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Desarrollo científico y tecnológico actual



    1. Ciencia y
      tecnología
    2. Orígenes de la
      Ciencia
    3. Orígenes de la
      teoría científica
    4. La ciencia medieval y la
      renacentista
    5. La ciencia
      Moderna
    6. Comunicación
      científica
    7. Campos de la
      ciencia
    8. Tecnología
    9. La tecnología en la
      antigüedad y en la Edad Media
    10. La Edad Media
    11. La tecnología
      moderna
    12. Una lectura
    13. Conclusiones

    Introducción

    A través de los años el hombre ha
    presentado un cambio radical
    en su nivel de vida; los conocimientos que él ha logrado
    acumular y aplicar ha sido para su beneficio que ha cambiado
    radicalmente su modo de vivir. Existe una notable diferencia
    entre el hombre de hace
    unas cuantas décadas y el hombre moderno, tal diferencia
    se ha dado por el desarrollo de
    la ciencia que
    esta estrechamente relacionada con las innovaciones
    tecnológicas.

    Las necesidades de ciencia y
    tecnología en nuestro país ya no se satisfacen
    con la enseñanza a los estudiantes como se
    verifica una ley
    científica o como usar determinado equipo y maquinaria que
    resultara obsoleta un futuro próximo; en nuestros tiempos
    el preparar gente capaz de pensar y entender los principios
    básicos de a ciencia y
    técnica es fundamental para que no le detengan las
    difultades que presenten e, incluso que pueda desarrollar nuevos
    procedimientos, en cualquiera que sea su campo de
    trabajo.

    En este trabajo hablaremos sobre la ciencia y la
    tecnología
    que ah hecho al hombre en un ser muy dotado para la construcción de una nueva vida, en este
    presente documento tocaremos los temas ya mencionados por
    separado para comprender cada uno y poder
    estudiarlo.

    Mientras valla pasando el tiempo la
    ciencia y la tecnología se van actualizando, estos temas
    han sido nuestros compañeros de tiempos muy remotos en la
    cual el ser humano tuvo cambios muy notables con el pasar del
    tiempo. Sin mas preámbulos ingresamos a nuestro temas que
    es la CIENCIA y la TECNOLOGIA ACTUALES.

    CIENCIA

    En términos generales la ciencia tiene una gran
    gama de significados, uno de los más acertados de esta es
    el siguiente:

    (En latín scientia, de scire,
    ‘conocer’), término que en su sentido
    más amplio se emplea para referirse al conocimiento
    sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre
    todo a la
    organización de la experiencia sensorial objetivamente
    verificable. La búsqueda de conocimiento en ese contexto
    se conoce como ‘ciencia pura’, para distinguirla de
    la ‘ciencia aplicada’ —la búsqueda de
    usos prácticos del conocimiento
    científico— y de la tecnología, a
    través de la cual se llevan a cabo las
    aplicaciones.

    TECNOLOGIA

    Se define como el proceso a
    través del cual los seres humanos diseñan herramientas y
    máquinas para incrementar su control y su
    comprensión del entorno material. El término
    proviene de las palabras griegas tecné, que
    significa 'arte' u 'oficio',
    y logos, 'conocimiento' o 'ciencia', área de
    estudio; por tanto, la tecnología es el estudio o ciencia
    de los oficios.

    Algunos historiadores científicos argumentan que
    la tecnología no es sólo una condición
    esencial para la civilización avanzada y muchas veces
    industrial, sino que también la velocidad del
    cambio tecnológico ha desarrollado su propio ímpetu
    en los últimos siglos. Las innovaciones parecen surgir a
    un ritmo que se incrementa en progresión
    geométrica, sin tener en cuenta los límites
    geográficos ni los sistemas
    políticos. Estas innovaciones tienden a transformar los
    sistemas de cultura
    tradicionales, produciéndose con frecuencia consecuencias
    sociales inesperadas. Por ello, la tecnología debe
    concebirse como un proceso creativo y destructivo a la
    vez.

    CIENCIA

    ORÍGENES DE LA CIENCIA

    Los esfuerzos para sistematizar el
    conocimiento se remontan a los tiempos prehistóricos,
    como atestiguan los dibujos que
    los pueblos del paleolítico pintaban en las paredes de las
    cuevas, los datos
    numéricos grabados en hueso o piedra o los objetos
    fabricados por las civilizaciones del neolítico. Los
    testimonios escritos más antiguos de investigaciones
    protocientíficas proceden de las culturas
    mesopotámicas, y corresponden a listas de observaciones
    astronómicas, sustancias químicas o síntomas
    de enfermedades
    —además de numerosas tablas matemáticas— inscritas en caracteres
    cuneiformes sobre tablillas de arcilla.

    Otras tablillas que datan aproximadamente del
    2000 a. C. demuestran que los babilonios conocían el
    teorema de Pitágoras, resolvían ecuaciones
    cuadráticas y habían desarrollado un sistema
    sexagesimal de medidas (basado en el número 60) del que se
    derivan las unidades modernas para tiempos y
    ángulos.

    En el valle del Nilo se han descubierto papiros de un
    periodo cronológico próximo al de las culturas
    mesopotámicas que contienen información sobre el tratamiento de heridas
    y enfermedades, la distribución de pan y cerveza, y la
    forma de hallar el volumen de una
    parte de una pirámide. Algunas de las unidades de longitud
    actuales proceden del sistema de medidas egipcio y el calendario
    que empleamos es el resultado indirecto de observaciones
    astronómicas prehelénicas.

    ORÍGENES DE LA TEORÍA
    CIENTÍFICA  
    El conocimiento
    científico en Egipto y
    Mesopotamia
    era sobre todo de naturaleza
    práctica, sin excesiva sistematización. Uno de los
    primeros sabios griegos que investigó las causas
    fundamentales de los fenómenos naturales fue, en el
    siglo VI a. C., el filósofo Tales de Mileto
    que introdujo el concepto de que
    la Tierra era
    un disco plano que flotaba en el elemento universal, el
    agua.

    El matemático y filósofo Pitágoras,
    de época posterior, estableció una escuela de
    pensamiento en
    la que las matemáticas se convirtieron en disciplina
    fundamental en toda investigación científica. Los
    eruditos pitagóricos postulaban una Tierra
    esférica que se movía en una órbita circular
    alrededor de un fuego central. En Atenas, en el siglo IV a.
    C., la filosofía natural jónica y la ciencia
    matemática
    pitagórica llegaron a una síntesis
    en la lógica
    de Platón
    y Aristóteles.

    En la Academia de Platón se
    subrayaba el razonamiento deductivo y la representación
    matemática; en el Liceo de Aristóteles primaban el
    razonamiento inductivo y la descripción cualitativa. La interacción entre estos dos enfoques de la
    ciencia ha llevado a la mayoría de los avances
    posteriores.

    Durante la llamada época helenística, que
    siguió a la muerte de
    Alejandro
    Magno, el matemático, astrónomo y
    geógrafo Eratóstenes realizó una medida
    asombrosamente precisa de las dimensiones de la Tierra. El
    astrónomo Aristarco de Samos propuso un sistema planetario
    heliocéntrico (con centro en el Sol), aunque
    este concepto no halló aceptación en la
    época antigua. El matemático e inventor Arquímedes sentó las bases de la
    mecánica y la hidrostática (una rama de la mecánica de fluidos); el filósofo y
    científico Teofrasto fundó la botánica; el astrónomo Hiparco de
    Nicea desarrolló la trigonometría, y los anatomistas y
    médicos Herófilo y Erasístrato basaron la
    anatomía y
    la fisiología en la
    disección.

