TABLA
VII-º10
PRODUCTO NACIONAL NETO
A LOS PRECIOS DE
MERCADO
DESDE EL 1º ENERO
HASTA EL 31 DE DICIEMBRE DE 200X
(En millones de US
$)
COSTOS |
|
| INGRESOS |
|
Producto neto del sector privado | 8.138 |
| Bienes y servicios finales prestados por el sector | 7.580 |
Producto neto de la administración | 885 |
| Bienes y servicios finales prestados por la | 1.443 |
| 9.023 |
|
| 9.023 |
NOTA: Adaptado de Napoleoni. Diccionario de
Economía
política.
1988
Se llega, así, en forma directa y más
racionalmente comprensible, al total de 9.023 miles de millones
(producto
nacional neto a los precios de mercado), que se
señala en las estadísticas italianas y que se obtiene en
ellas en forma distinta, forma que se resiente de la
técnica de investigación de los datos y de otros
motivos, algunos de los cuales exponemos brevemente a
continuación.
En primer lugar, el concepto de
«valor
añadido» ha sido tomado, para la elaboración
de la renta nacional, de los estudios sobre censos industriales y
agrícolas que lo habían introducido anteriormente.
En dichos censos el valor de la producción, es decir, el valor de los
bienes y
servicios vendidos, se había obtenido siempre (y
aún ocurre así) no a los precios de mercado, sino a
los precios de mercado menos los impuestos
indirectos; esto es así para evitar que las industrias cuyos
productos son
gravados por motivos fiscales con una fuerte carga tributaria
(tabaco, azúcar,
gasolina, etc.), apareciesen con un valor añadido mucho
mayor que el de la remuneración efectiva de los factores
productivos empleados en su producción.
En segundo lugar, en el extranjero los estudios sobre la
renta nacional no se hacen sobre la base de la suma de los
«valores
añadidos» por las distintas actividades productivas,
sino en base a los datos fiscales (más fácilmente
disponibles en dichos países) sobre las rentas, incluidos
los impuestos directos. Se comprende que sobre esta base se llega
a un total definido como «producto privado neto al costo de los
factores» (que incluye solamente las remuneraciones de
los factores productivos utilizados en la producción) al
que es preciso añadir la cifra de los impuestos que no
gravan directamente las rentas para llegar al producto neto a los
precios de mercado.
Volviendo a los datos sobre la renta nacional italiana
en 1952, puede reestructurarse así el total de los 9.023
miles de millones;
TABLA
VII-11
DESDE EL 1º ENERO
HASTA EL 31 DE DICIEMBRE DE 200X
(En millones de US
$)
Producto neto del sector privado (incluidos los | +7.191 |
Impuestos indirectos | +1.366 |
| +8.557 |
Duplicación por bienes y servicios |
-419 |
Producto privado neto a los precios de | +8.138 |
Producto neto de la Administración | +885 |
Producto nacional neto a los precios de | +9.023 |
NOTA: Adaptado de Napoleoni. Diccionario
de Economía política. 1988
Hay que añadir que esta nueva formulación,
útil para una mejor comprensión del juego de las
diversas partidas contenidas en nuestro análisis, es también imperfecta, ya
que no existe razón alguna para indicar en forma
explícita en una tabla final, una duplicación que
hay que eliminar aún, cuando muchas otras duplicaciones ya
se han eliminado con razón anteriormente.
Por lo tanto, el método
más claro de exposición
parece ser el que hemos indicado anteriormente, método que
permite reconstruir el total del producto nacional neto a los
precios de mercado sea como suma del producto neto del sector
privado y el de la administración pública, sea como
suma de los bienes y servicios para usos finales creados,
respectivamente, por el sector productivo privado y por la
administración pública.
Sumando el producto nacional neto a los precios del
mercado las amortizaciones, iguales a 916 miles millones en 1952,
y las rentas netas del exterior (166 mil millones) se llega al
total general de 10.105 miles de millones que representa la renta
nacional bruta a los precios de mercado.
ANALISIS ESTADISTICO DE LA
RENTA NACIONAL.
Las fuentes de
investigación para la elaboración de las
estadísticas sobre la renta nacional pueden clasificarse
en tres grupos
principales:
- Análisis a gran escala
efectuados a intervalos determinados (censos de población, de la industria,
de la agricultura,
del comercio,
etc.).
- Estudios continuados llevados a cabo tanto por
organismos estadísticos, como por otras instituciones estatales (producción
agrícola, producción industrial,
estadísticas fiscales, etc.).
- Estudios específicos y, en particular,
muestreos.
Desde el punto de vista histórico, las dos
primeras fuentes han sido, desde hace mucho tiempo, las
primeras en ser utilizadas. Solo recientemente, y especialmente
en el extranjero, se ha desarrollado enormemente el tercer tipo
de investigación sobre muestras. La experiencia ya
adquirida en otros países, lleva a considerar que los
análisis sobre muestras están destinados a una
evolución todavía más
fecunda. Hoy día han adquirido tal importancia en los
Estados
Unidos, que la periodicidad de los censos industriales y
comerciales, antes fijada en dos años, se ha ampliado a
cinco al considerarse que podían ser perfectamente
suplidos por análisis del tipo mencionado. En cualquier
caso las investigaciones
sobre muestras son indispensables para la elaboración de
las estadísticas sobre la renta en los intervalos entre
los censos, así como para la rápida
elaboración de datos provisionales.
Desde esta perspectiva el muestreo es lo
único que permite, por la rapidez con que puede realizarse
y elaborarse, la puesta al día de la estadística sobre la renta nacional y su
utilización en decisiones de política
económica que han de basarse, necesariamente, en el
análisis de tendencias suficientemente próximas en
el tiempo e, incluso, en tendencias actuales.
Esto no excluye evidentemente la necesidad de saber tras
un cierto tiempo, o al menos de vez en cuando, a través de
análisis completos o casi completos, la representatividad
concreta de los datos provisionales. En realidad, todas las
estadísticas en torno a la renta
nacional elaboradas en los diversos países son
—frecuentemente por largo tiempo— provisionales y se
revisan posteriormente sobre la base de los resultados
completos.
En cuanto a los métodos
usados para los análisis de la renta nacional,
están estrechamente ligados a los tres aspectos bajo los
que puede enfocarse aquélla.
Si se considera la renta nacional como suma de las
rentas netas añadidas por las diversas formas de actividad
productiva, se usa un sistema de
análisis al que suele llamarse tradicionalmente sistema
del «valor añadido». Es éste el
método que se sigue para la obtención de la renta
nacional italiana.
Si se considera, en cambio, la
renta nacional como la suma de las rentas percibidas por los
diversos factores de la producción se suele hablar de
obtención según las «categorías de
renta». Esta ha sido la primera vía seguida en el
tiempo en los países anglosajones, que disponen de datos
fiscales sobre la renta más dignos de confianza, en
general, que los de los países latinos.
