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Papel del movimiento obrero, estudiantil y revolucionario en la conquista de la revolución socialista cubana (página 3)



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La Asamblea
Constituyente y la Constitución de 1940

A partir del 9 de febrero de 1940 y durante 4 meses, los
delegados del Partido Unión Revolucionaria Comunista
(fusión
del PC con el UR) en medio de amplias movilizaciones populares a
lo largo de todo el país y vibrantes debates en dicha
reunión, defendieron con todas sus fuerzas las justas
aspiraciones del pueblo trabajador, muchas de las cuales lograron
plasmar en la Constitución que se aprobó el 5 de
julio de 1940 en Guáimaro.

Algunos aspectos importantes de la Constitución
se reflejan en los siguientes términos:

Articulo 20: "Todos los cubanos son iguales
ante la ley. Se declara
ilegal y punible toda discriminación por motivo de sexo, raza,
color o clase, y
cualquier otra lesiva a la dignidad
humana."

Con respecto a los derechos individuales, la
constitución reconocía además las libertades
de reunión, de expresión (en forma oral y escrita y
de asociación política). Se
recogían numerosas aspiraciones del pueblo trabajador
tales como el derecho al trabajo, la
jornada laboral de 8
horas, el descanso retribuido (vacaciones pagadas), la
protección a las mujeres obreras durante su embarazo y las
garantías para la existencia de los sindicatos.

Otro logro muy significativo de los comunistas fue la
aprobación del artículo 90 en contra del
latifundio. El mismo decía: "Se proscribe el latifundio
y a los efectos de su desaparición la Ley
señalará el máximo de extensión en la
propiedad que
cada persona o entidad
pueda poseer para cada tipo de explotación a que la tierra se
dedique y tomando en cuenta las respectivas peculiaridades. La
ley limitará restrictivamente la adquisición y
posesión de la tierra por
personas y compañías extranjeras y adoptará
medidas que tiendan a revertir la tierra al
cubano."

El contenido de los anteriores artículos reconoce
y protege la propiedad privada sobre los medios de
producción que constituye la esencia del
régimen de explotación capitalista. Ellos por
sí solos determinan el carácter burgués de la
Constitución.

En la Asamblea Constituyente se manifestó
claramente la lucha de clases, a través de las distintas
posiciones asumidas de un lado por los delegados burgueses y del
otro, por los comunistas representantes de los intereses del
pueblo trabajador. La Constitución de 1940, no obstante
todas sus limitaciones como Constitución burguesa, fue
progresista para su tiempo y
superior a la de 1901.

La nueva ley básica representó un paso de
avance en el ámbito político y social, ya que al
menos, de forma teórica, quedaron reconocidas muchas de
las aspiraciones por las cuales luchó el pueblo a lo largo
del proceso
revolucionario de los años 30. De ahí que se haya
dicho que "la Constitución de 1940 es el producto
aplazado del proceso revolucionario de 1933".

Por supuesto en aquella etapa de la lucha las organizaciones
revolucionarias y en particular, los comunistas,
comprendían que solo era factible lograr determinadas
conquistas populares pero aún en el marco de la sociedad
capitalista. La burguesía, clase económicamente
dominante, aunque se veía precisada a aceptar algunas
demandas de los trabajadores, encontraba siempre los medios
legales o abiertamente de fuerza para
sabotearlas en la práctica.

Pese al terror desatado por Batista durante el
militarismo, la clase obrera lleva a cabo algunas acciones:

  • Huelgas de los obreros agrícolas del Central
    Romelié (hoy Héctor Infante
    "Gtmo").
  • La huelga de
    los pescadores de Manzanillo.
  • La huelga de los panaderos manzanilleros por el
    desplazamiento de varios obreros, Este movimiento
    se mantuvo por varios días y contaron con el apoyo de
    otros sectores obreros y de la población en general, obtuvo éxito.
  • La huelga de los despalilladores de la Cuban Land
    en pinar del Río.
  • La huelga de varias fábricas de muebles y
    zapaterías de La Habana.
  • La huelga de os torcedores de
    Cienfuegos.

El gobierno
constitucional de Fulgencio Batista, (1940-1944)

Batista ascendió al poder en 1940,
bajo los postulados de la reciente Constitución. El bloque
político que lo elevó como candidato estaba
constituido por los partidos Liberal, Unión Nacionalista,
Conjunto Nacional Democrático, Nacional Revolucionario y
Unión Revolucionaria Comunista.

La participación de los comunistas en este bloque
político estaba en completa concordancia con su
política de crear la unidad de todo el pueblo, incluido el
sector democrático de la burguesía nacional, para
luchar en defensa de la independencia
y el desarrollo
económico nacional, la democracia y
una política exterior antifascista.

La agresión fascista a la URSS, el 22 de junio de
1941, hizo cambiar el carácter de la guerra, hasta
ahora había sido una lucha entre dos bloques imperialistas
que luchaban entre sí por imponer su voluntad sobre el
vencido; ninguno de los países capitalistas de Europa
había sido capaz de contener el avance expansionista de la
Alemania nazi.
Sólo el primer Estado
Socialista del mundo fue capaz de movilizar a todo el pueblo en
defensa de sus conquistas y cambiar el curso de los
acontecimientos transformando la guerra en una verdadera lucha
por la liberación nacional y contra el fascismo.

En todo el país el proletariado respondió
sin demora al llamado del partido y de la CTC. En las provincias
se crearon centenares de Comités de Ayuda a la URSS, los
cuales organizaban manifestaciones de solidaridad en
demanda del
establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales
con dicho país.

En diciembre de 1941 nuestro país declaró
la guerra al bloque fascista, lo que abrió el camino hacia
el establecimiento de relaciones diplomáticas entre
Cuba y la
URSS. Las mismas fueron establecidas el 5 de octubre de 1942.
Esto permitió desplegar una amplia movilización de
la clase obrera y de todos los sectores democráticos,
dirigidos por los comunistas, en apoyo y ayuda a la URSS y
demás países que combatían al
fascismo.

El partido Unión Revolucionaria Comunista,
representante de los intereses del pueblo, criticó
severamente la corrupción
administrativa imperante en el gobierno y exigió la
aprobación de disposiciones complementarias que llevaran a
la práctica las conquistas alcanzadas en la
Constitución de 1940, la promulgación de medidas
para resolver el desempleo,
limitar el latifundio, acabar con la especulación, etc. La
CTC también hizo fuertes críticas al régimen
en este sentido.

En estos años en que los comunistas actuaron en
la legalidad,
creció su prestigio. La honestidad, el
tesón, la intransigencia que caracteriza a los militantes
comunistas demostraban a las masas una vez más, que ellos
representaban sus intereses.

El programa
reformista de Ramón Grau
San Martín: su demagogia

Las elecciones generales programadas para el 1 de junio
de 1944 se caracterizaron por una intensa campaña
propagandística a través de la cual cada partido
exponía su programa político.

El Partido Revolucionario Cubano, (Auténtico),
llevaba como candidato presidencial a Ramón Grau San
Martín. La figura de Grau fue hábilmente manejada
por los auténticos aprovechando la popularidad de que
gozaba en gran parte de la población, desde los
días en que fue presidente de Cuba en 1933-34, a causa de
las leyes de
beneficio popular dictadas entonces, esencialmente por la
iniciativa de Antonio Guiteras y por la presión
combativa de los trabajadores y el pueblo.

Para ganarse el imprescindible apoyo norteamericano, los
auténticos hacían gala de su condición de
férreos anticomunistas. De este modo conquistaron el apoyo
activo de los números núcleos más agresivos
de las clases dominantes y ganaban a la vez, a base de
determinadas promesas hechas al pueblo, el entusiasmo de amplios
sectores de la población.

El pandillerismo y
la represión del movimiento revolucionario

Durante los gobiernos auténticos también
se incrementó el gansterismo, que logró convertirse
en un instrumento al servicio del
gobierno. Estas pandillas eran utilizadas para reprimir a la
clase obrera, asesinar a sus dirigentes, asaltar los locales de
los sindicatos y atacar a todo el que se opusiera al gobierno.
Además, controlaban centros de juego,
áreas de prostitución y expedición de
drogas, etc.
Por los servicios
prestados a los gobernantes venales, recibían las llamadas
botellas o sueldos mensuales fijos sin realizar ningún
trabajo productivo.

