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Tendencias mundiales en la educación superior



     

     

     

    Introducción

    El objetivo de
    este trabajo es
    mostrar a través del análisis global de varios documentos
    recientes de los organismos multilaterales, las tendencias
    actuales de la educación superior
    en el mundo y sus implicaciones para el caso de México.
    Los documentos que han sido seleccionados en esta ocasión
    tienen diversos alcances: mundial (Organización de las Naciones Unidas
    para la Educación, la Ciencia y
    la Cultura,
    UNESCO y Banco Mundial,
    BM), regional (Banco
    Interamericano de Desarrollo,
    BID) y nacional (Organización de Cooperación y
    Desarrollo Económicos, OCDE). En ellos se examina la
    situación que guarda la educación superior en el
    mundo actual, así como los retos que enfrenta ante las
    nuevas realidades de la sociedad del
    conocimiento.

     

    El presente trabajo también pretende
    señalar las diferencias y similitudes de los documentos a
    ser revisados. Se discute también el grado de
    autonomía que en un planeta cada vez más
    globalizado tienen los países en desarrollo –y
    México en particular—para acatar las recomendaciones
    sugeridas por los organismos multilaterales antes mencionados. En
    la primera parte se revisan de un modo amplio las tendencias que
    están siguiendo los cambios en los sistemas de
    educación superior a escala mundial.
    La segunda parte de este trabajo, más extensa que la
    anterior, expone a grandes rasgos las consideraciones de la
    UNESCO, el BM, el BID y la OCDE, acerca de los principales
    problemas que
    aquejan a la educación superior en el mundo
    contemporáneo, la región latinoamericana y
    caribeña, y México, respectivamente. Como se
    mencionó antes, se hace un esfuerzo en este trabajo por
    valorar las recomendaciones que hacen estos organismos a la
    realidad mexicana.

    En fin, en las líneas que siguen se aspira
    también a contribuir a responder una de las preguntas que
    han sido planteadas para este evento académico, en el
    sentido de poder
    considerar la transformación de la universidad
    mexicana como un proceso
    distinto, independiente de las transformaciones de las
    universidades en muchos otros países o por el contrario,
    obedece a la tendencia integral asociada a los procesos de
    mundialización que se sintetizan en la llamada sociedad
    del conocimiento.

     

    Las tendencias mundiales en la
    educación superior y en la creación del
    conocimiento

    En un lúcido análisis que Daniel
    Schugurensky (1998) hace de la reestructuración de la
    educación superior en el mundo contemporáneo,
    subraya que la repercusión de los actuales procesos de
    globalización de la economía, la
    disminución del Estado
    benefactor y la mercantilización de la cultura en las
    instituciones
    universitarias, se refleja en nuevos discursos y
    prácticas que hacen hincapié en el valor del
    dinero, la
    mayor oferta de
    opciones, el análisis costo-beneficio,
    el saneamiento administrativo, la distribución de recursos, los
    costos unitarios,
    los indicadores de
    desempeño y la selectividad. La
    inamovilidad de los puestos académicos está siendo
    atacada y las disciplinas tienen que probar su valor mediante su
    contribución a la economía. La crisis
    fiscal del
    Estado y sus resultantes recortes presupuestales han generado una
    gran confianza en las estrategias de
    ahorro o
    reducción de costos y en las fuentes
    privadas de ingresos. Esto ha
    provocado, entre otras cosas, la desregulación en las
    condiciones de trabajo, restricciones en la matrícula,
    crecimiento de instituciones privadas, actividades empresariales
    del profesorado, ligas con el sector de negocios y
    aumento o introducción de cuotas en los
    usuarios(1).

    A su vez, estos procesos afectan a muchos otros, como en
    una reacción en cadena. Los cambios en el origen de los
    ingresos universitarios (por ejemplo, altas colegiaturas y
    más servicios a la
    industria),
    pueden tener serias implicaciones para el acceso y la
    autonomía. Asimismo, las limitaciones en el acceso pueden
    provocar una reducción en la diversidad social o
    étnica de los estudiantes y la proliferación de
    instituciones de segunda clase,
    generándose dos, tres o más niveles de calidad dentro
    del sistema.
    Además, una reducción en la autonomía
    institucional podría repercutir significativamente en el
    gobierno
    universitario, el curriculum y
    las prioridades en la investigación. Para Schugurensky, la
    mayoría de estos cambios son expresiones de la gran
    influencia del mercado y
    el Estado en
    los asuntos universitarios. Se asiste, en términos
    generales y en el largo plazo, a una reestructuración de
    los sistemas de educación superior. Lo que más
    sorprende, sin embargo, no es sólo su alcance sino la
    similitud de las transformaciones, a pesar de las condiciones
    históricas específicas. En un número muy
    considerable de países se puede observar que los planes
    gubernamentales, las reformas constitucionales, las actas
    legislativas, las regulaciones y las recomendaciones están
    impulsando el acercamiento de las universidades a las demandas
    del Estado y del mercado.

    En lo que corresponde al contexto latinoamericano,
    Simón Schwartzman (1999) examina una serie de tendencias
    globales que habrán de conformar el desarrollo futuro de
    la educación superior. Señala, en primer
    término, al movimiento por
    la universalización de la educación superior. Esta
    tendencia se contrapone a las serias dificultades que en la
    actualidad exhibe la mayoría de los gobiernos de América
    Latina para seguir respondiendo de manera satisfactoria a las
    demandas por brindar mayor acceso a la educación
    terciaria. Asimismo, las instituciones de educación
    superior se hallan bajo importantes presiones para que sean
    más productivas, en cantidad y calidad, disponiendo de los
    mismos recursos o, incluso, con menos. Por otro lado, las
    instituciones en cuestión también se están
    viendo forzadas a realizar reformas institucionales que incluyan
    mayor transparencia en su funcionamiento y sus resultados. Esto
    implica la realización de evaluaciones, el establecimiento
    de sistemas de clasificación de instituciones y la
    creación de organismos de acreditación a la manera
    de los que existen en Europa y los
    Estados
    Unidos. Estas nuevas adecuaciones están cuestionando
    una de las tradiciones institucionales más celosamente
    resguardadas por las instituciones universitarias: la
    autonomía académica.

