8. GÉNEROS DE LENGUAS
- Este Don es llamado comúnmente: Géneros
de Lenguas. - Lleva este nombre común, porque siempre
está en evidencia entre los creyentes que reciben el
bautismo del Espíritu
Santo, el que ha recibido el bautismo según indica y
ejemplifica la Biblia, en el Libro de los
Hechos 2:4, está determinado definitivamente una
señal y es la de hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les da que hablen. - Otro ejemplo Bíblico, donde los creyentes
gentiles
recibieron el bautismo del Espíritu Santo con la misma
señal de hablar en otras lenguas, se encuentra en Hechos
10:44-46. - Igual que los Dones anteriores, este Don es
también SOBRENATURAL y se caracteriza de los
demás que es visible y sobre todo audible. - Por lo mencionado anteriormente, causa mucha
discusión y a la vez mucha controversia.
¿Cómo piensa Ud. al respecto? - Pablo el Apóstol, dedicó a este Don
casi un capítulo en La Biblia, y de alguno de los Dones
importantes escribió apenas una frase. - Sin ninguna duda el Apóstol Pablo
aclaró el mal entendido que había acerca del
Don. - Las Escrituras hablan abundantemente acerca de
nuestro tema y no es difícil explicarlo a los que creen
en La Biblia, como La Palabra de Dios. - Se describe el Don de Géneros de Lenguas
así: Es una declaración sobrenatural por medio
del Espíritu Santo, en idiomas nunca aprendidos por el
que habla, ni tampoco entendidas por la mente del que habla.
Hechos 2:4-12.
– Por lo que Ud. puede leer en La Biblia, y es de
conocimiento
general de los creyentes pentecostales, este Don no tiene que ver
nada con las habilidades lingüísticas, ni tampoco con
la capacidad de la mente humana . (Conozco un hombre que
habla 48 idiomas)
- Contrario a las técnicas
humanas, en su diversidad de métodos
para aprender un idioma. Dios se manifiesta, es la
expresión de la mente del Espíritu de Dios usando
los órganos humanos del lenguaje. - Al recibir el Don, la voluntad del hombre,
ciertamente opera, y su espíritu y sus órganos de
expresión vocal también; más la mente que
opera, es la mente de Dios por medio del Espíritu
Santo. - Doy este ejemplo Bíblico: (No tiene que ver
con el Género
de Lengua, pero
su comparación sí) Cuando Pedro, el
Apóstol dijo al hombre cojo que mendigaba junto a la
puerta del Templo que se llamaba la Hermosa: Levántate y
anda, el hombre
inmediatamente se levantó, saltando y andando.
¿No fue hecho este milagro de sanidad por el PODER de
DIOS? - De igual modo el hablar en lenguas en el uso de este
Don, es toda una Operación del PODER de DIOS. Opera la
mentalidad de Dios y habla la voz del hombre y dice las
palabras que el Espíritu le da que hable. - Los usos de este Don son varios, cuando el
Señor Jesucristo dijo que esta señal iba a
manifestarse entre los que creen, Marcos 16:15,16,17, sin lugar
a duda le dio entre sus fieles una importancia principal,
equipándonos con los Dones
sobrenaturalmente. - Principalmente, el hablar en lenguas es la evidencia
Bíblica del bautismo del Espíritu
Santo. - El que habla en lenguas conforme le dio el
Espíritu Santo, no habla a los hombres, sino a Dios;
pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla
misterios. 1ª Corintios 14:2. - El que habla en lengua extraña, a sí
mismo se edifica. 1ª Corintios 14:4. - El Don de Géneros de Lenguas, juntamente con
el Don de Interpretación de Lenguas, también
edifican a la Iglesia. - Toda la enseñanza doctrinal básica al
respecto de los usos y su orden está bien explicado en
el capítulo 14 de 1ª Corintios. Le recomiendo lo
lea varias veces.
9. INTERPRETACIÓN DE LENGUAS
- . . . y a otro, interpretación de lenguas.
1ª Corintios 12:10. - De los nueve Dones del Espíritu, Ud. puede
llegar a la conclusión de que siete son comunes a ambos
testamentos, mientras que los otros dos han entrado en función
solamente desde el día del
Pentecostés. - Analizando más profundamente, encontramos que
el Don de Géneros de Lenguas y el Don de
Interpretación de Lenguas, son los más
relacionados de todos los Dones. - Al decir que están relacionados, eso no quiere
decir que el uno es inútil sin el otro. - Es cierto suponer, que el Don de
Interpretación de Lenguas, no tendría significado
alguno sin el Don de Géneros de Lenguas. - El Don de Género de Lenguas, no depende en el
sentido absoluto de El Don de Interpretación de Lenguas,
por el hecho que tiene su propio propósito, como hemos
visto; la edificación del Espíritu individual,
completamente apartado de otro propósito. - La Interpretación de Lenguas es la
señal sobrenatural presentada por el Espíritu,
dando el significado de una expresión en otras Lenguas
jamás aprendidas, por el que lo realiza. Esta
interpretación no es una operación de la mente
del intérprete, sino de la mente del Espíritu de
Dios. - Aunque el mensaje enviado a la Iglesia por el Don de
Géneros de Lenguas sea realizado en un idioma conocido
como el Inglés, Alemán u otro. La
interpretación, dada por medio del Don, no es una
traducción literal, del mensaje, sino una
expresión global de la voluntad de Dios, aunque del
mensaje enviado, algunas palabras sean entendidas y pueden
coincidir en parte de la interpretación, no es el todo.
Pero se han presentado casos en que el mensaje enviado
según el Don de Géneros de Lenguas sea por
ejemplo en el idioma Alemán; y encontrándose en
la Iglesia algún Hermano/na. Que conoce el idioma
perfectamente, entiende el mensaje en su más puro
significado, pero este Hermano/na. - Si no tiene el Don de Interpretación de
Lenguas, comprende todo pero no lo traduce para La Iglesia,
sino el mensaje es interpretado por el Hermano/na. Que nunca
estudió el idioma y da la interpretación en forma
general, de tal manera que el Hermano/na. que conoce dicha
lengua queda maravillado del grado de perfección, con el
cual fue dado el mensaje e interpretado. - Lo más sorprenderte aún es que en
diversas ocasiones el Hermano/na. Que domina el idioma en el
cual fue enviado el mensaje, sabe o lo conoce al Hermano/na.
Que nunca estudió dicho idioma, pero dio el significado
maravilloso de la expresión en otras
Lenguas. - El intérprete por lo general nunca entiende la
Lengua que interpreta y no tiene parte alguna en proveer
términos equivalentes en su propia lengua para las
palabras sobrenaturales que son habladas, estas son palabras
desconocidas tanto que ellas son imposibles de distinguir en
las frases de las cuales forman parte. - La interpretación, es un milagro tan real,
como lo es la expresión original en Lenguas. Ambas son
expresiones igualmente directas de la mente del Espíritu
de Dios. - En verdad, un creyente usado por Dios con este Don de
Interpretación de Lenguas no presta atención alguna a los términos
hablados en el lenguaje
desconocido que interpreta; El simplemente mira a Dios como
dependiente directamente de El para que le muestre el
significado de la misma manera que él que habla en
Lenguas, mira en la plena dependencia e ignorancia a Dios para
su expresión sobrenatural. - En la mente de Dios, como es natural, las dos
operaciones
están exactas y bienaventuradamente unidas; en la mente
de los hombres, las dos expresiones son completamente
independientes e igualmente directas de Dios. Este constituye
el poderoso milagro de ambos, el Don de Géneros de
Lenguas e Interpretación de Lenguas. - En la misma lista de los Dones, mala
concepción y mala interpretación han causado que
muchos lo ignoren, nieguen y destruyan su carácter sobrenatural; y aún este
hermoso Don no ha escapado a la intención, e
imitación del adversario. - Debemos con todos nuestros poderes guardar los Dones
de todo intento de reducirlos a un nivel natural. El Don de
Interpretación de Lenguas es precioso y enteramente
milagroso.
