- Educación primitiva
peruana - La Sociedad Incaica y la
educación - La educación en la
colonia - Educación
en la época de la República - Anexos
- Conclusiones
- Bibliografía
Por medio de la elaboración de este
trabajo
queremos llegar a conocer un poco más acerca de la
historia y origen
de la educación en nuestro País, el mismo
que nos permita dilucidar entre sus diferentes espacios de
tiempo a fin
de extraer conclusiones que nos conlleve a rescatar lo valioso de
ella a si como de corregir aspectos que atenten contra el hecho
educativo.
La educación está tan difundida que
no falta en ninguna sociedad ni en
ningún momento de la historia. En toda sociedad por
primitiva que sea, encontramos que el hombre se
educa.
Los pueblos primitivos carecían de
maestros, de escuelas y de doctrinas pedagógicas, sin
embargo, educaban al hombre,
envolviéndolo y presionándolo con la total de las
acciones y
reacciones de su rudimentaria vida social. En ellos, aunque nadie
tuviera idea del esfuerzo educativo que, espontáneamente,
la sociedad realizaba en cada momento, la educación
existía como hecho. En cualquiera de las sociedades
civilizadas contemporáneas encontramos educadores,
instituciones
educativas y teorías
pedagógicas; es decir, hallamos una acción
planeada, consciente, sistemática. La importancia
fundamental que la historia de la educación tiene para
cualquier educador es que permite el
conocimiento del pasado educativo de la humanidad.
El hecho educativo no lo presenta la historia
como un hecho aislado, se estudia vinculándolo con las
diversas orientaciones filosóficas, religiosas, sociales y
políticas que sobre el han influido. Al
verlo así, como un conjunto de circunstancias que lo han
engendrado, permite apreciar en que medida la educación ha
sido un factor en la historia y en que medida una cultura es
fuerza
determinante de una educación.
A lo largo de la investigación, analizaremos cuales fueron
los hechos más relevantes que ocurrieron en nuestro
pasado, y que de una manera u otra dieron origen a la
educación y por ende a la pedagogía. De la misma manera conoceremos
como a lo largo del tiempo ha ido evolucionando de acuerdos a las
diferentes épocas o etapas de nuestra historia nacional
hasta llegar a la actualidad. Veremos sus características
peculiares en cada contexto histórico en concordancia con
el tipo de sociedad y gobierno.
El presente trabajo consta de de cuatro
capítulos, estructurados como sigue:
Capítulo I: La Educación Primitiva
Peruana, donde se realiza un recuento del tipo de sociedad y sus
relación con la educación de nuestro pueblo en sus
albores.
Capítulo II: La sociedad Incaica, su
estructura o
social, características, instituciones educativas y el
tipo de magisterio de la época.
Capítulo III: Educación en la
Época Colonial, principales actividades de la colonia,
estructura de la sociedad en la colonia y características
de la educación en el contexto colonial.
Capítulo IV: La Educación en la
Época Republicana, etapas de la educación
republicana, características de la educación en
dicho contexto y en la actualidad.
Esperamos que el discernimiento de los documentos que
sirvieron para nuestra investigación colme las
expectativas de los lectores además de contribuir con los
objetivos y
metas planteadas por el docente el mismo que repercuta en
incrementar o mejorar sistema
educativo en el que estamos inmersos, sólo así
podremos decir tarea cumplida.
EL AUTOR
I. EDUCACION
PRIMITIVA PERUANA
1.1. La Educación De Los Pueblos
Primitivos
Es una educación natural, espontánea,
inconsciente, adquirida por la convivencia de padres e hijos,
adultos y menores. Se trata de una educación por
imitación, así aprende las costumbres de la
tribu, cantos y danzas, lenguaje
que constituye su mayor instrumento educativo.
Pueblos Cazadores: procedimientos para educación muy laxa,
indisciplina, guerra,
aunque no poseían riquezas o propiedades que puedan
incitar al ataque y robo de otros pueblos, en ellos se
cultivaban ciertas cualidades personales, particularmente la
destreza física y la
resistencia o endurecimiento con respecto al
dolor y al clima.
Pueblos Agricultores Y Ganaderos De La
Época Posterior: las faenas agrícolas y
ganaderas requieren orden, aprender fenómenos
meteorológicos; la madre ocupa un lugar más
importante en la
familia. La guerra impone en la educación de los
hijos una disciplina
más rigurosa y una preparación para el uso de
armas. El
arte se hace
más esquemático. Aparte de esta
educación espontánea, hay en los pueblos
primitivos una forma intencional de educación que es
la iniciación de los efebos, mediante ella reciben los
jóvenes un entrenamiento
muy riguroso. Los niños son tomados de la familia y de
la aldea, reunidos por grupos y
sometidos durante unas semanas en lugares solitarios, en
ejercicios y pruebas
para la disciplina del alma,
alejamiento de los malos demonios y adquisición del
carácter masculino. Son danzas,
ascetismo y mortificaciones que provocan estados
anímicos y éxtasis pasajeros, pero
también se practican ejercicios como partidos de caza,
ejercicios de armas, etc. la dirección de todo esto puede confiarse
a un jefe, sacerdote o anciano.
La educación existe desde que hay hombres
sobre el Perú y por ende en la Tierra.
La mayor parte de la vida humana ha transcurrido en la etapa
primitiva o prehistórica.
Se pueden distinguir dos etapas en el desarrollo
de esa vida: la del hombre cazador (paleolítico) y la
del hombre agricultor (neolítico).
El cazador es nómada, se convierte poco a
poco en agricultor y ganadero, adquiriendo estabilidad y
formando clanes y tribus.
Correspondiendo a estas formas de vida se
desarrollan estructura social diferente. En la época
del hombre cazador, el varón ocupaba el lugar
más importante, y la mujer
aparece en uno secundario. En la edad del agricultor la
mujer
aparece en un lugar preeminente por estar a cargo,
además de las faenas domésticas, las laborales
agrícolas.
La base de la vida de estos grupos
sociales era la familia, agrupadas en forma de clanes o
tribus con un ser animado del cual se suponen descendientes.
Estos grupos poseen cultura, armas y utensilios
manufacturados por ellos.
1.2. Caracteres De La Educación
Espontánea Primitiva
Se aprende por imitación, rasgo eminentemente
social de la educación primitiva, se limita al
presente inmediato con un fondo mágico, hasta la
consagración u ordenamiento de la juventud
tiene carácter ritual.
Esta demostrada la existencia de un comunismo
de tribu como origen de los pueblos conocidos en el mundo.
Los primeros seres humanos que habitaron en el antiguo
Perú, sin duda alguna, fueron las hordas de los clanes
errantes los que conformaron los ayllus y éstos las
tribus sedentarias o comunidades primitivas. En esta
agrupación primitiva tuvo mayor presencia los ayllus,
que también fueron errantes y luego sedentarios; de
este modo, integraron la comunidad
primitiva del Perú. Asentada sobre la propiedad
común de la tierra, y
unida por vínculos de sangre, eran
sus miembros individuos libres, con derechos
iguales, que ajustaban su vida a las resoluciones de un
consejo, formado democráticamente por todos los
adultos hombres y mujeres de la tribu.
Más adelante, los adultos explicaban a los
niños, cuando las ocasiones lo exigían,
cómo debían de conducirse en determinadas
circunstancias. En el
lenguaje grato a los educadores de hoy, diríamos
que en las comunidades primitivas la enseñanza era para la vida por medio de
la vida: para aprender a manejar el arco, el niño
cazaba; para aprender a guiar una piragua,
navegaba.
Si los padres dejaban a los niños en completa
libertad,
¿cómo todos los adultos resultaban
después idénticos?, ¿en virtud de
qué la anarquía de la infancia,
se transformaba en la disciplina de la madurez? Todo eso se
producía por la concepción del mundo, pues el
primitivo supuso, que la Naturaleza
estaba organizada en igual forma: su religión fue por eso una
religión sin dioses. Los primitivos creían, en
efecto, en fuerzas difusas que impregnaban a todo lo
existente, de la misma manera como las influencias sociales
impregnaban a todos los miembros de la tribu. Bastaba tal
modo de pensar y actuar de los adultos para que los
niños se auto disciplinarán.