    Asimismo, los viejos esquemas de administración y gestión
    institucional tendrán que ser remplazados o combinados por
    formas administrativas completamente diferentes a las actuales,
    tanto en estructura
    como en estilo. El cambio
    más sorprendente, sin embargo, tiene que ver con los
    contenidos. La gran pregunta en este sentido es cómo
    ofrecer a los estudiantes contenidos significativos y
    oportunidades de trabajo dentro de los inequitativos sistemas de
    educación superior latinoamericanos. Schwartzman considera
    que de estas tendencias habrá de surgir un nuevo ambiente
    institucional para la educación superior de la
    región.

    De ese modo, algunos países e instituciones
    responderán mejor que otros a los cambios que se avecinan.
    Las que tengan éxito
    lograrán tener un mayor y mejor acceso a la información, comunicación, asistencia técnica y a
    los intercambios en una verdadera escala global.

    Complementando el análisis anterior, José
    Joaquín Brunner (1999) ha señalado que en la
    actualidad las presiones para reformar las instituciones de
    educación superior latinoamericanas, a diferencia del
    pasado, provienen más del "exterior" que del "interior" de
    las instituciones. Brunner ha identificado tres grandes problemas
    que requieren ser superados para estar en condiciones de
    responder a los desafíos que se les presentan a las
    universidades de la región. En primer término
    está el tema del financiamiento
    estatal, el cual ha resultado ser insuficiente en casi todas las
    instituciones universitarias de carácter público. Esto es así
    principalmente porque la mayor parte del presupuesto se
    dedica al pago de salarios del
    personal
    académico y administrativo.

    Brunner plantea que para superar este primer gran
    problema, los nuevos modelos de
    financiamiento deberán incluir como eje rector la
    posibilidad de que las universidades puedan diversificar sus
    fuentes de ingresos a fin de dejar de depender exclusivamente del
    subsidio estatal. Asimismo, por parte del gobierno, los nuevos
    esquemas deberán contener formas distintas de
    asignación de recursos, tales como fondos competitivos,
    mecanismos de asignación asociados al desempeño
    institucional y recursos asignados en función de
    contratos a
    mediano plazo que se entregan a las universidades a medida que
    cumplen con ciertas metas convenidas con el gobierno, entre
    otras.

    En cuanto al segundo gran problema, la gestión
    universitaria, Brunner subraya que las universidades de mayor
    tamaño en América
    Latina presentan enormes deficiencias en ese rubro. Considera que
    la discusión a fondo de este tema ha sido evadida por su
    carácter políticamente polémico. Desde su
    perspectiva, las actuales formas del gobierno universitario no
    son las más adecuadas para generar lo que denomina
    "liderazgo de
    cambio" dentro de las instituciones. La falta de tal liderazgo
    provoca, según él, formas de "gobierno
    débil".

    La competencia
    global constituye el tercer gran núcleo
    problemático identificado por Brunner. En este sentido,
    argumenta que la universidad latinoamericana deberá
    enfrentar dicho desafío no sólo en el nivel
    interno, sino que a su vez, deberá hacerlo dentro de un
    mundo donde la competencia de formación también
    está globalizada. De tal manera que la competencia ya no
    va a ser entre las instituciones universitarias de una
    región o de un país, sino que va a ser, cada vez
    más, una "competencia global".

    Es conveniente no dejar de lado que otro de los
    más grandes retos que enfrentan las universidades en
    nuestros días es encontrar las formas y los mecanismos
    para adaptar sus funciones a los
    nuevos modos de
    producción y difusión del conocimiento(2). Tal
    como se mencionó en líneas anteriores, la
    universidad ha sido gradualmente desplazada de su papel
    monopólico en la producción de conocimientos de alto nivel,
    al proliferar el número de establecimientos
    gubernamentales y privados en los que se realiza
    investigación y desarrollo (I+D). Una de las expresiones
    más evidente de los cambios ocurridos en los años
    recientes en el rubro antes indicado tiene que ver con la
    eclosión de áreas especializadas o núcleos
    temáticos, de las cuales se han identificado alrededor de
    37 mil. La participación de la investigación
    latinoamericana en esas áreas o núcleos se
    encuentra muy rezagada, alcanzando apenas un 17 por
    ciento(3).

    Importa destacar para los fines de este trabajo, que el
    papel de las fundaciones internacionales y las instituciones
    financieras en la política de la
    educación superior es también un elemento muy
    importante para entender la dirección que están siguiendo los
    sistemas universitarios, particularmente en los países en
    desarrollo. Tales organismos tienen un gran poder de
    coerción sobre las naciones que requieren de
    financiamiento, y, dicho poder se ejerce no sólo mediante
    condicionamientos en el acceso al crédito
    (políticas de ajuste estructural basadas en
    recortes presupuestales y reformas favorables al mercado), sino
    también a través del establecimiento de agendas de
    investigación, recolección, interpretación de datos, talleres y
    conferencias, recomendaciones y consultorías,
    etcétera (Schugurensky, 1998). Se ha denominado a esta
    red "el complejo
    intelectual y financiero de la ayuda externa" y está
    compuesto por instituciones financieras internacionales como el
    BID y, sobre todo por el BM, que han contado con los medios para
    concentrar investigación, recursos financieros y
    formulación de políticas bajo el mismo
    techo(4).

    Es pertinente apuntar que, pese a que los grupos
    empresariales, los organismos donantes y los acreedores se han
    convertido en potencias hegemónicas que influyen en la
    política educativa; que los bloques regionales
    económicos se consolidan rápidamente y que las
    comunidades epistémicas se han vuelto más
    homogéneas, las medidas de reestructuración no
    están siendo aplicadas en forma consistente en cada
    país. Aunque la mayoría de los sistemas de
    educación superior se mueven en una dirección muy
    semejante, la transición está llena de
    adaptaciones, rechazos parciales y conflictos.
    Las características de cada formación nacional, con
    su propia historia, conflictos y
    tradiciones educativas, hacen que se negocien constantemente, o
    se resistan a llevar a cabo las recomendaciones de
    política provenientes de los centros de decisión.
    Además, los procesos de reestructuración
    también están sujetos a las características
    particulares de cada institución (Schugurensky, 1998).
    Conviene tener presente la existencia de estas mediaciones para
    evitar simplismos maniqueos para explicar la influencia de los
    organismos internacionales y reducir la persistencia de las
    teorías
    conspiracionistas en el análisis comparado de la
    educación superior.

