El texto se llama
"El Evangelio Prohibido de Judas" traducción fidedigna
del idioma original Copto.
Es un evangelio Apócrifo, del cual se hallaron
los pergaminos originales.
Palabras Clave: Judas, Evangelio,
Prohibido, Apocrifo, Gnóstico
Estando Jesús reunido con sus Discípulos,
le preguntó Santiago: "Maestro, ¿qué debemos
hacer para comprender mejor su Mensaje?".
El Maestro dijo: "Alrededor del Sol, hay muchos Planetas y
cada uno de ellos ocupa su lugar y su distancia entre ellos y
el Sol y entre
los demás Planetas; así vosotros deberéis
ocupar vuestro lugar y distancia alrededor del Sol, procurando no
estar ni demasiado cerca, ni demasiado lejos. Y entre Ustedes,
mis discípulos, esto debe ser en equilibrio,
permitiendo así, como los Planetas, que cada uno reciba
únicamente la Luz que necesite
para su propia sobre vivencia; habiendo concordancia en la Luz
que viene del Sol y la Luz que viene del Padre".
En este momento interrumpe Judas y le dice: "Maestro,
sabemos que Usted es el Enviado del Padre, pero a nosotros
¿Quién nos ha enviado?".
Contesta el Maestro: "Mi Padre me ha enviado a Mí
para enseñar a vosotros; mi Padre los ha enviado para que
me escuchen".
"La Parábola de quien da y de quien recibe, es
semejante a una semilla que cae en la tierra,
nace, crece y fructifica y su fruto le es dado a quien
sembró la semilla; así como Yo hago la Voluntad de
mi Padre, vosotros también deberéis hacer la
Voluntad de mi Padre, porque con vosotros somos UNO".
Dice Judas: "Entendido, Maestro, pero,… si yo hago lo
que Usted me enseña, ¿ya lo es todo?".
Responde el Maestro: "Lo que Yo te enseño es para
que tú lo vivas y así puedas llegar como Yo he
llegado, a hacer la Voluntad de mi Padre".
Judas, mostrando un poco de impaciencia, vuelve y
replica: "Yo estoy haciendo lo que Usted me enseña,
¿indica esto que ya soy UNO con Usted?".
Contesta el Maestro: "Nosotros somos UNO, como mi Padre
es UNO conmigo, pero tú no puedes todavía hacer lo
que Yo hago,.. Porque el Sol alumbra a todos sus Planetas, pero
los Planetas, ni aún todos reunidos, podrían dar ni
una décima parte de Luz hacia el Sol; por eso es necesario
que vosotros os convirtáis en vuestro propio Sol, en
vuestra propia Luz, y así alumbrándose y alumbrando
a otros, le corresponderíamos con nuestra Obra a mi Padre
que me ha enviado".
"Porque, sepan Ustedes, que las tinieblas no son
más que partes que no están integradas ni con la
Voluntad, ni con la Luz de quien me envió. Las tinieblas
están en quien tiene parte con ellas, por eso hay que dar
a la tierra lo que
es de la tierra; a las aguas lo que es de las aguas; al aire lo que es
del aire; al fuego lo que es del fuego y a la Luz lo que es de la
Luz".
"Así, vosotros comprenderéis que ni
siquiera estas carnes que tenemos, estos huesos que
tenemos, esta sangre que
tenemos, esta mente que tenemos, nos pertenece; sólo nos
pertenece, por herencia de mi
Padre, la Luz que os doy con mi Palabra. Por eso he dicho
«Que la tierra y los cielos pasarán, más mi
Palabra no pasará»".
"Porque la Palabra me la ha dado mi Padre para que ELLA
lleve la Luz que a vosotros os falta y puedan ser UNO conmigo, y
YO seré UNO con mi Padre".
Continuando, el Maestro dice a sus Discípulos:
"¿Qué creen Ustedes que debemos hacer para que el
mundo nos comprenda?".
Cada uno de ellos emitió su criterio.
Judas replicó: "Yo creo que el mundo poco a poco
entenderá cuál es nuestro
propósito".
El Maestro, dijo: "Judas, tú lo has dicho, pero
dime ¿cuál es nuestro
propósito?".
Judas guardó silencio. El Maestro volvió a
interrogar: "Judas Iscariote, ¿cuál es nuestro
propósito?".
