3.2 Relación entre características del
suelo y la
vegetación
De manera general, para el área deforestada, se
puede observar bajos contenidos de los cationes del suelo,
materia
orgánica y pH;
también se registraron los porcentajes más bajos de
SST (Tabla 4). Algo muy diferente ocurrió en el
área conservada in situ. Las causas están
ligadas a los análisis que antes se han hecho a cerca del
comportamiento
de la biodiversidad,
básicamente de los recursos
fitogenéticos en ambas áreas de estudio. Es obvio,
que donde hay conservación in situ, existe
más vegetación de porte alto, medio y bajo. La
cantidad de biomasa que se incorpora al suelo de manera natural
es considerable; ya sean hojarascas, ramas secas, restos de podas
o de otras atenciones culturales incluyéndose la cosecha.
Una buena parte de la vegetación que habita en el
área conservada in situ está compuesta por
árboles
de marañón. El mismo según Cañizares
(1984) se comporta como una especie semicauducifolia; lo quiere
decir, que normalmente libera hojas al suelo, lo que
paulatinamente forma una capa de restos orgánicos o
mulch, la cual es enriquecida por otros cohabitantes
vegetales.
Tabla 4. Características químicas del
suelo en el área conservada in situ y en la
deforestada
Área de estudio | pH Kcl | pH H2O | Meq/100 g suelo | SST (%) | MO (%) | |||||
P2O5 | K2O | K+ | Na+ | Ca++ | Mg++ | |||||
Conser-vada in situ | 4.80 | 6.40 | 35.20 ±0.19 | 20.00 ±0.11 | 0.75 ±0.07 | 0.063 | 6.30 ±0.06 | 2.22 ±0.11 | 0.0503 | 3.1 ±0.12 |
Deforestada | 4.10 | 5.20 | 2.00 ±0.15 | 9.00 ±0.09 | 0.50 ±0.01 | 0.063 | 5.88 ±0.08 | 1.34 ±0.15 | 0.0322 | 1.2 ±0.07 |
SST: Sales solubles totales; MO: Materia
orgánica
T-Student: diferencia significativa entre las filas para
P2O5, K2O, K+,
Ca++, Mg++ y MO.
El área deforestada se encuentra sometida
violentamente al intemperismo; por ejemplo: el suelo se mantiene
casi descubierto o con una hierba escasa y deteriorada ?sobre
todo en periodo seco? que permite la incidencia directa del sol,
de modo que la poca materia orgánica que el mismo posee,
puede mineralizarse muy rápido y lixiviarse, acentuado por
el buen drenaje interno de este suelo. Por otra parte, la lluvia
lo golpea directamente, producto a
tener apenas protección vegetal; lo que unido al buen
drenaje externo, lo hace muy sensible a la erosión
hídrica y también a la eólica.
Es por ello que con frecuencia se observan "islas"
totalmente desprovistas de vegetación, debido a que aflora
el material de origen, en segmentos de dicha área que cada
vez crecen progresivamente. Entonces, el suelo expresa una
apariencia esquelética; prácticamente ha perdido
todos sus horizontes, y es una de las causas de que en su
pequeña capa arable que a veces no supera los 5 a 10 cm,
prácticamente no se desarrolle ninguna especie vegetal. De
ahí los resultados anteriormente expuestos a cerca de la
biodiversidad. Allí cada vez prevalecen más
especies típicas de regiones xerofíticas o
secas.
Sin embargo, a pesar de todas estas adversidades, el
marañón y algunas otras especies pueden convivir en
tales condiciones en caso de que se les preste atención (Aguilera, 2003a). A.
occidentale prefiere suelos
empobrecidos, con pH ligeramente ácidos
(Duke, 1983) como lo muestra la Tabla
4. Precisamente, las áreas que aquí se
caracterizaron están sustentadas sobre un suelo
Fercialitico Pardo Rojizo, cuyas características
fundamentales son: estar propensos a la acidez y ser poco
profundos, entre otras (Ceiro, 1987). Cañizares (1984) da
a conocer que el anacardo puede vivir felizmente en condiciones
edafoclimáticas donde no sobreviviría
prácticamente ningún otro frutal. También
aclara, que solamente constituyen limitantes para dicha especie,
la presencia de pH alcalinos, encharcamientos y temperaturas
bajas sostenidas.
