- Biografía de los
gobernantes de los países
beligerantes - Antecedentes y causas de la
guerra - Organización
política de los países
partícipes - Las tres campañas
expedicionarias - Paso de patria
e invasión aliada - Campaña
de Pykysyry
Campaña de la cordillera- Cerro
Corá - Conclusión
- Bibliografía
- Anexo
El presente trabajo es
una monografía realizada mediante la lectura
de numeroso material disponible sobre la gran epopeya del
pueblo paraguayo. Esta historia narra la
travesía de un estratega militar, quien en defensa de su
patria se enfrentó a tres grandes naciones, cuyo
objetivo en
el conflicto ni
siquiera fue lo suficientemente claro.
Esta confrontación entre pueblos hermanos,
terminó modificando toda la división política de
Sudamérica. Recibe numerosos nombres; "Guerra
Grande", "Guerra del Setenta", "Guerra contra la
Triple Alianza" son los más conocidos. Sin embargo,
existe un nombre simbólico, que probablemente pueda
contener en sí mismo la esencia de esta hecatombe:
"Un David contra Tres Goliat".
Esta travesía, fue protagonizada por el pueblo
paraguayo y un ejército aliado de tres naciones:
Brasil,
Argentina y Uruguay. En
ella, quedó plasmada de forma solemne aquel verso de la
canción homenaje a la Batalla de Acosta
Ñú: "…solo una cosa quedó en su
puesto, la raza heroica del guaraní…". En
esta frase, se describe el final de la guerra, que
finalizó con el 70% de la población paraguaya exterminada, pero no
sin antes demostrar el ímpetu y la valentía en
defensa de la nación, ofreciendo al enemigo una feroz
resistencia a
pesar de la gigantesca desproporción numérica que
le era desfavorable.
Sin lugar a dudas, para describir detalladamente esta
contienda harían falta cientos de tomos, por lo cual en
este trabajo, lejos de pretender ser la absoluta verdad, tiene
por objetivo ofrecer al lector una recopilación de los
más importantes momentos de entre los cinco años
de larga duración del conflicto. Cada quien,
deberá realizar sus propias conclusiones a través
de la lectura del
material.
Pues bien, hecha esta salvedad, corresponde iniciar el
recorrido por la Guerra de la Triple Alianza, analizar sus
posibles causas reales, su desarrollo,
su término y porque no, sus consecuencias hasta nuestros
días.
Biografía de los gobernantes de los
países beligerantes
Nació en Asunción el 24 de julio de
1.827, hijo de de Don Carlos Antonio López y Doña
Pabla Carrillo. Aprendió a leer y escribir en su hogar,
ya adelantado en conocimientos, se inscribió en la
Academia Literaria teniendo como preceptores al Prelado Fidel
Maíz y
al maestro Juan Pedro Escalada, con quienes adquirió
nociones de Filosofía y Matemáticas, luego viajó a
Europa donde
amplió su cultura con
el
aprendizaje de los idiomas Francés, Portugués
e Inglés. Admirador de Napoleón de quién conoció
toda la bibliografía existente en ésa
época.
Desde joven su padre le había dispensado
amplias prerrogativas, y cuando aún no había
cumplido los 19 años de edad, le ascendió a
Brigadier General, pasando a ocupar el Comando en Jefe del
Ejército Paraguayo, a la edad en que la generalidad de
los jóvenes revistaba como Cadete de las Academias
Militares. Bajo su comando el ejército adquirió
notable eficiencia y
aumentó ostensiblemente su potencialidad en contingentes
y pertrechos bélicos.
En 1.853 viajó a Europa con rango
diplomático, donde permaneció durante 18 meses
recorriendo Francia,
Italia,
España e Inglaterra.
A su regreso de Europa reasumió la cartera de
Guerra y Marina .En 1.859 intervino en el conflicto argentino
ya que en ésta nación desde 1952 se hallaban en
conflicto los dos bandos, el de Urquiza y el de Mitre. A pesar
de sus gestiones el 23 de octubre se desencadenó la
guerra entre los dos bandos con un éxito
indeciso a favor de Urquiza, lo que obligó a Solano
López a acelerar y multiplicar sus gestiones, hasta
lograr el acuerdo completo, no solo para la terminación
de la guerra, sino también para el restablecimiento de
la unidad argentina, mediante la incorporación de la
Provincia de Buenos Aires a
la Confederación y la aceptación de la Constitución de 1.853.
A la muerte de
Don Carlos Antonio López (10 de setiembre de 1.862) lo
reemplazó en su calidad de
Vicepresidente y convocó al Congreso Nacional para la
designación de un Presidente, por la muerte de su
padre.
Reunido dicho Congreso el 16 de octubre de 1.862, fue
proclamado por unanimidad, Presidente de la República
por el periodo legal de 10 años, tenía 36
años.
En muchos sectores importantes se anhelaba la reforma
de las instituciones para satisfacer los ideales
cívicos del pueblo paraguayo tanto tiempo
postergado. Se consideraba que la Constitución de 1.844
ya había cumplido su objetivo con el reconocimiento de
la Independencia Nacional, y que debía dar
lugar a otra de tinte liberal.
Solano López poseía una personalidad
poco común, era el más ilustrado del Paraguay y el
más experimentado en las cuestiones de Estado.
Introdujo innovaciones fundamentales en la política
exterior, hasta entonces el Paraguay se cuidaba de meterse en
los asuntos del Río de la Plata, fiel a la doctrina de
no intervención, pero para Solano López
había llegado el momento de abandonar esa táctica
cuando los conflictos
interesaran los intereses fundamentales del Paraguay, sobre
todo la conservación de su independencia. En
consecuencia, el gobierno del
Paraguay proclamó como norte de su política
exterior el mantenimiento del equilibrio
en el Río de la Plata y su propósito de impedir
cualquier atentado contra el mismo. A fin de robustecer las
relaciones con la Argentina y hacer aún más
eficaces las notas de cancillería, Solano López
mantenía una asidua correspondencia de carácter personal con
Mitre y Urquiza. El deterioro de la situación del
Río de la Plata, en coincidencia con el fenecimiento de
los plazos para la solución de las cuestiones de
límites con el Brasil y la Argentina
llevó a una crisis grave
que desembocó en la Guerra de la Triple Alianza contra
el Paraguay, siendo comandante del ejército paraguayo
hasta su muerte y fin de la guerra acaecida en Cerro
Corá el 1 de marzo de 1.870
Nació el 26 de junio de 1821 en Buenos Aires.
