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Placas Tectónicas y Cratones




Enviado por paco_jr



    1. Las Placas
      Tectónicas
    2. Tectónica de
      placas
    3. Mecanismo
      del movimiento de las placas
    4. Imágenes de la tectónica de
      placas
    5. Los
      Cratones, Núcleos de Pangea

    Las
    Placas Tectónicas

    Esta imagen fue
    desarrollada por la NASA de los Estados Unidos y
    es por ello que los nombres se encuentran en inglés.

    Tectónica de placas

    En el siglo XIX, Antonio Snider-Pellegrini, expuso la
    idea de que los continentes alguna vez estuvieron juntos y se
    habían estado
    separando paulatinamente (Russell, 2000), pero fue el
    meteorólogo Alfred Wegener, en 1912, quien propuso esto
    como una verdadera hipótesis científica: la "Deriva
    Continental", en su publicación "El Origen de los
    Continentes y los Océanos".

    Entre las evidencias que
    proporcionaba se incluían la constatación de que
    los límites de
    Africa y América
    del Sur encajaban de manera casi perfecta, los patrones de
    distribución biogeográfica que
    relacionaban continentes tan disímiles y lejanos como
    Africa, América del Sur y Australia (por ejemplo), y
    algunas evidencias geomorfológicas como la presencia de
    las mismas formaciones geológicas a ambos lados del
    Océano Atlántico, como es el caso de la Cordillera
    de los Apalaches y la región de los países
    Ecandinavos.

    La teoría
    de Wegener proponía que hacia finales del
    Carbonífero (aprox. 300 m.a.), todos los continentes
    actuales formaban parte de un supercontinente, al que
    llamó "PANGEA", rodeado por un océano que
    cubría el resto de la superficie de la Tierra
    (Uyeda, 1980). Debido a que la teoría de Wegener no
    supo explicar lo que originaba el movimiento de
    los continentes, y a la concepción aceptada de que el
    planeta era una masa única e inmóvil, esta
    teoría fue fuertemente criticada y no tuvo
    aceptación dentro de la comunidad
    geológica.

    Fig. 5.1 ( Continente único o
    Pangea )

    Luego de algunas décadas, después de
    la segunda guerra
    mundial, se realizaron investigaciones
    relacionadas con el magnetismo
    termorremanente de las rocas y
    evidenciaron un cambio en la
    orientación magnética de las rocas de una misma
    formación. Lo único que podía explicar este
    hecho era que, atraida por el polo magnético, la magnetita
    presente en las rocas se situaba en dirección Norte durante el proceso de
    solidifación.

    Una vez fija en esa posición, y a medida que los
    continentes se desplazaban la magnetita perdia su
    orientación Norte, y si la formación era separada
    por un proceso de divergencia, obviamente, según la
    trayectoria del desplazamiento de cada capa, la
    orientación final presentada por la magnetita en las rocas
    sería diferente. Esto sirvió de base
    científica para apoyar la hipótesis de que
    los continentes se habían desplazado durante la historia del
    planeta.

    En 1962, H. Hess publicó un artículo
    llamado "Historia de las Cuencas Oceánicas" donde
    proponía la hipótesis de la expansión del
    fondo oceánico; fundado en evidencias
    gravimétricas, sismológicas, calorimétricas,
    y muchas otras, recopiladas durante años de investigación del fondo oceánico y
    tomado de la mano de una hipótesis sugerida por Holmes en
    1929, según la cual los continentes eran arrastrados por
    corrientes de convección en el manto como "en una cinta
    transportadora" (Uyeda, 1980).

    Hess sugirió que por las dorsales
    mesooceánicas emanaba material desde el manto terrestre
    dando lugar a la formación de corteza oceánica
    nueva y que la acumulación y salida de ese material (o
    magma), empujaba al material adyacente alejándolo de las
    dorsales, de manera que el fondo oceánico se
    expandía. Otra evidencia que apoyó esta
    teoría fue la medición de la edad absoluta de las rocas
    del fondo oceánico, las cuales son más antiguas a
    medida que se alejan de las dorsales y más recientes
    mientras más cerca se encuentran de
    éstas.