Una de las denuncias más contundentes de esta
situación la realizó Fidel Castro
ante el tribunal de cuentas de la
República el 6 de marzo de 1952, donde
expresaba:

"Prío no fue ajeno al trato con las pandillas.
Lo escoltaron celosamente a través de toda su
campaña política. Subió al poder saturado de
compromisos (…) Sin dinero para
los grupos no
habrá mas atentados. Las pistolas con que se mata, las
paga Prío. Las máquinas
en que se mata las paga Prío. Los hombres que matan los
sostiene Prío. Yo lo acuso ante este tribunal y lo hago
responsable de nuestra tragedia ante la Historia de Cuba, aunque
tenga que rubricar con mi sangre el deber
imperativo de mi conciencia…"

Esta denuncia es un reflejo de hasta qué punto se
había hundido el autenticismo, en el cual ya no
creía ningún ciudadano honesto. Además,
demuestra que en medio del caos imperante había
también una juventud
revolucionaria que estaba dispuesta a luchar contra la corrupción y el matonismo.

La
Política de Guerra Fría

Finalizada la Segunda Guerra
Mundial. Cambió radicalmente la situación
internacional en beneficio de la paz, la democracia y el socialismo.
Cobró gran auge el Movimiento de liberación
nacional en los pueblos de Asia,
África y América
Latina, se aceleró el derrumbe del sistema colonial
del imperialismo y
comienza a ponerse en práctica la política de
"Guerra
Fría" por Harry S. Fruman lo que incluyó
provocaciones y la hostilidad constante hacia la URSS y el campo
socialista, amenazas de utilizar la bomba atómica,
intervención en los asuntos internos de otros estados,
etc.

En América
Latina, esta política se manifestó a través
de una ofensiva general de los imperialistas y las
oligarquías nacionales contra los derechos
democráticos conquistados por los pueblos y contra el
movimiento obrero. Los gobiernos títeres de Cuba
neocolonial, por supuesto, cumplieron las órdenes de
Washington al pie de la letra, así se manifestaron las
características de los auténticos en el aspecto
político, económico y social. Así
implantaron una represión brutal contra el movimiento
popular; establecieron la censura de la prensa radial y
escrita; asaltaron los locales de los sindicatos y desarrollaron
una terrible política anticomunista.

El anticomunismo

La Política de Guerra Fría tuvo su cabal
expresión en la brutal ofensiva anticomunista desatada por
los gobiernos de turno de este período. No era nueva esta
actitud, pues
desde su fundación del PRC (A), con su posición
anticomunista había impedido el agrupamiento de todos los
sectores progresistas en los momentos que más falta
hacía esa unidad; ahora no hacía más que
profundizar lo ya hecho.

Los militantes comunistas no habían cesado de
denunciar el desgobierno de los auténticos que sólo
pensaban en enriquecerse más y más a costa del
sudor y la sangre de los trabajadores. Por esta razón
fueron perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados
impunemente.

El 1 de mayo de 1948 fue clausurada la emisora comunista
Mil Diez, comprada y sostenida por el aporte voluntario de
comunistas y trabajadores, y el 24 de agosto de 1950 fue asaltado
y destruido el local del periódico
Hoy. Por otra parte, los líderes de los movimientos
obreros, sindicales y campesinos, fueron brutalmente atropellados
y asesinados.

Fieles ejemplos de lo anterior lo constituyen el
asesinato de Jesús Menéndez, dirigente azucarero
que se había destacado en la lucha por el pago del
diferencial azucarero a los trabajadores del azúcar;
consumado el 22 de enero de 1948; así como del campesino
Sabino Pupo, fundador de la Asociación Campesina de Santa
Lucía en la lucha contra los latifundistas; ocurrido el 20
de octubre del mismo año. Con estas medidas
pretendían silenciar los verdaderos intereses del pueblo
cubano.

La actividad
del movimiento sindical cubano. Papel de Partido Socialista
Popular

En 1939, como se ha indicado con anterioridad
quedó constituida la CTC. Esto representó un paso
de singular importancia en la historia del movimiento obrero
cubano. La CTC orientó la lucha de nuestra clase obrera
por sus justas demandas y exigió el cumplimiento de las
conquistas progresistas logradas en la Constitución de
1940. Además, la dirección de la CTC, desde su
fundación, estuvo en manos fundamentalmente de los
comunistas. En estos años el movimiento sindical cubano se
caracterizaba por su sólida unidad alrededor de la
CTC.

Esta unidad hizo que el movimiento obrero cubano
alcanzara importantes demandas de carácter
económico, social e incluso político. Para frenar
del desarrollo del
movimiento obrero en Cuba, la oligarquía intentó
dividirlo y apartar a los comunistas de la dirigencia del
movimiento sindical.

La dirigencia unitaria de la CTC, encabezada por
Lázaro Peña, no cejó en su empeño de
que el gobierno reconociera los derechos de la clase obrera y de
su máxima organización sindical. El 1 de mayo de 1947
de efectuó un grandioso desfile obrero que duró
más de 6 horas, frente al Palacio Presidencial; la
consigna central fue: "¡Unidad CTC!"

El 9 de mayo inició sus sesiones el V Congreso
Obrero Nacional, con la presencia de 1403 delegados
representantes de más de 900 sindicatos; los delegados
tenían distintas posiciones y tendencias
ideológicas y políticas,
pero todos abogaban por la unidad del movimiento sindical. Los
dirigentes de la Comisión Obrera Nacional del Partido
Auténtico mostraron su actitud divisionista y no
asistieron. Este congreso evidenció la conciencia
política revolucionaria del proletariado cubano, y sus
resultados constituyeron una derrota para los divisionistas
estimulados y apoyados por el gobierno.

En tales circunstancias, la reacción de los
auténticos declaró la guerra abierta al movimiento
obrero, El 28 de junio de 1947, el Ministerio de Trabajo,
violando las propias leyes burguesas, anuló el V Congreso
de la CTC y convocó a un nuevo congreso. La amañada
reunión de los divisionistas designó un
Comité Ejecutivo Nacional, que se autotituló
promotor del sindicalismo
democrático anticomunista.

Desde ese momento quedaron constituidas en Cuba dos
organizaciones sindicales completamente distintas: la CTC
unitaria, que representaba los intereses genuinos del pueblo
trabajador, y la CTC impuesta por los gobernantes
auténticos, que defendía los intereses de la
oligarquía y los imperialistas, la CTK. Cuyas siglas hacen
alusión al uso que hacían de los fondos destinados
al pago de los maestros en virtud del inciso K de la ley 7 de
1943.

La creación de la CTK estuvo acompañada de
fuertes represalias contra los obreros y sus dirigentes,
principalmente contra los miembros del Partido Socialista
Popular. Entre los métodos
utilizados estuvieron los despidos, atropellos y asaltos a los
sindicatos. Un ejemplo fue el desalojo de la CTC unitaria del
Palacio de los Trabajadores y la entrega de este a los
divisionistas.

Todo esto fue denunciado por el máximo dirigente
del proletariado cubano en aquellos años, Lázaro
Peña, y por el Partido Socialista Popular. Ellos
proclamaban la necesidad de la unidad y de la lucha contra los
elementos divisionistas.

La ortodoxia.
Su significado

La violencia y
corrupción imperantes durante los gobiernos
auténticos fue denunciada no solamente por los campesinos,
obreros y comunistas. También otras organizaciones
políticas progresistas desempeñaron un papel
destacado en este sentido. Una de ellas fue el Partido del Pueblo
Cubano, (Ortodoxos), cuyo máximo dirigente fue Eduardo
Chivás.

La ortodoxia tenía un programa político
que reflejaba aspiraciones populares de importancia, entre
ellas:

  • Mantener una política nacionalista ante la
    penetración imperialista, que incluía la
    nacionalización de empresas de
    servicios
    públicos, la diversificación agrícola
    y el desarrollo de la industria.
  • Abogaba por la adecuada utilización de los
    fondos públicos y las sanciones drásticas para
    con los malversadores.
  • Plenas garantías para los obreros y
    trabajadores en general.
  • Derechos democráticos para elegir sin
    interferencia a los dirigentes.

El programa del partido ortodoxo era un programa
burgués reformista de tendencia progresista. Chivás
se convirtió en una de las figuras públicas de
mayor resonancia. A través de la radio y la
prensa acusó a los gobernantes del robo de los fondos
públicos, y por ello, en ocasiones tuvo que soportar el
atropello de los cuerpos represivos en incluso la
cárcel.

