El Estado cubano
ha dedicado gran atención y recursos para
la
educación de los niños
desde las primeras edades, pues en esta etapa se forman los
cimientos de la
personalidad integral. Es considerada por muchos como el
período mas significativo en la formación del
individuo, en
la misma se estructuran las bases fundamentales de las
particularidades físicas y formaciones psicológicas
de la personalidad,
que en las sucesivas etapas del desarrollo se
consolidarán y perfeccionarán.
Es quizás el momento de la vida del ser humano en
el cual la estimulación es capaz de ejercer la acción
más determinante sobre el desarrollo, precisamente por
actuar sobre formaciones que están en franca fase de
maduración, tan así es, que podríamos decir
que las adquisiciones más importantes de un niño se
producen en los primeros años de su vida.
Por ello siempre será prioritario mantenernos en
la búsqueda de ideas, concepciones innovadoras que
permitan perfeccionar a la Educación
Preescolar; no por gusto son abundantes las investigaciones
realizadas sobre la edad preescolar,
donde se han tratado temas que han trascendido en el tiempo como
fueron el caso de los trabajos de S.A. Vigostky (1983) y Jean Piaget
(1965).
En las últimas décadas del siglo XX e
inicio del XXI en nuestro país también se han
realizado investigaciones relacionadas con el desarrollo
psicomotor del niño, entre las que podemos encontrar las
de las doctoras Catalina González (1998) y Gladys
Béquer (2002). La primera de ellas se encargó de
elaborar un sistema
instrumental que permitió arribar a la
caracterización motriz del niño comprendido desde
uno hasta seis años que asiste al círculo infantil;
ya que inicialmente se partía de test y mediciones
a partir de parámetros de la población infantil de países
europeos, los cuales no tenían que ser tan exactos ni
iguales para nuestro país.
Por otra parte, está el aporte de la Doctora
Béquer, quien con su investigación, proporcionó conocer
el comportamiento
motor de los
niños /as en el primer año de vida,
obteniéndose elementos esenciales para el
perfeccionamiento de la atención educativa de estas edades
y el diagnóstico de este aspecto del desarrollo.
También la Béquer propuso ejercicios para la
estimulación temprana del lactante lo cual
conlleva a obtener elementos válidos para el
perfeccionamiento de la educación
preescolar.
En síntesis,
estas investigaciones han sido muy valiosas y con los aportes
hechos por ambas investigadoras, se han podido generalizar los
logros motores de los
niños preescolares cubanos; lo cual posibilita
caracterizar con más argumentos avalados
científicamente a los niños del grado preescolar,
aspecto muy favorable para esta tesis.
El desarrollo de las nociones espacio-temporales es uno
de los componentes del desarrollo psicomotor, las mismas revisten
suma importancia en la etapa preescolar pues reportan al
niño conocimientos elementales que lo preparan para los
grados sucesores; brindan la posibilidad al niño de
utilizarlas no solo en los aprendizajes escolares sino en su
diario vivir, en su cotidianeidad.
Aquellos niños que por situaciones adversas no
tienen las vivencias prácticas de realizar actividades en
distintos espacios y ante diferentes situaciones; indudablemente
presentarán dificultades para enfrentar las circunstancias
que diariamente acontecen. Estas dificultades conllevan
además a que manifiesten problemas en
el aprendizaje
de los trazos en preescritura, la formación,
ordenación y comparación de conjuntos en
matemáticas, así mismo en la lectura la
cual se basa en una ordenación espacio-temporal, que sigue
una dirección determinada (izquierda-derecha) y
una sucesión temporal de letras y palabras; en fin en toda
actividad donde la orientación espacial juega un papel
trascendente; de ahí la importancia que tiene su
estimulación desde la etapa preescolar.
Si no se atiende debidamente el desarrollo psicomotor
del niño por parte de los maestros /as esta
situación propiciará serias dificultades que pueden
marcarlo en un período largo de su niñez. Se ha
comprobado que los niños que manifiestan problemas para
orientarse correctamente en el espacio coinciden con aquellos
niños que también "suelen tener desarmonía
en la lectura,
(dislexias), también en la disgrafía, etc. Es decir
que la comprensión de la lectura se altera en función
del desarreglo óculo-motor, de la no precisión
espacial." (Da Fonseca, 1996:184).
