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Escuela y TV. Una unión a favor de la socialización



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Monografía destacada

    1. Escuela y TV.
      Socialización y Educación
    2. Agentes de
      Socialización
    3. Televisión
      educativa
    4. El
      camino a seguir
    5. Diseño
      Metodológico
    6. Metodología
    7. Plan de
      análisis. Criterio Muestral y
      Cronograma
    8. ¿Utopía
      o Realidad?
    9. Análisis
      de los resultados en la Entrevista a
      Expertos
    10. Análisis
      de los resultados en la Observación no
      Participante
    11. Resultados
      Generales
    12. Conclusiones
    13. Bibliografía

    Introducción

    Es una verdad universalmente reconocida que la educación
    constituye una de las funciones
    más importantes de la sociedad. De
    hecho no es posible concebir el desarrollo de
    la humanidad, ni su propia historia, si no se hubiera
    asegurado, de una forma u otra, la trasmisión de la
    experiencia anterior a las nuevas generaciones, si no se hubieran
    encontrado los medios y las
    vías para trasladar, de ancianos a jóvenes, de
    padres a hijos, la herencia cultural
    contenida en los instrumentos de trabajo, las
    técnicas y habilidades, las tradiciones y
    conocimientos.

    A partir de lo adquirido se logró el crecimiento
    económico y cultural de la sociedad y se aseguraron
    las bases para la continuidad del progreso social.

    Desde sus inicios, una de las principales funciones de
    la Educación
    ha sido la socialización y en este proceso la
    escuela
    constituye, sin lugar a dudas, un espacio clave, por su capacidad
    de inculcar normas y patrones
    que le permitan al individuo
    vivir en sociedad, de aquí la importancia de estudiar este
    tema tomando como referencia la obra de tres importantes
    teóricos de la Sociología. Entre ellos un clásico,
    a saber, Émile Durkheim, y
    dos contemporáneos, Peter Berger y Thomas
    Luckman.

    Algunos autores afirman, que el ámbito escolar,
    hasta mediados del siglo XX, era el espacio prácticamente
    exclusivo de educación e instrucción
    académica. Pero con el advenimiento de la
    Televisión esta posición privilegiada fue
    siendo poco a poco afectada, y a partir de aquí, los
    avances de la Televisión
    y el efecto que tienen en la educación en general y en los
    niños
    en particular, comenzó a ser-y continúa siendo-un
    área donde se han movido las inquietudes de los
    investigadores de las más diversas disciplinas (desde la
    Sociología a la Psicología, desde la
    Semiótica a la Pedagogía), así como de maestros,
    padres de familia y de los
    más amplios sectores de la opinión
    pública. Inquietudes y preocupaciones válidas y
    naturales, ante un hecho novedoso que siempre provoca temores,
    desconfianzas y, cuando no, un rechazo, más o menos,
    manifiesto.1

    Con la gran apertura de los medios de
    comunicación, el avance en las últimas
    décadas, de la ciencia y
    la tecnología, los medios audiovisuales
    (cine, video, computación y televisión) se han convertido en
    importantes vehículos, no solo para trasmitir información, sino que su uso, ha traspasado
    los límites de
    las salas oscuras y el hogar, para insertarse en el proceso
    educativo y formar parte, como un elemento más de las
    aulas, en los más diversos niveles de enseñanza, ganándose así un
    espacio importante en el proceso de socialización
    escolar.

    Estos medios no son meros auxiliares en las labores del
    profesor, sino
    que tienen una participación activa en los procesos de
    enseñanza y aprendizaje, por
    lo que es del todo conveniente conocer cuáles son sus
    efectos, cuál es su incidencia y, en definitiva,
    cuál es la utilización que más conviene
    realizar de ellos en las diversas instituciones
    escolares.

    Los pasados treinta años han sido testigos de dos
    procesos de una importancia inmensa en la historia de nuestro
    tiempo: uno de
    ellos es la demanda, cada
    vez mayor, de elementos educativos en todos los niveles; el
    segundo, el explosivo crecimiento de los medios masivos de
    comunicación, en especial de la
    televisión. El significado de su asociación
    dedúzcase fácilmente si consideramos que la
    educación es en sí una forma especial de
    comunicación del vasto acervo de conocimientos y
    sabiduría que la humanidad ha ido trasmitiendo de
    generación en generación, desde los albores de la
    historia.

    Bajo estas circunstancias y esgrimiendo estos principios muchos
    países del mundo, incluyendo el nuestro, han llevado a
    cabo proyectos de
    perfeccionamiento educativo basados en el uso de los medios
    audiovisuales como herramientas
    que contribuyen al desarrollo de las funciones que cumple la
    escuela, entre la que se encuentra la socialización
    escolar, de aquí la importancia de estudiar la influencia
    que este uso puede traer para tan significativo
    proceso.

    Apoyándome en una metodología cualitativa, que me permita
    acercarme al conocimiento
    de la realidad a través de una perspectiva reflexiva y
    obtener mayor información, pretendo demostrar la
    importancia que posee el uso de la Televisión Educativa en
    la Enseñanza Secundaria, no solo como complemento a la
    labor educativa del profesor, sino como un elemento que
    contribuye sobremanera al perfeccionamiento del proceso de
    socialización escolar.

    El uso del audiovisual (televisión, cine, video,
    computación) como medio de enseñanza contribuye,
    ante la falta de materiales
    educativos escolares, a que el estudiante entre en contacto con
    ambientes que no le son inmediatos y adquiera determinados
    atributos que lo formen como sujeto activo y agente del progreso
    social.

    Tomando como base una previa lectura y
    análisis de los textos que tratan el tema,
    selecciono como instrumentos para la obtención de
    información la entrevista
    a expertos, el análisis de contenido de programas y
    asignaturas seleccionadas, la entrevista a
    estudiantes y la observación no participante, estos dos
    últimos mediante un estudio de caso en varios centros de
    Enseñanza Secundaria Básica.

    Para el desarrollo del trabajo tuve la posibilidad de
    consultar tanto literatura activa como
    literatura pasiva. De este modo pude analizar el pensamiento de
    los clásicos y sus principales ideas acerca de esta
    problemática, así como las posiciones que los
    pensadores más contemporáneos han tomado con
    respecto a estas teorías, y de esta forma llegar a una
    conclusión propia.

    Los centros de documentación más importantes fueron
    la Biblioteca
    Central de la Universidad y la
    Biblioteca Nacional donde encontré la mayoría de
    los títulos que uso en el trabajo,
    también alimentaron mi biblioteca personal una
    serie de materiales que me fueron proporcionados, en primer
    lugar, por mi tutora, y en segundo lugar, por el colectivo de
    trabajadores de la Televisión Educativa en Ciudad de La
    Habana y el Departamento de Enseñanza Secundaria en el
    Ministerio de Educación (MINED), y que me ayudaron,
    esencialmente, a definir el tema a trabajar y a esclarecer mis
    dudas y ampliar mis conocimientos acerca del mismo.

    Tres capítulos conforman la estructura de
    esta Tesis, el
    primero nos ubica en el marco
    teórico en el cual descansan las bases
    histórico-conceptuales del tema, llevándonos de la
    mano por las principales líneas de pensamiento que se han
    elaborado y acercándonos a las investigaciones
    fundamentales que se han llevado a cabo tanto en nuestro
    país como en el resto del mundo. Este capítulo
    tiene tres epígrafes, el primero Socialización y
    Educación,
    está dividido en dos partes,
    primero, aborda el análisis teórico-conceptual de
    estos dos procesos, refiriéndose a como han sido tratados por
    diferentes clásicos de la sociología a lo largo de
    la historia, y luego analiza las contribuciones a este estudio,
    centrándose en tres figuras fundamentales: Durkheim,
    Berger y Luckman.

    El epígrafe dos, Agentes de
    Socialización
    , está orientado al estudio de los
    principales agentes de socialización que intervienen en el
    proceso educativo, primero se aborda a la escuela como agente de
    socialización y luego a la televisión, haciendo
    hincapié en la influencia que ejerce este medio en la
    sociedad y en como ha sido tratado el tema por la Comunicación
    Social.

