5. La bondad es el amor en
acción
La bondad es una expresión del amor, el cual
hace que el alma sea noble
y caritativa, inspira al sacrificio y a las acciones
loables. Nunca falla. Si queremos ser generosos debemos tener un
corazón
tierno y amante. El egoísta no se interesa por nadie,
sólo por el yo. El odio se niega a dar buenas
dádivas; la indiferencia se olvida de hacerlo, la avaricia
seca las fuentes de la
generosidad. Nunca se cansa. Jamás se
desespera.
El amor se sacrifica, no calcula los costos,
actúa y hace todo lo que puede.
La historia del "Buen
Samaritano" es una de las lecciones más elevadas de amor.
El sacerdote y el levita vieron al hombre herido
y moribundo junto al camino y pasaron de largo. El sacerdote con
su religión,
y el levita con sus leyes, no
pudieron ayudar al hombre maltratado. Pero el samaritano, con su
corazón lleno de compasión, se acercó al
herido; con ternura y misericordia vendó sus heridas; y
luego lo llevó al mesón y cuidó de
él. ¡Bondad maravillosa! ¡Caridad
espontánea! ¡Compasión genuina! Tenía
un gran corazón, por eso estaba preparado para realizar
cualquier tarea encomiable, cualquier obra generosa.
Dios no necesita tanto grandes mentes, ni grandes
capacidades, él necesita grandes corazones rendidos,
corazones quebrantados, por los cuales pueda circular libremente
el torrente de su bondad.
CONCLUSIÓN
Una primera definición: Calidad de bueno,
inclinación para hacer el bien, blandura y apacibilidad de
genio.
Una segunda definición: Ser tolerante,
misericordioso, altruista, piadoso, generoso, caritativo,
magnánimo, filantrópico, abnegado.
En Hebreo: (Nedivut -lev) = Bondad
En Griego: agaqwsuvnh (Agathosune) = Bondad
Significa aquella cualidad moral que se
describe mediante el adjetivo agathos (Ver bien).
Subjetivamente es, deseo caracterizado por bondad, buen
deseo.
Objetivamente es, deseo de bondad, de ser bueno y hacer
el bien.
Una actividad bondadosa a favor de ello.
Un pensamiento
general: No es solamente tener una disposición bondadosa,
debe tener una acción
bondadosa. Es beneficencia divina activa. Es el amor en
acción, deseando y procurando el bien estar de los
demás.
Donald Gee escribe: "Lo que tenemos en mente es que el
creyente tenga una responsabilidad bien proporcionada, que se pueda
depender de él, que tenga un carácter honesto, y que sea buena
compañía en todo andar de la vida.
Bondad es nada más y nada menos que
"Perfección moral"
Bs.As., 3/04/02. ARGENTINA.
Mensaje basado sobre los apuntes del Pastor DIONISIO
MEDINA (Del Uruguay) e
ISUM del 18/7/91, clases dictadas en el I.B.R.P. en
Argentina.
FRUTO – FE
Fe, como fruto del Espíritu, es fidelidad,
veracidad, confiabilidad. Es una gracia esencial, móvil
fundamental de la vida cristiana. Es una sincera y entera entrega
a Dios, as la atmósfera espiritual
en la cual debemos vivir. Es ese depender diario y consiente en
la ayuda divina, sin alterarnos ni desanimarnos por las tormentas
y huracanes de la vida.
Cristo es el autor y consumador de la fe, y produce fe
en nosotros por su Espíritu
Santo. Es el Espíritu quien nos vivifica,
Justificándonos por la fe y haciendo que triunfemos sobre
el mundo, el pecado y la carne.
La fe verdadera siempre está vinculada con
Cristo, "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que
está puesto, el cual es Jesucristo" – 1ª Corintios
3.11.
Ella es la virtud específica que mantiene un
continuo contacto con Cristo, depende de él, descansa en
él. "Porque por le andamos, no por vista" – 2ª
Corintios 5.7.
La fe es la llave que abre todas las puertas del cielo a
nuestro favor. Todas las promesas de Dios se reciben por fe. Dios
nos insta a que crezcamos en fe, permanezcamos firmes en la fe,
mantengamos y guardemos la f e, peleemos la buena batalla de la
fe, seamos ricos en fe; y resistamos al diablo firmes en la
fe.
‘Velad, estad firmes en la fe, portaos
varonilmente, y esforzaos" – 1ª Corintios
16.13.
1. Dios es fiel
El Señor es digno de la más entera
confianza, esto incluye el cumplimiento de sus promesas y la
ejecución de sus juicios. Las promesas de Dios son
veraces, tienen el total respaldo del cielo; por lo tanto, su
pueblo debe reposar completamente en ellas.
El diablo nunca cumple sus promesas. Los hombres a
veces, ya que el hombre no
puede prever el futuro y los incidentes del futuro pueden hacer
imposible el cumplimiento de lo que habían prometido. Pero
Dios siempre cumple, es fiel. Cuando Dios formula sus promesas,
conoce el futuro; y él no haría promesas si viera
algo que pudiera estorbar la realización de las
mismas.
Pablo dice: "Porque todas las promesas de Dios son en
él Si, y en él Amén, por medio de nosotros,
para la gloria de Dios" – 2ª Corintios
1.20,
En el Señor no hay mudanza ni sombra de
variación, él no es hijo de hombre para que mienta
o se arrepienta. Todo lo que él promete en su Palabra lo
hará. El "nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas para que por ellas llegaseis a ser participantes de la
naturaleza
divina" – 2ª Pedro 1.4.
Sin duda que aquellos que hemos conocido al Señor
ya hemos experimentado el cumplimiento de varias promesas
divinas, la salvación del alma, la sanidad para nuestros
cuerpos, el bautismo en el Espíritu Santo, la
contestación a nuestras oraciones, el gozo, la paz, la
seguridad que
tenemos en el alma; son todas promesas maravillosas que se han
llevado a cabo en nuestra propia experiencia. Pero quedan
aún miles de promesas más para
realizarse.
Recién hemos entrado en la corriente de las
bendiciones de Dios, hay muchas profundidades inexploradas. El
mar de las promesas del Todopoderoso es Insondable. David
decía que nuevas son cada mañana las bendiciones
del Señor. ¡Aventurémonos en penetrar en el
océano del amor de Dios! ¡Experimentemos su gracia y
su poder! El es
fiel. Las promesas son para nosotros. Ellas son los medios
más eficaces para que comprobemos la existencia y la
fidelidad de Dios.
¿Qué ateo puede convencer al cristiano que
Dios no existe, cuando podemos comprobar que él cumple su
Palabra? ¿Qué Incrédulo podré
negarnos la realidad del Señor, cuando él nos
bautiza con el Espíritu Santo y nuestro corazón
reboza de gozo, brotando de nuestro ser un incontenible torrente
de poder?
Josué, al comprobar que Dios es fiel a su
Palabra, dijo: "Reconoced, pues, con todo vuestro corazón
y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas
las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había
dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna
de ellas" – Josué 23.14.
Pero además, Dios es fiel a su Palabra, no
sólo confirmando sus promesas, sino también
ejecutando sus juicios. Su veracidad hace que lleve a cabo sus
juicios tan ciertamente como corrobora sus promesas. Los
desobedientes, incrédulos y enemigos no pueden escapar de
su ira: "Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que
practican tales cosas es según verdad" – Romanos
2.2.
El día que se cumpla la maravillosa promesa de la
Segunda Venida de Cristo será de gozo y algarabía
para los santos: "Porque es Justo delante de Dios pagar con
tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois
atribulados daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el
Señor Jesús desde el cielo con los ángeles
de su poder" – 2ª Tesalonicenses 1.6, 7. Pero ese
mismo día será de tribulación, angustia y
desesperación para los impíos y desobedientes, ya
que Cristo se manifestará para ellos "En llama de fuego,
para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni
obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo: los
cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos
de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,
cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus
santos y ser admirado por todos los que creyeron" – 2ª
Tesalonicenses 1.8-10.