    La siguiente sección de este trabajo ofrece un
    panorama general de las propuestas de los organismos
    multilaterales acerca de los problemas de la educación
    superior que han sido señalados hasta aquí para el
    ámbito latinoamericano. Asimismo, conviene tener en mente
    la naturaleza y
    los alcances de las propuestas de política que los
    organismos mencionados promueven en los distintos países,
    sobre todo en los que, como México, forman parte de los
    llamados países en desarrollo.

     

    Las propuestas de la UNESCO para una
    política de la educación superior

    La educación constituye para la UNESCO su
    principal actividad, y las prioridades de la
    organización en este sentido son lograr la
    educación básica para todos adaptada a las
    necesidades del mundo actual, así como el pleno desarrollo
    de la educación superior. El Documento para el Cambio y el
    Desarrollo de la Educación Superior, publicado en 1995,
    reconoce que pese al desarrollo sin precedentes y la creciente
    conciencia de su
    papel vital para el desarrollo
    económico y social, la educación superior se
    encuentra en un estado de crisis en casi todos los países
    del mundo. Ello es así dado que si bien la
    matrícula ha crecido significativamente, la capacidad de
    financiamiento público continúa disminuyendo.
    Asimismo, la brecha entre los países en desarrollo y los
    altamente industrializados con respecto al aprendizaje de
    nivel superior y la investigación, ya de por sí
    enorme, se ha ensanchado todavía más. Esta crisis
    implica, de acuerdo con el documento en cuestión, la
    necesidad de repensar el papel y la misión de
    la educación superior, así como identificar nuevos
    enfoques y establecer nuevas prioridades para su desarrollo
    futuro. Los complejos desafíos que enfrenta la
    educación de nivel universitario en la actualidad reclaman
    la participación de numerosos actores, así como una
    mayor diversidad de perspectivas y enfoques. Se considera, en
    consecuencia, que el desarrollo de la educación superior
    constituye un importante instrumento para poder alcanzar niveles
    aceptables de desarrollo
    humano sustentable.

    El documento en cuestión identifica tres
    principales tendencias comunes a los sistemas y las instituciones
    de educación superior en el nivel mundial: 1)
    expansión cuantitativa, la cual se ha
    acompañado, sin embargo, de continuas desigualdades en el
    acceso, tanto entre los países como entre regiones dentro
    de los mismos países; 2) diversificación de
    las estructuras
    institucionales, programas y
    formas de estudio; y 3) restricciones financieras
    producidas por el ajuste estructural y las políticas de
    estabilización en muchos países en desarrollo. Para
    la UNESCO el ensanchamiento de la brecha que separa al mundo en
    desarrollo del industrializado, en términos de las
    condiciones de la educación de nivel universitario y la
    investigación, es un motivo de constante
    preocupación.

    La UNESCO recomienda que las respuestas de la
    educación superior a los continuos cambios de hoy
    deberán estar guiadas por tres principios
    rectores: relevancia, calidad e
    internacionalización
    . La relevancia se refiere al
    papel y el sitio que ocupa la educación superior en la
    sociedad, sus funciones con respecto a la docencia, la
    investigación y los servicios que de ellas resulten,
    así como en términos de sus vínculos con el
    mundo del trabajo en un sentido amplio, las relaciones con el
    Estado y el financiamiento público, y las interacciones
    con los demás niveles y formas del sistema
    educativo. Una de las mayores restricciones del proceso de
    cambio y desarrollo de la educación universitaria la
    constituye el limitado financiamiento público. En este
    sentido, se subraya la necesidad que tienen las instituciones de
    educación superior de hacer un uso más eficiente de
    sus recursos
    humanos y materiales,
    aceptando la rendición de cuentas a la
    sociedad.

    Siguiendo con la tendencia prevaleciente en muchos
    organismos internacionales, se insiste también en la
    necesidad de una búsqueda de fuentes alternas de
    financiamiento. Se advierte, sin embargo, del riesgo de una
    política que aleje al Estado de su función de
    financiar a las instituciones públicas de enseñanza superior, al presionarlas
    excesivamente por hallar fuentes complementarias de ingresos, la
    recuperación de costos y una interpretación
    estrecha por lograr la autosuficiencia institucional.

    En cuanto a la calidad, se considera que su
    fortalecimiento y evaluación
    requieren de la participación activa del personal docente
    y de investigación. También la calidad de los
    estudiantes es motivo de preocupación ante la
    explosión de la matrícula, la
    diversificación de los programas de estudio y los niveles
    actuales de financiamiento. Asimismo, la calidad de la
    infraestructura académica y administrativa es crucial para
    el adecuado cumplimiento de las labores docentes, de
    investigación y de servicios, al igual que para el
    fortalecimiento de la cultura
    institucional. En lo referente a la evaluación de la
    calidad, se recomienda que ésta no se haga sólo con
    criterios financieros e indicadores meramente cuantitativos, sino
    tomando en cuenta los principios de libertad
    académica y autonomía institucional.

    Finalmente, el principio de la
    internacionalización es muy importante, pues se considera
    que el aumento en los intercambios entre universidades de
    distintos países ha de redundar en un mayor entendimiento
    entre las culturas y también en una mayor difusión
    del conocimiento. Del mismo modo, los mecanismos de
    cooperación constituyen un elemento de la mayor
    importancia para el fortalecimiento institucional de muchas
    universidades de los países con menores niveles de
    desarrollo.

    El otro documento más reciente de la UNESCO
    (1998) La Educación Superior en el Siglo XXI:
    Visión y Acción,
    fue adoptado por la Conferencia
    Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI,
    celebrada en París a finales de 1998. Para su
    elaboración se tomaron como base los documentos y
    declaraciones de una serie de conferencias regionales celebradas
    en diversas partes del mundo entre 1996 y 1998. Cabe mencionar
    que en este documento se han retomado, en forma más
    ampliada y reflexiva, algunos de las consideraciones y principios
    adelantados en el documento de políticas para el cambio y
    el desarrollo publicado en 1995. Así, el análisis
    de la pertinencia, calidad, administración y financiamiento y
    cooperación abarca los distintos capítulos
    del documento.

    Se establece desde el principio que el punto de arranque
    para repensar la educación superior en el mundo actual es
    definir como su misión fundamental el estar en contacto
    con las necesidades de la sociedad a fin de contribuir a crear un
    desarrollo humano sustentable y una cultura de paz. Ello
    constituye el cimiento de la pertinencia de las actividades
    educativas, de investigación, asesoramiento y servicio a la
    comunidad. Es
    asimismo, lo que requiere una administración de calidad y
    lo que orienta su política de
    cooperación.