El símbolo de la ortodoxia era una escoba con la
que se expresaba la intención de barrer con todos los
males de la República neocolonial y su lema:
"Vergüenza contra dinero", constituía una
protesta ante los funcionarios del gobierno que habían
hecho de la política un gran negocio para vivir y
enriquecerse sin importarles la miseria en que vivía el
pueblo.

Una de las acusaciones de Chivás fue el robo de
grandes sumas realizado por el Ministro de Educación del
gobierno de Prío: Aureliano Sánchez Arango. El
líder
ortodoxo fue tildado por los politiqueros de mentiroso y
calumniador, ya que aunque era evidente el delito, no pudo
presentar las pruebas.
Precisamente por ello, Chivás, decidió suicidarse
ante los micrófonos en que denunciaba el hecho.
Falleció el 16 de agosto de 1951.

Aunque en su programa la ortodoxia planteaba
aspiraciones justas, su programa no era capaz de resolver los
graves problemas de
nuestro país. No obstante ello, la campaña de
Chivás influyó en la conciencia política del
pueblo porque contribuyó a demostrar que las ilusiones
democráticas dentro de la neocolonia no tenían
cabida.

El mayor aporte de Chivás lo encontramos en las
repercusiones que tuvo su prédica en la juventud cubana de
la época, que paulatinamente llegó al
convencimiento de que la derrota de los auténticos era
sólo un paso inicial para lograr un objetivo
superior: el rompimiento con el régimen neocolonial. De
las filas de esa juventud, saldrían muchos de los
jóvenes que más tarde se destacarían en la
lucha por nuestra definitiva independencia.

El golpe de estado
del 10 de marzo de 1952

El 10 de marzo de 1952 se produjo en Cuba un golpe
militar que, encabezado por Fulgencio Batista y apoyado por el
imperialismo, usurpó el poder político al
último gobierno auténtico, el de Carlos Prío
Socarrás.

Después de la Segunda Guerra
Mundial, los Estados Unidos
promovieron la Política de Guerra Fría y desataron
una fuerte ofensiva anticomunista, reprimieron al movimiento
obrero y en general, a las fuerzas progresistas que actuaban en
los países capitalistas. A su vez, promovieron golpes de
estado reaccionarios en distintos países de América
Latina. El que se produce en Cuba, forma parte de la
política injerencista del imperialismo para consolidar sus
posiciones económicas e ideológicas en nuestro
continente.

Causas y objetivos de
la acción
golpista

El 1 de junio de 1952 debían celebrarse
elecciones generales y la cercanía de este hecho aumentaba
la lucha política en el país.

Un grupo de
partidos
políticos burgueses se unieron formando la
coalición gubernamental: el PRC (A); partido gobernante;
el Liberal, el Republicano, el de la Cubanidad, el Nacional
Cubano, etc. Pero sus posibilidades de triunfo eran
mínimas porque el autenticismo, con su política
corrupta y represiva, había frustrado todas las esperanzas
del pueblo. Los partidos que se encontraban en la
oposición eran:

  • El Partido de Acción Unitaria
    (PAU)
  • El Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo)
  • El Partido Socialista Popular (PSP)

El PAU representaba los intereses más
reaccionarios y proimperialistas del país. El PPC (O) de
carácter burgués reformista, contaba con un amplio
respaldo popular amparado por el recuerdo de Chivás. Era
su candidato, Roberto Agramonte, el de mayores posibilidades de
triunfo en las elecciones.

El PSP, partido marxista leninista, aislado y
perseguido, casi siempre, a pesar de sus diferencias
ideológicas con los ortodoxos, decidió ofrecerle un
pacto de unidad para las elecciones con el fin de agrupar todas
las fuerzas progresistas alrededor de un programa que reflejara
los intereses fundamentales de las masas explotadas. Sin embargo,
la alta dirección de la ortodoxia rechazó esta
proposición para no establecer compromisos con el partido
de la clase obrera lo cual podía ser mal visto por el
imperialismo norteamericano. No obstante, los comunistas
acordaron apoyar la candidatura presidencial de los ortodoxos y
presentar independientes sus candidatos para senadores y
representantes.

El gobierno de Estados Unidos veía con
preocupación el panorama político cubano.
Necesitaba que el nuevo gobierno que se constituyera en nuestro
país, continuara desarrollando, sin tapujos, la
política antiobrera y de sometimiento total a los
intereses imperialistas; que ofreciera mayores facilidades al
capital
extranjero y a la vez, restringiera las zafras azucareras a
partir de ese año para mejorar los precios de
este producto. Para todo se requería "mano dura", "un
hombre fuerte"
capaz de asumir esta tarea. Sin embargo, con la inminencia del
triunfo del Partido Ortodoxo, los acontecimientos apuntaban hacia
otra dirección.

En tales circunstancias sólo les quedaba acudir
al método ya
probado de aplastamiento del movimiento democrático en
América Latina: el golpe de Estado. Para ejecutarlo,
escogieron a una figura sin escrúpulos, que ambicionaba el
poder y estaba siempre atenta a los deseos de Washington:
Fulgencio Batista.

Cuando ya todas las condiciones estuvieron creadas y era
seguro el
respaldo de la mayoría de las guarniciones militares del
país, Batista realizó sus planes. Aproximadamente a
las dos de la madrugada del lunes 10 de marzo, con un
pequeño grupo de sus seguidores, entró en el
Campamento Militar de Columbia, (hoy Ciudad Libertad). Al
amanecer del lunes, el "madrugonazo" se había consumado.
Por su parte el imperialismo seguía de cerca los
acontecimientos.

Rápidamente, por las calles de La Habana, se
propagó la noticia de lo sucedido la noche anterior. Las
escuelas suspendieron las clases, los bancos recesaron
sus actividades y las emisoras de radio sólo
transmitían programas
musicales. El presidente Prío, al enterarse de lo
ocurrido, se trasladó de inmediato al Palacio Presidencial
donde ya lo esperaban algunos miembros del gobierno y amigos.
Ninguno sabía qué hacer, corrían de un lado
para otro, llamaban por teléfono constantemente, y Prío,
nervioso e indeciso, terminó con una petición de
asilo a la embajada de México
para él y su familia.
Así terminó el último gobierno
auténtico: sin hacer resistencia, sin
dignidad.

Reacción popular ante el golpe de
Estado

Los partidos políticos burgueses, en algunos
casos apoyaron el golpe abiertamente, aliándose a los
golpistas, y otros como el PPC, (Ortodoxo), cuya dirección
manifestó su rechazó en forma titubeante y
demagógica, evidenciaba su composición
heterogénea.

Por su parte, la camarilla de dirigentes sindicales
reaccionarios de la CTK, (Eusebio Mujal, Ángel
Cofiño y otros), se pasaron de inmediato al vencedor. El
PSP, partido de la clase obrera, manifestó desde los
primeros momentos su oposición al régimen. El
periódico Hoy publicó un manifiesto
firmado por los dirigentes Blas Roca y Juan Marinello, en el que
ponían al descubierto la participación imperialista
en el golpe de Estado, el carácter reaccionario del
régimen impuesto y
llamaban al pueblo a la lucha.

El pueblo recibió el golpe como una
humillación y un ultraje. En Camagüey y en Santiago
de Cuba, las masas populares en las calles, en militante
combatividad, abrían posibilidades a una resistencia. En
diversas ciudades del interior se produjeron manifestaciones
callejeras en contra de Batista y un profundo malestar se
adueñó de toda la población.

El mismo día del golpe, a las 7:30 AM, una amplia
comisión de la FEU, de la que formaba parte Álvaro
Barba y José A. Echevarría, se presentó en
el Palacio Presidencial para pedirle armas a
Prío, pero sólo encontraron una vaga promesa de
enviarlas a la Universidad lo
cual no cumplió. En el recinto universitario, el
descontento y la protesta se manifestaron violentamente. Ya a las
10 de la mañana, la Colina era un hervidero. La bandera
cubana fue izada a media asta en señal de duelo; la FEU
acordó un paro
indefinido y se colocaron los micrófonos y amplificadores
en la escalinata universitaria, llamando al pueblo a manifestarse
contra el cuartelazo.

Durante varios días, se mantuvo toda esta
agitación, pero al no contar con medios para resistir el
cerco tendido por el ejército, los estudiantes no pudieron
emprender acciones decisivas.