    El epígrafe tres, Televisión
    Educativa
    , consta de dos sub-epígrafes donde trato de
    abordar toda la teoría
    referente a este tema (a pesar de ser tan reciente), el
    sub-epígrafe 3.1 se refiere a los antecedentes del uso de
    los medios audiovisuales en el proceso educativo y el desarrollo
    que ha alcanzado hasta la actualidad, así como los
    elementos fundamentales que caracterizan a la Televisión
    Educativa, y en el sub-epígrafe 3.2 se hace un
    análisis de la inserción de estos medios de
    enseñanza en nuestro país.

    El capítulo dos recoge la estrategia
    metodológica seguida para cumplimentar los objetivos de
    la investigación., donde tengo en cuenta los
    aspectos esenciales: problema, objetivo
    general, objetivos específicos, hipótesis, definición y
    operacionalización de conceptos, metodología,
    criterio muestral y cronograma de tiempo.

    El capítulo tres y último, está
    orientado al análisis de los resultados obtenidos con la
    aplicación de las técnicas de investigación:
    el epígrafe uno refleja los resultados obtenidos con la
    entrevista a expertos, el epígrafe dos con el
    análisis de contenido, el epígrafe tres con la
    entrevista a estudiantes, el epígrafe cuatro con la
    observación no participantey en el epígrafe 5 hago
    un balance
    general de los resultados obtenidos..

    Para terminar, presento las conclusiones generales del
    estudio, los anexos y la bibliografía.

    "Debido al rápido desarrollo experimentado en
    el campo de la Televisión Educativa, la publicación
    o investigación que se intente en este terreno
    saldrá necesariamente falta de lo último que haya
    aparecido, porque nunca podrá estar verdaderamente al
    día"
    .2


    Capítulo 1.

    Epígrafe
    1. Socialización y Educación.

    1. ¿Quién es quién?.
      Aproximación teórico-conceptual al
      análisis de estos dos procesos.

    Varios autores coinciden en afirmar que el concepto de
    socialización tiene su origen en la obra de Simmel, en la
    cual se alude a la transformación que sufren los
    individuos como consecuencia de la interacción con otros.

    Según el Diccionario de
    Sociología confeccionado por Salvador Giner y Emilio Lamo
    de Espinosa la Socialización es "el proceso mediante el
    cual el individuo en desarrollo se adapta a los requerimientos de
    la sociedad en que vive"3.

    Para G. Ritzer:

    …"la socialización es la adquisición
    de la competencia para
    la interacción… Los niños no son
    receptáculos pasivos, incompletos; antes bien, son
    participantes activos en el
    proceso de socialización porque disponen de la capacidad
    de razonar, idear y adquirir conocimientos.
    "
    4

    Para Berger y Luckman la socialización puede
    definirse como "la inducción amplia y coherente de un
    individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de
    él".5

    Este fenómeno está estrechamente ligado al
    aprendizaje y a la formación de la
    personalidad puesto que se produce durante todo el proceso
    evolutivo, y dentro de él podemos identificar varios
    agentes de socialización (los que permiten que esta tenga
    lugar), o sea, las personas con las que el individuo se relaciona
    y de las que aprende normas de conducta y
    valores
    (agentes personales) y también las instituciones y los
    medios de
    comunicación social (agentes impersonales), los
    más importantes son los siguientes:

    • La familia, como el primer medio que actúa
      como socializador, acompañando al individuo por un
      largo período de su vida;
    • El "grupo de
      pares", es decir, el grupo de amigos y de iguales con que un
      niño o joven comparte cotidianamente, el que no
      sólo le permite poner en práctica lo aprendido
      con los otros agentes socializadores sobre cómo
      mantenerse en interrelación o intercomunicación
      con otros, sino que también le comunica normas,
      valores y formas de actuar en el mundo.
    • La escuela, que se constituye en un
      importantísimo formador/socializador, afectando
      también a todos los aspectos susceptibles de ser
      socializados en un individuo.
    • Los medios de comunicación (de masas,
      electrónicos e informáticos), los que
      transmiten conocimientos a la vez que son muy potentes en
      reforzar los
      valores y normas de acción social aprendidos con los otros
      agentes socializadores.
    • El conjunto Deportes/Arte/Religión, los que pueden o no estar
      presentes, todos o algunos de ellos en la
      socialización del niño y el joven.

    La socialización es el proceso social por el cual
    aprendemos a ser miembros de una comunidad humana
    y a interiorizar los valores y roles de la sociedad en que hemos
    nacido y habremos de vivir. Es decir, a través de la
    socialización aprendemos a vivir dentro de un grupo, a ser
    miembros competentes de la sociedad en que hemos
    nacido.

    Desde este punto de vista, la socialización es el
    proceso por el cual se logra que los individuos se ajusten al
    orden social (es decir, asuman el orden social en que nacieron
    como propio). En segundo lugar, la socialización es el
    proceso por el cual una sociedad se reproduce por sí misma
    en una nueva generación (reproducción cultural); es decir, mediante
    la socialización los valores y las tradiciones del pasado
    se continúan y perpetúan. Así, la
    socialización es lo que proporciona a la sociedad la
    continuidad en el tiempo.

    En tercer lugar y como consecuencia de lo anterior,
    socializar algo pasa a ser el compartir ese algo con otros para
    que ellos lo interioricen y lo hagan parte de su ser
    (cultural)

    A pesar de que el proceso de Socialización dura
    toda la vida podemos hablar de tres tipos correspondientes a tres
    etapas cronológicas, con la cuál coinciden en
    parte, como veremos más adelante, tres importantes figuras
    de la Sociología
    de la Educación: Durkheim, Berger y
    Luckman:

    1. Socialización primaria. Es la que se
      efectúa en la infancia,
      donde se interiorizan los más importantes elementos de
      la sociedad (el lenguaje,
      la identidad de
      género, de clase, el
      propio nombre, etc). Es inclusiva ya que se extiende a casi
      todos los aspectos de la individualidad, es asimismo la
      más duradera y la que se efectúa de forma
      acrítica. Los agentes de socialización más
      importantes de este proceso son los padres.
    2. Socialización secundaria. Consiste en la
      interiorización de submundos de valores y normas
      más específicos y concretos, correspondientes a
      funciones que se van a ejercer en la vida adulta. Se habla, en
      este caso, en términos de Socialización
      profesional o de Socialización política,
      entendiendo por tal la interiorización de valores
      ideológico-políticos. Los agentes más
      importantes en este proceso son los iguales en edad y las
      instituciones (entre ellas juega un papel fundamental, como
      veremos más adelante, la escuela).
    3. Socialización terciaria. Este proceso es solo
      posible cuando los individuos adultos relativicen todo lo
      aprendido anteriormente y prefieran asumir o interiorizar las
      normas y valores de otra cultura o
      sociedad. La Socialización terciaria se relaciona con la
      transculturación y la integración en sociedades o
      sistemas de
      referencia totalmente distintos a los anteriormente aprendidos.
      Los agentes socializadores más importantes en este
      último período son los medios de
      comunicación social así como las
      ideologías, la religión y otros productos
      simbólicos de la cultura.

    Desde un punto de vista sistémico, la
    socialización tiene un importantísimo papel en la
    reproducción del sistema, porque,
    como se ha explicado, mediante este proceso una generación
    ya madura exterioriza y transmite sus valores normas, costumbres,
    etc. a la generación que lo reemplaza, de allí la
    importancia de mirar detenidamente los mecanismos y formas en que
    se producen los procesos de socialización en todo sistema
    humano.

    Como los seres humanos no nacemos "programados" en
    nuestro código
    genético para pertenecer a las redes sociales, cada ser
    humano tiene que aprender, desde el momento de su nacimiento, a
    ser parte de su red de interrelaciones
    objetivas y subjetivas, es decir, de su sociedad. De esta forma
    la socialización es uno de los procesos internos
    principales de todo sistema social.

    La socialización y la educación son
    procesos que están estrechamente ligados, desde el punto
    de vista de que la educación forma parte cardinal de la
    socialización.

    El concepto de educar implica la formación de la
    personalidad
    del sujeto, su preparación para la inserción en el
    contexto social, por lo que no se limita a la
    instrucción.

    En un sentido amplio podemos entender la
    Educación como el conjunto de influencias
    recíprocas que se establecen entre el individuo y la
    sociedad, con el fin de lograr la inserción plena en ella,
    o sea la socialización del sujeto. Nos referimos por tanto
    a un fenómeno social complejo, encaminado a la
    transmisión y apropiación de la herencia cultural y
    los valores, normas, y patrones socialmente aceptados.