    Tras la destrucción de Cartago y Corinto por los
    romanos en el año 146 a. C., la investigación científica
    perdió impulso hasta que se produjo una breve
    recuperación en el siglo II d. C. bajo el emperador y
    filósofo romano Marco Aurelio. El sistema de Tolomeo
    —una teoría
    geocéntrica (con centro en la Tierra) del Universo
    propuesta por el astrónomo Claudio Tolomeo— y las
    obras médicas del filósofo y médico Galeno
    se convirtieron en tratados
    científicos de referencia para las civilizaciones
    posteriores. Un siglo después surgió la nueva
    ciencia experimental de la alquimia a partir de la metalurgia.
    Sin embargo, hacia el año 300, la alquimia fue adquiriendo
    un tinte de secretismo y simbolismo que redujo los avances que
    sus experimentos
    podrían haber proporcionado a la ciencia.

    LA CIENCIA MEDIEVAL Y
    RENACENTISTA

     Durante la edad media
    existían seis grupos culturales
    principales: en lo que respecta a Europa, de un
    lado el Occidente latino y, de otro, el Oriente griego (o
    bizantino); en cuanto al continente asiático, China e
    India,
    así como la civilización musulmana (también
    presente en Europa), y, finalmente, en el ignoto continente
    americano, desligado del resto de los grupos culturales
    mencionados, la civilización maya. El grupo latino
    no contribuyó demasiado a la ciencia hasta el
    siglo XIII; los griegos no elaboraron sino meras
    paráfrasis de la sabiduría antigua; los mayas, en
    cambio, descubrieron y emplearon el cero en sus cálculos
    astronómicos, antes que ningún otro
    pueblo.

    En China la ciencia vivió épocas de
    esplendor, pero no se dio un impulso sostenido. Las
    matemáticas chinas alcanzaron su apogeo en el
    siglo XIII con el desarrollo de métodos
    para resolver ecuaciones algebraicas mediante matrices y con
    el empleo del
    triángulo aritmético. Pero lo más importante
    fue el impacto que tuvieron en Europa varias innovaciones
    prácticas de origen chino. Entre ellas estaban los
    procesos de
    fabricación del papel y la pólvora, el uso de la
    imprenta y el
    empleo de la brújula en
    la navegación.

    Las principales contribuciones indias a la ciencia
    fueron la formulación de los numerales denominados
    indoarábigos, empleados actualmente, y la
    modernización de la trigonometría. Estos avances se
    transmitieron en primer lugar a los árabes, que combinaron
    los mejores elementos de las fuentes
    babilónicas, griegas, chinas e indias. En el siglo IX
    Bagdad, situada a orillas del río Tigris, era un centro de
    traducción de obras científicas y en
    el siglo XII estos conocimientos se transmitieron a Europa a
    través de España,
    Sicilia y Bizancio.

    En el siglo XIII la recuperación de obras
    científicas de la antigüedad en las universidades
    europeas llevó a una controversia sobre el método
    científico. Los llamados realistas apoyaban el enfoque
    platónico, mientras que los nominalistas preferían
    la visión de Aristóteles. En las universidades de
    Oxford y París estas discusiones llevaron a
    descubrimientos de óptica
    y cinemática que prepararon el camino para
    Galileo y para el astrónomo alemán Johannes
    Kepler.

    La gran epidemia de peste y la guerra de los
    Cien Años interrumpieron el avance científico
    durante más de un siglo, pero en el siglo XVI la
    recuperación ya estaba plenamente en marcha. En 1543 el
    astrónomo polaco Nicolás Copérnico
    publicó De revolutionibus orbium caelestium
    (Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes), que
    conmocionó la astronomía.

    Otra obra publicada ese mismo año, Humani
    corporis fabrica libri septem
    (Siete libros sobre
    la estructura del
    cuerpo humano
    ), del anatomista belga Andrés Vesalio,
    corrigió y modernizó las enseñanzas
    anatómicas de Galeno y llevó al descubrimiento de
    la circulación de la sangre. Dos
    años después, el libro Ars
    magna
    (Gran arte), del matemático,
    físico y astrólogo italiano Gerolamo Cardano,
    inició el periodo moderno en el álgebra
    con la solución de ecuaciones de tercer y cuarto
    grado.

    LA CIENCIA MODERNA
     
    Esencialmente, los métodos y resultados
    científicos modernos aparecieron en el siglo XVII
    gracias al éxito
    de Galileo al combinar las funciones de
    erudito y artesano. A los métodos antiguos de inducción y deducción, Galileo añadió la
    verificación sistemática a través de
    experimentos planificados, en los que empleó instrumentos
    científicos de invención reciente como el
    telescopio, el microscopio o el
    termómetro. A finales del siglo XVII
    se amplió la experimentación: el matemático
    y físico Evangelista Torricelli empleó el
    barómetro; el matemático, físico y
    astrónomo holandés Christiaan Huygens usó el
    reloj de péndulo; el físico y químico
    británico Robert Boyle y el físico alemán
    Otto von Guericke utilizaron la bomba de vacío.

    La culminación de esos esfuerzos fue la
    formulación de la ley de la gravitación universal,
    expuesta en 1687 por el matemático y físico
    británico Isaac Newton
    en su obra Philosophiae naturalis principia mathematica
    (Principios matemáticos de la filosofía
    natural).

    Al mismo tiempo, la invención del cálculo
    infinitesimal por parte de Newton y del
    filósofo y matemático alemán Gottfried
    Wilhelm Leibniz sentó las bases de la ciencia y las
    matemáticas actuales.

    Los descubrimientos científicos de Newton y el
    sistema filosófico del matemático y filósofo
    francés René Descartes
    dieron paso a la ciencia materialista del siglo XVIII, que
    trataba de explicar los procesos vitales a partir de su base
    físico-química.

    La confianza en la actitud
    científica influyó también en las ciencias
    sociales e inspiró el llamado Siglo de las Luces, que
    culminó en la Revolución
    Francesa de 1789. El químico francés Antoine
    Laurent de Lavoisier publicó el Tratado elemental de
    química
    en 1789 e inició así la revolución
    de la química cuantitativa.

    Los avances científicos del siglo XVIII
    prepararon el camino para el siguiente, llamado a veces "siglo de
    la correlación" por las amplias generalizaciones que
    tuvieron lugar en la ciencia. Entre ellas figuran la
    teoría atómica de la materia
    postulada por el químico y físico británico
    John Dalton, las teorías
    electromagnéticas de Michael Faraday y James Clerk
    Maxwell, también británicos, o la ley de la
    conservación de la energía, enunciada por el
    físico británico James Prescott Joule y otros
    científicos.

    La teoría biológica de alcance más
    global fue la de la evolución, propuesta por Charles Darwin en su
    libro El origen de las especies, publicado en 1859, que
    provocó una polémica en la sociedad
    —no sólo en los ámbitos
    científicos— tan grande como la obra de
    Copérnico. Sin embargo, al empezar el siglo XX el
    concepto de evolución ya se aceptaba de forma
    generalizada, aunque su mecanismo genético continuó
    siendo discutido.

    Mientras la biología
    adquiría una base más firme, la física se vio
    sacudida por las inesperadas consecuencias de la teoría
    cuántica y la de la relatividad. En 1927 el físico
    alemán Werner Heisenberg formuló el llamado
    principio de incertidumbre, que afirma que existen límites
    a la precisión con que pueden determinarse a escala
    subatómica las coordenadas de un suceso dado. En otras
    palabras, el principio afirmaba la imposibilidad de predecir con
    precisión que una partícula, por ejemplo un
    electrón, estará en un lugar determinado en un
    momento determinado y con una velocidad determinada. La mecánica
    cuántica no opera con datos exactos, sino con
    deducciones estadísticas relativas a un gran
    número de sucesos individuales.

