- La obra de
Comte: el positivismo - Durkheim y la sociología
educativa - Conceptos
sociológicos - Conceptos
socioeducativos - El
funcionalismo - El funcionalismo
estructural - El
evolucionismo - El
organicismo - El marxismo
- La sociología
comprensiva de Max Weber
"Es peligroso tener razón en aquellas cosas en
las que los poderosos están equivocados"
Voltaire
Etimológicamente, la palabra
sociología es un término
híbrido, pues se integra con una voz latina,
socius, compañero y la voz griega logos,
tratado.
En un concepto muy
general, la sociología es el estudio de la
formación y del funcionamiento de la sociedad. Y en
una acepción más específica y
contemporánea, se dice que es la ciencia que
tiene por objeto el estudio de las relaciones
humanas, empleando para ello, sistematizadamente, la observación, la verificación
empírica, la teoría
y la razón.
A pesar de que el gran público considera que esta
rama del conocimiento
fue fundada por el filósofo francés Augusto Comte
(1798-1857), los especialistas consideran que tal mérito
corresponde al también francés Claude-Henri de
Rouvroy, más conocido como el conde de Saint-Simón
(1760-1825), quien definió a la sociología como la
ciencia de las
instituciones,
de su origen y funcionamiento.
Aunque la siguiente relación parece demasiado
extensa, debo anticipar que, dadas las características de
este texto,
serán el positivismo,
el marxismo y la
sociología comprensiva, los tres paradigmas que
trataré con mayor amplitud.
- la obra de Comte: el positivismo
- Durkheim y la sociología de la
Educación - el funcionalismo
- el funcionalismo estructural
- el evolucionismo
- el organicismo
- el marxismo
- el materialismo
dialéctico - la sociología comprensiva
LA OBRA DE COMTE:
EL POSITIVISMO
Este filósofo francés colaboró tan
estrechamente con Saint-Simón que resulta difícil
establecer qué ofrecieron a la sociología,
separadamente, cada uno de ellos. Sin embargo, existe una
coincidencia general en atribuir a Comte el gran trabajo de
analizar todas las ciencias
teóricas de su tiempo, que
él llamó filosofía positiva,
con el fin de formular un sistema de
leyes para
gobernar y corregir el funcionamiento de la sociedad.
Algunas de sus ideas más conocidas son las
siguientes:
El teorema de la jerarquía de las
ciencias. Comte pensaba que las ciencias son
teóricas o prácticas y que en el caso de las
primeras, existía una jerarquía cuyo punto
más alto lo ocupaba la sociología. En esa
estructura
cada parte depende de su respectiva inferior, pues aborda
fenómenos más complejos y
específicos.
La ley de las tres
etapas. En ella Comte establece que el progreso del
conocimiento pasa, indefectiblemente, por tres períodos
de desarrollo:
teológico, metafísico y positivo.
Las correlaciones sociales existentes
entre las etapas intelectuales básicas y las etapas del
desenvolvimiento de la vida material del hombre,
sentimientos predominantes y tipos de unidades sociales y de
orden, según puede apreciarse en el siguiente
cuadro.
Comte prestó especial atención a la primera etapa del aspecto
intelectual, la denominada teológica, tal vez
porque los campos correspondientes a las dos restantes no
habían evolucionado como la primera, y la
subdividió en cinco subetapas mencionando sus respectivas
aportaciones al progreso social.
FETICHISMO | Familia |
POLITEÍSMO (Imperios | Estado, propiedad territorial |
POLIETEÍSMO INTELECTUAL (Grecia) | Aportaciones intelectuales |
MONOTEÍSMO SOCIAL (Roma) | Patria |
MONOTEÍSMO DEFENSIVO | Emancipación de la |
Sin embargo, afirma que en la etapa positiva
el hombre
encuentra la explicación racional de los fenómenos,
adquiriendo, así, la posibilidad de formular las leyes que
los unen entre sí.
A Comte también se le asocia, yo diría que
hasta mnemotécnicamente, con la doctrina
positivista.
El positivismo se define como la teoría que no
admite ninguna otra realidad que la de los hechos, susceptibles
de verificación, que pueden ser percibidos por los
sentidos.
Uno de sus más importantes preceptos, cuyo autor
es Comte, establece que toda proposición que no es
estrictamente reducible al simple enunciado de un hecho
particular o general, no puede tener ningún sentido real o
inteligible.
Comte es, pues, el formulador de esta teoría,
cuya ramificación se ha extendido grandemente, pues su
enfoque es aplicable tanto a cuestiones filosóficas, como
sociológicas, psicológicas, educativas,
etc.
En cuanto al positivismo sociológico, que es el
que nos ocupa, éste postula un principio fundamental: la
sociedad está condicionada por el saber. Por eso una de
sus preocupaciones mayores es la búsqueda del conocimiento
positivo, por medio del cual, según esta teoría, es
posible la perfección de la sociedad.
El positivismo advierte en la ciencia el recurso ideal
para dirigir la acción,
manifestando un carácter definitivamente pragmático.
Tal es el espíritu otro de sus postulados básicos:
Saber para prever, prever para obrar.
Precisamente a través de esta formulación,
Comte intentó crear una nueva ciencia, la
sociología, que originalmente él denomino física social. Con
ella, y mediante el estudio de los fenómenos sociales,
creyó posible establecer la supremacía de la
filosofía positivista, lo cual daría como resultado
la felicidad de los hombres, como ya he reseñado
antes.
Pero, en conclusión, al reducir el conocimiento
científico al ámbito exclusivo de la
experiencia sensible, cancela, de manera absoluta, la posibilidad
de la existencia de conocimientos fundados fuera de los límites de
la pura experiencia.
La obra de Comte ha sido injustamente minimizada, pues
se afirma que muchas de sus ideas ya habían sido expuestas
con anterioridad. Además, se argumenta que la
aportación de Comte no es realmente una teoría
sociológica, sino más bien una especie de temario
sociológico en el que únicamente sugirió
soluciones.
No fueron pocos los que hicieron mofa de este gran
filósofo, debido a sus excentricidades, entre las que no
sólo se cuenta su ridícula pretensión de
modificar el régimen político y económico
establecido por el emperador Nicolás I de Rusia (1796 –
1855), a quien envió un ejemplar de su
Filosofía positiva, conminándolo a
aplicar sus principios e
iniciar reformas para elevar así a ese país a la
categoría de sociedad positiva.
Otra de sus excentricidades era su creencia en la
higiene cerebral, por lo que se abstenía totalmente
de leer las obras de otros autores, de tal suerte que se
aisló completamente del movimiento
intelectual, científico y artístico de su
época. A pesar de que desde 1826, y hasta su muerte,
sufrió graves problemas
mentales que lo orillaron en alguna ocasión a intentar
suicidarse, tuvo muchos seguidores en su país y en el
extranjero, convencidos de que Comte estaba llamado a ser el sumo
sacerdote de una nueva religión dirigida por
sociólogos-sacerdotes, que tarde o temprano
gobernaría al mundo.
DURKHEIM Y LA
SOCIOLOGÍA EDUCATIVA
Pero, completamente al margen de esta clase de
seguidores, Comte tuvo en Emile Durkheim (1858
– 1917) a uno de sus discípulos más ilustres, a
quien se ha considerado, ni más ni menos, como el padre de
la sociología educativa.
