- Resumen
- Introducción
- Antecedentes
- Una
alternativa de solución. - Ética y
equidad de la donación de
órganos - Cuanto sabemos
de la donación de órganos - Desde el punto de
vista de la iglesia católica - Cadena de
obtención de órganos y
tejidos - Preguntas
más frecuentes - La muerte
cerebral - ¿Quieres
ser donante? Haz que todos lo sepan - Legislación vigente
- Casos prácticos
- Conclusión
- Bibliografía
- Anexos
EN ESTE TRABAJO SE HA
RECOGIDO TODA LA LEGISLACIÓN VIGENTE RESPECTO DE LA
DONACIÓN DE ÓRGANOS EN EL TERRITORIO
PERUANO.
Los trasplantes de órganos y tejidos
constituyen un medio terapéutico eficaz en el tratamiento
de múltiples enfermedades y en la
rehabilitación de pacientes cuya única alternativa
de curación es a través de esta intervención
médica.
Los avances en la ciencia
médica han hecho de los trasplantes, un procedimiento
cada vez más seguro y de
mejores resultados, brindando a pacientes antes condenados a
muerte, la
posibilidad de una vida no sólo más larga sino de
excelente calidad.
En Nuevo León, desde 1967 se practican
exitosamente los trasplantes. Desde entonces, el número de
personas que lo requieren aumenta en forma considerable cada
año, pero debido a la escasa disponibilidad de
órganos, no todos los pacientes pueden ser trasplantados
con la oportunidad que lo requieren. La falta de donación
de órganos provoca que muchas vidas se pierden
anualmente.
En las Instituciones
de Salud, se realiza
el registro de
los pacientes que requieren de un trasplante, la
asignación de los órganos disponibles para
trasplantes terapéuticos con estricto apego a los
criterios médicos, y además, se ofrece información a la población sobre el Programa de
Trasplantes y del proceso de
donación voluntaria.
La sociedad puede
participar en la difusión y promoción de éste Programa a fin de
fomentar una cultura de
donación que contribuya a lograr que más personas
tengan la oportunidad de recuperar un estado de vida
saludable.
EL GRUPO DE
TRABAJO
2.1. EL PRIMER DONANTE HUMANO DE
ÓRGANOS
En 1933, el ruso Voronoy realizó el primer
trasplante renal a una joven en coma urémico a partir de
un hombre de 60
años. Los riñones trasplantados funcionaron
precariamente durante los dos primeros días; entonces, le
sobrevino la muerte a la
paciente.
Voronoy comunicó en 1949 otros cinco trasplantes
de riñón de cadáver conservado realizados
sin éxito
alguno.
El primer trasplante renal entre humanos con resultado
de supervivencia del receptor tuvo lugar en Boston en 1947. A una
joven en coma profundo por uremia, en anuria desde hacía
diez días tras shock séptico secundario a un
aborto
complicado, se le trasplantó el riñón de un
cadáver. El implante se practicó a nivel del
pliegue del codo, y se mantenía caliente con el foco de
una lámpara. El riñón secretó orina
el primer día, y dejó de funcionar al segundo
día. Dos días después, se reanudó la
diuresis natural y se producía la
curación.
En 1950 en Chicago, se realizó en EE.UU. el
primer trasplante renal con implantación intraabdominal a
una mujer afectada de
poliquistosis renal y con función
precaria a la que se le extrajo uno de sus riñones
poliquísticos y se le sustituyó por el
riñón de un cadáver. A los dos meses se
comprobó que el riñón tenía
función.
A partir de 1950, diferentes equipos europeos y
americanos procedieron con el trasplante renal en humanos
procedentes de cadáveres humanos…..
2.2. EL PRIMER TRASPLANTE RENAL CON ÉXITO
ABSOLUTO
En 1954 se realizó el primer trasplante renal con
éxito total al trasplantar un riñón entre
gemelos univitelinos.
Durante la década de los cincuenta se
avanzó en la investigación inmunológica, siendo
en 1958, en Boston, donde se realizó un trasplante
utilizando dosis de inmunosupresores. El riñón
sobrevivió pero la paciente murió a causa de las
infecciones provocadas por la
inmunosupresión…
2.3. EL PRIMER DONANTE EN MUERTE
ENCEFÁLICA Y A CORAZÓN LATIENTE
En 1963, Guy Alexandre en Lovaina (Bruselas)
realizó el primer trasplante renal a partir de un
cadáver en situación de "muerte cerebral" y con
corazón
latiente. El receptor falleción un mes más tarde
por una septicemia.
En 1964 realizó el segundo trasplante renal de
estas características, el riñón
funcionó durante más de seis años. Ese mismo
año Hamburguer en París realizó el segundo
trasplante renal con donante cadaver en "muerte
cerebral".
Ventiséis años más tarde, el
riñón trasplantado garantiza una vida completamente
normal a su receptor….
2.4. EL PRIMER ÉXITO EN EL
TRASPLANTE DE HÍGADO
En 1963 Thomas Starzl realizó el primer
trasplante de hígado entre humanos. A un niño de
tres años afecto de atresia biliar que se encontraba en un
estado fisiológico desastroso le trasplantó el
hígado de otro niño fallecido de un tumor cerebral.
Cinco horas de supervivencia.
En el mismo año, dos meses más tarde,
practicó su segundo trasplante hepático, esta vez
entre adultos. El receptor, un varón de 48 años de
edad afecto de un glioma primario de cerebro. El
trasplante fué un éxito, el receptor murió
22 días más tarde de una embolia
pulmonar…
2.5. EL PRIMER ÉXITO EN EL TRASPLANTE
CARDÍACO
En 1967 en Ciudad del Cabo, Chritiaan Barnard
realizó el primer trasplante cardíaco en el ser
humano. La donante, una joven con politraumatismos tras un
atropello, presentaba lesiones cerebrales muy graves con
actividad cerebral mínima al ingreso. Barnard
solicitó la donación del corazón al padre de
la víctima. Después de unos minutos de
reflexión, el padre de la víctima respondió
a Barnard:"si ya no existe esperanza para mi hija, intente salvar
a ese hombre". El receptor fue un varón de 54 años
tenía una miocardiopatía isquémica en estado
terminal. Se instalaron donante y receptor, respectivamente, en
dos quirófanos adyacentes. Cuando cesó toda
actividad cardíaca en el electrocardiograma del donante y
se comprobó la ausencia de respiración espontánea y de todos
los reflejos durante siete minutos, se declaró muerta a la
donante y se procedió a la extracción
cardíaca. El injerto se implantó y funcionó,
y cuando se cerró el torax las constantes vitales del
receptor eran correctas. A los diez días el receptor
caminaba por la habitación. Una neumonía bilateral provocará su
muerte cuatro días más tarde.
Un més más tarde, Barnard realizó
su segundo trasplante cardíaco. El receptor vivió
diecinueve meses y medio.
2.6. EL PRIMER TRASPLANTE DE
MÉDULA ÓSEA
Los orígenes de este procedimiento se remontan al
año de 1939, con el reporte de un paciente quien
recibió 18 ml intravenosos de médula ósea
proveniente de su hermano para el tratamiento de anemia
aplásica. Posteriormente en la década de 1960 las
investigaciones del Dr. E. Donall Thomas llevaron
al primer trasplante exitoso de médula ósea, por lo
que fue galardonado en ese entonces con el Premio Nobel de
Medicina.
Debido a los resultados del Dr. Thomas se logró
una mayor aceptación de este procedimiento en los
años posteriores, lográndose al final de la
década de 1970 éxito en el primer trasplante
autólogo de médula ósea para el tratamiento
de linfoma. En la actualidad el trasplante de médula
ósea cada día tiene más indicaciones para el
tratamiento de algunas neoplasias hematológicas, tumores
sólidos y aplasia medular.
3.- CONTENIDO
3.1. UNA
ALTERNATIVA DE SOLUCIÓN.
Es una investigación teórica basada en
preceptos lógico-matemáticos. Se pretende demostrar
que las técnicas
hipotérmicas de conservación de órganos para
trasplante agotaron sus posibilidades de progreso. En su
reemplazo se propone un método
inédito, la conservación activa de los
órganos en normotermia, el que además de solucionar
los problemas
actuales generará importantes beneficios adicionales. El
autor intenta entusiasmar a la comunidad
científica para que diseñe un prototipo del
Dispositivo de Conservación Normotérmica y
verifique en la práctica la solución
propuesta.