SAN MATEO 5:18 . . . ni una jota ni, una tilde
pasará de
la ley, hasta que
todo se haya cumplido.
EZEQUIEL 36:27. En la promesa del Espíritu: JOEL
2:28-29.
- LOS DONES ESPIRITUALES Y EL EVANGELISMO.
1ª CORINTIOS 13. El verdadero amor siempre
piensa primero en otros.
Este es el motivo primordial para el evangelismo. Pero
los creyentes corintios no se preocupaban del incrédulo
que se hallaba en medio de ellos, mientras no pudieran dar rienda
suelta a un goce o despliegue desenfrenado de sus propios dones
espirituales.
Consideración para los "otros" es la divisa de
Pablo, Capítulo 14:17-19 con respecto, tanto a sus
compañeros creyentes como a los
incrédulos.
Haríamos muy pocas equivocaciones con los dones
espirituales si estuviéramos siempre dominados sobre todas
las cosas por una pasión por las almas-por "otros". No es
la obra del Espíritu Santo en los cultos
evangelísticos lo que debemos temer. El jamás
alejará una alma del
evangelio, ya sea durante los preliminares, la
predicación, o la llamada al altar.
Es la obra de nuestro propio Espíritu la que
necesita tan cuidadosa vigilancia. Y esa vigilancia debe
redoblarse en los servicios
evangelísticos, recordándose que se arriesga la
salvación de las almas. Un yerro entre otras ocasiones
podrá no importar mucho; un yerro en esta puede ser fatal.
Mejor será errar en la reprensión personal y si
acaso erramos.
Es probable que no se contriste mucho el Espíritu
si nuestro motivo fue el cuidado de no impedir que alguna alma
viniera a Cristo. Cada parte de un servicio
evangelístico es mejor dejarla a los que han tenido
experiencia, y se han probado que conocen la mente del
espíritu.
No era el hablar en lenguas lo que ocasionaba el peligro
de que la gente dijera que la Asamblea de Corinto se había
vuelto loca; era que todos hablasen lenguas (14:23); esto, es
todos simultáneamente o en número excesivo, y sin
interpretación. Era un uso desordenado de un don que
podría ser poderosamente eficaz si se usaba el tiempo debido
y en el modo debido.
Algunas personas no creen que necesitamos que se nos
enseñe la manera de usar los Dones del Espíritu,
pero nosotros sí.
No es que el mismo Espíritu Santo pueda
equivocarse alguna vez pero nuestro propio espíritu
sí puede, y de aquí la necesidad de las reglas
expuestas en 1ª corintios 14.27,33, para que nosotros nos
examinemos en estos asuntos. El gran ideal es que el
Espíritu de Dios controle tan perfectamente cada miembro
del cuerpo de Cristo al grado de que cada operación de un
don sea precisamente una "obra" del Espíritu Santo. (Cap.
12.11) Entonces podremos estar seguros de que no
habrá impedimento al evangelismo o a la
santificación o a cualquier otra gran obra en que el
Espíritu se halle ocupado en es momento, pero los hijos de
Dios se hallan en diferentes etapas de entendimiento
espiritual.
Acerca de los dones espirituales los corintios no eran
otra cosa sino "hombres"
1ª Corintios 14.20 y tenemos que lo mismo
podría escribirse de muchos de nuestros queridos hermanos
del pueblo pentecostal de Dios ahora. Por lo consiguiente, Pablo
tuvo que establecer reglas que serían superfluas, si
estuviéramos siempre en el Espíritu.
El resumen final de toda la materia se
halla en el Cap.14.40.
"Hágase todas las cosas decentemente y con
orden". Ningún don espiritual, ejercido en el
Espíritu, infringe jamás esa regla y en
consecuencia, nunca estorba el verdadero evangelismo.
Rectamente entendidos y rectamente usados, los Dones del
Espíritu son el único equipo adecuado de la Iglesia
para el cumplimiento de su gran comisión de predicar el
evangelio a toda criatura.
4) EL REGULAR DE LOS DONES Y SU APARENTE
ABUSO.
Todos aquellos familiarizados con reuniones
pentecostales estarán dispuestos de admitir que hay casos
específicos del aparente abuso de los Dones espirituales.
Esto no se limita a la época moderna en la cual vivimos
pues San Pablo escribió partes de las cartas a los
corintios para poner en orden los abusos y excesos.
Dijo:
"Hágase todo decentemente y con orden". Notemos
lo siguiente:
- Dios obra en manera cooperativa.
2ª Corintios 6.1. Mientras que la ineficiencia de los que
trabajan con ÉL no le deshonran, Dios permite a Sus
hijos libertad. - El abuso de los Dones puede ser una situación
temporaria. Un nuevo creyente que no alcanza a comprender
todo. 1ª Corintios 12.11ª Juan 4.1; 1ª Timoteo 2.9. Una
manifestación de esta naturaleza
vendría sobre una persona
deliberadamente en relación con las fuerzas del mal.
Tarde o temprano aparecerá la vida de imitación
que respalda el don de imitación. - Los Dones espirituales pueden ser imitados por
espíritus satánicos.La escritura
declara que en ninguna manera es Dios el autor de la
confusión. Uno de los Dones que ha traído
más disensión y problemas,
es el Don de Géneros de lenguas. 1ª Corintios
14.27 dice: "Sea esto por dos, o a lo más tres, y por
turno; y uno interprete".- EL FRUTO DEL ESPÍRITU.
- Cualquier confusión en el uso de los Dones no
viene por obedecer las Escrituras, sino por el descuido de las
mismas.
Mientras que los Dones del Espíritu conciernen al
servicio del creyente, el Fruto del Espíritu concierne al
carácter.
No es el caso de un momento especial de bendición
como los Dones, pero el producir el Fruto del Espíritu en
la vida del creyente es el resultado de una vida vivida en
rendición al Espíritu. El Fruto del Espíritu
es la cosecha inevitable donde hay una vida vivida en
sumisión al Espíritu. La palabra "Fruto" esta
puesta en singular en las escrituras, con el pensamiento
que todo es de una clase, divino
y sobrenatural, a pesar del hecho que hay diversas
manifestaciones. Gálatas 5.22,23.
Hay sin lugar a dudas una relación muy
íntima entre la obtención del Fruto del
Espíritu y santificación progresiva. En ambos el
carácter es modificado y el la generalización
(estándar) de la santidad es alcanzado, no solo por medio
de esfuerzo propio o lucha personal, pero por rendición
incondicional a Dios en Su tercera Persona.
A continuación estudiaremos El Fruto, en forma
individual, de un todo.
Ellos son: Amor.
Gozo.
Paz.
Paciencia.
Benignidad.
Bondad.
Fe.
Mansedumbre.
Templanza.
Autor del mensaje: Pastor Dionisio Medina (Uruguay)
FRUTO – AMOR
"Amor es el sentimiento que inclina el corazón
hacia lo que le place".
Platón definía el amor
superior como el deseo de lo bueno, la aspiración, la
ascensión gradual hacia la suprema idea del
bien.
"El amor a Dios, considerado en sí mismo y sin
ninguna mezcla de motivo interesado, ni de esperanza, es el amor
puro o la caridad perfecta", dijo Fenelón.