De esta concepción (la única posible
en una sociedad rudimentaria en que todos los miembros
ocupaban un sitio igual en la producción) deriva lógicamente
el ideal pedagógico al cual los niños
debían de ajustarse. El «deber ser», en el
cual estaba la raíz del hecho educativo, les era
sugerido por su medio social desde el momento mismo de nacer.
Con el idioma que aprendían a hablar recibían
una cierta manera de asociar o de idear; con las cosas que
veían y las voces que escuchaban, se impregnan de
ideas y sentimientos elaborados por generaciones anteriores;
se sumergían de manera irresistible en un orden social
que los influenciaba y moldeaba. Nada veía, nada
sentían sino a través de maneras consagradas en
su grupo. Su
conciencia
era un fragmento de la conciencia social, y se
desenvolvía dentro de ella. De modo tal que antes que
el niño bajara de las espaldas de la madre
había recibido, de manera confusa todavía, pero
con relieves ponderables, el ideal pedagógico que su
grupo consideraba fundamental para la propia existencia.
¿En qué consistía ese ideal?; en
adquirir, hasta hacerlo imperativo como una tendencia
orgánica, el sentimiento profundo de que no
había nada, absolutamente nada, superior a los
Intereses y las necesidades de la tribu.
En la comunidad primitiva, los fines de la
educación derivan de la estructura homogénea
del ambiente
social, se identifican con los intereses comunes al grupo y
se realizan igualitariamente en todos sus miembros de manera
espontánea e integral: «espontánea»
en cuanto no existe ninguna institución destinada a
inculcarlos; «integral», en cuanto cada miembro
incorpora más o menos bien todo lo que en dicha
comunidad es posible recibir y elaborar.
(1)
Este concepto de
la educación como una función espontánea de la
sociedad, mediante la cual la prole se asemeja a los adultos,
dejó de serlo cuando la comunidad primitiva se fue
transformando lentamente en sociedad dividida en clases, por
la distribución de los productos,
la
administración de Injusticia, la dirección
de la guerra, la inspección del régimen de
riego, etc. En consecuencia, la educación no estaba
confiada en nadie en especial, sino a la vigilancia difusa
del ambiente, orientada a un fin práctico, útil
para la vida.
2.1. La educación en los ayllus del
Perú.
Esta demostrada la existencia de un comunismo de
tribu como origen de los pueblos conocidos en el mundo. Los
primeros seres humanos que habitaron en el antiguo
Perú, sin duda alguna, fueron las hornas de los clanes
errantes los que conformaron los ayllus y éstos las
tribus sedentarias o comunidades primitivas. En esta
agrupación primitiva tuvo mayor presencia los ayllus,
que también fueron errantes y luego sedentarios; de
este modo, integraron la comunidad primitiva del Perú.
Asentada sobre la propiedad común de la tierra, y
unida por vínculos de sangre, eran sus miembros
individuos libres, con derechos iguales, que ajustaban su
vida a las resoluciones de un consejo, formado
democráticamente por todos los adultos hombres y
mujeres de la tribu.
Más adelante, los adultos explicaban a los
niños, cuando las ocasiones lo exigían,
cómo debían de conducirse en determinadas
circunstancias.
En el lenguaje grato a los educadores de hoy,
diríamos que en las comunidades primitivas la
enseñanza era para la vida por medio de la vida: para
aprender a manejar el arco, el niño cazaba; para
aprender a guiar una piragua, navegaba. Si los padres dejaban
a los niños en completa libertad, ¿cómo
todos los adultos resultaban después
idénticos?, ¿en virtud de qué la
anarquía de la infancia, se transformaba en la
disciplina de la madurez?. Todo eso se producía por la
concepción del mundo, pues el primitivo supuso, que la
Naturaleza estaba organizada en igual forma: su
religión fue por eso una religión sin dioses.
Los primitivos creían, en efecto, en fuerzas difusas
que impregnaban a todo lo existente, de la misma manera como
las influencias sociales impregnaban a todos los miembros de
la tribu. Bastaba tal modo de pensar y actuar de los adultos
para que los niños se autodisciplinaran.
De esta concepción (la única posible
en una sociedad rudimentaria en que todos los miembros
ocupaban un sitio igual en la producción) deriva
lógicamente el ideal pedagógico al cual los
niños debían de ajustarse. El «deber
ser», en el cual estaba la raíz del hecho
educativo, les era sugerido por su medio social desde el
momento mismo de nacer. Con el idioma que aprendían a
hablar recibían una cierta manera de asociar o de
idear; con las cosas que veían y las voces que
escuchaban, se impregnan de ideas y sentimientos elaborados
por generaciones anteriores; se sumergían de manera
irresistible en un orden social que los influenciaba y
moldeaba. Nada veían, nada sentían sino a
través de maneras consagradas en su grupo. Su
conciencia era un fragmento de la conciencia social, y se
desenvolvía dentro de ella.
De modo tal que antes que el niño bajara de
las espaldas de la madre había recibido, de manera
confusa todavía, pero con relieves ponderables, el
ideal pedagógico que su grupo consideraba fundamental
para la propia existencia. ¿En qué
consistía ese ideal?; en adquirir, hasta hacerlo
imperativo como una tendencia orgánica, el sentimiento
profundo de que no había nada, absolutamente nada,
superior a los Intereses y las necesidades de la
tribu.
En la comunidad primitiva, los fines de la
educación derivan de la estructura homogénea
del ambiente social, se identifican con los intereses comunes
al grupo y se realizan igualitariamente en todos sus miembros
de manera espontánea e integral:
«espontánea» en cuanto no existe ninguna
institución destinada a inculcarlos;
«integral», en cuanto cada miembro incorpora
más o menos bien todo lo que en dicha comunidad es
posible recibir y elaborar.
Este concepto de la educación como una
función espontánea de la sociedad, mediante la
cual la prole se asemeja a los adultos, dejó de serlo
cuando la comunidad primitiva se fue transformando lentamente
en sociedad dividida en clases, por la distribución de
los productos, la administración de Injusticia, la
dirección de la guerra, la inspección del
régimen de riego, etc. En consecuencia, la
educación no estaba confiada en nadie en especial,
sino a la vigilancia difusa del ambiente, orientada a un fin
práctico, útil para la vida.
2.2. La filosofía
incásica.
El hombre era un punto del universo, el
ser más evolucionado de los microorganismos de la
materia
por acciones cósmicas ignotas. Esta forma de
aparición del hombre fue concebida por los Incas, al
pensar que el hombre procede de la Naturaleza, concretamente
de la Pachamama.
El cosmos es el mundo, el universo,
el conjunto de todas las cosas que existen en él, los
seres orgánicos e inorgánicos, las fuerzas de
gravitación universal, y todos los entes del espacio
infinito. Pero, en sentido restringido, el planeta Tierra es
el cosmos del hombre por ser su escenario inmediato.
Según la filosofía Incásica, el planeta
Tierra era el mundo del hombre, de él viene y a
él vuelve; que contiene el pasado, el presente y el
futuro del hombre, y su relación era la total
armonía. En cambio,
los españoles eran idealistas, que concebían su
vida en lucha constante con la Naturaleza, con todos los
hombres del mundo para supervivir con más bienes
materiales.
En el seno del Tahuantinsuyo, los pueblos agrupados
en ayllus fueron iguales en su trato, hubo pueblos de
distintos colores de
piel, que
iban desde el blanco hasta el cobrizo más intenso;
este carácter multirracial del incario lo constataron
los propios cronistas españoles, que se encontraron
con que aquí también habían pueblos con
la piel más blanca que los españoles, pero
aquí también habían pueblos con la piel
más obscura, sin embargo, los incarios no tuvieron el
criterio del racismo,
porque pensaban en la raza única de la especie humana.