    La primera parte del documento contiene el examen de una
    serie de paradojas y desafíos que plantea una sociedad en
    transformación. Entre dichas paradojas se destaca la que
    tiene que ver con la coexistencia, por una parte, de un fuerte
    movimiento de mundialización de la economía debida
    a la formación de grandes empresas
    multinacionales y, por la otra, de una proliferación de
    pequeñas y medianas empresas, incluyendo también la
    economía informal en muchas naciones. Otra paradoja,
    relacionada con los fenómenos demográficos,
    consiste en un altísimo crecimiento poblacional en los
    países en desarrollo, con la consecuente demanda
    creciente de educación. En contraste, muchos países
    desarrollados presentan índices de crecimiento
    demográfico muy bajos, aunados a un envejecimiento de la
    población. En estos países
    industrializados la escolarización se prolonga cada vez
    más y la incorporación a la vida productiva se
    realiza a edades crecientemente tardías.

    Otro conjunto de paradojas está relacionado con
    las actuales transformaciones de la educación superior.
    Entre ellas puede mencionarse el hecho que, pese a las
    inseguridades en el empleo, existe
    una masificación progresiva de la enseñanza
    superior y, al mismo tiempo, una
    reducción relativa de los recursos económicos,
    materiales y humanos, que se le asignan. También se
    observa que en lugar de que la masificación permita un
    acceso más equitativo, en muchos casos se intensifican los
    mecanismos de exclusión. Otra paradoja es la que se deriva
    del hecho de que existe, por un lado, una gran necesidad de
    elevar el nivel educativo para aumentar el grado de desarrollo de
    un país, y por el otro, se presenta un aumento en los
    índices de desempleo de los
    titulados en la educación superior.

    La pertinencia de la educación superior,
    analizada en otro capítulo del documento, se considera
    como función de su cometido y lugar en la sociedad, de sus
    funciones con relación a la enseñanza, la
    investigación y los servicios, así como de sus
    nexos con el mundo del trabajo, con el Estado y el financiamiento
    público, además de sus interacciones con otros
    niveles y formas de educación. La calidad es considerada
    como una noción pluridimensional, aunque se la puede
    definir como el ajustarse al logro de los objetivos que
    la institución ha fijado de antemano. Se aclara
    también que el concepto de
    calidad no se refiere exclusivamente a los productos,
    sino también a los procesos efectuados por el sistema, el
    cual funciona como un todo coherente para garantizar la
    pertinencia social. De este modo, se subraya, en primer lugar,
    que la calidad de la educación superior depende de la
    calidad de loa elementos del sistema: personal académico,
    programas, estudiantes, así como de la infraestructura y
    los entornos interno y externo. La calidad también depende
    estrechamente de una evaluación y de una regulación
    de carácter sistémico. Lo anterior supone la
    existencia de una cultura de la evaluación, de la
    regulación y de la autonomía, la responsabilidad y la rendición de
    cuentas.

    Desde el punto de vista administrativo el documento
    considera a las instituciones de educación superior como
    sistemas globales compuestos en su interior por subsistemas en
    interacción y con múltiples
    interacciones con su entorno social. Si bien todos los entornos
    ejercen presiones diversas, es cierto también que las
    instituciones influyen, a su vez, sobre ellos principalmente a
    través de lo que se denomina como renta o beneficio
    educativo. En lo que concierne al financiamiento se parte, en
    primer término, del reconocimiento de un muy significativo
    aumento de la matrícula en el ámbito mundial, una
    demanda en todos los niveles educativos en todas las regiones del
    planeta, un acceso cada vez mayor de las mujeres, pero
    también desequilibrios entre las regiones y los sexos.
    Junto a estas fuertes demandas debidas a la masificación,
    existe al mismo tiempo una demanda cada vez mayor de servicios de
    calidad. El documento de la UNESCO señala que en las
    reuniones preparatorias a la reunión de París, se
    hizo hincapié en que los gobiernos deben seguir
    garantizando el cumplimiento del derecho a la educación
    superior, en el sentido de asumir la responsabilidad de su
    financiamiento en el marco de las condiciones y exigencias
    propias de cada sistema educativo. Este llamado se hace
    más imperativo cuando a escala mundial se ha observado una
    disminución de las inversiones
    públicas en el nivel superior de la educación. No
    obstante lo anterior, se insiste también en que las
    instituciones deben actuar más eficaz y eficientemente en
    la
    administración de los recursos puestos a su
    disposición y también den prueba de gran
    imaginación para generar los recursos complementarios
    indispensables.

    Finalmente, se subraya que la educación superior
    no podrá hacer frente a los desafíos que le plantea
    la realidad actual sin una nueva elaboración de las
    políticas de cooperación. Dicha política
    deberá permitir enfrentar con éxito las
    consecuencias de la regionalización y la
    mundialización, sobre todo sus efectos más
    perversos como la polarización, la marginalización
    y la fragmentación, las cuales frenan el desarrollo
    sustentable y la cultura de paz. De modo primordial
    también, la cooperación interuniversitaria debe
    basarse en la solidaridad para
    contribuir a reducir la brecha entre los países ricos y
    pobres en la esfera vital de la creación y
    aplicación del saber.

    Antes de pasar a la revisión de los documentos
    del Banco Mundial, conviene resaltar que los análisis y
    propuestas de la UNESCO representan la culminación de
    largos y elaborados procesos de construcción de consensos en los que
    participan grupos de expertos de muchos países afiliados a
    dicha organización. Habría que apuntar desde ahora,
    aunque ello requiera de posteriores elaboraciones, la
    repercusión que habrá de tener –para bien o
    para mal– la creciente colaboración de la UNESCO y el
    Banco Mundial, pertenecientes ambos al sistema de las Naciones
    Unidas. Uno es de carácter técnico o especializado
    y el otro es de tipo financiero. Hasta hoy, el BM había
    ido desplazando a la UNESCO, al igual que a otras agencias
    especializadas, en el diseño
    de políticas (Jallade, Lee y Samoff, 1994). Pero en 1998,
    el BM tuvo una participación destacada en los trabajos de
    la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior y, a su
    vez, como se mencionará más adelante, la UNESCO
    co-patrocinó el más reciente documento del BM sobre
    la educación superior en los países en desarrollo.
    Aunque, a fin de cuentas, puede tratarse de una
    consolidación del proceso que Schugurensky denomina como
    "convergencia", en el cual diversos organizaciones
    multilaterales coinciden en sus criterios para reestructurar la
    educación superior en una dirección que parece ir a
    tono con las necesidades del mercado y el Estado.