3.1.1. INTRODUCCIÓN
Las técnicas actuales de conservación de
órganos a ser trasplantados basadas en el enfriamiento,
presentan problemas de difícil o imposible
solución: poco tiempo de
conservación; desecho de órganos disponibles;
daños producidos por la isquemia; fallecimiento de
pacientes en listas de espera por falta de órganos;
rechazos inmunológicos; infecciones; períodos
prolongados de hospitalización; costos muy
elevados. Aplicando al estudio de cada una de las etapas
involucradas el método de razonamiento indicado por el
postulado del Límite Máximo de Optimización,
se demuestra que a pesar de las mejoras que se incorporen a las
técnicas hipotérmicas no se podrán alcanzar
los resultados óptimos deseados. Según el
postulado, para tener mejores resultados se deben realizar
Cambios Conceptuales y Trascendentes: por esta razón, en
oposición a las técnicas de conservación en
frío y anulación de la circulación, se
propone mantener los órganos a conservar funcionando en
normotermia. Aplicando esta nueva técnica los
órganos tendrán una suave transición desde
el donador al receptor, sin interrumpir la circulación y
manteniendo las condiciones de temperatura y
funcionamiento propias del órgano. La isquemia será
eliminada y dentro del Dispositivo de Conservación
Normotérmica los órganos tendrán un
período de conservación notablemente mayor. Antes
de intentar el trasplante se realizará la
adaptación del órgano dentro del Dispositivo de
Conservación, para que los problemas de rechazo los sufra
el injerto en lugar de sufrirlos el paciente-receptor.
Será posible tener bancos con
disponibilidad inmediata de órganos, se crearían
nuevas industrias para
la fabricación de los Dispositivos de Conservación
y una nueva disciplina
médica sería la de "especialista en
conservación de órganos".
3.1.2. CARACTERÍSTICAS TEÓRICAS DEL
DISPOSITIVO DE CONSERVACIÓN NORMOTÉRMICA
La aplicación de las técnicas
normotérmicas se basa en el desarrollo de
un Dispositivo de Conservación Normotérmica. El
propósito del Dispositivo es simular el medio ambiente
natural del órgano y posibilitar el flujo de la sangre y de otros
líquidos. El objetivo final
es lograr que el órgano no detecte diferencias entre el
cuerpo del donante y el Dispositivo. Aunque cada tipo de
órgano necesitará un Dispositivo distinto,
existirán características comunes. En forma
esquemática, el Dispositivo contaría con los
elementos y las características siguientes:
- Alojamiento para el órgano;
- Mantenimiento del órgano en la oscuridad
para evitar efectos indeseados de la luz; - Regulador de temperatura con sensores,
para mantener la temperatura del conjunto igual a la
temperatura normal del cuerpo; - Bombas que mantengan la presión adecuada de los fluidos y del
órgano; - Oxigenador;
- Recinto para la inspección, mantenimiento y agregado de los alimentos y
medicamentos necesarios, extracción de muestras para
análisis y reposición o
reemplazo del volumen
sanguíneo; - Marcapasos para mantener el ritmo cardíaco
y, en otros órganos, reforzar los ritmos
pulsátiles de circulación; - Detectores para monitoreo;
- Elementos de conexión para conectarse
primero al donante y luego al receptor; - Alimentación eléctrica desde la
red y desde
batería o generador diseñado para este
propósito.
La mayoría de los elementos que se mencionan ya
existen actualmente y su tamaño y peso se pueden modificar
para adaptarlos a esta nueva aplicación, .
3.1.3. TÉCNICAS NORMOTÉRMICAS
PROPUESTAS
La idea principal es lograr que el órgano a
trasplantar haga una suave transición desde su
extracción hasta su implantación. Si durante esta
transición el órgano pudiera seguir funcionando
normalmente sus lesiones se reducirían y mantendría
sus reservas de energía dentro de límites
razonables, sin necesidad de aportes externos o con necesidades
mínimas. También se deberían eliminar los
traumatismos que pudieran dañar la estructura del
órgano o descompensar su funcionamiento. La
circulación no se debe interrumpir y se deben mantener
aproximadamente constantes la temperatura y los parámetros
de funcionamiento propios de cada órgano: ej.: ajustar el
ritmo cardíaco mediante marcapasos y mantener los
gradientes de presión entre las aurículas y los
ventrículos. Las técnicas normotérmicas
harán posible la existencia de "bancos de
órganos" a disposición permanente de los
pacientes que los necesiten y tal vez no se usarían
más las desesperanzadoras listas de espera. La
obtención ilícita de órganos y su
tráfico no serían un negocio lucrativo, por lo que
este tema ya no preocuparía. Con el órgano
funcionando normalmente dentro de un entorno que simule su
hábitat, el período de
conservación alcanzará niveles insospechados. La
supresión total de la isquemia eliminará los
daños relacionados y limitará la aplicación
de drogas
compensadoras. Al disponerse de más tiempo, se
facilitarán los trámites legales. La
adaptación del paciente al nuevo órgano
tendrá aspectos inéditos pues se realizará,
antes de intentar el trasplante, dentro del Dispositivo de
Conservación: los problemas de rechazo los sufrirá
el órgano en lugar de sufrirlos el paciente-receptor. Las
infecciones del injerto se tratarán dentro del
Dispositivo, sin afectar al futuro receptor. Las ventajas y las
posibilidades futuras que abre este nuevo concepto son
enormes: podría reducirse significativamente el tiempo de
desactivación del sistema
inmunológico del receptor y tal vez los estudios y
experiencias podrían hacer innecesaria tal
desactivación. Por tener al órgano dentro de un
recinto manejable y controlable se podrían hacer
experiencias tratando de encontrar los límites de su
barrera inmunológica: quizás perturbando su
equilibrio
molecular con presiones y/o temperaturas y/o drogas y al mismo
tiempo haciendo que la sangre del receptor circule por su
interior, se podrían asemejar los parámetros del
órgano a los del paciente-receptor… entonces, para el
sistema inmunológico del receptor el injerto no
sería extraño… También se le
aplicarían al órgano las terapias genéticas
necesarias para evitar el rechazo, sin riesgos para
el paciente.
Disminuirían la gravedad de las infecciones y su
cantidad, los efectos secundarios por aplicación de drogas
y los períodos de hospitalización y
recuperación. Al crecer la cantidad de receptores que
tendrían acceso al trasplante de órganos para
sobrevivir o para mejorar su calidad de
vida, se produciría una disminución gradual de
los costos.
El concepto del Dispositivo de Conservación es
aplicable a todo órgano que pueda ser trasplantado. Por
ejemplo, la atresia biliar en los niños
se cura con trasplante de hígado, pero no hay donantes con
la edad adecuada: la solución es la reducción
hepática, separando un hígado compatible de adulto
en 2 ó más fracciones y usándolo en
más de un trasplante. Desde hace años se realizan
experiencias con xenoinjertos.
El uso del Dispositivo de Conservación
facilitaría los controles y los estudios para perfeccionar
esta técnica. En el futuro, los órganos
artificiales que se desarrollen podrían ser adaptados a
cada usuario dentro del Dispositivo de
Conservación.
3.1.4. SELECCIÓN DE DONANTES
Será menos exigente ya que al aumentar los
períodos de conservación habrá tiempo para
curar disfunciones del órgano, realizar estudios de
histocompatibilidad cruzada, etc. Se usarán criterios
menos limitativos que los actuales, incluyendo donantes de mayor
edad y aún los que fallecen por alguna enfermedad que no
afecte directa y definitivamente al órgano. Después
de la declaración de muerte y cuando sea posible, se
seguirán usando los sistemas de apoyo
a la vida para conservar el funcionamiento de los órganos
a trasplantar. Se tratará de incorporar rápidamente
cada órgano a trasplantar dentro de su correspondiente
Dispositivo de Conservación. El que los órganos se
puedan mantener por largos períodos estimulará la
promulgación de leyes regulando
su obtención, lo que posibilitará que exista un
stock de órganos capaz de satisfacer las
demandas.
3.1.5. ABLACIÓN DE ÓRGANOS
Antes de la ablación se lo conectará al
Dispositivo de Conservación forzando su funcionamiento a
régimen normal. Se harán circular los fluidos por
el Dispositivo y dependiendo del estado del órgano se
agregarán anticoagulantes, medicamentos y todo elemento
que pueda mejorar la sangre del donante. Cuando el órgano
alcance su régimen de funcionamiento normal debido al
aporte del Dispositivo de Conservación, se
procederá a su ablación y se lo acomodará en
forma conveniente dentro del Dispositivo.
3.1.6. CONSERVACIÓN DEL ÓRGANO EN EL
DISPOSITIVO DE CONSERVACIÓN NORMOTÉRMICA
Con el órgano dentro del Dispositivo se
harán los controles y estudios correspondientes y se
aplicarán las medicaciones que el órgano necesite.
Podría conservarse la sangre del donante, aunque el uso de
sustitutos tendría algunas ventajas.