La historia prueba que el racismo nació en el
Occidente, como una expresión de la mentira, la
expoliación y el sojuzgamiento al que sometieron a
otros pueblos.
Otras características peculiares de la
nación Incaria fueron, sus inventos,
la cultura como la civilización al servicio
de todos; mientras los imperios occidentales nunca fueron
portadores del progreso ni de la cultura, sino de la
opresión, la violencia
y la sujeción; porque carecieron del sentido
comunitarista.
Para los Incas, la medida del valor de
las personas estaba dada por su aporte en beneficio de la
comunidad. En esta forma de encarar la existencia, el valor
social recaía sobre quienes mostraban adhesión
con su ayllu y su nación, y no sobre quienes
hacían ostentación personal de
sus riquezas; todos habían sido formados en este
criterio, que constituía su psicología de
base; a nadie se le habría ocurrido en el
Tahuantinsuyo acumular riquezas, pues no se conoció la
propiedad privada. Para el occidental, el lucro y el amor a
sí propio fue su psicología de base.
En los pueblos del Tahuantinsuyo hubo un elevado
enfoque de la propia existencia; pues, no vieron, por
ejemplo, en los metales
preciosos un medio de acumulación de riquezas, sino
como simples objetos que permitían expresar la
belleza. Para los Incas el oro y la
plata eran obsequios de Pachamama, el trabajo
en ella era vivir alegremente, como gobernar era hacer que
todos trabajen con alegría.
En cambio, el occidental aportó al mundo la
desocupación, la explotación, el
engaño, la miseria, la ociosidad, etc.
A nuestro juicio, la economía debe estar al servicio de la
sociedad, la
organización económica un derivado de la
organización social. En el
Tahuantinsuyo, los ayllus no sólo eran unidades
sociales de base, sino también centros de
producción económica. En el Occidente
ocurrieron las cosas de otra manera: allí para que
pudiera desenvolverse la economía esclavista
debió la sociedad condenar a la mayoría de su
población a la esclavitud y
a su vez encumbrar a los esclavistas; cuando a la
economía esclavista le sucedió la feudal,
hicieron su aparición los señores feudales y
los siervos de la tierra; y cuando, finalmente, al feudalismo
le siguió la economía capitalista, en la
sociedad se encumbraron a los burgueses en la cúspide,
mientras los proletarios caían en los abismos de la
sociedad. En todos esos casos, la sociedad jugó un
papel subsidiario de explotación.
Además, las leyes
naturales son las que regulan la dinámica de todas las cosas en su
conjunto, donde el hombre se halla inmerso en estrecha
interacción. Nadie podría
desdeñar esta verdad incontrovertible, fuente de todas
las ciencias.
En este entender, las necesidades humanas son
científicas, y todo esfuerzo humano debería
orientarse hacia su satisfacción, sin discriminación; puesto que las leyes
naturales no son discriminatorias. Por eso, creemos que las
concepciones filosóficas de los Incas fueron
científicas. Mientras que al finalizar el siglo XX, la
sociedad peruana vive con prejuicios filosóficos;
parte de éstos constituyen los contenidos educativos
que se les trasmite en todos los niveles y modalidades de la
Educación Peruana.
2.3. La cultura científica.
Algo evidente; todo conocimiento
científico parte de la experiencia directa,
así como la filosofía de las leyes naturales.
La concepción incásica de la vida y el mundo
tuvo como punto de partida una Visión integrada y
unitaria del universo. En cambio, los occidentales tuvieron
una perspectiva homocéntrica.
Para los incásicos, Pachamama unía el
espacio con el tiempo, que el pasado genera el presente, como
éste el futuro; que Pachamama contiene el germen de
los seres que viven sobre ella y nadie puede ser Propietario
de ella, que el hombre es de ella. En tanto, los occidentales
se hacían por sí y ante sí dueños
de tierras.
En base de estas premisas, en el Tahuantinsuyo se
gobernaba para el bien general, con el principio
extraordinario: gobernar es hacer que todos trabajen con
alegría en beneficio de la comunidad; no
existió el Pensamiento de acumular riquezas en desmedro
de su ayllu. En cambio, los occidentales eran
narcisistas.
En el Tahuantinsuyo hubieron pueblos de distintos
colores de piel, que iban desde el blanco hasta el cobrizo,
sin embargo no hubo racismo, la relación hombre –
mujer no era tan desigual en la vida preamericana. La
relegación de la mujer y el racismo fueron
introducidos por los occidentales, como también los
desajustes sociales que se dieron, debido a la atrevida
sustitución de las leyes naturales por las leyes
sociales. Esto se hizo clarividente en España
de la vieja Europa,
donde el hombre ignoró que vive gracias a la
conjunción de los cuatro elementos constitutivos de la
vida: nitrógeno, hidrógeno, oxígeno y carbono.
La cultura Inkaria no fue un imperio, sino una
expansión cultural, eminentemente socialista, como lo
prueban sus ayllus con su ayni, minca, kamachico; su idioma
quechua de elevado carácter social; sus
descubrimientos, inventos y creaciones también
tuvieron sentido social, sirvieron para elevar su status de
vida y proseguir la exploración de todo cuanto existe
en la Naturaleza, manteniendo la unidad física e
ideológica de sus habitantes; sin descuidar la
atención a sus niños, y la
jubilación del hombre del trabajo productivo. Entre
sus actividades científicas, son importantes los
calendarios, como una forma de atrapar los movimientos del
Sistema
Solar que influyen decisivamente en la vida echas; las
construcciones de los seres, sobre todo en las siembras y
cosechas; las construcciones de sus canales de
irrigación, como grandiosas obras de ingeniería; los extraordinarios
conocimientos de Botánica, Física, Química, etc.; como genistas
insuperables produjeron el maíz,
perfeccionaron el cultivo de la papa, cultivaron el algodón inclusive en colores; los
alcances en la medicina,
realizaron trepanaciones, momificaciones, etc.; sus dominios
en la estética, el arte, la cerámica fueron asombrosos; su conducta
social, moral,
solidaria y fraternal constituyeron el paradigma
de la más alta dignidad
humana. Dichos valores,
no obstante el vasallaje español y neoespañol por espacio
de 448 años, siguen siendo la gran reserva moral y
cultural del futuro.
En la sociedad Inkaria no se conoció la
«propiedad privada», porque su estilo de
vida fue comunitario; se practicó el principio:
todos para uno y uno para todos, por la naturaleza de sus
ayllus, instituidos a similitud de la gran dinámica
del cosmos. Estos y otros hechos reales no fueron para menos,
cobraron trascendencia mundial. En China
popular se «ensaya la comuna nutrida por la experiencia
del ayllu y el calpulli inkarios»; como en Rusia, el
Soviet. El pensamiento cósmico de los
Incarios
influyó sobre Carlos Darwin
para la elaboración de su teoría evolucionista de los seres
vivientes. Igualmente, influyó sobre Carlos Marx
para la creación de su método científico el marxismo.
A nivel mundial, lo único que enorgullece al
Perú es su cultura Inkaria, que aún detenta
minimizada, como reserva cultural del mundo
cuadridimensional; pero a ello habría que agregar la
frase «Lo único que vale en América es su cultura
Inkaica».(2)
Con hidalguía conviene declarar, que no
contamos con las fuentes
verídicas y absolutas de la maravillosa cultura
inkásica. Es cierto, que los quipus cobran su
testimonio, sin embargo, las tradiciones escritas no son sino
historias occidentalizadas, vale decir, que hay mucho por
conocer.
La cultura del Perú de hoy, a nuestro juicio,
adolece de autenticidad, de carácter científico
y de caldo humanístico; por ello requiere su
ponderación con el método
científico, para prodigar una verdadera
educación a los hijos del Perú profundo,
quienes en esta hora crucial se mueren de hambre por su
ignorancia en la transformación de sus recursos
naturales. La cultura que se trasmite a través de
la Educación Nacional de hoy, no es valiosa para la
vida y el trabajo, por eso no hay desocupados en el
país.
