Gráfico 1.
Equilibrio en
el mercado de
trabajo
La curva de demanda de
trabajo
(DL) es decreciente, lo que significa que a medida que
disminuya el salario real
(W/p) aumentará la cantidad demandada de trabajo. La curva
de oferta de
trabajo (OL) es creciente, pues a
medida que aumenta el salario real aumentará
también la cantidad de trabajo ofertada. El equilibrio en
el mercado de trabajo se alcanza cuando DL =
OL, y esto ocurre en el punto E, donde No corresponde al
nivel de pleno empleo.
Fuente: Macroeconomía. Parte tres. Pág.
503.
Demanda de trabajo
La demanda de trabajo representa la parte de los
empresarios en el mercado de trabajo. Ella expresa una
relación inversa entre el salario real, que es la
relación entre el salario y los precios, y el
empleo, lo que puede deducirse gráficamente por la
pendiente negativa de la curva de demanda de trabajo.Los
economistas neoclásicos parten de que la ley de los
rendimientos decrecientes (Campbell et. al, 2003) se pone
de manifiesto en la productividad del
trabajo, siendo esto una de las causas de que la curva sea de
pendiente decreciente. Suponen que la productividad marginal del
trabajo disminuye a medida que se emplea más trabajadores.
Existe una cantidad fija de capital por lo
que al emplear más mano de obra, corresponde a cada nuevo
trabajador menos maquinaria que a los anteriores,
añadiendo menos a la producción este nuevo trabajador que los
otros trabajadores. Por tanto, el producto
marginal del trabajo es decreciente al igual que la demanda de
trabajo.Según estos economistas, en un mercado
competitivo, esta es la única causa de la pendiente
decreciente de la demanda de trabajo, pues en este tipo de
mercado los precios están dados. En el caso del mercado
imperfecto además de la productividad marginal del trabajo
decreciente existe otra razón, los precios del producto,
pues estos bajan a medida que aumenta la producción.Las
empresas son
competitivas y por tanto, desean pagar un salario real igual al
producto marginal del trabajo.Según lo explicado
anteriormente esta curva de demanda agregada
sería a corto plazo (Dcp), porque existe una cantidad fija
de capital, por lo tanto, también puede existir una curva
de demanda en el largo plazo (Dlp), donde tanto el trabajo
como el capital son factores variables.
Esta curva de demanda de trabajo a largo plazo (ver
gráfico 2) también tiene pendiente negativa, en
este caso porque el salario provoca un efecto-producción a
corto plazo y un efecto-sustitución a largo plazo, que
alteran conjuntamente el nivel óptimo de empleo de
la
empresa.
Una reducción del salario de
W1 a W2
eleva a cantidad de trabajo a corto plazo
de equilibrio de Q a Q1 (efecto-producción). Sin embargo, a largo plazo
la empresa
también sustituye capital por trabajo, lo que produce un
efecto-sustitución de Q1Q2. Por tanto, la
curva de demanda de trabajo a largo plazo es el resultado de
ambos efectos y se halla conectado, por ejemplo, a los puntos
a y c.
Fuente: Campbell et. al (2003)
Pág. 141
El efecto-producción también llamado
efecto-escala no es
más que la variación del nivel de empleo ante una
modificación del costo de
producción del empresario al
variar los salarios de los
trabajadores. Normalmente una reducción del salario de los
trabajadores disminuye el costo marginal
del producto, por lo que los empresarios pueden producir una
unidad adicional a un menor costo. Al aumentar la
producción aumenta la demanda de trabajo.El
efecto-sustitución es la variación que experimenta
el empleo debido únicamente a una variación del
precio
relativo del trabajo, manteniéndose constante la
producción. En este caso el empresario decidirá
sustituir algunos tipos de capital (que es un factor variable al
ser un efecto en el largo plazo) por trabajo, el que es
relativamente menos caro. La respuesta a largo plazo es mayor que
a corto plazo pues genera un mayor nivel de empleo, expresando
gráficamente en una curva de demanda de trabajo a largo
plazo más elástica que la de corto
plazo.Estos dos efectos en conjunto provocan un
aumento del nivel de empleo de mayor
magnitud.Existen otros factores que aumentan
más la elasticidad de la
demanda de trabajo a largo plazo como la demanda del producto, la
relación entre trabajo y capital y la tecnología.
La curva de demanda de trabajo del mercado es menos
elástica que la mera suma horizontal de las curvas de
demanda de cada empresa. Por ejemplo, una reducción de
salario motiva a las empresas a aumentar su producción y
el número de trabajadores, lo que provocará un
aumento de la oferta del producto, lo que a su vez tiende a
disminuir el precio del mismo en el
mercado.Precisamente el precio de producto es un
factor que influye sobre la demanda de trabajo de cada empresa,
provocando un efecto contrario aunque en menor cuantía,
pues en términos absolutos el nivel de empleo aumenta pero
menos que si se sumaran horizontalmente las demandas de trabajo
de cada empresa.Oferta de
trabajoLa oferta de trabajo representa
la parte de los trabajadores en el mercado de trabajo. Esta curva
expresa una relación directamente proporcional entre el
salario nominal y el empleo, si aumenta uno también
aumenta el otro.Cada individuo
ofrece al mercado una cantidad de trabajo, la cual está
determinada por la distribución diaria de su tiempo (el que
es fijo) entre las actividades que realiza dentro del mercado de
trabajo (trabajo) y las actividades que realiza fuera del mismo
(ocio). El trabajo también es definido como el empleo en
el cual se recibe remuneración, mientras que el ocio
incluye todas las actividades realizadas por los individuos y por
las que no reciben remuneración alguna.
Según los neoclásicos para que cada individuo
distribuya su tiempo de forma óptima entre estas
actividades necesita dos tipos de información: la información
psicológica subjetiva sobre sus preferencias por el ocio y
el trabajo, las que se representa a través de las curvas
de indiferencia; y la información objetiva del mercado
representada por la restricción presupuestaria.