Judas, levantando la mirada, le dijo: "Señor,…
pienso que nuestro propósito es enseñar a la gente
a hacer la Voluntad de quien le envió".
El Maestro, mirando las estancias que habían a su
alrededor, dijo: "Un rebaño de ovejas no obedecen a su
dueño porque sean de él, porque él las ha
pagado con sus denarios; obedecen a su pastor porque él se
hace amigo de ellas, cuida de ellas, les da alimento y las
defiende del lobo".
"Así vosotros deberéis tener vuestro
rebaño, cuidar de él, defenderlo de los lobos,
más comprendedme, Judas, ese rebaño no os
pertenece, no lo habéis comprado, porque él
pertenece a quien me envió".
"A ese rebaño debéis alimentarlo. El
día que os propongáis dar alimento a vuestras
ovejas, no llevéis en vuestra mano el látigo,
llevad alimento, así este rebaño entenderá
que os preocupáis de alimentarlo; mas cuando sepáis
que cerca de vuestro rebaño anda el lobo, salid y llevad
en vuestra mano el látigo para espantarlo de las ovejas; y
llevad espada para que os defendáis, si fuese
atacado".
Replica Judas, y dice: "He comprendido, … pero todo el
mundo no está en este rebaño".
Contesta el Maestro, y dice: "En una selva nacen muchos
árboles
de la misma especie, unos crecen demasiado y sobresalen de los
otros; otros escasamente nacen, pero entre todos componen una
selva".
"Así vosotros deberéis comprender que hay
que crecer sobre los demás en Espíritu sin que con
esto estemos separando los de menor crecimiento; sólo hace
la Voluntad de mi Padre el que ha crecido y no se deja dar sombra
de los demás".
Dice Judas: "Entendido, pero, ¿cómo
sé si he crecido lo necesario para ya hacer la Voluntad de
mi Padre?".
Replica el Maestro: "La Luz se identifica por borrar las
sombras. Las sombras se identifican opacando la Luz".
"Así vosotros comprenderéis que la Verdad
es mi Padre. Cuando la hayáis encontrado, Ella no os
dejará sombras ni en vuestras mentes, ni en vuestros
corazones, por lo tanto, comprenderéis que YO SOY LA
LUZ".
"El que esté conmigo y me tenga a Mí, no
andará a oscuras y así habrá comprendido
que, en la selva, es el árbol que no recibe sombra de los
demás".
"Recuerden que el viento sopla y mueve las ramas y las
hojas del árbol y sólo desprende las que
estén maduras o secas; así ese árbol queda
despejado".
"Así vosotros comprenderéis que el viento
debe llevarse de Ustedes todo lo inútil, lo que no sirve,
para que seáis purificados de todas las inmundicias que
recogéis de la tierra".
Estando el Maestro con sus Discípulos parados
frente al lago NAGAFEC, dijo: "Los peces nadan
con suma perfección, pero no pueden volar, ni tampoco
caminar".
Se acerca Judas y le dice: "¿Qué quieres
decir con esto?".
El Maestro contesta: "Hijos míos, el hombre es
el Rey, por lo tanto, debéis aprender a
caminar".
Judas le dice: "Pero nosotros sabemos
caminar".
Contesta el Maestro: "Vosotros camináis porque Yo
os he enseñado, porque YO SOY EL CAMINO, nadie llega al
Padre sino por Mí".
"También vosotros deberéis aprender a
nadar como los peces".
Judas dice: "Es muy difícil hacerlo".
El Maestro vuelve y observa el lago y dice: "El lago
está tranquilo, sólo lo salpica el viento cuando
sopla; la vida es un lago que debe permanecer tranquilo; si lo
salpica el viento peligra el nadador. Por eso es que tú
ves muy difícil nadar como los peces; aunque el lago se
salpique por el viento, el pez, en su interior, está
tranquilo".
En ese momento el Maestro miraba a los aires y
veía a las aves volar y
dijo: "¡Conque perfección vuelan las aves!,
así vosotros también deberéis aprender a
volar como ellas".
Judas lo interpela y dice: "Usted nos está
hablando de cosas que para nosotros son demasiado
difíciles".
El Maestro le dice: "Judas, tú aprenderás
estas cosas para que cuando Yo vaya a mi Padre tú las
hayas hecho y las enseñes a quienes crean en
Mí".
