Algunas consideraciones sobre la sociolingüística como ciencia y el análisis variacionista
- La sociolingüística.
Surgimiento. Criterios para su
definición - Criterios sobre la
variación lingüística - Bibliografía
No pocos se han cuestionado la significación de
la sociolingüística. Labov ya lo indicaba en sus
primeros estudios, cuando afirmó que "durante muchos
años me he resistido al término
sociolingüística puesto que implica que puede
haber una teoría
o práctica lingüística que no sea social".
Así también lo ratifica Hymes cuando dice "der
Begriff Soziolinguistik bedeutet verschiedenen Leuten
Verschiedenes und natürlich hat niemand das Patent auf seine
Definition. Tatsächlich ist nicht jeder, dessen Arbeit
soziolinguistik genannt wird, bereit, diesen Titel zu azeptieren
und die, die diesen Begriff verwenden, verstehen und betonen
damit verschiedene Dinge"
Unos la consideran una rama de la
lingüística y otros la enmarcan dentro de la
Dialectología. Surgió en la década del
sesenta en los Estados Unidos y
su objeto de estudio es aún un poco impreciso. No obstante
"los estudios sociolingüísticos se remontan al siglo
XVII cuando Gonzalo de Correa hizo una descripción sorprendentemente exacta para
su época de las diastratías y diafasías de
la lengua
histórica al determinar las influencias de una lengua, ya
sean de dialectos particulares de provincias, conforme a las
edades, calidades y estados de sus naturales, de vulgo, de
ciudad; entre la gente de la corte, de diferentes edades,
sexo,
etc"
Resulta interesante que ya desde entonces se hubiese
planteado la caracterización de una lengua a partir de un
análisis en distintos estratos sociales y estilos
funcionales. Pero todavía no había surgido la
sociolingüística. Tuvieron que pasar muchos
años y realizarse valiosas investigaciones
en los Estados Unidos, Francia,
Checoslovaquia y principalmente en la URSS dirigidas al estudio
de las influencias de los factores sociales en la
lengua.
El lingüista soviético Polivánov,
según destaca Figueroa Esteva, hizo una considerable
contribución a la ciencia
sociolingüística. Polivánov
señaló que la lengua debía estudiarse como
actividad colectiva; junto a una dialectología general
debía existir una dialectología social de grupos, cuyo
concepto
fundamental sería el de "dialecto social de grupo".
Planteó además que un mismo individuo
suele ser miembro de diversos colectivos sociales.
Múltiples criterios se contradecían con respecto al
verdadero objeto de esta ciencia; algunos planteaban que el
lingüista debía ocuparse sólo de hablantes y
de oyentes ideales.
La relación lengua-sociedad ha
sido estudiada en estos dos últimos siglos desde
diferentes enfoques. Esta dicotomía bajo la cual se
fundamenta la "Sociología del lenguaje" y la
estrecha vinculación de ciencias como
la sociología, la etnografía y la antropología (cuestiones de
lingüística externa para Saussure) es resumida por
Hymes en tres corrientes principales, según considera
Julio Borrego: la inglesa, la francesa y la
estadounidense.
La primera ve las relaciones entre la lengua y otros
aspectos de la cultura como
una interdependencia entre factores constitutivos de
acontecimientos o acciones
sociales. La lengua es considerada sobre todo como actividad
social y su inclusión en un contexto
extralingüístico como parte necesaria de su
descripción. Dentro de esta corriente sobresalen las
figuras de Malinowsky, Gardiner y Firth.
En la segunda tendencia se ve la lengua por un lado y
los aspectos culturales y sociales por otro, como dos sistemas
paralelos, que establecen entre ellos relaciones de congruencias.
El lenguaje es
considerado más bien como un sistema heredado
y socialmente compartido cuya función
primaria es la referencial, es decir, la de distinguir o expresar
significados. Figuras destacadas aquí son Meillet, Cohe,
Benveniste, etc.
La corriente estadounidense se caracteriza por su
atención al trabajo de
campo y su interés
por el origen y significación social de las
categorías lingüísticas. Ve al lenguaje
más como producto
cultural o herencia
colectiva que como un elemento de acción
social o como faceta del acontecimiento social. Los
planteamientos de la sociolingüística norteamericana,
según Moreno Fernández (1990:106), están
más cerca de las posturas sociológicas… por
cuanto sus propuestas parten de nociones de una dimensión
mayor que la que tiene el individuo (comunidad,
clase social,
grupo, etc). Las figuras que más sobresalen en esta
tendencia son Boas, Sapir y Bloomfield. "En la
sociolingüística norteamericana se encuentran las
réplicas de todas las escuelas que forman la
lingüística estadounidense de este siglo: una
escuela
descriptivista (aunque no se dé a sí misma ese
calificativo), la sociología del lenguaje de
Fishman, obra influida por la antropología y la
etnología cuyo principal exponente es Dell Hymes; y una
última escuela muy relacionada con el generativismo, la
escuela variacionista de William Labov", de esta manera
caracteriza Zamora Munne la tendencia
sociolingüística en sus orígenes y desarrollo.
