, aunque, en muchos
casos, tienen ramificaciones internacionales. Son tan diversas
como numerosas, y la forma en que esas guerras se conducen
varía según el tipo de conflicto.
Guerras internacionales
Las guerras simétricas entre Estados son riesgosas, porque
es imposible prever cuál de las partes saldrá
victoriosa y además, porque los costos por lo general son
mayores que los beneficios esperados. Hoy en día, son
raros los conflictos que
se aproximan a ese modelo; algunos ejemplos son la guerra entre
Argentina y Gran Bretaña por las Islas
Malvinas/Falkland, la guerra entre Irak e
Irán en el decenio de 1980, o el conflicto entre Eritrea y
Etiopía al finalizar el siglo XX. Los escenarios
amenazantes, como los protagonizados por dos potencias nucleares
como India y
Pakistán, nos recuerdan que todavía existe, en el
plano estratégico, una simetría potencialmente
destructiva. Pero incluso en este caso, deben invertirse
cuantiosos recursos en la creación de una asimetría
que, en caso necesario, permita pelear una guerra y, si es
posible, ganarla.
Incluso los conflictos armados internacionales suelen ser
asimétricos. Cuando una gran potencia militar (hoy, esta
expresión se aplica sobre todo a Estados Unidos) entra en
guerra, la asimetría es prácticamente inevitable,
porque el adversario de la potencia militar más fuerte no
está tan bien armado como ésta [8]. La
Guerra del Golfo, librada a principios del
decenio de 1990, fue un ejemplo de este caso. Como Irak no
evitó la confrontación abierta, sufrió una
derrota aplastante a manos de la coalición encabezada por
Estados Unidos.
En la nueva guerra de Irak, muchos aspectos de las hostilidades
ilustran cabalmente la asimetría. En tanto que la parte
con mayor fuerza militar procura alcanzar una victoria
rápida y decisiva en el campo de batalla mediante el uso
masivo de la fuerza, la parte más débil,
reconociendo la superioridad militar de su oponente, evita la
confrontación abierta que indudablemente conduciría
al aniquilamiento de sus tropas y a la derrota; más bien,
tiende a compensar las deficiencias de su arsenal utilizando
medios y métodos no convencionales y prolongando el
conflicto mediante una guerra clandestina de desgaste contra su
enemigo bien equipado [9].
El recurso frecuente a los actos de terrorismo tiene por objeto
pelear la guerra en las pantallas de televisión y en los hogares del Estado
más poderoso, en lugar de hacerlo en el campo de batalla.
Las armas de la parte más débil, esto es, los
atentados y actos terroristas espectaculares que se consideran
traicioneros y se califican de "golpes bajos", permiten al
oponente más débil librar una guerra ofensiva,
atacando el "vientre blando" del Estado con mayor fuerza
militar.
El ataque contra el CICR demostró que no habría
piedad ni siquiera para las organizaciones de ayuda de
carácter neutral. La finalidad de esa agresión
probablemente no haya sido tanto obstaculizar las operaciones de
ayuda como causar, deliberadamente, una conmoción y librar
una guerra salvaje sin concesión alguna a la neutralidad.
Los ataques al azar perpetrados contra zonas pobladas por civiles
también demostraron que, a diferencia de la guerra de
guerrillas, los responsables de esos bombardeos no necesitaban la
aprobación de la población para continuar
luchando.
Del mismo modo, para compensar las desventajas comparativas
causadas por su voluminoso aparato militar, el adversario
más fuerte se siente tentado a utilizar tácticas
asimétricas y medios y métodos no
convencionales.
En las guerras asimétricas de este tipo, la línea
divisoria entre los combatientes y los civiles se difumina, y a
veces, se borra intencionalmente. Durante la última guerra
en Irak, el ejército iraquí retrocedía cada
vez que podía, ante la abrumadora fuerza del enemigo.
Incluso en la etapa más temprana de la guerra, el
ejército iraquí, comprensiblemente, no deseaba
exponerse al bombardeo. Por esta razón, sus miembros
adoptaron un comportamiento
inadmisible: se mezclaron con la población civil y, por
último, se quitaron los uniformes. De este modo, se puso
en tela de juicio el principio más importante del derecho
de la guerra: la obligación de distinguir entre
combatientes y civiles.
Guerras internas
Los conflictos armados internos suelen
presentar asimetrías, porque en la mayoría de los
casos, los Gobiernos luchan contra un grupo armado no
gubernamental. En este tipo de conflictos, presentes en casi
todas las zonas donde el CICR despliega su acción, la
desigualdad entre los beligerantes y sus armas es la norma
más que la excepción. Los conflictos en Chechenia
[10] (Federación de Rusia), Aceh (Indonesia),
Darfur (Sudán) y muchas otras regiones africanas, entran
en esta categoría.
El contexto de los conflictos se ha modificado, sobre todo desde
el fin de la guerra fría y de las "guerras por
representación", en las que los adversarios eran apoyados,
simétricamente, por Estados Unidos y la ex Unión
Soviética. La parte estatal suele estar bastante bien
organizada y tiene más poder de fuego a su
disposición que los movimientos rebeldes, aunque puede que
sea incapaz de conservar el control de todo el país y
neutralizar los grupos armados de la oposición. En esta
situación, los movimientos rebeldes tienden a recurrir a
los mismos medios que los empleados en las guerras
asimétricas internacionales ya descritas, y, en
particular, a las tácticas de guerrilla, creando
situaciones en las que los combatientes se confunden con la
población civil y los rebeldes revelan su identidad como
combatientes sólo por el hecho de participar en
operaciones ofensivas.
Paradójicamente, en las guerras internas, donde las reglas
de la guerra son menos respetadas, puede haber un cierto grado de
simetría. Las guerras entre grupos armados organizados
están ocurriendo, con creciente frecuencia, en
países donde se ha producido un colapso total o parcial de
la ley y el orden y de las estructuras de
gobierno. Ejemplo de ello es Somalia, un Estado sin gobierno
donde las hostilidades que tuvieron lugar a principios del
decenio de 1990 en algunas ocasiones caían en la
anarquía, y en otras se adherían a estrictas normas
impuestas por los clanes.
La privatización de la guerra ha aumentado
perceptiblemente en muchas partes de África, como Sierra
Leona y Liberia, pero el mismo fenómeno se observa
también en Afganistán, Chechenia, Myanmar y
Colombia. El motor de esas
guerras no es tanto la política como la economía
[11]. Los beligerantes se transforman en empresas de
guerra. Los motivos de la guerra son económicos y las
vinculaciones con el crimen
organizado, el comercio
ilícito y el tráfico de drogas hacen
que las guerras sean aún más lucrativas.
Además, muchos de estos conflictos trascienden las
fronteras nacionales.
Guerras transnacionales y terrorismo internacional
A
menudo, las guerras privadas se superponen a nuevas formas de
violencia transnacional y de terrorismo internacional, cuyo
objeto no es necesariamente alcanzar la victoria militar, sino
sobre todo debilitar el poder político del enemigo o
derrotarlo, destruyendo el capital,
creando condiciones que hacen peligrosa la explotación de
los recursos o forzando a los actores económicos a
retirarse de zonas que se tornan cada vez más
inseguras.
Esas guerras tienen características especiales. Son
asimétricas porque un grupo de personas armadas, con
diferentes grados de relación mutua y que comparten ideas
vagamente similares, se enfrentan con estructuras militares
poderosas. Los medios y los métodos de la parte estatal y
de los grupos armados no estatales difieren ampliamente. Raras
veces estallan batallas armadas abiertas, porque obviamente, a la
parte no estatal no le conviene que la situación llegue a
tal extremo, ya que sería derrotada. En cambio, las
hostilidades continuas son reemplazadas por actos individuales
espectaculares, atroces y pérfidos, a los que muchas veces
se responde con operaciones encubiertas, sumadas a medidas
represivas. El teatro de las
operaciones cambia constantemente, porque pueden producirse
ataques en cualquier momento y país. No hay un campo de
batalla geográficamente circunscrito. Las guerras de esta
clase trascienden las fronteras de los Estados, aunque no sean
guerras entre Estados. La red mundial de los
partidarios de las organizaciones terroristas es secreta y
está rodeada de misterio.
A diferencia de los movimientos guerrilleros clásicos,
esas organizaciones terroristas ni siquiera dependen
tácticamente del apoyo tácito o expreso de la
población, porque muchos de sus actos se llevan a cabo en
el máximo secreto, dentro del territorio del adversario.
Por esta razón, la lucha contra esos grupos se parece
más a la represión del crimen organizado que a una
guerra clásica.
Tras los primeros asesinatos sanguinarios perpetrados por
organizaciones como Al Qaeda, nadie pensó de inmediato en
una "guerra" y no se estableció una relación entre
los ataques realizados en diferentes países [12].
Desde el punto de vista geopolítico y estratégico
(aunque no necesariamente desde el jurídico), puede
argumentarse que existe un estado de guerra desde el momento en
que organizaciones que operan en el plano mundial pueden amenazar
y destruir los cimientos del orden mundial por la inédita
magnitud y los efectos de sus actos de violencia. El posible uso
de armas de destrucción masiva que podrían causar
miles o centenares de miles de víctimas es, además
de un crimen, una estrategia [13]. El Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas también consideró los
sucesos del 11 de septiembre de 2001 como ataques armados que
amenazaban la paz mundial, lo que implicaba la existencia de una
situación similar a una guerra [14].
Además, tanto los atacantes del World Trade Center y del
Pentágono como Estados Unidos, la parte atacada, hablaban
de una guerra y la percibían como tal. Cada parte exhibe
un animus belligerendi, la intención de crear un
estado de guerra entre ella y sus oponentes. La Comisión
nacional sobre los ataques terroristas contra Estados Unidos
afirmó que había una guerra que debía ser
tratada como tal, y que no se trataba básicamente de una
conspiración para delinquir [15].
¿De Al Qaeda al "Al Qaedismo"?
Uno de los rasgos
característicos de las guerras transnacionales y del
terrorismo internacional es que son impredecibles y que, por lo
general, es difícil discernir el comienzo y el fin de
estas hostilidades. Los actos de violencia separados pueden
considerarse conflictos armados sólo cuando forman parte
de una serie de ataques masivos atribuibles a una
organización bien estructurada [16]. Al menos antes
de los atentados efectuados en Estados Unidos, en Nueva York y en
Washington, Al Qaeda era una organización bien
estructurada. Según la descripción de la Comisión sobre el
11 de septiembre, de Estados Unidos, Al Qaeda era "un grupo
jerárquico de estructura vertical y con cargos, tareas y
salarios
definidos" [17]. Sin duda, la organización de Al
Qaeda se ha visto afectada por las medidas antiterroristas
adoptadas después del 11 de septiembre, aunque es probable
que no haya sido derrotada, sino sólo dispersada y forzada
a ocultarse.

