La Tempestad de Shakespeare y una visión en la literatura latinoamericana
(La Tempestad de Shakespeare y una
visión en la literatura
latinoamericana)
"Pensar, soñar, admirar:
he ahí los nombres de los sutiles visitantes
de mi celda"
José Enrique Rodó
Ariel en la obra de
Shakespeare
En este trabajo se
realiza una comparación entre las concepciones del
personaje Ariel que están presentes en la obra de
Shakespeare La tempestad y la que expone José
Enrique Rodó en su famoso ensayo
homónimo. Igualmente, se explica las implicaciones
ideológicas que este personaje asume según la
concepción de cada autor.
Palabras clave: Ariel, identidad
latinoamericana, literatura
hispanoamericana.
ABSTRACT
This article compares the ideas of the character, Ariel,
that appear in Shakespeare’s Tempest and the ones
that exhibit José Enrique Rodo in his famous essay
Homonymous. Additionally, this article explains the
ideological implications that this character plays based on each
author’s understanding. Key words: Ariel, Latin-American
identity, and Hispano-American literature.
RÉSUMÉ
Dans ce travail s’effectue une comparaison entre
les conceptions du personnage Ariel qui sont présentes
dans l’oeuvre de Shakespeare «La Tempête
«et celle qu’expose Jose Enrique Rodo dans son
célèbre essai homonyme. De même
manière on explique les implications idéologiques
que ce personnage assume selon la conception du chaque auteur.
Mots Clef: Ariel, identité latino-américain,
littérature hispanoamericaine.
William Shakespeare elabora un discurso de
realidades humanas, interpretadas en las más profundas
reflexiones de sus personajes colmados de fuerzas ocultas. La
simbolización, está orientada hacia la
representación poética de la Tierra, es
decir, toma los titanes griegos para utilizarlos como elementos
demiúrgicos de los seres terrenales.
Con acciones que
se desarrollan en un espacio desierto de pobladores, en una isla
mágica y secreta, donde Próspero se refugia luego
de que su hermano le despoja del trono. Su hija, Miranda, lo
acompañará en este exilio. Por causalidad del
destino Ariel es rescatado por Próspero y queda bajo su
poder. Ariel,
el personaje mágico, el omnipresente, puede realizar
cualquier jugada que le pida su amo. Es curiosa esta
relación entre un ser que se podría llamar,
todopoderoso, pero que está bajo la autoridad de
un mortal, de un simple hombre aislado
en el fin del mundo.
Tomando en cuenta que la historia permite la interacción de aspectos de la comedia como
género
de teatral de enredos y de malentendidos, donde las fuerzas de
los poderes sobrenaturales son puestos en práctica, se
justifica que una embarcación pase cerca de la isla y
Próspero exija a Ariel que desarrolle una tempestad para
obligar su naufragio y poner a los tripulantes en la necesidad de
llegar a la isla. Pero lo más entretenido es que en el
barco está el Rey, hermano de Próspero, sus
seguidores y guardia personal; se
prepara así el ambiente para
que se inicie la aventura.
En la primera escena del primer acto, el barco aparece
en medio de la tempestad, los marineros no pueden detener el
movimiento
salvaje de las velas y el indomable timón. La tempestad
creada por Ariel es curiosa y burlesca, los hombres no dominan la
nave, se estrellan directamente contra los arrecifes de la isla,
sobreviven ilesos de tan fuerte movimiento, pero la nave no puede
ser reparada inmediatamente. Escena tras escena, aparecen los
demás personajes que son la viva representación de
los fenómenos. La traición, las adulaciones y la
nobleza de algunos personajes, son elementos simbolizados en
tierra,
aire, fuego y
agua,
relacionados entre sí.
Aparece Calibán el sirviente de Próspero,
considerado una bestia poco pensante, representa la Tierra,
molesto e inconforme con el trato recibido, decide traicionar a
Próspero; Calibán es la razón, el instinto,
un personaje de condición precaria que no comprende
más allá de sus odios y de sus fines particulares.