"Dios es fiel" – 1ª Corintios 1.9. "Conoce,
pues, que Jehová tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda
el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus
mandamientos" Deuteronomio 7.9.
El Señor es leal así mismo, cumple con su
palabra, guarda los pactos que establece con el hombre; él
es infalible e inmutable. Jeremías, desde la profundidad
de su alma exclamaba: "Grande es tu fidelidad" – Lamentaciones
3.23.
La fidelidad de Dios es alta y sublime: "Jehová,
hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza
hasta las nubes" – Salmo 38.5. Ella es eterna:
"Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia,
y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya" – Salmo
117.2. "De generación en generación es tu
fidelidad" Salmo 119.90.
En el Nuevo Testamento se presenta a Cristo como:
"Misericordioso y fiel sumo sacerdote" – Hebreos 2.17. "Por
tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial,
considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra
profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le
constituyó" – Hebreos 3.1 -2.
En su gloria y magnificencia de los cielos Jesús
es "el testigo fiel", y su nombre "Fiel y Verdadero" –
Apocalipsis 1.5; 19.11. Y aquellos que irán con él
"son llamados elegidos y fieles" – Apocalipsis 17.14.
2. Fidelidad en el servicio
"Mis ojos pondré en los fieles de la tierra,
para que estén conmigo; el que ande en el camino de la
perfección, este me servirá" – Salmo
101.6.
Dios requiere fidelidad para su servicio:
"Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea
hallado fiel" – 1ª Corintios 4.2.
Esta fidelidad debe mostrarse aún en los detalles
más pequeños de nuestras actividades. "Las moscas
muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista;
así una pequeña locura, al que es estimado como
sabio y honorable" Eclesiastés 10.1.
¿Cuál es el camino al éxito
en toda empresa de
actividad humana?: EL CUMPLIMIENTO EXTRAORDINARIO DE LOS DEBERES
ORDINARIOS. Los peldaños que conducen a la
superación están constituidos trozo tras trozo por
el leal y fidelísimo cumplimiento de los insignificantes,
humildes y cotidianos deberes de la tarea que desempeñamos
en el presente momento de la vida Lo que ahora estamos haciendo
abrirá o cerrará la puerta de la
superación.
"Sé fiel hasta la muerte, y
yo te daré la corona de la vida" – Apocalipsis 2.10, nos
dice el divino maestro. Fiel hora por hora, jornada tras jornada,
año tras año.
Siempre, uno de los indicios del éxito en el
ministerio cristiano es la determinación de hacer las
cosas acabadamente bien; por insignificantes que parezcan, y
asimismo rechazar cuanto de vulgar, chapucero y común
hagan los demás.
Es necesario ser fiel a nuestro llamamiento, fiel al
ministerio Hacer lo mejor posible poniendo todo nuestro
corazón en la labor que desempeñamos.
La mayor valía en el servicio del Señor
consiste en la convicción de que no hemos de ceder a nada
que pueda perjudicar nuestro ideal ni deprimir nuestro
carácter, porque sólo manteniéndonos en
elevado nivel espiritual, trabajando por el Señor lo mejor
que podamos siempre y en cualquier lugar, lograremos alcanzar a
la meta que
tanto anhelamos.
SI ponemos nuestra alma en la obra del Señor, y
cumplimos con la tarea fielmente, de él recibiremos
alentadora recompensa.
La fidelidad en la obra divina que tenemos en nuestras
manos es uno de los factores preponderantes para aumentar nuestra
dicha y regocijo espiritual. El gozo que sentimos cuando hacemos
algo para Dios es un excelente tónico que nos fortalece y
reafirma para realizar mayores desafíos.
Es necesario mantener el entusiasmo, el fervor, la
fidelidad, en nuestra cotidiana labor. El sustentar de continuo
en la mente el ideal de la excelencia hará que la fe que
hay en nuestro corazón se traduzca en loables
acciones.
No permitamos nunca que nada nos desaliente. Eliminemos
todo pensamiento de inferioridad, deficiencia o temor.
José es un evidente ejemplo de fidelidad a Dios,
cuando la esposa de Potifar se enamoró de él
instigándolo al pecado, se mantuvo fiel al Señor y
a su amo. Guardó su pureza, y ha quedado en la Biblia como
uno de los caracteres más elevados y santos. Su fidelidad
a Dios le levantó a alturas alpinas, porque aunque tuvo
que padecer en la cárcel por un pecado que nunca
había cometido; sin embargo, Dios reivindicó a su
siervo elevándolo a la categoría de primer ministro
de Egipto, el
imperio más poderoso de aquel entonces.
Daniel es uno de los siervos de Dios más
sobresalientes por su lealtad. En medio de una nación
idólatra y pagana como Babilonia, y siendo cautivo en una
tierra
extraña, se mantuvo siempre muy cerca del Señor.
Como José en Egipto, llegó a ser el primer ministro
de Nabucodonosor, el monarca que gobernaba el mundo. Tuvo que
enfrentar cruentas oposiciones, pero el triunfo constantemente
estuvo de su parte.
La envidia y los celos de sus adversarios quisieron
destruirle, pero él siguió adelante. "No
podían hallar ocasión alguna o falta, porque
él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en
él" – Daniel 6.4. Ni la amenaza de los leones hambrientos
y furiosos lograron menguar en él su fidelidad y
devoción a Dios.
En la iglesia
primitiva brilla con fulgor esplendente el joven Timoteo como
ejemplo de apego y fidelidad a Dios. Pablo dijo de él;
"Por eso mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y
fiel en el Señor" – 1ª Corintios 4.17. Desde temprana
edad él había aprendido las Sagradas Escrituras y
su fe era encomiable, "Trayendo a la memoria la fe no
fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela
Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en tI
también" – 2ª Timoteo 1.5
Moisés, Samuel. David, Epafras, Onésimo,
Tíquico, Gayo, todos ellos dice la Biblia fueron
especialmente "fieles". Desempeñaron sus funciones con
intensa perseverancia, fueron personas de confianza. Se
caracterizaron por su valentía y decisión en el
ideal supremo de cumplir con la voluntad del
Todopoderoso.
3. Perfección de la fidelidad
La fidelidad, como virtud cardinal del Espíritu
Santo puede y debe perfeccionarse. Cuanto más fiel seamos,
mejor realizaremos la labor encomendada por el Señor. Si
somos fieles en lo poco, el Señor sobre mucho nos
pondrá.
Nuestra fidelidad necesita permanente y constante
vigilancia y esmerado cultivo para concretarse en hechos
excelentes. Noé fue varón justo, perfecto,
caminó con Dios; se mantuvo fiel a pesar de las
críticas y burlas de los de su generación. Por
muchos años estuvo pregonando el mensaje del Señor,
pero no creyeron sus advertencias, hasta que vino el diluvio y
los destruyó a todos. Pero el fiel Noé con su
familia pudo
salvarse porque perseveró hasta el fin.
Dios quiere perfeccionar nuestra fidelidad. El nos ha
escogido para que hagamos grandes cosas para su causa,
Si examinamos en la historia del cristianismo
la lista de los hombres que han dejado huellas indelebles
veríamos, por regla general, que no se distinguieron por
sus grandes intelectos o por poseer formidables memorias;
quizás no prometían mucho al principio de su
carrera, pero se consagraron al Señor; perseveraron,
perfeccionaron su fidelidad hasta que acabaron cumplidamente su
carrera. Su infatigable labor, el esfuerzo sostenido en servir al
Señor, les fue capacitando hasta llegar a ser
sobresalientes herramientas
en las manos de Dios.
Mayor posibilidad tienen de triunfar en el ministerio
cristiano los que desde temprano se acostumbran a hacer lo
más perfectamente posible todo lo que les llega a las
manos.
Una lectura
bíblica, un cántico que elevamos al cielo, una
oración, una visita a un enfermo; o cualquier actividad,
por sencilla que sea, hagámosla de corazón; lo
mejor posible, porque es para el Señor.