Tras los conflictos armados en Afganistán e Irak,
y en el marco de las medidas antiterroristas, las bases
operacionales de Al Qaeda son más difíciles de
mantener. Muchos protagonistas de Al Qaeda han sido arrestados o
se han restringido sus movimientos, bloqueado sus transacciones
financieras y supervisado sus comunicaciones.
La estructura de Al Qaeda no sólo era una
organización centralizada; también alentaba las
iniciativas planteadas por los niveles inferiores a los
superiores y la descentralización. La organización
ha promovido una "jihad" global, alentando a los
individuos y a las células o grupos existentes en todo el
mundo a unírsele en su "guerra justa" y definir su
"jihad" local como parte de una lucha universal. Grupos
como el "Groupe salafiste pour la prédication et le
combat
", de Argelia, afirman públicamente que forman
parte de la organización. Las células que operan en
secreto en países musulmanes y no musulmanes, que luchan
por el advenimiento del califato, eran patrocinadas por Al Qaeda
y/o actuaban al amparo de Al
Qaeda cuando lanzaron ataques terroristas espectaculares en todos
los rincones del mundo, en Estados Unidos, Indonesia, Kenya,
Túnez, Pakistán, Turquía, España,
Arabia Saudita y Rusia, para nombrar sólo los casos
más conocidos. Irak se ha convertido en un punto de
cristalización del terrorismo islámico. Hasta hay
combatientes individuales que dicen estar operando bajo el
liderazgo de
Osama bin Laden y su organización [18].