La importancia que tiene el tema para las educadoras y
maestras del grado preescolar es que pueden servirse de una
variedad de contenidos actualizados sobre las nociones
espacio-temporales, lo cual constituye una necesidad para la
práctica educativa en nuestras instituciones
infantiles.
Se aborda en el material aspectos relacionados con
consideraciones generales sobre la psicomotricidad, sus concepciones teóricas,
sus componentes, la relación entre ellos, se definen y
relacionan a la Espacialidad y Temporalidad.
El capítulo se organiza en cinco
epígrafes, en el primero se realiza un bosquejo de
cómo ha sido analizada la psicomotricidad por diferentes
autores y las diferentes concepciones teóricas sobre el
desarrollo infantil. La autora expone sus criterios sobre como
deben ser comprendidas las mismas al aceptar el Enfoque
Histórico Cultural como modelo
teórico de partida. Un segundo epígrafe se refiere
a cada uno de los componentes de la psicomotricidad y en el
tercero se abordan las relaciones entre ellos. Posteriormente se
define a la Espacialidad y la Temporalidad en el cuarto
epígrafe; el quinto aborda las relaciones entre las
mismas.
LAS NOCIONES ESPACIO TEMPORALES.
"En estos tiempos de ansiedad de espíritu, urge
fortalecer el cuerpo que ha de mantenerlo ", así
comenzó José Martí
su artículo "El gimnasio en la casa".Para nuestro
apóstol, cuerpo y espíritu era una unidad
inseparable, separarlos en su formación era cometer
delito a la
integridad del niño, pues "A los niños, sobre todo,
es preciso robustecer el cuerpo a medida que se robustece el
espíritu"- decía Martí
en ese mismo artículo. (Martí, J.
1963:389).
El tratamiento del desarrollo del cuerpo, como entidad
física es
un problema desde el hombre
antiguo sobre todo de Esparta. En esta ciudad griega, de alma guerrera
se practicaba la educación
física cuya misión era
lograr la máxima resistencia
corporal. "El procedimiento
instructivo mas importante fueron los ejercicios
gimnásticos, que debían servir como
preparación para la guerra".
(Messer, August, 1946:15).
La preparación física antes de los siete
años en Esparta fue confiada a las madres, las que
tenían que entregar a la escuela
pública un niño sano.
Los ejercicios gimnásticos para los niños
y las niñas eran la carrera, el salto, la lucha y el
lanzamiento del disco. La atención por la
preparación física del cuerpo como se evidencia
data desde la Grecia
antigua; pero se concibió solo después que los
niños ingresaban en la escuela.
Uno de los primeros pedagogos en proponer actividades
para los niños antes de los siete años fue Juan
Amos Comenio (1983), que aunque no trató directamente al
desarrollo físico del niño, si, en su "Idea de la
escuela materna", combinó algunas áreas con
movimientos físicos. Expresaba: "Efectuarán el
aprendizaje de
estas labores si se les deja hacer algo,
enseñándoles para ello: por ejemplo, llevar una
cosa de un lado a otro, ordenando así o de otra manera,
hacer y deshacer, atar y desatar, etc. Según la
afición de los niños en esta edad. Y como todo esto
no es sino ensayo de la
habilidad natural para hacer las cosas diestramente no solo hay
que prohibirlo, sino fomentarlo y dirigirlo con prudencia".
(Comenio, J.A. 1983:229).
Por su parte, Juan Jacobo Rousseau
(1973), en el "LIBRO PRIMERO"
de "Emilio o la Educación" dedicado a la educación
del niño en etapa preescolar, critica los exagerados
cuidados a que eran sometidos los niños desde el
nacimiento por las madres o las nodrizas, lo cual limitaban los
movimientos de los pequeños. Muchas de esas medidas eran
producto de
perjuicios de la época, que según Rousseau no
impulsan al desarrollo de los movimientos, sino a retardarlos, y
decía "La inacción y el aprieto en que retienen los
miembros de un niño, no pueden menos de perjudicar a la
circulación de la sangre y las
hormonas, de
estorbar que se fortalezca o crezca la criatura y de alterar su
constitución." (Rousseau, J.J,
1973:48)
En un breve recorrido por la historia a modo de introducción se puede percibir que el
desarrollo físico ha llamado la atención en
épocas pasadas como acto físico. Ejercicio del
cuerpo sin la incorporación de la relación
cuerpo-cerebro.