    Para A. Comte la Educación es la manera de
    aprender a vivir para otros, por el hábito de hacer
    prevalecer la sociabilidad sobre la personalidad. Para Durkheim,
    la Educación es "la acción ejercida por las
    generaciones adultas sobre aquellas que no han alcanzado
    todavía el grado de madurez necesario para la vida social.
    Tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un
    cierto número de estados físicos, intelectuales
    y morales que exigen de él, tanto la sociedad
    política en su conjunto como el medio ambiente
    específico al que está especialmente
    destinado".6

    Esta concisa definición señala algunos
    aspectos fundamentales, primero que la educación es
    socialización, algo que se produce de fuera a dentro;
    segundo, abarca la personalidad total del educando, y no solo los
    aspectos cognitivos; tercero, pretende incorporarlo a la sociedad
    en general y a un lugar en ella en particular.

    Como vemos en estas definiciones, si bien se subraya el
    carácter social de la Educación y el
    fin último que se persigue con ella, se reduce el papel
    del sujeto en este proceso, limitándolo a la
    asimilación de las influencias sociales sin que existan
    posibilidades del procesamiento y recreación
    a nivel personal.

    La concepción materialista de Marx
    permitió la presentación de puntos de vista
    novedosos en cuanto a la formulación del concepto de
    Educación. Se educa al hombre no para
    que pierda su esencia individual, sino para que la manifieste de
    la mejor manera posible en el contexto social en el que debe
    vivir.

    Analizada como función de
    la sociedad, la Educación constituye el medio fundamental
    para la socialización del sujeto. A través de ella
    la sociedad logra la asimilación y objetivación, en
    cada individuo, de los contenidos socialmente válidos,
    expresados en los sistemas de normas y valores aceptados por la
    misma sociedad.

    La educación tiene como tarea fundamental la
    reelaboración, difusión y afianzamiento de la
    ideología dominante, poniendo en
    función de esta tarea tanto los programas y planes de
    estudio del sistema escolar, como los medios de difusión
    masiva, las agencias de propaganda o
    las diversas agencias de control
    social.

    Desde el punto de vista sociológico el objetivo
    general de la Educación se resume en el proceso de
    socialización del individuo, esto es en la
    apropiación por el sujeto de los contenidos sociales
    válidos y su objetivación, expresada en formas de
    conductas aceptables por la sociedad.

    1.2. Principales contribuciones, desde la
    Sociología, al análisis del proceso de
    Socialización escolar.

    Una perspectiva muy popular en la sociología de
    la educación hasta fines de los años 60 fue el
    funcionalismo y
    procede fundamentalmente de los trabajos del francés Emile
    Durkheim. El sistema funcionalista, tal como lo emplea Durkheim,
    consiste en buscar la función desempeñada por una
    institución (la educación en nuestro caso) en la
    sociedad en general; es decir, el rol que juega esa
    institución en la promoción y el mantenimiento
    de la cohesión y de la unidad sociales. Todas las grandes
    instituciones estudiadas por Durkheim se hallan concebidas de
    esta forma, y la educación no es una excepción,
    donde hace referencia, al desarrollo en el niño de ciertos
    valores y de determinadas destrezas intelectuales y
    físicas necesarias para convertirse en parte de la
    sociedad y que le son traspasadas por la institución
    educacional.

    .Durkheim aborda la educación por el lado desde
    el cual se la considera como un hecho social su doctrina de la
    educación es un elemento esencial de su Sociología,
    "la educación es cosa eminentemente
    social".7

    Durkheim centra su atención en la socialización,
    partiendo de la idea de que el ser social no aparece
    completamente hecho en la constitución primitiva del hombre, sino que
    es la misma sociedad, según ha ido formándose y
    consolidándose, la que tiene que construir sobre cada
    nueva generación como si de una tabla rasa se tratara,
    trasmitiendo de esta forma los atributos específicos que
    distinguen al hombre de los demás seres, como
    eminentemente social, utilizando como una de sus principales
    vías la educación. Y es justamente esta la idea
    fundamental en que coinciden los autores que hemos venido
    tratando, en otorgarle un importante papel a la educación
    dentro del proceso de socialización, y en especial a la
    escuela como un agente insustituible que incorpora en el
    individuo normas, patrones y formas de comportamiento, trasmitiendo de generación
    en generación los atributos específicos que lo
    constituyen como ser social, manteniendo el orden y
    proporcionándole, de esta forma, a la sociedad, la
    continuidad en el tiempo y la reproducción
    cultural.

    Durkheim trata a la educación como un hecho
    social y plantea que en todas las sociedades se da una
    educación, de acuerdo con tradiciones, con hábitos,
    con reglas explícitas o implícitas, dentro de un
    cuadro determinado de instituciones, con utensilios propios, bajo
    el influjo de ideas y sentimientos colectivos. Por tanto, las
    instituciones escolares, las disciplinas, los métodos,
    son hechos sociales y la educación tanto física, moral como
    intelectual que da una sociedad en un momento de su historia,
    pertenece evidentemente a la Sociología.

    Al presentar a la educación intelectual, Durkheim
    la clasifica en dos tipos: la enseñanza primaria para la
    masa y la enseñanza secundaria para una minoría
    escogida, idea que en parte retoman Berger y Luckman (como
    veremos más adelante) cuando separan las socializaciones
    en primarias y secundarias.

    La educación ha variado infinitamente
    según los tiempos y según los países. En las
    ciudades griegas y latinas, la educación preparaba al
    individuo para subordinarse ciegamente a la colectividad, para
    llegar a ser "la cosa" de la sociedad. Hoy día
    trata de hacer de él una personalidad autónoma.
    Aquí se apoya Durkheim para plantear que cada sociedad,
    considerada en un momento determinado de su desarrollo, tiene un
    sistema de educación que se impone a las personas con una
    fuerza
    generalmente irresistible, y las ideas que determinan este tipo
    de educación son producto de la
    vida en común y expresan sus necesidades. Así, son
    la sociedad, en su conjunto y cada medio social particular,
    quienes determinan ese ideal que la educación realiza. La
    sociedad no puede funcionar si entre sus miembros no existe una
    cierta homogeneidad, fijando de antemano en el alma del
    niño las semejanzas esenciales que exige la vida
    colectiva.

    Un punto fundamental en el conjunto de planteamientos de
    Durkheim, es, sin dudas, que la educación responde a
    necesidades sociales, lo que expresa son ideas y sentimientos
    colectivos.

    Muchos autores plantean que en la práctica lo que
    hizo el funcionalismo clásico fue idealizar la importancia
    de la educación para una sociedad específica, al
    sobredimensionar el aspecto formativo de la educación y
    fundamentalmente el programa
    educacional o currículum, dejando de lado la influencia
    formativa que tienen otros actores de la socialización del
    niño, como el grupo de pares, los medios de
    comunicación de masas o la influencia de la familia,
    cuando ésta es negativa. Sin embargo, es necesario aclarar
    que estas teorías correspondían a los años
    anteriores e inmediatamente posteriores a la segunda guerra
    mundial, la década de los años 50, cuando la
    escuela no tenía que competir con la TV, y en la
    mayoría de los países y culturas del mundo lo usual
    era que la madre se hiciera cargo de la familia y el hogar en
    exclusivo.

    Luego, durante los años 60, cobró
    importancia la preocupación por examinar y comparar los
    altos y bajos rendimientos que demostraban niños y
    jóvenes en la educación: altos para las clases
    medias y superiores y deficitaria para las clases bajas. A partir
    de esta preocupación se abrieron numerosas nuevas
    perspectivas que han estado
    examinando completamente el proceso educativo, a través de
    sus tres procesos básicos: el programa, la
    pedagogía del aula y la evaluación.

    Con el correr del tiempo se han desarrollado varias
    perspectivas sociológicas acerca del papel que tiene la
    educación en la reproducción y formación de
    la sociedad.

    En los últimos cuarenta años ha cobrado
    auge la perspectiva de las ciencias
    sociales que trata de incorporar la subjetividad en el
    estudio, comprensión y descripción del proceso de
    socialización humana. Para ello se ha valido de todos los
    avances que han logrado las distintas corrientes que incorporan
    la subjetividad, tales como la hermenéutica, el interaccionismo
    simbólico, la etnografía, la etnometodología y la
    fenomenología, logrando significativos
    avances en este campo.