Cuando uno ama de veras, se prefiere el bien de la
persona amada al bien propio. La madre que ni duerme ni descansa
cuidando al hijo moribundo, el esposo que pierde su salud debido al excesivo
trabajo para
sustentar y alimentar a su familia, o el
padre que se arroja a la peligrosa corriente para salvar a su
hijo que se ahoga; se niegan a si mismos, se sacrifican y sufren
por el supremo bienestar de los seres queridos.
"El verdadero amor tiene corno base la renuncia al bien
individual" afirmó Tolstoi.
No importa que la persona amada lo agradezca, no importa
las privaciones que ello implique, lo que cuenta es el beneficio
que reciba el receptor del amor.
"Amar es gozar con la felicidad de otro" enseñaba
Leibniz.
Amar es un anhelo ferviente de que la persona amada goce
de bienestar y felicidad. En sentido esencial se opone al
egoísmo. Se ama al hermano, al amigo, al desvalido, al
desgraciado, al prójimo, al enemigo. Es la tendencia de lo
superior y perfecto a descender hasta lo inferior e imperfecto,
en amor hacia todas las cosas por el amor mismo y no por la mera
apetencia de ellas.
El amor a Dios debe ser total y pleno, ofrecido
sólo a él y expresado en servicio, reverencia y
obediencia. Jesús declaró que la ley se resume en
el amor a Dios y al prójimo, ambos deben ser activos y
concretos.
Cristo nos dio el ejemplo más puro y elevado del
amor desinteresado y abnegado. El nos enseña que
éste debe ser total y sin reserva. Es Su muerte y
resurrección es donde el Señor ha puesto en
acción
su amor por la redención de una humanidad perdida,
caída y fracasada. Su muerte voluntaria es el resultado
del amor del Padre y del Hijo.
Pablo escribió "Y la esperanza no
avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado"
Romanos 5.5. Es el Espíritu el verdadero manantial del
amor. Para poseer amor basta que el Espíritu Santo nos
llene completamente. La vida cristiana es sencillamente vivir
amando, cuando estamos poseídos por él, el amor
brota espontáneamente como el agua de la
fuente.
En el idioma griego existen cuatro términos para
designar el amor:
I. EROS. Se refiere a la atracción física o sexual que
un hombre siente hacia una mujer y
viceversa. El amor erótico lleva en sí la idea de
pasión o afecto carnal,
II. FILIA. Cariño o estima calurosa hacia los
amigos.
III. STORGE. Afecto familiar que se siente por los
padres, por los hijos o por los hermanos.
IV. ÁGAPE. Este es el amor más sublime
profundo e inquebrantable Esta palabra "ágape"
se refiere al amor cristiano sobrenatural, el cual
sólo es posible cuando es impartido por el Espíritu
Santo en el creyente.
En la actualidad se habla mucho de amor. El lema de las
obras clásicas, delas grandes novelas y
poemas gira
siempre en torno al amor.
Todo drama que conmueve hasta las fibras más profundas del
ser, toda hazaña de valentía y coraje, toda
acción heroica, toda demostración de benevolencia y
compasión, tienen como fundamento el amor.
Pero debemos establecer una diferencia. Tanto el eros,
como el filia y el storge son aspectos del amor natural y humano.
En cambio el
ágape es "el amor del Espíritu". Sólo el
Espíritu Santo puede producirlo, procede de las alturas.
Nos viene de arriba. Es divino, celestial y glorioso.
Incomparablemente superior a cualquier amor terreno.
1. El amor humano es emocional, sentimental, espera ser
correspondido, retribuido; pero el amor de Dios es desinteresado,
imparcial, paciente y misericordioso. No espera recompensa. Es
sufrido, sacrificado y abnegado. No se irrita, no guarda rencor.
Jesús en la cruz pronunció aquellas memorables
palabras: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"
Lucas 23.34, palabras que revelan su incomparable amor hacia sus
adversarios y crueles verdugos. El Señor no tuvo
ningún sentimiento adverso hacia ellos, ninguna palabra
hiriente, ningún deseo vengativo. Vivió amando y
murió amando. Pregonó el amor con el ejemplo hasta
el último momento de su existencia. Muchos de los
mártires cristianos en la antigua Roma
morían en el Circo o en el Coliseo cantando alabanzas a
Dios y con una sonrisa en sus labios, sin proferir palabras de
injuria a sus torturadores. A pesar de que muchos eran
destrozados despiadadamente por las fieras, sin embargó,
no había en sus rostros expresiones de ira o
desesperación.
El sublime amor del Espíritu extiende su noble
influencia al paria, al miserable, al desvalido, a aquellos que
nada pueden hacer por nosotros; como también expande sus
luminosos rayos hacia los enemigos, los que nos calumnian, los
que se burlan, los que no nos saludan, los que nos tratan mal. El
amor siempre perdona, bendice a los que nos maldicen, ora por los
que nos ultrajan y persiguen, y olvida todas las
ofensas.
2. El amor humano es limitado y sectario, en cambio el
amor del Espíritu es general, universal, amplio, ancho,
profundo. Ama por el mero hecho de amar, sin favoritismos. El
Señor hace salir el sol sobre
justos e injustos. La benefactora lluvia cae sobre el campo del
bueno y del malo. "De tal manera amo, Dios al mundo", Dios ama a
todos, quiere que lodos sean salvos porque su esencia es
amor.
El corazón amoroso es abierto para toda clase de
amistad, brinda
su cálida influencia sin mirar a quién, se expresa
y comunica con justicia,
equidad y
comprensión.
El amor natural puede llegar a ser exclusivista cuando
sólo aprecia a los de su familia, nacionalidad,
raza, color,
posición o círculo social.
Jesús dijo: "Porque si amáis a los que os
aman, ¿qué mérito tenéis? Porque
también los pecadores aman a los que los aman. Y si
hacéis bien a los que os hacen bien ¿qué
mérito tenéis? Porque también los pecadores
hacen lo mismo". Lucas 6.32-33. "Y si saludáis a vuestros
hermanos solamente, ¿qué hacéis de mas"
¿No hacen también así los gentiles?" Mateo
5.47. El ágape se extiende igualitariamente a lodos, deja
caer sus semillas de bondad, cariño y dulzura en cada
corazón que encuentra a su paso. Presto está en
ayudar y consolar a toda persona en cualquier momento y
situación.
3. FI amor humano es momentáneo o
temporáneo. El amor del Espíritu es perenne,
permanente, imperecedero. Dios le habló a Israel
diciéndole: "Con amor eterno te he amado; por tanto, te
prolongué mi misericordia" Jeremías
31.3.
El amor humano es irregular y fluctuante. Depende de la
situación en que nos encontremos o de los seres con los
cuales nos relacionemos.
Hay personas que según su estado
temperamental o se encuentran en la cima; amorosas, tiernas y
cariñosas, o descienden al valle de la brusquedad,
tosquedad y rudeza.
Nuestro estado de ánimo no debe afectar la
demostración del amor. Las personas que nos rodean no
deben sufrir por nuestra situación personal. Si estamos
pasando por pruebas y
tribulaciones no debemos traslucirlo ni contagiarlo a nuestro
prójimo. Marchen bien las cosas o no marchen bien es
preciso seguir amando. El gozo del Señor es nuestra
fortaleza.
Nada debe impedir que el río interior del amor
pueda fluir libremente para el beneficio de nuestros
semejantes.
4. El amor humano es más bien exterior, depende
de lo que ve. Pero el amor del Espíritu vive y se sostiene
por fe.
El amor humano toma en cuenta la apariencia
física, o las virtudes o cualidades de la persona
amada.