2.4. La educación
dialéctica.
La educación Inkaria fue inspirada en la
dialéctica natural del cosmos, el desarrollo de la
realidad circundante y las necesidades humanas.
Sus fines educativos fueron determinados por la
dinámica de todas las cosas en su conjunto, como por
el propósito de elevar el nivel de vida de la sociedad
comunitaria, sin mezquindades personales. La educación
en el Occidente tuvo un fin individualista, debido a su
concepción subjetivista del mundo. El amor a la
tierra fue uno de los fines concretos de la educación
Inkaria; porque era su madre y protectora de su vida con
equidad.
En los españoles había la mentalidad de lucha
antagónica por el interés del dominio de
clase, de
expansión y obtención de bienes materiales,
generando en sus relaciones sociales el esclavismo y
el feudalismo.
Para el Incásico el trabajo fue una virtud,
como decir la verdad, el no mentir ni robar; porque estaba
plasmado así a través de los fines concretos de
su educación. El español llevaba consigo una
lacra social debido a su concepción fatalista de la
vida, y apasionamiento por la propiedad privada.
El Perú histórico tuvo una
educación auténtica, eminentemente
hogareña y práctica, sin recetas extranjeras
que aplicar ni modelos
que copiar. Su sistema
educativo fue elaborado acorde al diario crepitar de sus
conocimientos, siendo su máxima expresión las
Yachayhuasi, las acllahuasi, los quipus, los ayllus y los
capullis; además los ritos, cantos y bailes que
practicaron con sentimientos fraternales y fines de solidaridad. Hoy, el Perú en su vida
republicana, con los prejuicios importados por los
españoles practica a lo largo y ancho de su
territorio, actos inmorales, pauperizantes y de
autodestrucción.
En base de las tradiciones y testimonios escritos
por los cronistas españoles y criollos, como por las
aseveraciones de historiadores y sociólogos
nacionales, se llega a la evidencia que la educación
Inkaria estuvo impartida en forma viva por el hogar y el
gobierno, orientada por una filosofía cósmica.
El hogar proporcionaba la educación elemental y
popular, con carácter naturalista, religioso,
mítico y clasista, en el siguiente contexto: idioma,
buenas costumbres, labores agrícolas, habilidades
manuales,
sumisión incondicional a las autoridades, y sus
ideales: apego a la tierra natal, amor familiar, sentido de
unidad, sentido de responsabilidad, formación del hombre
creador. Mientras la educación dirigida por el
gobierno estaba destinada a la nobleza, a la élite,
bajo la dirección de los amautas.
La Educación de hoy está desviada de
su verdadero sentido, particularmente en el Perú. Toda
ciencia
gira al servicio del hombre, de no ser así no
tendría razón de ser. La ciencia
de la Educación en la sociedad peruana está
desgajada por los avances de la ciencia moderna, que en lugar
de formar hombres útiles para la sociedad, viene
deformando el alma nacionalista y la unidad
dialéctica.
2.5. ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD INCA
La sociedad Inca se caracterizaba por marcadas
jerarquías, que colocaban en la cabeza el poder
absoluto del Inca; seguido por la nobleza, también
llamada orejones, título que les fue adjudicado por
los españoles, dada la deformación de sus
lóbulos, originada por llevar pesados ornamentos que
los diferenciaban de los demás.
Siguiendo la escala
social del imperio, estaban los runas o mitimaes,
considerados como gente vulgar, es decir, eran el
común de los habitantes del imperio, quienes
también tenían tareas obligatorias en las
mitas. Finalmente, estaban los yanacona o yanakunas, que eran
los sirvientes de la casa.
Sabemos que el pueblo inca fue estrictamente
conquistador. Sus conquistados resultaron unificados no solo
bajo una autoridad,
sino en una cultura, que dio un cuerpo religioso y conceptual
cuya expresión fue la introducción de ritos y costumbres
propias del imperio Inca. Para ello, utilizaron diversos
mecanismos para conciliar la disparidad cultural. El primero
fue la implantación del Runa Simi o Quechua como el
idioma oficial a lo largo del territorio.
Como segundo paso, establecieron una
organización social basada en principios
morales de obediencia y modelación de la convivencia.
Estos tres principios, que resumían cómo
debía vivir un habitante del imperio, fueron las leyes
básicas del Tahuantinsuyo Ama Súa (no seas
ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Kella
(no seas perezoso).
Nadie puede discutir la espectacular
organización inca, no solo por el manejo del inmenso
territorio, sino además por el éxito de la conducta paternalista de la
nobleza inca. Pese a que la autoridad en el imperio era
unipersonal, es decir, comparable a una monarquía europea de aquellas
épocas, la población del imperio nunca
pasó hambrunas ni privaciones.
Este equilibrio
social actualmente es conceptuado por los estudiosos
extranjeros básicamente desde dos enfoques: a partir
de un entendimiento de clases o castas sociales a la usanza
del medioevo europeo, se lo entiende como un sistema
esclavizador o como social-imperialista estudiado a partir de
los runas, es decir, desde el entendimiento de las estructuras sociales que
impusieron.
Por lo mencionado, el Tahuantinsuyo merece un
título especial entre las sociedades de mayor
desarrollo, considerando tanto sus actividades productivas y
artísticas, como su planificación social y política, además de su
concepción religiosa que propugnaba un equilibrio
pleno entre las actividades del ser humano y la naturaleza o
el medio
ambiente. Y, finalmente, por su sapiencia en incorporar a
su cultura y conocimientos todo aquello que era sobresaliente
en sus conquistados.
La estructura de la sociedad inca estaba asentada
fundamentalmente en el ayllu, si bien existía un nivel
organizativo inferior, que era la familia. La familia era
endogámica, patrilineal y monogámica, aunque en
función de la riqueza adquirida por algunos individuos
ésta podía ser poligínica. El pueblo
inca, para ser propietario de la tierra, se organizó
en clanes patrilineales endogámicos, áyllus,
que en este sentido eran unidades de parentesco cuyos
miembros se consideraban descendientes de un antepasado
común. Este nivel organizativo afectaba a toda la
sociedad, de manera que el Inca también tenía
su grupo de parentesco, denominado panaca, que estaba formado
por los descendientes varones del rey, salvo su heredero, que
habría de formar su propia panaca. Así pues,
era también un concepto que implicaba territorialidad.
El complicado sistema administrativo inca generó un
amplio nivel de funcionarios, cuyos miembros
pertenecían, en un principio, a la panaca real, pero
que a medida que se fue ampliando el imperio se
complementó con la nobleza local -los curacas- de los
territorios conquistados. De esta manera, cada asentamiento
tenía su propio dirigente, que dependía de un
curaca encargado del gobierno de un territorio. Varios nobles
locales dependían a su vez de otro de rango superior,
y éste de los funcionarios del Cuzco. Los incas
dejaron intacta la jerarquía local de los pueblos
conquistados, aunque los hijos de sus gobernantes fueron
enviados al Cuzco donde, además de la fidelidad de su
padre, sufrieron profundos cambios aculturativos. Estos
nobles reales -orejones- y locales administraron el imperio
inca por medio de quipus y principios que se basaban en la
tripartición, el dualismo y la división
decimal. El sistema se basa en una ideología compleja que dividía
los espacios sagrados en torno al
Cuzco y, por medio de ellos, de todo el imperio, quedando
seccionado en cuatro grandes territorios que tenían su
contrapartida en las direcciones del universo: Chinchasuyu al
norte, Collasuyu al sur, Antisuyu al este y Contisuyu al
oeste. Estos cuatro cuartos se organizan a su vez en el Cuzco
en dos mitades: Hurin Cuzco (Contisuyu y Collasuyu, el Bajo
Cuzco) y Hanan Cuzco (Chinchasuyu y Antisuyu, el Alto Cuzco).