    Una de estas perspectivas, popular en estas
    últimas décadas, es la que se extrae de Peter
    Berger, sociólogo, y Thomas Luckman, filósofo
    alemán, La construcción social de la realidad,
    publicada originalmente en 1964 y que se ubica como una de los
    principales exponentes de la fenomenología en las ciencias
    sociales.

    Berger y Luckman señalan la existencia de dos
    fases diferentes en el proceso de socialización del
    niño: la socialización primaria (que el individuo
    atraviesa en la niñez, más o menos desde los ocho
    meses de edad hasta los cuatro años, y a través del
    cual se convierte en miembro de la sociedad) y la
    socialización secundaria, más o menos entre los
    cuatro y los ocho años (que se refiere a cualquier proceso
    posterior que induce al individuo a interiorizar sectores
    particulares del mundo subjetivo de su
    sociedad).8

    La socialización primaria suele ser la más
    importante para el individuo , es la primera por la que atraviesa
    en la niñez y por medio de ella se convierte en miembro de
    la sociedad:

    1. La socialización primaria transmite contenidos
      cognitivos que varían de una sociedad a otra pero que
      fundamentalmente, comprende el aprendizaje
      del lenguaje y,
      por su intermedio, el aprendizaje de diversos esquemas
      motivacionales e interpretativos de la realidad así como
      los rudimentos del aparato legitimador de la validez de dichos
      esquemas.
    2. Este aprendizaje se efectúa en condiciones
      peculiares que lo diferencian del resto de los aprendizajes
      posteriores. Dichas condiciones se definen básicamente
      por la presencia de un alto componente emocional afectivo que
      otorga a estos aprendizajes una sólida firmeza en la
      estructura personal del individuo. La presencia de este factor
      determina que la modificación posterior de los
      contenidos aprendidos en la socialización primaria
      resulte muy difícil de obtener. En realidad, la
      efectividad de todo aprendizaje posterior dependerá en
      gran medida del ajuste que tenga con respecto al
      primario.

    En virtud de lo dicho hasta aquí puede deducirse
    que la socialización primaria permite al niño
    internalizar el mundo de los "otros", pero ese mundo no
    constituye una posibilidad entre otras, sino que se le presenta
    como el único que existe y que puede concebirse. Sin
    embargo la realidad social objetivada presentada en esta fase de
    la socialización sufre dos tipos de modificaciones o de
    "filtros": el primero de ellos proviene del lugar que ocupan los
    adultos en la estructura
    social y el segundo deriva de la "idiosincrasia" personal de
    los agentes socializadores.

    En este mismo nivel de generalidad, la
    socialización secundaria puede ser definida como el
    proceso por el cual se internalizan "submundos institucionales"
    cuya mayor o menor complejidad deriva del grado alcanzado por la
    estructura social en la división del trabajo. Cada
    "submundo institucional" supone un cierto lenguaje
    específico, esquemas de comportamiento y de interpretación más o menos
    estandarizados y concepciones particulares destinados a legitimar
    las prácticas habituales.

    A diferencia de la socialización primaria, los
    aprendizajes efectuados en esta fase no implican necesariamente
    una carga emocional o afectiva intensa. Los agentes
    socializadores actúan en función de su rol, pero en
    un alto grado de anonimato e intercambiabilidad. Por ejemplo, el mismo
    conocimiento puede ser enseñado por un maestro o por otro
    y sus contenidos asumen una firmeza mucho menor (y por lo tanto,
    una mayor posibilidad de modificación y
    reconversión).

    Sin embargo, el problema central de toda
    socialización secundaria consiste precisamente en que
    actúa sobre el sujeto ya formado y que todo nuevo
    aprendizaje exige un cierto grado de coherencia con la estructura
    básica. En este sentido, el proceso de
    socialización secundaria debe apelar continuamente a
    reforzar dicha coherencia para garantizar mayor efectividad en el
    aprendizaje. Este refuerzo consiste, por lo general, en dotar a
    los nuevos aprendizajes de un carácter afectivo y
    "familiar" tan intenso como la definición institucional
    del aprendizaje lo determine. Así, por ejemplo, la escuela
    básica trata permanentemente de presentar sus contenidos y
    sus agentes socializadores como muy cercanos a la realidad
    familiar.

    Otro aspecto importante en la obra de Berger y Luckman
    es la socialización deficiente, de acuerdo a esto
    señalan varias posibilidades: la producida por la
    "heterogeneidad de elencos socializadores" (agentes de
    socialización), donde la misma realidad es vista con
    significados diferentes (por ejemplo, la que se produce entre
    padre y madre), la producida por la mediación diferente de
    otros adultos significativos (por ejemplo, el caso de
    niños de clase alta socializados por adultos de clase
    baja), y, por último, la que proviene de discrepancias
    entre la socialización primaria y la secundaria (el caso
    del niño campesino que
    viene a estudiar a la ciudad, o del niño pobre que estudia
    en una escuela de clase media).9

    Desde el punto de vista de la sociología de la
    educación, la alternativa más relevante es esta
    última, ya que allí está contenida la
    posibilidad de acción del sistema
    educativo o de cualquier acción extra
    familiar.

    Aquí tiene un papel fundamental la
    institución escolar y el maestro en particular,
    quién juega un rol protagónico y tiene en sus manos
    una función altamente significativa.

    Estos autores, a pesar de pertenecer, a corrientes
    distintas de pensamiento, ubicadas en momentos históricos
    diferentes, Durkheim con una fuerte visión positivista y
    rasgos funcionalistas, que considera al hombre como un ente
    pasivo ante la influencia de la sociedad, Berger y Luckman que
    centraban su atención en los procesos subjetivos y eran
    representantes importantes de la fenomenología,
    otorgándole un especial significado al papel activo del
    sujeto, coincidían en apuntar el papel importante de la
    socialización en la vida del hombre, como un proceso
    indispensable para llegar a constituirse como un ser social, y
    dentro de este proceso veían a la educación como un
    elemento único e insustituible dado su alto nivel de
    significación, aunque Durkheim veía a la
    Educación y a la Socialización estrechamente
    ligados, como fenómenos inseparables, y Berger y Luckman
    hacían una distinción más explícita,
    reconociendo a la Educación escolar como parte fundamental
    del proceso de Socialización

    Epígrafe 2.
    Agentes de Socialización.

    2.1. La escuela como agente de
    socialización.

    La educación escolar es uno de los instrumentos
    que utilizan los grupos humanos
    para promover el desarrollo y la socialización de sus
    miembros más jóvenes, de esta forma la escuela
    funciona como un importante agente de socialización que
    incorpora normas y patrones de comportamiento y educa a los que
    estén bajo su influencia tomando como base el sistema de
    educación establecido socialmente y sometido, como dijera
    Durkheim, a la acción del estado.

    Por "escuela" muchos autores se refieren a la
    Educación Formal, que es la que el Estado
    realiza por cuenta de toda la sociedad nacional en un ambiente
    racionalmente controlado y evaluado para asegurar su efectividad
    y eficiencia. La
    educación formal, desde el
    conocimiento cotidiano, la conocemos como una
    institución que "educa" a los menores, en realidad
    deberíamos decir que la educación formal es la
    institución de la sociedad que se encarga de socializar a
    los más jóvenes para así permitir la
    reproducción de la sociedad y de nuestra
    cultura.

    En la reflexión que de educación se hace
    en los años sesenta, por lo general, se ataca a la escuela
    como agente reproductor de un orden social injusto. Un ejemplo de
    ello es Sayders, considerado como el representante de una de las
    vertientes que asume la denuncia con respecto a la
    institución escolar. Este autor, sin proponer la
    abolición de la escuela, plantea una transformación
    sustancial de ella, idea que encontramos expresada, desde el
    ámbito de la
    comunicación, en la propuesta de Mc Luhan: "El aula
    sin muros". En Latinoamérica, uno de los investigadores
    fundamentales en este campo, Paulo Freire,
    en la misma década de los sesenta veía a la
    educación como praxis,
    reflexión y acción del hombre para transformar el
    mundo, de ahí que parafraseando su postulado central, su
    pedagogía puede resumirse en no más un educador del
    educando, no más un educando del educador, sino un
    educador-educando con un
    educando-educador10.