La relación cuerpo-cerebro pertenece al siglo
XIX, nace la misma con la introducción de técnicas y
aparatos para hacer la Gimnasia y es
producto de la vida moderna, expresaba Martí:"Estas
consecuencias de la vida moderna hacen urgente ese esparcimiento
de la fuerza,
aglomerada en llama en el cerebro desde los primeros años
de vida y la preparación oportuna y previa del edificio
que ha de sustentar tal pesadumbre del cuerpo que ha de ser
teatro de tales
batallas del espíritu" (Martí, J.
1963:389).
Para unificar el cuerpo con el cerebro se buscó
una palabra que encerrara de por sí el concepto y para
ello se comenzó a hablar de Psicomotricidad.
¿Qué es psicomotricidad?, ¿cuáles son
sus contenidos?, ¿dentro de sus contenidos está
espacio temporal?, ¿qué relaciones existen entre
los componentes? A continuación se darán
respuestas, las cuales permiten adentrarse en la primera pregunta
científica:¿Cuáles son los fundamentos
teóricos que sustentan a las nociones espacio –
temporales?
1.1- Psicomotricidad.
Sus concepciones teóricas.
Primeramente debemos señalar que este
término nace en Francia en
1907, y fue Dupré citado por Da Fonseca (1996), el pionero
en acuñar ese vocablo; al poner de relieve las
estrechas relaciones que unen las anomalías
psíquicas y motrices; ya que inicialmente los estudios que
se hicieron fueron con personas débiles mentales.
Posteriormente con el transcurso del tiempo ha ido
abriéndose el abanico y se ha extendido su
aplicación desde la infancia hasta
la vejez;
aún con personas sanas.
Romper con el planteamiento filosófico de
Descartes,
citado por Da Fonseca (1996), quien entendía al individuo
como una dualidad, dividiéndola en dos entidades: mente y
cuerpo; era y es el propósito del uso de la palabra
psicomotricidad.
Varios han sido los investigadores que han definido la
psicomotricidad; entre ellos podemos citar a Ajuriaguerra (1978),
Pick y Vayer (1980), Madelaine Abbadie (1977), etc. Esta
última concebía a la psicomotricidad como una
técnica que favorece el descubrimiento del cuerpo propio,
de sus capacidades en el orden de los movimientos, descubrimiento
de los otros y del medio.
Al analizar la definición hecha por la Abbadie
(1977), la autora entiende que la psicomotricidad no debe
limitarse simplemente a una técnica, pues no debe ser
reducida solamente a lo motriz ya que existen otros aspectos como
son las sensaciones, la
comunicación, la afectividad, que también
inciden en el proceso de
desarrollo psicomotor.
La autora de la investigación concibe que la
psicomotricidad es un modo de acercamiento al niño, no una
técnica y se comparte totalmente con la Abbadie (1977) el
criterio de que no solo se descubre a sí mismo sino que en
interacción con los otros, el niño
comparte sentimientos, emociones y es
con "los otros" con quienes aprende significativamente siempre
que sea un sujeto con un mayor desarrollo que el de él;
también se defiende la importancia que tiene el medio para
el niño, pues en su interacción directa con
éste, es que se favorece el desarrollo de los educandos,
al enfrentarse a las situaciones diversas que suceden en su
entorno.
Es a partir del siglo XIX que comienza a estudiarse el
cuerpo por neurólogos, debido a la necesidad de comprender
las estructuras
cerebrales, y posteriormente por psiquiatras, para la
clarificación de factores patológicos.
También la Psicología le
prestó atención.
Inicialmente, en la Psicología se estudiaba de
forma aislada tanto la esfera psicológica como la motriz
en los sujetos, concibiéndose el desarrollo motor
solamente desde el punto de vista físico, condicionado por
lo biológico, lo natural, sin importar la parte
psíquica de la persona y su
influencia en el desarrollo motor del individuo.
Existieron varios autores, entre ellos debe mencionarse
a Henry Wallon (1964) y Jean Piaget (1965)
quienes supieron unir lo psíquico y lo motriz como un
todo, siendo el primero el que más aportes hizo en
relación con el tema en cuestión.
