- Objetivo del
reporte. - Justificación.
- Objetivos
- Estructura y limitaciones del
reporte. - Descripción
- Planteamiento
- Marco teórico
general - Marco
teórico específico - Conclusiones
- Bibliografía
- Anexos
El trabajo a
continuación es una monografía en la cual se ha pretendido
plasmar ciertos criterios que avalen el estudio de una obra tan
famosa como es la de Montesquieu que es "El espíritu de
las leyes", los conceptos vertidos navegan en posturas
históricas que se basan en la época en que el autor
escribió su obra.
El motivo del estudio de este libro es para
dar a conocer al lector las diferencias de los distintos
gobiernos y la propiedad de
las leyes de cada uno con relación a su naturaleza y a
sus principios y
también discurre sobre las leyes en su relación con
la defensa del estado, el
tema de la conquista, profundiza en las costumbres y sus
mutaciones en los contactos culturales producto de
las invasiones, las ventajas y las desventajas del clima, los modos
de vida y el terreno en el progreso de las naciones, la libertad
política
de los ciudadanos libres y los esclavos, las leyes fiscales, las
leyes respecto a la población. Con relación al estudio
de las leyes con relación al clima y al terreno se
encuentra en el autor el gran dominio que tenia
sobre las ciencias
naturales, anticipamos los inicios de la geopolítica moderna, y , en general, se
presiente más al sociólogo con ciertos rasgos de
antropólogo cultural, elemento poco considerado en
nuestros días por los legisladores.
El trabajo esta estructurado de la siguiente forma,
primero se presenta los motivos por el cual se ha estudiado la
obra luego se hacen los objetivos del
reporte en general y luego los del trabajo, seguido del
planteamiento del trabajo, al cual le sigue el marco
teórico para finalizar con las conclusiones y las
recomendaciones hacia el lector.
Como principio esencial se ha pretendido mostrar las
condiciones de desarrollo de
la obra de Montesquieu no son aislados en cuanto a los sucesos
diarios, ya que están estructurados en la historia interna de su
sociedad, y
por la magnitud de su estudio sobre ella y la comprensión
de la misma también se encuentra apegada a la nuestra, es
por eso que, si bien son similares a otros sistemas sociales
la particularidad se encuentra en la estructura de
dominio social y la forma en que no todos aquellos que gobiernan
en la actualidad le dan la importancia que se le debe de dar a
las leyes.
Dar a conocer al lector y analizar sobre el pensamiento de
Montesquieu con respecto a su obra según la perspectiva
histórica que intenta hacer conocer al lector la
existencia de diversas comprensiones sobre la temática
sociológica, Luego mediante el análisis de la obra se buscara proporcionar
algunos elementos críticos que permitan valorar la justa
dimensión de la sociología contemporánea y acceder,
a través del estudio del pensamiento de Montesquieu, a las
diversas visiones del hombre y de la
sociedad, según las épocas y los tiempos, sin
perder de vista la dirección sociológica de las
mismas.
El estudio de la obra de Montesquieu es muy
importante ya que es un modelo
político ingles de separación de poderes y monarquía constitucional, al cual se le
considera el mejor en su tipo como garantía contra el
despotismo.
Según el autor ilustrado, el poder
ejecutivo, el poder
legislativo y el poder judicial no
deben concentrarse en las mismas manos. Esa es una teoría
de contrapesos, donde un poder equilibra al otro.
Hay quien quiere ver en dicha teoría una
relación entre ideas políticas
e ideas sociales: su imagen de la
sociedad sería la de tres fuerzas sociales -rey, pueblo y
aristocracia-, a la que les corresponden tres fuerzas
políticas.
El modelo es tomado del sistema
político de Inglaterra, donde
hay monarquía (el Rey es la cabeza del Poder ejecutivo),
hay aristocracia (en la Cámara de los Lores, que es
legislativa) y hay representación popular (en la
Cámara de los Comunes, que también es legislativa).
Si es ejemplo de representación, no lo es de
separación de poderes ya que, en ocasiones, la
Cámara de los Lores funciona como Tribunal
Supremo.
