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Cromado Electrolítico



Partes: 1, 2

    1. Reseña
      histórica
    2. Generalidades
    3. Tratamientos previos al
      cromado
    4. Proceso de
      cromado
    5. Proceso
      elegido
    6. Tratamiento
      de efluentes
    7. Equipos
    8. Fichas
      técnicas
    9. Conclusión
    10. Bibliografía
    1. En el presente trabajo se
      expondrán las diversas tecnológicas
      alternativas del proceso de
      cromado y de los respectivos tratamientos de
      acondicionamiento para una pieza metálica; en base a
      una evaluación de las necesidades
      prácticas, ambientales y económicas de cada uno
      de ellos, se seleccionarán los más adecuados
      para la confección de un proceso acorde.

      Según el proceso elegido se detallarán
      los equipos necesarios y las fichas de
      seguridad
      de los compuestos químicos utilizados.

      Por ultimo, se planteará la posibilidad de
      desarrollar un tratamiento de efluentes acorde a las
      diferentes reglamentaciones y peligros de los
      mismos.

    2. INTRODUCCIÓN

      El cromo fue descubierto en 1797 por el
      químico francés Louis Nicolas Vauquelin, que lo
      denominó cromo (del griego chroma, 'color')
      debido a los múltiples colores de
      sus compuestos.

      El cromo es un elemento común y ocupa el
      lugar 21 en abundancia entre los elementos de la corteza
      terrestre. Su masa atómica es 51,996 gr.; su punto de
      fusión
      es de 1.857 °C, y su punto de ebullición de 2.672
      °C y su densidad 7,2
      gr/cm3.

      Desde el origen de la civilización la
      humanidad ha ambicionado poseer el brillo de ciertos metales. La
      práctica ciertamente es de origen antiguo: en Asia,
      Egipto,
      Grecia,
      Roma y
      durante el
      Renacimiento se utilizó el arte de dorar
      recubriendo con una delgada capa de oro real o
      artificial para embellecer superficies de madera,
      metal, marfil, cuero,
      papel, porcelana y tejidos
      además de elementos decorativos, cúpulas y
      bóvedas de edificios.

      De la misma forma, los romanos ya soldaron
      superficies de plata a metales más comunes para
      disponer de espejos. Arquímedes logró defender
      Siracusa en el verano del 213 a.C., durante la 2ª
      Guerra
      Púnica entre Roma y Cartago. Aún en el siglo V
      las armas de
      hierro se
      sumergían en una solución de cobre para
      recubrirlas y evitar su oxidación.

      En el siglo XVIII el enchapado de cobre o
      latón recubiertos con plata se inició en
      Sheffield debido a una casualidad. En 1742, el cuchillero
      Thomas Boulsover encontró el procedimiento
      mientras reparaba trabajos realizados en plata. Usó el
      descubrimiento para la fabricación de hebillas y
      botones, pero su aprendiz Joseph Hancock amplió su
      utilización en el menaje (muebles y utensilios de la
      casa), la cubertería y otros artículos
      domésticos. Hasta 1765 se chapaban las piezas tan
      sólo por una cara, pero a partir de esta fecha y
      mediante soldadura
      se logró chapar por ambas caras.

      En 1812, Michael Faraday asistió a unas
      conferencias del insigne químico Humphry Davy
      convirtiéndose al final en su ayudante. Desde 1807
      Davy ensayaba haciendo pasar una corriente
      eléctrica a través de una solución
      de sosa cáustica y potasa con el fin de separar
      componentes químicos puros. De esta manera,
      demostró el principio de la electrólisis. Más tarde, en
      1813, Faraday ya había sustituido a su mentor en el
      puesto de profesor
      de química de la Royal Society y tras
      numerosos estudios acerca de la electrólisis
      enunció dos leyes
      fundamentales: la masa de una sustancia depositada por una
      corriente eléctrica es proporcional a la cantidad de
      electricidad
      que pasa por el electrolito; y las cantidades de sustancias
      electrolíticas depositadas por la acción de una misma cantidad de
      electricidad son proporcionales a las masas equivalentes de
      las sustancias.

      En 1835, la plata alemana, una aleación de
      níquel, zinc y cobre, comenzó a usarse
      prolíficamente. A partir de 1840 el sistema de
      Sheffield fue abandonado y reemplazado por el método de galvanoplastia más
      barato, el proceso de níquel, para la
      fabricación de menaje y cubertería.

      El metal más fácil de usar era el
      cobre debido a su calidad
      decorativa, disponibilidad, protección y a que puede
      pulirse para conseguir un alto brillo. El problema es que se
      empaña rápidamente con la atmósfera por lo que requiere ser
      barnizado o ser objeto de un mantenimiento continuo. Con la llegada de las
      máquinas y el uso intensivo del
      acero hubo
      que buscar un procedimiento válido para protegerlos.
      Por ello, y con el fin de solucionar los anteriores problemas
      se optó por recubrir el cobre con una capa de
      níquel.

      En sus primeros tiempos los recubrimientos de
      níquel eran mates, un metal de color gris que no
      reflejaba la luz. Se
      denominaba "Dull Nickel" y su problema era que las huellas de
      los dedos quedaban marcadas por lo que era normal protegerlo
      con una delgada capa de aceite.
      Más tarde surgió "Polished Dull Nickel" que no
      era otra cosa que el níquel mate pulido, un metal
      blanco lustroso con cierto tinte amarillo que puede pulirse
      hasta conseguir un alto brillo y cuya resistencia al empañamiento es mayor.
      Al contrario, el "Bright Nickel" (Níquel brillante) es
      suave y dúctil como el cobre y también es mucho
      más resistente al tiempo.
      Estos recubrimientos son los utilizados en las
      máquinas y vehículos hasta aproximadamente
      1930, cuando fueron sustituidos por el recubrimiento de
      cromo.

      Hacia esta fecha, y coincidiendo con el movimiento
      "Art-Decó" iniciado en 1925, el uso de superficies
      cromadas se generalizó y buena muestra de
      ello son los diseños del arquitecto Ludwig Mies Van
      der Rohe, con sus columnas y muebles cromados.

      Asimismo, gran cantidad de elementos decorativos
      incluyendo la joyería de imitación adoptaron el
      brillo del cromado. Entonces, y queriendo estar a la vanguardia
      de la moda y la
      técnica, la industria
      británica adoptó el cromo como revestimiento de
      protección y embellecimiento. Se le llamó
      "Bright Chrome", cromo luminoso, y dado que su mantenimiento
      era bajo, no se empañaba por los agentes
      atmosféricos y su brillo era superior logró
      desplazar al níquel. Existe también un acabado
      denominado "Dull Chrome", óptima si no se desea brillo
      pero de escasas aplicaciones en la actualidad. El
      único problema que puede afectar al cromo es la
      degradación del níquel depositado como base,
      por lo que la calidad del cromado está determinada por
      el grosor de la capa de níquel.

      Curiosamente, el gusto por las superficies
      metálicas brillantes o mates parece oscilar como otras
      modas o gustos de la sociedad.
      Durante años ha quedado olvidado para resurgir
      más tarde y, si cabe, aún con más
      fuerza. De
      cualquier manera y refiriéndonos a los
      vehículos clásicos, no se puede obviar la
      extraordinaria importancia que tienen estos recubrimientos
      para la consecución de una restauración digna
      y, por qué no, brillante.

    3. RESEÑA
      HISTÓRICA

      III. I) CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DEL
      CROMO

      El cromo es un metal de transición duro,
      frágil, gris acerado y brillante. Es muy resistente
      frente a la corrosión.

      Su estado de
      oxidación
      más alto es el +6,
      aunque estos compuestos son muy oxidantes. Los estados de
      oxidación +4 y +5 son poco frecuentes, mientras que
      los estados más estables son +2 y +3. También
      es posible obtener compuestos en los que el cromo presente
      estados de oxidación más bajos, pero son
      bastante raros.

      III. II) ABUNDANCIA Y
      OBTENCIÓN

      Se obtiene cromo a partir de la cromita
      (FeCr2O4). El cromo se obtiene
      comercialmente calentando la cromita en presencia de aluminio o
      silicio (mediante un proceso de reducción).
      Aproximadamente la mitad de la cromita se extrae de
      Sudáfrica. También se obtiene en grandes
      cantidades en Kazajistán, India y
      Turquía

      Los depósitos aún sin explotar son
      abundantes, pero están geográficamente
      concentrados en Kazajistán y el sur de
      África.

      Aproximadamente en el año 2000 se produjeron
      quince millones de toneladas de cromita, de la cual la mayor
      parte se emplea para aleaciones
      (cerca de un 70%), por ejemplo para obtener ferrocromo (una
      aleación de cromo y hierro, con algo de carbono).
      Otra parte (un 15% aproximadamente) se emplea directamente
      como material refractario y, el resto, en la industria
      química para obtener diferentes compuestos de
      cromo.

      Se han descubierto depósitos de cromo metal,
      aunque son poco abundantes; en una mina rusa (Udachnaya) se
      producen muestras del metal, en donde el ambiente
      reductor ha facilitado la producción de diamantes y cromo
      elemental.

      III. III) COMPUESTOS

      El dicromato de potasio,
      K2Cr2O7, es un oxidante
      enérgico y se utiliza para limpiar material de
      vidrio de
      laboratorio de cualquier resto orgánico
      que pueda contener.

      El "verde de cromo" (es el óxido de cromo
      (III), Cr2O3) es un pigmento que se
      emplea, por ejemplo, en pinturas esmaltadas y en la
      coloración de vidrios. El "amarillo de cromo" (es un
      cromato de plomo, PbCrO4) también se
      utiliza como pigmento.

      No se encuentran en la naturaleza
      ni el ácido crómico ni el dicrómico,
      pero sus aniones se encuentran en una amplia variedad de
      compuestos. El trióxido de cromo, CrO3, el
      que sería el anhídrido del ácido
      crómico, se vende industrialmente como "ácido
      crómico".

      III. IV) APLICACIÓNES
      PRINCIPALES

      El cromo es un metal muy difícil de trabajar
      en frío porque es muy duro y quebradizo, en caliente
      es igual de difícil porque se oxida con una capa de
      oxido de cromo dura e infusible. Por estas razones el cromo
      no se suele emplear como metal puro salvo en ocasiones muy
      raras aunque eso si, entra a formar parte de muchas
      aleaciones. Especialmente es aleado con el hierro porque
      mejora su dureza y resistencia a la corrosión. El
      acero inoxidable contiene entre un 8 y un 12 % de cromo, y es
      el principal responsable de que sea inoxidable. Muchas
      herramientas están fabricadas con
      aleaciones de hierro cromo y vanadio. El nicrom o cromoniquel
      se emplea para fabricar resistencias eléctricas.