     

    La posición
    del Banco Mundial ante el desarrollo de la educación
    superior

    La propuesta del BM contenida en La Educación
    Superior: Las Lecciones Derivadas de la
    Experiencia y publicada en 1995, examina las principales
    dimensiones de la crisis de la educación superior en los
    llamados países en desarrollo y evalúa las
    perspectivas de lo que se considera como una reforma exitosa en
    dichos sector. El documento en cuestión reúne los
    resultados de un gran número de informes
    temáticos y estudios de caso en el terreno de la
    educación de tercer nivel. Desde el punto de vista del BM,
    los países en desarrollo pueden alcanzar las metas de
    mayor eficiencia,
    calidad y equidad en la
    educación superior mediante cuatro orientaciones clave
    para la reforma:

    • La promoción de una mayor
      diferenciación de las instituciones, incluyendo el
      desarrollo de establecimientos privados;
    • El otorgamiento de incentivos a
      las instituciones públicas para que diversifiquen sus
      fuentes de
      financiamiento, lo cual incluye el establecimiento de
      aranceles y
      cuotas;
    • La redefinición del papel del gobierno en el
      desarrollo de la educación pública; y
    • La introducción de políticas
      explícitamente diseñadas para dar mayor prioridad
      a los objetivos de aumentar la calidad y la
      equidad.

    Asimismo, se subraya en este documento que, si bien las
    inversiones en la educación superior son importantes para
    el desarrollo económico, presentan menores tasas de
    retorno social que aquellas hechas en la educación
    primaria y secundaria. Se argumenta, además, que las
    inversiones en educación básica tienen un impacto
    mayor en la reducción de la pobreza,
    puesto que tienden a mejorar la igualdad en
    los ingresos económicos de la población más
    desfavorecida(5). De acuerdo con el BM, los préstamos que
    realiza para el desarrollo de la educación superior tienen
    el objetivo de apoyar los esfuerzos de las naciones para alentar
    una política de reforma que permita a dicho sector operar
    de una manera más eficiente y con un menor costo para el
    erario público. Del mismo modo, el BM pretende apoyar las
    reformas a las políticas financieras y administrativas que
    sean esenciales para el establecimiento de sistemas más
    equitativos, eficientes y de mayor calidad.

    Algunos de los argumentos antes mencionados han sido
    replanteados en un documento más reciente del BM, titulado
    Higher Education in Developing Countries: Peril and Promise.
    Conviene destacar el hecho de que su elaboración fue
    encargada a un grupo de
    expertos (task force) de 13 países, los cuales no
    forman parte del staff regular del Banco. Asimismo, tal
    como se mencionó anteriormente, la UNESCO participó
    como copatrocinador de la publicación. Con base en
    investigación, intensas discusiones y testimonios
    realizados durante dos años, el grupo de expertos
    llegó al conclusión de que sin más y mejor
    educación superior, será cada vez más
    difícil que los países en desarrollo alcancen los
    beneficios de la economía global basada en el
    conocimiento. La población de dichos países
    constituye el 80 por ciento del total mundial.

    El riesgo y la promesa, que dan título al
    documento, se derivan del hecho que desde la década de los
    ochenta, un número importante de gobiernos y
    organizaciones donadoras internacionales le han dado a la
    educación superior una baja prioridad. Los estrechos y, a
    juicio del grupo de expertos, equivocados análisis
    económicos han contribuido a la visión de que la
    inversión pública en las
    universidades y otras instituciones de enseñanza superior
    proporcionan bajas tasas de retorno comparadas con la
    inversión en educación primaria y secundaria,
    así como que la educación superior incrementa la
    iniquidad en los ingresos. Como resultado de lo anterior, los
    sistemas de educación superior en los países en
    desarrollo se hallan bajo grandes presiones. Durante mucho tiempo
    han recibido bajos presupuestos,
    aunque enfrentan actualmente una demanda creciente –casi la
    mitad de los estudiantes de este nivel viven en esos
    países. Con frecuencia el profesorado no está bien
    capacitado, tiene baja motivación
    y muy bajo reconocimiento social. Los estudiantes reciben una
    enseñanza deficiente y el curriculum no se desarrolla de
    un modo adecuado. Entre tanto, los países industrializados
    aumentan constantemente las apuestas. Muchos países en
    desarrollo tendrán que trabajar mucho más duro
    sólo para mantener su posición actual, no se diga
    para alcanzar a los desarrollados. Aunque hay notables
    excepciones, en la mayor parte del mundo en desarrollo, el
    potencial de la educación superior para promover el
    desarrollo se está realizando sólo
    marginalmente.

    El grupo de expertos que elaboró este documento
    cree firmemente que una acción urgente para expandir la
    cantidad y mejorar la calidad de la educación superior
    debe ser una de las prioridades más altas en el desarrollo
    de un país. En consecuencia, señalan la necesidad
    de tomar acciones en
    cuatro grandes áreas. La primera de ellas es el
    financiamiento, en donde se sugiere un modelo mixto
    para maximizar las contribuciones del sector privado, los
    individuos e instituciones filantrópicas y los
    estudiantes. Se exhorta a contar también con mecanismos de
    financiamiento público más consistentes y
    productivos. La segunda área de acción tiene que
    ver con un uso más efectivo de los recursos (capital
    físico y humano), incluyendo el acceso urgente a las
    nuevas
    tecnologías necesarias para conectar a los
    países en desarrollo con las principales corrientes
    intelectuales
    en el nivel global. El gobierno de las instituciones
    universitarias es la tercera área de acción. Para
    ello se proponen una serie de principios de buen gobierno y se
    discuten las herramientas
    para promover su puesta en marcha; se postula que una mejor
    administración conducirá a un despliegue más
    efectivo de los recursos. La cuarta área de acción
    se relaciona con el desarrollo curricular, especialmente en dos
    campos contrapuestos: ciencia y
    tecnología y educación general. El grupo de
    expertos considera que en la economía del conocimiento,
    los especialistas y los generalistas ampliamente educados
    estarán en gran demanda, y se requerirá que sean
    formados con mayor flexibilidad para que continuar aprendiendo
    conforme se desarrolla su entorno.