Según él, en la monarquía, los
poderes intermedios –nobleza, clero, parlamentos-
actúan como equilibradores que impiden excesos del poder
del monarca como también del poder del pueblo. A su vez,
esos poderes intermedios se equilibran entre sí. Es
notable el modo en que la idea de combinación equilibrada
se relaciona con la imagen del universo de
Newton, donde
los elementos se atraen sin perder su identidad.
Como se puede ver esta obra es de interés
para los lectores especialmente para aquellos a quienes le atrae
la sociología
política ya que el autor de la obra menciona a los
tres órganos en su obra que es parte de la estructura de
nuestra sociedad, al mismo tiempo es
bueno tomarse un tiempo en la lectura de
este libro porque ayuda a comprender y a estudiar de una manera
diferente y racional a la sociedad que habitamos, lo que es muy
favorable ya que nos otorga una forma de análisis
más adecuada.
Objetivo general
- Dar a conocer el pensamiento de un gran personaje de
la historia a través de su obra "Del espíritu de
las leyes", sus puntos sobre el origen de las leyes y su
revolución, además conocer la
manera en como la naturaleza, los factores climáticos y
la religión influyen en la práctica
de la ley para poder
obtener de esta manera un criterio amplio acerca del estudio de
la sociología política.
Objetivo específico.
- Conocer un poco sobre el origen de las leyes, su
tiempo, espacio, su composición y evolución. - Dar a conocer las leyes en relación a la
naturaleza y su clima. - Conocer las leyes según su número de
habitantes y la religión que ellos poseen para saber de
que manera influye en la práctica de la ley. - Ser capaces de poder formular conclusiones de los
puntos mencionados en el informe y
poder dar recomendaciones acerca del mismo.
Estructura y limitaciones del
reporte.
El reporte que ha de desarrollarse a continuación
se encuentra estructurado de la siguiente manera:
- Carátula.
- Índice
- Introducción
- Introducción
- Objetivo del reporte.
- Justificación
- Objetivos.
Capitulo 1
- Planteamiento.
Capitulo 2
- Marco teórico
Capitulo 3
- Conclusiones.
Anexos.
Las limitaciones que tuve para realizar el reporte
fueron, para empezar que me costo encontrar
el libro y a la universidad costo
que lo llevaran, luego que me puse a leer tarde pero termine de
leer, y para finalizar que comencé a elaborar el trabajo el
ultimo fin de semana y casi no me alcanzó el tiempo pero
lo termine.
Montesquieu. Charles-Louis de Secondat
Nacionalidad: Francia La
Brède (Burdeos) 18-1-1689 – París
10-2-1775
Nacido en La Brède, el 18 de enero de 1689, su
nombre era Charles-Louis de Secondat, barón de La
Brède y de Montesquieu. Criado en el seno de una familia noble, se
formó en leyes, lo que le permitió posteriormente
dedicarse al ensayo de
corte político e histórico. Así, en 1721
hizo públicas sus famosas "Cartas persas",
una reflexión crítica
de la realidad francesa (sociedad, instituciones,
religión, absolutismo)
vista a través de los ojos de un joven persa residente en
Francia. Posteriormente, emprendió viaje por varios
países europeos, como Alemania,
Italia, Suiza e
Inglaterra, tras el que publicó una reflexión de
corte histórico y moral,
siguiendo el estilo de los "Ensayos" de
Montaigne: "Consideraciones sobre las causas de la grandeza y
decadencia de los romanos". Filósofo ilustrado, en 1784
publica su obra de mayor repercusión, "El espíritu
de las leyes", en la que expone su teoría acerca de la
existencia de un orden en el acontecer histórico y unas
leyes que condicionan la actuación humana. Según
Montesquieu, los códigos legales y las instituciones que
rigen la vida de los pueblos tienen una estrecha relación
con condicionantes de carácter cultural (costumbres,
religión, etc.) y natural (clima, geografía,
etc.).