      Debido a las dificultades de la metalurgia
      de cromo cuando es necesario aplicarlo se emplean
      básicamente el recubrimiento electrolítico.
      Este procedimiento realizado con cromo es extensivamente
      usado en la industria para proteger metales de la
      corrosión y mejorar su aspecto. También se
      emplea para restaurar piezas metálicas o conseguir
      superficies muy duraderas y con bajo coeficiente de
      rozamiento (cromo duro).

      El llamado cromo duro son depósitos
      electrolíticos de espesores relativamente grandes (
      0,1 mm) que se depositan en piezas que deben soportar grandes
      esfuerzos de desgaste. Se realizan este tipo de
      depósitos especialmente en asientos de válvulas, cigüeñales, ejes
      de pistones y en general en lugares donde se requiera
      bastante precisión. Por ello antes de que exista una
      rotura grave se reponen las partes de metal perdidas mediante
      cromo electrolítico. Generalmente la capa de cromo
      depositada no es totalmente uniforme por lo cual se da
      espesor mayor del necesario y después se rectifican
      las piezas para conseguir las dimensiones y acabado
      adecuadas.

      El cromo brillante o decorativo son finas capas de
      cromo que se depositan sobre cobre o níquel para
      mejorar el aspecto de algunos objetos. El famoso niquelado de
      paragolpes y otros embellecedores de coche suele consistir en
      una capa de níquel terminada con un "Flash" de
      cromo de algunas micras de espesor. El color del cromo es mas
      azulado y reflectante que el níquel y es mucho mas
      resistente a la corrosión ya que inmediatamente se
      forma una fina e imperceptible capa de oxido que protege al
      metal.

      El cromo tiene poco poder
      cubriente, menos aún si las capas que se depositan son
      tan finas como una micra. Por ello las superficies a cubrir
      deben estar bien pulidas, brillantes y desengrasadas ya que
      el cromo no va a tapar ninguna imperfección. Es por
      esto por lo que frecuentemente las piezas que se croman con
      objeto decorativo se recubren con cobre y níquel antes
      de ser cromadas. El cromo se aplica bien sobre el cobre, el
      níquel y el acero, pero no sobre el zinc o la
      fundición.

    4. GENERALIDADES
    5. TRATAMIENTOS
      PREVIOS AL CROMADO

    IV. I) PROCESO DE MORDENTADO Y
    DECAPADO

    En el decapado de los metales ferrosos se considera, en
    general, que el óxido formado al calentar el hierro
    está constituido por tres capas distintas:

    a) La capa más externa, que es relativamente
    delgada; contiene la mayor proporción de oxígeno
    y consiste en óxido férrico,
    Fe203.

    b) Una capa intermedia, que es más bien gruesa;
    está compuesta de óxido ferroso férrico,
    Fe304.

    c) Una capa relativamente compacta en la proximidad del
    hierro inalterado; contiene la mayor proporción de este
    elemento, y su composición corresponde aproximadamente a
    la fórmula FeO. Es probable que esta capa no consista en
    el compuesto FeO, sino que sea una solución sólida
    denominada "wustite" que se descompone por debajo de 570° C
    en un eutectoide de hierro y óxido ferroso
    férrico.

    En el caso del herrín formado por debajo de esta
    temperatura de
    transición, la capa más interna del mismo contiene
    Fe203 ó Fe304,
    o una mezcla de ambos.

    ÁCIDOS USADOS: La eliminación del
    herrín de los metales ferrosos se lleva a efecto decapando
    en una solución de ácido sulfúrico o
    clorhídrico.

    La eliminación del herrín se produce como
    resultado de: a) la disolución química de la capa
    de herrín; y b) el desprendimiento del gas originado al
    reaccionar el ácido con el metal base.

    Con ácido sulfúrico, las reacciones que
    tienen lugar están en gran parte limitadas a los dos
    óxidos, ferroso y férrico, y al hierro
    metálico:

    Fe203 + 3
    H2S04 =
    Fe2(S04)3 + 3
    H20

    FeO + H2S04 = FeS04 +
    H20

    Fe + H2S04 = FeS04 +
    H2

    La reducción del sulfato férrico a sulfato
    ferroso se realiza a causa de la presencia del hidrógeno naciente:

    Fe2(S04) 3 + 2 H = 2
    FeS04 + H2S04

    Las reacciones que corresponden al ácido
    clorhídrico son las siguientes:

    Fe203 + 6 ClH = 2 FeCl3
    + 3 H20

    FeO + 2 ClH = FeCl2 +
    H20

    Fe + 2ClH = .FeCl2 + H2

    La reducción del cloruro férrico por el
    hidrógeno naciente está representada por la
    ecuación:

    FeCl3 + H = FeCl2 + ClH

    La disolución del óxido ferroso
    férrico, Fe3O4, en los ácidos
    indicados es lenta; este óxido es difícilmente
    soluble en los ácidos.

    La disolución del óxido en el ácido
    sulfúrico (de cualquier concentración) tiene una
    marcada importancia en las operaciones de
    decapado, y en cuanto a la relación entre la cantidad de
    hierro metálico disuelto y la de sus óxidos, es
    mucho mayor a elevadas temperaturas que a temperatura ambiente.
    El óxido ferroso (FeO) en contacto con el acero es el
    más soluble de los óxidos presentes en el
    herrín; de aquí que, cuando hay junto a la
    superficie del acero una cantidad realmente importante de este
    óxido, tiene lugar un decapado mucho más
    rápido que cuando existen en dicha zona óxidos
    más elevados. Durante el decapado, el ácido penetra
    hasta la capa de FeO a través de los poros y fisuras del
    herrín, y de esta manera la disolución del FeO en
    el ácido da por resultado el desprendimiento de las capas
    superficiales de herrín.

    En el decapado con ácido sulfúrico, la
    cantidad de herrín eliminado por desprendimiento es, en
    comparación con la cantidad eliminada por
    disolución química, mayor en el caso del
    ácido sulfúrico que en el caso del ácido
    clorhídrico. Éste es un factor que tiende a
    provocar una mayor economía de
    ácido cuando se emplea el primero de los citados. El
    contacto entre el herrín y el metal desempeña
    también un importante papel en el proceso del decapado, a
    causa de la diferencia de potencial existente entre el metal y el
    óxido, que facilita, a causa de las células
    electroquímicas formadas en presencia del ácido, la
    acción disolvente del mismo.

    En el caso del ácido sulfúrico, una
    elevación de temperatura para incrementar la velocidad de
    disolución del metal y del óxido es menos eficaz
    que en el caso del ácido clorhídrico. El hierro
    metálico es mucho más soluble en este último
    que el óxido, y esta diferencia se acentúa al
    emplear ácido sulfúrico.

    Ácido sulfúrico: El mejor
    ácido sulfúrico comercial tiene una
    concentración del 95 %; su acción sobre el hierro y
    el acero es pequeña. Empezando con una baja
    concentración de ácido, se observa que al aumentar
    la misma, disminuye el tiempo de decapado, hasta que alcanza un
    máximo cuando la concentración está
    próxima al 25 %; después, la velocidad del decapado
    disminuye rápidamente. El decapado con ácido
    sulfúrico deberá llevarse a cabo con ácido
    caliente; así podrá lograrse un mayor
    rendimiento.

    La velocidad del decapado disminuye a medida que aumenta
    en la solución el contenido en sulfato ferroso.

    El efecto retardador de las sales ferrosas es menor a
    elevadas que a bajas temperaturas, tanto en el caso del
    ácido sulfúrico como en el del ácido
    clorhídrico, y es debido a la mayor solubilidad de las
    sales a alta temperatura. Con bajas concentraciones de
    ácido sulfúrico el efecto es menos marcado que con
    las elevadas. Las sales férricas aceleran la velocidad de
    decapado.

    Aunque en el caso del ácido clorhídrico la
    presencia del hierro puede acelerar la velocidad de decapado,
    dentro de ciertos límites de
    temperatura y concentración del ácido, una
    concentración excesiva de sales de hierro en toda clase de
    soluciones
    ácidas reduce muy considerablemente la velocidad de
    decapado

    Ácido clorhídrico: El ácido
    clorhídrico comercial consiste en una solución
    acuosa al 30 a 35 % de ácido clorhídrico gaseoso.
    La volatilidad del ácido hace impracticable su empleo a
    elevadas temperaturas; a temperaturas superiores a 40° C, la
    velocidad de volatilización del ácido es realmente
    muy rápida. En la práctica actual, la velocidad de
    decapado se incrementa más con elevadas concentraciones de
    ácido que con una elevación de la
    temperatura.

    Las concentraciones tienen poca influencia, y el
    principal método para incrementar las velocidades de
    decapado consiste en una elevación de la temperatura. La
    escasa volatilidad del ácido sulfúrico y su bajo
    precio hacen
    de él el ácido más empleado para el
    decapado. A veces se practica la adición de ácido
    clorhídrico al ácido sulfúrico. Con tales
    adiciones se acelera el decapado, y la mayor solubilidad del
    cloruro ferroso hace posible usar la solución mucho
    más tiempo.

    Formación de lodo: Después del
    decapado, queda sobre la superficie del metal una capa de lodo
    adherente; mucho de este lodo se acumula también en la
    parte superior del depósito. En el decapado con
    ácido sulfúrico, el depósito contiene hasta
    un 0,6 % del hierro disuelto en el ácido; con ácido
    clorhídrico, la cantidad de lodo producida es menor. Este
    lodo contiene también una alta proporción de los
    metales nobles contenidos como trazas en el metal que se decapa,
    los cuales se precipitan sobre la superficie del
    acero.

    El uso del ácido clorhídrico tiende, de
    esta manera, a dar una superficie más blanca y pulida que
    la producida por el ácido sulfúrico y es por ello
    preferido en algunas operaciones de estañado a pesar de su
    elevado coste y de su acción más lenta.

    Es importante el lavado cuidadoso del metal decapado
    para quitar estos depósitos.

    Agentes humectantes en el decapado: Hay una gran
    cantidad de materiales
    capaces de provocar una considerable reducción de la
    tensión superficial de las soluciones acuosas, aun cuando
    se añadan a éstas en cantidades muy
    pequeñas. Ejemplos típicos de compuestos de esta
    clase son los alkil-naftalen-sulfonatos, los compuestos de amonio
    cuaternario con largas cadenas laterales de hidrocarburos
    y los sulfonatos alifáticos (como los ésteres del
    ácido sulfosuccínico).