Muchos investigadores del siglo XX, cuando triunfaban
las concepciones estructuralistas, si bien no ignoraban la
influencia de la sociedad sobre la lengua, las excluían
deliberadamente de sus estudios sociológicos,
antropológicos y etnográficos porque consideraban
que el lingüista solo debía de ocuparse de los
fenómenos lingüísticos y no de sus efectos. Y
ello sucedía, según Labov, por la fuerte influencia
en ellos de las doctrinas saussureanas al obviar todo tipo de
factores extralingüísticos, por la inclinación
cada vez mayor de los lingüistas por la psicología que por la
sociología, además porque la dialectología
de este siglo se dedicó con mayor énfasis a la
recopilación de datos que a la
inclinación teórica de la lingüística.
Por ello Labov considera que los lingüistas de esta centuria
se hallan en dos grandes grupos: los sociales y los
asociales.
Al primer grupo pertenecen, según Borrego Nieto,
los etnógrafos,
antropólogos y dialectólogos, y al segundo, los
llamados lingüistas, concretamente los estructuralistas. Los
seguidores de la gramática generativo-transformativa de
Chomsky se unen a este segundo tipo de investigadores, cuyo fin
es el describir la competencia
puramente lingüística de un hablante-oyente ideal y
los factores sociales son relegados al campo de la
actuación. No obstante esta división, sí
queda claro que el lingüista al estudiar el sistema no puede
obviar los factores extralingüísticos, y
específicamente, los sociales, como los considera Labov
cuando dice que "por social entiendo aquellos rasgos
lingüísticos que caracterizan a los distintos
subgrupos en una sociedad heterogénea"
(1983:337).
Los estudios dialectológicos, que se
habían dedicado a investigaciones empíricas, nunca
olvidaron el entronque social y cultural de los fenómenos
lingüísticos. Ya en 1964, fecha que se establece como
el surgimiento de la sociolingüística, se vislumbra
la interacción de lo sociocultural con
determinadas variables
sociológicas, aunque aún no estaba bien claro el
camino que seguiría esta tendencia, y así nos lo
hace ver Hymes (1972:1) cuando afirma "der Ausdruck
Soziolinguistik kam vor ungefähr 10 Jahre in die Diskussion.
Das folgende Jahrzehnt erlebte eine Vielzahl von
Aktivitäten: es gab allgemeine Symposien (über
Soziolinguistk), über umfassendere Themen, bemerkenswerte
größere Forschungsgemühungen…" actividades
todas en las que se discutían cuestiones, métodos y
fines de la recién nacida disciplina o
tendencia Lingüística.
Vinajera (1991:28) considera que "el pionero en la
definición del contenido de la
sociolingüística fue William Bright (1964) y su
aporte principal es el considerar la diversidad
lingüística como el objeto principal de la
sociolingüística. Para él lo fundamental es
tratar de demostrar que lo que la lingüística
tradicional había definido como una variación
arbitraria, está en relación con las diferencias
sociales"
El mayor esfuerzo se hace en esta y en la próxima
década del siglo XX para superar la situación
estática que se había
creado.
De esta forma se profundiza en las influencias que
ejercen los aspectos sociales en la estructura de
la lengua y se hace énfasis en el carácter biaspectual de la
sociolingüística, en el que se observan dos ramas
claramente distintivas: una lingüística y una
sociológica; la primera investiga el reflejo de los
fenómenos y procesos
sociales en el sistema de la lengua, denominada
sociolingüística, mientras que la segunda, nombrada
linguosociología, se ocupa el reflejo de los
fenómenos lingüísticos en los procesos
sociales. Ello determina que si se parte de los hechos
lingüísticos (signos
lingüísticos) entonces se haría un estudio
sociolingüístico; por el contrario, si se parte del
comportamiento
de las relaciones sociales entre las personas y se analiza esta
relación y su efecto sobre la lengua, se haría
entonces un estudio linguosociológico.
Algunos lingüistas consideran que para que haya un
estudio realmente sociolingüístico debe primar la
modalidad diastrática sobre la diafásica y la
diatópica, a pesar de ser rasgos intrínsecos que
caracterizan a este tipo de enfoque. Su campo de investigación aún no está
bien definido y no cuenta por lo tanto con una teoría bien
integrada y coherente que dé respuesta a los problemas de
la lengua dada la influencia de la sociedad que ejerce sobre
ella, aunque hay acuerdo en sentido general cuando se precisa que
"la sociolingüística se basa en la diversidad
lingüística, y que estudia las relaciones entre esta
diversidad y la sociedad" (Borrego:1981).