Las reglas que determinan el comportamiento
de los hombres no son permanentes ni absolutas, sino que surgen y
son modificadas según los contextos históricos y
culturales, los tipos de gobierno y el
carácter de la sociedad. Su ideología política advierte la
existencia de tres tipos posibles de gobierno: república,
monarquía y despotismo, cada uno con sus propias normas y pautas
de actuación.
Para Montesquieu, la república debe gobernarse
por el principio de la virtud, el amor a la
patria y la igualdad. La
monarquía se rige por el honor, mientras que el despotismo
está gobernado por el terror. Desde este punto de vista,
cada forma de gobierno se rige por principios distintos de los
que derivan códigos legales y morales diferentes que
condicionan los más variados aspectos del comportamiento
de los hombres. La decadencia de los sistemas de gobierno se
produce cuando los principios de gobierno no son debidamente
cumplidos o sufren alteración, corrompiéndose todo
el sistema de
gobierno.
De este modo, su análisis histórico
encuentra un modelo de explicación racional del devenir de
los pueblos y naciones. Montesquieu critica la forma de gobierno
que él mismo denomina despotismo, esto es, la
sujeción de los individuos no a las leyes sino a la
fuerza del
gobernante. Encuentra contradictorio que el terror, principio que
rige las formas de
gobierno despóticas, haya de asegurar la paz y la
seguridad de los
gobernados, restringiendo su libertad. Contra la
república, participación de los ciudadanos en su
propio gobierno, Montesquieu alega que es necesaria una excesiva
implicación de los individuos en las tareas de gobierno y
que la extensión del estado queda muy limitada.
Pone como ejemplo de esta forma política a las
ciudades-estado de la Antigüedad, y sitúa su
decadencia y conversión en tiranías en el
alejamiento de los asuntos públicos por parte de sus
ciudadanos. La tercera figura política, la
monarquía constitucional, es para Montesquieu la mejor
forma de gobierno, al reunir en sí misma las ventajas de
la república y de las monarquías absolutas. En este
sentido, Inglaterra constituye la representación
gráfica de los postulados de Montesquieu. El reparto del
poder del estado es necesario para evitar la acumulación
en una sola mano que pueda ejercerlo de manera despótica.
Para ello, debe dividirse en tres partes, cada una con una
misión
específica y diferente, que supongan un equilibrio y
contrapesen la actuación de las demás. La
división de poderes en tres (legislativo, ejecutivo y
judicial) y su adscripción a instituciones diferentes es
garantía, según Montesquieu, contra un gobierno
tiránico y despótico.
La fórmula propuesta es hoy plenamente aceptada
por los regímenes democráticos, que basan en este
esquema político sus planteamientos de gobierno.
Montesquieu falleció en París en 1755.
El objetivo del
pensamiento político de Montesquieu, expresado en
el
Espíritu de las leyes, es
elaborar una física de las
sociedades
humanas. Su modelo, tanto en contenido como metodología, está más en la
línea de lo experimental que lo especulativo. Adopta el
análisis histórico, basado en la
comparación; arranca de los hechos, observando sus
variaciones para extraer de ellas leyes.
En esta obra se nos ofrece, además de la descripción de las idiosincrasias
nacionales, las diversas formas de gobierno y sus fundamentos,
así como los condicionantes históricos e, incluso,
climáticos de éstos, elaboró un novedoso
enfoque de las leyes, los hechos sociales y la política:
se desvanece la clásica oposición entre las
tesis
iusnaturalistas y escépticas, que atribuían
el fundamento de las leyes a la arbitrariedad de los
legisladores: consideraba más bien que las leyes proceden
de relaciones necesarias derivadas de la
naturaleza de las cosas y las relaciones sociales, de forma que
no sólo se opuso a la separación entre ley natural
y ley positiva sino que consideraba que son
complementarias.