La forma en que Al Qaeda se estableció en
Afganistán fue una excepción, que dotó a la
organización de un contexto territorial. Hoy, sus
partidarios están dispersos por todo el mundo e intentan
ocultarse en las multitudes para golpear al oponente, cuya fuerza
militar es superior, mediante acciones con objetivos
cuidadosamente seleccionados.
No obstante, la mayor parte de los grupos militantes
islámicos tenían, y todavía tienen, un
enfoque territorial, sobre todo porque apuntan a reemplazar un
régimen secular en su país por un Estado basado en
los preceptos islámicos. En efecto, la mayor parte de los
conflictos actuales del mundo, incluidos los que se desarrollan
en los países árabes y musulmanes, tienen
raíces propias muy anteriores a la denominada "guerra
global contra el terrorismo". Sin embargo, muchos de esos
conflictos presentan ahora una dimensión global que
complementa, sin reemplazarla, su dimensión local e
histórica. Los atentados suicidas realizados por
palestinos contra civiles israelíes,
así como la toma de rehenes en Beslán, en Rusia,
terminaron en tragedias influenciadas por el nuevo paradigma
inaugurado por Al Qaeda: operaciones protagonizadas por
mártires, que procuran causar víctimas civiles
masivas.

A la inversa, los Estados a menudo describen las
insurrecciones como parte de las actividades terroristas,
etiquetando en seguida a todos los oponentes como terroristas.
Además, la expresión "guerra global contra el
terrorismo" insinúa que la comunidad
internacional en su conjunto está empeñada en una
situación que se asemeja a la guerra. Desde este punto de
vista, tiene lugar una confrontación mundial entre, por un
lado, la comunidad internacional de los Estados y, por el otro,
una red de
organizaciones transnacionales y locales que recurren al terror.
Los grupos opositores armados nacionalistas son percibidos o
descritos como parte de una red más amplia, lo que da la
impresión de una amenaza potencial mayor y permite una
represión aún más dura de sus
actividades.