Se señalan al respecto una serie de precisiones
que pueden relacionarse con tres tendencias
fundamentales:
- La introducción de factores sociales en la
descripción de sistemas
lingüísticos. - Estudio de las posibles variaciones en la lengua de
un hablante a otro. - Estudio de las relaciones lengua/cultura y
sociedad.
Si se fueran a clasificar estas tres posturas, la
primera sería lingüística, la segunda
sociológica y la tercera etnográfica. Como para
unos "la sociolingüística es lingüística
que utiliza la sociología como ciencia auxiliar, para
otros trata de obtener resultados sociológicos, y
finalmente para algunos es una ciencia autónoma, puente
entre lingüística y sociología" (1981:31), es
notable que su campo de acción y sus respectivas tareas no
están aún en esta fecha claramente
definidos.
Con el decursar de los años y ya a finales de los
noventa "existe un consenso entre muchos lingüistas con
respecto a la concepción de la
sociolingüística como el estudio de la estructura y
evolución de las lenguas dentro del
contexto social de la comunidad hablante".
Si la lingüística describe las reglas de una
determinada lengua, la sociolingüística estudia
cómo los factores sociales inciden sobre esas reglas. Por
ello no deben verse como disciplinas independientes, "la
Lingüística no puede ser otra cosa que
Sociolingüística" (Alba,
1990:23), criterio compartido por muchos lingüistas, entre
ellos Labov.
Para López Morales la
sociolingüística es "el estudio de la lengua, pero en
su contexto social; es decir, el análisis de todos los
casos en que los factores sociales influyen en la lengua y en su
manejo dentro de una comunidad de habla dada". Sus problemas han
sido principalmente teóricos y el tratamiento de la
variación está en el centro de su atención,
por ello esclarece que "el eje indiscutido de los estudios
sociolingüísticos es la variación
lingüística, la cual es inherente a todas las
lenguas, y arroja patrones muy bien definidos y regulares. Los
datos que se estudian deben de descubrir el comportamiento
sistemático de la variación". Según
Cárdenas Molina (1998:19) "la variabilidad es una de las
propiedades fundamentales de la lengua que le permite servir de
medio de comunicación para expresar los pensamientos
y las manifestaciones de la realidad objetiva…
2. Criterios sobre
la variación lingüística.
Entre los distintos tipos de variación que puede
presentar una lengua, ocupa una posición central,
determinante, la variación social, que se manifiesta en
dos ejes: el estratificacional y el situacional. El
primero está relacionado con la estructura de la sociedad,
y el segundo con el uso funcional de la lengua en las diferentes
situaciones sociales".
En sus inicios los métodos que se aplicaban en
todo estudio sociolingüístico se dividían,
según Montes Giraldo, en:
– de recolección del material, ya sean encuestas,
entrevistas,
lecturas de textos o palabras aisladas, observaciones del habla
espontánea, observación participante, etc.
– de análisis e interpretación, los cuales incluyen datos
estadísticos, ecuaciones,
gráficos, curvas, etc.
No obstante el método
sociolingüístico más aceptado fue el aplicado
por Labov en su trabajo "El estudio del lenguaje en su
contexto social" pues posee, según Moreno
Fernández, como característica principal la
heterogeneidad al presentar problemas teóricos,
implicaciones entre la teoría y la metodología y salva los problemas
fundamentales en todo estudio sociolingüístico: el
estudio del lenguaje cotidiano, las observaciones
sistemáticas y asistemáticas, la correcta
interpretación de los marcadores
sociolingüísticos o las reglas variables (Moreno
Fernández, 1990:104)
Según Figueroa Esteva las tareas de
investigación que fundamentalmente interesan a la
sociolingüística deben ser:
– Estandarización de la lengua y planeamiento
lingüístico.
– Comportamiento bilingüe y
plurilingüe.
– Estilística.
– Variabilidad lingüística.
– Cambios lingüísticos en
desarrollo.
– Análisis del habla y de la actuación
lingüística.
– Actitud ante
la lengua.
Todo estudio sociolingüístico, dirigido a
uno u otro campo, ha demostrado que el sistema no es tan
homogéneo y sí muy variable. "Es corriente que un
lenguaje tenga muchas formas alternativas de decir la
misma cosa", sentenciaba ya Labov en "Modelos
Sociolingüísticos". Pero esta variación "no
ocurre caprichosa e indiscriminadamente, como sugiere el concepto
de variación libre del estructuralismo o el de las reglas
opcionales del generativismo.