    Entre las nuevas realidades que contiene el documento,
    vale la pena destacar que el cambio demográfico, el
    aumento en los ingresos, la urbanización y la creciente
    importancia del conocimiento y las habilidades, se han combinado
    para asegurar que en la mayor parte de las naciones en
    desarrollo, la educación superior haya dejado de ser
    una empresa
    cultural sólo para la élite. Sin embargo, la
    expansión, tanto pública como privada ha sido
    desenfrenada, sin planeación
    y con frecuencia, caótica. Lo anterior ha dado como
    resultado un deterioro en la calidad y una continua iniquidad
    entre regiones y países, así como un aumento en la
    oferta de educación superior con fines de lucro. Asimismo,
    la tarea más formidable que los países en
    desarrollo están enfrentando es expandir sus sistemas de
    educación superior y mejorar su calidad en medio de
    continuas restricciones presupuestales. En su crítica
    a los análisis basados en las tasas de retorno, tan
    apreciados por muchos economistas del BM, el grupo de expertos
    considera que los argumentos económicos tradicionales se
    basan en una comprensión limitada de la
    contribución de las instituciones de educación
    superior. Señalan que los estudios basados en las tasas de
    retorno valoran a los individuos educados sólo mediante
    sus mayores ingresos y sus crecientes contribuciones impositivas
    a la sociedad, pero pierden de vista, por ejemplo, el impacto de
    dichos individuos en las esferas políticas y sociales,
    así como el impacto de la investigación
    universitaria sobre la sociedad. El grupo en cuestión
    también refuta el argumento de que la inversión
    pública en educación superior es socialmente
    inequitativa. Consideran, por el contrario, que un estrato
    educado y con habilidades resulta indispensable para el
    desarrollo socioeconómico de una sociedad moderna,
    proporcionando beneficios a la sociedad en general y no solamente
    a aquéllos que están siendo educados.

    Asimismo, la educación superior ha actuado como
    un poderoso mecanismo para la movilidad social ascendente en
    muchos países, permitiendo a quienes cuentan con talento
    prosperar, independientemente de su origen social. Se subraya,
    por último, qu la ampliación del acceso a la
    enseñanza superior debe incluir la ayuda a grupos en
    desventaja para superar los problemas endémicos que los
    excluyen del sistema. Un punto muy importante de este documento
    se refiere al papel del Estado, el cual debe asegurar que el
    sistema de educación superior esté al servicio del
    interés
    público, que proporcione al menos aquellos elementos de la
    enseñanza superior que no pudieran ser aportados por el
    mercado, que promueva la equidad y que apoye aquellas
    áreas de la investigación básica que sean
    importantes para las necesidades del país. Se
    señala que la precisión del papel que debe jugar el
    gobierno en la educación superior continúa siendo
    materia de
    extenso debate. Las
    posiciones varían desde el control estatal
    extremo hasta la falta total de control (laissez-faire).
    Finalmente, el grupo de expertos considera que el fortalecimiento
    de la educación superior es una forma racional y factible
    que tienen muchos países para mitigar o evitar el
    creciente deterioro de sus ingresos al poder colocarse en una
    trayectoria de mayor desarrollo. Asimismo, la educación
    superior no puede desarrollarse a expensas de otras iniciativas
    de política en las diversas esferas de la estructura
    social y política de un país.

    Como ha podido apreciarse, los dos documentos del BM
    presentados aquí parecen tener posiciones diametralmente
    opuestas. El primero (BM, 1995), pugna por reducir la importancia
    de la educación superior en el gasto
    público educativo, dándole mayor prioridad a
    los niveles básicos. Asimismo, promueve una mayor
    participación del sector privado en su crecimiento. Se
    procura también el establecimiento de mecanismos que
    aseguren la equidad en el acceso y la eficiencia en el manejo de
    los recursos financieros, así como el énfasis en
    aumentar la calidad de la enseñanza. Todo ello se expresa
    en un marcado tono economicista.

    Por el otro lado, el documento publicado en el 2000,
    ofrece un panorama muy diferente, en el que se destaca la
    importancia de la educación superior para el desarrollo
    económico y social de las naciones en desarrollo. Se
    subraya, en consecuencia, la urgencia de emprender acciones que
    permitan un mayor acceso, pero que, al mismo tiempo, aseguren un
    mejoramiento de la calidad. También se pone énfasis
    en la necesidad de contar con mayores recursos y usarlos de un
    modo más eficiente y transparente. Para ello se demanda
    una participación más consistente del Estado,
    aunque se insiste en la importancia de que otros sectores de la
    sociedad también lo hagan. Conviene destacar, como ya se
    ha señalado anteriormente, la crítica de los
    autores del documento a los tradicionales análisis del BM
    basados en el examen de las tasas de retorno. Se hace el
    señalamiento, en este sentido, que dicho análisis
    deja de lado los grandes beneficios que la educación
    superior aporta a la sociedad en su conjunto. Por último
    es muy plausible la importancia que se le da al logro de mayores
    niveles en la enseñanza
    universitaria por parte de los países en desarrollo,
    sobre todo ante los retos que les impone una época en la
    que el acceso al conocimiento se ha vuelto más
    crítico que nunca. Queda por ver, sin embargo, si esta
    nueva posición del BM con respecto a la educación
    superior es el inicio de una revaloración de su
    importancia social y económica, o si sólo se trata
    de una golondrina, que como dice el refrán, no hace un
    verano.

     

    La
    estrategia del
    BID para reformar la educación superior en América
    Latina y el Caribe

    El documento titulado, Higher Education in Latin America
    and the Caribbean: Strategy Paper, presenta la posición
    del BID acerca de la enseñanza superior en la
    región, así como la estrategia para promover su
    mejoramiento(6). También se intenta dar una
    valoración exacta de la misma y sus implicaciones en
    materia de política. Se pretende, asimismo, tomar en
    cuenta lo que hay más allá de las universidades y
    las tareas sociales con las que se les asocia. Uno de los
    argumentos centrales del documento es que el desempeño de
    la educación superior en América Latina y el Caribe
    varía sustancialmente entre los diferentes países y
    sectores, así como entre instituciones y unidades internas
    de las propias instituciones. Dicha variabilidad se debe a lo
    diverso de las funciones de los establecimientos
    universitarios.