Policarpo, discípulo del apóstol Juan, fue
encarcelado durante una de la persecuciones del emperador romano
Antonino Pío y llevado ante el gobernador.
Al serle ofrecida la libertad si
maldecía a Cristo contestó:
"Ochenta y seis años he servido a Cristo, y
él nada me ha hecho sino el bien; ¿cómo,
pues, podría yo maldecirle a él, mi Señor y
Salvador? Enseguida fue quemado vivo. Policarpo fue fiel al
Señor hasta la muerte, y sin
duda que recibió del Señor una recompensa
eterna.
Seamos fieles, cada vez más fieles. Abramos el
corazón para que el Espíritu Santo lo llene de
fidelidad. Dios pone sus ojos en los fieles de la tierra, – Salmo
101.6.
MANSEDUMBRE
"Sumisión, humildad". Deriva de la palabra griega
"tapeinos" que quiere decir "ser o llegar a ser humilde".
"rebajarse" o "inclinarse".
Es la virtud cristiana que consiste en el reconocimiento
de nuestra bajeza y miseria, en obrar de acuerdo a la suprema
voluntad de Dios. Emana del conocimiento
que uno adquiere de su debilidad, indignidad y estado
pecaminoso, de la necesidad que me tiene de la gracia de Dios
para todo lo bueno; y da por resultado el que no se
conceptúe uno a sí mismo más favorablemente
de lo que debe, sino que por el contrario, da toda la gloria a
Dios, y se somete a su santa voluntad.
Jesús fue humilde por excelencia y requiere que
todos sus seguidores sean humildes. "Aprended de mí que
soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas" Mateo 11.29.
Mansedumbre no es debilidad, es la dulzura de la
fuerza, es la
delicadeza de la violencia
celestial.
Juan Bunyan decía que es muy difícil bajar
al valle de la humillación, pues el descenso es empinado y
escabroso; pero una vez que se llega a él es muy
productivo, fértil y hermoso.
Le preguntaron a San
Agustín cuál era a su juicio la primera virtud
del cristiano, y él contestó: la humildad.
Volvieron a preguntarle cuál era la segunda, y él
contestó. la humildad. Volvieron a preguntarle cuál
era la tercera y él dijo: la humildad. Sin duda que la
humildad es la condición indispensable para recibir todas
las bendiciones de Dios.
Aquellos que se dejan controlar y gobernar por el
Espíritu Santo se vuelven mansos. La mansedumbre es
señal de completo quebrantamiento. Todos los que
están quebrantados por el Espíritu Santo se
caracterizan por la humildad. El es el que nos hace
dóciles y maleables con el un de que el Altísimo
cumpla su propósito en nuestra vida.
1. El orgullo: enemigo de la mansedumbre
El hombre por naturaleza es obstinado y rebelde. El
orgullo es un mal común en el mundo actual. Para que el
Señor pueda usarnos plenamente, Él debe tratarnos
profundamente. Su Espíritu necesita tocar cada fibra de
nuestra personalidad;
nuestras emociones,
voluntad e intelecto, para que podamos ser como la paloma, mansos
y tiernos.
La soberbia u orgullo es la antesala que precedes casi
todo otro pecado.
La altivez consiste especialmente en la indebida
estimación propia, es el deleitarse en considerarse a
sí mismo como superior a los demás.
El orgullo se manifiesta de distintas formas, pero
siempre emana del altanero corazón humano. Existen
personas que se enorgullecen de su raza, otros de su
posición social, otros de sus negocios,
otros de su apariencia física. Pero el
orgullo más traicionero e insidioso es el orgullo
espiritual. Este fue la causa de la caída de Lucifer. El
orgullo espiritual comienza cuando empezamos a sentirnos
dueños de nosotros mismo, cuando consideramos que nuestra
inteligencia y
capacidad son suficientes.
El orgullo descansa y confía en sus propios
atributos y méritos, antes que en la misericordia de Dios.
Lleva a un desprecio hacia los demás y hace que los
demás nos desprecien.
El orgullo es engreído, jactancioso, hiriente y
arrogante. Dios lo resiste por cuanto se basa en la suficiencia
propia, desechando todo consejo o sugerencia.
"Dios resiste a los soberbios y da gracia a los
humildes" nos dice la Biblia en Santiago 4.8. "Abominación
a Jehová es todo altivo de corazón: ciertamente no
quedará impune" Proverbios 16.5.
La Palabra de Dios enseña que todo orgullo es
pecado. El es la causa que más impide que los pecadores se
acerquen a Cristo. Y también es el impedimento que
más obstaculiza el crecimiento espiritual.
Muchos cristianos sobresalientes, que prometían
tanto para el reino de Dios, han visto frustrada su carrera por
creerse demasiado: la soberbia les ha llenado el corazón y
han perdido la unción divina. Se han encerrado en su
propio yo no queriendo recibir ayuda de hermanos espirituales;
despreciando el ministerio, capacidad y sabiduría de otros
siervos del Señor.
¿Cómo se puede vencer el orgullo? Pues
humillándonos delante de la cruz de Cristo,
quebrantándonos ante el Omnipotente. Nadie puede escalar
peldaños en la vida espiritual si alberga soberbia en su
alma. Sólo podemos seguir avanzando en la carrera
cristiana si cultivamos el fruto de la humildad.
La humildad es la regla del enaltecimiento en el plano
espiritual. "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que
habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la
altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de
espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados"
Isaías 57.15. "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de
Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo"
1ª Pedro 5.6.
El siervo de Dios verdaderamente humilde jamás
buscará mostrarse superior a alguien o menospreciar a los
menos capacitados, no se empeña vanamente en sobresalir,
ni busca egoístamente las cosas que pueden darle ventaja
en detrimento de los demás. Es cortés, tierno,
servicial; pensando siempre en el bienestar de sus
semejantes.
"Nada hagáis por contienda o por vanagloria;
antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás
como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros"
Filipenses 2.3-4.
Dios exige humildad de sus seguidores: "Oh hombre,
él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide
Jehová de ti; solamente hacer justicia, amar
misericordia, y humillarte ante tu Dios" Miqueas 6.8.
2. Paladines de la mansedumbre
CRISTO. Una más sobresaliente virtud fue la
humildad: "Haya, pues, entre vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios corno cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la
condición de hombre, se humilló a si mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz"
Filipenses 2.5-8 Jesús nació humildemente en un
establo, se mantuvo en su niñez y juventud en
humildad sujeto a sus padres terrenos, vivió humildemente.
Ministró a los humildes, y padeció la muerte
más humillante: la muerte de cruz. No tenía sitio
donde recostar la cabeza. Nació en un lugar prestado,
predicó desde un barco prestado y fue sepultado en una
tumba prestada.
Cuando Jesús iba de camino a Capernaum, hablando
a sus discípulos sobre sus padecimientos, muerte y
resurrección, escuchó entre los apóstoles
una acalorada discusión. Ellos estaban disputando
quién era el que sería mayor en el reino de los
cielos.
El Señor pudo ver que el corazón de sus
discípulos estaba lleno de soberbia. Y para darles una
lección objetiva sobre la importancia de la humildad puso
a un niño en medio de ellos y les dijo: "De cierto os
digo, que si no os volvéis y hacéis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos. Así que,
cualquiera que se humille como este niño, ese será
el mayor en el reino de los cielos" Mateo 18.2-4.
Durante la pascua, en la última cena,
había entre los discípulos una contienda sobre
quién sería el mayor. Jesús nuevamente
percibió que el orgullo había penetrado en el
corazón de sus seguidores. Querían el reino,
deseaban los premios y la recompensa sin pagar el precio.
Entonces el maestro tomó una toalla y se la
ciñó, luego con una palangana con agua
empezó a lavar los pies de cada uno de los
discípulos, después, regresando a la mesa, les
dijo: "¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me
llamáis maestro y Señor; y decís bien,
porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he
lavado vuestros pies, vosotros también debéis
lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado,
para que como yo os he hecho vosotros también
hagáis" Juan 13.12-15.