El resultado obtenido en el área conservada in
situ era esperado, pues es la antítesis de lo
ocurrido en la otra área. Ya se relacionó con la
biodiversidad antes evaluada, lo cual ha servido de fuerte
evidencia para explicar mejor lo sucedido en cada una de las
áreas. La combinación de especies frutales
arbóreas y otras con portes herbáceos,
adicionalmente han podido contribuir a garantizar la
conservación del suelo. Como indicadores
pudieran citarse los 20 y hasta 40 cm de profundidad a la que se
encuentra el material de origen, un porcentaje de materia
orgánica ligeramente superior a tres, y la no presencia de
"islas" sin vegetación.
Otra característica que ha favorecido la
adaptación del marañón a suelos poco
profundos es la posibilidad de su sistema radical
de no crecer en profundidad, sino de hacerlo longitudinalmente,
lo que permite explorar más en busca de agua y
garantiza mayor anclaje de la planta (Duke, 1994). Con frecuencia
después de un fuerte viento, los árboles de este
frutal que se encuentran aislados, al estar desprotegidos, pueden
ser virados y hasta arrancados de raíz, cuestión
que se ha observado reiteradamente en Peralejo. En cambio, al
convivir en armonía en forma de bosque y con otras
especies, se garantiza un entrecruzamiento de raíces
procedentes de distintos individuos, lo que le confiere mayor
estabilidad, pero además actúa a manera de un
tejido que evita o le resta fuerza a
potenciales erosiones (Aguilera, 2005a).
Como ya se ha enunciado, la pérdida de
vegetación en el área deforestada se debió a
la tala con fines energéticos, en alguna medida; pero la
principal causa fue el desmonte del bosque con la finalidad de
dedicar dicha área ?y otra gran extensión que la
circunda? a la ganadería,
caracterizada por un sobrepastoreo intensivo e incontrolado. En
las condiciones del trópico es imprescindible mantener el
suelo protegido. Gómez (1990) señala que los suelos
cubiertos de especies vegetales contribuyen al mejoramiento de
las características físico-química-biológicas del mismo y de su
contenido de materia orgánica. Y aunque el relieve de la
zona donde se realizó el trabajo se
caracteriza por ser ligeramente ondulado, Galletti (1993) plantea
que el bosque contribuye principalmente a evitar la
erosión en laderas con pendiente pronunciada y a mejorar
sus características químicas.
Wiersum (1984) concluye que la cubierta del suelo es el
principal determinante de la erosión. Las tasas de esta
son bajas en los bosques naturales: 0.3 t/ha/año; en la
fase de descanso de cultivos migratorios: 0.2 t/ha/año; en
plantaciones donde se mantienen las malezas y la hojarasca: 0.6
t/ha/año. Las tasas de erosión en terrenos
cultivados (2.8 t/ha/año) son diez veces más altas
que en el bosque natural, y en plantaciones donde se ha eliminado
la maleza y hojarasca, la erosión es cien veces superior
que la del bosque natural (53 t/ha/año). Resultados
similares señalan Lezama et al (2002) al hacer un
estudio en las variables
edáficas del suelo en los bosques húmedos de
Venezuela,
donde registraron mayor contenido de nutrientes y de materia
orgánica que en los suelos de bosques de vida
seca.
3.4 Aspectos relevantes de la conservación
in situ de marañón
A pesar de no haberse tenido experimentos
diseñados para ?de alguna manera? medir los impactos de la
conservación in situ, si es necesario comentar
lecciones aprendidas originadas de la aplicación de
varias de las llamadas "tareas de oro". En
principio, se trata de un bosque "seminatural", compuesto
por plantas
silvestres y completamente desatendido; donde prevalece el
Anacardium occidentale como se refleja en la Tabla 1. Sin
embargo, en ese propio biotopo cohabitan otras 26 especies
vegetales. Probablemente sus interrelaciones, intercambios,
alelopatías y colaboraciones han estado
adaptándose y especificándose desde el mismo
momento en que el marañón comenzó a habitar
en esta región. Es por ello, que al comenzar a
transformarse, para bien o para mal, dicho ambiente, y
provocarse una marcada modificación en las mencionadas
relaciones, como resultado era de esperar comportamientos
distintos. Aunque no se pensó que ocurrirían en un
tiempo tan
breve, gracias a la observación pudieron detectarse, para ser
tomados en cuenta en las próximas etapas extensivas de
conservación in situ de A. occidentale en
este lugar.