Sus padres no aprobaban su vocación literaria por lo que
le enviaron a la estancia de Gervasio Rosas, para
que se convirtiera en un hombre de
campo. Se granjeó con sus escritos la enemistad del
dictador argentino Juan Manuel de Rosas. Tuvo que exiliarse en
Chile, Bolivia y
Perú. De regreso a Argentina en el año 1852
participa en el derrocamiento de Rosas, liderado por el general
Justo José de Urquiza. En 1853 es nombrado ministro de
Guerra del gobierno provincial de Buenos Aires, y trata de
oponerse al plan de Urquiza
que pretendía que la provincia pasara a formar parte de
la recién proclamada República Argentina. En
1859, las tropas de Mitre fueron derrotadas por Urquiza en la
batalla de Cepeda, por lo que Buenos Aires pasó a formar
parte de la federación. Fue gobernador de la provincia
de Buenos Aires en 1860 y vence a Urquiza en la batalla de
Pavón (1861). Elegido presidente de la República
en 1862 para un mandato de seis años. Durante su
presidencia, Argentina, aliada con Brasil y Uruguay contra
Paraguay, participó en la guerra de la Triple Alianza
(1865-1870). En 1868 pierde las elecciones presidenciales ante
Domingo Faustino Sarmiento; volvió a presentarse otra
vez como candidato en 1891 pero fracasó. Ocupó
cargos de ministro y diplomático para el nuevo
presidente.
Nació en Porongos. En 1836 se unió al
movimiento
de José Fructuoso Rivera contra Manuel Oribe.
Tomó parte en la Guerra Grande (1842-1851), tras lo que
fue nombrado ministro de Guerra y Marina en el gobierno del
presidente Juan Francisco Giró (1852-1853), formó
un triunvirato con Juan Antonio Lavalleja y Rivera. Tras la
muerte de éstos, Flores fue elegido presidente en marzo
de 1854. Un año después estalló una
revuelta conservadora, que le obligó a dimitir y se
trasladó a Argentina. Desde allí invadió
Uruguay en abril de 1863 dando comienzo a una revolución que duró casi dos
años, resultando vencedor merced al apoyo militar de
Brasil y Argentina. En marzo de 1865 asumió la
presidencia y el Partido Colorado volvió al poder. Dos
años después, ganó las elecciones que
había convocado. Fue asesinado el 19 de febrero de 1868
en las calles de Montevideo.
Nació el 2 de noviembre de 1825. Su padre fue
Pedro I (de Brasil y IV de Portugal) y su madre Leopoldina de
Austria (hija a su vez del emperador germánico Francisco
I), llegó al trono cuando contaba cinco años de
edad, tras la abdicación de su padre, aunque en Brasil
gobernó un consejo de regencia hasta que alcanzó
la mayoría de edad en 1840. En el año 1843
contrajo matrimonio con
Teresa Cristina, hija del rey Francisco I de las Dos Sicilias.
Como rey tuvo que hacer frente a las rebeliones que se
produjeron en diferentes partes del país. Interesado por
las ciencias,
fue mecenas de las artes. Luchó por el progreso
económico de Brasil y se opuso de forma decidida a la
esclavitud:
prohibió el tráfico de esclavos en 1850,
inició un proceso de
emancipación en 1871 y, finalmente, declaró
abolida la esclavitud en 1888. Brasil se alió con
Argentina y Uruguay contra Paraguay durante la guerra de la
Triple Alianza (1864-1870), y la victoria le proporcionó
nuevos territorios. En 1889, el Ejército y los
republicanos, encabezados por Manuel Deodoro da Fonseca, se
unieron con el fin de destronarle y Pedro se vio obligado a
exiliarse en Europa. Falleció en
París.
ANTECEDENTES y
CAUSAS DE LA GUERRA
Organización Política de los
países partícipes
El Paraguay logra independizarse y romper el yugo
español en mayo de 1811. A partir de ese
entonces, atravesaría profundos cambios en su sistema
político.
Posterior a este acontecimiento se constituye el
primer gobierno de la era independiente. Este fue un
Triunvirato integrado por: el depuesto Bernardo de Velazco, el
español Juan Valeriano de Zeballos y el criollo Dr.
José Gaspar Rodríguez de Francia. Este
último ideólogo de la causa emancipadora y
reconocido por numerosos historiadores como forjador de la
identidad
nacional. Pero este sistema cayo en
crisis, razón por la cual se reunió el Congreso
General de la Nación y en fecha 17 de junio se integra
la Junta Gobernativa, presidida por Fulgencio Yegros e
integrada por José Gaspar Rodríguez de Francia,
Pedro Juan Caballero, Francisco Javier Bogarín y
Fernando de la Mora. En enero de 1812, Francia se retiró
del gobierno molesto por la ingerencia de los militares en el
mismo. Luego regresa a la actividad política en julio
del año siguiente.
La figura del Dr. Francia iba enalteciéndose
cada vez más, puesto que tomaba casi todas las
decisiones. De allí, que el Congreso reunido el 3 de
octubre de 1814 lo designase como Dictador Supremo de la
República por el término de 5 años y
posteriormente fue proclamado Dictador Perpetuo de la
República por el Congreso del 1 de julio de 1816,
gobernando así hasta el día de su muerte,
acaecida el 20 de septiembre de 1840.
Durante el gobierno de Francia, las fronteras fueron
cerradas, iniciándose así una política de
autoabastecimiento que enriqueció al país. La
seguridad
dentro del territorio nacional era encomiable. Tampoco se
conocía de funcionarios gubernamentales corruptos. Este
aislamiento, no fue por capricho del Supremo Dictador, mas
bien, era una medida para mantener el equilibrio
político de la República. En los países de
la región, en ese tiempo se sucedió un
sinfín de problemas
políticos culminados inclusive en guerras
civiles. Sin embargo, esta misma medida, impidió un
relacionamiento armonioso con nuestros vecinos. El Paraguay,
tenía problemas para exportar sus productos,
debiendo utilizar el puerto de Buenos Aires, pagando de esta
manera impuestos
usureros.
Muerto Francia, el poder político pasó
por una anarquía debido a que no había
disposiciones legales sobre sucesión. Se intentó
una nueva dictadura,
impedida por los comandantes militares. La Junta militar
intentó apoderarse del gobierno pero fue desplazada con
una revolución. Surgió un Triunvirato con el
objetivo de convocar a un Congreso, pero fue derrocado antes de
hacerlo. Luego, asume el gobierno el Subteniente Mariano Roque
Alonso. Convocó a un Congreso, y éste, el 12 de
marzo de 1841 decide regresar al consulado como forma de
gobierno, designando para tal efecto al mismo Alonso y a Don
Carlos Antonio López. Durante este gobierno, la figura
de Alonso fue quedando atrás, asumiendo un rol
más protagónico López.