    Los agentes humectantes para decapado deben ser estables
    en medio ácido y no deben resultar excesivamente
    espumantes. Disminuyendo la tensión superficial del
    ácido de decapado se consigue una mejor penetración
    de éste en la capa de herrín, y las burbujas de
    hidrógeno se desprenden más fácilmente; con
    ello se consigue que el ácido alcance la superficie del
    metal de un modo más rápido y uniforme y, por otra
    parte, se reduce la tendencia de los barros a adherirse.
    Finalmente, se pierde menos ácido por arrastre, con lo que
    se logra una reducción en el consumo total
    de ácido.

    Lavado después del decapado:. Es esencial
    un lavado cuidadoso después del decapado, pues cuando se
    retira el metal de la solución, se adhieren al mismo
    considerables cantidades de sales de hierro conteniendo
    ácido interpuesto. Si se efectúa un lavado
    imperfecto, estas sales provocan la corrosión, y
    contaminan los depósitos con substancias perjudiciales
    para los tratamientos siguientes (baños de galvanizado,
    soluciones para recubrimientos, etc.). Las sales residuales
    pueden acumularse también en los poros del metal y exudar
    después, perjudicando a cualquier recubrimiento que se
    aplique ulteriormente

    El metal decapado deberá lavarse primero en una
    corriente de agua
    fría, preferentemente en chorros pulverizados a alta
    presión. Deberá lavarse luego en
    otro depósito de agua corriente; este segundo
    depósito se mantendrá prácticamente aislado
    de la llegada de residuos ácidos. El metal será
    después sumergido en agua muy caliente para disolver las
    sales residuales, permaneciendo en el depósito el tiempo
    suficiente para que adquiera la temperatura del agua. Esto tiene
    por efecto quitar de los poros del metal la mayor parte del
    ácido. El metal retendrá también suficiente
    calor para
    secarse espontáneamente cuando se le saque del
    baño, a menos que tenga muy escasa
    sección.

    Al sacarlo del agua, el acero decapado está
    expuesto a oxidarse muy fácilmente; generalmente se reduce
    esta tendencia adicionando cal al agua caliente del lavado final.
    Incluso se puede obtener una mayor protección temporal
    adicionando cerca de un 1 % de ácido fosfórico al
    agua, lo que da por resultado la formación de una delgada
    capa de fosfato sobre la superficie del acero.

    El ácido fosfórico puede usarse solo como
    ácido de decapado para el acero; en este caso se emplea
    con una concentración aproximada del 15 °/o y a una
    temperatura cercana a los 71° C, pero el elevado coste del
    mismo se opone a la generalización de su empleo. Tiene la
    ventaja de que cualquier traza de ácido que pueda quedar
    en el material no provocará, en general, la
    corrosión, dada la insolubilidad y falta de
    higroscopicidad de los fosfatos de los metales
    pesados.

    Decapado electrolítico: En el decapado
    electrolítico, el metal actúa como ánodo o
    como cátodo en una solución de un ácido o de
    una sal neutra. El decapado anódico es el preferible, pues
    se evita el peligro de que el material adsorba hidrógeno y
    adquiera la característica fragilidad debida al mismo al
    no desprenderse este elemento en el ánodo, lo cual es de
    temer cuando el decapado se efectúa en el cátodo.
    El herrín se elimina principalmente como resultado de la
    acción mecánica del gas puesto en libertad
    (durante la electrólisis) en la superficie del metal.
    Generalmente se usa como electrolito, ácido
    sulfúrico diluido, siendo la densidad de corriente de 2 a
    10 amperios por decímetro cuadrado. Las dificultades de
    aplicar la corriente y la duda de saber si los resultados
    justifican el empleo de un equipo relativamente complicado han
    limitado la aplicación general del sistema.

    El metal decapado por este procedimiento está
    sujeto a la fragilidad debida al hidrógeno, pero ello
    puede remediarse. El depósito de estaño puede
    dejarse sobre la superficie, y en este caso constituye una buena
    capa de preparación para un posterior esmaltado o pintado;
    también, si es necesario, puede ser rápidamente
    quitada mediante un tratamiento anódico en sosa
    cáustica. Se usan cátodos de ferrosilicio sobre los
    cuales se deposita el estaño, que luego pueden colocarse
    en el baño de decapado y de esta manera es recuperado el
    estaño.

    Instalaciones de decapado y su funcionamiento:.
    Las primeras instalaciones consistían en depósitos
    de madera de pino de tea unida y ajustada mediante refuerzos de
    metal. Los depósitos de decapado se han construido
    también de pizarra, piedra, o incluso hormigón
    cubierto con betunes o productos
    asfálticos. Éstos tuvieron cierto éxito,
    pero había siempre el inconveniente de las juntas. Las
    composiciones para juntas resistentes a los ácidos
    existentes en el mercado, raras
    veces son capaces de sufrir las contracciones y dilataciones de
    los depósitos citados y de resistir la penetración
    del ácido, especialmente cuando se usa ácido
    sulfúrico caliente.

    Cuando se utiliza el ácido sulfúrico como
    medio de decapado, los depósitos de madera se recubren con
    plomo para asegurar la impermeabilidad respecto al ácido;
    los depósitos recubiertos de plomo no son apropiados para
    el ácido clorhídrico, aunque pueden ser usados con
    los decapantes a base de ácido fluorhídrico. El
    interior de los depósitos se cubre generalmente con tablas
    de madera aplicadas sobre el plomo para prevenir de deterioros
    mecánicos al recubrimiento metálico blando. Los
    depósitos de acero se recubren, de una manera similar, de
    plomo, pero, así como la perforación del
    recubrimiento de plomo de un depósito de madera produce
    escasos perjuicios al depósito propiamente dicho y puede
    ser reparado con facilidad cuando la filtración del
    ácido es patente, un depósito de acero puede ser
    seriamente perjudicado por una filtración de ácido
    a través del recubrimiento.

    Frecuentemente, se construyen los nuevos tipos de
    tanques de decapado con ladrillos resistentes a los
    ácidos, impermeables al líquido y unidos mediante
    un cemento
    especial. Tales ladrillos y composiciones se emplean
    también para los suelos de las
    salas de decapado y para las instalaciones de drenaje.

    Un ulterior perfeccionamiento consiste en el empleo de
    tanques de decapado de materiales no metálicos,
    construidos con vrias clases de materiales fibrosos laminados e
    impregnados de resinas sintéticas, generalmente
    termoplásticas, del tipo fenol-formaldehido. Éstas
    son inatacables por los ácidos de decapado (excepto por
    los ácidos fuertemente oxidantes) y pueden soportar las
    temperaturas empleadas en los procesos de
    decapado. Estos materiales se emplean también con
    éxito en la construcción de los cestos de decapado y
    bastidores para transportar los objetos que deben ser
    decapados.

    Recubrimientos de protección: Una
    importante mejora de las instalaciones de decapado ha sido la
    introducción de los recubrimientos de
    caucho y de
    ebonita. Éstos se aplican generalmente al acero,
    depositándolos homogéneamente sobre el metal;
    dichos depósitos son de una gran resistencia y tenacidad.
    Se emplean varios cementos, tales como derivados sulfonados del
    caucho obtenidos amasando, con los molinos de rodillos propios de
    la industria del caucho, ácido sulfúrico y
    goma.

    En el recubrimiento de tanques, otro perfeccionamiento
    importante ha sido el empleo, en vez de goma, de plásticos
    apropiados (como el Vinilite, un vinilco-polímero), en
    forma de hojas.

    Estos plásticos tienen sobre el caucho la ventaja
    de no ser alterados por los ácidos oxidantes en la mayor
    parte de las condiciones habituales a estas
    operaciones.

    Sistema de aspiración: Es esencial poder
    disponer de un sistema realmente efectivo para la
    eliminación de los humos de los tanques. El primitivo
    sistema de eliminación por campana superior es anticuado,
    obstructivo y deficiente. Las modernas instalaciones usan una
    aspiración cruzada (es decir tangencial) a través
    de un estrecho conducto situado a un lado a todo lo largo del
    tanque, o, si éste es ancho, los hay en ambos lados. El
    conducto puede construirse de madera recubierta de
    plomo; de acero recubierto de caucho, etc.

    Se han usado también conductos de asbesto, pero
    tienen la desventaja de ser quebradizos. Los aspiradores deben
    tener una potencia adecuada
    y aspas de plástico
    laminadas o de acero protegido por un recubrimiento resistente a
    los ácidos, que puede ser de resina o de caucho. Los
    conductos de humos se construyen con preferencia de acero
    recubierto de caucho; este tipo de construcción da gran
    flexibilidad al conjunto facilita la instalación de un
    sistema de extracción de humos que asegure un trabajo
    libre de perturbaciones durante un muy largo periodo de
    tiempo.

    Calefacción: El caldeo de los tanques de
    decapado se efectúa corrientemente por inyección de
    vapor directo dentro de los tanques. El choque del vapor con el
    fondo de los tanques es perjudicial y debe, a ser posible,
    evitarse. Con este fin, se han desarrollado distintos tipos de
    inyectores fijos y rotatorios que hacen posible la
    introducción más uniforme del vapor dentro de la
    solución. Como la introducción de considerables
    cantidades de vapor, diluye la solución, se hace necesario
    el uso de serpentines; éstos pueden construirse de acero
    recubierto de plomo. Se han empleado con éxito
    calentadores eléctricos construidos de un metal o
    aleación apropiados o de sílice fundida.

    A pesar de sus deficientes cualidades para la
    transmisión del calor, se han instalado serpentines de
    vapor de acero recubierto de ebonita. Se afirma que cierto tipo
    de recubrimiento de ebonita de 1,6 milímetros de espesor
    posee un coeficiente de transmisión del calor de
    más de 73,5 Cal/m2 hora.

    Existen, también, instalaciones calentadas por
    gas. El calentamiento directo con llama desnuda debajo de los
    tanques no es satisfactorio, pero los gases quemados
    pueden inyectarse desde el lado del tanque en tubos que se
    extienden alrededor del mismo, cerca del fondo, y conectados
    todos ellos a un tubo vertical de humos para su
    evacuación.