(Campbell et. al, 2003)Una curva de
indiferencia expresa diferentes combinaciones de horas de ocio (o
de trabajo) y de renta diaria, estas combinaciones son
indiferentes entre sí pues representan un mismo nivel de
utilidad para
el individuo. Un individuo puede sentir satisfacción ante
el trabajo, el ocio o la renta, pero para poder obtener
una cantidad mayor de uno de esos bienes debe
renunciar a alguna cantidad de otro para mantener el mismo nivel
de utilidad. Esto explica empíricamente la
pendiente decreciente de las curvas de indiferencia. Pero
además de ser decrecientes las curvas de indiferencia son
convexas porque cada vez más los individuos son más
reacios a cambiar una cantidad de bien escaso por otro
cualquiera, por ejemplo a medida que aumenta su nivel de ocio, el
individuo está dispuesto a renunciar a menos cantidad de
renta a cambio del
ocio, el cual posee en abundancia no pasando lo mismo con la
renta.
En términos técnicos la curva de
indiferencia se mide por la relación marginal de
sustitución (RMS) de renta y ocio y estas suelen
diferenciarse para cada individuo pues todos no tiene los mismos
gustos o preferencias, también se pueden diferenciar por
el tipo de trabajo, si este es más agradable o no;
así como de las circunstancias específicas de cada
persona, su
entorno familiar, circunstancias económicas, de salud, etc.La
restricción presupuestaria muestra todas las
combinaciones de renta (bienes) y ocio que puede acceder un
trabajador según su salario, bajo el supuesto de que la
única fuente de renta monetaria es el trabajo, es decir,
que el individuo no tiene ahorros acumulados ni puede pedir
prestado. La pendiente no es más que el reflejo del
salario por hora.La oferta de trabajo de un
individuo es creciente y esta se puede ver afectada por una
variación de la renta o por una variación del
salario.Efecto-rentaSe
refiere a la variación del número deseado de horas
de trabajo por una variación de la renta, manteniendo
constante el salario. En el caso de una persona
específica, las horas de trabajo pueden aumentar durante
un tiempo a medida que suben los salarios, pero hay un punto a
partir del cual las nuevas subidas pueden provocar una
reducción de la oferta de horas de trabajo. La curva de
oferta de trabajo de este individuo es ascendente durante un
tiempo y a continuación, se vuelve hacia atrás,
denominándose curva de oferta de trabajo que se vuelve
hacia
atrás.Efecto-sustituciónIndica
la variación del número deseado de horas de trabajo
provocado por una variación del salario,
manteniéndose constante la renta. Cuando suben los
salarios y el ocio se encarece, es razonable sustituir ocio por
trabajo (comportándose el ocio como un bien normal). Es
decir, en el caso de una subida salarial, el
efecto-sustitución lleva al individuo a desear trabajar
más horas. (Ver Gráfico 3)Estos
efectos se pueden combinar. Si el efecto-sustitución
domina al efecto-renta, el individuo optará por trabajar
más horas cuando suba el salario, lo que coincide con la
parte ascendente de la curva de oferta de trabajo que se vuelve
hacia atrás.
En caso contrario, el individuo tenderá a
trabajar menos horas, correspondiendo a la parte hacia
atrás de la curva.En este modelo se
supone implícitamente que los trabajadores pueden elegir
individualmente el número de horas que
trabajan.La curva de oferta de trabajo del mercado
es creciente e indica que los trabajadores desean ofrecer
más horas de trabajo cuanto más elevado es el
salario real.Según estas teorías, las curva de demanda y oferta de
trabajo se cortan en un punto (E), con un nivel correspondiente
de factor trabajo o empleo (No) y un nivel de salario real
en equilibrio (Wo/Po). Dicho en otras palabras, en el punto donde
coincidan los criterios de utilidad, correspondientes a la
demanda de trabajo que formulan los empresarios, con los de
des-utilidad (sacrificio por trabajar), que forma la función de
oferta de trabajo de los obreros, en ese punto quedará
determinado el volumen de
ocupación. Los economistas neoclásicos llegan a la
conclusión de que la economía siempre
funciona en el nivel de pleno empleo.
Gráfico 3. Efecto – renta y
efecto – sustitución de una subida salarial
Suponiendo que el ocio es un bien
normal, el efecto-renta correspondiente a una subida salarial
siempre provoca una reducción del número de horas
de trabajo, que en esta figura es una reducción del tiempo
de trabajo de h1h´2
horas. El efecto-sustitución,
provocado por una subida de salario, se traduce en un aumento de
las horas de trabajo de h´2h2 horas. En este
caso, el efecto-sustitución es mayor que el efecto renta y
el trabajador decide trabajar h1h2 horas adicionales
como consecuencia de la subida de salario.
Fuente: Campbell (2003).
Pág. 29
En la década de los sesenta los economistas
llegaron a la conclusión de que el objetivo
alcanzable de la política de pleno
empleo era una tasa de desempleo del 4%.
En las décadas de 1970 y 1980, muchos factores llevaron a
subir esta cifra hasta un 6% para los Estados Unidos y
entre un 8 y 10% para los países europeos. Dos de estos
factores fueron el cambio de la composición de la población activa total correspondiente a
grupos que
tenían elevados tasas de paro, como los
adolescentes;
y que las tasas de desempleo cuando se encontraban alrededor del
4% estaban acompañadas de unas tasas cada vez más
rápidas de inflación.La tasa natural de desempleo
es aquella tasa que corresponde al equilibrio
macroeconómico, en que la inflación esperada es
igual a su nivel efectivo, es aquella tasa a la que
retornaría la economía después de una
recesión o auge.