Por último, cada barrio se divide en tres secciones, y
cada sección en tres ceques, cada uno con su propio
nombre. La población en su conjunto estuvo organizada
por un sistema decimal en grupos de 10, 500, 1.000, etc.
familias, a cuyo cargo estaban personas de cada vez mayor
prestigio hasta llegar al curaca. Entre el segmento dirigente
y el plebeyo encargado de mantener el sistema productivo,
hubo multitud de oficios que, en función del
prestigio, estratificaron la sociedad inca; si bien siempre
pertenecían a este segundo segmento. De ellos
salían también los colonos mitmaquna, grupos de
colonos que eran desplazados a otros territorios, bien para
incanizarlos, bien para mantener el sistema productivo
mediante la prestación en grupos del trabajo en mita.
En lo alto de la pirámide social incaica se
emplazó el emperador, que se hizo descender de Inti,
el dios del sol y tuvo un carácter divino. Sin
menoscabo de casarse con la nobleza de otras regiones
conquistadas, el Inka se casó con una hermana, Colla,
y tuvieron una herencia
compartida; un rasgo que pueden haber heredado de las
instituciones y organización Chimú
2.6. CARACTERISTICAS DE LA SOCIEDAD
INCA
La educación inca estaba dividida en
dos niveles, una para la élite, esto es la nobleza y
que era una educación formal que duraba
aproximadamente 4 años y se impartía en los
"yachayhuasi" (Casa del Saber) y los "acllahuasi" (Casa de
las Vírgenes). En la primera se enseñaban
principalmente, lengua y
retórica, religión, matemáticas, el arte de los quipus,
historia, conocimientos esotéricos, estrategia
política y militar. Los alumnos eran varones hijos del
inca y de la nobleza y de curacas de los pueblos
conquistados. En el Cuzco, en la llamada Casa de las
Serpientes se reunían los alumnos con los amautas
(maestros), y con los quipucamayoc que pertenecían a
la descendencia de cada uno de los incas y eran los
encargados de contar la historia oficial. Desde la
época de Pachacutec (1438-1471) los quipucamayoc
estaban obligados a hacer cantares históricos
relativos a las hazañas de cada Inca. A la muerte
de un inca se reunía a estos historiadores para
investigar si el Inca debía ser honrado por su
valentía o buen gobierno. Un Consejo de ancianos
analizaba la historia y si el inca había perdido
algunas de las provincias recibidas de su padre y "hubiese
usado de bajezas y poquedades o había salido cobarde,
amigo de holgar y dado a vicios, sin acrecentar el
señorío de su imperio", como cuentan los
cronistas, mandaba que de este quedase poca memoria o
casi ninguna.
Algunos cronistas llegan a mencionar que hubieron
hasta 90 Incas, pero solo 14 fueron los merecedores a quedar
registrados por la memoria
colectiva. Estas hazañas eran compuestas "por las
retóricas abundantes de palabras que supieran contar
los hechos en buen orden".
En algunas celebraciones incas, principalmente en el
Intiraymi (Fiesta del Sol) en los días de nacimiento,
en bodas, en los entierros se sacaban los fardos funerarios
de los antiguos gobernantes y el quipucamayoc contaba la
historia de su antecesor ayudado por instrumentos
mnemotécnicos de los quipus.
Los quipus eran un conjunto de cuerdas de diversos
tamaños, colores y clases de lana, unidas por nudos,
que tenían una doble lectura:
por cuerda o de conjunto. Habían quipus
estadísticos, ideográficos e históricos
que permitía registrar sucesos.
A las mujeres les enseñaban el arte del
tejido fino, religión, artes culinarias y normas
sociales cortesanas.
La educación para el resto de la
población era más empírico y
concernía a los campesinos. Esta educación era
obra de la familia y de la sociedad en su
conjunto.
2.7. PARA QUIÉNES ESTABA RESERVADA LA
EDUCACIÓN EN EL INCANATO Y EN QUE INSITUCIONES SE
IMPARTÍA
La educación en el imperio incaico estaba
reservada a los nobles y se impartía en escuelas
ubicadas en la ciudad de Cuzco. Se les enseñaba
aritmética y astronomía. Teniendo en cuenta que la
economía estaba basada en la agricultura se comprende la importancia de
estas ciencias para medir las tierras, y calcular los cambios
de estaciones.
Los amautas eran los encargados de enseñar
los preceptos religiosos, los conocimientos políticos,
históricos y el manejo de los quipus.
El resto del pueblo no tenía acceso a una
educación sistemática. Se procuraba, no
obstante, que todos los habitantes del imperio aprendieran el
quechua, pero más por intereses políticos, que
educativos.
No se puede afirmar categóricamente que los
Incas no conocían la escritura
pues siendo un pueblo altamente evolucionado, es posible que
en los quipus y las complicadas inscripciones rupestres,
así como en los diseños textiles (tocapus), se
encuentre la clave de su grafía. La existencia de
tradiciones verbales sobre las leyendas
del incanato y la riqueza de sus fábulaus hacen
indiscutible la existencia de una literatura,
cuya expresión más difundida es el drama
"Ollantay".
2.8. EL "MAGISTERIO" DE LA SOCIEDAD
INCAICA
Los padres eran los educadores por excelencia entre
la gente común. Enseñaban a los varones a
cultivar, cazar, hacer cerámica, tejer, y a las
mujeres a cocinar, limpiar y cuidar a los animales.
Aparte de esta instrucción, se ocupaban de
ilustrarlos sobre el comportamiento social adecuado. Esta
educación tenía una doble vertiente: positiva,
de buenos consejos, y correctiva, castigándolos cuando
violaban las pautas de comportamiento establecidas. Los
castigos se proferían, a veces, de forma muy violenta,
como azotando o rasguñando con espinas muy
filosas.
Tras los padres, los ancianos constituían el
segundo nivel pedagógico. Su influencia educativa era
enorme porque se los consideraba depositarios de dos valores
fundamentales: experiencia y tiempo.
Sólo los hijos de la familia real y de los
nobles concurrían a las escuelas. Se creía que
las ciencias le pertenecían solamente a
ellos.
La enseñanza de las escuelas se
limitaba a aprender contenidos de memoria. Comprendía
un extenso programa de
religión, gobierno, urbanidad, arte militar,
cronología, historia, educación de los hijos,
poesía, música, filosofía y astrología.
Los maestros se llamaban amautas, que es
sinónimo de sabio o filósofo, y eran muy
estimados.
Las escuelas se concentraban en un barrio de Cuzco y
se denominaban Yacha huaci, o casa de
enseñanza. Allí vivían los amautas y los
haravec, o poetas.
Lo verdaderamente sorprendente es que toda esta
enseñanza la hicieran con tan sólo la ayuda de
los quipus, o cuentas de
nudos, donde registraban su historia, su legislación,
su demografía y los ingresos y
gastos
estatales.
III. LA
EDUCACIÓN EN LA ÉPOCA COLONIAL
3.1. LA SOCIEDAD EN LA COLONIA
El ordenamiento legal que se realizó entre
los dos grupos poblacionales de mayor número (indios
y españoles) caracterizó la vida colonial en
los dos virreinatos americanos. La separación en dos
repúblicas tuvo varias razones. La primera fue de
carácter económico: para una mejor
tributación los indígenas debían estar
censados y "reducidos" en pueblos o rancherías
cercanas a alguna parroquia. El conocimiento exacto de su número
permitía al corregidor establecer las formas del
tributo (si es que debían ir a la mina, o
debían pagar en especias o contante). El problema
con este registro es
que no fue exacto debido a que muchos indios huían
de sus reducciones o se hacían pasar por mestizos
para evitar el pago. Hay que tener en cuenta que las
enfermedades diezmaron a la población
indígena a tal punto que hubo pueblos enteros que
fueron devastados por la viruela, sarampión
disentería, etc.; especialmente en las zonas
costeras (costa atlántica y la del pacífico
de México y en la costa del virreinato
peruano), por lo que la tributación fue excesiva en
muchos casos, debido a que los sobrevivientes debían
cargar con el tributo de los muertos.