    Agitación de la solución: Es
    conveniente disponer de alguna forma de agitación del
    baño de decapado, puesto que ello ayuda a eliminar el
    hidrógeno de la superficie del metal y favorece que nuevas
    cantidades de ácido alcancen constantemente dicha
    superficie. Puede obtenerse la agitación en las soluciones
    calientes mediante el inyector de vapor; cuando se usan
    serpentines, puede obtenerse cierto movimiento de la
    solución mediante las corrientes de
    convección.

    Las soluciones frías de ácido
    clorhídrico son propensas a estratificarse, a menos que se
    recurra a alguna forma de agitación: ésta es
    recomendable, incluso tratándose de soluciones calientes.
    Una de las razones del mejor comportamiento
    práctico de las soluciones de ácido
    sulfúrico caliente, comparadas con las de ácido
    clorhídrico a baja temperatura, se relaciona probablemente
    con el mejor grado de circulación del ácido como
    resultado del calentamiento.

    El movimiento de la solución puede obtenerse por
    un método mecánico apropiado, balanceando los
    cestos de decapado en una dirección vertical, mediante el empleo de
    roscas o paletas movidas eléctricamente en la
    solución, o por aire comprimido.
    El primer método es el más corrientemente usado,
    pero muchas de las instalaciones pequeñas trabajan sin
    estos mecanismos.

    IV. II) PULIDO

    Para los acabados con fines decorativos, tales como el
    cromado brillante, y en muchas clases de trabajo en que se
    requiere un buen acabado, es necesario sin embargo cierto grado
    de pulido. Hay ciertos datos, no
    despreciables, que tienden a indicar que una superficie
    metálica pulida puede ser más resistente a la
    corrosión cuando se le aplica ulteriormente un
    recubrimiento electrolítico que si se trata de una
    superficie no pulida.

    Hablando en un sentido amplio, los métodos en
    uso son:

    a) Bruñido.

    b) Pulido con abrasivos, usando ruedas flexibles,
    correas, discos, etc.

    Actualmente, el bruñido es muy poco empleado en
    comparación con los otros métodos.

    El método de pulido más generalmente
    empleado implica el uso de ruedas abrasivas flexibles de formas
    diversas.

    a) Bruñido: Por bruñido se entiende
    la operación de alisar las superficies metálicas
    aplastando las irregularidades con ayuda de la presión; la
    operación se lleva a cabo mediante una herramienta dura,
    generalmente de acero o a veces de piedra dura, tal como el
    ágata o la hematites.

    La herramienta debe mantenerse muy pulida, y para este
    fin se emplea una piel apropiada
    recubierta con polvos de masilla de bruñir. Durante el
    bruñido la parte que se bruñe se mantiene
    húmeda con una solución diluida de ácido
    acético (vinagre) o también hiel de
    vaca.

    Los objetos se sumergen periódicamente en una
    solución de crémor tártaro para prevenir el
    deslustrado. Se dejan en esta última solución hasta
    que están listos para el secado final, que se
    efectúa sumergiéndolos primero en una
    solución de ácido nítrico diluido o cianuro
    sódico para abrillantar la superficie, después de
    lo cual se lavan y secan con agua caliente.

    b) Pulido con abrasivos: Cuando se requiere un
    buen acabado, es necesario pulir los artículos mediante un
    abrasivo apropiado. Si el metal es muy basto y debe quitarse un
    exceso importante de metal, es precisa una operación
    preliminar de amolado. Son utilizables una gran cantidad de
    máquinas de amolar que hacen uso de sólidas muelas
    horizontales, de discos verticales, etc. Éstas pueden
    emplearse ya sea en seco o húmedo.

    Son típicos entre los abrasivos para muelas: el
    esmeril (que se compone esencialmente de alúmina,
    óxido férrico, silicatos y distintas impurezas),
    que puede aglomerarse en forma de ruedas; la alúmina
    artificial, que ha reemplazado en gran parte a los abrasivos de
    sílice perjudiciales, tales como la piedra arenisca, y el
    carborundo, un abrasivo muy duro que se obtiene fundiendo
    carbón y sílice a las altas temperaturas del horno
    eléctrico.

    Pulidoras: Los discos de pulir o las muelas deben
    montarse en un torno apropiado.
    El torno moderno para pulido a mano tiene generalmente dos
    muelas, que son movidas por un solo motor; por lo
    general, se acopla el motor directamente al eje, el cual suele
    tener un soporte extra en un cojinete colocado al final de la
    cubierta. La muela pulidora propiamente dicha se une al eje, ya
    sea por medio de un plato mordaza que pasa sobre su extremo
    roscado, o, mejor, mediante un final de eje cónico roscado
    sobre el que se fija directamente la muela. Este último
    dispositivo es muy rápido en su empleo y no necesita una
    ulterior fijación, puesto que la velocidad de
    rotación del eje tiende a sujetar la muela sobre
    él. El cambio de
    muela se efectúa muy rápidamente.

    Máquinas automáticas para pulir:
    Actualmente, una gran parte del trabajo de pulido de metales se
    efectúa en máquinas automáticas, proyectadas
    a menudo para el pulido de la producción en masa de
    determinados artículos, tales como parachoques de
    automóvil, tapacubos, tubos, chapas de metal,
    etc.

    Discos pulidores: Los discos para pulir se
    construyen de diversos materiales, tales como tejido, fieltro,
    cuero, etc. Los discos de tejido se construyen con piezas de
    lona, percal o indiana, etc., amordazadas y cosidas juntas. Para
    el pulido basto, y cuando debe quitarse una cantidad apreciable
    de metal, los discos emplean cabezas en cuya periferia, y por
    medio de cola, se aplica un abrasivo. Se emplea para cada
    operación sucesiva una serie de tales discos aplicando a
    la cabeza un abrasivo de grano más fino hasta obtener un
    grado de pulido suficientemente elevado. El arte de pulir los
    metales exige el empleo cuidadoso de una apropiada técnica
    de pulido cruzado, por medio del cual cualquiera de los
    arañazos dejados por los medios de
    pulido grosero se eliminan a cada nuevo paso.

    La inmediata operación se efectúa con un
    tipo de discos sin cabeza formada, sobre las cuales se aplica el
    abrasivo pulidor sosteniendo una barra de una composición
    de pulir apropiada contra el disco mientras gira éste
    rápidamente. Finalmente, para conseguir el más alto
    grado de pulido, se realiza una operación de acabado
    empleando discos blandos con composiciones finas, tales como rojo
    de pulir, cal, etc.

    Los siguientes tipos de discos de pulir se encuentran
    entre los mejores que se emplean en la industria:

    a)Discos comprimidos: Estos discos se construyen con
    piezas de lona, cuero, fieltro, etc., montados en la periferia de
    una rueda, que puede ser de acero o de madera. Son sumamente
    duraderos y conservan su consistencia y forma original durante
    largos períodos de tiempo.

    b)Discos de fieltro: Estos discos se emplean con los
    abrasivos de grano más fino, y son extremadamente
    flexibles. Se emplean cuando se requiere un alto grado de pulido.
    Sostienen bien el abrasivo y pueden hacerse de formas especiales
    para tratar piezas de formas intrincadas.

    c)Discos recubiertos: Estos discos consisten en una
    parte central de madera alrededor de la cual se coloca una capa
    de piel o de fieltro. La madera suministra una base sólida
    que hace a este tipo de discos especialmente apropiados para
    pulir artículos planos.. Las pieles gruesas, como son las
    pieles de morsa, cuero de la piel del cuello de toro y otros
    tipos especialmente seleccionados y curtidos son los que, a causa
    de su flexibilidad, se prefieren para tales ruedas.

    d)Discos para abrillantar: Los discos para abrillantar
    no utilizan cabezas pegadas; la composición abrasiva se
    les aplica estando el disco en rotación y apretando
    ésta contra ellos en forma de barra. Los discos para
    abrillantar se construyen de un cierto número de discos de
    algodón, cuero, etc., mantenidos juntos
    para dar un disco de pulir más sólido. El primer
    tipo se emplea para el acabado del níquel, latón,
    acero, etc., mientras que los discos cosidos se emplean para el
    desbaste de los metales blandos.

    Los discos de trozos cosidos se elaboran con retales de
    material, en lugar de hacerlos de discos completos de tela. Son
    considerablemente más baratos que los discos completos de
    pulir.

    Secado: La siguiente operación consiste en
    el secado del disco, y éste debe realizarse, si se desea
    obtener buenos resultados, bajo un estrecho control de las
    condiciones en que se efectúa. La cola de piel alcanza su
    máxima resistencia no cuando está completamente
    seca, como a veces se cree erróneamente, sino cuando
    retiene un contenido de agua del 10 al 12 %. El secadero debe,
    pues, ser controlado desde el punto de vista de la temperatura y
    de la humedad relativa, a fin de que el contenido final en
    humedad de la cola se aproxime a las condiciones para las cuales
    la resistencia es máxima. Las condiciones ideales de
    secado generalmente recomendadas son una temperatura de 30° C
    y una humedad relativa del 50%.

    El tiempo de secado depende del espesor de la capa de
    cola que contiene el abrasivo y de la concentración de la
    cola usada (la cual a su vez depende del tamaño de grano
    usado para el abrasivo). Puede también variar en gran
    manera con el tamaño y naturaleza del material de que
    está construido el disco. Un secado deficiente debilita la
    cola; de esta manera el disco tiende a glasear y tendrá
    pobres cualidades cortantes. También es probable que se
    recaliente durante el trabajo y
    puede incluso quemarse. Por otra parte, si el disco ha sido
    resecado, la cola se vuelve quebradiza; de esta manera los
    gránulos abrasivos se desprenden fácilmente de la
    película adhesiva y el disco debe recubrirse de nuevo a
    poco de funcionar.

    En las condiciones especificadas, el secado es
    generalmente completo de las 24 a 48 horas; los discos con
    gruesos recubrimientos requieren, naturalmente, un tiempo algo
    más largo. Debe procurarse una circulación de aire
    en el secadero.

    IV. III) DESENGRASES PREVIOS

    De la eficacia de los
    procesos de desengrase depende la adherencia del depósito
    metálico. La eliminación de todo rastro de grasitud
    es vital si los artículos están destinados a
    recibir un depósito electrolítico.

