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Arqueología del Ecuador (página 2)




Enviado por Diana Tandalia



Partes: 1, 2

OBJETIVOS

  • Mantener estos espacios de discusión e
    intercambio tan enriquecedores en nuestro proceso de
    formación e importantes para el buen desarrollo
    de la sociología, la antropología y la
    arqueología.
  • Conocer las experiencias en el campo de la
    sociología, la antropología y la
    arqueología de los estudiantes de los demás
    países.
  • Informarnos acerca de los programas de
    estudio de las Facultades de Ciencias
    Humanas de las universidades de otros
    países.
  • Establecer lazos permanentes entre los estudiantes
    latinoamericanos de estas disciplinas, para así poder
    conocer más de nuestra arqueología.
  • Identificar desde estas disciplinas los problemas
    comunes a los países latinoamericanos y afianzar un
    ejercicio crítico y propositivo de las mismas para
    aportar en la solución de dichos problemas de nuestras
    culturas.

ARQUEOLOGÍA DEL ECUADOR

Los primeros pobladores permanentes del actual Ecuador
vivían ya hace unos 12.000 años en estos
territorios. Su origen es semejante al de otros pueblos
americanos que probablemente llegaron de Asia, cruzando el
Estrecho de Bering en épocas aún más remotas
y desde allí fueron desplazándose hacia el
sur.

Desde el principio los pueblos aborígenes se
destacaron por una marcada vocación religiosa que se
expresó en la construcción  de
magníficos   centros  
ceremoniales,   como  el   de 
Real  Alto  y  los

ubicados en las islas de La Tolita y de La Plata. La
alfarería y la metalurgia que
alcanzaron un gran nivel de desarrollo artístico y
tecnológico vinculado a las prácticas religiosas,
que supieron encarnar en impresionantes máscaras y figuras
una cosmovisión que se fundó en un profundo
conocimiento
de la naturaleza y
el severo respeto de sus
normas.

Dos manifestaciones culturales simbolizan, entre otras,
esta etapa: la concha Spondylus Princeps,
codiciado fruto del Pacífico oriental, ofrenda ceremonial
por excelencia y antecesora de la moneda americana; y, los
canasteros o 'mindalaes', intrépidos comerciantes que, por
mar y tierra,
recorrieron la América
precolombina, contribuyendo al intercambio e integración cultural del
continente.

Desde el arcaico cazador-recolector hasta los
últimos incas, el
período aborigen americano se caracteriza por una producción de elementos de cultura
material de gran calidad estética, fino tratamiento, exuberante
creatividad y
desarrollada técnica.

Si bien es verdad que probablemente no existía el
concepto del
arte por el
arte, la sensibilidad estética del aborigen americano es
un hecho que puede perfectamente comprobarse desde
el más temprano trabajo
lítico. Una muestra de este
aserto serían por ejemplo: las puntas de proyectil "cola
de pez" en que se equilibra la funcionalidad con la belleza
(Vista de puntas de proyectil de El Inga), o qué decir de
aquellos morteros de andesita y serpentina con
modernísimas formas de felinos esquematizados, con colas
caladas por medio de la técnica del "corte a
piola", de la cultura Valdivia, las estelas funerarias
con la misteriosa "Venus de los Cerros" o las singulares sillas
manteñas, e incluso las armas las
cuales, aunque mortales como los "rompecabezas" o mazas de
combate incaicos, fueron trabajadas con
armonía.

En la cerámica, desde los más antiguos
cuencos con incisiones ungulares que repiten interesantes ritmos
secuenciales o las simbólicas "venus" de Valdivia con
espectaculares peinados y con clarísima exaltación
de sus atributos femeninos. No podemos menos que sorprendernos
ante la confluencia de la técnica con la belleza en las
magistrales "botellas silbato" de Chorrera o en sus misteriosos
cuencos de técnica iridiscente; admirarnos por la
abstracción de los diseños de las compoteras
negativas del Carchi o el expresionismo
de las figuras de La Tolita.

Prácticamente ninguno de los "ismos" del arte
contemporáneo se escapa de la polifacética
creatividad del ancestral arte aborigen americano: realismo
(botella Chorrera-Bahía de dos felinos), hiperrealismo
(anciano de La Tolita), abstraccionismo (urna funeraria Napo),
cubismo (la
divinidad picasiana de La Tolita), constructivismo
(orejeras espirales de Milagro Quevedo), arte cinético
(máscara con antifaz de La Tolita), arte onírico
(caimán con cuatro ojos de La Tolita), etc.

La piedra, la cerámica, la metalurgia, al igual
que los trabajos de madera y
concha muestran un universo
amplísimo de virtualidades estéticas y de profundas
significaciones cosmogónicas.

Estas maravillas del pasado indígena del Ecuador,
de las cuales se puede apreciar una bellísima selección
en esta parte del Museo Virtual del Banco central del
Ecuador, constituyen un extraordinario patrimonio histórico-cultural y
humano perteneciente a todos los
ecuatorianos.  

PERIODOS

Hombre
Temprano   (10000 A.C. a 4000 A.C.)

En la Sierra ecuatoriana, al igual que en otras muchas
otras zonas del continente americano, especialmente en terrenos
despejados con extensiones de pastizales o bosque abierto donde
pastaban manadas de animales
herbívoros (planicies occidentales norteamericanas, centro
y norte de México,
Costa del Caribe, Llanos del Orinoco, Planalto
brasileño, Chaco, Pampas del sudeste de Brasil, Uruguay y
Argentina, Patagonia y
Tierra de Fuego, páramos y punas andinas…), el hombre
temprano del Paleoindio se especializó en
la caza de animales de mediano (camélidos, équidos
y cérvidos) y gran tamaño (mastodontes, llamas
gigantes y perezosos terrestres).