Es por ello que se deja manipular por los hombres, que lo llevan
a un estado de
confusión desbordándose en arrepentimiento al final
de la obra. Se dejan ver las aves, los
peces y las
bestias funcionando como el hilo conductor entre los planes de
Próspero en relación con los nuevos habitantes de
la isla. Los náufragos desean salir lo más pronto
posible, pero recorren y exploran todos los rincones de la isla
sin hallar una salida, una esperanza de regresar al
reino.
Muchos son los esfuerzos de los tripulantes del barco,
que de un momento a otro se convierten en exploradores, emulando
a los conquistadores de las tierras americanas. Shakespeare toma
algo de los relatos de naufragios y crónicas de los
exploradores sobre las aventuras emprendidas en los diversos
paisajes del Nuevo Mundo. Estas imágenes
resultan un tanto exóticas, tal como lo describe Montaigne
en Ensayos específicamente en el de canibalismo,
que genera gran parte de esta historia y que no es más que
la simbolización entre civilización y barbarie. Por
supuesto, de acuerdo con el autor la cultura
occidental se va a imponer sobre el otro que es considerado
salvaje, como el caso de Calibán pero, para Ariel
varía la idea porque se convierte en el que cohesiona los
fenómenos, y en una figura de poder y de sabiduría
bajo la mano de Próspero. Este último no es
más que la visión del conquistador, que va a
explotar la isla y se adueña de ella sin importarle los
intereses de los primeros pobladores.
Las cosas no son tan terribles para los
náufragos, puesto que su protector, Ariel, les ofrece los
diferentes frutos de la naturaleza,
para que puedan cumplir los designios de Próspero. La obra
es una evocación de los sentimientos escondidos en la
razón del hombre como ser que, para subsistir, convive y
se relaciona en sociedad. Al
recorrer varios sitios de la isla, sin lograr su cometido, porque
Ariel impide que lleguen a donde se encuentra Próspero, se
dan por vencidos y los invade la tristeza, al saber que su
destino es quedar atrapados. Este es el último favor que
Próspero pide a Ariel, entonces la dificultad para los
náufragos es un tanto desesperante. Las lecciones de
valor y
cooperación son indispensables para sobrevivir en la isla.
Próspero es informado de todo lo ocurrido en la isla, se
satisface del arrepentimiento de su hermano y lo lleva a su
presencia. La comedia concluye en una gran alegría, el
sabio Próspero perdona a su hermano y reivindica su
puesto. Calibán se arrepiente, le pide a su amo que lo
perdone y Miranda manifiesta su amor por
Fernando, cumpliéndose de esta manera con la estructura
clásica de la comedia.
Ariel en la obra de
Shakespeare
Los personajes son retos en la creación del
artista, la simbolización se refiere a un aspecto
político o ideológico, es esta paridad entre el
protagonista y la vivencia del escritor el punto de belleza,
desprendimiento o acercamiento. Todorov señala la
unificación autor-héroe, que se refleja en el
lector al comprometerlo y parcializarlo hacia alguna de las
partes. De los círculos que se presentan estructurados y
relacionados entre sí, Ariel es para Shakespeare el fin de
un ciclo de vida
completa de creatividad
artística. Las formas expresivas hacen referencia al
momento histórico que atravesaba Inglaterra entre
los siglos XVI y XVII, los colonos se aventuraban a las nuevas
tierras en búsqueda de horizontes… en búsqueda de
riquezas.
Las historias de naufragios eran comunes entre los
grupos de
marineros, de acuerdo con el autor, la tempestad nace del
hundimiento de un navío en aguas del Caribe, frente a las
costas de las islas Bahamas. Los personajes creados por
Shakespeare se diluyen en un mar de confusiones. Partiendo del
principio de la supervivencia, hay un elemento latente: la
existencia de un ser sobrenatural que posee el poder de la
Naturaleza y puede modificar el destino de los mortales. En este
punto el personaje mítico, Ariel, es símbolo de lo
transparente, lo diáfano que yace en el fondo de cada
corazón
y de cada vida. Ariel es un ser misterioso que ayuda para
impulsar, es un ramo de emociones,
sentimientos y pasiones que orientan el destino hacia una mejor
forma de relaciones personales.
Históricamente Ariel se traduce como el motor del mundo.
