Prevención de desórdenes metabólicos en la etapa pre y pos parto en bovinos de leche
- Manejo y alimentación pre
y posparto - La adaptación del
sistema digestivo - El balance negativo de
nutrientes - La
inmunosupresión - Conclusiones
- Literatura
citada
El éxito
del ciclo productivo de una vaca esta determinado por la calidad en el
nivel nutricional del periodo pre y posparto, la
recuperación de la función
reproductiva posparto y la ausencia de alteraciones
metabólicas y patológicas. Por lo cual es esencial
minimizar los desórdenes nutricionales al parto y a las
semanas posteriores, con el fin de alcanzar; el máximo
nivel de producción y de ingestión de
materia seca,
buenos parámetros sanguíneos (ácidos
grasos no esterificados [AGNE], cuerpos cetónicos)que
permitan una alta producción de leche y
excelente salud de la
vaca en la primera semana posparto (Grummer, 1995). Los
anteriores son buenos indicadores de
la calidad de la lactación que inicia, esto quiere decir que
una buena lactación requiere necesariamente de un buen
programa de
manejo y alimentación preparto, situación que
muy pocas veces se lleva a cabo.
En el periodo de transición tienen lugar una
serie de cambios importantes, por su naturaleza
como por su magnitud, y que no son más que procesos de
adaptación del sistema digestivo
y del metabolismo a
una nueva situación productiva. El fracaso en el proceso de
adaptación resulta en una serie de alteraciones
productivas y patológicas que se manifiestan como enfermedades
metabólicas o transtornos pre y posparto, entre las que se
incluyen están; la cetosis, el desplazamiento de abomaso,
la retención de placenta, la mastitis, la
reducción de la producción, los problemas
reproductivos y longevidad de la vaca (Grummer, 1995,Goff y
Horst, 1997).
. Estos problemas ocurren por excesos o falta de
acondicionamiento en el periodo seco. Las vacas gordas son
más susceptibles a problemas metabólicos e
infecciones y mayores problemas al parto. Además,
presentan menor consumo de
materia seca y problemas de cetosis y son susceptibles a
desplazamiento del abomaso. En el caso de las vacas flacas estas
producen menos leche y sólidos totales por tener una
insuficiente reserva de energía y proteína, no
entran en celo y no se preñan hasta que se recupere el
peso corporal.
Los rendimientos de las vacas en este periodo se ven
afectados por varios procesos como lo son: la adaptación
del sistema
digestivo, la adaptación de las bacterias del
rumen a una dieta más alta en energía como la que
se utilizará al principio de la lactación, el
balance de nutrientes fundamentalmente energéticos,
proteicos y del calcio, un sistema inmune y fuerte durante el
período del parto, por lo tanto una buena lactación
requiere necesariamente un buen programa de manejo y
alimentación pre y posparto.
En el presente artículo se pretende abordar cada
uno de estos puntos para lo cual se consideran: los cambios
fisiológicos que ocurren en el pre y posparto, las
consecuencias de su alteración y establecer
recomendaciones que permitan prevenir estos trastornos en esta
etapa, que ayuden a mejorar la capacidad de la vaca para
responder positivamente durante este periodo
crítico.
MANEJO Y ALIMENTACIÓN PRE Y
POSPARTO
Un eficiente programa de alimentación en el
período seco, debe empezar con que las vacas tengan una
condición corporal de +3 a -4 y mantenerla durante todo el
período seco (Campabadal y Navarro 1998). Cuando es mayor
a 4, son más comunes los trastornos metabólicos,
que afectarán la producción de leche y los
rendimientos reproductivos, (Grummer 1998). Cuando es menor a la
adecuada, reponerla durante el período seco, es poco
eficiente, porque la eficiencia de
utilización de la energía metabolizable para la
ganancia de peso de la vaca en ese período es menor (60%),
que al final de la lactación (75%), (Campabadal y Navarro
1997). En el cuadro 1 se aprecia la condición corporal de
las vacas en diferentes estadio fisiológico. Por lo tanto,
las vacas deben alcanzar la condición corporal
óptima al final de la lactación. Para hacer
más eficiente el manejo de las vacas es necesario hacer
dos etapas de alimentación, (Allen M.S. 1997); (Campabadal
y Navarro 1997).
1 Periodo seco temprano
Comprende desde el momento del secado hasta los 40
días de este periodo y es esencial una condición
corporal de 3.5 y mantenerla. Cuando la condición corporal
es óptima, el pastoreo y sales minerales a libre
acceso son suficientes, (Campabadal y Navarro 1998). Cuando es
menor a la adecuada, las vacas deberán recibir una
suplementación extra de alimento balanceado, de no
hacerse, la producción de leche será menor en la
próxima lactancia,
debido a la no adecuada cantidad de reservas corporales, (Domecq
et al 1997). Cuando las vacas presentan una sobre
condición (mayor a 4), es mejor dejarlas como están
y no tratar de que pierdan peso, pues esto sería
más perjudicial para la próxima lactación
(Weiss y Eastridge 1998).
Cuadro 1 Condición corporal para vacas en
diferentes estadios fisiológicos
2 Período de Transición
Comprende 21 días antes del parto y entre 21 a 30
días posparto son los más críticos en un
programa de alimentación de ganado de leche. Existen
dietas especiales para los últimos 21 días del
período seco y otra para los primeros 21 a 30 días
posparto. Para poder
desarrollar e implementar un manejo nutricional en el
período de transición, es necesario entender los
cambios metabólicos que ocurren durante este tiempo, que ya
han sido analizados.
El NRC-2001 difiere de ediciones previas en que da
recomendaciones para niveles de minerales y vitaminas en
dietas de vacas en transición que difieren de las
recomendaciones estrictas para mantenimiento
y gestación. El cuadro 2 muestra una
comparación de estas recomendaciones con respecto al
NRC-1989.
