Algunas características de la comunicación entre jóvenes y adolescentes en el inicio de relaciones interpersonales en la comunidad
En el trabajo se
exponen algunas características de la comunicación entre jóvenes y
adolescentes que se encuentran por primera vez. Se destacan las
diferencias entre la idea que se formaron los jóvenes con
respecto a los adolescentes y la primera impresión, los
temas de conversación y los principales momentos del
proceso. Se
reflexiona acerca del papel de los contenidos y las
características de las interacciones para el logro de la
armonía.
ABSTRACT.
The article expose some caractheristics of youth and
adolescent communication in a first met face to face. It treats
the differences betwen the idea that the young boys had formed
about adolescents and the first impretion, the conversation
themes and the principales moments of the process. The author
reflects about the rol of the contents and the charactheristics
of interactions in order to the armony.
El encuentro con una persona
desconocida no sólo puede constituir una etapa en el
inicio de las relaciones interpersonales sino que, desde el punto
de vista de la comunicación es también un momento
con sus particularidades.
Ese contacto, que puede durar breves minutos,
comprende una diversidad de fenómenos que lo hacen
psicológicamente complejo. El tiempo de
duración no impide esta riqueza de contenido. Es por ello,
que ha sido estudiado tanto dentro del proceso de relaciones
interpersonales como en los aspectos más vinculados a la
comunicación.
Durante varios años hemos realizado un trabajo en el
que jóvenes estudiantes universitarios establecen
relaciones interpersonales con adolescentes de la comunidad, con el
propósito de realizar una influencia educativa individual.
Para profundizar en algunos aspectos de la comunicación
tomamos 30 parejas al azar y obtuvimos algunas conclusiones sobre
el primer encuentro, mediante autoinformes.
En la experiencia referida, cada estudiante asume la
atención de un adolescente del cual
sólo conoce nombre y lugar de residencia. El proceso de
creación de vínculos que permanecerán a lo
largo de todo un período escolar tiene su momento inicial
en el encuentro que se produce por primera vez entre los
jóvenes y los desconocidos adolescentes.
Uno de los fenómenos estudiados en ese
encuentro permitió establecer diferencias entre la
imagen de la
persona desconocida y la primera impresión en el contacto
con ella. (González, B y Vilariño, J,
2002).
Los cambios más significativos están en
aspectos que fueron incluidos en la imagen y aumentan su
frecuencia en la primera impresión, tales
como:
- Elementos físicos y de apariencia personal
——- de 37,5% a 72,5% - Habilidades para establecer relaciones ————
de 20% a 45% - Actitud ante los demás
—————————— de 15% a 37,5% - Reacciones expresivas emocionales —————
de 15% a 37,5%
Aparecen un grupo de
aspectos que disminuyen con la primera impresión, ellos
son:
- Inmadurez ——— de 15% a 1,5%
- Con problemas—– de 30% a 2,5%
Los resultados del estudio de este fenómeno,
independientemente de la influencia de la situación,
corroboran cómo los patrones sobre las personas se
enriquecen a partir de contactos con individuos concretos y las
nuevas impresiones en la actividad conjunta. (Bodaliov, 1986).
Por otra parte se muestra el peso
de la apariencia personal y física en ambas
imágenes.
Durante la observación del otro en la formación
de la primera impresión, los elementos que emergen
evocan la persona del observador. Los aspectos que se
distinguieron aunque se refieren al otro, evidencian la
búsqueda de cómo soy percibido. Se destacan las
cuestiones que tienen que ver con la aceptación propia por
el otro: las habilidades para relacionarse, reacciones
emocionales que manifiestan cómo recibe al interlocutor,
etc.
El fenómeno de la primera impresión
constituye uno de los más relevantes en este primer
contacto. No obstante, también presenta otras
particularidades que permiten profundizar en el proceso
comunicativo.
Si se tiene en cuenta que este momento, en las parejas
estudiadas, no es fortuito ni accidental, por cuanto es previsto
por el joven y va dirigido a iniciar una relación con
fines educativos, todo su contenido debe contribuir a
ello.