"Te digo que el hombre debe
volar como las aves, porque el hombre es Espíritu y el
reino del Espíritu no está en la
tierra".
"Todo lo que os digo hoy, Ustedes no me entienden,
porque vosotros habéis creído en Mí y estas
cosas las hago Yo por Ustedes, pero cuando Yo vaya a mi Padre, mi
Padre iluminará vuestro entendimiento para que vosotros
hagáis por la Humanidad lo que Yo he hecho por vosotros, y
así se cumplirán las Escrituras y la
Palabra
de «Quien esté conmigo y escuche mi
Palabra, también estará con EL que me envió
y recibirá su Luz»".
"Por lo tanto, os digo a vosotros, mis hermanos, que
la muerte
cuando llega desprende el Alma de la
materia y
así el Alma no piensa más en la materia, porque
para ella ya no existe; piensa en EL que la envió, espera
en EL, confía en EL.
"Por lo tanto, vosotros que habéis creído
en Mí y escucháis mi Palabra, debéis
despojaros de lo que no os corresponde para que en
Espíritu os elevéis al seno de mi
Padre".
Replica Judas: "De lo que tenemos aquí,
¿qué no nos corresponde?".
Contesta el Maestro: "Ya os he dicho que ni vuestros
huesos, ni vuestras carnes, ni vuestros padres, ni vuestros
hijos, ni lo que habéis aprendido de vuestros antepasados
os sirve, ni os corresponde".
"Sólo la Palabra que ha abierto las puertas de
vuestro Espíritu y os ha llevado a beber de la fuente de
la Sabiduría, será la que os conduzca por lo
desconocido; lo que no conoce vuestra mente, ni vuestro yo,
porque ellos no podrán llegar donde Ustedes, como
Espíritu, han de llegar".
Estando el Maestro con sus Discípulos en casa de
Marta, les dice: "Os voy a enseñar a vivir como el aire,
como la tierra, como las aguas y como el fuego".
Se acerca Judas y le dice: "Maestro, ¿no
será conveniente que estas cosas se hagan en otro
lugar?".
El Maestro le dice: "Judas, nosotros somos UNO SOLO, hoy
hacemos estas cosas aquí, tú más tarde las
harás en un lugar secreto para que no se profanen,
porque…. ¿qué sacamos con darle de comer a un
cerdo en un alfaro nuevo?; ensucia la comida y ensucia el
alfaro".
"Para vosotros la Palabra es alimento, por lo tanto, os
digo: «Aprended de Mí para que
enseñéis textual como os
enseño»".
Se dirigió a todos y dijo: "Vosotros veis la
tierra quieta, mas ella gira alrededor de la Vida, que es el
Sol".
"Nosotros estamos aquí quietos como la tierra,
pero espiritualmente no estamos quietos; estamos girando
alrededor de la Vida, por lo tanto, en estos momentos somos la
Tierra que da alimento a la Vida que es el
Espíritu".
Se detuvo un momento y dijo: "Todos nosotros, en este
momento, somos el Aire, porque nos despojamos de una materia que
es tierra y volamos por los aires con la libertad del
Espíritu….."
Guardó un poco de silencio y dijo: "Nosotros
todos, en este momento, somos el Agua,
porque nos hemos convertido en la fuente eterna del
Espíritu; de ella bebemos para nutrir el cuerpo y calmar
la sed del Alma….".
Guardó un poco de silencio y dijo: "Todos
nosotros, en este momento, somos un Fuego abrasador, porque nos
hemos convertido en el Fuego del Espíritu que a todos nos
devora, nos limpia y nos purifica".
"Así, queridos hermanos, nuestros cuerpos y
nuestro Espíritu se integran para prepararnos hacia la
Resurrección".
Le dice Judas: " Maestro, nosotros sabemos que todo lo
que Usted hace es para que nosotros también lo hagamos,
pero…. ¿cuándo lo podemos hacer?".
El Maestro le dice: "Todos vosotros sois UNO conmigo y
estas cosas podéis hacer, pero hoy no las hacéis
porque Yo estoy con vosotros".
"Cuando Yo vaya a mi Padre, vuestro Padre vendrá
a vosotros y seréis como Yo y haréis todas estas
cosas y muchas más".