Cada pueblo tiene las formas de gobierno y las leyes que
son propias a su idiosincrasia y trayectoria histórica, y
no existe un único baremo desde el cual juzgar la bondad o
maldad de sus corpus legislativos. A cada forma de gobierno le
corresponden determinadas leyes, pero tanto éstas como
aquéllas están determinadas por factores objetivos
tales como el clima y las peculiaridades geográficas que,
según él, intervienen tanto como los condicionantes
históricos en la formación de las leyes. No
obstante, teniendo en cuenta dichos factores, se puede tomar el
conjunto del corpus legislativo y las formas de gobierno como
indicadores de
los grados de libertad a los que ha llegado un determinado
pueblo.
La filosofía política se transmuta
en una filosofía moral cuando establece un ideal
político que defiende es el de la consecución de la
máxima libertad aunada a la necesaria autoridad
política; rechaza abiertamente las formas de
gobierno despóticas. Pero para garantizarla al
máximo, Montesquieu considera que es imprescindible la
separación de poderes. Muy influenciado por
Locke, desarrolla la concepción
liberalista de éste, y además de considerar la
necesidad de separar el poder ejecutivo del poder
legislativo, piensa que también es preciso separar el
poder judicial. Esta separación de los tres
poderes ha sido asumida y aplicada por todos los gobiernos
democráticos posteriores.
Ante esta situación nace la pregunta:
¿Cuáles son los orígenes de las
leyes y de que manera afecta en la práctica de estas los
factores naturales, los factores climáticos y la
religión?
Libro I: De las leyes en
general.
De las leyes, en sus relaciones con diversos
seres.
Las leyes en su más extenso significado, son las
relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las
cosas; y, en este sentido, todos los seres tienen sus leyes: la
divinidad, el mundo material, las inteligencias superiores al
hombre, los brutos y los hombres. Estas reglas son una
relación establecida constantemente ya que cada diversidad
es uniformidad y cada cambio es
constancia.
El hombre, como ser físico, es, como los
demás cuerpos, gobernado por las leyes invariables; como
ser inteligente viola sin cesar las leyes que Dios ha establecido
y cambia las que el mismo estableció. Hace falta que se
conduzca y, sin embargo, es un ser limitado; está sujeto a
la ignorancia y al error, como todas las inteligencias finitas;
incluso pierde los débiles conocimientos que posee. Como
criatura sensible se encuentra sometido a mil pasiones; semejante
ser podía olvidar a Dios en todo instante. Dios se lo
recuerda por las leyes de la religión; semejante ser
podía olvidarse en todo instante de sí mismo; los
filósofos le han recordado por las leyes de
la moral:
hecho para vivir en sociedad podía olvidar a los
demás; los legisladores le han hecho entrar en sus deberes
por las leyes políticas y civiles.
Las leyes de la naturaleza.
Antes que todas las leyes están las naturales,
así llamadas porque se derivan únicamente de la
constitución de nuestro ser. Para
conocerlas bien ha de considerarse al hombre antes de existir las
sociedades. Las leyes que en tal estado rigieran para el hombre,
esas son las leyes de la naturaleza.
La ley que imprimiendo en nosotros la idea de un creador
nos lleva hacia él, es la primera, por su importancia pero
no por el orden. El hombre en su estado natural tendría la
facultad de conocer, pero no conocimientos. Es claro que sus
primeras ideas no serían ideas especulativas.
Pensaría en la conservación. Un hombre así
sólo sería consciente, al principio de su
debilidad; su timidez sería extremada. En estas
condiciones cada uno se sentiría inferior a los
demás o, todo lo demás de tal manera que nadie
intentaría atacar a otro. La paz sería, pues, la
primera ley natural.
Al sentimiento de su debilidad uniría el
sentimiento de sus necesidades, y, así, otra ley natural
sería la que le inspirase la búsqueda de alimentos, el
temor, el placer y la atracción. El
conocimiento constituiría la tercera. Y el deseo de
vivir en sociedad es la cuarta ley natural.
De las leyes positivas.
Tan luego como los hombres empiezan a vivir en sociedad,
pierden el sentimiento de su flaqueza; pero entonces concluye
entre ellos la igualdad y empieza el estado de
guerra.