Debido a que Durkheim también recibió
fuertes influencias de otros pensadores, se le suele identificar,
indistintamente, como un brillante representante tanto del
positivismo, como del funcionalismo, del que me ocuparé
más adelante.
La obra de Durkheim se puede dividir en dos grandes
áreas: la propiamente sociológica y la
educativa, y estas son algunas de sus principales
aportaciones en cada una de ellas.
- DIVISIÓN DEL TRABAJO
SOCIAL.
Aborda las formas de integración social, definiendo el
significado de solidaridad
mecánica y de solidaridad
orgánica, con las que alude a la integración en
las sociedades
primitivas y en las modernas, respectivamente.
- REGLAS DEL MÉTODO
SOCIOLÓGICO.
En el año de 1895, Durkheim precisa:
– La circunstancia de que los hechos sean
externos y presionen a los sujetos.
– Los hechos sociales deben ser considerados como
cosas.
– La determinación de las causas que originan
los hechos debe ser siempre previa al análisis de las funciones que
cumplen tales hechos.
- EL SUICIDIO.
Para Durkheim existen tres tipos de
suicidio:
El suicidio egoísta.
El suicidio anómico.
El suicidio altruista.
Aplicando las anteriores reglas metodológicas,
afirma, de manera categórica, que en los tres tipos de
suicidio se encuentran causas de carácter social,
negando la posibilidad que el suicidio pueda ser determinado
por causas psicológicas, biológicas o
geográficas.
- FORMAS CLASIFICATORIAS.
En estrecha colaboración con Marcel Mauss (1872
– 1950), estudió los fenómenos de interacción en las sociedades no
industrializadas. Con el propio Mauss, y a partir de la forma
social de organización, pretendió derivar
las categorías lógicas del pensamiento.
- FORMAS DE LA VIDA RELIGIOSA.
Realiza un análisis profundo de los efectos
integradores y de continuidad, propio de la religión en
las sociedades primitiva y moderna.
- En sus obras SOCIOLOGIA Y EDUCACIÓN
y LA EDUCACIÓN MORAL,
se advierte un enfoque abiertamente funcionalista, pues pondera
el valor de
la
educación como factor de orden e integración
de la sociedad. - En la última de sus obras de
carácter socioeducativo, HISTORIA DE LA
EDUCACIÓN Y DE LAS DOCTRINAS PEDAGÓGICAS,
publicada de manera póstuma, en 1932, cambia
radicalmente su apreciación, en relación a las
dos anteriores. Afirma que la educación es un poderosísimo
instrumento al servicio de
los intereses de los grupos
dominantes, quienes, a través de ella, aseguran el
control del
poder en la
sociedad
El pensamiento de Durkheim ha influido notablemente
diversos campos del conocimiento humano. Su teoría
funcionalista alude, en términos generales, al uso de la
función, considerada ésta como la
manifestación externa de un objeto, en un determinado
sistema de relaciones.
Aunque el término función nos
remite a la idea de la actividad particular que realiza cada
objeto, sea cual fuera su condición y clase, para esta
teoría, la función es
un concepto que, además de expresar las relaciones
existentes entre los elementos de un conjunto, manifiesta el
carácter de la dependencia de dichos elementos.
Pero todavía queda pendiente la pregunta:
"¿Qué es el funcionalismo? Es esta una pregunta que
no puede contestarse fácilmente, porque las palabras
función y funcional (la anotación en
cursiva es mía) en sociología y en antropología cultural, reciben sentidos
diferentes y sin relación entre sí. A veces, y
particularmente en la obra de Sorokin, se emplea la palabra
función en el sentido matemático, significando una
variable cuya magnitud está determinada por la magnitud de
otra.
Más frecuentemente, la palabra función se
refiere a la aportación que una parte hace a un todo, por
ejemplo a una sociedad o una cultura; este
es el sentido atribuido muchas veces a "función" por
antropólogos tan destacados como A. R. Radcliffe-Brown,
Ralph Linton y Bronislaw Malinowski, y también,
germinalmente, en los escritos de Durkheim. (Nosotros usamos la
palabra función en este sentido cuando decimos que la
función del gobierno es
asegurar la paz y el orden en la sociedad.) Como modalidad de
este segundo significado el término función se
amplía en ocasiones para designar también las
aportaciones que el grupo hace a
sus individuos (verbi gratia, las de la familia
para la supervivencia de los bebés), o las de los grupos
grandes a grupos pequeños. Además, el punto de
vista funcional se refiere frecuentemente a la importancia de la
integración de las partes en todos, o lo que es casi lo
mismo, a la interdependencia de las partes.
También se encuentra este uso en las obras de los
autores que acaban de mencionarse. Finalmente, la
expresión "análisis funcional" se emplea para
designar el estudio de fenómenos sociales como operaciones o
efectos de estructuras
sociales específicas, tales como los sistemas de
parentesco o los de clases; por consiguiente, suele aparecer en
la forma compuesta estructural-funcional," a la que
me referiré en el siguiente apartado.
El funcionalismo ha impactado a la fisiología, a la psicología, a la
educación, entre otros campos. Por lo que corresponde a
ésta última, denominada específicamente
teoría funcional de la educación, el
ejercicio adecuado de las funciones docentes,
directivas, administrativas, etc., es lo que garantiza el
éxito y
la solidez de un sistema
educativo.
Aunque Durkheim, aún en la actualidad, sigue
teniendo gran influencia entre muchos teóricos,
también es cierto que son muchos los que impugnan su obra,
sobre todo en lo referente a la teoría funcionalista, de
la cual critican su exagerada apreciación de la
integración social y la falta de conceptualización
respecto de la socialización diferencial en las distintas
clases
sociales.
Considero necesario anotar que varios estudiosos del
trabajo teórico de Durkheim consideran que estos problemas
fueron corregidos por el autor en su obra Historia de la
educación y de las doctrinas
pedagógicas, cuyo enfoque, como ya dije en
otro apartado, se opone radicalmente a la posición
funcionalista que, por mucho tiempo, sostuvo.
Uno de los autores que más influencia ha recibido
de Durkheim es, sin duda alguna, el norteamericano Talcott
Parsons (1902-1979), quien, apoyándose en algunas tesis del
funcionalismo, formuló la llamada sociología
de la acción y constituyéndose, al lado del
también norteamericano Robert K. Merton (1910- ), como uno
de los exponentes principales del
estructural-funcionalismo o funcionalismo
estructural, teoría que a continuación
describo brevemente.
Esta teoría, también denominada
estructural-funcionalismo, afirma que para acceder al
conocimiento de la realidad social, se debe partir de principios
teóricos que Parsons denominó sistemas de
referencia.
Los sujetos sociales construyen sistemas de
relaciones interactivas que Parsons clasifica en tres
tipos:
El sistema cultural, constituido por los
patrones de conducta,
símbolos, creencias, etc. Es el objeto de
estudio de la antropología social.
El sistema de la personalidad, que se integra a
partir de la apropiación individual, o
internalización que el sujeto realiza de las normas sociales
del grupo en el que interactúa.
El sistema social, considerado a partir de dos
estructuras que lo determinan: la división social del
trabajo y la estratificación social que, planteados
así, integran el objeto de estudio de la
sociología.