    La eliminación defectuosa de la grasitud
    superficial del artículo a procesar, conduce a la
    formación de ampollas y/o depósitos poco adherentes
    que se desprenden o pelan. El proceso de desengrase previo
    consiste en quitar la grasa y aceite, ya sea del estampado,
    trefilado, embutido o pulido de la superficie de la pieza. Se
    puede realizar de diferentes maneras. Manualmente, se puede
    realizar mediante el cepillado con cal de Viena. También
    se puede usar un cepillo de bronce (grata) y cepillar mojando la
    pieza en una solución jabonosa (tensioactiva). Se suelen
    utilizar solventes para realizar la limpieza previa, pero
    resultan tóxicos y volátiles.

    Estos actúan de tres maneras diferentes:
    emulsión, peptización y
    saponificación.

    1) Por emulsión se entiende la formación
    de una mezcla de líquidos que no se separan en capas al
    reposar. La leche es el
    ejemplo más corriente de una emulsión. En el caso
    del desengrase de metales, la emulsión se compone de
    pequeños glóbulos de aceite en suspensión en
    la solución empleada.

    2) Peptización es el término dado a la
    reducción de partículas sólidas de suciedad
    en una forma finamente dividida, con lo cual se eliminan
    fácilmente. Esto significa que cada molécula de
    tierra de
    pulir, grasa, restos de aceite de maquinado, etc., queda mojada y
    completamente rodeada de una capa de solución.

    3) Saponificación es el nombre científico
    para la formación de jabón, que resulta de la
    acción química del álcali con grasas y
    aceites animales y
    vegetales. Los jabones así formados son solubles en agua,
    por lo cual, el artículo queda perfectamente limpio con un
    buen enjuague en agua.

    Las soluciones emulsionantes de petróleo y white están en el mercado
    como desengrasantes en frío. La ventaja de las mismas es
    su fácil eliminación con agua después de la
    emulsión de la grasa. Su alto precio impide su comercialización masiva.

    Son los disolventes clorados los que desde hace treinta
    años vienen conquistando el mercado. El tetracloruro de
    carbono, el cloroformo y el pentacloroetano son excesivamente
    tóxicos para su uso generalizado. En ciertos casos se
    utilizan como potenciadores de otros disolventes menos activos.

    Un 1,1,1-tricloroetano estabilizado ha sido preconizado
    como menos tóxico que el tricloretileno, pero tiene mayor
    volatilidad y es un 30% más caro. El cloruro de metileno,
    muy usado en el decapado de pinturas, es inadecuado para
    desengrase industrial como componente único o
    principal.

    El uso de los clorofluorocarbonados hace que en los
    momentos actuales, tengamos que desecharlos por las tendencias a
    nivel ecológico en vigencia (destrucción de la
    capa de
    ozono), quedándonos con el tri y
    percloretileno.

    El tricloretileno se descompone a temperaturas
    superiores a 130°C y fácilmente libera ClH por
    acción de la luz que se cataliza por el agua y
    partículas de aluminio y magnesio, lo que puede acarrear
    ataque en las piezas metálicas. Se suele estabilizar con
    aminas para evitar este notable inconveniente.

    Las cetohidrazonas, junto con los epóxidos, son
    apropiadas para estabilizar el tricloretileno, que en este caso
    puede emplearse en el desengrase del aluminio.

    Más recientemente se viene usando el
    percloretileno, incluso en conjunción con pequeñas
    partículas de plástico (PVC), que sin disolverse,
    se reblandecen y actúan por fricción a modo de
    esponja.

    Ambos tienen un gran poder disolvente para grasas y
    aceites, así como para resinas, ceras, asfaltos,
    parafinas, azufre, etc.

    No son inflamables ni explosivos. Su toxicidad no es
    excesiva, y prácticamente no exigen grandes precauciones
    sino cuando se utilizan en fase vapor o en caliente o por
    aspersión a presión.

    DESENGRASADO POR DISOLVENTES

    El desengrase más simple es el que usa
    disolventes.

    Los films de grasa que han sido adsorbidos se disuelven,
    pero hay otras sustancias que no pueden ser eliminadas por ellos,
    e incluso con las grasas tienen una limitación
    cuantitativa.

    Los disolventes actúan por reacciones moleculares
    y para juzgar de las ventajas e inconvenientes han de
    considerarse unos principios
    básicos de su actuación:

    1. Con el uso se incrementa la
    contaminación del disolvente que ha de ser regenerado
    por destilación.

    2. Al retirar las piezas metálicas queda sobre su
    superficie una película de disolvente y una
    fracción de grasa disuelta que no evapora con el
    disolvente.

    En los desengrases por emulsión, sea por
    impregnación con disolvente emulsionable y posterior
    emulsión por rociado con agua, o por empleo de disolventes
    ya emulsionados, juegan un importante papel las propiedades y
    reacciones coloidales en la peptización de la
    suciedad.

    Frecuentemente encontramos resultados muy diferentes si
    una emulsión se produce añadiendo el disolvente
    emulsionable sobre el agua, que al revés, aunque llegando
    a la misma concentración final.

    Los tensioactivos pueden clasificarse en
    aniónicos, en que el anión tiene actividad
    superficial; y catiónicos, en que la manifiesta el
    catión. No son afectados por las aguas duras y son
    fácilmente independientes del pH, excepto en
    la escala de mayor
    alcalinidad.

    Su menor tendencia a espumar permite usarlos en
    condiciones mecánicas enérgicas. En una
    emulsión con aniónicos, la presencia de cargas
    eléctricas hace que el pH del medio, así como la
    presencia de otros iones, influya en la estabilidad de la
    emulsión.

    Cuando se trata de procesar piezas por cantidad, la
    opción elegida es el desengrase por inmersión en
    una solución alcalina caliente compuesta por 50 a 100 gr/L
    de soda cáustica (NaOH) a una temperatura de
    60°C.

    En el proceso de desengrase por emulsión, es de
    uso convencional utilizar hidrocarburos o productos derivados
    clorados disueltos en agua.

    DENGRASANTES EN CALIENTE

    Por lo general, el desengrase en caliente es el
    método más difundido y común de los
    normalmente utilizados, especialmente en la primera
    eliminación de gruesas capas de aceite mineral.

    En ciertos casos se adoptan métodos adicionales
    de acuerdo con el metal de base del que se trate.

    Todavía se practica, proveniente de la más
    vieja escuela de
    plateros, el uso de la potasa cáustica (KOH) como
    desengrasante general. Sus propiedades detersivas son excelentes,
    pero debe emplearse con habilidad y cautela, ya que para algunos
    materiales puede resultar muy agresiva.

    El estaño, el plomo, el metal inglés
    y el peltre tienden a disolverse en la solución de potasa,
    y el latón es manchado por ella si se deja en contacto
    demasiado tiempo.

    También es muy frecuente trabajar las soluciones
    desengrasantes con temperatura y con electricidad, aumentando de
    esta forma considerablemente su eficiencia. Debe
    tenerse en cuenta que cada metal debe trabajarse con distinta
    concentración y en distintas condiciones, ya que los
    procesos que funcionan bien para ciertos metales, no lo hacen con
    otros.

    Para la preparación de las soluciones de
    desengrase, deben usarse siempre aguas blandas, ya que las aguas
    duras poseen hexametafosfato de sodio, cuya sal incorporada a las
    formulas detalladas hará que el comportamiento cambie
    desfavorablemente.

    La solución desengrasante se puede usar caliente
    o fría, según el caso, en un tanque de hierro
    soldado, que deberá tener algún tipo de
    recubrimiento interno de ebonita, flexi-glass, etc., el cual no
    deberá ser atacado por los productos químicos de la
    formulación elegida. El calentamiento puede realizarse
    mediante baño María, con calentadores de
    inmersión eléctricos, con serpentinas de vapor o
    bien con intercambiadores de calor.

    Los artículos se cuelgan en la barra
    catódica o anódica, según el tipo de
    tratamiento especificado anteriormente. Con una tensión de
    6 voltios a una temperatura de 82 a 93°C, se obtendrá
    una densidad de corriente catódica de 2 a 5
    Amp/dm2 .

    En estas condiciones se produce un burbujeo de la pieza
    en forma continua. Normalmente, para realizar un correcto
    desengrase, son necesarios 2 a 3 minutos de inmersión.
    Para evitar problemas con las soluciones desengrasantes, se
    recomienda retirar la materia grasa
    en suspensión, ya que de no hacerlo, puede volver a
    adherirse a nivel superficial sobre las piezas al retirarlas del
    mismo.

    DESENGRASADO ELECTROLÍTICO

    Resulta más conveniente que los artículos
    de latón, cobre y alpaca, después del desengrasante
    caliente usual sean tratados en un
    baño de desengrase electrolítico en frío. Se
    emplea una tensión de 4 a 12 voltios y una densidad de
    corriente, según la formulación elegida, de 1 a 43
    Amp/dm2. Los artículos quedarán
    desengrasados con un proceso de 2 a 3 minutos de duración.
    Luego del desengrase, se enjuagan bien en agua corriente, limpia
    y fría, agitando enérgicamente. Debe tenerse
    especial cuidado con piezas huecas, ya que suelen llenarse de
    líquido, habiendo transporte de
    solución y pudiendo causar ello la contaminación de los baños
    subsiguientes.

    Después de realizado el enjuague, se sumergen en
    agua ácida, la cual se prepara diluyendo ácido
    sulfúrico al 10%, se enjuaga otra vez en agua corriente, y
    entonces, la pieza quedará preparada para continuar el
    proceso. La inmersión en ácido sulfúrico
    diluido, tiene la finalidad de evitar transporte de residuos
    alcalinos a otros baños, y es imprescindible su
    realización para obtener un neutralizado perfecto. Esta
    operación, además, actúa como proceso
    superficial de activación, especialmente cuando debe
    depositarse algún metal sobre una base de níquel o
    niquelada, aunque posee las mismas propiedades sobre la gran
    mayoría de los metales de base.

    Si los artículos deben recibir algún
    tratamiento en un baño cianurado o de pH superior a 7
    (cobre al cianuro, latón, cadmio alcalino, etc.),
    entonces, es muy aconsejable una inmersión en alguna
    solución alcalina (tales como cianuro, hidróxido,
    carbonato, etc.) inmediatamente después del enjuague en
    agua y antes de sumergirlos en el baño galvánico.
    La función
    de este enjuague alcalino previo es eliminar restos posibles del
    enjuague ácido anterior. Se debe ser cuidadoso de no
    transportar restos de ácido a los baños alcalinos,
    ya que estos se estropearán irreversiblemente, debido a la
    formación de sales como sulfocianuros.

    Los artículos a desengrasar se cuelgan de la
    barra catódica o anódica, según el tipo de
    tratamiento especificado.