Contesta Pedro y le dice: "Maestro, Usted resucita
muertos, cura leprosos, saca demonios de los poseídos,
¿por qué no nos enseña a
hacerlo?".
El Maestro contesta: "El Discípulo no es
más que su Maestro, pero es justo que aprenda lo que se le
enseña".
"Una medicina no es
más que la enfermedad, pero, por la gracia de Dios,
cura".
"Vosotros erais muertos que Yo resucité; erais
leprosos que Yo sané; erais poseídos de demonios
que Yo os saqué; erais ciegos y Yo os puse a ver; erais
sordos y Yo os di oídos; andabais a oscuras y Yo os he
dado la Luz".
Dice Judas: "Maestro, y ¿cómo hacemos para
que el mundo nos crea lo que nosotros hemos vivido, lo que
nosotros hemos visto, como testimonio?".
Dice el Maestro: "Dos higueras nacen en el
huerto, una de ellas no da frutos, la otra da muchos frutos;
¿a cuál de las dos se acerca el que tiene
hambre?".
"Así vosotros debéis hacer, dar
buenos frutos para que el que tiene hambre llegue donde vosotros
a alimentarse de vuestros frutos".
Dice Judas: "Maestro, entendido, pero tengo dudas
de mí mismo, pienso que el día que esté
solo, lejos de su presencia, no lo pueda hacer".
Contesta el Maestro: "Antes de que Yo me retire,
tú tienes que haber muerto".
Contesta Judas, diciendo: "Pero por su Gracia yo
he resucitado de entre los muertos".
Y dice el Maestro: "Sí, así es,
pero necesitas morir nuevamente, y para esto es necesario que
tú te dediques a eliminar tus sombras; a eliminar lo que
has sido; a eliminar lo que otros han pensado de ti y tú
has creído; a eliminar tus pensamientos que son los que te
alejan de la capacidad que ya tienes por mi Gracia".
Estando el Maestro reunido con los
Discípulos, les dijo: "¿Quién de vosotros me
dice lo que debemos hacer en el día de
mañana?".
Unos opinaron: "En el día de mañana
estaremos en el Templo"; otros: "En el día de
mañana estaremos en ayuno".
Dijo el Maestro: "El Hijo del Hombre es como el
Sol, al que tiene frío le da calor; es como
las nubes, donde hace falta lluvia, lleva el agua; es como
la madre amorosa, cuando el hijo tiene hambre, le
alimenta".
"Así pues, el día de mañana
estaremos dando de comer al hambriento, dando de beber al
sediento, dando calor a quien tiene frío, para que se
cumpla la Palabra: «Que todo lo que está bajo el
Sol, ha sido creado por el Señor y sólo EL
velará por sus criaturas e hijos»".
"Por eso os digo que si no tenéis una
ofrenda para Dios, velad primero que si alguien ha tenido hambre
y no le disteis de comer; ha tenido sed y no le disteis de beber;
ha tenido frío y no le disteis abrigo. Esa ofrenda que
llevas, aún no la presentes todavía, porque
sería inútil dar a Dios una ofrenda que se la hemos
negado a nuestro hermano".
Replica Judas y le dice: "Maestro, pero la
Ley de
Moisés nos enseña a amar a Dios sobre todas las
cosas y Usted nos manda a servir primero al hombre".
Y el Maestro contestó: "¿Qué
Padre justo y sensato se sentaría a la mesa a comer, si
sus hijos tienen hambre".
"Así mismo es el Padre: esto nos hace
entender la trascendencia que tiene para nosotros la Vida que
llevamos, cómo la vivimos, cómo nos
comportamos"
Salió el Maestro al campo con sus
Discípulos y en el camino le salían muchas personas
a consultarle, otros le seguían.
Cuando llegaron a la cima del Monte EHOS, el
Maestro se detuvo y miró a la multitud y dijo a sus
Discípulos: "Estas gentes buscan curar sus males".
Mandó que se sentasen y empezó a
hablarles…..
Pasaron las horas y Pedro se le acercó y
le dijo: "Maestro, estas gentes buscan ser curadas y ya es tarde
y son muchos".
El Maestro guardó silencio y
continuó hablándoles……
Pedro se acercó a Judas y le dijo: "El
Maestro dijo que estas personas necesitaban ser curadas, es tarde
y son muchas".
Judas se acercó al Maestro y le dijo:
"Maestro, se hace tarde y los enfermos son muchos".