    COMUNICACIÓN
    CIENTÍFICA

     A lo largo de la historia, el conocimiento
    científico se ha transmitido fundamentalmente a
    través de documentos
    escritos, algunos de los cuales tienen una antigüedad de
    más de 4.000 años. Sin embargo, de la antigua
    Grecia no se
    conserva ninguna obra científica sustancial del periodo
    anterior a los Elementos del geómetra Euclides
    (alrededor del 300 a.C.).

    De los tratados posteriores escritos por
    científicos griegos destacados sólo se conservan
    aproximadamente la mitad. Algunos están en griego,
    mientras que en otros casos se trata de traducciones realizadas
    por eruditos árabes en la edad media. Las escuelas y
    universidades medievales fueron los principales responsables de
    la conservación de estas obras y del fomento de la
    actividad científica.

    Sin embargo, desde el renacimiento
    esta labor ha sido compartida por las sociedades
    científicas; la más antigua de ellas, que
    todavía existe, es la Accademia nazionale dei Lincei (a la
    que perteneció Galileo), fundada en 1603 para promover el
    estudio de las ciencias
    matemáticas, físicas y naturales. Ese mismo siglo,
    el apoyo de los gobiernos a la ciencia llevó a la
    fundación de la Royal Society de Londres (1660) y de la
    Academia de Ciencias de París (1666).

    Estas dos organizaciones
    iniciaron la publicación de revistas científicas,
    la primera con el título de Philosophical
    Transactions
    y la segunda con el de
    Mémoires.

    Durante el siglo XVIII otras naciones crearon
    academias de ciencias. En Estados Unidos,
    un club organizado en 1727 por Benjamín Franklin se
    convirtió en 1769 en la Sociedad Filosófica
    Americana. En 1780 se constituyó la Academia de las Artes
    y las Ciencias de América, fundada por John Adams, el segundo
    presidente estadounidense. En 1831 se reunió por primera
    vez la Asociación Británica para el Desarrollo de
    la Ciencia, seguida en 1848 por la Asociación Americana
    para el Desarrollo de la Ciencia y en 1872 por la
    Asociación Francesa para el Desarrollo de la
    Ciencia.

    Estos organismos nacionales editan respectivamente las
    publicaciones Nature, Science y Compte-Rendus. El
    número de publicaciones científicas creció
    tan rápidamente en los primeros años del
    siglo XX que el catálogo Lista mundial de
    publicaciones científicas periódicas editadas en
    los años 1900-1933
    ya incluía unas 36.000
    entradas en 18 idiomas. Muchas de estas publicaciones son
    editadas por sociedades especializadas dedicadas a ciencias
    concretas.

    Desde finales del siglo XIX la
    comunicación entre los científicos se ha visto
    facilitada por el establecimiento de organizaciones
    internacionales, como la Oficina
    Internacional de Pesas y Medidas (1875) o el Consejo
    Internacional de Investigación (1919). Este último
    es una federación científica subdividida en uniones
    internacionales para cada una de las ciencias. Cada pocos
    años, las uniones celebran congresos internacionales,
    cuyos anales suelen publicarse.

    Además de las organizaciones científicas
    nacionales e internacionales, muchas grandes empresas
    industriales tienen departamentos de investigación, de los
    que algunos publican de forma regular descripciones del trabajo
    realizado o envían informes a las
    oficinas estatales de patentes, que a su vez editan
    resúmenes en boletines de publicación
    periódica.

    CAMPOS DE LA CIENCIA

    Originalmente el conocimiento de la naturaleza era en
    gran medida la observación e interrelación de todas
    las experiencias, sin establecer divisiones. Los eruditos
    pitagóricos sólo distinguían cuatro
    ciencias: aritmética, geometría, música y
    astronomía.

    En la época de Aristóteles, sin embargo,
    ya se reconocían otros campos: mecánica,
    óptica, física, meteorología,
    zoología y botánica. La química
    permaneció fuera de la corriente principal de la ciencia
    hasta la época de Robert Boyle, en el siglo XVII, y
    la geología
    sólo alcanzó la categoría de ciencia en el
    siglo XVIII. Para entonces el estudio del calor, el
    magnetismo y
    la electricidad se
    había convertido en una parte de la física. Durante
    el siglo XIX los científicos reconocieron que las
    matemáticas puras se distinguían de las otras
    ciencias por ser una lógica de relaciones cuya estructura
    no depende de las leyes de la
    naturaleza. Sin embargo, su aplicación a la
    elaboración de teorías científicas ha hecho
    que se las siga clasificando como ciencia.

    Las ciencias
    naturales puras suelen dividirse en ciencias físicas y
    químicas, y ciencias de la vida y de la Tierra. Las
    principales ramas del primer grupo son la física, la
    astronomía y la química, que a su vez se pueden
    subdividir en campos como la mecánica o la
    cosmología. Entre las ciencias de la vida se encuentran la
    botánica y la zoología; algunas subdivisiones de
    estas ciencias son la fisiología, la anatomía o la
    microbiología. La geología es una
    rama de las ciencias de la Tierra.

    Sin embargo, todas las clasificaciones de las ciencias
    puras son arbitrarias. En las formulaciones de leyes
    científicas generales se reconocen vínculos entre
    las distintas ciencias. Se considera que estas relaciones son
    responsables de gran parte del progreso actual en varios campos
    de investigación especializados, como la biología
    molecular y la genética.

    Han surgido varias ciencias ínter disciplinares,
    como la bioquímica, la biofísica, las
    biomatemáticas o la bioingeniería, en las que se
    explican los procesos vitales a partir de principios
    físico-químicos. Los bioquímicos, por
    ejemplo, sintetizaron el ácido desoxirribonucleico
    (ADN); la
    cooperación de biólogos y físicos
    llevó a la invención del microscopio
    electrónico, que permite el estudio de estructuras
    poco mayores que un átomo. Se
    prevé que la aplicación de estos métodos
    ínter disciplinares produzca también resultados
    significativos en el terreno de las ciencias sociales y las
    ciencias de la conducta.

    Las ciencias aplicadas incluyen campos como la
    aeronáutica, la electrónica, la ingeniería y la metalurgia —ciencias
    físicas aplicadas— o la agronomía y la
    medicina
    —ciencias biológicas aplicadas. También en
    este caso existe un solapamiento entre las ramas.

    Por ejemplo, la cooperación entre la
    iatrofísica (una rama de la investigación
    médica basada en principios de la física) y la
    bioingeniería llevó al desarrollo de la bomba
    corazón-pulmón empleada en la
    cirugía a corazón abierto y al diseño
    de órganos artificiales como cavidades y válvulas
    cardiacas, riñones, vasos sanguíneos o la cadena de
    huesecillos del oído
    interno.

    Este tipo de avances suele deberse a las investigaciones
    de especialistas procedentes de diversas ciencias, tanto puras
    como aplicadas. La relación entre teoría y
    práctica es tan importante para el avance de la ciencia en
    nuestros días como en la época de
    Galileo.

    TECNOLOGÍA

    Los significados de los términos ciencia y
    tecnología han variado significativamente de una
    generación a otra. Sin embargo, se encuentran más
    similitudes que diferencias entre ambos
    términos.