    Debe tenerse en cuenta si el proceso es anódico o
    catódico, ya que de aplicar la polaridad inadecuada, la
    pieza se estropeará irreversiblemente.

    IV. IV) COBREADO

    SOLUCIONES EMPLEADAS PARA EL COBREADO:
    Sólo dos son los tipos de solución que se utilizan
    en gran escala, esto es, las soluciones de cianuro y las
    soluciones ácidas. El primer tipo consiste esencialmente
    en una solución de cianuro cuproso en un cianuro de metal
    alcalino, con o sin varios agentes de adición. Las
    soluciones de cianuro tienen un excelente poder de
    penetración; no obstante, en general, son inapropiadas
    para la obtención de depósitos de un espesor
    apreciable, pero tienen la ventaja de poder ser aplicadas
    directamente a los metales ferrosos. Las soluciones ácidas
    consisten en una solución de sulfato de cobre y
    ácido sulfúrico, y se utilizan principalmente para
    recubrir aquellos metales que no son atacados químicamente
    por la solución, y especialmente cuando se requiere un
    espesor apreciable, como en galvanoplastia.

    A) Soluciones de cianuro:

    El baño de cobre cianurado, a pesar de los
    peligros que involucra su operación para la salud, y por sus desechos
    provenientes de aguas de enjuague, aún sigue siendo en
    algunos casos una opción insustituible.

    Se recomienda la utilización de las formulaciones
    conteniendo sales potásicas, ya que aumentan
    considerablemente el rango de trabajo de las
    soluciones.

    Los ánodos para todos los baños deben ser
    de cobre de la mayor pureza posible, libres de óxido.
    Ellos pueden ser laminados o elípticos. En algunas
    aplicaciones, es aconsejable utilizarlos con fundas.

    Este tipo de solución se utiliza casi
    exclusivamente cuando se aplica el cobre como recubrimiento
    previo para el niquelado. El baño de cianuro consiste
    esencialmente en una solución de cobre en cianuro
    sódico o potásico, con un exceso de este
    último.

    La solución trabaja normalmente a unos 32 a
    38° C, con densidades de corriente de hasta 2 amperios por
    dm2. Una cantidad excesiva de cianuro da por resultado
    una gran proporción de hidrógeno desprendido, con
    la consiguiente disminución del rendimiento de corriente,
    y puede ser causa del levantamiento de los
    depósitos.

    Cuando el contenido en carbonato llega a ser muy
    elevado, es de aconsejar la eliminación del exceso, ya sea
    apartando una parte de la solución, o todavía
    mejor, refrigerando la solución ligeramente por debajo de
    0° C, con lo cual la mayoría del carbonato se separa
    por cristalización. Un nuevo método para la
    eliminación del exceso de carbonato consiste en el
    agregado de carburo de calcio. El carburo reacciona con el agua
    para formar hidróxido de calcio, que a su vez precipita el
    carbonato como carbonato de calcio. El lodo puede eliminarse por
    decantación y lavado.

    Otros contaminantes son los orgánicos que causan
    un deposito poco uniforme, rugoso, picado y/o falto de cuerpo. En
    casos severos de contaminación orgánica suelen
    polarizarse los ánodos (se cubren con una película
    no conductora de sales de cobre), disminuyendo por consiguiente
    el flujo de corriente eléctrica. La alternativa valida
    para la recuperación del electrolito es el agregado de
    carbón activado, y posterior filtrado.

    El cromo hexavalente, como contaminante, provoca
    depósitos incompletos en la zona de baja densidad de
    corriente. Los sulfuros producen coloraciones rojizas en las
    zonas de baja densidad de corriente. Pequeñas adiciones de
    cianuro de cinc, eliminan el contenido de sulfuro en los
    electrolitos.

    Las soluciones de cianuro se aplican comúnmente
    en cubas de acero, aunque más recientemente se ha
    incrementado el uso de cubas recubiertas de goma.

    Existen diferentes tipos de baños con los que se
    trabajan, algunos de ellos se detallan a
    continuación:

    • Baños de Cobre tipo "Strike"
      multipropósito:
      La finalidad principal de estos
      baños es la de depositar una película de cobre de
      gran adherencia, activar substratos pasivos, o como paso de
      seguridad luego del proceso de limpieza.

    Los depósitos de los baños de cobre
    "Strike", normalmente están en el rango de espesores de
    0,5 a 2,0 µm.

    Existen dos formulaciones, una basada en sales
    sódicas y otra en sales potásicas, y ambas son de
    uso general. Según algunos autores, las sales
    potásicas admiten un rango de corriente mayor que las de
    sodio.

    Este baño "Strike" de cobre, es uno de los
    más utilizados para el bañado del aluminio tratado
    con una solución de cincato (tratamiento previo).
    También puede ser usado sobre piezas de cinc y sus
    aleaciones, y diversos metales que pueden ser atacados por la
    acción de los distintos productos químicos o
    componentes de los demás baños.

    El uso de la sal de Rochelle (tartrato doble de sodio y
    potasio), le confiere a la solución características
    de alta velocidad de depósito.

    • Baños de Cobre de alta eficiencia:
      Estos tipos de electrolitos están formulados para
      obtener depósitos de gran espesor, con un régimen
      de depósito veloz.

    Se pueden obtener mejoras en el brillo mediante el
    agregado de aditivos o agentes inorgánicos a la
    solución de cobre. Dentro de los posibles, se encuentran
    el sulfito, bisulfito e hiposulfito de sodio.

    El abrillantado puede lograrse también mediante
    la interrupción de corriente en intervalos repetitivos, o
    con equipos de corriente periódicamente reversa (PRC), con
    lo cual, también se mejoran las características del
    depósito electrolítico respecto a su estructura
    cristalina y granular. En esencia el procedimiento consiste en
    invertir periódicamente la corriente utilizando un ciclo
    relativamente lento. El ciclo exacto de inversión periódica se determina en
    cada caso experimentalmente, pero el más corriente es uno
    de 20 segundos de recubrimiento seguido de otro de 5 segundos de
    disolución a densidades de corriente muy elevadas. Aunque
    es obvio que este procedimiento tiene un rendimiento bajo por
    ciclo que otro con corriente continua normal, las elevadas
    densidades de corriente que pueden utilizarse significan que
    puede reducirse considerablemente el tiempo total invertido en
    obtener un recubrimiento de un espesor determinado.

    B) Soluciones ácidas:

    El cobreado ácido se efectúa a partir de
    una solución que consiste fundamentalmente en sulfato de
    cobre y ácido sulfúrico. Este tipo de soluciones
    tiene un bajo costo de
    preparación y los rendimientos anódicos y
    catódicos llegan al ciento por ciento en muchos
    casos.

    El depósito de cobre logrado con este tipo de
    soluciones suele ser de color mate, y si se precisa una
    superficie brillante, requiere un considerable trabajo de
    "afino".

    Es preciso limpiar mucho más cuidadosamente el
    metal de base antes de proceder al cobreado en baño
    ácido de lo que precisan las soluciones de cianuro, pues,
    a diferencia de estas últimas, la solución de
    sulfato no posee propiedades detergentes.

    La presencia del ácido sulfúrico es
    esencial, pues evita la formación de precipitados de sales
    básicas de cobre y también aumenta la
    ionización y, por consiguiente aumenta la conductibilidad
    de la solución, reduce la posibilidad de que los
    electrodos se polaricen y ahorra el consumo de fuerza. Reduciendo
    la concentración de iones cobre de la solución, el
    ácido tiene también el efecto de producir
    depósitos lisos de pequeño tamaño de
    grano.

    Comúnmente, se utilizan densidades de corriente
    de 2 a 6,5 amperios por dm2 . Las soluciones de cobre
    trabajan usualmente a temperatura ambiente, aunque a veces se
    utilizan temperaturas hasta de 50 °C. La elevación de
    la temperatura da lugar a la obtención de un
    depósito de cobre más blando. La agitación
    con aire aumenta la densidad de corriente que pueda
    utilizarse.

    Se utilizan cubas de acero recubiertas de. goma. La
    parte exterior de la cuba debe
    recibir un tratamiento con pintura
    asfáltica anti-sulfúrica, puesto que la
    solución es muy corrosiva.

    Los contaminantes más comunes en los baños
    al sulfato provienen de la descomposición de los
    abrillantadores (orgánicos), o por impurezas
    metálicas (sales con impurezas, cubas metálicas con
    recubrimiento defectuoso, etc.). En ambos casos, las
    características del depósito se ven alteradas. En
    el caso de las impurezas orgánicas, se debe tratar con
    carbón activado. En casos de contaminaciones severas, se
    debe tratar con agua oxigenada, o con permanganato de potasio.
    Una vez descompuestos los contaminantes orgánicos, se debe
    tratar finalmente con carbón activado.

    A continuación se presentan los dos baños
    basados en soluciones ácidas más utilizados junto
    con sus características particulares:

    • Baños de cobre al sulfato
      convencionales:
      Estos baños resultan
      económicos de preparar, de operar y de neutralizar
      (tratamiento de aguas residuales).

    Los componentes químicos básicos de una
    solución de cobre ácido son el sulfato de cobre y
    el ácido sulfúrico. Estas sales son altamente
    conductoras de electricidad y se disocian con facilidad, pudiendo
    así trabajar con densidades de corriente suficientemente
    elevadas.

    Las piezas de hierro, deben ser cubiertas con una
    película previa de cobre alcalino o de un depósito
    de níquel "Strike", para evitar desprendimientos de las
    películas depositadas por oxidación del metal de
    base. Los baños normalmente se operan a temperatura
    ambiente.

    En las soluciones semibrillantes y brillantes, el agente
    de adición utilizado para lograr este fin es la thiourea,
    que debe ser adicionada en cantidades exactas, ya que el exceso
    de este producto,
    favorecerá la polarización anódica,
    disminuyendo el rendimiento por el menor pasaje de corriente
    eléctrica y por la caída en el régimen de
    disolución anódica.

    Se aconseja el tratamiento de las soluciones de cobre
    ácido que contengan este tipo de aditivo, ya que el mismo
    tiende a descomponerse con o sin el uso del electrolito. La forma
    más conveniente de evitar esto es realizar un tratamiento
    preventivo de la solución con carbón activado en
    forma total y periódica.

    Por lo general, para realizar baños de cobre
    ácido sobre material ferroso, se aconseja un baño
    previo de cobre alcalino (flash o strike).