Lecciones aprendidas:
- Al liberarse los árboles de
marañón de malezas, plantas invasoras y
trepadoras, existió una respuesta inmediata vinculada a
un mejor crecimiento, desarrollo y
estado fisiológico de la planta; lo cual se
visualizó por su color verde
intenso, gran vigorosidad y poca afectación de plagas y
enfermedades. - En los casos donde los árboles de
marañón quedaron aislados, libre completamente de
otras especies a su alrededor, se notó que aunque se
cumplía lo antes mencionado, las plantas florecieron y
fructificaron muy poco. Por tal razón, se tuvo que
pensar en solamente eliminar las especies trepadoras e
invasoras; así se logró incrementar el
rendimiento individual de los árboles. - La liberación de especies que conviven con los
árboles frutales en condiciones silvestres debe ser
planificada. Es necesario realizar ensayos y
estudios observacionales previos, que permitan tener un mayor
conocimiento
de las relaciones que se han establecido, pues en la medida que
se desea lograr un impacto positivo, también pueden
inducirse otros negativos.
En la mayoría de los países el
marañón vive en condiciones silvestres. Por
ejemplo, en América
Latina y el Caribe pueden citarse a México,
Venezuela, Guatemala,
Panamá
y República Dominicana, entre otros (Morton, 2003). No
obstante, en Brasil aparecen
plantaciones silvestres, pero también comerciales
(Lacroix, 2000). De cierto modo, en todos los lugares donde
habita el marañón existe alguna tradición de
su uso; sin embargo, muy poco se ha hecho en relación a su
conservación in situ.
Cuba es un caso muy particular, pues a pesar de las
condiciones ideales de suelo y clima para su
cultivo, ha existido una marcada marginación de esta
valiosísima especie. Es por ello que Aguilera et.
al. (2003d) acudieron a la iniciativa local Fruticultua
Comunitaria Participativa, para tratar de frenar el deterioro del
marañón en uno de sus pocos refugios naturales que
existen en el país; el cual justamente fue donde se
realizó el presente trabajo. Tal
situación fue confirmada en los Encuentros de Leipzig
(DSE/ZEL, 2002) y Turín (Slow Food, 2004). En ambas citas,
se observó que nuestro país tiene una
situación desfavorable en torno al resto de
las naciones con clima tropical donde habita A.
occidentale. Prácticamente, somos casi los
únicos que nos ocupamos de la conservación in
situ de dicha especie; mientras hay países que la
tienen en abundancia en selvas y sabanas, y otros la convierten
en un importante rubro económico.
Por ejemplo, el National Research Centre for
Cashew de la India se
fundó en 1986 para investigar exclusivamente al
marañón. Todos sus proyectos van
dirigidos al mejoramiento genético, la
estandarización de los sistemas
agrotécnicos, la agroindustrialización y la
transferencia de tecnologías a los productores que
permitan el incremento de los rendimientos bajo modelos de
producciones comerciales sostenibles (NRCC, 2001). Han obtenido o
mejorado unas 34 líneas híbridas y variedades que
les permiten llevar a cabo los mencionados propósitos.
Mientras tanto, en Cuba se dista
mucho de llegar a tales niveles de explotación del
anacardo. Solamente existen las formas ?Amarillo? y ?Rojo?
(Aguilera et. al., 2003b), y se aspira a convertirlo en un
nuevo renglón económico. Para ello, se
tendrán que transferir tecnologías e iniciar un
proceso de
selección y mejoramiento de dichos
genotipos rústicos; sin dejar de tener en cuenta, que
precisamente su rusticidad es lo que le permite sobrevivir con
adecuados rendimientos en condiciones edafoclimáticas
desfavorables, sobre todo de intensas y prolongadas
sequías. Se deben adoptar modelos como los usados en Viet
Nam, donde el marañón ha pasado a ser el segundo
renglón agrícola en importancia después del
arroz; con crecimiento del 40% durante el año 2003
(Granma, 2004).
3.5 Aviveramiento
No es posible planear un proceso de conservación
in situ de una especie, si no se tiene en cuenta la
sustitución de los árboles viejos o muy
dañados; o sencillamente, propiciar el sellaje de las
áreas bajo conservación. Aguilera et. al.
