La búsqueda de los múltiples fundamentos
de la glotodidáctica como ciencia tiene
origen muy reciente; solo en los últimos cuarenta
años ha madurado la consciencia de la naturaleza
multi e inter disciplinaria de la glotodidáctica que
constituye la piedra angular de su seriedad y garantía
epistemológica.
La enseñanza es una secuencia de actos
didácticos que involucra a alumnos y profesores. Si bien
los protagonistas del acto didáctico son tres y no dos, en
el caso que nos ocupa, es de hecho la enseñanza del
español
como lengua
extranjera lo que constituye el objeto de aprendizaje. La
interacción entre los tres elementos se
filtra a través de la situación en la cual se
realiza el acto.
Una reflexión acerca de la relación
glotodidáctica determina la necesidad de explorar tanto el
lado del aprendizaje como el de la enseñanza.
Está de más decir que la enseñanza
tiene su razón de ser cuando esta se traduce como
aprendizaje, pero los dos procesos no
son de ninguna manera contrapuestos. Por un lado hay un profesor que
brinda muestras de lengua, crea interacciones
lingüístico – comunicativas, asegura un feed
back, y por el otro hay un alumno, un sujeto que aprende
según modalidades realmente desconocidas. En la mente de
nuestro sujeto se activan los procesos de los cuales advertimos
la presencia pero se escapa la naturaleza.
Todo esto significa no solo que la enseñanza pone
en movimiento y
alimenta el aprendizaje
sino también que los dos procesos son
diferentes.
Conocer al estudiante significa conocer sus
características psicológicas (afectivas,
cognoscitivas, sociales), sus modalidades de aprendizaje, las
motivaciones y muchos otros aspectos de su personalidad y
del contexto en el cual vive. Esto indica que la enseñanza
debe ser calibrada sobre la medida del estudiante.
Todo lo anterior puede y debe ser material de
estudio/trabajo en las
clases de lengua española como segunda lengua. En este
sentido, el español puede ser útil desde el punto
de vista formativo, no sólo en lo que se refiere a la
contribución que la enseñanza de esta lengua puede
aportar al bagaje cultural de las personas que lo estudian, sino
y de igual manera en referencia al amplio patrimonio
cultural de los pueblos que hablan esta lengua, Motivados por la
necesidad de profundizar en el aspecto cultural de las clases de
lengua es que nos acercamos, aún de manera aproximativa,
al problema de la interrelación de los aspectos culturales
en las clases de lengua española, pensando en contribuir
al desarrollo de
la sensibilidad de los estudiantes, en hacerlos descubrir que la
cultura es presencia importante no sólo dentro del curso
de lengua, sino en toda la sociedad. De
ahí, que en nuestro título hagamos alusión a
una de las grandes escritoras de las letras hispanoamericanas,
Gabriela Mistral, que con una espléndida y sencilla ronda
para niños
logró trasmitir la grandeza de la amistad, de la
amistad que une también la cultura y la
lengua…
En el presente trabajo afrontamos el tema de la
relación entre la lengua y la cultura con los objetivos de
esclarecer ulteriores implicaciones didácticas y a su vez
de profundizar en las ideas de comprensión intercultural.
Si el objetivo de la
enseñanza de una lengua – cultura extranjera es
esencialmente el de comunicar con quien en ella se exprese, el de
conocer sus usos y costumbres, los hábitos cotidianos de
un pueblo, el mismo nos permite entender exactamente no solo eso
que la gente nos dice, sino también aquello que pretende
decir.
Por otra parte, si aceptamos la idea de que los modos de
vivir diferentes no implican modos de vivir mejor o peor (cada
cultura es, de hecho funcional a las exigencias de aquella
población) maduramos el concepto de
relativismo cultural que está en la base de cada
auténtica comprensión intercultural.
Por lo tanto, cada lengua cristaliza en sí la
experiencia cultural del pueblo que la habla pero,
¿cómo puede trasmitir esto un profesor de
español que trabaja fuera del medio
lingüístico?
Sobre el plano didáctico, uno de los modos
eficaces para que la cultura del mundo hispanohablante se haga
presente en los alumnos y por tanto surjan los vínculos
entre ella y la lengua está determinado por el uso de
materiales
auténticos como textos escritos de varios géneros,
filmes y trasmisiones radio televisivas
entre otros.