La combinación de diferentes tipos de guerra y
violencia

En la mayoría de las guerras más
recientes, las combinaciones y amalgamas de oponentes, en
evolución permanente, interactuaron formando un
desconcertante mosaico de todos los tipos de guerra. La fase
actual de las hostilidades en Irak ilustra claramente la
formación de redes internacionales, que
se desarrollan a medida que los activistas locales se unen a
grupos que persiguen intereses absolutamente
diferentes.

Según las investigaciones
realizadas por la policía iraquí, parece probable
que, en muchos atentados con coches bomba efectuados contra
objetivos estadounidenses, partidarios de Sadam Hussein
escogieron el objetivo; después, grupos relacionados con
Al Qaeda planificaron la operación meticulosamente gracias
a su experiencia en atentados suicidas en África y Arabia
Saudita, miembros del partido Baath se encargaron de los aspectos
financieros y logísticos y obtuvieron los
vehículos, las armas y los explosivos, y por
último, mercenarios o "jihadis" árabes
dispuestos a cometer suicidio se
encargaron de la ejecución [19]. La creciente
participación de grupos chiítas en la guerra de
Irak también sugiere que la ya compleja espiral de
violencia puede tomar un nuevo giro.

La guerra asimétrica y el derecho
internacional humanitario

Las guerras asimétricas no encajan en el concepto
de Clausewitz sobre la guerra entre partes básicamente
iguales ni en la noción tradicional del derecho
internacional humanitario. Es discutible que sea posible encarar
los retos de la guerra asimétrica con el actual derecho de
la guerra. Si es verdad que las guerras entre Estados
están tocando a su fin, quizá los principios de
derecho internacional que se elaboraron para ellas también
estén envejeciendo. Una pregunta incluso más
importante, que podría plantearse en vista de la creciente
privatización de las guerras de hoy, es si el modelo
basado en el Estado, consagrado en la Paz de Westfalia y
destinado a poner fin a la privatización de las guerras en
el siglo XVII, está perdiendo su pertinencia. En un plano
más modesto, intentaré comparar ciertos principios
básicos del derecho internacional humanitario, a los que
hoy se aplica, con creciente frecuencia, el término
militar de "derecho de la guerra", con las tendencias actuales de
la conducción de la guerra.

La asimetría en la licitud de la
guerra

Básicamente, el derecho internacional postula la
distinción entre las razones para librar una guerra y la
guerra en sí. Esta distinción se trazó a
fines de la Edad Media y
los dos ámbitos del derecho se denominaron jus ad
bellum
, el derecho a hacer la guerra, y jus in bello,
el derecho que rige la conducción de la guerra. Incluso
hoy, esta distinción es un factor crítico y
decisivo, sin el cual no sería posible garantizar el
respeto del derecho internacional humanitario [20].
La Carta de
las Naciones Unidas y el derecho internacional consuetudinario
[21] establecen las normas relativas a la primera serie de
cuestiones. Todavía recordamos claramente los debates
actuales sobre la legitimidad de la defensa propia en el caso de
Afganistán (2001) y la falta de legitimación por parte del Consejo de
Seguridad de la ONU para el uso
de la fuerza contra Irak (2003) [22].
En términos estrictamente fácticos, cuanto mayor es
la desigualdad de las partes beligerantes, tanto más
asimétrica se torna la licitud de recurrir a la fuerza
armada. Cuando más sólida sea la situación
jurídica de una parte, tanto más podrá
alegar fundamentos jurídicos para justificar el uso de la
fuerza. Para determinar la licitud del recurso a las armas, un
país que es miembro permanente del Consejo de Seguridad
tiene más peso que un Estado común.

En un conflicto armado interno, los Estados suelen negar
que los grupos nacionales tengan derecho a empeñarse en
una lucha armada y afirman que sólo las estructuras del
Estado tienen el monopolio del
uso de la fuerza contra los individuos. Por lo tanto, normalmente
se reconoce el derecho al uso de la fuerza de la parte que
dispone de la mayor fuerza militar.

Al mismo tiempo, se impone nuevamente el concepto de una
"guerra justa" sin limitaciones, sostenido por argumentos morales
[23]. La parte más débil busca una
legitimación externa a la esfera jurídica y
proclama que tiene motivos morales o religiosos para librar la
guerra, y apela también al discurso de la "guerra justa".
Resulta sintomático que se utilicen, cada vez más,
los conceptos de "cruzada" y "jihad".
Sin embargo, las reglas de la guerra de los conflictos armados
deberían aplicarse a cualquier conflicto armado,
independientemente de que sea legítimo o no [24].
El propósito de esta distinción tajante entre las
razones de la guerra y los principios que la rigen es evitar que
se permita a las partes beligerantes desconocer, por razones
jurídicas, morales o religiosas, los principios
humanitarios mínimos y emprender una guerra sin cuartel
para alcanzar lo que considera un objetivo elevado.