Aunque la recolección de vegetales y de animales
de pequeño tamaño (insectos y moluscos)
constituía un complemento importante a la dieta de estos
cazadores especializados, su forma de vida giraba, esencialmente,
alrededor de los movimientos y abundancia relativa
de los animales de sus potenciales presas. 

Para obtenerlas y poder aprovechar eficientemente su
carne, piel, huesos, etc.
desarrollaron una sofisticada tecnología,
especialmente por lo que se refiere en la talla de la piedra
para la elaboración de armas de caza y instrumentos
cortantes. La talla de la pidra se manifestó en
tradiciones diversas, con diferentes técnicas y
estilos de trabajo del material y formas de los productos
terminadsos, las cuales aprecen en lugares muy distantes entre
sí como resultado del movimniento de las distintos
grupos
humanos, pero también se combinaron en algunos lugares
debido al contacto de poblaciones con antcedentes culturales
diversos.

Aunque al principio del Holoceno (ca. 10 000 a.C.) se
extinguieron casi todas las las presas de gran tamaño,
megafauna, en muchas zonas del Callejón
interandino persistió, hasta el establecimiento de la
agricultura y la
sedentarización (posiblemente hasta
alrededor del año 2000 a.C.), el modo de vida de los
cazadores especializados o
Paleoindio.

Otra forma de vida del Hombre Temprano
corresponde a los recolectores especializados con
dependencia muy secundaria en la caza, la denominada
"Arcaico" (10 000 a 4000 a.C.). En estas
sociedades,
aunque tampoco tenían una residencia permanente, sus
movimientos más que estar ligados de sus las presas de
caza (esto podía ocurrir esporádicamente o en
cierta estación del año) dependía más
de la abundancia de ciertos alimentos
vegetales en un lugar y momento determinado, o la de moluscos
(terrestres o acuáticos) y/o crustáceos, los
concentraciones estacionales de peces en un
determinado lugar, etc.

Esto, aunque no produjo el asentamientos permanentes si
propició una forma de vida con agrupaciones y dispersiones
de los grupos familiares ("bandas") de manera estacional, con
poblados base donde en una época del año se
producían agregaciones de muchas bandas en un lugar
determinado donde en aquella época había una
especial abundancia de alimentos muy deseados. Estas
concentraciones sociales llevaba a producir alianzas, uniones
matrimoniales, intercambios la participación en
actividades sociales y ceremonias de carácter comunitario.

En algunos casos estos lugares eran también los
de los cementerios donde se inhumaban (aunque fuera por segunda
vez)  a los fallecidos de durante todo el año, y
todos tenían la ocasión de disponer de los chamanes
y curanderos más prestigiosos cuando éstos no eran
de su propia banda.

Con este estilo de vida
el disponer de una técnica sofisticada de talla de la
piedra era algo de importancia muy secundaria, mucho más
importante era el tejido y la cestería para elaborar
recipientes para contener granos y nueces, redes para pescar, el trabajo de
la madera, la concha o la piedra para producir grandes herramientas
con punta que permitiese extraer de la tierra
raíces y tubérculos, excavar huecos de almacenamiento,
desprender moluscos de la roca o desenterrarlos de la arena,
etc.

En Ecuador existieron grupos humanos con este estilo de
vida en el litoral del Golfo de Guayaquil y en la
península de Santa Elena: la cultura Las
Vegas. 

Formativo Temprano

(4000 A.C. a 1500 A.C.)

Este período se carecteriza por el
desarrollo de un nuevo estilo de vida que giró alrededor
de la producción de alimentos, y solo complementariamente
por el aprovechamiento directo directa de los bienes que la
naturaleza ofrecía.

El cultivo de plantas
(horticultura / agricultura) especialmente del
maíz, estabilizó o aumentó la
capacidad productiva de los pueblos, lo cual dio como resultado
una mayor diversificación alimenticia y un aumento en el
volumen de
consumo. Para
producir bienes alimenticios fue necesario invertir la fuerza de
trabajo de los individuos identificados como parientes, y
además la tierra agrícola debió ser
reservado al uso exclusivo de determinada comunidad,
condición necesaria para invertir un esfuerzo
planificado.

Para asegurar la su defensa y explotación
colectiva surgió entonces la estructura tribuna,
fundamentada en relaciones de filiación y compromisos de
reciprocidad entre las distintas unidades domésticas, como
forma de organización general de las relaciones
sociales. Se fortalecieron los principios de
organización comunal basado en un sistemas de
linajes cada vez más diferenciados en términos de
su prestancia socioeconómica y religiosa.

La sedentarización fue cada vez más
continua y permanente. Para ello se escogió un espacio
vital de acuerdo a las necesidades y experiencias
históricas, pero en general con cómodo acceso a
suelos
fértiles, topografía favorable y un clima
satisfactorio. El manejo del espacio adquirió un
carácter más simbólico con la
formación y diseño
de poblados con creciente complejidad demográfica y
urbana. Incluso se consolidaron "centros ceremoniales"
como el de Real Alto (cultura Valdivia).

Se alcanzó un importante avance en los sistemas
tecnológico-artesanales que incluyeron:
construcción de viviendas para familias ampliada;
experimentación con formas de almacenamiento de productos
agrícolas y su cocción en recipientes de barro
(cerámica); cultivo y aprovechamiento del algodón
para confección de vestidos, con ayuda del telar de
cintura
; artesanías en una variedad de materias primas
como huesos de animales para fabricar pequeños artefactos
y adornos corporales, paja y otras fibras vegetales para
confeccionar canastos, piedras varias para herramientas
cortopunzantes, así como artefactos para moler y machacar,
y el trabajo de la concha, especialmente la
Spondylus, que adquirió un carácter
simbólico-ritual y de prestigio social. 