    Lo cierto es que la educación escolar, como
    práctica social que es, cumple a menudo con muchas
    funciones relacionadas con la dinámica y funcionamiento de la sociedad en
    su conjunto (por ejemplo, la de instrumento de
    conservación o reproducción del orden social y
    económico existente, la de control ideológico, la
    de satisfacer las necesidades del sistema de producción, la de ocultar o enmascarar el
    desempleo
    juvenil, etc.), pero la única función que puede
    justificar plenamente su institucionalización,
    generalización y obligatoriedad es la de ayudar al
    desarrollo y socialización de los niños y
    jóvenes.

    En el proceso de la socialización uno de los
    factores principales es la educación; y más
    especialmente la formación social que se da dentro de la
    socialización secundaria, donde tanto Durkheim, como
    Berger y Luckman coinciden en afirmar que el agente socializador
    más importante es la escuela, junto al grupo de
    iguales.

    En la actualidad existen autores que afirman que la
    familia y la comunidad son instituciones socializadoras que se
    encuentran en crisis y que
    el terreno que pierden en estas funciones es terreno que gana
    incondicionalmente la escuela. "Instituciones que antes
    compartían la socialización de la infancia, ahora
    desaparecen, se repliegan, se inhiben, o simplemente pierden
    eficacia a
    este respecto, haciendo que aumenten así, por simple
    exclusión, la necesidad y la carga relativas de la
    escuela
    ¨.11 La realidad es que la escuela es
    la primera institución pública a la que los
    niños acceden de modo sistemático y prolongado.
    Esto, por si solo, la señala como el lugar de aprendizaje
    de formas de convivencia que no cabe aprender en la familia,
    donde aquella está vertebrada por los lazos del afecto y
    la dependencia personal. La familia puede educar eficazmente para
    la convivencia doméstica, pero es constitucionalmente
    incapaz de hacerlo para la convivencia civil, puesto que no puede
    ofrecer un marco de experiencia. En esto puede cooperar con la
    escuela , pero no puede entregarle el trabajo hecho.

    La escuela es, para la mayoría, el primer lugar
    de aproximación a la diversidad existente y creciente en
    la sociedad global. En ella se ve el niño llevado a
    convivir con alumnos de otros orígenes, razas, culturas,
    clases y capacidades con los que, fuera de esta
    institución, tiene una relación escasa. Aunque el
    respeto hacia el
    otro o la igualdad de
    derechos de todos
    los ciudadanos puedan predicarse en la familia, de ninguna manera
    pueden alcanzar en ella, la materialidad práctica y
    continuada que encuentran en la escuela.

    La principal función de la escuela no ha sido
    nunca solo enseñar, sino educar. El objetivo de la
    institución escolar, como de cualquier forma de
    educación, siempre ha estado más en modelar la
    conducta, las actitudes, las
    disposiciones, etc, que el mero conocimiento teórico o las
    actividades prácticas.

    Se depende más de las escuelas para la
    educación y la socialización de la infancia y de la
    juventud, como
    se depende más de los hospitales para la atención a
    los enfermos, de los círculos de abuelos para el cuidado
    de los ancianos, de la policía para el mantenimiento del
    orden social o del mercado o del
    Estado para el aprovisionamiento de vienes y servicios.
    "Con la educación sucede como con la comida, pero al
    revés: ésta la compramos media hecha en la tienda y
    la terminamos de hacer en casa, aquélla la enviamos a
    medio hacer a la escuela
    "12

    En el caso específico de nuestro país la
    escuela, conjuntamente con la familia, ha jugado
    históricamente un importante papel en el proceso de
    socialización de niños y jóvenes, donde
    además de la familia, que es la primera institución
    socializadora del ser humano, juegan un papel importante otros
    factores como, la comunidad, los grupos en los cuales el
    individuo se desenvuelve, los medios masivo de difusión e
    información y el trabajo, entre otros.

    La importancia de la labor que corresponde a la escuela
    radica no solo en su propia acción con los escolares, sino
    en la coordinación de la acción con el
    resto de los factores, principalmente la familia y la comunidad,
    de modo que se logre una mayor coherencia en los modelos y
    formas de actuar que llegan a estos, para contribuir exitosamente
    a su inserción social actual y futura.

    En el fin y los objetivos de la educación cubana
    se plasman las aspiraciones del modelo de
    hombre que se desea y requiere formar en nuestro país, en
    las condiciones actuales, lo que deviene en política
    estatal para el Ministerio de Educación y las
    instituciones que intervienen en el proceso de formación
    de nuestros niños y jóvenes.

    Entre todas estas instituciones, es a la escuela a la
    que le corresponde una misión
    fundamental, porque tiene mejores posibilidades para sistematizar
    el proceso de educación en función de los
    objetivos, con ajuste a las particularidades de las edades y
    empleando para ello al potencial técnico capacitado para
    tales fines.

    Es también esta institución la que
    más logra la capacidad movilizativa para involucrar al
    resto de las instituciones en torno a alcanzar
    los objetivos contenidos en la política de Estado. La
    labor del maestro en el proceso de socialización de la
    escuela es primordial, pues ellos constituyen el enlace esencial
    entre todos los factores que intervienen en ese proceso: los
    alumnos, los padres y demás miembros de la
    comunidad.

    La escuela es en términos sociológicos una
    institución, ya que no obedece a necesidades de la
    naturaleza,
    sino a exigencias de la cultura. La escuela, procura, ante todo,
    la socialización de los niños, es decir, la
    incorporación, por los seres humanos en formación,
    que han de tomar un día el relevo en las funciones y
    tareas de la sociedad, de las pautas y normas que traducen los
    valores al grupo cultural al que pertenecen, cuyos símbolos esenciales constituyen el alfabeto
    fundamental de la educación.

    2.2. La Televisión como agente de
    socialización.

    "..hay algo como un muy poderoso y astuto
    engañador

    que usa de todas sus mañas para
    tenerme

    constantemente
    engañado."

    Descartes.

    Mientras lees estas líneas, miles de imprentas
    trabajan en el mundo, cientos de miles de personas leen el diario
    en casa mientras desayunan, en el metro, en el supermercado,
    miles de emisoras radiales trasmiten constantemente y cientos de
    miles de personas oyen las noticias
    mientras se visten para salir a trabajar, en el auto en medio de
    congestiones gigantes o entre decenas de personas en un
    ómnibus colectivo, unos treinta satélites
    de comunicación en el centro y norte del Atlántico
    trasmiten más de mil filmes, videos y documentales a
    través de 130 canales directos durante las 24 horas
    diarias, dando lugar a un nuevo consumo de
    efecto desconocido: el de la droga
    audiovisual, capaz de crear una adicción
    irrefrenable.13

    La revolución
    electrónica que presidió los
    últimos años del siglo XX abrió las ventanas
    de la historia a una nueva forma de ciudad, a una nueva forma de
    configuración del espacio y el tiempo, de las relaciones
    económicas, sociales, políticas
    y culturales, en definitiva, un nuevo tipo de ciudadano con
    nuevos hábitos, intereses, modos de pensar y sentir, una
    forma de vida prendida por los intercambios a distancia, por la
    supresión de las barreras temporales y las fronteras
    espaciales. Cada individuo a través de la pequeña
    pantalla puede ponerse en comunicación, recorriendo las
    famosas autopistas de la información, con los lugares
    más recónditos del mundo, las culturas más
    exóticas y distantes, las mercancías más
    extrañas, los objetos menos usuales en su medio cercano,
    las ideas y creaciones intelectuales más diferentes y
    novedosas.14

    Todo indica que los medios audiovisuales y en especial
    el medio televisivo, constituyen hoy el esqueleto de la nueva
    sociedad.

    Los medios de comunicación de masas han adquirido
    una nueva dimensión con la revolución
    electrónica, capaz de transportar la información en
    forma de imágenes y
    en tiempo real a todos los rincones de la
    tierra.

    Para comprender las consecuencias de este
    fenómeno tenemos que partir de que la Comunicación
    es, ante todo, un proceso de transmisión y
    recepción de ideas, información y
    mensajes.

    Por lo general se estudian cuatro tipos de
    comunicación: la comunicación interpersonal,
    que se establece entre dos personas, la comunicación
    grupal, entre grupos pequeños; la comunicación
    organizacional, que como su nombre lo indica se establece entre
    organizaciones
    y la comunicación de medios, que está orientada a
    las grandes masas.