3.1.7. ADAPTACIÓN DEL ÓRGANO AL PACIENTE
RECEPTOR
Se reemplazará la sangre del donante o sustitutos
en forma parcial por la sangre del paciente-receptor. Se deja que
circule el tiempo necesario para permitir la adaptación
del órgano y se agregará más sangre del
receptor hasta reemplazar totalmente a los líquidos
originales. Se deberá controlar el estado del
órgano para detectar síntomas de rechazo. Por
breves períodos podría desactivarse el sistema
inmunológico del órgano y es en esta etapa donde se
harían las maniobras tendientes a igualar los
parámetros inmunológicos del órgano a los
del paciente-receptor. El funcionamiento del órgano con la
sangre del receptor debería mantenerse hasta lograr su
estabilidad.
3.1.8. IMPLANTACIÓN DEL ÓRGANO
Se conecta en paralelo el órgano donado con el
órgano a reemplazar, sin desconectarlo del Dispositivo de
Conservación. La conexión se debería
mantener hasta verificar que no existe rechazo agudo
irreversible.
3.2. ÉTICA Y
EQUIDAD DE LA
DONACIÓN DE ÓRGANOS.
Más de 25.000 jóvenes chilenos afirmaron
su voluntad de ser donantes de órganos, comprometiendo
gratuitamente y a futuro su cuerpo, aquello más propio y
personal de
cada uno. Lo hicieron en un clima natural
donde tradiciones y doctrinas sufren erosiones difíciles
de frenar, en tanto las políticas
públicas de un estado benefactor o social están en
retirada. El individuo
queda entregado a sus propias decisiones éticas, a los
avatares y riesgos de un proyecto de vida
convocado a respetar el bien común a pesar de que se
jibariza la malla de servicios
sociales.
La donación de órganos busca establecerse
en un medio donde la convivencia depende cada vez más de
la voluntad propia y menos de programas
institucionales y de estructuras
sociales protectoras y solidarias. De allí lo admirable
del compromiso de los jóvenes reclutados y la necesidad de
otorgarles apoyo para validar y hacer respetar su decisión
valorando, más allá de los órganos
comprometidos y que ojalá no sean utilizados, el
espíritu de comunidad ciudadana que los
inspira.
La ética se
nutre del doble vector de actuar en libertad y
responsabilidad, y posee una asimismo doble
proyección: en fomento del proyecto existencial propio y
en respeto del bien
común. Toda política
pública en torno a los
trasplantes será proba en tanto sea leal a los intereses
individuales de los afectados a tiempo que cultiva los valores de
la comunidad toda.
Racionalmente, la donación de órganos se
valida por el mero hecho que un bien indispensable – el
órgano de quien fallece- es indispensable para el receptor
afectado de una enfermedad grave. Ningún argumento puede
cuestionar el traspaso de un bien excedente, o que se ha vuelto
inútil para su natural poseedor, hacia quien lo requiere
en forma impostergable. Para que este traspaso sea moralmente
inmaculado, se requiere una reglamentación adicional que
evite los abusos y las discriminaciones indebidas, mas estas
dificultades nunca son tantas como algunos han argumentado a
objeto de restringir la donación.
Esta simple e irrefutable argumentación no es la
única que apoya una postura facilitadora de la
obtención de órganos. Diversas actitudes y
valores, que
no requieren ni se prestan a justificación por una
lógica
formal, intentan gestar un clima de probidad, tal vez hasta de
excelencia cívica. Desde Rousseau hasta
el necontractualismo contemporáneo de Rawls, las relacione
sociales parecerían regirse por acuerdos de
simetría bilateral basada en la presunta igualdad de
todos los ciudadanos, condición que sin embargo no se
cumple, llevando a impurificar los acuerdos contractuales,
distorsionándolos y dándoles mayor o menor carácter de leoninos. La ética
social no puede confiar en la contractualidad, por lo cual es
importante destacar que también hay interacciones
personales donde se abstrae de todo criterio de intercambio o
traspaso, para preferir el compromiso pactado. El pacto es una
vinculación donde la promesa ética sobrepasa el
cálculo
de la transacción.
De similar factura
moral es el
obsequio, gran ausente de las relaciones sociales que prefieren
dar para recibir, conceder para ganar y privilegiar la
retribución por sobre la contribución. Obsequiar es
donar gratuitamente y la donación de órganos
ciertamente exige, tanto legal como moralmente, que el
órgano sea una dádiva, jamás un bien
transable.
Rasgo medular de la modernidad ha
sido que el predominio y la expansión de la tecnociencia
han generado una hegemonía del artificio por sobre lo
natural, por cuanto el control de la
naturaleza es
no sólo una pérdida estética, también significa una
dispensabilidad de lo natural y una pérdida de respeto por
lo que es, en tanto se adora aquello que se hace.
Dentro de la alta complejidad técnica de la
medicina del reemplazo de órganos, es la
trasplantación de la menos artificial si se la compara con
diálisis, prótesis,
órtesis y, más recientemente, clonación y cultivo de órganos. En
la medida que sea encomiable respetar la naturaleza, será
razonable generar espacios de amplia utilización de
trasplantes de órganos por sobre formas más
artificiales y más complejas de hacer medicina. El retorno
a la valoración de lo natural por sobre el artefacto
constituye, asimismo, una enseñanza importante para la juventud que
ingresa a un mundo donde se comienza a cuestionar si los logros
instrumentales son tan dignos de encomio como para justificar
costos biológicos y aún políticos de
creciente y en parte ya intolerable magnitud.
Para los escépticos frente a políticas que
generosamente procuran órganos, vale la pena recordar que
con toda probabilidad la
gran mayoría de los ciudadanos están dispuestos a
recibir un órgano si su enfermedad, o la de un allegado
cercano, así lo requiriese. ¿Por qué,
entonces, no desplegar una generosidad igualmente universal,
haciendo simétrica la disposición de dar y de
recibir? Si las compañías de seguros no se
hubiesen apropiado del término con fines
estratégicos, podría hablarse de una solidaridad
social vinculada por la universalidad de ofrecer o recibir
órganos.
Desde que las encíclicas sociales
decimonónicas desarrollaron su invitación a la
solidaridad, logrando constituirla en el gran tema de los
discursos
sociales, se ha erosionado el concepto hasta ser en la
actualildad palabra hueca para la política y fuertemente
metalizada para los calculadores de riesgos. El desgaste del
término se acompaña de una opacificación de
sus significados, de modo que se ha perdido gran parte de su
poder de
convocatoria. En su lugar, puede resultar más
fructífero fomentar la estimulación del imaginario
individual a fin de ampliar las sensibilidades más
allá de las vivencias cotidianas. La imaginación es
la facultad de presentar a la mente situaciones que no han sido
directamente vividas. Enriquece el acervo de lo vivenciado y de
lo recordable.
La imaginación personal debe ser ampliada para
plantearse la propia biografía en diversas
situaciones vitales, generando escenarios hipotéticos en
que cada uno podría ser el protagonista o el testigo
cercano de un requerimiento de órganos. La
disposición a ser donante se afirma desde la
comprensión virtual de lo que significa para la propia
existencia estar en situación vulnerable y dependiente de
la generosidad desinteresada de los otros.
La otra vertiente del imaginario consiste en recrear un
elemento considerado clave en la maduración psicosocial de
los individuos : ponerse en el lugar del otro y adoptar su
perspectiva, es decir, imaginarse empáticamente lo que
están viviendo y padeciendo individuos actualmente
enfermos y discapacitados, sometidos a tratamientos provisorios
de alto costo, marcada
morbilidad y letalidad. Al estimularse la sensibilidad mediante
una expansión del imaginario, se obtiene un acercamiento a
las vivencias de otros, una compenetración con sus
necesidades y una mayor disposición a facilitar la
obtención de órganos.
Diversas disciplinas han ido concordando en la
importancia de la narrativa como medio para acercarse al mundo
interior del otro. De entre ellas, la literatura ha sido destacada
como una de las más atractivas y eficientes formas de
presentar narrativas. El fomento del humanismo,
tanto en la educación como en
la convivencia cívica, viene a ser más que mero
deseo de excelencia moral convirtiéndose en un eficaz
medio para enriquecer la sensibilidad de la ciudadanía contemporánea e
inclinarla hacia una interacción cooperativa
que, en el caso que nos ocupa, se traduce en una general
facilitación en la procura de órganos para
trasplantes. Es alentador que nuestra sociedad civil se
vea moralmente enriquecida por el gesto solidario de su
juventud.
3.2.1. LA ÉTICA EN LOS TRASPLANTES DE
ÓRGANOS
El complejo proceso médico que supone la
realización de un trasplante, con un relativamente elevado
número de personas afectadas, implica la aceptación
y seguimiento de una serie de principios
éticos. La autonomía de la persona, la
justicia y el
no hacer daño y
hacer el bien, son principios éticos que deben de ser
respetados en cualquier trasplante.
La palabra ética, muy de moda en la
actualidad, engloba los principios morales, circunscritos estos a
determinados grupos, respeta
los criterios deontológicos y acata los pronunciamientos
jurídicos; genéricamente incluye "el sentido
común", parafraseando lo de que "lo que no quieras
para ti, no lo hagas a tu semejante", o bien "lo que
quieras que te hicieran a ti, hazlo con los de
más".