Formativo Tardío

  (1500 A.C. a 350 A.C.)

Al final del período Formativo Temprano se
produce una gran expansión de los grupos humanos que
habían adoptado el modo de vida aldeano; es decir, de
poblaciones sedentarias que practican el cultivo de la tierra
como principal medio de subsistencia y residían en
poblaciones permanentes. Aparecen ahora por todas las tierras
bajas de la Costa, por la Sierra y por la
Amazonía.

Este modo de expansión no se limita a la adopción
de un modo de vida y de unas actividades de subsistencia
determinadas pues, en amplias regiones (o en una serie de
regiones vecinas) es una misma cultura en casi todos los aspectos
la que predomina; es decir, ocurre un
"horizonte" cultural. Por toda la Costa se
extienden sucesivamente dos horizontes, el Machalilla y el
Chorrrera (o "Chorreroide"), en la Sierra Centro
Norte el horizonte Cotocollao (que penetra ligeramente en
la zona de Chimborazo, de la Sierra Centro Sur) y
Narrío en la Sierra Centro Sur. Además,
ciertos rasgos distintivos de estos horizontes culturales no se
limitan estrictamente a su propio territorio sino que influyen en
las culturas de las regiones donde no alcanzaron a
establecerse. Rasgos de la cerámica Machalilla y
Chorrera aparecen en la alfarería Cotocollao y
Narrío; cerámica Chorrera de fabricación
local ocurre en Imbabura y Chimborazo; rasgos de la
cerámica Machalilla aperecen en la de la cueva de
Los Tayos, (en la Amazonía
Sur).

Hacia el final de su desarrollo (fases 7, 8 y 8a),
la cultura Valdivia se extendió ampliamente por la
costa ecuatoriana, influyendo además en las etapas
iniciales de las primeras culturas aldeanas y agricultoras de la
Sierra ecuatoriana: Cotocollao en la Sierra Centro
Norte
y Narrío de la Sierra Centro Sur.
Por otro lado, algunos de sus rasgos distintivos, como las
figurillas femeninas de cerámica o "venus",
evolucionan para incluir una serie de características
relacionadas con la identificación de la mujer con el
águila arpía y resaltar de manera más
evidente la función
reproductora de la mujer con la
representación del embarazo, en
figuras sentadas y con el cráneo intencionalmente
deformado.

Estas características de la figura femenina
dominarán en la cultura Machalilla (de 1600/1500 a
1000/850 d. C.) que sucede a Valdivia, en la Costa
Exterior
principalmente, pero que se extiende por toda la
planicie costera y muchos de sus rasgos alcanzan a culturas de la
Sierra (Narrío y Cotocollao) y de la
Amazonía (Los Tayos), como son las botellas de
"asa de estribo" o la pintura roja
en bandas o líneas paralelas sobre engobe pulido de
color
claro.

Posteriormente, con el complejo cultural u
"horizonte" Chorrera se produce una gran
multiplicación en los motivos iconográficos, en
cerámica y otros materiales, lo
cual refleja una significativa un ceremonialismo mucho más
rico, una complejización en sus relaciones sociales y
políticas, así como en su
relación con la naturaleza. Se intensifican sus contactos
con otros grupos humanos, aún con aquellos situados en
regiones lejanas y en pisos ecológicos diferentes
(Costa-Sierra-Amazonía, por ejemplo) por medio de una
aparente institucionalización de los intercambios
mercantiles.

Cotundo

(1000 A.C. a 350 A.C.)

Esta fase arqueológica fue establecida en base a
unos restos cerámicos localizados en el río
Misaguallí, provincia de Napo. La cerámica de esta
cultura es fina y delgada;los recipientes más
comunes son cuencos con hombro angular y
ollas. 

Tayos 

(1400 A.C. a 1400 A.C.)

En el sur de la Amazonía ecuatoriana
existe un complejo de cuevas bastante
extenso localizado junto al río Coangos, primer
afluente del río Santiago después que éste
se forma por la confluencia de los ríos Zamora y Upano. El
Coangos recoge las aguas  de las vertientes del sector norte
de la cordillera del Cóndor, provincia de Morona Santiago.
Esta caverna recibe el nombre de "Tayos" porque en su interior
viven varias colonias de pájaros conocidos con este nombre
y porque en su canto o graznido parecen emitir  un sonido parecido a
la voz de "tayo ? tayo"; de manera más común son
identificados con el nombre de "guácharos". Este
pájaro nocturno, sus huevos y en especial los polluelos
son una fuente ancestral de alimentación para el
hombre, pues en épocas de crianza son abundantes y
están cubiertos por una capa de grasa que les cubre el
cuerpo y un aceite que se
deposita en el vientre.

Cotocollao

(2000 A.C. a 350 A.C.)

El área de Cotocollao, en la parte norte de
la actual ciudad de Quito fue muy
favorable para los primeros asentamientos humanos y el desarrollo
de la agricultura
gracias a su clima suave, temperaturas constantes, lluvias
moderadas y suelos fértiles, así como la presencia
de dos lagunas, hoy desecadas. El sitio arqueológico de
este nombre constituye el asentamiento formativo más
importante hasta hoy detectado, para este período, 
en el valle de Quito y en la Sierra norte del Ecuador; aunque se
han descubierto, además otros 80 sitios más de esta
tradición cultural a la largo de la meseta de Quito. Se
han realizado también hallazgos de objetos de la cultura
Cotocollao tan al sur como la provincia de Chimborazo.

