- Introducción
- Breve reseña
histórica de la Grecia
clásica - Cultura
griega - Literatura
griega - Teatro
griego - La
filosofía - Oratoria
- Conclusiones
- Bibliografía
UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE GRECIA:
Grecia, la hoy llamada República Helénica,
se encuentra ubicada en la Península Balcánica,
regada al Este por el mar Egeo, al Sur por el Mediterráneo
y al Oeste por el Mar Jónico. Colinda al Norte con
Turquía, Bulgaria, Serbia y Montenegro y Albania. Se
distinguen tres regiones: Grecia Continental, sector muy
montañoso cortado por algunas planicies, como la de
Tesalia; Grecia Peninsular, formada por el Peloponeso, el cual se
une al Continente por el Itdmo de Corinto; la gran Isla
Montañosa de Creta, el el Mediterráneo, y Grecia
Insular, que representa una cuarta parte del territorio: el mar
Jónico, las islas del mismo nombre, las de Tasos, Lemmos,
Samotrasia, Eubea, Cícladas, Mitilene,Quío, Samos,
Rodas y las Espóradas Septentrionales y Meridionales en el
mar Egeo
BREVE RESEÑA
HISTÓRICA DE LA GRECIA CLÁSICA
La civilización helénica de la Grecia
antigua se extendió por la Península
Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la
península de Anatolia, en la actual Turquía,
constituyendo la llamada Hélade.
La civilización helénica o griega tiene su
origen en las culturas cretense y micénica.
Hacia el 2700 a.C. se desarrolló en la isla de
Creta una rica y floreciente cultura
comercial perteneciente a la Edad del Bronce.
Esta cultura recibe el nombre de minoica o cretense. En torno al
año 1600 a.C., los aqueos, un pueblo de habla griega y de
origen indoeuropeo, irrumpieron en el territorio de la Grecia
continental, estableciéndose en el extremo noreste de la
península del Peloponeso. Este pueblo llegó a
dominar a los cretenses. Su ciudad más importante fue
Micenas.
Hacia el año 1200 a.C., otro pueblo de origen
griego, los dorios, que
utilizaban armas de hierro, se
apoderaron de Grecia derrotando a los micenios. La guerra de
Troya, descrita por Homero
en la Iliada,
fue, probablemente, uno de los conflictos
bélicos que tuvieron relación con esta
invasión. Esparta y Corinto se transformaron en las
principales ciudades dóricas. Con los dorios empezó
un período de retroceso cultural que se conoce con el
nombre de Edad oscura.
Después de la conquista de los dorios, la vida en
toda Grecia descendió a un nivel muy primitivo, y
así se mantuvo durante varios cientos de años. Sin
embargo, desde el siglo VIII y hasta el siglo VI a.C.,
período que se conoce como época
arcaica, Grecia
desarrolló y culminó una gran recuperación
política,
económica y cultural.
Tal recuperación fue posible gracias a la
organización en ciudades Estado (polis)
y a la fundación de colonias en las costas de Asia Menor y del
mar Negro, en Sicilia, en el sur de Italia, en el sur
de Francia y en
el levante español.
Las nuevas colonias se convirtieron en polis
políticamente independientes de la metrópoli (polis
madre), pero mantuvieron estrechos vínculos religiosos,
económicos y culturales. Estas colonias fueron uno de los
factores del desarrollo
económico de Grecia en este período.
Los siglos V y IV a.C. corresponden al
apogeo de las grandes ciudades
estado independientes, entre las que destacan las polis de Atenas
y Esparta.
Cada uno de estos grandes estados absorbió a sus
débiles vecinos en una liga o confederación
dirigida bajo su control. Esparta,
estado militarizado y aristocrático, estableció su
poder a base
de conquistas y gobernó sus estados súbditos con un
control muy estricto. La unificación del Ática, por
el contrario, se realizó de forma pacífica y de
mutuo acuerdo bajo la dirección de Atenas.
Al principio del período, los griegos se unieron
para derrotar a los temidos persas en las llamadas guerras
médicas. Tras la
victoria, Atenas se convirtió en la potencia
hegemónica de la Liga
de Delos, alianza que se había formado para defenderse de
los persas. En política interior los atenienses
consolidaron el sistema
político conocido con el nombre de democracia,
gobierno del
pueblo, y en política exterior se convirtieron en la gran
potencia político-militar de la Hélade, lo que les
acarreó gran número enemigos. Este periodo es
denominado como la 'Edad de Oro de
Atenas', o 'Siglo de Pericles' en honor al gobernante que
llevó a Atenas a su máximo esplendor.
Durante el mandato de Pericles se construyeron el
Partenón, el
Erecteion y otros grandes
edificios. El teatro griego
alcanzó su máxima expresión con las obras
trágicas de autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el autor de
comedias Aristófanes. Tucídides y Herodoto fueron famosos historiadores, y
el filósofo Sócrates fue otra figura de la
Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro
artístico y cultural sin rival.
Las diferencias entre Atenas y Esparta desembocaron en
la destructora guerra del
Peloponeso, en la que participaron casi todos los griegos
unidos a uno u otro bando. La guerra duró hasta el 404
a.C. y acabó con la derrota de los atenienses y el
establecimiento de la hegemonía espartana sobre
Grecia.
Aprovechando la confusión y debilidad de
los contendientes en
las Guerras del Peloponeso, el rey Filipo II de Macedonia convirtió su
reino en la nueva potencia de la Hélade. Macedonia no
estaba desgastada por las luchas y disponía de recursos
naturales (cereales, oro y madera). La
batalla de Queronea (338 a.C.) le permitió anexionarse
Atenas y Tebas. Tras la muerte de
Filipo II, su hijo Alejandro
Magno, conquistó Persia y dirigió sus
ejércitos hacia Egipto y la
India,
formando un gran imperio.
Tras su muerte en
Babilonia (323 a.C.) sus generales se repartieron sus posesiones.
Con Alejandro desaparecía el antiguo poder de los griegos,
pero no su cultura que, fusionada con la oriental, dio origen al
mundo helenístico.
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