El profesor de español como lengua extranjera
debe tener en cuenta su complejidad sociolingüística
y por consiguiente, debe proponer una pluralidad de modelos
lingüísticos y culturales tan amplia como el abanico
de variedades regionales de España e
América
Latina, logrando así una nueva etapa en su
empeño por mostrar los aspectos culturales de la amplia
diversidad que comprende la comunidad de
hispanohablantes, una plataforma, en la que la lengua y todas sus
manifestaciones culturales se aúnan para hacer que la
adquisición de la lengua española como lengua
extranjera no se detenga en la competencia
lingüística, sino que abarque la
competencia comunicativa y cultural.
Cada vez es más importante el papel que
desempeña la cultura en la adquisición del
español, ya que no se puede explicar ni entender el
código
de una comunidad de hablantes sin tener en cuenta el referente o
el contexto de dicho código.
De esta forma la cultura deviene una parte importante
dentro de ese camino hacia una nueva forma de entender la
enseñanza de una lengua que consigue reunir elementos tan
dispares y con tantos aspectos en común como: la geografía, la
historia, la
inmigración, el mestizaje, las
manifestaciones culturales, los medios de
comunicación, etcétera. El carácter de "koiné" del
español ha de ponerse de manifiesto a la hora de mostrar
los rasgos lingüísticos de la multitud de culturas
que ha ido conformando la fisonomía de la lengua
española.
En la actualidad, sería absurdo pensar en la
enseñanza de una lengua separada de la cultura a que
está vinculada. Cuando se habla de "cultura" hay que tener
presentes, al menos, tres sentidos posibles:
- Cultura en una dimensión amplia, elevada,
cultura anĭmus como decían los latinos, es
decir, cultivo del alma, del
pensamiento. - Cultura como "modo de vida", donde se hace referencia
a los valores,
a la
organización social, a las ideas acerca de la
calidad de la
vida de un pueblo, etc. - Cultura como elemento de comunicación, ya sea de la
comunicación lingüística (por ejemplo,
el empleo de la
cortesía a través del uso del "tu" y "usted"), o
de la comunicación extra lingüística (el
gesto, el movimiento de las manos, la expresión del
rostro, las diferentes maneras de vestir, etc.).
Al hablar de cultura tenemos necesariamente que ofrecer
algunas de las tantas definiciones de cultura que han predominado
a lo largo de la historia. Una de las más amplias por su
contenido es sin dudas la de Sapir (Sapir 1966), para
quién cultura es todo aquello que una sociedad hace y
piensa. Otra autorizada definición ve la cultura como el
"modo de vida" de la sociedad en que nos criamos, influye en
nuestros hábitos, en nuestras costumbres, en la forma en
que nos vestimos y comemos, en nuestras creencias, en nuestros
valores, ideas
y sentimientos y en nuestras nociones acerca de la
cortesía y la belleza. La mayor parte de los aspectos de
la cultura se asimilan de forma inconsciente por el mero hecho de
vivir en una sociedad determinada, y guardan algún tipo de
relación directa con el idioma (Harding y Riley
1998)
Como vemos, estas dos definiciones se caracterizan por
la amplitud de sus conceptos, las mismas ven la cultura como un
conjunto de aspectos externos o no, pero que reflejan siempre las
características de un grupo
étnico.
Por todo ello, el término "cultura" es un vocablo
complejo y difícil de definir que se ha usado para
referirse a una gran variedad de elementos a lo largo de la
historia. Esta palabra ha evolucionado mucho y, sobre todo, en
las últimas décadas ha adquirido una gran
relevancia.
Ahora bien, si tratamos de circunscribir la
definición del término "cultura" al ámbito
de la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras, es
obvio que aprender una lengua conlleva aprender parte de la
cultura en la que se ha dado, se da y se dará un
sinfín de códigos que caracterizan a una cultura
bien definida como es en este caso la cultura de los pueblos de
habla hispana.
Este ineludible carácter cultural de la lengua
nos obliga a encuadrar su enseñanza en un determinado
contexto cultural. Es decir, los alumnos necesitan adquirir,
además de una competencia gramatical, discursiva,
estratégica, sociolingüística y sociocultural,
una auténtica competencia intercultural en la lengua meta,
es decir, una serie de nuevos conocimientos, actitudes y
destrezas. Esta competencia intercultural será, por otra
parte, la que les permitirá desarrollar comportamientos
verbales y no verbales adecuados (Sánchez Lobato,
1999).