Alausí 

(1500 A.C. a 400 D.C.)

Los científicos americanos Collier y Murra
(1943), en su libro
Survey and excavation in southern Ecuador, hacen
referencia a una colección de cerámica existente en
el convento de las Hermanas Salesas, de Alausí
(Chimborazo).

Narrío

(2400 A.C. a 450 D.C.)

Esta manifestación cultural debe su nombre a
la colina denominada "Cerro Narrío", situada en la afueras
de la ciudad de Cañar (provincia de Cañar), donde
existe el sitio más conocido pero, lastimosamente, el
más destruido por los "huaqueros" o buscadores de
tesoros. Los sitios de esta cultura se extienden, principalmente,
por las provincias de Cañar y Azuay, aunque su presencia
es también importante en el sur de la de Chimborazo y
norte de Loja. Su cultura material muestra relaciones evidentes
con las sociedades contemporáneas de la planicie costera
(cultura Machalilla y "horizonte" Chorrera) y de la
Amazonía, especialmente con la zona de Macas y del
río Upano. Tuvo una historia
de unos dos mil años, desde la parte media
del período Formativo Temprano hasta el final del
Desarrollo Regional.

Catamayo I

(1900 A.C. a 350 A.C.)

En la Sierra Sur del Ecuador (parte meridional de la
provincia de Loja), la presencia del hombre más temprana
conocida hasta ahora corresponde a la cultura denominada
"Catamayo", que abarca aproximadamente desde el año 1900
al 350 a.C. Fue localizada en una serie de sitios
arqueológicos (Trapichillo, El Tingo 3, Quebrada Los Cuyes
I, La Vega y Pucara, entre otros) situados todos ellos en la
planicie del fondo del valle del río
Catamayo, en las cercanías de la
población del mismo
nombre (también conocida como La Toma), en el centro
de la provincia de Loja.

Mafa

(700 A.C. a 350 A.C.)

Los restos arqueológicos de esta cultura
fueron localizados en el sitio C69 (río Santiago,
provincia de Esmeraldas), los cuales están ubicados
estratigráficamente inmediatamente por debajo de los
materiales Selva Alegre a los que anticipa
estilísticamente.

Chorrera / Horizonte Chorreroide

 (1100 A.C. a 200 A.C.)

La cultura Chorrera o complejo cultural (u
"horizonte") Chorrera se expande por casi todo el territorio
correspondiente a las tierras bajas occidentales (Costa Norte,
Costa Exterior y Costa Interior) de la actual república
del Ecuador, y la mitad sur de la costa pacífica de
Colombia, lo que
demuestra demostrando una adaptación exitosa y un profundo
conocimiento de las distintas zonas y nichos ecológicos.
Aparecen, además importantes influencias chorreroides en
el callejón interandino, tanto en Imbabura como en
Pichincha, Chimborazo, Cañar y Azuay.

La sociedad
Chorrera alcanzó un nivel de organización social
que se caracteriza por una creciente especialización y
jerarquización. Pocos sitios monumentales han sido
estudiados de esta cultura, pero su abundante y extraordinaria
producción cerámica permite reconocer el modo de
vida de este pueblo que alcanzó un nivel
tecnológico y artístico sin parangón en la
arqueología ecuatoriana.

Los rasgos tecnológicos que caracterizan a
Chorrera son las botellas silbato que al momento de verter
el agua
reproducen sonidos específicos de aves y otros
animales y los recipientes antropomorfos que destacan personajes
en variadas actividades como músicos, contorsionistas,
cargadores, aguateros, navegantes, personajes recostados boca
arriba o sobre sus espaldas. De estos últimos aprovecharon
la posición para ser utilizados a manera de descansa nuca,
rasgo cultural que aparece por primera vez en la
arqueología ecuatoriana.

Otros recipientes se destacan por la asimetría en
su forma ya que semejan un zapato con la punta adelgazada, con la
particularidad que en el extremo se ha esculpido un rostro
antropozoomorfo de difícil identificación; este es
un rasgo estilístico que tiene su origen en la cultura
Valdivia; de manera que el recipiente "zapatiforme"
tiene antecedentes muy tempranos en América. Otro rasgo
tecnológico importante en esta cultura es la
decoración iridiscente que al contacto con el
agua se
destaca el brillo especial de los diseños.

Las figurillas corresponden, en su mayoría
a figuras femeninas, con una actitud
hierática, desnudas pero con adornos o diseños
pintados en incisos en la cara y cuerpo. Llevan una especie de
casco a manera de tocado (posiblemente un peinado o arreglo de
cabello realizado con pasta de achiote) y orejeras en
forma de aro de servilleta. Todas estas características
son indicios o expresiones de diferenciación social y
especialización en lo simbólico, pues semejan
personajes en actitud de meditación o transe
chamánico, e incluso, parecen asumir posiciones de yoga y
entonación de cánticos sagrados.

En la plástica de Chorrera se destacan
además, con un realismo impresionante, las recreaciones
del mundo animal y vegetal. El virtuosismo de sus ceramistas les
permitió representar ejemplares de la fauna circundante
como el jaguar, la serpiente, el águila, el
murciélago, mono y el agutí (Dasyprocta sp.)
entre otros, así como frutos diversos, los cuales deben
ser considerados entre los objetos de más alta nivel
artístico de la América precolombina. Estas
representaciones faunísticas tienen a la vez la doble
connotación de ser creaciones simbólicas o
abstracciones culturales que reflejan su particular interpretación religiosa del
mundo.