Dios con su amor contempla al pecador y ve en él
un santo en potencia.
Jesús pasó por donde estaba Mateo cobrando los
impuestos y no
vio a un simple cobrador de impuestos como lo hubiera visto
cualquier hombre, sino un discípulo ferviente y un
talentoso escritor de uno de los evangelios.
Cristo se encontró con María Magdalena y
sus ojos amorosos no vieron en ella a la prostituta endemoniada y
despreciable, sino a una mujer libre, santa y fiel servidora de
su causa.
Cristo llamó a Juan "Hijo del trueno", hombre
precipitado y violento; el cual tratado en la escuela del amor,
llegaría a ser el discípulo amado, y el escritor
más tierno, profundo y delicado sobre el tema del
amor.
Dios nos ve a través del lente de su amor. El nos
contempla no como estarnos hoy en nuestra inmadurez, sino
cómo llegaremos a ser en el futuro, siervos fervientes y
esforzados por su causa. Su mirada de amor siempre se extiende al
porvenir. El nos ve desarrollados, crecidos, útiles,
brillantes, glorificados y victoriosos. El no toma en cuenta que
somos barro informe en sus
manos ahora, sino que nos observa ya acabados y perfeccionados
como vasijas ideales en donde su poder se muestra con toda
su plenitud.
5. El amor humano es impulsivo e instintivo. El amor del
Espíritu es de origen divino. Viene como producto de la
presencia sobrenatural del Santo Espíritu en nuestro
corazón. Procede del corazón de Dios al
corazón del hombre. Es celestial, puro, santo,
inconmensurable. No crece en forma natural en el terreno de
nuestra carne humana. Tiene su fuente en el Todopoderoso. Es
infinito y permanecerá para siempre.
El amor humano es de origen terreno, por lo tanto
desaparecerá ya que nuestra vida es tan breve en
comparación con la eternidad. Vivimos setenta u ochenta
años y luego la vida terrena se termina.
Mas el amor divino es el salvador del mundo, es el que
nos ha permitido formar parte de la familia
celestial, y es el que nos ha abierto las puertas al hogar eterno
en donde estaremos disfrutando de una comunión indisoluble
con Dios y todos los redimidos.
6. El amor humano es pasional e inmoderado. El amor del
Espíritu es sobrio, sensato y templado. Mantiene su
equilibrio y
justicia, sin excesos y violencias
El esposo que entrañablemente ama a su esposa,
que se comporta tan dulce y delicadamente con ella, puede en un
arranque pasional proferirle las palabras más groseras e
hirientes movido por los celos o el enojo. Los padres que quieren
tanto a su hijo, pueden descuidarse en la educación y
disciplina del
mismo; permitiéndole que haga lo que quiera, no poniendo
freno a sus desbordes juveniles por temor a ofenderle, desbordes
que pueden afectar su futuro y llevarle al fracaso. El genuino
amor disciplina, educa, Incluso prohíbe para el mayor bien
de la persona amada. El amor del Espíritu es correctivo e
instructivo. El Señor
mira siempre el porvenir, el horizonte. El sabe lo que
nosotros precisamos para madurar correctamente en la vida
cristiana. Sus pensamientos no son siempre nuestros pensamientos,
ni sus caminos son nuestros carninas Por esa causa es que El
muchas veces usa la vara de la corrección: nos castiga,
nos hiere, para encauzarnos y enderezarnos, no porque quiera
perjudicarnos, sino porque nos ama y desea nuestro supremo
bien.
7. El amor humano tiene como fundamento las virtudes de
la persona amada. Mira sus cualidades, su apariencia, sus
gracias, sus méritos, su posición. El amor del
Espíritu es desinteresado, proviene del corazón,
del alma, de las entrañas, de adentro. Cuando Samuel iba a
ungir al futuro rey de Israel, el Señor le advirtió
"No mires a su parecer, ni lo grande de su estatura, porque yo lo
desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre: pues
el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero
Jehová mira el corazón" 1ª Samuel
16.7.
El amor natural se siente seducido por los atributos del
ser amado, por su belleza, su simpatía, su personalidad.
Mas el amor del Espíritu prodiga su cálida
influencia a todo el mundo, a todos los seres, hasta los
más bajos, desaprobados y miserables.
Para el borracho, el ladrón, el criminal, el
traidor, el drogadicto, siempre hay una esperanza, una
oportunidad, una puerta que se abre por medio del amoroso
Espíritu Santo. Para el ser más repulsivo y
condenable existe lugar bajo la sombra de la cruz.
El amor divino pudo rescatar al jefe pandillero de Nueva
York Niky Cruz, héroe principal del libro ‘La cruz y
el puñal" y hacer de él un consagrado cristiano,
predicador del evangelio.
Por su amor, el Señor nos ve no como somos, sino
como llegaremos a ser.
8. El amor humano es natural, terreno, imperfecto. El
amor del Espíritu es divino, puro, celestial, completo y
perfecto. Cuando el Espíritu Santo nos llena de su
presencia, nos repleta de su amor. Al inundar el Espíritu
el receptáculo de nuestro corazón nos llena de
Cristo, ya que el Espíritu Santo revela a Cristo, muestra
a Cristo, glorifica a Cristo, nos implanta la naturaleza de
Cristo, Así que, cuanto más estamos llenos del amor
del Espíritu, la persona de Cristo se mostrará
más evidente en nosotros, de modo que podemos exclamar con
el apóstol Pablo: "Ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí" Gálatas 2.20. Y todas las virtudes cristianas
podrán brotar de nuestro corazón, la ternura, la
paciencia, la mansedumbre; las cuales harán que nos
asemejemos más patentemente al Rey de Reyes y al
Señor de Señores. "A quienes Dios quiso dar a
conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los
gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria"
Colosenses 1.27.
9. El amor humano es egocéntrico, sólo
piensa en sí mismo, en su propia satisfacción,
beneficio y bienestar. Es de naturaleza egoísta porque su
propósito es lograr sus fines, sus deseos, sus ambiciones,
saciar sus propias aspiraciones.
El hombre generalmente quiere a quién corresponda
a su amor, ama a los que le tratan bien, aquellos de los cuales
puede sacar ventajas, provechos y beneficios.
El amor divino es generoso, dadivoso y servicial. Ama
sin esperar recompensa o reconocimiento. Ama por la
alegría de amar. Ama porque anhela consolar, ayudar,
socorrer, levantar. Está dispuesto a la negación y
al sacrificio con el fin de ver la felicidad en el ser
amado.
Muchas veces el amor de naturaleza pasional se ha
descontrolado transformándose en odio, celos y
resentimiento al sentirse decepcionado por no sor correspondido.
Cuántos crímenes, violencias y horrores se han
cometido por un amor herido que se ha vuelto en ira cruel,
despiadada e irracional.
En cambio el amor del Espíritu es dadivoso,
altruista, se olvida de sí, se priva de su propio
bienestar y comodidad con tal de ver contentos a los
demás.
10. El amor humano es perecedero. En cambio el amor del
Espíritu permanecerá para siempre. "El amor nunca
deja de ser" 1ª Corintios 13.8. Se acabarán los
dones, las profecías, se terminarán, las lenguas
cesarán, la ciencia con
todos sus logros, descubrimientos y conquistas tendrá su
fin. Pero el amor jamás dejará de ser. Es la
más valiosa, grande y elevada virtud "Y ahora permanecen
la f e, la esperanza y el amor; pero el mayor de ellos es el
amor" 1ª Corintios 13.13.