No es posible hablar frontalmente de la
comunicación intercultural, no es posible
«enseñarla», ya que la enseñanza
frontal puede ser útil sólo para sensibilizar a las
personas ante el problema y también para proporcionar los
instrumentos de análisis y catalogación
necesarios.
Por consiguiente, la enseñanza se centrará
en el alumno y en sus necesidades, se tratará pues de
prever las situaciones en las que el alumno tendrá que
desenvolverse y, en consecuencia, proporcionarle la lengua que le
servirá para comunicar en situaciones reales.
La intercultura debe desarrollarse como parte integrante
de los componentes que constituyen la competencia comunicativa.
En definitiva y como sostiene Balboni: "no se puede relegar el
aspecto cultural a un solo momento dentro de la Unidad Didáctica de lengua extranjera, […]
la reflexión intercultural debe invadir todo el proceso de
enseñanza, debe surgir cada vez que los textos y los
materiales didácticos usados nos lo permitan (Balboni,
1999).
Existen varios aspectos de naturaleza comunicativa
vinculados a la relación lengua–cultura. Uno de
ellos es el sentido de la jerarquía en una cultura dada,
el sentido del respeto que
implica gestos lingüísticos y de interacción
relacional como quién habla primero, por ejemplo, o si es
posible interrumpir a quién está
hablando.
Otro aspecto importante es la noción del tiempo, que
como jerarquía, tiene aspectos relacionales y
lingüísticos: piénsese en la
conceptualización temporal de un hispanohablante, que
tiene una amplia gama de tiempos para el pasado, con sus
imperfectos, sus pasados de subjuntivo, sus condicionales con
matices de futuro y pasado que indican una percepción
diferente a la de una persona de habla
inglesa donde la construcción verbal para el pasado es mucho
más simple. En el caso del español el concepto de
pretérito es mucho más articulado, más
complejo que en el inglés.
La comunicación no lingüística es
cultural y no natural, como podría parecer.
Piénsese cuán importante, incluso más que
las palabras que se dicen, es el modo en que movemos la cabeza,
las manos, los ojos, la expresión que damos al rostro, el
modo de sonreír. Una sonrisa puede significar estar de
acuerdo para nosotros los latinos pero no para muchos
asiáticos, por ejemplo.
Si colocamos la lengua en el centro de un
círculo, alrededor tendríamos la cultura
comunicativa, la cultura de los "softwares of the mind" (tiempo,
respeto, honra, jerarquía, relación entre hombres y
mujeres, el concepto de "political correctness", etc.), la
cultura de las actividades de cada día (lo que se come y
bebe, la noción de limpieza, de elegancia, de tranquilidad
etc.) y la cultura de los valores (que es la naturaleza, como se
debe interactuar con ella; qué son los otros, qué
es la honestidad,
¿qué lo positivo?: ¿el dinero?,
¿el tiempo libre?, ¿la conciencia?).
Enseñar una lengua sin enseñar estos
niveles de cultura significa enseñar los significantes y
no los significados. Sería una lengua yerma. La lengua sin
la cultura nos ofrece palabras que no dicen mucho, palabras sin
ánima, sin un verdadero y último
sentido.
Es un imperativo de la etapa actual, en que pretendemos
formar especialistas con una mayor capacidad analítica,
desarrollar en el estudiante la sensibilidad mediante los
aspectos culturales en la clase de
lengua, haciendo que los alumnos experimenten el placer y la
necesidad de entrar en el mundo de la cultura de la lengua que
estudian.
De esta manera entramos en el campo de la
comunicación, donde se pueden desarrollar habilidades
creativas a través de la interacción de las
vivencias del estudiante y los aspectos interculturales
propuestos. Estas habilidades, para ser efectivas, deben partir
de los motivos, de los afectos, de lo que siente el estudiante
ante el material propuesto, de la disposición, de la
voluntad y del comportamiento
que el alumno tenga ante la propuesta de tipo
cultural.