Según Caparrós al referirse a
Wallon:
"Lo extraordinario en Wallon es que no se dio en
él un simple paso mecánico del estudio
neurológico al enfoque psicológico, un cambio del uno
por el otro, o un reducir cualquiera de ellos al otro, sino que
supo ver por primera vez la ligadura dialéctica desde un
punto de vista genético entre lo técnico-postural
con los procesos
emocionales y más adelante, con el surgimiento de las
representaciones mentales y aun de la personalidad en su estructura
unitaria y en sus aspectos diferenciados (procesos conscientes,
esquema corporal, noción del yo, etc.)". (Wallon, H,
1925).
Para Wallon era muy importante la unión de lo
psicológico y lo motor, se proclamó y
combatió "la ilusión frecuente de los
psicólogos de creer en formas o transformaciones de la
vida psíquica únicamente reducibles a factores y
elementos de la vida psíquica" (Wallon, H,
1964).
A lo largo de su obra, se esforzó por demostrar
la acción recíproca entre las funciones
mentales y las funciones motrices, intentando argumentar que la
vida mental no resulta de relaciones unívocas o de
determinismos mecanicistas; gracias a este autor, el componente
psicológico y motor se ven como una unidad
dialéctica, para concebir a la psicomotricidad como un
comportamiento físico que tiene un enfoque
sociofísico; este hecho es de suma importancia para
entender que lo motor es educable, ocurre de forma consciente,
pues el ser humano puede autorregular su motricidad gracias a su
desarrollo psicológico.
Las concepciones que se encuentran en la base y
fundamentan una teoría
general del desarrollo infantil han estado históricamente
relacionadas con investigaciones de los histólogos,
anatomistas, fisiólogos, pedagogos y
psicólogos.
Estas formas variadas de experiencia, a
continuación se detallan para evaluar y criticar las
concepciones de diferentes autores que abordan el
tema.
La teoría biologicista: Para estos
investigadores lo específicamente humano en los
movimientos del hombre ha sido
heredado biológicamente por este de sus antepasados,
gradualmente entran en acción y se manifiestan
exteriormente en la medida que el substrato neuromuscular del
aparato motor alcanza el nivel de madurez.
Autores como Gesell (1969) han hecho investigaciones
bajo esta concepción. Este autor, en sus trabajos afirmaba
que es precisamente el proceso de maduración el que define
las relaciones fundamentales, la continuidad y la
formación de las estructuras de la conducta;
argumentaba que los factores del medio apoyan, desvían
pero no originan ni las formas fundamentales ni las etapas
consecutivas de la ontogénesis.
La autora reconoce la importancia del factor de la
maduración, pero no como la única causa
determinante del desarrollo. Es por ello que se razona que esta
teoría tiene un alcance limitado ya que no consideran los
factores ambientales ni las influencias educativas culturales en
el desarrollo de los niños. El desarrollo del ser humano
no solo se rige por leyes
biológicas, sino que en él también inciden
leyes histórico-sociales.
Otras tendencias del desarrollo
humano, han centrado su atención en el factor medio
ambiente; es aquí donde aparece la teoría
ambientalista, la cual tiene en cuenta el medio en que el
sujeto vive y actúa, la experiencia individual de integración del sujeto con el medio
específico.
Partidarios de estas teorías
van desde aquellos para los que prevalece fundamentalmente el
factor genético, hereditario y para los cuales el medio
constituye solamente el campo en el cual tiene lugar el
desarrollo y cuya función es favorecerlo o no.
Este enfoque parte de los trabajos de J. Piaget (1965),
posiblemente el psicólogo infantil más conocido
actualmente, quien enfatizó que el
conocimiento de cada niño sobre el mundo que lo rodea
es producto de su interacción continua con él.
Piaget (1965) describió el curso del desarrollo
intelectual como una secuencia invariable de etapas, cada una de
las cuales evolucionan a partir de sus predecesoras,
concediéndole mayor importancia al ambiente que a
la constitución hereditaria del individuo.
Para Piaget (1973) el desarrollo motor se explica a
partir de considerar como la motricidad cambia su
significación en el transcurso de la ontogénesis,
pero sí reconoce en su teoría la incidencia que
tiene el medio en los cambios que se originan en las conductas
motrices.
