El proceso de construcción de la tesis doctoral en ciencias sociales: Apuntes vivenciales
- Condiciones para la
construcción de una tesis - Trabajando con el
método - La realidad social en
estudio - Sobre el proceso del
conocimiento - El método a
emplear
Inicialmente, podemos mirar el proceso de
construcción de una tesis doctoral
como un espacio de encuentro entre los requerimientos
institucionales y las acciones que
han de realizar los estudiantes para generar un producto
intelectual. Visto así, parece sencillo. Pero el asunto se
vuelve complejo en la medida que lo vamos
problematizando.
¿Qué es eso llamado "requerimientos
institucionales"? Si miramos la normativa del Consejo Nacional de
Universidades (CNU), y aún las normativas institucionales,
de seguro
tendremos algunos elementos racionales sobre la forma y el
alcance de las tesis doctorales.
No obstante, aún esas normativas requieren de
interpretación. Por ejemplo, el hecho de
que la tesis doctoral "debe constituir un aporte original y
relevante a la ciencia, la
tecnología
o a las humanidades", y, además, "reflejar la
formación humanística y científica del
autor" (art. 28 de la Normativa General de los Estudios de
Postgrado para las Universidades e Instituciones
debidamente autorizadas por el Consejo Nacional de
universidades).
Esto de seguro ha de significar cosas distintas para
diferentes personas. Por otra parte, los "requerimientos
institucionales" no terminan allí, sino que se encarnan en
las interpretaciones particulares (añadiduras incluidas)
de los docentes
responsables de cursos de investigación y seminarios, de los
asesores, y hasta de los mismos tutores, cosa que incide en la
forma como los tesistas elaboran el "deber ser" de sus procedimientos.
De ese modo, podemos visualizar el proceso de
construcción de la tesis doctoral, en este caso en
Ciencias
Sociales, como una acción
personal
compleja que implica, por una parte, una búsqueda de
sí, en cuanto el tema, la problemática, su
pertinencia social, y el procedimento de la investigación,
y, por otra parte, una integración a una normativa sujeta a
diferentes interpretaciones para diversos sujetos
sociales.
En este trance, usualmente los tesistas pueden
encontrarse ante un trilema (disculpas por el término): 1)
Han de atender a sus propias inclinaciones y preferencias,
así como a la relevancia que puede tener el trabajo
para otros actores y autores sociales, 2) Han de atender a los
requerimientos normativos nacionales e institucionales
para una tesis doctoral. Y, 3) Han de recorrer un camino
estratégico y metodológico que, a la vez que
adecuado para lo que se quiera investigar, sea
"convincente" para ciertos actores vitales en el proceso
(tutor y jurados). ¿Es posible hacer las tres cosas a la
vez? ¿Se puede emprender la aventura de ser fiel a
sí mismo, generar un aporte relevante, cumplir con la
normativa y a la vez transitar un método
"reconocido y aceptado" (o al menos, "reconocible" y "aceptable")
por la institución? Sobre esto haremos ciertos comentarios
en las próximas líneas.
CONDICIONES PARA LA CONSTRUCCION DE UNA
TESIS
Este proceso requiere, por una parte, atender diversos
factores de manera simultánea; y, por la otra, establecer
prioridades y secuencias para el desarrollo de
las acciones. Vamos a ver este proceso desde factores "internos"
(personales y cotidianos) y factores "externos" (sociales,
institucionales, normativos).
Factores internos:
El primer punto a considerar es la apertura de un
espacio desde la vida cotidiana. Se trata de un espacio
personal, puesto que, en gran parte, la realización de la
tesis doctoral es un trabajo
solitario. Esta "soledad" es un factor que pone las cosas a
contracorriente para muchos. La apertura de este espacio requiere
de organizar la vida de modo de dejar parte del día para
el tema de estudio, los libros, el
computador y
la búsqueda de información.
¿Qué implica esto? Implica, por una parte,
establecer una especie de ritual en solitario, que incluye darnos
un tiempo/espacio
para nosotros, nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestra
búsqueda de información (entrevistas,
visitas a bibliotecas,
internet).