Los estudios sociolingüísticos demuestran
que existe una correspondencia entre las diferentes
manifestaciones de la actuación lingüística de
un individuo y una serie de factores tanto
lingüísticos como extralingüísticos"
(Alba, 1990:24); y en los estudios fonológicos tanto
segmentales como suprasegmentales, pioneros en el campo del
análisis variacionista, se demuestran las ventajas de este
análisis por su carácter repetible y segmentable en
el discurso,
además porque "la variación alofónica no
conlleva cambio alguno
de significado, factor principalísimo para dar por buena
la existencia de auténtica variación" (López
Morales, 1990:82).
Esta variación o cambio fonético "aparece
primero como rasgo característico de un subgrupo
específico, que no resulta conocido para nadie.
Posteriormente, a medida que se extiende en el interior del
grupo, puede propagarse al exterior como una ola que afecta en
primer lugar a los grupos más vinculados al grupo
originario… Sabemos que el incremento del área afectada
puede verse detenido por factores lingüísticos, o por
factores sociales o discontinuidades históricas… En este
sentido el rasgo lingüístico puede ser un indicador
de edad y de distancia social respecto al grupo origen" (Labov
1983:393).
La gran variabilidad que se manifiesta ?y ya ha sido
estudiada- en el habla de las personas y en un mismo individuo en
sus diferentes situaciones comunicativas ha conllevado al cambio
de la mentalidad "sociolingüística" de los
investigadores al describir los datos obtenidos, y también
al análisis más profundo del polimorfismo que se
presenta en determinados sistemas producidos por el hablante (por
ejemplo en el fonético), condicionado ya no solamente por
factores lingüísticos y condiciones en las que se
produce el proceso de
intercambio verbal, sino además por aquellos que una vez
no interesaron tanto a los estudios dialectológicos; ahora
el sexo, la edad, el grado de instrucción, la raza, el
poder
adquisitivo de las personas, entre otros, contribuyen sobremanera
a la ampliación y perfeccionamiento del criterio de
variación que se manifiesta en una comunidad
lingüística dada o en un grupo de
personas.
La corriente variacionista desarrollada en las
últimas dos décadas del pasado siglo ha
revolucionado la concepción sociolingüística
que durante cerca de veinte años se había aplicado
con mayor o menor rigor en las diferentes regiones
ibéricas e hispanoamericanas para lograr un
análisis diastrático lo más completo
posible, primero de las lenguas rurales y posteriormente de los
grandes conglomerados urbanos. Al inicio no se contaba aún
con la suficiente y necesaria teoría para fundamentar el
por qué de los cambios, no ya en las lenguas en sí,
sino de aquellos que se manifestaban en los distintos estratos
sociales y que determinaban que no todos hablaban de igual manera
el mismo sistema, el por qué las personas se esforzaban
por hablar mejor en circunstancias que ello lo requería
haciéndose portador por lo tanto de varias normas
según sus necesidades comunicativas.
Esa ausencia teórica dificultaba la profunda
interpretación del fenómeno descrito. "A la
búsqueda de ese marco, en los comienzos de la
investigación sociolingüística, se
intentó aprovechar el modelo de
competencia que había desarrollado la escuela
generativista añadiéndole una extensión
probabilística donde se definirían las reglas
variables de la gramática", todo lo cual contribuye al
perfeccionamiento del modelo chomskyano de competencia,
desarrollado por la naciente sociolingüística
apoyándose en las reglas variables "como instrumento para
formalizar la variación lingüística, social y
estilística", y que describen el funcionamiento interno de
la lengua, como lo sentencia López Morales: "…las reglas
variables, más que explicar, realmente describen la
competencia sociolingüística de una comunidad de
habla, y lo hacen de manera impecable…"
La aplicación de estas reglas a los estudios
variacionistas ha contribuido a otorgarles no solo a los factores
lingüísticos, sino también a los sociales su
importancia en la influencia para que se pueda explicar el
fenómeno de la variación en toda su magnitud y lo
más objetivo
posible, basado en un incide de probabilidad
determinado. "Las reglas variables formalizan la idea de que la
variación lingüística no ocurre al azar ni
depende de una libre elección por parte del hablante, sino
que está condicionada por una serie de factores cuyo
efecto es cuantificable" (Alba, 1990:26).
La elaboración y aplicación de estas
reglas probabilísticas para medir la efectividad de los
factores lingüísticos y extralingüísticos
desde inicios de los años setenta han tenido sus
críticos que han argumentado la ausencia de un marco
teórico que las sustente y por ello muchas
investigaciones que tratan sobre el tema prefieren usar las
técnicas estadísticas, desde las más
conservadoras hasta las más novedosas: la
aplicación de softwares sofisticados como el Varbrul y el
Goldvarb para explicar el fenómeno de la variación
objeto de estudio.
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