Sise enfoca, en fin, la renta nacional como suma de
bienes y servicios utilizados en usos finales, se acostumbra a
hablar de análisis según el método de los
«productos finales».
Este método se ha demostrado en todas partes
—una vez superada la primera fase de
perfeccionamiento—, el más apto, con gran
diferencia, para proporcionar unos resultados suficientemente
atenibles de la renta nacional.
Cualquier ulterior especificación acerca de los
métodos de análisis exigiría un amplio
estudio, sobre todo en cuanto se refiere a la delimitación
del objeto del estudio para cada uno de los conceptos que
integran el total de la renta nacional. Esto no es posible
hacerlo dentro de los límites
del presente trabajo y nos
limitaremos, por consiguiente, a aclarar el contenido y los
métodos usados para la obtención de dos partidas
fundamentales de la renta nacional: el consumo
privado y la inversión.
Los consumos privados incluyen todos los bienes y
servicios adquiridos por los consumidores a través del
mercado, así como el valor de los bienes y servicios
percibidos en forma de remuneración en especie; se
incluyen, además, el autoconsumo de los productores
agrícolas y las rentas imputable a las viviendas privadas
que se clasifican, en cambio, como bienes capital.
Quedan asimismo excluidos de la valoración de los consumos
los servicios prestados en el ámbito familiar y el valor
monetario de los servicios de los bienes duraderos (a
excepción de las viviendas que, como hemos dicho,
están incluidas).
Para la obtención de los consumos privados pueden
utilizarse tres métodos diferentes: 1)
investigación directa de las ventas de
bienes y servicios a los consumidores; 2) estudio del flujo de
bienes y servicios a través de las distintas fases de la
producción; 3) presupuestos
familiares.
1) investigación directa de las ventas de
bienes y servicios a los consumidores
Este método es sin duda, el más simple
conceptualmente, pero es también, quizá, el de
más difícil aplicación, ya que se necesita
un censo comercial que muestre la cuantía de las ventas al
por menor a los consumidores. Pero no todas estas ventajas
discurren por el canal del comercio al detall, ni se
efectúan con una finalidad de consumo.
Es, entonces, preciso, en cuanto al censo comercial, un
análisis que distinga las ventas a los consumidores de las
que se efectúan con una finalidad productiva; las ventas
al por mayor y al detall; la cifra vendida directamente a los
consumidores y a los detallistas. Se necesita, asimismo, un censo
industrial en el que se distingan las ventas efectuadas
directamente a los consumidores y a los detallistas y mayoristas.
De esta forma será posible reconstruir los gastos de los
consumidores como suma de las mercancías compradas a los
detallistas, al comercio al por mayor y directamente a la
industria.
2) Estudio del flujo de bienes y servicios a
través de las distintas fases de la
producción;
El segundo método parte, en cambio, del valor de
los bienes producidos o importados (menos los exportados),
sumándole los gastos normales de transporte y
los márgenes también normales de aumento que
experimentan las mercancías al pasar del productor al
comerciante al por mayor o al detal y de estos a los
consumidores. Este método requiere, además, que se
tengan en cuenta las variaciones de los stocks.
Pero hay que indicar que también la
aplicación de este sistema exige la existencia de un censo
industrial que subdivida. las ventas a los productores en ventas
a los consumidores directos, a los detallistas y a los
mayoristas; análogas distinciones ha de tener el censo
comercial. Se necesita saber, además, los costos de
distribución, no en su estructura
interna, sino como cifra media del porcentaje cargado por los
comerciantes al por mayor y al detal sobre el precio de
costo. Estos podrían obtenerse del censo comercial, pero
se consiguen, a menudo, a través del muestreo.
3) presupuestos familiares.
El método de los presupuestos familiares, es
típico de análisis de muestras. En este campo se
han obtenido resultados notables en muchos países
utilizando los modernos métodos de muestreo. El
método produce bastante buenos resultados y es susceptible
de continuo perfeccionamiento. Esto se debe a que existe la
posibilidad de eliminar eventuales errores sistemáticos
usando como datos de control las
estadísticas sobre consumos específicos obtenidos
de otras fuentes. Siempre existe la posibilidad de estudiar
mediante análisis especiales, también por muestras,
aquellos conceptos que no se han obtenido con la suficiente
exactitud mediante el análisis general.
En lo que se refiere al estudio de las inversiones,
se hacen necesarias algunas aclaraciones para definir
rigurosamente el objeto del análisis.
Habrá que recordar, en primer lugar, que el
concepto de renta, base de los análisis
estadísticos, presupone la invariabilidad del patrimonio,
patrimonio representado no sólo por los bienes duraderos
productivos, sino también por los bienes duraderos de
disfrute directo.
Según el concepto corriente se entiende por
formación de capital todo aumento (o disminución),
en un cierto período de tiempo, del inventario de
bienes de capital y de bienes de consumo que posee una cierta
colectividad nacional. En otras palabras: la formación de
capital es la variación que ocurre en la riqueza nacional,
interpretando tal riqueza como un fondo de bienes materiales
integrado por bienes durables tanto de producción como de
consumo, y por los inventarios
existentes de bienes duraderos de producción y de consumo.
La renta o producción nacional neta se destina, pues, en
cuanto a su uso, a los consumos corrientes y a la
formación neta de capital incluyéndose en esta
última:
1) La variación de los bienes capitales
duraderos (entendiéndose evidentemente por bien de
capital el destinado a una nueva producción)
2) La variación de bienes duraderos de
consumo
3) La modificación en los stocks de bienes
duraderos poseídos no sólo por los productores,
sino también por los consumidores;
4) la variación en la situación
financiera hacia el exterior (posición deudora o
acreedora neta).
Así definido el concepto corriente de
formación de capital en las estadísticas sobre la
renta, llegamos ahora al de inversión neta. Tal concepto,
diversamente de cuanto pudiera parecer a primera vista, no
coincide con el anterior, ya que, según su
concepción corriente, el término
<diversión» está ligado al concepto de
inversión productiva, es decir, de bienes capitales
destinados a nueva producción, concepto éste que
está muy lejos, por otra parte, de aplicarse rigurosamente
en los análisis estadísticos concretos. En la
práctica de las inversiones netas se incluyen en casi
todos los países del mundo:
- Las variaciones netas de bienes duraderos
destinados a nueva producción (públicos y
privados). - Las variaciones en las viviendas.
- Las modificaciones en los stoclcs mantenidos por
los productores (agrícolas, industriales,
comerciantes). - La inversión o desinversión neta con
respecto al exterior.