El 13 de marzo de 1844 se convoca a un nuevo Congreso,
el cual durante sus sesiones sanciona una nueva
Constitución. En ella se crea la Presidencia de la
Nación, siendo electo como primer Presidente
constitucional Don Carlos Antonio López.
Durante su gobierno, López decide reabrir las
fronteras, así como numerosas escuelas y el Real
Seminario de
San Carlos, clausurado durante el gobierno dictatorial de
Francia. Las obras de gobierno de Don Carlos son incontables,
entre ellas se puede citar la inauguración del primer
ferrocarril de la región.
Don Carlos también se había preocupado
del ejército, razón por la cual encarga a su hijo
Francisco Solano López la reorganización del
mismo. Así, fue uno de los gobiernos más
prósperos para la floreciente República del
Paraguay hasta su muerte, acecina el 10 de septiembre de
1862.
Posteriormente, asume la primera magistratura de la
nación el entonces General Francisco Solano
López, en su calidad de vicepresidente de la
República, convocando a un Congreso Nacional para la
designación de un nuevo presidente titular. En efecto,
este Congreso se inauguró el 16 de octubre de
1862.
Ese mismo día, fue designado en reemplazo del
fallecido Don Carlos, el Gral. F. S. López, quien luego
de prestar juramento ante el obispo diocesano constituyó
su primer gabinete de la siguiente manera: José Berges,
Ministro de Relaciones Exteriores; Francisco Sánchez,
Ministro de Gobierno y Presidente del Consejo; Mariano
González, Ministro de Hacienda; y el Coronel Venancio
López, Ministro de Guerra y Marina.
Durante su gobierno, el ejército
adquirió un poder inmenso, aumentando sus efectivos a
28000 hombres y teniendo una línea telegráfica de
Asunción a Paso de Patria, sobre una distancia de 260
millas, para mejorar el control de
la Defensa nacional. Sus propios hijos, a su corta edad,
contaban con jerarquía militar: Juan Francisco, a los 15
años fue Coronel; Enrique, a los 11, Teniente, y
Leopoldo, a los 7, Sargento. Todo el pueblo fue instruido
militarmente en campamentos castrenses como Cerro León o
Encarnación.
Desde su independencia, la Argentina no
constituía un país unificado. Más bien, la
Argentina era un conjunto de provincias agrupadas en la llamada
Confederación Argentina. Justamente, fue el General
Francisco Solano López, quien brindó su
mediación diplomática para evitar una completa
segregación argentina, lo cual permitió su
unificación. Esto se inscribía dentro del
plan
estratégico del Presidente López para
garantizar el equilibrio de poderes del Plata.
En tiempos del conflicto y previamente al mismo, la
forma de gobierno del Brasil era el Imperio, siendo el
Emperador regente, Pedro II.
Existía una agrupación liberal de
jóvenes dirigidos por Teófilo Ottoni, formados
para competir con los "velhos", quienes se encontraban
del lado del Emperador.
El Brasil tenía numerosos intereses, por sobre
todo, económicos para iniciar la guerra contra el
Paraguay. Su economía se hallaba
bastante debilitada, lo cual ocasionaba un descontento de la
población hacia la política imperial. Los
empréstitos ingleses que recibió durante el
período de conflicto y previo a éste, sirvieron
como un balón de oxígeno. Aunque, en contraparte, el
combate no contaba con el apoyo popular, convirtiéndose
posteriormente en una de las causas de la caída del
imperio.
En tiempos de los sucesos inmediatamente previos a la
contienda se encontraba gobernado por Bernardo Berro, del
Partido Blanco y marcada tendencia nacionalista. Gobernó
hasta el año 1864, siendo sucedido por Atanasio Aguirre.
El Partido Blanco es derrocado del poder por un golpe militar
encabezado por el caudillo del Partido Colorado, el General
Venancio Flores, quien recibía apoyo bélico y
financiero de la Argentina y del Imperio del Brasil.
Problemas Limítrofes
En el año 1.852, el director provisorio de la
Confederación Argentina, general Don Justo José
de Urquiza despachó al Dr. Don Santiago Derqui ante el
Gobierno paraguayo con suficientes poderes para la
resolución de todas las cuestiones pendientes entre
ambos Estados. Así el 15 de julio de 1.852 se
firmó un tratado de límites, que dejaba resuelta
las tres más graves cuestiones que entre los dos
países había. Por ése Tratado se
reconocía que el Paraguay era una nación soberana
e independiente de todo poder extraño,
declarándose la libre navegabilidad de los ríos
Paraná Y Paraguay así como sus afluentes para los
pabellones paraguayo y argentino. Por ése mismo Tratado
el Gobierno del Paraguay cedía al Gobierno de la
Confederación Argentina el territorio que tenía
sobre la margen izquierda del río Paraná, en la
frontera sur
de la República. Dicha cesión fue compensada con
el reconocimiento de que el río Paraguay
pertenecía de costa a costa, hasta la confluencia con el
río Paraná a ésta
nación.
Pero, antes de concluirse la retirada de las tropas
paraguayas de aquellos territorios estalló un movimiento
revolucionario en la ciudad de Buenos Aires contra el director
provisorio y, en precaución de los resultados que
pudiera tener aquellos sucesos, se resolvió mantener la
ocupación militar de dichos puntos.
El 8 de agosto de 1.853, el director provisorio de la
Confederación Argentina envió al Gobierno del
Paraguay una nota en la que reclamaba la entrega de las
Misiones, consideradas argentinas, desentendiéndose del
precitado Tratado del 15 de Julio de 1.852, así como de
su aprobación por el Congreso. El 18 de Octubre de
ése año, Don Carlos Antonio López
contestó la nota, manifestando que pronto estaba la
entrega del territorio reclamado en respuesta a la
aprobación del Tratado del 15 de julio por los Congresos
paraguayo y argentino. Así se mantuvieron los arreglos
de límites entre la República del Paraguay y
Argentina.