El fracaso en ese vínculo inicial ponen en
peligro el objetivo. Para
que esto no ocurra deben ponerse en juego
habilidades y lograrse adecuadamente el intercambio. Cuando se
alcanza un funcionamiento congruente, puede considerarse
que se ha logrado la armonía. Si esto no es
así, se puede llegar a otros resultados como la discordia
total o parcial. (Hargreaves, 1979)
Uno de estos aspectos sobre el que se ha reflexionado es
la conversación, prestándosele importancia al
inicio y mantenimiento
de la misma y a los temas que se abordan. (Caballo, 1993).
Algunos autores han profundizado en la manera en que se debe
iniciar la conversación con un desconocido. (Gambrill y
Richey, 1985)
En el caso de los estudiantes prevaleció
iniciarla con el saludo, la presentación y
trasmitir el objetivo del encuentro (74%). Sólo el
7% la inició añadiendo a lo anterior la solicitud
de cooperación, el brindar ayuda, dar una
valoración positiva al sujeto y en un caso, realizar una
pregunta.
Aun cuando se plantea que si una persona muestra de
manera muy directa sus intenciones en una relación inicial
puede atemorizar al otro (Caballo, 1993), los estudiantes la
iniciaron intentado disminuir ese estado en el
adolescente. Expusieron, con tacto, los objetivos. A
esto contribuyó el lugar en que se encontraron, que en
casi la totalidad de los casos fue la casa de los adolescentes,
lo que valoraron de positivo.
El tema obligado como se ve es el del objetivo del
encuentro, al que le siguen en frecuencia la familia y
la escuela. Es significativo que después del
objetivo aparecen temas muy variados por lo que la familia y
la escuela a pesar
de su frecuencia, no ocuparon el primer orden. Estos temas
reflejan los intereses de ambos interlocutores, pero requirieron
otros contenidos de preámbulo para ir avanzando en la
comunicación mediante transiciones progresivas hasta los
más significativos.
La variedad de temas tratados en esos
contactos puede corroborar lo que se ha planteado de que al
inicio de la conversación no es tan importante lo que se
dice, sino la conducta no
verbal que lo acompaña. (Caballo, 1993).
Si tiene valor el
inicio de la conversación para que el encuentro (primer
contacto) transcurra bien, más lo tiene el mantenimiento
de la misma. Sostener durante más de cinco minutos una
charla con una persona desconocida requiere habilidades,
especialmente si ese vínculo es intencional por una de las
partes.
Para mantener la conversación los jóvenes
utilizaron toda una serie de estrategias. La
de mayor frecuencia fue buscar temas de interés
(51,7%). Además fueron utilizadas las de estimular la
participación (26,4%) del adolescente en la
conversación y mostrar interés
por él (23%). Esta última se expresó de
diferentes formas: retroalimentación, mostrar estados de
ánimo, responder dudas.
Como se puede apreciar la conversación tuvo como
soporte la variedad de temas tratados pero más que
constituir ellos el centro del contacto fueron un recurso para
comunicarse. En este caso, las habilidades comunicativas se
convierten en el elemento fundamental para el éxito.
Los temas sirvieron para evitar contradicciones, estimular el
diálogo y
avanzar en el intercambio.
El fin de la comunicación también tuvo sus
particularidades, por cuanto la mayoría de los
jóvenes la concluyeron mostrando cómo se
sintieron y su disposición para un
próximo encuentro (75,8%). Solo pocos casos la
terminaron solicitando cooperación para otro
momento o agradeciendo el cumplimiento del
objetivo.
Para que la comunicación pudiera iniciarse,
mantenerse y finalizar es lógico que se requiere lograr la
armonía entre los interlocutores. Acerca de esta
cuestión, los datos informan
como aspectos que contribuyeron a ella, los siguientes: evitar
barreras (37,7%), retroalimentar con expresión de acuerdo
(13,7%), seleccionar un tema común (13,7%), reforzar el
objetivo (134,7%), dar oportunidad para expresarse al otro
(13,7%).
La armonía en el proceso comunicativo es
un elemento de un contenido psicológico significativo ya
que en esas interacciones que se producen están
implícitas ambas personalidades como totalidad y en este
caso, no hay conocimiento
mutuo previo. El intercambio tiene que lograr el acuerdo o
consenso, en el que influyen no sólo los temas,
sino los medios
utilizados y las habilidades para evitar barreras, ser agradable
e implicar progresivamente al otro.