Como puede verse, además de las inversiones
destinadas a la actividad productiva, se incluye también
algunas clases de bienes duraderos de consumo como las viviendas
y todas las categorías de bienes duraderos de carácter público, que si por una
parte sirven indirectamente a finalidades productivas, por otra,
constituyen ciertamente bienes duraderos de consumo
final.
En cuanto a la inversión o desinversión
neta con el exterior, no se ha expresado que el saldo de la
balanza corriente de pagos revista
enteramente, y en cualquier caso, el carácter de bien
disponible para nueva producción, al no estar
evidentemente predeterminado su destino final.
Hay que añadir, por otra parte, que algunos
países incluyen en la inversión neta, además
de las viviendas, cualquier otro bien duradero de consumo (como,
por ejemplo, los automóviles para uso privado).
Se ha hablado, hasta ahora, de formación neta de
capital y de inversión neta; pasamos a definir la
formación bruta de capital y la llamada inversión
bruta. Con este fin tenemos que remitirnos a la distinción
entre renta neta y renta bruta.
El producto nacional o renta nacional se define como
«neto» si el valor total de la producción
nacional se contabiliza deduciendo el valor de los bienes
consumidos en el proceso
productivo.
Pero se pueden imaginar muchos otros totales generales
en que el producto nacional esté valorado en forma
«bruta», es decir, sin estar completamente depurado
de los bienes consumidos en el proceso productivo.
En otras palabras: en el producto nacional neto se han
eliminado todas las duplicaciones y según el número
de definiciones que se quieran incluir pueden tenerse distintos
conceptos de producto o renta bruta.
Es evidente que entre las infinitas posibilidades de
valoración bruta habrá que elegir las que revistan
mayor importancia para el análisis económico. Entre
éstas la que más se ha definido y se ha demostrado
más interesante para el análisis económico
es el llamado producto nacional bruto, es decir, aquel concepto
según el cual el valor de los bienes y servicios, aunque
se han deducido las materias primas y auxiliares, productos
semielaborados y energía consumida, no ha sido depurado de
los bienes capitales duraderos consumidos en el período de
tiempo considerado.
Obsérvese que la importancia creciente que va
asumiendo la consideración del producto nacional bruto
respecto de la renta nacional no carece de significación.
Esta más amplia consideración significa, en efecto,
casi un paso atrás, una retirada a otras posiciones>
respecto al ideal de una valoración de la renta nacional
que exige la seguridad
básica de la inmutabilidad de la riqueza nacional, de tan
difícil valoración tanto conceptual como
prácticamente.
Ello nos lleva a considerar un índice, aunque sea
burdo, de la capacidad de producción bruta de una nación
abandonando el concepto básico de la conservación
del capital nacional en forma inmutable.
Ocurre que la sustitución de los bienes duraderos
usados en la producción no está tan
rígidamente determinada por las relaciones técnicas
con la cantidad producida como el consumo de las materias primas
y auxiliares, productos semielaborados y fuentes de
energía.
Por consiguiente, teniendo en cuenta la dificultad de
estimación del consumo de bienes duraderos, existe la
tendencia hacia la consideración de la producción
bruta de dichos bienes, lo que lleva a una mayor precisión
del análisis estadístico sobre el producto nacional
bruto con respecto al producto neto.
Además de las sustituciones derivadas del
consumo y correlativamente a lo que en el campo financiero suele
llamarse depreciación para referirse a los activos fijos
tangibles; mientras que se utiliza el término depreciación para referirse a los activos fijos
intangibles. Los bienes duraderos (depreciables) exigen
también reparaciones y mantenimiento
que, al menos en parte, revisten el mismo carácter que las
sustituciones propiamente dichas en cuanto que, aunque dentro de
unos límites más reducidos, tampoco las
reparaciones y el mantenimiento están predeterminadas por
rígidas relaciones técnicas con la cantidad
producida, y pueden diferirse, también en parte, sin la
menor influencia sobre la producción.
Por lo tanto, una valoración del producto
nacional bruto que quiera eliminar todas las posibles causas de
error dependientes de la dificultad de medición de la aportación de los
bienes duraderos a la producción, ha de considerar la
renta nacional no sólo sin detraer las sustituciones para
amortización de bienes duraderos, sino
también sin deducir las reparaciones y mantenimiento de
dichos bienes.
En el campo de las inversiones brutas, las
incertidumbres de la definición son aún mayores que
en el caso de la inversión neta, porque a las dificultades
derivadas de la inclusión o no de algunas
categorías de bienes duraderos de consumo, se suma una
intensa indeterminación acerca de la naturaleza de
las duplicaciones consideradas.
Todos los estudios estadísticos sobre la
inversión bruta incluyen siempre la duplicación
relativa a las sustituciones (amortizaciones en sentido
riguroso), pero no todas tratan de igual forma las reparaciones y
mantenimiento. Y, lo que es aún peor, el concepto de
inversión bruta varía para las distintas clases de
bienes duraderos en el sentido de que algunas de ellas
están consideradas sin deducir las reparaciones y
mantenimientos, mientras que en otros casos se efectúa tal
deducción.
Resumiendo, puede afirmarse que los análisis
estadísticos de la inversión bruta incluyen siempre
las amortizaciones y, en mayor o menor medida según los
países, las reparaciones y mantenimiento.
Así, por ejemplo, en el volumen de
estadísticas sobre la renta nacional en los diversos
países editado por la Oficina de
Estadística de las Naciones Unidas,
se dice:
«La formación bruta de
capital incluye todas las inversiones en bienes capitales
duraderos y los incrementos en los stocks de los productores. Los
gastos corrientes de reparación y mantenimiento no se
incluyen habitualmente en la formación bruta de capital,
pero a veces se amplía el concepto para incluir
también estas partidas.»
Del examen detallado de las estadísticas
elaboradas por los diversos países, se deduce que
Dinamarca, Finlandia y Noruega incluyen el total de los gastos de
reparación y mantenimiento, en tanto que los Estados
Unidos excluyen rigurosamente dicha categoría de gastos.
La posición de las estadísticas inglesas es
intermedia; en el libro blanco
inglés
se ha dicho explícitamente que «las inversiones
brutas se han valorado en sentido estricto ya que, exceptuando el
caso de la construcción, de las carreteras de intenso
tráfico y de los puentes, se ha excluido la mayor parte de
las reparaciones».
La valoración italiana excluye las reparaciones y
mantenimiento con la sola excepción de las piezas de
recambio de la maquinaria industrial que se incluyen al no
poderse obtener en forma distinta de la total producción
mecánica.