Cuadro 2. – Recomendaciones de minerales y vitaminas
para vacas en transición (% MS dieta*).
*Con base a un consumo de 13,7 kg/d de MS y un PV de 680
Kg
Freddy Delgado Z (2002)
El consumo de materia seca de novillas y vacas durante
el último mes de gestación se predice por las
siguientes ecuaciones:
Novillas : MS (% de PV) = 1,71 – 0,69 e
0,35t
Vacas : MS (% de PV) = 1,97 – 0,75 e
0,16t
t = días en gestación –
280
Durante las tres últimas semanas antes de parto,
la MS de novillas y vacas es de alrededor de un 1,6 y un 1,7% del
PV, respectivamente. Las recomendaciones de proteína para
vacas adultas secas son similares a las del NRC-1989 (12% sobre
MS). Para novillas en fase de transición, el NRC-1989 no
proporciona recomendaciones, mientras que el NRC-2001 establece
unas necesidades comprendidas entre un 13,5 y un 15% de PB. Las
ecuaciones para calcular las necesidades absolutas de PM para
mantenimiento y gestación se encuentran en el apartado
previo de vacas lactantes.
Las necesidades de proteína para el crecimiento
de la ubre no están incluidas por no disponerse de
datos
suficientes. Sin embargo, se estima que es necesario un
suplemento de 130 g/d de PB para el crecimiento de la ubre
durante el último mes del período seco, o su
equivalente de un incremento de un 1% en la PB de la dieta. El
NRC-2001 recomienda unos valores
mínimos de 33 y 21% de FND y FAD respectivamente, en
dietas de vacas secas. El máximo recomendado de CNF en la
dieta de transición es de un 42% sobre MS.
LA
ADAPTACIÓN DEL SISTEMA DIGESTIVO
Los cambios de raciones existentes entre el secado y el
inicio de la nueva lactación son cuantitativos y
cualitativamente importantes. Existen dos procesos que deben
considerarse:
La flora ruminal:
La flora microbiana presente en el rumen de una vaca
seca es celulolítica, durante la transición o al
inicio de la lactación, se incorporan en las raciones
cantidades importantes de granos (almidón). Las papilas
ruminales deben adaptarse a estos niveles altos de concentrado en
la dieta posparto. Conforme se produce una mayor cantidad de
ácidos grasos volátiles se alargan las papilas
ruminales, pasando de un tamaño menor de 0.5 cm en dietas
con base en forrajes a mayor de 1.2 cm en dietas con
concentrados.
Esta adaptación produce un cambio en la
población de los microorganismos del rumen,
donde predominan los de tipo celulolítico a
aminolítico, en donde el desarrollo de
bacterias que utilizan el lactato lo convierten en propionato.
Cuando esto sucede de forma brusca, las bacterias
amilolíticas ruminales se desarrollan rápidamente
(en 3-5 días) y producen grandes cantidades de
ácido propiónico y láctico, (Dirksen
et
Al, 1995). En un rumen adaptado, las bacterias
utilizadoras de ácido láctico lo metabolizan a
otros compuestos menos ácidos. Sin embargo, el desarrollo
de éste tipo de bacterias es lento (necesita entre 3 y 4
semanas), por lo que se produce un periodo de riesgo de
acumulación de ácido láctico, cuya
consecuencia es la combinación del rápido
desarrollo de las bacterias productoras de ácido
láctico y el lento desarrollo de las bacterias
utilizadoras del ácido láctico, (Dirksen
et
Al 1995). Cuando el pH del rumen
decrece más allá de 5.5 se empieza a presentar la
acidosis ruminal sub-aguda y se afecta la salud y
producción de la vaca.
Adaptación de la pared ruminal a la
absorción de ácidos grasos volátiles
(AGV)
Los AGV, que en condiciones normales se absorben con
relativa facilidad a través de la pared ruminal, no pueden
absorberse a la velocidad
adecuada debido a la reducción del tamaño de las
papilas ruminales durante el periodo seco (la superficie de
absorción de las papilas ruminales se reduce hasta 50% en
el secado, (Dirksen et
Al 1995) El desarrollo de las papilas ruminales depende
fundamentalmente de la presencia de ácido
propiónico, producto de la
fermentación de los almidones. Este proceso
requiere un periodo de adaptación de 3-4 semanas, (Dirksen
et al. 1995). La disminución en la absorción de AGV
provoca la acumulación excesiva de ácido
propiónico y láctico en el rumen, favoreciendo el
desarrollo de acidosis.
Consecuencias de la falta de
adaptación
La combinación de la producción masiva de
ácido láctico, la adaptación lenta de las
poblaciones microbianas que utilizan el ácido
láctico, y la reducida capacidad de absorción de la
pared ruminal, resulta en un elevado riesgo de acidosis y
favorece el desarrollo de desplazamientos de abomaso (ya que la
presencia de cantidades elevadas de AGV en el abomaso afecta
negativamente la capacidad de contracción del mismo).
También reduce la digestibilidad de la ración y la
ingestión de materia seca. Es precisamente la
disminución de la ingestión de materia seca lo que
puede causar el efecto más negativo sobre la
lactación que se inicia.
Estrategias de
prevención
Las raciones de posparto deben tener concentraciones
elevadas de proteína y energía, buena parte de la
energía debe proceder de almidón fermentable, para
adaptar la flora ruminal a este tipo de raciones, se debe
incorporar granos. La cantidad de carbohidratos
no fibrosos deben acercarse al 35% de la ración,
concentraciones bastante similares a las recomendadas para
animales en
lactación, ya que estimularán el desarrollo de las
poblaciones de bacterias que utilizan el ácido
láctico y permitirá que el propiónico
producido estimule el desarrollo de las papilas ruminales,
(Dirksen et
al. 1995). Esta adaptación reducirá el
riesgo de acidosis y el desplazamiento del abomaso. Cabe recordar
que este tipo de adaptación requiere la
administración de esta ración desde 3 semanas
antes del parto.