El Maestro le miró y le dijo: "Judas,
cuando tú tienes hambre, buscas pan para alimentarte;
cuando tienes sed, buscas el agua para calmar tu sed".
"Así la Palabra del Hijo del Hombre es el
Pan que calma el hambre, es la fuente para calmar la
sed".
Replica Judas y dice: "Maestro, eso yo lo
entiendo, pero ellos tienen enfermedades, muchas de
ellas inmundas".
Replica el Maestro: "Quien come del Pan y bebe el
Agua de la Vida Eterna, nunca volverá a tener hambre ni
sed y sus males desaparecerán de él, porque tiene
en su interior la Gracia que la Palabra le ha
dejado…."
"Quien tiene un cultivo de trigo, primero retira
las malezas, posteriormente, le pone riego, no sea que con el
riego se alimenten también las malezas".
"Así el Hijo del Hombre, primero retira
las malezas del Pueblo y, posteriormente, le da a tomar de la
Fuente de Vida que le curará todos los males".
Dice Judas: "Maestro, lo entiendo, pero se hizo
tarde, es necesario regresar porque la noche nos hace
difícil el camino".
El Maestro contesta: "La noche se ha hecho para
el descanso, pero el Hijo del Hombre, en las noches, vela por su
Pueblo".
"Así que vosotros, mis Discípulos,
estaréis conmigo en vela para que estos chiquititos puedan
descansar en paz".
Dice Judas: "Maestro, todos estamos lejos de los
lugares de descanso, estamos en el campo".
El Maestro contesta: "Hijo mío, lo
único que necesitas para descansar bien es estar en
Paz….".
"Porque,…. ¿qué sacas con estar
en el lugar de tu descanso, si no tienes Paz?, aquí
estamos en Paz, por lo tanto, lo único que necesitamos es
descansar".
Se acerca Judas a los demás
Discípulos y les dice: "El Maestro ha ordenado que
descansemos aquí esta noche y no regresar a nuestros
lugares".
Los Discípulos todos opinaron que era
necesario hablar con el Maestro y regresar a los lugares de
destino.
Se acercaron al Maestro y le dijeron: "Maestro,
estamos en el campo, hace frío y somos mucha
gente".
El Maestro les dice: "Hijos míos, si
vosotros estáis conmigo, debéis estar con mis
Hermanos, (señalando a la multitud)".
"A vosotros os es fácil regresar a vuestro
destino, conocéis el Camino y Yo os he enseñado a
andar a oscuras, mas a estos pequeñitos, no.".
"El frío que hace aquí, sólo
nos hace sentir las carnes; el hambre que hace aquí,
sólo nos hace sentir una necesidad; pero la Palabra nos
une con el Padre".
"Así se cumplirá la Palabra que
dice: «Quien tiene la Palabra, nada le hace falta porque en
Ella está contenido el alimento y la
medicina»".
"Hijos míos, cuando el cuerpo descansa en
paz, el Alma nos reconforta y en este momento, mi Alma es su
Alma".
Yendo Jesús con sus Discípulos
hacia Cafarnaum, les dijo: "Hijos míos, este camino nos
llevará a un lugar muy distante de
aquí".
Se acerca Pedro y le dice: "Maestro,
¿cuál es la finalidad de este viaje?".
El Maestro le contesta: "Pedro, iremos a predicar
la palabra a nuestros hermanos que, como vosotros, anhelan
conocerme y conocer a quien me envió".
Se acerca Pedro y le dice: "Maestro, ¿es
que en Cafarnaum está quien le envió?".
Contesta el Maestro y dice: "Quien me
envió está aquí con vosotros. EL ES LA
VERDAD. Yo os digo a vosotros, hermanos, que la VERDAD y la
PALABRA son la misma cosa, pero es más fácil
conocer la Palabra que conocer la Verdad. La Palabra se oye y
parte de ella se comprende, más la Verdad no se puede
oír, ni se puede ver porque es la Luz que ilumina nuestro
Espíritu; en ella está la Verdad. Yo os
enseño la Palabra, más mi Padre les
enseñará a conocer la Luz, porque EL ES LA
VERDAD".
Dice Judas: "Maestro, todos nosotros le
acompañamos donde va a predicar y le aprendemos sus
enseñanzas, pero, ¿no sería mejor que las
gentes vinieran a nosotros y no nosotros ir a las
gentes?".
