Además de caballero, la muerte también fue vista
como Megera con alas de murciélago que se
precipita, así en el Campo Santo de Pisa; como un
esqueleto con una flecha y un arco marchando en un carro
tirado por bueyes o vacas o, montado sobre uno de ellos.
Hacia finales de la Edad Media, y aunque no se ha unificado el
sentido etimológico de la palabra, nace lo macabro.
Con ello, la muerte y su representación adquiere un
nuevo elemento de fantasía patética, un
estremecimiento de horror, que surgirá de esa angustiosa
esfera de la conciencia en que
vive el miedo a los espectros y se producen los
escalofríos del terror.
Aquí la muerte con rasgos de mono, riendo
sarcásticamente, con el andar de un antiguo y tieso
maestro de baile, invita al Papa, al emperador, al noble, al
jornalero, al monje, al niño pequeño, al loco y a
todas las demás clases a que le sigan. "Yo soy la
muerte cierta a todas las criaturas", comienza diciendo el
protagonista de la danza
española de la muerte, que lleva su víctima hasta
el agotamiento mortal.
Un poco más reciente, en el Art Morendi la
muerte no viene sola, ella está acompañada de cinco
tentaciones que invaden al ser que se encuentra en sus
últimos instantes.
Con ella, viajan la duda de la fe, la desesperación por
los pecados, la afección a los bienes
terrenos, la desesperación por sus propios padecimientos y
finalmente, la soberbia de la propia virtud. Aunque
intervenía un ángel como ingrediente del bien, se
nota aquí un marcado vínculo entre la muerte y el
mal que sobrevivirá hasta nuestra época.
El tiempo ha
cambiado a los muertos y con ellos la muerte se ha transformado,
rodeándose ahora de un ambiente
aún más misterioso que el que cargaba en el
medioevo, ya no con su tinte teocéntrico, sino con nuevos
elementos representativos, imágenes cargadas de miedo, con
una fuerte marca de angustia
que mira con gran temor hacia un devenir incierto.
Hasta que aprendamos a mirarla, tal como es en sí
misma, es decir, lejos de los horrores de la materia y
despojadas de los terrores de la imaginación, estas son y
seguirán siendo las imágenes de la muerte…
Carlos Mario Sánchez V.
Periodista
Medellín – Colombia
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