El BALANCE
NEGATIVO DE NUTRIENTES
El balance energético
Para implementar un manejo nutricional en el
período de transición, es necesario entender los
cambios metabólicos que ocurren durante éste,
conforme se acerca la fecha del parto, la concentración de
progesterona en la sangre decrece;
mientras que la de estrógenos se incrementa y se mantiene
en niveles circulantes altos, que se consideran como el primer
factor que disminuye el consumo de materia seca alrededor del
parto.
Durante las 2-3 últimas semanas de
gestación se produce un aumento de las necesidades
energéticas debido al desarrollo fetal y a las necesidades
de síntesis
de calostro. En el momento del parto, sí el consumo de
materia seca no es el óptimo, el inicio de la
síntesis de leche y el rápido aumento en la
producción de leche, incrementa la demanda de
glucosa para
la síntesis de lactosa. Pero la energía que se
produce en la leche es mayor que la energía que se consume
en el alimento, por lo que ocurre un balance negativo de
energía por un determinado período de
tiempo.
Debido a que la mayoría de carbohidratos
dietéticos son fermentados en el rumen, muy poca glucosa
es absorbida directamente del tracto digestivo, como consecuencia
la vaca va a depende de la gluconeogénesis
(síntesis de glucosa) a partir del propionato en el
hígado para satisfacer los requerimientos de
glucosa.
El bajo consumo de materia seca al inicio del
período posparto, también limita la cantidad de
propionato para la síntesis de glucosa, estas dos
circunstancias son, con frecuencia, responsables del desarrollo
de un balance energético negativo que inicia unas semanas
antes del parto.
El déficit energético baja los niveles de
glucosa e insulina en la sangre que estimulan la
movilización de grasa, provocando un aumento en los
ácidos grasos no esterificados (AGNE) en la sangre que son
utilizados por el hígado. Estos se utilizan como fuente de
energía (oxidación), pero cuando la
movilización de los AGNE es excesiva, se saturan las
vías de metabolización y exportación de lípidos, y
se generan vías hepáticas alternativas, entre ellas
la formación y exportación de cuerpos
cetónicos, y la formación y almacenamiento
hepático de triglicéridos, (Grummer,
1995).
Esta situación desarrollada en el preparto,
disminuye la capacidad de adaptación del hígado
para el periodo posparto, lo que predispone al desarrollo del
síndrome cetosis-hígado graso. Existen una serie de
condicionantes que favorecen la movilización de grasa,
entre ellas la estrogénica propia del peri-parto, el
estrés
causado por el manejo inadecuado o el exceso de calor (que
libera cortisol y catecolaminas endógenas) y la
hipocalcemia (que se asocia a una disminución de la
ingestión de materia seca y el consecuente déficit
energético), (Grumer, 1995).
El balance energético negativo empieza a
producirse en las semanas previas al parto, y la
saturación hepática generada es una causa
importante. La concentración de AGNE en sangre se duplica
entre los 17 días antes del parto y 2 días
después del parto, el contenido de triglicéridos en
el hígado se triplica el día del parto respecto a
28 días preparto. Aunque parte de esta movilización
se debe al estado
endocrino del animal, la reducción en la ingestión
de materia seca es el factor más importante, (Grummer et
al. 1995)
Consecuencias del balance energético
negativo
En el inicio de la lactación el balance
energético negativo es el resultado de una alta
relación entre la hormona del crecimiento y la insulina en
la sangre, que promueve la movilización de ácidos
grasos de cadena larga del tejido adiposo (Drackley, 1998).
Arista (1998) establece que una vaca adulta productora de 30kg de
leche por día, requiere 2300g de glucosa, donde 1500 g son
para producir lactosa. Una vaca lechera no absorbe mas de 600 g
por día de glucosa, por lo que la mayor parte de esta debe
ser sintetizada en el hígado. Por lo que, la vaca debe
depender de otras fuentes que
suplan moléculas de carbono para
la síntesis de glucosa, como son los aminoácidos de
la dieta o de la degradación del tejido corporal y los
carbonos del glicerol, provenientes de la movilización de
los ácidos grasos que circulan en la sangre que
están en forma de ácidos grasos no esterificados,
de la grasa del tejido corporal que representa la principal
fuente de energía.
Al existir una cantidad insuficiente de carbohidratos en
el hígado durante los primeros días posparto y la
demanda energética es alta, se produce una
oxidación incompleta de los ácidos grasos de cadena
larga, incrementándose la producción de cuerpos
cetónicos, que resultan en la enfermedad metabólica
denominada cetosis. Esto nos demuestra que el suministro adecuado
de glucosa para la síntesis de leche es considerado como
el mayor reto metabólico para las vacas recién
paridas. También es importante tener presente que el
contenido de lactosa de la leche permanece constante (50
g/litro); así la cantidad de lactosa disponible determina
la cantidad de leche producida.
Cuando la movilización de grasa es excesiva, la
aparición de cetosis e hígado graso es inevitable.
Esta movilización preparto es responsable del
engrasamiento del hígado, que en casos de balance
energético negativo preparto, para el día del mismo
ya está saturado y predispone a cetosis y el
síndrome del hígado graso, que ocasiona una
disminución de la producción, con la
aparición de problemas patológicos pre y posparto,
con disminución de la eficacia
reproductiva y de la capacidad inmunitaria del animal (Goff y
Horst, 1997). Grummer (1995) sugirió que la mayor parte de
los cambios metabólicos relacionados con el peri-parto
suceden antes del día 1 posparto, y que sus consecuencias
patológicas o productivas ya han aparecido o están
predeterminadas a suceder. Esta observación pone de relieve la
importancia crítica
del manejo y la alimentación del animal en el periodo
preparto.