Recurriré a un ejemplo un poco burdo: el
funcionalismo estructural concibe a la sociedad como un enorme
casillero, con varios niveles (estratos sociales), y
considera que los individuos ocupan, cada uno, necesariamente
determinado sitio (status social) dentro de alguna casilla
de esa enorme estructura. Sus actuaciones o papeles
desempeñados dentro de ese status, se denominan roles
del sujeto.
Cuando una sociedad ha sido capaz de establecer patrones
conductuales que garantizan su equilibrio y
supervivencia, se dice que se trata de una sociedad
funcional.
Merton supone la existencia de dos alternativas: que los
roles desempeñados por el sujeto sean voluntarios y
reconocidos (manifiestos) o no deseados ni reconocidos
(latentes).
En este último caso pueden presentarse,
más tarde o más temprano, lo que Merton llama
"disfunciones", es decir, comportamientos sociales que rompen con
los patrones vigentes y que ponen en riesgo el
equilibrio y la seguridad del
grupo social.
Ante estas circunstancias, el sistema recurre al
empleo de
mecanismos de control que pueden de índole diversa, pues
van desde las sanciones jurídicas, la presión de
la opinión
pública (controles externos), hasta la inducción de sentimientos de culpa,
vergüenza (controles internos), etc.
Las críticas más frecuentes que se le han
hecho al funcionalismo estructural son las que menciono a
continuación.
- Se trata de una teoría conservadora, pues
considera que son funcionales los factores que preservan la
existencia de un determinado sistema. - La consideración del cambio
social como una situación anormal, limita grandemente a
esta teoría, pues le impide explicarse dicho
cambio. - El funcionalismo estructural no advierte la
existencia de la estructura económica de la
sociedad.
Algunos llaman a esta teoría spencerismo,
debido a que su autor fue el británico Herbert Spencer
(1820-1903).
La teoría evolucionista posee una ley
general aplicable al universo entero,
desde luego incluido el estudio de la sociedad. Esta ley general
constituye la síntesis
de siete leyes concebidas originalmente por Spencer. De ellas,
las tres primeras son básicas y las restantes cuatro son
complementarias.
• Ley de la persistencia de la fuerza.
• Ley de la indestructibilidad de la
materia.
• Ley de la continuidad del
movimiento.
• Ley de la persistencia de la relación
entre las fuerzas.
• Ley de la transformación y equivalencia
de las fuerzas.
• Ley del movimiento desde la menor resistencia
hasta la mayor atracción, y
• Ley de la alternación o del ritmo del
movimiento.
La ley general aludida es la expresión unitaria
del resultado de las siete leyes enlistadas. La ley general de la
evolución establece que, a partir de una
homogeneidad indeterminada e incoherente, se transita hacia una
heterogeneidad bien definida y coherente.
Spencer explica así la evolución natural y
social, esta última en la transición de la
familia a la tribu, posteriormente al pueblo
para culminar con el Estado.
Concibe dos tipos de sociedad, partiendo de sus
estructuras fundamentales: la sociedad militar y la sociedad
industrial. A la sociedad militar le atribuye las
características que a continuación se
expresan:
• Gobierno centralizado (monárquico, por
lo general).
• Prioridad para la satisfacción de las
necesidades de la guerra.
• Régimen coercitivo.
• Religión autoritaria.
• Estratificación rígida de
clases.
• Cultura predominantemente
masculinista.
• Regulación absoluta de los aspectos
vitales de la sociedad.
• El hombre al servicio de la comunidad.
• En la sociedad industrial, Spencer advierte
estas características:
• Tendencia hacia la democracia y
la paz.
• Existencia de múltiples centros de vida
económica.
• El poder lo comparten una gran cantidad de
individuos.
• El Estado al
servicio del hombre.
Spencer impugna al socialismo por su
evidente inclinación a incrementar la intervención
del Estado, pues
considera que esto siempre conduce a la implantación de
comunidades militarizadas.
También fue un severo crítico de Comte, y
es autor de una segunda teoría, la de la analogía
orgánica, que más adelante trato, y en la que
compara, para determinados fines, a la sociedad con un organismo
biológico.
Spencer alcanzó gran popularidad, sobre todo
después de 1852, después de su visita a los
Estados
Unidos, en donde sus ideas fueron acogidas con gran
entusiasmo.
En realidad, no se exagera cuando se afirma que Spencer
es el segundo padre de la sociología. Sus ideas
predominaron de manera exclusiva durante más de tres
décadas. Y aunque al final de su vida él mismo
advirtió la declinación de la vigencia de su
teoría, ésta dio origen a otras escuelas
sociológicas que, alternativamente, enfocaron sus
estudios, no a partir de una determinada fase evolutiva de la
sociedad, como hace el evolucionismo, sino enfatizando sus
análisis en trono a la estructura y funcionamiento de la
sociedad, soslayando abiertamente el estudio de las etapas del
desarrollo
social.
Algunos de estos nuevos enfoques, derivados de la
teoría spenceriana los explico de manera sucinta en el
cuadro siguiente.
TEORÍAS | DESCRIPCIÓN | REPRESENTANTES |
DARWINISMO SOCIAL | Recibe este nombre porque aplica a la sociedad, El cambio social depende absolutamente de lo de Aplicación indiscriminada de la metodología (aunque también Formulación de la teoría de los Ponderación de la importancia Destaca el aspecto normativo de la vida | WALTER BAGEHOT (1826 – 1877) LUDWIG (1838 – 1909) ALBION W. SMALL (1854 – 1926) GUSTAV RATZENHOFER (1842 – 1904) |
EVOLUCIONISMO PSICOLÓGICO | Atribuye a la mentalidad un papel preponderante Predilección por los neologismos La evolución inicia con la Las fuerzas sociales son fuerzas Estudio de la genética social. La unidad de investigación es el socius |
LESTER F. WARD (1841 – 1913) FRANKLIN H. (1855 – 1931) |
EVOLUCIONISMO ECONÓMICO | Pretende demostrar que el desarrollo social Realiza una curiosa clasificación Para esta teoría, la sociología es |
ACHILLE LORIA (1857 – 1943) |
EVOLUCIONISMO TECNOLÓGICO | El hombre es lo que hace. La clase ociosa es el La sociedad es un mecanismo industrial cuyas La tecnología destruye las viejas |
THORSTEIN (1857 – 1929) |
EVOLUCIONISMO DEMOGRÁFICO | La evolución social está Existen cinco etapas evolutivas en los grupos Separa a la ideología de la sociología, |
ADOLPHE COSTE (1842 – 1901) |
EVOLUCIONISMO RELIGIOSO | Afirma que la religión es el motor La razón no puede ser el factor |
BENJAMIN KIDD (1858 – 1916) |
En el cuadro que sigue, el lector podrá apreciar
algunos ejemplos acerca de la manera como el evolucionismo
explica elementos, fenómenos, acontecimientos, etc., del
mundo social.
