Por medio de la elaboración del siguiente
trabajo se
pretende llagar a ahondar un poco más en relación
al tema de la sociología
de la educación desde la perspectiva de la
relación existente entre el educador con sus estudiantes y
la comunidad en la
que viven ambos.
Consideramos que la relación existente entre el
educador, tanto con el educando como con la comunidad es de gran
importancia en el ámbito educativo ya que fija, de una
manera u otra, aspectos relevantes en las características
de la
educación.
El educador debe buscar por todos los medios
existentes y posibles que exista una buena relación, de
calidad, con
sus alumnos.
Para conseguir esto es vital y fundamental que se
trabaje conjuntamente con la comunidad que los rodea, ya que ella
es parte educadora y agente socializador de los alumnos. Los
factores económicos, sociales, culturales, religiosos,
entre otros, que forman parte de una comunidad se deben ver
reflejados en la educación, así
como en la relación entre el educando y el
educador.
Todos estos hechos, consideramos que facilitan el
proceso de
comunicación, haciéndola más
efectiva y significativa, tanto para los docentes como
para los alumnos, consiguiendo con esto que la relación
(docente – alumno – comunidad), se lleve a cabo con
éxito.
Toda persona que
comienza a estudiar o ejerce la carrera docente debe tener bien
clara la importancia de su labor como colaborador imprescindible
del proceso de crecimiento personal y
preparación para la vida.
A veces los problemas
personales y las dificultades crecientes a las que se enfrentan
las comunidades, ocasionan que algunos alumnos adopten actitudes que
no condicen con esta esencial función,
lo que determina la necesidad de una revisión continua y
crítica, que incluye los conocimientos,
metodologías y actitudes, del desempeño frente a los educandos. Un
educador que enfrenta la realidad con mentalidad positiva y
utiliza los conocimientos como herramientas
para poner a los educandos en contacto con la vida, logra que
éstos se motiven.
Difícilmente podrá orientarse
adecuadamente una persona que recibe señales
contradictorias respecto a lo que se espera de él o lo que
se piensa es mejor para su realización como ser
humano. Si existe madurez en la relación docente
– comunidad (familia), la
colaboración mutua favorecerá notablemente la
transformación deseada para bien del estudiante. Por
esto, si las condiciones no se dan, los padres tienen el derecho
y el deber de exigir un ámbito de participación que
les permita intercambiar ideas y colaborar con los responsables
de la educación formal de sus hijos.
Considerando la relación educador – educando, los
estudiantes deben tomar conciencia que el
proceso educativo es bidireccional. Por su propio bien, no pueden
limitarse a ser meramente receptivos. Son los mejores
críticos que pueden tener los docentes, quienes tienen
obligación de escucharlos y valorar sus
propuestas.
Este intercambio debe realizarse en un clima cordial por
ambas partes, ya que solamente se obtienen frutos cuando se
trabaja en un ambiente de
tranquilidad y tolerancia mutua,
benéfico para todos los involucrados en la
tarea.
El propósito de la educación es establecer
una relación de ayuda para que educadores y educandos a
través de su experiencia dentro del fenómeno
educativo, cumplan una parte de su misión de
ser hombres, y se preparen para ir cumpliendo las etapas de la
vida.
Es importante tomar en consideración que la
práctica educativa se debe considerar como el proceso
enseñanza–aprendizaje, como
un trabajo creativo, congruente y responsable, en la medida en
que la educación debe estar dirigida a la producción de conocimiento.
Por lo tanto el eje de la relación educador-educando
deberá ser la investigación, como elemento unificador del
proceso enseñanza-aprendizaje.
El educador debe dejar de ser el centro de la actividad
académica, y pasar a ser un facilitador del proceso de
aprendizaje. En este sentido, el elemento más importante
en la enseñanza-aprendizaje, es definitivamente el
educando.
Existe la llamada pedagogía del diálogo, sostiene que dentro del marco
de una sociedad
democrática -y una educación también
democrática-, el maestro, mucho más que despreciar
la capacidad del educando, debe aprovechar sus conocimientos,
respetarlos y evaluarlos. Desarrollar la pedagogía del
diálogo implica respetar los principios
democráticos en el sistema
educativo y estimular el respeto
recíproco entre educando-educador.
La primera función de la escuela es la de
educar a personas que tengan la capacidad de crear y no
sólo de reproducir lo que otras generaciones hicieron a su
turno, en vista de que los individuos son activos y
creativos por naturaleza. Y,
por eso mismo, el educador debe tender a satisfacer el interés y
las aspiraciones propias del niño, poniéndolo a
él en el centro del proceso de
enseñanza/aprendizaje.