Definido así el objeto del análisis,
llegamos ahora al problema del método de obtención
de las inversiones, problema que está ligado evidentemente
al de la clasificación de éstas, ya que los
diferentes métodos de
estudio surgen precisamente de la diversidad de los puntos de
vista desde los que se consideran las inversiones y comportan,
pues, diferentes clasificaciones
Habrá de recordarse, ante todo, a este respecto,
el método de estudio de las inversiones al que puede
llamarse «global» en cuanto que obtiene las
inversiones como diferencia entre la renta y el consumo. Si desde
el punto de vista conceptual este método es rigurosamente
exacto, en la práctica es, sin embargo, totalmente
inadecuado por el deficiente grado de aproximación que
comporta, especialmente porque las inversiones constituyen una
fracción relativamente pequeña de la renta nacional
(del orden del 10 % la inversión neta, y del 20 % la
bruta); por consiguiente, un error aunque sea porcentualmente
pequeño y aceptable en la obtención directa de los
consumos finales, se refleja en un error enorme y totalmente
inaceptable en la valoración de la
inversión.
Hay que tener en cuenta, además, que con el
método «global» se obtiene una
estimación total que nada nos dice acerca de la
composición de la inversión, composición que
a los fines de la investigación económica es de
importancia fundamental.
Por ello, todos los países se han orientado hacia
la valoración directa de las inversiones, utilizando la
que se ha obtenido globalmente con el método indirecto
sólo como elemento de comparación
aproximada.
Puesto que hemos llegado a los métodos directos,
hay que precisar que dichos métodos llevan a la
obtención de la inversión bruta; partiendo de
ésta se obtendrá posteriormente la inversión
neta detrayendo los bienes idealmente utilizados para renovar el
capital ya existente, esto es, la amortización.
Las inversiones pueden clasificarse:
a) Por clases de bienes capitales;
b) Por categoría de actividad
económica.
c) Según la fuente directa de
financiación,
d) Con arreglo a la iniciativa (pública o
privada).
e) Según ia fuente originaria del ahorro.
Suelen distinguirse con este fin las grandes
categorías siguientes de bienes o
servicios:- Maquinaria y equipo: incluye todos los
productos finales de la industria mecánica y siderúrgica
destinados a la producción. - Construcción: incluye todas las
construcciones, tanto en viviendas como otras
análogas: instalaciones hidroeléctricas,
ferrocarriles, algunas construcciones de la industria
minera, oleoductos y metanoductos, acueductos,
etc. - Plantaciones agrícolas.
- Trabajo directo para la puesta en
funcionamiento de la maquinaria a que se refiere el punto
1) y para los trabajos de reparación y
mantenimiento en los casos en que éstos
estén incluidos en la valoración de la
inversión bruta (el
trabajo directo para la construcción ya
está incluido en el valor de la
construcción a que se refiere el punto
2)). - Variaciones en los stocks, divididos
normalmente en: stocks de materias primas, productos
semielaborados y terminados, ganadería y forestal. Es
útil considerar separadamente las dos
últimas categorías ya que constituyen dos
tipos de 8tocks absolutamente específicos al
implicar al mismo tiempo las características de
stocks y de instalación. En realidad en ciertos
aspectos reúnen las características de las
instalaciones, pero, contrariamente a las demás,
constituyen también una reserva destinada al
consumo directo e indirecto.
El estudio de las importantes categorías de
la maquinaria y equipo se efectúa según sus
clases. Se parte del valor de la producción y,
considerando las importaciones y exportaciones así como los costos de
distribución, se llega a la estimación del
gasto final de los inversores.En el caso de la construcción se realiza la
valoración directa de las obras efectuadas. El
método de análisis varía según
la categoría de estas últimas.Para las viviendas se atiene a los solares
edificados al costo medio por solar. En este campo, las
estadísticas de permisos para nuevas construcciones
y de licencias de habitabilidad son fuentes originarias del
análisis. Desde luego, ambas resultan temporalmente
desfasadas con respecto a las construcciones efectivas,
pero en mucha menor cuantía las licencias de
habitabilidad en las que se basa la investigación
italiana. En los Estados Unidos se utilizan, en cambio, los
contratos
estipulados de construcción y mediante datos
obtenidos por muestreo se tiene en cuenta el período
medio que transcurre entre la estipulación del
contrato y
el comienzo de las obras, así como el avance de los
trabajos en el tiempo.Para las construcciones de carácter
público el estudio se basa en los gastos estatales
efectivos y, cuando es posible, en el
estado efectivo de las obras. Para las construcciones
análogas (plantas
hidroeléctricas, acueductos, metanoductos, aljibes,
oleoductos, instalaciones ferroviarias, etc.), en datos
directos resultantes, en gran parte, de estadísticas
empresariales o de sector.Para el trabajo directo se utilizan datos
estimados, obtenidos a través de muestras, acerca de
los porcentajes del costo del trabajo necesario para el
funcionamiento con respecto al valor de las máquinas e instrumental.En cuanto a la valoración de las
variaciones de los .stocks se usan, sobre todo, datos
directos acercar de las alteraciones en la magnitud de los
stocks de materias primas y productos semielaborados. Para
los de productos terminados, el análisis se basa, en
cambio, en el análisis de muestras sobre la
rotación de las mercancías y las existencias
medias de las empresas
comerciales.En algunos países se utilizan, con este fin
los datos del presupuesto de las sociedades industriales y comerciales,
rectificando oportunamente los datos contenidos en los de
la contabilidad empresarial para tener en
cuenta los distintos criterios adoptados por la
empresa en la valoración de los stocks con
respecto a los que sean convenientes para la
valoración de la renta nacional.- Maquinaria y equipo: incluye todos los
- La clasificación que puede llamarse
clásica es la que se efectúa según las
clases de bienes capital, clasificación ligada al
método de análisis de los productos
finales.Es de señalar que, normalmente, se combina
la clasificación por categorías de actividad
con la clasificación por clases de bienes de
capital, distinguiendo, por ejemplo, las inversiones en
agricultura en instalaciones fijas de saneamiento y
regadíos, maquinaria e instrumental agrícola,
ganado, plantaciones, viviendas rurales y otras; y
dividiendo las que se realizan en la industria en
maquinaria y equipo, viviendas y trabajo directo de
funcionamiento.La fuente típica de observación de la
clasificación por categorías de actividad
económica consiste en la recopilación de
datos empresariales. Pero es preciso añadir que para
algunas clases de bienes de capital con destino especifico
(por ejemplo, maquinaria agrícola, maquinaria para
la industria alimenticia, para la industria textil, etc.),
puede también orientar la clasificación
según las clases de bienes de capital en cuanto a la
distribución de las inversiones por sectores de la
actividad económica. Así, por ejemplo, en
Italia,
aunque el estudio de las inversiones está basado en
el método real de la valoración de los
productos finales, se presentan los resultados por sectores
de actividad mediante oportunos artificios. - La clasificación de las inversiones por
categorías de actividad económica no requiere
especificaciones particulares. Normalmente se distinguen
las siguientes categorías: agricultura, industria,
transportes y comunicaciones, obras públicas,
viviendas y diversas (comercio, turismo,
espectáculos).Desde la perspectiva de las fuentes de
financiación, las inversiones pueden dividirse en
las dos grandes categorías de inversiones
financiadas con fondos públicos e inversiones
financiadas con fondos privados. Además, dada la
mayor facilidad de obtención estadística de
las inversiones públicas, sólo éstas
se calculan normalmente en forma directa, hallando en
cambio las inversiones privadas por diferencias con
respecto al total de las inversiones; total que se obtiene
siguiendo otros métodos. - La clasificación, según la fuente
directa de la financiación se muestra
sugestiva a primera vista, especialmente como método
de obtención de los datos; pero en la práctica
es menos conveniente, normalmente, que los métodos
enumerados, sea porque al formar parte las disponibilidades
de financiación del acervo común de las
disponibilidades empresariales totales es imposible fijar el
destino efectivo de dicha financiación, sea porque
pueden darse intensos desfases temporales entre la
financiación y la inversión efectiva, o porque
pueden obtenerse estadísticamente las fuentes externas
de financiación, pero no ocurre los mismo, sino en
forma muy aproximada, con las fuentes internas que tienen
tanta importancia. - Según los tipos de iniciativa se distingue
entre inversiones de iniciativa pública y de
iniciativa privada. Clasificación ésta que no
coincide con la precedente, ya que puede darse el caso de
una inversión de iniciativa privada que se financie,
al menos en parte, con fondos públicos y viceversa.