    Se puede realizar un buen depósito de cobre
    ácido directamente sobre hierro, siempre y cuando el mismo
    haya sido inmerso un breve tiempo en una solución diluida
    de ácido arsenioso, que puede ser sustituida
    también por una sal de plomo o de antimonio.

    • Baños de cobre acido "UBAC"(Udylite Brigt
      Acid Cooper):
      El empleo del proceso "UBAC" produce
      depósitos de cobre de alto brillo, con excelente
      ductilidad y gran poder de nivelación.

    Las propiedades atribuidas a este proceso, pueden ser
    resumidas en los seis puntos siguientes:

    1. Los depósitos obtenidos poseen excelentes
    características de nivelación.

    2. El depósito resulta de brillo especular
    trabajando en el rango de densidades de corriente normalmente
    empleadas. Puede ser niquelado y cromado directamente sin
    necesidad de repulido.

    3. Las películas de cobre obtenidas mediante este
    proceso pueden ser repulidas fácilmente.

    4. Los depósitos poseen ductilidad
    excepcional.

    5. No se originan productos nocivos de
    descomposición durante la electrólisis, y el agente
    de adición no se deteriora con el tiempo.

    6. La solución es muy fácil de controlar,
    ya que posee un solo agente de adición.

    El aspecto más importante en el funcionamiento de
    este proceso consiste en la selección
    del tipo de ánodos. Es indispensable que los ánodos
    posean una determinada concentración de fósforo
    para poder obtener resultados óptimos con el proceso
    "UBAC".

    El empleo de ánodos de material inadecuado
    dará lugar a la formación de grandes cantidades de
    iodo, que origina asperezas y picados. Es esencial una vigorosa
    agitación por aire, ya que la falta de ella daría
    lugar a la formación de depósitos "quemados" en las
    zonas de alta densidad de corriente, y poco uniformes en las de
    baja densidad.

    En caso de que se desee obtener depósitos
    realmente lisos, es esencial efectuar una buena
    filtración. Para ello se requiere normalmente el empleo de
    papeles de filtro y un caudal mínimo por hora equivalente
    al del volumen del
    baño.

    Estos baños de cobre, al igual que los procesos
    de cobre ácido convencionales, presentan un excelente
    poder de cobertura o micropenetración. En las piezas de
    fundición, no se han evidenciado dificultades para ser
    cobreadas con este tipo de soluciones. Otra ventaja del "UBAC"
    con relación a las piezas de fundición es que posee
    muy buena nivelación comparada con la nivelación
    negativa característica de la mayoría de los
    procedimientos
    de cobre alcalino cianurado. Además, posee gran tolerancia a la
    contaminación con cinc. De hecho, este proceso llega a
    trabajar satisfactoriamente con iguales concentraciones de cinc
    en solución que de cobre.

    Otra interesante aplicación de este baño
    es que, según está comprobado, una delgada capa de
    cobre "UBAC", aumenta la excelente resistencia a la
    corrosión en un depósito triple compuesto por
    Níquel brillante, "Níquel-Seal" y Cromo.

    IV. V) BAÑOS DE NÍQUEL

    Los depósitos de níquel pueden ser usados
    con fines decorativos, en ingeniería o en electroformado.

    Los niquelados decorativos se logran de un electrolito
    conteniendo agentes de adición orgánicos de
    diversos tipos. Los depósitos obtenidos resultan
    protectores, lisos, de alta nivelación y con un brillo
    especular.

    Las aplicaciones en ingeniería, utilizan
    electrolitos que depositan níquel puro, y las
    características habitualmente necesarias para este tipo de
    aplicaciones son:

    1. Alta resistencia a la corrosión.

    2. Resistencia a la abrasión.

    3. Soldabilidad.

    4. Propiedades magnéticas.

    Este proceso se lleva a cabo mediante una corriente
    continua aplicada a los electrodos, lo cual disocia en iones las
    sales contenidas en la solución, produciéndose un
    depósito de níquel metálico sobre e!
    cátodo (negativo), y disolución de níquel
    sobre el ánodo (positivo).

    Es necesario, no obstante, tener presentes en la
    solución ciertos agentes reductores y compuestos
    químicos para favorecer la disolución de los
    ánodos y para hacer la solución más
    conductora, lo cual dependerá básicamente del
    contenido de sales disueltas, de manera que puedan circular altas
    corrientes por el electrolito con diferencias de potencial
    (voltajes) relativamente bajas.

    Además, es esencial que todos los productos
    químicos empleados sean puros, porque la presencia de
    pequeñas trazas de impurezas en determinabas soluciones,
    incrementará la posibilidad de defectos y problemas
    aparentemente inexplicables.

    Cuando las sales están disueltas en agua, el
    níquel en solución es bivalente (Ni+2).
    Mediante la circulación de corriente eléctrica, el
    ion metálico reacciona con dos electrones y pasa a su
    estado
    metálico (Ni°) sobre el cátodo. Lo inverso
    ocurre en el ánodo, donde el níquel metálico
    se disuelve formando iones bivalentes.

    La reacción electroquímica es la siguiente:
    Ni+2 + 2 e- —› Ni°.

    Ya que los iones metálicos convertidos sobre el
    cátodo a Ni°, son disueltos en la misma
    proporción en el ánodo, el proceso de niquelado
    puede operar sin interrupción durante períodos
    prolongados.

    El rendimiento catódico real oscila entre 93 y 98
    %, mientras que el anódico es del 100 %. Esta
    pequeña diferencia, hace que la .solución tienda a
    incrementar su concentración de iones níquel y a
    subir su pH lentamente en la medida en que la misma es
    utilizada.

    • Baño de Níquel tipo "Watts": Los
      componentes básicos de los baños tipo "Watts" son
      el sulfato de níquel, el cloruro de níquel y el
      ácido bórico.

    El sulfato de níquel es la fuente de iones
    más importante en una formulación de este tipo, y
    su concentración limita la densidad de corriente del
    baño. En general, aumentando la cantidad de sulfato, se
    incrementará la densidad de corriente, y debido a ello, se
    obtendrán mayores velocidades de depósito. El
    cloruro de níquel, incrementa la corrosión
    anódica (disolución del ánodo para formar
    iones níquel) y la conductividad del electrolito. Al
    incrementar la conducción de la solución, se puede
    reducir el voltaje para lograr la misma densidad de corriente. El
    ácido bórico ayuda a producir depósitos
    más blancos, lisos y dúctiles.

    Para un correcto funcionamiento, se recomienda aplicar
    agitación catódica, de la solución, o bien
    ambas simultáneamente.

    Para obtener uniformidad en los depósitos, es
    necesario adicionar agentes humectantes aniónicos o
    también llamados antipicaduras (del inglés:
    anti-pitting). Las picaduras son producidas por las burbujas de
    hidrógeno que quedan adheridas superficialmente al
    cátodo durante la deposición.

    Un agente humectante muy utilizado es el lauril sulfato
    sódico.

    Las variables a
    controlar en un baño de níquel son: la temperatura,
    el pH y la agitación. Generalmente al incrementar la
    temperatura, dentro del rango de trabajo, permite incrementar las
    densidades de corriente de operación, con menor voltaje
    entre electrodos. Esto resulta en una menor dureza del
    depósito y una mayor ductilidad.

    La baja del pH, también permite incrementar la
    densidad de corriente, pero baja la eficiencia
    catódica.

    • Baños de Níquel al Cloruro: Los
      únicos componentes de esta solución son el
      cloruro de níquel y el ácido bórico. Los
      depósitos son de grano fino, duros, con cuerpo, pero
      menos dúctiles y con más tensiones internas que
      los baños del tipo "Watts".
    • Baños de Níquel Brillante: Este
      tipo de soluciones contienen por lo menos dos clases de agentes
      de adición, los cuales se complementan entre sí
      para la obtención de depósitos
      electrolíticos de muy alto brillo. Ellos son adicionados
      sobre una formulación típica. Por lo general, la
      solución adoptada es del tipo "Watts".

    La primer clase de aditivos actúan sobre el
    depósito inicial de níquel, consiguiendo un buen
    brillo que con el transcurso del tiempo, se pierde paulatinamente
    al incrementarse el espesor la película electrodepositada.
    Dentro de esta clase de aditivos se incluyen los compuestos como
    el ácido benzol disulfónico y trisulfónico,
    el ácido naftalen trisulfónico y los bencenos
    sulfonados. Estos compuestos intervienen en la reacción
    controlando la estructura y el régimen de
    deposición. Además, son reducidos
    electrolíticamente en el cátodo,
    incorporándose al depósito como azufre en forma de
    sulfitos. El contenido típico de azufre en un
    depósito de níquel brillante es de 0,06 a
    0,10%

    La segunda clase de agentes de adición son los
    denominados "niveladores", ya que ellos actúan produciendo
    una superficie de depósito de mayor lisura a medida que el
    espesor se incrementa. Estos tipos de aditivos están
    exentos de azufre y generalmente son compuestos
    orgánicos solubles.

    La acción de estos en la electrólisis
    produce residuos carbonosos que son codepositados junto con el
    níquel. Ejemplos típicos de este tipo de agentes
    niveladores son el formaldehído, la cumarina, el
    hidrocianoetileno y el butinediol.

    La combinación de las dos clases de aditivos
    orgánicos descriptos hace posible la obtención de
    depósitos brillantes y con un gran poder de
    nivelación en una amplia gama de espesores de
    recubrimientos.

    Ciertos cationes (cinc, selenio, cadmio, etc.)
    incrementan el brillo del depósito de níquel, y han
    sido utilizados con frecuencia en combinación con los
    aditivos de la primer clase como compuestos abrillantadores
    metálicos.

    Las variedades de níquel semibrillante, constan
    de la misma formulación que las convencionales, con la
    diferencia que los aditivos que estas utilizan son exclusivamente
    metálicos y sus depósitos debían ser
    abrillantados mecánicamente.

    • Baños de Níquel Industriales:
      Los recubrimientos de níquel son muy utilizados para
      aplicaciones de ingeniería, por las
      características que este metal posee a la
      corrosión y, además, por las propiedades que le
      confiere a la superficie, tales como dureza, magnetismo,
      resistencia a la abrasión, etc. En este tipo de
      aplicaciones, el aspecto estético queda relegado a un
      segundo plano, tomando mayor importancia las
      características físicas de los
      depósitos.

    Las propiedades mecánicas están
    directamente ligadas a la composición química del
    electrolito y a sus condiciones de trabajo. El pH, la densidad de
    corriente y la temperatura influyen en forma directa sobre dichas
    propiedades, especialmente en una formulación tipo "Watts"
    son utilizados en las industrias
    químicas del petróleo,
    de la alimentación y de bebidas.