    Al llegar a los límites continentales, la corteza
    oceánica sufre un proceso conocido como
    "subducción", en el cual se desplaza por debajo de la
    corteza continental, simplemente por ser más densa que
    ésta última. Actualmente se conoce que la
    acumulación de sedimentos en los fondos oceánicos y
    el aumento de la densidad,
    producto de la
    contracción térmica al enfriarse la corteza
    (Hamblin, 1995), provocan un aumento del peso de la corteza
    en esas zonas, provocando el hundimiento de la corteza y
    facilitando el proceso de subducción.

    Después de tantas evidencias, ya la
    concepción de la corteza como algo rígido
    había cambiado en un concepto
    más dinámico pero era aún considerada como
    una sola capa sólida.

    Los estudios geofísicos relacionados con la
    producción de epicentros sísmicos
    (un epicentro es "el punto de la superficie terrestre situado
    directamente encima de un foco sísmico"(Uyeda, 1980))
    terminaron con esta visión, al detectarse un patrón
    en la distribución de los sitios donde se producían
    los sismos,
    generalmente a lo largo de lineas o regiones bien
    delimitadas.

    Al dibujar este patrón de epicentros en un
    mapamundi se observan zonas demarcadas que coinciden en su
    mayoría, bien sea con las dorsales marinas (las fisuras a
    partir de las cuales fluye el magma en los océanos) o con
    las grandes fosas oceánicas.

    Estos bordes delimitan lo que ahora se han denominano
    "Placas Litosféricas", estas placas son los fragmentos que
    conforman la Litósfera como un piezas de un rompecabezas,
    modificando el concepto de Litósfera desde la
    visión de una capa única y sólida en el
    concepto aceptado en la actualidad, el cual implica la corteza
    terrestre y la parte más superior del manto y que
    está fragmentada en grandes pedazos.

    Hasta el momento se han detectado 15 placas: la del
    Pacífico, la Suramericana, la de Norteamérica, la
    Africana, la Australiana, la de Nazca, la de Cocos, la Juan de
    Fuca, la Filipina, la Euroasiática, la Antártica, la Arábiga, la
    Índica, la del Caribe y la Escocesa.

    Ahora bien, para explicar mejor el concepto actual de
    Litósfera, debemos empezar por explicar los estratos que
    presenta la estructura
    vertical del planeta: un Núcleo interno sólido,
    compuesto en su mayoría de materiales muy
    pesados como Hierro,
    Niquel, Cobalto y Titanio; un Núcleo externo
    también de Hierro y Niquel principalmente, pero no en
    estado sólido; luego, el estrato de mayor profundidad es
    el Manto, donde abundan el Hierro y el Magnesio, y se pueden
    diferenciar tres capas: el Manto "Inferior" sólido, una
    región por encima de este, denominada Astenósfera,
    que se encuentra en un estado parcialmente fundido y cuyas
    propiedades plásticas permiten la motilidad de la
    Litósfera; y el manto superior, una última capa,
    sólida, sobre la cual se apoya la corteza
    terrestre.

    Por otro lado, la corteza terrestre se divide en dos
    tipos, según su composición química y su
    densidad: la Corteza Oceánica (elementos
    ferromagnésicos en su mayoría) y la Corteza
    Continental, menos densa y compuesta en su mayor parte de
    Sílice. Estas tres capas: la Corteza Oceánica, la
    C. Continental y el Manto Superior, conforman lo que llamamos
    Litósfera, y es el estrato fragmentado en el que tienen
    lugar los movimientos de las placas
    litosféricas.

    Ahora expliquemos la teoría de le
    Tectónica de Placas. Dicha teoría es un modelo que, en
    función
    del tipo de borde que se forma entre cada placa y la adyacente,
    explica el movimiento de las placas litosféricas, la
    interacción entre éstas y los
    eventos
    geológicos que provocan. El sitio donde se dan estos
    bordes son denominados Fallas y pueden ser básicamente de
    tres tipos, según el tipo de movimiento que tiene lugar en
    ellas: Divergente, Convergente o Transformante.

    Falla Divergente:

    Se presenta a lo largo de una dorsal
    mesooceánica, donde una placa se fractura, dando origen a
    dos placas nuevas que empiezan a separarse "empujándose" o
    alejándose una de la otra; cuando riene lugar dentro de
    una placa continental dá lugar a la formación de
    nuevos océanos. Un ejemplo de esta falla es la que se
    encuentra entre la placa Arábiga y la placa Africana o la
    que se observa en la dorsal del Océano
    Atlántico.