Amar es el fruto del Espíritu, es el resultado de
estar en estrecha relación con el cielo, es a evidencia de
un sólido crecimiento espiritual. Pero además es un
mandato del Señor Jesús, él dijo en Juan
13.34-35: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos
a otros; como yo os he amado, que también os améis
unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los
otros".
Dios nos insta, nos manda que amemos. Es el glorioso
Espíritu Santo quien puede educarnos en la escuela del
amor. Jornada tras jornada, año tras año, él
va tratando con nosotros, limándonos, puliéndonos,
para que en toda nuestra personalidad pueda brillar con todo su
fulgor la perla del amor de Dios. Amor que esta esencia de la
santidad, la plenitud de toda bondad y la fragancia suprema de
Cristo en nosotros.
11. El amor humano es reaccionario y vengativo. Mas el
amor del Espíritu es misericordioso, perdona y olvida.
Cuando Dios nos perdona arroja todas nuestras iniquidades a la
profundidad del mar y no se acuerda más de
ellas.
El novio que ama, en una suprema demostración de
cariño, puede obsequiarle a su amada un fresco ramo de
tiernos pimpollos, o con suma caballerosidad le puede alcanzar el
pañuelo de seda que se le ha caído, pero el mismo,
al verse ofendido o desechado, puede enceguecerse de tal manera
que sus manos crispadas e iracundas pueden golpear,
empuñar el cuchillo o apretar el gatillo. El amor humano
puede transformarse en odio feroz y sanguinario al verse
defraudado.
EI amor del Espíritu no se cansa de perdonar.
Cristo dijo que debiéramos hacerlo hasta setenta veces
siete. El perdón debe practicarse indefinidamente. El amor
divino no alberga ninguna clase de sentimiento vegetativo de ira,
revancha o desquite.
El ágape es el amor cristiano sobrenatural. Debe
ser buscado y cultivado intensamente.
Es el amor que se interesa más en dar que en
recibir. Es el amor que se proyecta para el beneficio de nuestros
semejantes. Es el amor por todos los hermanos, incluyendo a
aquellos que no están de acuerdo con nosotros y nos
irritan. Es el amor que no nace por lo que puede tener el ser
humano, sino por lo que es el ser humano en si. Es una
manifestación libre, espontánea, un esfuerzo
deliberado, desinteresado, que no espera galardón ni
retribución. Es el amor que se consume a si mismo en aras
del bien de los demás.
El ágape no conoce limitaciones, ni distinciones
de cultura,
nacionalidad,
sexo o rango
Nadie lo puede destruir porque es el amor de Dios y "Dios es
Amor" 1ª Juan 4.8.
Este maravilloso amor sólo puede encontrarse en
aquellas personas que son motivadas, saturadas y capacitadas por
la unción del Espíritu Santo.
El amor del Espíritu es "sufrido, es benigno, el
amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. El amor nunca deja de ser" Corintios 13.4-8.
Lo que más necesita la humanidad es amor. Al
nuestro alrededor existen personas hambrientas y sedientas de
amor. La frase "nadie me ama" se encuentra con frecuencia.
¿Quiénes deben ser los dadores del ágape?
¿Quiénes pueden realmente sembrar el amor de Dios
en los corazones vacíos? ¿Quiénes pueden ser
fuentes de
amor y cariño para sus semejantes? Pues, nosotros, que ya
hemos experimentado y sentido el amor de Dios. ¡Dejemos,
pues, que los ríos del amor del altísimo nos
inunden! ¡Permitamos que ellos fluyan incesantemente de
nuestro corazón! Sembremos amor, amor y amor, porque
sembrando amor sembramos a Cristo.
GOZO
Alegría, dicha, contentamiento, regocijo,
complacencia, satisfacción, bienaventuranza.
"Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino
justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo" Romanos
14.17.
El término "gozo" aparece sesenta veces en el
Nuevo Testamento. El verbo "regocijar" se encuentra setenta y dos
veces. El mensaje del evangelio es "buenas nuevas de gran gozo"
Lucas 2.10. Pablo aconsejó: "Estad siempre
gozosos"
1ª Tesalonicenses 5.16. "Regocijaos en el
Señor siempre. Otra vez digo:
¡Regocijaos!" Filipenses 4.4. Es la orden divina
para el creyente. Existe gozo en el creer. Cuando los samaritanos
se entregaron al Señor había gran gozo en la
ciudad, Hechos 8.8. El Espíritu Santo es el
Espíritu de gozo.
En el mundo se habla mucho de gozo. Existe el gozo
natural, que no es fruto del Espíritu sino que procede de
la satisfacción de tener una esposa, una familia. Existe
el gozo de viajar, de contemplar la naturaleza; de participar de
un deporte; de
escuchar música agradable; de
desempeñar un trabajo correctamente; de deleitarse con una
comida.
Pero todos esos gozos son efímeros, temporarios,
pasajeros, momentáneos. No son permanentes. La belleza de
una flor se marchita, el vigor de la juventud
disminuye, la familia con los años se desintegra; los
seres queridos se van. La alegría terrena nunca es
completa debido a la inestabilidad del ser humano y a la
fugacidad de la vida. Un famoso millonario contemplando a su hijo
muerto a los veintidós años en un accidente de
aviación exclamó: ¿Y ahora para qué
quiero la vida? Su corazón destrozado por ese golpe no
pudo resistir y al poco tiempo él también
murió.
El sabio Salomón disfrutó de todas las
alegrías que los mortales pueden experimentar. No
negó a sus ojos ninguna cosa que desearan, ni se
privó de ningún placer. Sin embargo, luego de
aventurarse en toda clase de diversiones, arriba a la
conclusión de que. "Todo es vanidad y aflicción de
Espíritu, y sin provecho debajo del sol"
Eclesiastés 2.11.
El Señor nos invita, a través de su
Palabra, a que estemos permanentemente gozosos. El gozo del
cristiano no es sólo una emoción pasajera, sino una
corriente ininterrumpida en cualquier circunstancia, tanto en los
momentos de victoria, corno en las situaciones de pruebas y
dificultades. La alegría de Cristo es perenne. Tanto el
creyente individual, como la iglesia en general, deben vivir en
una constante atmósfera de
gozo.
¿Cuáles son las características del
gozo del Espíritu que lo hacen realmente
incomparable?
1) – Debemos gozarnos en el Espíritu porque Dios
mismo es el manantial de dónde él procede. "Y el
Dios de esperanza, os llene de todo gozo y paz en el creer, para
que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu
Santo" Romanos 15.13. Dios mismo constituye el secreto de toda
alegría y regocijo espiritual. David escribía desde
la hondura de su alma. "Me mostrarás la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para
siempre" Salino 16.11.
Los goces terrenos son efímeros porque provienen
de cisternas rotas que no retienen aguas, proceden de
circunstancias pasajeras y cambiantes. El jardín se
engalana en primavera, pero el invierno le hurta la belleza.
El dinero se
gasta y se va. El banquete dura sólo unos momentos. Pero
el gozo que viene del cielo no está sujeto a las
vicisitudes de la existencia.
Dios es eterno, inmutable: sus virtudes son para siempre
"Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría,
ciencia y
gozo" Eclesiastés 2.26. Jesús dijo:
"Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté
en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido" Juan 15.11.
Pedro escribió: "En quién creyendo, aunque
ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y
glorioso" 1ª Pedro 1.8. ¡Regocijaos en el Señor
siempre! Sólo él puede concedernos una
alegría exuberante y duradera.
Jesús, durante su ministerio terreno, se
regocijó en el Espíritu: "En aquella misma hora
Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo
te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las
has revelado a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó" Lucas
10.21.