La población más numerosa de ambos
virreinatos fueron los indígenas (pertenecientes a
la república de indios). Estos eran considerados
legalmente como menores de edad, por lo que no
podían ser juzgados ni tomados en cuenta como
testigos. Las leyes de Indias protegieron a los
descendientes de los Incas y a las familias "nobles" o
panacas del antiguo Tahuantinsuyo. Esta parte de la
población indígena estaba exenta del tributo.
Por ello muchos indígenas hicieron grandes fortunas
comerciando (algunos productos vernaculares como el olluco,
la oca, camote, etc. estaban igualmente libres de impuestos),
o con el arriaje de mulas de carga. Con las reformas
borbónicas (durante la década de 1770) fueron
aplicados impuestos a los productos indígenas,
originando rebeliones y revueltas en ambos
virreinatos.
La república de españoles estaba
conformada por los peninsulares llegados a América y
sus descendientes directos: los criollos. En un primer
momento a la cabeza de esta república debieron estar
los encomenderos, grandes terratenientes y los funcionarios
públicos, como los oidores, corregidores y el
virrey. Con el tiempo, los encomenderos fueron suplantados
por personajes de mayor jerarquía, poseedores de
títulos nobiliarios (condes, marqueses y hasta
algún "grande" de España). La mayor cantidad
de hombres y mujeres con títulos se concentró
en el virreinato de la Nueva España. De igual
manera, las familias más pudientes se concentraron
en la ciudad de México, Oaxaca, Guanajuato y
Veracruz. En Lima se concentraba una pequeña
porción de hombres adinerados, resultantes de
matrimonios estratégicos entre familias pudientes.
La compra de cargos públicos daba igualmente
prestigio, pero ello pauperizó el sistema
administrativo colonial pues se entregaban al mejor postor
y no importaba si es que sería el comprador adecuado
para el cargo o no. La necesidad de fama y riquezas era
todavía una herencia medieval. Se buscó
perpetuar los cargos nobiliarios con la familia, así
como con tierras y propiedades que generalmente se
encontraban en mayorazgo (por lo general dadas al hijo
mayor). No se debe olvidar que México poseía
el mayor número de nobles y "ricos" de todas las
colonias españolas en América debido en gran
parte por el boom minero que experimentó en los
siglo XVII y XVIII. En cambio el virreinato peruano no
llegó a tener mas de 300 nobles cuyo máximo
caudal llegó a ser 120 000 pesos por casa familiar
(cifra sumamente baja si se compara con el promedio
mexicano: 600 000 pesos por familia noble). Ingresar a una
casa de caballería confería una
posición de privilegio. Las más importantes
fueron las de Calatrava, San Juan de Jerusalén,
Alcántara y Santiago.
La república de indios
LA REPÚBLICA DE INDIOS
Dentro de las reformas que Francisco de Toledo
aplicó en la década de 1570 se encontraba la
división de la sociedad en dos repúblicas
conformadas por los dos grupos poblacionales más
importantes: los indios y los españoles.
La república de indios la conformaban todos
los indígenas nobles, es decir, todos los
descendientes de la elite cuzqueña incaica y de las
panacas reales. Fueron también nobles reconocidos
aquellos indígenas descendientes de las grandes
tribus macroétnicas costeñas y andinas.
Instaurado el virreinato la condición de estos
nuevos nobles no fue aceptada pues los conquistadores
creían que estos indígenas podrían
encabezar alzamientos y revoluciones tal como
sucedió durante la crisis
de Vilcabamba entre 1542 y 1570. Sin embargo, durante el
siglo XVII los curacas nobles fueron reconocidos y
aceptados, inclusive muchos de ellos tuvieron comercio
directo con la población española pues
tuvieron acceso a tierras y chacras. Hay que anotar que los
nobles indígenas se encontraban exentos de tributar
y de ir a la mita por lo que el comercio se
convirtió en una fuente de ingresos importante. Los
nobles indígenas, aprovechando su condición,
muchas veces comerciaban con productos que a su vez se
encontraban libres de impuestos (olluco, oca, papa, etc.) y
que tenían gran demanda
entre la población vernacular. La corona
buscó igualmente consolidar su posición
creando para ello colegios especiales para curacas. En
ellos además de ser correctamente evangelizados
aprendían gramática y ciencias.
El sector más numeroso de la
república de indios fue el que conformaban los
indígenas del común. Fueron ellos los que
cargaron con el pesado aparato tributario
virreinal.
Durante la conquista los indios fueron repartidos
o encomendados o un español (el encomendero) que
usufructuaba su energía en trabajos de mita minera o
agrícola. Los encomenderos debían velar por
la fe del indígena así como por su vestimenta
y alimentación. Sin embargo la corona
no continuó con el régimen de encomiendas y
derogó para siempre este sistema con las llamadas
Leyes Nuevas de 1542. No fue sino hasta la década de
1570 que se reglamento el sistema de tributación. El
virrey Francisco Toledo, tras las visitas que
realizó por todo el virreinato, implantó las
reducciones de indios. Los indígenas eran reunidos
en un pueblo donde vivirían apartados de los
españoles. Esta medida tuvo dos finalidades:
primero, facilitar la labor evangelizadora a las
órdenes religiosas y segundo, saber el número
exacto de indios para estimar el tributo que los
indígenas debían entregar a los corregidores.
La carga tributaria variaba de acuerdo al número de
pobladores de una reducción o pueblo de indios. Y es
que esta reglamentación no tuvo en cuenta la
variabilidad en el número de la población
andina (los indígenas se movían entre los
diferentes pisos ecológicos para intercambiar
productos agrícolas), ni tampoco los estragos que
causaron las enfermedades europeas que llegaron al
virreinato del Perú en los primeros años de
conquista. Al llegar a la edad adulta los indígenas
debían, o bien pagar un tributo en especias o en
dinero,
o aceptar mercaderías que los corregidores les
entregaban (especie de crédito forzoso), o por último
pagar su tributo a través de la mita minera. Ante
esta crítica situación muchos
indígenas preferían huir de las reducciones y
llegar en el mejor de los casos a una hacienda donde
siempre faltaba la mano de obra.
Otra forma de tributo fue la mita minera. Esta
fuerza de trabajo distaba mucho de la mita
prehispánica pues los indígenas no
recibían nada a cambio. Ya no era dentro de los
cánones de reciprocidad, sino para cubrir, con
energía humana, los pagos del tributo
asignado.
Por último, pertenecían hasta cierto
grado a la república de indios los llamados
mestizos. Discriminados por los españoles e
indígenas por no tener pureza en la sangre, los
mestizos lograron insertase a la sociedad durante todo el
siglo XII y ocuparon cargos menores como artesanos o
servidores.
La república de españoles, tal como
su nombre lo indica, estuvo conformada por los peninsulares
que llegaron al Perú durante el proceso
de conquista y por sus descendientes directos nacidos en
tierra americanas: los criollos o también llamados
españoles americanos. Fueron muchos los
españoles que llegaron a las "indias" con la
ilusión de obtener fama y fortuna. Se calcula que
fueron alrededor de 220 000 (sólo en el siglo XVI)
los españoles que cruzaron el Atlántico y
formaron parte de los virreinatos del Perú y Nueva
España (México). Cabe resaltar que durante el
siglo XVI los españoles llegados a América
provenían principalmente de Andalucía,
Castilla y Extremadura. Las costumbres y tradiciones de
estos lugares calaron fuertemente en la sociedad colonial,
configurando el carácter y gusto del hombre
peruano.
Fue la casa de Contratación de Sevilla la
encargada de dar los permisos para el viaje a
América. Estuvieron impedidos de viajar judíos, moros o protestantes. De
igual manera no podían venir al nuevo continente
hombres o mujeres de otros países europeos sin un
permiso especial de la Casa de Contratación, aunque
muchos se las ingeniaron para llegar a América sin
problemas.