Cuando la ética se aplica a la medicina se le
llama bioética,
y sus principios son de aplicación en todos los procesos
médicos, en las tomas de decisiones y particularmente en
los trasplantes, debido a la complejidad del acto y al
número de personas que afecta el proceso.
Los principios básicos son: autonomía de
la persona en la toma de
decisiones; no maleficencia: no hacer daño; justicia:
distribución equitativa, y beneficencia:
procurando hacer el bien.
Autonomía. Significa el respeto absoluto a la
voluntad del individuo como persona: el respeto al ser humano en
sí mismo y a las decisiones que haya tomado. En los
trasplantes se documenta la voluntad, tanto en el momento de
donar órganos como a1 someterse a un trasplante.
Particular importancia tiene la manifestación de voluntad
cuando una persona fallecida tiene que donar sus órganos,
ya que una gran mayoría no; se ha manifestado en vida
respecto a la donación de órganos, por lo tanto
para constatar su voluntad en caso de fallecimiento se recurre a
las personas más allegadas. Son momentos muy duros en los
que se acaba de perder un ser querido pero, siendo conscientes de
la situación, debemos intentar conocer la voluntad del
fallecido con el fin de respetar su autonomía y las
decisiones que hubiera podido tomar en vida, sin dejar de valorar
la importancia que tiene la donación, ya que es la
única posibilidad de que se realice un trasplante.
Seré, pues, la familia la
que nos documente que no hay manifestación en contra,
demostrando de esta forma que se esté a favor de la
donaci6n, en el único proceso médico generado por
la sociedad, al donar los órganos de personas fallecidas
para que otras personas se beneficien, cumpliendo así otro
de los principios éticos.
No maleficencia. Es uno e los principios éticos
más históricos y preceptivo en todas las
actuaciones médicas. La aplicación a la persona
fallecida se reconoce en que en su diagnóstico de muerte es independiente de
si va a ser donante; es un acto médico, el certificar que
una persona ha fallecido, y en el caso del donante de
órganos el certificado lo firman tres médicos que
no forman parte del equipo de trasplantes. El tratamiento al
cadáver es el mismo que el de una intervención
quirúrgica reglada, ya que el trasplante comienza con la
obtención del órgano.
Justicia. A1 margen de que el proceso conlleva un
cumplimiento legal, interesa destacar la forma de
actuación ética, en cuanto a la distribución
de los órganos o a quién se va a trasplantar, para
lo cual se necesita que la adjudicación sea con arreglo a
criterios médicos de máxima efectividad del
trasplante y siguiendo protocolos que
sean siempre verificables y que demuestren el porqué se ha
trasplantado a un paciente y no a otro, teniendo en cuenta que la
escasez de
órganos es el verdadero factor limitante del número
de trasplantes. Justicia equitativa sin más elementos
condicionantes que los médicos.
Beneficencia. Principio último y finalidad a
conseguir con el proceso. El hacer el bien a otras personas, que
puede variar desde el seguir viviendo ante la necesidad de un
órgano vital, corazón, hígado ó
pulmones, hasta cambiarle su vida con un trasplante renal. El
beneficio va implícito en la acción,
pues para ello se procede al trasplante.
El beneficiario, o en este caso la persona que se va a
trasplantar, debe ser informada de los beneficios que puede
obtener con el trasplante y de los inconvenientes que pudieran
surgir, todo ello documentado con lo que se conoce como
Consentimiento informado, documento que se firmará tras
una explicación completa, detallada y comprensible del
proceso a que va a ser sometido, con la particularidad de que
podrá renunciar a lo firmado en cualquier momento,
cerrando así el proceso y respetando los criterios
bioéticos que nos han ocupado en el proceso, respetando el
de autonomía de las personas en la toma de decisiones ante
los procedimientos
que se van a llevar a cabo, y aplicable a todo proceso
médico.
3.3. CUANTO
SABEMOS DE LA DONACIÓN DE
ÓRGANOS.
Todos podemos ser donantes de órganos para
después de la muerte. Llegado ese momento los
médicos determinarán cuáles son los
órganos o tejidos que podrán ser utilizados para
transplante.
Toda persona que necesita un transplante, no importa
cual sea su condición social o económica puede
recibir un órgano o tejido.
3.3.1. LA DONACIÓN SE HACE POR AMOR Y POR
SOLIDARIDAD
La donación de órganos es una
expresión de voluntad solidaria que toda persona puede
hacer.
La voluntad de la donación se puede expresar de
diversas formas: Contestando que sí ante la consulta de
las autoridades de los Registros Civiles
en cualquier trámite relacionado con el DNI o simplemente
informando y compartiendo la decisión con los familiares y
amigos más cercanos para que en el momento de la muerte se
respete la voluntad en vida del donante.
3.3.2. ASPECTOS MEDICOS:
Un transplante puede salvar a aquellas personas en las
que un órgano vital ha dejado de funcionar, o mejorar la
calidad de vida de quienes están sometidos a tratamientos
largos y penosos como la hemodiálisis. La Ley establece que
sólo se puede ablacionar los órganos de una persona
que ha muerto.
Una vez producido el fallecimiento, el médico que
realizó el diagnóstico de muerte lo comunica al
organismo apropiado, y éste concurre al lugar donde se
encuentra la persona fallecida. Allí vuelve a certificar
la muerte, siguiendo cuidadosamente los pasos y los tiempos
establecidos por la Ley de Transplantes.
3.3.3. ASPECTOS LEGALES:
La donación de órganos para después
de la muerte es un acto voluntario cuyo único requisito
legal consiste en ser una persona capaz y mayor de 18
años.
La donación es gratuita. Todo tipo de
especulación económica con los transplantes es
castigado de forma muy severa por la Ley. De todos modos, la
infraestructura de un operativo y la sofisticación de los
quirófanos e instrumentales requeridos para una
procuración e implante, hacen que cualquier
práctica ilegal se vuelva imposible.
Juan Pablo II en la Carta
Encíclica Evangelium Vitae, sobre el valor y el
carácter inviolable de la vida humana dice:
86. "… En este contexto, rico en humanidad y
amor, es dónde surgen también los gestos
heroicos. Estos son la celebración más solemne
del Evangelio de la Vida, porque lo proclaman con la entrega
total de sí mismos; son la elocuente
manifestación del grado más elevado del amor, que
es dar la vida por la persona amada; son la
participación en el misterio de la Cruz, en la que
Jesús revela cuánto vale para Él la vida
de cada hombre y cómo ésta se realiza plenamente
en la entrega sincera de sí mismo. Más
allá de casos clamorosos, está el heroísmo
cotidiano, hecho de pequeños o grandes gestos de
solidaridad que alimentan una auténtica cultura de la
vida. Entre ellos merece especial reconocimiento la
donación de órganos, realizada según
criterios éticamente aceptables, para ofrecer una
posibilidad de curación e incluso de vida, a enfermos
tal vez sin esperanzas".
3.4. DESDE EL PUNTO
DE VISTA DE LA IGLESIA
CATÓLICA.
La Iglesia enseña que "el don gratuito de
órganos después de la muerte es legítimo y
puede ser meritorio".
La finalidad del texto
anterior, pretende hacer ver a nuestros lectores que lo referente
a la donación post-mortem es un asunto muy serio y que, en
la práctica -por desgracia-, no siempre ni en todos los
lugares, se observan las debidas cautelas en relación con
la verificación de la muerte.
Además: "ofrecer en vida una parte del propio
cuerpo, ofrecimiento que se hará efectivo después
de la muerte, es ya en muchos casos un acto de gran amor, amor
que da la vida por los demás".
Para la licitud de la obtención de órganos
post-mortem es necesario, ante todo, que exista certeza
médica del fallecimiento de la persona.
Por lo que se refiere a la separación del
alma y del
cuerpo -que es en lo que consiste, en realidad, la muerte del ser
humano-, no resulta humanamente posible conocer con certeza el
momento preciso en que se produce. Sin embargo, hay señales
que permiten establecer al equipo médico un
diagnóstico clínico de la muerte. En este sentido,
el Papa Pío XII ha señalado que pertenece a la
ciencia
médica "dar una definición clara y precisa de la
"muerte" y del "momento de la muerte". Por lo que se refiere a la
constatación del hecho en los casos particulares, la
respuesta no puede deducirse de ningún principio religioso
o moral, y, bajo este aspecto, no pertenece a la competencia de la
Iglesia".
En octubre de 1985, la Academia Pontificia de las
Ciencias,
publicó un documento sobre la prolongación
artificial de la vida y la determinación exacta del
momento de la muerte, como fruto del trabajo de un grupo de
expertos. La conclusión del documento es que "la muerte
cerebral es el verdadero criterio de la muerte".
En otros documento posterior, de 1992, ha precisado
más exactamente que "el establecimiento de la
pérdida total e irreversible de todas las funciones
cerebrales, es el verdadero criterio médico de la
muerte".