Esta tasa también es llamada tasa de desempleo de
inflación estable, debe este nombre a la teoría
elaborada por A. W. Phillips. La curva de Phillips
es una relación inversa entre la tasa de desempleo y la
tasa de crecimiento de los salarios monetarios; cuanto más
elevada es la tasa de desempleo, menor es la tasa de incremento
de los salarios, expresado en otras palabras, existe una
aceleración de intercambio o un compromiso entre la
inflación de salarios y el desempleo.Este concepto fue
corregido por primera vez en 1968 por Milton Friedman; de
modo independiente lo desarrolló Edmund Phepls.
Ellos pronosticaron la muerte de
la curva de Phillips sencilla, planteando que esta curva
podía trasladarse a lo largo del tiempo, a medida que los
trabajadores y las empresas se iban acostumbrando a la
inflación y esperaban que ésta continuara.La
proposición de Friedman y Phelps es que a
largo plazo la economía se desplazará hacia la tasa
natural de desempleo, cualquiera que sea la tasa de
variación de los salarios y de los precios.
El argumento se basaba en la definición de la
tasa natural de desempleo como la tasa de desempleo friccional
que es coherente con el equilibrio del mercado de trabajo.
Siempre que el desempleo esté por encima de la tasa
natural de desempleo, estará buscando empleo más
gente que la que es compatible con el equilibrio del mercado de
trabajo. Este exceso de desempleo dará lugar a que el
salario real caiga, de modo que las empresas querrán
contratar a más trabajadores y habrá menos personas
que quieran trabajar, volviendo a descender la tasa de desempleo
hasta volver a la tasa natural. En el caso contrario, en que la
tasa de desempleo esté por debajo de la tasa natural, hay
muy pocas personas que están disponibles para que las
empresas cubran sus puestos de trabajo tan deprisa como lo hacen
normalmente, por lo que el salario real subirá, dando
lugar a que las empresas deseen contratar a menos trabajadores y
atrayendo más personas a la fuerza
laboral. La
tasa de desempleo se elevará hasta volver a la tasa
natural de desempleo. Por tanto, coexiste una relación de
intercambio a largo plazo entre inflación y desempleo
(Ver Gráfico 4).Los neoclásicos definen tres
tipos de desempleo (Sachs ? Larrain, 1993):
- Desempleo friccional: es el desempleo que se debe
principalmente a las bajas voluntarias, a los cambios de
trabajo y a las personas que entran por primera vez en la
población activa o que retornan a ella. Incluso aunque
una economía tuviera pleno empleo, siempre habría
rotación, ya que los individuos buscan trabajo cuando
terminan sus estudios o se trasladan de una ciudad a otra, etc.
Algunos lo consideran como un tipo de desempleo estructural.
Desempleo estructural: es el desempleo que forma parte de la
tasa natural de desempleo de un país este tipo de
desempleo tiene muchas características comunes con el
desempleo friccional, pero se diferencian en que es más
prolongado. Por lo tanto, puede tener grandes costos para los
desempleados y suponer una pérdida considerable de
producción para la sociedad.
Significa un desajuste entre la oferta de trabajo y la demanda
de trabajo, estos desajustes pueden deberse a diferencias entre
las cualificaciones necesarias para ocupar los puestos de
trabajo existentes y las que poseen los demandantes de empleo;
o un desajuste geográfico entre el lugar donde se
encuentran las vacantes y el lugar donde se encuentra los
demandantes de empleo.Desempleo cíclico: existe cuando
hay un nivel insuficiente de demanda agregada, lo que obliga a
las empresas a suspender temporalmente el empleo a los
trabajadores o despedirlos. Cuando disminuyen el gasto y la
producción totales, el desempleo aumenta en casi todas
partes. No existe como consecuencia de las diferencias entre
las tasas de inflación esperada y efectiva. La
distinción entre desempleo cíclico y otros, ayuda
a los economistas a diagnosticar la salud general del mercado
de trabajo. Existe desempleo cíclico cuando disminuye el
empleo a consecuencia de la oferta y
demanda agregada, como subproducto de las recesiones y las
depresiones.
Gráfico 4. La
curva de Phillips a largo plazo y a corto plazo
Con la curva de corto plazo (CP) se
cría que se podía ir desde el punto A hasta el B en
forma permanente, por lo que había que enfrentar una
inflación más alta a cambio de una
disminución de desempleo o mantener un desempleo
permanentemente más bajo. Sin embargo, el principio
acelerador nos enseña que en el largo plazo (LP), tal
"trade-off" es imposible. Cuando se mantiene el desempleo por
debajo de la tasa natural (U), la inflación no solo va a
ser más alta sino que va a ser creciente. Cuando el
desempleo se mantiene por encima de la tasa natural, la
inflación caerá en forma continua. En el largo
plazo no hay "trade-off" entre inflación y desempleo. Solo
la tasa natural de desempleo es consistente con cualquier tasa de
inflación estable. En otras palabras, sin importar
cuál sea la tasa de inflación, el desempleo siempre
tiene que retornar a su tasa natural.
Fuente: Sachs-Larrain. 1993.
Macroeconomía en la economía global. Pág.
453.
Teoría Keynesiana de la
ocupación
Keynes señala que la mayoría de los
economistas habían estudiado el proceso
económico a partir de la existencia de un determinado
nivel de ocupación y era importante saber por qué
existe ese nivel de ocupación y no otro.Para explicar las
causas del desempleo se basa en el principio de la demanda
efectiva, categoría que constituye la base del modelo
keynesiano y, en el centro de ésta la propensión
marginal a consumir, en donde la ley psicológica tiene un
papel fundamental, la que plantea que los hombres están
dispuestos, por regla general y como promedio, a aumentar su
consumo a
medida que su ingreso crece, aunque no en la misma
proporción. Por lo anterior se plantea que en el centro de
la teoría keynesiana está la subjetividad del
individuo, demostrando la influencia del subjetivismo
neoclásico.Para Keynes el nivel de ocupación
queda determinado por el equilibrio entre la oferta global y la
demanda global, es decir, donde ambas funciones se
interceptan, por lo que el desempleo quedaría resuelto
cuando se cierra la brecha donde la curva de oferta es mayor que
la curva de demanda (Ver Gráfico 5).