La pedagogía del diálogo elimina el
monólogo y el monopolio de
la palabra del educador y, consiguientemente, el sistema
bancario de la educación tradicional, en el cual el
educador es el sujeto real, cuya función indeclinable es
llenar a los educandos con los contenidos de su
narración.
En una buena relación entre el educador y el
educando, la propia actividad y curiosidad del alumno es un
excelente medio para la adquisición de los conocimientos
necesarios.
Nada se puede imponer mecánicamente desde fuera,
y menos cuando el educando no está motivado. Es decir, el
educando no debe ser forzado a aprender nada sólo porque
está establecido en el programa escolar
ni porque estará en el examen, sino porque él mismo
ha visto la necesidad y tiene deseos de progresar hasta ciertas
metas propuestas.
El educador debe aprender a conversar con el educando,
reducirse a su estatura, para ayudarle a resolver los problemas
que él no puede resolverlos por sí solo. Por medio
del diálogo puede desarrollarse todo el proceso de
enseñanza/aprendizaje, sin dejar de contemplar las
demás necesidades que tiene el educando, desde las
fisiológicas hasta las psicológicas.
En una buena relación el educando y el educador
son sujetos, y ambos participan activamente en el proceso de
enseñanza/aprendizaje. Entre ellos se da un respeto
recíproco y una interrelación constante. No se
admite que ningún educador decida de manera arbitraria lo
que está bien o lo que está mal, sin
que exista una intercomunicación real con el educando;
más aún, cuando se sabe que todo lo que puede ser
lógico para el adulto, puede ser ilógico para el
niño, sin que por esto, el individuo deje
de ser, desde un principio, un ente activo y creativo, que tiene
la capacidad de relacionarse con el mundo cognoscitivo y
acumular, por medio de su inquietud y curiosidad, conocimientos y
experiencias que le ayuden a forjar su personalidad.
Concentrándonos en la relación docente
– comunidad, es importante destacar que cada comunidad
tiene singularidad con diferencias que son propias. Cada
individuo que forme parte de una comunidad posee una necesidad de
identificación cultural y de pertenencia, que es necesario
satisfacer, a través de la educación.
Por lo tanto la relación docente – alumno
– comunidad debe tener entre sus principales
características de aprendizaje, el brindar situaciones lo
más concretas posibles y vivenciales con su entorno
natural, cultural y social.
Dentro de la comunidad está la familia,
que pertenece a una cultura y, por
lo tanto, en la medida en que se favorezca esa relación,
se afirman también los lazos de valoración y estima
de ella. Toda cultura implica un conjunto de recursos de toda
índole, que posibilita un mejor actuar dentro de un
determinado medio, que es la situación inicial que le
corresponde vivir al niño pequeño.
Desde el punto de vista de la cultura dentro de las
comunidades y su relación con la educación cabe
destacar que:
* Toda cultura, creación humana (dentro de la
comunidad que sea), merece respeto y el derecho a ser transmitida
y renovada, por lo que el rescate y valorización deben ser
parte de una actitud
general de la humanidad.
* El niño es un continuador de una subcultura
determinada, siendo éste uno de los roles que le
corresponde socialmente, por lo que no debería
evitársele que lo ejerza.
* El niño está en una etapa de
enculturación temprana, que es frágil a los
estímulos no coherentes, por lo que hay que cuidar este
proceso.
* Cada cultura crea sus sistemas de
socialización y enculturación
propios, que son necesarios de considerar en toda propuesta
educacional, ya que llevan consigo un conjunto de símbolos y códigos que son
importantes, tanto en el proceso de transmisión como en
los contenidos que se desarrollan
Si hablamos de la comunidad educativa, es la encargada
de la toma de conciencia de su realidad global, del tipo de
relaciones que los hombres establecen entre sí y con la
naturaleza, de los problemas derivados de dichas relaciones y sus
causas profundas. Ella desarrolla mediante una práctica
que vincula al educando con la comunidad, valores y
actitudes que promueven un comportamiento
dirigido hacia la transformación superadora de esa
realidad, tanto en sus aspectos naturales como sociales,
desarrollando en el educando las habilidades y aptitudes
necesarias para dicha transformación.