    Falla Convergente:

    Se produce cuando se encuentran dos placas que se
    aproximan una hacia la otra. Según el tipo de corteza
    presente en cada lado de la falla se observan tres tipos de
    convergencia: C. Continental-C. Oceánica,
    C. Oceánica-C. Oceánica y
    C. Continental-C. Continental.

    En el primer tipo de convergencia, la corteza
    oceánica, por ser más densa que la continental se
    hunde por debajo de esta última, proceso conocido como
    "subducción", y se funde al llegar a la
    Astenósfera. Mientras que en la Corteza Continental se
    plegan y levantan sedimentos, antes marinos, junto con parte de
    la corteza misma, produciéndose un proceso
    orogénico y dando lugar a una cordillera. Esta cordillera
    se caracteriza por exhibir una serie de volcanes o "Arco
    Volcánico", producto de el flujo de magma desde la corteza
    continental subyacente, que con el calor
    producido por la fricción, se funde ascendiendo hasta la
    superficie. Un ejemplo de esto es la cordillera Andina, levantada
    por la convergencia entre la placa de Nazca y la de
    Suramérica.

    En la convergencia entre dos corteza oceánicas,
    una se desliza debajo de la otra y generalmente se produce una
    fosa oceánica (igual que en el caso anterior). En esta
    caso, la fricción de la subducción también
    provoca la aparición de magma, que al ascender hasta la
    superficie forma consecutivamente una serie de islas
    volcánicas, conocidas como "Arco de Islas". El Arco de
    Islas Japonés, es un ejemplo de este proceso.

    En el último caso, el choque entre dos corteza
    continentales, no ocurre el proceso de subducción. En este
    caso, las cortezas continentales se funden y elevan formando una
    cordillera montañosa, donde no se presenta el Arco
    Volcánico, como sucede en la cordillera de Los
    Himalayas.

    Falla Transformante:

    Estas fallas se producen cuando dos placas se desplazan
    una contra la otra en el plano horizontal, bien sea en el mismo
    sentido o en contrasentido una de la otra; en palabras de Uyeda
    (1980) "se presenta (…) donde el movimiento relativo de las
    placas es paralelo al borde". Pueden ser originadas bien por que
    en un posible sitio de convergencia la dirección del
    movimiento de las placas no sea una hacia la otra, o bien, por el
    desplazamiento de una sección de una dorsal, que al
    agregar nuevo material desplace en sentido contrario a las
    placas. La Falla de San Andrés es un ejemplo de este tipo
    de falla.

    Al integrar todo esto como un rompecabezas,
    podríamos conseguir resumir un modelo e intentar
    explicarlo en base a las evidencia encontradas hasta el
    presente:

    El manto no permite la transmisión de
    energía debido a su mayor densidad, por lo que las
    corrientes de convección no pueden transmitirse a
    través de éste; en cambio si tienen lugar en la
    astenósfera induciendo, que junto con el calor, fluya el
    material parcialmente fundido que la constituye.

    A esto se le suma el efecto de la gravedad sobre el
    extremo de las cortezas oceánicas, que por efecto de su
    gran peso tienden a contribuir con el proceso de
    subducción.

    Por otra parte, producto también de procesos
    termodinámicos, se encuentra el magma, muy caliente,
    ascendiendo a través de la corteza y es liberado por zona
    de mayor "fragilidad", las dorsales, proceso que comenzará
    un evento de expansión del fondo oceánico o un
    proceso de fracturación y divergencia en una masa
    continental.

    Mecanismo del movimiento de las placas

    En su teoría de la deriva continental, Wegener
    invocaba como origen de las fuerzas que desplazan los
    continentes, principalmente aquellas que se derivan de la
    rotación de la Tierra y
    mareas, aunque también llegó a mencionar las
    corrientes de convección térmica en el interior del
    manto. El movimiento de los continentes se concebía
    entonces como el de bloques de material rígido ligero,
    flotando sobre un sustrato viscoso más denso.

    En la tectónica de placas, como ya se ha
    mencionado, los continentes forman parte de las placas
    litosféricas, cuyo espesor es de unos 100 km y que forman
    realmente las unidades dinámicas.