Por "muerte cerebral" se debe entender la muerte
no solo del cerebro o corteza cerebral, sino la de todo el tejido
encefálico. En opinión de J. Colomo, el concepto
correcto de muerte cerebral es el de la destrucción de
todo el tejido encefálico, "por garantizar la
irreversibilidad del proceso y por causar la pérdida de
las bases anatómicas que permiten expresar la racionalidad
y de la coordinación funcional de todo el
organismo".
Para establecer la muerte cerebral existen diversos
métodos,
pero no se ha formulado aún un criterio universalmente
aceptado. Además del coma profundo, y de la ausencia de
respiración espontánea y de reflejos dependientes
del tronco encefálico, hay varios requisitos más,
que son comunes en diversos protocolos: electroencefalograma
plano, demostración de la ausencia de flujo
sanguíneo encefálico, y otros.
Hay algunos que niegan la licitud de la
explantación de órganos después de la muerte
cerebral, mientras no se hayan manifestado los signos
clásicos de muerte en el resto del cuerpo: cese completo
de la circulación sanguínea, enfriamiento, inicio
de la descomposición, etc. Según esto,
serían ilícitos muchos trasplantes que se realizan
en la actualidad. Sin embargo, esta postura no parece
justificada.
No hay documentos del
Magisterio de la Iglesia que hayan censurado los transplantes
post-mortem tal como se llevan a cabo, por ejemplo, en bastantes
hospitales cuya orientación moral depende de la
Jerarquía eclesiástica; y existen, en cambio,
afirmaciones en sentido contrario: "Cuando la muerte cerebral
ha sido constatada con certeza, es decir después de las
oportunas verificaciones, es lícito proceder a la
obtención de órganos".
3.4.1. DONACIÓN DE ÓRGANOS SÍ;
CLONACIÓN NO: S.S. JUAN PABLO II
VATICANO, 30 Ago. 00
Al recibir a los participantes del XVIII Congreso
Internacional de la Sociedad de Trasplantes, el Papa Juan Pablo
II defendió la donación de órganos, pero
señaló enérgicamente que la
clonación para esos efectos es totalmente inaceptable
desde el punto de vista moral.
En un discurso
pronunciado en inglés,
el Pontífice señaló que "los intentos de
clonación humana con el fin de obtener órganos para
trasplantar, en cuanto implican manipulación y
destrucción de embriones humanos, no son moralmente
aceptables, a pesar de que su fin sea bueno en sí
mismo"
El Papa recordó que "la ciencia prevé
otras formas de intervención terapéutica que no
suponen ni la clonación ni el uso de células
embrionales, bastando para ello la utilización de
células estaminales de organismos adultos"; y
destacó que la medicina de los trasplantes, "mientras
ofrece esperanza de salud y de vida a tanta gente, también
presenta algunos puntos críticos, que requieren ser
examinados a la luz de una atenta reflexión
antropológica y ética".
"También en esta materia, el
criterio fundamental de valoración debe ser la defensa y
la promoción del bien integral de la persona humana,
según su peculiar dignidad", agregó.
3.4.1.1. DONACIÓN DE ÓRGANOS: ACTO DE
AMOR
Tras calificar la donación de órganos como
"un auténtico acto de amor", el Papa puso de
relieve que el
cuerpo humano
"no puede ser considerado únicamente como un complejo
de tejidos, órganos y funciones, sino que es parte
constitutiva de la persona".
Por eso, dijo el Papa "toda tendencia a comercializar
los órganos humanos o a considerarlos como unidades de
intercambio o de venta, resulta
moralmente inaceptable, porque a través de la
utilización del cuerpo como 'objeto', se viola la misma
dignidad de la
persona".
Juan Pablo II destacó también la
importancia de que la persona que done los órganos sea
adecuadamente informada, de modo que decida libremente y en caso
de imposibilidad, se requiere "un eventual consenso por parte
de los parientes".
3.4.1.2. ¿CUÁNDO ESTÁ MUERTO EL SER
HUMANO?
Los órganos vitales sólo se pueden extraer
del cuerpo de un individuo "ciertamente muerto".
Aquí nace, dijo, "una de las cuestiones más
debatidas en los círculos bioéticos actuales",
el problema de "la constatación de la muerte". En
este sentido, añadió el Santo Padre, "es
oportuno recordar que existe una sola 'muerte de la persona',
consistente en la total desintegración de aquel complejo
unitario e integrado que es la persona en sí
misma".
"La muerte de la persona entendida en este sentido
radical es un evento que no puede ser directamente verificado por
ninguna técnica científica ni metódica
empírica. Pero, la experiencia humana enseña
también que la muerte de un individuo produce
inevitablemente signos biológicos".
El reciente criterio de constatación de la
muerte, el de la "cesación total e irreversible de toda
actividad encefálica, si es aplicado escrupulosamente, no
aparece en contraste con los elementos esenciales de una correcta
concepción antropológica", dijo el
Pontífice; y señaló que "sólo
cuando existe esta certeza es moralmente legítimo iniciar
los procedimientos técnicos para extraer los
órganos que hay que trasplantar, previo consenso del
donante o de sus legítimos representantes".
3.4.1.3. "LISTA DE ESPERA" DE ÓRGANOS
El Papa comentó otro problema, el de "la
atribución de los órganos donados mediante las
listas de espera o la asignación de prioridades". El
Pontífice destacó que desde el punto de vista
moral, un principio de justicia obvio exige que estos criterios
"no sean discriminatorios o utilitaristas. Para
determinar quién tiene la precedencia en la
recepción de órganos hay que atenerse a
valoraciones inmunológicas y
clínicas".
El último problema que afrontó en su
discurso fue el de los llamados "xenotrasplantes", es
decir, los trasplantes de órganos procedentes de especies
animales. A
este respecto, recordó lo que dijo en 1956 el Papa
Pío XII: "La licitud de un 'xenotrasplante' requiere
por una parte que el órgano trasplantado no incida en la
integridad de la identidad
psicológica o genética
de la persona que lo recibe; por otra, que exista la probada
posibilidad biológica de efectuar con éxito este
trasplante, sin exponer a excesivos riesgos al que lo
recibe".
3.4.1.4. CLONACIÓN, NO
Juan Pablo II manifestó el deseo de que la
investigación científico-tecnológica en el
campo de los trasplantes "progrese ulteriormente,
extendiéndose también a la experimentación
de nuevas terapias alternativas al trasplante de
órganos"; "Sin embargo -recordó-, hay que
evitar siempre aquellos métodos que no respeten la
dignidad y el valor de la persona; pienso en particular en los
eventuales proyectos o
intentos de clonación humana con el objetivo de obtener
órganos para trasplantar", concluyó.
3.4.2. «DONAR LOS ORGANOS ES UN GESTO DE
AMOR»
CARDENAL RATZINGER
ROMA, 4 feb. (Zenit).- «Donar los propios
órganos es un gesto de amor moralmente lícito
siempre que sea un acto libre y espontáneo». Con
estas palabras, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, recuerda la
línea mantenida por la Iglesia en este tema, cuando se
acaba de aprobar ayer una ley en Italia para
agilizar la donación de órganos y, por tanto, la
realización de transplantes. La ley, como otras del
entorno europeo, presupone que una persona es potencial donante
si no se opone expresamente. Es decir, quien calla
otorga.
Por primera vez, el cardenal confiesa que forma parte de
una asociación de donantes de órganos, mientras
subraya la contrariedad de la Iglesia ante cualquier forma de
procreación artificial –el Parlamento italiano debate un
polémico proyecto de ley sobre fecundación «in vitro»–:
«Poner a disposición, espontáneamente, partes
del propio cuerpo para ayudar a quien tiene necesidad es un gesto
de gran amor. No es así, en cambio, el caso de la
fecundación artificial de los embriones, que no
prevé el acto de amor entre cónyuges. Sobre estos
aspectos, es siempre válido lo que está escrito en
la «Instrucción sobre el respeto de la vida humana
por nacer y la dignidad de procreación», la
«Donum vitae», publicada en 1987. Aquel documento,
después de doce años, sigue siendo
actualísimo», recuerda el cardenal.
P.- Cardenal Ratzinger, ¿es siempre moralmente
lícito donar los propios órganos?
R.- Cierto que es lícito incorporarse,
espontáneamente y con plena consciencia, a la cultura de
los transplantes y de la donación de órganos. Por
mi parte, sólo puedo decir que he ofrecido toda mi
disponibilidad a dar, eventualmente, mis órganos a quien
tiene necesidad.
P.- ¿Esto quiere decir que está incluso
inscrito en una asociación de donantes?
R.- Sí, hace años que me inscribí
en la asociación y llevo siempre conmigo este documento
en el que, además de mis datos
personales, está escrito que estoy dispuesto, si se da
el caso, a ofrecer mis órganos para ayudar a cualquiera
que tenga necesidad: es simplemente un acto de amor.