En ocasiones, además de las inversiones de
iniciativa pública financiadas con fondos
públicos y las de iniciativa privada financiadas con
fondos privados, se considera una tercera categoría
de inversiones de iniciativa mixta, financiadas, en parte,
con fondos públicos y, en parte, con
privados.Desde este punto de vista se distinguen los
ahorros globales en: ahorro individual de sociedades,
amortización, autofinanciación propiamente
dicha, eventuales superavits presupuestarios y
aportaciones, también eventuales, de capital
exterior.Se trata, en esencia, de una de las secciones de
la conocida cuenta de los ahorros e inversiones brutas
utilizadas normalmente en la contabilidad
nacional.Casi no merece la pena evidenciar la diferencia
entre esta clasificación de las fuentes de
financiación y la anterior. Se trata aquí de
una clasificación según la clase de
renta que ha originado el ahorro y que queda en definitiva
incorporado en la formación de capital. Y ello con
independencia de los canales a través
de los cuales se ha utilizado.Es evidente que los diversos tipos de ahorro de
cada una de las categorías son algo muy distinto
tanto que las inversiones efectuadas por dichas
categorías consideradas aisladamente como de la
financiación que ha afluido directamente.
Así, por ejemplo, una sociedad
puede haber cerrado con pérdidas, pero el stock de
bienes de capital puede haberse incrementado con fondos
tomados a préstamo del sistema bancario y
provenientes de las personas privadas que han efectuado el
ahorro originario.La clasificación estudiada es apta,
solamente, para medir la aportación de los diversos
tipos de ahorro originados en la renta corriente al aumento
del stock conjunto de bienes de capital.Una vez obtenida la inversión bruta, es
preciso proceder a la valoración de las
amortizaciones para obtener, por diferencias, la
inversión neta.Pueden usarse, tres métodos para la
valoración del consumo de capital. - En cuanto a la clasificación según la
fuente originaria del ahorro surge de la identidad
conceptual entre ahorro ex-post e
inversión. - Datos resultantes de las asignaciones a
los fondos de amortización, como los existentes en las
contabilidades de las empresas productivas; - Datos obtenidos sobre la base del valor de los bienes
de capital duradero y del período medio de vida de
las instalaciones;El primer método es de difícil
aplicación y, por otra parte, no parece adecuado
desde el punto de vista conceptual si se considera que la
estimación de las amortizaciones trata de hallar el
consumo efectivo de capital en un cierto período de
tiempo y no las sustituciones y renovaciones efectivamente
realizadas, sustituciones y renovaciones que muy bien
pueden ser mayores o menores que el consumo de capital
referente al período analizado.El segundo sistema es, desde luego, el más
difundido pese a las dificultades inherentes a la
valoración de los bienes de capital. Se hace
necesario en este terreno un amplio estudio encaminado a
hallar la duración de la vida de cada clase de
bienes de capital.El tercer método de análisis
presenta la ventaja de poderse utilizar fácilmente
con ocasión de censos de producción y no
adoptar como punto de partida una valoración siempre
discutible como el valor de las instalaciones. Pero, en
cambio, la incidencia de las amortizaciones en el valor de
la producción varía, por su misma esencia, en
una magnitud tan intensa al modificarse el volumen de
ésta, que la aplicación del método
sólo es posible si se dispone también de
datos relativos al grado de utilización de las
instalaciones y, por consiguiente, a la incidencia de las
amortizaciones en el valor de la producción para
diferentes grados de utilización de las capacidades
productivas.__________________________________________________________________
Fuentes. Adaptado por el autor
de Salvatore Guidotti en Diccionario de Economía Política por Claudio
Napoleoni (1988)
(2005) Ministerio de Finanzas
de la República Bolivariana de
Venezuelawww.bcv.gov.ve
(2005) Sitio web del
Banco
Central de Venezuela (BCV). Conectado a Internet
haga clic aquí para mayor información y actualizaciones sobre
el sistema
tributario venezolano. - Datos obtenidos de los porcentajes medios de
incidencia de las amortizaciones sobre el valor de la
producción o sobre el valor
añadido.
CAPITULO VIII
EL PRESUPUESTO
ECONOMICO Y LA CONTABILIDAD NACIONAL.
Ya hemos indicado que los estudios relativos a la
renta nacional han sido objeto, con el transcurso del tiempo,
de cualificaciones cada vez más rigurosas, en el sentido
de que se han introducido y utilizado conceptos cada vez
más apropiados a los objetos particulares que se
establecían en cada momento, conceptos éstos que
forman parte todos de las estadísticas de la
renta.
Siguiendo esta dirección, el perfeccionamiento de los
estudios ha llevado a una tal multiplicación de
conceptos y de los agregados respectivos que se formuló
la aspiración, en muchos sectores, de poder
disponer; no de los totales, sino de las partidas aisladas que
los formaban, de forma que se pudiera estructurar en un momento
determinado —como si se tratara de un mecano— aquel
total específico que interesase a fines de un
análisis concreto.
La contabilidad nacional responde ciertamente a esta
aspiración y, proporcionando en un sistema de cuentas el
conjunto de todas las transacciones entre los diversos sectores
de la economía, permite elaborar en cada momento el
agregado concreto que se quiera considerar.