(2003d) indican que la mayoría de los
árboles de marañón en estas áreas
tienen entre 50 a 70 años, por lo que están
cercanos a su declive fisiológico, y aunque no mueran,
dejarían de florecer, fructificar y por tanto de perpetuar
la especie. Es por ello, que se deben plantar nuevos
árboles; pero adicionalmente, para que se enfoque el
trabajo hacia la perspectiva de convertir a dichas áreas
en productivas y aprovechar óptimamente sus capacidades.
Muy importante es que las semillas provinieron de plantas elites
del mismo bosque frutal; pues portan el material genético
que garantiza la adaptabilidad a tales condiciones
edafoclimáticas. También que el sustrato estuvo
compuesto por materiales
endógenos, lo cual contribuye notablemente a la mencionada
adaptabilidad.
Durante el aviveramiento de A. occidentale hay
que tomar medidas extremas con la humedad del sustrato (Foto
4) y con el tiempo de estancia de las plantas en el
vivero. Si permanecen en estas condiciones por más de 45
días se corre el riesgo de que las
raíces se dañen con la bolsa y el hacinamiento
durante el crecimiento y desarrollo. Entonces, al transcurrir la
primera semana después del transplante se comienzan a
notar daños progresivos en las plantas, los que inician
por marchites de las hojas jóvenes hasta dañar
total e irreversiblemente a toda la planta (Johnson,
1999).
Es escasa la información que se ha publicado, vinculada
a cómo debe realizarse el manejo de esta especie en
vivero; sin embargo, siempre resulta interesante saber
cómo pueden obtenerse plántulas en un tiempo breve
y lo más homogéneamente posible.
La germinación ocurrió más
rápidamente al imbibirse las semillas durante 48 y
72 horas (Tabla 5). También se favoreció el
PG y el resto de las variables de crecimiento y desarrollo
evaluadas. En todos los casos fueron significativamente
superior al resto de los tratamientos; excepto el PG,
caracterizado porque todas las semillas germinaron en cada
caso.Duarte y Hurtado (2001), Duarte et al.
(1991) al experimentar con semillas de Manilkara
zapota, Annona squamosa y Anacardium
occidentale muestran que el IG y el PG de estos
frutales fueron mejorados mediante la imbibición de
las semillas durante 24 horas en agua. En el presente
trabajo se nota, aunque no significativamente, que algunas
variables responden mejor que el control
al realizarse 24 horas de imbibición. En semillas
del patrón níspero Criollo (Manilkara
zapota (Van Royen) (Jacq) Gill) se
alcanzó el máximo porcentaje de
germinación a las 36 horas de remojo con 33,3 % de
germinación Perozo (2003).Tabla 5. Influencia de distintos periodos de
imbibición de las nueces en el inicio de la
germinación (IG), porcentaje de germinación
(PG), altura de la planta (AP) y número de pares de
hojas (NH)Periodo de
imbibición(horas)
IG
(días)
PG
(%)
AP
(cm)
NH
0
17b
100
15.5b
8.3b
24
15b
100
16.3b
8.3b
48
10a
100
23.1a
11.5a
72
10a
100
22.8a
11.5a
D.E.
2.05
1.93
1.03
Diferencia significativa entre las filas para
p<0.05Preferiblemente debe usarse 48 horas de
imbibición, pues se logró el mismo resultado
que con 72 horas, pero si se escoge el antes mencionado, se
adelantarían 24 horas para la siembra. Finalmente,
todo esto repercute en que se disponga de plantas
más rápidamente para ser llevadas a si sitio
definitivo en el campo o en el bosque. Aguilera (2005a)
considera que las mismas se pueden transplantar al estas
alcanzar unos 20 cm de alto y de 10 a 12 hojas.Al imbibirse 48 horas, se podría reducir el
periodo de transplante en alrededor de dos semanas, todo
ello favorecería ahorro
de agua, tiempo, gastos
de salarios; así como la
liberación de capacidad del vivero. Evaluaciones de
germinación de otras seis especies frutales,
según Domingo (2002), indican que ocurrió de
23 a 26 días, después de 24 horas de
imbibición, lo que resulta más tardío
que lo alcanzado en este trabajo.- Efecto de la imbibición de las
nueces - Influencia de las formas de
marañón ?Rojo? y ?Amarillo?
En la Tabla 6 se aprecia que las formas de
marañón silvestre muestran un comportamiento
similar en relación a todas las variables respuestas. Es
prudente aclarar, que el término "forma" referido a los
genotipos de A. occidentale que se poseen en Cuba, se ha
establecido por Irondo (2001) para frutales y otras especies
silvestres o raras. La similitud de los resultados puede obedecer
a que han compartido estos hábitats desde periodos de
tiempo prolongado. Ambas son tan parecidas, que solamente es
posible diferenciarlas al estar en fructificación, pues
son delatadas por el color del falso fruto o pedúnculo
engrosado.