    Los diversos sistemas de
    fuerzas que se han propuesto para explicar el desplazamiento de
    las placas se pueden reducir a cuatro. Los dos primeros
    están formados por fuerzas que actúan en los
    márgenes y en ellas puede actuar el efecto de la gravedad.
    Las placas o bien son empujadas desde los centros de
    extensión o dorsales por la acción
    de cuña del nuevo material que surge del manto, o
    arrastradas desde las zonas de subducción por el peso de
    la capa buzante que ha adquirido una mayor densidad que la del
    medio que la rodea.

    Los otros dos se derivan de la existencia de corrientes
    de convección térmica, bien en todo el manto o
    sólo en su parte superior. En el primero de estos
    mecanismos, las corrientes de convección del manto
    arrastran la placa litosférica por medio de un
    acoplamiento viscoso en su superficie interna. Como mostró
    McKenzie, una forma modificada de este mecanismo, propuesto por
    Orowan y Elsasser, en 1967, y después por Oxburg y
    Turcotte, incorpora la placa litosférica a la corriente
    misma de convección de material caliente y viscoso del
    manto superior.

    La placa litosférica rígida actúa
    como una guía de esfuerzos que transmite el movimiento de
    la convección térmica.

    En sentido contrario a estas fuerzas se encuentran las
    que deben ser superadas para producir el movimiento. Entre ellas
    están las que se oponen a la penetración de la capa
    buzante en el manto, sobre todo cuando ésta llega a su
    profundidad máxima y las que actúan en el frente de
    subducción, por la resistencia de la
    placa oceánica a doblarse hacia abajo y sobre la parte
    continental empujándola hacia atrás.

    El arrastre viscoso entre la litosfera y el manto puede
    también considerarse como una resistencia cuando el
    movimiento de la litosfera es más rápido que el del
    material de la astenosfera. Actualmente se piensa que el
    mecanismo predominante del movimiento de las placas es el
    resultante de corrientes de convección térmica en
    el material del manto, que también pueden incluir en parte
    a la litosfera ( Fig. 6.1 ).

    Las fuerzas gravitacionales derivadas de las
    diferencias de densidad forman también parte de este
    mecanismo. La capa buzante de las zonas de subducción
    introduce material frío, que determina la forma de
    la
    célula convectiva y al aumentar su densidad, al pasar
    su material a tener una densidad mayor que la del manto,
    añade un componente gravitacional en el arrastre de la
    placa. Los dos mecanismos del movimiento de la placa puede
    aparecer, o bien por arrastre viscoso del movimiento del manto o
    por ser ella misma parte del movimiento convectivo.

    Según M. H. Bott, el segundo es el más
    probable y el efecto más importante es el de las fuerzas
    aplicadas a los extremos de las placas, tanto en las zonas de
    extensión como en las de subducción. En estos
    últimos, la fuerza
    vertical de arrastre de la capa se traduce en fuerzas de arrastre
    horizontal de toda la placa hacia el frente de
    subducción.

    Otra posibilidad es la existencia de dos sistemas no
    acoplados de corrientes, uno en el manto superior y otro en el
    interior. Una mejor aproximación de la situación
    real exige modelos
    más complicados de convección en los que deben
    considerarse formas asimétricas, viscosidades variables y
    distribución de fuentes de
    calor en el manto.

    Un problema muy importante y todavía no del todo
    resuelto es el del mecanismo por el cual se inicia la fractura de
    la litosfera continental. Generalmente, se admite que las zonas
    actuales de rift, como las del África oriental,
    representan el comienzo de una de estas fracturas. Estas estructuras
    están formadas hoy por un abombamiento de la corteza,
    formación de grabens y abundante volcanismo. Al mismo
    tiempo se da
    un adelgazamiento de la litosfera con la ascensión hacia
    la superficie del material parcialmente fundido de la
    astenosfera.

    Estos mecanismos son necesarios para iniciar la
    fracturación y separación de dos continentes, y
    deben ir acompañados de fuertes fuerzas tensionales. Los
    primeros pasos de este proceso pueden ser una intensa actividad
    de puntos calientes, con aportación de material fundido
    desde el manto inferior y progresivo debilitamiento de la
    litosfera.