La alta dirigencia de la ortodoxia asumió una
actitud vacilante. Sin embargo, la juventud ortodoxa, que
tenía una postura más radical, estaba dispuesta a
llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. Entre sus
filas se destacaba el joven abogado de 25 años, Fidel
Castro Ruz, que a las pocas horas de producirse el golpe hizo
público un manifiesto de profundo contenido
revolucionario, en el que denunciaba la esencia reaccionaria del
golpe del 10 de marzo:

Revolución
no, Zarpazo!… Fue un cuartelazo contra el pueblo… Otra
vez las botas; otra vez Columbia dictando leyes, quitando y
poniendo ministros; otra vez los tanques rugiendo amenazadores
sobres nuestras calles; otra vez, la fuerza bruta imperando sobre
la razón humana. Cubanos: hay tirano otra vez, pero
habrá otra vez Mellas, Trejos y Guiteras. Hay
opresión en la Patria, pero habrá algún
día otra vez libertad. Yo invito a los cubanos de valor, a los
bravos militantes del glorioso partido de Chivás; la hora
es de sacrificio y de lucha, si se pierde la vida nada se pierde,
"vivir en cadenas, es vivir en oprobio y afrenta sumidos. Morir
por la Patria es vivir."

Algunos días después, Fidel acudió
ante el Tribunal de Urgencia y presentó una
acusación. En ella se demostraba que Batista había
violado seis artículos del Código
de Defensa Social, por lo que se hacía acreedor de
más de cien años de cárcel. Por supuesto,
los tribunales plegados al gobierno no consideraron esta
acusación, Batista continúo siendo el amo y
señor de los destinos de Cuba.

Situación revolucionaria: Ataque al Cuartel
Moncada

Cerradas todas las soluciones
pacificas, Fidel Castro encontró y emprendió el
camino justo para combatir con éxito a la tiranía y
a todo lo que ella representaba. Este camino era el de vertebrar
un movimiento independiente y ajeno a los politiqueros corruptos
y proimperialistas, y desencadenar la insurrección popular
armada como la forma mas alta de la lucha de masas.

Después de organizar un grupo de jóvenes
revolucionarios, entre los que se destacaba Abel
Santamaría, Fidel preparó como primer paso, el
ataque al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba y al de Bayamo,
cuya conquista permitiría armar al pueblo, ocupar ambas
ciudades, dar a conocer a la nación
el programa revolucionario, convocar a los trabajadores del
país a la huelga general y desatar un movimiento popular e
insurreccional capaz de provocar el desplome del régimen.
Si esta acción fracasaba. Los revolucionarios se
internarían en las montañas para desplegar la
guerra de guerrillas.

El asalto a los cuarteles de Santiago y Bayamón
el 26 de Julio de 1953, aunque fue en lo militar, un duro
revés y no pudo alcanzar sus objetivos inmediatos,
constituyo un vital fundamento para la lucha que condujo al
triunfo revolucionario del 1ero de Enero de 1959, tuvo una
extraordinaria trascendencia para toda la historia ulterior de
nuestra patria, inicio una nueva fase en las luchas
revolucionarias de nuestro pueblo, destacó a Fidel como el
líder indiscutible de la etapa revolucionaria que
comenzaba: sirvió de antecedente y experiencia para las
idas del Granma, de la Sierra y de la lucha
clandestina.

Es precisamente en su histórica defensa durante
el juicio contra los asaltantes del Moncada, conocida por La
historia me absolverá
, donde Fidel esboza, con
criterio marxista, el programa popular y avanzado del movimiento
que encabezaba.

Actuación del pueblo

Desde la prisión, Fidel y sus compañeros
sientan las bases del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Una
poderosa campaña popular logra su libertad y tras una
breve estancia en Cuba, durante la cual demuestran la
imposibilidad de lograr cambios serios en la situación del
país por vais pacificas, se trasladan a México para
preparar el reinicio de la lucha armada, objetivo que se
materializan el 2 de Diciembre de 1956, cuando el yate Granma
arriba con sus 82 expedicionarios a las costas
orientales.

La rebeldía popular, expresada tras el golpe de
Estado en manifestaciones de calles y actividades de repudio al
régimen, va dando paso a la incipiente organización
de grupos clandestinos: el pueblo se prepara.

Acciones de significativa importancia son llevadas a
cabo por diversos sectores durante estos años de lucha. El
movimiento obrero, enfrentado a la ofensiva
patronal-gubernamental-imperialista, logra unitaria
proyección en la realización de la huelga azucarera
de 1955, los estudiantes y otros sectores populares protagonizan
diversos combates contra las fuerzas represivas de la
tiranía.

A través de la isla se fue organizando la lucha
clandestina, una de cuyas más altas expresiones fue la
heroica insurrección del 30 de noviembre en Santiago de
Cuba en apoyo al desembarco del Granma organizada por Frank
País, símbolo del movimiento clandestino, que
brillo por su talento político, valor, sentido de la
disciplina y
excepcionales cualidades de jefe.

El 13 de marzo de 1957, comandos del
Directorio Revolucionario llevan a cabo el salto al Palacio
Presidencial y otras acciones donde cae el dirigente estudiantil
José Antonio Echeverría. El 5 de septiembre de ese
mismo año, se produce el levantamiento popular de la
ciudad de Cienfuegos, dirigido por el movimiento 26 de
Julio.

A los reveses de los expedicionarios del Granma
inmediatamente después del desembarco, sucede un proceso
de recuperación: va aumentando la cantidad de
combatientes, se producen enfrentamientos victoriosos con las
tropas del régimen, crece inconteniblemente el prestigio
de Fidel y del movimiento guerrillero, que se desarrolla hasta
convertirse en el Ejercito Rebelde, principal factor de la
derrota de la tiranía y del establecimiento del poder
revolucionario. En esta etapa de lucha, sobresale la figura de
Celia Sánchez Manduley, heroína de la Sierra y el
llano, de abnegada dedicación a la Revolución y su
obra.

Así, a menos de seis años del
histórico asalto al Moncada, después de incesantes
y heroicos combates en la Sierra y el llano, la Comandancia
General del Ejercito Rebelde envía sus primeras columnas
hacia el noreste de Oriente y el oeste de la ciudad de Santiago
de Cuba, rechaza y destruye la ultima ofensiva del ejercito de la
tiranía, tomando la iniciativa estratégica que
mantendrá hasta el final de la lucha, luego de la heroica
invasión de Camilo y el Che, que culmina en la toma de la
ciudad de Santa Clara, y tras la arrolladora ofensiva final, que
pone bajo control de las
tropas rebeldes a toda la provincia de Oriente, con Fidel a las
puertas de Santiago de Cuba, se desploma la tiranía
batistiana el 1 de enero de 1959.

La orden terminante de continuar la ofensiva hasta el
final, dad por Fidel, y la vigorosa y unánime huelga
general de enero, convocada por él, que impiden que el
imperialismo frustre nuevamente el triunfo popular y garantizan
la victoria de la Revolución.

La
Revolución
cubana. El triunfo del socialismo en
América

Con el triunfo revolucionario de enero de 1959 se
inició un período de profundos y radicales cambios,
destinados a transformar el régimen neocolonial y
dependiente existente en Cuba.

La decisión de llevar a la práctica el
programa de Moncada comenzó a ser una realidad con la
victoria revolucionaria que:

"alteró en sus fundamentos la
correlación entre las clases
sociales del país. El bloque burgués
latifundista fue desplazado del poder político. Por
primera vez en nuestra historia este poder pasó a manos de
una alianza de las masas populares, en la que el papel dominante
correspondía a los intereses de la clase obrera y los
campesinos trabajadores, representados por el Ejército
Rebelde victorioso y su dirección
revolucionaria."