Las corrientes conductistas (behavoristas),
aplican el esquema (E-R) en la explicación del desarrollo
y aprendizajes en los niños / as consideran al ambiente
como la oportunidad para aprender, el factor crítico en el
crecimiento y desarrollo, resultantes estos del sistema de
recompensas que el ambiente proporciona y no tienen en cuenta las
etapas o edades.
Si como se considera toda conducta es aprendida, ella
puede ser conformada o modificada mediante el
reforzamiento.
La Teoría Histórico-cultural: A
nuestro modo de ver la más completa, parte de los trabajos
de L.S.Vigotsky
(1987), quien considera que el desarrollo está
histórica y socialmente condicionado; el niño se
desarrolla en la interacción y comunicación con otros, en el mundo de los
objetos creados por el propio hombre.
En contraposición a la idea del desarrollo como
proceso paulatino de acumulación, este autor, lo
entendió como un complejo proceso cuyos puntos de viraje
están constituidos por crisis,
momentos en los que se producen saltos cualitativos donde se
modifica toda la estructura de las funciones, sus interrelaciones
y vínculos.
La autora de la investigación coincide conque
cada sujeto nace con determinadas estructuras biológicas
que pueden considerarse como condiciones necesarias para su
desarrollo pero que constituyen precisamente eso: condiciones; es
preciso nacer con un cerebro humano para llegar a ser hombre.
Determinadas condiciones de estas estructuras pueden favorecer o
no el desarrollo y formación de capacidades en el ser
humano por tanto deben ser tenidas en cuenta en la
explicación del desarrollo.
La especificidad del desarrollo humano es que se integra
de forma peculiar lo biológico, lo ambiental y lo socio
cultural (específico del ser humano) en el desarrollo de
la personalidad del hombre en cada una de sus etapas y de manera
general.
En resumen, en el análisis de las teorías antes
descritas, se precisan dos líneas del desarrollo, la
evolución biológica y el desarrollo
histórico, las cuales se unen en la ontogénesis y
forman un proceso único y complejo, ambos penetran uno en
el otro y configuran en esencia un proceso de carácter bio-psico-social: la
formación de la personalidad.
Mientras que la Psicología se encargaba de
estudiar la relación de los procesos psicológicos y
motrices, la Neurología se encargaba de desentrañar
las relaciones entre las funciones del cerebro y el comportamiento
humano.
Según Da Fonseca (1996) existen numerosos
modelos para
comprender las relaciones entre el cerebro y el comportamiento,
entre ellos:
- El modelo conexional de Geschwind.
- El modelo estructural de Brown.
- El modelo laboral de
Luria.
En este trabajo se
hace referencia específicamente al modelo laboral de Luria
(1984) pues en él se encuentran los argumentos que ayudan
a entender en que momento del trabajo del cerebro ocurre la
estructuración espacio temporal.
El modelo laboral luriano se encarga de las
adquisiciones psicomotoras. Luria, citado por Da Fonseca (1998),
señaló que al estudiar las relaciones
cerebro-comportamiento y las relaciones cuerpo-cerebro se puede
comprender mejor lo que hace del hombre un ser humano.
El cerebro como órgano de la actividad mental es
tratado como el órgano de la civilización,
órgano que es capaz de reflejar todas las complejidades e
intrincadas condiciones del mundo exterior y todas las
manifestaciones superiores de la actividad humana, materializadas
en el movimiento y
en el
lenguaje.
Luria (1984) en su modelo plantea las tres unidades
funcionales fundamentales en las cuales el trabajo del
cerebro se edifica:
- Primera unidad: constituye el substrato
neurológico de los factores psicomotores de la tonicidad
y del equilibrio. - Segunda unidad: conforma el substrato
neurológico de los factores psicomotores de la
noción del cuerpo, la lateralización y de la
estructuración espacio-temporal. - Tercera unidad: incluye el substrato
neurológico de los factores psicomotores de las praxias
global y fina.