Cada sociedad particular llega a comprender su fuerza;
esto produce un estado de guerra de nación
a nación.
Los particulares, dentro de cada sociedad, también
empiezan a sentir su fuerza y procuran aprovechar cada uno para
sí las ventajas de la sociedad; esto engendra el estado de
lucha entre los particulares.
Estas dos clases de estados de guerra establecen las
leyes entre los hombres. Considerados habitantes de tan gran
planeta, en el que es necesario que haya diversos pueblos, tienen
leyes en las relaciones que estos pueblos tienen entre sí;
y es el Derecho de gentes. Considerado como viviendo en
una sociedad que debe ser mantenida, tiene leyes en las
relaciones que tienen los que gobiernan con los gobernados; y es
el Derecho político. Las tienen también en
las relaciones que todos los ciudadanos tienen entre sí; y
es el Derecho civil. Una sociedad no podría
subsistir sin un gobierno. La reunión de todas las
fuerzas particulares forma lo que se llama un Estado
político.
Las fuerzas particulares no pueden reunirse sin que se
reúnan todas las voluntades. La reunión de estas
voluntades es lo que se llama estado civil.
La ley, en general, es la razón humana en cuanto
gobierna a todos los pueblos de la tierra; las
leyes políticas y civiles de cada nación no deben
ser más que los casos particulares a los que se aplica la
razón humana. Por ello, dichas leyes deben ser adecuadas
al pueblo para el que fueron dictadas. Deben adaptarse a los
caracteres físicos del país, al clima, a la
calidad del
terreno, a su situación, a su tamaño y al género de
vida. Deben adaptarse al grado de libertad que permita la
constitución, a la región, inclinaciones, riqueza,
costumbres y maneras.
Libro XIX: De las leyes en relación con los
principios que forman el espíritu general, las costumbres
y las maneras de una nación.
De la tiranía.
Hay dos clases de tiranía: real y efectiva la
una, que consiste en la violencia del
gobierno; circunstancial la otra, que se deja sentir cada vez que
la opinión encuentra mal una medida de los
gobernantes.
Es verdad que el Cesar, los triunviros y Augusto fueran
casi reyes, pero lo disimulaban aparentando respeto a la
igualdad y no pareciéndose en los modales ni en su modo de
vivir a los reyes de entonces. Los romanos querían
conservar sus instituciones y sus gustos sin imitar a los pueblos
serviles de África y de Oriente.
Del espiritu general.
Muchas cosas gobiernan a los hombres, con ello se forma
un espíritu general, que es un resultado
cierto.
Cuanto más fuertemente influya una de estas
causas, menos se dejara sentir la influencia de otras. La
naturaleza y el clima obran casi solos sobre los salvajes. Las
leyes tiranizan a Japón;
gobiernan las formas a los chinos; las costumbres eran la regla
en Macedonia; las máximas de gobierno y las costumbres
antiguas eran lo que ejercía más influjo en
Roma.
Debe atenderse a que no cambie el espíritu
general de un pueblo.
Si hay en el mundo una nación que tenga humor
sociable, carácter franco y alegre, llevado a veces a la
indiscreción, viveza, gusto y con todo esto valor,
generosidad y cierto pundonor, bueno será poner sumo
cuidado en no violentar sus hábitos con leyes que pongan
trabas a su manera de ser o coarten sus virtudes.
Nada ganará el Estado, ni en lo interior ni en lo
exterior. Si se le imprime un espíritu de
pedantería a un pueblo naturalmente alegre.
No es acertado el corregirlo todo.
La naturaleza lo corrige todo, que nos dejen tales como
somos. Nuestras cualidades indiscretas unidas a nuestra escasa
malicia, hacen que no nos convengan unas leyes que cohíban
nuestro amor
sociable.
Efectos del carácter sociable.
Cuanto más se comuniquen los pueblos, mas
fácilmente mudan sus modales. El clima es causa de que sea
comunicativa una nación y lo es también de que se
ame las mudanzas. Y lo que hace amarlas mudanzas hace
también que se forme el gusto. Las modas no carecen de
importancia: a fuerza de frivolidad aumentan sin cesar las ramas
de comercio.