En mayo de 1.850, en plena paz con el Brasil, el
gobierno del Paraguay recibió aviso del comandante de la
villa del Divino Salvador, de que había bajado desde
Matto Grosso una fuerza de
artillería e infantería brasileña, que
desembarcó en el Cerro Pan de Azúcar, arriba de la confluencia del
río Apa con la margen izquierda del río Paraguay,
donde estaban levantando algunas trincheras. Carlos Antonio
López, entonces Presidente de la República del
Paraguay quiso solucionar a través del agente
diplomático brasileño, don Pedro Alcántara
Bellegarde, pero desgraciadamente no se consiguió el
retiro de las tropas brasileñas y fue necesario el
empleo de
las armas, con una
flotilla bajo el mando del capitán de artillería,
don Simón Antonio Villamayor, quien después de un
reñido combate consiguió desalojar, en completa
derrota, a las fuerza brasileñas.
Después de aquella derrota, el gobierno del
Brasil manifestó al gobierno del Paraguay sus
intenciones pacíficas, reprobando la invasión
mencionada, que fuera ordenada por el Presidente de Matto
Grosso, y dejando todo en el estado en
que se hallaba hasta un arreglo definitivo de límites,
sin que ocasione rompimiento de buenas relaciones entre ambos
países.
En 1.852, en vista de éstas buenas relaciones
el Gobierno del Paraguay envió una misión a
la corte del Imperio del Brasil, proponiendo un acuerdo de
límites, con la base de que quedara neutral la zona
comprendida entre los ríos Apa y Blanco, para servir de
separación entre ambos estados, quedando definitivamente
tranzada la cuestión de límites, en la frontera
norte de la República con el Imperio. El Brasil se
rehusó terminantemente a aceptar dicha propuesta y a
partir del 1.853 quedaron rotas las negociaciones entre ambos
estados. En mayo de 1.853 el encargado de negocios del
Gobierno del Brasil, Don Felipe Pereira Leal presentó al
Gobierno del Paraguay un proyecto de
navegación y conjuntamente con él, un tratado de
límites, que contenía el ultimátum, de que
el Paraguay reconociese al Brasil la margen derecha del
río Apa, frontera norte de la República. Ante
ésta inesperada imposición, el Gobierno del
Paraguay envió su pasaporte al referido señor
Leal y el 12 de agosto del año 1.853 comunicó
oficialmente al Gobierno del Brasil.
El gobierno del Brasil no respondió a
ésta nota, pero al principio del año 1.854
envió a don Pedro Oliveira como ministro
plenipotenciario, y con una escuadra numerosa arribó
hasta las Tres Bocas, aguas paraguayas y desde allí
solicitó entrar en negociaciones definitivas de
límites y navegación. El gobierno del Paraguay
respondió que entraría en negociación si el ministro llegara a
Asunción con un solo vapor, dejando la escuadra en las
Tres Bocas. Don Pedro Oliveira aceptó la propuesta y fue
recibido con las formalidades de estilo por el gobierno del
Paraguay, entró en conferencia con
el plenipotenciario paraguayo, general Francisco Solano
López, y convinieron en la navegación del Alto
Paraguay hasta Matto Grosso, por buques brasileños,
dejando aplazados por 10 años los arreglos definitivos
de límites. Posteriormente se supo que el gobierno de
Brasil había desaprobado la conducta de
su plenipotenciario a quien sometieron a un consejo de guerra,
pero a pesar de esto y demás disposiciones tomadas por
el Brasil, aquellos tratados
quedaron subsistentes, y el conflicto desapareció
entonces quedando la cuestión de límites aplazada
hasta el año 1.864
La política británica respecto a los
países de la región era mantener en cada uno de
ellos a gobiernos que sirviesen a sus intereses. Esto culminaba
en conflictos, internos o internacionales, que reclamaban el
aporte del capital
inglés.
En ese esquema económico, el Paraguay
constituía un eslabón fuera de la cadena tan
minuciosamente elaborada por los británicos. Esto se
debe a que uno de los legados del
gobierno del Dr. Francia fue el autoabastecimiento nacional,
por tanto, el país negociaba sus excedentes de producción de la manera más
conveniente a sus intereses.
En este ambiente ya
bastante caldeado entre ambas naciones, surge la figura de Mr.
Eduardo Thornton, diplomático y ministro inglés.
Este hombre fue el verdadero artífice de la alianza
entre la Argentina y el Brasil para derrocar al Partido Blanco
del Uruguay, sabiendo que el Paraguay intervendría a
favor de la República Oriental. Así surge el
tratado del 18 de junio de 1864.
Otro aspecto que demuestra el interés
económico de la potencia
europea es la intervención del banquero brasileño
Irineo Evangelista de Souza, más conocido como
Barón de Mauá, quien tenía intereses
fuertemente ligados al capital inglés. Este
señor, al ver una guerra ya inevitable se
trasladó a Argentina para establecer una sucursal de su
entidad bancaria (la más grande de
Sudamérica).
EMPRÉSTITOS INGLESES | |||
PAÍS | AÑOS | EMPRÉSTITO (en libras) | BANCO |
BRASIL | 1825 a 1865 | 11.000.000 | ROTHSCHILD |
1865 a 1870 | 20.000.000 | ROTHSCHILD | |
ARGENTINA | Hasta 1875 | 27.000.000 | ——————– |
URUGUAY | ———– | 3.500.000 | BARING |
Sin embargo, también es importante resaltar que
las maniobras de la banca
londinense fue la más acertada. El Paraguay era una
nación que contaba con poco más de 1200000
habitantes, enfrentándose a 3 países aliados (dos
de ellas grandes potencias). Por tanto, con miras a recuperar
los empréstitos concedidos, los aliados eran receptores
mucho más viables que el Paraguay.
Posición de la República del
Paraguay respecto al Uruguay
Durante el gobierno de Don Carlos Antonio
López, el Paraguay había tenido una
política de no intervenir en los sucesos y conflictos
del Plata, no más allá de la
diplomacia.
A su muerte, Francisco Solano López adopta una
nueva política. Su visión era bastante clara;
para mantener la soberanía patria y garantizar la
seguridad de la República es de suma importancia un
equilibrio de poderes en la región.
Con dicha visión, el Presidente López,
advierte en un ultimátum al Brasil que cualquier
ocupación temporal o permanente de territorio uruguayo
sería considerada como un atentado al equilibrio de
poderes del Plata, que interesa al Paraguay como
garantía de su seguridad, y por tanto, sería
considerado como causa de guerra.
Ocupación del Territorio
Uruguayo
El Ministro consejero del Brasil, José Antonio
Saraiva, presenta un ultimátum al gobierno de la
República Oriental del Uruguay. El Ministro de
Relaciones Exteriores de este país rechaza las
reclamaciones brasileras y devuelve la nota. Por tanto, el
consejero Saraiva replica anunciando al gobierno de Montevideo
que las fuerzas navales y terrestres del Imperio van a dar
comienzo a las represalias anunciadas en el ultimátum
del día 4 de agosto de 1864.