Legitimidad asimétrica de los
beligerantes

Hasta ahora, la doctrina Rousseau-Portalis regía el derecho de la
guerra. Su conclusión, imbuida del espíritu de la
obra de Rousseau El Contrato Social, sostiene que "(…)
la guerra no es (…) una relación de hombre a hombre,
sino de estado a estado." [25].

La idea de que la prerrogativa de librar una guerra
corresponde al soberano todavía se encuentra difundida en
todos los tratados
internacionales relativos a la guerra. La relación
entre los Estados descansa, básicamente, sobre la igualdad
entre ellos. En principio, los oponentes reconocen su similitud,
y ese reconocimiento es la base del actual derecho internacional
de la guerra, elaborado y adoptado por los posibles
adversarios.

En tanto que, en las guerras entre Estados, se considera
que el oponente posee licitud y legitimidad, en los conflictos
internos, sobre todo en la "guerra" contra el terrorismo, se dice
que las partes no estatales carecen de estos atributos. Sea como
fuere, las normas del derecho internacional humanitario relativo
a los conflictos armados no internacionales señalan que la
aplicación de esas disposiciones no surtirá efectos
sobre el estatuto jurídico de las partes en conflicto
[26].

Sin embargo, el deseo de la parte no estatal de adquirir
legitimidad política e incluso jurídica es una de
las motivaciones que subyacen a la promoción del respeto del derecho
internacional humanitario, promoción que, con frecuencia,
no es más que aparente. Las principales partes no
estatales en las guerras internas, como el CNA en
Sudáfrica, el PKK en Turquía, UNITA en Angola, los
mujaidines en Afganistán o los maoístas en Nepal,
han adoptado el compromiso unilateral de observar el derecho
internacional humanitario, y las partes en las guerras de ex
Yugoslavia hicieron lo propio en acuerdos multilaterales. Las
innumerables promesas de cumplir la ley, formuladas por los
beligerantes incluso en conflictos como el que tuvo lugar en
Liberia en 2003, a menudo contrastan fuertemente con la
práctica y, en muchos casos, su única finalidad es
la de adquirir "respetabilidad".

No obstante, el CICR debe aprovechar estas oportunidades
para mejorar la situación de las víctimas de la
guerra y esforzarse por lograr que las promesas no queden en
meras palabras. Sobre todo cuando una guerra toca a su fin y las
partes van camino a agotarse, esas promesas pueden allanar el
camino hacia las negociaciones de paz y la legitimación de
la parte no estatal.
Cuanto más desiguales los beligerantes, tanto menos
estarán dispuestos a tratar al adversario como
legítimo. Probablemente se niegue toda legitimidad a los
grupos clasificados como "terroristas" y se los considere
criminales. El adversario no es considerado un igual: los
epítetos "incivilizado", "criminal" o "terrorista" indican
que debe negársele la igualdad a toda costa. Sus miembros
son tratados como
delincuentes y se los persigue implacablemente, si es necesario
por medios no convencionales o ilegales.

Es fácil que el hecho de extender los principios
del derecho internacional humanitario consagrado en el
artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra,
relativo a los conflictos armados no internacionales, a las
partes no estatales en una guerra, se interprete
erróneamente como un intento por legitimarlas. Empero, las
disposiciones de ese artículo son de índole
puramente humanitaria. Dispone que todas las partes en un
conflicto armado han de distinguir entre las personas que
están empeñadas en las hostilidades y las que no lo
están o que han dejado de participar en ellas. Estas
últimas recibirán un trato humano y, en particular,
no han de ser maltratadas, tomadas como rehenes ni ser objeto de
sentencias o ejecuciones sumarias. Los enfermos y los heridos
deben ser asistidos.

Intereses asimétricos en la aplicación del
derecho internacional humanitario

El derecho internacional humanitario descansa sobre el
equilibrio
entre los intereses humanitarios y los militares [27]. A
fin de impedir que las partes terminen por empeñarse en
una guerra sin cuartel que finalizaría con la
destrucción total del enemigo, se les imponen
restricciones con respecto a la elección de los medios y
métodos de guerra. En particular, las personas que no
participan o que han dejado de participar en las hostilidades,
como los civiles o los soldados heridos o capturados, deben ser
respetadas.

Los intereses humanitarios y los intereses militares no
son necesariamente incompatibles. No cabe duda de que beneficia a
un ejército tratar bien a los prisioneros de guerra y
esperar que el enemigo haga lo propio. Del mismo modo, puede ser
aconsejable abstenerse de bombardear ciudades, para no exponer a
la población propia al mismo destino. Al igual que la
mayoría de las disposiciones jurídicas, ambos
preceptos se originaron en las costumbres y en el convencimiento
de que esta práctica debe tener validez jurídica.
Así pues, muchas normas del derecho internacional
humanitario tienen por objeto, básicamente, proteger los
intereses de los propios beligerantes, por cuya razón
éstos realmente deberían estar dispuestos a
observarlas. Al mismo tiempo, se espera que el adversario tenga
los mismos intereses básicos. El derecho consuetudinario,
así como todo el cuerpo de derecho de los tratados
contenido en los Convenios de Ginebra que protege a las
víctimas de la guerra se han desarrollado a partir de la
convergencia de esos intereses.