Genera los cambios, obedeciendo los deseos de los mortales, a los
cuales sin embargo, puede dominar, pero no lo hace porque es
justo y equilibrado. Ve los humanos como seres que deben tener la
opción de escoger su camino. Ariel es un enigma, el
nacimiento de este personaje es completamente mítico,
además sólo se conoce con este nombre en el
libro de
Isaías (29:1-7) en la Biblia. Las lecturas permiten
visualizar una ciudad centro de las letras, de los
ejércitos, considerado como un bastión; entonces,
Ariel como figura se convierte en una fortaleza de
sabiduría, donde las herramientas
son inmensas y múltiples para justificar los hechos de los
hombres, encaminándolos por las rutas que le sean
más benignas. Además es el sinónimo del
sentimiento humano, la idealización del pensamiento,
de las utopías, así Ariel es el compañero
inseparable y confiable para Próspero.
Calibán es un personaje que si bien se deja
llevar por los instintos, es una verdadera contradicción
de la razón, le resulta difícil interpretar las
cosas que Ariel realiza con sus poderes mágicos
sobrenaturales. Calibán traiciona a Próspero pero
se arrepiente y es obligado a mantenerse en una situación
de servidumbre ante la inteligencia.
Ariel y Calibán son dos compañeros, donde se
mezclan la razón, el instinto, las emociones, los
sentimientos y las diferentes formas del pensamiento
humano.
El autor valiéndose de sus potencialidades,
realiza una dupla de seres que son en resumen, las
características humanas. Esta relación se repite a
lo largo de la historia de la literatura en los más
diversos personajes, Ariel-Calibán podría ser
comparado con el Fausto y el Mefisto de la obra de Goethe, donde
la razón vence a la idealización y ésta, a
su vez, es tan o más fuerte que aquélla, es decir,
una constante oposición de situaciones conflictivas
humanas. Las fuerzas opuestas en la paridad Don Quijote y
Sancho de Cervantes, son
un vivo ejemplo, donde las capacidades intelectuales
están inmersas en este mundo de contradicciones que
permiten la creatividad de los diferentes ámbitos del
conocimiento
humano.
En la literatura latinoamericana, José Enrique
Rodó retoma la figura del personaje para idealizarlo, con
la idea de reforzar el pensamiento y la identidad del sur del
continente en su obra Ariel. Próspero en la obra de
Rodó es el maestro que se dirige a sus estudiantes,
—en La tempestad es el gran señor de la isla
fantástica—, como lo plantea en un análisis Ezequiel Martínez Estrada,
es la inteligencia, la imagen del Rey
Hospitalario, las promesas de una juventud in
crescendo a partir de los postulados griegos, la
sabiduría y el crecimiento intelectual aunado con las
artes. Próspero, que es traicionado por su hermano,
realiza una alianza con Ariel, a través de una tempestad
que hace encallar a las orillas de la isla a la nave en que se
dirige. Así lo obliga a llegar a tierra para
enseñarle una lección. Para Próspero, el
tesoro más importante en la isla es la inteligencia y la
sabiduría, todo el
conocimiento occidental.
Las armas de este
personaje son una vara, un manto y un libro, ratificando que el
conocimiento es indispensable, no posee magia, pero si es un
poderoso señor, tiene un perfecto equilibrio
entre la idealización de Ariel y la razón de
Caliban, es aquí donde encontramos el punto de
confluencia, entre el mensaje de Rodó en su obra escrita
hacia el año 1899. Próspero tiene una serie de
discípulos jóvenes y Ariel es el espíritu
siempre alegre colmado de juventud.
Las ideas manan y se materializan estando al lado de
Ariel, el cual posee una cualidad propia de los dioses: asumir
ambos sexos. Esto explica su amplio conocimiento de las
realidades humanas. Realizando un análisis freudiano Ariel
sería la representación del Superyo,
Próspero del Yo y Calibán del Ego. Estos personajes
son la base del estudio de Ariel como obra elemental,
así se comprende el paso del romanticismo al
modernismo que
Rodó señala.
La Tempestad para Shakespeare, es una amalgama de
fuerzas intelectuales, representadas por sus personajes, donde la
verdad es un fin que favorece el crecimiento de las capacidades
cognoscitivas y creadoras del hombre, convirtiéndose en un
punto de referencia en el ser humano.