La demanda global expresa el nivel de ingresos y por
tanto, el beneficio obtenido por los empresarios; a su vez la
oferta expresa el nivel de rendimiento que se obtiene a medida
que varía el nivel de ocupación. Mientras que la
demanda sea mayor que la oferta o los ingresos mayores que los
rendimientos, no existirá desempleo, pues los empresarios
seguirán aumentando el número de trabajadores como
único factor variable para aumentar sus ingresos
(aplicando el principio de ceteris paribus). Entonces en el punto
donde la demanda es igual a la oferta, los ingresos obtenidos
coinciden con los rendimientos, por lo que es aquí donde
queda fijado el nivel de ocupación, pues después de
este punto, cada unidad adicional de factor trabajo incrementada
dará rendimientos en la producción que excede el
nivel de ingresos que se pueden obtener, pues no habrá
demanda en el mercado que pueda ofrecerlos. Por lo que si los
empresarios desean seguir teniendo beneficios tendrán que
variar otros factores que intervengan en la producción
como el capital, la tierra, la
tecnología, etc.Para Keynes la brecha que determina
el nivel de desempleo se elimina mediante el incentivo del
consumo y de la inversión, ya que al aumentar estos
componentes, aumentaría la demanda global, porque ella
está compuesta por la sumatoria de la demanda de consumo
(D1) y la demanda de inversión (D2).
Gráfico 5.
Demanda efectiva
En N1, la demanda
es mayor que la oferta (D>Z), por lo que habrá un
estímulo a la ocupación. En el punto donde la
demanda se iguala a la oferta (D=Z) queda fijado el nivel de
ocupación, porque este es nivel preciso en el cual las
esperanzas de ganancia de los empresarios alcanzan el
máximo. N0 es el punto de la demanda efectiva.
Después de ese punto (en N2), la oferta será mayor
que la demanda (D<Z), aumentado la brecha entre estas dos
curvas y por tanto aumentando el desempleo.
Fuente: Besada, R.
1981. Pág. 29
Para que haya empleo tiene que existir inversión
y ésta solo se realiza si existen ingresos. Según
el esquema lógico del modelo keynesiano, con los ingresos
se pueden realizar dos cosas, consumirlos o invertirlos, donde el
consumo está dado por la propensión marginal a
consumir, ya sea en bienes o en servicios,
mientras que la inversión está dada por el
incentivo a invertir, que está dado por la tasa de
interés, la que a su vez está determinada por
la liquidez y la cantidad de dinero."…la ocupación solamente puede
aumentar pari passu con un crecimiento de la inversión, a
menos, desde luego, que ocurra un cambio en la propensión
a consumir; porque desde el momento en que los consumidores van a
gastar menos de los que importa el alza de los precios de oferta
total cuando la ocupación es mayor, el aumento de
ésta dejará de ser costeable, excepto si hay un
aumento de la inversión para llenar la brecha,"
(Keynes, 1976,
pág. 101.)De estas ideas surge la
implementación del modelo conocido como keynesiano o de
Estado de
bienestar, que se fundamenta en la liquidación del
liberalismo y
se apoya en el intervencionismo estatal, donde el Estado debe
ser un inversionista importante para animar el mercado y la
economía. Keynes propone la inexistencia de
mecanismos de ajustes automáticos que permitan a la
economía recuperarse de las recesiones.
Afirmaba que el ahorro no
invertido prolonga el estancamiento económico y que la
inversión de las empresas de negocios
depende de la creación de nuevos mercados, nuevos
adelantos técnicos y otras variables independientes del
tipo de interés o
del ahorro. Puesto que la inversión empresarial
fluctúa, no se puede esperar que pueda preservar un alto
nivel de empleo y unos ingresos estables. Keynes
planteaba que el gasto
público debe compensar la insuficiente
inversión privada durante la recesión, es
aquí donde el Estado juega un papel fundamental, al tomar
medidas que hagan que la tasa de interés de la esfera de
la especulación sea menor que la tasa de rendimiento en la
esfera real, ya que ésta es la única que genera
empleos. O lo que es lo mismo, es necesario incrementar el nivel
de ingresos de los trabajadores, para que puedan consumir pero al
mismo tiempo, puedan ahorrar y por tanto incrementar las inversiones,
partiendo del supuesto de que el ahorro es igual a la
inversión. Esto solo se logra por la acción
del Estado como agente regulador del mercado y de la
economía en su conjunto, incrementando el empleo a
través de obras públicas como carreteras,
hospitales, puentes, etc. Cavar agujeros en el suelo y volver a
llenarlos de nuevo producirá, como observara Keynes, una
plena ocupación, lo mismo que la acumulación de
armamentos o de equipos industriales.
Plena ocupación es sinónimo de una
economía donde solo existe un mínimo de parados
involuntarios, en tránsito a otro que ya está
esperando. Keynes introduce la categoría de desempleo
involuntario.