En términos políticos, la reciprocidad
reviste gran importancia, e incluso la mayor parte del derecho
internacional humanitario se basa en la expectativa del trato
recíproco [28]. En los conflictos armados
internacionales, este aspecto se refleja, por ejemplo, en la
definición tradicional de las fuerzas armadas y en la
exigencia de que sus miembros respeten las leyes y las costumbres
de la guerra durante las hostilidades [29]. En
consecuencia, se presume que el enemigo, es decir, los miembros
de las fuerzas armadas del enemigo, se comportará de modo
igual o, por lo menos, parecido. Según Lauterpacht, "es
imposible imaginar una conducción de hostilidades en la
que una parte esté obligada por las normas de la guerra
sin beneficiarse de ellas y la otra se beneficie de las normas
sin estar obligada por ellas" [30].
La semejanza con un duelo o torneo clásico, en el que
ambas partes tienen la misma oportunidad de ganar o de
sobrevivir, no es casual. En efecto, muchas disposiciones del
derecho internacional humanitario todavía exigen una
caballerosidad concomitante.

En las guerras asimétricas, la expectativa de
reciprocidad por lo general se ve defraudada y, a menudo, la
perfidia reemplaza al espíritu caballeresco
[31].
La confrontación abierta entre las fuerzas armadas se
evita, y normalmente no tiene lugar. Civiles falsos, que usan
ilegalmente emblemas y uniformes protegidos, abusan de la
confianza de la otra parte. Por definición, los atacantes
suicidas no esperan reciprocidad alguna. En el caso extremo del
terrorismo internacional, Al Qaeda nunca prometió
adherirse al derecho de la guerra; por el contrario, lo rechaza.
En su "Carta a Estados
Unidos", publicada en 2002, Osama bin Laden declara que el pueblo
estadounidense es culpable de no haber aprovechado la oportunidad
de incorporar un cambio de política por medios
democráticos, y de pagar impuestos para
financiar políticas represivas en Palestina y la
ocupación de países árabes en el Golfo. "El
ejercito estadounidense es parte del pueblo estadounidense (…)
el pueblo estadounidense es quien emplea a sus hombres y mujeres
en las fuerzas estadounidenses que nos atacan. Por esta
razón, el pueblo estadounidense no puede ser inocente de
todos los crímenes cometidos por los estadounidenses y los
judíos contra nosotros. Alá, el Todopoderoso,
legisló el permiso y la opción de tomar venganza.
(…) Y si alguien mata a nuestros civiles, entonces nosotros
tenemos el derecho de matar a los suyos" [32]. No
sólo no se traza la distinción fundamental entre
combatientes y civiles, sino que se utiliza, en forma
sistemática, precisamente para poner en desventaja al
adversario.

En esos casos, la otra parte empieza a pensar que
podría convenirle más no considerarse obligada por
el derecho de la guerra. En los conflictos armados
internacionales, esta actitud se
traduce ante todo, y principalmente, en la denegación del
estatuto de prisionero de guerra que, en principio, brinda a los
miembros de las fuerzas armadas la inmunidad contra el
enjuiciamiento por su participación en las
hostilidades.

Esta cuestión es de vital importancia para todas
las personas internadas en Guantánamo, a quienes se niega
ese estatuto, aunque todavía no se ha llevado a cabo un
examen detallado para determinar, por ejemplo, el estatuto de los
miembros de las fuerzas armadas talibanes. Sólo
después de la decisión recientemente adoptada por
la Corte Suprema de Estados Unidos en el caso Hamdi
[33], el Departamento de Defensa expidió una "Orden
que establece el tribunal de revisión del estatuto de
combatiente" [34]. Sin embargo, un juez federal
declaró que los juicios especiales no son compatibles con
los Convenios de Ginebra, y que son ilícitos
[35].

No sólo se pone en tela de juicio el estatuto de
los cautivos, sino que se alega que se ponen indebidamente trabas
a los miembros de las fuerzas gubernamentales, en una guerra
contra oponentes que no cumplen o no se consideran obligados por
ningún precepto jurídico [36]. Para
emparejar las condiciones en el campo de batalla, la parte con
mayor fuerza militar se siente tentada a recurrir también
a la guerra no convencional y a las operaciones encubiertas
[37].

En efecto, la asimetría puede poner en desventaja
a un beligerante si éste, a diferencia de la otra parte,
observa los principios del derecho de la guerra. En tal caso, ese
beligerante podría llegar, por lo menos, a contemplar la
posibilidad de que, con la tortura, podría obtener
información sobre el adversario y sus
intenciones; que sería más rápido y
fácil sacar de circulación a un presunto civil
terrorista matándolo deliberadamente antes que
enjuiciándolo; y que un golpe militar contundente que
también se abatiera sobre la población civil en
forma indiscriminada, y que aniquilase no sólo a los
combatientes sino también a sus familias y a otros
posibles simpatizantes, podría socavar la moral de un
movimiento [38].