El poder revolucionario quebró las bases del
Estado burgués mediante las siguientes medidas:

  • Desintegración y desarme del viejo
    ejército y la policía, como instrumentos del
    imperialismo y de la oligarquía, quedando en su lugar el
    Ejército Rebelde, el pueblo uniformado, el cual
    garantizaba la soberanía nacional y las conquistas
    revolucionarias.
  • Disolución de los partidos políticos
    cómplices de la tiranía. Eliminación de
    los órganos del poder estatal nacional y locales,
    instalándose en lugar de estos las autoridades
    revolucionarias encabezadas por un Consejo de Ministros, con
    plenas facultades ejecutivas y legislativas.
  • Inicio de la depuración del aparato judicial y
    eliminación de los Tribunales de Urgencia, instaurados
    para reprimir las actividades políticas y
    revolucionarias, en su lugar se crearon los Tribunales
    Revolucionarios, que aplicaron la justicia a
    los criminales de guerra, a los esbirros y torturadores y a los
    sostenedores de la tiranía. Así fueron castigados
    ejemplarmente los principales responsables de la muerte de
    más de veinte mil cubanos.
  • Saneamiento de la administración pública de
    elementos que habían sido cómplices de la
    tiranía, y eliminación de la práctica de
    la "botella."
  • Confiscación de los bienes
    malversados de aquellos que se enriquecieron a costa del tesoro
    público y por negocios
    sucios con el respaldo de la derrocada
    tiranía.
  • Se liquidó la burocracia
    sindical mujalista y se constituyeron las directivas
    provisionales, se organizó la elección de nuevos
    dirigentes sindicales revolucionarios.

Paralelamente, los antiguos carceleros y verdugos de los
revolucionarios, enfrentaron la justicia popular. Se crearon los
Tribunales Revolucionarios para juzgar y sancionar a los
esbirros, torturadores, delatores y criminales de guerra. Estos
criminales pagaron con sus vidas las fechorías realizadas
durante el régimen derrocado y fueron juzgados
según el código militar del Ejército
Rebelde, con el apoyo unánime del pueblo que confió
en la justicia de los tribunales revolucionarios y no la
tomó con sus manos como ocurrió a la caída
de Machado.

Infortunadamente, algunos de los grandes culpables,
entre ellos el propio tirano Batista, huyeron y fueron acogidos
en buen número en los Estados Unidos, donde se les dio
garantía de disfrutar de los millones robados y sacados
del país, con la condición de exiliados
políticos.

La recuperación por la nación
de los bienes mal habidos por estos responsables directos del
gobierno de Batista y de otros que mediante empresas y sociedades
habían realizado negocios fraudulentos para enriquecerse,
llegó a alcanzar notables propiedades y negocios. Al
gángster sindical Eusebio Mujal Barniol, le fueron
confiscados por el nuevo Ministerio de Recuperación de
Bienes Malversados cinco fincas con 130 caballerías. Una
de esas fincas, lechera, tenía 200 cabezas de ganado de
raza; otras cañeras, tenían 900 000 arrobas de
caña sembradas y además, miles de cerdos; cientos
de empleados y jornaleros. La planta eléctrica de una de
las fincas, suficiente para alumbrar a un pueblo entero, estaba
valorada en más de un millón de pesos.

En total, los primeros meses de la Revolución,
fueron confiscadas 318 empresas constructoras. En la industria
azucarera desde enero de 1959 a febrero de 1960, pasaron al
Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados,
más de 14 centrales azucareros. Las tierras recuperadas en
todas las confiscaciones fueron 12 162 caballerías.
Según informaciones de la época, fueron recuperadas
propiedades por más de 400 millones de pesos.

Paralelamente a la destrucción del viejo aparato
estatal se creaba el nuevo Estado, que respondía a los
intereses de las masas populares. Estaba integrado por los
distintos sectores que participaron en la lucha dirigidos por la
vanguardia
revolucionaria que encabezaba Fidel Castro. De esta forma, se
estableció una dictadura
democrática revolucionaria de las masas populares. Por
primera vez en la historia de Cuba se constituía un
gobierno que no respondía a los intereses de la
oligarquía dominante burguesa latifundista, ni al
explotador extranjero.

Al nuevo gobierno se incorporaron en los inicios algunos
elementos derechistas, que en el transcurso de las tareas
emprendidas, mostraron su incapacidad para proceder de acuerdo
con las necesidades de la Revolución, lo que motivó
su desplazamiento del gobierno.

En estas circunstancias fue que el 24 de febrero de
1958, Fidel ocupó el cargo de Primer Ministro de Gobierno
Revolucionario, con el respaldo del Ejército Rebelde y el
apoyo del pueblo. Posteriormente asumió la presidencia de
la república, Osvaldo Dorticós, luego de la
renuncia, bajo la presión popular, de Manuel Urrutia, que
la venía desempeñando.

Se producía un proceso de fortalecimiento del
aparato estatal revolucionario. En el camino iban quedando los
elementos conservadores y vacilantes. Este proceso se
logró bajo el indiscutible liderazgo de
Fidel, sobre la base de unir a todas las fuerzas populares y
revolucionarias.

Todas estas medidas llevadas a cabo bajo la
dirección de la vanguardia revolucionaria liderada por
Fidel condujo a la destrucción del viejo aparato estatal
burgués latifundista del imperialismo y al establecimiento
de la dictadura democrático revolucionaria apoyada en los
obreros, campesinos, estudiantes, y pequeña
burguesía urbana. Se iniciaba la etapa democrático
– popular de la revolución.

El Ejército Rebelde

Organizado, educado y conducido a la victoria por el
Comandante en Jefe, fogueado en innumerables combates contra
fuerzas muchas veces superiores, el Ejército Rebelde
constituía el arma de la Revolución
victoriosa.

De sus filas, en la etapa que se iniciaba, salieron
jefes y combatientes a cumplir las misiones encomendadas por la
dirección de la Revolución. Legendarios comandantes
se dedicaron a instruir a las tropas rebeldes en el manejo de la
técnica militar ocupada al enemigo, (tanques, aviones,
navíos, etc.), y destinada ahora a defender el poder
revolucionario.

Otros jefes y combatientes comenzaron a actuar dentro
del aparato estatal como ministros, funcionarios, integrantes de
tribunales revolucionarios. También fueron designados
interventores y administradores de diferentes propiedades
confiscadas y ocupadas a los malversadores, (fábricas,
fincas, centrales, periódicos). La presencia de soldados o
el jefe rebelde en la vida pública, constituyó una
garantía del poder político de las masas y sus
barbas fueron símbolo de la dictadura revolucionaria, de
la clase obrera y el campesinado trabajador. A medida que se
llevaron a cabo las transformaciones radicales necesarias, el
Ejército Rebelde sería la cantera de cuadros del
proceso de conquista de nuestro futuro.

La lucha por el rescate de la soberanía
nacional

Después de los dos primeros meses en el poder, el
Gobierno Revolucionario proclamó distintas medidas
económicas y sociales, que tenían como objetivo el
rescate de la soberanía nacional, la eliminación
del subdesarrollo
y el establecimiento de la igualdad
social. Estas medias fueron aclamadas por el pueblo, que
apoyó su aplicación. En el mismo año 1959 se
dictaron las medidas siguientes:

  • Fueron reintegrados a sus puestos de trabajo los
    obreros despedidos durante la tiranía.
  • El 3 de marzo se dispuso la intervención de la
    llamada Compañía Cubana de Teléfonos,
    monopolio
    yanqui vinculado en turbios negocios con la tiranía en
    contra de los intereses del pueblo.
  • El 6 de marzo se dictó la Ley de rebaja del
    50% de los alquileres que pagaba el pueblo, medida que
    despertó gran entusiasmo en la población urbana y
    suscitó verdadera conmoción en los medios
    burgueses.
  • El 21 de abril se declararon de uso público
    todas las playas del país, suprimiéndose el
    exclusivismo y la odiosa discriminación por la burguesía en
    muchos de estos centros.
  • El 17 de mayo se dictó la primera Ley de
    Reforma
    Agraria, que asestó un duro golpe al latifundio,
    sentando las bases para la posterior socialización del sector
    agrícola.
  • El 20 de agosto fueron rebajadas las tarifas
    eléctricas.

Paralelamente a estas medidas se dio inicio a un amplio
plan de obras
públicas y viviendas, a través del Instituto
Nacional de Ahorro y
Viviendas, (INAV), creado al efecto; a la construcción de hospitales en lugares
apartados; a la atención de la educación en las
áreas rurales; a la supresión del juego
ilícito, el tráfico de drogas, el contrabando y
la prostitución. También se creó el
Ministerio de Bienestar Social, que tenía como objetivo la
erradicación de los barrios de indigentes y la
mendicidad.

Todas estas medidas se encaminaron a eliminar
paulatinamente los males heredados de la neocolonia, y a
favorecer el logro de la igualdad social como objetivo
básico de la Revolución. De estas medidas, una de
las más importantes fue la Ley de Reforma
Agraria.