Trabajaron la concha para elaborar adornos tales como
brazaletes, collares, orejeras de forma tubular ("de carrete"),
pectorales triangulares, demostrando una técnica artesanal
que requiere habilidad, conocimiento y especialización.
Tallaron adornos especiales o joyas en materiales tan
difíciles como el "cristal de roca" o cuarzo cristalizado,
obsidiana, turquesa, y soladita.

Machalilla

(1400 A.C. a 700 A.C.)

Machalilla es una manifestación
cultural particular que se desarrolló a partir de la
cultura Valdivia, aunque se desconocen las causas, la zona
geográfica en donde se habría dado el cambio y las
características iniciales de esta cultura. Sus aldeas de
asentaron a lo largo del perfil litoral y tierra adentro,
principalmente en la provincia del Guayas y sur de Manabí;
sin embargo existen evidencias de
su presencia, en zonas interiores de la Cuenca del Guayas y en el
litoral norte de la provincia de Esmeraldas. Además, su
influencia, al menos estilística, se hizo sentir
también en Cotocollao, Sierra Centro
Norte, en Narrío, Sierra Centro Sur,
y en la Cueva de Los Tayos, Amazonía
Sur.

Cosanga

(1500 A.C. a 1530 D.C.)

La tradición cerámica Cosanga
correspondiente a esta cultura amazónica fue inicialmente
identificada en sitios de la Sierra Centro Norte, especialmente
formando parte de ajuares funerarios, y fue denominada "Panzaleo"
por Jacinto Jijón y Caamaño.

Tivacuno ("Tihuacuno")

(500 D.C. a 900 D.C.)

Esta cultura de los primeros siglos del período
de Integración se localizó en algunos
sitios de habitación antiguos situados en la
Amazonía Central, en la margen izquierda del río
Tiputini, afluente del Tivacuno, tributario meridional, a su vez,
del río Napo.

Yasuní

(50 A.C. a 50 D.C.)

Esta cultura está representada solamente por los
vestigios existentes en dos pequeños sitios de
habitación situados sobre la orilla sur del río
Napo, a tres kilómetros río arriba de la
desembocadura de su afluente el Tiputini.

Upano I

(600 A.C. a 400 D.C.)

En la provincia de Morona-Santiago, aguas abajo de
la gran curva del río Upano, sobre su
orilla izquierda, existe un antiguo complejo monumental
denominado "centro ceremonial
Huapula". La espectacularidad de la cultura Upano
radica precisamente en la construcción de complejos
de montículos artificiales alargados de arcilla,
de forma rectangular u ovalada, organizados grupos de dos
plazas gemelas separadas por una pequeña plataforma
intermedia.

Chimba

(700 A.C. a 250 D.C.)

Esta cultura se desarrolló, durante los
últimos siglos del período Formativo
Tardío y durante todo el de Desarrollo Regional, en
la sección del callejón interandino correspondiente
a la provincia de Imbabura y al nordeste de la de Pichincha,
entre el río Guayllabamba por el sur y el Mira por el
norte. La cerámica de la Chimba en sus varias fases
presenta tipos cerámicos específicos.

Cumbayá ("Jardín del
Este")

(250 A.C. a 300 D.C.)

Los vestigios de esta cultura se han localizado
principalmente en el valle de Quito y en las pendientes que lo
prolongan hacia el este , hasta el cauce del río
Guayllabamba-San Pedro. Aparentemente, también estuvo
presente en el valle de Machachi al sur de la provincia de
Pichincha.

Mindo ("Nambillo Medio")

(150 A.C. a 400 D.C.)

La cerámica del período de Desarrollos
Regional en la parte occidental de la provincia de
Pichincha, correspondiente a la cultura Mindo o "Nambillo
Medio", es muy poco conocida y presenta rasgos no muy
diagnósticos: ollas simples o compoteras de bordes
evertidos. Es común el engobe rojo, generalmente en el
labio.

Catamayo II (D.R.L.)

(350 A.C. a 400 D.C.)

Durante el período de Desarrollo Regional, en la
mitad meridional de la provincia de Loja, se desarrolla
denominada simplemente D. R. L. ("Desarrollo Regional de Loja")
por el arqueólogo francés Patrice Lecoq
(1983).

Jama Coaque

(500 A.C. a 1650 D.C.)

Los vestigios de esta cultura se extienden desde el
sur de la provincia de Esmeraldas hasta el centro la provincia de
Manabí (ensenada de Bahía de Caráquez),
concentrándose principalmente en los valles de Jama y
Coaque, así como en el sector de
Cojimíes. Su desarrollo cultural se extendió
por varios milenios, desde el final del período Formativo
Tardío hasta muy entrada la época Colonial; es
decir, desde 500 a. C. hasta 1650 d. C. El
arqueólogo James Zaidler la divide
dos etapas sucesivas, subdivididas en cinco fases: Jama
Coaque I (Muchique 1, de 500 a. C. a 300 d. C.) y Jama
Coaque II (Muchique 2, de 450 a 750 d. C.; Muchique 3, de
750 a 1250 d. C.; Muchique 4, de 1250 a 1580 d. C.; Muchique 5,
de 1580 a 1650 d. C.).

Selva Alegre

(400 A.C. a 350 D.C.)

Los materiales de esta cultura aparece en
más de treinta sitios de la cuenca de los ríos
Santiago y Cayapas (norte de la provincia de Esmeraldas),
incluyendo el complejo de montículos R36, junto al estero
María. Constituye una continuación ampliada de
la cultura Mafa precedente.

Tolita (Tumaco-Tolita)

(350 A.C. a 400 D.C.)