Ante esta delicada situación, el Ministro de
Relaciones Exteriores del Paraguay, José Berges,
protesta ante la actitud
imperial, sin embargo, esta protesta no tiene eco en el
gobierno del Pedro II. Ante esta indiferencia, la
Cancillería paraguaya confirma la nota protesta al
ministro residente del Brasil, César Sauvan Vianna de
Lima, pero tampoco recibe respuesta.
En fecha 11 de julio de 1864 el comisionado brasilero
a la Argentina, José Antonio Saraiva, llegó a un
compromiso verbal con el General Bartolomé Mitre,
según el cual el presidente argentino observaría
con indiferencia la ocupación del territorio uruguayo
por fuerzas brasileñas.
Este acuerdo fue formalizado el 22 de agosto de 1864,
fecha en que los plenipotenciarios de ambos países,
reunidos en Buenos Aires firmaron un protocolo
preliminar que decía:
"Reunidos en la Secretaría del Ministerio de
Relaciones Exteriores S.E. el señor Ministro y
Secretario de Estado de dicho Departamento don Rufino de
Elizalde y S.E. el señor Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de Su Majestad el Emperador del
Brasil cerca del Gobierno Argentino Consejero José
Antonio Saraiva, a fin de conferencia acerca de las
eventualidades posibles en el Río de la Plata por la
causa de la cuestión oriental, concordaron en
protocolizar las siguientes declaraciones en nombre de sus
respectivos gobiernos, los cuales, en virtud de los tratados
vigentes, tienen el deber y el interés de mantener la
independencia, la integridad del territorio y la
soberanía de la República Oriental del
Uruguay.
1º – Reconocen que la paz de la República
Oriental del Uruguay es la condición indispensable para
la solución completa y satisfactoria de sus cuestiones y
dificultades internacionales con la misma República; y
que auxiliando y promoviendo esa paz siempre que sea compatible
con el decoro de sus respectivos países y con la
Soberanía de la República Oriental del Uruguay,
juzgan realiza un acto provechoso no solamente a esa
República, sino también a los países
limítrofes que tienen con ella relaciones muy
especiales;
2º – Tanto la República Argentina como el
Imperio del Brasil en la plenitud de su soberanía como
Estados independientes, pueden, en sus relaciones con la
República Oriental del Uruguay, igualmente Soberana e
Independiente, proceder en los casos de desinteligencia, como
proceden todas las naciones, sirviéndose para
extinguirlos de los medios que
se conocen como lícitos por el derecho de gentes, con la
única limitación de que cualquiera que sea el
resultado que el empleo de estos medios produzca, serán
siempre respetados los tratados que garantizan la
Independencia, la Integridad del territorio y la
Soberanía de la misma República;
Los gobiernos argentino y de S.M. el Emperador del
Brasil tratarán del ajuste de sus respectivas cuestiones
con el gobierno oriental, auxiliándose mutuamente por
medios amistosos, como una prueba de su sincero deseo de ver
terminada la situación actual que perturba la paz del
Río de la Plata".
Esta alianza, por el momento bilateral, se
tornaría pronto en el documento que dio origen
formalmente a la cruenta guerra: El Tratado Secreto de la
Triple Alianza contra el Paraguay.
Se denota claramente, la intromisión
brasileña en la situación política del
Uruguay ante la actitud indiferente que asumiría el
Gral. Mitre. Todo esto, se actuó con pleno conocimiento
del ultimátum vertido por el gobierno paraguayo sobre
una eventual ocupación del territorio
oriental.
Se puede deducir entonces, que la intervención
en el Uruguay no fue más que una provocación al
Paraguay para obligarlo a entrar en guerra, y por otro lado,
asegurarse que con el Gral. Flores al frente del gobierno
uruguayo, este último se convertiría en aliado
del Brasil y la Argentina, retribuyendo así la ayuda
prestada por estas naciones.
Quiebre del relacionamiento con el
Brasil
En nota dirigida al representante diplomático
del Imperio en Asunción, la Cancillería declara
rotas las relaciones con el Imperio y expresa que el gobierno
nacional, al no haber recibido respuesta por la protesta
presentada ni por la confirmación de la misma, se ve
obligado a utilizar los medios mencionados en dicha
protesta.
Apoyo de la población
asuncena
Al tomar conocimiento público la actitud
asumida por el gobierno para con el Imperio del Brasil, se
organiza una manifestación popular encabezada por los
hombres más representativos de la ciudad. Llegaron hasta
la casa de gobierno y entregaron al Presidente López, un
manifiesto firmado por conocidos ciudadanos, quienes
ofrecían sus bienes y
personas para sostener la lucha por la que pronto
atravesaría la nación.
El buque Tacuarí captura a 200 millas al
norte de Asunción, al Marqués de Olinda,
perteneciente a una empresa
brasileña de vapores. Viajaba en este buque, el Coronel
Federico Carneiro de Campos, recientemente nombrado Presidente
de Mato Grosso, quien es detenido en calidad de prisionero. Con
este acto se iniciaban las hostilidades con el
Brasil.
Tratado Secreto de la Triple
Alianza
Una vez que se produjo la ocupación del Uruguay
por tropas brasileñas, el Presidente de dicha
nación, urge ayuda al Gral. López, para que en
cumplimiento del ultimátum envíe tropas en
defensa de la soberanía de su país.
López, sin embargo, no quiso entrar
inmediatamente en hostilidades, pero ante la insistencia del
enviado plenipotenciario del Uruguay, el presidente paraguayo
inicia la movilización de tropas, solicitando para tal
efecto permiso al gobierno argentino para que permita el paso
por su territorio de fuerzas paraguayas que irían en
defensa del gobierno legítimamente constituido del
Uruguay. Pero obviamente, en cumplimiento de la alianza con el
Brasil, Mitre negó la petición al Paraguay,
razón por la cual el Congreso de la Nación
declara la guerra a la Argentina, produciéndose la
ocupación de Corrientes en fecha 14 de abril de
1865.
Posteriormente, el 1 de mayo del mismo año, si
firma el Tratado Secreto de la Triple Alianza que textualmente
dice:
Art. 1. La República Oriental del Uruguay, Su
Majestad el Emperador del Brasil, y la República
Argentina contraen alianza ofensiva y defensiva en la guerra
provocada por el gobierno del Paraguay.
Art. 2. Los aliados concurrirán con todos los
medios de que puedan disponer, por tierra o por
los ríos, según fuese necesario.