C A S O | E T A P A S | ||||
HUMANIDAD | Recolección de | Cacería | Cría de ganado | Agricultura | Industria |
CIVILIZACIÓN | Esclavismo | Feudalismo | Capitalismo | Socialismo | |
GRUPO SOCIAL | Horda | Clan | Gens | Fratria | Tribu, etc. |
FAMILIA | Promiscuidad sexual | Familia matriarcal | Familia patriarcal | Familia conyugal | |
RELIGIÓN | Magia | Animismo | Totemismo | Deidades personales | Etc. |
TECNOLOGÍA | Edad de la madera | Edad de la piedra | Edad del bronce | Edad del hierro | Etc. |
El pensamiento de Spencer también alcanzo a los
teóricos de esta escuela, pues el
organicismo concibe a los fenómenos sociales como un todo
orgánico. Aún más, se pronuncia por una
equivalencia entre la sociedad y un organismo vivo. Así
pues, la construcción de una teoría social
sólo es posible sobre una base
biológica.
Entre los autores organicistas más reconocidos se
encuentran los alemanes Paul Lilienfeld (1829-1903) y Albert G.
Schäffle (1831-1903), así como los franceses Alfred
Fouillée (1838-1912) y René Worms
(1869-1920).
Para los organicistas, los grupos sociales no son,
metafóricamente, como un organismo
biológico, sino que realmente son organismos de
tipo animal, aunque de naturaleza
superior: las carreteras y las construcciones conforman el
esqueleto del cuerpo social; los productos
mercantiles, las células;
el intercambio comercial es la locomoción; la
infraestructura tecnológica son los músculos; los
medios
informativos y de comunicación, el sistema nervioso,
etc.
Durante muchos años el alemán Karl Marx
(1818-1883) fue considerado principalmente como economista,
debido a sus importantes aportaciones a esta disciplina.
Sin embargo, la obra de Marx es
gigantesca, pues lo mismo contribuyó al desarrollo de la
economía, que de la política, la
filosofía, la sociología, etc.
Las influencias básicas del pensamiento de Marx
deben remontarse a tres fuentes
principales:
• La dialéctica (invertida) del
alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel
(1770-1831).
• El socialismo del conde de Saint-Simon,
a quien ya he citado anteriormente.
• Las ideas económicas expresadas por
británico Adam Smith
(1723-1790).
La lógica
de Hegel fue su modelo para
crear el materialismo dialéctico, sólo que Hegel
desarrolló su dialéctica enfocada hacia las ideas,
mientras que Marx lo hizo en función del mundo
material.
Existen dos características fundamentales del
análisis dialéctico marxista que lo hacen diferente
del resto de teorías
sociológicas. Veamos.
En general, las teorías
sociológicas coinciden en considerar que las influencias
sociales se rigen, indistintamente, por la ley causa-efecto, de
manera unidireccional. El método
dialéctico de análisis, por su parte, establece que
el elemento A puede tener efecto sobre el elemento B, pero
igualmente es posible que el elemento B pueda influir
también sobre el elemento A.
En otras palabras, cuando un sociólogo
dialéctico alude a la causalidad, se remite a una
totalidad en la que se da una reciprocidad de las relaciones
existentes entre los factores sociales.
Para Marx, los valores no
pueden segregarse de los hechos sociales. Entendida esta
simbiosis, el análisis de los fenómenos sociales
debe ser acompañado de un análisis de sus
implicaciones valorativas.
La mayoría de los sociólogos no marxistas,
afirma que los hechos sociales y los valores son
aspectos que deben ser estudiados de manera separada.
Para Marx, resulta impensable el estudio serio de una
unidad social aislada, es decir, el marxismo adopta,
permanentemente, una perspectiva de tipo relacional, que no se
limita el interés
exclusivo por la relación existente entre los
fenómenos sociales presentes, sino que incluye la
consideración de fenómenos sociales pasados y
futuros.
Así, los sociólogos dialécticos no
únicamente manifiestan su preocupación por el
estudio de los antecedentes y la razón histórica
del presente, sino también por el destino del grupo
social.
"Lo más conocido de la dialéctica tal vez
sea su interés por el conflicto y la
contradicción (Elster, 1985). Fue de ese
interés del que se derivaron otros subproductos, como la
preocupación por el proceso de
cambio y por la creación de un programa
político.
Pero lo que más nos importa aquí es que la
dialéctica provoca interés por los conflictos y
las contradicciones que se dan entre los diversos niveles de la
realidad social; el interés sociológico más
tradicional se inclina, en cambio, por los modos en que estos
diversos niveles se mezclan, de forma bastante clara, dentro de
un todo cohesivo. Aunque Marx era consciente de que las
ideologías de los capitalistas se entremezclaban con sus
intereses objetivos,
pretendía centrarse en cuestiones como el conflicto
entre las grandes estructuras creadas por los capitalistas y los
intereses del proletariado.
Para Marx, la contradicción última en el
seno del capitalismo se
da tal vez en la relación entre la burguesía y
proletariado.
En términos de Marx, la burguesía produce
el proletariado, y al producir y expandir esta clase, los
capitalistas producen sus propios sepultureros. El capitalista
produce el proletariado al obligar a los trabajadores a vender su
jornada laboral a cambio
de salarios
ínfimos. A medida que el capitalismo se expande, aumenta
la cantidad de trabajadores explotados y el grado de esa
explotación. El creciente grado de explotación
genera una oposición cada vez mayor del proletariado. Esta
oposición provoca una mayor explotación y
opresión, y el resultado probable es una
confrontación entre las dos clases en la que el
proletariado, desde el punto de vista de Marx, es probable que
triunfe.
A pesar de la importancia que para Marx tenía la
futura sociedad comunista, sorprendentemente dedicó poco
tiempo a describir ese mundo. De hecho, criticaba a los
socialistas utópicos que escribían libro tras
libro sobre sus maravillosas imágenes
de la sociedad futura.
La tarea más importante para Marx era el
análisis crítico de la sociedad capitalista
contemporánea. Creía que su crítica
contribuiría a derrotar al capitalismo y a crear las
condiciones para el nacimiento de un nuevo mundo socialista.
Habría tiempo, pues, de construir la sociedad comunista
una vez derrotado el capitalismo."
Los conceptos de falsa conciencia y conciencia
de clase son fundamentales en la teoría
marxista.
Por falsa conciencia, Marx
dice que debe entenderse la apreciación incorrecta que, en
el capitalismo, tienen tanto trabajadores como capitalistas sobre
la manera como funciona el sistema y del papel que
desempeñan dentro de ese sistema.
Por conciencia de clase, debe entenderse la
comprensión clara y definida por parte del trabajador,
acerca de cómo funciona el capitalismo y cómo le
afecta.
Con alguna frecuencia podemos comprobar que no son pocas
las personas que creen que el materialismo dialéctico, el
materialismo
histórico y el marxismo son
sinónimos.
El término marxismo comprende,
desde luego, un campo mucho más amplio que el
correspondiente a los materialismos dialéctico e
histórico.
Por ello, considero conveniente reiterar algunas
precisiones.
El marxismo constituye todo un sistema propuesto no
únicamente por Marx, sino también por el
alemán Friedrich Engels (1820-1895) y muchos importantes
continuadores, como el ruso Vladimir Ilich Uliánov Lenin
(1870-1924) y el chino Mao Tsé Tung (1893-1976), entre
otros.
El marxismo, como antes dije, es un sistema de ideas
integrado por un complejo conjunto de tesis de muy diversa
índole, que abordan cuestiones epistemológicas,
antropológicas, religiosas, etc.