En la Costa Norte, tanto en el centro y norte de la
provincia de Esmeraldas como en mitad sur de la
planicie costera colombiana del Pacífico, se
existió durante el período de los Desarrollos
Regionales una cultura de agricultores, pescadores, navegantes,
mercaderes, artesanos, orfebres y ceramistas.

Bahía

(450 A.C. a 400 D.C.)

Esta cultura se desarrolló en las parte
centromeridional de la provincia de Manabí. Estaba
constituida por hábiles navegantes
y constructores de centros ceremoniales. En la isla de La
Plata tuvieron un importante centro de culto y
peregrinaje y en Salango y Manta establecieron asentamientos
cuidadosamente trazados, incluyendo recintos ceremoniales y
complejos de plataformas con rampa alrededor de los
cuales se aglutinaron poblaciones relativamente extensas. De
esta manera jerarquizaron el poder político y
económico.

Guangala

(200 A.C. a 1150 D.C.)

Esta cultura se desarrolló
principalmente en la parte occidental provincia del Guayas,
ocupando los mismos sitios de culturas anteriores de la misma
zona; es decir, las mejores zonas para la agricultura, pues se
observa la superposición de niveles ocupacionales y
enterramientos Guangala sobre otros de las culturas Chorrera,
Machalilla y Valdivia. Las evidencias indican una
población asentada en comunidades semiurbanas alrededor de
los esteros de ríos y en caseríos dispersos de
carácter rural.

Jambelí

(50 A.C. a 150 D.C.)

Esta cultura se desarrolló en la planicie
costera de la provincia de El Oro hasta
Tumbes, así como en la isla Puná y en la parte
oriental de la península de Santa Elena hasta
Guayaquil.

Fase Guayaquil

(300 A.C. a 200 A.C.)

Esta cultura se desarrolló en los alrededores de
la ciudad de Guayaquil en los primeros siglos del período
de Desarrollo Regional en íntima relación
con sus vecinas y contemporáneas de Guangala
temprano (península de Santa Elena y sur de
Guayaquil), con Tejar Daule (Cuenca del Guayas), Narío
tardío (Sierra Centro Sur y Sur del Ecuador) y
Jambelí (litoral oriental del Golfo de Guayaquil.
Además, mantuvo relaciones comerciales con la Sierra
Centro Norte (depósitos de obsidiana de la cordillera
oriental de los Andes en la provincia de Pichincha).
Destacó el la talla y trabajo lapidario
realizados en diversas conchas
oceánicas (Conus, Spondylus,
Anadara, Pinctada, Pelecypodae) y piedras
(serpentina, sodalita, cuarzo, arenisca, jaspe, calcedonia,
obsidiana, cuarcita, pedernal, caliza, limotita, pizarra, toba
volcánica andesítica, roca andesítica,
conglomerados, roca basáltica, diorita cuarcífera,
granodiorita, arcilla y lutita silicificadas), hueso u cuerna de
venado, espinas de raya, diente de tiburón, tanto para la
producción de adornos (colgantes y placas decorativas,
cuentas de
collar) como herramientas e instrumentos
musicales (flautas de hueso).

Tejar Daule

(200 A.C. a 400 D.C.)

Esta cultura se desarrolló en la cuenca
baja del río Guayas. La zona que ocupó se
encuentra sujeta a un régimen estacional muy
marcado con inundaciones periódicas y largas
estaciones secas. Los grupos humanos se adaptaron a
estas condiciones climáticas tan variables para
desarrollar asentamientos continuos y de larga duración,
tal como se comprueba en los restos cultural que fueron
acumulándose paulatinamente.

Integración

 (400 D.C. a 1532 D.C.)

En esta época se desarrollan en territorio
ecuatoriano sociedades de tipo cacical o de señorío
étnicos, conocidos también como jefaturas o
confederaciones, los cuales hicieron del intercambio a larga
distancia de su actividad económica fundamental. El
cacicazgo estuvo basado en un reconocimiento del rango de
individuos y linajes con un alcance territorial, con un
personaje dominante de toda la estructura
sociopolítica denominado Hatun Kuraka, gracias a
una producción diversificada y excedentaria, en el marco
de un acceso diferencial o control de bienes
y servicios

Estos señores tenían bajo su servicio a
especialistas a tiempo
completo en el intercambio a larga distancia, conocidos como
"mindalaes". Estos individuos no realizaban prestaciones
laborales como el resto de la población, pdebido a
que estaban bajo la tutela de un
Cacique.

Existieron, además, verdaderos mercados o
centros de intercambio, donde, además de
comercilizarse los productos de las comarcas vecinas, los
mindalas ponían a la venta bienes de
prestigio y de origen lejano: Quito, Otavalo, Atacames,
Císcala, Peñón del Río, Guapondelig –
Tomebamba, etc. Las hachas moneda, en la Costa y
el "carato" (semilñas utilizadas como adorno), en la
región de la Sierra y especialmente en la
Amazonía,entre otros, eran bienes con
características simbólicas para el intercambio
generalizado o estandarizado. 

Hacia el final del período (1465-1532 d.
C. aproximadamente) se produce la conquista de toda la parte
serrana del Ecuador por parte de las tropas
incas y su integración al imperio
cuzqueño.

Kara ("Caranqui")

(350 D.C. a 1560 D.C.)

Durante el período de Integración, la
provincia de Imbabura y parte de Pichincha, concretamente la
región comprendida entre los ríos Chota-Mira al
norte y Guayllabamba al sur, fue ocupada por la etnia
kara, la cual se agrupó en
confederación con formada por los señoríos
de Cayambi, Caranqui, y Otavalo, los cuales, junto con otros
menores relacionados , dominaron esta región antes de
la llegada de los Incas.

