- Argumento
- Gobernabilidad, sociedad civil
y sistema político - Sociedad
civil - Sociedad
civil y nueva gestión pública - Gobernabilidad
democrática y nueva gestión
pública - Conclusiones
Este ensayo se
centra en la sociedad civil y
la gobernabilidad concebidas como redes y espacios de
relaciones democráticas dentro de las cuales se deben
entender los flujos de la sociedad para
con el régimen político (demandas y apoyo); los del
régimen político hacia la sociedad representados
por las políticas
públicas y la relación que se teje entre estos
flujos a la luz de las
condiciones actuales del sistema
político luego de primera generación de
reformas administrativas.
Presenta una descripción analítica del contexto
político latinoamericano en relación con las
experiencias de reforma administrativa de "primera
generación", así como de los conceptos de
gobernabilidad y sociedad civil, caracterizados como dos
conceptos fundamentalmente relacionales y estrechamente
vinculados a las reformas de segunda generación en su
versión más democrática y menos
neoliberal.
Finalmente, concluye en que la gobernabilidad
democrática implica tener en cuenta que la
expansión de la democracia en
América
Latina ha llevado consigo una mayor pluralización y
multiplicación de los actores y que, por lo tanto, el
resurgimiento de la sociedad civil se encuadra en el marco
formado por el nuevo papel del Estado a
desarrollar en América
Latina, una amplia inclusión de intereses desde la
sociedad civil, una intermediación más eficaz y
auténtica por parte de los partidos en los diferentes
niveles de decisión, la extensión de una nueva
cultura
política
en la ciudadanía y nuevas formas de
articulación entre actores sociales, partidos, instituciones
públicas, empresa privada y
gestores de la opinión
pública.
Del equilibrio
entre el Estado
y la sociedad civil depende en gran medida el buen gobierno
democrático de cada país y, por ende, la
gobernabilidad de su sistema político. El estudio de
la gobernabilidad puede realizarse teniendo en cuenta los
elementos mínimos integrantes del sistema
político: el régimen político, los
actores sociales, la cultura política y el escenario
internacional, sus interacciones y la lógica de actuación.Dentro de este marco conceptual, he centrado mi
atención, de una parte, en los flujos
de la sociedad para con el régimen político
(las demandas surgidas de cualquier fuente y condicionadas a
la naturaleza
del régimen y el apoyo a este mismo que es de
particular relevancia en tanto su variación afecta el
destino de las autoridades políticas, al propio
régimen y a la sociedad; y, de otra parte, en los
flujos de régimen político hacia la sociedad
que representan las políticas públicas.Asimismo, me he centrado en la relación
dinámica de estos flujos que, en el
caso actual de las sociedades
peruanas y latinoamericana, adquiere particular importancia
luego de una primera generación de reformas
administrativas que enfatizaron la dimensión
económica financiera de los problemas
nacionales, no brindaron una solución permanente a los
problemas de desempeño y se convirtieron en
sí mismas en una manifestación de la
informalidad en la administración pública y en un
obstáculo para la gobernabilidad
democrática.El ajuste neoliberal de los 90s , creó un
sistema político caracterizado por una acción colectiva débil, una
ciudadanía y un espacio público restringidos,
un sistema de partidos en crisis y
una intermediación política inexistente; a lo
que se suma una vida cotidiana marcada por demandas que
tienen su origen y justificación en las situaciones de
precariedad e inseguridad, una mercantilización
generalizada y una política
social neo-asistencialista. Los procesos
de modernización latinoamericanos han integrado a la
minoría y excluido a la mayoría, aumentando la
diferenciación social e impidiendo condiciones
mínimas de desarrollo
para importantes grupos.La reforma del Estado en América Latina era
ciertamente imprescindible en América Latina a
comienzos de los años ochenta. Pero la forma en que se
llevaron a cabo las reformas, en parte por la debilidad
estructural de las administraciones, en parte por la presión de la situación
económica, y en parte por decisión o estrategia
de los gobernantes, condujo a modelos de
sociedad en los que los ciudadanos dependen mucho más
del mercado y
cuentan con mucho menos apoyo público y con recursos
sociales mucho más escasos que en cualquier otra
sociedad conocida.Las sociedades latinoamericanas, particularmente la
peruana, aún se debaten en una suerte de incapacidad
de lograr un desarrollo político, económico y
social sostenido e integral. Los Estados se han tornado
vulnerables a los flujos trasnacionales de bienes y
capitales, han visto erosionada su capacidad de gestionar la
economía nacional, de gestionar
gastos
públicos, y tienen que lidiar con procesos
dramáticos de ajuste estructural, signados por
políticas de privatización, desregulación y
descentralización, que vienen
modificando la arquitectura
de la estatalidad en los niveles municipal, provincial y
nacional.Actualmente la economía no proporciona la
respuesta a estos problemas, sino que se hace parte del
problema y el Estado no es capaz de responder, de allí
que las miradas se vuelven hacia la sociedad civil y hacia
las reformas de segunda generación que emergen como
una necesidad frente a los cambios continuos, de
adaptación espontánea y de carácter periférico, que no
cuestionan la lógica dominante o la identidad
del Estado en sus formas y actuaciones, y que se manifiestan
inadecuadas.En él Perú y América Latina
siguen siendo cuestionadas las funciones del
Estado en la sociedad, esto es, la extensión
socialmente legítima del Estado; así como
respecto a los sujetos a los que se dirige la acción
del Estado, la legitimidad de esa direccionalidad;
cuestionado el aspecto burocrático del Estado y sus
niveles de rendimiento; al igual que la relación del
aparato administrativo del Estado y la sociedad
(participación democrática de la
sociedad).Los desempeños gubernamentales y, más
aún, los sistemas
políticos siguen estando caracterizados por crisis de
legitimidad y de credibilidad. La corrupción y la ineficacia siguen
siendo atributos de los gobiernos y los métodos para paliar esta realidad
siguen dirigidos a la minimización del rol del estado
y la preponderancia de los actores privados, como vía
para disminuir el peso de la ineficacia gubernamental, y
alcanzar así la proclamada gobernabilidad.Los gobiernos latinoamericanos se enfrentan,
entonces, al tema de cómo estructurar el proceso
interno de toma de
decisiones de tal manera que equilibre
democráticamente la eficiencia
gubernamental con la necesidad de frenos suficientes a la
autoridad
central para prevenir las arbitrariedades.- GOBERNABILIDAD, SOCIEDAD CIVIL Y SISTEMA
POLÍTICO.
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