Apropiarnos de ese tiempo significa un compromiso con nosotros
mismos y un esfuerzo para que el tiempo/espacio sea sagrado. Por
otra parte, lo anterior nos pide negociar permanentemente con
todas aquellas personas con quienes nos relacionamos
cotidianamente (cónyuge, familiares, jefe,
compañeros de trabajo), y "ganarlos para la causa", con el
fin de mantener –y si es posible, aumentar- la sacralidad
del tiempo/espacio.
Esto se hará tal vez a expensas de invertir luego
horas "libres" para mantener saludables las relaciones y honrar
los compromisos con los otros. ¿Es posible asumir, primero
para nosotros mismos, la apertura de este tiempo/espacio?
¿Podemos defenderlo de nosotros mismos (intentaremos
autosabotearnos una y otra vez) , y de las presiones de los
demás, especialmente de nuestros más allegados?
¿Sabemos negociar con los otros para preservar este
espacio sagrado?
Un segundo punto tiene que ver con la
definición de la temática general de la
tesis (no nos atrevemos a hablar aún del foco o
problema de investigación). Es probable que, en un primer
momento, pensemos abordar un tema similar al del trabajo de grado
de la maestría, o uno de los trabajos de ascenso.
Después de todo, ¿no tuvimos éxito
con ese tema en su momento?
Sin embargo, hay elementos nuevos: 1) Puede que de
entrada encontremos un tema que nos haga vibrar, y del que no
queramos desprendernos, o por el contrario, que no terminemos de
dar con un tema que nos satisfaga enteramente. 2) En la
línea de investigación, probablemente encontraremos
un cuerpo de interrogantes que nos llame fuertemente la atención, así como las directrices
de los otros miembros que nos suponen aptos para ciertos
contenidos. 3) Por otra parte, de seguro pensaremos en un tema
con el que podamos "conquistar" a un eventual tutor.
Esto nos lleva a considerar que la elección del
tema tiene implicaciones valorativo-afectivas, e implicaciones
prácticas. Sin dejar de lado estos elementos (de los que
puede depender el avance académico-administrativo del
trabajo de tesis), tal vez nos convenga pensar desde algunos
interrogantes a la hora de decidir el tema el trabajo: 1)
¿Cuáles cosas nos interesan mucho, nos enamoran de
veras, que puedan ser plasmados en una tesis? 2) ¿Eso que
nos interesa mucho es importante para otros? ¿Para
quiénes? ¿De qué modo? ¿Cuál
es el posible beneficio o trascendencia social e institucional?
3) ¿Ese tema es articulable con la misión y
las políticas
institucionales? 4) ¿Qué puede aportar ese tema a
nuestra línea de investigación? ¿De
qué forma y en qué medida? 5) ¿Se trata de
un tema con información más o menos disponible?
Luego, nos corresponderá negociar con los integrantes de
la línea, sobre nuestros aportes al campo del conocimiento,
y con el eventual tutor, sobre los intereses mutuos implicados en
la tesis.
Un tercer punto lo constituye la definición
de la forma metodológica de la
investigación. Creemos que es muy difícil empezar
de una vez con el planteamiento del
problema y desde allì desplazarnos hacia el
método más adecuado. Generalmente, el
método, de entrada, condiciona la forma de abordar y
plantear el llamado problema de investigación.
En este momento, cabe preguntarnos cuál es el
método que va mejor con nuestra manera de pensar y actuar.
¿Necesitamos demostrar algo, mas o menos definido, con
ayuda de alguna teoría
existente, para lo cual hemos de recorrer un camino más o
menos establecido desde el principio hasta el final? ¿Nos
sentimos mejor con un método de tipo deductivo, que nos va
señalando con cierta certeza los pasos a seguir? ¿O
es que queremos abordar algo no tan claro desde el principio, que
hemos de descubrir y nombrar claramente a lo largo (y sobre todo
al final) del proceso? ¿Requerimos acaso una estrategia
más bien de tipo inductivo, y aventurarme a esbozar o
señalar nuevos caminos teóricos?
Un cuarto punto, como lo hemos visto, lo constituye la
necesidad de negociar. Sin llegar a plantear estrategias
específicas (abunda la literatura al respecto),
sólo reseñaremos acá la necesidad de que
tengamos la mayor convicción posible en el trabajo que
hacemos. En la medida que estemos convencidos de la relevancia
del futuro producto intelectual, tendremos un piso firme para
convencer a otros de que lo que hacemos vale la pena.