    Tanto la ciencia como la tecnología implican un
    proceso intelectual, ambas se refieren a relaciones causales
    dentro del mundo material y emplean una metodología experimental que tiene como
    resultado demostraciones empíricas que pueden verificarse
    mediante repetición. La ciencia, al menos en
    teoría, está menos relacionada con el sentido
    práctico de sus resultados y se refiere más al
    desarrollo de leyes generales; pero la ciencia práctica y
    la tecnología están inextricablemente relacionadas
    entre sí. La interacción variable de las dos puede
    observarse en el desarrollo histórico de algunos
    sectores.

    En realidad, el concepto de que la ciencia proporciona
    las ideas para las innovaciones tecnológicas, y que la
    investigación pura, por tanto, es fundamental para
    cualquier avance significativo de la civilización
    industrial tiene mucho de mito.

    La mayoría de los grandes cambios de la
    civilización industrial no tuvieron su origen en los
    laboratorios. Las herramientas y los procesos fundamentales en
    los campos de la mecánica, la química, la
    astronomía, la metalurgia y la hidráulica fueron
    desarrollados antes de que se descubrieran las leyes que los
    gobernaban. Por ejemplo, la máquina de vapor era de uso
    común antes de que la ciencia de la termodinámica dilucidara los principios
    físicos que sostenían sus operaciones.

    Sin embargo, algunas actividades tecnológicas
    modernas, como la astronáutica y la energía
    nuclear, dependen de la ciencia.

    En los últimos años se ha desarrollado una
    distinción radical entre ciencia y tecnología. Con
    frecuencia los avances científicos soportan una fuerte
    oposición, pero en los últimos tiempos muchas
    personas han llegado a temer más a la tecnología
    que a la ciencia. Para estas personas, la ciencia puede
    percibirse como una fuente objetiva y serena de las leyes eternas
    de la naturaleza, mientras que estiman que las manifestaciones de
    la tecnología son algo fuera de control.

    LA TECNOLOGÍA EN LA ANTIGÜEDAD Y EN
    LA EDAD MEDIA  

    La tecnología ha sido un proceso acumulativo
    clave en la experiencia humana. Es posible que esto se comprenda
    mejor en un contexto histórico que traza la
    evolución de los primeros seres humanos, desde un periodo
    de herramientas muy simples a las redes complejas a gran
    escala que influyen en la mayor parte de la vida humana
    contemporánea. Con el fin de mantener la sencillez del
    siguiente resumen, se tratan con mayor detalle los desarrollos
    del mundo industrializado, pero también se incluyen
    algunos desarrollos de otras culturas.

    La tecnología
    primitiva

    Los artefactos humanos más antiguos que se
    conocen son las hachas manuales de
    piedra encontradas en África, en el este de Asia y en Europa.
    Datan, aproximadamente, del 250.000 a.C., y sirven para
    definir el comienzo de la edad de piedra.

    Los primeros fabricantes de herramientas fueron grupos
    nómadas de cazadores que usaban las caras afiladas de la
    piedra para cortar su comida y fabricar ropa y tiendas. Alrededor
    del 100.000 a.C., las cuevas de los ancestros
    homínidos de los hombres modernos contenían hachas
    ovaladas, rascadores, cuchillos y otros instrumentos de piedra
    que indicaban que el hacha de mano original se había
    convertido en una herramienta para fabricar otras
    herramientas.

    Muchos miembros del reino animal utilizan herramientas,
    pero esta capacidad para crear herramientas que, a su vez, sirvan
    para fabricar otras distingue a la especie humana del resto de
    los seres vivos.

    El siguiente gran paso de la tecnología fue el
    control del fuego. Golpeando piedras contra piritas para producir
    chispas es posible encender fuego y liberarse de la necesidad de
    mantener los fuegos obtenidos de fuentes naturales. Además
    de los beneficios obvios de la luz y el calor,
    el fuego también se usó para cocer cacharros de
    arcilla, fabricando recipientes resistentes que podían
    utilizarse para cocinar cereales y para la infusión y la
    fermentación.

    La tecnología primitiva no estaba centrada
    solamente en las herramientas prácticas. Se pulverizaron
    minerales de
    color para
    obtener pigmentos, que se aplicaban al cuerpo humano,
    a utensilios de arcilla, a cestas, ropa y otros objetos. En su
    búsqueda de pigmentos, las gentes de la antigüedad
    descubrieron el mineral verde llamado malaquita y el mineral azul
    denominado azurita.

    Cuando se golpeaban estas menas, ricas en cobre, no se
    convertían en polvo, sino que se doblaban; se
    podían pulir, pero no partir. Por estas cualidades, el
    cobre en trozos pequeños se introdujo muy pronto en la
    joyería.

    Estos pueblos también aprendieron que, si este
    material era forjado repetidamente y puesto al fuego, no se
    partía ni se agrietaba. Este proceso de eliminación
    de tensiones del metal, llamado recocido, fue introducido por las
    civilizaciones de la edad de piedra, sobre todo cuando hacia el
    año 3000 a.C. se descubrió también que
    la aleación de estaño y cobre producía
    bronce. El bronce no es sólo más maleable que el
    cobre, sino que también proporciona una mejor arista, una
    cualidad necesaria para objetos como hoces y espadas.

    Aunque había depósitos de cobre en Siria y
    Turquía, en las cabeceras de los ríos Tigris y
    Éufrates, los mayores depósitos de cobre del mundo
    antiguo se encontraron en la isla de Creta. Con el desarrollo de
    barcos capaces de navegar para llegar a este recurso
    extremadamente valioso, Knósos (en Creta) se
    convirtió en un rico centro minero durante la edad del
    bronce.

    Desarrollo de la agricultura

    Cuando llegó la edad del bronce, las distintas
    sociedades distribuidas por cada continente habían
    conseguido ya varios avances
    tecnológicos. Se desarrollaron arpones con
    púas, el arco y las flechas, las lámparas de
    aceite animal
    y las agujas de hueso para fabricar recipientes y ropa.
    También se embarcaron en una revolución cultural
    mayor, el cambio de la caza y la recolección nómada
    a la práctica sedentaria de la agricultura.

    Las primeras comunidades agrícolas surgieron al
    final de la glaciación más reciente (hacia el
    año 10.000 a.C.). Sus huellas pueden encontrarse en
    áreas muy lejanas entre sí, desde el sureste de
    Asia hasta México.
    Las más famosas se dieron en Mesopotamia (el Irak actual)
    en los valles de las riberas fértiles y templadas del
    Tigris y el Éufrates. El suelo de estas
    fértiles laderas se trabajaba con facilidad para plantar,
    y contaba con un gran número de árboles
    para obtener leña.

    Hacia el año 5000 a.C., las comunidades
    agrícolas se establecieron en muchas partes del mundo,
    incluidas las áreas conocidas hoy como Siria,
    Turquía, Líbano, Israel, Jordania,
    Grecia, y las islas de Creta y Chipre. Las sociedades
    agrícolas construyeron en estos lugares edificaciones de
    piedra, usaron la hoz para cosechar los cereales, desarrollaron
    un arado primitivo y mejoraron sus técnicas
    en el trabajo con
    metales.
    También comenzó el comercio de
    piedras.

    Hacia el 4000 a.C., la agricultura se
    extendió desde estos centros hacia el Oeste al río
    Danubio en Europa central, hacia el Sur a las costas del
    Mediterráneo de África (incluido el río
    Nilo), y hacia el Este hasta el valle del Indo.

    El desarrollo de la cuenca del Nilo aportó otros
    avances tecnológicos. En ese valle, el río se
    inunda al comienzo de la primavera. Tuvo que desarrollarse un
    sistema de irrigación y canales para regar los cultivos
    durante las estaciones de cosecha, cuando la lluvia es
    insuficiente. La propiedad de
    la tierra tenía que determinarse cada año mediante
    un sistema de medición, ya que los marcadores de la
    propiedad se perdían con frecuencia con las
    inundaciones.