LA REPÚBLICA DE
ESPAÑOLES
La república de españoles estuvo
conformada por los hidalgos y nobles llegados al
Perú durante el proceso de conquista. Por su
participación y valor en las luchas con los
naturales obtuvieron cargos administrativos, encomiendas y
títulos de nobleza. Cabe anotar que muchos de los
hombres ricos en el virreinato peruano tenían la
ilusión de regresar a España y ser
reconocidos en su patria como nobles.
Los que no poseían título nobiliario
alguno buscaron establecer matrimonios estratégicos
con las hijas de algún rico encomendero o noble
adinerado. Otra forma de obtener poder y prestigio fue la
compra de cargos públicos. Durante el siglo XVII y
XVIII se hizo común la compra de cargos sin importar
si es que el comprador era idóneo para el cargo o
no. Es posible que esta política de compras
haya sido fruto del crecimiento de la burocracia
estatal. En su intento por frenar el poder de los criollos,
la corona creó mecanismos de control
cada vez mas fuertes. A medida que pasaron los años,
la administración virreinal
creció enormemente pues buscó cubrir todos
los aspectos del reino. Así fueron creados cada vez
mas cargos alrededor de la figura del virrey. Cuando
éste venía de España, llegaba con un
séquito de
consejeros y validos que rápidamente se instalaban
en los mejores cargos administrativos. Sin embargo, con el
correr de los años los criollos también
lograron ocupar altos cargos administrativos. El
único cargo que nunca obtuvo un criollo fue el de
virrey, el resto tuvo más de una vez a un
español americano en su dirección.
Los miembros del Tribunal de Consulado y del
gremio de comerciantes fueron parte de la republica de
españoles. Estos hombres tenían el poder
económico suficiente como para comprar cargos u
obtener privilegios y mercedes de la corona, aunque en un
inicio el poder adquisitivo no fue suficiente aval para
obtener algún titulo nobiliario. Fue recién
en el siglo siguiente que pudieron, acceder al privilegio
que otorgaba la compra de cargos y
títulos.
Los españoles que lograron amasar grandes
fortunas en el virreinato peruano buscaron perpetuar su
grandeza a través del mayorazgo. Este fue una forma
de mantener las posesiones o porciones de territorio al
linaje pues era una herencia a la que el hijo mayor
tenía derecho y de la cual no se podía
separar. A falta de hombres el mayorazgo recaía en
la hija mujer.
Otro grupo importante de esta república lo
conformaron los profesionales, religiosos y artesanos. Los
profesionales fueron principalmente profesores
universitarios civiles y religiosos que enseñaban en
seminarios o colegios mayores. Su posición fue
privilegiada pues eran requeridos como consejeros en varias
dependencias administrativas.
Los artesanos en el virreinato del Perú
lograron tener estándares de vida mucho más
altos que sus pares de España. Boticarios,
zapateros, panaderos entre otros oficios tuvieron
importante demanda ya que la población crecía
año tras año gracias a la llegada de grandes
grupos de españoles.
LOS CRIOLLOS
Eran llamados criollos los hijos de
españoles nacidos en América. En un inicio la
corona no tuvo política definida frente a este
sector de la población, que cada año se
hacía más y más grande. Sin embargo,
la corona sabía que era posible que surgiera en
ellos sentimientos anticoloniales, principalmente tras la
revuelta de los encomenderos a mediados del siglo
XVI.
Por esta condición estuvieron prohibidos de
ejercer cargos públicos (en la práctica
ocuparon casi todos los cargos públicos, a
excepción del cargo de virrey). Sin embargo, durante
el siglo XVII y XVIII, la reticencia de la corona casi no
se sintió en los virreinatos americanos. La
"independencia económica" hizo que los
criollos pudieran tener más libertades, por lo que
varios de ellos amasaron grandes fortunas. Inclusive en el
campo religioso las diferencias entre peninsulares y
criollos se redujeron drásticamente. Muchas criollas
llegaron a ser monjas de velo negro, abadesas, etc. y los
hombres llegaron a ocupar importantes cargos en el
arzobispado.
Ya en el siglo XVIII la corona puso especial
énfasis en quitarles el poder que habían
logrado obtener en los siglos anteriores. Los análisis históricos ven en
esta prohibición borbónica uno de los
principales factores del surgimiento del sentimiento
anticolonial en este grupo, aunque no haya habido una
revuelta o rebelión criolla de dimensiones
considerables en todo el siglo XVIII
LAS CASTAS
El cruce entre mujeres vernaculares, hombres
españoles y esclavos negros originó una
mezcla "racial" que no estuvo contemplada por la corona
durante el inició de la conquista. Los hombres
resultantes de estas mezclas
fueron los que cargaron con toda la crudeza del aparato
social colonial. Los mestizos, (hijos de padre
español y madre indígena), si bien no eran
parte de la república de indios, no estuvieron
exentos del tributo, pero lograban trabajar en oficios
menores y como ayudantes de artesanos. Fueron rechazados
tanto por los criollos así como por los
indígenas, pues ambos grupos le reclamaban su lado
"infecto" que no los hacía parte de
ellos.
Los mulatos (hijos de padre español y madre
negra esclava) fueron considerados esclavos y no tuvieron
mayor suerte, durante su vida colonial. Al igual que los
mestizos ocuparon cargos menores (barberos, escribanos,
artesanos, agricultores).
Los zambos (hijos de padre negro y madre
indígena) fueron los que corrieron con mayor suerte
pues como eran hijos de madre libre fueron igualmente
libres (a pesar de que el padre era esclavo) y al no ser
inscritos en los padrones indígenas no pagaron
tributo alguno.
Hay que anotar que en México no hubo una
gran población de hombres de color,
tan solo en algunas ciudades costeras su presencia fue
importante.
LOS ESCLAVOS
Los primeros esclavos negros que llegaron al
Perú lo hicieron en compañía de sus
amos, generalmente personas muy acaudaladas que
poseían "piezas de ebano" como parte de sus
propiedades personales. A mediados del siglo XVI la
ley
tipificaba a los esclavos negros como bienes semovientes.
Si se siguiera esta definición en estricto sensu no
se podría comprender la enorme versatilidad de
funciones
que tuvieron los negros durante la colonia, pues estaba por
demás aceptado que los negros eran seres humanos
pero que habían sido creados para servir.
Desde los primeros años de la conquista la
población negra aumentó rápidamente, y
fueron desde un inicio enviados a las plantaciones y
haciendas costeras. También se pensó que
podrían servir en las minas de Potosí o
Huancavelica, sin embargo su manutención era
sumamente costosa si se comparaba con lo económico
que resultaba tener indígenas (cuyo número
era muy superior en los Andes).
Lima fue una de las ciudades con mayor cantidad de
población negra en el virreinato del Perú.
Inclusive su número llegó hasta equiparar e
inclusive sobrepasar el número de
españoles.
Las actividades de los esclavos fueron
variopintas. El común de negros se dedicó a
la peluquería, arreglar los dientes, braceros en las
haciendas, artesanos, etc. Sin embargo, hubo muchos que
tuvieron la suerte de conseguir su libertad pues tuvieron
una relación amical con el amo. La manumisión
usualmente la dejaban los amos en el testamento o en su
defecto les legaban la casa en la que habían
residido. Otros no tenían la misma suerte y se
encontraban a merced de los caporales y su condición
no cambiaba en toda su vida. No faltaban los amos
explotadores que prostituían a sus esclavas a cambio
de unas cuantas monedas. Sin embargo, el esclavo
pasó mas por "la indiferencia y monotonía que
por el dolor o la angustia". Algunos no soportaron su
condición y se escapaban a lugares poco accesibles
para vivir al margen de la ley. Los palenques fueron
pequeños pueblitos donde vivían los negros
cimarrones o huidizos ubicados principalmente en
páramos de Cieneguilla, Huaura o Carabayllo. De
estos lugares sólo salían a asaltar a los
transeúntes o a trabajar como mano de obra
asalariada. Los esclavos se agrupaban en cofradías
bajo la advocación de algún santo o virgen.