Contesta Jesús: "Las aves de rapiña
y los zorros duermen en sus cuevas y guaridas y sólo salen
de allí cuando tienen hambre, a buscar qué comer.
Así es el hombre. Sale al campo y a las ciudades a buscar
el pan para saciar su hambre, porque su cuerpo lo necesita, pero
no busca al Hijo del Hombre que le dará a comer el Pan de
la Sabiduría".
"Los hombres tienen hambre de lo que el mundo
brinda, mas vosotros tenéis hambre de lo que mi Padre os
da: Sabiduría y Amor; por lo
tanto, debemos ir donde ellos a darles de vuestro alimento;
así ellos, más adelante, vendrán a buscar el
alimento que mi Padre os da".
Dice Judas: "Maestro, hay ciudades más
cerca donde podemos ir a predicar la Palabra".
El Maestro le contesta: "Judas, hijo mío,
con un denario podéis comprar cien panes; un pan abastece
a uno de vosotros, cien panes abastecen a cien de vosotros.
Así, pues, debemos buscar donde se puedan abastecer
más almas que necesiten de mi Palabra, porque ellas, cada
una, pondrá un denario, y cien serán cien denarios
que alimentarán la necesidad de cien más, y
así mi Palabra será oída por cien que me
escuchan y cien que no me escuchan; cumpliéndose
así la Escritura que
dice: «Dos mujeres están moliendo, una será
tomada y otra será dejada»".
Le dice Judas; "Maestro, todo aquel que escuche
su Palabra, ¿será redimido?".
Replica el Maestro: "Mi Palabra es Vida, el que
la escuche y la hace, será UNO conmigo; el que la escuche
y no la hace, será como aquel que emprende un camino por
el desierto y como al momento de salir no tiene sed, no lleva
agua para beber en el camino; donde le dé sed, se
sentirá morir y ni siquiera tendrá fuerzas para
regresar al punto de partida; por eso os digo, hijos míos,
que deberéis beber todos los días de la fuente de
la juventud y de
la sabiduría para que nunca, aunque andéis por el
desierto, volváis a tener sed".
LA PALABRA
Estando Jesús reunido con una
multitud, entre la cual estaban sus Discípulos, EL
predicaba su Mensaje y decía que el Hijo del Hombre era
semejante al aire que sólo dejaba de activar la vida en
una persona cuando
sus funciones vitales
cesaban en ese organismo, que así era su Misión.
Se acercó Judas y le dijo: "Maestro,
sabemos que muchos de estos nos atacan y lo atacan a Usted; nos
rechazan y rechazan su Doctrina".
El Maestro le dijo: "Judas, comprende que
así es, pero mi reino no es de aquí; en cambio estas
gentes son de aquí".
"Te digo que no pienses así para que no
seas como ellos que son de aquí".
"La Palabra se oye por un instante y
desaparece; cuando las gentes la van a interpretar, no hay en
ellos de esa palabra sino un recuerdo de lo que
escucharon".
"Es posible que algunos le den la razón
a la Palabra, otros le quiten la razón, pero, ante mi
Padre, ni los unos, ni los otros tienen la razón, porque
el eco de la Palabra que han escuchado ya se ha ido y no queda
en ellos sino un recuerdo de lo que han oído".
"Por lo tanto, os digo, hijos míos, que
estéis atentos, con ojo avizor para que, cuando
escuchéis la Palabra que viene de Mí,
tengáis las puertas de vuestro entendimiento abiertas y
no me rechacéis como estos otros; no vaya y sea que
cuando queráis escuchar la Palabra ya me haya retirado a
mi Padre y entonces vosotros, como estos, sólo
tendréis un recuerdo de lo que escuchasteis; sin
embargo, mi Palabra seguirá siendo como la fuente de
aguas cristalinas en la que «Quien bebiera,
calmará su sed»". Guarda silencio el
Maestro.
Interpela Judas y le dice: "Maestro, si eso es
así, cuando Usted se retire, ¿quién
tendrá la Palabra que viene de su Padre?".