    Los valles del Tigris y el Éufrates presentaban
    otros problemas
    tecnológicos. Las inundaciones se producían
    después de la estación de cosecha, por lo que era
    necesario aprender la técnica de construir diques y
    barreras para las inundaciones.

    Otros descubrimientos primitivos

    Para ayudar al transporte
    eficiente de minerales para la creciente industria del
    cobre se construyeron carros de dos ruedas (la rueda más
    antigua databa aproximadamente del año 3500 a.C. en
    Mesopotamia). Sin embargo, los medios de
    transporte más utilizados fueron los barcos de juncos y
    las balsas de madera, que
    surgieron primero en Mesopotamia y Egipto. Un resultado
    importante del mercado de la
    cerámica, los metales y las materias primas
    fue la creación de una marca o sello,
    que se usaba para identificar a los creadores o propietarios
    particulares.

    La tecnología también comenzó a
    manifestar otro de sus efectos, una alteración mayor del
    entorno por la introducción de nuevas prácticas:
    por ejemplo, la demanda de
    leña condujo a la deforestación, y el pastoreo excesivo de
    ovejas y de ganado vacuno provocó que crecieran menos
    árboles nuevos en las tierras pobres de la región.
    Así, la doma de animales, la
    agricultura de monocultivo, la deforestación y las
    inundaciones periódicas llevaron a la aparición
    gradual de áreas desérticas.

    El desarrollo de las ciudades  

    Después del año 4000 a.C.
    apareció una de las creaciones más complejas de la
    humanidad: la ciudad. Desde este punto de vista, la
    tecnología no puede describirse sólo en
    términos de herramientas simples, avances agrícolas
    y procesos técnicos como la metalurgia, ya que la ciudad
    es en sí misma un sistema tecnológico. Éste
    es un hecho evidente en los primeros símbolos escritos que se usaron para
    representar una ciudad: un círculo con redes de
    líneas que indicaban los primeros sistemas de transporte y
    comunicaciones.

    La aparición de la ciudad hizo posible un
    excedente de alimentos y una
    abundancia de riqueza material que posibilitó la
    construcción de templos, tumbas y amurallamientos. La
    acumulación de metales preciosos, la construcción
    de murallas defensivas, y el control de los ejércitos y
    los sacerdotes aseguraron la ascendencia del rey, al que puede
    denominarse el primer tecnólogo urbano.

    Los zigurats de Mesopotamia y las pirámides de
    Egipto o México simbolizan el poder organizativo y la
    magnitud tecnológica de los primeros asentamientos
    urbanos.

    La construcción de estas edificaciones y
    monumentos enormes, el crecimiento del mercado de los productos de
    metal y el desarrollo de los recursos
    acuíferos también llevó a una normalización de los sistemas de medida. En
    Mesopotamia, el codo se convirtió en el patrón de
    longitud. El tiempo se medía en Egipto con un calendario
    que dividía el ciclo anual de estaciones en meses y
    días.

    El crecimiento de las ciudades también
    estimuló una necesidad mayor de escribir. Los egipcios
    mejoraron la tabla de arcilla, que era difícil de manejar,
    con la fabricación de un material similar al papel sobre
    el cual escribían con jeroglíficos.

    Este material se fabricaba utilizando la planta del
    papiro. Además, la ciudad provocó una nueva
    división del trabajo: el sistema de castas. Esta
    estructura proporcionaba seguridad,
    estatus social y ocio a la clase
    intelectual de los escribas, médicos, profesores,
    ingenieros, magos y adivinadores. Sin embargo, el ejército
    contaba con los mayores recursos.

    El auge del ejército

    Las primeras ciudades fueron también construidas
    dentro de murallas para defenderse; estaban organizadas para la
    batalla y la conquista. Los centros urbanos de Ur, Nippur, Uruk,
    Tebas, Heliópolis, Assur, Nínive y Babilonia fueron
    arsenales de armamento destructivo. El objetivo de
    una fuerza militar
    era devastar la ciudad de su enemigo. Ur, en Sumeria, no fue
    sólo una de las primeras grandes ciudades en alzarse
    (hacia el 4000 a.C.), sino que también fue una de las
    primeras destruidas (aproximadamente en el 2000 a.C.). De
    modo similar, en el valle del Indo, la gran ciudad de
    Mohenjo-Daro fue fundada sobre el 2500 a.C. y destruida
    hacia el 1700 a.C. por los ejércitos de carros del
    norte. El mismo ejemplo se repitió en Perú y en
    Ecuador hacia
    el año 1000 a.C. y más tarde en México
    y Centroamérica.

    La tecnología militar del mundo antiguo de
    desarrolló en tres fases inconexas. En la primera fase,
    surgió la infantería con sus cascos de piel o de
    cobre, arcos, lanzas, escudos y espadas. A esta fase le
    siguió el desarrollo de los carros, que al principio
    fueron vehículos pesados para el uso de los comandantes.
    La inclusión posterior de radios en las ruedas para
    aligerarlas, y un bocado y una brida para el caballo, hizo del
    carro una máquina de guerra ligera que podía
    aventajar a la infantería enemiga.

    La tercera fase se centró en el incremento de la
    movilidad y la velocidad de la caballería. Los asirios,
    con su conocimiento del armamento de hierro y sus
    espléndidos jinetes, dominaron la mayoría del mundo
    civilizado entre el 1200 y el 612 a.C.

    Con la introducción del estribo en Asia,
    aproximadamente en el siglo II a.C., los jinetes eran
    capaces de obtener mejor estabilidad en la lucha con espada, e
    hicieron que los carros de guerra quedaran obsoletos. Las
    unidades de caballería de ataque rápido, que se
    observaron primero en Egipto y Persia, se convirtieron en las
    principales fuerzas militares. Con su aparición
    surgió la necesidad de mejores transportes y sistemas de
    comunicación. Los persas fueron los
    primeros en desarrollar una red de carreteras y
    estaciones de parada para recorrer su vasto imperio, que se
    extendía desde el Punjab al mar
    Mediterráneo.

    Tecnología griega y romana
     

    El Imperio persa de Ciro II el Grande fue derrotado
    y sucedido por el imperio creado por Alejandro Magno. Los griegos
    fueron los primeros en convertirse en una potencia, a
    través de sus conocimientos en astilleros y comercio, y
    mediante su colonización de las costas del
    Mediterráneo. La derrota de los persas se debió en
    parte al poder naval griego.

    Los persas y los griegos también introdujeron una
    nueva casta dentro de la división del trabajo: la esclavitud.
    Durante la edad de oro griega, su
    civilización dependía de los esclavos en todo lo
    concerniente al trabajo manual. La
    mayoría de los sabios estaban de acuerdo en que en las
    sociedades donde se practicaba la esclavitud los problemas de la
    productividad
    se resolvían mediante el incremento del número de
    trabajadores, antes que por los métodos nuevos de producción o nuevas fuentes
    energéticas. Debido a esto, los conocimientos
    teóricos y la enseñanza en Grecia (y posteriormente
    en Roma)
    estuvieron muy alejados del trabajo físico y de la
    fabricación.

    Esto no quiere decir que los griegos no desarrollaran
    nuevas ideas tecnológicas. Arquímedes, Herón
    de Alejandría, Ctesías y Tolomeo escribieron sobre
    los principios de sifones, poleas, palancas,
    manivelas, bombas contra
    incendios,
    ruedas dentadas, válvulas y turbinas. Algunas
    contribuciones prácticas importantes de los griegos fueron
    el reloj de agua de
    Ctesías, la dioptra (un instrumento de topografía) de Herón de
    Alejandría y el tornillo hidráulico de
    Arquímedes.