    Los principales medios de comunicación (prensa escrita,
    radio, cine y
    televisión) toman su auge en la década del 20 y del
    30, del siglo XX, es en esta etapa en que la comunicación
    social pasa a ser objeto de estudio de la Sociología y se
    considera a la comunicación de masas como un
    fenómeno social.

    Las primeras investigaciones en este campo tenían
    un fuerte carácter de contingencia, o sea, se orientaban
    al estudio de los efectos, las reacciones y las conductas que
    adoptan los individuos que están bajo la influencia de los
    medios. Con el transcurso del tiempo las teorías fueron
    variando y se fueron desarrollando, tomando también como
    objeto de estudio tanto al emisor como al mensaje
    emitido.

    La investigación de la comunicación de
    masas, a pesar de no haber tenido un desarrollo
    sistemático, no ha podido permanecer aparte del debate general
    de las ciencias sociales. Mauro Wolf, en su obra, La
    investigación de la comunicación de masas
    hace
    referencia a que las comunicaciones
    de masas son una realidad integrada por muchos aspectos
    distintos, menciona entre ellos, a las reglamentaciones
    legislativas escurridizas, por lo que se refiere a la
    ordenación jurídica del sistema televisivo, las
    intrincadas operaciones
    financieras en torno a la propiedad de
    algunos medios; los episodios clamorosos sobre la no
    realización de un programa considerado
    incómodo; crisis, fracasos y triunfos de las
    diversas estructuras
    productivas cinematográficas; las recurrentes
    polémicas sobre los efectos nocivos que los medios
    ejercerían sobre los niños; entusiasmo y alarma
    ante las nuevas
    tecnologías y los escenarios prefigurados por las
    mismas.15

    La lista, por supuesto, podría ser más
    larga y serviría para confirmar que los mass media
    constituyen al mismo tiempo un importantísimo sector
    industrial, un universo
    simbólico objeto de consumo masivo, una inversión tecnológica en continua
    expansión, una experiencia individual cotidiana, un
    terreno de enfrentamiento político, un sistema de
    mediación cultural y de agregación social, una
    manera de pasar el tiempo, etc.

    Todo esto, evidentemente, se refleja, en la forma de
    estudiar un objeto tan proteiforme, la larga tradición de
    análisis ha seguido los distintos problemas
    surgidos a lo largo del tiempo, atravesando perspectivas y
    disciplinas, multiplicando hipótesis y enfoques. Esta
    tradición que se identifica como la Mass Comunication
    Research
    surgió a partir de la evolución histórica de los Estados Unidos,
    ligado al desarrollo de la economía y la
    política en este país, a manos de destacados
    sociólogos, como es el caso de Harold Laswell.

    Los principales modelos de la comunication research
    están referidos a ocho momentos de los estudios
    metodológicos: la teoría hipodérmica, la
    teoría vinculada a las visiones
    empírico-experimentales, la teoría derivada de la
    investigación empírica sobre el terreno, la
    teoría del planteamiento estructural-funcionalista, la
    teoría crítica, la culturológica, los
    cultural studies y las teorías comunicativas en
    general.

    La teoría norteamericana estudiaba tres
    áreas fundamentales: los efectos que provocan los medios
    en el individuo, la propaganda política y la publicidad,
    específicamente las campañas publicitarias, esta
    teoría pierde auge cuando surgen las vinculadas al
    marxismo, no
    obstante, tuvo gran influencia en el mundo entero, no en vano
    fueron usados muchos de sus conceptos y paradigmas
    fundamentales.

    El estudio de los efectos de los mensajes se consolida
    sobre todo en la década del cincuenta a partir de nuevos
    estudios norteamericanos (Tuchman, Hovland, Miller, etc) y se
    refuerza en Europa con la
    escuela de Frankfurt (Adorno, Fronm,
    etc). En la actualidad se ha dado un paso más relacionando
    la estructura de la información con sus mensajes. Es lo
    que se llama la economía
    política de la información, con estudiosos
    destacados como Herbert Schiller, Noam Chomsky, Martín
    Barbero o Marcial Murciano. A partir de esta escuela podemos
    deducir que los mensajes de los medios de comunicación
    estarían íntimamente relacionados, en lo que al
    mundo occidental industrializado se refiere, con las necesidades
    de la economía de mercado. Las empresas de la
    comunicación elaboran y distribuyen un producto, la
    información y los mensajes de sus programaciones que deben
    ser colocados en los mercados en no
    pocas ocasiones por medio de guerras
    audiovisuales, como sucede entre Norteamérica y Europa, y
    también en no pocas ocasiones sin tener en cuenta o dando
    poca relevancia al efecto de esos mensajes sobre la población juvenil e
    infantil.16

    Los psicólogos sociales proyectan teorías
    de todo tipo sobre los efectos de los mensajes audiovisuales,
    desde los que creen que generan o consolidan un estado violento,
    hasta los que estiman, que por el contrario sirven de catarsis
    emocional.

    En muchas ocasiones los medios se han caracterizado a
    partir del concepto de difusión, ya que los poseedores de
    los recursos para
    filmar y exhibir los filmes, imprimir periódicos,
    transmitir radio y televisión, difunden ideas entre un
    público que como norma no contesta, como en un diálogo,
    sino que ve y escucha una especie de monólogo y es
    influido por él.

    Claro, tal desvalance del poder
    expresivo se hace más agudo y evidente a medida que
    disminuye la democratización de estos medios, o en
    general, las características de la sociedad en
    cuestión.

    Mientras mayor opresión ejerza un grupo o clase
    social sobre otra, mientras menores sean para cada individuo las
    posibilidades de participación en las actividades de la
    sociedad, mientras menos democracia
    genuina; más se frustran o disminuyen las facultades y
    usos comunicativos de los medios, reduciéndose o
    limitándose a la simple difusión desde un grupo
    dominante hacia otro dominado o influido.

    Sin embargo, la investigación sobre audiencias
    desde comienzos de los años 80, ha proporcionado pruebas
    convincentes, de que los espectadores de cine y televisión
    no son receptores pasivos de los mensajes. Los estudios indican
    que las audiencias no interpretan los mensajes de manera
    uniforme, más bien, sugieren que los espectadores
    individuales, a la hora de interpretar el mensaje, se sirven de
    una mezcla de historia personales y sociales con frecuencia
    bastante inconexa y contradictoria. En otras palabras, la
    identidad personal, de género, filosófica,
    cultural, social y económica del espectador
    influirá en los significados que construye a partir del
    mensaje televisivo o
    cinematográfico.17

    Autores como Jesús Martín Barbero,
    Néstor García Canclini, y Heriberto Murano, son
    representantes latinoamericanos de la nueva orientación o
    vuelta al receptor que, revalorizando ideas de Walter
    Benjamín y Antonio
    Gramsci, cuestionan la omnipotencia de los medios y muestran
    que su posible influencia está en virtud de una serie de
    mediaciones dadas por el contexto sociocultural en que los
    individuos y grupos reciben los mensajes. Este nuevo paradigma
    rescata el protagonismo de los sujetos, las mediaciones que
    imponen culturas y las relaciones interactivas de los receptores
    con los medios.

    Esto se comprende con mayor facilidad si nos acercamos a
    la teoría de las mediaciones, piedra angular de la obra de
    Jesús Martín Barbero.

    Para él, estudiar los fenómenos reales de
    comunicación significa estudiar la mediación
    cultural que se interpone entre los medios y los públicos,
    significa estudiar cómo esas mediaciones intervienen en
    los procesos de recepción y apropiación que los
    públicos hacen de lo masivo, y significa ubicarse en el
    estudio de la cultura popular.

    Reconociendo que lo que ofrecen los medios de
    difusión masiva son las mismas matrices
    culturales de los sujetos, homogeneizadas y estilizadas, se
    concibe entonces a la recepción no como un proceso de
    dominación, sino como un proceso activo con el que los
    sujetos buscan en los mensajes su propia identificación y
    reconocimiento. Los sujetos no son invadidos por la cultura culta
    hecha digerible para ellos, sino que son sus propias
    prácticas culturales las que se les ofrecen,
    reconociéndose en ellas.18

    No en vano, para la mayoría de los especialistas
    los efectos de la televisión son, en buena medida, el
    resultado de la relación que los espectadores establecen
    con este medio, de la interacción que se produce entre
    él y los espectadores en un contexto dado, más que
    de los contenidos y mensajes que trasmite.