Contesta el Maestro: "YO SOY LA PALABRA. El que
encarne la Palabra me tiene a Mí; pero no olvides, Judas
Iscariote, que vendrán muchos en mi nombre diciendo que
tienen la Palabra. Estos serán impostores porque la
Palabra que viene de mi Padre, sólo YO la digo;
así pues, todo quien diga tener la Palabra y no me tenga
a Mí, es como el que se baña con el agua que
muchos se han bañado; no es pura, está llena de
impurezas, por lo tanto, no limpia, quizás ensucia
más".
"Así, hermanos míos, vosotros
deberéis cuidar la Palabra como me cuidáis a
Mí, porque en Mí como en la Palabra, está
la Sabiduría que viene de mi Padre".
Le dice Judas: "Maestro, la Ley de
Moisés dice No jurar en vano, ni en nombre de
Dios, ni de la tierra, ni de los cielos -, quiere decir que
quien haga esto ¿ya se ha unido a Ti?".
Le contesta el Maestro: "Hijos míos, a
un prisionero le amarran grillos en los pies y en las manos
para que no pueda hacer movimientos libres, ni andar;
así también le sucede a todo el que adentro tenga
a Satanás. Nunca podrá hacer la Voluntad de mi
Padre, porque EL se lo impide".
"Si no puede hacer la Voluntad de quien me
envió, tampoco podrá tener la Verdad que SOY YO y
su Palabra sólo hablará de lo que tiene en su
corazón".
Dice Judas: "Comprendido Maestro, si eso es
así nosotros lo entendemos y lo hacemos, pero esta
multitud ni lo entiende ni está dispuesta a hacerlo,
entonces ¿para qué los tenemos
aquí?".
Dice el Maestro: "Dios hizo los cielos y la
tierra, El me ha enviado a Mí. Hizo las aguas para
calmar la sed, hizo la tierra para que sobre ella
anduviéramos y diera frutos para alimentarnos; hizo el
aire para respirar y vivir; hizo el sol para que nos diera luz
y calor; creó rebaños de ovejas; hizo los
pájaros del campo, creó las fieras de los
bosques, las aves de rapiña; todos ellos comen del fruto
de la tierra, necesitan de la luz y del calor; toman el agua
para calmar la sed; respiran el aire para vivir".
"Así es el hombre, sin embargo, entre
sí se persiguen los unos a los otros".
"Yo vine al mundo para dar de comer al
hambriento con el pan de la Sabiduría, para dar de beber
al sediento de las aguas puras; para mostrarle la luz y darle
calor al desnudo y para que respire el hálito porque SOY
LA VIDA".
Dice Judas: "Maestro, Usted nos habla de todas
estas cosas, pero a la vez, cada día, nos repite que
algún día se retirará de la tierra. Pero
si Usted es LA VERDAD, EL CAMINO Y LA VIDA, después de
irse, ¿qué VERDAD nos deja?; ¿qué
CAMINO nos deja si no existe?; qué VIDA nos deja si
Usted se retira?".
Contesta el Maestro y dice: "Judas, mi
corazón se conmueve al escuchar tus palabras. Por tus
preguntas comprendo que eres chiquitito; pero te digo,
después que Yo me vaya, sobre vosotros llegará el
Espíritu de Verdad que os corresponde a cada uno y EL os
enseñará y os hará vivir todo cuanto os
enseñé, y así se cumplirán las
Escrituras que dicen «Que debemos permanecer alertas
porque el Espíritu de Dios en cualquier momento llega,
sólo necesitamos estar preparados »"
Estando Jesús en casa de Marta con sus
Discípulos, llega María Magdalena y le dice: "Mi
prima va a dar a luz, le manda a llamar".
El Maestro se levanta y sale; se le acerca
Judas y le dice: "Maestro, ¿será de tanta
necesidad la ida suya?, …. y la enseñanza que nos está dando
¿cuándo nos la va a dar?".
Contesta el Maestro: "Judas, la Vida y la
Muerte son
una misma cosa; sólo se diferencian en que, quien tiene
Vida eterna, nunca muere y quien no la tiene, se va y no
regresa".
Dice Judas: "Maestro, y ¿qué
tiene que ver esto con el parto de
Sara?".
El Maestro dice: "Judas, el parto es una cosa,
pero la Vida que nace es otra".
"YO SOY LA VIDA y estoy donde está la
Vida; YO SOY LA PALABRA y vosotros deberéis estar donde
esté la Palabra".