    Además de destacar la importancia social de la
    educación superior, empezando por lo que significa para la
    vida de mucha gente y además por sus aspectos
    demográficos y económicos, se subraya que nunca
    como ahora ha sido tan grande la necesidad de personas formadas a
    través de la educación avanzada. En ese sentido, se
    afirma que la modernización y la integración de América Latina dentro
    de una economía y sociedad cada vez más
    globalizadas, dependen en un grado muy importante de la
    educación superior. Con base en ello, el BID rechaza la
    visión de que la educación superior sea marginal al
    desarrollo nacional o de que el Estado sea marginado de la
    enseñanza superior. Pero también se opone a la
    perspectiva, un tanto "populista", de que la enseñanza
    superior sólo puede desempeñar bien su papel si se
    expande y fortalece con mayores fondos
    públicos.

    El documento insiste en que el desarrollo de la
    educación superior requiere de una reorientación y
    redistribución de reglas y recursos, proceso que el BID
    está dispuesto a promover mediante el trabajo con
    los "reformistas" de cada país. Luego de enumerar los
    logros y las limitaciones que hasta la fecha ha tenido el
    rendimiento de la enseñanza superior en la región,
    el documento se enfoca al análisis de las que se considera
    como sus funciones principales: liderazgo académico;
    tareas y trabajos profesionales; formación y desarrollo
    técnico; y educación general. Estas cuatro
    funciones se consideran fundamentales para el diagnóstico, la reforma y la estrategia del
    BID. Se reconoce que la tipología tiene un fuerte
    énfasis económico y subraya los proceso de
    enseñanza y aprendizaje. También resulta complicada
    y difícil de aplicar en contextos institucionales en los
    que con frecuencia se puede observar una yuxtaposición de
    funciones.

    En otra parte del documento se revisan tres aspectos
    cruciales de la política para el sector: equidad y
    subsidios públicos; incentivos, financiamiento, y
    gobierno, y mejoramiento de la calidad y el control. Cada uno de
    estos aspectos, a su vez, está enfocado a las cuatro
    funciones mencionadas en el párrafo
    anterior. Por último, se señala que el BID
    apoyará las solicitudes que tengan como meta favorecer
    amplias reformas que razonablemente busquen mejorar la calidad y
    la eficiencia. Otro objetivo es apoyar programas cuyos resultados
    excedan los beneficios que puedan obtener los estudiantes en
    forma individual. También se favorecerán las
    solicitudes que promuevan la igualdad, como por ejemplo, becas a
    estudiantes con necesidades económicas y ayuda a
    instituciones de países y regiones depauperadas. Se
    considera, en consecuencia, que un proyecto
    típico contendría una partida presupuestal para la
    reforma organizacional que sería administrada por las
    autoridades educativas y un fondo competitivo para apoyar las
    iniciativas de instituciones individuales o a programas dentro de
    las instituciones.

    Por lo que ha podido observarse en esta muy apretada
    síntesis de la propuesta del BID, su
    enfoque guarda algunas semejanzas con las del BM, en cuanto a la
    búsqueda de eficiencia y calidad a través de
    reformas en la estructura académica y administrativa de
    las instituciones. Las similitudes también tienen
    relación con la recomendación de establecer
    mecanismos de financiamiento mixto (publico y privado), entre
    otras. El destacado estudioso nicaragüense Carlos Tunnermann
    (1995), coincide con esta apreciación en el sentido que,
    los lineamientos del BM (elevar la importancia de la
    participación privada: redefinir la función del
    gobierno en la enseñanza superior y adoptar
    políticas que den prioridad a los objetivos de la calidad
    desde el plano de la evaluación y la acreditación
    de acuerdo con parámetros internacionales) también
    son válidos en lo general para el BID. Tunnermann subraya,
    además, que "en países como los nuestros pueden
    influenciar la voluntad política de los gobiernos,
    proclives a atender las recomendaciones del Banco para no
    arriesgar el acceso a los préstamos" (Tunnermann, 1995:
    127).

     

    La visión de
    la OCDE acerca de la educación superior
    mexicana

    Para finalizar este trabajo se presenta una
    síntesis del documento de la OCDE dedicado al examen de la
    política de educación superior de México.
    Como se sabe, la OCDE es una organización fundada hace 40
    años y agrupa en la actualidad a 29 países. La
    mayor parte de sus miembros posee un alto nivel de desarrollo
    económico y comparten el compromiso de promover las
    políticas de cooperación y expansión
    económica. México fue admitido en esa
    organización en mayo de 1994, en las postrimerías
    del régimen que aseguró llevar al país al
    primer mundo. La primera evaluación solicitada a la OCDE
    fue el estudio de la política nacional de ciencia y
    tecnología(7). El documento de la OCDE se
    divide en dos grandes apartados. El primero contiene un extenso
    diagnóstico de los sistemas de educación media
    superior y superior elaborado por la SEP. El segundo apartado es
    la valoración de dicho diagnóstico por un equipo de
    expertos de la OCDE, quienes además realizaron una serie
    de entrevistas a
    varias instituciones de educación superior de todo el
    país. De acuerdo con los objetivos de la OCDE los
    exámenes que practica ponen especial énfasis en
    apreciar en qué medida el sistema educativo responde a las
    necesidades de la economía y la sociedad, y en qué
    medida puede contribuir a la consecusión del desarrollo
    económico y el progreso social.

    En la parte del diagnóstico el documento de la
    OCDE pone de relieve el
    carácter sumamente heterogéneo, complejo,
    frágil, poco articulado y rígido del conjunto de
    instituciones de educación media superior y superior. Se
    trata de un sistema que se divide en varios subsistemas
    –universitario, tecnológico normalista–, pero que no
    está integrado entre sí y tampoco permite la
    movilidad horizontal de los estudiantes, con diferentes formas de
    coordinación con las autoridades educativas
    y con distintos regímenes jurídicos, con un
    crecimiento muy significativo del sector privado (varias veces
    más que el público), alta concentración de
    la matrícula en la ciencias
    sociales y administrativas. Además, el peso de las
    formaciones científicas y tecnológicas es modesto
    para el nivel actual de desarrollo económico del
    país.