Art. 3. Debiendo las hostilidades comenzar en el
territorio de la República Argentina o en la parte
colindante del territorio paraguayo, el mando en jefe y la
dirección de los ejércitos aliados
quedará a cargo del Presidente de la República.
Argentina y general en jefe de su ejército, Brigadier
don Bartolomé Mitre. Las fuerzas navales de los aliados
estarán a las inmediatas órdenes del Vice
Almirante Vizconde de Tamandaré, comandante en jefe de
la escuadra de S.M. el Emperador del Brasil. Las fuerzas
terrestres de S.M. el Emperador del Brasil formarán un
ejército a las órdenes de su general en jefe, el
brigadier don Manuel Luis Osorio. A pesar de que las altas
partes contratantes están conformes en no cambiar el
teatro de las
operaciones
de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos soberanos de las
tres naciones, ellas convienen desde ahora en observar el
principio de la reciprocidad respecto al mando en jefe, para el
caso de que esas operaciones tuviesen que pasar al territorio
oriental o brasileño.
Art. 4. El orden interior y la economía de las
tropas quedan a cargo exclusivamente de sus jefes respectivos.
El sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas,
vestuarios, equipo y medios de transporte
de las tropas aliadas serán por cuenta de los
respectivos Estados.
Art. 5. Las altas partes contratantes se
facilitarán mutuamente los auxilios que tengan y los que
necesiten, en la forma que se acuerde.
Art. 6. Los aliados se obligan solemnemente a no
deponer las armas sino de común acuerdo, y mientras no
hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así
como a no tratar separadamente, ni firmar ningún tratado
de paz, tregua, armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda
la guerra, sino por perfecta conformidad de todos.
Art. 7. No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo
sino contra su gobierno, los aliados podrán admitir en
una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa
nación que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho
gobierno, y les proporcionarán los elementos que
necesiten, en la forma y condiciones que se
convenga.
Art. 8. Los Aliados se obligan a respetar la
independencia, soberanía e integridad territorial de la
República del Paraguay. En consecuencia el pueblo
paraguayo podrá elegir el gobierno y las instituciones
que le convengan, no incorporándose ni pidiendo el
protectorado de ninguno de los aliados, como resultado de la
guerra.
Art. 9. La independencia, soberanía e
integridad territorial de la República, serán
garantizadas colectivamente, de conformidad con el
artículo precedente, por las altas partes contratantes,
por el término de cinco años.
Art. 10. Queda convenido entre las altas partes
contratantes que las exenciones, privilegios o concesiones que
obtengan del gobierno del Paraguay serán comunes a todas
ellas, gratuitamente si fuesen gratuitas, y con la misma
compensación si fuesen condicionales.
Art. 11. Derrocado que sea el gobierno del Paraguay,
los aliados procederán a hacer los arreglos necesarios
con las autoridades constituidas, para asegurar la libre
navegación de los ríos Paraná y Paraguay,
de manera que los reglamentos o leyes de
aquella República no obsten, impidan o graven el
tránsito y navegación directa de los buques
mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a
sus respectivos territorios o dominios que no pertenezcan al
Paraguay, y tomarán las garantías convenientes
para la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que
esos reglamentos de política fluvial, bien sean para los
dichos dos ríos o también para el Uruguay, se
dictarán de común acuerdo entre los aliados y
cualesquiera otros estados ribereños que, dentro del
término que se convenga por los aliados, acepten la
invitación que se les haga.
Art. 12. Los aliados se reservan concertar las medidas
más convenientes a fin de garantizar la paz con la
República del Paraguay después del derrocamiento
del actual gobierno.
Art. 13. Los aliados nombrarán oportunamente
los plenipotenciarios que han de celebrar los arreglos,
convenciones o tratados a que hubiese lugar, con el gobierno
que se establezca en el Paraguay.
Art. 14. Los aliados exigirán de aquel gobierno
el pago de los gastos de la
guerra que se han visto obligados a aceptar, así como la
reparación e indemnización de los daños y
perjuicios causados a sus propiedades públicas y
particulares y a las personas de sus ciudadanos, sin expresa
declaración de guerra, y por los daños y
perjuicios causados subsiguientemente en violación de
los principios que
gobiernan las leyes de la guerra. La República .Oriental
del Uruguay exigirá también una
indemnización proporcionada a los daños y
perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la
guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad
amenazada por aquel gobierno.
Art. 15. En una convención especial se
determinará el modo y forma para la liquidación y
pago de la deuda procedente de las causas
antedichas.
Art. l6. A fin de evitar discusiones y guerras que las
cuestiones de límites envuelven, queda establecido que
los aliados exigirán del gobierno del Paraguay que
celebre tratados definitivos de límites con los
respectivos gobiernos bajo las siguientes bases: La
República Argentina quedará dividida de la
República del Paraguay, por los ríos
Paraná y Paraguay, hasta encontrar los límites
del Imperio del Brasil, siendo éstos, en la ribera
derecha del Río Paraguay, la Bahía Negra. El
Imperio del Brasil quedará dividido de la
República del Paraguay, en la parte del Paraná,
por el primer río después del Salto de las Siete
Caídas que, según el reciente mapa de Mouchez, es
el Igurey, y desde la boca del Igurey y su curso superior hasta
llegar a su nacimiento. En la parte de la ribera izquierda del
Paraguay, por el Río Apa, desde su embocadura hasta su
nacimiento. En el interior, desde la cumbre de la sierra de
Mbaracayú, las vertientes del Este perteneciendo al
Brasil y las del Oeste al Paraguay, y tirando líneas,
tan rectas como se pueda, de dicha sierra al nacimiento del Apa
y del Igurey.
Art. 17. Los aliados se garantizan
recíprocamente el fiel cumplimiento de los acuerdos,
arreglos y tratados que hayan de celebrarse con el gobierno que
se establecerá en el Paraguay, en virtud de lo convenido
en este tratado de alianza, el que permanecerá siempre
en plena fuerza y vigor, al efecto de que estas estipulaciones
serán respetadas por la República del Paraguay. A
fin de obtener este resultado, ellas convienen en que, en caso
de que una de las altas partes contratantes no pudiese obtener
del gobierno del Paraguay el cumplimiento de lo acordado, o de
que este gobierno intentase anular las estipulaciones ajustadas
con los aliados, las otras emplearán activamente sus
esfuerzos para que sean respetadas. Si esos esfuerzos fuesen
inútiles, los aliados concurrirán con todos sus
medios, a fin de hacer efectiva la ejecución de lo
estipulado.