Las parejas que se encontraron, jóvenes y
adolescentes, aunque están cercanos en sus edades y esto
los asemeja, presentan diferencias. Esas diferencias pueden
influir en que no sea tan fácil lograr el "rapport" como
se ha reconocido en la literatura. (Little, 1980;
Bodaliov, 1986).
La armonía requiere conductas coordinadas
que están dirigidas al objetivo y que se expresan en
contenidos comunicativos. (Andreeva, 1984). Durante la
realización de las conductas coordinadas en el primer
encuentro, éstas pueden seguir un camino que va desde una
manifestación alterada del vínculo hasta la
tolerancia, pasando por el restablecimiento.
(Filomov, 1984)
Los cambios que muestran el proceso hacia la
armonía hasta llegar al consenso fueron observados por los
jóvenes en los siguientes indicadores:
incremento de la atención, disminución progresiva
del nerviosismo, aumento de la comunicación, más
confiado, aceptación. Los jóvenes actuaron en el
sentido de ayudar al otro a relajarse, lo que es indispensable en
una buena comunicación. (Walton, 1991)
Las limitadas barreras que se presentaron durante
el intercambio están referidas a diferentes puntos de
vista, niveles culturales distintos, introducir temas delicados,
rapidez al hablar, incomprensiones de vocabulario. En la
mayoría de los casos ellas no se produjeron, lo que se
debe a que fueron previstas y evitadas.
Las conductas coordinadas que más se manifestaron
fueron: la interacción verbal (34%) donde juega un
papel importante el lenguaje y
los temas; y con un peso más elevado las vinculadas con el
objetivo del encuentro (66%).
Se produjeron acuerdos bilaterales relacionados con el
objetivo los que lógicamente fueron estimulados por
el estudiante y aceptados por el adolescente. En esos acuerdos
aceptados está implícita la imagen de la
personalidad del estudiante que se ha formado el adolescente,
de sus intenciones, de sus actitudes, de
su confiabilidad, de sus sentimientos.
Por otra parte, también incluye la imagen de la
personalidad
del adolescente que es captada por el estudiante y que mediatiza
la interacción. Ambas imágenes, que
tienen un rol esencial en el intercambio, van emergiendo del
comportamiento
de cada participante.
En el caso del estudiante, al actuar con un
propósito, lo hace con un sinnúmero de
interacciones (no acciones) que
pueden ser consideradas componentes estructurales del proceso
comunicativo y que han sido aprendidas como habilidades.
(González, 1999)
Estas interacciones realizadas por el estudiante se
conforman sobre la base de ambas personalidades. Ese importante
elemento constitutivo de la interacción se traduce
fundamentalmente en lenguaje no
verbal o en contenidos propiamente comunicativos (estrategias,
manejo de los silencios; despertar interés; expresar
afectividad, seleccionar argumentos idóneos; captar,
vencer y evitar barreras, etc.)
En los tres momentos de la conversación se tuvo
en el centro de la atención a la otra persona, lo que
determinó el comportamiento del estudiante. En todos los
casos el encuentro logró su objetivo y creo
condiciones para uno próximo. El estudio realizado
evidencia la riqueza comunicativa del mismo.
Como se ha expuesto, la inclusión de temas
variados de la vida cotidiana constituyen un recurso para la
interacción, por lo que la cuestión esencial no
está en su contenido sino en cómo se expresa y si
se tienen en cuenta las personalidades que se relacionan. El
elemento esencial en este contacto está en la
calidad de las
interacciones del sujeto cognoscente, de su personalidad y la
capacidad de éste para captar la del otro, lo que matiza
todo el proceso comunicativo.
. Andreeva, G.M (1984) Psicología
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España.
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. Little, P. (1980) Communicating with people at work,
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. Walton, D. (1991) Sabe Ud. comunicarse, Mc Grow Hill,
Colombia.
Datos del autor:
Dra. Berta Gonzalez Rivero
CEPES, UH, Cuba
Dra. en Ciencias
Psicologicas
CEPES, U. H.
Enviado por:
Victoria Ojalvo