Pero, a pesar de su origen y su evolución, casi
todas las reglas del derecho internacional humanitario se han
transformado en disposiciones jurídicas que, a causa de su
naturaleza fundamentalmente humanitaria, son vinculantes para
todas las partes en un conflicto armado. Uno de los grandes
avances de la civilización que se produjo en el siglo XIX,
fue que las disposiciones jurídicas cuya índole
era, anteriormente, tan sólo utilitaria, evolucionaran
para establecer la exigencia de un nivel mínimo de
humanidad, independientemente de la reciprocidad.

La prohibición de la reciprocidad en el derecho
internacional humanitario, codificado en la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados [39], está
enraizada en esta forma de pensar. En nuestro contexto, esto
significa, en la práctica, que la respuesta a la tortura
no puede ser la tortura y ataques sanguinarios contra la
población civil, o que los atentados terroristas no pueden
pagarse con la misma moneda. Sin embargo, en el derecho
humanitario de hoy todavía quedan rastros de
reciprocidad, reflejada en el hecho de que la prohibición
de las represalias contra civiles o contra la población
civil todavía no ha sido plenamente aceptada en el derecho
consuetudinario.

Normas universalmente válidas para las partes
asimétricas en un conflicto

La Corte Internacional de Justicia
resaltó la tendencia jurídica a apartarse de la
reciprocidad cuando, en la conocida decisión sobre
Nicaragua [40], calificó a los preceptos contenidos
en el artículo 3 común a los cuatro Convenios de
Ginebra, que se aplican a los conflictos internos, como un
"miniconvenio" aplicable en todas las situaciones de violencia
armada; además, describió a los principios del
derecho internacional humanitario como "consideraciones
elementales de humanidad". En general, se considera que las
normas detalladas aplicables a los conflictos internacionales
constituyen ius cogens y que son vinculantes para todas
las partes en un conflicto.

Para el CICR, estas normas y principios humanitarios
vinculantes son de primordial importancia cuando se enfrenta con
una guerra asimétrica, ya que ofrecen una alternativa a
los argumentos basados en la reciprocidad que, en esas
circunstancias, a menudo empeoran la situación en vez de
mejorarla, ya que las partes finalmente dejan de sentirse
obligadas a cumplir las reglas.

El derecho humanitario ya ha incorporado barreras contra
esos sucesos, porque los Convenios suponen un equilibrio entre
los intereses humanitarios, militares y de seguridad, y
proporcionan un marco para librar las guerras. En particular, no
pueden utilizarse las amenazas contra la seguridad del Estado
como una oportunidad para quebrantar las normas creadas
precisamente para enfrentar un caso así.

Sobre todo en las guerras entre Estados, las reglas de
la guerra y la protección de las víctimas
todavía constituyen, por lo general, una respuesta
adecuada a los sucesos contemporáneos en los teatros de la
guerra, incluso en conflictos en los que no hay una igualdad de
armamentos. Sin embargo, la superposición, en el mismo
teatro, de los tipos de guerra mencionados más arriba,
dificulta la tarea de los expertos jurídicos cuando
procuran encontrar soluciones
sencillas. En las guerras internacionales más recientes,
las de Afganistán e Irak, a menudo se han producido,
simultáneamente, confrontaciones armadas internacionales,
internas, privadas y transnacionales. A pesar de ello, en todas
se han observado normas jurídicas diferentes.

Restricción del ámbito de
aplicabilidad

En el ámbito de los conflictos armados internos,
hemos de iniciar nuestra búsqueda de soluciones
esforzándonos por identificar el ámbito fundamental
de aplicación del derecho internacional humanitario.
Éste se aplica únicamente cuando se produce un
conflicto entre "partes armadas". Esto presupone un cierto grado
de organización jerárquica [41]. Si el
ámbito de aplicabilidad se interpreta en una forma
relativamente restrictiva, y si las partes son más o menos
iguales o simétricas, el derecho de la guerra ofrece
soluciones objetivas. A la inversa, si cada acto violento
concebible se considera sujeto al derecho sobre los conflictos
armados, las normas de esas convenciones resultarán
ficticias y casi ninguna será respetada.

En particular, el derecho de la guerra no puede
aplicarse si una parte es absolutamente incapaz de observar sus
principios básicos o si se opone a hacerlo. En el primer
caso, probablemente no se encuentren reunidas las condiciones
necesarias para la aplicabilidad (debe tratarse de un grupo
armado organizado, capaz de hacer cumplir las normas). En el
segundo caso, el objetivo verdadero del grupo es infringir
sistemáticamente las normas del derecho internacional
humanitario y eliminar la distinción esencial entre
combatientes y civiles. Por analogía con el derecho de los
tratados, podría argüirse que una parte no puede
adherirse a un tratado si no está de acuerdo con su objeto
o propósito básico.

