¿Cómo se evidencia el carácter multifuncional del arte, según la estética marxista?
Diseño
operacional de conceptos:
La presente investigación únicamente es
válida al ser analizada sobre la base de los siguientes
planteamientos:
- La relación establecida entre la Academia y la
Vanguardia en Cuba es vista como un nexo que implica
continuidad, ruptura y restauración; basándonos
para ello en la tesis
propuesta por los investigadores Saúl Yurkievich y Janet
Batet. - El sistema
utilizado para explicar el carácter multifuncional del
arte, aplicado a dicho vínculo, es el enumerado por
Moisés Kagan, aunque también se hace
alusión a algunas funciones del
arte relacionadas por Yuri Borev y Stolovich.
Palabras claves: Arte Cubano
Apreciación del Arte
Estética Marxista
Academia en Cuba
Vanguardia en Cuba
Primeramente tendríamos que definir la
relación Academia- Vanguardia en Cuba no sólo como
una relación de ruptura, sino también de
continuidad, lo cual aparentemente resulta paradógico,
contradictorio. No podría haber Vanguardia en Cuba sin la
previa existencia de la Academia, pues los postulados de esta
moldean el desarrollo de
las artes plásticas en el país hasta la
aparición de la Vanguardia.
El legado de la Academia es fundamental para la
posterior irrupción de la Vanguardia con su consecuente
búsqueda de la identidad
nacional. La relación Academia- Vanguardia más
que ruptura implica desarrollo contínuo de las artes
plásticas en Cuba en el cual se evidencia la
aparición de nuevos matices, tratamientos de temas o
formas de asumirlos; dados en un principio por el cánon
europeísta de la Academia y posteriormente por la
búsqueda de elementos definitorios de nuestra identidad
nacional dados por la Vanguardia.
Después de haber caracterizado a la
relación establecida entre la Academia y la Vanguardia en
nuestro país, quisiéramos detenernos en explicar
primeramente cómo se evidencian en dicho vínculo
las funciones comunicativa, ilustradora, educadora y hedonista
del arte, dada la importancia de cada una de ellas; aunque de
forma general, para luego adentrarnos en algunas funciones mucho
más específicas.
Moisés Kagan afirma que: "la función
comunicativa del arte es la primera y la más evidente
manifestación de su actividad social. Al igual que
el lenguaje el
arte nace sólo de la necesidad de comunicarse con otros
hombres." Tanto en el arte concebido por la Academia como en el
producido por los artistas Vanguardistas en Cuba se hace patente
que el sentido de la existencia del mismo como fenómeno
social consiste precisamente en convertir la experiencia
espiritual acumulada por personas aisladas en patrimonio de
la sociedad, es
decir, en transmitirla de un hombre a otro,
de una generación a otra.
De esta manera nos resulta fácil establecer
comunicación espiritual o intelectual con
artistas tales como Collazo o Wilfredo Lam a través de sus
obras. En este sentido el arte independientemente de si es
academicista o vanguardista funciona como un canal de
comunicación por el que transcurre el intercambio de
pensamientos, sentimientos y aspiraciones de las personas y la
socialización de la vida espiritual
individual.
Por ejemplo, los sentimientos y emociones que nos
comunica La siesta son completamente de los que nos
transmite Figuras, pero ambas establecen un diálogo
con cada uno de nosotros prescindiendo de lo que cada uno de
nosotros interprete o sea capaz de descifrar (1).
Las producciones artísticas propias de la
Academia o de la Vanguardia como manifestaciones del Arte Cubano
amplían nuestro horizonte de conocimientos sobre
determinados aspectos históricos y sociales; y es que el
arte lleva en sí determinada clase de
información acerca de la vida. De esta
manera desempeña el papel de un importante modo de
instrucción y educación de las
personas, lo cual pone de manifiesto su función
ilustradora.
Kagan plantea que "el artista es en sí mismo
un ilustrador", y los propios griegos afirmaban que "el
arte enseña divirtiendo". La concreción y la
fuerza
emocional propias del lenguaje
figurativo hacen relativamente fácil y asequible el
proceso mismo
de obtención de los conocimientos encerrados en las obras
de arte, y le permite mantenerse firmemente en la memoria de
los hombres (2).