La Tempestad…expresa con el juego de las
escenas y de los
personajes el límite supremo de lo que le
permite expresar a
la palabra; con sus canciones, la palabra a dejado de
ser un
signo de ideas para convertirse en el signo de los
sentimientos
y de las instituciones que transcienden la posibilidad
de
lo expresable, más próxima a lo que
sueña, a lo que únicamente
la música
consigue explicar de este mundo, que es
una fiesta eterna de maravillas (1) .
Para continuar divagando en el mundo de Ariel es
necesario buscar las consecuencias que el planteamiento de
Shakespeare trajo a los grupos literarios y en especial a
José Enrique Rodó, que decide aventurarse en un
discurso de formación en la América
Latina de principios del
siglo XX. Es una misión
difícil y comprometedora, la unificación de
criterios, unido a la búsqueda de la realidad a
través de las letras, pero sin embargo Rodó no se
enfrenta a una simple travesura o coincidencia del destino, la
elaboración de Ariel, como método
eficaz y rápido de ideología responde a las interrogantes de
un proceso de
gestación histórico-literario. El Ariel de
Rodó es un canto a la sabiduría, una
exaltación del sentimiento de superación y de
creación, un empujar sin desmayar hacia el derecho
irrenunciable de la juventud, en relación con el momento
histórico de aquel momento al sur del continente
americano.
José Enrique Rodó se vio empapado de las
ideas de cambio desde
los primeros años de su vida, la libertad de
escritura lo
acompañó en el largo trajinar de su propuesta
ideológica. Sus ideas están atrapadas entre las
estructuras
del romanticismo y la fuerza del
modernismo que es más libre en la prosa, además la
ideología de la época se deja capturar con encanto
y sobriedad. Yo soy un modernista también, yo
pertenezco con toda mi alma a la
evolución del pensamiento en las
postrimerías de este siglo; a la reacción que,
partiendo del naturalismo literario y del positivismo
filosófico, los conduce, sin desvirtuarlos en lo que
tienen de fecundos, a disolverse en concepciones más
altas.2 La formación del escritor esta reflejada en
sus estudios profundos del positivismo de Augusto Comte,
como lo señala en Ariel. Algunos pensadores como
Arturo Ardao y Ángel Rama, han llegado a la
conclusión de que la decadencia que se traduce al
Modernismo es porque se piensa poco en él, se siente
poco, consecuencia inmediata de la libre
creación.
Llegamos entonces al contrapunto de Shakespeare y
Rodó y la obra de ambos que tiene un personaje
común: Ariel. En la obra de Rodó, Próspero
es el nombre que recibe un maestro, que exige a sus estudiantes
la búsqueda insaciable del conocimiento, la justa
valoración de los postulados y trata de otorgarles las
herramientas necesarias, para que caminen por las sendas del
saber. Los planteamientos que realiza están basados en la
correcta dosificación de los sentimientos, la razón
y sobre todo de la inteligencia, al igual que en la isla
fantástica de La tempestad, el mayor tesoro para el
Próspero de Rodó, es la inteligencia y el aporte
que esta realiza a las sociedades. Es
necesario un sentimiento de unificación de los patrones
ideológicos, que Latinoamérica tanto clama, como los
postulados que realizara el Libertador ochenta años antes,
en la Carta de
Jamaica y el Discurso de Angostura.
Las ideas brotan como ríos que se preocupan y
sufren por encaminar los deseos hacia un bien común. Ariel
es una fuente de inspiración para Próspero, que se
dirige directamente hacia los jóvenes recordando que es un
ser supremo con la perenne idea de alegría y juventud.
Si bien todo el discurso de Próspero está
dirigido "a la Juventud de América", aquellas partes configuran un
mensaje que, en sí mismo, va mucho más allá
de ella…3 Este discurso de Rodó gira en torno al
engrandecimiento de los valores
para que la juventud se nutra de ellos y los lleve hacia un final
más esperanzador, contrarrestando las influencias
foráneas que se convierten en una amenaza para
América.