Art. 18. Este tratado quedará secreto hasta que
el objeto principal de la alianza se haya obtenido.
Art. 19. Las estipulaciones de este tratado que no
requieran autorización legislativa para su
ratificación, empezarán a tener efecto tan pronto
como sean aprobadas por los gobiernos respectivos, y las otras
desde el cambio de
las ratificaciones, que tendrá lugar dentro del
término de cuarenta días desde la fecha de dicho
tratado, o antes si fuese posible.
En testimonio de lo cual los abajo firmados,
plenipotenciarios de S.E. el Presidente de la República
Argentina, de S.M. el Emperador del Brasil y de S.E. el
Gobernador Provisorio de la República Oriental, en
virtud de nuestros plenos poderes, firmamos este tratado y le
hacemos poner nuestros sellos en la Ciudad de Buenos Aires, el
1º de Mayo del año de Nuestro Señor de
1.865.
ORGANIZACION DE
LAS UNIDADES DE LOS PAISES BELIGERANTES
INFANTERÍA: la mayor unidad era el
batallón, que se componía de seis
compañías con un efectivo de 100 a 110 hombres
cada una.
CABALLERIA: constituida por regimientos
compuestos de cuatro escuadrones con un efectivo de 100 a 120
hombres cada uno.
ARTILLERIA: organizada en regimientos de cuatro
a seis escuadrones o baterías, y cada uno de
éstos contaban con 90 a 100 hombres. También
disponía de batallones de artillería
pesada.
ARMAMENTOS: la Infantería contaba con
fusil de chispa, la Caballería, dotada de algunos
regimientos con carabina lisa de chispa y otros tan solos de
sable o lanza. La Artillería, era de sistema de
avancarga con cañones de ánima lisa y el calibre
variaba entre seis a quince centímetros. Los proyectiles
eran balas esféricas y tarros de metralla. La Ingeniería contaba con dos
compañías de bogavantes con la misión de
construir y conducir canoas.
INFANTERIA: los batallones argentinos y
uruguayos se componían de seis compañías y
los brasileros de ocho. Las compañías
tenían una dotación de 100 a 120
hombres.
CABALLERIA: los regimientos argentino contaban
con cuatro escuadrones, los uruguayos con dos y con seis los
brasileños. Cada escuadrón estaba compuesto de
100 a 120 hombres.
ARTILLERIA: los regimientos argentinos y
uruguayos tenían cuatro y dos escuadrones
respectivamente y los brasileños tenían cuatro a
seis. Éstos, se componían de 90 a 110 hombres.
Argentina y Brasil también tenían batallones de
artillería pesada.
ARMAMENTOS: Infantería:
Casi la totalidad de las unidades brasileñas contaban
con fusiles rayados y también gran parte del
ejército argentino y uruguayo.
Caballería: Todos los regimientos se
hallaban armados de carabina rayada, con lanza y sable.
Artillería: Casi todas sus piezas eran de
ánima rayada y el calibre entre seis a quince
centímetros.
PARAGUAY: tenía una estructura
naval de 15 vapores armados. Eran barcos mercantes artillados y
solo el "Tacuarí", podría ser considerado como
barco de guerra.
ALIADOS: Argentina: tenía una escuadra
con un centenar de barcos armados y transportes. Brasil:
tenía una flota compuesta de 17 acorazados con 103
cañones, 5 monitores y
una escuadra de madera
compuesta de casi un centenar de barcos de distintos tonelajes.
Uruguay: no contaba con fuerzas navales.
Las Tres
Campañas Expedicionarias
Como plan estratégico, el entonces
todavía General Francisco Solano López delinea
tres campañas para cumplir con los objetivos
fijados:
Campaña de Mato Grosso: destinada a
asestar un golpe paralizador al Brasil, como medida de
previsión, cubriendo de esa manera nuestras espaldas
para luego enfocar las fuerzas en dirección
Sur.
Campaña de Uruguayana: destinada a
cruzar por el Sur la franja colindante con el territorio
argentino, con una tropa poderosa, para luego llegar al
Río Uruguay, en la Región de San Borja
(Río Grande do Sul) y atacar a las fuerzas
brasileñas invasoras del país
oriental.
Campaña de Corrientes: dirigida a la
ocupación de esta provincia argentina de manera a
desplegar luego las tropas hacia Entre Ríos, para luego
tomar contacto con el operativo montado en el Estado de
Río Grande.
El 23 de diciembre de 1864, López, pasó
revista a
las tropas que al día siguiente iban a salir rumbo a
Mato Grosso, con el fin de capturar las principales posiciones
de dicho Estado. Se encargarían de dicha misión
los Batallones 6º, 7º,10º y 30º, bajo el
mando del entonces Coronel Vicente Barrios, y
componiéndose de unos 3000 hombres.
Al día siguiente, el 24, partieron los
expedicionarios a bordo de las siguientes embarcaciones:
"Tacuarí", "Ygurey", "Paraguari",
"Marqués de Olinda" (buque brasileño
capturado) e "Ypora". Seguidos además del
"Humaitá" y el "Coimbra" que eran
artillados. Toda la escuadrilla fue reforzada por el
"Jejuí" y el "Río Apa" que se
encontraban en comisión al Norte.
El 26 del mismo mes, partía de Villa
Concepción (actual Ciudad de Concepción), un
contingente de alrededor de 3500 hombres, mayormente
pertenecientes a la caballería, bajo el mando del
Coronel Francisco Isidoro Resquín, con la misión
de ocupar los territorios comprendidos entre los ríos
Apa y Blanco. En este grupo iba el
entonces sargento Bernardino Caballero, quien después
llegaría a ser uno de los generales más
brillantes del ejército de López.
Esta columna marchaba por tierra y estaba destinada a
apoyar a la expedición naval al mando de Barrios, cuya
escuadrilla bajo su mando, desembarcaba esa misma noche. Los
cañoneros tomaron posición para bombardear la
fortaleza enemiga y los cuerpos de infantería se
aprestaban para el ataque.
El plan ideado por López era una excelente
estrategia,
pues aparte de reforzar y apoyar a las tropas dirigidas por
Barrios, la columna bajo el mando de Resquín,
también estaba destinada a frustrar posibles desbordes y
tentativas de tropas enemigas.
Así pues, el 27 de diciembre, terminados los
preparativos para el bombardeo y ataque al fuerte de Coimbra,
Barrios envía un ultimátum al comandante de
distrito, Teniente Coronel Hermenegildo de Albuquerque
Porto-Carreiro, intimándolo a que se rinda en el plazo
de una hora, caso contrario tomaría el fuerte por la
fuerza.