    Del mismo modo, Tales de Mileto mejoró la
    navegación al introducir métodos de
    triangulación y Anaximandro dio forma al primer mapa del
    mundo. No obstante, los avances tecnológicos de los
    griegos no fueron a la par con sus contribuciones al conocimiento
    teórico.

    El Imperio romano
    que conquistó y sucedió al de los griegos fue
    similar en este aspecto. Los romanos, sin embargo, fueron grandes
    tecnólogos en cuanto a la organización y la construcción.
    Establecieron una civilización urbana que disfrutó
    del primer periodo largo de paz en la historia de la humanidad.
    El primer gran cambio que se produjo en este periodo fue en la
    ingeniería con la construcción de enormes sistemas
    de obras públicas. Con el uso de cemento
    resistente al agua y el principio del arco, los ingenieros
    romanos construyeron 70.800 km de carreteras a través
    de su vasto imperio.

    También construyeron numerosos circos,
    baños públicos y cientos de acueductos,
    alcantarillas y puentes; asimismo fueron responsables de la
    introducción del molino de agua y del posterior
    diseño de ruedas hidráulicas con empuje superior e
    inferior, que se usaron para moler grano, aserrar madera y cortar
    mármol. En el ámbito militar, los romanos avanzaron
    tecnológicamente con la mejora de armas, como la
    jabalina y la catapulta.

    La edad
    media

    El periodo histórico transcurrido entre la
    caída de Roma y el renacimiento
    (aproximadamente del 400 al 1500) se conoce como edad media. En
    contra de la creencia popular, se produjeron grandes avances
    tecnológicos en este periodo. Además, las culturas
    bizantina e islámica que prosperaron en esta época,
    tuvieron una importante actividad en las áreas de la
    filosofía natural, el arte, la literatura, la religión, y en
    particular la cultura islámica aportó numerosas
    contribuciones científicas, que tendrían gran
    importancia en el renacimiento europeo. La sociedad medieval se
    adaptaba fácilmente, y estaba dispuesta a adquirir nuevas
    ideas y nuevos métodos de producción a partir de
    cualquier fuente, viniera de las culturas del islam y Bizancio,
    China, o de los lejanos vikingos.

    La guerra y la agricultura

    En el área de la guerra, se mejoró la
    caballería como arma militar, con la invención de
    la lanza y la silla de montar hacia el siglo IV; se
    desarrolló también la armadura más pesada,
    la cría de caballos más grandes y la
    construcción de castillos. La introducción de la
    ballesta, y más tarde de la técnica de la
    pólvora desde China, llevó a la fabricación
    de pistolas, cañones y morteros (a través del
    desarrollo de la cámara de explosión), reduciendo
    de este modo la efectividad de los escudos pesados y de las
    fortificaciones de piedra.

    Una de las máquinas más importantes de la
    época medieval fue el molino, que no sólo
    incrementó la cantidad de grano molido y de madera
    aserrada, sino que también favoreció la
    formación de molineros expertos en manivelas compuestas,
    levas y otras técnicas de movimiento de
    máquinas y combinación de sus partes con otros
    dispositivos.

    La rueda de hilado, que se introdujo desde la India en
    el siglo XIII o XIV, mejoró la producción de
    hilo y la costura de la ropa y se convirtió en una
    máquina común en el hogar. El hogar, en sí
    mismo, también se transformó con la
    inclusión de una chimenea, que ahorraba la madera cada vez
    más escasa debido a la expansión agrícola.
    Hacia el año 1000, los excedentes agrícolas,
    debidos a varias mejoras en el arado, llevaron a un incremento
    del comercio y al crecimiento de las ciudades. En éstas se
    desarrollaron las innovaciones arquitectónicas de muchos
    reinos, para
    culminar en grandiosas catedrales góticas de altos muros,
    posibles gracias a los arbotantes.

    El transporte  

    Las innovaciones en el transporte durante la edad media
    ampliaron la difusión de la tecnología a
    través de grandes áreas. Algunos elementos como la
    herradura, el árbol de varas (para enjaezar de forma
    efectiva los caballos a los carros) y el coche de caballos
    aceleraron el transporte de personas y mercancías. Se
    produjeron también cambios importantes en la
    tecnología marina. El desarrollo de la quilla, la vela
    latina triangular para una mayor maniobrabilidad, y de la
    brújula magnética (en el siglo XIII) hicieron
    de los barcos veleros las máquinas más complejas de
    la época. El
    príncipe Enrique de Portugal creó una escuela
    para enseñar a los navegantes cómo usar
    correctamente estas máquinas. Quizás los
    estudiantes del príncipe Enrique hicieron más de lo
    que habían hecho las teorías astronómicas de
    Copérnico, al cambiar la percepción
    que tenía la humanidad del mundo.

    Otros inventos
    importantes

    Otros dos inventos medievales, el reloj y la imprenta,
    tuvieron gran influencia en todos los aspectos de la vida humana.
    La invención de un reloj con péndulo en 1286 hizo
    posible que la gente no siguiera viviendo en un mundo
    estructurado diariamente por el curso del Sol, y cada año
    por el cambio de estaciones. El reloj fue además una ayuda
    inmensa para la navegación, y la medida precisa del tiempo
    fue esencial para el desarrollo de la ciencia moderna.

    La invención de la imprenta, a su vez,
    provocó una revolución social que no se ha detenido
    todavía. Los chinos habían desarrollado tanto el
    papel como la imprenta antes del siglo II d.C., pero esas
    innovaciones no alcanzaron demasiada expansión en el mundo
    occidental hasta mucho más tarde. El pionero de la
    imprenta, el alemán Johann Gutenberg, solucionó el
    problema del moldeo de tipos móviles en el año
    1450. Una vez desarrollada, la imprenta se difundió
    rápidamente y comenzó a reemplazar a los textos
    manuscritos. De este modo, la vida intelectual no continuó
    siendo dominio de la
    Iglesia y
    el Estado, y
    la lectura y
    la escritura se
    convirtieron en necesidades de la existencia urbana.

    LA TECNOLOGÍA EN LA EDAD MODERNA
     

    Al final de la edad media, los sistemas
    tecnológicos denominados ciudades hacía mucho que
    eran la característica principal de la vida occidental. En
    1600, Londres y Amsterdam tenían poblaciones superiores a
    100.000 habitantes, y París duplicaba esa
    cantidad.

    Además, los alemanes, los ingleses, los
    españoles y los franceses comenzaron a desarrollar
    imperios mundiales. A principios del siglo XVIII, los
    recursos de capital y los
    sistemas bancarios estaban lo suficientemente bien establecidos
    en Gran Bretaña como para iniciar la inversión en las técnicas de
    producción en serie que satisfarían algunas de esas
    aspiraciones de la clase media.

    La Revolución
    Industrial

    La Revolución Industrial comenzó en
    Inglaterra porque
    este país tenía los medios técnicos
    precisos, un fuerte apoyo institucional y una red comercial amplia y
    variada. Los cambios económicos, incluida una mayor
    distribución de la riqueza y un aumento del poder de la
    clase media, la pérdida de importancia de la tierra como
    fuente fundamental de riqueza y poder, y los negocios
    oportunistas, contribuyeron a que la Revolución Industrial
    comenzara en Gran Bretaña.