Valor energético de alimentos y
dietas
El método del
NRC (2001) para obtener los valores
ENL de los alimentos incluye:
La Estimación de la energía digestible de
un ingrediente a partir de su composición química, calcula un
factor de corrección basado en la MS y en el contenido de
TDN de la dieta a nivel de mantenimiento (TDN1x), convertir los
valores de energía digestible corregida a energía
metabolizable (EM) y finalmente a ENL. Esta aproximación
es sustancialmente diferente de las ediciones previas en las que
la energía de alimentos y dietas se calculaba directamente
a partir de datos descomposición química.
Además, este método de cálculo
implica que el valor
energético de los alimentos no es constante. . En el
cuadro 3 se describen las necesidades nutritivas de las vacas en
los diferentes estados pre y posparto
CUADRO 3 Raciones recomendadas para vacas en el periodo
seco, pre y posparto (%MS).
NRC(2001)
* Nivel de inclusión con sales
aniónicas
Estrategias de suplementación
La ingestión de energía depende de la
ingestión de materia seca y de su densidad
energética. Algunos autores difieren en él calculo
del desequilibrio energético en vacas preparto, esto se
puede resolver usando raciones con mayor densidad. Weiss y
Eastridge (1998) dicen que mantener la condición corporal
y tener una ganancia de (250 g/día) para vacas normales
(condición corporal de 3.5 puntos)no afecta a las vacas
durante el peri-parto. Las vacas flacas deberán consumir
2.5 a 3 Mcal/día de energía neta adicionales para
obtener una mayor ganancia de peso (450 a 650
g/día).
Dietas altas en carbohidratos fermentables reducen el pH
ruminal, el consumo de materia seca y predisponen a la vaca a
problemas de acidosis y laminitis (Allen M. S. 997). Caso
contrario raciones muy altas en fibra neutro detergente limitan
el consumo de materia seca (Martens, 1995). Las raciones para
vacas recién paridas (0 a 3 semanas) deben contener entre
28 y 30% de FND y 21% de FAD en base seca (Hutjens, 1995),
mientras que para el inicio de lactancia un 25% de FND y 19% de
FAD. Los carbohidratos no estructurales deberán formar 38%
de las dietas para las vacas recién paridas y n 40% para
la otra etapa. El contenido de energía neta de
lactación para las vacas recién paridas debe ser de
1.67 Mcal/kg; mientras que para las vacas aproximándose al
pico de lactación el requerimiento varía de 1.72 a
1.74 Mcal/kg (Davidson 1997)
Es importante considerar que el valor energético
del pasto Kikuyo varía de 1.25 a 1.30 Mcal/kg de
energía neta de lactación; mientras que en un pasto
Estrella los valores varían de 1.2 a 1.25 Mcal/kg,
(Campabadal 1999). Cuando la vaca presenta la condición
corporal óptima, el pastoreo y sales minerales a libre
acceso son suficientes (Campabadal, 1999). Las raciones deben
formularse con la energía e ingredientes necesarios para
limitar la pérdida de condición corporal preparto.
En el cuadro 4 se describen los efectos de algunos ingredientes y
aditivos usados en la prevención del balance
energético negativo usados en las raciones de vacas en el
periodo peri parto.
El Balance Proteico
Las necesidades de proteína para la
gestación son relativamente poco importantes hasta los 2
últimos meses, cuando las necesidades crecen. Debido al
crecimiento del feto y en las
semanas previas al parto, en la síntesis de calostro. Este
aumento en las necesidades se agrava por la disminución de
la ingestión de materia seca en las semanas previas al
parto.
Consecuencias
Los efectos del balance proteico negativo se muestran en
el posparto, ya que el déficit generado durante el
preparto se suple con la movilización de reservas
corporales. Bach et al. (2000) demostraron que cuando las
raciones se formulan según las recomendaciones del
NRC(1989), la movilización de proteína se inicia
unas semanas previas al parto. La capacidad de movilizar
proteína es mucho más limitada que la
disponibilidad de energía, y pueden agotarse antes o al
inicio de la lactación. Una vez agotadas las reservas, la
falta de proteína limita la producción de leche, (
Moorby et al. 1996) y la síntesis de inmunoglobulinas, por
lo cual la competencia
inmunitaria se ve comprometida. El resultado es una mayor
predisposición a la aparición de problemas posparto
(retenciones placentarias, cetósis) y producciones
bajas.
Cuadro 4 Ingredientes y aditivos usados en la
prevención del balance energético negativo en la
ración de vacas pre y pos parto
Freddy Delgado Z (2002)
Cada vez se demuestra que las raciones ricas en
proteína, formuladas para una mayor producción
lechera, se correlacionan negativamente con los parámetros
reproductivos, (Moorby et al. 1996). Martínez. et al
(1999), la principal relación de un exceso de
proteína bruta con la concentración de progesterona
sería a través de una exacerbación del
balance energético negativo en vacas al comienzo de la
lactación, por el gasto de precursores de la glucosa y el
consumo energético extra que supone transformar el
amoniaco en urea (este hecho sólo se relaciona con la
proteína degradable). Esto ocasionaría
reducción del balance energético y de la glucemia,
lo que sería captado por la hipofisis como una
señal negativa para la liberación de LH.
Estudios recientes han sugerido que el uso de
aminoácidos protegidos, especialmente lisina y metionina
aumentan la producción de leche y el porcentaje de
proteína en la leche (Wu et al. 1997). Davidson et al
(1997) establecen que la respuesta de estos aminoácidos,
así como de cualquier proteína de alta calidad
depende del nivel de consumo de materia seca y del potencial que
tenga la dieta para una máxima síntesis de
proteína ruminal.
Estrategias de prevención
En relación con el consumo de proteína,
cuando este es menor al óptimo causa una
disminución en el consumo de alimento y cuando es mayor
puede producir problemas metabólicos y aumenta el costo de
alimentación. El consumo recomendado por el N.R.C
varía de 900 a 1200 gramos por día según el
peso de la vaca.
Existen varios cambios importantes en la forma de
expresar las necesidades proteicas de las vacas en el NRC (2001).