A su regreso de una gira evangelística los
setenta volvieron llenos de gozo por los milagros, señales
y liberaciones que habían hecho en el nombre de
Jesús. El Señor entonces se regocijó en el
Espíritu, en lo más intimo de su ser, "se
conmovió de regocijo" por el amor y la sabiduría
del Padre al revelar a los niños lo escondido a los sabios
y entendidos. Cristo se gozaba no sólo por lo que el Padre
hacía, sino también por lo que el Padre era en
sí; fuente de amor, bondad y misericordia.
Hoy también tenemos que gozarnos no sólo
por las obras que Dios realiza, sus sanidades y prodigios: sino
también por lo que él es en sí "la plenitud
de nuestro gozo" y "la fuente de nuestra vida".
"Gócense y alégrense en ti lodos los que
te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación,
engrandecido sea Dios" Salmo 70.4.
2) – Debemos gozarnos en el Espíritu ante el
privilegio de servirle. Cristo se regocijó en la
salvación de las almas. En el evangelio según San
Lucas, capítulo 15, Jesús pronunció tres
parábolas: la de la oveja perdida, la de la moneda perdida
y la del hijo pródigo, cada una de las cuales enfatiza la
verdad del regocijo que hay en el Padre y en los ángeles
cuando un pecador se arrepiente El quiere que también
nosotros poseamos este gozo del Espíritu, pero para
disfrutarlo es necesario que salgamos corno él a encontrar
la oveja perdida. Es preciso que busquemos con diligencia al
pecador extraviado; como la mujer a la
moneda perdida. Es imprescindible que tengamos un corazón
misericordioso y amante como el padre que recibe a su hijo
pródigo.
Cuando el Señor nos bautiza con el
Espíritu Santo, con la señal física de
hablar en otras lenguas, un gozo pleno satura el corazón.
Pero ese gozo debe traducirse en un entusiasta deseo de
testificar, de anunciar el evangelio.
No olvidemos que al ser llenos del Espíritu
Santo; recibimos poder de Dios, dinamita divina para servir al
Señor.
Cada cristiano sellado por el Espíritu es un
ganador de almas, ya que el Espíritu actuando dentro de
él lo va a impulsar para trabajar activamente por la causa
del Altísimo. El concede dones y ministerios
para servirlo mejor.
La tarea prioritaria de la iglesia es el evangelismo.
Toda congregación que quiera mantenerse viva y feliz debe
realizar evangelisrno. La presencia del Espíritu dentro
del cuerpo de Cristo hace que éste se descentralice para
esparcirse corno un agresivo ejército para llevar las
buenas nuevas de salvación a los inconversos.
Las iglesias de mayor crecimiento en el mundo son las
que oran más, las que buscan más de las inagotables
tuerzas del Espíritu Santo, las que se gozan más en
el servicio cristiano. Tanto la iglesia del Dr. Cho en
Seúl, Corea, como la iglesia Metodista Pentecostal de
Jotabeche, Santiago, Chile, como la de las "Asambleas de Dios" de
Madureira, Río de Janeiro. aunque empleando diferentes
métodos de evangelización, todas reconocen su
imperiosa necesidad del Espíritu Santo, todas trabajan
fervientemente, todas se gozan en el servicio. Para los creyentes
de estas congregaciones es un gozo ir a la iglesia, es un gozo
salir a evangelizar, es un gozo pertenecer a un gran movimiento
conquistador
Cuando Pablo y Bernabé iniciaron su primer viaje
misionero, luego de recorrer Chipre y predicar en
Antioquía de Pisidia, estaban "llenos de gozo y del
Espíritu Santo" .
Hechos 13:52.
El apóstol Pablo le expresa a los tesalonicenses:
"Vosotros sois nuestra gloria y gozo"
1ª Tesalonicenses 2.20.
¡Hay gozo en los cielos cuando un pecador se
arrepiente!
"Irá andando y llorando el que lleva la preciosa
semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus
gavillas" Salmo 126.6
¡Qué gozo indescriptible produce el
servicio cristiano! ¡Qué alegría
inconmensurable! Los cielos retumban de regocijo cuando un alma
se convierte, los ángeles desbordan de alegría
cuando un pecador se refugia al pie de la cruz. ¡Sirvamos,
prediquemos, enseñemos, testifiquemos! ¡Los que
enseñan Justicia a la multitud resplandecerán como
estrellas a perpetua eternidad!
3) – Debemos gozarnos en el Espíritu al hacer la
voluntad de Dios.
Jesús se deleitaba al hacer la voluntad del
Padre:
"Porque he descendido del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió" Juan 6.38.
Cuando los sabios y gobernantes le hablan desechado y
despreciado, cuando su pueblo le rechazó como
Mesías, el Señor manifestó gozo en aceptar
el rechazo como la voluntad del Padre.
Las persecuciones, las afrentas, los vituperios que
sufrimos en este mundo por causa de Cristo son permitidas por
Dios a fin de amoldarnos a la semejanza de su amado Hijo y deben
ser aceptados con gozo. "Hermanos míos, tened por sumo
gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que
la prueba de vuestra fe produce paciencia" Santiago 1.2-3.
"Gozaos cuando sois participantes de los padecimientos de Cristo,
para que también en la revelación de su gloria os
gocéis con gran alegría. Si sois vituperados el
nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso
Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado,
pero por vosotros es glorificado"
1ª Pedro 4.13-14.
Pablo testificaba. "Sobreabundo de gozo en todas
nuestras tribulaciones"
2ª Corintios 7.4. "Por lo cual, por amor a Cristo
me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte" 2ª Corintios 12.10.
Cuando Pablo y Silas arribaron a Filipos en su segundo
viaje misionero para predicar el evangelio, fueron encarcelados
por echar fuera el demonio de adivinación de una joven.
Luego de azotarlos brutalmente el carcelero les puso los pies en
el cepo, encerrándolos en el calabozo de más
adentro. Pero ellos no estaban tristes ni desanimados.
En la mitad de la noche oraban a Dios cantando himnos
con regocijo. Y de repente, sobrevino un gran terremoto de modo
que los cimientos de la cárcel se sacudían, se
abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se
soltaron.
El carcelero viendo las puertas abiertas pensó
que los presos se habían escapado y sacó la espada
para matarse. Pero Pablo clamó a gran voz y le dijo "No te
hagas ningún mal pues todos estamos aquí; y
entonces el carcelero se postra ante Pablo y Silas y les dice:
¿Qué puedo hacer para ser salvo? Y ellos le
dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo
tú y tu casa" Hechos 16.31. Y en aquella noche el
carcelero se convirtió "y se regocijó con toda su
familia de haber creído en Dios" Con las espaldas heridas
y sangrientas, los discípulos no perdieron el gozo del
Espíritu.
Ellos estaban allí cumpliendo la voluntad de Dios
que les había enviado a Filipos para predicar a Cristo. En
medio de la adversidad, Cristo es glorificado, y el carcelero con
todos los suyos se regocijó por haber encontrado la vida
eterna.
Cuando todas las cosas marchan bien es fácil
gozarnos, mas el genuino gozo del Espíritu se muestra en
medio de los problemas, pruebas y sufrimientos. "El gozo del
Señor es nuestra fortaleza".
Hacer la voluntad de Dios con alegría debe ser el
blanco supremo de nuestra vida; aunque ello implique tener que
pasar por peligros, crisis y
tempestades. El divino Consolador nos dará un
revestimiento especial de poder para estas circunstancias y su
gozo nunca faltará.
4) – Debemos gozarnos en el Espíritu pues el
regocijo divino es imperecedero, permanente, eterno. Gloriosas
recompensas hay para nuestra labor por el
Señor.