    Es aquí, precisamente, donde entra a jugar un
    papel importante la idea que preserva el carácter activo
    del sujeto, y que esgrimen como principio fundamental Berger y
    Luckman cuando plantean que el hombre, a medida que se desarrolla
    y que se relaciona con el mundo que le rodea, mediante el proceso
    de socialización, contribuye, no solo, a la
    formación de su identidad y personalidad, sino
    también a la conformación de su propia realidad.
    Por tanto es erróneo considerar al sujeto como una
    indefensa tabla rasa, como argumentaba Durkheim, sino que
    el hombre es
    capaz de hacerle frente a los medios, no solo, escogiendo el
    medio o el mensaje al cual se va a exponer, sino
    recepcionándolo desde una posición crítica.
    Posición esta, por supuesto, muy relacionada, con los
    elementos tanto culturales como sociales que conforman la
    personalidad de ese sujeto, así como el contexto
    socio-cultural con el cual ha interactuado e interactúa y
    el grado de eficacia de los agentes primarios de
    socialización, que sobre él han actuado en
    función de la construcción de su ser
    social.

    Las grandes compañías productoras,
    distribuidoras y exhibidoras, desarrollan y propagan el cine y la
    televisión como mecanismos de difusión, mucho
    más que como fenómenos comunicativos, lo
    añaden al desbalance de la información y del
    influjo cultural, que existe hoy día entre los pueblo
    desarrollados y los subdesarrollados y, en general, de los grupos
    poderosos respecto a los dominados, controlados o con menos
    recursos.

    El desarrollo acelerado de los medios masivos de
    comunicación trae como consecuencia una apertura de los
    individuos y de los grupos humanos al intercambio ilimitado de
    información, la ruptura del localismo y el distanciamiento
    del entorno inmediato. Es necesario entonces, reconocer la
    extraordinaria potencialidad instructiva e incluso formadora que
    ofrece la revolución electrónica al permitir la
    comunicación intercultural y provocar el descentramiento
    de los individuos y de los grupos de sus propios y limitados
    contextos.

    Todo medio de comunicación ejerce efectos
    sociales y psicológicos sobre su audiencia, produciendo
    determinadas relaciones sociales y particulares formas de
    pensamiento, sentimientos y conductas independientes, en parte,
    del contenido que trasmiten.

    La televisión, la radio y el
    cine, difunden normas y tendencias culturales, y tienen una
    enorme influencia en las percepciones y opiniones del
    público. Es por esto, que debemos tener cuidado pues, esos
    medios pueden utilizarse como una forma de "escapismo" y las
    personas pueden llegar a identificarse con vidas ficticias o a
    basar sus ideas en ellas. Las fantasiosas caracterizaciones de
    los héroes cinematográficos y de los actores de las
    telenovelas o "culebrones" son un buen ejemplo de ello. El
    psicólogo suizo Carl Jung sostenía que tales
    experiencias son resultado de la proyección de patrones y
    arquetipos en el inconsciente colectivo. Es decir, que los seres
    humanos nacen con unos códigos genéticos y
    biológicos de conducta como el de la maternidad, el de la
    paternidad o el de las acciones
    heroicas. Las personas famosas (los "famosos") representan para
    nosotros esos patrones como mitos vivos y
    nos permiten experimentarlos de modo
    indirecto.19

    El filósofo Roland Barthes ha descrito el modo en
    que se generan los mitos al dotar de significados falsos a las
    cosas mundanas, como en el caso de los lemas publicitarios. Si se
    logra persuadir a un número suficiente de personas con una
    campaña de imagen
    determinada y un lema publicitario relacionado con un producto,
    el uso de ese producto deviene norma social y el producto se
    vende. Se ha saltado por encima del análisis racional; el
    instinto ha vencido a la razón. La propaganda
    política actúa de igual forma, simplificando temas
    sociales complejos. Las técnicas de que se sirve fueron
    ampliamente estudiadas y puestas en práctica durante y
    después de la II Guerra
    Mundial.20

    Muchos de los patrones de comportamiento, actitudes,
    valoraciones éticas y estéticas, de los
    sueños y temores que sobre el mundo de hoy y el de
    mañana tienen los niños (y no pocos adultos) son
    conformados por las imágenes que presentan los medios o
    por aquellos objetos derivados o promovidos por ellos.

    Pekka Tarjanne, secretario general de la Unión
    Internacional de Telecomunicaciones(UIT), con sede en Ginebra,
    expresa que los medios tienen hoy un papel central en la vida
    económica, social, educativa, cultural y política
    de todos los países, sin excepción, y que los
    nuevos medios audiovisuales son la más importante industria del
    mundo, teniendo el mayor impacto-para bien o para mal- en el
    presente de la humanidad.21

    "El siglo XX, con la multiplicación de los
    medios de comunicación eléctricos(cine, radio),
    electrónicos (televisión) y digitales (Internet), vio no solo la
    explosión de la publicidad, sino también su
    sofisticación. La ambición de manipular las mentes,
    desde el propio hogar, se elevó casi a nivel de ciencia. Las
    técnicas de persuasión continuaron
    refinándose para vencer la barrera del ruido,
    desbaratar nuestra desconfianza e incrustar en nuestra mente un
    mensaje muy preciso".22

    Ignacio Ramonet en su libro
    Propagandas Silenciosas, plantea que sobre asuntos
    políticos graves o en momentos históricos intensos,
    la televisión y el cine de masas han elaborado
    imágenes específicas, adecuadas a un
    propósito ideológico y encargadas de
    acompañar, como una prótesis simbólica, la
    sensibilidad colectiva, bien sea dramatizando las preocupaciones
    dominantes o bien, al contrario, euforizando la coyuntura.
    Defiende Ramonet que las imágenes de los medios de
    difusión masiva audiovisuales son máquinas
    insistentes, hechas para que florezcan y triunfen los
    estereotipos, en manos de industrias
    culturales, "contra las que nos mantenemos en guardia
    desde la década de 1930, gracias a las advertencias de
    Bertolt Brecht y de pensadores de la escuela de Francfort como
    Theodor Adorno, Walter Benjamín o de Herbert
    Marcuse.23

    En 1926 un avance tecnológico sacudió al
    mundo, surgió una especie de revolución en las
    telecomunicaciones que comenzó a traernos a través
    del éter no solo la palabra y la música, sino incluso
    la imagen en movimiento,
    apareció la televisión.

    La televisión es una forma de comunicación
    que oscurece a casi todos las demás, porque permite
    presentar directamente en el hogar, en el centro de trabajo o la
    universidad, imágenes vivas y actuales de acontecimientos
    que se están produciendo en ese instante y en ese lugar.
    Gracias a la televisión, millones de personas de todo el
    mundo pueden ver y oír los sucesos de la vida diaria en el
    momento de producirse y beneficiarse de la difusión masiva
    de conocimiento y cultura. La presencia de la Televisión
    constituyó el aporte más significativo de la
    comunicación en el siglo XX. Como medio de
    comunicación masivo revolucionó todo lo que hasta
    el momento se conocía. La posibilidad de tener en casa un
    aparato que transmitía información y
    entretenimiento, sonora y visualmente, achicaba el mundo y
    ampliaba los horizontes del espectador.

    Para comprender el papel que juega la televisión
    como agente de socialización, es necesario partir de
    esclarecer, que con su surgimiento, se estableció un nuevo
    medio, capaz de expresar y sugerir emociones,
    sentimientos e ideas, un sistema de signos que
    reunía y sintetizaba múltiples recursos expresivos.
    Nos hallamos aquí (como sucedió antaño con
    el cine) ante un lenguaje capaz de utilizar o de incorporar otros
    lenguajes, y lograr un resultado complejo, no idéntico a
    ninguno de dichos lenguajes ni componentes. En tal sentido
    rememora y es comparable al teatro, capaz de
    valerse del lenguaje oral cotidiano, de la música, de las
    artes plásticas y de otros medios expresivos, para
    realizarse como obra distinta, coherente y con personalidad
    propia. Quizás el aspecto que más nos interesa de
    la obra televisiva, más que la obra en sí, son los
    elementos implicados en su percepción
    y consumo, las cargas emocionales y conceptuales, los
    hábitos de conducta y la significación social
    general. En otras palabras, la televisión en su modo de
    realizarse y de ser asumida públicamente, implica una
    diversidad de efectos socioculturales, su carácter de
    sistema (o sistemas) implica la capacidad y el acto de expresar,
    transmitir, sugerir e incitar ideas, sentimientos y
    emociones.