Pero que la contabilidad nacional sirva también
para esta finalidad está muy lejos de significar que
sólo sirva para ello y represente, por lo tanto, nada
más que un perfeccionamiento de las estadísticas
sobre la renta nacional. La esencia de la contabilidad nacional
está en la manifestación de las transacciones que
se verifican entre los distintos sectores de la economía
y como tal tiene una finalidad desvinculada totalmente de las
estadísticas sobre la renta, desde el punto de vista
conceptual.
Que la contabilidad nacional haya surgido como un
perfeccionamiento de. las estadísticas sobre la renta es
solamente un testimonio del proceso histórico de
formación de estas estadísticas, pero no
significa, en absoluto, que su finalidad primordial consista en
la obtención de la renta nacional.
En cuanto al «presupuesto nacional» se
tiende, frecuentemente, a considerarlo casi como una unidad con
la contabilidad nacional. Como es sabido, el presupuesto
económico nacional (National Income and Product Account
en la terminología anglosajona) no es más que una
cuenta económica general de la economía nacional,
cuenta que pone en evidencia, por una parte, quien adquiere el
flujo de la producción nacional y, por otra, como se
distribuyen los ingresos
relativos a dicha producción entre los diversos factores
de costo de la economía. El presupuesto económico
nacional, por consiguiente, solamente evidencia los dos
distintos aspectos bajo los que puede enfocarse la renta
nacional; por una parte, la renta, como suma de bienes
producidos y, por otra, la misma renta como suma de las rentas
correspondientes a los diversos factores de la
producción o como suma de las que se forman en los
diversos sectores de la actividad productiva.
Como tal, puede elaborarse también en forma
independiente de la contabilidad nacional, como lo prueba, por
otra parte, la práctica de muchos países que
efectúan el «presupuesto económico
nacional» aunque no disponen, ni mucho menos, de un
sistema de contabilidad nacional.
El presupuesto económico nacional es,
realmente, el resultado final de toda contabilidad como lo es
el presupuesto —o mejor, la cuenta de pérdidas y
ganancias— en las contabilidades normales de las
empresas, pero se construye independientemente de la
contabilidad nacional y está muy lejos de confundirse
con ésta.
Basta, por otra parte, considerar que en una cuenta
económica tan general se pierden totalmente aquellas
relaciones internas entre las diversas partes del sistema
económico nacional que son el objeto del análisis
de la contabilidad nacional, para comprender que un simple
presupuesto económico es algo muy distinto de la
contabilidad nacional.
En definitiva, el objetivo
fundamental de cualquier contabilidad es el análisis de
las transacciones entre entidades diferenciadas de forma que se
evidencie el funcionamiento interno del sistema y las
relaciones de interdependencia que ligan a las diversas partes;
este es el objetivo que caracteriza a las estadísticas
sobre la contabilidad nacional con respecto a las
estadísticas sobre la renta.
El primer problema que se plantea en orden a la
elaboración de un sistema de contabilidad social es el
de la subdivisión de la economía en sectores.
Aunque en el plano teórico se pueden configurar sistemas de
contabilidad nacional suficientemente completos y articulados,
en la práctica se limitan, las más de las veces,
a considerar solamente cuatro o cinco sectores
fundamentales.
En el caso más simple que se pueda suponer en
una economía de cambio, el número de sectores
podría reducirse, en el límite, a dos solamente;
una cuenta de productores y otra de consumidores.
Estas cuentas se expresarían
esquemáticamente en la que se presenta en la tatabla
VIII-1
TABLA VIII-1
CUENTAS DE LA CONTABILIDAD
NACIONAL
PRODUCTORES | CONSUMIDORES | ||
Remuneraciones pagadas a los factores de la | Ventas de bienes y servicios a los | Compras a los productores de bienes y | Rentas por el uso de los factores de |
| Saldo: | Saldo: |
|
| Variaciones en los inventarios | Ahorro. |
|
Un sistema como éste no tendría en
cuenta, sin embargo, las relaciones económicas con el
exterior y surge, entonces, la necesidad de una cuenta abierta
a los países extranjeros. Además, aunque la
actividad de la administración pública puede
incluirse en la cuenta de los productores en cuanto se refiera
a la función
productiva que realiza y en la de los consumidores, en lo que
atañe al consumo público de bienes y servicios,
es útil, e incluso casi indispensable, abrir
también una cuenta de la administración
pública en la que se resalten las relaciones mutuas
entre el sector público y el privado que interesa a
fines del análisis económico.
Algunos autores proponen, además, crear
asimismo una cuenta de los intermediarios financieros; esto es
esencial desde un punto de vista conceptual pero hasta ahora ha
tenido muy escasa aplicación dada la dificultad
práctica de recopilación de los datos en la
situación actual del análisis estadístico,
incluso en los países mejor organizados en este
terreno.
Resumiendo, las cuentas absolutamente esenciales
son cuatro:
1) Productores.
2) Consumidores.
3) Administración
pública.
4) Extranjero.
Las cuatro cuentas consideradas, que registran todas
las entradas y salidas y son del tipo de las cuentas de
pérdidas y ganancias en la contabilidad empresarial,
sólo accidentalmente se cierran en equilibrio.
Normalmente cada una de ellas presentará un saldo activo
o pasivo.
1. La cuenta de los
productores.
Esta cuenta presentará, en la mayor parte de
los casos, un saldo activo como excedente de los ingresos
derivados de las ventas sobre las sumas pagadas como
remuneración de los factores empleados en la
producción (incluidos los dividendos no distribuidos);
saldo activo correspondiente a los llamados ahorros brutos de
las empresas y que comprende las amortizaciones y los
beneficios no distribuidos.
2. La cuenta de los
consumidores
Esta cuenta también presentará,
normalmente, un saldo activo como superavit de las rentas
disponibles sobre los gastos, saldo activo que responde al
ahorro individual.
3. La cuenta de la administración
pública
Esta cuenta tendrá, según los casos, un
déficit o un superavit.
4. Extranjero.
Esta cuenta relaciona las transacciones
internacionales del país y presentará un saldo
que no es otro que el de la balanza corriente de
pagos.
Estas cuatro partidas, que quedan en suspenso, junto a
la cuantía de los bienes que no se han consumido en el
período, han de equilibrarse evidentemente como sumas de
los saldos activos por un lado (ahorro) y suma de los saldos
pasivos por otro (inversiones); un sistema de contabilidad
así establecido forma un todo cerrado que no puede dejar
de cuadrar.