Ahora bien, esto ha de estar basado en la sinceridad con
nosotros mismos. Mientras no tengamos un tema al que amemos con
todo nuestro eros investigativo y creativo, conviene que sepamos
escuchar, y que estemos abiertos a nuevas posibilidades de
elaboración para enfocar el tema central de la tesis. Por
otra parte, de seguro nos conviene ponernos en el lugar de los
otros (beneficiarios de la investigación, miembros de la
línea, tutor) y ensayar sus puntos de vista, para negociar
con ellos sobre una mayor base.
Esta visión de la construcción de la tesis
doctoral desde lo personal-cotidiano, se imbrica también
en los requerimientos institucionales y normativos. A estos los
llamaremos factores "externos" (lo de "externos", sabemos, es
relativo, por cuanto han de internalizarse en las personas para
que estas puedan actuar).
Desde los factores "externos":
En primer lugar, encontramos los requerimientos
institucionales explícitos y latentes, que ya
comentamos. Los explícitos se refieren a las normas del CNU y
las de la institución correspondiente. Generalmente, se
refieren a condiciones y aspectos formales del trabajo, en el
sentido de la necesidad de emplear un método considerado
científico y que constituya un aporte original al campo
del conocimiento.
Estos elementos nos permitirán orientar nuestros
trabajos, cubriendo las formalidades respectivas. Caso aparte lo
constituyen los requerimientos latentes o implícitos, que
cada línea o docente, desde sus esquemas y experiencia
previa, añaden a los requerimientos institucionales. Estos
tenen que ver, por ejemplo, con el modo de abordar la
teoría (o con el empleo de
ciertas teorías
o autores específicos, que segùn ellos son mejores
que otros, o los procedimientos particulares ("artesanía
intelectual") para recoger y analizar
información.
Creemos que, aquí, es peligroso que nos
dediquemos sólo a "complacer" al personal docente
(potenciales miembros del jurado de nuestro proyecto y de
nuestro trabajo final), cuyas exigencias muchas veces tienen que
ver con sus temas vitales y sus formas específicas de
concebir los procesos de
producción de conocimientos. Este esmero en
complacer a como dé lugar a los que nos evaluarán
duante la defensa, puede llevarnos a una especie de "esquizofrenia
metódica". Esto no quiere decir que no vamos a tomar en
cuenta sus observaciones y a pensarlas con detenimiento, hemos de
aprovechar al màximo sus conocimientos y sus experiencias.
Pero, finalmente, es nuestra la decisión de qué
vamos a incorporar al trabajo y el modo de hacerlo. Más
bien, se trata de avanzar, y fortalecer un trabajo que sea
sólido y fuerte por sí mismo, producto de nuestras
propias convicciones, y ello redundará en nuestra
disposición psicológica para presentarlo y
defenderlo –si es el caso- en cualquier terreno. En esto,
es clave el aporte del tutor.
En segundo lugar, tenemos la figura del
tutor. Institucionalmente, se trata del
docente-investigador que, mediante su orientación, y sus
aportes desde lo epistemològico, lo teórico y lo
metodológico, constituye el apoyo necesario para que el
tesista culmine con éxito su labor. Mas, podemos decir que
la relación tesista-tutor no es, para nada,
esquemática.
Podemos pasearla por distintos momentos: 1) Una selección
recíproca, una especie de enamoramiento tutor(a)-tesista,
donde se combinan elementos profesionales y personales (no nos
ocuparemos acá de los elementos mercantiles). 2)
Está el asunto de poner el tema por escrito,
con su correspondiente delimitación, que pasa por
una rigurosa negociación con el tutor.
Hay tutores que, por una u otra razón,
sólo atienden a tesistas que compartan sus temas vitales,
y que están dispuestos a trabajar en aristas que
éllos requieren para probar o fundamentar teorías.
Es posible que, entonces, traten de imponer a sus tesistas una
temática dada, o un procedimiento
científico particular.
Otros, pueden encontrar puntos comunes entre los temas
con los cuales trabaja, o el empleo de cierto método, y
los intereses del participante. 3) La discusión para
aclarar hasta dónde pretendemos llegar con nuestra tesis y
cómo queremos abordar el recorrido: ¿verificaremos
una teoría, o descubrimos y propondremos una nueva, o
algunas implicaciones sistemáticas de algo?
¿Expondremos o justificaremos un modelo?