En la figura No.1 se aprecian cuatro fracciones proteicas
principales. La proteína metabolizable (PM) se define como
la proteína verdadera digerida en el intestino a
aminoácidos y posteriormente absorbida. Las necesidades
proteicas de los animales se expresan en unidades de PM. Las
principales fuentes de PM son la proteína indegradable del
alimento en el rumen (PIR), la proteína bruta microbiana
(PBM) y fuentes de proteína endógena. La
producción de PBM se estima en 130 g/kg de TDN corregido
(TDNc), siempre y cuando el suministro de PDR exceda de 1,18 x
PBM kg/d. Esto asegura que hay suficiente aporte de PDR en la
dieta para la síntesis de proteína microbiana.
Cuando el aporte de PDR es inferior, la producción de PBM
disminuye hasta 0,85 x PDR. El verdadero contenido en
proteína microbiana se establece en 80% y su
digestibilidad intestinal en 80% igualmente; por tanto, el aporte
de PM de la proteína microbiana es 64% del total de PBM
sintetizado.
En el NRC (2001), la PDR y la PIR se consideran variables en
función de las constantes kd y kp. Las ecuaciones para
predecir los valores de PDR y PIR son:
PDR = Fracción A + Fracción B [kd/(kd +
kp)]
PIR = Fracción B [kp/(kd + kp)] + Fracción
C
Las fracciones A, B y C se expresan como % PB. kd =
velocidad de degradación de la fracción B en el
rumen, %/hora. kp = velocidad de paso del alimento en el rumen,
%/hora, la velocidad de paso de un alimento en el rumen depende
la materia seca ingerida
Moderar o evitar la disminución de la
ingestión de materia seca que ocurre durante
los días previos al parto. Grummer (1995)
calculó el balance proteico de vacas
cuya ingestión de alimentos era distinta en la
cual se demostró que el
balance proteico negativo puede controlarse casi en su
totalidad si se mantiene la
ingestión de materia seca en el preparto. Las
estrategias para mantener la ingestión
se exponen más adelante
La velocidad de paso de un alimento en el rumen depende
de la materia seca ingerida moderar o evitar la
disminución de la ingestión de materia seca que
ocurre durante los días previos al parto. Grummer (1995)
calculó el balance proteico de vacas cuya ingestión
de alimentos era distinta en la cual se demostró que el
balance proteico negativo puede controlarse casi en su totalidad
si se mantiene la ingestión de materia seca en el
preparto. Las estrategias para mantener la ingestión se
exponen más adelante
La Ingestión de Materia Seca
Durante el periodo preparto se produce una
disminución importante de la ingestión de materia
seca. Esta disminución se inicia 3 semanas preparto, y se
hace muy aparente en la semana previa a él, en la cual la
ingestión puede reducirse hasta 30%, el control de la
ingestión de materia seca depende parcialmente del estado
fisiológico del animal, probablemente debido a los cambios
hormonales que ocurren el peri-parto. Los detalles de los
procesos involucrados no se conocen con detalle, lo que dificulta
el desarrollo de estrategias que permitan optimizar la
ingestión. Sin embargo, una buena parte de la
disminución de la ingestión de materia seca depende
de factores externos, siendo susceptibles de manipulación.
Entre estos factores están el confort, la apeticibilidad,
disponibilidad y acceso al alimento, el estrés por calor,
la hipocalcemia y incidencia de patologías.
Consecuencias productivas
Las consecuencias de la disminución de
ingestión de materia seca son muy negativas, ya que esta
disminución genera un déficit de todos los
nutrientes. El resultado es un incremento de las
patologías, bien por el desequilibrio nutritivo producido,
o por la alteración de la función inmunitaria,
debido a dichos desequilibrios. Además, se reduce el
potencial productivo de los animales posparto.
El impacto económico por la reducción en
la ingestión de materia seca preparto es muy importante, y
debe ocupar, sin lugar a dudas, el primer lugar de nuestras
prioridades para este grupo de
animales. Los animales que comen más durante las 4 semanas
preparto, mantienen una mayor ingestión, producción
de leche y mejor calidad de ésta posparto.
Cuadro 5 Aditivos adicionados a los alimentos y su
efecto en el consumo de M S en el pre y posparto
Freddy Delgado Z (2002)
Estrategias de prevención
Existen pocas posibilidades de manipulación para
la reducción en la ingestión de materia seca ya que
son poco conocidas y probablemente intrínsecas al estado
fisiológico del animal. En el cuadro 5 se resumen una
serie de investigaciones
en las cuales se utilizan varios aditivos en la ración de
vacas en el periodo pre y posparto. Campabadal, (1999),
recomienda consumos de materia seca de 1.8 a 2.0% del peso
corporal, equivalentes a 9 o 10 kg de materia seca para vacas
Holstein y 7.5 a 9 kg para vacas Jersey.
Según las recomendaciones del NRC (2001), la
ecuación es aplicable durante todos los estados de
lactación y para vacas de cualquier edad.
MS (kg/d) = (0,372 x LCG 4% + 0,0968 x PV 0,75) x (1
– e (-0,192 x (SL + 3,67)))
LCG 4% = leche corregida 4% grasa
PV = peso vivo (kg)
e = 2,71828
SL = semana de lactación
El término (1 – e (-0,192 x (SL + 3,67)))
corrige la disminución de MS al principio de la
lactación. Es muy sensible a la SL, especialmente durante
las diez primeras semanas). Las diferencias en MS entre la
primera y la segunda o lactaciones posteriores son tenidas en
cuenta a través del PV y de la LCG 4%. Una diferencia de
100 kg en PV supone un cambio de la MS de 1,5 kg/día. Es
importante introducir valores precisos de la LCG 4%, PV y SL del
grupo de vacas que está siendo valorado
Evitar la disminución en la ingestión de
materia seca durante el preparto debe ser una tarea constante, ya
que si se mantiene la ingestión se resuelven la mayor
parte de los problemas parto y posparto. Se debe evitar el exceso
de condición corporal, ya que a mayor condición
corporal preparto, menor es la capacidad de ingestión de
materia seca.