Sirvan de ejemplo a ello La toma de La Habana por los
ingleses, de Serres, La lista de la loteria, de Tejada
y las obras Los ingenios y Tipos y costumbres de
Laplante y Landaluce respectivamente, como artistas
representativos de la Academia. Estos cuadros de por sí
nos ilustran, nos dan a conocer diversas cuestiones de nuestro
patrimonio histórico social y lo mismo logran
posteriormente, aunque con un nuevo enfoque, Fidelio Ponce,
Víctor Manuel, Carlos Enríquez, Marcelo Pogolotti,
Mariano y René Portocarrero con sus obras Los
niños, Gitana tropical, El rapto de las
mulatas, Campesinos felices, Alba,
Unidad, Ciudad, etc.
Ahora bien, en la medida en que el Arte Cubano nos da ya
no únicamente el
conocimiento de hechos, (como en el caso de La toma de La
Habana por los ingleses), y leyes objetivas,
sino además, el de los significados, del valor de la
existencia, de los vínculos reales entre el mundo y
el hombre,
(como en Campesinos Felices), nos obliga,
independientemente de nuestro deseo, a enfocar el entorno
nacional, el entorno histórico social y a nosotros mismos
según determinado ángulo de visión, es
decir, orienta nuestra actitud
valorativa, tanto la estética como la moral y la
política,
lo cual va mucho más allá de la función
ilustradora enunciada antes, puesto que de esta forma el arte nos
educa, evidenciando de esta forma su función
educativa.
Ante las obras de arte enumeradas con anterioridad el
espectador comienza a enfocar la vida del mismo modo con la que
el artista la enfoca. Las obras de arte se dirigen
simultáneamente a nuestro pensamiento, a
nuestros sentimientos y emociones y exigen de nosotros un
trabajo
conjunto de comprensión y de vivencia simulando la vida
real, a la que siempre percibimos no sólo con la
razón, sino con toda la intensidad de nuestro aparato
espiritual, con la unidad viva de todas nuestras fuerzas
psíquicas.
El efecto educador del arte se realiza no por la fuerza
del convencimiento lógico, ni por los ejemplos, sino por
la ampliación objetivada de la experiencia real de los
hombres, ya que el arte, y en este caso el cubano, nos da la
oportunidad de sentir y vivir lo que no hemos sentido ni vivido
en la vida real.
Como resultado de ello, tanto nuestra actitud emocional
como la intelectual ante la realidad, y también nuestras
sensaciones y concepciones caen dentro del campo de acción
del Arte Cubano y son formadas por él de un modo activo y
eficaz.
Según Yuri Borev y Moisés Kagan, una de
las funciones que ejerce el arte es la hedonista. El arte
brinda belleza al hombre, adorna su vida y es fuente de profundas
alegrías estéticas. Dicha función evoca el
sentimiento de placer estético en las personas a quienes
ilustra y educa.
Esta facultad es el imán que atrae al hombre
hacia el arte, y sin el cual hubiera sido simplemente
inútil, a pesar de todos sus valores
ideológicos y cognoscitivos.
El arte nos proporciona placer en la medida en que la
forma de las obras artísticas posee un elevado
ordenamiento y una organización perfecta, de acuerdo con las
particularidades que expresa dicha forma. Esta función se
encuentra condicionada por el hecho de que el arte contiene y
brinda a los hombres no sólo la información
artística sino también la específicamente
estética acerca del don creador y la maestría del
hombre que creó tal forma artística altamente
organizada.
Aunque tal función se evidencia en mayor o menor
grado tanto en el arte de la Academia como en el de la
Vanguardia, es precisamente la que observamos con mayor claridad
en la producción academicista en Cuba, ya que por
su parte la Vanguardia estará más dedicada a la
búsqueda de elementos definitorios de la cubanía y
a problemas de
índole social, (Véase por ejemplo Campesinos
felices).
De ahí que Janet Batet afirme que: "la norma
académica parte de un concepto del arte
que predetermina su finalidad convirtiéndolo en hedonista.
De hecho, las regularidades que lo distinguen son precisamente la
perfección, la belleza, lo eterno, lo solemne; y sus temas
o asuntos preferidos, lo religioso, lo mitológico, el
retrato, el paisaje.
Este tratamiento de ideales absolutos como constante
aleja al arte colocándolo distante de la
sociedad."