¿Qué es lo que finalmente queremos hacer? ¿Y
cuál es la estrategia que nos conviene para llegar hasta
allá? 4) Establecer la frecuencia y los modos de
reflexión conjunta con el tutor: ¿conversaciones
para prever próximos pasos? ¿Discusión sobre
avances o capítulos enteros? ¿Reflexión
sobre temas centrales o aledaños?
En todo caso, creemos recomendable pensar en que un
tutor, por lo menos, sea un investigador activo, es decir, que
desarrolle proyectos
intelectuales,
incluyendo investigaciones
científicas, que publique resultados, entre otras cosas.
Ello podría darle los elementos que requerimos de
él/ella para la construcción de nuestra tesis. En
todo caso, en la relación tutor-tesista, se impone el
diálogo y
la negociación permanente. Es un actor clave que afecta de
manera directa el éxito o fracaso del proceso. El rasgo
más importante que debe exhibir este actor es su
producción investigativa generada a través de
diferentes medios y
presentada en escenarios diversos.
En tercer lugar, tenemos la administración del proceso, conectado
directamente a los puntos anteriores. Ello implica el manejo del
espacio/tiempo, de los recursos materiales
(transporte,
reproducción), del ya comentado acceso a la
información, etc.
Una vez que se ha avanzado en este proceso, apuntalando
un tiempo/espacio personal, íntimo, propio para pensar,
buscar información, leer y sobre todo escribir; que hemos
podido delimitar una temática que nos guste mucho y sea
pertinente para otros; que tengamos idea del posible
mètodo a emplear; que tengamos una interpretación
clara de los requerimientos institucionales, y, mejor aún,
que podamos diferenciarlos de las "añadiduras" de
profesores y líneas de investigación; que contemos
con un tutor del cual sepamos qué podemos esperar, el tipo
de apoyo específico que nos dará, así como
sus limitaciones, estaremos listos para abordar la
metódica del proceso.
Claro que, desde el punto de vista vivencial, se trata
de un proceso altamente complejo y contingente. En estas
líneas, inevitablemente pecaremos de esquemàticos,
intentando esbozar una guía aproximada para seguir
adelante.
Desde nuestra experiencia, existen dos formas gruesas de
mirar la realidad. Una, donde nos apostamos a cierta distancia de
ella, y nos fijamos en aquellas aristas que sean observables por
unos y por otros, y preferiblemente cuantificables. Se trata de
observar cualidades resultantes de aspectos comunes de diversos
fenómenos, y buscar relaciones explícitas entre
ellas. Tomàndonos cierta licencia, podríamos decir
que se trata de llegar adonde debemos llegar, si seguimos el
procedimiento adecuado.
La otra forma de mirar la realidad, es apreciar las
vivencias humanas (con lo que estas tienen de diverso y de
particular), expresadas mediante el lenguaje, o
en la consideración de la relación entre los seres
humanos en particular y la sociedad como
totalidad. No es nada que "esté a la vista", sino a lo que
se llega luego de una indagación de la cual, en tanto
seres humanos, somos parte, yendo màs allà de lo
aparente para llegar a lo sustancial.
En el primer caso, la mirada en lo tangible, en lo que
se pueda comunicar de manera neutra y hasta donde se pueda,
unívocamente, nos enfrenta a las regularidades más
o menos permanentes, los aspectos similares, comunes o
equivalentes, de los seres humanos en nuestro devenir social.
Para ello, hemos de apelar a la teoría, de modo de avanzar
en el proceso desde una plataforma conceptual adecuada. La
interpretación de los fenómenos, tras una
repetibilidad que los valida desde lo numérico,
ayudará al avance teórico tendente a la
universalización de lo que se conoce. Se trata de intentar
dar explicación a algo que "está
ahí".
En el segundo caso, la mirada está puesta mas
bien en fenómenos que no se ven directamente, sino a
través de la mediación del lenguaje y lo
subjetivo. Son aspectos únicos, personales, a veces
íntimos, que revelan el ser y el hacer de las personas en
la sociedad, por lo que hay que formalizar y expresar de manera
coherente y comprensible los hallazgos. Se trata de descubrir
algo que subyace en la estructura,
los procesos y en el comportamiento
de un grupo
social.