No obstante, por el aspecto que ahora nos ocupa, y que
es el sociológico, diré que en él se puede
apreciar la íntima vinculación de cinco grupos de
tesis:
• Una crítica del
capitalismo.
• La teoría del materialismo
histórico.
• Una interpretación de la historia.
• Una teoría para la práctica de
la revolución y
• La sociedad ideal: el comunismo.
CRÍTICA DEL CAPITALISMO. Esta tesis
hace énfasis en describir al capitalismo, cuya esencia es
la propiedad privada, como un sistema que no únicamente
domina la vida económica, sino que, para subsistir, y a
través de legitimaciones ideológicas, como el
idealismo y la
economía
política, también impone su hegemonía
sobre la cultura, la política, la educación,
etc.
La burguesía, que es la clase que ostenta el
poder, basa la explotación en la plusvalía,
consistente en un valor añadido a un bien, pero que es
ajeno al trabajo de quien lo produce.
LA TEORÍA DEL MATERIALISMO
HISTÓRICO. Para definir esta teoría,
resulta muy propio recurrir a un párrafo
contenido en el prólogo de una obra de Carlos Marx,
Contribución a una crítica de la economía
política, publicada por primera ocasión en el
año de 1859:
"El modo de producción de la vida material determina el
carácter general de los procesos de la
vida social, política y espiritual. No es la conciencia de
los hombres lo que determina su existencia, sino al contrario: la
existencia social determina su conciencia."
De tal manera que el materialismo histórico
considera que el modo de producción condiciona el modo de
vida en general. El motor de la historia es la lucha de clases y
está constituida por el conjunto de modos de
producción. Esta tesis puede sintetizarse de la
siguiente manera:
• Una teoría estructural del cambio
social.
• Una teoría de la acción humana y
la conciencia.
• Un principio metodológico.
La primera establece que la sociedad comprende una
infraestructura (fuerzas productivas y relaciones de
producción) y una superestructura (instituciones
ideologizadas e ideologizantes). Dentro de esta
consideración, la infraestructura prevalece sobre la
superestructura y se pondera la importancia del conflicto y de la
lucha de clases, sin soslayar que, en ocasiones, nuevas fuerzas
de producción pueden cambiar el modo de producción
y propiciar el surgimiento de determinados tipos de relaciones
sociales.
La segunda de las teorías señaladas
establece que la acción humana no es absolutamente libre,
ni totalmente determinada. Así, los hombres construyen su
historia, si bien esto no lo hacen bajo circunstancias elegidas
por ellos.
La conciencia posee una muy relativa autonomía,
pues su contenido esta determinado directamente por las
relaciones materiales de
existencia.
En relación al precepto metodológico, esta
teoría postula que el análisis histórico y
social necesariamente debe partir de la existencia material de
los hombres y no de su conciencia, pues la existencia material
está constituida por condiciones reales, mientras que la
conciencia se integra con lo imaginario (motivaciones, ideas,
etc.).
LA INTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA.
Establece seis fases en el desarrollo de la historia, misma que
está determinada por el modo de
producción:
• El esclavismo
• El feudalismo
• El capitalismo
• El imperialismo
• El socialismo
• El comunismo
Concibe a la lucha de clases como el motor de la
historia.
LA TEORÍA PARA LA PRÁCTICA DE LA
REVOLUCIÓN. A partir de la
contradiccióny el conflicto entre las
fuerzas productivas y las relaciones de producción, Marx
explica la posibilidad del cambio que propicie la
transición del capitalismo al socialismo.
LA SOCIEDAD IDEAL. Para Marx, la sociedad
ideal es el comunismo, en donde el hombre vive en el
reino de la libertad,
y que constituye única posibilidad de que el propio hombre
puede ser omnilateral, es decir, desarrollado en todos los
sentidos.
Finalmente, señalaré algunos puntos
fundamentales de la sociología marxista.
- Todos los procesos sociales son
cambiantes. - El hombre, utilizando sus conocimientos,
participa del desarrollo de procesos naturales y sociales,
modificando con su intervención las condiciones de
realización y ajustando los resultados a sus
necesidades. - El trabajo constituye la actividad social, por
excelencia. - El hombre, al margen de su voluntad o de su
conciencia, ocupa un sitio determinado en la sociedad (clase
social). - Las clases sociales son el producto
de la división de los medios de
producción. - La clase social y el momento histórico
determinan la ideología del individuo,
reproduciéndolo en más de un
sentido.
La teoría de la reproducción social encuentra su
auténtica continuación en las llamadas
teorías de la reproducción cultural,
ambas procedentes, por lo tanto, del marxismo. Dentro de las
teorías de la reproducción cultural, algunas de las
más trascendentes son las estructuradas por los
considerados neomarxistas Pierre Bourdieu, Jean-Claude
Passeron, Christian Baudelot, Roger Establet, Samuel Bowles,
Herbert Gintis, Basil Bernstein, Antonio
Gramsci, Luís Althusser y Henry Giroux.
La teoría de la reproducción cultural
postula que:
– El cambio social es el resultado de la
contradicción entre la técnica y la
producción y el reparto de la riqueza que se produce,
aunque el cambio no altera de manera fundamental a la
estructura.
– El hombre, paulatinamente, se enajena cuando se
somete a sus propias obras (religión, tecnología,
etc.).
– La educación es una agencia social por medio
de la cual se controla el poder, y de ninguna manera la
educación promueve el cambio, ni mucho la
liberación de las clases sometidas. Aunque la
educación contribuye a la movilidad social, ésta
es factor de consolidación de la estructura de las
clases sociales. Así, las jerarquías escolares se
transforman, dentro de la estructura, en jerarquías
sociales, perpetuando con ello la existencia del sistema
capitalista.
– Los profesores, dentro de la estructura,
generalmente son impotentes para transformarlo,
constituyéndose simplemente en agentes pasivos o, en el
peor de los casos, en conscientes reproductores
mecánicos del sistema.
– La escuela transmite y legitima la cultura impuesta
por la clase hegemónica, convirtiendo,
paradójicamente, en ilegítima la propia cultura
escolar.
– La escuela acostumbra al alumno a ver las relaciones
escolares como las relaciones del trabajo, ocultando las
transformaciones reales que la escuela
produce.
– El curriculum
escolar es la base de una dominación presente y
futura.
LA
SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA DE MAX WEBER
Esta teoría fue concebida por el alemán
Max Weber
(1864-1920) y para poder explicárnosla de una manera
más clara, resulta conveniente tener presente el hecho de
que Weber
consideraba que las ciencias naturales y las ciencias
sociales son completamente diferentes. Así pues,
concentró sus esfuerzos en crear una teoría
sociológica que, apoyándose en los puntos de vista
más trascendentales de ambas, superara la supuesta
incompatibilidad entre las mencionadas ciencias sociales y
ciencias naturales. Para mayor referencia, léase el primer
capítulo.
La sociología de Max Weber, es también
conocida como sociología comprensiva, porque,
según el autor, el nivel óptimo de la
comprensión de los fenómenos sociales se alcanza,
siempre y cuando dicha comprensión sea causalmente
adecuada y, al mismo tiempo, adecuada en lo
significativo.