Las raciones con una concentración
energética mayor resultan en un aumento en la
ingestión, cuando este aumento en energía se
realiza a través de la utilización de granos, el
efecto es más claro. Se evitará el uso de grasas para
incrementar la concentración energética de la
ración, ya que tienen tendencia a reducir la
ingestión de alimentos (Palmquist, 1998). Debe vigilarse
con especial atención el uso de sales aniónicas,
ya que con frecuencia su uso se asocia con la reducción de
la ingestión de alimentos.
El balance del calcio
La transición del estado no lactante a la
lactación es tan rápida que con frecuencia, y a
pesar de las medidas de precaución que se puedan tomar,
los mecanismos de regulación del calcio son incapaces de
mantener los niveles sanguíneos adecuados, en la figura 2
se observa la influencia de la hipocalcemia en el momento del
parto.
Esta transición supone un incremento importante
en las necesidades de calcio, la cantidad excretada en el
calostro es 3 veces mayor a la leche, y entre 8 y 10 veces la
cantidad de calcio circulante en la sangre de una vaca de 600 kg.
La cantidad disponible para el animal, depende como en los otros
nutrientes, de la ingestión de materia seca y la
concentración de calcio en la ración. Aún en
las condiciones óptimas, los aportes de calcio de los
primeros días de lactación son insuficientes para
cubrir las necesidades, y la movilización de calcio de las
reservas corporales es imprescindible.
El proceso de movilización de calcio depende de
la interacción entre hormonas
(calcitonina y parathormona) y la vitamina D. El tiempo necesario
entre la detección del déficit de calcio y su
movilización es de 7 a 10 días. La reacción
lenta de este sistema de regulación de la homeostasis
del calcio es responsable del desarrollo de la hipocalcemia
clínica o subclínica. Una reducción en el
nivel de calcio en el plasma cercano al parto, disminuye
linealmente la contracción del abomaso. Con un nivel de 5
mg/dl de calcio la motilidad del abomaso se reduce en 70% y la
fuerza de
contracciones en 50% (Goff et al 1997). La fiebre de leche
también está asociada a problemas de partos
distósicos, prolapsos uterinos, retención de
placenta, mastitis y un número alto de días
abiertos( Goff et al 1997).
Como consecuencia de estos cambios, todas las vacas
pasan por un periodo de hipocalcemia durante o alrededor del
parto, y hasta 50% arrastran la hipocalcemia durante los 10
primeros días posparto. La consecuencia genérica de
la hipocalcemia es la pérdida de tono muscular. Esta
pérdida se refleja en la relajación muscular, en el
músculo esquelético (resulta en el síndrome
de la vaca caída), en la matriz
(contribuye a la incidencia de retenciones placentarias), en el
pezón (contribuye a la incidencia de mastitis) y en la
musculatura del tracto digestivo (contribuye a una mayor
incidencia de desplazamientos de abomaso). Otra consecuencia
grave es la reducción de la ingestión de materia
seca (Horst et al, 1997) que, como se ha visto es causa de
múltiples problemas. Además, la hipocalcemia
resulta en una liberación de cortisol al torrente
circulatorio que resulta en una inmunosupresión que puede
tener consecuencias graves durante este periodo tan
crítico, (Horst et al.1997). La consecuencia final de
estas alteraciones metabólicas es que se reduce la
productividad
y se incrementa el riesgo de padecer enfermedades
metabólicas propias del peri-parto
Prevención de la Hipocalcemia
La prevención parece ser el método
más deseable para reducir las pérdidas
económicas asociadas con la fiebre de la leche. Dada la
importancia del metabolismo del Ca en la etiología de esta
enfermedad, se han propuesto diversos mecanismos para su
prevención: reducir los niveles de Ca y P en
raciones de vacas secas, administrar vitamina D o sus metabolitos
en momentos específicos del preparto. En ambos casos de lo
que se trata es de activar los mecanismos de movilización
del calcio óseo en un período (2-3 semanas antes
del parto), en el que las necesidades de Ca son bajas. Para ello
es necesario
activar con antelación los mecanismos de
movilización (hormonal) e implantar un entorno
favorable a dicha movilización (buscar una ligera
acidificación sistémica).
La utilización de sales aniónicas en
dietas para vacas secas se basa en el carácter ácido de estas sustancias,
que provoca una acidificación digestiva y
metabólica, creándose unas condiciones
óptimas para la circulación del Ca en el organismo,
mejora la asimilación del Ca a través del
transporte
pasivo (a nivel del rumen y del intestino porque a pH
ácido aumenta la solubilización del Ca). El
transporte activo (la parathormona (PTH) que controla la
absorción intestinal de Ca es activada por la acidosis y
los niveles de HPO en plasma aumentan), aumenta la
movilización de Ca óseo debido a que en condiciones
ácidas aumenta la actividad de los osteoclastos (células
encargadas de la destrucción del tejido óseo), o
bien indirectamente a un aumento de la excreción de Ca
vía orina, aumenta la proporción de Ca
plasmático en forma iónica (Ca2+), que es el
único metabólicamente activo.
Goff y Horst (1997) justifican la necesidad de generar
una ligera acidosis metabólica para favorecer la
movilización del calcio. Dicha acidificación puede
conseguirse a través de la modificación del
equilibrio
aniónico-catiónico (BAC). El BAC se define como la
relación entre los miliequivalentes de cationes y aniones
de la ración. Los iones que mayor impacto tiene en el BAC
son el sodio, el potasio, el azufre y el cloro, aunque el calcio,
el magnesio y el fósforo también intervienen en
menor medida.