Teoría marxista
Marx trata del problema de empleo a partir del
análisis del proceso de acumulación
capitalista. La acumulación capitalista genera un proceso
de exclusión de mano de obra que tiende a formar una
reserva permanente de personas, a través de una progresiva
sustitución de mano de obra por maquinaria, lo que
coincide con las ideas de Ricardo sobre la introducción de nuevas maquinarias. Ello
posibilita frenar la tendencia alcista de los salarios, promotora
de una demanda de mano de obra que creciera al mismo ritmo que la
acumulación. Dicha reserva de mano de obra sirve como
reserva en sí misma para los períodos de
expansión capitalista y a la vez como mecanismo de
presión
para la baja de los salarios. La acumulación genera un
excedente de mano de obra, pero a la vez, precisa de él
para continuar la acumulación: es causa y condición
de la acumulación capitalista.Dice Marx en El
Capital: "el incremento del capital lleva consigo el
incremento de su parte variable, es decir, de la parte invertida
en fuerza de trabajo. Una parte de la plusvalía invertida
en fuerza de trabajo. Una parte de la plusvalía invertida
necesariamente tiene que volver a convertirse en capital variable
o en fondo adicional de trabajo. Si suponemos que, sin alterar
las demás circunstancias, la composición del
capital permanece invariable (…) es evidente que la demanda de
trabajo y el fondo de subsistencia de los obreros crecerá
en proporción al capital y con la misma rapidez con que
este aumente (…) la acumulación del capital supone, por
tanto, un aumento del proletariado."(Marx, 1973,
Pág. 557)
Sobre las consecuencias de este crecimiento constante de
la demanda de fuerza de trabajo tiene sobre los salarios, el
autor señala: "como todos los años entran a
trabajar más obreros que el año anterior, llega
forzosamente, más temprano que tarde, un momento en que
las necesidades de la acumulación comienzan a exceder la
oferta normal de trabajo y en que, por lo tanto, suben los
salarios" (Marx, 1973, Pág. 574)Este tipo de
proceso se dio efectivamente, durante los períodos de gran
expansión del capitalismo.
Los salarios tienen una relación inversa con las ganancias
de los capitalistas o empresarios, pues el aumento de los
salarios genera una baja de la tasa de ganancias. Esta
situación trae como consecuencia que los empresarios
tengan que decidirse entre invertir más o no. Si toma la
primera opción el volumen global de ganancias obtenidas
puede compensar la disminución porcentual de la tasa de
ganancia y, la disminución de la inversión
capitalista inicia un ciclo descendente de la economía, un
excedente de trabajadores y, finalmente, una baja de los salarios
y una recuperación de la tasa de ganancias.En la medida
que no varíe la composición del capital (en su
componente variable o destinado a la compra de fuerza de trabajo
y constante, o destinado a los bienes de capital), la crisis son el
mecanismo propio del capitalismo de generar desempleo coyuntural,
y así, bajar los salarios y mantener las ganancias. Pero
ello no alcanza, es decir, en el propio proceso de
acumulación debe existir un mecanismo de ajuste de la
relación salario-ganancia y no esperar hasta que el ajuste
los provoque la crisis.La competencia entre
los capitalistas los lleva a la búsqueda del abaratamiento
de las mercancías.
Esto se consigue logrando una mayor productividad del
trabajo. Pero si en el proceso, la relación entre el
capital constante y variable permanece igual, las nuevas
inversiones generan pleno empleo y favorecen las condiciones de
la clase obrera
para pelear por aumentos salariales y por mejoras en las
condiciones de trabajo, lo que determina que la productividad
tienda incluso a bajar (Olesker, 2004 ). Esto es uno de
los factores que llevan a los capitalistas a invertir de manera
creciente en capital constante, maquinarias, nuevas
tecnologías, métodos
modernos de producción, etc. En otras palabras, la
búsqueda de mayor productividad no se basa en la fuerza de
trabajo, generando un cambio casi permanente en la
composición orgánica del capital. Por esta
razón, no se produce un aumento proporcional de la demanda
de trabajo, sino por lo contrario, una disminución
progresiva. Como la demanda de trabajo no depende del volumen de
capital total sino solamente del capital variable, disminuye
progresivamente a medida que aumenta el capital total, en vez de
crecer proporcionalmente en relación con este, como antes
suponíamos.Marx señala que aunque el aumento del
capital total supone también un crecimiento del capital
variable (y la demanda de fuerza de trabajo que este representa),
y este ritmo de crecimiento comienza a ser menor que el de la
población obrera y, por tanto, surge un excedente o
sobrante de los trabajadores, que tiende a ser mayor cuanto mayor
es el ritmo de la acumulación capitalista.
Esta población obrera sobrante se genera por dos
vías: el despido de los obreros que antes tenían
trabajo, y la imposibilidad de conseguirlo por una parte de los
nuevos contingentes de trabajadores.Es importante señalar
que los procesos no se
enmarcan en una situación de crisis, sino que resultan del
proceso natural de acumulación capitalista. Y como los
nuevos capitales invertidos son, en última instancia,
resultado del trabajo acumulado, es la clase obrera, con su
trabajo, la que genera las condiciones para su futuro
desempleo.Marx denomina a la "población obrera
sobrante" Ejército Industrial de Reserva (EIR). Su
primera función es deprimir los salarios: una alta
dotación de mano de obra desocupada o subocupada presiona
a la baja de los salarios, por existir gente disponible a
trabajar por menores salarios. Su segunda función es la de
reserva, ya que en los momentos de expansión de la
economía, siempre habrá disponibilidad de mano de
obra que, de no haberla, presionaría a los salarios al
alza.En períodos de crisis, el EIR, integrado hasta
ese momento por desplazados de la acumulación o buscadores de
trabajo por primera vez que no consiguen empleo, se incrementa en
volumen con el ingreso de todos los trabajadores desplazados por
las empresas cerradas en las crisis. En definitiva, el
desequilibrio del mercado de trabajo es la sumatoria de un
componente estructural (modelo de acumulación) y un
componente coyuntural (crisis cíclicas).El EIR
tiene cuatro componentes:
- Los desempleados propiamente dichos, es decir, la
superpoblación excedente relativa (SER) flotante,
por su entrada y salida del mercado de trabajo. Seria el
desempleo abierto.Los que tiene trabajo esporádico, en
malas condiciones y por ende siempre están dispuestos a
ingresar al trabajo formal. Son los precarios e informales que
Marx llamó SER intermitente.Los que
están en sectores que serán destruidos y
están en espera de ser reserva. Marx los
llamó SER latente.Los desplazados
definitivamente, es decir, los desocupados
crónicos.