De esta aseveración se derivan, por lo menos, dos
preguntas obligadas:
– ¿En qué consiste la
comprensión causalmente adecuada?
– ¿Qué es la comprensión
adecuadamente significativa?
Para Weber, la causalidad adecuada consiste simplemente
en la probabilidad de
que un acontecimiento sea el antecedente de otro, y pueda
así establecerse una generalización (en el sentido
de que es probable que se presente siempre la misma
secuencia).
La verstehen (comprensión,
en alemán), como Weber la utilizó, es más
que la internalización de los elementos observados. Es un
procedimiento
de análisis racional que no se limita a la mera
demostración de relaciones funcionales, sino que va
más allá, pues posibilita la
comprensión de las acciones y
hasta las intenciones de los sujetos.
Dicho en otros términos, Weber intentó
adecuar los recursos
metodológicos de la hermenéutica (ver capítulo
correspondiente) para comprender a los actores, sus
intenciones y, aún más, la historia
toda.
La sociología se vio enormemente enriquecida con
otra original contribución de Weber: el tipo ideal o
puro (por más que algunos afirmen que Comte
había ya hecho alusión al citado tipo
ideal).
El tipo ideal es la denominación
más popular de la famosa concepción
sociológica weberiana, pero tal vez hablar de tipo
puro resulta más adecuado, puesto que define mucho
más claramente el sentido que el autor le otorga a este
concepto metodológico.
El tipo ideal no debe considerarse como una hipótesis. Se trata de un instrumento para
analizar hechos históricos y acontecimientos concretos.
Es, pues, una herramienta conceptual, una construcción
mental que no puede ser localizada empíricamente en
ningún sitio de la realidad, porque se estructura a partir
de la exageración de uno o más rasgos observables
en la realidad y por una gran cantidad de fenómenos
concretos individuales, acentuados de manera unilateral en una
construcción analítica unificada.
No se piense que el tipo ideal procede del mundo real.
Más bien se deriva de las exageraciones unilaterales de lo
fundamental que sucede en el mundo real. De ahí que el
tipo será más útil para la
investigación sociológica, en la medida en que
resulte mayor su exageración.
Un ejemplo muy simple sería el de un debate
político ideal que contendría diversos elementos
fundamentales, entre otros: sujetos polemizantes, espacio amplio
y adecuado, medios informativos, numeroso público,
moderadores, capacidades retóricas de los ponentes,
participaciones del público, tiempo límite para
cada intervención, etc.
Un debate político típico no tiene
necesariamente que contar con todos esos elementos. Lo relevante
es el conocer los elementos que son susceptibles de
comparación con los que conforman el tipo
ideal.
La conjunción de los elementos de un tipo ideal
no obedece a un criterio caprichoso o arbitrario, pues han sido
seleccionados lógicamente, en razón de su
comparabilidad.
Weber delineó una gran cantidad de tipos ideales,
tipos que, aún dentro de su diversidad, tuvieron en
común la manera como fueron concebidos. He aquí
algunos.
• El tipo ideal estructural, constituido
por formas obtenidas de la acción social.
• El tipo ideal de acción, basado
en las motivaciones personales de un actor
determinado.
• El tipo ideal histórico, ubicado
sincrónicamente, es decir, el tipo localizado en una
época histórica específica.
• El tipo ideal de la sociología,
que alude a fenómenos socio-históricos
típicos.
Con relación al aspecto educativo existe un
interesante trabajo de F. A. Andrade en el que afirma que la
escuela, en el Estado Moderno "funge como la institución
encargada de ejercer el control estatal sobre la
educación, en el terreno de la transmisión ordenada
de conocimientos, de habilidades y de valores culturales. En
otras palabras, el Estado se preocupa por detentar el monopolio
legítimo de las instituciones educativas, a fin de cumplir
con sus funciones: cuidar los "intereses pedagógicos" de
la sociedad.
Para desempeñar su función social, la
escuela asume una estructura similar a la de las instituciones
burocráticas que hemos descrito.
Obsérvese el tipo de escuelas, facultades,
centros, institutos, colegios de enseñanza superior que proliferan en
nuestro medio. Tratemos de idear un ejemplo de escuelas que
reúna el cuadro de características más
típicas, más comúnmente
observadas.
En primer lugar, esta "escuela" persigue determinados
objetivos: impartir educación para formar
profesionistas; organizar y realizar investigaciones
en los campos de su(s) especialidad(es); difundir los
conocimientos generados, a través de la publicación
de libros,
revistas, folletos, conferencias, etc.
Para cumplir con su propósito se organiza por
áreas, departamentos, secciones, centros, etc.: de
historia, de economía, de derecho, de física, de
biología,
de matemáticas, de administración, etc.
Cada una de estas secciones ofrece determinados cursos,
desarrolla investigaciones, en fin, un conjunto de actividades
específicas. Además, tiene la facultad de expedir
grados y títulos a aquellos individuos que reúnan
los requisitos solicitados en cada caso.
Esta organización posee un cuadro de
autoridades: una junta de gobierno; un rector; en consejo
de directores; consejos consultivos; los directores de cada
área, departamento, centro; profesores e investigadores;
los estudiantes; cuerpo administrativo. En cada uno de estos
sectores se ejerce la autoridad en
virtud del cargo que se ocupa. Así, por ejemplo, un
profesor es
obedecido por sus alumnos, por la autoridad que le delega su
función de docente; por los superiores que lo apoyan; por
los diplomas que lo acreditan como tal; por el estatuto en que se
inscribe su actividad y, en última instancia, por todo el
edificio institucional que lo respalda.
En el estatuto o reglamento correspondiente se
señala cómo está compuesto y cuánto
dura cada cargo; cómo funciona, cuáles son los
requerimientos para ocupar cada cargo, de qué tipo de
nombramiento o contratación se trata; sus facultades y
funciones; sus derechos y obligaciones;
las licencias, permisos que serán concedidos, en general
las prestaciones
de que se goce; las condiciones de ingreso y permanencia; las
responsabilidades y sanciones.
Dentro de esta jerarquía funcional existe la
posibilidad de que ante un conflicto, la resolución de una
autoridad inferior pueda ser sometida a revisión por
autoridades superiores.
Por otra parte, en cada escuela se lleva un sistema de
registro de
todos y cada uno de sus miembros mediante cédulas o
expedientes. En algunas instituciones, dado el adelanto de la
técnica y el número de personas que agrupa, se
instrumentan procesos mecánicos más sofisticados
como, por ejemplo, el uso de la
computadora.
Otra característica relevante es el sistema de
exámenes que se aplica como instrumento de
acreditación de las cualidades requeridas en cada caso.
Existen exámenes de ingreso tanto a nivel del personal docente
y administrativo, como del estudiantado.
Para ingresar como profesor, los exámenes
incluyen el grado de dominio de la
materia, la capacidad expositiva, manejo de grupos,
etc.
En el área administrativa, por ejemplo, para
contratar a una secretaria se llevan a cabo pruebas que
pretenden medir la rapidez en la toma de dictado, la habilidad
mecanográfica, la calidad del
trabajo, etc.