Los motivos y los afectos, los sentimientos y las
emociones,
elementos que constituyen el mundo afectivo del estudiante,
agudizan el proceso consciente del mismo sobre sus formas de
análisis, sobre sus deseos de identificarse con la
propuesta. La afectividad, vista como un conjunto de relaciones
psíquicas del individuo
puede ser el puente necesario entre el mundo exterior
representado por la propuesta cultural y el mundo interior del
estudiante. Al involucrarse en este proceso, en correspondencia
con su afectividad y su sensibilidad, el alumno puede, mediante
operaciones
cognitivas, generar sus propias conclusiones.
En lo relativo al estudiante, esto implica relacionar
todos los resortes de que dispone su personalidad (su historia
personal y
académica, sus intereses cognoscitivos, sus motivaciones
para el estudio, su emocionalidad) con los que aporta el grupo de
clase, involucrándose así a los propios estudiantes
en la construcción de las condiciones más
favorables para el análisis del texto.
Desde el punto de vista del profesor, supone extraer de
sí mismo, de su preparación científica y
pedagógica, todos los elementos que permitan el despliegue
del proceso de descubrimiento y construcción del conocimiento
por parte del estudiante, de sus peculiaridades personales, la
relación de comunicación en sus distintos tipos de
función
(informativa, afectiva y reguladora) que permita un ambiente de
cooperación y de colaboración, de actividad
conjunta dentro del aula.
De esta forma de análisis de tipo sociocultural
se desprende la importancia que se adjudica a la actividad
conjunta, a la relación de cooperación entre los
alumnos y entre estos y el profesor. Esta concepción
cambia la tradicional relación de autoridad y
distancia existente entre ambos participantes del proceso,
señala como función fundamental del docente la
orientación y guía del estudiante, con el fin de
potenciar sus posibilidades, de convertir en realidad sus
capacidades de análisis.
El análisis de aspectos culturales dentro de la
clase de lengua como actividad social conjunta supone asegurar
las condiciones (sistema de
relaciones entre el alumno y el profesor, tipo de actividad
propuesta) para hacer realidad la elevación del estudiante
a un nivel superior, como una vía para lograr un dominio
independiente de sus capacidades. Con esta perspectiva, la
aplicación de las técnicas
de comunicación pedagógica y de entrenamiento
sociopsicológico pueden ser procedimientos
efectivos para el logro de estos propósitos.
Este tipo de acercamiento se distingue por desarrollar
el sentido crítico en los alumnos y su motivación
por la necesidad y el placer de entrar en contacto con realidades
culturales nueva y diferentes, así como por tener presente
el aspecto lingüístico de la propuesta, que en
definitiva será el camino que ha de llevar al estudiante
no sólo al disfrute tanto ético como
estético de la propuesta, sino también a un dominio
más pleno de la lengua que estudia.
Es necesario la realización de un análisis
didáctico – cultural en el que se planteen pares de
categorías como lenguaje–texto; contexto–sociedad.
Para llegar a este tipo de análisis y lograr la atención del alumno es necesario adentrarse
en el mundo del estudiante como ente "consumidor" de
cultura. Todo puede comenzar con la adecuada selección
del aspecto cultural a presentar a los estudiantes, si este tema
proporciona placer, nace el interés
por el mismo y el "consumidor" tratará de buscar otro
material sobre el mismo de forma individual.
Desde hace tiempo se plantea dentro del campo de la
glotodidáctica el estudio de los aspectos culturales, de
hecho estan estrechamente ligados, pero se trata de proponer un
modelo
didáctico que pueda contribuir a desarrollar habilidades
creativas del estudiante a través de la cultura de la
lengua que estudia. Se trata de un modelo lo suficientemente
flexible y generalizador para que se constituya en un método de
aprender a aprehender la sensibilidad creativa dentro del proceso
de trabajo con los aspectos culturales.
En general, los modelos tradicionales en el abordaje de
los aspectos culturales dentro de la clase de lengua no logran
desarrollar en el alumno una interacción afectiva e
individual con la propuesta cultural presentada, casi siempre
debido al carácter trasmisionista de la misma, pro lo
tanto no están orientados al desarrollo de la sensibilidad
del estudiante.
Confluyendo creativamente en un modelo de
análisis individual, proponemos un modelo didáctico
que pretende desarrollar la relación valor –
concepto – concepto – habilidad – habilidad –
sensibilidad.