Es útil, por lo tanto, reagrupar estos cuatro
saldos de las cuentas del tipo de las pérdidas y
beneficios, junto con las inversiones brutas efectuadas en el
interior, en una cuenta de capital del ahorro bruto y las
inversiones brutas de la siguiente forma:
AHORRO E INVERSIONES
BRUTAS
Ahorro de los consumidores. |
| Inversión en el interior. |
Ahorro bruto de los productores: |
| Inversión en el exterior. (saldo activo |
Superávit del presupuesto. |
|
|
Ahorros brutos. |
| Inversión |
Se entiende que puesto que cada una de las partidas
inscritas en dicha cuenta pueden resultar tanto de signo
positivo como negativo, en la hipótesis contraria a la formulada
figuraría cada una de ellas en la parte opuesta a
aquella en que aparece, pero se conservaría siempre la
cuadratura general del sistema de cuentas.
Obsérvese, en fin, que conforme a la regla de
la contabilidad por partida doble, todas las partidas que
figuran en las cuatro cuentas fundamentales están tanto
en la entrada de una cuenta como en la salida de
otra.
Solamente son excepción los cuatro saldos, sin
contrapartida, y la partida de las inversiones internas,
anotada solamente en las entradas de la cuenta de Productores.
Y ello porque representan un ingreso de ejercicio para el
productor, pero una compra en cuenta de capital para el
comprador y no figura, por lo tanto (desde esta última
perspectiva) en cuentas que tienen el carácter de
cuentas de ejercicio. La creación de la cuenta de
capital del ahorro bruto y de la inversión permite, por
consiguiente, registrar materialmente, por segunda vez, en el
sistema general aquellas partidas que de otra forma hubiesen
carecido de contrapartida.
Ya se ha señalado que la estructura de las
cuentas usadas hasta ahora es la de las cuentas de gestión análogas a las de
pérdidas y beneficios de las
empresas privadas. Es evidente que un sistema completo
debería considerar asimismo las cuentas patrimoniales
representativas de las variaciones del activo y del pasivo e
idóneas, por lo tanto, para expresar las modificaciones
ocurridas en la situación deudora-acreedora de cada uno
de los sectores considerados.
Hasta el momento bien poco se ha podido conseguir en
este campo, limitándose todos los sistemas de
contabilidad nacional realizados hasta ahora a la
construcción de la mencionada cuenta de capital global
del ahorro bruto y la inversión bruta, cuenta que
proporciona indudablemente datos utilísimos acerca de
las variaciones patrimoniales totales del sistema
económico pero que nada dice sobre la situación
patrimonial de cada sector aislado ni de los medios financieros
que éstos han utilizado para la cobertura de sus
necesidades. En tal sentido se han orientado los estudios en
curso en los diversos países, pero los progresos son
limitados aún, dada la dificultad de obtención de
los datos necesarios para este fin.
Mucho se discute acerca del grado de confianza de los
estudios en materia de
contabilidad nacional efectuados por los distintos
países. En el estado
actual de los aná4isis hay que admitir que el grado de
aproximación de los datos incluidos en ellos es
generalmente menor que el que se da normalmente en el campo de
la estadística económica.
No es de extrañar, puesto que la contabilidad
nacional cubre campos de investigación y medición
cuantitativa de fenómenos económicos para los que
nunca se había intentado con anterioridad una
estimación cuantitativa en forma
orgánica.
Es de señalar, sin embargo, que la contabilidad
nacional, al permitir conocer comparativamente el grado de
aproximación de investigaciones efectuadas anteriormente
sin la menor posibilidad de control directo o indirecto de los
datos recogidos, verifica la validez estadística
efectiva de análisis aceptados antes como significativos
solamente porque se carecía de algún medio para
hallar su grado de confianza.
En este sentido la contabilidad nacional constituye un
severísimo banco de pruebas de
las estadísticas relativas a la renta nacional y, en
general, de todos los agregados a los que tanta importancia se
concede en los modernos estudios
macroeconómicos.
Todos los países que han elaborado hasta ahora
una contabilidad nacional están de acuerdo en declarar
que comporta notables mejoras en la recopilación de
datos estadísticos económicos y, en particular,
en la valoración de la renta nacional y de los conceptos
relacionados con ella. Parece, pues, que no puede ponerse en
duda su utilidad desde
este punto de vista.
Tampoco hay duda sobre su utilidad a fines expositivos
y didácticos. Pero la principal ventaja de la
contabilidad nacional está en las conexiones que resalta
entre los diversos fenómenos económicos. Todos
los análisis más recientes se han orientado en
este sentido; es decir, se han dirigido a hallar a
través de la contabilidad nacional las ecuaciones
que vinculan la estructura del sistema
económico,
Desde esta perspectiva la contabilidad nacional es de
enorme importancia y utilidad para la formulación de las
directrices de política económica en general, y
de eventuales planes económicos en particular.
Proporciona una visión de conjunto de la
interdependencia de los fenómenos económicos. Con
auxilio de una contabilidad nacional se hace absolutamente
evidente, por ejemplo, que mayores inversiones exigen mayor
ahorro y que este, a su vez, sólo puede provenir de las
empresas productivas, de los consumidores privados, de los
posibles superavits de la balanza de
pagos o de préstamos del exterior. Y que, a falta de
esto, el equilibrio podrá restablecerse mediante un
ahorro forzoso a través del aumento de los
precios.
Está también claro que cada uno de los
conceptos de ahorro enumerados, en cuanto partida equilibradora
de la respectiva cuenta de sector, sólo puede
modificarse como consecuencia de variaciones en una de las
partidas (del debe o del haber) que concurren a formar dicho
saldo.
De esta forma las posibles repercusiones de cualquier
medida pueden ser previstas más fácilmente al
llamar la atención sobre algunas necesidades o
alguna imposibilidad que no siempre se muestran con
evidencia.
Ciertamente, las relaciones entre los diversos
fenómenos económicos siempre se han tenido en
cuenta por cualquier política económica digna de
este nombre; pero mediante la contabilidad nacional no
sólo se hacen más evidentes, sino que (y esto es
lo que más importa) se expresan
cuantitativamente.
Puede ocurrir que el grado de confianza de los
estudios hasta ahora efectuados sea aún muy bajo, pero
constituyen siempre un enorme progreso con respecto a los
conocimientos anteriores que eran de carácter puramente
cualitativo.
SISTEMA DE CONTABILIDAD
PÚBLICA
CONCEPTO: El Sistema de Contabilidad
Pública comprende el conjunto de principios,
órganos, normas y
procedimientos
técnicos que permiten valorar, procesar y exponer los
hechos económicofinancieros que afecten o pueden llegar
a afectar el patrimonio de la República o de sus entes
descentralizados. (Art. 121 LOAFSP)
OBJETO DEL SISTEMA DE CONTABILIDAD
PÚBLICA
El registro
sistemático de todas las transacciones que afecten la
situación económicofinanciera de la
República y de sus entes descentralizados
funcionalmente.
Producir los estados
financieros básicos de un sistema contable que
muestren los activos, pasivos, patrimonio, ingresos y gastos de
los entes públicos sometidos al sistema.