Respecto a los estudiantes, éstos se someten a
exámenes de admisión, exámenes ordinarios,
extraordinarios, de regularización. Los temas sobre los
que versan se basan en el programa que haya comprendido el curso
respectivo. Los exámenes se realizan en la forma y
términos estipulados en el reglamento, y conforme a este
mismo se estima su extensión y validez. Queda
también previsto un examen final, profesional o de grado,
que sustentarán aquéllos que hayan concluido los
programas de
estudio en cualquiera de las especialidades que se cursen en la
escuela. La aprobación de estos exámenes da derecho
a que la institución expida un documento
crediticio.
Hasta aquí hemos descrito un cuadro de
características de las instituciones escolares, muy
simular al de las organizaciones
burocráticas que presentamos anteriormente, con lo que se
confirma la presunción de tomar a la escuela moderna como
una institución burocrática. Ahora podemos
preguntarnos sobre su sentido.
El desarrollo de la burocratización demanda un
determinado tipo de educación, acorde con el proyecto social
que sustenta.
Este tipo de educación estará,
naturalmente, inspirado en la racionalidad. El predominio de la
acción racional, de la burocratización, se observa
a distintos niveles.
Nosotros podemos ver claramente este fenómeno en
la tendencia actual de sistematizar el proceso de
enseñanza-aprendizaje, para
lo cual se diseña un enorme andamiaje tecnológico
que hace más funcional el desarrollo educativo.
Se establecen programas con actividades fijas,
distribuciones de tiempo, metodologías que permiten
alcanzar los objetivos propuestos en el menor tiempo, al menor
costo y con el
mayor rendimiento.
Elementos indispensables para echar a andar y mantener
este sistema son la disciplina y el control escolar.
La disciplina racional es "la realización
metódicamente ejercitada, precisa e incondicionalmente
opuesta a toda crítica, de una orden recibida así
como la íntima actitud
exclusivamente encaminada a tal realización". De
aquí se deriva la posibilidad de uniformar, en cierto
grado, las acciones ordenadas. Pongamos como ejemplo una clase de
literatura donde
el profesor presenta a sus alumnos una serie de reglas
métricas a las cuales se debe ajustar el verso. Lo que
él pretende es que sus alumnos conozcan esta norma
literaria. Exigirá que demuestren su aprendizaje
repitiendo las normas que se les han enseñado. De nada
sirve que a alguno se le ocurra hacer un verso cumpliendo los
requisitos estipulados, por parecerle que, a más de
cumplir el objetivo
propuesto, le permita desarrollar su inventiva. Su acción
será sancionada negativamente porque no fue esa la orden
recibida, no importando si para ello realizó un mayor
esfuerzo.
La disciplina presupone el "adiestramiento"
para lograr una acción más rápida y
eficiente; está al servicio de la obtención de un
óptimo, racionalmente calculado, de energía
física y psíquica de los sujetos
adiestrados.
El otro elemento que contribuye a mantener el orden
dentro de la escuela es el control. En las instituciones
educativas occidentales, Weber señala a los
exámenes especiales como un instrumento de control, en la
medida que sirven de filtro para aquellos individuos que
reúnen los requisitos del sistema burocrático. El
examen prescribe qué y cómo ha de contestarse. Los
sujetos mejor adiestrados estarán en condiciones de pasar
más fácilmente estos exámenes.
Los exámenes especiales están
estrechamente vinculados con otra premisa de la educación
burocrática: la especialización en todas y cada una
de las actividades sociales.
Dice Weber que las "instituciones educativas
occidentales y continentales, especialmente las superiores, se
encuentran bajo el imperativo predominante de atender a aquella
"formación cultural" que cultiva las enseñanzas
cada día más indispensables para el burocratismo
moderno: la enseñanza de especialidades".
El saber experto, especializado, constituye el centro de
gravedad del proceso educativo, en función de las
crecientes necesidades de la complejización de los medios
materiales de producción de las sociedades capitalistas;
de la búsqueda de una mayor racionalización en
todas las esferas sociales.
Cabe comentar que en este ideal de formar
"especialistas" se encuentra implícita una
fragmentación del conocimiento y de la sociedad en
general, lo cual promueve una visión del mundo en donde,
paradójicamente, cada individuo no es más que un
engrane de una máquina gigantesca que lo acosa y reduce,
que se impone y mantiene por su superioridad técnica
basada en el saber científico y especializado.
Otro aspecto relevante del tipo de educación
predominante en la civilización occidental es su
carácter democrático.
En páginas anteriores habíamos visto que,
históricamente, la
organización burocrática se yergue por lo
general, sobre la base de una nivelación de diferencias
económicas y sociales.
Weber señala que en las sociedades occidentales
modernas la burocratización sigue el fenómeno de
democratización que se observa. Esto es porque la burocracia se
apoya en un régimen legal de orden formal, general y
abstracto, que por la igualdad
jurídica se adecua a la búsqueda de la democracia,
con el consiguiente rechazo de ciertos privilegios conferidos al
individuo.
Para Weber, la democratización no designa
necesariamente la reducción del poder ejercido por los
funcionarios, por las autoridades, en favor de un mayor dominio
directo del pueblo. "Lo decisivo es más bien la
nivelación de los grupos dominados con respecto a los
grupos dominadores, burocráticamente articulados". Esto se
basa en la suposición de que en principio todos los
individuos pueden ejercer funciones de dirección, en cuanto tengan la
calificación requerida.
El principio básico liberal de igualdad de
oportunidades apremia la democratización de la
educación. Esta se da en dos sentidos:
Democratización económica, entendida como
exigencia de una enseñanza gratuita que permita un acceso
a la escuela, libre de restricciones devenidas de privilegios
elitistas o de un tratamiento especial o personalista.
Para que esto se realice, la burocracia debe proveer de
una infraestructura económica que permita abrir a todos
las puertas de la escuela. Esto lo consigue principalmente a
través de la recaudación fiscal de
fondos destinados a este propósito.
Democratización pedagógica, que se traduce
en derecho a la educación, por encima de la diferencia de
sexos, razas, religiones, etc.
Los exámenes especiales de los que ya hemos
hablado, representan un instrumento de selección
democrática de los más "aptos", puesto que para
acreditarlos se aplican criterios pedagógicos que no
consideran favoritismo alguno.
Cuando Weber examina este supuesto señala que
tales "criterios pedagógicos", que se visten de
neutralidad, pretendiendo atender únicamente al desempeño de los alumnos en clase, ocultar
efectivos condicionamientos sociales que posibilitan o no una
competencia
realmente equilibrada dentro del salón de
clases.
El proceso educativo, el "adiestramiento" que se
requiere para aprobar los exámenes, implica una serie de
gastos y de
tiempo considerables, frente a los cuales los "costos
intelectuales" son relativos. El obstáculo fundamental
para acceder al éxito en este tipo de pruebas está
dado por las determinaciones sociales extraescolares,
indisolubles con la sola voluntad o "esfuerzo"
individual.
Correlacionar la educación y la
estratificación social permite desprender esta
conclusión:
Históricamente, la educación ha jugado un
papel considerable en relación a la estimación o
prestigio social que se disfrute. Ha servido de arma para
legitimar una posición social determinada. Weber expresa
en "Estamentos y clases" que el tipo de educación
formalmente recibida pasa a ser categoría definitoria de
la "situación estamental", es decir, en la
pretensión de privilegios, o la ausencia de éstos,
en la consideración social.