De la vanidad y del orgullo de las
naciones.
La vanidad es un buen resorte de gobierno, pero el
orgullo es peligroso. Para comprenderlo bien no hay más
que representarse, por una parte, los innumerables beneficios que
resultan de la vanidad: el lujo, la industria, las
artes, las modas, la urbanidad, el gusto; por otra parte los
inmensos males que acarrea el orgullo: La pereza, es efecto del
orgullo y la diligencia de la vanidad.
Toda nación perezosa es presumida y grave, porque
los que no trabajan se creen soberanos de los que trabajan.
Examinado todas las naciones, veréis que la gravedad, el
orgullo y la pereza casi siempre van juntos.
Del carácter de los españoles y de los
chinos.
Los diversos comportamientos de las naciones son una
mezcla de virtudes y vicios, de buenas y malas cualidades. Las
mezclas
afortunadas son aquellas de las que resultan grandes bienes, aunque
a veces nadie lo hubiera adivinado; hay otras que causan grandes
males, que nadie sospecharía.
Reflexión.
No se ha dicho que lo que precede para abreviar poco ni
mucho la distancia infinita que separa el vicio de las virtudes,
solo se ha querido hacer comprender que los vicios morales son
vicios políticos; esto no debe ignorarse por los que hacen
leyes opuestas al espíritu general.
De las maneras y de las costumbres en el estado
despótico.
La máxima fundamental es que no deben cambiarse
las costumbres ni las maneras en el estado despóticos.
Este cambio traería una revolución. Como en esos
estados puede decirse que no hay leyes, sino costumbres y
modales, bastaría cambiarlos para transformarlo todo. Las
leyes se establecen, las costumbres se inspiran; estas tienen mas
conexión con el espíritu general; aquellas con las
instituciones particulares. Cambiar una institución
partícula es menos perjudicial, seguramente que una
alteración en el espíritu general.
En un país despótico, las mujeres
ordinariamente viven encerradas y no pueden dar el tono. Cada
sexo influye
más o menos en el otro, y esta influencia recíproca
hace que ambos sexos pierdan su cualidad distintiva: lo que era
absoluto se trueca en arbitrario y los modales se modifican un
día u otro.
Cuales son los medios
naturales de cambiar las costumbres y modales de una
nación.
He dicho que las leyes son instituciones particulares y
terminantes del legislador. Las costumbres y maneras son
instituciones de la nación en general. De aquí
sigue que cuando se quiere alterar las costumbres y maneras no
cabe hacerlo por medio de leyes, lo cual podría parecer
tiránico; es preferible hacerlo por medio de otras maneras
y costumbres.
Los pueblos en general, son muy apegados a sus usos,
quitárselos a la fuerza es hacerlos desgraciados. No
conviene, cambárselos, es mejor inclinarlos a que los
cambien ellos mismos. Toda pena que no se derive de la necesidad
es tiránica; la ley no es un mero acto de poder, y las
cosas indiferentes no le incumben.
De cómo han confundido algunos legisladores
los principios que gobiernan a los hombres.
Entre las leyes y las costumbres hay la diferencia de
que las primeras regulan principalmente las acciones del
ciudadano y las segundas acciones del hombre. La diferencia entre
las costumbres y las maneras consiste en que aquellas se refieren
más a la conducta interior
y éstas a la exterior.
En este sentido la civilidad es mejor que la urbanidad.
Ésta linsojea los vicios de los demás, en tanto que
aquella nos impide exteriorizar los nuestros. La civilidad es una
barrera que han puesto los hombres entre sí para no
desagradarse.
Propiedad particular del gobierno de china.
Los legisladores chinos hicieron más confundieron
la religión, las leyes, las costumbres y las maneras, todo
esto fue la moral, la virtud. Los preceptos que se
referían a estos cuatro puntos fueron llamados ritos; y en
la observación exacta de estos ritos fue en lo
que triunfó el gobierno chino.