Su día de reunión eran los domingos y en
él se discutían los principales asuntos de la
junta, especialmente lo relacionado a la procesión
de su patrón. En estas reuniones celebraban fiestas
que fueron calificadas como licenciosas por lo
frenético de los bailes, tan disímiles a los
de los españoles.
3.2. CARACTERÍSTICAS DE LA
EDUCACIÓN EN LA COLONIA
La educación colonial era manejada
fundamentalmente por la Iglesia,
a través de las órdenes religiosas. Entre los
establecimientos educacionales más importantes deben
mencionarse el Convictorio Carolino y el Colegio de
Naturales de Chillán. La instrucción se
reducía a la enseñanza de la
lectura, escritura, catecismo y matemática básica. Estudios
más avanzados solo se podían seguir en
Lima.
En 1595, los dominicos fundaron el Colegio de
Santo Tomás y los jesuitas
el de San Miguel, donde se impartían clases de
latín, filosofía y teología. En 1608,
se creó el Seminario
de Santiago, destinado a formar sacerdotes. Más
tarde, ambos colegios fueron elevados a la categoría
de universidades pontificias, en 1619 y 1621,
respectivamente, por autorización papal, aunque
después desaparecieron cuando se creó la Real
Universidad de San Felipe, en
1738.
Al igual que en el resto de América,
durante el siglo XVII se impuso el barroco
en todas las manifestaciones artísticas. En
plástica floreció la llamada escuela
cuzqueña, representada por cuadros de
arcángeles alados vestidos a la usanza europea, y la
escuela quiteña, caracterizada por el tallado de
figuras policromadas. A mediados del siglo XVIII, en la
arquitectura se adoptó el estilo
neoclásico, traído por Joaquín
Toesca.
Durante los siglos XVI y XVII, el tema militar fue
el que influenció la creación literaria
chilena. Dentro de este contexto sobresale La
Araucana (1569), poema épico de
Ercilla que encierra una dura
crítica al modo en que se hacía la
guerra.
También destacan, en esta época, los
cronistas
Alonso de Góngora y Marmolejo
(escribió una Historia de
Chile),
Pedro Mariño de Lobera
(Crónica del Reino de Chile) y
Jerónimo de Vivar (Relación Copiosa y
Verdadera de los Reinos
de Chile).
Durante el siglo XVII aparecen autores como: el
padre
Diego de Rosales (Historia
General del Reino de Chile) y
Alonso de Ovalle
(Histórica Relación del Reino de
Chile), Francisco Núñez de Pineda y
Bascuñán (Cautiverio Feliz y Razón
Individual de las Dilatadas Guerras
de Chile) y Diego Arias de Saavedra (Purén
Indómito).
La educación colonial orientada por el
escolasticismo medieval o el esteticismo renacentista
(cultura clásica) tuvo graves consecuencias sobre la
formación de las nuevas generaciones americanas
pues: creó un falso ideal del ser humano;
desarraigó al hombre americano de su suelo;
descuidó el cultivo de la racionalidad y el
espíritu científico; desarrolló un
espíritu o bien de sumisión a la autoridad o
de culto a la libertad abstracta. La educación ha
sido instrumento de dominación porque ha carecido
de:
l. Un claro propósito de para
qué se educa
2. Un conocimiento científico,
basado en la naturaleza misma d educando, de cómo
puede éste lograr los objetivos
educativos
3. Un método educativo, fundado en
ese conocimiento, que permita al educador guiar al educando
al logro de los objetivos
4. Una concepción objetiva de las
experiencias educativas, del conocimiento y su
organización, que el educador deberá suscitar
en el educando
La vida cultural también se
manifestó a través de instituciones
educativas (controladas por la Iglesia), arte y festivales
religiosos, periódicos, expediciones
científicas, la creación de una dieta nueva y
variada, la producción arquitectónica, una
rica tradición de leyendas orales y una
producción literaria basada en la crónica y
en la poesía. En paralelo con la estructura
social, los virreinatos españoles en
América tenían pocas instituciones educativas
para el pueblo en general, pero establecieron desde muy
temprano prestigiosas universidades para los
españoles y los criollos, los futuros
administradores. En Lima, por ejemplo, se fundó La
Universidad de San Marcos en 1552, la cual ha continuado
funcionando hasta hoy.
La censura de libros
por parte de la Inquisición católica fue
más estricta en América, donde estaban
prohibidas todas las novelas,
incluyendo la famosa obra de Miguel de Cervantes. Por lo tanto, el cultivo
literario se concentró en las crónicas
históricas y en la poesía. En la
práctica, sin embargo, había un contrabando continuo de novelas europeas: se
ha descubierto que en 1605, el mismo año en que se
publicó El Quijote, había en Cartagena
(Colombia) y en Lima numerosos
volúmenes de esta obra (¡la ley se acata pero
no se cumple!). Además, desde 1535, funcionaban
muchas imprentas en las ciudades hispánicas de
América. La escritora más famosa de la
época colonial, y probablemente una de las mentes
más brillantes que produjo el Nuevo Mundo, fue Sor
Juana Inés de la Cruz (1651-1695), quien desde
niña impresionó a la corte de la Nueva
España por sus vastos conocimientos. Esta genial
escritora, que se hizo monja para poder cultivar la
actividad intelectual sin las restricciones del matrimonio,
fue célebre por sus poemas
barrocos, villancicos y obras teatrales, así como
por su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), que
defiende el derecho de las mujeres a la
educación.
3.3. LA UNIVERSIDAD EN LA COLONIA
La historia educativa del Perú colonial nos
muestra un
hecho bastante singular: de la educación elemental se
pasa directamente a la educación universitaria. Esto
posiblemente, se debió a la falta de presión de un grupo que reclame una
educación de nivel intermedio en el siglo XVI, ya que
existe la necesidad de formar teólogos y sacerdotes
para encargarles inmediatamente la tarea evangelizadora.
Asimismo se requerían urgentemente hombres de leyes
preparados para satisfacer las necesidades propias de
aquellos tiempos.
Gracias a las gestiones de Fray Tomás de San
Martín, el 12 de mayo de 1551, se expidió la
Real Cédula que creaba la primera universidad de
América, vale decir la Real y Pontificia Universidad
de la ciudad de los Reyes o de Lima, la misma que
empezó a funcionar en 1593 en el Convento de Santo
Domingo, siendo su primer Rector Fray Juan Bautista de la
Rosa.
La Universidad fue recibiendo pocos miembros de
otras congregaciones religiosas, clérigos y laicos, lo
que dio lugar a que los dominicos perdieran el predominio.
Este hecho fue favorecido mas aun por el virrey Francisco de
Toledo, quien autoriza en 1571 la elección de un
rector laico; el doctor Pedro Fernández de Valenzuela.
Producida esta primera reforma universitaria, la Universidad
abandonó el claustro de Santo Domingo y se
instaló en San Marcelo, lugar en que por sorteo,
adoptó el nombre de .San Marcos.. Diez años
más tarde, el mismo virrey Toledo autorizó que
los clérigos y laicos pudieran ser elegidos rectores;
y en forma alternada, ambos sectores la gobernaron durante la
Colonia.
La Universidad de .San Marcos inicia sus labores con
las facultades de Teología y de Artes,
creándose luego las de Cánones de Leyes y
Medicina. En lo académico adoptó por las normas
que regían en España, es decir inició
sus funciones enseñando Filosofía como base
para cualquier carrera profesional.
Posteriormente, por Bula de Gregorio XV, del 8 de
agosto de 1621, y Real Cédula de Felipe IV, de 2 de
febrero de 1622, se creó en el Cusco la Universidad de
San Ignacio, la misma que fue cerrada al producirse la
expulsión de los jesuitas en 1767.
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