    Y son esas propiedades las que nos mueven a considerarlo
    como un importante medio de comunicación, de acuerdo con
    una definición clásica que concibe los procesos
    comunicativos y la comunicación en general, a partir de la
    existencia de un sujeto emisor, un medio, un mensaje, y un
    receptor, según el siguiente esquema (simple como tal,
    pero que encierra muchas complejidades):

    Sujeto Comunicante medio-mensaje sujeto
    receptor

    En tal caso podemos establecer un paralelo en el que los
    realizadores desempeñan el papel del sujeto emisor, la
    obra televisiva es vista como el medio cargado de mensajes o
    significados, mientras el público desempeña la
    función de receptor:

    Realizador obra televisiva
    Público24

    Con el avance de las investigaciones en la
    comunicación de masas y el desarrollo de la Teoría
    de la Comunicación a este esquema se le fueron
    añadiendo otros elementos, como la retroalimentación, los códigos, los
    ruidos, que a nivel socio-cultural se traducen en las mediaciones
    en general.

    Esto nos ayuda a entender como el espectador de un
    programa televisivo no recibe un simple mensaje o idea, sino que
    realiza todo un proceso de comprensión,
    interpretación, asimilación y responde o reacciona
    emocionalmente e incluso ideológicamente; escucha y
    observa unos elementos de la obra, deja de oír y ver
    otros, e interpreta de acuerdo con sus características
    personales: extrae de la obra un sentido propio, que puede
    coincidir más o menos con el de los demás
    espectadores, pero que, como experiencia propia, nunca es
    idéntica a las otras.

    Tanto por el volumen de tiempo
    que dedican los ciudadanos a contemplar la televisión,
    como por la calidad e
    intensidad de su poder de sugestión y fascinación,
    la mayoría de los investigadores concluyen que la
    televisión condiciona la
    organización del espacio, del tiempo, de las
    relaciones intersubjetivas, la naturaleza de los contenidos de la
    vida psíquica, así como los instrumentos y
    códigos de percepción, expresión e
    intercambio de los individuos y de la
    colectividad.25

    Puede afirmarse, en principio, que la televisión
    se ha convertido en el marco, en el escenario que preside la
    mayoría de los acontecimientos de los individuos y de la
    colectividad. Los ciudadanos vivimos sumergidos en una especie de
    iconosfera, compleja, sutil y fascinante red de imágenes y
    sonidos que se han convertido en instrumento privilegiado de
    formación de las conciencias, de trasmisión de
    ideologías y valores.

    Con el acelerado desarrollo de la tecnología, lo
    propio de la televisión actual en muchos países del
    mundo es vender alguna cosa: ideas, valores o productos y en
    consecuencia venderse constantemente a sí misma para
    conseguir el máximo de audiencia. Todo forma parte del
    gran ritual consumista. La única coherencia del medio es
    su lógica
    comercial. Se venden los objetos, las ideas, las experiencias,
    las esperanzas y hasta las alegrías y dolores. Algunos
    autores frente a esta situación, adoptan posiciones
    extremas, como es el caso de Adorno, "Y no tiene reposo de
    día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su
    imagen"26
    , para quien la receptividad, identidad
    y ubicuidad de la cultura de masas modernas, tiende a provocar
    reacciones automatizadas y a debilitar las fuerzas de la resistencia
    individual.

    Las exigencias del mercado, la tiranía de las
    cuotas de audiencia y los requisitos de la publicidad convierten
    cada vez más a la televisión comercial en un medio
    trivial, vacío, dominado por el espectáculo, por la
    primacía de las formas sobre el contenido, de la sintaxis
    sobre la semántica, de las sensaciones sobre la
    reflexión. Todo se subordina al efecto sorpresa, que
    engancha a los espectadores independientemente de la fuerza de
    los argumentos, de la lógica de la
    razón.

    Ante este dilema muchos se preguntan: ¿es la
    televisión amiga, o enemiga?: la respuesta se basa
    esencialmente en el método con
    el cual se emplee este valioso medio y los objetivos que mediante
    su empleo se
    quieran alcanzar. Por esto, con gran frecuencia, y de modo
    totalmente erróneo, la televisión se ha asociado
    únicamente con la comunicación masiva, lo que le
    quita el que pueda considerársele como un importante medio
    de ayuda en la educación y la enseñanza. De
    aquí, que si en programación televisiva y de otros medios de
    transmisión de información se tienen en cuenta
    criterios educativos, las nuevas tecnologías podrán
    alcanzar una dimensión positiva sobre la educación
    del niño.

    El debate en torno a la utilización de los medios
    audiovisuales en la educación, cobró particular
    auge en Estados Unidos luego de concluida la Segunda Guerra
    Mundial, ya que, justamente, estos medios y el cine en
    particular se habían utilizado de forma exitosa en el
    entrenamiento
    del personal militar y de civiles que debían reorientarse
    hacia áreas industriales priorizadas.

    Si antes se consideraba al maestro como única
    fuente de la trasmisión de mensajes educativos,
    actualmente el impacto de la imagen cinematográfica,
    televisiva, de videos, aportan a la formación y
    socialización del niño, nuevas fuentes
    paralelas a la palabra.

    La imagen se ha convertido en un poderoso elemento
    conformador de la percepción, apropiación e
    interpretación de la realidad, fomentando modelos
    conductuales y estilos de vida. Para apoyar lo anterior, sirvan,
    a manera de ejemplo, los siguientes comentarios hechos por
    representantes de diferentes corrientes de
    pensamiento:

    El pionero del conductismo,
    John B.Watson, ubica al cinematógrafo como "uno de los
    estímulos que contribuye a hacer, rehacer y deshacer
    nuestras personalidades"27
    . Desde su peculiar
    interpretación culturalista del psicoanálisis, Erich Fromn señala al
    cine como "el medio más importante para la
    trasmisión del modelo de personalidad más deseable
    al hombre común y corriente"28
    Un
    representante de la llamada tercera fuerza en la
    psicología, el humanista Gordon W. Allport, advierte como
    "una niña de diez años aprende más sobre
    las estrellas de cine y la TV que sobre la historia que le
    enseñan en el colegio".29

    Esto pone sobre la mesa, no solo el problema de la
    influencia que los medios pueden ejercer como agentes moldeadores
    de la personalidad, sino también otra cuestión de
    particular relevancia, la competencia que dichos medios entablan
    en relación con la institución escolar.

    Es importante tener en cuenta que los agentes de
    socialización no son entidades desvinculadas, que
    actúan de forma independiente, sino que están
    estrechamente relacionadas, conformando un sistema que tiene como
    fin último, la socialización del individuo. En este
    sentido, mientras menos influencia ejerzan la familia, la
    escuela, y la comunidad en el proceso de construcción de
    la personalidad del sujeto, mayor carga socializadora
    caerá sobre los medios masivos de comunicación y
    sus métodos de utilización. De aquí la
    importancia de la actividad conjunta entre los diferentes agentes
    de socialización, en esencia, familia, escuela, comunidad
    y televisión, unidas en el camino a una meta
    común.

    Para el investigador mexicano Guillermo Orozco
    Gómez, lo que hagan o dejen de hacer la familia y la
    escuela con respecto a la televisión y los niños
    tienen efectos no solo en su grado de exposición
    al medio, sino también en el tipo de preferencia
    programática, gustos y opiniones sobre lo que se les
    ofrece y sobre la forma de apropiarse de su
    contenido.30

    La reflexión nos conduce directamente a entender
    que la televisión como medio de comunicación de
    masas, que lleva imágenes y sonidos en una gran escala a los
    rincones más apartados del mundo es algo que no puede
    ignorarse, ni dejarse de lado. Debe usarse y tomarse en cuenta
    como lo que realmente representa en la actualidad, un instrumento
    fundamental de apoyo a la labor formativa y educativa de las
    instituciones escolares. Un elemento de socialización y
    trasmisión de valores insustituible y un costoso
    fenómeno comunicativo, informativo, formativo y educativo
    que derrumba muros y nos abre las puertas y ventanas a una nueva
    revolución en la educación.

     

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