Para ser grandes en el reino de los cielos tenemos que
ser siervos de todos. SI servimos seremos grandes. La humildad
tiene como esencia el hecho de perder la conciencia de
sí mismo para servir a los demás.
Jesús dijo: "Aprended de mí que soy manso
y humilde de corazón y hallaréis descanso para
vuestras almas" Mateo 11.29.
Cristo se presentó a sí mismo como el
sublime ejemplo de la humildad. La mansedumbre está
grabada en toda la existencia de Cristo. La observamos en su
reacción frente a los demás, la vemos sobre todo
cuando tuvo que enfrentar a la persecución, la burla, el
desprecio de sus enemigos. De él profetizó
Isaías 42.2-3, diciendo: "No gritará ni
alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
No quebrará la caña cascada, ni apagará el
pabilo que humeare". Su sumisión total al Padre demuestra
claramente su humildad. Se humilló a sí mismo, se
encarnó, se hizo siervo y aceptó morir en la cruz.
Todo esto revela la incomparable mansedumbre de nuestro
Salvador.
ABRAHAM. Es uno de los ejemplos más excelentes de
mansedumbre. Cuando Dios llamó a salir de Ur de los
caldeos, salió, "sin saber a donde iba" sujetándose
incondicionalmente a la guía y dirección del Señor. Cuando su
sobrino Lot acordó con él para dividirse la tierra
pues sus ganados eran muchos, Abraham lo dejó escoger
primero sin murmurar ni quejarse. Cuando Dios le pide que
sacrifique a Isaac no pone ningún reparo, no discute a
pesar de que Isaac es el hijo de la promesa.
MOISES. Era el hombre más manso que
existía en su época: "Y aquel varón
Moisés era muy manso, más que todos los hombres que
había sobre la tierra" Números 12.3. Había
sido adoptado por la hija del Faraón, tenía un
futuro brillante, pero "hecho ya grande, rehusó llamarse
hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado
con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que
los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada
en el galardón" Hebreos 11.24-26.
Cuando en el peregrinaje a la Tierra Prometida, sus
hermanos Aarón y María murmuraron contra él,
especialmente en relación a su ministerio
profético, Moisés no les despreció ni
condenó. El Señor fue quién escuchó
la calumnia y actuó inmediatamente para hacer justicia a
su siervo. Moisés demuestra en este episodio que no
alberga en su corazón ningún resentimiento,
inclusive está dispuesto a orar por Maria para que sea
curada de la lepra ya que sobre ella había caído el
juicio de Dios.
DAVID. Entre sus numerosas características se
encuentra la humildad. Aun cuando sabía que iba a ser rey,
pues ya se lo habían comunicado, ya había sido
ungido, sin embargo pudo soportar a Saúl, su violencia, su
desprecio su persecución.
Habiendo tenido varias veces la oportunidad de
deshacerse de él, lo respetó siempre como "el
ungido de Jehová". Y cuando vinieron a darle la noticia de
la muerte de Saúl y sus hijos en el monte Gilboa a mano de
los filisteos, no se alegró de la noticia; antes
lloró amargamente porque Israel
había perdido a hombres valientes y esforzados.
ESTEBAN. En el Nuevo Testamento se destaca con toda
nitidez la figura del primer mártir cristiano Esteban. En
él vemos la combinación de la entereza y la
mansedumbre; la valentía y la humildad. Con todo coraje
condenó la resistencia de
los líderes del pueblo a la acción del
Espíritu Santo, éstos reaccionaron violentamente
contra él apedreándolo con saña
indescriptible. Sin embargo, mientras moría, puesto de
rodillas exclamó: "Señor, no les tomes en cuenta
este pecado". Hechos 7.60.
PABLO. Padeció lo indecible en manos de sus
compatriotas. Sufrió la incomprensión de las
Iglesias que fundó, especialmente la de Corinto. En cada
uno de sus viajes
misioneros el enemigo trata de obstaculizar encarnecidamente su
ministerio. Pero él sigue adelante. Cuando escribe sus
epístolas no hay lenguaje
negativo ni quejumbroso en él. Siempre conciliador,
siempre tierno, siempre humilde.
3. La práctica de la mansedumbre
¿Qué es en sí la mansedumbre? No se
trata de una cualidad natural, es un verdadero fruto del
Espíritu Santo.
La mansedumbre no es tranquilidad. Hay personas que
parecen mansas por naturaleza; pero no son mansas sino serenas,
difíciles de alterar o sacar de las casillas.
Tampoco quiere decir debilidad. Para el mundo de hoy, el
humilde es aquel que no tiene personalidad, que no se impone, que
no tiene Iniciativa. La mansedumbre es compatible con una gran
fortaleza. Tanto Moisés, como Esteban y Pablo fueron
valientes; personas de autoridad y
poder.
La mansedumbre no es cordialidad o simpatía.
Existen personas que parecen amables de nacimiento.
Son extrovertidos, amigables, tienen don de gentes; en
donde se encuentren siempre están rodeados de un grupo de
personas, son agradables y sociales. Estas virtudes encomiables
pueden ser meramente humanas o biológicas.
La mansedumbre no es algo solamente externo, que se
palpa o se ve. Es, sobre todo, una gracia interna que brota
apacible de las profundas fuentes del Espíritu
Santo.
Un cristiano humilde es una persona
quebrantada. Su relación con otras personas no son
señaladas por su dureza, obstinación o
imposición, sino por una paciencia, docilidad y ternura,
resultante de una comunión íntima con el
Consolador, el bendito Espíritu Santo.
¿Cuáles son las evidencias de
que realmente somos humildes?
- – Ser abiertos, accesibles.
Una persona mansa es dócil al trato con sus
semejantes, es fácil de comunicarse y hablar con ella.
Cuando se equivoca lo confiesa libremente. Pide perdón con
facilidad.
El cristiano humilde está dispuesto a escuchar y
a aprender. Mantiene siempre abierta la puerta de su
corazón para recibir consejos e instrucciones, permitiendo
así que su vida espiritual sea edificada y
fortalecida
Una persona mansa no es sabia en su propia
opinión, ni trata de apabullar a otros con sus ideas y
palabras. Respeta las opiniones ajenas y con tacto y paciencia
expone sus pensamientos Nunca está demasiado ocupada como
para no tener tiempo de ocuparse de los problemas y
necesidades de otro.
La mansedumbre es principalmente tener una idea adecuada
de uno mismo, la cual se manifiesta en la acritud y conducta que
tenemos hacia los demás.
Los mansos son los "pobres en espíritu", de los
que habló el Señor en el Sermón de la
Montaña. Nadie puede ser manso si no se ve a sí
mismo como un pecador. Cuando uno llega a la posición de
que es "pobre de espíritu", pasa a otra fase de la vida
cristiana en la cual comprende de que nada vale el orgullo. El
manso nunca se gloría de sí mismo, no trata de
imponerse FI manso no exige nada para sí, no reclama lodos
sus derechos, no pide
que se tome en consideración sus privilegios, cargos,
posición, nivel social, nombre o bienes
materiales. No
siempre está velando por si mismo o sus propios intereses.
No se preocupa por si mismo ni por lo que los demás
digan.
Ser genuinamente humilde significa que uno ya no se
protege porque ve que no hay nada que valga la pena proteger. Por
eso ya no está a la defensiva, ni siente
autocompasión; sino que está abierto para brindarse
a los demás; es benigno, gentil, asequible. Nunca
mostrará una actitud
brusca, ni cultivará un espíritu de venganza o
revancha. Siempre colaborará para la armonía y la
unidad.
B) – Delicada sensibilidad
La mansedumbre es una virtud del corazón, y todo
corazón cristiano debe ser blando y sensible.
"Jesús lloró". Juan 11.35. es una de las citas
más emocionantes de la Escritura.