    Las primeras fábricas aparecieron en 1740,
    concentrándose en la producción textil. En esa
    época, la mayoría de los ingleses usaban prendas de
    lana, pero en 100 años las prendas de lana ásperas
    se vieron desplazadas por el algodón, especialmente tras la
    invención de la desmotadora de algodón del
    estadounidense Eli Whitney en 1793.

    Algunas inventos británicos, como la cardadora y
    las máquinas de lanzadera volante de John Kay, la
    máquina de hilar algodón de James Hargreaves y las
    mejoras en los telares realizadas por Samuel Cromptom fueron
    integrados con una nueva fuente de potencia: la máquina de
    vapor, desarrollada en Gran Bretaña por Thomas Newcomen,
    James Watt y Richard Trevithick, y en Estados Unidos por Oliver
    Evans. En un periodo de 35 años, desde la década de
    1790 hasta la de 1830, se pusieron en marcha en las islas
    Británicas más de 100.000 telares
    mecánicos.

    Una de las innovaciones más importantes en el
    proceso de telares fue introducida en Francia en
    1801 por Joseph Jacquard. Su telar usaba tarjetas con
    perforaciones para determinar la ubicación del hilo en la
    urdimbre. El uso de las tarjetas perforadas inspiró al
    matemático Charles Babbage para intentar diseñar
    una máquina calculadora basada en el mismo
    principio.

    A pesar de que la máquina no se convirtió
    nunca en realidad, presagiaba la gran revolución de las
    computadoras
    de la última parte del siglo XX.

    Nuevas prácticas laborales

    La Revolución Industrial condujo a un nuevo
    modelo de
    división del trabajo, creando la fábrica moderna,
    una red tecnológica cuyos trabajadores no necesitan ser
    artesanos y no tienen que poseer conocimientos
    específicos. Por ello, la fábrica introdujo un
    proceso de remuneración impersonal basado en un sistema de
    salarios. Como
    resultado de los riesgos
    financieros asumidos por los sistemas económicos que
    acompañaban a los desarrollos industriales, la
    fábrica condujo también a los trabajadores a la
    amenaza constante del despido.

    El sistema de fábricas triunfó
    después de una gran resistencia por
    parte de los gremios ingleses y de los artesanos, que
    veían con claridad la amenaza sobre sus ingresos y forma
    de vida. En la fabricación de mosquetes, por ejemplo, los
    armeros lucharon contra el uso de partes intercambiables y la
    producción en serie de rifles. Sin embargo, el sistema de
    fábricas se convirtió en una institución
    básica de la tecnología moderna, y el trabajo de
    hombres, mujeres y niños
    se convirtió en otra mera mercancía dentro del
    proceso productivo.

    El montaje final de un producto (ya
    sea una segadora mecánica o una máquina de coser)
    no es el trabajo de una persona, sino el
    resultado de un sistema integrado y colectivo. Esta
    división del trabajo en operaciones, que cada vez se
    especificaba más, llegó a ser la
    característica determinante del trabajo en la nueva
    sociedad industrial, con todas las horas de tedio que esto
    supone.

    Aceleración de las innovaciones
     

    Al aumentar la productividad agrícola y
    desarrollarse la ciencia médica, la sociedad occidental
    llegó a tener gran fe en lo positivo del cambio
    tecnológico, a pesar de sus aspectos menos agradables.
    Algunas realizaciones de ingeniería como la
    construcción del canal de Suez, el canal de Panamá y
    la torre Eiffel (1889) produjeron orgullo y, en gran medida,
    asombro. El telégrafo y el ferrocarril interconectaron la
    mayoría de las grandes ciudades.

    A finales del siglo XIX, la bombilla (foco)
    inventada por Thomas Alva Edison comenzó a reemplazar a
    las velas y las lámparas. En treinta años todas las
    naciones industrializadas generaban potencia eléctrica
    para el alumbrado y otros sistemas.

    Algunos inventos del siglo XIX y XX, como el
    teléfono, la radio, el
    automóvil con motor y el
    aeroplano sirvieron no sólo para mejorar la vida, sino
    también para aumentar el respeto universal
    que la sociedad en general sentía por la
    tecnología.

    Con el desarrollo de la producción en serie con
    cadenas de montaje para los automóviles y para aparatos
    domésticos, y la invención aparentemente ilimitada
    de más máquinas para todo tipo de tareas, la
    aceptación de las innovaciones por parte de los
    países más avanzados, sobre todo en Estados Unidos,
    se convirtió no sólo en un hecho de la vida diaria,
    sino en un modo de vida en sí mismo. Las sociedades
    industriales se transformaron con rapidez gracias al incremento
    de la movilidad, la comunicación rápida y a una
    avalancha de información disponible en los medios de
    comunicación.

    La I Guerra Mundial y
    la Gran Depresión
    forzaron un reajuste de esta rápida explosión
    tecnológica. El desarrollo de los submarinos, armas,
    acorazados y armamento químico hizo ver más
    claramente la cara destructiva del cambio tecnológico.
    Además, la tasa de desempleados en todo el mundo y los
    desastres provocados por las instituciones
    capitalistas en la década de 1930 suscitaron en algunos
    sectores la crítica
    más enérgica sobre los beneficios que resultaban
    del progreso tecnológico.

    Con la II Guerra Mundial llegó el desarrollo
    del arma que desde entonces constituye una amenaza general para
    la vida sobre el planeta: la bomba atómica.

    El gran programa para
    fabricar las primeras bombas atómicas durante la guerra,
    el Proyecto
    Manhattan, fue el esfuerzo tecnológico más grande y
    más caro de la historia hasta la fecha. Este programa
    abrió una época no sólo de armamento de
    destrucción en masa, sino también de ciencia de
    alto nivel, con proyectos
    tecnológicos a gran escala, que a menudo financiaban los
    gobiernos y se dirigían desde importantes laboratorios
    científicos.

    Una tecnología más pacífica surgida
    de la II Guerra Mundial (el desarrollo de las computadoras,
    transistores,
    electrónica y las tendencias hacia la
    miniaturización) tuvo un efecto mayor sobre la sociedad.
    Las enormes posibilidades que se ofrecían se fueron
    convirtiendo rápidamente en realidad; esto trajo consigo
    la sustitución de la mano de obra por sistemas
    automatizados y los cambios rápidos y radicales en los
    métodos y prácticas de trabajo.

    Logros y beneficios tecnológicos
     
    Dejando a un lado los efectos negativos, la
    tecnología hizo que las personas ganaran en control sobre
    la naturaleza y construyeran una existencia civilizada. Gracias a
    ello, incrementaron la producción de bienes
    materiales y
    de servicios y
    redujeron la cantidad de trabajo necesario para fabricar una gran
    serie de cosas. En el mundo industrial avanzado, las
    máquinas realizan la mayoría del trabajo en la
    agricultura y en muchas industrias, y los
    trabajadores producen más bienes que hace un siglo con
    menos horas de trabajo. Una buena parte de la población de los países
    industrializados tiene un mejor nivel de vida (mejor alimentación,
    vestimenta, alojamiento y una variedad de aparatos para el uso
    doméstico y el ocio). En la actualidad, muchas personas
    viven más y de forma más sana como resultado de la
    tecnología.

    En el siglo XX los logros tecnológicos
    fueron insuperables, con un ritmo de desarrollo mucho mayor que
    en periodos anteriores.

    La invención del automóvil, la radio, la
    televisión y teléfono revolucionó el
    modo de vida y de trabajo de muchos millones de personas. Las dos
    áreas de mayor avance han sido la tecnología
    médica, que ha proporcionado los medios para diagnosticar
    y vencer muchas enfermedades mortales, y la exploración
    del espacio, donde se ha producido el logro tecnológico
    más espectacular del siglo: por primera vez los hombres
    consiguieron abandonar y regresar a la biosfera
    terrestre.