Goff (1997) propuso tres posibles fórmulas para
el cálculo del BAC:
Considera los minerales que intervienen en el BAC con
sus respectivos coeficientes de absorción según el
NRC (1989):
a) BAC (mEq/kg) = [(0.38 Ca + 0.3 Mg + Na + K) –
(Cl + 0.6 S + 0.5 P)]
Utiliza todos los minerales que intervienen, pero con
coeficientes de absorción distintos, y probablemente
más cercanos a la realidad:
b) BAC (mEq/kg) = [(0.15 Ca + 0.15 Mg + Na + K) –
(Cl + 0.2 S + 0.3 P)]
Utiliza únicamente los minerales más
importantes:
- BAC (mEq/kg) = [(Na + K) – (Cl +
S)]
En condiciones normales, el BAC es ligeramente positivo,
pero en las raciones preparto se recomienda que dicho nivel se
encuentre entre –50 y –100 mEq/kg utilizando la
ecuación
c). Para reducir el valor hasta un nivel ligeramente
negativo deben utilizarse sales ricas en aniones que intervengan
en la ecuación, entre las que el cloruro o sulfato
amónico son las más frecuentes.
En las raciones que utilizan sales aniónicas, el
nivel de Cl no debe superar el 0,8% (MS). Las recomendaciones
para formular raciones de preparto apuntan a utilizar forrajes
con niveles bajos de Na y K, y aportar 0,4% de Mg, formular el
azufre entre el 0,35 y 0,4 %, y mantener los niveles de K y Na
tan bajos como sea posible, preferentemente inferior a 1,2 y
0,15%. El fósforo debe mantenerse entre 0,35 y 0,4%. Si
estos niveles están correctamente ajustados y el BAC es
neutro o ligeramente negativo, entonces deben elevarse los
niveles de calcio hasta el 1 ó 1,2% de la
ración.
El resultado de la inclusión de estas sales en la
ración es una ligera acidificación
sistémica. Se ha sugerido que es esta acidificación
la cual permite mejorar la absorción y la
movilización ósea de calcio. Esta
movilización parece estar mediada por la acción
de la parathormona (Horst et al 1997). Uno de los principales
inconvenientes del uso de sales aniónicas en el preparto
es la posible disminución de ingestión causada por
su baja palatabilidad (Horst et al 1997). Para reducir al
máximo el riesgo de afectar a la ingestión de
materia seca, debe formularse raciones con un BAC bajo (selección
de ingredientes con niveles bajos de K y Na). En las raciones que
utilizan sales aniónicas, el nivel de Cl no debe superar
el 0,8% (MS).
En la práctica para prevenir este problema de
fiebre de leche, es necesario tratar de formular una
ración con niveles menores de 2% de potasio, limitar el
consumo de sodio, pues ambos minerales son los mayores
responsables del problema (Goff et al, 1997). Cuando el consumo
de potasio es alto, es importante conocer la relación
K/(Ca+Mg). Relaciones sobre 2 pueden causar una hipomagnesemia.
Por esta razón, en vacas en pastoreo es necesario limitar
cualquier producto alto en potasio como el banano y la melaza.
Además, se pueden utilizar sales aniónicas, el
consumo de calcio debe ser entre 150 a 200 g/día (Weiss
1997).
En relación con los requerimientos de vitaminas y
minerales, Weiss (1997) recomienda concentrar las vitaminas y los
minerales trazas en 20% y los macrominerales en 10% a fin de
contrarrestar la reducción en el consumo de materia seca
posparto
Cualquier deficiencia crónica de energía,
proteína, vitaminas y minerales puede causar una
inmunosupresión. En el período preparto, la
concentración de Vitamina A y E en la sangre disminuye 38
y 47% respectivamente, por la mayor demanda para la transferencia
de esas vitaminas al calostro y el mayor consumo de los tejidos asociado
al estrés metabólico del parto. Weiss (1997)
recomienda aumentar los requerimientos de vit0aminas y minerales
trazas en 15%, para ayudar con la disminución en el
consumo de materia seca.
El pre y posparto son estresantes para la vaca, de forma
natural, las defensas de la vaca empiezan a disminuir 2 ó
3 semanas antes del parto, alcanzando un nivel mínimo 1 o
2 semanas posparto. Las razones de la inmunosupresión
son:
A ) Durante la gestación, la progesterona es la
hormona predominante. Unos 30 días antes del parto, el
cortisol fetal estimula a la placenta para iniciar la
secreción de estrógenos. Los estrógenos
juegan un papel fundamental en el desarrollo de la
glándula mamaria, la síntesis de calostro y la
preparación al parto. Los niveles de estrógenos
durante el parto son entre 10 y 100 veces superiores a los
niveles de estrógenos normales del celo, y a estas
concentraciones alteran la función inmunitaria.
Además, entre 24 y 48 horas previas al parto, los niveles
de prostaglandinas aumentan provocando la luteolisis, lo que
resulta en la disminución de progesterona y el dominio
definitivo de los estrógenos. Estos cambios en los
perfiles hormonales que desencadenan el parto, provocan
estrés y ayuda a que se libere cantidades importantes de
cortisol, estos a su vez junto con los estrógenos
desencadenan el parto, siendo estos los que inciden directamente
en la inmunosupresión, que hasta cierto punto es
inevitable.
B) La calostrogénesis. Los mecanismos
desencadentes del parto, fundamentalmente el dominio
estrogénico, favorecen la producción y
transferencia de inmunoglobulinas a la glándula mamaria
para la formación del calostro, en detrimento de las
defensas celulares del propio animal.
C) El balance de nutrientes negativo generado por la
disminución de la ingestión de alimentos,
contribuye a disminuir la capacidad de reacción del
sistema inmunitario. Además, el estrés por calor
suele reducir la ingestión de alimentos y agravar la
situación. La disminución de la ingestión de
materia seca genera déficits de energía,
proteína, vitaminas y minerales que resultan en
inmunosupresión e incidencia elevada de problemas
metabólicos. En consecuencia, es necesario ajustar la
ración para reducir al máximo los factores
nutritivos que pueden suponer un estrés adicional a los
muchos causados por el parto.