Las masas populares: fuerzas motrices de la
Revolución

Las constantes declaraciones y agresiones del
imperialismo y sus seguidores mediante acciones que abarcaban
desde las campañas de prensa hasta sabotajes y actos de
terrorismo,
enseñaron a las masas quienes eran sus enemigos y la
necesidad de impulsar aún más la Revolución.
Fidel señaló lo siguiente al respecto en el
Informe
Central al Primer Congreso del PCC:

"En nuestro país las ideas libraron sus
batallas al lado de los acontecimientos.
El pueblo en realidad adquirió conciencia socialista con
el desarrollo de la
Revolución y la violenta lucha de clases desatada, tanto
en el plano nacional como en el internacional… Esta lucha
desarrolló extraordinariamente la conciencia de las masas.
Les hizo ver, en el transcurso de unos meses, lo que en decenas
de años de explotación despiadada y dominio
burgués imperialista sólo una minoría
había alcanzado comprender".

El propio proceso revolucionario fue haciendo que las
masas populares, al ganar conciencia de la necesidad de las
transformaciones socioeconómicas, aumentara su papel como
fuerzas motrices de la Revolución. Hay que destacar la
importancia de la orientación constante del pueblo
mediante su palabra y ejemplo, por parte de los principales
dirigentes revolucionarios, encabezados por el Comandante en
Jefe.

El pueblo erradicó antiguas concepciones y
perjuicios forjados bajo largos años de influencia de la
ideología burguesa y siguió
firmemente a sus dirigentes a la luz de las nuevas
ideas y los principios
revolucionarios, Por eso, desde los primeros momentos se
combatió el anticomunismo. Se alertó a las masas
populares sobre esa campaña imperialista, dirigida contra
los intereses de la patria y al mismo tiempo se le hizo
comprender al pueblo el desinteresado apoyo de los países
socialistas a su lucha de liberación.

El agrupamiento de los latifundistas y los burgueses
junto a esbirros de la tiranía batistiana amparados por el
imperialismo, permitió que los obreros, campesinos,
estudiantes e intelectuales
llegaran a comprender que se trataba de un enfrentamiento de las
clases explotadoras contra los explotados, ahora en el poder.
Así también se fortaleció la conciencia
antiimperialista del pueblo que se había ido desarrollado
durante la República neocolonial.

El desarrollo político ideológico que iban
alcanzando las masas se consolidaba ante cada acción de la
contrarrevolución externa e interna.

El apoyo de las masas populares a la Revolución,
en cada uno de los radicales pasos que esta iba dando, demostraba
que las ideas más revolucionarias iban ganando su
conciencia. El antiimperialismo resaltaba en cada enfrentamiento,
ante cada acción contrarrevolucionaria, con la
expresión que se popularizó en aquellos
días: "¡Cuba sí, yanquis
no!"

El imperialismo norteamericano demostraba a cada paso su
ceguera y desprecio por nuestro pueblo. El 27 de agosto de 1959
el monopolio yanqui que controlaba a la llamada
Compañía Cubana de Electricidad y
que percibía de la explotación de las tarifas
eléctricas cubanas el 20% de sus ganancias, decidió
cancelar una inversión de 15 millones de dólares
en Cuba para ampliar los servicios de electrificación en
represalia por la reducción de las tarifas
eléctricas por el Gobierno Revolucionario de
Cuba.

Once días antes, en la Quinta Conferencia de
Cancilleres de la
Organización de Estados Americanos, celebrada en
Santiago de Chile, el Secretario de Estado yanqui, Christian
�ork�r, pretendió acusar a Cuba de exportar la
revolución. El ocho de septiembre regresó de un
recorrido por distintos países el Comandante Ernesto
Guevara y anunció a la prensa lo siguiente:

"Nosotros hemos tenido que soportar en el mundo
entero una gran campaña dirigida por capitalistas que
están en Estados Unidos, para limitar las ventas de
Cuba…"

El 26 de octubre de ese mismo primer año de la
Revolución, el Comandante en Jefe, Fidel Castro,
denunciaba en acto público las presiones de Estados Unidos
para impedir las ventas a Cuba de armas para su legítima
defensa así como las amenazas de los dirigentes
imperialistas de eliminar la cuota azucarera cubana en el
mercado
norteamericano.

Los primeros meses de 1960 vieron producirse otra serie
de agresiones en relación con el abastecimiento y
refinamiento de petróleo por parte de las refinerías
propiedad de los monopolios yanquis y británicos. Con el
propósito de asfixiar la economía del
país, al paralizarlo por falta de combustible, las
empresas ESSO, SHELL y TEXACO, dejaron de comprar petróleo
crudo y se negaron a refinar el procedente de la Unión
Soviética que previsoramente había adquirido el
Gobierno Revolucionario. Del 28 de junio al 4 de julio de 1960
fueron intervenidas por el Gobierno Revolucionario las
mencionadas refinerías y se comenzó el
procesamiento del petróleo soviético.

El 27 de junio ya había sido aprobado por la
Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos,
el otorgamiento de poderes especiales al Presidente
norteamericano Dwigth Eisenhower, para reducir y readjudicar a
otros países la cuota azucarera con que Cuba
históricamente participaba en el mercado de ese
país. Ante la amenaza inminente, Fidel
declaró:

"…en ese intento de irnos quitando la cuota,
libra por libra, ¡le iremos quitando central por central!
¡y le iremos quitando centavo a centavo, hasta la
última inversión de norteamericanos en
Cuba…"

El 6 de julio de 1969 el presidente yanqui ordenó
rebajar la cuota azucarera cubana, rechazando la compra de 700
000 toneladas de azúcar ya producidas. El 6 de agosto, en
digna respuesta a la agresión y para consolidar nuestra
independencia económica el Gobierno Revolucionario
decidió la nacionalización de las
Compañías Cubanas de Electricidad y de
Teléfonos y de las empresas petroleras norteamericanas
ESSO, TEXACO y SINCLAIR, intervenidas anteriormente. Igualmente
fueron nacionalizados 36 centrales azucareros propiedad de
empresas norteamericanas.

En septiembre del mismo año se nacionalizó
la banca
norteamericana y de inmediato el Jefe de la Revolución se
dirigió a la Sede de la ONU en Nueva
�ork donde denunció las agresiones imperialistas contra
Cuba en la XV Asamblea General de ese organismo.

Las Milicias Nacionales Revolucionarias y los
Comités de Defensa de la Revolución

La necesidad de la defensa frente a las agresiones y
ataques enemigos para liquidar la Revolución, condujo a
que desde los meses iniciales del triunfo se fueran creando
comités militantes en fábricas, talleres y otros
centros de trabajo urbanos y rurales. También en las
universidades, los institutos y otros centros docentes, los
estudiantes habían manifestado su disposición de
incorporarse a la defensa de la Revolución.

El 26 de octubre de 1959 se celebró una enorme
concentración en la que Fidel anunció la
constitución de las Milicias Nacionales Revolucionarias,
que tenían como objetivo organizar al pueblo para la
defensa de sus conquistas, frente a las intrigas de la
contrarrevolución externa e interna. Los batallones de
milicia ocuparon un lugar en la defensa del país, junto al
Ejército Popular y la Policía Nacional
Revolucionaria.

Un año después, el 28 de septiembre de
1960, también en una enorme concentración frente al
antiguo Palacio Presidencial, surgió otra
organización que fortalecería la vigilancia y la
defensa frente a las agresiones del enemigo: los Comités
de Defensa de la Revolución, (CDR).

El pueblo se había reunido para recibir a Fidel
luego de su regreso de la ONU, donde había realizado una
firme denuncia al imperialismo y proclamó los derechos de
los pueblos.

En medio del masivo acto, se escucharon dos bombas colocadas
por manos reaccionarias. De aquella masa humana, compacta,
surgieron los gritos de: ¡Paredón! ¡Viva la
Revolución! En su intervención, Fidel
planteó la idea de establecer un sistema de vigilancia
colectiva revolucionaria, frente a las acciones del imperio.
Aquella noche surgieron los CDR. La confianza que la
Revolución tenía en el pueblo quedaba
reafirmada.

La primera Declaración de La
Habana

Un mes antes de constituirse los CDR, el imperialismo
estaba tramando una maniobra diplomática con gobiernos
entreguistas de América Latina en la Conferencia de la
Organización de Estados Americanos, (OEA),
celebrada en San José, Costa Rica.
Allí Cuba sería acusada del "delito" de haber hecho
una revolución liberadora y contar con la ayuda de la
Unión Soviética.