Las tres unidades funcionales son necesarias tenerlas en
cuenta en nuestra propuesta de actividades, sobre todo la segunda
unidad porque es ella la encargada
de la recepción, análisis y almacenamiento de
la información; se trata de una unidad
altamente especifica en términos de modalidad sensorial,
cuyas zonas componentes están adaptadas a recibir
informaciones visuales, auditivas, y táctilo-
kinestésicas.
Luria (1984) insiste en que las tres unidades
funcionales no trabajan aisladamente, no siendo posible afrontar
la percepción o la memoria, si
están exclusivamente organizadas en la segunda unidad, ni
la
organización de la motricidad si lo están en la
tercera unidad.
Como bien afirmara este neurólogo las tres
unidades trabajan en conjunto, unas sin las otras no
trabajarían convenientemente; ya que existe entre ellas
una interrelación dinámica donde el cambio o la organización de una unidad interfiere en el
cambio u organización de las otras unidades. El trabajo de
Luria (1984) es de suma importancia para abordar el desarrollo
físico en dos sentidos internamente relacionados: las
funciones del cerebro y el comportamiento humano.
1.2 – Psicomotricidad
y sus componentes.
Para referirse a los componentes de la psicomotricidad
se debe plantear que los mismos se determinaron a partir de
investigaciones sucedidas desde el siglo XIX, entre otros
autores se mencionan a Wernicke, Foerster, Nielsen citados por
Da Fonseca (1998), como los pioneros en el campo
neurológico, psiquiátrico, y
neurosiquiátrico que confieren al cuerpo significaciones
psicológicas superiores.
Henrry Wallon (1964) es probablemente, el gran pionero
de la psicomotricidad, (entendida como campo científico),
en 1925 y en 1934 este psicólogo inicia una de sus obras
más relevantes en el campo del desenvolvimiento
psicológico del niño.
La obra de Wallon continuó durante décadas
influyendo en la investigación sobre niños
inestables, obsesivos, delincuentes, etc. La misma se dejó
sentir en varios campos de formación como la
psiquiatría, psicología y pedagogía.
Este investigador a través del concepto esquema
corporal introduce datos
neurológicos en sus concepciones psicológicas; se
refiere al esquema corporal no como una unidad biológica o
psíquica sino como una construcción, elemento base para el
desarrollo del niño.
Siguiendo la obra de Wallon (1964), Ajuriaguerra (1978)
publica trabajos sobre el tono y desarrolla métodos de
relajación, en el campo educativo Le Boulch (1998)
también divulgan las obras de Wallon y
Ajuriaguerra.
En otra dirección y lamentablemente poco
reseñadas en los trabajos tanto de autores americanos como
autores europeos, surgen los estudios de los autores
soviéticos, destacándose entre otros a Vigostky
(1987), Galperin (1983) y Luria (1984).
Es necesario hacer referencia a la clasificación
de los componentes según Luria (1984) en su modelo
psiconeurológico, primeramente se encuentran la
tonicidad y el equilibrio, los cuales están
comprendidos en la primera unidad funcional del modelo luriano.
La tonicidad se considera el sostén fundamental en
el ámbito de la psicomotricidad, pues garantiza por
consiguiente, las actividades, las posturas, las mímicas,
las emociones, etc., de donde convergen todas las actividades
motoras humanas (Wallon, 1932).
La tonicidad tiene un papel fundamental en el desarrollo
motor e igualmente en el desarrollo psicológico como
aseguraron los trabajos de Wallon (1996). Toda la motricidad
necesita del soporte de la tonicidad, es decir de un estado de
tensión activa y permanente; según Ajuriaguerra
(1978) el estudio del tono supone múltiples problemas, en
la medida en que es extremadamente difícil distinguir a
partir de que movimiento el desplazamiento de un segmento
corporal, sobre el que actúan los músculos,
corresponde a una simple variación tónica o a un
movimiento real.
El equilibrio: Es la capacidad de asumir y
sostener cualquier posición del cuerpo contra la ley de gravedad;
es uno de los componentes perceptivos específicos de la
motricidad y se va desarrollando a medida que
evolucionamos.
Se puede decir que "el equilibrio constituye un paso
esencial del desarrollo psiconeurológico del niño,
luego un paso clave para todas las acciones
coordinadas e intencionadas, que en el fondo son los apoyos de
los procesos humanos del aprendizaje" (Da Fonseca,
V.1998:154).