Las teoría neoclásica del empleo ha
predominado en el pensamiento
económico por más de un siglo, además de ser
la más conocida y divulgada en el mundo académico,
por tal razón la tomamos como teoría base para la
comparación entre las diferentes teorías sobre el
empleo (la propia neoclásica, la keynesiana y la
marxista)La teoría neoclásica defiende el criterio
de la mano invisible, donde de forma automática los
mecanismos del libre mercado regulan la igualdad entre
la oferta y la demanda de trabajo, manteniendo la economía
en el equilibrio de pleno empleo. Para sus representantes los
altos salarios provocaban un aumento de la oferta de trabajo,
estos eran rígidos debido a la intervención del
Estado y de los sindicatos y
por tanto eran los causantes principales del desempleo.En la
década del 30 el mundo capitalista se vio afectado por la
crisis más grande hasta ese momento, la crisis del 29 al
33. A la par de esta crisis se produjo otra desde un punto de
vista teórico, dado que la teoría neoclásica
fue construida sobre la base de un capitalismo ascendente de
finales del siglo XIX y por tanto, no podía dar respuesta
a los nuevos fenómenos que acontecían. Desde
inicios del siglo XX se manifestaron con inusitada contundencia
las contradicciones del capitalismo monopolista, la I Guerra Mundial
fue la sangrienta concertación de estas contradicciones
interimperialistas que se acumularon con tal magnitud, que
después del período de prosperidad de posguerra,
confluyeron en la terrible depresión.
En esta época ya había triunfado el
socialismo en
la Unión Soviética y el marxismo se
había difundido.La teoría general de
Keynes representa un intento de pensamiento alternativo
que significó un cambio metodológico de la
ortodoxia neoclásica, en cuanto al rechazo de su sesgada
percepción microeconómica, la cual
según Keynes, había desviado su atención de los esfuerzos de analizar
problemas
macroeconómicos importantes. En consecuencia
dirigió la atención hacia los agregados, como algo
diferente a la suma del resultado del comportamiento
individual. (Castaño, H. 2003)Según
Keynes, el análisis neoclásico era
parcialmente correcto, lo que lo llevó a compartir muchas
de sus ideas, como la que el salario es igual al producto
marginal del trabajo, lo que era aplicado a cualquier factor de
la producción. Según Benito Besada Ramos este
postulado es inconsistente con la teoría del valor trabajo,
además de contradecirse a sí mismo, pues aunque se
aceptara que el último obrero ocupado se le paga el
producto marginal de su trabajo, este no sería cierto para
los obreros anteriores, salvo que se aceptara el que rijan
diferentes salarios para el mismo tipo de trabajo, lo cual no
entra dentro de los supuestos neoclásicos. (Besada R.
B. 1981) Sin embargo, existen otras ideas de los
neoclásicos de la que Keynes, a partir de su
crítica, expone sus propios argumentos.
"De este modo la teoría clásica supone que los
obreros tienen siempre la posibilidad de reducir su salario real,
aceptando una rebaja en el nominal.
El principio de que el salario real tiende a
igualarse con la desutilidad marginal del trabajo, claramente
supone que los obreros están en disposición de
fijar por sí mismo el salario real, aunque no el volumen
de ocupación que de el se deriva. La teoría
tradicional sostiene, en pocas palabras, que los convenios sobre
los salarios entre los empleados y trabajadores, estos pueden, si
lo desean, hacer coincidir sus salarios reales con la desutilidad
marginal del trabajo resultante del empleo ofrecido por los
empresarios con dicho salario. De no ser cierto esto, no queda
razón para esperar que exista tendencia a la igualdad
entre el salario real y la desutilidad marginal del trabajo."
(Keynes, 1976, Pág. 24)Estas ideas pueden resumirse
como sigue:
- Los trabajadores no aumentan
su resistencia a
una rebaja salarial en tanto el nivel de ocupación
aumenta, sino que ocurre todo lo contrario, están
dispuestos a aceptar un salario menor por tal de no quedarse en
la calle.Los trabajadores nunca discuten el salario real, pues
este depende del nivel de precios de los productos en
el mercado; ellos discuten el salario nominal.Contradice el
planteamiento de que los salarios reales y los nominales
varían de forma proporcional, es decir, al bajar unos
bajan los otros, por lo que los trabajadores se niegan a
prestar servicios por el salario nominal ofrecido, actuando de
esta manera sobre el salario real. Aunque el no fundamenta esta
apreciación pudiera pensarse que se basa en cualquiera
de estos criterios:
- Al disminuir el nivel de ocupación, el salario
nominal, baja algo, pero el nivel de precios disminuye
más, buscándose por los empresarios el
fenómeno de la elasticidad precio, mayor que la
unidad. - Pudiera entenderse que el salario nominal disminuye
el producto de que hay más presión entre los
obreros por la desocupación sobrevenida, y que el nivel
de precios puede bajar más por la acción
combinada de la productividad más alta de ese factor en
ese punto, junto a lo referido a la elasticidad. (Besada R,
B, 1981)
Estos son los argumentos que Keynes opone a las
explicaciones neoclásicas, dentro de sus propias
concepciones, que no son otros que considerar que el nivel de
empleo se determina y resuelve dentro de las relaciones
bilaterales con los obreros y empresarios. Esta convicción
nos había conducido a pensar que los trabajadores
podían encontrar empleo si aceptaran una reducción
de sus salarios reales, y este era el único
obstáculo que encontraba la ley de Say para
conducir la economía al pleno empleo. Estas
generalizaciones ahistóricas fueron atacadas por Marx y
Engels. Los fundadores del marxismo ? leninismo habían
incentivado a la necesidad de analizar las leyes de cada
modo de producción. Desde este punto de vista, la oferta
no puede crear su propia demanda en el modo de producción
capitalista, debido precisamente a su propia ley fundamental. Es
decir, antes de que una crisis de proporciones universales, como
la del 29 al 33, hubiera evidenciado que la oferta no crea su
propia demanda, ya esta ruptura había sido descubierta por
Marx y Engels.Keynes se dio cuenta de que el enfoque
neoclásico era excesivamente microscópico, y quiso
contribuir con un punto de vista complementario, que él
llamó macroscópico.