En esta conferencia, la delegación cubana estuvo
encabezada por el Ministro de Relaciones Exteriores, Raúl
Roa, justamente llamado: "Canciller de la Dignidad", pues su
papel en representación de la Revolución Cubana,
sus respuestas ante las maniobras que trataban de imponernos,
fueron páginas antológicas en la historia de la
lucha de los pueblos por su soberanía. De la conferencia
de San José, la delegación cubana se retiró
tras enérgica protesta.

Poco después de la Declaración anticubana
de la Conferencia de San José, el pueblo habanero, en
representación de la nación, y en número de
más de un millón, llenaba la Plaza de la
Revolución para celebrar la Asamblea General Nacional del
Pueblo de Cuba.

El 2 de septiembre de 1960 se defendió en aquella
reunión magna, el derecho a la libre determinación,
a la soberanía de nuestro pueblo. La Asamblea popular y
democrática condenó la Declaración de la
conferencia de la OEA y aprobó la Primera
Declaración de La Habana.

La misma condenaba ante los pueblos de América y
del mundo, la explotación del hombre por el hombre; los
males económicos, políticos y sociales que padecen
los pueblos de América Latina, causados por la
dominación imperialista, y el deber de estos pueblos de
luchar por sus reivindicaciones económicas,
políticas y sociales, por su liberación de la
opresión y la explotación.

Cuba proclamó ante América y el mundo, el
derecho de los campesinos a la tierra; del obrero al fruto de su
trabajo; de los niños a
la educación; de los enfermos a la asistencia
médica y hospitalaria; de los jóvenes al trabajo;
de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y
científica; de los negros y los indios a la dignidad plena
del hombre; de la mujer a la
igualdad civil, social y política; del anciano a una
vejez segura;
de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con
sus obras, por un mundo mejor; de los estados a la
nacionalización de los monopolios imperialistas; de los
países al comercio libre
con todos los pueblos del mundo; de las naciones a su plena
soberanía.

La Primera Declaración de La Habana
demostró la estrecha vinculación entre las masas y
el Gobierno Revolucionario de cuba y definió la voluntad
de nuestro pueblo de mantener sus aspiraciones
revolucionarias.

Las masas populares, fuerzas motrices de la
revolución democrático – popular –
agraria y antiimperialista, bajo la dirección de la
vanguardia revolucionaria, enfrentó las agresiones de la
reacción interna y externa, y organizó las Milicias
Nacionales Revolucionarias y los Comités de Defensa de la
Revolución. El pueblo condenó en la amplia y
democrática asamblea, celebrada el 2 de septiembre de
1969, las maniobras de imperialismo contra Cuba en un documento
que ha pasado a la historia como la Primera Declaración de
La Habana.

La solidaridad de la comunidad
socialista con Cuba

De importancia decisiva para el desarrollo del progreso
revolucionario fue el apoyo solidario recibido desde los primeros
días del triunfo, por numerosos pueblos del mundo, pero
muy especialmente, la demostración de internacionalismo
proletario que se recibió de los países de la
comunidad socialista y, fundamentalmente, de la Unión
Soviética.

El 11 de enero de 1959, la URSS reconoció al
Gobierno Revolucionario de Cuba y entre agosto y octubre de ese
año fueron vendidas a precio de
mercado mundial a la Unión Soviética 500 000
toneladas de azúcar cubana. En febrero de 1969
visitó nuestro país una delegación
soviética presidida por Anastas I. Mikoyán,
Vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS. Como
resultado de esta visita se firmaron diversos tratados entre
los que resaltaba la concesión de un crédito
soviético a Cuba, por valor de 100 000 000 de pesos a bajo
interés
y por 12 años.

En los momentos de constantes agresiones imperialistas
Cuba tuvo muestras de solidaridad y ayuda desinteresada del campo
socialista. Se estableció un convenio comercial con la
URSS, por medio del cual esta compraba 1 000 000 t de
azúcar anuales y las 700 000 que dejó de comprar
EE.UU. Además, asumía todo el suministro de
petróleo a Cuba y garantizaba el envío de otras
mercancías necesarias. Igualmente se firmaron convenios de
colaboración científico – técnica y
cultural. Años más tarde, al analizar esta etapa,
Fidel exponía:

"Sin la ayuda decidida, firme y generosa del pueblo
soviético, nuestra patria no habría podido
sobrevivir el enfrentamiento con el imperialismo. Ellos nos
compraron el azúcar cuando nuestro mercado fue brutalmente
suprimido por Estados Unidos; ellos nos suministraron las
materias primas y el combustible que no habríamos podido
adquirir en ningún lugar del mundo…"

Junto a la URSS, otros países socialistas
apoyaron a Cuba. Se firmaron numerosos convenios comerciales y de
las más diversas ramas de la economía, la ciencia, la
técnica y la cultura. Un
amplio movimiento de solidaridad brindó a nuestro
país: créditos, asesoría técnica,
plantas
industriales completas, nuevas rutas aéreas y navales,
etc.

En aquellos años difíciles un grito
recorrió la humanidad. "¡Cuba no está sola!".
Cuba, pese a las pretensiones del imperialismo, pudo continuar su
proceso revolucionario gracias a la firme decisión de su
pueblo y a las muestras de internacionalismo proletario de los
países de la comunidad socialista, especialmente la URSS,
y al apoyo solidario de otros pueblos del mundo.

Se inicia la etapa de construcción
socialista

Con el amplio apoyo de las masas populares y con la
ayuda de los países socialistas y la solidaridad
internacional, el Gobierno Revolucionario continúo
realizando las necesarias transformaciones económicas,
políticas y sociales, que garantizaban en primer lugar
nuestra independencia económica y que sentaban las bases
para la eliminación de la explotación y la
instauración plena de la dictadura del
proletariado.

La nacionalización de todas las empresas
norteamericanas el 6 de agosto de 1960 fue seguida en octubre del
mismo año de la expropiación de 105 ingenios
azucareros, 50 fábricas textiles, 8 empresas de
ferrocarril, 11 circuitos
cinematográficos, 13 tiendas por departamentos, 16 molinos
arroceros, 6 fábricas de bebidas alcohólicas, 11
tostaderos de café,
47 almacenes
comerciales y 6 fábricas de leche
condensada, además de todo el sistema bancario del
país.

Todas estas empresas que eran propiedad de la
burguesía, al pasar a ser del Estado, pusieron en sus
manos, los renglones fundamentales de la economía de
nuestro país. De esta forma la propiedad socialista sobre
los medios de producción situaba a nuestra sociedad en una
nueva etapa de su desarrollo: la etapa de construcción
socialista. Paralelamente a estas leyes se adoptó la Ley
de Reforma Urbana, que eliminaba la propiedad de los
dueños de viviendas que las tenían para alquilar y
las entregaba a los inquilinos. Con estas medidas se daba
cumplimiento al Programa del Moncada.

Mientras los sectores populares se unían con
entusiasmo en apoyo a las leyes revolucionarias, la parte
más acomodada de la burguesía nacional, que
había estado colaborando con el imperialismo, en el
sabotaje a nuestra economía, quedaba despojada de su
poderío económico. Se había dado un golpe
mortal a la explotación del hombre por el hombre en
nuestro país. Bajo la dirección de la vanguardia
revolucionaria integrada por las fuerzas del 26 de Julio, el
Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular, la
clase obrera, en estrecha alianza con el campesinado, instauraba
la dictadura del proletariado.

En el transcurso de la Revolución Cubana, con la
adopción
de diferentes medidas, se fueron eliminando los principales males
heredados del capitalismo y
que habían sido denunciados en La Historia me
Absolverá: el problema de la tierra, de la
industrialización, de la vivienda, del desempleo,
etc.

Un énfasis tuvo el problema de la salud, sector en el que se
invirtieron grandes recursos para la
extensión del servicio hospitalario hasta los rincones
más apartados del país, la atención
médica gratuita y la rebaja del precio de las
medicinas.

La Revolución se enfrentó con
decisión al bloqueo yanqui que incluía
instrumentos, equipos médicos y medicamentos.
También se incrementó la matrícula en la
carrera de medicina para
asegurar la graduación de médicos que garantizaran
las necesidades del país y compensaran el número de
los que habían abandonado el país como resultado de
la labor diversionista de la contrarrevolución interna y
externa.