    La resistencia a la corrosión se optimiza
    regulando el espesor de la película electrodepositada,
    dependiendo este de qué tan-severa resulte su
    aplicación o el ambiente al cual estará
    expuesto.

    MANTENIMIENTO DE LAS SOLUCIONES DE NÍQUEL:
    Si el niquelado no presenta defectos, se deberá controlar
    periódicamente, para los baños comunes lo
    siguiente: el pH, el contenido de níquel metálico,
    de iones cloruro, de ácido bórico y la densidad o
    peso especifico.

    El análisis químico cualitativo total
    solo se efectúa cuando se determinan grandes
    anomalías en el depósito y deba llevarse a este a
    las condiciones originales de régimen.

    DESARROLLO PARA EL CROMADO POSTERIOR:
    Generalmente se utiliza en primer lugar un baño de cobre
    UBAC, seguido de una gruesa capa de níquel que resulta ser
    el principal factor de prevención de la corrosión.
    Esta capa puede ser desarrollada de distintas formas con las que
    se alcanzan resultados muy diversos.

    • Níquel Duplex-Cromo: estudios
      cuidadosos demostraron que el aumento de la protección
      contra la corrosión mediante este método es mas
      aparente que real y que el sistema solo presenta resultados
      mediocres. El proceso consiste en aplicar una película
      brillante, cromado posteriormente, sobre una película de
      níquel semibrillante oxidada. La adherencia es muy pobre
      pero esta falla no se evidencia a no ser que la pieza a ensayar
      sea doblada después de su acabado. La oxidación
      de la película de níquel semibrillante puede
      producirse como consecuencia del efecto de la bipolaridad en
      cualquiera de las soluciones brillantes o
      semibrillantes.
    • Tri-Ni: este proceso y el que se dará a
      continuación (níquel-Seal) se introdujo como
      mejora al de níquel-duplex. En este sistema se
      intercaló una tercera película de níquel
      entre las dos características del proceso Níquel
      Duplex. Con esto la penetración hacia el interior de las
      retículas de corrosión quedan eliminadas o
      reducidas. La tercera capa de níquel que se agrega tiene
      un alto contenido de azufre (del orden del 0.1 al 0.2 %). Este
      elevado contenido de azufre asegura que la capa intermedia de
      níquel se comporte anódicamente con
      relación a la de níquel brillante y semibrillante
      y por tanto cualquier fenómeno de corrosión que
      pueda ocurrir es de tipo lateral en vez de vertical. Esta
      corrosión lateral puede extenderse ampliamente y los
      poros anchos y poco profundos que se producen son pocos
      visibles.
    • Níquel-SEAL: en este proceso se
      incrementa notablemente el número de posibles puntos de
      corrosión, de esta forma se consigue que la velocidad
      del ataque resulte sensiblemente menor al compararlo con el
      comportamiento de los depósitos de níquel-cromo
      que poseen relativamente poca porosidad. El principio
      básico del proceso consiste en tratar de igualar las
      superficies anódicas y catódicas.
    • SATYLITE: mediante este proceso pueden
      producirse depósitos satinados directamente en la cuba
      de niquelado. Los depósitos de SATYLITES cromados
      posteriormente poseen una fenomenal resistencia a la
      corrosión, siempre y cuando los depósitos de
      cromo no fueran excesivamente gruesos. El método
      consiste en incluir partículas solidas no conductoras de
      tamaño cuidadosamente seleccionadas, luego de esto la
      fina película de cromo depositada es excesivamente
      porosa, la razón de esto, es que algunas de las
      partículas no conductoras embebidas en la
      película de níquel sobresalen de la superficie y
      por lo tanto en tales puntos no tienen lugar la
      deposición de cromo, lo cual es la causa de que se
      observe la microporosidad.
    1. PROCESO DE
      CROMADO

    En la práctica corriente de los acabados
    metálicos, el cromo se aplica generalmente en forma de
    depósito sumamente delgado (aproximadamente de 0,000025 a
    0,00005 cm. de espesor) para comunicar resistencia al deslustre a
    un depósito electrolítico subyacente (generalmente
    de níquel), que sirve de principal protección al
    metal de base al que se aplica.

    Prácticamente, todo el cromado actual se
    efectúa, mediante una solución de ácido
    crómico que contiene una pequeña pero bien
    determinada proporción de sulfato, ácido
    sulfúrico generalmente, al que se añade a veces
    cierta cantidad de sulfato sódico. Las concentraciones
    absolutas de ácido crómico y sulfato en el
    baño, son de importancia secundaria con relación al
    factor principal, que es la relación de ácido
    crómico a sulfato. Esta relación es mejor
    mantenerla alrededor de 100:1, y dentro de los límites de
    200:1 y 50:1, relaciones de concentraciones límites entre
    las cuales se efectúa el depósito.

    LA SOLUCIÓN ELECTROLÍTICA: El
    ácido crómico es un ácido fuerte y se
    suministra para dedicarlo al cromado, en forma de escamas rojo
    oscuras; debe estar absolutamente libre de un exceso de
    ácido sulfúrico o sulfato a causa del peligroso
    efecto de la concentración de estos catalizadores
    ácidos sobre la manera de trabajar de la
    solución.

    REACCIONES ANÓDICAS Y CATÓDICAS: En
    el curso de la electrólisis, parte del contenido de cromo
    hexavalente de la solución es reducido en el cátodo
    a la forma trivalente; aunque en el ánodo tiene lugar
    cierto grado de oxidación, éste no es de
    ningún modo completo, por lo que durante el funcionamiento
    normal se acumulan en la solución compuestos de cromo
    trivalente, esto es, sulfato de cromo,
    Cr2(S04)3, y dicromato
    crómico, Cr2(Cr2Oi)3.
    Aunque parte se pierde por "arrastre", no debe permitirse que su
    concentración llegue a ser excesiva, puesto que los
    compuestos de cromo trivalente tienen el efecto de estrechar los
    límites de las condiciones de trabajo de la
    solución de cromado brillante y de disminuir su
    conductibilidad. Por otra parte, una moderada
    concentración de cromo trivalente parece incrementar algo
    el poder de penetración de la solución.

    Si fuese necesario reducir el contenido en sulfato, esto
    se efectúa mejor por adición de hidróxido
    bárico, Ba(OH)2 . 8 H20.

    TEMPERATURA: Debido a la extrema dureza de los
    depósitos de cromo y de la natural dificultad de pulirlos,
    es mejor, si es posible, producir los recubrimientos brillantes
    directamente a partir de la solución. En general los
    límites de las condiciones del recubrimiento brillante son
    función de la temperatura y de la densidad de corriente;
    se necesitan temperaturas más altas cuanto mayores son las
    densidades de corriente.

    Los depósitos brillantes no pueden obtenerse
    fácilmente a temperaturas por debajo de unos 27
    °Coadensidades de corriente menores de 4,3 amperios por
    dm2.

    RENDIMIENTO Y DENSIDAD DE CORRIENTE: La eficacia
    catódica o rendimiento de una solución de cromado,
    aun bajo las mejores condiciones, es muy baja. Es más alta
    cuando el baño trabaja en frío, y pueden obtenerse
    entonces rendimientos del 35 al 40 %. No obstante, los
    depósitos obtenidos en estas condiciones son de aspecto
    garrapiñado y duros. Dentro de los límites del
    recubrimiento brillante, esto es, a temperaturas de unos 38 a
    43° C, el rendimiento es mucho más bajo y no excede
    usualmente del 10 al 15 %.

    En la práctica, se utilizan más
    comúnmente densidades de corriente de 11 a 21 amperios por
    dm2; los voltajes que se necesitan usualmente son de 5
    a 8 voltios con las soluciones de baja densidad, ó 4 a 6
    voltios con las soluciones más conductoras de mayor
    densidad.

    PODER DE PENETRACIÓN: El poder de
    penetración de las soluciones de cromado es muy bajo, y en
    algunos casos pueden ser necesarios ánodos auxiliares en
    forma de tiras de plomo o alambres para facilitar el
    recubrimiento de las superficies recónditas. A causa del
    bajo rendimiento catódico de la solución, se
    desprenden grandes cantidades de gas, y si los objetos que se
    tratan contienen agujeros, la corriente de burbujas de gas
    liberado puede impedir en gran manera la formación del
    depósito sobre la superficie próxima a ellas. Por
    esta razón, es mejor tapar estos agujeros durante el
    cromado.

    Además, desgraciadamente, el poder de
    penetración es reducido por las elevadas temperaturas
    necesarias para el recubrimiento brillante; las soluciones
    frías que dan depósitos mates tienen mejor poder de
    penetración. Para una temperatura determinada, se consigue
    un aumento del poder de penetración elevando la densidad
    de corriente, y por esto es conveniente trabajar a las mayores
    densidades de corriente posibles dentro de los límites de
    cromado brillante si se trata de obtener una mejor
    "penetración". Se ha comprobado también que las
    soluciones de baja densidad tienen mejor poder de
    penetración que las de mayor densidad, y que una elevada
    proporción de sulfato tiende a aumentar el poder de
    penetración.

    DEFECTOS EN EL CROMADO: Entre los defectos
    más corrientes en el cromado están los que
    consisten en:

    a) Depósitos estriados: Éstos se ponen de
    manifiesto en forma de rayas blancas o lechosas sobre la
    superficie recubierta y generalmente son el resultado de efectuar
    el recubrimiento a densidades de corriente demasiado
    bajas.

    b) Depósitos mates: Para eliminar este defecto
    debe aumentarse la temperatura del baño.

    c) Depósitos delgados o descoloridos: Pueden ser
    debidos a una excesiva temperatura del baño que disminuye
    la velocidad de formación del depósito. La
    proporción del sulfato puede ser también causa de
    decoloración; una relación baja da un
    depósito amarillento.

    d) Depósitos quemados: Los depósitos
    quemados son el resultado de una densidad de corriente excesiva,
    y pueden corregirse reduciendo ésta o mediante el uso de
    pantallas en los bordes o aristas.

    e) Superficies no recubiertas: Éstas son
    generalmente el resultado del desprendimiento de gas que evita la
    formación del depósito en ciertas zonas. Este
    defecto puede corregirse prestando cuidadosa atención a la forma de colocar los objetos
    en los bastidores con relación a los agujeros y cavidades
    de los mismos.

     

    Partes: 1, 2

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