Si bien tanto en el arte de Academia como en el de
Vanguardia se manifiesta la función informativa
comunicativa de la que ya habíamos hablado
anteriormente, no podemos dejar de resaltar que por su parte, en
el arte de la Vanguardia se distinguen con mayor nitidez las
funciones sociotransformativa y artístico
conceptual.
Después de observar y comprender la realidad el
artista de la Vanguardia la transforma y crea una nueva realidad,
la artística, dedicada fundamentalmente en este caso a
cuestiones de índole histórico social marcadas por
un carácter mucho más intelectual y
filosófico que la realidad artística creada por la
Academia, y que a su vez le sirve como medio de
comunicación e información entre los
hombres.
El arte que tipifica a la Vanguardia nace como
consecuencia de las urgencias histórico concretas del
momento.
Esto, conjuntamente con la necesidad de
reafirmación nacional que identifica al proceso iniciado
desde el siglo XIX, explica el carácter primordialmente
social del mismo. Lo cual evidencia el aspecto
psicológico- social enumerado por Stolovich. Este se
manifiesta en el sistema personalidad–
sociedad.
Hay que tener en cuenta que la obra artística de
la Vanguardia no refleja solamente el mundo externo como
sucedía en el arte de la Academia; sino también el
mundo interno del artista, es decir, su psicología. El arte
vanguardista en Cuba está relacionado directamente con
determinadas necesidades y evaluaciones sociales.
A este respecto retomamos a Janet Batet cuando afirma:
-"y es que precisamente su intención social, su
preocupación nacionalista, su inserción en el
contexto en que se desarrolla, marcan la ruptura esencial de este
movimiento con
la tradición academicista dominante.
Este es su elemento revolucionario distintivo (…)
Y es que en Cuba, lo mismo que en el resto de los países
del área, el proceso vanguardista implica un compromiso
con el momento histórico y un modo de reafirmación
de nuestra identidad."
Como cualquier sistema de autorregulación, la
sociedad humana siente la necesidad de consolidar su integridad.
El arte es capaz de satisfacer esta necesidad, lo cual se
verifica en el subsistema arte- sociedad. Esta
función socioorganizativa del arte se verifica
tanto en la sociedad cubana que dio origen a la Academia,
como a la que favoreció la aparición de la
Vanguardia en nuestro país.
Un desplazamiento de coordenadas nos permite apreciar
como dicha función se manifiesta dando un matiz emotivo a
la actividad humana y formando la conciencia de
cada miembro de la sociedad en el espíritu que respondiera
a las necesidades e ideales de nuestra sociedad en etapas
diferentes de su devenir histórico.
El arte de la Academia no logra ser un arte nacional
pues responde a los intereses de determinada clase social de la
cual llega a ser su medio expresivo o comunicativo más
elocuente. El arte de la Vanguardia busca ante todo la identidad
nacional, de ahí que "sectores antes excluidos del mundo
plástico o
abordados de modo idílico e irreal sean emplazados ahora
en primera línea. Lo mismo ocurre con el paisaje,
irrumpiendo además la cultura
tradicional y lo social."
Otro grupo de
funciones aparece cuando el arte es estudiado en el sistema
arte- hombre, o lo que es igual arte-
personalidad. Y en este sentido, según
Kagan, las funciones que ejerce el arte de la Academia y el de la
Vanguardia son muy similares entre sí, puesto que las
mismas, independientemente del momento histórico, difieren
de las funciones con respecto a la sociedad ya que las
necesidades del individuo son diferentes a las de
esta.
El hombre siente la nececidad de desarrollar su
potencial espiritual, de dar ánimo al hombre y en este
sentido el arte de la Academia y el de Vanguardia
coinciden.
Por otra parte, a la misma vez el hombre experimenta una
necesidad estética específica, una necesidad de
placer específico que se puede lograr únicamente de
las obras artísticas y que se manifiesta de forma
individual.
En cuanto a la función enumerada por Kagan
como Educación Artística es necesario
destacar que ya de por sí la fundación de San
Alejandro expresa la voluntad de formar debidamente a los
artistas plásticos.