El problema de la educación no fue menos
importante. En un solo curso escolar, (1959 / 1960), se fundaron
casi tantas aulas rurales como en los 50 años de
neocolonia. La matrícula escolar aumentó de 717 414
alumnos en el curso 1958 – 1959, a 1 050 119 alumnos en el
curso 1959 – 1960. En septiembre de 1959 se había
promulgado una ley que reglamentaba la creación de 10 000
aulas, y en el año 1960 se convirtieron en escuelas 69
cuarteles militares.

Ahora bien, era necesario emprender en el plano
educacional una campaña en aras de la erradicación
del analfabetismo,
que como fenómeno social era una secuela del
subdesarrollo. La eliminación del mismo aseguraría
la base técnico – material en la construcción
de la nueva sociedad.

La Campaña de Alfabetización en Cuba se
desarrolló durante el año 1961 que por tal motivo
llevó el nombre de "Año de la Educación",
pero se había venido preparando cuidadosamente con
antelación. La Campaña de Alfabetización fue
indetenible y en diciembre de 1969 Cuba se declaró
Territorio Libre de Analfabetismo.

Muchas otras tareas se habían realizado, todas
encaminadas a asegurar el cumplimiento de los objetivos del
desarrollo de la nueva sociedad; por ejemplo, la supresión
del juego, del tráfico de drogas, del contrabando. Se
comenzó a trabajar en la erradicación de los
barrios insalubres y de la mendicidad. Por otro lado, se
celebraron congresos obreros y campesinos, y se procedió a
la eliminación de los elementos que trataban de debilitar
la unidad revolucionaria entre los obreros y
campesinos.

También se crearon en 1960, otras organizaciones
revolucionarias, como la Asociación de Jóvenes
Rebeldes, que agrupaba a la juventud, y la Federación de
Mujeres Cubanas, que organizaba a las masas femeninas de la
población. La defensa de las conquistas de la
Revolución fue una tarea primordial.

A fines de 1960 se habían creado, por iniciativa
de Fidel, las primeras Escuelas de Instrucción
Revolucionaria. En ellas se preparaban militantes del 26 de
Julio, del DR y del PSP. Como parte del programa, se estudiaba el
Socialismo Científico. Las nuevas medidas que se iban
adoptando, como parte del cumplimiento del programa
revolucionario, conducían a asegurar el avance de la
Revolución y la construcción socialista.

La proclamación del carácter socialista
de la Revolución, (16 de abril de 1961)

El rumbo socialista de la Revolución Cubana
aparece indisolublemente ligado a las medidas tomadas a partir
del triunfo insurreccional del 1 de enero de 1959, entre las que
se desatacan la Reforma Agraria y las nacionalizaciones de las
empresas imperialistas y de la banca. Las transformaciones
socioeconómicas se fueron realizando bajo una misma
dirección revolucionaria, desde el triunfo mismo, lo que
aceleró el paso de la etapa democrático –
popular a la socialista.

El pueblo fue protagonista de los cambios que se iban
operando, los cuales respondían a sus intereses; se
solidarizó con la transformación revolucionaria de
la economía y según Osvaldo Dorticós: "un
buen día descubrió o confirmó que eso que
aplaudía, y que al pueblo favorecía, y que era la
gran conquista histórica del pueblo cubano, esa
revolución que tales cambios realizaba, era una
Revolución
Socialista."

Muy cercano estaba el día en que se
proclamaría el carácter socialista de la
Revolución Cubana. Fue precisamente el 16 de abril de
1961, en la despedida del duelo de las víctimas del
criminal bombardeo realizado por el imperialismo a los
aeropuertos de Ciudad Libertad, Santiago de Cuba y San Antonio de
los Baños. En ese acto, con emocionadas palabras Fidel
afirmó:

"Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de
la Patria, ¿juran defender hasta la última gota de
sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y
para los humildes?"

El pueblo conmovido respondió:
"¡Sí!", y terminaba Fidel:

"¡Viva la clase obrera! ¡Vivan los
campesinos! ¡Vivan los humildes! ¡Vivan los
mártires de la Patria! ¡Vivan eternamente los
héroes de la Patria! ¡Viva la Revolución
Socialista! ¡Viva Cuba Libre!"

Desde el triunfo de la Revolución se
habían dado sólidos pasos, que posibilitaron el
rápido tránsito de la etapa democrático
– popular a la socialista. Poco a poco, la clase obrera se
adueñó de los principales medios de
producción. El 16 de abril se proclamó oficialmente
el carácter socialista de la Revolución
Cubana.

El bloqueo
económico y otras agresiones imperialistas

E 1960 Estados Unidos suprimió la cuota azucarera
cubana en el mercado norteamericano. Posteriormente, con otro
golpe, trataron de asfixiar a nuestra economía:
prohibieron de modo absoluto la exportación de piezas de repuesto a Cuba no
solo pro parte de la industria interna, sino también de
sus subsidiarias en todo el mundo. También suprimieron la
venta de
petróleo, producto fundamental para nuestro
país.

No satisfecho con estas medidas, en octubre de ese mismo
año, el gobierno norteamericano decretó el embargo
parcial de las mercancías destinadas a Cuba, con el
propósito de privar a la economía cubana de sus
tradicionales fuentes de
importación, y de provocar escoceses y
promover el descontento público. A mediados de 1961 se
dispuso el embargo total de mercancías, incluyendo
alimentos y
medicinas. La prohibición del comercio con Cuba
incluyó también la adopción de represalias
con otras naciones que lo continuaran.

El imperialismo había hecho todo lo posible por
llevar a nuestro país a una crisis
económica total; sin embargo, la Revolución se
mantenía firma y nuestro pueblo indoblegable. Sólo
les quedaba el recurso de la agresión armada, para tratar
de aplastar a la Revolución Cubana.

La invasión mercenaria a Playa
Girón

Desde fines de 1960, el gobierno norteamericano
venía preparando una agresión militar a Cuba,
empleando contrarrevolucionarios de origen cubano. Bajo la
administración del Presidente Eisenhower, los planes
concebidos por la CIA para invadir nuestro país, fueron
tomando forma, y se perfeccionaron y pusieron en práctica
durante la presidencia de Kennedy, en 1961.

Cuba, por su parte, había denunciado
reiteradamente ante la ONU, que Estados Unidos fomentaba un
llamado "ejército de liberación", de cuatro o cinco
mil mercenarios. Sin embargo, estas denuncias caían en el
vacío y el reclutamiento
de mercenarios en Miami marchaba a todo tren, así como su
entrenamiento
en el campamento de Retalhuleu y otros en Guatemala. La
operación "Pluto", así se llamaba el plan de la
CIA, constituía en desembarcar los mercenarios por
Bahía de Cochinos, ocupar allí una cabeza de playa,
constituir un gobierno provisional y solicitar la
intervención de la OEA, es decir, de Estados
Unidos.

Paralelamente, en Cuba, la contrarrevolución
interna había recrudecido su campaña de sabotajes y
atentados terroristas, que por su intensidad anunciaban una
agresión mayor. El 17 de abril a las 2:30 AM, las tropas
mercenarias desembarcaron por Playa Girón y Playa Larga en
la Bahía de Cochinos, con el apoyo de la Marina y la
Aviación estadounidense, iniciando el avance en el
territorio cubano.

Tan pronto pisaron tierra, los invasores tropezaron con
la tenaz resistencia de un grupo de milicianos, que ante los
gritos de ríndanse y el fuego de las armas enemigas
respondieron el nuestro grito de guerra y de victoria: "Patria
o Muerte,
¡Venceremos!"

En general, la lucha se caracterizó por el
heroísmo de todos los combatientes. En todo momento se
puso de manifiesto el patriotismo socialista de nuestro pueblo,
que defendía sus conquistas, luchaba por una causa justa u
poseía una alta moral. Los
héroes que cayeron en Girón, cayeron defendiendo el
socialismo.

El día 18, al ser rechazados violentamente, los
invasores comenzaron el despliegue o huían despavoridos.
Uno de los hechos más sobresalientes en estas jornadas fue
el importante papel desempeñado por Fidel. Su confianza en
el pueblo, su valor y coraje en el combate.

La victoria alcanzada en Playa Girón es una
victoria del socialismo sobre el capitalismo, una victoria de los
explotados sobre los explotadores y significó el triunfo
de las ideas revolucionarias en Latinoamérica, frente al
imperialismo.

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