En cuanto a esto, la formación integral de
la
educación, encaminada hacia una visión realista
de las ideas innovadoras constituye una salida, es por ello, que
de Comte selecciona algunas ideas expuestas en el Curso de
Filosofía Positiva para analizar las propuestas de un
nuevo mundo, establecido por Renan y su enfoques sobre el
Calibán, donde la razón puede devorar los
demás elementos de la inteligencia: como el ideal de la
unificación y la masificación, dando pie a que las
élites se cierren, provocando la decadencia de la sociedad
americana.
La ideologías del Calibán de Renan y el
Calibán de Rodó se enfrentan, creando una
disparidad agradable sobre las clases y las diferentes utilidades
que ellas representan. Sólo el lector es quien se dispone
a descifrar dos ideas tan complejas, tan distantes pero reales
una y otra. Para Renan el Calibán, es la razón
representada por el poder, que debe estar sujeto a las
disposiciones de las élites, evitando la anarquía
que provoca una desmembración de las estructuras sociales
y políticas, mientras que en el
Calibán de Rodó, las masas populares deben mantener
el poder, de esta manera asegurar la autonomía y la
representación de las necesidades sociales.
Las relaciones
internacionales son tratadas en La tempestad, con la
restitución de las relaciones entre el rey y su hermano,
que lo traicionó, Shakespeare busca la
reivindicación de Próspero, en Rodó se
traduce como la amenaza de los Estados Unidos de
Norteamérica, que es admirada por el escritor, pero le
resulta imposible amar, debido a la materialización del
pensamiento y la frialdad de las relaciones que mantienen con las
naciones al sur del Golfo de México, es
así, como se observa que la razón tiene una
trascendencia mayor, no sólo entre relaciones
interpersonales y sociales, sino que también es una
verdadera nacionalidad
de lo que adolece y Ariel es el que se encargará de
realizar con astucia la acciones para que estos elementos se unan
en los sentimientos de nacionalismo.
En la misma medida que el Próspero de La
tempestad, sirve para que Shakespeare se despida del
público que lo leía, en Rodó se despide de
sus estudiante en la voz de Próspero, que acaricia la
imagen de Ariel en gesto de simbolización de ayuda a
mantener el equilibro entre los creadores de la nuevas
sociedades.
El verdadero concepto de la
educación no abarca sólo la
cultura
del espíritu de los hijos por la experiencia
de los padres,
sino también, y con frecuencia mucho
más, la del espíritu de
los padres por la inspiración innovadora de
los hijos…
José Enrique Rodó.
Ariel.
ARDAO, Arturo. Rodó. Su americanismo.
Edit. Marcha. Biblioteca
Marcha. Montevideo 1970.
ARDAO, Arturo. Estudios latinoamericanos de historia
de las ideas. Monte Ávila Editores. Caracas
1978.
GARRIDO PALLARDÓ, F. Los orígenes del
romanticismo. Edit. Labor. Nueva Colección Labor.
Barcelona 1978.
LIDA, Raimundo. Rubén Darío.
Modernismo. Procultura, Presidencia de República.
Bogotá 1984.
PEREDA, Clemente. Magna Patria. Rodó, su vida
y su obra. Imprenta Universitaria. Caracas 1973.
RAMA, Ángel. Rubén Darío y el
Modernismo. Colección Trópico. Caracas
1974.
RODÓ, José Enrique. Ariel/Los Motivos
de Proteo. Biblioteca Ayacucho. Tomo 3. Caracas
1976.
RODÓ, José Enrique. Rubén
Darío 1899. Vol II de la serie de Opúsculos
intitulada La Vida Nueva.
SHAKESPEARE, William. Comedias. Colección
Los Clásicos. W.M. Jackson. Inc. 5ª Edición. 1973.
1. Ezequiel Martínez. Prólogo a La
Tempestad de William Shakespeare.
2. Rodó, José Enrique. Rubén
Darío.
3. Ardao, Arturo. Estudios Latinoamericanos de
Historia de las Ideas. Caracas, Monte Ávila
1978.
José Ramón
Castillo (*)
En Revista
Virtual Contexto, Volumen 5 – No. 7
– Julio/Diciembre 2001
(*) Tesista de la Maestría en Literatura
Latinoamericana y del Caribe – Universidad de
Los Andes, Táchira