P.- ¿Qué significa para un cristiano
ofrecer el propio cuerpo para transplantes?
R.- Significa tantas cosas juntas. Pero, sobre todo,
significa cumplir, repito, un gesto de altísimo amor
hacia quien tiene necesidad, hacia un hermano en dificultad. Es
un acto gratuito de afecto, de disponibilidad, que cada persona
de buena voluntad puede realizar en cualquier momento y por
cualquier hermano. Esto es todo.
P.- Un acto que, ahora en Italia, se codifica con una
ley. ¿Qué piensa de esta ley?
R.- En mi situación, no me permito juzgar
ninguna ley de ningún Estado. No juzgo las leyes. Digo
sólo que donar los órganos para transplantes,
espontáneamente, en plena consciencia y en pleno
conocimiento, significa dar vida a un verdadero,
profundo, acto de amor hacia el prójimo.
P.- Y, sin embargo, en torno a este «acto de
amor» se polemiza: en especial sobre el
silencio-asentimiento informado. ¿Qué
opinión se ha hecho sobre esto?
R.- No, no respondo. Son aspectos legislativos sobre
los que no puedo absolutamente pronunciarme. Incluso porque
aún no conozco suficientemente todos los términos
de las normas en
cuestión. Pero sobre las leyes no expreso juicios,
más allá del hecho de que la donación es
un gesto de gratuidad fraterna y afectiva.
P.- ¿Nada que decir sobre la fecundación
asistida?
R.- Sobre la fecundación es siempre
válida la Instrucción «Donum vitae»,
contraria a toda forma de manipulación y a cualquier
acto procreativo fuera del amor conyugal.
3.5. CADENA DE
OBTENCIÓN DE ÓRGANOS Y TEJIDOS.
3.5.1. PESQUISA Y AVISO DE DONANTE POTENCIAL A NIVEL DE
TODO EL PAÍS.
El Paciente ingresa con daño cerebral grave a
cualquier centro de urgencia.
Se da aviso a un coordinador de la Corporación
del Trasplante.
Los teléfonos de los coordinadores se encuentran
en todos los centros de urgencia y unidades de cuidado
intensivo.
Los trasplantes de órganos sólo
podrán realizarse con fines
terapéuticos.
3.5.2. EVALUACIÓN MÉDICA INICIAL DEL
DONANTE POTENCIAL.
Es realizada por el médico tratante de la UTI y/o
Urgencia quien acude, a su vez, a la evaluación
de un neurólogo o neurocirujano, quienes pueden solicitar
exámenes complementarios si lo consideran
necesario.
3.5.3. CERTIFICACIÓN DE LA MUERTE
ENCEFÁLICA POR ESPECIALISTA.
Es La pérdida total e irreversible de todas las
funciones del cerebro. Entre otras se pierde irreversiblemente la
capacidad de respirar y el cuerpo de la persona sólo puede
ser mantenido en forma artificial por algunas horas. De acuerdo a
la ley de Trasplantes el diagnóstico de muerte
encefálica solo es hecho por un neurólogo o
neurocirujano especialista. Está basado en una serie de
condiciones clínicas y de laboratorio
muy precisas y estrictas. Se repite la evaluación varias
veces. El especialista no está relacionado con los equipos
de trasplante. Solo el 1-4 por ciento de las muertes producidas
al año en un recinto hospitalario se encuentran en la
categoría de muerte encefálica. La principal causa
de muerte encefálica es el trauma
encéfalocraneano.
3.5.4. SOLUCIÓN A PROBLEMAS
MÉDICO-LEGALES.
Concurrencia médico legista según lo
establece la ley.
Si la muerte es por causa desconocida o se presume la
participación de terceros es el médico legista
quien autoriza la extracción de los órganos junto a
la autorización familiar.
3.5.5. CONTACTO CON LA FAMILIA,
SOLICITUD DE DONACIÓN.
Lo hace el coordinador local del centro asistencial o el
coordinador de la Corporación del Trasplante. Se solicita
las autorizaciones necesarias para la extracción de
órganos. Solo el 40 – 50 por ciento se convierte en
donante efectivo. La negativa familiar es la principal causa de
falla en este proceso.
3.5.6. TRANSPORTE DE
MUESTRAS DE SANGRE Y LINFONODOS AL INSTITUTO DE SALUD
PUBLICA.
Se realizan exámenes especializados para
determinar la compatibilidad entre los tejidos del donante y el
registro nacional de posibles receptores. Actualmente hay 800
adultos y 200 niños en la lista de espera.
3.5.7. ACTIVIDADES PARA EXTRACCIÓN DE
ÓRGANOS.
La Corporación del Trasplante coordina el
traslado de los equipos médicos para la extracción
de los órganos y tejidos en cualquier punto del
país y para el traslado de éstos. El orden de una
extracción multiorgánica es la siguiente:
Pulmón, Corazón, Hígado, Páncreas,
Riñones, Válvulas
Cardíacas, Córneas huesos y piel . Los
órganos se conservan en soluciones
especiales a 4 grados de temperatura hasta el momento del
trasplante.
3.5.8. ASIGNACIÓN, TRASLADO Y TRASPLANTE DE
ÓRGANOS.
Una vez efectuada la extracción de órganos
la Corporación del Trasplante coordina el traslado de los
órganos y de los equipos médicos al hospital donde
se realizará el trasplante. Es esencial la ayuda de
Carabineros de Chile, la Fuerza
Aérea de Chile y otros.
La asignación de órganos está dada
por el Instituto de Salud
Pública de Chile, de acuerdo a criterios
técnicos estrictos que son revisados periodicamente por la
Comisión Integrada de Trasplante.
3.5.9. REGISTROS: DE DONANTES, RECEPTORES,
PROCEDIMIENTOS MÉDICOS Y MÉDICO-LEGALES QUE
ASEGUREN CALIDAD, SEGURIDAD Y
TRANSPARENCIA.
La Corporación mantiene una estadística diaria de los potenciales
donantes producidos en el país como el total de donantes
efectivos y los destinos de esos órganos. Se analizan los
problemas existentes y se proponen soluciones. Una vez al
año se entrega una memoria final
donde se resumen todas las actividades del
período.
3.6.
PREGUNTAS MÁS FRECUENTES.
3.6.1. PREGUNTA 01
¿En qué momento se efectúa la
donación?
De acuerdo con la Ley General de Salud, los
órganos pueden ser tomados cuando los médicos
determinen la pérdida de la vida, siendo estos
médicos ajenos y distintos a los que realizan los
trasplantes y al médico a cargo de la persona que ha
fallecido.
3.6.2. PREGUNTA 02
Si deseo donar los órganos de algún
familiar que haya fallecido, ¿qué debo
hacer?
Informar a los médicos que lo atendieron dentro
de instituciones autorizadas por la Secretaría de
Salubridad y Asistencia.
3.6.3. PREGUNTA 03
¿La Iglesia Católica se opone a la
donación de órganos o los trasplantes de
órganos y tejidos?
No. Inclusive el Papa Juan Pablo II, expresó el
21 de junio de 1991:
"Debemos alegrarnos de que la medicina en su
servicio por
la vida, y con el advenimiento de los trasplantes de
órganos, nos reta a que amemos a nuestro prójimo,
en términos evangélicos, a amar hasta el
final". "Los médicos no tienen obligación
de continuar el uso de medidas extraordinarias para mantener
con vida al sujeto irrecuperable".
3.6.4. PREGUNTA 04
¿Está legislada la donación de
órganos y tejidos?
Sí. La Ley 23415, estipula en el control
sanitario de la disposición de órganos, tejidos y
cadáveres de seres humanos.
3.6.5. PREGUNTA 05
¿Qué se piensa acerca de la
donación y trasplantes de órganos y tejidos en
general?
Altruistas de todo el mundo consideran las donaciones,
expresiones altamente humanitarias.
La entrega de un órgano o tejido esencial para la
vida de otro ser humano es consistente con los más altos
principios éticos y religiosos.
3.6.6. PREGUNTA 06
Si yo necesito un órgano para mí o para
algún familiar. ¿A dónde debo
acudir?
Puede acudir al hospital que atiende el caso y los
médicos le informarán de los requisitos y
trámites a realizar.
3.6.7. PREGUNTA 07
¿Cómo puedo contribuir a la
donación de órganos?
Hable con otras personas sobre los beneficios que
representa para muchos pacientes la donación de
órganos. Invítelos a adquirir y llenar su
credencial de donador, y que al igual que usted, comuniquen su
decisión a familiares y amigos. A mayor número de
donadores, mayor será la cantidad de personas
beneficiadas.
La técnica médica actual permite conocer
en qué momento se pierde completamente y para siempre la
capacidad de conciencia del
paciente, y se da por tanto, la muerte cerebral, aunque no se
haya producido la parada cardiorespiratoria.