Aun en medio de la agonía de la cruz, Cristo se
gozó con anticipación de ver linaje y el fruto del
trabajo de su alma. "Con todo eso, Jehová quiso
quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya
puesto su vida en expiación por el pecado, verá
linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de
Jehová será en su mano prosperada. Verá el
fruto de la aflicción de su alma, y quedará
satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo
justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos"
Isaías 53.10-11.
Hebreos 12.2 dice "Puesto los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante
de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y
se sentó a la diestra del trono de Dios" Jesús
tenía un gozo "puesto delante de él", él
vivía mirando el futuro, el porvenir, en la perspectiva de
una gran cosecha de almas, de una multitud incontable de
redimidos en la gloria que llegarían allí por su
sacrificio expiatorio en la cruz.
Este gozo puesto en la seguridad de la
victoria final fue lo que mantuvo firme a Cristo hasta llegar al
Calvario.
El creyente también espera este gozo inefable y
glorificado cuando escuche de labios del divino maestro las
alentadoras palabras. "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has
sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor" Maleo 25.21
El apóstol Pablo se gozaba grandemente ante la
visión del galardón que iba a recibir por su labor:
"Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y
corona mía, estad así firmes en el Señor,
amados" Filipenses 4.1. "Porque ¿Cuál es la
esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No
lo sois vosotros, delante del Señor Jesucristo, en su
venida?
1ª Tesalonicenses 2. 19.
¡Qué gran privilegio ganar almas para el
reino de los cielos! ¡Cuánta recompensa! Dios tiene
galardones, coronas incorruptibles de gloria, premios especiales
para los que siembran para la eternidad. Por eso es que el gozo
del Espíritu es inefable.
No se puede comparar con los goces del mundo; estos son
fugaces, huyen y desaparecen con rapidez, son de muy corta
duración. En cambio el gozo divino es continuo y eterno:
"Y los redimidos de Jehová volverán, y
vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo
será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y
alegría, y huirán la tristeza y el gemido"
Isaías 35.10.
Vale la pena seguir testificando. Vale la pena seguir
predicando. ¡Esforcémonos! "Así que, hermanos
míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la
obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el
Señor no es en vano" 1ª Corintios 15.58.
PAZ
"Estado de sosiego y tranquilidad, serenidad de
Espíritu"
La paz es uno de los dones más gloriosos que Dios
tiene para sus hijos. Es un tema central de la Palabra de Dios.
Cuando la Biblia habla de paz lo hace en un sentido mucho
más profundo y significativo de lo que el mundo lo hace.
Para éste, paz significa sencillamente tranquilidad y
ausencia de guerras o
disturbios; o se refiere a aquel genio sosegado y apacible, o a
la afabilidad de unos con otros, especialmente en las relaciones
familiares.
La paz de la cual nos hablan Las Sagradas Escrituras es
más que el estado de
reposo, armonía o calma; es el acto de recibir todos los
beneficios y gracias de Dios. Tiene su fundamento en Dios mismo:
"Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús" Filipenses 4.7.
Es imposible gozar de una genuina paz interior sin La
ayuda y la presencia de Dios.
Para el apóstol Pablo Dios es "nuestra paz". En
sus epístolas siempre mencionaba. "la gracia y la paz de
Dios y del Señor Jesucristo".
El Dios de la paz desea conceder una perfecta y completa
paz a sus hijos para que puedan reposar en él en todas las
contingencias de la vida.
Existen cuatro manifestaciones o aspectos de la paz
divina a nuestro favor:
I. LA PAZ CON DIOS
A) Cristo es el manantial de la PAZ
"Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios
por medio de nuestro Señor Jesucristo" Romanos 5.1. El
hombre, muerto en delitos y
pecados, está separado y alejado de Dios; vive esclavo de
la maldad, los vicios, el mundo, la carne y el diablo.
Pero por la gracia de Dios, por la sangre preciosa
derramada por Cristo en la cruz; somos limpiados, salvos y
santificados. Lejos de Cristo estábamos sin esperanza y
sin Dios en el mundo, no pudiendo agradar ni al Señor ni a
nuestros semejantes. Pero ahora, Cristo ha obrado la
reconciliación; podemos disfrutar de comunión con
Dios y el prójimo. "Y vino y anunció las buenas
nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban
cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos
entrada por un mismo Espíritu al Padre" Efesios
2.17-18.
La paz del corazón, del Interior del alma; viene
a nosotros por el perdón efectuado por la sangre del
Cordero de Dios. La conciencia
intranquila y culpable sólo puede descansar plenamente por
la restauración que opera la cruz de Cristo "El castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su haga fuimos nosotros
curados" Isaías 53.5. "Y por medio de él
reconciliar consigo todas las cosas, así las que
están en la tierra como
las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la
sangre de su cruz" . Colosenses 1.20.
B) El Espíritu Santo es el agente de la
PAZ
Jesús dijo: "Venid a mi todos los que
estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar" Mateo 11.27. A sí mismo él se
presentó como el origen, el productor la fuente de la paz.
El es la paz, el descanso y el reposo del pueblo de Dios. Por
medio de su sacrificio el hombre puede vivir en armonía
con Dios.
Mas, quién promueve y pregona la paz de Cristo
hoy es la tercera persona de la Trinidad; el bendito
Espíritu Santo. El es el vicario, el representante, el
sustituto de Cristo. El es el "otro Consolador" quien
tendría el ministerio de ayudarnos, fortalecernos y
saturarnos de paz.
Jesús cuando dio la promesa del Consolador a sus
discípulos les dijo: "no se turbe vuestro corazón",
"yo rogaré al Padre y os daré otro Consolador para
que esté con vosotros para siempre".
Cuando recibimos el bautismo en el Espíritu
Santo, con la señal de hablar en otras lenguas, sentimos
inmediatamente la paz de Cristo en el alma. Es una paz profunda,
avasallante, dominante. Es una paz dinámica, "como un torrentoso río"
que corre por toda nuestra personalidad inundándonos de
una maravillosa seguridad.
"El ocuparse del Espíritu es vida y paz" Romanos
8.8. Cuando nos preocupamos buscando las inescrutables riquezas
del Espíritu, él se encarga de fortalecer.
Espíritu, es él quien nos "da testimonio en nuestro
espíritu", es él quien nos "da testimonio en
nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" Romanos
8.16.
II. LA PAZ DE DIOS
"Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la
que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo;
y sed agradecidos" Colosenses 3.15. "Y el mismo
Señor de paz os dé siempre paz en toda manera"
2ª Tesalonicenses 3.16.
A) La paz que concede Jesús
Antes de ser crucificado, el Señor varias veces
habló a sus discípulos tratándoles de
preparar para el momento de su muerte. Les anuncio que seria
menospreciado por los ancianos y sacerdotes y luego crucificado y
muerto. Los discípulos se quedaron muy tristes y
preocupados, entonces el Maestro les da la promesa del descenso
del Consolador y de que él les daría de su paz: "La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" Juan
14.27.
El Señor vio lo que precisaban esos corazones
turbados y abatidos, ellos urgentemente necesitaban su paz, esa
paz que sólo Cristo podía proporcionarles porque
él vino para hacer la paz. Su paz no es ni temporal ni
pasajera, es perenne. Sea en momentos de victoria, como en las
tormentas y huracanes de la vida, esa paz permanecería. No
es una paz circunstancial, ni fofa, ni falsa como la que el mundo
ofrece, sino una paz inconmovible.
La paz del mundo es fugaz y traicionera.
¡Cuántos tratados de paz
han sido violados, cuántas promesas, cuántas
normas de
convivencia!