Para Keynes, no eran los elevados salarios la
causa del masivo desempleo involuntario que existía en
Inglaterra, en
los Estados Unidos y en otros países desarrollados en la
época de Gran Depresión. La verdadera causa
había que buscarla en un problema de insuficiencia de
demanda agregada, y, fundamentalmente, en el componente
más volátil de la misma, que era la
inversión privada de los empresarios. Keynes se dio
cuenta de que la inversión empresarial dependía de
lo que él llamaba el estado de ánimo de los
capitalistas, y de que éste se formaba de acuerdo sobre
todo con las expectativas de beneficio (de rentabilidad)
que ellos mismos se hacían –sobre la base de un complejo
entramado de razones, donde operaban factores de tipo subjetivo y
objetivo al mismo tiempo–; y, finalmente, de que muy bien
pudiera ocurrir que ese estado de ánimo fuera más
bien depresivo debido a las pobres expectativas, provocando un
bajo nivel de inversión, disminuyendo con ella, la demanda
de trabajo por parte de los empresarios capitalistasEstas nuevas
ideas de Keynes también lo condujeron hacia un tipo
de recetas muy distintas de las que propugnaban los
neoclásicos. Puesto que el problema era de demanda
agregada, y más concretamente de la inversión
privada, de lo que se trataría, según él, es
de reactivar la deprimida demanda poniendo fin a las causas de
esa depresión. Para ello, a largo plazo se trataría
de reproducir las condiciones de confianza empresarial que
llevaran a la clase capitalista de forma espontánea a
generar el nivel de inversión suficiente como para
impulsar la recuperación, que vendría seguida por
un nuevo aumento de la producción y de la oferta, y, por
consiguiente, del empleo.
Pero Keynes estaba mucho más interesado en
el corto que en el largo plazo, partiendo del supuesto de que
mañana todos estaremos muertos, se concentró en las
medidas necesarias a corto plazo. Un conjunto de políticas
que, según él, deberían ponerse en
práctica por la sociedad, y más particularmente por
el Estado, con el objetivo de reducir las tasas de desempleo a
los niveles más bajos posibles en el más corto
espacio de tiempo posible. Desde este punto de vista,
Keynes creía que, en tiempos de crisis, no
había tiempo para esperar que las fuerzas de mercado se
pusieran a corregir por sí solas los desequilibrios, y
defendió públicamente la necesidad de que el Estado
tomara cartas en el
asunto y se encargara él mismo, directamente, de dirigir
la economía hacia la dirección adecuada. A falta de una demanda
de mercado espontánea suficiente, proponía que
fuera el Estado el que completara su insuficiencia con una
demanda pública adicional destinada a favorecer las
ventas y la
producción de las empresas (es decir, el empleo). De todos
es sabido que las recetas de Keynes fueron la vez
monetarias y fiscales. De hecho proponía simplemente que
el Estado gastase más sin necesidad de recaudar más
impuestos,
sino mediante la estrategia de
incurrir en déficits públicos sucesivos,
directamente financiados por nuevas emisiones monetarias.
Keynes introdujo en su teoría general la
categoría del desempleo involuntario, que hasta ese
momento no era tratada por los neoclásicos, pues estos
defendían la teoría del profesor
Pigou del desempleo voluntario. Aunque esta
categoría resultara novedosa para el mundo
económico burgués, esta ya había sido
tratada por Carlos Marx cuando definió el
ejército industrial de reserva.Los análisis de
Keynes parten de la demanda, desde el punto de vista
metodológico, igual que los marginalistas. Acepta al pie
de la letra la ley de los rendimientos decrecientes y utiliza
hasta las últimas consecuencias los problemas del margen
(propensión marginal a consumir, eficacia marginal
del trabajo, etc.).
El modelo keynesiano es considerado como un modelo
cortoplacista, inflacionario y deficitario. Estas mismas
características hicieron que muchos lo consideraran como
un fracaso para los años posteriores a la crisis. Los
neoclásicos siguieron desarrollando sus teorías,
perfeccionándolas y adaptándolas a las nuevas
condiciones, ejemplo de esto lo constituye la curva de
Phillips y las modificaciones de esta curva realizada por
Friedman y Phelps tal y como fue tratado en el
capítulo I de este trabajo.El Estado es, según los
neoclásicos, una fuerza intervencionista y distorsionante
porque con sus regulaciones y leyes –siempre excesivas, a juicio
de estos autores–, impide que se forme en el mercado de trabajo,
un verdadero precio libre. Al imponer salarios mínimos,
subsidios y otras protecciones frente al desempleo, al regular de
forma intervencionista el mercado de trabajo, los derechos de huelga y
despido, la contratación colectiva, etc.; al actuar, en
suma, como un Estado de bienestar (en la expresión
favorita de los keynesianos), y no como un simple Estado
liberal en realidad lo que hace el Estado es contribuir a
elevar artificialmente el precio del mercado de trabajo (es
decir, la tasa salarial) por encima del nivel que
correspondería a los fundamentos internos de la
economía (es decir, al funcionamiento libre y flexible de
este mercado).
Por su parte, los sindicatos hacen otro tanto de lo
mismo al imponer su poder de monopolio en
el lado de la oferta del mercado de trabajo. En lugar de dejar en
libertad al
trabajador para decidir que llegue a un acuerdo libre con el
empresario, guiados ambos exclusivamente por las exigencias de
sus respectivos comportamientos individuales racionales –que en
el fondo comparten, pues se basan ambos grupos, según los
neoclásicos, en la búsqueda consecuente de la
maximización de sus respectivas funciones de utilidad–,
en vez de eso, lo que consiguen los sindicatos es hacer efectivo
un monopolio en el mercado de trabajo, generando así todos
los efectos nocivos que la teoría económica
convencional asocia con el monopolio, como uno de los fallos
de mercado típicos, a saber: la obtención de
precios más altos y cantidades más bajas de las que
corresponderían en igualdad de circunstancias a la
situación de libre competenciaSi ellos culpan al Estado y
a los sindicatos de ser los responsables últimos del
elevado nivel salarial y hacen recaer sobre el elevado nivel de
salario la explicación del desempleo, la solución
que ofrecen no puede ser más lógica
desde su propio punto de vista. Se trata de poner todos los
medios al
alcance de la sociedad para conseguir que los salarios desciendan
hasta su nivel de equilibrio, de forma que, una vez puesta en
práctica de verdad la flexibilización del
mercado de trabajo, y eliminada de hecho la rigidez, se
volvería el equilibrio.