Durante siglos, las culturas primitivas asociaron la
muerte a la simple ausencia de movimiento.
Estaba muerto lo que no se movía. Mucho más tarde,
algunas sociedades
precientíficas, relacionaron la muerte con la ausencia de
respiración, llegando a asociar el aliento exhalado con la
fuente de la vida. Morir era, para estas culturas, dejar de
respirar. Otras sociedades, sin embargo, llegaron a asociar el
fin de la vida con la interrupción del latido
cardíaco. El hombre
moría cuando el corazón se detenía. Se
llegó, incluso, a situar el alma en el corazón, de
tal manera que cuando este dejaba de latir, aquella abandonaba el
cuerpo.
El desarrollo de la ciencia fue confirmando estas
intuiciones. De esta manera se fue asentando durante años
la creencia científica de que las funciones cardiaca y
respiratoria eran el elemento constitutivo y esencial de la vida
humana, y que su finalización equivalía, por lo
tanto a la muerte. Dos descubrimientos científicos,
ocurridos en la mitad del siglo XX, vinieron a poner en duda
estas falsas certezas.
En primer lugar, el descubrimiento de la reversibilidad
de las paradas cardiorespiratorias. Efectivamente, hoy sabemos
que la interrupción de las funciones cardiaca y
respiratoria puede ser reversible. La medicina está hoy en
condiciones de recuperar el latido cardiaco y la
reaspiración, hasta varias horas después de su
detención: siempre que las maniobras de reanimación
se inicien pronto. Es la conocida resucitación
cardiopulmonar.
Este descubrimiento, aparte de salvar muchas vidas,
sirvió para poner en crisis la
relación entre el paro
cardiorrespiratorio y la muerte. Si podemos recuperar el latido
del corazón y la respiración, y el enfermo sale
vivo del trance, resulta evidente que no llegó a estar
muerto, puesto que la muerte, por definición, es un pro-
ceso irreversible. E1 descubrimiento de la reversibilidad de la
parada cardiorrespiratoria, y la extensión de las
prácticas de resucitación cardiopulmonar, pusieron,
además, en evidencia que existía un elemento
determinante que condicionaba la irrecuperabilidad del enfermo
para la vida: las lesiones cerebrales irreversibles, deriva- das
de la ausencia de flujo sanguíneo al sistema nervioso
central.
En segundo lugar, el nacimiento de la medicina intensiva
que permitió, progresivamente, avanzar en el desarrollo de
técnicas de sustitución de las funciones
orgánicas deterioradas o perdidas: la respiración,
el trabajo
cardiaco, la alimentación, la
función renal… Efectivamente, hoy la medicina es capaz
de mantener artificialmente de forma prolongada, entre otras, las
funciones respiratoria y cardiaca, lo que refuerza la evidencia
de que no se asienta en ellas, la esencia de la vida
humana.
El mantenimiento artificial de las funciones cardiaca y
respiratoria, las desplazó, definitivamente, de la
definición de muerte, por lo que se hizo imprescindible
encontrar nuevos criterios que determinaran cuándo un ser
humano había dejado de existir, para evitar su
mantenimiento indefinido e innecesario, una vez
muerto.
La respuesta a todas las preguntas que estos dos
descubrimientos científicos provocaron, estaba en la
neurología. Si algo define al ser humano es su capacidad
de conciencia. Su capacidad de percibir, de sentir, de aprender,
de recordar, de imaginar, de soñar… Su capacidad para
reconocerse y para relacionarse. Su capacidad para saber que
existe, para saber que esté en el mundo y para, desde
ambas certezas, interaccionar con su entorno. Cuando se pierde de
forma completa y permanente cualquier capacidad de conciencia, el
ser humano ha dejado de existir, ha muerto.
Esta definición ya aceptada, completamente y sin
reservas, por la ciencia médica y progresivamente por la
sociedad. ¿O alguien puede pensar que sigue vivo un
accidentado que ha perdido la masa cerebral como consecuencia del
traumatismo, si conseguimos mantener, artificialmente, el latido
cardiaco y su respiración?
La función de la conciencia asienta, como todas
las funciones somáticas, en un órgano. Es e
encéfalo, particularmente en dos de sus estructuras: la
corteza cerebral y el tronco encefálico. Hoy estamos en
condiciones de medir, a través de una serie de
exploraciones y técnicas, las funciones de la corteza
cerebral y del tronco y de conocer en qué momento ambas
han cesado total y definitivamente. La exploración
más conocida y utilizada es el electroencefalograma, pero
existen muchas otras. Esta medición nos permite saber en qué
momento se pierde completamente y para siempre la capacidad de
conciencia del paciente, y por lo tanto determinar su muerte. Es
la denominada muerte cerebral o mas apropiadamente muerte
encefálica.
La muerte del cerebro es la muerte del individuo. Esta
es una realidad científica que poco a poco vamos
integrando en nuestro substrato cultural y psicológico. Si
la vida nos enfrenta a la difícil experiencia de ver morir
a un familiar en estas condiciones, podremos, en un gesto de
infinita generosidad, dar a otros la vida que nuestro ser querido
ha perdido. Ojalá nadie deje de hacerlo.
Normalmente, la mal denominada muerte somática y
la muerte cerebral, van unidas. Ambas se provocan una a la otra.
La muerte somática produce en pocos minutos la muerte
encefálica y viceversa. Sin embargo, en ciertas
situaciones, se produce la muerte encefálica, previamente
a la somática, y con ciertas técnicas
médicas, estamos en condiciones de mantener durante unas
horas las constantes cardiaca y respiratoria, y secundariamente
el funcionamiento de los principales órganos. Es durante
estas horas de oro, cuando se
puede realizar una donación de órganos. El enfermo
ha muerto pero artificialmente mantenemos en funcionamiento sus
principales órganos, que se pueden convertir en un
preciado regalo para otro paciente.
3.8.
¿QUIERES SER DONANTE? HAZ QUE TODOS LO
SEPAN.
Desde el punto de vista personal, el momento más
difícil y delicado del proceso de donación y
trasplante es la entrevista
en la que se solicita los órganos a los familiares.
Conocer de antemano la voluntad del fallecido, porque ya en vida
ya había manifestado su intención de ser donante,
aligera de forma sustancial los difíciles momentos por los
que atraviesan los familiares cuando han de tomar la
decisión.
Desde hace varios años, España
ocupa un lugar de liderazgo
mundial en cuanto a donación y trasplante de
órganos y tejidos. Esto ha hecho posible que miles de
enfermos de riñón, corazón, hígado o
pulmón, para los que no existe tratamiento efectivo,
puedan salvar la vida gracias a un trasplante y reintegrarse a su
vida familiar y social con una normalidad casi absoluta,
consiguiendo mejorar su calidad de vida de una forma muy
ostensible.
Los continuos avances científicos en la medicina,
la mayor experiencia y la mejor preparación de los equipos
profesionales implicados en los trasplantes, junto con otros
factores de tipo organizativo, de infraestructuras, etc., han
hecho que la garantía de éxito en este tipo de
intervenciones sea cada vez mayor. Esto conlleva el aumento del
número de pacientes que pueden beneficiarse de esta
terapéutica, lo que significa que, a pesar de la gran
actividad desarrollada y los indudables éxitos
conseguidos, las listas de espera siguen creciendo y son miles
los pacientes que esperan un 6rgano que les pueda salvar la vida
o liberarlo de la dependencia de una máquina.
La cruda realidad de las listas de espera nos lleva a
plantearnos cuál es el obstáculo que impide que se
realicen más trasplantes, y la conclusión no es
otra que la escasez de órganos. Hay una frase muy
difundida entre los profesionales que trabajamos en este campo y
que resume perfectamente esta situación: Sin donantes
no hay trasplantes, por lo que hay que plantearse
cuáles son las circunstancias que impiden que aumente el
número de donaciones, para poder ofrecer más
oportunidades a aquellos enfermos que esperan un
órgano.
E1 acto de la donación de órganos es un
acto fundamentalmente generoso y solidario ya que significa
entregar algo a otra persona sin esperar nada a cambio. La
sociedad española ha demostrado en sobradas ocasiones que
es una sociedad profunda- mente solidaria, y la donación
de órganos no es una excepción a esta regla. Si
España es el primer país del mundo en
índices de donación, se debe fundamentalmente a que
el sentimiento mayoritario de nuestra sociedad es favorable a la
misma.
Este sentimiento mayoritario de la sociedad
española tiene su reflejo en nuestra legislación en
materia de trasplantes, que en el aspecto concreto de la
donación, se basa en el principio del consentimiento
presunto. Esto significa que podría ser donante toda
aquella persona fallecida que no hubiese expresado en vida su
voluntad contraria. A su vez, y como no podría ser de otra
manera, establece el respeto escrupuloso de la voluntad del
fallecido. Esto obliga a los profesionales responsables a que,
cuando se produce un fallecimiento con posibilidad de
donación, averigüen cual era la voluntad del
paciente, lo que implica invariablemente, plantear esta
cuestión a la familia y personas más cercanas,
solicitando su consentimiento.