¡Qué difícil es para algunas personas
derramar lágrimas! Muchas veces cuando nuestros
pensamientos, voluntad y corazón han sido tocados por el
Espíritu Santo, las lágrimas brotan
espontáneamente, toda nuestra personalidad es conmovida
Porque sentimos muy dentro de nosotros nuestra propia
pecaminosidad, o las necesidades o padecimientos
ajenos.
Si somos sensibles estaremos listos también para
sentir las necesidades de otro, nos daremos cuenta de la
situación de aquellos que están pasando por
problemas y privaciones, tendremos un delicado tacto pata tocar
el corazón de otros con el fin de ayudarles, consolar les
y alentarles.
C) – Capacidad para la vida corporativa
"Someteos unos a otros en el temor de Dios". Efesios
5.21.
Cada creyente es un miembro del cuerpo de Cristo Y
sólo los que han sido quebrantados por el Espíritu
Santo saben en realidad qué es la iglesia, el cuerpo de
Cristo sobre la tierra. Para participar correctamente de la
comunidad de
la iglesia es necesario estar capacitado por el poder de Dios. La
vida colectiva de la iglesia es una vida de quebrantamiento en
donde existen derechos y limitaciones Cada miembro tiene una
función
específica y debe respetar las funciones de los
demás miembros. Debe cumplir su tarea con humildad y a la
vez con humildad debe aceptar el ministerio, dones y capacidades
de los demás integrantes.
Si a un miembro del cuerpo de Cristo le hace falta este
sentimiento de comunidad y pertenencia es corno si fuera un
miembro artificial, sin vida, él puede estar presente en
el cuerpo pero está inanimado; ocupando solo un lugar pero
sin funcionar en la realidad.
Y si esta inanimado no puede recibir vida o influencia
de los demás. No recibe vida ni corrección por, lo
tanto se encuentra aislado y solitario.
Para tener el sentido de armonía y coherencia con
la iglesia es preciso estar quebrantado, tener conciencia de su
unidad, de su espíritu y de su sentir El creyente
quebrantado está abierto a la acción, la influencia
y la
comunicación de los demás integrantes de la
iglesia.
Para que en la iglesia haya unidad es necesaria la
mansedumbre, al sentido de dependencia y sometimiento de los unos
a los otros. Cada miembro de nuestro cuerpo físico
desempeña una tarea específica. pero todos
contribuyen y son necesarios para la función vital; para
que el organismo en su totalidad pueda funcionar
correctamente.
El cuerpo de Cristo vive de la misma forma, todos los
miembros poseen un sentimiento común y ese sentimiento es
el medio por el cual Cristo expresa su voluntad y pensamientos.
Jesús es la cabeza del cuerpo, a la vez es quien le
imparte vida y dirección.
La mansedumbre produce en nosotros esa conciencia de la
interdependencia, la armonía y la unidad. La iglesia es
una sociedad, una
colectividad unida por tos vínculos del amor. Y ese amor,
ese quebrantamiento sólo puede operar por la presencia del
Espíritu Santo.
D) – Facilidad para acepta
edificación.
El hombre sabio en su propia opinión no recibe ni
consejos, ni sugerencias. Su espíritu altivo lo lleva
siempre a querer avasallar e imponer sus ideas.
En cambio el
manso y quebrantado está dispuesto nos sólo a
enmendar sus errores, sino que es abierto para recibir
edificación de los demás cristianos. El que
está quebrantado puede ser ayudado, alentado, corregido e
instruido; tiene un corazón receptivo, quiere ser
edificado para que él también sea de
edificación. Cuanto más quebrantados estemos mayor
será la oportunidad de recibir instrucción y
aliento de otros ministerios
dentro del cuerpo de Cristo.
Cuando estamos en la atmósfera del
Espíritu podemos ser alimentados y fortalecidos por su
acción, no importa por qué miembro del cuerpo se
exprese. Lo importante es estar en la corriente del
Espíritu, con la mente y el alma expectante para escuchar
su voz.
E) – Rendición incondicional a Dios
El creyente genuinamente humilde reconoce el completo
señorío de Cristo. Todos sus deseos, sus motivos,
sus derechos, su futuro, los deja en las manos del
Señor.
Su meta, sus más caros anhelos, están en
cumplir la voluntad de Dios, en todo momento, en toda
circunstancia; inclusive en medio de las persecuciones,
incomprensiones y sufrimientos.
TEMPLANZA
Templanza significa moderación, sobriedad,
continencia, autodominio. Consiste en aplacar los apetitos y el
uso excesivo de los sentidos. Es
el contralor conque el hombre debe utilizar los bienes
materiales, de manera particular la comida, la bebida y los
apetitos sexuales
La palabra griega para templanza es "sofrosyne", la cual
señalaba la discreción y moderación que
debía tener un rey en la
administración de sus posesiones.
El dominio propio o
templanza es retener los deseos en estado normal, perfectamente
natural, bajo los límites
establecidos por Dios.
Todo siervo de Dios debe cultivar el fruto de la
templanza.
El autodominio nos lleva a ser mesurados y disciplinados
en el control de
nuestras fuerzas interiores, impulsos, instintos y
apetitos.
La vida cristiana es un campo de batalla en donde
tenemos que pelear contra enemigos tanto externos como internos.
Y es sumamente importante que cooperemos con el Espíritu
Santo en esta cruenta batalla entre las tuerzas de justicia y las
tuerzas del mal que pugnan por el dominio de nuestra
personalidad. Por eso es que la Palabra de Dios insiste:
"Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto
mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud,
conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio,
paciencia" 2ª Pedro 1.5-6.
Existen varios aspectos de nuestro ser en que debernos
cultivar el dominio propio.
A) – Dominio de los apetitos
Se denominan apetitos a los deseos producidos por la
naturaleza física. Son los deseos del cuerpo tales como
los deseos de alimento y bebida, el deseo del sexo, el deseo
de compañerismo, el deseo de vivir, el deseo de
conservarse, etc.
Estos deseos son naturales y esenciales para el
bienestar y existencia del cuerpo. Todos los seres de la
creación, tanto los animales corno el
hombre, tienen estos instintos.
Dios los ha colocado para la preservación y
propagación de la vida. Son normales, buenos y correctos.
La lucha nuestra está en mantenerlos en los cauces
establecidos por Dios. Muchos han sufrido tantos fracasos en esta
lucha que han llegado a la conclusión de que estos
apetitos son pecaminosos. Pero no lo son. Son perfectamente
normales. Mas, tienen que ser controlados, disciplinados y
sujetos en su estado natural o normal. El exceso convierte en
malas todas las cosas buenas Hacer con exceso alguna cosa, o
dejar de hacerla, son extremos que pueden llegar a causar mucho
daño.
Todos los seres creados por Dios tienen deseos de
alimento, bebida, reproducción y preservación. La
naturaleza física requiere estas cosas, porque sin ellas
la vida no tendría significado. Los animales jamás
desprecian o ignoran estos apetitos, y en contadas ocasiones se
exceden de los límites. Pero, el hombre, con inteligencia,
con libre albedrío, el ser más elevado de la
creación, que debiera comprender perfectamente el valor real de
estos deseos, o los ignora, o les da una importancia excesiva. La
mayor parte de nosotros los estima en exceso
Estos instintos gobiernan o esclavizan a muchos seres
humanos. ¡Sólo viven para comer, beber, drogase o
para sus anhelos carnales! La pasión por
obtener estas cosas los lleva a trabajar, luchar, esforzarse; e
inclusive les puede conducir al delito. Muchos
utilizan más energía, tiempo y dinero, en
satisfacer estos apetitos, que el que emplean en satisfacer sus
deseos intelectuales
y espirituales.
La templanza nos obliga a respetar estos apetitos porque
son puestos por Dios y necesarios para la vida, así como a
mantenerlos en su estado normal.
B) – Dominio del cuerpo
El cuerpo es la habitación terrena del hombre. En
él vive. Pero además, para el creyente regenerado,
es el templo del Espíritu Santo.