Tabla 6. Influencia de las formas genotípicas
del marañón silvestre en relación al
porcentaje de germinación (PG), altura de la planta
(AP), número de hojas (NH) y su color
Formas | PG (%) | AP (cm) | NH | Color hojas |
Rojo | 100 | 22.8 | 11.2 | V.I. |
Amarillo | 100 | 23.0 | 11.2 | V.I. |
V.I.: Verde intenso
La relevancia de este experimento es que dio a conocer
que el genotipo no constituirá una variable ajena que
influirá negativamente en el aviveramiento, ni
supuestamente en las plantaciones. Esto es muy favorable desde el
punto de vista agronómico; pero probablemente para una
perspectiva industrial, podrían existir notables
diferencias entre los contenidos de algunas sustancias o de sus
cantidades entre una y otra forma, lo cual, lógicamente,
habría que evaluarlo a través de indicadores
establecidos para tales fines. Sin embargo, a nivel de vivero, se
puede esperar obtener poblaciones homogéneas de plantas,
sin que influya si pertenecen a las formas ?Rojo? o "Amarillo".
Por otra parte, el color verde intenso de las hojas, puede
constituir una muestra de que el nivel nutricional que le
aportó el sustrato a las plantas, está acorde con
sus necesidades en la etapa de vivero.
El proceso de transplante y las atenciones
culturales llevadas a cabo, posterior al mismo, pueden
considerarse de exitosas; pues durante los dos meses de
monitoreo se registró un porcentaje de supervivencia
(PS) del o superior al 95% (Fig. 3). Es imprescindible un
buen manejo de las plantas en vivero y en el momento del
transplante. Jonson (1999) y Aguilera (2005a) coinciden al
afirmar que generalmente los PS del marañón
procedentes de aviveramiento, pueden ser inferiores al 60%
y que al dañarse levemente el sistema radicular
durante el transplante, es suficiente para que las plantas
inicien una marchites progresiva hasta morir
definitivamente. También plantean que al realizarse
una manipulación cuidadosa de todo el proceso, es
posible elevar el PS.En el presente trabajo se extremaron medidas; por
ejemplo: no se pasaron de tiempo las plantas en la etapa de
vivero, el traslado y colocación en su lecho
definitivo se hizo cuidadosamente, y se garantizó
humedad adecuada sin encharcamientos. Tampoco debe perderse
de vista, que el sustrato estuvo compuesto por una mezcla
de materia orgánica con la primera capa de suelo del
hueco donde se plantaron. Esto probablemente
proporcionó mayor adaptabilidad del sistema radical
al nuevo sustrato; el cual tampoco difirió mucho del
que las plántulas se nutrieron y sustentaron durante
la etapa de vivero.- Supervivencia en el transplante
- Indicadores productivos en el área
conservada in situ
Es lógico pensar que debe de existir alguna
respuesta productiva en un área donde se han hecho todas
las actividades investigativas y de manejo ?vinculadas a la
conservación in situ?, que hasta ahora se han
expuesto. Naturalmente, hacer valoraciones sobre áreas
marginadas y, además, sobre la base de una especie
amenazada que se trata de convertir en un renglón
económico local, no resulta nada fácil. Sin
embargo, a través de algunos indicadores productivos,
puede tenerse una percepción
del cambio que se ha provocado en dicha zona.
Mediante la plantación de nuevos árboles,
la densidad
poblacional de A. occidentale por unidad de superficie se
ha incrementado sostenidamente, hasta llegar a sobrepasar las 125
plantas/ha en el área experimental (Fig. 4), la cual es
considerada mínima para esta especie, pues la
máxima llega a ser de 400 plantas con un marco de
plantación de 5 x 5 m (Espinosa et. al.,
1998). Aunque existe una gran heterogeneidad en el
área bajo conservación in situ, se estima un
marco de plantación de alrededor de 8 x 10 m.