Producir información financiera necesaria para
la toma de
decisiones por parte de los responsables de la
gestión financiera pública y para los terceras
interesados en la misma.
Presentar la información contable, los estados
financieros y la respectiva documentación de apoyo, ordenados de tal
forma que facilite el ejercicio del control y la auditoría
interna o externa.
Suministrar información necesaria para la
formación de las cuentas nacionales.
PLAN DE CUENTAS
CATÁLOGOS DE CUENTAS Y DE LA
CONTABILIZACIÓN DE LAS OPERACIONES
Los catálogos de cuentas para el registro de
las operaciones
estarán integrados por los siguientes grupos
de:
- ACTIVO;
- PASIVO;
- PATRIMONIO;
- RESULTADOS;
- ORDEN, Y
- PRESUPUESTO.
NORMAS GENERALES DE LA CONTABILIDAD
PUBLICA
El Sistema de Contabilidad Pública será
único, integrado y aplicable a todos los órganos
de la República y sus entes descentralizados
funcionalmente; estará fundamentado en las normas
generales de contabilidad dictadas por la Contraloría
General de la República y en los demás principios de
contabilidad de general aceptación válidos
para el sector
público.(Art.123 LOAFSP)
La contabilidad se llevará en los libros,
registros y
con la metodología que prescriba la Oficina
Nacional de Contabilidad Pública y estará
orientada a determinarlos costos de la producción
pública.
Artículo 124.- El Sistema de
Contabilidad Pública podrá estar soportado en
medios informáticos. El reglamento de esta Ley
establecerá los requisitos de integración, seguridad y control del
sistema.
Artículo 125.- Por medios
informáticos se podrán generar comprobantes,
procesar y transmitir documentos e
informaciones y producir los libros Diario y Mayor y
demás libros auxiliares. El reglamento de esta Ley
establecerá los mecanismos de seguridad y control que
garanticen la integridad y seguridad de los documentos e
informaciones.
Artículo 126.- Se crea la Oficina
Nacional de Contabilidad Pública, como órgano
rector del Sistema de Contabilidad Pública, la cual
estará a cargo de un Jefe de Oficina quien será
de libre nombramiento y remoción del Ministro de
Finanzas.
Artículo 127.- Corresponde a la Oficina
Nacional de Contabilidad Pública:
Dictar las normas técnicas de contabilidad y
los procedimientos específicos que considere necesarios
para el adecuado funcionamiento del Sistema de Contabilidad
Pública.
Prescribir los sistemas de contabilidad para la
República y sus entes descentralizados sin fines
empresariales, mediante instrucciones y modelos que
se publicarán en la Gaceta Oficial.
Emitir opinión sobre los planes de cuentas y
sistemas
contables de las sociedades del Estado, en forma previa, a
su aprobación por éstas.
Asesorar y asistir técnicamente en la
implantación de las normas, procedimientos y sistemas de
contabilidad que prescriba.
Llevar en cuenta especial el movimiento
de las erogaciones con cargo a los recursos
originados en operaciones de crédito público de la
República y de sus entes descentralizados.
Organizar el sistema contable de tal forma que permita
conocer permanentemente la gestión presupuestaria, de
tesorería y patrimonial de la República y sus
entes descentralizados.
Llevar la contabilidad central de la República
y elaborar los estados financieros correspondientes, realizando
las operaciones de ajuste, apertura y cierre de la
misma.
Consolidarlos estados financieros de la
República y sus entes descentralizados.
Elaborar la Cuenta General de Hacienda que debe
presentar anualmente el Ministro de Finanzas ante la Asamblea
Nacional, los demás estados financieros que considere
conveniente, así como los que solicite la misma Asamblea
Nacional y la Contraloría General de la
República.
Evaluar la aplicación de las normas,
procedimientos y sistemas de contabilidad prescritos, y
ordenarlos ajustes que estime procedentes.
Promover o realizarlos estudios que considere
necesarios de la normativa vigente en materia de contabilidad,
a los fines de su actualización permanente.
Coordinar la actividad y vigilar el funcionamiento de
las oficinas de contabilidad de los órganos de la
República y de sus entes descentralizados sin fines
empresariales.
Elaborar las cuentas económicas del sector
público, de acuerdo con el sistema de cuentas
nacionales.
Dictar las normas e instrucciones técnicas
necesarias para la
organización y funcionamiento del archivo de
documentación financiera de la Administración
Nacional. En dichas normas podrá establecerse la
conservación de documentos por medios
informáticos, para lo cual deberán aplicarse los
mecanismos de seguridad que garanticen su estabilidad,
perdurabilidad, inmutabilidad e inalterabilidad.
Artículo 128.- Los entes a que se
refieren los numerales 6, 7, 8, 9 y 10 del Artículo 6 de
esta Ley suministrarán ala Oficina Nacional de
Contabilidad Pública los estados financieros y
demás informaciones de carácter contable que
ésta les requiera, en la forma y oportunidad que
determine.
Artículo 129.- La Oficina Nacional de
Contabilidad Pública solicitará a los estados, al
Distrito Metropolitano de la ciudad de Caracas, así como
a los distritos y municipios la información necesaria
para el cumplimiento de sus funciones;
así mismo, coordinará con éstos la
aplicación, en el ámbito de sus competencias,
del sistema de
información financiera que desarrolle.
Artículo 130.- El Ministro de Finanzas
presentará a la Asamblea Nacional, antes del treinta de
junio de cada año, la Cuenta General de Hacienda, la
cual contendrá, como mínimo:
Los estados de ejecución del presupuesto de la
República y de sus entes descentralizados sin fines
empresariales.
Los estados que demuestren los movimientos y
situación del Tesoro Nacional.
El estado actualizado de la deuda
pública interna y externa, directa e
indirecta.
Los estados financieros de la
República.
Un informe que
presente la gestión financiera consolidada del sector
público durante el ejercicio y muestre los resultados
operativos, económicos y financieros y un anexo que
especifique la situación de los pasivos
laborales.
La Cuenta General de Hacienda contendrá
además comentarios sobre el grado de cumplimiento de los
objetivos y
metas previstos en la ley de presupuesto; y el comportamiento de los costos y de los indicadores
de eficiencia de
la producción pública.
Fuentes: Salvatore Guidotti en
Diccionario de Economía Política . por Claudio
Napoleoni (1988).
República Bolivariana de
Venezuela. Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector
Público. Gaceta Oficial Nº 37.029 del 05 de
septiembre de 2000.
www.onc.gov.ve
sitio web de la Oficina Nacional de
Contabilidad –Venezuela. Si está conectado a
Internet, haga CLIC en este vínculo para ir directo a la
página de la ONCy adquirir información detallada
sobre el tema.
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