** El cuerpo es la principal herramienta para todas sus
actividades. Todo lo que hace lo realiza con el cuerpo o por
medio del cuerpo. En el cuerpo mora la mente la cual forja los
planes e imparte órdenes para su
ejecución.
En todas las épocas de la historia han existido
personas que desprecian al cuerpo y que lo someten a vergonzoso
tratamiento, esto es corrupto y pecaminoso. Personas hay que
descuidan su cuerpo por ignorancia, no sabiendo que esta delicada
máquina precisa un esmerado cuidado. Aun están los
que torturan sus propios cuerpos para conformarlos a algún
modelo de
belleza, o par a purificarse o perfeccionarse en cumplimiento a
extraños ritos religiosos.
Hoy, con los notables avances de la ciencia,
casi lodos los hombres conocen normas de
higiene A los
niños desde pequeños se les enseña
cómo cuidar sus cuerpos. Sin embargo, la indiferencia y el
descuido son todavía muy comunes.
Es necesario alimentar el cuerpo, él lo precisa;
pero no en demasía. Cuando se come de más, se cae
en el pecado de la glotonería. El agua es
imprescindible para beber; pero el que toma bebidas embriagantes
que debilitan los nervios y entorpecen el razonamiento, se
está destruyendo a si mismo. Necesitamos alrededor de ocho
horas diarias para descansar con el fin de reponer
energías, pero el que duerme de más, entra en el
perjudicial hábito de la pereza o
haraganería.
La mente, y no el instinto, debe gobernar el cuerpo. EI
barco es guiado por el timonel, el cual dirige a su gusto todos
los movimientos de la nave. De igual manera nuestra mente debe
dirigir todo el movimiento de
nuestro cuerpo
¡Cuán importante es tener una mente
consagrada a Cristo! "Mas nosotros tenemos la mente de Cristo"
1ª Corintios 2.16.
Los animales son gobernados por sus instintos, comen y
beben a su satisfacción y en general sin excederse. Pero
el hombre, señor de la creación, tiene una constitución diferente. El tiene que pensar
acerca de su comida o bebida. Sabe como no debe dejarse dominar
por sus apetitos, sino que éstos deben ser gobernados,
disciplinados y dirigidos por la inteligencia. EI cuerpo debe ser
nuestro sirviente, no nuestro amo. El es totalmente del
Señor. Debe ser guardado irreprensible: "Y todo vuestro
ser, espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible
para la venida de nuestro Señor Jesucristo" 1ª
Tesalonicenses 5.23.
Vivimos hoy en una de las épocas más
corruptas en la historia de la humanidad Jesús dijo que
como en los días de Sodoma y Gomorra, así
será en los días de la Venida del Hijo del Hombre.
Los pecados sexuales están hundiendo a muchas personas en
el fracaso y la tristeza. Por causa de la fornicación y el
adulterio,
hogares se destruyen, matrimonios terminan en el divorcio, con
las trágicas consecuencias que todo ello acarrea. Las
relaciones
sexuales son buenas y correctas dentro del matrimonio; pero
practicarlas antes o fuera del matrimonio son pecaminosas,
producen funestas consecuencias, y al final llevan a la
condenación.
El creyente disciplinado, que controla sus apetitos
físicos, siempre es el que lleva el premio en la carrera
cristiana. Es necesario luchar intensamente contra los "deseos
carnales que batallan contra el alma" 1ª Pedro
2.11.
Sólo el poder del Espíritu Santo puede
controlar todas las facetas de nuestra personalidad.
C) – Dominio de los deseos egoístas
El egoísmo es un intenso deseo de poseer alguna
cosa, o de hacer algo que redunde en beneficio propio. Este deseo
es personal, y se
sobrepone a toda consideración hacia los
demás.
Desear tener o poseer algo es una cosa correcta y
legítima, pero no debe ser la única
consideración. Cuando nos olvidamos de los demás y
pensarnos sólo en nosotros mismos nos convertirnos en
seres mezquinos.
Instintivamente nos sentimos obligados a dividir con los
necesitados las bendiciones de que disfrutamos. Un muchacho no se
comerá toda la torta mientras un niñito se sienta a
sus pies mirándolo con ojos hambrientos y boca
entreabierta, tendrá que dividir su torta movido por su
generosidad.
*** La codicia o ambición es el desmesurado deseo
de tener honores y ganancias. Una ambición exagerada puede
llevar al desastre, vergüenza y ruina. La codicia
impulsó a Lucifer a querer ocupar el trono de
Dios.
D) – Dominio de las emociones
Todos los seres humanos son emocionales. Algunos
más que otros. Todos poseen sentimientos de gozo, de
tristeza, de temor, de odio, de amor. Hay quienes demuestran con
libertad sus sentimientos; otros los reprimen sosteniendo que
demostrar las emociones es señal de debilidad.
Muchos consideran que la emoción no debe
reprimirse sino exteriorizarse, pues piensan que no es sano
anular las emociones.
Es un error llegar a cualquiera de estos
extremos.
Todos los sentimientos han de ser regulados. El estoico
debe cultivar sus emociones, y el demasiado emocional debe
disciplinarlas y controlarlas.
La más elevada de las emociones es el amor. Pero
el amor debe ser regulado por el buen juicio. Si no se controla
puede transformarse en pasión, y la pasión es
irracional, no piensa, no calcula, no razona; se deja llevar por
el impulso.
La indignación es una emoción correcta
dentro de sus límites. Podemos indignarnos contra el
pecado, la corrupción, las injusticias; pero cuando se
le da rienda suelta puede transformarse en ira, la ira en furia,
y la furia en odio ciego y desenfrenado.
No debemos permitir que "se ponga el sol sobre
nuestro enojo" Es preciso odiar y rechazar al pecado, pero no a
los pecadores.
El Señor nos manda a amar a nuestros enemigos,
hacerles el bien. La razón de este mandato es que si nos
dejamos dominar por las pasiones, el mundo se convertiría
en un infierno, y el corazón del hombre se llenaría
de veneno mortal.
Quién se somete al Espíritu Santo llega a
ser una fuente de amor, paz y comprensión. Sus emociones
estarán dirigidas por un poder superior, y serán
vínculos, de comunión y hermandad
- – Dominio sobre los pensamientos y
palabras.
La mente llega a ser muchas veces un verdadero campo de
batalla. El enemigo con frecuencia trata de penetrar en el
receptáculo de nuestro cerebro para
sembrar malos pensamientos. ¿Cómo
vencerlos? ¿Cómo lograr expulsarlos?
Pues, haciendo lo bueno y agradable delante del Señor.
Cuando los malos pensamientos nos asalten pongámonos a
leer la Biblia o un buen libro
cristiano, busquemos a Dios en oración,
arrodillémonos y abramos el corazón para que el
cielo nos inunde; hagamos un acto de bondad, visitemos un
enfermo; o sencillamente comencemos a cantar. Dios habita en
medio de la alabanza. La alabanza hace huir al diablo.
Hay personas que creen que no son responsables de sus
pensamientos. Pero es un fatal error. Lo que somos es el
resultado de nuestros pensamientos Si no los dominamos nos
causarán muchos problemas, ya que los pensamientos y los
deseos están íntimamente unidos. Los pensamientos
producen palabras, las palabras acciones, y las acciones
hábitos.
Un pensamiento acariciado produce Intención,
deseo de satisfacerlo ¡Dominad vuestros pensamientos!
¡Es realmente malo pensar lo malo! Si permitimos que los
pensamientos malvados nos esclavicen tendremos muchos
inconvenientes La paz huirá del corazón, la
felicidad será destruida, el hogar sufrirá
calamidades y el final será una ruina total.
F) – Dominio sobre la imaginación.
**** La imaginación es la representación
ideal de cosas reales o imaginarias. Algunas personas tienen poca
imaginación, otras, en cambio, poseen una
imaginación tan grande que viven en un mundo irreal y
fantasioso.