    En esta región se daría una
    acumulación de esfuerzos tensionales en la corteza
    rígida que resultaría en fallas normales y la
    inyección de magma desde abajo. Poco a poco se iría
    formando un margen de extensión con la formación de
    un nuevo océano intermedio.

    IMÁGENES DE LA TECTONICA DE
    PLACAS

    Fig. 1.1 ( Topografía de la Tierra debajo de los
    océanos )

    Fig. 1.2 ( Teoría de Alfred
    Wegener )

    Fig. 1.3 ( Fondos oceánicos
    )

    Fig. 3.1.1 ( Valle de Rift )

    Fig. 2.3 ( Puntos calientes de la Tierra
    )

    Fig. 3.1.2 ( Distribución de las
    zonas sísmicas )

    Fig. 4.1 ( Distribución de
    volcanes )

    Fig. 3.3.1 ( Esquema de una falla de
    desgarre )

    Los Cratones, Núcleos De Pangea

    EN LOS CONTINENTES, en especial en Eurasia y
    América, destacan los cinturones montañosos de
    miles de kilómetros de longitud, con decenas y cientos de
    kilómetros a lo ancho. Son notables por las grandes
    alturas que alcanzan, más de 7 km en el Asia Central y
    más de 5 km en una gran extensión de los Andes.
    Como regla, son estructuras alineadas. Delimitan con amplias
    superficies de un relieve muy
    distinto: planicies costeras, superficies de lomeríos,
    altiplanos: son los territorios que constituyen la mayor parte de
    los continentes, las regiones cratónicas, donde se
    presentan incluso montañas pero de altitudes que no
    superan los 3 000 m de altura sobre el nivel del mar (msnm) y con
    longitudes de incluso 1 000 km.

    Varios científicos, entre ellos J. B. Murphy y R.
    D. Nance han concluido recientemente que cada pocos cientos de
    millones de años, los continentes se han unido en una gran
    masa de tierra que llaman supercontinente. Este ciclo
    habría empezado hace unos 1 000 m.a. cuando los
    continentes se separaban; la desmembración total se
    produjo tal vez hace 820 m.a.; 650 m.a. antes, los océanos
    interiores se cerraron y los continentes se unieron en uno. El
    supercontinente se crea a lo largo de unos 500 m.a. De acuerdo
    con los autores mencionados este fenómeno global se
    produce en la secuencia siguiente:

    1. Fractura del supercontinente durante 40 m.a.

    2. Separación y dispersión máxima
    de bloques continentales en 160 m.a.

    3. La reunificación tiene lugar después de
    otros 160 m.a.

    4. El supercontinente perdura 80 m.a.

    5. Vuelve el proceso de fractura durante otros 40
    m.a.

    La ruptura del último supercontinente se produjo
    entre 575 y 550 m.a. atrás. En apariencia, los ciclos del
    pasado ocurrieron hace aproximadamente 2 600 a 2 100, 1 600 y 1
    000 m.a.

    John Brimhall considera cinco eras tectónicas o
    de evolución de la Tierra: Arcaico temprano (3
    800-3 000 m.a.), Arcaico tardío (3 000-2 500 ma.),
    Proterozoico temprano (2 500-1 700 ma.), Proterozoico medio y
    tardío (1 700-200 m.a.) y Fanerozoico (los últimos
    700 m.a.).

    Desde hace 1 700 m.a. los continentes deben haber estado
    unidos. La tierra firme se disponía esencialmente en el
    hemisferio norte, de lo que resultaba una gran superficie ocupada
    por el Océano Pacífico. Los continentes no
    permanecieron estáticos.

    Los cratones son las porciones más antiguas de
    los continentes, fragmentos de Pangea. Los constituyen rocas de
    edades de más de 1 400 m.a. Sin embargo, en un periodo tan
    prolongado, el relieve ha sufrido transformaciones sustanciales y
    las rocas antiguas han sido cubiertas en gran parte por otras
    más jóvenes

    El relieve original ha sido afectado por invasiones
    marinas (transgresiones) lentas, de millones de años,
    durante las cuales se depositan sedimentos que dan origen a capas
    de roca de incluso 4-6 km de espesor. Asimismo, se han producido
    retrocesos del océano (regresiones) respecto a la tierra
    firme, también de duración prolongada.