Pasto (Carchi-Nariño): cerámica
Capulí (Negativo del Carchi)

 (1100 D.C. a 1532 D.C.)

Esta tradición cerámica de la cultura
Pasto se caracteriza por estar decorada con diseños
realizados en pintura negativa sobre engobe rojo. Comprende
vasijas antropomorfas modeladas en posición sentada con
las piernas recogidas, acostadas boca arriba, arrodilladas o
completamente paradas, vasijas zoomorfas modeladas. Esta
tradición alfarera incluye también figurinas
antropomorfas modeladas sobre bases planas; cuando son de
sexo masculino
están sentadas sentados sobre banquillos mascando coca,
vestidas solamente con un pequeño taparrabo y una nada
cruzada sobre el pecho.

Las figuras femeninas suelen estar sentadas directamente
sobre el suelo, con las
piernas estiradas y las manos sobre el vientre o en cuclillas, a
veces sosteniendo un infante en actitud de lactar; usan una falda
larga, hermosamente decorada, sujeta a la cintura y que les llega
hasta los tobillos; en muy pocos casos se las representó
mascando coca.

Existen también compoteras y copas de pie alto a
manera de cáliz con decoración interior y exterior
a base de la técnica del negativo. Una forma muy
distintiva de esta tradición son los platos soportados por
dos o tres personajes antropomorfos o figuras zoomorfas muy
esquemáticas sobre una base acampanada. Esta
cerámica está acompañada por una
orfebrería muy elaborada, realizada en oro y cobre:
colgantes de orejera (obviamente forman pareja) y narigueras de
formas muy variadas.

Kitu ("Chaupicruz")

 (400 D.C. a 1532 D.C.)

A la etnia Kitu-Panzaleo corresponde una
manifestación cultural se extendió durante el
período de Integración por la parte norte de la
Sierra Centro Norte; es decir, en el centro y sur de la
actual provincia de Pichincha, así como en el norte y
oeste de la provincia de Cotopaxi.
  Esta cultura ha recibido diversas denominaciones poco
adecuadas y que no reflejan sus asociaciones humanas y
geográficas, haciendo referencia solamente a distintos
sitios arqueológicos en que se encontraron restos
materiales de la misma: "Chilibulo" (Porras y José
Echeverría), "Chaupicruz" (Doyón), y otras. Ante la
imprecisión de estos términos y la segura
asociación de esta cultura, al menos en sus
manifestaciones más tardías (y no hay indicios que
contradigan esta identificación para épocas
anteriores dentro del mismo período de
Integración), con la etnia que habitaba la misma zona en
los siglos XV y XVI, preferimos aplicarle el nombre de Cultura
Kitu.
  En el sitio de la Florida, en las laderas del Pichincha
del norte de la ciudad de Quito, sobre las faldas del Pichincha,
se localizaron varias tumbas en pozo bastante profundas, entre 12
y 15 metros, que contenían de dos a cinco enterramientos
de estatus alto a juzgar por la riqueza de los aguares
funerarios. Estas tumbas tienen una forma cilíndrica con
dos adelgazamientos en la entrada y en el fondo, es decir un
acceso muy estrecho en forma de pico de botella (entre 1 y 1.5 m
de diámetro), un cuerpo cilíndrico de mayor espacio
(2 a 2.5 m) y al fondo se ha excavado un pozo central de menor
diámetro (0.85 a 1.4 m), dejando alrededor una especie de
poyo o grada. Este pozo central tenía una profundidad de 1
a 3 metros y curiosamente siempre permanecieron vacíos
(con una excepción) ya que se colocó una especie de
tapa o tarima de maderas sobre la cual se colocó el
cadáver y las ofrendas. En
estas tarimas, no solo que se depositaron los restos de la
persona
fallecida, sino también los cadáveres sacrificados
de sus esposas favoritas o sirvientes de confianza, además
de una variedad de recipientes con restos de comida (maíz, cuy,
venado, churos comestibles) y otros productos como sal,
ají, coca y algodón.

Las ofrendas funerarias se reflejan en una cantidad
impresionante de cuentas de concha Spondylus, plumas, artefactos
de oro y muchos recipientes de cerámica de varias formas
como los cuencos de base redondeada, tazas, ollas,
trípodes, grandes tinajas con rostro antropomorfo en el
cuellos y pequeña base anular, ollas con pedestal. La
decoración predominante es la pintura negativa en patrones
geométricos, estrellas, rombos y líneas
escaleradas.

Yumbo ("Nambillo Tardío")

 (1000 D.C. a 1600 D.C.)

Esta cultura
arqueológica se localizó en la parte
occidental de la provincia de Pichincha, en las estribaciones
occidentales de la cordillera andina y parece corresponden a la
cultura material de la etnia Yumbo que residía en esta
zona a la llegada de los españoles.

Esta cultura se caracteriza por la presencia de un gran
número de "tolas" o montículos artificiales de
tierra de forma cuadrangualar, con o sin rampa lateral (en muchos
casos con dos rampas opuestas).

Cañari: cerámica
Cashaloma

(400 D.C. a 1532 D.C.)

La cerámica Cashaloma constituye la
alfarería característica de las
poblaciones de la etnia cañari estableciadas en la
parte norte de su territorio ancestral (señorío de
Hatun Kañar), tanto en la provincia
de Cañar copmo por el sur de
Chimborazo.

Inca

(1465 D.C. a 1532 D.C.)