    Efectos de la tecnología  
    Durante
    las últimas décadas, algunos observadores han
    comenzado a advertir sobre algunos resultados de la
    tecnología que también poseen aspectos destructivos
    y perjudiciales. De la década de 1970 a la de 1980, el
    número de estos resultados negativos ha aumentado y sus
    problemas han alcanzado difusión pública. Los
    observadores señalaron, entre otros peligros, que los
    tubos de escape de los automóviles estaban contaminando la
    atmósfera,
    que los recursos mundiales se estaban usando por encima de sus
    posibilidades, que pesticidas como el DDT amenazaban la cadena
    alimenticia, y que los residuos minerales de una gran
    variedad de recursos industriales estaban contaminando las
    reservas de agua subterránea.

    En las últimas décadas, se argumenta que
    el medio ambiente
    ha sido tan dañado por los procesos tecnológicos
    que uno de los mayores desafíos de la sociedad moderna es
    la búsqueda de lugares para almacenar la gran cantidad de
    residuos que se producen. Los problemas originados por la
    tecnología son la consecuencia de la incapacidad de
    predecir o valorar sus posibles consecuencias negativas. Se
    seguirán sopesando las ventajas y las desventajas de la
    tecnología, mientras se aprovechan sus
    resultados.

    Alternativas propuestas  

    El concepto denominado tecnología apropiada,
    conveniente o intermedia se acepta como alternativa a los
    problemas tecnológicos de las naciones industrializadas y,
    lo que es más importante, como solución al problema
    del desequilibrio social provocado por la transferencia de
    tecnologías avanzadas a países en vías de
    desarrollo.

    Se dice que el carácter arrollador de la tecnología
    moderna amenaza a ciertos valores, como
    la calidad de
    vida, la libertad de
    elección, el sentido humano de la medida y la igualdad de
    oportunidades ante la justicia y la
    creatividad
    individual. Los defensores de este punto de vista proponen un
    sistema de valores en el que las personas reconozcan que los
    recursos de la Tierra son limitados y que la vida humana debe
    reestructurarse alrededor del compromiso de controlar el
    crecimiento de la industria, el tamaño de las ciudades y
    el uso de la energía. La restauración y la
    renovación de los recursos
    naturales son los principales objetivos
    tecnológicos.

    Además se ha argumentado que, como la sociedad
    moderna ya no vive en la época industrial del
    siglo XIX y principios del XX (y que la sociedad
    postindustrial es ya una realidad), las redes complejas posibles
    gracias a la electrónica avanzada harán obsoletas
    las instituciones de los gobiernos nacionalistas, las
    corporaciones multinacionales y las ciudades
    superpobladas.

    La tecnología ha sido siempre un medio importante
    para crear entornos físicos y humanos nuevos. Sólo
    durante el siglo XX se hizo necesario preguntar si la
    tecnología destruiría total o parcialmente la
    civilización creada por el ser humano.

    A lo largo del siglo XX la tecnología se
    extendió desde Europa y Estados Unidos a otras naciones
    importantes como Japón y
    la antigua Unión Soviética, pero en ningún
    caso lo hizo a todos los países del mundo. Muchos de los
    países de los denominados en vías de desarrollo no
    han experimentado nunca el sistema de fábricas ni otras
    instituciones de la industrialización, y muchos millones
    de personas sólo disponen de la tecnología
    más básica. La introducción de la
    tecnología occidental ha llevado a menudo a una
    dependencia demasiado grande de los productos occidentales. Para
    la población de los países en vías de
    desarrollo que depende de la agricultura de subsistencia tiene
    poca relevancia este tipo de tecnologías. En los
    últimos años, grupos de ayuda occidentales han
    intentado desarrollar tecnologías apropiadas, usando las
    técnicas y materiales de los pueblos
    indígenas.

    UNA LECTURA
    SUGERENTE…
    «Ciencia, Tecnología, Sociedad y Cultura en el
    cambio de siglo»

    De José Antonio López Cerezo y José
    Manuel Sánchez Ron (Editores)
    Edición
    de la Organización de Estados Iberoamericanos para
    la
    Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) – Biblioteca Nueva,
    2001. 365 Páginas

    El vertiginoso desarrollo científico-tecnológico
    del mundo actual está consiguiendo hacer realidad las
    fantasías de hace sólo unas décadas, con un
    extraordinario potencial para la transformación de la
    naturaleza y la satisfacción de las necesidades
    humanas.

    Dos realidades aparentemente contradictorias de la sociedad de
    cambio de siglo, que se intensificarán, sin duda, en el
    nuevo milenio, son la creciente globalización en el ámbito
    tecno-económico y la acentuación de las diferencias
    en la distribución del conocimiento y de la riqueza. La
    producción de energía, alimentos y bienes
    manufacturados, por ejemplo, ha sido objeto de un crecimiento
    inaudito en los últimos tiempos. Sin embargo, ese
    desarrollo también ha planteado importantes
    desafíos sociales, éticos y legales acerca de
    peligros radicalmente nuevos por su magnitud y naturaleza,
    peligros que no se circunscriben a un lugar geográfico,
    una clase social o incluso a la generación presente. La
    energía nuclear, la biotecnología o las tecnologías de
    la información han creado, en este sentido, para bien y
    para mal, un mundo nuevo y globalizado. Es un mundo de beneficios
    y amenazas globales, pero también de profundas
    asimetrías en la distribución de la riqueza, los
    costes ambientales y la apropiación del conocimiento
    científico.

    El objetivo de esta obra es abrir un espacio de
    reflexión sobre este estado de
    cosas; un espacio donde estén presentes distintas
    perspectivas del problema, desde diversos ámbitos
    disciplinares y geográficos, y en el que puedan valorarse
    los aspectos históricos, ambientales, culturales y
    políticos que han conducido hasta la situación
    presente y que, presumiblemente, enmarcarán las tendencias
    y acciones para
    el futuro.

    Conclusiones

    • Los últimos avances en la ciencia estan haciendo que
      los cientíoficos puedan tranajar con mayor eficacia, y
      así poder lograr mayores descubrimientos que serviran al
      mundo para diversos fines, la cura para el terrible virus del VIH
      es una de las metas mas importantes que los científicos
      intentan alcanzar, que gracias a los nuevos descubrimientos
      cada día esta más cerca.
    • Los avances en la tecnología están logrando
      reemplazar casi en su totalidad a la mano del hombre, los
      robots están poblando las fabricas dejando inútil
      al hombre, ya el trabajo que antes realizaban 20 hombres, ahora
      solo se necesita de uno que controle a la
      computadora que está programada para hacer su
      trabajo.
    • Los avances tecnológicos, así como los
      científicos sirven como un bien para la humanidad en
      cierta parte, ya que la desde la creación de la computadora
      ha aumentado mucho el desempleo
      debido a que en las compañías ya no necesitan de
      tanto personal si una
      sola computadora puede hacer un mejor trabajo; además
      algunos avances científicos se usan como armas de
      guerra, como por ejemplo las bombas bacteriológicas.
      Todo esto llega a pensar que mientras más
      descubrimientos se produzcan puede ocasionar mayores
      daños a la humanidad.

    DEDICATORIA

    Este presente trabajo esta dedicado a todos los Alumnos que
    piensan superarse y a nuestro profesor

    Que nos dedico tiempo para enseñarlos cosas que lo
    Tomábamos a la bromas cuando éramos y que con el
    pasar del tiempo hemos ido entendiendo.

     

     

    Carlos Enrique Ramos Maguia

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