En términos gráficos se traduciría en el
desplazamiento hacia abajo y hacia la derecha a lo largo de la
curva de demanda de trabajo, el consecutivo descenso salarial
traerá aparejadas, simultáneamente, el aumento de
la cantidad demandada, la disminución de la cantidad
ofrecida y, al mismo tiempo, el automático vaciado final
del mercado, con lo que el equilibrio finalmente resultante
significará el anhelado retorno al nivel de pleno empleo A
su vez consideran que existen tres tipos de desempleo: el
friccional, el estructural y el cíclico.Los economistas
burgueses han desarrollado sus teorías
prácticamente al margen de la teoría
marxista."Para Marx, los cambios que se producen en la
esfera de la producción son los que determinan los cambios
en la esfera de la circulación." (Molina, E, 1979,
Pág. 43)Para Marx el desempleo es inherente del
sistema
capitalista. Los capitalistas en su afán de aumentar sus
ganancias tratan de aumentar la rentabilidad invirtiendo cada vez
más en capital fijo, ya sea mediante la
introducción de equipos más modernos, nuevas
tecnologías y métodos, con lo que la tasa de
crecimiento del nivel de empleo va disminuyendo, es decir, la
demanda de trabajo depende del capital variable. Por tal
razón plantea que una parte del desempleo es estructural,
pero a la vez existe un desempleo coyuntural, provocado por las
crisis cíclicas propias del sistema, constituyendo una
necesidad del mismo de contar con un ejército de obreros
para los períodos de expansión económica y
para que ejerzan presión a la baja de los
salarios.
Esta superpoblación excedente relativa la
subdivide en: flotante, intermitente, latente y crónica.La
acumulación del capital es un proceso profundamente
contradictorio. Por una parte, la acumulación del capital
es fuente de progreso de la producción, del desarrollo y
perfeccionamiento de las fuerzas productivas de la sociedad
capitalista. Por otra, va acompañada del incremento de la
explotación de los trabajadores, del desempleo, del
empeoramiento de la situación tanto de los parados como de
los que tienen trabajo. Al respecto Marx
escribió:"Cuanto mayor es la riqueza social, el capital
en funciones, y la intensidad de su desarrollo y mayores por
tanto, la magnitud absoluta del proletariado y la fuerza
productiva de su trabajo, mayor es también el
ejército industrial de reserva. La fuerza de trabajo
disponible se desarrolla por las mismas causas que la fuerza
expansiva del capital. La magnitud relativa del ejército
industrial de reserva crece, por consiguiente, conforme crecen
las potencias de la riqueza. Pero cuanto mayor es este
ejército de reserva en comparación con el
ejército obrero en activo, mayor es la masa de
superpoblación consolidada, cuya miseria está en
razón directa a su tormento de trabajo. Y, finalmente,
cuanto más crece la miseria dentro de la clase obrera y el
ejército industrial de reserva, más crece
también el pauperismo oficial.
Tal es la ley general, absoluta de la
acumulación capitalista." (Marx ? Engels, T 23,
Pág. 659)Esta particularidad de la acumulación
capitalista engendra una determinada tendencia histórica
en el desarrollo del capitalismo y es que en el seno de este
régimen social se encuentra el germen de la
destrucción, de su sustitución por un
régimen social nuevo, que es el socialismo. Pero tanto
Marx como Engels no se limitaron a trazar el
derrotero general del desarrollo futuro de la sociedad; en el
proletariado, en la clase obrera descubrieron la fuerza social
encargada de llevar a cabo esta gran transformación:
destruir al capitalismo y construir el socialismo.De forma
reducida podemos ver las principales diferencias de estas
teorías en el cuadro que aparece a
continuación:
Parámetros | Teoría | Teoría | Teoría |
Causas del desempleo | Rigidez de los salarios por la | Insuficiente demanda agregada, fundamentalmente, | Proceso de reproducción del capital, es |
Tipos de desempleo |
| Comparte las clasificaciones de los | El desempleo tiene una parte coyuntural o
|
Solución | Para que los salarios desciendan hasta su nivel | Intervención del Estado para completar la | Los marxistas defienden al estado como el mejor |
En conclusión.
- La teoría marxista del empleo se diferencia de
la no marxista en cuanto a las causas y posibles soluciones
que le dan al problema del empleo, mientras que coinciden en
las clasificaciones generales del desempleo (cíclico y
estructural)La teoría marxista del empleo parte de la
oferta para explicar las causas del empleo, siendo este
producto del proceso de acumulación capitalista. La
demanda de trabajo depende del capital variable por lo que la
disminución proporcional en su inversión provoca
un exceso de mano de obra, formándose el ejército
industrial de reserva.La teoría keynesiana plantea que
el exceso de la demanda global es la causante del desempleo y
que el mercado, en épocas de crisis, no es capaz de
regular automáticamente la economía,
principalmente para mantener el nivel de empleo. En el corto
plazo, son las rigideces de los salarios nominales las que
impiden el ajuste del mercado de trabajo.La teoría
neoclásica plantea que la intervención del Estado
y de los sindicatos provocan el aumento de los salarios reales
por encima del nivel de equilibrio y por tanto, el desempleo.
De no existir dicha intervención, la economía
trabaja a un nivel de pleno empleo, donde la demanda de trabajo
es igual a la oferta de trabajo.
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