Los temores imaginarios destruyen la paz interior,
provocan ansiedad, perjudicando y debilitando el
organismo.
Gran parte de la miseria humana no viene como el
resultado de los problemas del momento; pero si de la
imaginación de ellos. No hay preocupaciones que puedan
torturar tanto la mente o desgastar más los nervios que
las preocupaciones imaginadas. Esto implica que las quejas,
molestias y perturbaciones son de la propia invención de
la mente y solamente pueden ser anuladas por un cambio de actitud
y por una transformación decisiva del
pensamiento
"La preocupación es como un anciano encorvado
bajo una carga de plumas que él imagina de
plomo".
El temor natural es beneficioso, lodos los animales
sienten temor. El temor avisa de la cercanía del peligro y
les obliga a buscar refugio. Pero el espíritu temeroso es
una calamidad, un engendro infernal, que roba la paz y hace que
la vida sea un verdadero tormento. El temor quita la iniciativa,
apaga el entusiasmo y es la antesala de la derrota. El
Señor "no nos ha dado espíritu de cobardía,
sino de poder, de amor y de dominio propio"
2ª Timoteo 1.7. La templanza nos ayuda a vencer
toda clase de miedo
pues tenemos una roca firme en quién confiar Cristo
nuestro dulce pastor nos cuidará siempre. El Consolador,
el Espíritu Santo, estaría con nosotros todos los
días de nuestra vida.
Pero, además, están las esperanzas
imaginarias que pueden también causar desánimo.
Toda buena esperanza debe tener su fundamento en la razón
y en la Palabra de Dios. Existen cristianos que viven en un mundo
ideal de fantasías y quimeras. Están pensando en
logros y conquistas que no tienen fundamento en las Sagradas
Escrituras. Viven de sueños e ilusiones, fabricando
constantemente castillos en el aire en medio de
un permanente misticismo. Su Imaginación vuela, vuela,
para luego darse cuenta que los pensamientos irreales con
solamente vanidad.
G) – Dominio de los deseos espirituales.
El más importante mandamiento es amar a Dios con
todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestras tuerzas; y el
segundo es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Estos dos mandamientos son básicos para realmente
disfrutar de una positiva vida espiritual. En estos dos
mandamientos descansa toda la ley divina y son
la síntesis
de todo lo que han dicho los escritores sagrados sobre nuestra
conducta como hijos de Dios.
Los deseos espirituales están indisolublemente
unidos a nuestra devoción personal al Señor ya
nuestro servicio y aprecio al prójimo.
Todos deseamos ser más buenos, más
útiles, más consagrados. El anhelo de ser una
bendición para nuestros semejantes es razonable y
espiritual. Vivirnos en un mundo sujetos a las mismas
experiencias, los goces y las tristezas sobrevienen a todos. El
Señor nos manda: gozad con los que se gozan, llorad con
los que lloran. Tenemos que identificamos con las necesidades de
nuestro prójimo para tratar de ayudarle. El interés
que sentimos el uno para con el otro es altamente
espiritual.
La religión verdadera nos lleva a servir a los
huérfanos, viudas, enfermos, presos; en fin, a los
necesitados y desafortunados. Mas, este deseo debe ser controlado
por la razón, la sabiduría y el Espíritu
Santo. Anhelar realizar buenas obras está correcto. Hacer
el bien sin cansarnos es una loable virtud. Pero no debernos
olvidar que la labor prioritaria de la iglesia es "ir por lodo el
mundo anunciando el evangelio a toda Criatura, lo fundamental es
esto, sin dejar de hacer aquello.
Existen denominaciones cristianas que tuvieron un
excelente comienzo, evangelizando, ganando almas para Cristo,
pero paulatinamente se han inclinado decididamente por la obra
social, olvidando por completo que la iglesia existe en el mundo
para ganar a los perdidos.
En el ejercicio de los dones del Espíritu Santo,
es de primordial Importancia que se manifiesten bajo el fruto del
dominio propio.
Es preciso tener cuidado en no errar en su ejercicio. La
Palabra de Dios tiene normas y reglamentos dentro de los cuales
deben operar los dones, y todo cristiano que desea ser eficaz en
el ministerio de los dones tendrá su corazón
dispuesto a encauzarlos de acuerdo a los sabios consejos de las
Sagradas Escrituras.
Tenemos estos tesoros de Dios, los dones, talentos y
facultades, en vasos de barro. Debemos ser vigilantes, alertas y
precavidos, para no errar en el blanco. De ahí que es tan
necesario cultivar una intensa vida devocional de comunión
con Cristo, buscando siempre su dirección para que todo lo
que hagamos sea para provecho y beneficio de su obra.
H) – Dominio propio: Batalla que dura toda la
vida.
La moderación es la llave maestra del dominio
propio. No debemos hacer nada malo, y lo bueno que hagamos,
hagámoslo con moderación. El exceso generalmente es
tan perjudicial como el mal hacer.
Se puede comer, dormir, beber con moderación.
Todas estas cosas son naturales, buenas, imprescindibles. Pero,
cuando se exceden de sus límites, acarrean muchas
dificultades que llevan al desprestigio. Por lo general no nos
gustan los extremismos, no nos merecen ni seguridad ni
confianza.
Para poder gozar del fruto de la tolerancia
necesitamos la imperiosa ayuda del Espíritu Santo. Es una
tarea difícil pues durante toda la vida tenemos que luchar
por ser moderados. Desde la juventud hasta la vejez debemos
esforzarnos en pos del dominio propio. Es una batalla encarnizada
en contra todos los dardos de luego del maligno. Todas las
virtudes cristianas pueden conquistarse, todas las debilidades y
los malos hábitos pueden vencerse. Si nos dejamos llenar
por el Espíritu Santo, la templanza brotará de
nuestro corazón como una fragante y delicada
flor.
Querer es poder. Si dependemos de Dios y colaboramos con
el Espíritu Santo, la templanza será una realidad
Imprescindible es poner nuestra voluntad en el logro de tan
loable conquista. La voluntad es el poder dominante de la mente.
Todo lo que nos proponemos hacer con la ayuda del Señor lo
haremos! "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses
4.13. Todos deseamos corregir nuestros errores, hacer el bien y
resistir el mal.
La moderación produce una profunda fortaleza
interior, ella es parte de la cosecha del Espíritu que
debemos anhelar celosamente. Si somos templados gozaremos del
respeto y
confianza de los demás, tendremos un exitoso testimonio y
el ministerio que el Señor ha colocado en nuestras manos
será coronado por el éxito.
CAPÍTULO VI
OTRAS RELACIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
- Ofensas contra el Espíritu Santo.
- Espíritu Santo en el futuro.
- Blasfemar.
- OFENSAS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO.
La ofensa de blasfemar contra el Espíritu Santo
es la ofensa más discutida y a la cuál más
énfasis se le da. La palabra "Blasfemar" se define como
"hablar mal de Dios, o pecar contra Dios". Mateo 12.31. tomando
esta Escritura como base tenemos la expresión:
"El pecado imperdonable". La palabra blasfemar en el
original griego significa "hablar injuriosamente". Blasfemar es
siempre en palabra o hecho.
Injuria, deshonor y desafío a Dios, y su
penalidad es muerte.
El blasfemar involucra una actitud de desprecio por
la
personalidad y la autoridad de la Deidad.
Acciones imperdonadas son aquellas que consistentemente
menosprecian al Espíritu Santo y niegan Su lugar o Su
parte en la vida del individuo. El
hombre que continúa en su propia voluntad y camino, y no
responde al tierno llamado del Espíritu Santo, es
imperdonado.
No es una acción aislada de la vida, pero una
actitud del corazón que trae como resultado la muerte del
pecador imperdonado.