"La enseñanza que os doy aquí, en
casa de Marta, es la misma que os voy a dar en casa de Sara.
Porque vosotros hoy estáis conmigo, moriréis y
volveréis a nacer y si continuáis conmigo, os doy
la misma enseñanza, porque YO SOY LA PALABRA, y recuerda
Judas: «Los cielos y la tierra pasarán, pero mi
Palabra no pasará»".
Llegando donde Sara daba a luz, se detuvo y les
dijo a los Discípulos: "Vosotros deberéis
aprender a respetar la Vida porque sois la Vida como
YO".
"El que es digno y muere, mi Padre le recibe en
el cielo y vosotros ¿de qué os
preocupáis?".
"El que es indigno y muere, el Demonio le
recibe en el infierno, ¿para qué os
preocupáis?".
"El que nace en la tierra debemos recibirlo,
darle afecto y cariño y enseñarle la Palabra para
que se haga Hijo de mi Padre, como vosotros".
"Así comprenderéis todos que un
Pastor vive pendiente de las ovejas preñadas para que el
ternerillo, al nacer, no lo devoren las aves de
rapiña".
Guardó silencio el Maestro y, viendo al
recién nacido, respiró profundo. Judas le dijo:
"¿Qué le pasa Maestro que respira
profundo?".
El Maestro le miró y le dijo: "Judas, el
aire que circunda la tierra es la Vida que YO represento; es
tanta la abundancia de este que toda criatura respira de
él y nunca se agota".
"Así mismo es la Sabiduría que
viene de mi Padre; todo el mundo la tiene en mayor o menor
proporción y nunca se agota; lo contrario, se acrecienta
más en todo hombre que me escucha a
Mí".
Le dice Pedro: "Maestro, yo estoy sorprendido
de todo lo que nos enseña. Pienso que no podremos
practicarlo todo".
Le dice el Maestro: "Pedro, cerca de la ciudad
pasa un río; todas las personas de esa ciudad beben de
esa fuente; se bañan con esa agua, preparan sus alimentos con
el agua de ese río. El río nunca se agota, sin
embargo, todas las personas disponen del agua que necesitan
para sobrevivir".
"Así vosotros beberéis de esa
agua, os bañaréis con esa agua, es decir,
tendréis el agua que necesitéis; daréis de
beber a vuestros invitados, mas la fuente no se secará,
ni el río mermará su cauce".
"Así pasa con mi Palabra; cada quien la
recibe como una fuente inagotable de Vida; por muchos que
beban, nunca se agotará, porque es mayor el cauce que el
consumo".
Regresó el Maestro con sus
Discípulos a casa de Marta. Llegando allí los
invitó a sentarse y empezó a hablarles y les
dijo: "Estamos complacidos de haber presenciado hoy un
nacimiento. Es un acontecimiento que nos hace ver la Gracia de
mi Padre; sin embargo, este nacimiento tiene que ver con este
mundo de pecado".
Le dice Judas: "Maestro, sabemos que quien le
envió es sin mancha y lo que EL hace, lo hace sin
mancha; ¿por qué nos dice que el nacimiento que
acabamos de presenciar tiene que ver con la Gracia de su Padre
y se ha sucedido en este mundo de pecado y por el
pecado?".
El Maestro le dice: "Judas, el pecado lo hizo
por un proceso
original, pero el pecado es Muerte; él no hubiera podido
infundirle Vida a esa criatura. Por la Gracia de mi Padre tiene
Vida, aunque haya sido hecho de pecado".
Dice Judas: "Maestro, si eso es así,
entonces nosotros que somos UNO con Usted y estamos en el
mundo, ¿cargamos las mismas culpas y somos hechos de
pecado?".
Dice el Maestro: "Cada uno de vosotros
habéis sido hechos de pecado y por el pecado, por lo
tanto, es que ni los huesos, ni las carnes, ni la sangre
heredarán a mi Padre, sólo lo incorruptible que
es el Espíritu. Después de purificados,
seréis UNO, con EL que me envió".
"Así vosotros, también,
seréis UNO conmigo y así como YO me he vestido
con una carne, con unos huesos y con una sangre incorruptible
para continuar con vosotros, así también vosotros
deberéis vestiros con unas carnes, unos huesos y una
sangre incorruptible para poder llegar
donde YO he llegado".
Halmar Sequen
Guatemala