Sobre el proceso del conocimiento
Atendiendo a lo anterior, y recordando que ahora no nos
queda màs remedio que ser esquemáticos, creemos
visualizar tres vìas para el desarrollo del proceso del
conocimiento en la tesis doctoral.
Estas vìas las podemos denominar: 1) Estudio de
la realidad para determinar sus regularidades y relaciones
constantes, 2) Comprensión de la realidad sin modificarla,
para arribar a teorías con fundamento, y 3)
Comprensión de la realidad en tanto ella se
modifica.
- Estudio de la realidad para determinar sus
regularidades y relaciones constantes. La finalidad de este
proceso es establecer, con la mayor precisión posible,
las relaciones mas o menos permanentes entre variables
presentes en la realidad estudiada. Por lo tanto, hay que
manejar, desde el principio, definiciones y conceptos lo menos
ambiguo posibles, y proceder a aislar las variables
significativas para el estudio. El proceso parte de un piso
teórico lo más sólido posible, mas en el
camino puede ser que verifique o respalde la teoría, o
muestre sus debilidades y debamos acudir a formulaciones
teoricas ad hoc que soporten las explicaciones. Se trata, pues,
de lograr una teoría lo más universal posible,
imperfecta, pero perfectible. - Comprensión de la realidad sin modificarla,
para arribar a teorías con fundamento. En este caso, el
propósito es observar y aprehender, mediante
descripciones y observaciones minuciosas, el comportamiento de
un (o más) grupo(s) en toda su complejidad y en su
natural devenir, descubriendo los patrones y estructuras
que subyacen a esa realidad en estudio (Por ejemplo, patrones
de comunicación, estructuras de
relación en grupos
informales, etc.). Ese descubrimento implica aproximaciones
sucesivas y elaboraciones teóricas. - Comprensión de la realidad para modificarla.
Esta vía se propone desarrollar un conjunto articulado
de acciones para la transformación de una
situación dada. La comprensión de la realidad
ocurre durante ese proceso de cambio, que
incorpora a diversos actores en reflexiones compartidas. La
realidad no está ante el investigador, y los sujetos de
la investigación, sino que coexiste con
éllos. Este camino puede llegar a formalizar
ciertas hipótesis y teorizaciones, siempre
ligadas a las acciones en desarrollo y a las posibilidades
futuras de acción.
Una vez que hemos llegado a este punto, ya no parece tan
difícil el abordaje metodológico. La forma como
caracterizamos la realidad a estudiar, y el proceso de
conocimiento que puede corresponder a esa realidad, nos da
nociones de la preferencia de uno u otro método (hablamos,
esquemáticamente, de un mètodo cualitativo o de
otro cuantitativo). Cada uno de estos métodos,
sabemos, es sólo una puerta a mundos màs complejos,
diversos y sin certezas absolutas.
Sabemos, pues, que la asunción
metodológica no es nada esquemática, y mucho menos
automática. La reflexión siempre estará
presente a cada paso que demos, y la duda no se irá de
nuestro lado. Sólo podemos señalar que la
escogencia del método nos obliga a pensar en el camino a
seguir. ¿Queremos explicar algo, desde algún campo
teórico conocido? ¿O queremos, de alguna forma, con
la mínima teoría de partida, descubrir algo algo
que aún no parece existir del todo?
Si queremos explicar formas de relación de
variables definidas con ayuda de una fuente teórica
válida, de seguro nos conviene un camino predominantemente
(no absolutamente) deductivo. De la teoría, y la observación de la realidad, sustentaremos
los conceptos, determinaremos las variables y formularemos
hipótesis que luego verificaremos mediante la
recolección y el procesamiento de la data, lo que nos
ayudará evaluar la eficacia y el
alcance de la teoría.
Si queremos comprender una realidad compleja, abierta en
todas direcciones, en toda su multidimensionalidad, desde una
plataforma teórica mínima que pueda ayudar a
orientar el proceso, nos conviene un camino preferentemente
inductivo. Con un foco delimitado sobre ciertos aspectos de esa
realidad, intentaremos captar al màximo lo que allì
ocurre, elaborando cuidadosamente las informaciones e
integràndolas en categorías y conceptos màs
generales, que soportarán las formulaciones
teóricas que de allí se deriven.
En fin, todos estos comentarios son sólo ideas
para la reflexión en un aspecto vital, como lo es la
elabración de la tesis doctoral.
Julio C. Valdez