En el capitalismo, la clase que ocupa el peldaño
más alto en la escala social,
los grupos dominantes, empresarios o propietarios, comparten
entre sí un acceso privilegiado a las oportunidades
educativas, por ser ellos quienes poseen los medios
económicos suficientes para cubrir el alto costo que
representa entrar, permanecer y alcanzar un desempeño
feliz en la escuela.
A quienes salen airosos escolares se transforman en
ventajas económicas. Weber dice que, comparativamente,
toman el lugar que en las sociedades antiguas ocupó la
prueba de linaje respecto a la legitimidad, a la paridad de
status, e incluso a la posibilidad de ocupar un cargo
oficial.
"El clamor por la creación de títulos en
todos los sectores en general se halla al servicio de la
formación de una capa privilegiada en los negociados
oficiales y en los despachos particulares". Se forma una casta
meritocrática, fundada en el poder "imparcial" de los
exámenes especiales. Se limita la oferta de
puestos, monopolizándose a favor de los poseedores de los
susodichos diplomas.
A través de la organización escolar
institucionalizada, el Estado burocrático distribuye entre
los individuos sometidos a su acción de adiestramiento y
calificación, grados jerarquizados que se materializan en
títulos, diplomas, que hacen las veces de salvoconductos
para participar en el mercado de
trabajo.
Los exámenes especiales, como símbolo de
la moderna dinámica educativa, responden a una
estrategia de
selección de los técnicos, empleados y
especialistas, que serán reclutados principalmente para
ingresar en las filas de la burocracia del Estrado o de la empresa
capitalista.
Weber considera que la selección social es un
fenómeno social ineludible, empezando por la
selección biológica. Pueden eliminarse ciertos
criterios estimados como violentos, determinados objetos y
direcciones de la lucha, pero prevalecerán otros medios
que posibiliten el triunfo en la competencia abierta o latente de
las probabilidades de vida, de sobrevivencia.
En la sociedad contemporánea la educación
se vuelve un medio cuyo monopolio representa una situación
privilegiada en la competencia social.
Pasemos ahora a tratar el problema del papel del
profesor dentro de este espectro burocrático.
Weber define a los profesores como "funcionarios" de la
educación: desempeñan un trabajo profesional
conforme a los objetivos, métodos y
normas que de manera general marque la institución
escolar. Ocupan un lugar dentro de la jerarquía de
autoridades.
El profesor es un especialista que reúne un
conjunto de saberes específicos que transmite a sus
alumnos. Esta tarea la debe realizar dentro de un marco de
libertad de cátedra, pero guiándose en todo momento
por criterios objetivos, técnicos y
científicos.
Weber hace varios señalamientos al respecto, en
el sentido de que la función de educador se debe realizar
con tal profesionalismo que en ningún momento se
justifique permitir que éste exprese juicios derivados de
su propia visión del mundo.
La cátedra no es lugar de propagación de
profecías personales, sino un espacio donde los problemas
se han de resolver por medio de concienzudos análisis
técnicos.
Exhorta incluso a que los estudiantes exijan de sus
docentes:
"- Capacidad de conformarse con el cumplimiento de una
tarea dada.
– Admitir ante todo los hechos y separar la
comprobación fáctica de la valoración;
y
– Reprimir la exposición de gustos y sentimientos
personales".
El profesor, naturalmente, tiene una posición y
es libre de expresar sus juicios políticos y morales fuera
del ámbito universitario; lo contrario equivaldría
a caer en una "falsa neutralidad ética"
inexistente; pero debe abstenerse de expresar estos juicios de
valor cuando esté desempeñando su papel de maestro,
debe ser imparcial y desapasionado. De lo contrario,
estaría haciendo un uso errado de la autoridad que le
confiere su cargo, en cuanto que, nos dice Weber, en "el aula es
el profesor el que habla en tanto que los oyentes han de callar;
para hacer su carrera, los estudiantes están obligados a
asistir a las clases del profesor y en ellas no se permite a
nadie hacerle críticas. Me parece de una absoluta falta de
responsabilidad que el profesor aproveche estas
circunstancias para marcar a los estudiantes con sus propias
opiniones políticas".
La tarea educativa debe concebirse como una introducción a un amplio espectro de
cultura; como un poner al servicio de los estudiantes los
conocimientos y la experiencia en el terreno científico,
para que sean ellos quienes tomen una posición a partir de
sus propios principios.
Tipos educativos
En páginas anteriores se aclaró que Weber
partía del establecimiento de las instituciones
burocráticas, entre las cuales está la escuela,
como del tipo de organización predominante en la
civilización occidental moderna, para proceder a realizar
un análisis comparativo con otras culturas.
En el terreno educativo, pone de manifiesto que la
inclinación hacia un realismo
racional y hacia la formación de expertos profesionales es
un fenómeno particular del tipo escuela burocrática
que domina en las sociedades modernas.
Mediante estudios históricos pone de relieve la
existencia de distintas formas y contenidos
educativos.
En la Edad Media, la
finalidad de la educación era formar al "hombre culto", en
el sentido de enseñar un conjunto de cualidades que
distinguían el modo de vivir del caballero. En Alemania, por
ejemplo, la antigua calificación demandaba el dominio en
los hábitos que constituían el estilo caballeresco,
para poder obtener un feudo.
En la historia antigua de otras culturas el calificativo
de hombre cultivado se aplicaba con otros significados.
Así, en China,
la
personalidad culta encerraba conocimientos de la escritura y la
literatura; en Grecia, tenía un carácter
gimnástico, musical, etc. En todo caso, las aptitudes que
posibilitan la pertenencia a la capa de los señores no se
basaba en un suplemento de saber especializado, tal como se dan
en las instituciones educativas contemporáneas.
En muchas culturas asiáticas de la
antigüedad encontramos sistemas sacro-jurídicos que
establecían la educación mágica, ordenada de
tal suerte que el novicio era iniciado a través de un
proceso que comprendía pruebas de valor, torturas, etc.,
que le conferían determinados grados de
consagración.
Estos y otros tipos educativos (educación
monacal, militar, laica, jurídica, burocrática,
etc.), sirven de marco de referencia para contrastarlos con el
tipo profesional contemporáneo y subrayar su
especificidad, sus rasgos comunes y aquellos que incluso se
contraponen. Son un patrón, una guía que orienta al
investigador para definir el modelo educativo predominante en una
cultura, en un tiempo y espacio determinados.
En todos los casos, la educación tiene un
carácter eminentemente social e histórico; estas
coordenadas determinan las condiciones de posibilidad de que se
desarrolle, que predomine uno u otro tipo ideal con las
características particulares que toma en las situaciones
reales específicas."
Por último, deseo citar un comentario que
escuché algún día, en algún lugar que
por el momento no logro recordar, pero que ocupó, y ocupa,
espacios en mis reflexiones. El comentario de referencia es una
afirmación en el sentido de que la sociología de
Max Weber es una especie de desesperado debate con el fantasma de
Karl Marx. Se lo comparto, respetado lector.
Pablo Rico Gallegos,
en "Elementos teóricos y metodológicos
para la investigación educativa", Unidad 164 de la
Universidad
Pedagógica Nacional, Zitácuaro, Michoacán,
México,
2005, pp. 91-114