La paz que Cristo nos concede es plena y abundante. No
comprende tan solamente la tranquilidad espiritual; sino
también todos los beneficios que él obtuvo al morir
en la cruz, la salud, la prosperidad, la bendición, el
bienestar.
B) Asegurados por la paz de Dios
Se dice comúnmente que "la vida es una batalla" y
es muy cierto. Existen muchos adversarios que tenemos que
enfrentar; el pecado, el mundo, la carne, los peligros, las
dolencias, las pruebas, el diablo, etc. Muchos cristianos pierden
la compostura y la calma debido a las adversidades y a la
presión
de las circunstancias. En lugar de exaltarse o irritarse por los
sinsabores de la vida; el cristiano genuino debe depositar sus
cargas en el Señor. "Por nada estéis afanosos, sino
sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de
Dios, que sobrepase todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús"
Filipenses 4.6-7. Por la súplica constante el creyente
debe llevar sus necesidades al Señor. De nada sirve
ponerse nervioso y perder tos estribos o la calma. El
Señor nos ha dado la receta para obtener ayuda en medio de
los embates de la existencia. Hay que descansar en sus brazos de
amor, echando toda nuestra ansiedad sobre él porque
él tiene cuidado de nosotros, La oración eficaz del
gusto puede mucho.
Cuando oramos ponemos en movimiento la mano que
creó el mundo, que trazó los cielos.
El Señor promete contestar todos nuestros ruegos:
él nos dará su paz, la paz que sólo
él posee por ser santo, puro, bueno, poderoso y lleno de
amor. Tenemos que estar "Calzados con el apresto del evangelio de
la paz", el cual nos da firmeza y estabilidad. Cuando su paz nos
envuelve podemos pararnos valientemente delante del enemigo,
teniendo la completa seguridad de que él nos dará
la victoria. Si su paz está con nosotros no resbalaremos
ni caeremos. Los temores y afanes serán hechos
añicos por el divino Consolador y exclamaremos desde las
fibras más íntimas de nuestro ser:
¡Qué maravilloso, qué glorioso es el
Señor!
La paz que nos viene del Espíritu es
eminentemente práctica. Hace sentir su generosa influencia
en nuestro diario vivir. Para cada problema y necesidad
está disponible para cubrirnos con su manto de seguridad.
Cuando aparecen los quebrantos de salud:
arrecian las dificultades económicas, o los
temores quieren apoderarse de nosotros, podemos recurrir a
aquél que nos ha dicho: "Mi paz os dejo, ml paz os doy".
El puede auxiliarnos y alentarnos para salir triunfantes en
cualquier contingencia por difícil que sea.
Precisamos acostumbrarnos siempre a echar mano de la paz
de Cristo. No debemos permitir nunca que las tempestades de la
vida nos agobien y desalienten El desánimo es presagio del
fracaso.
Tenemos una roca firme en quién descansar, un
castillo fuerte para refugiarnos. El es el dueño de la
situación. Nada hay difícil para él, sigue
sentado en el trono, es nuestro Supremo Sacerdote.
Alleguémonos, pues, al trono de su gracia para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
III. LA PAZ CONSIGO MISMO
"Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la
que asimismo fuísteis llamados en un soto cuerpo, y sed
agradecidos" Colosenses 3.15. El Señor desea que nuestro
corazón sea un jardín de la paz, en donde ella
pueda crecer y dar sus generosos frutos, "mucha paz tienen los
que aman tu ley" Salmo 119.165. "Pero los mansos heredarán
la tierra y se recrearán con la abundancia de paz"
Satmo37.11.
A) La paz debe crecer
La paz del Espíritu debe ser como un impetuoso
río, fluyendo, creciendo en nuestro interior. Pero para
que esa paz corra libremente es necesario caminar en santidad. En
Isaías 48.18 el Señor nos dice. "¡Oh, si
hubieras atendido mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un
río, y tu justicia como las ondas del mar".
Dios desea concedernos una desbordante paz; pero para ello
debemos guardar su Palabra, eliminar de nuestro corazón
todo pecado. Si dejamos que el orgullo, la envidia, el rencor,
los celos, florezcan en nuestro corazón imposible
será que tengamos una genuina paz. El pecado trae
intranquilidad, desvelos y zozobras.
La paloma de la paz que es santa y pura huye del
corazón rebelde y pecaminoso. La ira debe ser refrenada,
la soberbia extirpada y el odio arrancado de raíz. SI
permitimos que estas malezas crezcan nos volveremos hacedores de
iniquidad y perderemos la comunión con Dios y la vida
eterna.
Para que podamos disfrutar de una descollante paz es
preciso que seamos humildes y mansos. Cuanto más
quebrantados estemos más reconoceremos nuestra total
dependencia del Altísimo. Los mansos son aquellos que han
renunciado a su yo, al egoísmo, al orgullo, para servir a
Dios y a su prójimo.
Aquél que está quebrantado puede
fácilmente comunicarse con sus semejantes; sus contactos
con las personas ya no son señalados por la brusquedad, la
agudeza o la reciedumbre. Su carácter es humilde y
apacible, y todo su ser, sus modales, su voz, muestran que posee
la paz interior del Espíritu.
Cuando estamos quebrantados no confiamos en nuestras
propias capacidades humanas, sino que hemos aprendido a descansar
y esperar en él con una fe decidida y firme.
"En descanso y reposo seréis salvos, en quietud y
confianza será vuestra fortaleza" Isaías
30.15.
Dios anhela que la paz que hoy late en nuestro ser siga
creciendo. Andemos en santidad, quebrantémonos más
y más; y la paz del Espíritu será un tesoro
inestimable en nuestra vida espiritual.
En la actualidad mucho se habla de paz. Pero lo cierto
es que existen muy pocas personas que puedan disfrutarla. La
ciencia dice que el setenta por ciento de las enfermedades tiene su origen
en factores psicosomáticos; preocupaciones, angustias,
temores y ansiedades. Infinidad de personas se enferman del
corazón, úlceras y nervios por causa de tensiones
emocionales; porque les falta tranquilidad interior. Viven en un
estado de depresión
que a veces les conduce al mismo suicidio.
Las instituciones
de enfermos mentales están repletas de gentes que han
vivido en un estado de ansiedad, angustia, postración y
derrote. La psiquiatría con sus diversas terapias no puede
dar una solución definitiva a los conflictos
interiores. Los médicos pueden ayudar al cuerpo, pero
sólo Dios puede salvar el alma y proporcionar imperecedera
paz.
Para que haya una complete paz interna es la clave una
buena relación con Dios. Cuando estamos saturados de su
Palabra, y dependemos de su ayuda diariamente buscándola
por medio de la oración, no existe lugar para la ansiedad,
la preocupación o la depresión.
B) Plenitud de paz
Isaías 26.3-4. dice: "Tú guardarás
en completa paz a aquel cuyo pensamiento en tí persevera.
porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente,
porque en Jehová el Señor está la fortaleza
de los siglos".
Paz completa, perfecta, tienen aquellos que
confían, cuyos pensamientos perseveran en el Señor.
No es sólo un sentimiento de reposo y quietud; sino una
experiencia decisiva de bienestar y seguridad que procede de un
abandono incondicional y total a la protección
divina.
"He aquí que yo les traeré sanidad y
medicina; y
los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de
verdad" Jeremías 33.6.
El Señor está dispuesto a darnos
abundancia y plenitud de paz, paz que sobrepasa todo
entendimiento, paz tan sublime y gloriosa que ninguna
circunstancia por adversa que sea puede menoscabarla.
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