El ámbito de aplicación del derecho
internacional humanitario no debe sobrepasar ciertos límites.
Incluso si, desde el punto de vista de la estrategia y la
geopolítica, ciertos actos han de ser tratados como actos
de guerra por su magnitud y su índole, no constituyen
necesariamente un "conflicto armado" en el sentido del derecho de
los conflictos armados [42]. Así sucede, en
especial, con el terrorismo internacional: sus comienzos
imprecisos, su final imprevisible y su contexto territorial
mundial, sumados a la controversia que rodea a la
atribución de la responsabilidad de determinados actos a una de las
partes, pueden provocar una situación en la que el mundo
entero se halle en pie de guerra, en cualquier momento y por
tiempo indefinido. "Hablar de una guerra contra el terrorismo en
términos del jus in bello es distorsionar todo el
significado y el propósito de las leyes de la guerra,
intentando aplicarlas a una situación para la cual no
fueron creadas" [43].

El contenido del derecho internacional de los conflictos
armados ofrece algunas respuestas de lo que sucede en las guerras
más notablemente asimétricas. Pero se trata de
respuestas tan sólo parciales, y es posible que, en
conjunto, la reacción sea errónea. Y las respuestas
parciales invitan al abuso mediante la aplicación de
tácticas selectivas, sobre todo cuando no se aborda la
cuestión como un todo [44].
En consecuencia, el derecho internacional humanitario debe
moverse con extrema prudencia entre el uso excesivo, el uso
indebido o la improcedencia, sea porque no es aplicable a muchas
de las confrontaciones asimétricas actuales, o porque no
es compatible con los intereses percibidos de las partes en el
conflicto. En particular, los actos terroristas que se perpetran
fuera de situaciones de conflicto armado, en diferentes partes
del mundo, son actos criminales que, entre otras medidas,
habría que abordar mediante la aplicación del
derecho interno y el derecho internacional de los derechos humanos
[45]. En la práctica, ése es el principal
marco jurídico al que se recurre. Por otro lado, el
derecho internacional humanitario sigue ofreciendo respuestas
adecuadas para la mayoría de los conflictos armados
internacionales e internos, que, hoy en día,
todavía constituyen la mayoría de las guerras
[46].

La acción humanitaria en una guerra
asimétrica

En tiempo de guerra, el CICR no sólo se ocupa de
supervisar el cumplimiento del derecho internacional humanitario;
también, y ante todo, se esfuerza por proteger y asistir a
las víctimas de esas situaciones [47]. Como
está presente durante las hostilidades, debe echar una
mirada crítica
a las diferentes finalidades y las diversas formas de la guerra,
para obtener acceso a las víctimas y realizar sus
actividades humanitarias con la mayor eficacia
posible.

La diversidad de las guerras asimétricas es tal,
que resulta imposible abordar todas las cuestiones vinculadas con
las formas específicas de la guerra. Sin embargo, siguen
siendo válidas las consideraciones similares a las
relacionadas con el derecho internacional humanitario, que
está estrechamente relacionado con las actividades
operacionales del CICR. El hecho de que ciertas manifestaciones
nuevas de situaciones asimilables a la guerra apenas estén
cubiertas por el derecho internacional humanitario no significa
que la Institución deba contentarse con un papel de
espectadora.

El cometido del CICR es ayudar y proteger a las
víctimas de la guerra y de actos de violencia similares,
en la medida de lo posible. En particular, la Institución
aborda las principales consecuencias humanitarias de la guerra
asimétrica, concretamente la suerte de los civiles
afectados por ataques indiscriminados o incluso intencionales, y
la amenaza contra la dignidad y la
integridad de las personas detenidas en esos contextos. Tanto las
"consideraciones elementales de humanidad" como las normas
jurídicas se deben respetar incluso en las peores
circunstancias.

Para que la Institución pueda planificar sus
actividades, es fundamental que determine si, en las guerras
asimétricas, podrá desplegarlas de conformidad con
los principios básicos que rigen la ayuda humanitaria,
esto es, ofreciendo sus buenos oficios en forma imparcial y sin
discriminación a todas las víctimas
de las hostilidades. Las tendencias mundiales de la
conducción de la guerra inciden en la acción
humanitaria. Esa incidencia se refleja en que tanto el manejo de
los riesgos y los
posibles peligros como la gestión
de las comunicaciones se realizan de modo tal de preservar el
espacio humanitario en beneficio de las víctimas. El
análisis de la situación local debe realizarse en
paralelo con un análisis más amplio de nivel
regional y mundial. Se trata, entonces, de "pensar en el plano
global y actuar en el local" [48].

 

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