Dos cosas contribuyeron a grabar los ritos en el
corazón
de los chinos y en su entendimiento: una, su manera de escribir,
y la otra que no conteniendo los preceptos de los ritos nada
espiritual sino solamente la reglas de una política
común, son más asimilables, más a
propósito para convencer, que las materias de un orden
intelectual.
Resulta de lo expuesto, que, por la conquista, no ha
perdido China sus leyes, siendo la misma cosa maneras,
costumbres, leyes y religión no es posible cambiarlo todo
a la vez. Y como es preciso que el cambio se produzca en el
venció o en el vencedor, ha sido el vencedor quien ha
cambiado en China; porque no siendo sus costumbres sus maneras,
ni sus maneras sus leyes, ni sus leyes su religión, ha
sido difícil que se adapte poco a poco el pueblo vencido
más bien que el vencido a él.
La religión cristiana, al establecer la caridad,
el culto público, la participación de los mismos
sacramentos, parece exigir que todo se una, los ritos Chinescos
más bien exigen que todo se separe.
De cómo se ha realizado entre los chinos la
unión de la religión, las leyes, las maneras y las
costumbres.
Los legisladores Chinos tuvieron por objeto principal la
tranquilidad del impero. Les pareció que el medio mas
indicado para conseguirla era la subordinación.
Poseídos de esta idea creyeron que debían inculcar
el respeto a los padres, para lo que establecieron numerosos
ritos y ceremonias con que se les honraba durantes su vida y
después de su muerte.
El respeto de los padres se enlazaba necesariamente con
todo lo que se refería a los mayores, este respeto a los
padres suponía benignidad con los hijos, esto formaba los
ritos, luego los ritos formaban el espíritu general de la
nación.
Explicación de la paradoja acerca de los
chinos.
Dos fines se han propuesto los legisladores Chinos: que
el pueblo sea pacífico y sumiso y que sea también
activo y laborioso. Por la naturaleza del clima y el terreno, la
vida es allí precaria, y nadie puede asegurar la
subsistencia como no trabaje mucho. En china cada uno debe
atender a su interés: si el pícaro atiende a su
utilidad, el
que puede ser burlado debe mirar a la suya. En lacedemonia se
permitía robar, En china se permite
engañar.
Las leyes deben guardar la relación con las
costumbres y las maneras.
Instituciones singulares pueden confundir, del modo que
se ha visto, cosas naturalmente separadas, como las leyes, las
costumbres y las maneras; pero es que, aún separadas, son
cosas que tienen estrechas relaciones entre sí.
Cuando un pueblo tiene sencillas costumbres, las leyes
también se simplifican.
Las leyes siguen a las costumbres.
Las leyes que otorgan la tutela de la
madre, atienden a la conservación de la persona del
pupilo; las que otorgan al heredero más cercano, atienden
ante todo la conservación de los bienes. En los pueblos en
que están pervertidas las costumbres es mejor que sea la
madre quien tome a su cargo la tutela; en que ellos otros en que
las leyes cuentan con la fuerza de costumbres de los ciudadanos,
se otorga la tutela al presunto heredero de los bienes, o a la
madre o a los dos juntos.
Los romanos evitaron con sus leyes algunos
inconvenientes del imperio más duradero de todos, que es
el de la virtud, los españoles querían evitar con
las suyas los efectos de la tiranía más
frágil de mundo, la de la belleza.
La ley de de Teodosio y Vallentiniano, buscó las
causas del repudio en las antiguas costumbres y usos de los
romanos. Se incluyó entre ellas la acción
del marido que castigara a su mujer de un modo
indigno de personas honrada, en las leyes que vendían se
omitió esta causa por haber cambiado en esto las
costumbres, ya que los usos de Oriente habían sustituido a
los de Europa. Con esto
se ha visto entonces cómo las leyes siguen a las
costumbres.
Las leyes pueden contribuir a formar las costumbres,
las maneras y el carácter de una
nación.