"Las actividades posturales y motoras preceden a las
actividades mentales, después actúan conjuntamente,
hasta que mas tarde la actividad motora se subordina a la
actividad mental. De la motricidad a la psicomotricidad y
finalmente de la psicomotricidad a la motricidad." (Da Fonseca,
V.1998: 173)
La lateralidad: analizada por Le Boulch (1998) es
el predominio motriz de los segmentos derecho o izquierdo del
cuerpo. Preferencia espontánea en el uso de los
órganos situados al lado derecho o izquierdo del cuerpo,
como los brazos, las piernas, etc.
Según Da Fonseca (1998) la lateralidad es por
consecuencia sinónimo de diferenciación y de
organización. El hemisferio izquierdo controla el lado
derecho del cuerpo y viceversa. Primero en términos
sensorio motores, posteriormente en términos perceptivos y
simbólicos. La especialización hemisférica
de las funciones es efectivamente necesaria para la eficacia de los
procesos cerebrales. Una buena lateralidad es el producto final
de una buena maduración.
La lateralidad es encargada de otorgar el primer
parámetro referencial para tener conciencia de
nuestro cuerpo en el espacio. La misma va a estar determinada por
la dominancia hemisférica del cerebro.
En este trabajo de investigación se asume el
concepto de Conde y Viciana (1997) quienes conciben a la
lateralidad como dominio funcional
de un lado del cuerpo sobre otro y se manifiesta en la
preferencia de servirnos selectivamente de un miembro determinado
(mano, pie, ojo, oído) para
realizar actividades concretas.
Cuando existe desintegración bilateral del
cuerpo, ésto provoca que se afecte el control del
equilibrio y consecuentemente también de las praxias;
paralelamente la organización perceptiva espacial, de
donde pueden surgir varias dificultades de orientación,
discriminación y exploración. Esto
trae consigo además que se instale la
descoordinación, los movimientos globales pierden la
precisión y la eficacia, la orientación espacial se
vuelve confusa, principalmente en la manipulación de
instrumentos.
A continuación otro de los factores integrado en
la segunda unidad funcional de Luria es la noción del
cuerpo "Esta noción constituye el alfabeto y el atlas del
cuerpo; como mapa resulta indispensable para "navegar" en el
espacio y como alfabeto es indispensable para comunicar y
aprender. Constituye además el punto de referencia
espacial, etc." (Da Fonseca, V.1998: 193)
La praxia global: las praxias se encuentran
ubicadas en la Tercera Unidad funcional del cerebro, según
modelo de Luria(1991). La coordinación global, es decir, praxia
global no es solo el objeto visible de los diferentes segmentos
corporales que se accionan con una finalidad concreta, sino que
lleva implícitos diferentes niveles jerárquicos de
la psicomotricidad, desde la tonicidad hasta la
estructuración espacio-temporal.
La praxia fina: La misma implica
precisión, eficacia, economía,
armonía, y por supuesto también acción. Es
una forma compleja de actividad, que exige la
participación de muchas áreas corticales.
Constituye un aspecto relevante e imprescindible en la
psicomotricidad y en la evolución de la especie. La praxia
fina es la responsable de que las acciones más precisas
sean realizadas de manera efectiva.
La respiración y la relajación:
Luria (1991) las ha englobado dentro de la primera unidad
funcional del cerebro la cual es la encargada de regular el tono
cortical y la función de vigilancia. Tanto la
respiración como la relajación no se encuentran
como capacidades independientes, Luria insiste en que las tres
unidades trabajan de forma fusionada; es decir, estrechamente
relacionadas con la tonicidad y la noción corpórea
o esquema corporal.
La estructuración espacio-temporal, otro
de los contenidos de la Psicomotricidad, será de nuestro
análisis en los párrafos posteriores.
¿Cómo se relacionan estos
componentes? Este será el tema a tratar en nuestra
próxima publicación.
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motricidad. (material traducido). - Amechazurra, O. (1999).Una propuesta didáctica para la estimulación del
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Autoras:
M.Sc. Celia Romero Díaz
(Profesora Asistente),
Lic. Yusell Palmero Costa
(Profesora Instructora),
Lic. Clara Escalona García
(Profesora Instructora)
(Escuela Internacional de Educación Física
y Deporte,
EIEFD)