La creatividad es
un problema estrechamente vinculado a la sensibilidad. Entendemos
la sensibilidad como la capacidad de sentir las diversas
propiedades de las cosas en forma de sensaciones, en provecho de
las percepciones y de las intuiciones. De este modo entramos en
el campo de la estética, que unida al pensamiento
lógico, dan al estudiante la capacidad de análisis
y síntesis
necesarias a la hora de abordar la propuesta cultural.
Se pretende con este modelo, desarrollar objetivos
éticos y estéticos para la formación de un
hombre culto,
creativo y sensible, partiendo del principio didáctico de
la formación a través de la
comunicación.
La interrelación entre lengua, cultura y
competencia intercultural es un problema bastante actual en la
literatura
especializada en la didáctica de las lenguas extranjeras. El
binomio lengua–cultura ha encontrado una generalizada
aceptación en cuanto a su importancia y trascendencia. Sin
embargo (Rodríguez 2005), por lo que se refiere a la
competencia intercultural, no sucede lo mismo y se observa, en
líneas generales, una noción menos clara sobre
dicha competencia y, sobre todo, se constata un desconocimiento,
casi generalizado, sobre las estrategias para
su adquisición.
A nuestro juicio, una de las teorías, más interesantes que
interrelaciona los aspectos culturales con la lengua es la
expuesta por Sapir, es decir, la teoría
del relativismo lingüístico, según la cual
(Sapir 1972) un pueblo tiene una cognición del mundo
dependiente de la lengua que habla y por lo tanto a cada lengua o
sistema lingüístico correspondería una
visión diferente del mundo.
El término «relatividad
etno-lingüística» define una perspectiva que no
está limitada a experiencias culturales y
lingüísticas determinadas, sino que está
abierta a modelos culturales y lingüísticos
contrastantes de otros pueblos.
Una habilidad para dominar una segunda lengua puede ser
la capacidad objetiva de estudiar un rasgo característico
de la lengua materna
para determinar cuales de sus usos están relacionados con
la nueva lengua y si su función principal es compartida en
la otra lengua
Parece haber dos subcomponentes a la teoría de la
relatividad etno-lingüística. El primero es la
capacidad de reconocer que las lenguas no son traducciones
directas una de la otra, por lo tanto un estudiante en la etapa
inicial del aprendizaje de la segunda lengua que en un primer
momento trata de establecer la traducción lógica
de las palabras, comenzará lentamente a separarse de los
modelos lingüísticos de su lengua para ir
estableciendo los códigos de la segunda
El segundo subcomponente de una perspectiva
etno-lingüística relativa es la capacidad de
reconocer cuanto de la propia lengua está unido a la
propia cultura. En un nivel concreto, la
cultura de una lengua puede ser ilustrada no solo por la
existencia en su vocabulario sino también por tantos otros
códigos extralingüísticos que el estudiante
que comienza a aprender la nueva lengua debe comenzar a
conocer.
Un aspecto importante en el camino hacia la
adquisición de una nueva lengua es la
motivación. La motivación podría parecer no estar
directamente relacionada con la relatividad
etno-lingüística, pero realmente está muy
correlacionada con ella y sería difícil de separar
una de la otra. La motivación como principio integrante
está unida a actitudes positivas hacia el grupo del idioma
de destino y es un rico potencial para integrarse en aquel grupo
o relacionarse con sus miembros.
El modelo socio-educativo en la enseñanza
reconoce que la lengua que se aprende está
intrínsicamente ligada a los aspectos del comportamiento
típico de otro grupo cultural, de modo que las actitudes
hacia la comunidad del idioma de destino desempeñan un
papel importante en el proceso de aprendizaje. Esto
también reconoce el papel de aceptación de todos
los signos
culturales extra lingüísticos dentro el proceso de
aprendizaje.
Todas estas asociaciones relacionadas con la importancia
cultural parecen relacionadas con la hipótesis de relatividad
etno-lingüística en el grado que, teniendo una
actitud
positiva y abierta hacia los miembros del otro grupo y un deseo
de aprender sobre sus actitudes culturales, el principiante
podría establecer una correlación lógica con
respecto a sus propios modelos culturales y
lingüísticos, identificar factores sociales y
psicológicos que puedan contribuir el aprendizaje del
idioma extranjero. Un factor afectivo, de personalidad, de
tolerancia y
de ajuste cultural, son importantes a la hora de valorar y poner
en práctica la teoría de la relatividad
etno-lingüística
De este modo llegamos a la certeza de que la lengua no
es solo un vehículo para trasmitir mensajes, sino que
todos los otros códigos culturales están insertados
en su estructura y
en su uso. Nos adherimos a la idea de que la lengua (Rodrigo
1999) es uno de los elementos distintivos de una cultura y, al
mismo tiempo, es uno de los instrumentos de expresión de
esta de la misma.