Las costumbres de un pueblo esclavo son parte de su
servidumbre, las de un pueblo libre son parte de su libertad. No
se dirá que el clima no haya producido, las leyes, las
costumbres y las maneras de aquella nación, pero se dice
que las costumbres y maneras de la misma deben tener con sus
leyes alguna relación.
Como habría en el Estado dos poderes Visibles, el
legislativo y el ejecutivo, el poder ejecutivo, disponiendo de
todos los empleos podría favorecer a muchos y dar grandes
esperanzas sin infundir temores.
Habría dos partidos, y el odio entre ellos se
perpetuaría por su misma impotencia, los dos partidos
están compuestos por hombres libres, el efecto de la
libertad sería que la perdiera pues los ciudadanos
acudirían a levantar al otro.
Todos temen que se les escape el bien, que se siente
más que se conoce, y como el temor agranda los objetos, el
pueblo siempre estará en la inquietud la duda,
creyéndose en peligro quizás en los momentos de
mayor seguridad.
El cuerpo legislativo poseyéndose de la confianza
del pueblo y con mas luces que él, podría
desvanecer las malas impresiones que el mismo pueblo hubiera
recibido y calmar su agitación. Una nación libre
puede tener un libertador, una nación subyugada no puede
tener más que otro opresor, para gozar de la libertad, que
cada uno pueda decir lo que piensa, diría o
escribiría todo lo que las leyes no le prohibieran
expresamente decirlo o escribirlo.
Para conservar su libertad, el gobierno tomaría
prestado de sus súbditos, y comprendiendo éstos que
si fueran conquistados perderían sus créditos, se esforzarían más
y más en defenderlo. Esta nación amaría su
libertad y podría acontecer que en defensa de ella
sacrificara intereses y comodidades, aceptara riesgos, y
peligros, pagara impuestos tan
crecidos. Que un príncipe absoluto no se los
exigiría tan fuertes a sus vasallos.
Se miraría a los guerreros como gentes cuyo
oficio podría ser útil a veces, estimándose
más las cualidades civiles. Si esta nación se
hallara situada al Norte y produjeran su agricultura y
su industria más de lo que necesitase, en un Estado donde
por una parte reinara la opulencia y por otra parte fueran los
impuestos excesivos, apenas se podría vivir con una
fortuna limitada. Toda nación comercial tiene un gran
número de pequeños intereses particulares, por lo
mismo puede perjudicar de mil maneras.
El Estado sometido tendía gobierno civil tan
bueno como se quisiera, lo cual no impediría que se viera
agobiado por el derecho de gentes. Que se le impusieran leyes de
nación a nación como al país conquistado. Y
que su propiedad sería precaria, un depósito
exclusivamente en beneficio del dominador. Si lo nobles hubieran
tenido en algún tiempo inmoderado poder de la
nación, y el monarca hubiese encontrado medio de abatirlos
y elevar al pueblo, se habría llegado a la mayor
servidumbre en el tiempo comprendido entre el día del
rebajamiento de los nobles y el instante en que el pueblo se
penetrara de su fuerza. Respecto a la religión, como cada
individuo
sería dueño de su conciencia y de
su voluntad, no sería difícil que en semejante
país hubiere gentes sin ninguna religión, y que,
sin embargo, se resistieran a cambiar por otra la que
rutinariamente practicaran, comprenderían que quien puede
meterse en su conciencia también pudiera disponer de su
vida y de su fortuna.
La Nación en que todos los hombres tomaran parte
en la
administración política, no tendría
apenas hombres que pensaran en las mujeres, sin hábitos de
galantería, se entregarían a una vida desarreglada
que les dejará toda su libertad y todo su
tiempo.
En las monarquías extremadamente absolutas, los
historiadores falsean la verdad por no tener libertad de decirla,
y en los Estados extremadamente libres, tampoco con veraces, a
causa de la misma libertad, que engendrando divisiones y disputas
hace a cada uno tan esclavo de sus prejuicios y de los de su
partido como los sería de un déspota.
Página siguiente |