El agotamiento del sistema inmunitario en el
posparto
Los procesos metabólicos normales del organismo
producen radicales libres tóxicos que son neutralizados
por el sistema inmunitario. La producción excesiva de
estos radicales causa el denominado "estrés oxidativo".
Inmediatamente después del parto, el sistema inmunitario
debe reconocer la placenta como un tejido extraño al
organismo e iniciar su reabsorción. La involución
uterina, que en tres semanas debe haber recuperado su
tamaño normal, genera una gran cantidad de radicales
tóxicos que consumen la mayor parte de los agentes
antioxidantes
(principalmente selenio y vitamina E) del sistema inmunitario
Este déficit es parcialmente responsable del incremento de
las patologías peri-parto (retenciones placentarias,
metritis, mastitis) y pone de manifiesto la estrecha
relación entre los factores nutricionales y la
inmunocompetencia, ( Mallard et al 1998).
Consecuencias
El resultado de la inmunosupresión es la
incidencia de problemas presentados en vacas lecheras (60 y el
80%) en el periodo preparto o las primeras semanas posparto. La
competencia inmunológica es la que más afecta al
animal, todas las vacas sufren una pérdida de defensas
frente agresiones físicas o infecciosas, dicha perdida de
capacidad depende de factores genéticos propios de cada
animal y de su entorno.
Estrategias de prevención
Algunos problemas son inevitables, otros son
susceptibles a modificaciones a través de los programas de
manejo y alimentación, entre ellos, el control de la
ingestión de alimentos, el ajuste en la formulación
de raciones en el preparto, el papel del balance proteico y del
calcio. La suplementación con vitamina E y selenio en la
función inmunitaria, parece cumplir funciones muy
similares, la actividad de la vitamina E es crítica
siempre y cuando los niveles de selenio alcancen como
mínimo las 0,1 ppm. La deficiencia de estos
micronutrientes se ha asociado con un aumento en la incidencia,
duración y gravedad de las infecciones mamarias, y un
aumento en la incidencia de las retenciones
placentarias.
Weiss (1997) recomienda mantener los niveles adecuados
de vitamina E, y la incorporación de vitamina E en el
concentrado, la suplementación de 3000 UI/d intramuscular
10 y 5 días previos al parto. Es posible que otros
minerales y vitaminas (betacarotenos, zinc, cobre) que
actúan como antioxidantes contribuyan a evitar los excesos
de radicales libres reactivos asociados al estrés del
peri-parto. La evidencia mostrada sobre su importancia en
relación con la optimización de la
producción posparto y a la reducción de las
patologías pre y pos parto justifican la necesidad de
implementar lotes y programas específicos de
alimentación que deben estar presentes en todas las
explotaciones independientemente del costo económico y del
trabajo que
ello implique.
La prevención de los desordenes
metabólicos en el pre y posparto es de suma importancia en
las explotaciones lecheras de la actualidad, por lo que la
implementación de las medidas mencionadas con
antelación vienen a solucionar dicho problema.
El periodo de preparto ocupa un lugar estratégico
en el esquema productivo de las explotaciones lecheras de alta
producción. La evidencia mostrada sobre su importancia con
relación a la optimización de la producción
posparto y a la reducción de las patologías
peri-parto justifican la necesidad de implementar lotes y
programas específicos de alimentación que deben
estar presentes en todas las explotaciones independientemente del
costo económico y del trabajo que ello implique. Las
estrategias de manejo y alimentación deben
considerar:
A Formular la ración específica para los
animales en preparto para que cumpla todas las recomendaciones
mencionadas.
B Utilizar ingredientes propios de la ración de
lactación para acostumbrar a la vaca a su sabor y olor.
Evitar el uso de alimentos de poca calidad, mal conservados o
contaminados, especialmente con relación a los forrajes.
Incorporar a la ración granos y evitar el uso de
grasas.
C Usar sales aniónicas con precaución para
evitar la reducción de la ingestión de materia
seca, considerando el cumplimiento de las recomendaciones de
otros minerales (Cl, P, S, Mg Ca, K, Na.)
D Prevenir los desequilibrios energéticos
excesivos a través de la administración de propilenglicol en dosis
únicas diarias durante el peri-parto.
E El uso de aditivos supone siempre si se manejan
adecuadamente una mejora en la eficiencia de productividad. Su
efectividad de empleo debe
analizarse siempre ya que existen otros factores que influyen en
la producción que pueden interferir o enmascarar su
efectividad.
F El campo de los probióticos (enzimas y
levaduras) presenta un futuro esperanzador en rumiantes y
será sin duda algo que podrá ayudar en la
alimentación del ganado lechero.
G El uso de amortiguadores de la acidez del rumen, da
una esperanza en el alivio de dietas muy altas en concentrados
balanceados.
H En la actualidad parece claro que el factor más
limitante en este periodo, y cuyo control debe ser prioritario,
es la ingestión de materia seca. Por último, el NRC
ha incorporado nuevas recomendaciones para enero del 2001. Dichas
recomendaciones incorporan, muchos de los recientes avances en
alimentación de los animales en el preparto.
I En adición a los forrajes de alta calidad
existen ciertos subproductos que pueden beneficiar a la vaca al
inicio de la lactación y que pueden ser utilizados en la
formulación de la dieta para mantener una cantidad
suficiente de fibra neutro detergente, aumentar la
utilización de la fibra y como resultado incrementar el
consumo de energía. Estos subproductos son la cascarilla
de soya y la cascarilla de algodón
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Autor:
FREDDY DELGADO ZÚÑIGA
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
FACULTAD DE CIENCIAS
AGROALIMENTARIAS
ESCUELA DE ZOOTECNIA
SEMINARIO DE ZOOTECNIA
PROF. RODOLFO WINGCHING – JONES