    Con base en lo anterior, los expertos de la OCDE
    plantearon cinco áreas críticas en las que las
    reformas se hacen manifiestamente necesarias: flexibilidad,
    pertinencia, calidad, personal académico y recursos
    financieros. Para cada una de ellas se hacen recomendaciones que
    van desde objetivos genéricos hasta propuestas muy
    puntuales. De entre éstas resulta interesante resaltar las
    siguientes:

     

    • Incrementar el número de las formaciones
      profesionales y técnicas
      en el nivel medio superior hasta llegar, en un primer momento,
      a la tercera parte de la matrícula total.
    • Prever a mediano plazo un aumento de la
      matrícula del nivel superior, pero a reserva de
      controlarla mediante exámenes de la calidad al ingreso y
      a la salida.
    • Desarrollar prioritariamente los institutos y las
      universidades tecnológicas..
    • Hacer participar a los representantes de los sectores
      económicos y sociales en las diversas instancias de las
      instituciones.
    • Estimular a las instituciones a efectuar trabajos
      para las empresas.
    • Desarrollar en forma significativa el nivel de
      técnico superior.
    • Elaborar referencias nacionales para los
      conocimientos y competencias de
      cada rama, y evaluar en refencia a ellas.
    • Respaldar permanentemente las acciones del Centro
      Nacional para la Evaluación de la Educación
      Superior (CENEVAL).
    • Mantener la política de evaluación de
      las instituciones de educación superior y hacer
      participar en ella a los representantes de los diversos
      sectores económicos.
    • Encarar un aumento de la contribución de los
      estudiantes al costo de sus estudios, simultáneamente
      con el desarrollo de becas.
    • A la larga, revisar la estructura de la SEP, creando
      una subsecretaría para el conjunto de la
      educación media superior y otra para las instituciones
      de educación superior.

     

    Conviene destacar que en este caso existen coincidencias
    y diferencias entre las recomendaciones de la OCDE y algunas
    políticas educativas vigentes, tal como lo hace notar un
    comunicado del Observatorio Ciudadano de la Educación
    (Mayo de 1999). Así, del lado de las diferencias, la mayor
    sin duda la constituye aquella que recomendaba reformar la SEP.
    También hay ciertas recomendaciones cuya aplicación
    resulta muy difícil, como los exámenes nacionales
    por asignatura y vigilar el destino de los egresados y los que
    abandonan el sistema. Por lo que hace a las coincidencias,
    éstas se encuentran, según el Observatorio, en
    programas tales como el PROMEP (Programa para el
    Mejoramiento del Profesorado) y el FOMES (Fondo para la
    Modernización de la Educación Superior),
    considerados instrumentos eficaces para promover la calidad de la
    educación superior mediante la superación del
    personal académico y para evaluar el desempeño
    institucional, respectivamente. Otro caso sería el impulso
    que se ha seguido dando a la creación de las universidades
    tecnológicas en todo el país.

     

    Conclusiones

    Después de haber hecho un recuento de los retos
    que el mundo actual está planteando a la educación
    superior, puede afirmarse razonablemente que la
    transformación de las universidades mexicanas no
    constituye un proceso distinto ni independiente de las
    transformaciones de las instituciones universitarias del resto de
    los países en desarrollo. Puede decirse en consecuencia,
    que los procesos de transformación también obedecen
    a una tendencia integral asociada a los procesos de
    mundialización que se sintetizan en la llamada sociedad
    del conocimiento. Al observar los desafíos de la
    globalización y los temas críticos (crecimiento
    de los sistemas, pertinencia, calidad, financiamiento, gobierno y
    eficiencia, entre otros) analizados por los organismos
    multilaterales en los documentos revisados en este trabajo, puede
    concluirse que existe una coincidencia en muchas de las
    recomendaciones que tales organismos plantean para reestructurar
    la educación superior en una dirección que parece
    estar a tono con las crecientes necesidades del mercado y del
    Estado.

    Sin embargo, conviene no olvidar que el proceso de
    convertir las recomendaciones en políticas concretas pasa
    necesariamente por procesos mediacionales en los que entran en
    juego diversos
    actores a través de resistencias,
    conflictos, negociaciones (públicas o privadas),
    etcétera. En ocasiones las recomendaciones requieren de
    largos periodos para su establecimiento, y en otras, como en el
    caso de algunas de las recomendaciones de la OCDE para
    México, coinciden con las que los gobiernos ya han puesto
    en práctica con antelación. En cualquier caso,
    resulta de la mayor importancia que las instituciones
    universitarias y grupos de la sociedad civil,
    exijan a los negociadores de los acuerdos con los organismos
    antes mencionados, informen puntual y verazmente de los avances.
    Estos ejercicios de transparencia se hacen necesarios cuando se
    tienen situaciones en las que las autoridades gubernamentales
    parecen dar mayor atención a las demandas y recomendaciones
    de las agencias internacionales que a las de sus propios
    ciudadanos.

     

    Armando Alcántara

     

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    Investigación y Desarrollo (I+D) en las Universidades de
    América Latina. Caracas: Fondo Editorial
    FINTEC.

     

    NOTAS

    1.Algunos ejemplos de la creación de
    "universidades emprendedoras" en el contexto europeo puede verse
    en un libro reciente
    de Burton Clark. 1998. Creating Entrepreneurial
    Universities.

    2. El libro de Michael Gibbons y otros. 1996. The New
    Production of Knowledge, es un recuento muy interesante de las
    nuevas formas que ha adquirido la producción
    científica en el mundo contemporáneo.

    3. Un balance reciente de la investigación y el
    desarrollo (I+D) en las universidades latinoamericanas puede
    encontrarse en el libro coordinado por Hebe Vessuri. 1998. La
    Investigación y Desarrollo (I+D) en las Universidades de
    América Latina.

    4. Otras críticas, sólidas e interesantes
    al papel del BM en el diseño de políticas
    educativas pueden encontrarse en Torres, C. A.(1996: 124-125) y
    Coraggio, J. L. (1998).

    5. Hay que señalar que este polémico
    argumento provocó que algunos gobiernos desplazaran a la
    educación superior de las prioridades en el gasto
    público sobre educación. Esta aseveración
    del BM ha sido retomada críticamente en el más
    reciente documento publicado por dicho organismo, tal como se
    verá más adelante en este trabajo.

    6. En la presentación de los objetivos de un
    seminario de rectores y expertos en educación superior
    organizado a fines de 1994 por el BID y la UDUAL, el presidente
    del Banco consideró que el BID ha sido "el Banco de la
    universidad". A lo largo de su historia, ha colaborado con
    más de 100 universidades de la región,
    habiéndoles asignado más de 700 millones de
    dólares de manera directa y otros mil millones en
    contribuciones para ciencia y tecnología (Véase
    Malo y Morley, 1996).

    7. Organización de Cooperación y
    Desarrollo Económicos. 1994. Políticas Nacionales
    de la Ciencia y la Tecnología. París:
    OCDE.

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