Por esta razón debemos dejar de lado el miedo o
el pudor a hablar de estas cuestiones, comentarlas con nuestros
amigos y familiares, y si nuestra intención es la de ser
donantes y ofrecer algo a los demás, cuando ya nada se
pueda hacer por nosotros, hay que decirlo, hacerlo publico, que
todos sepan que queremos serlo, contribuyendo de este modo a
aumentar las oportunidades de aquellos que necesitan un
trasplante para seguir viviendo.
Éste es, sin duda, uno de los momentos más
duros que nos toca vivir a todos los profesionales que trabajamos
en trasplantes, ya que tenemos que actuar inmediatamente
después de una muerte, la mayor parte de las veces
inesperada, cuando la familia todavía no ha asumido la
pérdida. Desgraciadamente, el tiempo es fundamental y de
la rapidez con que se inicie todo el proceso puede depender el
éxito del futuro trasplante.
Nuestra experiencia nos indica que, el hecho de conocer
de antemano cual era la voluntad del fallecido, facilita
enormemente este trámite y disminuye la ansiedad de las
familias que no tienen que tomar una decisión propia,
desconociendo la opinión de su ser querido, sino que en
todo momento tienen la seguridad de cumplir con su voluntad, lo
que, en cierta medida, puede reconfortarles en esos momentos tan
difíciles.
Por el contrario, el desconocimiento de esa voluntad
crea desasosiego y ansiedad en la familia, que debe tomar una
decisión en un momento de gran tensión y sin la
opinión que más podría importar en este
caso. No son pocas las veces que por este motivo no se autoriza
la donación, escuchándose frases como "yo soy
donante, pero no puedo autorizar la donación porque
desconozco cual era su opinión'' o "no conozco su
voluntad, porque nunca hemos hablado de este tema'' Este es
el motivo de que un número no despreciable de posibles
donaciones no lleguen a buen término, impidiéndose
de esta manera el acceso al trasplante de muchos
enfermos
4.1. CONSTITUCIÓN POLÍTICA Art. 2
inc. 7
"Toda persona tiene derecho a: …
7. Al honor y a la buena reputación, a la
intimidad personal y familiar, así como a la voz y a la
imagen
propias.
Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o
agraviada en cualquier medio de comunicación
social tiene derecho a que éste se rectifique en
forma gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las
responsabilidades de ley".
4.2. CONSTITUCIÓN POLÍTICA Art.
7
"Todos tienen derecho a la protección de su
salud, la del medio familiar y la de la comunidad, así
como el deber de contribuir a su promoción y defensa. La
persona incapacitada para velar por si misma a causa de una
deficiencia física o mental,
tiene derecho al respeto de su dignidad y a un régimen
legal de protección, atención, readaptación y
seguridad".
4.3. C.C. Art. 6
"Los actos de disposición del propio cuerpo
están prohibidos cuando ocasionen una disminución
permanente de la integridad física o cuando de alguna
manera sean contrarios al orden público o a las buenas
costumbres. Empero, son válidos si su exigencia
corresponde a un estado de necesidad, de orden médico o
quirúrgico, o si están inspirados por motivos
humanitarios.
Los actos de disposición o de
utilización de órganos y tejidos de seres humanos
son regulados por la ley de la materia".
4.4. C.C. Art. 7
"La donación de partes del cuerpo o de
órganos o tejidos que no se regeneran no debe perjudicar
gravemente la salud o reducir sensiblemente el tiempo de vida
del donante. Tal disposición está sujeta a
consentimiento expreso y escrito del donante".
4.5. LEY N° 23415:
Artículo 1.-
Están regidos por la presente Ley los
transplantes de órganos y tejidos de cadáveres.
Asimismo, los transplantes de órganos y tejidos de
personas vivas.
Artículo 2.-
Al ocurrir la muerte, los restos mortales de la
persona humana se convierten en objeto, se conservan y respetan
de acuerdo a ley.
Pueden usarse en defensa y cuidado de la salud de
otras personas según lo establecido por esta
Ley.
Artículo 3.-
Todo órgano o tejido de un cadáver puede
ser utilizado para la prolongación o conservación
de la vida humana o con fines de investigación
científica.
Artículo 4.-
Toda persona que reciba tratamiento en un
establecimiento de salud, que desee que después de su
fallecimiento sus órganos o tejidos sean usados para
transplantes, deberá manifestarlo expresamente. En su
defecto y por razones de imposibilidad material, podrán
otorgar dicha autorización, los padres, hijos o el
cónyuge.
Artículo 5.-
Para efectos de la presente ley, se considera muerte,
a la cesación definitiva e irreversible de la actividad
cerebral.
Su constatación es de responsabilidad del
médico que la certifica.
Artículo 6.-
Para declarar la muerte de una persona, por
cesacióndefinitiva e irreversible de la actividad
cerebral o de la función cardio-respiratoria, se
requerirá el acuerdo unánime de una junta
integrada por: el Director o representante de la Clínica
u Hospital en que se encuentre el paciente, el médico
tratatante y un especialista neurólogo, acuerdo que
constará en acta firmada para tal efecto.
Artículo 7.-
Para los transplantes de órganos y tejidos, de
una persona viva a otra, se requiere:
a) La necesidad para el receptor, como la mejor
alternativa, del transplante o el tejido u órgano
lesionado por otro similar.
b) El consentimiento expreso del donante.
Artículo 8.-
En los casos de accidente, en que la muerte de una
persona se produzca en un Centro Asistencial Público o
Privado, como consecuencia del cese irreversible de la
función cerebral, es permisible la ablación de
sus órganos con fines de transplante, sin que para tal
efecto se requiera del consentimiento de los parientes,
referido en el artículo 4 de esta Ley y concordante con
el artículo 13 del Códgo Civil. Dichos
órganos son del Banco de
Oragnos y Tejidos para Transplantes, para su uso
gratuito.
La ablación de órganos y tejidos, a que
se refiere el presente artículo, no es aplicable, si la
persona en vida, hubiera dejado constancia expresa de su
oposición, en el registro Nacional de Donantes de Organo
y Tejidos, que se crea por esta ley.
Artículo 9.-
En los casos de accidente de tránsito, en que
la persona pierda el
conocimiento, ésta podrá ser levantada y
trasladada a un Centro Asistencial para su inmediata
atención o certificación de la muerte, por
cualquier profesional médico.
Artículo 10.-
Créase el registro Nacional de Donantes de
Organos y Tejidos, con el carácter de obligatorio y de
libre determinación, dirigido y organizado por el
Ministerio de Salud.
Este Registro será implementado con el
carácter multisectorial, en el término de 180
días a partir de la promulgación de la presente
ley.
El Ministerio de Salud, el Instituto Peruano de
Seguridad Social y los Hospitales de las Fuerzas Armadas y
Fuerzas Policiales, contarán en sus respectivos Cenntros
Asistenciales y Consultorios externos, con el registro
actualizado de Donantes de Organos y Tejidos.
Artículo 12.-
Créase el Banco de Organos y Tejidos para
Transplantes, con la finalidad de atender en forma oportuna y
eficiente, los requerimientos de los pacientes.
El Ministerio de Salud, el Instituto Peruano de
Seguridad Social y los Organos Directivos de los Hospitales de
las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas Policiales, quedan
encargados de su implementación en un plazo no mayor de
180 días de la promulgación de esta
Ley.
4.6. LEY N°. 26454.
Artículo 3°.-
El Programa Nacional de Hemoterapia y Bancos de
Sangre, como órgano competente del Ministerio de Salud,
estará conformado por dos niveles: El normativo y el
operativo, éste último constituído por los
diferentes Centros de Hemoterapia y Bancos de Sangre
públicos y privados, organizados en una Red. Su organización y funciones será
materia del Reglamento.
Artículo 9°.-
La donación de sangre humana, es un acto
voluntario y gratuito, realizado con fines terapéuticos
o de investigación científica.
Queda prohibido el lucro con la sangre
humana.
Artículo 15°.-
Los Bancos de Sangre que conforman la Red Nacional
están obligados a mantener una reserva
estratégica, permanente y renovable del listado de
personas, insumos, sangre y componentes sanguíneos para
atender una demanda
inusitada en situaciones de catástrofe o emergencia
nacional en coordinación con el Sistema Nacional de
Defensa Civil.
4.7. LEY N° 26626.
Artículo 4°.-
Las pruebas para
diagnosticar el VIH/SIDA son
voluntarias y se realizan previa consejería. Se
consideran casos de excepción:
El de los donantes de sangre y órganos;
y,
Los demás contemplados en el Reglamento de la
presente Ley.
El Reglamento establecerá las sanciones para
las personas o instituciones que contravengan lo dispuesto en
este artículo.
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