    Figura 14. Estructura de un
    cratón

    En los continentes reconocemos, además de los
    sistemas montañosos y los rift las regiones de rocas
    antiguas (>1 400 m.a.) cerca de la superficie; aflorando en
    ésta —son los escudos— y cubiertas a
    profundidad de kilómetros por rocas más
    jóvenes que se denominan plataformas. En conjunto
    constituyen un cratón (Figura 14). En sí, todos los
    continentes, con excepción de sus regiones
    montañosas son grandes cratones: Norteamérica,
    Sudamérica, Europa central y
    norte de Asia, sudeste de Asia, Africa, Australia y la Antártida.

    Los escudos son de
    dimensiones menores, con excepción del canadiense que
    ocupa un vasto territorio de Norteamérica e incluso
    Groenlandia de acuerdo con varios autores. El resto de los
    escudos aparecen en un mapamundi a manera de manchones, con
    superficies de decenas y centenas de miles de kilómetros
    cuadrados: uno en Norteamérica, tres en Sudamérica,
    dos en Europa, uno en Siberia, cinco principales en Africa, tres
    en Australia (Figura 15).

    Figura 15. Estructuras principales del relieve
    terrestre: 1) sistemas montañosos jóvenes; 2)
    sistemas montañosos antiguos. Cratones: 3) plataformas, 4)
    escudos; 5) margen continental submarina; 6) sistemas
    montañosos submarinos; 7) dorsales; 8) planicies abisales;
    9) rift en los continentes; 10) trincheras. Los números en
    el mapa se refieren a las trincheras de la Lista No. 1 del
    siguiente capitulo VI: El piso océanico.

    La mayor parte de los continentes son plataformas y a
    éstas corresponden en general las tierras más
    bajas, sobre todo cuando los estratos sedimentarios descansan
    sobre rocas más jóvenes que las de los escudos; de
    edades dominantes de 200-600 m.a. Forman una extensa planicie a
    menos de 200 msnm, como en la península de Yucatán
    y en la plataforma occidental de Siberia.

    Es común que los escudos correspondan a porciones
    elevadas de los continentes. Dos ejemplos son el macizo
    (así se denomina a los escudos de pequeñas
    dimensiones) de Ahaggar en la porción
    central-septentrional de Africa y el de Guyana en
    Sudamérica. Ambos alcanzan una altitud aproximada de 3 000
    msnm.

    Los cratones se extienden incluso al territorio
    oceánico; precisamente, la plataforma continental es la
    porción submarina de aquéllos, excepto en algunas
    márgenes continentales de fuerte actividad
    tectónica.

    La superficie de los cratones se transforma, de las
    tierras llanas de las costas a lomeríos, planicies
    elevadas a 1 000, 2 000 y más metros. Cuando el agua de
    escurrimiento corta los altiplanos, formando cañones
    profundos de cientos de metros, surgen montañas de laderas
    empinadas, bordeadas por los ríos.

    El clima influye
    también en el paisaje de las regiones cratónicas.
    Casquetes de hielo cubren en forma permanente a Groenlandia y la
    Antártida. Temporalmente se extiende un manto de nieve en
    la mayor parte de Eurasia y Norteamérica. Grandes
    desiertos se presentan en Asia, Norteamérica, Africa y
    Australia y contrastan con los trópicos húmedos de
    los países cercanos al ecuador.

    La estabilidad de las regiones cratónicas, por su
    sismicidad y volcanismo débiles, en comparación con
    los sistemas montañosos, ha sido cuestionada por el
    geógrafo francés J. Tricart quien considera la
    posibilidad de actividad en el cratón sudamericano por
    movimientos verticales. En Siberia se han determinado velocidades
    de hasta 10-15 mm/año para levantamientos y hundimientos.
    Ejemplos como estos hay muchos más.

    El estudio de los cratones incluye las rocas que los
    constituyen (tipo, edad, disposición en sentido vertical,
    etc.), su relieve y otros factores. Esto tiene algo más
    que un puro interés
    científico, ya que se presentan ricos yacimientos minerales, como
    el
    petróleo en las plataformas y los diamantes en los
    cratones antiguos.

     

     

    Alcoser Serrano Paco

    Mayo – 2005

    Guayaquil – Ecuador

    Escuela Superior Politécnica del Litoral
    (ESPOL)

    Ingeniería Civil

    Geotecnia Básica

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