Hacia 1460 o 1470 d. C. el territorio ecuatoriano
sufrió una primera conquista por parte de los
ejércitos del imperio incaico, dirigidos por el
príncipe Tupa Yupanqui, durante el reinado de
su padre, el soberano (Sapan Inka)  Pachacuti
Inca Yupanqui
. Varias décadas después, al
ascender Wayna Qapaq se produjo una rebelión
general de las etnias ecuatorianas sometidas al imperio que se
saldó, luego de encarnizadas luchas que
concluyeron con la masacre de las fuerzas locales en
Yaguarcocha (Yawar Qucha o "Laguna de Sangre" en
quichua), con su integración definitiva en el aparato
administrativo y de explotación económica del
imperio inca o Tawantin Suyu.

Puruhá

  (1250 D.C. a 1532 D.C.)

La cultura Puruhá corresponde a las etnias
aborígenes precoloniales Puruhá y Chimbo, las
cuales habitaron en el territorio correspondiente a las
actuales provincias de Chimborazo, Bolívar y
el sur de Tungurahua, durante el período de
Integración, al menos en su última fase.

Palta

(500 D.C. a 1530 D.C.)

Durante el periodo de Integración, la mitad
sur de la provincia de Loja estuvo habitada por dos etnias
cercanamente emparentadas y denominadas Palta y
Malacatos, las cuales ocupaban, la primera, las
zonas montañosas meridionales (Gonzanamá,
Cariamanga, Catacocha y Celica) y, la segunda, los
valles de la parte sudoriental (valle de Loja y cuenca superior
del río Catamayo, aquí llado Piscobamba). Para la
etnohistoriadora francesa Chantal Caillavet esta
región estuvo ocupada durante el período de
Integración -anterior a la conquista inca- por varias
etnias independientes unas de otras, tanto desde el punto de
vista económico como político.

Atacames

(400 D.C. a 1532 D.C.)

Atacames, "Tacamez" o "Catamez", es el nombre dado por
los documentos
más tempranos a un gran asentamiento de carácter
urbano y numerosa población por la gran
concentración de "tolas" (plataformas de tierrade posible
uso habitacional) de diferentes tamaños, ubicado junto a
la desembocadura del río del mismo nombre, de la parte
centro-occidental del litoral la provincia de Esmeraldas
(Costa Norte) durante el período de
Integración.

Guadual

(400 D.C. a 600 D.C.)

La fase Guadual está representada
en dieciocho sitios de la cuenca de los ríos Santiago
y Cayapas, entre los cuales se incluye el sitio con
montículo R10, situado en el alto Santiago y con diez
hectáreas de extensión.

Herradura

(400 D.C. a 1000 D.C.)

Con posterioridad a la fase Guadual, la cuenca de
los ríos Santiago y Cayapas sufrió un
proceso de "balcanización"; un diferente estilo
cerámicos caracteriza a cada una de los ríos.
El complejo Las Cruces se encuentra en siete sitios situados
cerca del río Santiago, mientras que a lo
largo del río Cayapas se han identificado
dieciséis yacimientos de
Herradura. 

Las Cruces 

(400 D.C. a 1000 D.C.)

A continuación de la fase Guadual, la cuenca
de los ríos Santiago y Cayapas sufrió un proceso de
"balcanización" y un complejo cerámico diferente
caracteriza a cada uno de los dos ríos. En siete sitios
situadosjunto al río Santiago se aparece la
cerámica de Las Cruces, mientras que a lo
largo del curso del Cayapas se han localizado
dieciséis conjuntos de
Herradura.

Tumbaviro

(1075 D.C. a 1075 D.C.)

La última fase prehistórica de la
cuenca de los ríos Santiago y Cayapas se ha
localizado en cincuenta sitios, por lo general pequeños,
situadas sobre las colinas que constituyen el lindero
interfluvial. 

Manteño Huancavilca

(1100 D.C. a 1530 D.C.)

Establecidos en toda la Costa Exterior (centro y sur de
Manabí, península de Santa Elena e isla de
Puná) durante el período de Integración, la
gente de esta cultura cimentó su desarrollo cultural en la
agricultura (maíz, fréjol, yuca, maní,
cacao, camote, zapallo), en la pesca de playa
y de mar adentro, en la cacería (especialmente venado y
saíno), pero sobre todo en la artesanía y el
comercio.

Milagro Quevedo

  (500 D.C. a 1700 D.C.)

La cuenca del Guayas (Costa Interior) durante el
período de Integración fue el hábitat
principal de esta cultura a la que se reconoce
principalmente por su patrón de asentamiento a lo
largo de los ríos y por la construcción de
montículos para habitación y
enterramiento.

CONCLUSIONES

  • Este trabajo me sirvió para conocer más
    de nuestro país de sus costumbres, culturas de nuestros
    antepasados, y hasta ahora me di cuenta que hay problemas con
    este tema.
  • El estudio sobre las arqueologías en el
    Ecuador y su posible vinculación con procesos de
    complejización social tempranos está comenzando.
    La cada vez más abundante presencia de información acerca de los procesos
    sociales que se dieron a partir del formativo, vinculado a la
    evidente extensión de estas sociedades a sectores donde
    antes no se las creía presentes, nos obligan a la
    elaboración de nuevos modelos que
    pongan en evidencia el carácter dinámico de estas
    sociedades y su relación con fenómenos sociales
    más tardíos.
  • Yo me permito dar una opinión a toda le
    juventud
    ecuatoriana, que aprendamos a conocer a nuestras verdaderas
    costumbres, y de donde venimos, si todos los estudiantes nos
    meteríamos en este mundo, sabríamos la realidad
    de todo lo que vivimos.

Bibliografía

 

 

DIANA TANDALIA

COLEGIO CARLOS ZAMBRANO

Quito, 05 de Julio del 2006

Partes: 1, 2
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