No existe una correspondencia entre la velocidad de
crecimiento del total de árboles, en relación al
número de árboles productivos. En el 2003 hay un
aumento más brusco, lo cual obedece a que al liberar una
gran cantidad de plantas de la afectación de especies
trepadoras e invasoras, los árboles lograron florecer y
fructificar. Durante ese periodo, prácticamente todas las
plantas de marañón fueron liberadas, es por ello
que este efecto no se hace notar tanto en el resto de los
años. Ya el ligero incremento en el 2005 se debe a que las
plantas que se fomentaron en los primeros años, comenzaron
a producir. Obviamente, dichas producciones son muy discretas,
pues en algunos casos es el despunte y en los otros es la segunda
cosecha. El marañón en las condiciones de Peralejo
puede comenzar a florecer y fructificar a partir de los dos
años de transplantado (Aguilera, 2005a). En zonas
productivas de la India (NRCC, 2001) y Brasil (Johnson,
1999) se han obtenido resultados similares; esto
ofrece una idea, de que las históricas sabanas de Peralejo
constituyen un escenario propicio para provocar un salto
cuantitativo y cualitativo en la
marañonicultura.
Otros elementos que indican una transformación de
área marginada en área manejada in situ, son
el crecimiento de nueces y de pedúnculos producidos (Fig.
5). En el caso de las nueces se han estimado rendimientos que
pueden llegar a 1.7 t/ha en la cosecha del año en curso,
la cual promete ser muy abundante; deducido a partir de unos 14
kg por árbol. Aguilera (2005a) da a conocer que en
países productores de marañón, plantaciones
de ocho años de edad, llegan a tener producciones de 3
t/ha de nueces. Esto es avalado por variedades seleccionadas y
mejoradas, con una alta cultura del
cultivo del marañón y con los insumos
mínimos necesarios para desarrollar dicha actividad. No
obstante, para trabajar en las condiciones de rusticidad donde se
hicieron estas evaluaciones en Peralejo, con formas silvestres de
A. occidentale y con escasa experiencia vinculada a la
explotación del mismo, puede considerarse aceptable el
potencial productivo de los árboles.
El pedúnculo engrosado o falso fruto, consiste en
lo que casi todos de manera equivocada, confunden con el fruto, e
incluso es lo que ha hecho reconocer al marañón
como "la fruta que tiene la semilla por fuera". Al igual que las
nueces, aumentó su producción de manera sostenida en el tiempo
(Fig. 5). Aunque existe una correspondencia inseparable entre la
producción de nueces y falsos frutos, siempre la masa de
pedúnculo será mayor; pues este es unas 10 veces
más pesado que las nueces. Esto depende del tamaño,
forma y contenido de jugo del mismo, en relación al
tamaño de la nuez y de las almendras que la componen
(Aguilera, 2005a).
A pesar de no ser cuantitativamente brusco el salto de
plantas productivas en los últimos años, como se
observa en la Fig. 4; si es notable el ascenso de nueces y
pedúnculos. Las razones están ligadas a que en la
medida que los mismos árboles se recuperan y son
atendidos, su capacidad productiva individual es mayor y, por
demás, la de todo el bosque frutal, sin olvidar, los
aportes que hacen las plantas que inician sus primeras
cosechas.
Como resultado de lo antes expuesto en torno a los
pedúnculos, se debe hacer referencia a la
producción de jugo a partir de estos. Lo cual consiste en
un indicador indirecto, pero visualiza una medida de
comportamiento productivo; y además, una de las formas en
que se le puede agregar valor a las
producciones de marañón. Existen muchas otras, que
los comunitarios realizan en la zona donde se llevan a cabo estas
acciones; las
mismas son descritas por Aguilera et. al. (2003d),
destacándose la elaboración de dulces, vinos,
refrescos, caramelos, polvos extensores, etc.
Sin embargo, resulta muy llamativa la experiencia de
obtener jugo, asistida de una manera muy artesanal, totalmente
endógena, pero que les ha valido extraer considerables
cantidades, con destino a la industria del
vino a gran escala, y para
elaborar sus producciones propias, con vistas al autoconsumo.
Aguilera et. al. (2003d) hacen referencia a entregas, en
el orden de los 4 000 litros, a la Fábrica de Bebidas y
Licores "Rey del Cauto" en el año 2002, lo que
generó una producción de 109 596 botellas de vino
con alta calidad, y gran
demanda en el
mercado en divisa
y en moneda nacional. En los últimos años la
mencionada Fábrica no ha producido este vino en
volúmenes, acorde con el posicionamiento
que ya logró en los clientes
nacionales e internacionales. No obstante, recientemente en La
Demajagua (2005) se reconoce que sus trabajadores defienden el
vino de marañón, lo promueven con verbo y corazón,
porque es su mayor exclusividad, o tal vez por ser un inigualable
afrodisíaco.