La contestación al ultimátum no
satisfizo a Barrios, y quince minutos después
abrió fuego sobre la fortaleza enemiga hasta la noche.
La misma, se encontraba defendida por 400 hombres, 11 piezas
montadas en batería, más otros 20 que se hallaban
almacenadas. La guarnición se hallaba formada por
guardias nacionales, indios y presos. La defensa de la
fortaleza era apoyada por la cañonera
"Anhambaí" (2 cañones, 34 hombres), bajo
el mando del Teniente 1º Balduino de Aguiar.
El día 28, prosiguiendo el bombardeo, el
Sargento Mayor Antonio Luis González, al frente del
6º Batallón, avanza sobre la posición
enemiga con una tropa de reconocimiento. En esta acción, las bajas paraguayas llegaron a
200, debido a que no se contaba con los elementos para penetrar
el fuerte. Esto, sirvió al Coronel Barrios para preparar
una nueva estrategia de ataque para el día 29. Sin
embargo, la noche antes, Porto-Carreiro reúne un consejo
que decide abandonar el fuerte, trasladándose los
enemigos para Corumbá.
El 29 entonces, los paraguayos tomaron Coimbra y una
vez establecidas las nuevas posiciones, el Coronel Barrios
avanzó sobre las guarniciones de Albuquerque y
Corumbá. Por disposición del comandante, los
vapores brasileños en huída fueron perseguidos
por el "Ypora" y el "Río Apa", bajo del
mando del Teniente Andrés Herrero, consiguiendo esta
expedición dar alcance a la flota enemiga y batir a unos
vapores, hundiendo y apresando otros.
Ese mismo día el Capitán Martín
Urbieta, al frente de 220 paraguayos desprendidos de la columna
al mando del Coronel Resquín, ataca la guarnición
brasileña asentada en la colonia El Dorado, en la
frontera de Mato Grosso. El destacamento fue derrotado tras un
breve combate en que resultó muerto, el Teniente Antonio
Juan Ribeiro, comandante de la guarnición.
El 31 del mismo mes y año, las fuerzas
victoriosas de Coimbra, arriban a Albuquerque en
persecución de las tropas del Teniente Porto-Carreiro.
Al encontrar las plazas desiertas, Barrios tomó
posesión de todas ellas.
El 1 de Enero de 1865, las tropas brasileñas,
al mando del Coronel Augusto de Oliveira guarnecían
Corumbá y al ser informadas del avance de las tropas del
Coronel Barrios, abandonan dicho puerto a bordo de la
cañonera "Jacobina".
El día 2, las tropas de barrios ocupan la plaza
de Corumbá y él, despacha al "Río
Apa" e "Yporá", en persecución de los
fugitivos de dicho puerto. Ese mismo día, las fuerzas
comandadas por el Coronel Resquín, ocupan la
población brasileña de Nioac, en Mato Grosso, sin
encontrar resistencia alguna.
El 6 de enero, es apresada la cañonera
"Anhambahí" que posteriormente pasa a engrosar la
fuerza naval paraguaya con el nombre traducido de
"Amambai". Horas antes, los mismos barcos paraguayos
capturan el barco "Jacobina", que en ese momento
transportaba gran cantidad de municiones y
víveres.
El 10 de ese mismo mes, muere en El Dorado, el
Teniente Andrés Herrero, quien se había quedado
en ese lugar mientras transportaban a los buques paraguayos las
municiones encontradas en dicho fuerte.
Se solicita a la Argentina paso por su
territorio
El 6 de febrero, el señor Luis Caminos,
mensajero especial de la Cancillería paraguaya, entrega
al Ministro Elizalde, nota del gobierno de López,
solicitando paso de sus tropas por el territorio de
Corrientes.
En virtud de los acontecimientos internacionales que
estaban en progreso, el Presidente de la República,
General Francisco Solano López, dicta un decreto
convocando al Soberano Congreso a fin de que este cuerpo se
abocase al estudio de la situación reinante en la
región. En efecto, este Congreso inicia sus
deliberaciones en fecha 15 de marzo del año
1865.
El 18 de marzo, culminan las deliberaciones del
Congreso convocado por López, aprobándose los
actos del Poder
Ejecutivo contra el Imperio del Brasil; declara la guerra
al gobierno argentino; autoriza la emisión de papel
moneda en la cantidad que se estime necesaria para solventar
los gastos de guerra; autoriza la contratación de un
empréstito europeo por valor de
cinco millones de libras esterlinas y confiere al General
López, el grado de Mariscal de Campo y le faculta a
promover a seis brigadieres y tres generales de
división.
Esta campaña fue lanzada con posterioridad a la
de Mato Grosso, pero la
organización del ejército que se
encargaría de llevar a cabo la misión fue
organizada muchos meses antes que dicha
campaña.
En los comienzos de abril de 1864, el Gral.
López encargó esa misión al Sargento Mayor
Pedro Duarte. Así, a mediados de ese mismo mes, este
jefe partió rumbo al sur, con el mandato de organizar en
la Villa Encarnación (hoy Ciudad de Encarnación),
un ejército que se componga de 10.000 hombres y
adiestrarlo en el manejo de las tres armas.
A su llegada al destino señalado, Duarte
ordenó a las autoridades de la zona a que se presenten
todos los ciudadanos hábiles para prestar el servicio
militar. Respondieron a este llamado los pueblos de
Encarnación, San Cosme, Bobí, San Pedro y Carmen
del Paraná, Jesús y Trinidad.
El 27 de abril de 1865, el Teniente Coronel Antonio de
la Cruz Estigarribia se hace cargo del ejército
destinado a cumplir la misión de Uruguayana, pasando el
Sargento Mayor Pedro Duarte a ocupar el puesto de segundo
comandante.
Una semana después de ocurrido el cambio de
comandante, aquellos 10.000 hombres iniciaron marcha hacia el
río Uruguay, llevando consigo cinco piezas de
artillería de calibre 3 y 5, veinte canoas y treinta
carretas con víveres y provisiones diversas. Llegaron
unos días después, sosteniendo algunas batallas
con tropas enemigas a cuyo frente se encontraban los Coroneles
argentinos Paiva y Reguera, siendo estos últimos
derrotados por el ejército paraguayo. Contrariando la
orden del Mariscal de cruzar el río por el paso llamado
Los Garruchos, el Teniente Coronel Estigarribia realizó
el cruce por el paso hormigueros.
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