Vista de este modo la unión entre la cultura y la
lengua, el aprendizaje de una nueva lengua puede ser el puente
necesario para llegar a una mentalidad intercultural. Llegar a la
elaboración de una mentalidad intercultural solo se puede
a través de un buen dominio de la segunda lengua, que nos
permitirá, en fin de cuentas,
acercarnos al "otro mundo", a sus gentes y a su cultura mediante
de la comunicación.
La competencia comunicativa intercultural no es otra
cosa que el conjunto de habilidades emotivas y cognitivas que
permiten que tengamos un comportamiento apropiado y eficaz en el
nuevo contexto sociocultural, es decir, en el contexto
sociocultural de la nueva lengua extranjera (Rodríguez
2005)
Para lograr una verdadera competencia comunicativa
intercultural es necesario conocer bien la otra cultura, no
sólo desde el punto de vista lingüístico, sino
también desde el punto de vista psicológico y de
las unidades culturales típicas del país cuya
lengua se estudia, sus valores éticos y estéticos.
Sólo de este modo se puede mirar la realidad del otro,
conocer su idiosincrasia.
En este recorrido hacia la nueva cultura es importante
que los estudiantes se liberen de todo tipo de esquemas,
estereotipos y prejuicios en lo que se refiere a la otra cultura,
pero también, y no menos importante, es que se liberen de
todo tipo de actitudes etnocéntricas que le puedan impedir
el acercamiento a la nueva cultura y que los transformará
en personas más abiertas mentalmente.
En todo proceso comunicativo, como lo es el proceso
docente – educativo, entran en juego
múltiples interpretaciones y relaciones significativas del
hombre hacia la realidad. El análisis de las realidades
socio culturales dentro de la clase de lengua, como proceso
comunicativo es, en esta dimensión, un proceso creativo.
La formación de un hombre culto: un reto.
Para terminar, y a modo de resumen, quisiéramos
retomar algunas del las ideas que hemos desarrollado en el
presente trabajo. La idea fundamental que atraviesa toda nuestra
reflexión es la importancia del binomio lengua – cultura
durante el proceso enseñanza aprendizaje de la lengua
extranjera. En nuestro caso hacemos hincapié en la
importancia del español como lengua no sólo de
comunicación, sino también de intercambio cultural
entre los más de 400 millones de personas que lo hablan en
casi todo el mundo.
Al inicio del trabajo nos detenemos en algunos de los
fundamentos más importantes de la glotodidáctica,
específicamente en aquellos que tienen que ver con los
aspectos de la enseñanza, así como en los que
determinan el estudio del aprendizaje.
Uno de los autores que tomamos como base en nuestro
estudio es el profesor Paolo Balboni, de la universidad de
Venecia, conocido cultor del tema y a quién en más
de una ocasión citamos por la valía de sus
reflexiones acerca de a interrelación entre cultura y
lengua, así como por sus estudios sobre la
comunicación intercultural
extralingüística.
Ya que tratamos el tema de la unión entre lengua
y cultura nos permitimos dar algunas definiciones de cultura que
pueden facilitar la comprensión de su estrecho
vínculo con la lengua. Así mismo, tratamos de forma
aproximativa en el marco de este pequeño estudio, el
fenómeno de la teoría de la relatividad etno
lingüística, que por su importancia, puede abrir el
camino hacia la comprensión del concepto de competencia
comunicativa intercultural.
De este modo, en un primer intento por adentrarnos en el
mundo de la competencia linguo cultural, hemos querido determinar
algunos de los aspectos fundamentales en el largo camino que nos
permite unir dos aspectos importantísimos en el acervo
cultural de los pueblos: la lengua y su cultura, unidas, como en
la ronda… como una flor… y nada
más.
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Autor:
Manuel Barriuso Andino
Docente de lengua española
Universidad de la Insubria
Como, Italia.
Fecha de realización.
Abril 2006