Se puede hablar de una educación
interdisciplinaria, abierta a las necesidades de la comunidad,
encaminada a la solución de problemas concretos, que
suponga no sólo la adquisición de conocimientos y
técnicas, sino del despliegue de
prácticas comunitarias a ejercer sobre medios determinados
y con un carácter permanente, dado que por primera
vez en la historia, los conocimientos,
las competencias
técnicas y ciertos valores varían mucho durante la
vida de una persona.
El psicólogo y filósofo John Dewey,
creador de la pedagogía pragmática aprender
haciendo, sostuvo que la función de la educación
era dirigir y organizar la relación dialéctica
entre el individuo y el entorno, y que la escuela era una
institución social, donde estaban concentradas las fuerzas
destinadas a reproducir las normas, los
conocimientos y procesos
histórico-culturales de la comunidad.
John Dewey, para quien la escuela era un microcosmos de
la vida social, estaba convencido de que el desarrollo de
la sociedad y comunidad dependía de las posibilidades de
desarrollo del individuo y de la educación que éste
recibía bajo formas democráticas; educación
que, además de transmitir conocimientos y conductas
determinadas, permitía que el individuo influyera
activamente en su entorno social. Dewey sostenía que las
transformaciones que se producían en las diferentes
estructuras de
las comunidades obedecían a los conocimientos que el
individuo asimilaba en las aulas, y que las comunidades, eran o
debían ser, el reflejo de la escuela y no a la
inversa.
Según las teorías
pedagógicas basadas en el materialismo
histórico, la escuela es el fiel reflejo de la
comunidad y el instrumento a través del cual se reproduce
la superestructura, salvo en las transformaciones de
carácter informal en las que no intervienen las instituciones
educativas, debido a que el educando asimila los conocimientos y
la herencia cultural
participando directamente en la vida familiar y
social.
Un ejemplo de esta transformación informal se
encuentra en las sociedades
primitivas, donde el niño aprendía los
conocimientos del padre o de la comunidad, sin que interviniesen
instituciones creadas para este fin. En las sociedades
industrializadas, en cambio, la
transferencia de los conocimientos y la herencia cultural se dan
de manera formal, por medio de guarderías, escuelas y
universidades.
Estudios demuestran que cuando los padres, madres,
representantes y la comunidad se involucran en los procesos
educativos mejoran los resultados académicos de los
niños y
niñas. La participación de los padres es el
conjunto de actividades voluntarias a través de los cuales
los miembros de una comunidad escolar intervienen directa o
indirectamente en la elaboración y toma de
decisiones de las instituciones escolares.
Gracias a la elaboración de este trabajo se ha
podido conocer más acerca de la importante relación
que debe existir entre los docentes, los alumnos y la comunidad
en la que viven. Aprendimos que educar significa
acompañar: acompañar la forma de educar en la
adolescencia o
infancia.
Por definición la relación educativa con
los y las niños es una relación de
acompañamiento. Los tutorizamos, hacemos de mentores, es
decir, estamos cerca de ellos, disponibles, accesibles, pero les
dejamos poco a poco hacer su camino aunque sea probando y
arriesgando.
Acompañar es una estrategia
global, una constante educativa que condiciona y determina la
forma de prestar atención. Ponemos el énfasis en el
proceso y no en el resultado inmediato. Pero acompañar no
es un verbo que deba practicar sólo el educador o
educadora, también es la manera de trabajar en equipo y la
manera como debe estar pensada cualquier institución
educativa.
Consideramos que el trabajo
debe de llevarse a cabo de manera conjunta, con todos los agentes
participantes en el proceso educativo: padres, docentes, alumnos,
comunidad y sociedad.
Todos estos no son agentes aislados, por el contrario,
deben de trabajar de manera conjunta para que la labor docente
sea llevada a cabo con éxito, consiguiendo un proceso de
aprendizaje
significativo y de calidad.
Por medio de las investigaciones
realizadas hemos comprendido la importancia de una buena
relación de nosotras como docentes con los alumnos y con
el medio que los rodea, ya que a través de buenas
relaciones conseguiremos crear hombres de futuro, que trabajen
por el bien de su comunidad y de sus prójimos.
APUNTES PEDAGÓGICOS.
Autor: Víctor
Montoya.
El Criterio de Pertenencia Cultural
Autora: María Victoria Peralta
Espinosa
Vicepresidenta Ejecutiva Junta Nacional de Jardines
Infantiles,
JUNJI – Chile.
Base Filosófica para determinar la acción educativa en el
bachillerato
Autor:
Agosto 2004.
La relación educador – educando.