En la Fig. 6 se aprecia una ligera disminución de
jugo, sobre todo en la cosecha del año 2003. La
razón fundamental, se debió a la falta de clientes
que lo compraran. Posiblemente, causado por insuficiente gestión
de la comunidad, pero
además, constituye un síntoma de que aún se
necesita organizar mejor el proceso productivo. Desde luego, hay
que reconocer, que para el marañón constituir una
especie frutal amenazada en Cuba desde hace más de 24
años (Aguilera et. al., 2003a), lo que hasta ahora
se ha logrado, puede catalogarse de exitoso.
Dicha situación deberá revertirse en la
presente cosecha, pues el potencial de jugo que se podrá
producir está en el orden de los 5 000 a 6 000 litros.
Normalmente, entre 10 a 20 pedúnculos pueden rendir un
litro de jugo, lo cual depende de sus características
morfológicas y del contenido de líquido (Jonson,
1999; Aguilera, 2005a). Una buena iniciativa, ha sido que en cada
familia se
recepcionará una significativa cantidad de jugo, para
elaborar sus propios vinos. Tanto para la fabricación
doméstica de vinos como para la elaboración de
otros derivados del marañón, se han rescatado
recetas ancestrales y tradicionales, lo que unido a muchas
iniciativas más les ha valido a estos comunitarios ser
reconocidos por la Asociación Internacional Slow Food,
como la Comunidad de la Fruta Tropical (Slow Food,
2004).
4.
Conclusiones
- La iniciativa Fruticultura Comunitaria Participativa
ha permitido que los comunitarios concienticen los impactos
negativos de la deforestación de las áreas
marañoneras de Peralejo, y se percaten de las ventajas
ecológicas, productivas y económicas que
garantiza la explotación de este frutal asistido por la
conservación in situ. - El área deforestada presenta una diversidad
biológica muy inferior con relación a la que se
conserva in situ; las mismas comparten pocas especies en
común y se expresa baja similitud entre
ambas. - A pesar del área deforestada aún
mantener condiciones donde el marañón pudiese
crecer y desarrollarse, exhibe gran erosión del suelo y
su fertilidad es muy inferior al área que se conserva
in situ. - Independientemente de que el marañón
que habita en Peralejo es silvestre, a la hora de ser liberado
de especies invasoras, no debe ser aislado de otras con las que
manifiesta alelopatía positiva. - Los viveros en el propio bosque frutal, constituyeron
un elemento importante para garantizar al sellaje y
sustitución de árboles en la conservación
in situ. - En la misma medida que se sistematizó la
conservación in situ, como respuesta
aumentó la capacidad productiva de los árboles,
lo que se reflejó en el aprovechamiento por parte de los
comunitarios, tanto en la extracción de jugo, como para
la elaboración de otros productos
alimenticios.
- Dimensionar el impacto de la iniciativa local
Fruticultura Comunitaria Participativa, hasta que se
involucren todas las familias que habitan en la zona de
Peralejo. - No emplear el aislamiento total del
marañón al ser liberado de plantas invasoras
y trepadoras. - Reforestar las áreas de Peralejo que
poseen suelos y diversidad biológica erosionada, con
marañón y otras especies frutales que toleren
tales condiciones. - Imbibir las nueces de marañón en
agua 48 horas antes de la siembra. - Divulgar los resultados obtenidos en el presente
trabajo al MINAG, a la ANAP y al Gobierno. - Profundizar más en los estudios enfocados
a incrementar los niveles productivos del
marañón.
6.
BibliografíaAguilera, N. (2000). Obtención in
vitro de germoplasma de marañón
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de Master en Biotecnología. Universidad de Oriente. Facultad de Ciencias
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Guedes, L. (2001). Avances en la conservación in
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Proceedingsof the Interamerican Society for Tropical
Horticulture 40: 188-194.Narciso Aguilera Marín
Fulgencio Martínez Macia
Asociación Cubana de Técnicos
Agrícolas y Forestales (ACTAF)Investigador y Profesor
Dirección Postal: Avellaneda 25,
Jiguaní 87 300. Granma-CubaTeléfono: 053-23-66 321, Fax:
053-23-481938- Dimensionar el impacto de la iniciativa local
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