El calvario hace previsión por todo pecado, a
pesar de lo vicioso y malo que sea, y también hace
provisión por la blasfemia en contra el Salvador. Lo
único requerido del creyente es que sea aceptado el nuevo
nacimiento y todos los beneficios del Calvario son dados, y si el
Espíritu Santo es rechazado, Dios no tiene otro medio para
dar de su gracia al hombre. El ser humano que desprecia y rechaza
al Espíritu de Dios se priva a sí mismo de toda
esperanza de la salvación eterna. Visto que el
Espíritu Santo es Quien ministra para implantar la vida
divina del Salvador, el rechazar este Espíritu es rechazar
su vida.
Dios no declara la blasfemia contra el Espíritu
Santo imperdonable en base a que:
- El no quiere perdonarlo
- Su misericordia no alcanza tal nivel; o
- La previsión de Cristo es
inadecuada.
El pecado permanece imperdonado porque la misma
naturaleza del pecado involucra una condición que hace
imposible el perdón. Cuando el pecado consiste en rechazar
el medio de perdón, entonces el pecador debe permanecer
imperdonado.
Nótese que el Espíritu Santo la
única Persona de la Deidad quien puede ser
blasfemado.
Huffman dice: "El pecado contra el Espíritu Santo
puede ser notado por una palabra, el sacudir de la cabeza, o el
apartarse de la oferta de
gracia de la salvación en una reunión de
evangelización, pero en el análisis final, no es una acción,
sino una actitud del corazón."
Sobre todo, debemos reconocer que la blasfemia contra el
Espíritu Santo no es un pecado de ignorancia, ni de
ofensa. El pecado es consumado en el momento que aquel que
ofende, claramente sabiendo mejor, deliberada y voluntariamente
rechaza el llamado divino. Nadie puede decir si esto toma lugar
al principio o más tarde en la experiencia humana; pues es
simplemente aquella ocasión, aquél momento cuando
la voluntad, la mente y las emociones del individuo se unen para
rechazar a Aquél quien es el único medio de
vida.
2. Resistir
En este caso el énfasis es puesto sobre una
dureza de corazón obstinada, que constituye el rechazo de
Su obra de regeneración. Hechos 7.51. El resistir al
Espíritu Santo es aquella obstinación y perversidad
humana que hace que un ser humano rechace ser un canal a quien o
por medio de quien el Espíritu de Dios puede llevar a cabo
Su obra.
3. Contristar
Contristar significa hacer a uno azaroso, afligido,
desconsolado, triste, doloroso, lastimoso, y con pena. El
Espíritu Santo es contristado por nuestros hechos, por la
carnalidad en todas sus formas: mundanalidad, incredulidad,
ingratitud, falta de oración, falsedad, ira sin freno,
deshonestidad, amargura, torpes conversaciones. Efesios 4.30. La
palabra "contristar" es una palabra de amor. Solamente se puede
contristar a quien uno ama.
A quien no se le ama se le hace airar. Contristar al
Espíritu de Dios acarrea el ser privado de Su grata
comunión.
Si el Espíritu es contristado, obra en
convicción. Da al creyente condenación en vez de
aprobación y bendición. Consecuentemente, el gozo y
el poder y la comunión que son características de
la vida normal del creyente son interrumpidas (Cortadas). Esto
sin embargo, no significa que la vida divina es quitada, pero el
cortar, el separar de la comunión divina. El
Espíritu Santo no se aparta del creyente ni cesa de morar
en él, pero permanece en una nueva relación, la de
convicción en lugar de consuelo que es su relación
normal con el creyente.
4. Apagar.
Alguien ha dicho que el creyente contrista al
Espíritu Santo cuando dice "si" a Satanás; y que
apaga el Espíritu Santo cuando dice "no" a Dios. 1ª
Tesalonicenses 5.19. Es el obstruir deliberadamente los impulsos
del Espíritu Santo, el oponerse a su voluntad, y el
rehusar de obedecer Su llamado. Apagar tiene que ver con la
supresión de las "operaciones de
fuego" del Espíritu: el dar vigor, poder y el proceso de
santificación que consume la escoria.
5. Mentir.
Por cuanto El es el Espíritu Santo, toda clase de
engaño y falsedad le es ofensiva. Hechos 5.3.
Ananías había buscado posición espiritual y
prestigio por medio de falsedad, y por esta causa su mentira tuvo
relación directa con el Espíritu Santo.
- El Rapto.
- EL ESPÍRITU SANTO EN EL FUTURO
La traslación del creyente que será
efectuada en "un abrir y cerrar de ojo" durante el rapto
será efectuada por el Espíritu Santo. Aquél
que levantó de los muertos al Señor Jesús,
efectuará el milagro de poder, transformando nuestros
cuerpos naturales y dándoles cuerpos glorificados para
siempre libres del pecado, la enfermedad y la muerte. Romanos
8.11 y Gálatas 6.8
2. Durante el período de la
Tribulación.
La Escritura nos enseña que la posición
presente del espíritu Santo morando sobre la tierra
cesará al comienzo de la tribulación. 2ª
tesalonicenses 2.7.
Sin embargo, el Espíritu Santo continuará
su ministerio en la esfera de los seres humanos en el
período de la tribulación. Apocalipsis 5.6.
Dice:
"Los cuales son los siete espíritus de Dios
enviados por toda la tierra"
Es evidente que el Espíritu Santo tendrá
parte activa en madurar para juicio a las fuerzas del anticristo.
También, es posible que tendrá parte en ungir y dar
poder a los santos y creyentes de este tiempo, para que su
testimonio sea efectivo y que puedan ser fieles aún en el
martirio.
Es evidente que aquellos que tendrán que sellar
su testimonio con su propia sangre
tendrán que depender del Espíritu Santo para todo
aquello espiritual que efectuarán.
Apocalipsis 6.9-11 y 7.9.
3. La Segunda Venida.
El Espíritu Santo obrará para la
conversión de los Judíos
Isaías 44.3; Ezequiel 37.14;
Zacarías 12.10. El Espíritu Santo
ministrará a los Judíos igual que lo hizo con el
pecador durante la época de la Iglesia: Dando
convicción de pecado e inculcando a Cristo el
Mesías.
4. Durante el Milenio.
Uno de los aspectos importantes del Milenio es el hecho
de un derramamiento general del Espíritu Santo.
Todos los creyentes serán poseídos por el
Espíritu, igual que durante la época de la Iglesia
Ezequiel 36.27.
Walvoord dice: "El llenamiento del Espíritu Santo
será cosa común durante el Milenio, en
comparación con la infrecuencia en otras edades, y se
manifestará en adoración y alabanza del
Señor y voluntaria obediencia a El, al mismo tiempo que en
poder espiritual, y transformación interior. La unidad
espiritual y la bendición que caracterizaron a la Iglesia
primitiva son un anticipo de lo que se disfrutará en todo
el mundo durante el Milenio."
Ridout describe el Milenio como una época cuando
el Espíritu Santo "preside sirve toda Su obra de
resurrección nacional, de remisión,
restauración y regeneración."
Así la gloriosa y tercera Persona de la Deidad al
fin entrará en su lugar legítimo en relación
a toda la humanidad.
* * * * * *
¿RECIBISTEIS EL ESPÍRITU SANTO CUANDO
CREISTEIS?
Hechos 19.2.
- El Espíritu Santo – L. Thomas
Holdcroft. - Por el Espíritu Eterno – J. Elder
Cumming, D.D. - Teología Bíblica y sistemática –
Myer Pearlman. - Pentecostés – Donal Gee.
- Acerca de los Dones Espirituales – Donal
Gee.
- Los dones del Espíritu – Harold
Horton. - Notas – Señorita Ruth
Couchman. - Notas – Rdo. Erling Andresen.
- Notas – Rdo. R.T. Theules.
- Notas – Rdo. P. C. Sörensen.
(Se hizo) FEBRERO DE 1964.
Terminé de recopilar el Lunes 29 de julio de
2002. Bs.As., ARGENTINA.
Dirección Postal:
Tte. Gral. Juan Domingo Perón
Nº 1958
1º Piso – Dto. 27
1040 Capital
Federal
Buenos Aires
A R G E N T I N A
FEBRERO DE 1964
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