En cuanto al arte de Vanguardia Janet Batet afirma:
"Motivados por la experiencia mexicana muchos de estos
artista se pronunciaron por la creación de escuelas al
aire libre y por
la realización de pinturas murales en inmuebles de tipo
público. Perseguían con ello liberar la enseñanza del rígido academicismo
imperante en San Alejandro, hacer asequible la enseñanza a
todos los sectores sociales; exigiendo incluso la
enseñanza gratuita; y una comunicación directa con
las masas a partir de un arte que renunciaba al clásico
espacio expositivo apoderándose de la ciudad".
El último sistema que analizaremos es el
propuesto por Kagan como sistema arte-
cultura. En este se verifican las funciones de
autoconciencia de la cultura que permite conocer su estado interno
y la correlación entre sus distintos elementos; y
la de codificación de la cultura, ya que el arte
tiene la capacidad de ser el código
de cualquier tipo concreto de
cultura en el proceso de comunicación con las
demás.
Por ello se comprende mejor la cultura cubana de la
época de la Academia o de la Vanguardia con la ayuda del
arte que en este sentido actúa como
ecualizador.
El arte asegura un diálogo profundo y rico entre
culturas coexistenciales pero a la vez llega a ser el medio
más poderoso mediante el cual podemos comunicarnos con
etapas pasadas de la cultura cubana.
En resumen, la relación Academia- Vanguardia no
puede analizarse únicamente como un proceso de ruptura. De
hecho, Janet Batet plantea que la Vanguardia en Cuba no puede
verse como "un fenómeno diferente, ni aislado, sino como
un componente vital de un único proceso continuado de
renovación y afirmación de nuestras artes
plásticas."
El análisis de la relación
Academia-Vanguardia debe ser asumido como un complicado proceso
que implica continuidad, ruptura y restauración. Ruptura,
según dicha investigadora "en el sentido estrecho del
término, o sea, ruptura con la tradición
pictórica dominante hasta entonces en Cuba. Y
restauración por colocar en el centro de las
preocupaciones artísticas los valores
tradicionales de la cultura cubana."
Analizadas desde la óptica
de la estética marxista las funciones del arte en la
relación Academia- Vanguardia, no dejan de sorprendernos
por el amplio espectro y colorido que las mismas manifiestan
corroborando de esta manera la concepción de
polifuncionalidad del arte.
1- La función comunicativa del arte resulta una
condición indispensable para la realización de las
demás funciones suyas. Para el individuo
aislado el arte es valioso porque lo comunica con la actividad
espiritual de otra persona capaz de
concebir el mundo con una particular delicadeza y sutileza
poética.
Con esto el arte adquiere un enorme valor social, ya que
la socialización de cada individuo, es decir, su
transformación en patrimonio social responde a los
intereses del desarrollo progresista de toda la
sociedad.
El arte supera la limitación de las posibilidades
comunicativas del lenguaje pues este es capaz de difundir la
información sólo dentro de los límites de
aquella parte de la sociedad que puede comprenderlo. El arte no
se limita a comunicar información como en el caso del
lenguaje, sino que además su objetivo es
contagiar a los demás con el contenido espiritual
contenido en él.
El arte aproxima y une a las personas en un nivel
espiritual que se halla fuera del poder de
la
comunicación por medio del lenguaje; nivel en el que
todos los demás niveles de comunicación resultan
impotentes.
2- La información periodística no nos
habría dado siquiera una pequeña parte de los
conocimientos que debemos a las obras de arte. La capacidad del
arte para difundir los conocimientos que adquiere a medida que
conoce la realidad es en sumo grado valiosa, tanto desde el punto
de vista del desarrollo espiritual del individuo concreto como
desde el punto de vista del desarrollo progresivo de toda
sociedad.
Batet J. Vanguardia, identidad y utopía. Arte
cubano. Revista de
artes visuales 1996; (1): 7-12.
De Juan A. Pintura
cubana: temas y variaciones. La Habana: UNEAC; 1978.
Kagan M. Lecciones de estética marxista
leninista. La Habana: Arte y Literatura; 1984.
Koprinarov L. Estética. La Habana: Pueblo y
Educación; 1990.
Autor:
Antonio O. Tarajano Roselló
Técnico en Bibliotecología y Ciencias de la
Información
Alumno de 4 to año. Licenciatura en Estudios
Socioculturales
Universidad de Camagüey, Cuba.
Año: 2004.
Categoría: Arte y Cultura